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1970

El municipio en la organización de la sociedad

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El municipio y la doctrina de los cuerpos intermedios

EL MUNICIPIO Y LA DOCTRINA DE LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
POR
MICHEL CREUZE'l'.
Con este título "El municipio y la doctrina de los cuerpos in­
termedios", me corresponde recordar los principios que justifican
la vida
de los cuerpos intermedios e indicar qué lugar ocupa el
municipio en el conjunto social.
Tara temible, ya que mi· exposición corre el riesgo de decep­
cionar a ustedes
por dos razones :
-La primera, por el aspecto ingrato de toda evocación doc-:­
trinal. El enunciado de las grandes Verdades ha tenido siempre
algo de seco, de abstracto, de general, y me harían falta la com­
petencia y el talento de los oradores que van a hablar después de

para que el esqueleto principal que voy a descubrir ante us­
tedes se recubra de la carne
y de la substancia viva que aportan
las realizaciones históricas, económicas, sociológicas
y políticas.
La repetición insistente de los grandes principios de la vida
social es siempre decepcionante.
Pero estos principios son tan indispensables como las nerva­
duras, los largueros o los travesaños
en la construcción automo­
vilística o aeronáutica.
Sostienen todo.
No lo son todo, pero sin ellos la finalidad
está enmascarada, omitida u opuesta.
Ahora bien, ¿ acaso no asistimos actualmente a una crisis de
fines, como recordaba
el Cardenal Leger en el Congreso Mun­
dial de !a UNIAPAC, en Montreal?
Si· Ja actividad de los municipios no se sitúa según · el sen­
tido de los
fine$ que· los legitiman, ¿ para- qué sirven los estu!1ios
más científicos? Fuera de su fin normal es fácil transformar un
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MICHEL CREUZBT
cuerpo intermedio natural en instrumento administrativo de opre­
sión de nuestras libertades.
-La segunda razón de decepción o sorpresa podría produ­
cirse por no ser esta evocación para mí más que un punto de
partida.
La inteligencia no se contenta eon contemplar. Todavía no
estamos en el cielo. Su papel consiste también en mover la vo­
luntad.
En el aspecto temporal que nos ocupa, la contemplación, el
estudio, la cultura, no tienen otro fin próximo que el de deter­
minar nuestra actuación, designar los fines que se han de perse­
guir y ordenar los medios que se han de emplear para alcanzarlos.
Sería necesario,
por tanto, que pasáramos bajo las horcas
caudinas de
la realidad de 1970 y viéramos cuáles son las ma­
neras concretas y posibles de actuar que nos proponemos.
Las tres partes de este informe serán:
l. Función de los cuerpos intermedios, papel de los muni-
cipios.
2. Problemas actuales.
3. Contactos para una actuación en el cuadro municipal.
No resultan éstas nada excitantes para espíritus acostumbra­
dos a sabrosas especulaciones o a irtvestigaciones científicas.
Pero
ustedes saben que nosotros no estamos aquí para estos trabajos,
que no ,corresponderían a nuestro propósito.
Y puesto que recae sobre un miembro permanente del Off;ce
ln.ternational el temible honor de la primera exposición, ustedes
le permitirán que emita su voto.
El programa de nuestra reunión prevé forums.
¿No convendría que estos forums, a semejanza de los del
congreso
de Lausanne, fuesen la realización de las líneas de con­
ducta que vamos a
tratar de destacar ?
Lejos de aparecer como nuevas explicaciones de la doctrina
que viniera a añadirse a las de las comunicaciones, ¿ no conven­
dría que, actuando sobre las voluntades, llegaran a ser un con-
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
cierto de esfuerzos, una investigación de las posibilidades de tra­
bajo en tal o cual campo
de la vida municipal?
En una palabra, ¿ no convendría que los amigos de la C. C.
salieran
de_ Poblet no solamente con convicciones reforzadas y
luces nuevas, sino también con caudal de actividades a realizar a
su vuelta?
Si
el muy elemental y modesto trabajo que vamos a presen­
tarles obtuviese este resultado, habríamos alcanzado
el fin per­
seguido.
I. Función de los cuerpos intermedios, papel de los muni­
cipios.
"Y, sin embargo, queda ·en la filosofía social fijo y perma­
nente aquel importantísimo principio que
ni puede ser suprimido
ni alterado; como es ilícito quitar a los particulares lo que con
su propia iniciativa y propia actividad pueden realizar para en­
comendarlo a una comunidad, así también es injusto, y al mismo
tiempo
de grave perjuicio y perturbación para el-recto orden so­
cial, confiar a una sociedad mayor
y más elevada lo que comuni­
dades menores e inferiores pueden hacer y procurar. Toda acción
de
la sociedad debe, por su naturaleza, prestar auxilio a los miem­
bros del cuerpo social, mas nunca absorberlos
y destruirlos."
Estas frases enuncian el principio llamado "de subsidiariedad".
Las
encontramos en la Encíclica de Pío XI, QWJXlrO'{lessimo
Anno. Juan XXIII las cita en la Encíclica Mater et Mwgistra.
Una vez leídas, ¿ es necesario añadir algo para comprender lo
que puede ser, lo que debe ser la estructura social?
La subsidiariedad -del latín subsidium-consiste en la
AYUDA recíproca de las corporaciones sociales entre sí, de­
biendo las mayores y más elevadas ayudar a las más débiles y mo­
destas y
no servirse de su potencia y de su dignidad para disol­
verlas o destruirlas.
