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1993

De la modernidad romántica a la postmodernidad anticristiana

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Romanticismo y mujer: la liberación de la mujer

ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBERACION,
DE LA MUJER
POR
ELISA RAMÍREZ
I
"C01isideraciones. sobre ~l romanticismo.
',-1
El concepto «romántico» ( 1) aparece por primera .vez en Frie­
drich Schlegel ( 1771-1829), anticipándose en el uso al de «clásico».
En Schlegel
sigpifica, primero, un adjetivo c¡ue delimita un
tipo histórico del
arte. El nuevo sentido no consiguió desplazar
los matices que teníi¡ .anteriormente, por tjemplo en, Roussea~,
que lo usa para designar paisajes abruptos, estados de ánimd sen­
.timentales o también la literatura medievalizante. ,
Y

a hay aquí ambigüedad
e11 el uso que hace del concepto sobre;
el que hace_ Herder, en quien significa caballeresco, cristiano y
medieval.
· ·
· ·
En el hermano de Friedrich, August Wilhelm Schlegel (l76I-
1845), el término posee dos significaciones: un período cronoló­
gicamente definiclo
del arte literario nuevo iniciado en el l'v.ledie~o
que queda así contrastado a la Antigüedad, y una corriente lite­
raria de vanguardia aún .innominada
como aparece en su . Cursq
de literatura dramática publicado en Viena en 1808. Pero .no llamq
románticos a los autores de ella, un Tieck, un Novalis, un Fichte
o un Schelling. Ni
t;,,,,poco ellos se consideraron tales. Fue más
bien un calificativo denigrante de sus enemigos entre el 1808
y
( 1) Seguimos a Hans Jurestschke'
Verbo, núm. 329-330 (1994), 1127-1139
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EUSA RAMIREZ
el 1818. Aunque sea éste el período del «romanticismo por ex­
celencia». E igual pasó en Inglaterra y en España. Tampoco se
vislubró entonces la relación entre los distintos países a pesar de
que
hubo contactos efectivos entre los escritores.
En: segunde, lugar, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta
1920 ya
nadie se consideraba romfutico, considerando a la pti­
mera mitad como una época «enfermiza».
Si revisamos la cronología encontramos dos épocas.
l.º El Prerromanticisfüo· o «Sturm und Drang», aunque am­
bos conceptos no coinciden exactamente.
2.º El Romanticismo, que se extendería de 1750 a 1850.
Aunque en los autores ingleses abarca de 1730 a 1850, en los
franceses de 1750 a 1870,
por lo que incluyen a Baudelaire y en
los españoles de 1750 a
i870 incluyendo así a Bécquer pero tam­
bién a Donoso Cortés.
Verdaderos romfuticos serían, pues, también Goethe y Cha­
teaubriand para unos, Rousseau y Diderot
para otros.
La historia de la palabra y la de su aplicación concreta es aún
·un problema en. pie desde 1920 a 1960. Ambas implican el cono­
·cimiento de las influencias mutuas y de las fuentes
qUe se encuen­
tran· en la crítica italiana o en el Siglo de Oro español, conside­
rando el siglo completo no sólo en
el aspecro literario sino in­
cluyendo todo el pensamiento desde Vitoria a Suárez.
· De aquí podemos concluir que hay dos Romanticismos, no
separados sino imbricados. La división sería más bien un instru­
mento de trabajo.
t. 0 · «Revival» o Romantidsnio incipiente que convive pací­
ficamente con el Clasicismo como lo constata Meinecke en 1936.
El máximo representante sería A. W. Schlegel.
Su esencia. estriba
'en· una nueva mentalidad: la religión es el secreto motor de la
'evolución literaria
y· artística, tanto en Chateaubriand o Lamen­
nais
como en Blake o Shelley. Es éste un aspecto desatendido en
la historiografía y en la investigación. ·
2.0 «llevolt» o la revuelta literaria, moral, metafísica, polí­
tica, la soledad y desesperación, la desmesurada pasión por lo
grande y enorme, la necesidad
de introducir en su «reino» la
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBERACION-DE LA .MUJER
naturaleza y la tierra, el panteísmo implícito o instintivo (2). Tam­
bién·
el 'enfrentamiento positivo o negativo al mundo de su tiem­
po.
