Índice de contenidos
1969
Poder y libertad
- Programas
- Pláticas
-
Ponencias
-
Discurso inaugural de la VIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
De la libertad rousseauniana a la «desalienación» marxista y al «desacondicionamiento» marcusista
-
Formación doctrinal
-
Autoridad y libertad en la Iglesia
-
El intento de liberación del hombre por la técnica
-
Información
-
La libertad en la sociedad tradicional cristiana y en la sociedad de masas
-
Acción
-
Familia y libertad
-
Las libertades municipales
-
Neomarxismo y libertad
-
Origen y fundamento del poder
-
Poder y autoridad: concepción tradicional cristiana
-
Enseñanza y educación
-
Planificación y libertad
-
La comarca, soporte de la libertad campesina
-
Libertad y poder en la doctrina social de la Iglesia
-
Derecho, poder y libertad
-
Organización de la Universidad
-
Comercialización en la agricultura. Entre el liberalismo y la tecnocracia
-
Para una armonía social orgánica de libertad y autoridad
-
- Crónicas
Autores
1969
La comarca, soporte de la libertad campesina
LA COMARCA, SOPORTE DE LA LIBERTAD CAMPESINA
l'()R
Josit M.ª GIL MORENO og MoRA.
El proceso centralista es claro destructor del principio de sub
sidiariedad
por el c1:1al cada piso de la Jerarquía debe poseer un
cierto grado de autoridad, decisión y autonomía. En la destruc
ción de las subsidiariedades el Poder Central se arroga toda
Autoridad y toda Decisión, no tolerando la autonomía fuera de
su control como bien descubría Coch referente al Municipio.
Muertas las autonomías de los cuerpos naturales intermedios
éstos acaban
sobr~do y por ende o se suprimen o se convierten
en sucursales del · poder central ( desconcentración pero no des
centralización).
En este proceso dos grandes escalones naturales ya han pe
recido oficialmente en
España: la Comarca y la Región o Reino.
Las antiguas organizaciones cuya destrucción comenzó con
el advenimiento de
Felipe V, el francés importador del abso
lutismo,
agrupa.Iban las parroquias, ,pueblos, villas y lugares en
zonas que como las Veguerías tarraconenses precedían en fa pirá
mide
jerárquica al obispado o principado, que a su vez se integra
ba
en el Reino de Aragón y Cataluña. La pirámide, pues, tenía
más pisos que
el esquema municipio---provincia-estado hoy vigente.
Pero la Ley Natural es tan poderosa que varios organismos
corno
Extensión Agraria y las Confederaciones Hidrográficas han
tenido que
acudir en algún modo al esquema antiguo comarcal
y regional. Económicamente, las Cooperativas y otras asociacio
nes también forman uniones de
tipo comarcal, y fas Cámaras
Agrarias de Andalucía y Extremadura funcionan casi clandesti
namente a nivel de Región.
Prescindiremos
ahora de las regiones o Reinos que tantos
449
'º
Fundaci\363n Speiro
/OSE M? GIL MORENO DE MORA
temores de separatismos levantan en los c.entralismos olvidadi
zos
de que la España del Imperio· fue la España de los Reinos.
Trataremos solamente de la comarca.
Dos aspectos la convierten en defensora sine qua n.011! de la
libertad rural : el agrícola y el municipal.
En el agrícola los problemas de comercialización hoy crecien
tes exigen reunión de cantid'ades de producción superiores a las
de las localidades normales, más una homogeneidad de las calida
des, más una dirección de zonas extensas hacia unas producciones
en función de la demanda.
La comarca es una unidad geográfica natural que dentro de
sus límites suele poseer una homogeneidad de clima y terreno
y por ende de calidades y de posibilidades, una red coherente de
comunicaciones con una base étnica y unas costumbres y modos
de vida homogéneos, lo cual permite una cultura homogénea y
la difusión de nuevos cultivos o técnicas. Y por fin suele existir
en
-la comarca un caudal imposible de valorar de relaciones hu
manas naturales, lazos de sangre
y amistad, contactos comer
ciales
y .políticos que una his,toria común dirige hacia problemas
que tienen similitudes
y metas análogas.
La media de diez a doce pueblos que constituye, por ejem
plo, la de las comarcas tarraconenses sugiere unas asambleas su
ficientemente reducidas donde el diálogo
es mucho más viable
que la asamblea provincial de 188 pueblos que es la de Tarra
gona. Por todo ello, aunque bastante combatidas, empiezan a apun
tar las uniones de cooperativas comarcales, las cámaras agrarias
comarcales
y otros esquemas a este ámbito.
