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1977

La familia: sus problemas

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Líneas de defensa de la familia (Los caminos de la subversión antifamiliar en España)

LINEAS DE DEPENSA DE LA FAMIIJA
(Los CAMINOS DE 1A. SU_BVERSIÓN ANTIFAMILIAR EN EsPAÑA)
POR
JAVJER URCELAY ALONSO
La reciente legalización del aborto en los países latinos y la
presencia
•en el parlamento inglés de nn proyecto de regulación de
la eutanasia,
marcan el· final de lo último que la modernidad, hija
de la Revolución, conservaba de su her:encia cristiana: el respeto a
la vida hnmana.
Para
llegar a la situación actual, ya antes las dos instituciones
básicas de la cristiandad, la Iglesia y la familia, habían visto, en
medio de mayor o menor resistencia, cómo sus derechos disminuían
progresivamente hasta llegar a abolirse casi por completo.
En
España, la Providencia divina ha permitido que este proceso
d.: subversión integral de la civilización haya encontrado, hasta aho­
ra, mayores dificultades para llevarse a cabo, gracias, en buena parte,
a la enemistad que
precisamente en los católicos españoles y en nues­
tra familia tradicional encontró siempre la Revolución. Nada tiene,
pues, de particular que sea en estos días de crisis interna de la
Iglesia y de entreguismo
sulicida a todoo loo niveles, cuando los ene­
migo, de la cristiandad hayan visto la ocasión para intensificar y
llevar
a cabo, hasta el final, su ofensiva contra la familia, es decir, el
otro pilar de la sociedad que en su unidad y moralidad constituía un
dique eficaásimo contra la marea revolucionaria. En medio de esta
lucha, en la que tenemos obligación grave de presentar batalla, se­
gún palabras del SS. Pío XII, nos encontramos snmidoo: «Juz­
gamos, por tanto, obligación nuestra, impuesta por la conciencia del
deber exigido por nuestro grave ministerio apostólico, defender re0
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ligiooa y llhi,,rtamente loo derechos de la familia; porque nadie, sin
duda,
padece tan amargamente como la familia las angustias de
nuestro tiempo, tanto
materiaks como ,espirituales, y loo múltiples
errores con sus
dolorooas consecuencias» (1).
La rerdadera meta: destruir ,]a familia
Que los supuestos cambios hoy propugnacloo y que habrían de
llevar a una «actualización>> del concepto de familia, no son sino
acciones convergentes
hacia ~ destino final de la destnu:oión de la
familia, tal y como ha sido detenninada por la natural~a hnmana
y confümada por la Revelación, no es una suposición infundada,
sino
la declaración _expresa de los promoton:s de esos mismoo cam­
bi05 que hoy pugnan por introducirse. Así por ejemplo, en lo re­
ferente a
la llamada ,JJberación femenina, leemos en el programa
de la Unión para la Liberación de la Mujer:
'«El capitalismo no está interesado en la incorporación total de
la mujer a las tareas
productivas, ya que para este sistema es im­
prenscindtble sostener a la familia tradicional que permita la trans­
misión
de la ideología dominante y el consumo individualizado ...
Con
la II República, a la mujer Je fueron dadas una serie de,
mejoras, tales como
el derecho a un puesto de trabajo, igualdad
ani~ la ley, aborto, divorcio, coeducación ... , que abrieron el camino
para su liberación. Pero el problema, en profundidad, no fue cam­
biado. La corta vida de la República impidió llegar al asentamiento
de estas reivindicaciones y al planteamiento de otras nuevas. El con­
cepto
de la institución familiar no fue puesto en cuestión y, por
tanto, fa. situación real de la mujer no varió».
Y
más adelante: «Nuestra lucha irá encaminada a un cambio en
profundidad en
todas las estructuras, no sólo sociales, sino en todas
las
faretas de la vida social, política y ct:onómica, ya que, hasta en
los
palses en que la mujer se encuentra· en la legislación en igualdad
con
el hombre, ésta no ha conseguido su _total liberación, porque no
(1) Encíclica Summi Poniificatus, núm. 50.
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ha habido un cambio en la superestructura ideológica que aban:a
la sociedad».
El
programa finaliza situando entre !ns objetivos del grupo la
«transformación paulatina de la configurad6n de la famili~ tradi­
cional, que sirve de
sostén y transmisión de toda la discriminación
de la mujer, reservándola a un papel de segunda categoría».
Estas mis-mas ideas se encuentran en otras· organizaciones femi­
nistas, como ten el manifiiesto de la Asociación Democrática de la
Mujer, cuando dice:
«Entendemos que la lucha feminista es, en sí misma, una lucha
política, dado que las raíces
de la opresión de la mujer están en unas
estructuras sociales,
pollticas y económicas muy concretas. Estructu­
ras que generan una .ideología contra la que debe luchar
. la mu­
jer· como sector oprimido ... Desde nuestro punto d~ v:ista, la lucha
verdaderamente
feminista es la que incide con fue,rza en todo el
ámbito social y también en las estructuras dominantes, obligando
a modificar actitudes,
hábitos, leyes, etc.».
Y de manera aún más eiq,llcita, si cahe, en la declaración del
Colectivo
Feminista de Barcelona:
«La explotación y la opresión de la mujer terminará con un
cambio de estructuras. Pero este cambio no es suficiente. Porque
la estructura que mantiene la opresión y la explotación es la familia.
