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El mundo antes de Cristo

EL MUNDO ANTES DE CRISTO
POR
G1ovANNI CANToNI(')
SUMARIO: 1. Los tres significados del término "mundo" .-2. "Antes".-
3. El hombre "carente" .-4. La "fábula" verdadera: "Myth Recame
Fact" .-5. La "tercera navegación".
l. Los tres significados del término "mundo"
Al decir del Papa Pablo VI (1963-1978), en primer lugar
"mundo puede significar la creación, el cósmos: esto es, el
inmenso universo de la creación, que nunca acabaremos de
conocer y de descubrir, y que puede servir magníficamente como
escalera para el descubrimiento de Dios (cfr. Act. 17, 27); noso­
tros los modernos, nosotros los alumnos
de las escuelas científi­
cas, estamos invitados a una nueva búqueda de Dios1 a una
nueva religiosidad -no al ateís1no--justamente por ese camino
que recorrido fielmente nos hará conocer maravillas no sólo
naturales, sino
tamb_ién espirituales. El mundo es una gran, estu­
penda, misteriosa palabra de Dios" (1).
En segundo lugar
-prosigue el mismo Pontífice----"(.. .)
mundo puede significar la humanidad. Es el sentido considerado
e) Traducción del italiano, revisada por el autor, de Estanislao Cantero. El
autor ha citado en castellano las obras que menciona en dicho idioma; el resto
del ensayo, escrito en italiano, se ha traducido de este idioma sin acudir a t~­
ducciones castellanas autorizadas (n. del t.).
(1) PABW VI, ªDiscurso en la audiencia general del 5-4-1967", en lnseg­
namenU di Paolo VL vol. V, págs. 725-728 (pág. 727).
Verbo, núm. 417-418 (2003), 555-574. 555
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por el Concilio (cfr. Gaudtum et spes, 2), teatro del drama huma­
no, devastado
por el pecado, pero amado y salvado virtualmen­
te
por Dios y por Cristo. "Tanto ha amado Dios al mundo que le
dio a su Hijo unigénito, a fin
de que quien crea en El no perez­
ca, sino que consiga la vida eterna"
(juan, 3, 16). Es el campo
humano
en el que se desarrolla la historia de la salvación" (2).
Merece destacarse que el Pontífice se remite, hablando del
mundo como creación, como cosmos, a los
Hechos 17, 27, donde
se alude
al discurso de San Pablo al Areopago y la condición del
hombre se describe como
un ser viviente incluido en Dios (3),
hasta el punto que, cada opinión sobre el mundo viene para él
manifestada "desde dentro", desde el interior del cosmos,
no
"desde fuera"; mientras que, "desde fuera" viene la Revelación,
que para ser comprendida
debe servirse del lenguaje "de dentro",
de
un lenguaje a la vez humano y cósmico.
Finalmente
-concluye el Papa Pablo VI-"(. .. ) existe un
tercer significado del término "mundo", y es el significado malo
y hostil.
El mundo, en este sentido, es todavía la humanidad,
pero esclavizada por el misterio del mal, es la negación y la
rebelión al reino de Dios,
es la coalición de las falsas virtudes,
tristemente potentes desde su liberación del
fin supremo; es,
en suma, una concepción de la vida deliberadamente ciega
sobre su verdadero destino y
sorda a la vocación del encuen­
tro con Dios; un espíritu egocentrista, drogado de placer, de
fatuidad, de incapacidad de verdadero amor. Y es, todo ello
sumado, la
fascinatio nugacttatts (Sab. 4. 12), la seducción de
los valores efímeros e inadecuados a las aspiraciones profun­
das y esenciales del hombre;
una seducción que encontra­
mos en cada paso de nuestra experiencia temporal, y que nos
puede ser fatal" (4).
(2) Ibídem.
(3) Cfr. S. AGUSTfN (354-430), Confessionum Jibrl trededm, libro I, 2, trad. it.,
Le Confessionl, texto latino de la edición de Martin Skutella revisado por Michele
Pellegrino (1903-1986), traducción y notas de Carla Carena, con introducción de
Agostino Trape O.S.A. (1915-1987) e índice de Franco Monteverde, Citti,. Nuova,
Roma, 2000, págs, 4-7,
( 4) PABLO VI, doc. dt., ibídem.
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El MUNDO ANTES DE CRISTO
Para desarrollar en alguna medida el tema El mundo antes
de
Cristo, me serviré principalmente de la segunda acepción, el
"mundo como humanidad", si
bien haré referencia también a las
otras dos acepciones
-a la primera, "el mundo como creación",
como cosmos, y a la tercera1 el "mundo como maligno" y a quien
por el maligno se deja esclavizar-al menos en alguna de sus
relaciones con la segunda.
2. "Antes"
Con relación al "antes", lo interpretaré en primer lugar cro­
nológicamente, esto es, como referencia al hombre nacido antes
de la Encarnación de Jesús Nuestro Señor, de cuyo advenimiento
la Iglesia Católica ha celebrado su segundo milenio con el Gran
Jubileo del Año 2000. Por tanto,
me valdré de una lectura que,
desde
un punto de vista filosófico -esto es, de reflexión siste­
mática y organizada sobre lo
real-se podria llamar lógica, mien­
tras
que en óptica teológica -que toma nota de la Revelación y
reflexiona sobre
ella-debe ser indicada como kairológica, esto
es, hecha sobre la base del kairos, del tiempo fuerte y propicio
en que alguno, si bien nacido cronológicamente después de
Cristo, encuentra al Señor Jesús a través de la misión, el anuncio
por parte de la Iglesia Católica, mientras que su condición, hasta
el momento fatal de su encuentro
con Cristo, lo situa antes de
Cristo. Por eso hay
un mundo pre-cristiano en sentido cronológico y
hay
un mundo pr<>-cristiano en cuanto extra-cristiano. No se olvi­
de que, cuando se habla de encuentro con Cristo a través de
la
Iglesia, de hecho se trata de un encuentro con Cristo a través de
un cristiano, Cristoforo, "portador de Cristo", desde el momento
en que el encuentro se produce exclusivamente entre personas y
no entre instituciones o culturas, que -como se verá-para las
personas son vestimentas, importantes, pero no c01no para con­
fundirlas
con las personas mismas, ni tampoco con la "persona",
que es una "1náscara" para el "individuo": "Estrictamente hablan­
do -indica por ello Alberto Caturelli-, no es posible un en-
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cuentro entre culturas tomadas, cada una, c01no un todo; las cul­
turas no se «encuentran». Se encuentran las personas cultas oi
simplemente, las personas, desde que no hay un encuentro que
no sea personal. Más aún: dos hombres se sienten personalmen­
te próximos siendo, quizá, cada uno, representante de socieda­
des remotas y hasta de culturas diversas, cuando la cultura, pre­
cisamente, los une o pone en relación (. .. ) Y eso es así, porque
el encuentro, y me refiero aquí a un encuentro cultural, sigue
siendo personal, individual-personal. Sin embargo, nadie puede
negar las influencias 1nutuas entre las diversas culturas; pero en
tal caso debe reconocerse que las personas son los vasos comu­
nicantes entre las culturas, no éstas tomadas c01no todos abs­
tractos, o tomadas globahnente" (5).