El Romanticismo coincide as! 'con las sacudidas revoluciona­
rias
y los revolucionarios. Nadie admite· hoy la tesis de lós jóve,
nes soñadores alejados de toda realidad: el proceso revolucionario
del siglo
xix, la Restauración, el liberalismo o el socialismo. Es
séguro que tuvieron dependencias políticas (3 ). Podemos, así con­
siderar románticos de una pieza a ·Marx, a Donoso, a Nicomedes
Pastor Dlaz y a Pi
y Margal!.
Como conclusión podemos decir que
el Romanticismo es un
movimiento literario emanado de
un sentido de la vida en que
preddmina lo subjetivo, el sentimiento, el sentimentalismo y, en
suma, la libertad, palabra mágica
en la literatura, en la política,
en la teología, en las artes plásticas, en la vida cotidiana. Es un
sentido de la vida,.que es realmente verdad paraJos románticos,
no ficción. Es, por último, un _co.n.ocinl~ento .concreto además de
una vuelta a la Edad Media y a todo lo exótico ( 4 ).
II
Mujeres y literatas.
Dejando a un lado el concepto de la mujer en la literatura
anterior, feminista: en unos casos o antifeminista en otros, inicia-.. -,
(2) H. M. PEYRE~ Qu'est-ce que·-te romantisme?.
(3) -Támbién está politizado el estudio de este Romanticismo. Puede
verse··CARL SCHMITT: Politis'che Romantik, 1926.
(4) «Las mujeres· tienen:-el buen gusto· de no abandonar la m¡µitilla,
el tocado má·s delicioso que Pllede-. encuadrar su rostro de españOla; ván
pór
la ·calle y a paseo a·pelo, cori·un·clável rojo en cada sien, envueltas en
sus--'encajes negros, y ·se ·deslizan, a lo -largo-de las 'paredes, manejando el
abanico con una gracia y una p!esteza. incomparables. Un sombrero de
:mujer es' una rareza en "Granada. aaro es que las. :elegS:ntes tienen en el
fondó' -de-su arníário algún adefesio de junciuillo y florii;,on reservan · pára las grandes -ocasiones;.. Dios quiera que nuCStras modas no
invadan nunca la ciudad de los califas y no sea una realidad ·la,.. tetrlble
amenaza encerrada en dos palabi:aS, ·pihtaCl-a.s de negro, -a la entrada de una
calle: Modista francesa»;: dicé T. GAuTIER en SU! Viaie -pór Es pafia, de. '1840.
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ELISA RAMIREZ
mos el tema con la Revolu,;ión Francesa. Encontramos en ella
mariifiestos como la Memoria para. el. sexo femenino contra . el
sexo
masculino d. la Declaraci(,n de los derechos de la mujer y de
la ciudadana de 1792 obra de. Ollinpia de Gouges. La primera
mujer que empleó
un lenguaje feminista fue la holandesa Etta
Palm, que organizó la Sociedad de Amig~ de la Verdad en 1790,
sociedad de beneficiencia · transformada en un· centro de expresión
feminista y que probablemente influyó sobre Ollinpia de Gouges.
Y la escritora inglesa Mary W ollstonecraft, que tomó
partido por
la Revolución y escribió una Defensa de los derechos del hombre
en respuesta a Burke y una Defensa de los derechos de la mujer
en 1792. Poco después, en 1804, sería promulgado el CócligQ
Civil, antifemínísta como Napoleón (5).
Antes podemos rastrear· la
presencia de mujeres con preocupa­
ciones semejantes (6). As! Mme; de Sevigné .(7) en las cartas
desenvueltas e íntimas escritas a su hija.
Con ingenio, ternura
apasionada, imaginación novelesca
y sentido poético, y colorista
de la naturaleza que le acerca a los románticos trata temas
de todo
tipo entre ellos la restricción
de :la natalidad. O la pedagogía de
(5) «La mujer se ha dado al hombre para que haga hijos. Ella es, pues,
propiedad suya» ,(Memorial de Santa Elena).