Y la familia aún
no ha muerto>>.
Y lo mismo podría decme de tant nados y aparentemente inconexos -<Íivorcio, aborto, anticoncepti­
vos ... -, que forman parte, como veremos más adelante, del miomo
objetivo de destruir la familia como presupuesto para la revolución
social
y la construcción de ese otro orden, fundado sobre la vo­
luntad del hombre
en lugar de sobre la voluntad de Dios, que eso
es, en definitiva, la qu!intáesencia de la Revolución, según las lú­
cidas
y ya clásicas palabras de Albert de Mun. De tal forma, que
como escribió hace ya muchoo años el gran León XIII, «es indudable
que sus últimos objetivos consisten
en arrancar de raíz y por com­
pleto todo el orden religioso y político del mundo al que ha dado
vida· la cristiandad, para reemplazarlo por otro que esté en armonía
. con su manera de pensar. F.sto quiere decir que el fundamento y la
llOi
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ley de la nueva estructura de la sociedad debe estar anegada de puro
materialismo>> (2).
Este carácter antkristiano de la actual subversión contra la fa­
milia, no sólo se manifiesta en el permanente quebranto de los Man­
damientos de la Ley de Dfos y del Magisterio de la Iglesia en lo
concerniente a . la Moral, sino incluso en el juicio insultante y des­
preciativo que la Iglesia, «reaccionaria.» y «patemalista», merece de
los revolucionarios. Planteamiento anticristiano que no es, sin em­
bargo, obstáculo para que el ataque a la familia cuente con el apoyo
incondicional del progresismo religioso al que incumbe, una vez
más, el triste pa,pel de confundir a las conciencias -abi están esa
pléyade da falsos teólogos y sacerdotes usando su «autoridad morab>
para legitimar las maiyores barbaridades----y de cobijar, bajo el irres­
tricto pluralismo de sus organizaciones, las ideas del naturalismo o
a los
·mismos ~tes de la subversión antifamiliar (3).
La acción del naturalismo organizado
La «nueva imagen» de la familia, resultado de la «actualización»
de ciertos conceptos, no es, sin embargo, el resultado espontáneo de
la
evolución de las leyes y las costnrnbres familiares como mncbas
personas buenas llegan a creer. Es cierto, como explica Penfentenyo,
que
el mal engendra el mal y que el desorden el desorden y que la
familia refleja, con· eno sociedad actual (4). Pero no obstante, es preciso reconocer que de
ninguna
manera se hubiera llegado al actual estado de cosas sin la
acción permanente e
incansable de unas minorías bieu organizadas y
preparadas, tanto ideológka como tácticamente, para trasladar el
naturalismo al campo social, actuando como auténticos grupos de
presión.
(2) Encíclica H11man11m genus.
( 3) En este sentido, son conocidas las afirmaciones de Santiago Carrillo
en su libro Demttin IlEspagne, · -
(4) M, de Penfentenyo: «El proceso legal contra la familia» (Verbo
núm. '89).
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El proceso de subversión antifamiliar tiene en España, más que
en cualquier otro lugar,
un carácter claramente artificial. Lejos de
ser algo
natural, resultado de un lento desarrollo, no es sino el fruto
del trabajo incansable de un pequeño número de grupos y personas
que, sin
ocupar formalmente los puestos de responsabilidad, rigen,
de
hecho, el orden social a través de su artiatladón en los grandes
medios de comunkación. Su dominio es hoy tal que los mejores
llegan a
creer en una fatalidad, atribuyendo la disolución de la fa.
milia a una simple consecuencia del cambio de loo ,tiempos.
Recordemos a este resp«:to la cita dd manifiesto de la Asocia­
ción Democrática de la Mujer, ya anteriormente traída a colación:
« ...
la lucha verd•deramente feminista es la que incide con fuerza
en todo el ámbito social y en las estructums dominantes, obligando
a
modificar actitudes, hábitos, leyes, etc.»
O esta otra, entresacada de los estatutos de la A. P. E. C., según
la cual,
la llamada Asocioción para )a Promoción y Evolución Cultural,
«actúa en forma de movimiento cindadano que presiona al poder»,
proponiéndose «actuar en el plano sociocultural, conformador de
mentalidades», «creando la conciencia de que varones y mujeres ...
etc». O el reconocimiento hecho por la vicepresidenta de la Asocia­
ción
de Mujeres Separadas de «ta denodtkla /Jpcha que la Asocia­
ción
]],,.,a por conseguir la instauración del divorcio en este país».
¿Evolución espontáneai? ¿No estamos, más bien, ante u.na autén­
tica subversión organizada y minuciosamente estudiada? Si así es,
está claro que no basta ya con refutar el error en el terreno doctrinal.
Har también que combam su máquina de guerra, y para esto es pre­
ciso conocer
sus métodos de acción.
No pueden, tampoco, pasarnos desapercibidas las conexiones y es­
trechas relociones internacionales de esta activa red del naturalismo
organizado,
sin las que no tendría explicoción la extraña sim.il;tud
de prnpósitos y tácticas empleadas en loo más distintos lugores.