3. El hombre "carente"
Por ello, no examino el hombre como creado por Dios, no
solo, en general, "a nuestra (de Dios) imagen y a nuestra seme­
janza"
(Gen. l, 26), sino, en especial, a imagen y semejanza de
Cristo, modelo de toda la creación (6). Tampoco examino su
naturaleza, que lo evidencia como necesitado de todo y de los
demás, revelando así de modo inmediato su sociabilidad estruc­
tural.
Plinio el Viejo (23-79) describe con extraordinaria eficacia
esta condición
en una página memorable de la Historia natura­
lis; allí se lee, en efecto, que en la naturaleza "solamente el hom­
bre viene desnudo sobre la desnuda tierra, el día de su naci­
miento, abandonado desde el comienzo a los lamentos y al llan­
to y, como ningún otro entre t.antos seres vivos, a las lágrimas,
rápidamente, desde el primer instante de su propia vida. (. .. ) Y
cualquier otro ser siente la
propia naturaleza: aquél aprende a
correr velozmente, aquél otro a volar
con celeridad, otro a nadar.
(5) ALBERTO CATURELLI, El Nuevo Mundo. El Descubrimiento, la Conquista y
la Evangellzacidn de Am~rica y la Cultura Occidental, Edamex, México, 1991,
pág.
49.
(6) Cfr. Card. GIACOMO BIFFI, Approccio al cristocentrismo. Note storiche per
un tema eterno, con prólogo de d. !Nos BIFFr, Jaca Book, Milán, 1993.
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
El hombre, por el contrario, no sabe hacer nada, nada que no le
haya sido
enseñado: ni hablar, ni caminar, ni comer; en suma, por
su naturaleza ¡no sabe hacer otra cosa que llorar!" (7), Se trata de
una página de la que no se puede prescindir en modo alguno
para comprender ya sea al "hombre"
ya sea a "los hombres", y
que viene
en cierto sentido sintetizada por Santo Tomás de
Aquino (1225-1274) en el De regimine prlncipum (8) y encuentra
eco,
al menos, hasta en Mes idées politiques del escritor y políti­
co francés Charles Maurras (1868-1952) (9); de
ahí el escritor y
filósofo alemán Joharm Gottfried Herder (1744-1803) retoma la
tesis,
si bien con distinta sensibilidad (10), y su progenie llega al
menos declaradamente hasta el antropólogo, también alemán,
Amold Gehlen (1904-1976) (11),
que la enriquece con verifica­
ciones positivas,
científicas. Y el mis1no Santo Tomás evoca el
paso del hombre desde el útero materno al "útero social" en el
que prima lo familiar: "(...) salido del útero, antes de poderse ser­
vir del libre arbitrio, está bajo el cuidado de los padres como en
un útero espiritual" (12).
Comienzo, pues, tomando sünplemente
en consideración al
hombre caido, el caracterizado
por la natura lapsa, por la natu­
raleza herida
por el pecado original. ¿Cuáles son sus rasgos? Está
herido, afectado
por una vulnus en la inteligencia, en la volun­
tad
y en la memoria; es más, según la secuencia propuesta por
(j) Cfr. GAYO PLINio SECONDO, llamado El Viejo, Naturalis historia, VII, 1,
trad.
it. Storia naturale, ed. dirigida por Gian Blagio Conte con la coláboración
de Alessandro Barchiesi y Giuliano Ranucci, vol. 11, libros 7-11, Antropología e
zoología,
trad. it. y notas de Alberto Borghini, Elena Giannarelli, Arnaldo Marcene
y Giuliano Ranucci, Einaudi, Turín, 1983, págs. 8-11.
(8) Cfr. SANI'o ToMkl DE AQUINO, De regitnine principum, liba-I, caput 1.
(9) Cfr. CHARLES MAURRAS, Mes id~ politiques, con prólogo de Pierre Gaxot­
te (1895-1982), Fayard, París, 1968, págs. 17-22.
(10) Cfr. JOHANN GoTIFIED HERDER, Saggio sull'origine del linguaggio, trad. it.
de Agnese Paola Amicone, Pratiche, Parrna, 1995, pág. 49 y passim.
(11) Cfr . .ARNOLD GEHLEN, L'uomo. La sua natura e il suo pasto nel mondo,
trad. it. con introducción de Karl-Siegbert Rehberg, Feltrinelli, Milán, 1990, págs.
59-61 y 110-113,
(12) "[ ... ] postquam ab utero egreditur, antequam usum liberi arbitrii ha­
beat, continetur sub parentum cura sicut sub quodam spirituali uterd' {Summa
theologiae, 11.ª-II.", q. 10, a, 12).
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San Agustín en el De Trinitate, en la memoria, en la inteligencia
y
en la voluntad, las tres potencias del alma que desvelan la hue­
lla trinitaria impresa
en el alma humana, la huella del Padre, del
Hijo y del Espiritu Santo,
en la cual, por ello, los cristianos pue­
den ver "(. .. ) como en un espejo, por cuanto lo pueden y si lo
pueden, al Dios Trino, en nuestra memoria, en nuestra inteligen­
cia y voluntad" (13). Intencionadamente, el santo filósofo y teó­
logo, considera necesario advertir
"( ... ) que esta imagen que es
obra de la misma Trinidad (
... ) ha sido deteriorada por su propia
[del hombre] culpa" (14),
asi que "( ... ) se debe evitar compararla
a la Trinidad como
si le fuera en todo similar, pero se debe ver
también
una gran disimilitud en esta tenue semejanza" (15).
Asi, pues -todavía-, la culpa original ha producido heridas
reales, si bien no mortales, que pemúten al hombre recordar,
intuir
y querer, aunque no firmemente.