( 6)
J;)ojamos a urt lado de los hombres: F'ENELóN, en su Tratado de la educaci6n de. 'fas niñas de
1687, en que la mujer aparece como-esposa y madre, instruida pero no
sabia, distinta al hombre y por tanto necesitando de distinta educación y
participando en la vida social, lo que indudablemente era atrevido para ~
época; PEsTALOZZI, en su novelas pedagógicas Leon(lrdo y Gertrudis y
C6mo Gertrudis enseña a S'la hi¡os .recomienda el valor de la familia y
de la madre sobre todo en la -formación del «C'órazón»; RouSSEAU~ en Emi~
lio Y en La nueva Eloisa, nos presenta. a la mujer con mayor intuición y
senSibilidad que el hombr~ pero que-· debe sujetar su conducta a la opinión
pública y al sentimiento interior. O las novelas· del «buen salvaje»: Pablo
y Virginia, por ejemplo. O ·el socialista utópico FoURIER, d primero que
escribe la palabra «emancipacióni,,:; Y sobte todo el romántico . GoETHE en
W trther o en Fausto.
(7) Marie de Rabutin-Chantal (1626-1696) era nieta de otra gran mu,
jer, Santa Juana Francisca Fremyot ,de Chanta!, fundadora de las Salesas.
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBERACION DE "LA MUJER
Mme. de Maintenon, espdsa de Luis XIV; en sus Cartas a las se.
ñoritas de Saint-Cyr, colegio fundado por ella.
Y a en pleno
Romanticismo uos encontramos con Mme. .de
Stael, mujer y literata, que con su obra y su actitud éontribuye
a la formación de la ideología romántica y también del liberalis­
mo. El aspecto innovador y la superficialidad difusa de sus no-'
velas la convierten en la iniciadora del Romanticismo (8). Junto
a ella
la romántica, pero equilibrada, Albertina-Adriana Necker
de Saussure (9). O
Mme. Schvedin, Ana Sofía Soimonov, además
gran figura del catolicismo del
siglo XIX.
Y la maestra norteamericana Harriet Elli:abeth Beecher Stowe,
la autora
de· La Cabaña del Tic/ T 0111, la apología de la libertad
para toda
rai,a (1 O). Es interesante conocer que las campañas anti­
esclavistas de estos
años de mitad del siglo XIX fueron además la
pista de despegue
para el movimiento de emancipación de la mu­
jer uno de cuyos hitos fue la Declafaci6n de Principios de laCon­
ferencia de Seneca Falls ( 11 ). Importante es también la con tribu-
(8) Anne-Louise Germaine Neeker, baronesa de Stael-Holstein murió
en 1817. Dama de salón, bri)lante, cos!DOpolita y apasionada. Delphiné
publicada en 180.3 es_ una novela empapada de feminismo, de retórica s_en~
tiniéntal .de rebeldía freni:e a las ideas recibidas o las' conveniencias sociales.
(9) Algo posterior, pues muere .éii 1841. En su Educación progre­
siva o estudio sobre el curso de· ·za ·vidd reivindica para la: mujer el dérechc:,
a· fa educación,. educación-no, sentimentál pero. rampoco ·era.dita,, más bien
educación de su in~ y de su función familiar. . ·
(10) En 1850_. aQ.te la ,«Ley-.de esclavos fugitivos» decide eScyióir con~
tra la _esclavitud. Uncle_ To,,;'s _Cáh_in fu~ publicada· por entregas e:á.tte_·t851
y 1852. Se vendieron 350.000 ejemplares en un año. Su óltimo libro, Po­
ganuc People de 1878, sigue la misma linea.
( 11) Un grupo de damas norteamericanas fue excluido, por su condi­
ción
de mujeres, de la Conferencia Mun_dial para la: Abolición ·de la 'Escla­
vitud que se había reunido en, Lo.odres en 1840. Se viel'on, así, reflejadas
en
_el mismo ,espejO que los -e,sclavos y, décidiéron unir ambas luchas. En
la Declaraci6n de Seoeca Falls, el 19 de julio eje 1848, se dice: « .. : En
Virtud de JasJeyes de 1.-naturaleza y de ·1as leyes. d~ Dios... todos· los hom~
b~s:y mujeres.fueron ~os Wlales ... La historia de-la humanidad es·una
histQr¼t de injurias y usurpaciones ''rq,etidas por parte del hombre- hacia
la
m~jer siendo su. objetivo directo la instauraci6n· de' urut tiranía ab~luta
sobre ella ... ».· · -
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'ELISA ·RAMIREZ
ci6n de la poloca M.• Teresa Ledocl_¡owska, promotora de Jas mi­
siones pero también de los derechos de la mujer uniendo ambos
campos en la obra por ella fundrula (12). Y, por último, ¿romo
no recordat la figura de mt1jer y de Htet~ta, tan claramente ro­
mántica, de George Sand?