Pío
XII precisa la enseñanza de su antecesor:
"Toda actividad social es subsidiaria por. su propia naturá:-
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fHCHEL CREUZET
leza; debe servir de sostén a los miembros del cuerpo social y
nunca. destruirlos ni absorberlos. Palabras verdaderamente lumi­
nosas que son valederas
para la vida social en todos sus grados
e igualmente
para la vida de la Iglesia, sin perjuicio de su estruc­
tura jerárquica."
Y no deja de indicar sus frutos :
¡¡Tengan bien entendido esto los que gobiernan: cuando más
vigorosa.mente reine el orden jerárquico entre las diversas aso­
ciaciones, quedando en pie este principio de la función supletiiva
del Estado, tanto más firme será la autoridad y el poder social,
y tanto más próspera y feliz la condición del Estado."
Las comunidades de orden inferior o menos extensas aportan
la ayuda, el subs/,1,ium de lo que ellas pueden realizar solas, sin
la ayuda de otras comunidades.
Esta aportación no es más que la manjfestación de la libertad
fundamental propia de los ciudadanos a través de múltiples liber­
tades particulares correspondientes a sus competencias.
En contrapartida de esta floración de iniciativas de los pe­
queños grupos sociales, las comunidades más importantes o de
mayor categoría, protegen, estimulan, ordenan en función del
bien común que (ellos) tienen la obligación de defender y de pro­
mover en el sector social en que ejercen su autoridad.
Esto parece de una simplicidad infantil y de sentido común.
Apliquemos este principio al municipio.
¿ Qué hay bajo todo esto?
-~ familias, células sociales básicas que participan en la vida
de los cuerpoS intermedios sin confundirse con ellos.
Las comunidades son cuerpos intermedios entre la familia y
el poder público dirigido por el Estado, "unidad orgánica y or­
ganizadora de un verdadero pueblo"
(Pío XII).
-empresas de carácter familiar: agrícolas o artesanas,
-empresas más amplias que emplean a un personal asala-
i-iado: obreros, maestros, puestos directivOS, agentes de dirección.
Su importancia, su variedad son a veces muy grandes.
Por otra parte, . una descentralización de las empresas· puede
11evar a los pequeños municiJ)ios a buscar grandes ·fábricas, mien-
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
tras que grandes municipios reunirán sobre todo a personas del
''tercer sector'':
el de sedes sociales, oficinas, transportes, etc.
-En el municipio se encuentran, además, elementos cultu­
rales: colegios, Institutos de
2.t enseñanm, universidades, monu­
mentos históricos, bibliotecas, librerías, grupos nacidos de
la
amistad o de una preocupación común de formación, bandas de
música, teatros, cine-clubs, casas de
la cultura, asociaciones folkió­
ricas o históricas. Lo que los suizos_ llaman "las sociedades".
-elementos sanitarios: hospitales, clínicas, médicos, cajas ·c1e
seguridad social, cajas profesionales, enfermeras a domicilio.
A veces el fador principal de la municipalidad estará deter­
minado
por el factor dominante:
En Chamonix el turismo, el alpinismo, la construcción de cha-·
lets, la corporación de guías, el comercio de material de montaña,
ocupan
un lugar importante.
Lourdes, sin
la gruta milagrosa., no sería más que un pueble­
cito de los Pirineos. Peregrinación, turismo, comercio (lamenta­
blemente) de objetos de piedad, hoteles, empresas de transporte,
etc., condicionan la vida del municipio y le imponen una atención
especial.
En otros sitios es una fabricación industrial la que constituye
la riqueza del lugar, en otros un vino célebre, aquí sus huertas,
allá sus ciruelas, etc.
A la luz del principio de subsidiariedad vemos inmediatamente:
-que no es misión propia del municipio dirigir fábricas.
- que no es misión propia de sus
emp~eados cultivar las
tierras, salvo en
el caso de tierras en que sea interesante
confiar su propiedad y su uso al municipio, por
razones
precisas y de bien común, como los parques, lugares his­
tóricos, etc.
-que, salvo en el caso de -razones que se exponen más ade­
lante, no es misión propia del niunicipio comerciar con
solares.
- que no es misión propia suya abrir escuelas,
salVo a falta
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MlGHEL CREUZET
de iniciativa familiar, de comunidades religiosas, de gru­
pos profesionales, etc.
que no tiene como misión propia c1.lidar de los enfermos,
excepto en el caso en que su papel subsidiario le imponga
abrir
un hospital por deficiencia de la iniciativa privada
o porque
ésta no tenga recursos suficientes para asumir
los cuidados costosos que requiere
y ofrecer instalaciones
perfeccionadas.
que tampoco tiene como misión propia dirigir agencias de
viaje, despachos de notaría, bufetes
de abogado, etc.
"No perjudicar", éste es su primer deber.
¡ Por supuesto!, se dirá. ¡ Pero nosotros no estamos tan segu­
ros de ello!
¿ Acaso no se vio en Francia una campaña electoral
en la que el Partido Socialista Unificado (PSU) pedía la "muni­
cipalización de los terrenos destinados a la construcción"?
¿No vemos a los municipios, por razones con frecuencia de­
magógicas,
abrir e·scuelas de niños anormales, no para ayudar a
las familias, sino para lograr
que se cierren las esruelas pTivadas,
especialmente católicas, incapaces de vivir por sus propios medios?
No perjudicar, pero es evidente que esto es negativo e insufi­
ciente.
El municipio tiene deberes positivos de ayuda y de estímulo.