Los historiadores de la filosofía Giovanni Reale y Darlo
Antiseri, estableciendo
una comparación entre pensamiento grie­
go y mensaje cristiano, erigen un catastro, o al menos una espe­
cie de catálogo de los frutos amargos del vulnus intelligentiae,
esto
es de los defectos del hombre post peccatum desde el punto
de vista
de la actividad del intelecto, por ello, aquellos de espe­
cial relevancia filosófica, que evidencian ya sea enormes diferen­
cias, ya sea
antítesis no absolutamente incurables, por tanto sus­
ceptibles de
sintesis no forzadas: la concepción de un Dios no
uno y no único antes que una perspectiva monoteística y tras­
cendente; la derivación mediata de las cosas de Dios antes que
su creación inmediata de la nada;
un horizonte centrado en el
cosmos más
bien que en el hombre; la noción de la ley moral
como ley de
la physis, como ley de la naturaleza misma, antes
que como mandamiento de Dios; la reducción de la Providencia
a destino, a gobierno del Cosmos, antes que atención a la vida
(13) SAN AGusTfN, De Trfnftate, libro XV, 20, 39, trad. it., La Trinita, texto lati­
no de la edición maurina comparado con la edición del Corpus Christianorum,
con introducción de A. Trape O.S.A. y Michele Federico Sciacca (1908-1975), CJtta
Nuova, Roma, 1987, págs. 692-693.
560
(14)' lbldern, págs. 694-695.
(15) lbidem.
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
de los hombres como individuos; percepción confusa de la culpa
original, que se puede borrar
por virtud del conocimiento y
"naturalmente"; la reducción del hombre a cuerpo y alma, sin
participación
en lo divino a través del espíritu y de la fe; una rela­
ción
con Dios que, en primer lugar, sube de lo sensible a lo
suprasensible, antes que ser un descenso de Dios hacia los hom­
bres; la inmortalidad del alma antes que la resurrección de los
cuerpos;
por último, un juicio de insignificancia de la historia
antes
que su lectura como itinerario hacia el fin de los tiempos y
su finalidad, el reino de Dios
(16).
Con estas heridas, con estos dellcit, con estos "defectos", el
hombre encuentra "el mundo"
en todas las acepciones evocadas,
incluida aquella
de la que forma parte, la humanidad, "los hom­
bres", "los otros", presentes
y, através de los presentes y de su
cultura, también los pasados. Pero el hombre
no está dotado
-por decirlo asi-solamente de deficit, de carencias, de defec­
tos, sino también de restos, de residuos, de supervivencia de su
condición paradisiaca anterior al pecado original, además de
reflexiones sobre ella y a partir de ella, el "sudor de tu rostro" del
que habla el
Génesis (3, 17). Por último, de la acumulación de
experiencias y de realizaciones extraidas por tales experiencias,
derivadas de la necesidad y de la dificultad de hacer frente a los
obstáculos de
la vida, los remedios preventivos y subsiguientes
contra las "espinas" y "cardos"
que menciona el Génesis (3, 18).
Los restos, los residuos, las supervivencias, las "supersticiones" en
el significado etimológico del término y en sus distintos signifi­
cados culturales (17),
son recuerdo de todo aquello de que esta­
ba dotado, de su patrimonio en el paraíso terrestre y van a cons­
tituir la Tradición
con mayúscula. De ella, si bien no tratada en
singular y con mayúscula, afirma el diplomático y escritor sabo­
yano, el conde Joseph de Maistre (1753-1821):
"(. .. ) las tradicio-
(16) Cfr. GiovANNI REALE y DARIO .ANTisBRI, 11 pensiero occidentale dalle origi­
ni a oggi, vol. -1, AntichJta. e Medioevo, La Scuola, Brescia, 1985, págs. 288-301. ·
(17) Cfr. ÉMILE BENVENISTE (1902-1976), 11 vocabolario delle Jstituztoni Jndo­
europee, vol. segundo, Potere, diritto, religione,
ed. it. de Mariantonia Liborio,
Einaudi, Turin, 2000, págs. 485-496.
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GIOVANNI CANTONI
nes antiguas son todas verdaderas ( ... ) todo el paganismo no es
otra cosa que un sistema de verdades corrompidas y trastrocadas¡
y ( .. .) es suficiente, por asi decirlo, limpiarlas y situarlas en su
puesto para verlas resplandecer a plena luz" (18).
Pero, "de
•tradición-se podrá hablar -sostiene el filósofo
alemán Josef Pieper
(1904-1997)-sólo cuando se difunda no
cualquier cosa personal, sino alguna cosa recibida" (19), esto es,
supone un don y por tanto un donante. En cuanto a la naturale­
za del hecho, importa tener
presente -la observación es del filó­
sofo
alemán-que "( ... ) la recepción de un traditwn se diferen­
cia del
aprender y ( ... ) la tradición se distingue de aquel proceso
de aprendizaje colectivo
que llamamos progreso cultural" (20). Y
añade:
"La transmisión de las conquistas es tan poco idéntica con
el acto de la tradición cuanto lo son el conservar desde una parte
y
el mejorar desde la otra" (21): "En buen derecho, pues, al con­
cepto de tradición
se ha aproximado desde siempre el concepto
(que estaría bien decir más que afm) de «recuerdo,., y ello porque
entre ambos es común el principio de que cualquier cosa que ha
acaecido una vez (o se ha dicho o experimentado un día) debe
ser tenida presente en la conciencia idénticamentfl' (22).
La fuente inmediata de tal Tradición es Dios: de hecho, debe­
mos recordar
"(. .. ) la existencia, desde los orígenes de la huma­
nidad,
de una Revelación divina por encima del testimonio que
ofrece Dios de Sí mismo por medio de las criaturas; una revela­
ción,
por tanto, sobrenatural, dirigida a establecer entre el hom­
bre y Dios una relación de amistad e intimidad por encima de la
relación criatura-Creador.
El hombre, de hecho, fue creado en un
(18) ]OSEPH DE MAISTRE, Le serate di Pietroburgo o Colloqui su] governo tem­
porale della Provvidenza, trad. it. de Alfredo Cattabiani; Rusconi, Milán, 1971,
plig. 592,
(19) JosEF PIEPER, Perché la tradi2fone, trad. it. en Studi cattolld. Mensile di
studi e di attualit8., año XX, núm. 181, Milán, marzo 1976, págs. 163-169 (pág.
166); cfr. del mismo autor, Tradicidn. Concepto y validez, en IDEM, Obras, vol. 3,
Escritos sobre el concepto de filosofía, edición de Berthold Wald, trad. esp.,
Encuentro, Madrid, 2000, págs. 236-295.
562
(20) IDEM, Percht1 la tradlzlone, cit., pág. 167.
(21) Ibídem.
(22) Ibídem, pág. 168.