En el aspecto municipal, tan ligado al agrario en la ruralidad,
sucede que las pequeñas y medianas localidades se enfrentan hoy
con problemas de
Se~retario, de servicio de basuras, de ·cami
nos, etc., que exceden la posiJbilidad económica local y que en una
mancomunación a nivel comarcal hallarían fácil solución.
Pero
aquí es tan visible el hecho, que no ,pudiendo pasar inadvertido
a la tecnocracia, ésta adelanta
una solución suya en la que el
remedio será peor que la enfermedad. En efecto, en lugar de po
sibilitar una mancomunidad libre, de libre adhesión, la adminis-
450
Fundaci\363n Speiro
LA GOMAR.CA, SOPOR.TE DE LA LIBER.TAD CAMPESINA
tración está lleVando a cabo una sistemática labor de divulgación
del concepto
de integración por el cual las localidades menores
quedarían adscritas a las mayores según el viejo molde que tan
tos dolores ha producido ya de las Pedanías, en el cual lógica
mente el pez grande no sólo se come al chico, sino que lo asesina
cuando no
puede comérselo. Una integración obligatoria decidida
en lo alto .por decreto, lejos _de inducir a cooperación lo's muni
cipios integrados que desaparecen como tales, los llevan a una
c.arrera de odios y de desiterés hacia los problemas. La integra
ción tiene clásicamente el resultado de acelerar el empobrecimien
to de los pequeños y aumentar el enriquecirrtiento de los grandes.
He aquí cómo la comarca natural que desde el fondo de los
siglos fue defensa
de las libertades campesinas y que fácilmente
podría volver a serlo, se ve amenazada con la integración que
la convertiría en demoledora
de todos los pequeños pueblos, cons
tructora de grandes aglomeraciones, realizando los sueños de
aquel tecnócrata
madrileño que me decía que en 1980 entre Za
ragoza y Barcelona no debían quedar· más de seis pueblos.
Las condiciones para que pudiese volver a su papel la comar
ca
son:
l.ª Libertad de formación de las mancomunidades y asocia
ciones de municipios, cooperativas,
Herm~ndades, etc., según
moldes propios y específicos
de cada comarca.
2:ª Restauración de las libertades municipales, cooperativas,
sindicales, etc., a nivel de localidad.
Lo que nos cabe hacer:
Divulgar estas ideas y conceptos denunciando los peligros de
la integración y
preparar el terreno para que esta idea viejísima
que hoy resulta
tan sorprendentemente nueva pueda ser de ·con
senso popular
y salir al paso en todas las ocasiones contra los
atentados a la comarca cual
lo fue la supresión de los juzgados
reunidos
boy en la capital de provincia.
Difusión de la doctrina de los cuerpos intermedios
y del
principio
de subsidiariedad mediante pequeños grupos con textos
apropiados.
Estudio del proyecto de ley de Maura sobre Municipios.
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Fundaci\363n Speiro
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Josit M.ª GIL MORENO og MoRA.
El proceso centralista es claro destructor del principio de sub
sidiariedad
por el c1:1al cada piso de la Jerarquía debe poseer un
cierto grado de autoridad, decisión y autonomía. En la destruc
ción de las subsidiariedades el Poder Central se arroga toda
Autoridad y toda Decisión, no tolerando la autonomía fuera de
su control como bien descubría Coch referente al Municipio.
Muertas las autonomías de los cuerpos naturales intermedios
éstos acaban
sobr~do y por ende o se suprimen o se convierten
en sucursales del · poder central ( desconcentración pero no des
centralización).
En este proceso dos grandes escalones naturales ya han pe
recido oficialmente en
España: la Comarca y la Región o Reino.
Las antiguas organizaciones cuya destrucción comenzó con
el advenimiento de
Felipe V, el francés importador del abso
lutismo,
agrupa.Iban las parroquias, ,pueblos, villas y lugares en
zonas que como las Veguerías tarraconenses precedían en fa pirá
mide
jerárquica al obispado o principado, que a su vez se integra
ba
en el Reino de Aragón y Cataluña. La pirámide, pues, tenía
más pisos que
el esquema municipio---provincia-estado hoy vigente.
Pero la Ley Natural es tan poderosa que varios organismos
corno
Extensión Agraria y las Confederaciones Hidrográficas han
tenido que
acudir en algún modo al esquema antiguo comarcal
y regional. Económicamente, las Cooperativas y otras asociacio
nes también forman uniones de
tipo comarcal, y fas Cámaras
Agrarias de Andalucía y Extremadura funcionan casi clandesti
namente a nivel de Región.
