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XXXVIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica: Era de la información, tiranía de la información

CRÓNICAS
XXXYIII REUNIÓN DE AMIGOS DE LA CIUDAD CATÓLICA:
ERA DE LA INFORMACIÓN, TIRANÍA
DE LA INFORMACIÓN
Tras la reunión del pasado año, celebrada en Madrid, retor­
namos
en éste a Barcelona, siguiendo la periodicidad acostum­
brada, para asistir a la trigésimo octava Reunión de amigos
de la
Ciudad Católica. Tuvo lugar
en el Seminario Salesiano Marti Co­
dolar, durante el fin de semana
que ocuparon los días 10, 11 y 12
de diciembre de 1999, y propuso por tema genérico Era de la
información, tiranía de la información.
Abierta la librería en la tarde del viernes, fuimos recibidos por
los siempre solfcitos y acogedores amigos de Barcelona, para
subir después a la sala de conferencias que, algo fria al comien­
zo, habría de abarrotarse
en los días sucesivos por una nutrida
concurrencia. A Juan Vallet correspondió dar apertura e inició a
las ponencias con una introducción
en la que, con voz sabia de
maestro, trajo a la memoria las anteriores ocasiones en que nues­
tra revista Verbo se había ocupado de la cuestión, para subrayar
la fiel y profunda continuidad
de un tratamiento siempre apega­
do y
al hilo del Magisterio de La Iglesia.
Verdaderamente esencial y
de atinada ubicación al_inicio de
la reunión fue la conferencia ofrecida
por Estanislao Cantero,
que al tratar el tema de la modernidad
en el núcleo de la infor­
mación,
fijó la tesis y el cimiento teórico al que habrían de recu­
rrir de continuo las comunicaciones posteriores. Es la modernidad
misma, fnsita en las entrañas de los actuales modos de comuni­
cación social, la fuente que por esencia convierte a la informa­
ción actual
en un poder tiránico hacia la persona, y el engrana­
je que explica la conexión de tal poder con el relativismo ético
y la desaparición
de la verdad de que se nutre el pensamiento
democrático moderno.
Verbo, núm. 379-380 (1999), 899-921. 899
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CRÓNICAS
Ocuparon la primera serie de foros José Joaquin Jerez y
Santiago Milans del Bosch. Nuestro flamante letrado del Consejo
de Estado se refirió desde distintas perspectivas
al controvertido
terna de la inmigración
en su conexión con la identidad cultural
de los pueblos.
Se centró en la situación especifica de España, en
su papel de frontera de la Unión Europea frente al Magreb, y for­
muló comentarios críticos sobre la nueva ley de extranjería. Por
su parte, Santiago Milans acudió a los periódicos para subrayar el
tenor de las noticias referentes a la justicia, algo que nos habla
de
una seria disfunción en la práctica del Estado de Derecho y,
más allá, nos revela el abismo entre la justicia humana y la divi­
na de
que nos habla el Antiguo Testamento.
La cena, de amplia conversación, dejó paso al reconfortante
rezo del rosario
en la capilla, y con la noche al descanso.
A la mañana del sábado,
la encantadora Roser Juanola Cade­
na esbozó con conocimiento
la doctrina social de la Iglesia sobre
los medios de comunicación social, apoyándose principahnente
en el decreto Inter mirifica, en la Octogesima adveniens y en el
Mensaje de Juan Pablo II
en la XXVIII Jornada de las Comunica­
ciones Sociales.
Por su parte, y simultáneamente, Pilar Frigola dedicó su foro
a
la cuestión eminentemente práctica de cómo puede un católi­
co influir
en la prensa. Comentó los eventuales cauces de actua­
ción
-publicaciones, cartas al director, llamadas telefónicas o
presencia
ffsica en prensa audiovisual-, razonó la posibilidad y
el deber de nuestra intervención, y aportó intereses consejos y
estrategias dirigidas
al mismo propósito.
La Santa Misa de las doce nos condujo nuevamente ante el
Sagrario. En el sermón, los mártires de Cristo.
A las 13,00 horas, disertó
con soltura Javier Barraicoa sobre
la callada implantación de una nueva moral, contraria por opues­
ta a la cristiana, bajo los disimulados modos de
la corrección polí­
tica. Cómo bajo pretexto de tolerancia y moderación, de ayuda a
los débiles e integración social del marginado, alegados
por el
eufemismo lenguaje y
la mentalidad de lo políticamente correc­
to, se esconde
en realidad el propósito encubierto de difundir sin
ser notada la moral relativista
que está en la base del sistema
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CRÓNICAS
democrático. Los ejemplos, numerosos, amenos y adecuados,
mantuvieron
en todo momento la atención del auditorio.
