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Las libertades en la empresa

LAS LIBERTADES EN LA EMPRESA
POR
PATRIC JoBBJlaDuvAL
Para esta XXVI Reunión de amigos de la Ciudad Católica,
Juan Vallet
me ha pedido que les hable de un tema bastante ex­
traño a primera vista: Las libertades en la. empresa.
Como si fuera posible que en la empresa puedan existir ver­
daderas libertades. Como
si la empresa no fuera, en el día de
hoy, probablemente, el lugar
.donde permanecen los llamados. vie­
jos sistemas de gobierno:
- Autoritarismo y paternalismo.
- Obediencia ciega a una jerarquía perfectamente
definida.
-. Donde, a cambio de un sueldo, sacrificas toda libertad de
manifestar tu propia personalidad, a no ser para ponerla al· ser-
vicio exclusivo de la empresa. ·
En fin, un sitio donde lo único que puedes hacer es obedecer
y
callar si quieres cobrar.
Este siniestro cuadro de
lo que es la empresa, ¿no es el que
vemos en todos los textos que publican los partidos políticos o
las personas que
se proclaman como defensores del pueblo, de
la clase obrera? .
En tal caso, ¿cabe decir que en la empresa pueden
existir
libertades?
¿Es posible afirmar que la empresa, cualquiera que sea su
forma jurídica, cualquiera que sea su tamaño, puede ser un es­
pacio de libertad?
Libertad de constituir un patrimonio personal.
Llbertad
de ganar su pan de cada día con la seguridad de po-
der vivir decentemente. ·
Llbertad de correr riesgos.
Libertad
de iniciativa.
Libertad
de autogobernarnos.
Libertad
de emprender.
En fin, libertad de ser verdadera persona humana, sujeto de
sí mismo, responsable de sus actos.
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PATRIC ]OBBE-DUVAL
Es preciso cc;,ntestar a esta pregunta: ¿la empresa puede ser
un espacio
de libertad?
Para ello debemos contestar antes a estas otras:
¿Cuál
es la finalidad de la empresa?
¿Es el mejor medio· de acumular riquezas?
¿Es
el lugar estratégico de enfrentamiento donde la «lucha
de clases» encuentra su terreno más adecuado?
¿Es
la empresa un instrumento de opresión donde el hom­
bre es objeto y no sujeto de su propio destino?
Cuando compro, por ejemplo, un coche, ¿cuál es mi inten­
ción?
-¿es la de mejorar los resultados financieros de SEAT o
RENAULT?
-¿es intervenir en un debate socio-filosófico y expresar mi
opinión sobre
la definición del hombre en el trabajo.?
-:-,-¿es la de participar a la «lucha de clases»?
Evidentemente, no.
Lo que busco es satisfacer una necesidad y, para ello, bus­
co la satisfacción de mis propios intereses;
Trátase, pues, de elegir el tipo
y la marca de coche que me
da· más completa satisfacción gracias a la calidad de su fabri­
cación.
Existen tres posibilidades:
-· si la calidad me parece insuficiente, no compro y busco
otra marca;
-si compro y la calidad me decepciona, hago una reclama­
ción y desde luego
no volveré a comprar un coche de
este tipo y
de esta marca;
-si, al contrario, estoy plenamente satisfecho y necesito
un nuevo coche volveré a adquirido de esta marca.
Entonces, ¿cuál
es la finalidad de la empresa?
Simplemente,
la de fabricar productos que den plena satis­
facción a la clientela,
y es evidente que la calidad del artículo
y del servicio son
la manifestación visible, expresada desde el ex-
terior, de lo que es la empresa. ·
O, .dicho de otra manera, la calidad es el resultado obtenido
por la empresa en su conjunto,
de la alta dirección y de todo el
personal en todos los niveles.
La experiencia del CEE en sus casi 25 años, en miles de em-
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presas grandes y pequeñas, nos ha enseñado que todas ellas de­
penden de los resultados· obtenidos en las relaciones que median
entre todas las personas que las integren.