Con frecuencia vemos a los municipios rurales favorecer la
instalación de
una fábrica en su territorio con exoneraciones de
impuestos, acondicionamientos de vías
de acceso, ayudas a1 alo­
jamiento de personal y a los transportes.
Pero hay ayudas que se desprenden de su estricto deber y que
el municipio descuida demasiado en Francia: mantiene el colegio
del
Estado con sus-cantinas, con el suministro de libros y material
escolar, becas, árboles de
Na vi dad, la guardería infantil después
de las horas de clase, pero las escuelas libres están excluidas del
beneficio de estos subsidios sacados de los impuestos que
paga el
total de los contribuyentes. En estos ca.sos, al hacer un injusto re­
parto,
el municipio usurpa e] dinerp que recibe.
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
En vez de "hacer" por sí misma, la alcaldía ayudará a los que
uhacen", proporcionalmente a sus cargas y a su competencia.
Así, pues, ¿ por qué una ciudad habría de encargarse de los
transportes en común cuando empresarios privados se ocupan
perfectamente de ellos pudiendo el municipio subvencionarlos en
caso de líneas poco rentables ?
Esto es lo que ha ocurrido en Buenos Aires, donde los auto­
buses públicos han sido revendidos a los empleados
con facilida­
des
de pago. Elevados a la categoría de artesanos, estos emplea­
dos cumplen su tarea a satisfacción general..., y con puntualídad.
Podría multiplicar los ejemplos.
Sin embargo, como ya hemos visto, las comunidades particu­
culares
y los individuos no se encargan de funciones demasiado
onerosas y poco rentables. En su nivel el municipio suple esta
carencia normal de las iniciativas privadas.
Abre un hospital cuando las clínicas privadas no pueden hacer
frente a esta necesidad. O, sencillamente, abre un servicio que
requiere
aparatos demasiado caros para un médico, una mutua
o una caja interprofesional.
Suplencia,_ estímulo, digamos.
Queda la armonía, el orden y la integración en el bien de la
ciudad de las realizaciones espontáneas.
Esta misión le obliga a publicar bandos sobre los servicios
municipales de limpieza, de circulación, cláusulas para la insta­
lación de empresas, sobre higiene, protección de la salud y de los
bienes
de la población, moralidad pública.
En este punto los municipios en Francia han conservado un
gran poder. La policía municipal puede prohibir que se fijen re­
vistas pornográficas, que se abran oficinas eróticas o que se pro­
yecte una película.
Veremos cómo esto podría ser objeto de nna actividad impor­
tante
y realizable a corto plazo.
También a su nivel, el municipio conserva su parte de las atri­
buciones del Príncipe,
es décir, de los poderes esenciales del Es­
tado. Puede. según los casos, tener su policía? dotada de una
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MICHEL CRBUZET
cierta autonomía, sus tribunales en la esfera de los delitos sus­
ceptibles de ser juzgados por ella.
Este último punto nos hace ver claramente los límites de los
poderes municipales.
El municipio, decía Pío XII, no es una "sociedad perfecta"
como la Iglesia o el Estado, en el sentido de que no posee en sí
mismo todos los medios-necesarios para la realización de su fin.
Depende de los municipios mayores o de una categoría más
elevada,
como el departamento, condado o distrito, la provincia,
el Estado, en aquello que no puede realizar por sí solo.
Al hablar de las relaciones del municipio con las corporaciones
sociales que le son superiores, después de haber tramdo de sus
relaciones con los cuerpos sociales inferiores que lo constituyen,
¿ cómo no ver que nuestro camino está también guiado por el
principio de subsidiariedad?
El Estado, las provincias, los departamentos, no deben aplas­
tar a los municipios, lo mismo que éstos no tienen que ocupar el
lugar de la familia, de las empresas o de las asociaciones que
gravitan
en su seno. Bien al contrario, deben fomentar las inicia­
tivas de los municipios para que respeten su autonomía en tanto
en que ésta no perjudique al bien del Estado. ¿ Por qué suprimir
los hospitales municipales
para substituirlos por los del Esmdo?
Ahora bien, hoy se Observa un estatalismo invasor incluso en
los países en que los municipios y otros cuerpos intermedios han
conservado aún
sus libertades.
II. Problemas actuales.
El totalimrismo del Estado, cuando no es una realidad, se
ejerce como una tendencia. Y esto, en cierta medida, ocurre en
todo el mundo.
Este es quizá
el precio de una era de liberalismo económico
y
de anarquía pseudodemocrática. El individualismo ha dejado
tal cantidad de brechas, que el Estado, al encontrar un enorme
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
vacío ante sí, ha empezado por ejercer su poder de suplencia.
Después le tomó el gusto y
( ... ) "tentado también por algún
diablo"', "cortó de este prado"'
no solamente "la anchura de la lengua" sino también la anchura
de todo el prado. La voracidad del Estado es bien conocida.
Esta es la razón por la que Pío
XII, en el texto citado, basa
la
paz social en un justo equilibrio entre los poderes del Príncipe
y las libertades de los cuerpos intermedios.
Después
de la era anárquica liberal del último siglo y, en par­
te,. de los cincuenta primeros años del nuestro, parece que llega­
mos al término del periodo "jacobino",
Entiendn por ello la invasión por el Estado de los distintos
mecanismos de la vida social, su intrusión en el lugar y puesto
de los cuerpos intermedios, la atomización de las personas bajo
la férula de un aparato directivo tanto en el orden político y eco­
nómico, de la enseñanza, la educación, la salud, como en el de la
vida, la muerte, los ocios de los ciudadanos y, si le fuera posible,
de
la religión.