Se simultanearon tras la comida dos foros de verdadero inte­
rés. Nuestro
buen amigo Manuel Acosta Elías indagó en los prin­
cipios implícitos de la opinión democrática a través del segui­
miento durante los tres últimos meses de tres periódicos,
El País,
La Varguardia y ABC. Dividida su transparente exposición en
cuatro partes, trató sucesivamente la ruptura del teocentrismo
junto al naturalismo que caracterizan a la sociedad actual, dedu­
cidos
de los diarios mencionados; los sanos valores que por con­
traste acompañan al ser humano en su más recta concepción; las
incoherencias resultantes del seguimiento lógico de las premisas
seguidas
por el hombre y la sociedad actuales; y, por fin, la nece­
sidad de implicarnos
en la reconstrucción de la Cristiandad. El
intenso debate sobre las posibilidades prácticas de acción -que
prolongaba así las indicaciones que Pilar Frigola había aportado
en la mañana-, manifestó a las claras la fecundidad de la expo­
sición.
Por su parte, Emilio Boronat Márquez se ocupó de la educa­
ción, realizando, sobre materia que conoce bien, consideraciones
varias en torno a los actuales interrogantes e incertidumbres de
la pedagogía moderna. Siguióle
un encendido debate que ahon­

en lo sugerente de la ponencia.
A media tarde, Mario Soria
-a quien debemos precisamente
un libro sobre la información, publicado por Speiro-, dedicó su
completa y apretada ponencia a destacar los defectos de la infor­
mación de masas, refiriéndose a la multitud de técnicas equívo­
cas de
que se rodea el periodismo de nuestros días. Enjuició crí­
ticamente la noción de "aldea global" -a la que consideró "la
concepción racionalista transferida al ámbito de los medios de
comunicación social"-, pues las valoraciones de los hechos
corresponden en exclusiva a EE.UU. y Occidente, por más que se
atribuyan a
un supuesto consenso mundial en la materia. Habló
de los diferentes medios y el tipo de impacto producido
en el
destinatario, acudiendo
en todo momento al recurso de la más
viva actualidad internacional, e hizo notar con indignación y tris­
teza cómo la Iglesia sólo encuentra espacio en las noticias cuan-
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do el sensacionalismo airea teorlas antirromanas, o insiste en la
ancianidad de nuestro pontífice.
A la probada experiencia
de Mario Soria siguió la juventud,
no obstante madura, de Miguel Ángel Belmonte que suplió la
conferencia que
en su lugar había sido programada. Su charla,
dedicada genéricamente a la verdad, mentira y
poder en los
medios de comunicación social, partió de
la definición tomista de
"verdad", para pasar luego a considerar el sucedáneo, preludiado
ya
por Spengler, de la "realidad virtual" -más atractiva pero sin
adecuación
alguna a la cosa-; acudió después a la diferen­
ciación kantiana de "lo bello" y "lo sublime", como correlativa a
la distinción entre representación y realidad, y desde este punto
continuó discurriendo
por un mar de nociones filosóficas que
expuso, sin embargo, con rigor y claridad.
Subimos luego a
la capilla, donde pudimos, bajo ·la puntual
dirección del
P. Arredondo, rezar el rosario del atardecer. Tras la
cena, o en la conversación, o en el paseo, mostraron una vez más
su hospitalidad nuestros amigos de Barcelona.
Amanecido el último de los días, nos sorprendió Antonio
Martin
con una excelente conferencia libremente al título "La ima­
gen económica: impactos de la información". A la amplísima eru­
dición y la precisión de los datos, así
en lo histórico como en lo
actual y cotidiano, acompañó la agudeza y originalidad
en el
análisis, de que se sirvió para demoler
no pocos tópicos histo­
riográficos. Con expresión desenvuelta, voló repetidas veces a
cuestiones tan lejanas como la Administración castellana del
XVII,
se refirió a personajes tan dispares como Quevedo o Marx, y
retomó a la cuestión central salpicándola de ejemplos actuales.
La segunda conferencia corrió a cargo de José Javier Echave
Sustaeta del
Villar, que tituló, parafraseando el conocido libro de
Gambra, "Eso que llaman periodismo objetivo". Uniendo a
la
espontaneidad la claridad, comenzó diferenciando los· conceptos
de verdad y mentira,
en sus distintas vertientes católica y protes­
tante.
