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1974

Santo Tomás de Aquino, hoy

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La empresa, célula del orden social

LA EMPRESA, CELULA DE ORDEN SOCIAL
POR
PATRICIO JoBBÉ DUVAL.
Se observa actualmente en el mundo occidental un ataque siste­
mático contta todo lo qne une a los hombres,
contta todo lo que es
paz de los espíritus, fruto de la experiencia de los hombres decan­
tada dutante milenios.
Vemos la familia arruinada por el divorcio, la conttaCOD:Cepción,
el aborto.
Vemos cómo en la escuela se fnfiltta la perversión de las inte­
ligencias y de la Fe misma.
Vemos a la nación, a la Pattia, atacada y arruinada por las ideas
políticas revolucionarias.
Vemos a
la Iglesia atacada también.
Podtía llegarse a creer que la empresa, lugar · donde los hombres
ttabajan para ganarse el pan de· cada día, se enconttara lejos de la
perversión porque en ella no se ttata de ideas sino de realidades tan­
gibles, coino
lo es el salario a fin del mes o de la· semana.
Pero
la empresa también tiene sus teólogos, sus sociólogos, sus
teóricos y, por ello, se han desarrollado desde prírneros de siglo va­
rias
formas de considerar la empresa:
Estudiaremos
cuauo tipos principales:
- la empresa
célula de producción,
-' la empresa célula socializada,
~ la empresa célula económica y, finalmente,
-la empresa célula de orden social.
• • •
la empresa en la que se asocian hombres que se dedkan a la
obtención, fabricación o venta de un producto o a la explotación de
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PATRICIO /OBBE DUVAL
un servicio, es tan antigua como el mundo, es una de las formas na­
turales de la convivencia en sociedad; está organizada, como todo
cuerpo social elemental, por hombres que unen sus esfuerzos que
convergen hacia
un objetivo común bajo la dirección de un jefe.
Esto es
así en :todos los· casos, ya so tráte de civilizaciones de tipo
pastoril o agrícola, ya de tipo marjtimo o industrial, cualquiera que
sea la religión o las ideologías políticas o político-económicas im­
perantes.
V arla
la dimensión y la complejidad estrucrural.
Pero es evid~te que un barco y su tripuláció11 tienen un capitán,
lo mismo que una finca de labor,
un taller neolítico de piedras m­
lladas, una ·caravana en el desieno, tienen un jefe.
El bien de producción, la nave, la tierra, el yacimiento de. pe­
dernal,
las mercancías y los camellós tienen un propiemrio que di­
recta o indirecmmente explom este bien.
En la parábola
tan conocida del dueño que reclum en la plaza
del pueblo los obreros
para su viña, ese dueño dirige una empresa.
Su responsabilidad de jefe
existe a partir del momento en que ofrece
a
un obrero trabajo. Este puede acepmr o no, como también el due­
ño puede remunerar a su personal respemndo el salario convenido.
Hay
un patrón, unos obreros, . un trabajo que se ha de realizar
y un contrato de salario. Se trata ciertamente de una empresa.
Observamos desde el siglo
XIX un crecimiento del número, del
1llmaño y de la complejidad de las empresas. Numerosos son los que
partiendo de
sus. ideas filosóficas o económicas han construido teo­
rías de la empresa moderna tal como la conciben.
Vamos a ver a
grandes rasgos las principales corrientes que de­
finen la empresa
y esto nos aleccionará al mostrarnos las aberracio­
nes contemporáneas que, voluntariamente o no, Uegan a destruir el
concepto natutal de empresa o a utilizarlo con fines revolucionarios.
l. La empresa célula de producción, como la entienden los
man:istas.
Para
ellos la empresa es un medio de producción al servicio de
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la colectividad, Pertenece, pues; al Estado. El Estado, como único
propietario, la dirige y , la administra.
Cada industria soviética es dirigida a partir del ministerio del
cual depende. La planificación lo prevé rodo, lo define rodo en sus
mínimos detalles; y la responsabilidad de cada uno estriba en la eje­
cución estricta de las tareas prescritas.
