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Un orden social católico, ¿todavía?

CRÓNICAS:
UN ORDEN SOCIAL CATÓLICO,
¿TODAVÍA?
Bajo el verde manto de su montaña, culminada picando al
cielo
por el templo expiatorio del Tibidabo, acogiónos la noble
Barcelona a este
puñado irreductible de amigos de la Ciudad
Católica,
que allí celebramos la XXXVI reunión los dias 31 de
octubre y 1 y 2 de noviembre de 1997, como agarrándanos al
puente que no babia. Es el Seminario Salesiano Marti Codolar pri­
vilegiado rincón,
donde a la villa romana de impúdicas Venus y
clásicos Apolos
se añade el jardin árabe, de acequias y fuentes,
pero todo ello transido del sosiego y elevación que trajérale de
Italia
Don Bosco a fines del siglo pasado.
A la tarde del
día 31 comenzaban a bullir los amigos de siem­
pre y los nuevos,
andando de acá para allá, saludándose los unos
y presentándose los otros. Abrióse la librería,
que nos acercaba a.
lo mejor de nuestra tradición intelectual en apenas unos metros:
la Balmesiana,
Sepmenat, Speiro ... desde el caudal originario del
padre Ramiere hasta
el seguro magisterio de Canals; desde el edi-·
ficante número 221 del Meridiano Católico, dedicado por"enteto
a la figura de
monseñor Guerra Campos, hasta las más piadosas
hagiograñas,
en ,cuya pequeñez radica su grandeza; ¡lesde · el
conocimiento divino,.
escolásticament.é alcanzado, del padre Vic­
torino Rodríguez, hasta la definición del derecho natural de Juan
Vallet, que en breves páginas condensa a su admirado Santo
Tomás, a Baldo
de Ubaldis, al gerundense Mieres, a Luis de
Molina ... y cuya adquisición fue cosa tan común como la fortu­
na de recibirlo dedicado.
A la hora
de los toros, presentó Miguel Ayuso el tema que
gobernaría las jornadas: Urt órden social católico, ¿todavía? La
Verbo, núm 359.-360 (1997), 927-942 927
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CRÓNICAS
magna obra intelectual de la Cristiandad existe: San Atanasio,
campeón
de la ortodoxia frente a la herejía arriana; San Agustín,
teórico de
la e/vitas Del y azote de maniqueos; San Buenaven­
tura, teólogo ya
de la historia; Santo Tomás, impulsor de la unión
de razón y fe en el ascenso hacia la única Verdad, contra las
duplicidades averroistas ... y todo aquello germinó
en nuestro
suelo; y San Isidoro lo compiló·
en las ENmologfas, y tuvimos un
Raimun-do Lulio y un San Raimundo de Peñafort ... y en la edad
moderna continuó la acumulación de ciencia, y en la contempo­
ránea persistió, frente a los embates del protestantismo, del libe­
ralismo, del krausismo y
de toda filosofía contraria al orden cató­
lico. Y, sin embargo, la grandeza de este acervo espléndido no
fue el brillo teórico de su saber, sino la aplicación práctica sobre
las sociedades y su legión de defensores, y
en esto no cabe sino
a España, sobre todo el orbe, la gloria
de haberlo vivido más
órganicamente,
de haberlo extendido hasta más lejos y haberlo
sostenido hasta más tarde:
un pueblo de monarcas santos crió
súbditos santos, y porque las leyes
eran leyes en tanto que jus­
tas, y no se reconoció mayor leuislaSor e a des cristo, se
ordenaron los grupos al bien común terreno y las almas al eter­
no y trascendente. Por eso, también afirmamos con orgullo que
la ciudad católica ha existido, y muy singularmente en nuestra
patria, mas ¿qué
se hizo de ella?, ¿espera en la naturaleza de las
cosas o fue
como verdura de los campos? Así se planteó el inte­
rrogante. Thomas Molnar describió,
con trazos certeros de atinado
espectador, la situación a
que ha conducido el enfrentamiento
entre la Iglesia y la modernidad.
La primera serie de foros nos
trajo al joven Manuel Acosta Elías,
tan docto en el saber de la his­
toria como hospitalario
en el trato, hablando sobre la comunidad
hebrea española
en la sociedad bajomedieval. Javier Barraicoa
puso la nota filosófico-polltica y animó el extenso debate en
tomo a la Democracia cristiana. Por último, Beatriz_ de Ancos
Morales relacionó la literatura y la sociedad
de fin de siglo a tra­
vés del
análisis de los autores de la Generación del 98, especial­
mente Unamuno, Baraja y Azorin. La exquisita cena nos recom­
puso luego con la conversación y unos postres abundantes de
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CRÓNICAS
pasteles, castañas y licores, con que en la querida Cataluña sue­
len celebrar la víspera del día de todos los santos.