En efecto, cuando más ahondamos en el funcionamiento de
las empresas, vemos mejor
. que estas relaciones no están ligadas
directamente:
-ni a los medios financieros;
-ni a los equipos técnicos;
-ni, incluso, al solo nivel profesional de los que compo-
nen la empresa; ·
-ni tampoco a· los sueldos y otros. beneficios que la em­
presa pueda otorgar a sus colaboradorés.
Nuestra
experiencia nos enseña que la calidad de las relacio­
nes dentro de la empresa está ligada· directamente a los compor­
tamientos de todas
y cada una de las personas que integran la
empresa.
Hemos visto en una. de las anteriores intervenciones que he­
mos tenido en otras Reuniones de amigos de la Ciudad Católi­
ca (1 ), que los comportamientos negativos pueden traer consigo
resultados catastróficos en
la empresa; y, en el menos maló de
los casos, siempre
se produce una baja de la actividad laboral,
un aumento del absentismo,
bajá de rendimientos, aumento del
rechazo
y siempre un descontento de la clientela.
Si, entonces, la calidad de las · relaciones tiene tan primor­
dial importancia para la buena marcha de
la empresa, la preocu­
pación de todos --cualquiera que sea su nivel de responsabili­
dad--,-deberá ser la de buscar unos comportamientos que pue­
dan desarrollarse libremente dentro de un marco empresarial ade­
cuado, Comportamientos que serán el fruto de las c0ndiciones
de existencia
y del tipo de organización que faciliten lás réla­
ciones entre hombres y mujeres y, en fin, serán el fruto de las
reglas de vida aceptadas por todos.
Lo que se traduce en este esquema:
-los resultados dependen de los comportamientos, fruto de
las reglas de vida.
(1) «La· acci6n de la empresa frente a la subversión», en Verbo, llú­
mero 165-166, pág. 639, y CEE Informaci6n, núm. 1, pág. 37; CEE In­
formación, núm. 2.
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Así, pues, la finalidad de la empresa es la de dar satisfac­
·ci6n a su clientela; y la forma más eficaz de conseguirlo es la
de establecer:
las reglas de vida que generen
,L.
comportamientos positivos que, a su vez, generen
buenos resultados.
,¡,
Notemos de paso que este esquema es valedero para muchí­
simos otros casos de relaciones entre los hombres.
En un Estado donde las reglas de vida de los ciudadanos, es
decir, las reglas morales, son respetadas por todos, y los com­
poi:tamientos son conform\és a dichas reglas: el resultado se re­
flejará en los resultados económicos.
El bar6n Louis, que fue ministro de Hacienda de
dos reyes
de Francia: Luis
XVIII y Luis Felipe, en la primera mitad del
siglo
XIX, decía:
-Hazedme buena política, os daré buenas finanzas.
El esquema válido para la empresa lo es también para el Es­
tado:
POLITICA
,¡,
estado moral
,¡,
economía
Y esto es tan verdad que, cuando en el pasado marzo expu­
se en México el tema «La solución: la participación» (2), la reac­
ci6n fue inmediata, porque los · mexicanos presentes vieron en
este esquema la simple traducci6n meridiana de sus problemas.
¿C6mo este país, dotado de todos los recursos: 'mineros, agrí­
colas, marítimos, etc., sin contar el considemble capital humano
que tiene, puede estar al borde del colapso econ6mico?
- No
es ·papel mío vaticinar sobre México, pero una cosa
cierta es que la política del P. R. l., la moral del Estado, que es
la del P. R. l., después de 70 alíos en el poder, recibe, directa
e indirectamente la sanción de los resultados económicos
..
(2) Verbo, núm. 255-256, mayo-junio de 1987, pág. 665.
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Lech Walesa interrogado por un periodista sobre la situa­
ción en Polonia contestó:
-«Miren donde nos han llevado las orientaciones de los
últimos
35 años. ·
»Han .fabricado
pícaros, tramposos, vivales. Miren este jefe
de equipo o este otro:
si es honesto vive mal.
»Es este desorden lo que queremos eliminar».
Porque
Lech Walesa, con su sentido común, ve que los re­
sultados económicos son. la parte· emergida del iceberg; la parte
sumergida, la
más_ importante, la causa misma del fracaso eco­
nómico es la política nefasta, la amoralidad del Estado, que ha
fabricado
pícaros, tramposos, vivales, cuyos comportamientos son
negativos.