I..a iniciativa individual está, pues, limitada en el marxismo. El
dirigente de empresa es el individno reconocido públicamente, como
hombre de capacidad
técnica, adecuada perfectamente no sólo a la
aplicación del plan
y a.L régimen al . cual está sometido sino, además,
no recusable po; poder marxista. No es un hombre de iniciativa o,
co.mo dicen ahor;i, de creatividad personal.
En
un régimen tal el individuo no es juzgado como persona,
sino como elemento
. que, a juicio del Estaqo, aporta resultados ear
nómicos o políticos. útiles para la colectividad. Por consiguiente, la
fal.ta de capacicµd debe ser sanciqnada por el Estado como represen­
tante de la colectividad.
En definitiva; . los · resultados son juzgados en función . del plan
definido por el Ministerio.
Existe. incapacidad desde el rnomenro ,en
que el plan no ha sido ejecutado. Es necesatio, pues, que cada cual
demuestre que si no ha sido resperado el plan, la culpa es de otro
que ha cometido una falta.
La preocupación constante de un respon­
sable (cualquiera que sea su nivel) .en una empresa soviética es,
sobre todo, la de quitarse de encima la responsabilidad, echándola si
es necesatio a los demás.
Finah¡,ente,
lo que importa no es producir, sino aplícar los regla­
mentos.
Y el resultado: despersonalización del individuo, desviación rotal
del sentido de la responsabilidad y, finalmente, el trabajo se des•
atrol!a en una atmósfera de psicosis de miedo, característica del tra·
bajo en la esclavitud.
· Hubo una época en que Liebermann, economista soviético, logró
convencer al · Politbutó de que, como criterio para juzgar la marcha
de una empresa, adoptase la
noción de· "productividad", pero esta
noción supone un cierro · gtado de 'iniciativa y· de crítica; o por lo
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menos, una cierta libertad y. autonomía. dentro de los planes estata­
les.
listo no pudo durar. Los funcionarios no solamente eran inútjles
sino asimismo culpables de los errores presentes... y antetiores.
2. La empresa socializada.
En algunos países socialistas y también en los objetivos_ de cier­
tas centrales sindicalistas, cuando los bienes
de producción son pro­
piedad del listado o del municipio, la gestión de la totalidad de la
empresa se confía: a la asamblea general de los productores, a la que
se considera cotno -la única competente para· conducir financiera, co­
mercial y técnicamente la empresa, pues ¿acaso la productividad y,
por ende, la rentabilidad no nacen del esfuerzo• de todos?
La dirección será, pues, elegida por la asámblea: Sus poderes tie­
nen su origen en la colectividad y sólo se es responsable ante ella.
Lo
decía: así recientemente Rocard, Secretarió· General del P. S. ·u.
francés: Si el •director de una empresa recibe sus poderes ·de su Pre­
sidente,
que delega en él, con la autogestión será la colectividad la
que delegatá sus poderes en. el. director, . porque sólo ella es fuente
legítima
de la autoridad y sólo·.ella puede delegarla.
Es · conveniente · observar a dónde lleva tal utopía.
Por un lado, la colectividad conrrola todas. las decisiones de la
dirección, ya que éstas no pueden ser sino la expresión del bien ge­
neral
de la colectividad; y, por otra parte, la dirección, nada puede
hacer
que cause enojo á la base democrática de la cual depende.
La esterilidad de una fottna tal de actuar es considerable,. puesto
que toda iniciativa de la ditección que no fuese . comprendida por
la asamblea, sería inmediatamente rechazada.
Es Jo que pasó en Yugoslavia, donde finalmente ante la imposi­
bilidad de
que las asambleas de productores . pudieran definir los
planes y las directrices, es decir, de asumir .su papel, los ministerios
responsables
han tenido que limitar los poderes de las asambleas a
las cuestiones sociales
y administrativas. La elaboración de los pla­
nes que definen objetivos, ptoducd6rt e invetsiones, ahora, corres-
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porulen a los ministerios, que asimismo nombran los directivos, res­
ponsables ante ellos
de la ejecución de los planes. Es decir, que todo
ha terminado en una organi>ación de. tipo soviético .•
No hay que olvidar que en Rusia desaparecieron totalmente los
soviets de empresas que fueron instaurados a partir de 1917, y que
en la Alemania los sistemas de cogestión, instalados durante la Re­
pública de Weimar,
coru!ujeron al nazismo.