El padre
Agustín Arredondo, siempre fiel a nuestros encuentros, dirigió el
rezo del Santo Rosario,
que dio paso al descanso de la noche.
Amaneció el día 1
con la segunda serie de foros. José García
Cuenca trató las reservas de la doctrina cristiana frente al princi­
pio de primacía del derecho comunitario. Miguel Ángel Belmonte
trazó
una magnífica discusión sobre el choque de civilizaciones
y el sentido de
la historia ante el tercer milenio. Por su parte, el
jovencísimo Gustavo Blanco Fernández, del
que guardamos no
pocas esperanzas, explicó las vicisitudes a que se enfrenta nues­
tra labor apostólica ante el
nuevo reto de las tecnologías infor­
máticas y mediales, a lo cual siguió
un acalorado debate sobre el
tema.
Al mediodía, el padre Manuel Martlnez Cano ofició la Santa
Misa, que destacó por las emotivas palabras con que en la homi­
lía
se refirió a su obispo, don José Guerra Campos, fallecido el
pasado
15 de julio, cuya vida fue siempre ejemplo de valentía y
sabiduría, siendo consecuencia ambas de su incondicional fideli­
dad al Evangelio de Cristo y a España. He aquí un obispo santo,
con cuya protección certeramente contamos en el cielo, que nos
ha de recordar a Isidoro, a Leandro, a Martín, a Ildefonso y a
todos los obispos santos que en los tiempos del Tercer Concilio
de Toledo forjaron la
unidad católica para España. He aquí un
obispo, en fin, cuyo ejemplo de formación intelectual en los
sanos principios
de la Cátedra romana ha de ser estimulo en
nuestra misión. Al término de la misa, el canto del Virola/ a
Nuestra Señora
en la bellísima lengua catalana y que, aunque
ininteligible para algunos de los
que veníamos de fuera, nos unió
en el mísmo Amor por la autenticidad de la tradición de que bro­
taba y la Madre
común a que se dirigía. José María Alsina Roca
analizó luego el cambio sociológico sufrido
por España en los
últimos veinte años, a través del análisis de las estadísticas sobre
la familia.
Si Balmes podía decir hacia 1840 que la Revolución en
España había fracasado porque la forma de vida de los españo­
les
no había cambiado, ¿afirmaremos lo contrario en este presen­
te, marcado
por el envejecimiento progresivo de la población, el
crecimiento vegetativo negativo, el aumento de suicidios y la per-
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CRÓNICAS
misión del divorcio, el aborto y la homosexualidad? Y Alsina con­
cluye: "Este proceso es incontestable, pero España
no ha entrado
de forma irreversible
en la modernización, los mártires y los san­
tos españoles no pueden permanecer Indiferentes'.
A la comida siguió la tercera serie de foros. Nuestro amigo
Santiago Milans del Bosch explicó,
con la amenidad de cosrum­
bre, la corrupción y politización que de hecho socavan la inde­
pendencia del
poder judicial, pilar del tan pregonado Estado de
Derecho. Miguel Toledano Lanza, en una ponencia interesante
por la abundancia de información, paseó por el panorama que
nos ofrece
un conjunto heterogéneo de asociaciones católicas,
con el denominador común de su signo tradicional en el mundo.
Asimismo, Elisa Ramírez Garbajosa,
se ocupó de la doctrina social
de la Iglesia
con respecto a las transformaciones del fin de siglo.
Precisamente esta reiteración de las circunstancias finiseculares
ha venido exigida
por el planteamiento de las jornadas, que han
tratado de acercar el orden católico a la realidad práctica. Movida
por ese mismo imperu, la muy aplaudida ponencia de Francisco
José Femández de la Cigoña recorrió el proceso histórico
en que
la Revolución viene a cubrir a España con su manto, aqui, donde
nunca
se hubiera producido de manera orgánica -como apun­
taba Menéndez
Pelayo-, y van desfilando por su discurso los
voluntarios
de 1793 contra la Convención francesa, el pueblo
vencedor
en Bailén, los realistas, nuestros esforzados carlistas, la
singular Cruzada
de 1936 ... afanados por frenar el proceso para­
lelo
pero inverso que describen las matanzas de frailes, el cons­
tirucionalismo liberal,
las desamortizaciones expoliadoras de ór­
denes religiosas y municipios,
la deserción de obispos ... tras todo
Jo cual desemboca en. el cambio acrual que parece haber defini­
tivamente separado los nombres
de Dios y España. El rezo del
Santo
Rosano y la cena con que fuimos nuevamente agasajados
. cerraron la jornada.