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
estado de santidad y justicia, del que cayó a consecuencia del
pecado
(pecado otigtnai). El estado de pecado es de privación de
la amistad y de la intimidad con Dios; de privación,
por tanto, de
la gracia
sobrenatural que deillca al hombre haciéndolo partíci­
pe de la vida íntima de la Trinidad divina. Este estado, acompa­
ñado también por el sufrimiento, del debilitamiento de las capa­
cidades naturales para conocer la verdad y hacer el bien, y de la
sujección a la muerte, se trasmite a todos los hombres unido a la
naturaleza humana" (23).
De esta Tradición, transmisión de
la Revelación sobrenatural
primordial,
en el transcurso de los años, de los siglos, de las eras,
son fuente mediata los archáioi, los paláiot, los "antiguos", que
no coinciden con los viejos o los ancianos, sino con los hombres
de los orígenes, los hombres del comienzo, los hombres cerca­
nos al principio, los hombres próximos a Dios (24), de modo
que
tal Tradición es una "tradición primordial" (25). Sus medios de
transmisión
son el rito y el mito, el lenguaje gestual y vocal, iden­
tificable
-la tesis es mia-con el pnscus ille dicendi et horridus
modus, con "el modo de expresarse primordial y rústico" del que
habla el historiador latino Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.), introdu­
ciendo el apólogo de Menenio Agrippa (26): "modo de expresar­
se" a través del cual, sgún distintas modalidades y perspectivas,
de algún modo se re-actualiza, se repite el
iffud tempus, el tiem­
po
feliz de la comunicación con Dios, y se recuerda cuanto hasta
entonces se ha comprendido, cuanto hasta entonces ha sido
"revelado" (27), ya sea en palabras o en obras.
(23) Monseñor FERNANDO OCARIZ, La Rivelazione nell'Antico Testamento, en
IDRM y D. ARTURO BLANCO, Rfvelazione, fede e credibiJJf¿__ Corso di Teología Fonda­
mentale, trad. it., Edizioni Universita della Santa Crece, Roma, 2001, págs. 41-52
(pág. 45).
(24) Cfr. J. PIEPER, Perch~ la tradizione, cit., pág. 169.
(25) Cfr. loEM, Perché la tradizione (2). La sfi.da dell'origine, trad. it., en
Studi cattolid. Mensile di studi e di attualitA, año XX, núm. 182-183, Milán, abril­
mayo 1976, págs. 255-259 (págs. 258-259).
(26) 'n'ro LMo, Ab urbe condita, 11, 32, trad. it., Storie, vol. 1, libros 1-IV, edi­
ción de LUCIANO PERELLI, UTET, Turin, 1974, pág. 354; la traducción es mía.
(27) Cfr. J. PIBPER, Perche la tradizione, cit., pág. 169; cfr., también, MIRcEA
EUADE (1907-1986), Mito e realta, trad. it., con prólogo mio, Borla, Roma, 1993,
págs. 21-42, especialmente, págs. 27-32.
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Contra una vulgat:a que se limita a acumular, y por tanto, a
confundir, expresión
y transmisión de mitos y su creación litera­
ria; por consiguiente, contra una vulgata torcida en relación a la
complejidad del hecho, arroja
luz lo que sostenía el escritor grie­
go Plutarco (50 ca.-120 ca.) en Beocia: "Tales mitos no se pare­
cen del todo a aquellas vagas fantasías caprichosas y a aquellas
vanas fábulas,
como las de los escritores de versos y de prosa
inventaban como arañas, tejiendo y destejiendo sus propias y flo­
jas primicias literarias; por el contrario, contendrian en sí mismos,
exposición de dudas y de experiencias; tu [Clea, sacerdotisa en
Delfos, contemporánea de Plutarco, a la que dedicó el escrito] lo
comprenderás
por ti misma. Así como los sabios afirman que el
arco iris resulta del fenómeno de reflexión del sol y sus variacio­
nes de color ante nuestra mirada se debe a que se retira del sol
y se dirige a la nube, así, análogamente, el mito, para nosotros de
este mundo, no es más que el reflejo de una verdad superior, que
tuerce el pensamiento humano en una dirección sensible" (28).
Una sintética y autorizada exposición del fenómeno se puede
encontrar en la Breve storia della religlone, hecha compilar por el
Papa San Pio X (1903-1914) para el Compendio della Dottrtna
Cristiana prescritto da Sua Santlta Papa Pío X afie Dlocesl della
Provincia di Roma,
de 1905, donde se lee "( ... ) que la religión
desde el principio debió ser revelada, es decir, manifestada por
Dios al hombre" (29) y que, "por tanto, está claro que todas aque­
llas
que se denominan religiones, a excepción de la única verda­
dera revelada
por Dios, ( ... ) son inventos de los hombres y des­
viaciones
de la Verdad, de la que algunas conservan alguna parte,
mezclada, sin embargo,
con muchos embustes y disparates" GO).
(28) PWrARco DE QuERoNEA, De Jside et Osiride, 20, en Moralia, 358f-359a; en
IDEM, Iside e Osiride e Dialoghi delflci [La E delflca -I responsl della Pizia -II
tramonto degll oracoll}, e:Hción bilingüe, introducción, traducción y notas criticas
de Vmcenzo Cilento B. (1903-1980); presentación de G. Reale y bibliografía de
Alberto Bellanti, Bompiani, Milán, 2002, págs. 1-147 (págs. 38-41); cfr., también,
J. PIEPER, Sobre los mitos platrJnicos, trad. esp., Herder, Barcelona, 1998.
(29)
Catechlsmo Megglore promulgato da San Pío X Ares, Milán, 2002, págs.
287-331 (pág. 287).
(30)
Ibídem, págs. 287-288.
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
Volviendo al mito, que con el rito es uno de los medios de
transmisión de la Verdad originariamente revelada, me parece
oportuno destacar la afirmación del Papa San Pio
X, recordando,
con
el pensador colombiano Nicolás Gómez Dávila (1913-1994),
"hay mitos
que distorsionan y mitos que esclarecen" (31) y que
"el mito es una categoría proposicional, susceptible de verdad o
de error, como cualquier proposición" (32).
"¿Qué
es el mito -se pregunta Gambra-, esa oscura noción
con
la que aludimos a toda una mentalidad de ignoradas fron­
teras?".
"En un primer y más elemental sentido, mito significa fábu­
la, relato de ficción. Por extensión, mentira. De alú el calificativo
de mitómano que se aplica a quien dice mentira gratuitamente,
por gusto o tendencia morbosa, no sólo por necesidad o conve­
niencia. Mito es, en este sentido, algo irreal que se expresa o pro­
pone a la mente con intención de engañar. Tal era el juicio
común durante los siglos cristianos sobre la mitologfa o religión
antigua grecolatina, sobre sus narraciones y personajes".