Hasta, ahora, todo sistema de cogestión o autogesti6n, ha termi­
nado tarde o temprano en un totalitarismo de Estado.
3. La empresa célula económica_
Los economistas de Occidente. han construido estos últimos años
las teorías más sofisticadas para definir lo que es la empresa occi­
dental moderna
y las leyes que la rigen.
Decir que la empresa tiene como motor y como criterio de eva­
luación el "beneficio", es una
perogrullada,,porque si la .empresa no
gana dinero, ¿cómo podrá desarrollarse y de que vivirán los. que en
dla participan? Pero lo que se deriva de este principio y de las teo­
rías de "management'.' que han sido desarrolladas para facilitar
la
dirección de empresas cada día más graneles es ciertamente mucho
más pernicioso.
En efecto, nos volvemos a encontrar aquí a los tecoócratas y a
los planificadores de los Estados modernos, tanto de este lado como
del otro del
tdón de acero, cuyos métodos conocemos bien después
del magnífico estudio de Juan Vallet
eli su obra Ideologla, praxis y
mito de la tecnoCf'acia.
Después del análisis de lo que es la empresa, estos economistas
distinguidos han decidido lo que debería
ser y lo que un "manager"
debe saber para tomar una decisión, e incluso a veces
le indican un
método para confiar esta prerrogativa a los potentes medios mecá­
nicos que son los ordenadores.
Tal mecanización de
la decisión va unida a una mecanización
de la información y, también, de la administración de la empresa
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mecanizada que .suministra ~ratios", "tendencias"; _etc., expresiones
nwnéricas. o gráficas preestablécidas. para la adecuación de los re,
soltados
a las previsiones y de lo que es expresado como hecho con
relación
.al plan. definido.
- , E$ta. mecanización administrativa conduce, . habitualmente, a una
organización del trabajo también de tipo mecánico, tanto al nivel
de
las tareas más simples de la producción como al de la dirección
de talleres ó fábricas.
El taylorismo de la segw,da década del siglo ha sido sistemati-
2:ado y perfeccionado en Estados Unidos durante la última guerra
mundial.
Los éxitos conseguidos en la industria de guerra han ser­
vido
de modelo para las empresas del· mundo entero .. Este método
de
organi,:ación científica del trabajo es una verdadera mecanización
del
trabajo hwnano pOt una minuciosa planificación de las tareas
y de
su . remuneración.
Se ha llegado, pues, a concebir· el gobierno de la empresa y pron­
to se extenderá a toda la vida social, como una
gigantesca máquina
cuyos iogenieros (es decir, el poder) disponen a su antojo de los me­
canismos realizados segón sus planes.
fa sabido lo que ocurre cuando esta · visión materialista domma
al nivel de la nación. En los países donde el demonio de la orga·
ni2:aci6n mecánica mvade y tiraniza el espíritu de los hombres, el
Estado moderno no tarda en ser una gigantesca máquina adminis­
trativa. Extiende su mano sobre la casi totalidad de la vida, esterili-
2:ando Iás fuentes mismas de la iniciativa privada. Nada hay de ex­
traño que en este clima de lo impersonal, que tiende a penetrar y
envolver toda la vida, se esfume el sentido del bien común y, como
se ha dicho: "El Estado pierde cada día su carácter primordial de
una comunidad moral de ciudadanos".
Los mismos desórdenes se producirán en las empresas que se
dejen invadir por esta concepción mecanista de la organización, con
lo que pierden su carácter de cornnnidades morales de personas, de
células vivas; y los hombres, al dejar de
tener en común un "nos­
ottós", sufren profundamente la angustia que provoca su desperso­
nali,:aciótL ·. El!. gran medida pierden su tostto y su nombre y son re'
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LA EMPRESA, CELULA DE ORDEN SOCIAL
ducidos a meros objeros de la sociedad que, para ellos, se ha transfor­
mado en un sistema impersonal, en una fría
organización de fuerzas.