Sin duda, uno de los frntos más sazonados de esta estrecha cone­
xión,
de gran transcendencia para España, fue el pasado «Año In­
ternacional de
la Mujer», promovido por esa gran central mundial
del naturalismo que es la O. N. U., que fue la ocasión, servida en
bandeja,
para el formJecimiento definitivo de las actividades e ini-
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ciativas opue,tas a la familia. Veamos el balance que de tal «Año
Internacional» y de sus efectos en nuestra patria hace Magda Ora­
nich, famosa
militante feminista barcelonesa, en su libro «¿Qué es
el femin.iMno?»:
«Para
criticarlo o para apoyarlo, lo cierto es que las mujeres
empezaron a tomar posturas, a hablar, a reunirse y organiza:rse. Las
reuniones que hasta este momento eran reducidas empezaron a am­
pliarse, se redactaron documentos, se firma.ron escrituras, se organi­
zaron asambleas, y se crearon o se potenciaron asociaciones o grupos
legales o ilegales. En suma, en nuestro país el ai\o 1975 sirvió de
aglutinante. Lo cierto es que a partir de esta fecha el movimiento fe.
minista hará oir su voz» ( 5).
¿Casualidad? ¿Oportunismo? ¿Y si se comprobara que los efec­
tos del Año Internacional de
la Mujer fueron muy similares en las
demás naciones?
Fácilmente podemos caer en la . tentación· de deslumbrarnos por
lo que el actual acoso a la institución familiar tiene de espectacular y
masivo: campañas de prensa y propaganda, manifestaciones, con­
gresos y asambleas ... Y sin
embargo, cualquiera que haya estudiado
historia sabe que
la Revolución Francesa fue movida por un número
restringido
de motores ideológicos bien organizados. Todo indica
que
en medio de tanta luminotecnia, la subversión antifamiliar obe­
dece hoy a la misma estrategia revolucionaria. Ciertamente es posible
que esta
conclusión escape a una mirada superficial, aunque no a
una observación atenta; no en vano sus autores tienen buen interés
en no aparecer nunca como lo ·qlle .son ; una simple minoría organi­
zada y activista ¡d6nde iría a parar, de lo contrario, el mito de la
evolución de los tiempos y el desarrollo espontáneo de las leyes!
El estudió
de los nrecanismos empleados por los revolucionarios
y su mejor comprensión es la mejor manera de poner en evidencia
esa pretendida marcha imparable de la historia hacia la desaparición
de la familia, al tiempo que de mostrar las posibilidades auténticas
de una acción contrarrevolucionaria de fos católicos.
(5) Magda Ora!lich: ¿Qué e.r 'el feminismo? Ed. La Gaya Ciencia, 1976
pág. 71. . ,
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El mecanismo subversivo
El proceso subversivo que en la actu.alida en España, no difiere esencialmente del que con alguna antelación
tuvo lugar en Francia, Italia o Gan
Bretaña. Resulta, pues, de enor­
me interés, en ocasiones, conocer con cierto detalle cómo se han de­
sarrollado las cosas en otras naciones, lo que nos permitirá antici­
parnos a algunos mo"inúentos del adversario. Trabajoo como el de
Michel de Penfentenyo ( 6) y el aparecido en la revista «Approo­
ches» (7) sobre la subversión antifamiliar en Francia e Inglaterra
tienen un valor inapreciable para nosotros.
Penfentenyo distingue
dos etapas bien diferenciadas en el pro­
ceso subversivo:
«En primer lugar, viene un período de familiarización con las
ideas y las palabras que las vinculan. Ideas y palabras
que hasta
ahora pertenecían al ámbito
de lo sagrado; ideaa y palabras que no
se discutían: eran guardiaues de lo sagra Por múltipl,s procedimientos (artículos,. resolucion,s de congre­
sos y asambleas, intervenciones en radio y televisi6n ... ) se da la
sensación de que una serie de cosas que pretenden introducirse for­
trun ya parte habitual de la realidad, que son un hecho aceptado
y asimilado, que están ahí, como ahora se dice, y que, por tanto, ·no
puede soslayarse su existencia..
La segunda fase es la parlamentaria: < ley
cuidadosamente preparados; la identidad de los argumentos y
palabras-clave producen la ilusión
de una voluntad popular ya ad­
quirida y de unas costumbres ya establecidas. Las volunta pliegau. El ahocamiento a la legislación parece fatal, y, por otra par­
te, si,mpre se encuentran algunos clérigos u otras "autoridades mo­
rales" que suministran los argumentos que hagan ceder a las con­
ciencias que aún resisten :
el laicismo de las leyes, el pluralismo ... »
En definitiva, se trata de eso tan repetido últimamente de reco­
ger en la legalidad
Jo que antes ha roconocido ya la realidad .
• ( 6) M. de Penfentenyo: Op. cit.
(7) Separata publicada en español por la revista Róca Viva,
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Una vez que noo han familiarizado mediante acciones bien pla­
neadas, y mejor propaladas, con las
manifestaci= de adúlteras, con
el «derecho a disponer del propio cuerpo», con la
homosexualidad,
con
loo anticonceptiV05 y con el supuesto enorme número de parejas
que estarían
esperando el divorcio (8), ya sólo queda adecuar las
leyes a esa presunta realidad y sancionar con la ley lo que el pueblo
ya habría aceptado con los he:hoo.