"En otro sentido más profundo, mito
es un saber -y mítico
un modo de saber, de pensar y de reaccionar-que se caracteri­
za por estas condiciones: es predominantemente imaginativo, es
acusadamente emocional, posee una connotación religiosa y una
expresión poética" (33).
Por su parte, las experiencias del hombre, ya sean materiales
o espirituales, van a constituir la tradición con minúscula, el pro­
greso transmitido, las "tradiciones" (34). Pero en el hombre des­
pués del pecado original sobrevive el recuerdo de
una condición
en la que había otra relación con Dios. El pecado desnuda al
hombre, que reacciona revistiéndose de prendas -adquiriendo
hábitos, relaciones--que tienen la función de sustituir a las per-
(31) NICOLÁS GoMEZ DAV1LA, Escollos a un texto Jmplfdto, vol. 11, Instituto
Colombiano
de Cultura, Santa Fe de Bogotá, 1977, pág. 468.
(32) Ibídem.
(33) RAFAEL GAMBRA CIUDAD, El lenguaje y los mitos, Speiro, Madrid, 1983,
pág,. 21-22.
(34) Cfr. J. PIEPBR, Perche la tradizione (2). La sfida deJJ'origJne, cit., págs.
257-258.
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elidas: "(. .. ) entrelazaron hojas de higuera y se hicieron cinturo­
nes" (Gen.
3, 7). Todas las civilizaciones se encuentran conteni­
das
en este gesto originario. Los hombres se dotan de elementos
para restaurar una condición de la que tienen noción; en esta
acción la Providencia generalísima o natural,
que se extiende a
todas las naturalezas, incluidos los seres inanimados y los irra­
cionales (35), está acompaftada
por la Providencia especial, es
decir, la ordinaria intervención de Dios relativa1nente a las cria­
turas racionales, y más precisamente al hombre, sujeto de la his­
toria sagrada
y de la divina Revelación, esto es, por la Providen­
cia sobrenatural (36):
Así, expulsándolos del Paraíso terrestre, el
"Sefior Dios hizo al
hombre y a la mujer túnicas de pieles y los
vistió"
(Gen. 3, 21).
Aunque
con diversas referencias de la Escritura -remito al
éxodo de Egipto y al relato de los bienes llevados consigo por el
pueblo hebrero (cfr. Ex. 3, 21-22; y 12, 35-36)-, también San
Agustín interpreta "vestido" como "institución humana": "Vesti­
dos, esto es, las instituciones, obra de los hombres, que se han
adherido a la convivencia humana, a la cual en esta vida no po­
demos sustraernos" (37). En relación a esas mismas tradiciones
se encuentra similar expresión, por ejemplo, en un texto del pen­
sador, político y orador espafiol Vázquez de Mella (1861-1928):
"La tradición considerada subjetivamente, es un sentimiento que
se funda en el respeto de los antepasados; considerada en sí
misma, es transmisión y, lejos de significar cosa petrificada,
implica el movimiento, puesto que pasa de unos a otros. Lo que
puede, y muchas veces no debe cambiar sustancialmente, es lo
transmitido: creencias, sentimientos, costumbres, instituciones
y
(35) Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa theologiae, P, q. 22, a. 2.
(36) Cfr. Ibídem, ad. 5; sobrenatural es, también, el tercer tipo -por decirlo
así-de Providencia; aquella especialísima, relativa a la humanidad del Verbo
Encamado y a los elegidos: cfr. ibídem, ad. 4.
(37) "Vestem quoque Jllorum, id est, hominum quidem instituta, sed tamen
accomodata humanae societati qua
in hac vita carere non possumus' (SAN
A.GusTfN, De doctrina chrlstiana, trad, it., La dottrlna cristiana, 2,40, texto latino
de la edición maurina comparado con el Corpus Scrlptorum Ecclesfasticorum
Latinorum,
Citta Nuova Editrice, Roma, 1992, págs. 130-131).
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
aspiraciones de un pueblo" (38). Y con evidente percepción de
la tradición, no sólo con minúcula, de "las tradiciones", sino tam­
bién con mayúcula, de la Tradición, el verbo de la tradición, sen­
tencia: "(
... ) una de las diferencias esenciales entre el hombre y
el animal, es el tradicionalismo, hasta el punto de que pudiera
decirse que el hombre es un animal tradicionalista y el irracional
es un ser antitradicionalista" (39); y añade: "La tradición es el pro­
greso hereditario, y
el progreso, si no es hereditario, no es pro­
greso social" (40).
Sin embargo, tanto la memoria como el ejercicio de la inteli­
gencia y de la voluntad son acechados por el maligno: el hom­
bre sabe -recuerda haber aprendido---, aprende y quiere, pero
sin garantía alguna, que no son fruto del resultado de la expe­
riencia, y la experiencia es -de algún modo-una encarnación
dolorosa post peccatum, algo definitivo, ciertamente redimible
como culpa, pero no eliminable como pena. No le faltan verda­
des
para creer, de todos los órdenes, pero se trata de verdades
no garantizadas por un magisterio dotado del carisma de la infa­
libilidad, del discernimiento, al
menos pasivo, no sujeto a error.
Tampoco le falta la gracia, la ayuda sobrenatural contenida en el
gesto conforme a la Tradición, en el sacramentum naturae.
4. La "fábula" verdadera: "Myth Became Fact"
Será necesario que todas las "palabras" sean continuamente
verificadas
por la comparación con la Palabra y ordenadas a la
Palabra misma: "Un pensamiento católico no descansa, mientras
no ordene el coro de los héroes y de los dioses en torno a Cristo",
afirma Nicolás Gómez Dávila (41); sobre todo, será necesario que
(38) JUAN VÁZQUEZ DE MELLA Y FANJUL, Qúe es la Monarquía tradicional.
Discurso en el Parque de la Salud, de Barcelona, pronunciado el
17 de mayo de
1903, en loF.M, Regionalismo y Monarquía, selección y estudio preliminar de
Santiagci Galindo Herrero, Rialp, Madrid, 1957, págs. 287-316 (pág. 288).
(39) Ibídem, pág. 290.
( 40)
Ibídem, pág. 291.
(41) N. GóMEZ DAVILA, Escolios a un texto implícito, vol. I, Instituto Colom­
biano de Cultura, Santa Fe de Bogotá, 1977, pág. 233.