Por otra patte, cualquiera que sea
su nivel de vida, su pérdida
del sentido de su utilidad social transforma al hombre en proleta­
rio de una manera más segura que la falta de cuenta corriente en un
banco. Además, estas
empresas adolecen de una gran fragilidad.
Un organismo vivo puede acomodatse largo tiempo al fallo de
una de
sus pattes. Las reacciones de compensación se realizan·. es­
pontáneamente, dejando a la patte enferma el tiempo necesatio pata
que
se restablezca.
Pero, nada de
eso ocutre en una máqnina, a la que incluso basta
el fallo de una
pieza pata que quede fuera de uso el conjunto.
No hay en ella fenómenos de suplencia. El reventón de un neu.
mático no provoca una suspensión mejor del coche sobre las tres
ruedas que le quedan
sanas.
Un hombre vive mucho tiempo con un solo riñón, pero ningún
coche
puede matchat con tres ruedas.
En consecuencia: una orgariización de ti:(>O mecánico no puede
subsistir sin proveerse de sistemas de control cada día más apre­
tados.
En la medida que las empresas se dejan llevat por ese tipo de
organización, se multiplican las notas sobre el servicio, los controles
de personal y .de tateas; y los informes: los. servicios funcionales y
administrativos inflan su personal niás rápidamente que los produc­
tivos.
La ley de "Patkinson" halla un te,;reno ideal pata su aplicac;ión.
Lo más grave aún es que estas empresas se vadan de honibres
dotados con personalidad, originalidad creadora y espíritu crítico.
En una sociedad construida al , ma¡:gen de la vida no sirve lo
vivo.
El profesor Woot, en Para una doctrina de la empresa, no ha va­
cilado en felicitarse por este resultado al prever que "las fuertes
pecsonalidades se eliminan por sí mismas".
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4. La el!'.lpresa, célula del orden sooial.
Frente a esta organización mecánica despersonalizadora y mortal
para la iniciativa individual,
y frente a doctrinas erróneas y perni­
ciosas de intelectuales y tecnócratas, se encuentra todavía la concep~
ción de la empresa como célula orgánica del orden social, en la cual,
jefes, mandos intermedios y obreros "colaboran"; se compenetran de
forma natural.
Estos, en ella, se expresan de la manera siguiente:
"Existe un equipo cuando varios trabajan en la misma obra".
"Existe un equipo cuando hay un jefe".
º'Los que integran un equipo hablan diciendo: «Nosotros», tro
trabajo», «nuestra fábrica»".
Eso mismo dice Maurice Lenormand, citado por J. Ousset y
M. Creuzet en El T raba¡o.
"En el seno de la empresa colaboran en vista de un resultado
común hombres de muy diversos oficios, en los cuales la convergen­
cia de
las técnicas y de los conocimientos permite la obra de «pro­
duci6n»: extracción, transformación y venta. Esta Cf!lahoraci6n es la
condición de existencia de la empresa, en que todas las categorías
y factores
-jefes de empresa y personal-son interdependientes y
no pueden prescindir los unos de los otros. Para que baya produc­
ción, la participación de cada elemento
es indispensable: sin jefe de
empresa no hay iniciativa creadora, no hay· dirección; sin mano de
obra no hay ejecución".
Lo que se puede decir de la empresa en su conjunto es igual­
mente verdadero para cada una de las partes que la componen. Un
equipo, wi taller, un servicio, un establecimiento, existen en la me~
dida en que existe esa colaboración entre las personas que aportan
sus competencias convergentes y sin que puedan prescindir las u~
de las otras.
Sin jefe de equipo no
hay equipo de trabajo y, recíprocamente,
sin obreros no hay jefe.
"La empresa -afiade Lenormand-es una célula viva: es la
unidad econ6mica natural . . . no es únicamente una asociación_ de
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LA EMPRESA, CELULA DE ORDEN SOCIAL
máquinas y. de capitales, sino una comunidad de hombres unidos
en una tarea productora, expresión de su solidaridad .•. ".
Este texto resume lo esencial de cuanto quisiera expresar aquí
acerca de la empresa vista en su realidad social.
Realidad
social_ viva, la empresa es un organismo vivo como los
demás cuerpos sociales.