T
enemas en España precursoras de la liberación de la mujer
ya en_ el siglo XVIII. Doña Josefa Amar y Barbón publica tres tra­
tados: un
Discurso en defensa del talento de las mujeres y su qp-_
titud para el gobierno, otro Difcurso sobre ki educación fisica. y
moral de las mujeres y, por último, lmportancia_de la instrucción
que conviene dar a las mujeres· (13 ). Una dama_ de la corte es:
cribió · a don Francisco Marino. Nipho una carta c_on el siguiente
tema:
El desordenado proceder de los. hombresc,causa, por lo-co­
mún,
los .vicios de las señoras. n¡ujeres. Y doña Juana Verge pu,
blicó en el Dario de Madrid en mayo y diciembre de 1797 cartas
sobre
~-La corrupción de la so_ciedad empie1.1J por los hombres a
por la mujeres?
Y a en pleno Romanticismo nos encontramos con la figura
i!l!Signe· de Fernán Caballero, iniciadota de la novela realista en
España, que párte del
sustrato romántico. También con Gertrudis
Gómez de Avellanada, ejemplo de mujer libre y liberada, caso
aislado en el Romanticismo. español. En. ella
.el Romanticismo es
una forma de
-vida, es verdad, -no ficción ( 14 ). Sab, su novela con­
tra 1a esclavitud, anterior en diez años a La cabaña del Tio Tom,
es también un alegato pro sentimiento. Y Rosalía de Castro, con
su -
poesía subjetiva y melancólica. O las ficciones llte,:arias de
Valera: Pepita Jiménez, la muíer moderna que no es conquistada
(12) Las Misioneras. de Sán Pedro Claver.
( 13) Publicados todos en M_adrid: el primero en 1786, el segundo por
Ben.ito ·cano en 1790 y el tercetO-poi Bfas Miedes en 1784.-
( 14) ,Mi posición es indudablemente 18$ más libre y desemhara~ad,1
que puede-tener _un individuo c!e :DlÍ: -~exo en Iluestra-·actual sociedad­
Viuc¼,, P,oeta,_ indepencú,~te .. _., sin . .tieceshar,.de n~e'. .. _. :con hábitos Varo­
rtjles en muchas ,cosas .. : es .evidente ~lle estoy_ ~tj_'_ la l)Osici_ón_ más própi_á_
para hacer lo que me dé Ja. gana ... »:,-·y tras este ticamente»: «Antonio, necesito ·creer que ereS un· ser único».
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBEIUCION DB DA : 'MUIE8,
sino que 'conquista, doña Luz y Juanita la Larga. Y Carolina Co,
ronado,

poetisa y novelista,
cuya hija, embalsamada como en ,an;
tigua leyenda, reposa en un convento. m¡¡drileño.
Debemos contemplar ahora dos figuras que se salen de la
norma. Concepción Arenal una y la otra Emilia Pardo Bazán.
Concepción Arenal fue penalista, socióloga . y reformadora social.
A una extensa bibliografía sobre estos temas unió-su actividad
en
el mundo de la delinéuencia femenina. Nombrada Visitadora
de las prisiones de mujeres e Inspectora de las Casas de Correc­
ción
de Mujeres amalgama la justicia con la caridad y funda la
primera Conferencia de
San Vicente de Paul en España. Su obra
continúa hoy teniendo
valor en lo fundamental y sus ·rei~indicac
dones feministas son ya realidad.
Doña Emilia Pardo Bazan fue laJ>rimera mujer que accedió
a una cátedra en la Universidad Central, eh 1916 .. Gran conoce­
dora de la literatura europea fue una neorrotnántica a' Jo francés
como Chateaubriand, Bonald, De Maistre,' Montalembert y Qza­
nam, pero también aficionada al romantlcismo alemán. E1 _ femi­
nismo. fue uno de sus temas preferidos desde 1890, .siendo el suyo
un feminismd en acción, razonable y respetuoso con la tradición,
españolista en suma. En el entorno del 98 vio eón clarividencia
la
importancia de la mu)er en el futúro de Ía nación: una mujer
en igualdad intelectual con
el hombre, pot tanto desarrollada en
sus capacidades; una mujer compañera .y colaboradora .del hom-·
bre para luchar a su lado o para sustituirle si hiciese falta; y, por
último,
una mujer capaz de asumir su destino individual, dotada
por tanto de total independencia material.