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GIOVANNI CANTONI
la Palabra se haga carne para que el encuentro inconstante del
hombre con el cosmos se estabilice al menos conceptualmente:
la divisa de los cartujos dice exactamente, stat Crux dum volvitur
orbis. Será necesario
que los ritos y los mitos, los gestos y las pala­
bras significativas
se transformen en gestos y palabras per sem­
pre,
en lugar de hipótesis, pasadas y que aún lo son, cada vez
más tenues debido al transcurso del tiempo y a la contaminación
de errores
por obra del maligno; tan tenues como para aparecer,
finalmente, como narraciones carentes de realidad, como "fábu­
las": sin embargo, ¿qué fábula puede construirse sin materia algu­
na verdadera, sin presuponer lo falso, es decir, que el hombre sea
creador vero nomine, por tanto, ex nihilót
De Maistre se permitía ironizar sobre esta cuestión: "En casi
todos los pueblos del mundo -escribe--antes de que fuera
general
el razonar con monótona frialdad, fue habitual dar a la
enseñanza una forma dramática, porque en realidad, no existe
medio más poderoso para hacerla lo más penetrante e indeleble
posible: así nacieron,
por todas partes, las "leyendas", es decir,
historias "para leer" para la instrucción de todos.
(. .. ) Se ha escri­
to mucho contra algunas
de nuestras "leyendas" latinas; muy
bien, pero no basta, porque sería necesario escribir contra la ver­
dad de la narración de Telémaco y del hijo pródigo" (42).
Por tanto, será necesario, repito, este iter, este itinerario res­
taurador: que el mito -según la tesis del literato y escritor irlan­
dés Clive Staples Lewis
(1898-1963)-se haga historia, Myth
Became Facf' ( 43), después que "Fact Became Myth", después
(42) J. DE MA!STRB, op. cit., pág. 729.
(43) CLIVE SrAPLES LEwrs, El mito se hizo realidad (1944), en IDEM, Dios en el
banquillo, trad. esp. con presentación de José Luis del Barco y prólogo de Walter
Hooper, Rialp, Madrid, 1997,
págs. 53-59, especialmente pág. 59; cfr. CHRISTOPH
VoN ScH0NBORN O. P., 11 mistero dell'Incarnazione, trad. it., Piemme, Casale Mon­
ferrato (Alessandria), 1989, págs. 15-22, especialmente págs. 19-21; cfr., también,
el origen, en el mismo tiempo cultural y existencial, de la tesis de C.S. Lewis, en
JOHN R. R. TOLKIEN (1892-1973), Sulle fiabe, 1939, trad. it., en IDEM, 11 medioevo e
11 fantastico, edición de Christopher Tolkien y versión italiana de Gianfranco de
Turris, Luni, Milán-Trento, 2000, págs. 167-238, especialmente págs. 227-229; y en
HuMPHRBY CARPENTBR, Gli Jnklings. CJJve S. Lewis, John R. R. Tolklen, Charles
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
que la experienza y la reflexión se hayan hecho historia: "Perfec­
to Mito y Perfecta Realidad" (
44). "este es el matrimonio de cielo
y tierra
(. .. ). que reclama nuestro amor y nuestra obediencia, pero
también nuestra admiración y nuestro deleite, dirigido al salvaje,
al
niño y al poeta que hay en cada uno de nosotros no menos
que al moralista, el intelectual y el filósofo" ( 45). "Perfecto Mito
y Perfecta Realidad" modulados
--.sobre todo, si no exclusiva­
mente-por el lenguaje metafórico sugerido por la experiencia
humana primera y mayor, fundadora, por la experiencia "fuerte"
del nacimiento y
de la familia, por la crianza y la educación,
incluso
por la muerte, es decir, por la experiencia de la incons­
ciente vida
en el útero espiritual, que se difunde en la vida cons­
ciente, e1nerge
como vida consciente en sí, en espera y en vista
del nacimiento eterno, de la muerte,
de la cual -como del pro­
pio nacimiento--no hay experiencia transmisible, como para
subrayar de este modo la irrepetibilidad de todo ser humano. Esta
será la condición
para expresar ya sea la tradición ya sean las tra­
diciones
en lenguaje "poético", hasta que -para decirlo con Eric
A. Havelock (1903-1988)-"la Musa no aprenda a escribir" (46),
conquistando, de ese modo, una relevante condición de refle­
xión,
de percepción de la objetividad de la realidad.
"Se cometería
un error irreparable si se opusieran la concien­
cia primitiva y
la que he llamado conciencia reflexiva o crítica. En
realidad,
no es posible la existencia de la conciencia reflexiva sin
la conciencia primitiva a la
que aquella continua en otro plano,
del mismo modo como la originalidad cultural emerge de la ori­
ginalidad primordial. Para aclarar este
tema -prosigue Catu­
relli-, es menester volver la atención sobre la conciencia primi­
tiva y efectuar algunas comparaciones
criticas. En efecto, la m:is1na
Williams & Ca., trad. it., Jaca Book, Milán, 1985, págs. 49-87; cfr, también, C. S.
LEWis, Sorpresa dalla gtafa. I primi annf della mía vita, trad. it., Jaca Book, Milán,
1990, págs. 162-163.
(44) C. S. LEWis, El mito se hizo realidad (1944), cit., pág. 59.
C 45) Ibídem. '
(46) Cfr. ERic A HAVELOCK, La Musa Jmpara a scrJvere. RJllessioni sull'ora/it8.
e J'alfabefi.smo dell'antichita al giorno d'oggi, trad. it., Laterza, Roma-Bari, 1987;
cfr., también, InFM, Cultura orale e civiltB della scrittura. Da Omero a· Platone,
trad. it. con introducción de Brubo Gentili, Laterza, Roma-Bari, 1983.
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GIOVANNI CANTONI
palabra •primitivo•, en su uso actual, es eqwvoca y su etimologia
muy poco nos dice. No obstante, llamamos •primitivo• a lo que
es primero en su orden, o que no tiene ya origen en otra cosa y
el término prtmltivus (que proviene de prtmus) alude a lo que
nace o se cria primero; quizá a lo que, tan agudamente, llamó
Vico [Giambattista, 1668-1744], certeza sin reflexión y
que corres­
ponde a una «lengua muda .. , es decir, anterior a la escritura;
«inutismo" que, en los comienzos, se expresaba ya por acciones
o dibujos que dicen directamente las ideas (jeroglíficas)" (47).