Prescindiremos
ahora de las regiones o Reinos que tantos
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temores de separatismos levantan en los c.entralismos olvidadi
zos
de que la España del Imperio· fue la España de los Reinos.
Trataremos solamente de la comarca.
Dos aspectos la convierten en defensora sine qua n.011! de la
libertad rural : el agrícola y el municipal.
En el agrícola los problemas de comercialización hoy crecien
tes exigen reunión de cantid'ades de producción superiores a las
de las localidades normales, más una homogeneidad de las calida
des, más una dirección de zonas extensas hacia unas producciones
en función de la demanda.
La comarca es una unidad geográfica natural que dentro de
sus límites suele poseer una homogeneidad de clima y terreno
y por ende de calidades y de posibilidades, una red coherente de
comunicaciones con una base étnica y unas costumbres y modos
de vida homogéneos, lo cual permite una cultura homogénea y
la difusión de nuevos cultivos o técnicas. Y por fin suele existir
en
-la comarca un caudal imposible de valorar de relaciones hu
manas naturales, lazos de sangre
y amistad, contactos comer
ciales
y .políticos que una his,toria común dirige hacia problemas
que tienen similitudes
y metas análogas.
La media de diez a doce pueblos que constituye, por ejem
plo, la de las comarcas tarraconenses sugiere unas asambleas su
ficientemente reducidas donde el diálogo
es mucho más viable
que la asamblea provincial de 188 pueblos que es la de Tarra
gona. Por todo ello, aunque bastante combatidas, empiezan a apun
tar las uniones de cooperativas comarcales, las cámaras agrarias
comarcales
y otros esquemas a este ámbito.
En el aspecto municipal, tan ligado al agrario en la ruralidad,
sucede que las pequeñas y medianas localidades se enfrentan hoy
con problemas de
Se~retario, de servicio de basuras, de ·cami
nos, etc., que exceden la posiJbilidad económica local y que en una
mancomunación a nivel comarcal hallarían fácil solución.
Pero
aquí es tan visible el hecho, que no ,pudiendo pasar inadvertido
a la tecnocracia, ésta adelanta
una solución suya en la que el
remedio será peor que la enfermedad. En efecto, en lugar de po
sibilitar una mancomunidad libre, de libre adhesión, la adminis-
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LA GOMAR.CA, SOPOR.TE DE LA LIBER.TAD CAMPESINA
tración está lleVando a cabo una sistemática labor de divulgación
del concepto
de integración por el cual las localidades menores
quedarían adscritas a las mayores según el viejo molde que tan
tos dolores ha producido ya de las Pedanías, en el cual lógica
mente el pez grande no sólo se come al chico, sino que lo asesina
cuando no
puede comérselo. Una integración obligatoria decidida
en lo alto .por decreto, lejos _de inducir a cooperación lo's muni
cipios integrados que desaparecen como tales, los llevan a una
c.arrera de odios y de desiterés hacia los problemas. La integra
ción tiene clásicamente el resultado de acelerar el empobrecimien
to de los pequeños y aumentar el enriquecirrtiento de los grandes.
He aquí cómo la comarca natural que desde el fondo de los
siglos fue defensa
de las libertades campesinas y que fácilmente
podría volver a serlo, se ve amenazada con la integración que
la convertiría en demoledora
de todos los pequeños pueblos, cons
tructora de grandes aglomeraciones, realizando los sueños de
aquel tecnócrata
madrileño que me decía que en 1980 entre Za
ragoza y Barcelona no debían quedar· más de seis pueblos.
Las condiciones para que pudiese volver a su papel la comar
ca
son:
l.ª Libertad de formación de las mancomunidades y asocia
ciones de municipios, cooperativas,
Herm~ndades, etc., según
moldes propios y específicos
de cada comarca.
2:ª Restauración de las libertades municipales, cooperativas,
sindicales, etc., a nivel de localidad.
Lo que nos cabe hacer:
Divulgar estas ideas y conceptos denunciando los peligros de
la integración y
preparar el terreno para que esta idea viejísima
que hoy resulta
tan sorprendentemente nueva pueda ser de ·con
senso popular
y salir al paso en todas las ocasiones contra los
atentados a la comarca cual
lo fue la supresión de los juzgados
reunidos
boy en la capital de provincia.
Difusión de la doctrina de los cuerpos intermedios
y del
principio
de subsidiariedad mediante pequeños grupos con textos
apropiados.
Estudio del proyecto de ley de Maura sobre Municipios.
451
Fundaci\363n Speiro