Las. sociedades de tipo comunista han llevado a su extremo
esta destrucción de los cuerpos intermedios y han añadido
lo que
resume
el artículo 126 de la Constitución soviética: los núcleos
directivos del Partido están situados en todos los niveles de los
cuerpos sociales,
de tal manera que ya no hay vida propia en ellos.
"Han de brotar como las plantas, de abajo a arriba", escribe
Juan V allet en La Crisis del derecho para demostrar que la
vida social nace y renace sin cesar de la vitalidad de los cuerpos
intermedios. En su categoría y en los límites de su competencia,
tienen en Sí la autoridad que viene de Dios y se realiza en el
cumplimiento del orden natural.
En las sociedades comunistas, el impulso viene de lo alto,
se supone que la vida procede
de lo alto. No existen municipios:.
No hay más que administraciones directamente vinculadas al po­
der del Estado, el cual recibe su impulso del Partido.
Estamos ante una curiosa inversión
del orden natural. Decir
que este "nuevo orden" no podrá mantenerse mucho tiempo es
una fórmula consoladora. Vemos que la máquina que ahoga las
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MICHEL CREUZET
libertades funciona bastante bien desde hace cincuenta años y es
de temer que con ejecuciones, deportaciones, golpes de estado,
torturas y violación del pueblo, propaganda, lavado de cerebros,
siga haciendo estragos
si no empleamos todas nuestras fuerzas
para establecer de nuevo por todas partes
el sentido del orden
natural y devolver a los cuerpos intermedios
la vida que los falta.
Pero este apogeo de la era controladora tan bien descrita por
el profesor Marcel De Corte, ha tomado una nueva forma, y aquí
yo quisiera llamar la atención de ustedes sobre un fenómeno po­
lítico cuyo desarrollo se observa
en Francia desde hace varios
años.
La defensa de las libertades municipales corre el riesgo de
ser víctima
de una colosal estafa y conducir ella misma a la ex­
terminación de los municipios si no estamos vigilantes.
La traición hacia los municipios y las provincias aparece en
dos lugares.
Luc Baresta hablaba en mayo de 1968 de la "cabeza sin cuer­
po'.' que representaba a Francia.
El gaullismo reforzó el poder ejecutivo hasta eliminar lo que
no era
él, por temor de ver disminuido su autoritarismo.
Y así, vimos en mayo-junio del 68
el sorprendente espec­
táculo de un Estado sin nación (ya que
la había matado o hecho
impotente) y a esta misma nación rehacerse, sin embargo, por
un momento, a
la voz del Estado amenazado a su vez.
Esta situación, aplicable, creo yo, a otros países, no ha podido
escapar desde hace mucho tiempo a los apóstoles de los distintos
socialismos.
Todos ellos sueñan con situar lo más alto posible los centros
de decisión
-con el pretexto de evitar el individualismo y el
egoísmo--, identifican el bien de las personas y de las comuni­
dades con
el de la comunidad más elevada.
El período jacobino colocaba esta última a nivel del Estado.
Los socialistas modernos
la sitúan aún más alto : el centro de
decisión es Europa,
es el poder muudial.
Y, cosa curiosa, estos revolucionarios de oficina anexionan
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
entonces él ~u~icipio, la regíón, la provillcii: C~únan más fuerte
qiie los demás por la descentralización;
En 1965 algunas columnas dél diario Le Monde·· hubieran
podido ser escritas por uno de nosotros. Desgraciadamente
el ve­
neno·
estaba al final del artículo: ·
Estas aparentes ~vindicaciones de las j\.tstas lil¼,rtades te­
nían -como fin" transportar -el control, la juri§diéclórfsllprenia; ·1a
promoción del bien común, del Estado ál Super-Estado.
Nuestros amigos ,U:udirán al .libro de Jean Ousset, Patria­
N aci6n-Estwdo. Verán que las ·autoridades internacionales tie0
nen su utilidad, eon vistas a la paz y ál entendimiento entre los
Estados. Pero estas autoridades no podrían
reemplazar la 'institución
que Pío
XII, repitámoslo, cálifica de "unidad orgánica y organiza-
dora de un verdadero pueblo" :
el Estado. . · ·
Destruir el Estado es tan estúpido como hacer de él la única
comunidad.
¿Acaso
no es é'. el protector, el árbitro natoobÍigado, el.justo
juez de las comunidades soéiales que componen la nación de las
que es el guardián con su autoridad jurídica sobérana?
Destruir el Estado porque es jacobino y centralizador es ma­
tar al enfermo.
En lugar de tratar de convencer a las autorjdades del poder
central de que su seguridad, su duración, su estabilidad,
depe_ti­
den del justo equilibrio entre los derechos de los cuerpos inter­
medios
y los del Estado, nuestros modernos soéiálistas y tecnó­
cratas suprimen
el Estado.
j Los cuerpos intermedios permanecerán!, dirán ustedes. No,
porque no pueden vivir solos. En lugar del Estado, un super­
Estado extenderá su administración, sus "núcleos directivos", suS
jerarquías directas y las jerarquías paralelas que las animarán.
:fl:ara los muIJ.icipios, esquilmados _por el Estado, convertidos
en simples mecanismos de los prefectos o de los
gobernad?~~s.
que reciben sus órdenes de la. ee,pital, la tentación de integrarse
~ u~_ es~~ie d~ federación 'internacional, por, encima de París,
Londres o Madrid, es fuerte. "Municipio de Europa" leemos a
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MICHEL CREUZET
la entrada de nuestras ciudades pequeñas. Estupendo si se trata
de Íntercambios amistosos, de relaciones económicas, de inter­
cambios culturales cou tal o cual ciudad de Alemania o de In­
glaterra.