Podriamos
incluir en esta galería de mujeres a otra mujer
contemporánea, fruto
de esta época romántica y liberal, la reina
Isabe!II.
y también, suponer qué hubiese sido de este momento histó­
rico, dislocado y p,leno de vaivenes si fuesen las mújeres de la
talla de Isabel la Católica y de Teresa de Jesús. «Jugaba el rey,
é,ramos todos __ tahúres; estudia la reina, _s~mos agora .estu,diEµJ.tés»:
escribe Júan de Lucena refiriéndose a la f\:irul, Y Sant~ Te~e~a,
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ELISA·--HAMIREZ 1 ,
«NéJ_quisiera, hijas.mías, que .fueseis mujeres» [es decir mujeri•
les]
«en nada».
Y sí que las. hubo.: Joaquina V edruna, fundadora de las Car­
melitas
de la Caridad, Rafaela Porras, de las Esclavas del Sagrado
Corazón, y
tantas otras mujeres que dedicaron su vida a la edu­
cación
de la mujer c¡rlstiana. -Y M.ª Miqiela del Santísimo Sacra­
mento,
la cosmopolita vizcondesa de Jorbalán, empeñada en la
regeneración de la mujer caída, tarea incomprensible
para su
tiempo.
MQyimient?s. de liberación, de. la. mujer.
Y a hemos visto la iniciación del. movimiento feminista en
relación con el de la abolición de la esclavitud que conduce_ a la
Declaraci6n de Principios de la Conferencia de Seneqi Falls. Estas
mujeres quedan
de= la situación, ser ·ciudadanas de pleno de­
recho y, por tanto, responsables. _
_
Viene a continuación ·como su consecuencia el femenismo su­
fragista, inicialment_e norteamericano, que pide la adquisición -del
derecho
al voto, conseguido por primera vez en el estado deWyo­
ming en 1869,
y extendidd enseguida~-todo el mw¡do (15). Mas
también el feminism<;> socialista de corte muy radical, aspira a la
liberación de las cargas -familiares, como en la NOW (National
Organisadon for Women) de Betty Friedan en 1966.
Hoy existen una serie de partidos feministas independientes
én los que d término feíniriisnío tiende a rechazarse. Luego con­
tinúan coetáneamente como arites los dos tipos de movimientos
~emitftstas_: _los :Í,r0Pi1::1~~t~--feri:rinist_aS o reVolucioria:rios _·y los
contrarrevolucionarios o «éolaboracionistas»
Ü6). Mu;er; tu C(ZSO
es tu ,cárcel de la Asociación Catalana de la Dona o Quiero volvet
(15) En Berlín se orga!tlza eo 1904 la.«Jnten¡atloruµ WOlllen's Sufra-
g~ Aliance» .. , _· . .-_ -__ ; ·: ... ·.;. ,. ·:. ·_--., ,
(16) Ya desde __ -el principio fue as!: Mary Wollstonecraft fe¡nfuísta y
Hanna-More · COlltrarrévoluciotlaria: :.
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBERACION -DE -.LA :MDIER
á casil porque allí está mi centró de gravedad de Christiane Ce;.,
llange. J/,'
En Estados Unidos, han proliferado asociaciones feministas de
ambos tipos: las furiosas como WITCH, «bruja», siglas de la
«Conjuración Terrorista· Internacional de Mujeres del Infierno»,
o «Arpías, Dientes y Uñas»; y las
«colaboracloni:sfas» MOM
( «Men, Our Masters» ), HOW ( «Hapiness of Womanhood») o la
«Pusycats Leage» de Jesnnie Sako!.' Juntó ·a esto, la petición de
dei:echos·no discriminatorios para la mujer, el intento de construc­
ción del hombre ( «hacer mi hombre en vez de destruirlo», fo­
mentar la caballero~idad masculina, no adoptar trajes de hom­
bre) y la aceptación
de guarderías y del trabajo femenino. Y con­
tinúan también movimientos
con métodos ruidosos y pintores­
cos (17).
Pero en la base de todo ello está en anhelo de la igualdad
con
el· hombre en· retribución y posibilidades de trabajo, la mayor
intervención en la vida pública,-la reestructuración del trabajo
doméstico, el
modelo de familia y de matrimonio y la educación
de los hijos.