La teoría periodística moderna encuentra su origen en las
dos deformaciones operadas
por la doctrina protestante en los
conceptos de verdad y mentira,
que conducen a la sustitución de
la verdad
por dos nuevas nociones: objetividad y sinceridad. La
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pretendida objetividad de la información está plagada de subjeti­
vismo
en cada uno de los momentos de la noticia, por lo que el
pretendido "periodismo objetivo"
no es sino un conjunto ·de téc­
nicas dirigidas a
poner a disposición del destinatario todos los
datos necesarios para alcanzar
una conclusión unilateral y sesga­
da, pero haciéndole creer
que la ha obtenido por si mismo y en
completa libertad. Todo ello descubre la alianza de este tipo de
periodismo con el relativismo ético de
la democracia moderna,
radicalmente incompatible con el concepto de verdad
de la filo­
sofía perenne.
Asistimos a la Santa Misa
en la preciosa capilla de las Míni­
mas, con rezo latino, coro de cantos antiguos, y fervoroso y recio
sermón del P. Alba.
Posteriormente, Eudaldo Forment acometió una elevada al
tiempo
que pedagógica ponencia que dividió en dos partes.
Dedicó
la primera a la Filosoffa de la comunicación, de la que,
incluida
en la Filosofía del lenguaje, ya encontramos nociones
fundamentales
en Santo Tomás. Pero el núcleo de la exposición
se centró
en la segunda parte, dedicada al Magisterio de la
Iglesia. Tras recorrer los documentos
en que, desde la Mirari vos,
se han venido ocupando los sucesivos pontífices de los medios
de comunicación social
--expresión ésta surgida del Magisterio,
por oposición a la de "medios de masas", que nunca utiliza-,
resumió en siete tesis esenciales la doctrina de la Iglesia sobre la
cuestión. Siguiendo
en todo la enseñanza tomista, se ocupó
luego del derecho a la verdad, de
la virtud de la veracidad, y de
su vicio
que es la mentira, realizando en torno a ellos diversas
consideraciones sobre
si el lícito en algún caso mentir y sobre la
cuestión de la restricción mental. Por conclusión el profesor
Formen! aseveró
que los medios de comunicación han de estar
al servicio de la persona y del
bien común.
Tras la comida, compartieron mesa, flanqueando a Miguel
Ayuso que
presidia, José Maria Alsina Roca y Luis Maria Sandoval.
Alsina trazó, asistido por la tecnología que le brindaba su orde­
nador portátil,
un recorrido por algunas obras básicas de la filo­
sof'ía política -La Política de Aristóteles, el Tratado teológico­
político
de Spinoza-para unir las distintas concepciones del
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CRÓNICAS
poder y la política en su interacción con las nociones de pueblo
y opinión pública. Por su parte, correspondió a Luis Maria Sando­
val clausurar la reunión de
este año, y lo hizo resumiendo apre­
tadamente
en apenas tres cuartos de hora las intervenciones de
todos los ponentes, entrelazándolas e hilvanándolas hasta ende­
rezarlas a su sentido y comprensión unitarios, a lo que agregó
unas postreras consideraciones sobre la información justa.
Con la elevada solemnidad
de lo sagrado, el acto litúrgico
final
puso término, entre el azul y oro de las Mínimas, a las jor­
nadas
de este año.
ANTONIO SANCl!EZ D!Az
ELÍAS DE TEJADA, EL NÁPOLES HISPÁNICO
Y
LA HISTORIOGRAFÍA CONTRARREVOLUCIONARIA
I
En la primavera de 1998, organizado al alimón por el Centro
di Studi Tomistici e di Relazioni Culturali y
por la Fundación
Francisco Elías
de Tejada, tuvo lugar, en el aula "San Tommaso"
del convento
de San Domenico Maggiore, donde la tradición
señala
que enseftó el Aquinate, un coloquio sobre la obra del
polígrafo extremefto, catedrático
de filosofía del derecho y gran
historiador del pensamiento político, Francisco Elías
de Tejada,
en el vigésimo aniversario de su fallecimiento. Bajo la rúbrica de
"Francisco Elías de Tejada: realismo jurídico e instituciones his­
pano-napolitanas", con los auspicios del Consulado General de
España en Nápoles, y en presencia del cónsul -José Luis Los
Arcos--, el profesor Piero di Vona, prestigioso historiador
de la
filosofía,
de la Universidad Federico II de Nápoles, presidió los
trabajos. En primer lugar,
el profesor Miguel Ayuso, de la Univer­
sidad Pontificia Comillas
de Madrid, trazó la semblanza personal
y estudió científicamente la
obra del profesor Elías de Tejada. No
en vano es autor de la principal monografía consagrada al
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