Pero si a estos "muúicipiOs 'de· Europa' 'se les ocurriese algún
día sustituir la autoridad de su Estado por la de un "parlamento
de municipios"
a escala continental o muudial, tememos que el re­
medio esperado fuese peor que
la enfermedad.
CuatÍto más lejos está el poder menos comunes, menos apre­
ci~das, menos mantenidas están las iniciativas básicas, más rí­
gidos son los representantes del príncipe y más vigilados están
ellos a su vez
por uua jerarquía paralela, temerosa de que no
trabajen en
su provecho.
¿ Qué ganarían -los bretones, los vascos, los flamencos, los
escoceses, los catalanes con franquear el umbral de un super­
socialismo?
¿ Qué gauarian los municipios con ellos?
No
se ve claro.
Más claro está lo
que pecderían.
El peligro que les apunto a ustedes no es ilusorio.
Este
es el drama de nuestra Bretaña. El "regionalismo agre­
sivo del plástico"
ha hecho su entrada en la historia.
¿ Quién se aprovecha de ellos, sino la dialéctica marxista aten­
ta a destruir, a cultivar las oposiciones, a suscitarlas cuando no
existen?
Hoy se encuentran raros defensores de los municipios.
Ayer jacobinos, son hoy regionalistas, descentralizadores,
grandes amigos de nuestras libertades reducidas o desconocidas.
Pongámonos en guardia contra estos lobos disfrazados de
corderos.
Tecnócratas o comunistas, su férula no auguraría el renaci­
miento de una vida municipal. No hay que estar ciegos para pre­
ver lo que sucedería cuando pueblos enteros gimen Ya bajo su
yugo.
Concejales municipales, ciudadanos de nuestros mumc1p1os,
estemos atentos. Los planes de urbanización, de ordenación del
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDIOS
territorio, de ·regionalización,. de reforma municipal, están elabo­
rados con vistas a un jacobinismo hipócrita . .pero cada_ yez más
apremiante, ·o de ¡¡n super,esjatismo, según el caso y la ideología
de sus promotores.
.
En la jerarquía de los .cuerpos intermedios, bajo el arb1tno
del Estado, raros son los que
quieren, un auténtico renacimiento
de
nu~tras libertades municipales en este · equilibrio de poderes
de unos y otros.
Tales son, en esquema, los problemas actuales que plantea
el
municipio .
. ¿ Qué podernos hacer en esta situación, cuya gravedad no se
puede ocultar?
Vamos a verlo en
una segunda parte ..
III. Esbozo para una actuación en el cuadro municipal.
Todos nuestros amigos están de acuerdo sobre el principio de
subsidiariedad cuando se
trata de considerarla teóricamente.
Pero en ia práctica observamos a veces que sus convicciones
intelectuales no están de acuerdo con su comportamiento.
¿ Cómo conciliar· ambas cosas?
¿ De qué se trata?
De dar nuevamente vida a las libertades municipales, de evi­
tar tanto su destrucción como los eX.cesos que resultarían de la
anarquía en este
pinito. ·
Esto supone :
l. Un justo conocimiento del medio en el que se quiere
actuar.
La actuación municipal no debe ser la misma en
Toledo que en Barcelona o en un pueblo andaluz.
2. Un justo conocimiento de las posibilidades concretas de
actuación:
¿ de qué hombres se dispone?
¿a quiénes se les débe ayudar en su actuación?, ¿a los-fOr­
mados ?, ¿ a' los qúe no tienen formación?
¿ con qué . especialistas se puede contar r, ¿ hasta dónde
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MICHEL CRJiUZET
se deberá confiar en Pedro?, ¿ en qué y hasta dónde en
Juan o Pablo ?
¿qué
"etapas se planearán para conseguir J:al objetivo?
-¿ con qué concursos se pu~e conta,.r en la -provincia?
-¿ con cuáles en la capital?
-¿ qué leyes se podrán invocar?
-¿ sobre qué peligros c,mviene hablar a los grupos se-
lectos municipales bien intencionados"
"pero mal infor­
mados?
-¿ cómo utilizar el actual régimen legal de los municipios?
-¿ cómo volver a dar vigencia a los qne caen en des-
uso?, etc.
Estas necesidades existenciales de las actividades no admiten
cualquier método.
Recurir a amplias peticiones ya no es eficaz para nosotros, a
quienes actualmente se nos escapan las posibilidades de una ac­
ción
de masa, que no podemos disponer de la TV, de periódicos
grandes, del cine.
Los estudios especulativos, tomo ·veremos, serán útiles, in'­
cluso indispensables, pero" en el plano de los. medios" Limitarse
a ellos es inoperante.
¿ De qué nos servirían bibliotecas llenas de obras preciosas,
tesis
y monografías que nadie consulte sino _el estudiante con
deseo de investigación, cuando nuestróS municipios no sean· más
que una pequeña rueda de la gran máquina tecnocrática europea
o
de la ONU y el lazo de implantación del "núcleo directivo"
local?
¿ Cómo actuar entonces?, dirán ustedes. Dennos fórniu1as para
la ordenación del territorio~ urbanismo, -finanzas comunales, cons­
trucción de viviendas
y de escuelas, · relaciones con él poder pro­
Víncial y nacional.