Ahí está el desorden, lo contrario del orden.
Las cosas no son
como antes, la jerarquía de valores se ha
invertido
(3 ). La libertad de actuar según el sentido común de
cada uno, de escoger lo bueno, lo
razonable, lo sano, ya no exis­
te; pues, todo aquel que actúa en este sentido se encuentra dis­
minuido, incapacitado incluso, por los comportamientos negati-
vos de los que Ie rodean.
·
En efecto, como dice Su Santidad Juan Pablo II, en su men­
saje a la Jornada Mundial de la Paz el 1 de enero de 1981:
«El hombre es libre porque posee la facultad de determinar­
se en función de lo verdadero y
del bien. Es libre, . dado que po­
see la facultad de elección, "movido e inducido por convicción
interna
. personal y no bajo la presión de un ciego impul!lO in­
terior
.o de la mera coacción externa!" ( Gaudium et spes, í 7):
-Ser libre es poder y querer elegir, es vivir según su propia
conciencia-» ( 4
). .
Y, en otra ocasión, Juan Pablo
II, en Filadelfia, el 3 de oc­
tubre de 1981, decía:
«No puede haber libertad cuando va dirigida contra un hom­
bre en aquello que él es, o contra un hombre en su relación con
los otros y con Dios» (5) .
. Estos textos no hacen más que ilustrar y explicar esta pala­
bra de Nuestro Señor Jesucristo:
« Y la verdad los hará libres».
(3) Juan Pablo II, el 25 de octubre de 1981, deda en su hornilla:
«Los peligros más amenazadores son los de naturaleza. moral, tanto por
lo que respecta. a los individuos como también a Lis familias y a toda la
sociedad», en Verbo, núm. 223-224, pág. 297.
(4) Verbo, núm. 237-238, pág. 752.
(5) Verbo, núm. 237-238, pág. 754.
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El CEE desde que empezó su labor no tiene más objeto sino
el de plasmar esta constatación universal en el terreno práctico
de la empresa.
Siempre han sido las fuerzas morales
las que han permitido
las grandes realizaciones
de la historia, en todos los países: no
existen grandes empresas, no existen resultados sin la moviliza­
ción de las mejores fuerzas morales.
Pero, ¿cómo movilizar las fuerzas morales?
Y, sobre todo, ¿cómo hacerlo sin dejar de respetar la liber­
tad de cada uno?
¿Cómo conseguir que la
mayoría dé lo méjor de sí mismo
sin. pasar por la manipulación psicológica o por medios de pre­
sión similares a la esclavirud?
¿Cómo ingeniárselas para que los hombres y mujeres, en
gran número, aporten
su valor y su virtud y al mismo tiempo
vean ampliarse sus poderes y su personalidad,
su· campo de ini-
ciativa y su dominio de libertad?
. ·
¿C6mo
reunir el progreso y la libertad de manera diferente
a las palabras huecas de
los eslóganes políticos?
Las empresas que han llegado a este resultado contestan:
No es con los medios económicos
CCJ!l los que se resuelve un
problema eéonómico: la
economía está en estrecha relación con
el nivel moral.
·
Pero no es hablando de moral con lo q,;e se hace progresar
el nivel moral: las costumbres están en
estrecha relación con la
política.
Es una cuestión
de' política, es decir, dd modo de dirigir a
hombres
en las comunidades donde viven;
¿Cómo
se las ingenian las empresas que consiguen buenos
resultados. de
manera duradera?
Procuran que toda persona a qnien
se confía una tarea dis­
ponga_ de los poderes cotidianos precisos para cumplir bien con
ella: quien debe clavar un clavo debe disponer del martillo
co-
rrespondiente. .
Respetan, lo mejor que pueden, este principio de gobierno
encaminado a ubicar a cada persona en la siruación donde le
será
más fácil y ventajoso imprimir en obras sus dotes persona­
les
y sus cualidades morales, contrariamente al modo en que las
organizaciones procedentes
det economicismo, individualista o co­
lectivista, ubiquen al asalarlado en una situación en. la cual su in­
terés personal
_ se halla en conflicto con el bien común.
