Índice de contenidos
1972
Acción y contemplación
- Programas
- Pláticas
-
Ponencias
-
Palabras iniciales de la XI Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
La contemplación como fundamento del saber. Marta y María
-
Los colegios profesionales
-
Mística y compromiso, carentes de contemplación. A propósito del socialismo en la Iglesia
-
Fortaleza y violencia
-
La UNESCO y las reformas de la enseñanza
-
¿Qué es la regionalización?
-
Del legislar como «legere» al legislar como «facere»
-
La economía de la acción pura (El precio del bienestar)
-
La libertad de enseñanza según el derecho natural y el magisterio pontificio
-
Regionalización y cuerpos intermedios
-
Sentido cristiano de la acción
-
La enseñanza y el principio de subsidiariedad
-
Amor y contemplación en la poesía hispánica
-
- Crónicas
Autores
1972
Homilía en la XI Reunión de amigos de la Ciudad Católica
HOMILIA en la misa del sábado 9-Xll-1972 del doctor
JAIME BRUFAU l'R.ATS, Pbro. Catedrático de Filosofía
del Derecho de la Universidad de Barcelona,
El cristiano ha de sentirse siempre en manos de Dios; con
confianza plena y con auténtica sumisión y humildad. El co
rrer de la historia se halla en manos de la Providencia divina;
es Dios quien dirige todas las cosas. Por ser cristianos hemos
de
esforzarnos en ser d'ócileJ instrumentos en .rus manos. El
valor de nuestra vida pende de nuestra vinculación a El: <<.Sin
Mí, nada. ·podéis hacer»; verdad evangélica que muestra su
otra vertiente en las palabras de S. Pablo: «Todo lo puedo en
Aquel que me conforta.»
Lanzados a una empresa
que quiere ser, en su sentido más
radical, servicio de Dios, es preciso que reavivemos constante
mente nuestra fe y ·que sea e/ta luz que alumbre nuestro andar
por el mundo. Porque, en la historia de la propia
vida, lo que
vale realmente, auténticamente, es lo que hayamos hecho por
El y
en la medida en que por El lo hayamos hecho. El éxito
humano, el
brillo de nuestras pal-abras o de nuestras acciones
se gtín lo que en len guaje evan gético se llama mu'ndo-, no tienen
valor
auténtico. Por el contrario1 la desilusión y el cansancio
no pueden roer al a/,ma mientras ésta se asiente en Dios. Ani
mosamente hemos de
seguÑ' nuestra andadura; aunque sangren
nuestros pies, no hemos de
cejar en el empeño de servicio.
Tengamos,
pues, aquella confianza que brota de una fe
viva y que viene animada, como hijos fieles de la Iglesia, por
una entrega
al servicio de Dios y de los hombres, entrega fru
to de
la caridad y que hace soberanamente fecunda nuestra
existencia.
Fundaci\363n Speiro
JAIME BRUFAU l'R.ATS, Pbro. Catedrático de Filosofía
del Derecho de la Universidad de Barcelona,
El cristiano ha de sentirse siempre en manos de Dios; con
confianza plena y con auténtica sumisión y humildad. El co
rrer de la historia se halla en manos de la Providencia divina;
es Dios quien dirige todas las cosas. Por ser cristianos hemos
de
esforzarnos en ser d'ócileJ instrumentos en .rus manos. El
valor de nuestra vida pende de nuestra vinculación a El: <<.Sin
Mí, nada. ·podéis hacer»; verdad evangélica que muestra su
otra vertiente en las palabras de S. Pablo: «Todo lo puedo en
Aquel que me conforta.»
Lanzados a una empresa
que quiere ser, en su sentido más
radical, servicio de Dios, es preciso que reavivemos constante
mente nuestra fe y ·que sea e/ta luz que alumbre nuestro andar
por el mundo. Porque, en la historia de la propia
vida, lo que
vale realmente, auténticamente, es lo que hayamos hecho por
El y
en la medida en que por El lo hayamos hecho. El éxito
humano, el
brillo de nuestras pal-abras o de nuestras acciones
se gtín lo que en len guaje evan gético se llama mu'ndo-, no tienen
valor
auténtico. Por el contrario1 la desilusión y el cansancio
no pueden roer al a/,ma mientras ésta se asiente en Dios. Ani
mosamente hemos de
seguÑ' nuestra andadura; aunque sangren
nuestros pies, no hemos de
cejar en el empeño de servicio.
Tengamos,
pues, aquella confianza que brota de una fe
viva y que viene animada, como hijos fieles de la Iglesia, por
una entrega
al servicio de Dios y de los hombres, entrega fru
to de
la caridad y que hace soberanamente fecunda nuestra
existencia.
Fundaci\363n Speiro