No podernos nosotros proponer estas fórmulas porque no
tenemos competencia universal, n:i siquiera uná competencia lo
suficientemente grande sobre un problema municipal concreto.
Entonces, ¿para· qué _estas con'sideradones · d~trinales que irán
a ocupar un sitio . en los estantes polvorientos de "Jos archivos ?
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MUNICIPIO Y CUERPOS INTERMEDWS
¿ Para ·qué estas iniciativas de actuación ~ficaz:•·, ~uya efica­
cia escapada de los propóaitos ?
Estas preguntas reflejarían un desconocimientQ profundo de
los mérodos de regeneración sociá.L que HL''Ofice Internatipnal"
trata de ofrecer.
Cuando examinamos en Francia
el V Plan y los trabajos
preparatorios del VI, no podemos dejar
de observar dos .i:ate­
gorias entre los que los elaboran :
-los distintos técnicos y organizadores de trabajos espe­
cializados que tienen tendencia a no . Comer más que en
su propio plato y a prever la dimensión de )as cajas de
sardinas dentro de veinte años.
-los orientadores del movimiento, por ejemplo los que eu
1965 compusieron la: famosa Comisión Guillaumat, desig­
nada por
el Presidente del Consejo como encargada de
determinar las líneas de fuerza del V Plan. Esta Comi"
sión publicó "Reflexiones para 1985" magnífico modelo
de una sociedad de esclavos educados y bien alimentados.
Hay, por
tanto, los que piensan y los que actúan.
A los que piensan los encontramos también en lós pues.tos-cla­
ve donde dan impulso y mantienen la idea directiva contra las
realizaciones que se· harían en Corttra de su opinión.
Estos puestos clave son obligatoriamente los puestos supe,
riores.
Entre nosotros, un simple consejero municipal si tiene amis­
tades, influencia sobre ·sus · colegas, verdadera -cOIIJ.petenciá ·· sobr·e
un asunto especial ( escuelas, servicios de limpieza, derecho mu­
nicipal, viviendas, etc.) puede jugar un papel más importanfe
que
el de alcalde.
Aunque estuviese en minoría en
el consejo, el papel de una
minoría activa
es preponderante.
A veces no tiene interés en llegar a ser -mayoritario, .si se
compruéba que la masa de los electores, engañada por la pro­
paganda, no le sigue. ·pero, aun siendo-minoritario, le temen.
Activo, gana con su rapidez a -los OCiosOS instálados. Compete.rite,
SE IMPONE POR SU-COMPETENCIA.
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MlCllEL CREUZET
Este ejemplo, que en la vida social se encuentra en todas
partes, demuestra la importancia de los hombres que tienen estas
tres
cúalidades:
l. compete:ticia en su profesión .. o en las estructuras sociales
en las que actúa.
-- : 2. sentido de la acción y formación doctrinal.
3. deseo de unir la primera cualidad con la segunda.
Es bien cierto que un alcalde notable por su conocimiento de
las_ realidades municipales puede tomar medidas socializautes con
el pretexto de racionalizar la vida del municipio, medidas tecno­
cráticas bajo el falso pretexto de rentabilidad, reglamentaciones
que favorezcan la subversión en la ciudad por un concepto erróneo
de la libertad.
Por otra parfo, este hombre puede frecuentar todas las sema­
nas de uno de esos pequclíos grupos de reflexión y de acción, cuyo
florecimiento desea.mos en todos los lugares y medios.
¿ Por qué esta dicotomía?
Porque el alcalde en cuestión ·no habrá -establecido lazos entre
las enseñanzas recibidas en la célula y su aplitac~ón a --Sus de­
beres de estado.
Dicotomía más frecuente de
lo qúé se piensa.
Muchas
veces procede de haberse formado una idea inexacta
de
1a célula.
El elemento de acción se ignora. En Jugar de hacer de ella
un lugar
de concentración de las actividades que se proyectan y
de utilizar las discusiones doctrinales inspiradas por los libros de
la
C. C. para las necesidades' de esta acción, las dos están prác­
ticamente
clisociadas.
E-1 resultado es catastrófico.
En un país en que nuestros amigos gozaban de un poder fa­
vorable, después de años de anarquía olvidaron de repente la
función• esértcíal: la penetración en · las carpo-raciones sociales.
Por ejemplo,· en lugar ele áctuai-sobre los "municipios" que
allí juegan un
papel importánte, se embriagaron de política par­
tidista en las averiidas
del poder central:
Al cabo de unos meses sus ambiciones políticas estaban ani-
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MUNICIPIO Y CUERPÓS INTERMEDIOS
quiladas. El esfuérzo que durante años habían desplegado en
crear células y tejer redes de amistad no les servía de casi nada
Ftie · neéesario volver a empezar en Un momento en que la co­
yuntura favorable permitió decuplicar lás posibilidades de acción.
De esta manera se ayudaba al poder central, relativamente bue­
no, a mantenerse, y se preparaban los cimientos indispensables
para la continuidad política, _ el orden social y el nacimiento de
élites mejores.
Lo más desesperante de nuestro trabajo no es la riada de
subversión, es la dificultad que tienen nuestros am.igos para salir
de las consideraciones teóricas a fin de cal~ular y realizar su apli­
cación, limitada según los casos a lo"s cuerpos intermedios.
Y es también, en otro sentido, lo que les cuesta saHr de una
visión demasiado estrecha de las contingencias imnediatas, _ de las
combinaciones políticas del momento, de los juicios definitivos
de las personas para ver :
-en qúé sentido conviene resolver el problema, con el fin
de aplicar, dentro de las mejores posibilidades, las normas del
derecho natural y cristiano.