Jean
de Saint Chamas, en un articulo publicado en «Verbo» (9),
completa el mecanismo de actuación habitualmente empleado por la
subversión. En primer lugar, una minoría ejercitada se encargará de
montar pequeñas operaciones que bloqueen el funcionamiento nor­
mal de la sociedad y de
las leyes: un encierro de homosexuales en
una iglesia, una manifestación al grito de
«¡ Yo también soy adúl­
tera!», una venta pública de anticonceptivos ... Estas acciones, propa­
gadas después a bombo y platillo en loo medios de comunicación,
tienen como objeto
crear desconfianza en la vigencia de leyes e
instituciones,
dudas sobre las propias convicciones y un temor la­
tente, es decir,
todos aquellos ingredientes que desembocan en la in­
lúblción, la no intervención, el silencio de la mayoría, el bloquea­
miento de los verdoderos cuadros sociales.
A continuación, una intensa campaña
propagandística tenderá a
acreditar las
apariencias de una nueva moralidad y, con ello, de una
nueva
legitimidad, al tiempo que se denosta con toda clase de epítetos
la moralidad vigente: «denunciamos el trato discriminatorio y trau­
matizan.te que recibe la niña a . nivel de educación, enseñanza, jue­
gos, etc.»
Con este mecanismo, explica. Jaui de Saint Chamas, se trata de
romper la
reflexión y la conciencia pemonal en beneficio de la con­
ciencia colectiva. La nueva moral será base de una nueva legitimidad
que después
será, a su vez, base. de nuevos poderes: se penalizará,
( 8) A propósito de la falsedad de muchas de las estadísticas habituales
concernientes a· estos -temas, coosúltese ·él magnífico libro del prof García
Cantero: El Divorcio, publicado el!. la colección popular de la B. A. C.
(9) J. de Saint Chamas: «Para una acción eficaz frente a la subver­
sión» (Verbo, n6ms. 155-156).
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por ejemplo, a partir de entonces, a 105 médicos que se nieguen a
colaborar con el derecho que toda mujer tiene a abortar
...
Esta última etapa de la subversión será, así, la afirmación ha­
bitual de las jerarquías paralelas que han desplazado y neutralizado
progresivamente a los legltim05 ,esponsables (10). Lo que no eran,
ayer, sino
infracciones de la ley, hoy son derechos adquiridos, que
serán, a su vez, platafonnas para nuevas operaciones que bloqueen
otras instituciones, reanudándose el ciclo.
Se entiende, así, que los avances logrados en el camino hacia
la destrua:ión de la familia, no sean sólo productos de la actividad
de las minorías revolucionarias, sino también de la defectuosa resis­
tencia de las naciones católkas que, por causa de su ignorancia del
mecanismo subversivo, no han sabido, hasta ahora, contrarrestar con
otra táctica la táctica demoJ!edora del naturalismo. Conociendo la
estrategia general seguida
por el adversario, obteniendo lecciones de
su
actuación y deduciendo un planteamiento contrarrevolucionario
adecuado, sería fácil a 105 católicos, ricos en medi05 sobrenaturales,
volver a levantar las torres majestuosas del gran edificio de la Cris­
tiandad.
La lucha contra la familia en España
El año foternaciooal de la Mujer de 1975, de cuy05 efectos en
España ya hem05 h,blado, y el nuevo rumbo que tomó la situación
política a partir del ltnismo aiño de 1975, marcaron el comienzo de
una notable intensificación de la acción contra la familia en nues­
~ patria.
Independientemente de la incidencia del programa de los par-
( 10) El acceso a la instrumentación del poder estatal por parte de los
grupos feministas sigue
en España tres fases bieri delimitadas:
-Establecimiento de conversaciones formales con el Poder Público me·
diante una comisión.
-Creación de una subsecretaría de la condición femenina.
-Control y utilización por parte de los grupos feministas del patri-
monio de la antigua
sección femenina.
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ti dos políticos en este terreno de la familia ( 11), cuyo estudio
cae
fuera ,de los márgenes de este trabajo, empezarán a surgir por
toda la nación organizaciones de 1111ujeres y diversos cuerpos inter­
medios que, desde entonces, van a suponer el principal foco subver­
sivo
a:ntifamiliar. Sus activ;clades se suceden interminablemente has­
ta la actualidad : reparto de folletos y programas, manífes.taciones
de toda índole, acción proselitista en la Universidad y en los ba­
rrios, elaboración de proyectos de ley sobre divorcio y aborto, «Pri­
meras Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer» en di­
ciembre
de 1975, y las tristemente famosas «Jordanas Catalanas de
la Dona»,
en las que cerca de 4.000 mujeres, que llenaban el Paraninfo
de la Universidad Central de Barcelona, aplaudieron unas cooclu­
siones que son trágico exponente
de la degradación intelectual y
moral a
la que ,rueden llegar los espíritus cuando se dejan rodar por
la pendiente de la Revolución.
Las asociaciones exístentes en España, relacionadas mayor o me­
normente con el tema de la mnjer y, a través de ella, coo el de la
familia,
son de tres tipos fundamentales:
Las primeras son aquellas que representan la rama femenina de
los grupos pol!ticos y las que, detrás de una pretendida indepen­
dencia, no son sino satélites de los mismos.
Entre estas últimas destaca, por su importancia, el. Movimiento
Democrático de Mujeres-Movimiento de Liberación de la Mujer.