La interdependencia alrededor de una jerarquía, la convergencia
hacia una-misma meta y la cc:>nciencia de un "nosotros", común, re­
velan la existéncia de un cuerpo orgánico vivo que, como todo cuer­
po vivo, obedece a leyes biológicas fundamentalmente diferentes de
las leyes mecánicas.
En efecto, en un' cuerpo vivo no se hallan fuerzas mecánicas,
pensadas y realizadas según
las ideas de un teórico, de un planifi­
cador o de un ingeniero, pasivamerite dispuestas, que son activadas y
movi<3:as poi: una fuerza exterior.·S.e-trata, contrariamente, de un· con­
junto
de células diversificadas, cada una de las cuales dispone de su
propia energía y de los atributos
de la vida. Esras células están re­
guladas por un principio comón apto para
constituir órganos cuyo
conjunto participa
de la vida del cuerpo entero. -.
Forman un conjunto coordinado por células nerviosas que dima­
nan de
un sistema general de enlace.
Hay una convergencia de competencias y de aptitudes diversas,
que colaboran a la realización de funciones distintas, enlazadas por
una jerarquía.
Ahí encontrarnos los-elementos fundamentales de toda empresa.
Y este esquema
ha-de servir mucho más que de un simple símil,
pues la serie de consecuencias muy prácticas que se derivan de esta
comprobación debe servir como base de todo
el estudio acerca de la
finalidad y de los sistemas de funcionamiento de la empresa.
Para no extendernos demasiado me limitaré a sugerir . algunas
de estas consecuencias.
Decir que la empresa es un organismo vivo equivale a reconocer
que la vida, la
energía vital, reside en cacla una de las células de la
base, en
cada uno de los servicios o talleres, en cada uno de los equi-
pos,
en cada individuo. -
Esto implica la necesidad de saber, para no sufrir graves incon-
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PATRICIO /QBBE DUVAt
venientes para .la misma vida de la empresa, si es o no posible qui­
tar a los hombres las atribucic;,nes, que sqn ppa;ces de as~ con
su propia iniciativa y por sus propios medios,, para transferirlos a
grupos o escalones superiores
de la jerarquía.
La empresa vive en la plenitud de la vida de los . hombres que
la iutegran: su vitalidad es función de la aptitud person,,.l eje éstos
para progresar. El ideal de . una empresa no puede coi:responder al
de
U!l conjunto en el que todo ~ programado desde arriba para el
mejor rendimiento económico,
ni incluso para . la mayor satisfac­
ción
perspnal de los asalariados -fórmula muy .de moda desde hace
unos años, pero que no deja de ser una forma de cJ,irigismo técnico,
económico y . culturaj, un tipo de socialización de la satisfacción-,
impuesto como método más
seguro para la dirección de la empresa.
¿Cómo un sistema de este tipo puede ser considerado
personal?
Nada tieoe de extraño que con este espíritu en ese sistema, se pier­
da progresivamente
.el sentido de las verdaderas relaciones sociales y
se llegue a un concepto · de vida propio de robot, satisfe<;hos.
· ll,s necesario estudiar. bien este problema de las relaciones labo­
rales
y sociales dentro de la empresa, '1,11alizar críticamente esas fór­
mulas
para la organización de empresas que, en la casi totalidad de
los
casos, masifican, generan rutina, debilitan el afán de progreso
personal,
y es preciso, por el contrario, intentar por todos los medios
desarrollar la iniciativa,
el gusto material por el trabajo bien· hecho,
la calidad y el progreso.
Todos sentimos
y sabemos también que el progreso social debe
consistir en mucho más que en los aumentos del
salario y de las con­
diciones de trabajo: el progreso social
es la realización del propio
ser personal, de lo que cada hombre aspira como fructificación de
sus talentos.
Lo que mueve a cada hombre es lo que lleva dentro de sí mismo
personalmente, su competencia, sus hábitos profesionales
y morales,
su
, experiencia, su reputación, sin olvidarnos, es claro, de sus con­
diciones personales de
carácter, de salud, etc.
Cada uno,
.bien sea obrero o iugeniero, llega a la empresa con
su "equipaje", producto de su pasado, de su educación,
de su for­
mación, de los ambientes
en que se ha desarrollado.