Y las medidas propuestas
pata la «liberacióh» tienen una raíz
romántica:
el divorcio; el control de la natalidad, la libettad se­
xúal y la liberación de las faenas domésticas frente a la opresión
de la familia,
es decir, la exaltación del individualismo romántico.
Y en nuestra Postmodernidad
nos. encontramos con los lla­
mados movimientos ecologistas
{18} en relación con la liberación
de la mujer en
la línea de la liberáción dé lo que hay en lo fe­
menino de contacto con la naturaleza y con la vida, de pasividad,
pues.
Teniendc¡ en ~enta que lo. masculino esintelectual y activo,
la mujer inteleétuálmente inferior· es· por, tanto pasiva.
Y, por último, la liberación suprema, la petición del acceso
(17) Así la quema de prodllt:tos de .belleza en 196&. y la marcha sobre
Washington
}969. ¡wa pedir. que los huracanes no fuesen designados
con nombre de mujer.
(18)
El pretendido amor a la naturaleza es·JalsQ.yá.1desdt' Rousseau,
dice Monique Piettte.
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ELl&A-·RAMIREZ
al sacerdocio tanto en, el campo protestante cuanto, incluso, ~
el católico.
La palabra de Juan Pablo II: la carta apostólica "Mulieris,
dignitatem".
Es importante escuchar, elmagisterid pontificio cuando se ex­
presa . sobre la dignidad de la mujer convirtiéndose el J>apa «con
este documento en el
. gran al:¡anderado del feminismo cristiano,
en el gran propugnador, de la verdadera liberación; de la mu­
jer» (19).
V
a¡nos a repasar el esquema ( 20) de esta ama Apostólica
publicada el 15 de agosto de 1988 fijándonos
en algunos pljlltos.
Destaca Juan Pablo II la. novedad de Cristo al trat¡,r a la
mujer. como persona que
es en ,el diálogo .con la samaritana,. pero
sobre todo el avance gigantesco, no sólo para la cultura de aquel
momento sino incluso
para .la actual, al hacer conscientes de su
pecado a los hombres que la acusan (21). «Una mujer
es.· dejada
sola
con su pecado y es señalada ante la opinión pública, mien­
tras detrás de este pecado 'suyo'
se. oculta un hombre pecador,
culpable del 'pecado de otra persona',
es más, corresponsable
(19) Francisco L6pez Herrulndez en'la Presentación de la Encíclica pn-
¡,¡¡c,;,,i• en la Colección TAU, Avila, 1989. .
(20) l. La-digffidad de la mújer, ui,. signo de los tiempos.-.
II. Mujer • Madre de Dios («Teotokos» para la que «Setvir
es reinar»). ,
III. Imagen y semejtlnza de Dios (la· muj6' -es persona,. crimu-·;
ni6n, don).· · · ·
IV-. Eva • Maria ..
V. Jesucristo.
VI. Maternidad -Virginidad.
VII. La Iglesia • Esposa de Ctítto:
VIII. La dignidad de la, mujer· y .,¡ orden del amor , ante los
cambios.
TIC Gonclúsi6n,
(21) Jn 4, 3-30 y 8, 3-11.
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBHRACION J>B LA· .MUl$R,
del mismo» (núm. 14 ). Y para colmo encarga a la mujer una mi,
sión, ser· la guardiana del Evangelio como . primer testigo de la
Resurrección.
En el matrimonio cristiano el marido debería

de
hacer suyo
el amor
de Cristo y la mujer la sumisión, aunque ·entendida y
realizada de modo nuevo, porque representa simh6licamente el
amor
de . Cristo a su Iglesia, amor que consis.te en entregarse «a
sí mismo por
ella» (22). !'ero todo hombre, y en cualquier situa­
ción, debería
de_ hacerlo .con la mujer. Hay una diferencia en
cuanto a la sumisión.
Si se entiende de Cristo y la Iglesia, la
única sumisión
es por parte de ésta. l'eto si se entiende del ma"
rido y la mujer la sumisión es recíproca, «recíproca sumisión: de
los esposos en el temor de -Cristo». Esto chocó con las costum­
bres de entonces e
in¡;luso _c_on las de hoy. Hace ya dos. mil años
y aún no ha sido acogida por la humanidad esta idea, como oeutte
con tantas otras como con la·

esclavitud.