Creado en 1965, destaca por estar cootrolado por el Partido Comu­
nista a través de las dirigentes
más destacadas de la Asociación. Su
labor,
en buena parte, se rea.liza a través de Asociaciones de Amas
de Casa, utilizando reivindicaciones en principio sin significación
ideológica (petición de semáforos, zonas verdes, guarderías ... ), para
ir después ganando adeptos a través de su inserción en la praxis
revolucionaria. Editan la revista < table calidad tipográfica.
En junio
de 1972, el Movimiento Dernocratico de Mujeres creó
( 11) Exponente de la penetración del programa feminista en los grupos
políti?>5 ·es la puesta en marcha · de-una campaña de «planificación familiar»
por parte de los dos partidos actualmente mayoritarios.
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la «Asociación Castellana de Amas de Casa>>, entre cuyos objetivos,
a corto plazo, figw:a una campaña en pro de la liw> para que la Seguridad Social asuma la distribución libre y gra­
tuita
de anticooceptivos.
Para su acción en la Universidad, el Movimiento creó, igual­
mente, en 1975, la A. U. P. E. P.M. (Asociación Universitaria para el
Estudio de los Problemas de la Mujer), celebrándose, el 29 de oc­
tubre del pasado año, en la Universidad., el Primer Día de la Mu­
jer, instalaodo
diversos < vendiéndose abundante propaganda feminista.
Además, la A. U. P.­
E. P. M. ha organizado desde su fundación distintos ciclos de con­
ferencias
en las Facultades universitarias sobre ternas de sexualidad,
aborto y anticonceptivos, normalmente a cargo de médicos y psicó­
logos pertenecientes al Partido Comunista, los mismos empleados
como conferenciantes en ialgunas asociaciones de vecinos y amas
de casa.
Otras asociaciones
de este mismo tipo ron la «Unión Popular de
Mujeres», perteneciente al F. R. A. P., la Asociación Catalana de la
Dona, del Partido del
Trabajo v sobre todo la Asociación Demo­
crática
de la Mujer, uno de los grupoo de mayor actividad. Estre­
chamente vinculada a
conocidas dirigentes de la O. R. T. , con la
participación
de ótros partidos de la izquierda comunista, fue crea­
da, en marzo de
1976, contando con organizaciones filiales en dis­
tintas provincias ( Asociación Democrática de Mujeres Aragonesas,
Asociación Democrática de la Mujer Castellaoo-Leonesa y Asocia­
ción Gallega
da Muller, así como otros grupos en Asturias, País
V asco y Logroño).
Han organizado diversos ciclos de conferencias sobre feminis­
mo, habiendo editado sendos folletos sobre «La mujer y los de­
rechos conyugales», «La mujer y el derecho a controlar su propio
cuerpo» y «La mujer y la Constitución», así como unas bases para
un proyecto de ley de divorcio profusamente repartido en fechas re­
cientes.
El segundo tipo de asociaciones está formado por las llamadas
sexistas o de feminismo integral, no admitiéndose en ellas la mili­
tancia
simultánea en un partido político. Entre ellas, las más im-
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portantes con Ios llamados Colectivos Feministas y su desgajado Semi­
nario Colectivo Feminista, con funcionamiento en Madrid y Barce~
lona. De esta asociación ocndió una delegación a Bruselas al llamado
Tribunal de Crímenes contra la Mujer. En sus filas cuentan con
co­
nocidas dirigentes feministas, como Cristina Alberdi y Lidia Falcón,
editora, esta última., ·de diversas publicaciones feministas, entre ellas
la revista «Vindicación Feminista», que a finales de 1976 llegó a los
35.000
El Colectivo
Feminista fue uno de los grupos organizadores de
las «Jornadas Caticlanas de la Dona». R forma de mujeres, frente común formado en Madrid por las princi­
pales organizaciones feministas,
han propuesto una compaña nacional
en favor del
aborto y .Jos anticonceptivos.
El tercer tipo de asociaciones está formado por grupos no es­
pecíficamente feministas, al menos en su fundación, si bien algu­
nos de ellos juegan un papel importante en
la organización de ac­
tividades que afectan a la famllia:
Asociación de
Mujeres Juristas: fundada en 1971 por María
Telo
Núñez para estudiar y reformar las leyes que discriminan a la
mujer. Cuatro de sus integrantes forman parte desde hace años de
la Comisión de Codificación. En diversas ocasiones María Telo se
ha mostrado partidaria de la legalización del divorcio, aborto y an­
ticonceptivos.
Asociación Nacional de Mujeres Universitarias: constituida en
1953 y afiliada a la Federación Internacional de Mujeres Universi­
tarias. Originariamente no feminista, deriva
marcadamente hacia di­
cha línea en los últimos años.
De su seno han salido las compo­
nentes de otros grupos. formados más recientemente. En dos ocasio­
nes ha recibido ayuda de la Fundación Juan Match. Se mueve en la
órbita de lo que fue la Institución Libre de Enseñanza, a
la que han
dedicado algunas de sus actividades.
Asociación para la Evolució.n y Promoción Cultural: constituida
en mayo
de 1974 y oficialarente reconocida en febrero, de 1975.