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LA EMPRESA, CELULA DE ORDEN SOCIAL
No podemos tratar correctamente de la vida de las empresas sin
tener en consideración la importancia del capital existente de ese
tipo: las familias, escuelas, viViendas, municipios, asociaciones cul­
turales, redes de información, etc.
Cada uno aspira a utilizar su trabajo, a valorizar y hacer fruc­
tificar este capital personal, formado por los elementos de su com­
petencia, de la propia experiencia que delimita Jo que cada uno
puede hacer, de
· la zona material de sus propios poderes, del campo
en que su libertad puede ejercitarse y en el -cual tiene una autoridad,
asume responsabilidades y arriesga su propio capital de aptitudes per­
sonales.
Libertad, competencia, poder,-autoridad, no son únicamente objeto
de conflictos ideológicos, sino realidades. La experiencia de cada
dk observa y comprueba las estrechas relaciones que existen entre
ellos en una correlación
material
En cnanto al papel del sistema nervioso de la empresa, es decir,
de la jerarquía interna de la misma, su importancia es demasiado
grande para pasarla por alto. Sin · una jerarqula digna de este nom­
bre ¿quién podrá valorar
Jo que cada elemento aporta a la empresa,
el capital personal que cada uno
áspira. a valorizar en su verdadero
valor, según en sus méritos? ,
Sin ella, ¿cómo encontraríamos la coherencia~-" el medio de comu­
nicación entre los hombres,
el principio·.de unidad?
¿Acaso no vemos nosotros mismos, cualquiera que sea ·nuestra
actividad, que casi todas las enfermedades del cuerpo social provie­
nen de fallos al nivel de la jerarquía?
¿Cómo no va a ocurrir lo mismo en las empresas?
CONCLUSIÓN.
La empresa; como todo cuerpo social, está sometida a ataques cada
vez más fuertes desde el interior.
Como ya dijo Jean Ousset (º) en el discurso inaugural de la
(*) Cfr. Verbo, núm. 64, abril 1968.
• «1
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PATRJCIO JOBBE DUVAL
VI Reunión de amigos de la. Ciudad católica, aquí mismo, en Ma­
drid, el 29 de octubre de 1967, hemos de distinguir la acción me,
dicinal de la quirúrgica y la ortopédica.
Curar una enfermedad no consiste en la amputación del miem­
bro· enfermo y en colocar un aparato ortopédico en su lugar; consis­
te .en un trabajo serio de diagnosis, de paciencia, de remedios para
sanar lo enfermo.
No consiste en la cirugía y en la ortopedia, sino en la medici­
na. Se trata pues de definir la medicina, la terapéutica que permitirá
conservar lo que
es todavía sano, de sanar. los elementos enfermos,
de recuperar
fuerzas, para una vida más sana y fecunda.
Y esto sólo será posible -si los que son conscientes de este pro·
blema, los que han conservado el contacto con lo real, los que tie­
nen la aperiencia de
los hombres y de las cosas, hacen ya, desde
ahora, unidos e individualmente, el esfuerzo necesario para arrastrar
junto a ellos más y más hombres capaces de salvar la empresa, no
solamente. porque ésta es medio de producción y de creación de ri­
queza., sino porque se trata de un organismo vivo, miembro de la
comunidad nacional, como lo son· la familia, la escuela, los munici­
pios,
las regiones y la nación entera.
Porque si la empresa como cuerpo .. social . perece en rnail9S de
tecnócratas, o de teóricos socializantes o socialistas o.marxistas, el cuer.
po social entero se debilitará· y enfermará.
Creo que
es un verdadero deber estudiar este problema y trabajar
partiendo de estas ideas, tan simples, que he tenido hoy el honor de
exponer.
Es un deber inexcusable, hacia nosotros mismos, hacia nuestros
compañeros de trabajo, hacia nuestro respectivo país.
Es muy importante que ahora, cuando aún nos queda tiempo para
ello, tracemos sobre un papel
un pequeño programa de trabajo para
ponerlo en marcha, con nombres de personas interesadas en esru.diar
estos problemas y capaces de aplicar los resultados en sus empresas.
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