Lo que importa es ayudar a la línea jerárquica en su papel,
porque es
el más difíéil del mundo, porque supone una vigilan-
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· cia constante y cotidiana para satisfacer las esperanzas de cada
uno.
Son esperanzas universales: la necesidad de ser personalmen­
te reconocido, de
sentitse responsable y, para ello, tener los me­
dios de asumir esta responsabilidad.
Y este principio de
. gobierno se traduce en disposiciones prác­
ticas:
-Procurar no · separar nuuca la responsabilidad de una ta­
rea de los poderes necesarios para realizarla. En particular, reco­
nocer a cada cual su dominio de soberanía correspondiente al do­
minio de responsabilidad que se .le. confía, ya sea un puesto de
trabajo, el manejo de uu equipo o el servicio de un cliente ...
- Apreciar a cada persona según su mérito, o sea, conforme
a calidades efectivamente aportadas en el cumplimiento de uua
tarea, dando siempre
la ptiotidad a lo cualitativo: mientras que
lo cuantitativo solo
es uua consecuencia de lo anterior.
Reconocerle a cada uuo su esfera de
dominio es evitar· pa­
sarle por alto, desautorizarle; es darle la información que re:
quiere, responder a sus preguntas, consultarle para una decisión
que
se refiera a su tarea, dejarle la iniciativa de organizarse, es­
cuchar sus sugerencias en su oficio, etc.
Apreciar a cada uno, según su mérito, .es evitar la determi­
nación de. su suerte pot vía de arbitraje; es personalizar las re­
laciones y dejar el poder de decidirlas al que supervisa directa­
mente su tarea y no a un escalafón más elevado. Es hacer que
el que aporta más calidades, que son la marca de un buen ser­
vicio, sea tratado, mejqr que el que Se niega a hacerlo; tratando
mejor en el trabajo escogido, en la aplicación de los reglamentos,
en su sueldo
•. Es negarse a ceder a la uniformidad del tratamien­
to, puesto que los comportamientos son diferentes.
Lo esencial es que, en este punto, la dirección tenga ideas
claras y un
comportamiento tan claro como sus ideas.
· Esto significa, también, que una decisión solo · es realmente
fecunda cuando está encaminada, primero, a dar importancia a
aquellos a quienes concierne, a ayudarles a progresar y a exten­
der su poder para mejorarlos.
Un director, un jefe de servicio, un contramaestre serán apre­
ciados respondiendo a esta cuestión: ¿Qué valor agregado han
aportado a
las personas, qué poderes nuevos les han ayudado .a
adquitir para asumir mejor sus responsabilidades?
Esta cuestión debe anteponerse a los resultados cuantitativos,
porque los resultados obtenidos en detrimento de los demás miem­
bros de
la empresa esconden un déficit real.
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Esta preocupación constante en toda. la línea jerárquica debe
ser la de
conseguir una plusvalía profesional de todas las perso­
nas bajo su responsabilidad, así como la
de situar a cada una de
estas personas en· las condiciones en que más fácil y más venta­
joso les resulte actuar convenientemente, asumir
su propia res­
ponsabilidad, decir la verdad en vez de ocultarla.
¿ No implica un proceder tal un desarrollo dentro de la
em­
presa del concepto de libertad?
· ¿No es crear, acaso, el clima moral indispensable para ins­
taurar las condiciones necesarias a fin de que cada uno pueda,
con toda libertad, dar lo mejor de
. sí mismo, no solo como ser­
vicio a la empresa sino más aúri para su propio desarrollo -«épa­
nouisseme'nt»-peronal.
El alcance de este desarrollo personal va mucho más allá del
resultado material, que consiste en producir bienes útiles para la
colectividad, porque,
es la persona en su totalidad, en su fami­
lia, en su barrio, su pueblo, la que encuentra este equilibrio en­
tre trabajo, vida personal y vida en su entorno habitual.
La empresa, mucho más que espacio de libertad, llega a ser
muestra de libertades.
. .
Esta es la responsabilidad del verdadero jefe de empresa, ahí
está también su recompensa, no solo en los resultados financie­
ros, sino también en la plusvalia que obten.drá él mismo por el
servicio qm; ha dado a quienes Dios les ha confiado.
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