Entre sus fundadores se enruentra Pilar Yzaguirre, primera mujer
que ocupó el nuevo cargo de Subdirectora General de la Condición
Femenina, de
reciente creación dentro del Ministerio de Cultura, al
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que llevó como colaboradores varios miembros de A. P. E. C. Su
marido, Alvaro García Mmeguer, es igualmente miembro de la Jun­
ta fundadora de
la asociacíóu.
Sin poseer
,d respecto pnrebas terminantes, puede, sJn embargo,
detectarse

en la
Asociacióu para la Evolución y Promocióu Cultural
una fuerte influencia de
la ideología masónica. Según el trabajo
aparecído en el diario «Informaciones» del 25 de febrero de 1977,
los
rasgos distintivos de la ideología de esta asociación serían los
siguientes: «Sus objetivos están vinculados a conseguir la revolución
del inconsciente. Creen que las discriminacíones existentes se supri­
mirán cuando
se instaure la democracia universal. Apoyan las cam­
pañas por el divorcio, control de la natalidad, etc.».
Por otra parte, en el articulo 2, apartado e) de los Estatutos de
A. P. E. C. se especifica como fin de la asociacíón «Fomentar den­
tro del
marco socio-cultural, y de =erdo con los principios y leyes
vigentes, un espíritu de apertura y tolerancia en sus asociados, pre­
serwmdo a la asociación de cualquier dogmatismo, sea religioso,
político o de cualquier otra naturaleza».
Resultaría, sin duda, de enorme interés para el cooocimiento de
la

subversión antifamiliar
-¡y no sólo antifamilia.-!-en España,
poseer más información sobre las actividades de esta extraña asocia­
ción y sus buenas relaciones con el Ministerio de Cultura.
El "programa femini8ta" en la suhrversión antifamiliar
Todas las organizaciones citadas y las otras similares hoy exis­
tentes
plantean buena parte de su estrategia en tomo a la idea de
la emandpacióu de la mujer. Una emancipación mentirosa, que se
apop en ocasiones en las evidentes injusticias que nos rodean para
proponer, a cambio, remedios peores e ilícitos.
No se trata, eu realidad, de dignificar a la mujer sino que, en
nombre de nuevos dioses, se la pretende incorporar ai1 carro mismo
de la revolución y utilizarla como punta de lanza para la destruc­
ción de
la familia y la moral social.
Las metas y objetivos comunes a la mayor parte de los grupos
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JAVIER URCELAY AWNSO
feministas son una prueba más de sus interrelaciones y dependen­
cias, probablemente mayores de Jo que somos capaces de suponer.
Bajo cuatro aspectos
se mueven los objetivos revolucionarios:
-Aspecto jurídico: a través de .la SUIJ>ffl'ión del delito de adul­
terio, del
aborto -que «dcl>erá ser libre, gratuito y a cargo de la
Seguridad
Social»-, de las conductas consideradas como delictiv,s
en ,razón del sexo (prostitución, homosexualidad, exhibicionismo,
etx:.), y del reconocimiento del divorcio, del uso de anticonceptivos
con cargo
también, a la Seguridad Social y de las madres solteras, la
ley pierde todo su fundamento ético y su carácter de ordenación ra­
cional al bien común para convertirse en gravísimo
obsw:ulo para
la consecución del fin eterno -<: incluso temporal-para el que el
hombre ha sido creado.
Es bien sabido, por otra parte, la confusión
que se produce en muchos
espíritus poco ilustrados entre lo legal y
lo moralmente licito, con lo cual, a la larga, lo conseguido no se­
ría el simple reconocimiento de .divorcio, aborto, etc.,-sino su promo­
ción sicológica a ci,,rgo del propio Estado.
-Aspecto ,:ación diferencial y de fa· doble moral que marcan unas pautas de
comportamiento distintas para el hombre y la mujer desde su na­
cimiento>> (12), mediante la co la educación sexual, son los principales estribillos de la acción sub­
versiva en el terreno educacional, tanto en España como en las
demás naciones.
El ya citado documento de «Approaches» señala cómo «la educa­
ción
sexual obligatoria ha sido siempre el tema favorito de la fa­
milia masónica francesa». 13. razón de ello es clara: los revolucio­
narios sal>en que la ley natural y los «prejuicios» cristianos tieneu
todavía fuerza suficiente en las naciones de tradición católica como
para que no baste simplemente con legalizar el uso de la «píldora».
As!, pues, el propósito esencial de la educación sexual en los col<>­
gios es popularizi,,r y favorecer el uso de anticonceptivos, sirvién,dose
para: ello de algunos mitos como el del «temor a la población» (13).
(12) Manifiesto de la Asociación Democrática de la Mujer.
(13) Este_ es el nuevo punto de enlace dentro de la estrategia global
de
la subversión antifamiliar con los movimientos «ecologistas», que refuer~
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UNEAS DE DEFENSA DE LA FAMIUA
La relación entre la educación sexual y la anticoncepción es
puesta de manifiesto con absoluta franqueza en todos los progra­
mas feministas que han llegado a nuestras manos; así, por ejemplo,
en el de la Unión para la Liberación de la Mujer leemos; «reivin­
dicamos el derecho de toda mujer a disponer libremente de su pro­
pio cnerpo
y a decirdir libremente su maternidad, para lo cual es
necesario una información sarual completa».