Amaneció
el último de los dias algo nublado, al tiempo que
en el resto de España comenzaba un temporal que produjo estra­
gos
en Extremadura, pero el clima en el interior del seminario
· barcelonés era espléndido, e igualmente lo era en nuestros áni­
mós,
que a medida que avanzaban las ponencias se alegraban y
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CRÓNICAS
fortalecían. La primera de la mañana correspondió a Estanislao
Cantero,
que vino a centrarse en el perído de Transición política
española,
en que se hallan ingeniosamente compendiadas todas
la argucias, errores y traiciones a
que durante tantos siglos se
había resistido nuestro pueblo. De allí surgió
una Constitución
formal,
que en su propia neutralidad llevaba consigo la negación
del orden social católico. Luego, Antonio Segura Fems, venido de
Sevilla, se
ocupó de un tema no siempre fácil ni exento de con­
troversias. Trataba la vertiente económica del orden cristiano,
para lo cual rastreó los principios del Magisterio Pontificio, espe­
cialmente
Juan XXIII y Pablo VI, que pueden iluminar la cuestión,
aderezándolos con teorías económicas
que explicó con simplici­
dad, y acudiendo siempre a la filosofía tomista con su dominio
indiscutible sobre ella. Acudimos después a
la coqueta iglesia del
convento de las mínimas, con sus paredes revestidas de lises
bañados en oro, donde participamos de la Santa Misa que el
padre José Maña Alba Cereceda
S. J., elevándose como en estam­
pa trentina sobre los mármoles del altar, celebró en lengua lati­
na. Tras ella llegó la concurrida lección de Francisco Canals
Vida!,
elogiada por Juan Valle! en su presentación como la más eleva­
da, por tratar la teología de la historia. En ella el insigne profesor
habló,
en su acostumbrada oratoria, de los magníficos temas de
siempre: habló de las condenaciones del Sylla/Jus, singularmente
de la número 80,
de Pío IX, frente a las ambigüedades del obis­
po Dupanloup -ya que éste había enseñado Jo que no había
dicho
el papa, seguramente procedería a aclarar lo que realmen­
te había
dicho-de Spinoza, auténtico padre del pensamiento
social moderno, laico y liberal,
de Hegel, de quien leyó textos
clarificadores ... Y, tras la comida, el maestro Juan Valle! de
Goytisolo habló de lucha y de esperanza. Evocando la abundan­
cia evangélica
de mies y la poquedad de los obreros, observó
con gesto esperanzado el futuro, exhortando a la perseverancia
en nuestro apostolado, que es el estudio y la oración, y la for­
mación
de sabios discípulos, y la impregnación de la cultura
actual
en la Verdad, para que todos la conozcan y vivan en ella
como en el aire que respiran, y no precisen recurrir a reservas
artificiales para hallarla. Ese es nuestro combate cultural. El acto
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CRÓNICAS
litúrgico final fue oficiado en la misma iglesia de las mínimas por
el padre Alba.
Con ello terminó la reunión, dejando tras de sl una sólida
tarea intelectual,
una diligente labor organizativa y una auténtica
hermandad entre quienes asistimos.
El tiempo que espaciaba las
ponencias, que en esta ocasión fue mayor, permitió el contraste
de experiencias entre los grupos y el afianzamiento de la amistad
entre quienes compartimos un mismo carisma, paseando por
entre las fontanas y los tilos o dirigiéndonos a la capilla. Desde
aqui nuestro agradecimiento a cuantos se dieron cita, un año
más, en torno a la Ciudad Católica, a cuantos vinieron desde el
resto de Cataluña, Valencia, Madrid o Gran Canaria, a cuantos
hermanos catalanes nos recibieron en su casa, de modo que
acabó pareciéndonos
la nuestra, a cuantos quedaron en sus ata­
layas orando por nosotros, y al mismo Corazón de Jesús, cuya
llama, eternamente ardiente
en la cumbre del Tibidabo, se pren­
dió también de luz para nosotros.
ANTONIO SÁNCHEZ DiAz
EL DESTINO DE LA PERSONA EN LA ERA
DE LA COMUNICACIÓN
La Associatton des Col/oques Culturels Européens (ACCE), fun­
dada
en 1989 por Rémy Montagne, abogado y polltico francés,
para servir a las repetidas orentaciones de
Juan Pablo II sobre la
necesidad de fundar la
unidad europea en la. común cultura, con
sus dos polos, occidental y oriental, acaba de celebrar
en Viena
entre los
ellas 1 y 7 del pasado septiembre su 5. ° Coloquio
Internacional. En 1990 tuvo lugar
en Royaumont (Francia) el fun­
dacional, habiéndose celebrado los cuatro siguientes
en Cracovia
(1991), Praga (1993), Novgorod-San Petersburgo (1995) y ahora
Viena (1997).
Las temáticas que han concentrado sus estudios
han sido, respectivamente, 11el cristianis~o, fermento de unidad",
"la Verdad os hará libres", "la responsabilidad del hombre ante la
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