,-hasta qué punto tal combinación política es aceptable, aun­
que nuestros gustos y opciones no nos :,1.nspirt;:n un~ g~n sim­
patía por ella.
Qué servicio puede hacernos tal persona aunque su arrivismo
sea conocido, aunque nuestra confianza en ella sea limitada, aun­
que su pasado político no esté exento de serias reservas.
Esta flexibilidad, esta adaptación exige un dominio de la doc­
trina y de la manera de actuar que supone una formación sólida
Y PRACTICA.
Cuando se trata de un debate sobre los colegios de la ciudad
no se pueden ~rmitir los "poco más o menos''. · dOctrinales sobre
la libertad de la familia, los derechos y deberes de los poderes pú­
blicos, las relaciones con la Iglesia, etc.
Estas
consideraciones nos llevan a proponernos algunos prin­
cipios de actuación en el cuadro municipal, de acuerdo con nues­
tros fines y métodos.
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MICHEL CREUZET
I. acción persanal: todos pueden llevarla a cabo. No es ne­
oe~ri9 que sea la "élite" del mµni,cipio.
LÓs' jóVenes· ~ s~ escuéia, en su cltlb deportivo,_ en sus obras
culturales, pueden actuar.
Procurarán no ser de foS-_que solamente piden dinero para
cotllprar balones, sino de los qt}e ayudan, especialmente a la for­
mac;ión cívíca _ de sus ca1p.aradás.
T~nem6s a nuestro servÍciO infinidad de mediOs pa,l;'a actitar
sobre las decisiones municipales: artícuk~s _ en los pe~iódicos, gru­
pos profesionales, amistad con los consejer~s _ muriicipales, sumi­
nistro de documentos, ,etc.
Pero lo más fácil y eficaz, a largo plazo, es formar células
co~ personas que se interesen por las cuestiones municipales.
No se tratará en éllas exclusivamente de traída de aguas, pero
~n _buen estudio de los cuerpo_s intermedioS ·proporcionaría ideas
g'eneraies qU.e escasean demasiado.
Es evidente que si la célula está ~ompuesta en su mayoría de
~igos··flue se·_:ocupan:cíe las responsabilidades ·municipales, ca­
llarlos en la discusión sería cáer en el defecto que hemos señalado
antes: la dicotomía entre
el pensamiento y la :acción.
, ·, En mÜchos éasos se preverá una prolongación de la 'doctrina,
y aquí es cuando abordamos el segundo·aspecto de nuestro trabajo.
2. actuación aux!liar cerca de los organismos e%istentes.
La más élemental consiste en proporcionar argumentos y es­
tablecer contactos con ocasión de elecciones municipales.
Nuestro .fin prillcipial no es ·ocu'par puestos en· ei" ébrisejo mu­
nicipal Bien está cuando sea·. JX>sibl_e, a condiciól1 de que. los ele­
gidos sean capaces de ejercer su mandato.
Si no son competentes para ejercer su autoridad, mej6í-será
apbyár la elección de personas íntegras, aunque ·estén menos for­
madas,_ sin perjuicio de ser sus consejeros discretos y permanen­
te&._ Pero 1o que siempre.se puede conseguir en éstas ocasiones· es
ver gente hacer reuniones para -información de· -los problemas
e¡;e,wia.k~ q11e se: ¡,lanteg.n en la ci(tdad.
Én r~sumeII., establecer grupos de trabajo ~ todas partes
donde sea posible.
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A veces las personalidades reunidas podrán asistir regular­
mente, y su amistad, su ayuda financiera, 5:u talento· de periodistas
o
de escritores, su fama, podrán sernos muy útiles.
En Francia, por ejemplo, la amistad de profesores de medi­
cina (de un "jefe" como
se dice) será indispensable para el des­
arrollo de grupos Salud-Medicina
.en los medios médicos.
Presumo que la amistad
del alcalde de una ciudad grande, o
de un alcalde conocido que goce de una gran influencia, puede
ser decisiva.
Lo más difícil será introducir amigos en los distintos partidos
o grupos políticos que
se disputen una elección. Se tratará de
llevar a unos y a otros a la-prosecución de objetivos comunes, aun­
que estén divididos en cuanto a consideraciones políticas secun­
darias y con frecuencia efímeras.
Pero, en períodos tranquilos, la principal actividad orgánica
estará dirigida con preferencia hacia los organis·mos .,pai-a .. muni­
cipales que condicionan poco o mucho la vida de la cindad.
En Francia amigos nuestros han fundado el SIGLER (Se­
cretariado de Información
de las Colectividades Locales y Re­
gionales) que, en el éongreso de .Lausanne, invitél:ba a consultar
el stand de los "representantes locales".
Otros han fundado el pequeño grupo "Habita! y Civilización",
aún en sns comienzos, que
se preocupa de los problemas de alo­
jamiento
y urbanismo.
Otros han creado la Acción Escolar, para la defensa de las
libertades naturales de
la familia.
Otros
el SIDEF · (Secretariado de Información, Documenta­
ción
y Estudios familiares).
Otros el CERC (Centro de
Estudios y de Búsqueda de Per-
sonal Directivo).
Otros
el C. E. E. (Centro de Estudios de Empresas).
Otros Salud-Medicina ...
¿ Estos grupos, constituyen movimientos?
No.
¿ Son grupos que presentan candidatos ·a las elecciones muni­
cipales?