- Este mismo objetivo, dentro ya del aspecto sociocultnral, es el
perseguido por la llamada «planificación familiar», campaña mun­
dial auspiciada
por la O. N.U., ~poyándose en el mito de la explo­
sión demográfica y condenwa en la encíclica Humana,, vitae en
su interpretación naturalista. La relación inmediata de la «planifi­
cación
familiar» con los anticonceptivos es señalwa en las decla­
raciones de la Asociación Castellana de Amas de Casa, «entre cuyos
objetivos a corto plazo figura iniciar la campaña de planificación
familiar
para que la Seguridad Social asuma la distribución libre y
gratuita de anticonceptivos» (14); o en ..tas otras de la Federa­
ción de Organizaciones Feministas del Estado Español, Guando pi­
de «el reconocimiento del derecho que tiene la mujer a controlar su
maternidw, con medidas de planificación familiar garantizwas y
establecidas por el Estado en cnanto . a asesoramiento, información
y control médico de anticonceptivos» (15).
El énfasis que la subversión antifamiliar pone en todo lo que
puede conducir a una utilización generalizwa de anticonceptivos,
tiene
dos razones de ser claras con independencia ahora de la degra­
dación
moral que ello supone, evidentemente siempre bien saluda­
da por la _revolución :
-En primer lugar, la anticonce¡x:ión, que libera al. acto sexual
t"en sin escrúpulo el concepto de superpoblación para ponerlo al servicio de
un condicionamiento de las mentes. Para desmitificar el problema del creci­
miento de población,
léase el trabajo de J. L. Hubner: El mito de la explo-
1ión demográfica, Atenoo (Madrid), 1967.
(14)
Informaáones, del 25 de febrero de 1977.
(15) Los Derechos de la M11ier en una Constitución DemDN"álka, fo­
Ileto de la F. O. F. E. E. -editado por la asociación Democrática de la mujer.
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JAVIER URCELAY ALONSO
de sus «consecuencias», hace posible la revolución sexual, que se­
gún el pensámiento tan difundido de Wilhem Reich es un medio
eficaclsimo para la revolución familiar, · auténtico talón de Aquiles
de
la sociedad en opinión del teórico neomarxista.
- En segundo lugar, esta misma «liberación de las consecuen­
cias», permite «la superación progresiva de la dependencia de la
mujer a su biología, limitando el período de maternidad a eta­
pas cada vez más cortas de la vida... Con todo ello se hace cada
vez más insostenible el ugumento tradicional con el que se pre­
tende
justifiai.r el papel secundario de la mujer y su confinamien­
to
exclusivo ai hogar ... , que es lá única concepción capaz de ga·
rantizar que la idrología y el poder político dominante en cada
momento histórico
puedan afianzarse y asegurar su continuidad» ( 16).
¡No hay que
decír que esa «ideología dominante>> es el catolicismo!
Liberada de sus responsábllidades en el hogar, gracias al control
de la
maternidad por los anticonceptivos y el aborto, y merced a
una
serie de guarderías, lavanderías y comedores colectivos (casual­
mente
otra de las reivindicaciones habituales del feminismo), la
mujer puede lanzarse definitivamente y ya sin traba alguna al tra­
bajo, y
por él entrar de lleno en el ámbito de lo económico, condi­
ción que el pensamiento marxista . clásico estima suficiente para la
destrucción
de la familiá: ·
«La emancipación
de la mujer sólo será posible cuando la mu­
jer pueda tomar
parte en la producción en una escala social amplia
y el trabajo doméstico no represente otra cosa más que una pequeña
cuantía de su tiempo» (Engels en «El origen de
la familia»).
<<... la primera condición para la liberación de la mnjer es llevar
a
todo el sexo femenino a· la industria pública y esto, a su vez,
exige la abolición de la fami'lia monogámica como unidad econó­
mica de
la sociedad» (Idem).
- Aspecto
laboral: este cuarto y último aspecto del programa
feminista tiende precisamente a llevar a cabo una serie de
refonnas
legales que consagren esta situación por la que la mujer sería sepa-
(16) Programa ded Movimiento Democrático de Mujeres.
lt14
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UNEAS DE DEFENSA DE LA FAMIUA
rada del hog,i:r y del papel de alma de ,]a familia que en él le co-
rresponde (17). ·
Todo este proceso por el cwd se pasa de los anticonceptivoo a
la emancipación laboral de la muj,er y de ésta a la revolución social,
estaría mantenido
y perpetuado por un mecanismo de retroalimen­
tación, mediante la creación de una economía familiar viciosa:
«Una vez que se establece como
norma. que ingresen dos sueldos
en la familia, la tentación de practicar la anticoncepción se hace
casi irresistible en la mayoría de los casos, porque el sueldo de la
madre se considera como la llave de la prooperidad familiar ... Don­
de la mujer es capaz de aportar un ingreso sustancioso, la gestación
de la futura madre puede verdaderamente parecer una catástrofe
financiera mayor, si cabe, que fa muerte-del padre, porque contra
ésta puede haber un seguro, pero aquélla no puede remediarse de
manera similar. De aquí la tentación a recurrir a los anticoncep­
tivos» (18).
El conjunto de reivindicaciones, agrupadas en tomo a lo que
hoy
se llama feminismo (19), están provistas de una innegable
coherencia lógica, ordenadas y jerarquizadas para fraccionar las di­
ficultades
(20) y conseguir esa «transformación paulatina en h
configuración de la familia tradicional» que habría de concluir
(17) Estas son algunas de las reformas más pedidas:
-
«Control estatal de las empresas, que garantice la contratación de la
mujer en igualdad con el hombre».