Por medio de
.la Iglesia, todos, hombres y mujeres, estamos
llamados a ser
la Esposa de Cristo, y set e~posa es un concepto
femenino que implica
la ·recepción y la entrega.· La mujer es así
el símbolo de todo lo humano. Por tanto «ya no -hay.·hombte tti
mujer» (23 ).
Cristo, el Esposo, el hijo de María, el «hijo del hombre»,
sería en la relación. el. hombre. El símbolo del Esposo es del ,gé­
nero masculino. Y este Esposo es el paradigma para todo ·am()t
humat;to especialmente para el del varón. Se plantea aquí un pro­
blema: la llamada a
l~s Doce fue sólo a hombres (24 ). Cristo actuó
de modo libre y soberano, _aun despµés· de poner de reli,;ve la
dignidad de la mujer respecto a las .ideas de su
tiempo. P,;ro el
s~cerdote actúa «in persona Christi», aunque el_ sacerdocio es uni-
(22) Ef 5, 25.
(23) Gál 3, 28.
(24) Problema ya _resuelto por disposición de Pablo. VI en la Declara­
ciófi sobre la cuestión de la admisión de·"i~ ~ujeres al sacerdocio ministerial.
«Inter insigniores», de la Congregación para la Doctrina c;le-la Fe de ."1,5_. de
octnbre de 1976 (AAS 6, 1977, 98-\16), aunCj)le.,ha habido que volver a
insistir recientemente sobre ·e1 _ tema. :
llTl
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ELJSA. , RÁMIREZ
versal, para hombres y para mujeres. Así evitamos trasladar a la
Iglesia criterios.meramente humanos. No actu6
de este modo por
seguir los rondicionamientos culturales, sino porque quiso. Cristo
se encarn6 en el momento hist6rico que dese6 y actu6 siempre
con absoluta libertad.
La Iglesia es jerárquica pero ordenada a la santidad, que se
mide en
-la respuéstá a la entrega al amor del Esposo, cuyo más
alto grado alcanza Nuestra Señora.
Y la Iglesia es mariana (25),
femenina por tanto. Mujeres ha habido en la Iglesia desde siem­
pre, junto a los hombres ayudándoles, o solas, sin ellos, como al
pie de la
Cruz, y en las tareas apost6licas o en la «Iglesia domés­
tica».
La misi6n que Dios confía a las mujeres es la santidad. «Las
mujeres santas son una
encarnaci6n del ideal femenino, pero son
también un modelo pata todos
los cristianos, un modelo de la
'sequela Christi' --seguimiento de Cristo-, un ejemplo de cómo
la Esposa
ha de responder con amor al amor del Esposo» ( nú­
mero 27). ·
Dios 1e confía el alllor (26), el ser humano {27) y la misión
profética de su
· femineidad; la entrega. Y la más alta expresión
de esta femineidad está en la Virgen, «la Mujer a la medida del
Cosmos»,
«la mujer [ que} no puede ·encontrarse a sí misma si no
es ·dando amor a los delllás» (núm. 30). La mujer, la Virgen, la
Iglesia alineadas
en la lucha frente al mal.
-Concluimos, con la':. voz · autorizada · del Concilio: «La Iglesia
está
orgullosa, vosotras [las mujeres] lo sabéis; de haber elevado
y liberádo a la mujer, de haber hecho resplandecer, én el curso de
los
siglos : .. su innata iglÍltldad ton el hombre:.:»'(28}. ·
Y con la de Juari Pablo 11: «La Iglesia desea dar las gracias'
a la Santísima Trinidad por el 'misterio de la mujer' y por cada
(25) Juan Pablo H: {;arta Endclica Redemf,toris Mater, 25 de mar-
i.o•de 1987. ·
(26) l.' Cor u; 13.
(27) Mensaje a laS mujeres del Concilio Vaticano II.
(28) Vaticano 11. Mensaje a las mujeres.
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ROMANTICISMO Y MUJER: LA LIBERACION DE LA MUJER
mujer ... , por todas las mujeres y por cada una ... , por las muje­
res 'perfectas'
y por las mujeres 'débiles'. Por todas ellas, tal
como salieron del corazón
de Dios en toda la belleza y riqueza
de su femineidad, tal como han sido abrazadas por su amor eter­
nd ... » (29).
(29) Mulieris dignitatem. Conclusi6n, núm. 31.
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