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No.
¿ Són asociaciones profesionales?
No.
Son obras aioxüiarres reaJ,ir,a;da,s g1" cipan en una campaña o en una actividad públicá más qqe por
objetivos definidos y cuyo papel es facilitar:
-ideas
- líneas de actuación
-hombres formados capaces de aconsejar, de orientar la
acción.
tal organismo municipal, tal personalidad, tal movimiento,
tal grupo de defensa local sobre los problemas
__,. de descentralización, de regionalismo,
-de libertades municipales
de construcción y de "habitat"
-de colegios
-de agricultura
- de empresas industriales
-de economía local y nacional
-de sindicatos o agrupaciones profesionales
-de salud
-de moralidad pública y de libertades y derechos familiares.
Tened en el municipo grupos activos de trabajo en estos dis·
tintos sectores, cada uno de ellos ·con sus instrumentos de trabajo
elementales: hojas volantes mensuales a ciclostil, fascículos, cua­
dernos o expedientes trimestrales, y, sobre todo: animadores
formados capaces de hablar en reuniones formativas ...
Alcanzad este resultado y veréis qué palanca tan potente son
estos grupos para la actividad municipal.
Tanto más potentes cuanto que son discretos, omnipresentes
constantes en su trabajo, atentos. a las ocasiones en que pueden
ser útiles sin pedir nada.
Se
ha probado todo.
¿ Y si se probase este medio sencillo que además tiene la· ven­
taja
de seguir paso a paso las imbric medios y su orden jerárquico ?
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Decimos a veces que el método propuesto par la "L'óíficirte
International'' se basa en la descentralización y·:eu-ló~· cue_rpos
intermedios.
No basta con decirlo.
Es conveniente rehacer la trama social, reforzar las · tenden­
cias de la sociedad traumatizadas por la Revolución, reconstruir
el humus vivificante:
El humus no
se fabrica en un laooratorio. No se repuebla más
que plantando, regando, protegiendo los árboles jóvenes contra
el viento.
Las plantas deben ser apropiadas al terreno, so pena de no
brotar o de contraer enfermedades.
Estas imágenes son rigurbsamente aplicables a nuestro tipo
de actividad tal como se la he descrito a ustedes con algunos ejem­
plos, demasiado limitados.
No esperen maravillas imnediatas.
Enmendar, rehacer un suelo, pfaritar -en la pendiente de una
montaña, exige tiempo y un trabajo aparentemente tan arduo
como inútil. ·
Solamente a largo plazo se ven los resultados que no se hu­
bieran obtenido ni con abonos milagrosos ni con precedimientos
espectaculares y demasiado rápidos.
¿ Acaso no es humus la raíz etimológica de humildad?
La verdadera humildad no consiste en ocultarse, sino en ser­
'lW y servi-r e~ el sitio en que "Dios nos ha, coloca~" como_ dice·
Santa Teresita del Niño Jesús.
Pocos cuerpos intermedios como la empresa,
· el colegio : y el
municipio se prestan mejor a 'nuestra actividad revitálizante de
las células sociales en la escala en que todo el mundo puede actuar.
(No hablamos de la familia, que no es un cuerpo intermedio,
como hemos visto).
Desde
el origen de nuestras sociedades civilizadas, el pueblo
o la ciudad romana han sido
el centro de las actividades de la
comarca que los circundaba. Se convirtieron en la manifestación
más auténtica de la "democracia
básica"_, cuyo renacimieato el pro­
pio Maurras deseaba. En ella todos pueden desempeñar un papel
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P,Ol_ítico en rel~ión con sus conoc_imientos, con _sus posibilidades
y con su sentido del bien y del mal.
La liberación· de los municipios del yugo señorial no fue el
origen de las revoluciones también llamadas "comunas", i~surrec­
ciones contra el poder legítimo del Estado, destruc.toras del orden
social y de las tradiciones del
país.
La propaganda subversiva ha sabido sacar partido de una
creación que no tiene nada de específi<=3:mente revolucionario;. sino
que se ajusta perfectamente al orden natural de. las cosas.
· · El primer ·núcleo urbano, ¿no· fue acaso la ciudad, grande o
pequeña?
¿No se. encontraba la ~u~i~iP<:1lidad -en el 'o!igen. del "civis­
/11º'.', .este amo; del bien temporal de la~ ciudades que forma par­
te" de nuestros deberes de est.ado como .• ciudadanos y, aún m~s,
como hijos adoptivos de Dios, miembrqs del Cuerpo Místico de
Cristo y henederos de la Ciud!Ld c<:Jestial?
PATRIAS-NACIONES-ESTADOS
ACTAS DEL CONGRESO DE LAUSANNE 1970
RAICES ESPIRITUALES, INTELECTUALES, EXIS­
TENCIALES ... DE LA PATRIA, por ]u;an Valf.et de··
G,jytüiok>.
EN BUSCA DE LA PATRIA PERDIDA, por Herbert
Gillesoen.
COMO SE FORMA UNA PATRIA, por Félix Caruaizo.
UNIDAD ESPIRITUAL Y UNIDAD SOCIAL, por Jean
Ousset •.
EL ESTADO AL SERVICIO DEL BIEN COMUN EN
LA ECONOM:IA~··po~·Henri de Lovmfosse.
EL ESTA])() Y EL DINAMISMO DE LA ECONOMIA,
por Marce/ de Corte.
•. ELITES CIVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NA­
ClONES, por Jean Beaucoudrwy.
108 piginaa 80 ptas.
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