-«Derogación de todas las leyes proteocionistas».
-
-«Formación profesional acelerada sin especialidades en función del
sexo para impulsar la incorporaciQn de la mujer al trabajo».
-:--.«Desaparición real de las funciones que habitualmente se asignan a
la mujer», etc.
(18) «Approaches»: Loe, cit.
(19) Estas reivindicaciones son muchas veces asumidas con mayor o
menor consciencia de su significado por
entidades no específicamente fe.
ministas, como revistas, partidos políticos ...
(20) «No es de un solo golpe como se pueden subvertir las leyes, las
instituciones, lasi jerarquías, los poderes, la moral de un país, sino que es
por una sucesión de pequefías infracciones como resulta posible sisnpre . su
logro a _ una pequ:efia minoría ejercitada e inteligentemente conducida» (J
de Saint Chamas: Op. dt.).
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JAVIER URCELAY ALONSO
con su misma. desaparición. Seria. entonces el momento en que se
cumplirían 105 designios de los fundadores del comunismo:
«El cuidado privado del hogru: se transforma. en una indnstria
social. El
cuidado y la educación de 105 hijos pasa a ser un asunto
público; la sociedad se ocupa tanto si son legítimos como si no lo son» (Eogels en «El origen de
la familia»).
Y todo ello junto con una legión inocente de seres humanos
asesinados por sns mismos padres antes de llega:r a nacer, junto a
una sociedad pervertida por el pansexualisrno, a un sinfín de ho­
gares rotos por el divorcio y a un clamor hedonista y corrompido
que subiendo
de la tierra al Cielo acabará algún día con la miseri­
cordiosa
paciencia de Dios.
Líneas para la defema
Y a pesar de todo, podemos impedir con nuestra acción el triun­
fo de la revolución. R,epitamos una vez más con Saint-Chamas: no
estarnos en presencia de una fatalidad, sino de una táctica que puede
ser contrarrestada. por otra táctica. Cuando se sabe que se trata de
un plan concertado, pacientemente elaborodo en el seno de pequeños
grupos de acción, nada hay por lo que debamos atribuir sns efectos
al
cw:so imparable de las cosas. ¡ Cuántas horas, de estudio y acción
se ahorrarían los revolucionarios si así fuera!
Pero
ya diji:m.os que, aunque necesario, no era suficiente con re­
futar los actuales errores en el terreno doctrinal.
Para hacer frente a la subversión antifamiliar, lo primero
es
conocer su mocanismo concreto de funcionamiento y dárselo a co­
nocer al mayor número de gente posible, especialmente a los que
por ser padres de familia, educadores, etc.,
poseen responsabilidades
concretas o participan de
las jerarqulas naturales.
Los trabajos publicados en «Verl>o» y otras revistas sobre este
terna son fáciles de conseguir, inclnso en grandes cantidades. Pue­
den
ser un i119JPreciable instrumento de trabajo para esta empresa,
junto con
otras cosas que en el futuro se vayan publicando. Hay
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LINEAS DE DEFENSA DE LA FAMILIA
que hacer difusión de ellos ; que se estudien en reuniones de ma­
trimonios y padres, en las parroquias y en los colegios, que sirvan
para orientar una acción más eficaz.
Es preciso, además, contar con una visión de conjunto de la
lucha hoy planteada. Nada conseguiremos queriendo combatir a.is-­
lada esta o aquella proposición revolucionaria sin hacer frente ta:m­
bién a esas otras que le ai>ren paso. Sin que ello sea incompatible con la
necesidad de
formar hombres sobre realidades sociales concretas y
ligadas a la situación y posibilidades particulares de cada uno.
Hay que
trabajar en los cuerpos sociales existentes ( Asociacio­
nes de padres, de antiguos alumnos, Congregaciones de matrimonios,
corporaciones de todo tipo
... ), no para manipularlos a la manera
como
operan los revolucionarios, sino para que cumplan más perfec­
tamente su función, aquella
para la que fueron creados. Y crear y
potenciar nuevas entidades
all1 donde no las haya para cubrir los
diversos frentes
en los que se desarrolla el combate contra la fa­
milia. El registro oficial está repleto de asociaciones variadas al
servicio
de la subversión antifamiliar, muchas de ellas ayer lángui­
das y
ai>andonadas por la pereza de los católicos y hoy boyantes de
actividad subversiva.
Finalmente, la defensa de la familia se hará, mejor, apoyándose
en una sucesión de pequeños logros que demostrarán que la acci6n
constructiva es posible y evitarán el descorazonamiento ineV!itai>le de
los que quisieran arreglar todo a la vez. Con este fin,. sería de gran
utilidad una red de relaciones, consultas,
inten:ambios de infor­
mación
y documentos, etc., que sirviera para capita'.lizar todos esos
triunfos
que se vayan obteniendo y multiplicar así sus efectos.
Y nada
más. Que la Sagrada Familia nos obtenga de Dios el
coraje y la generosidad necesarios para que la reconquista de las
familias para
El sea preludio y anticipo del establecimiento de su
Reinado
Social en el mµndo entero.
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