En la cuestión de las relaciones entre conciencia mítica y
conciencia aitica, no es menos tranchant Gambra Ciudad: "El
saber mítico-1nágico parece situarse, en todo caso, en esa oscura
intersección entre el plano sensible y el plano inteligible de nues­
tro
espiritu, y también en la misteriosa frontera entre el mundo
de lo inteligible natural y el saber de lo superior y divino -del
«problema• y del ,misterio-, divisorias una y otra entre las que
la humana naturaleza se halla inscrita. Puede decirse en un sen­
tido
que el progreso del hombre -y de su civilización-estriba
en un lento predominio del Jogos sobre el mythos. Pero más cabal
sería afirmar
que consiste en una armonía entre esos polos del
espíritu humano, de
modo tal que ni la razón se sienta prisione­
ra del mito, ni tampoco el sentido religioso del mito quede redu­
cido a mero objetivo de la critica racional" (48).
Se salva
el equilibrio entre el logos y el mythos, bien porque
-como sugiere de modo sintético y paradógicamente y en polé­
mica
con el racionalismo, Gómez Dávila--'-"el mito corrige la pre­
cisión del concepto" (49),
bien para que el Jogos no se traduzca
-como de hecho ocurre--en la "barbarie de la reflexión" (50),
en el triunfo de la sofística, con la siguiente hipertrofia de lo no
racional -pero no por eso no razonable---, y después de la
(47) A. CATuRELU, op. cit., pág. 135.
(48) R. GAMBRA CIUDAD, oji. cit, págs. 25-26.
(49)
N. GóMEZ DÁVII.A, Nuevos escolias a un texto tmplldto, vol. 11, Procultura,
Santa
Fe de Bogotá, 1986, pág. 5.
(50) GIAMBATIISTA VIco, Princlpi di Scienza. nuova d'intorno alla comune
natura delle nazioni
(1744), Conchiusiane del/'apera. Sopra un'eterna repubbll­
ca naturale,
Jn ciascheduna sua spezie ottima, dalla divina provvedenza ordina­
ta, & 1106, en IDHM, Opere, edición de Andrea Battistini, Mondadori, Milán, 1990,
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
Revelación, con la inconsistente, por infundada, difusión del fideis­
mo. Sin embargo, salvado tal equilibrio, la objetividad
de la reali­
dad, con la fonnación de la conciencia
critica, y la propuesta de la
certeza
de la verdad a través de la Revelación del Verbo hecho
hombre, constituyen verdaderos dones para redefinir
el alcance
verificativo de la experiencia material y para permitir filosofar, para
reflexionar sobre la realidad y organizar racionalmente
la inteli­
gencia, para afrontar
una "experiencia dilatada por la Revelación",
para
una "inclusión de la Revelación en la experiencia" (51). Este
"cosmos" complejo, compuesto
por cosas visibles e invisibles, por
la naturaleza mensurable y no mensurable, por la Tradición y la
Revelación, esta realidad iluminada por su propia complejidad, no
constituye, sin embargo, garantía de "buena voluntad": in formis,
la ortodoxia no garantiza la ortopraxis. Permanecen la libertad y la
responsabilidad de la adhesión, del
si vis (cfr. Mt. 19, 17 y 21). En
el camino de la vida no faltan, ciertamente, los semlna verbi, las
migas dejadas
por Pulgarcito, como figura del hombre, en el cami­
no para poder encontrar el punto de partida, y del mismo Pulgar­
cito como figura del Hombre-Dios para
poder encontrarlo, pero el
maligo está siempre vigilante y picotea las semillas, haciendo desa­
parecer las migas "señalizadoras" (52). De paso, cabe preguntarse
si, de algún modo, no constituyen semina verbi, o al menos sus
frutos, también los efectos materiales
de la elección cristiana rea­
lizada
por esta o por aquella comunidad histórica humana, los
vol. II, págs. 967-968; sobre la "barbarie de la reflexión", con referencia a la fun­
damental relación con el ~sentido común", cfr. FRANCEsco BoTIURI, La sapienza
della storia. Giambattista taco e la fllosolla pratica, Vita e Pensiero, Milán, 1991,
pág,. 449-453.
(51) Cfr. el suge.-;tivo y penetrante comentario a la Nota della Congregazlone
per la Dottrina della Fede
su! valore del Decreti dottrinali concernentf JI pensJero
e
Je opere del Rev.do Sacerdote Antonio Rosmini Serbati, de 30 de junio de 2001,
de MoNsBI'l'oR ANroNIO LM, La ºteosofía" rosminiana: JI suo fasdno e Je sue ambJ­
guitb., L'Osservatore Romano, año CXLI, núm. 157, Citta del Vaticano, 12 de julio
de
2001, págs. 4-5.
(52) Cfr. CHARJ.FS PERRAULT (1628-1703), Pollidno, en Idem, I racconti di Mam­
ma J'Oca, trad. it., en Fiabe francesi. della Corte del Re Sale e del secolo XVDL con
prólogo de André Bay, Einaudi, Turín, 1967, págs. 3-62 (págs. 36-44)i cfr., también,
Ton Dekker, voz Pollidno e J'orco (Puccettino), en Idem, JURJBN VAN DER KHorn y
THl!o MEDER, Dizlonario delle fiabe e delle favole. Origini, sviluppo, variazioni, ed.
it. de Fernando Tempesti, Bruno Mondadori, Milán, 2001, págs. 339-342.
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GIOVANNI CANTONI
descubrimientos y los inventos del hombre cristiano, contamina­
dos por el maligno a través de su uso no filtrado por el tamiz de
la moral.
Deáa que hay un mundo pre-cristiano en sentido cronológi­
co y un mundo pre-cristiano en cuanto extra-cristiano. Mas hay
que añadir: hay un mundo extra-cristiano no sólo en cuanto pre­
cristiano, sino también en cuanto post-cristiano, que es aquél en
el que la Providencia -Dios en la historia-ha querido que vi­
vamos.
Es decir, al "antes de Cristo" se sucede un "después de
Cristo",
que también necesita reviva!: cuyo nombre conceptual e
histórico es el de re-evangelización o nueva evangelización (53).
Su
base está precisa y lógicamente, antes que en un pasado his­
tórico común, en una sabidurta originaria, que tiende a expresar­
se y a madurar, incluso en forma puramente filosófica, patrimo­
nio espiritual de la humanidad, afirmado por el Papa Juan Pablo
II en la enáclica Fides et ratio, sobre las relaciones entre fe y
razón, y que el pensador argentino Breide Obeid interpreta
como referencia implícita -aunque no excesivamente-a la tra_;
dición primordial (54). Asi, escribe: "Existe una Revelación pri­
mordial
que el Papa llama •sabiduría originaria y autóctona•,
,forma básica
del saber filosófico,,, •patrimonio espiritual de la
humanidad», «gran tradición antigua», «base común para anunciar
el evangelio», «religión cósmica», que se apoya en evidencias
inmediatas, en verdades filosóficas y religiosas, por la cual se
llega a Dios a través del •libro de la Naturaleza• y de la indaga­
ción del propio corazón humano" (55). Esta última referencia al
corazón del hombre, remite claramente, no sólo a cuanto se ha
dicho in principio y se ha transmitido, a la tradición primordial,
sino también a cuanto está implícito en el hombre, al sentido
común (56): de hecho, "así co1no el sentido fisico tiene un cierto
(53) Cfr. JUAN PABLO II, Encfclica de 7 de diciembre de 1990, Redemptorls mis­
sio, sobre la permanente validez del mandato mJsionero, núm. 33.
(54) Cfr. RAFAEL LUIS BREIDE ÜBEID, Política y sentido de la historia, folia uni­
versitaria. Universidad ·Autónoma de Guadalajara, Guadalajara Oalisco), 2000,
págs. 19-42, especialmente págs. 29-42.
(55) Ibídem, pág. 30; cfr. las referencias en la encíclica de 14 de septiembre
de 1998 deJuAN PABLO 11, Fides et ratio, sobre las relaciones entre fe y razdn, núms.
3, 4, 24, 36 y 85.
(56) Cfr. JUAN PABLO 11, Fides et ratio, núm. 4.
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EL MUNDO ANTES DE CRISTO
conocimiento del objeto sensible correspondiente-observa santo
Tomás de
Aquino-no es extraño que el lenguaje usual use el
verbo "sentir"
para indicar también el conocimiento intelectual" (57).
5. La "tercera navegación"
Me parece oportuno cerrar -no desde luego concluir-estas
consideraciones
con una espléndida, eficaz y puntual metáfora
que tomo de un intérprete del filósofo griego Platón (427-347
a.C.) ya citado: Reale. Platón,
en un pasaje central del diálogo
Fedón, describe su descubrimiento de lo suprasensible, por tanto,
de
la verdadera causa de la generación, del crecimiento y de la
desaparición de todas las cosas, como una "segunda navegación".
Se llama segunda navegación a la
que tiene lugar cuando, al que­
damos sin viento, se navega a remo. La "primera navegación",
con las velas al viento, es la que Platón dice haber completado
en la escuela y con el método de los filósofos naturalistas, y que
le llevó a encallar. Por tanto, tuvo que echar mano a los remos y
navegar con la fuerza de sus brazos, es decir, con un empeño
personal, para conseguir comprender la existencia de dos planos
del ser, el fenoménico y el metafenoménico, inteligible única­
mente por la inteligencia. En síntesis, la segunda navegación
puede ser resumida en estos términos: "(. .. ) aquello que los hom­
bres
en general (incluidos los mismos filósofos naturalistas) con­
sideran que son las «causas de las cosas» ( causa de su nacimien­
to, de su desarrollo, y de su muerte y, en general, de su ser), son,
generalmente, causas mecánicas y ñsicas, y no son, por tanto, las
«verdaderas causas», sino que son tan sólo «concausas»; las verda­
deras causas no son de naturaleza física y sensible, sino de natu­
raleza
no física y son puramente inteligibles" (58). Poco antes de
(57) SANro ToMAs DE AQUINO, Summa 1heologiae, I, q.54, a.5: Quia, cum sen­
sus certam apprehensionem habeat de
proprio sensíbilí, est in usu JoquentJum ut
etlam secundum certam apprehensíonem intellectus ali quid ~sen tire" dícamur.
(58) G. RE.ALE, Introduzlone a Agustín, Amare Assoluto e "Terza Navtga­
zíone ". Commento alía Prima Lettera di Giovanni, dieci discorsJ. Comrnento al
Vangelo dí GiovannJ, secando dlscorso, edición bilingüe, con introducción, tra­
ducción
y notas de G. Reale y apéndice bibliográfico de Maria Bettetini,
Bompiani, Milán, 2000, pág,. 5-ffl (págs. 49-50).
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GIOVANNI CANTONI
la presentación de su segunda navegación, en el mismo Fedón,
Platón, también con imágenes marineras, compara la búsqueda
que se realiza en la filosofía con la razón, a una balsa sobre la
que debemos afrontar el riesgo de la travesfa del mar de la vida.
La razón humana no puede ser más que una balsa, con todos los
riesgos
que eso entraña. Estariamos mucho más seguros -preci­
sa Platón-- si pudiéramos confiar en una revelación divina, que
no sería una balsa, sino un nave sólida, que nos haría atravesar
con seguridad el mar de la vida, y evoca una tercera navegación
en estos términos: "De hecho, tratándose de esta cuestión --es
decir, explica Reale, de las cuestiones relativas al sentido de la
vida y de lá muerte-, no es posible hacer mas que una de estas
dos cosas: o aprender de otros cuál es la verdad o descubrirla
uno ·mis1no; o bien, si eso es imposible, aceptar, de entre los
razonamientos humanos, el mejor
y menos fácil de rebatir, y
sobre tal base, como si se tratara de una balsa, afrontar el riesgo
de la travesfa del mar
de la vida; a no ser que se pueda hacer el
viaje de modo más seguro y con menor riesgo en una sólida
nave, es decir, confiando en una revelación divina" (59).
La mayor seguridad ofrecida a los particulares se extiende,
gracias a la natural sociabilidad humana, a la comunidad: el mar
de la vida es también
el mar de la historia, en el que los naúfra­
gos de la Cristiandad debemos emprender el largo
novo millen­
nio ineunte, al inicio del tercer milenio, en respuesta a la llama­
da evangélica y eclesial: "Duc in altum" (Le. 5, 4) (6o). No sólo
sobre la balsa de la razón
que manifiesta y articula el sentido
común, sino también sobre la base de la razón que lee los mitos
como palabras reveladas inicialmente y confirmadas y certificadas
por el Evangelio; finahnente, sobre la sólida nave de la divina
Revelación
en el tiempo oportuno. Pero, si la memoria y la inte­
ligencia son restauradas, permanece el problema de la colabora­
ción del hombre y de los hombres
-sin excluir a nadie-para
la restauración de la voluntad,
que permita superar el mar inte­
rior, preventivo, que se extiende entre el decir y el hacer.
(59) PLA.TóN, Fedón, 85 C-D, cit. por G. REALE, Jntroduzione, cit., págs. 51-52.
(60) Cfr. Juan Pablo 11, Carta apostólica "Novo millennio ineunte" al finalizar
el Gran Jubileo del Año Dos mil, de 6 de enero de 2001.
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