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La acción del seglar en la ciudad

. LA ACCIÓN DEL SEGLAR EN LA CIUDAD
por
JEAN ÜUSSET
Mi propósito es aquí el de estudiar nuestra posición en la
Ciudad, pero limitándome al estudio concreto de cuál debe ser
nuestra acción en
el lugar que ocupamos en la Ciudad.
Nuestro deber de estado.
Esta faceta del problema tiene la ventaja de señalar con más
fuerza
y de una forma más concreta lo que es el deber de estado
como ciudadanos que ocupamos
un lugar definido en la Ciudad.
Y o diría que, en honor a la verdad, no tenemos ningún mé­
rito en tener este puesto: como decía Santa Teresa del Niño Jesús,
"debemos florecer donde Dios nos ha plantado". Y, precisamente,
lo que importa no es sólo el puesto que tengamos, sino el saber
exactamente lo que este puesto nos exige hacer en las actividades
que están a nuestro alcance, en las esferas en las que debemos
influir.
Será, pues, un primerísimo -deber de estado contemplar con
toda claridad los deberes a que nos obliga nuestra posición dentro
del Cuerpo Social. Olvidamos casi siempre este aspecto de nues­
tros deberes, limitándonos al deber de estado de padre de fa­
milia, de hijo, de nuestra profesión. Somos todo esto, sin duda,
pero olvidamos que somos también ciudadanos de una comunidad
sociál y política, lo que nos impone deberes que también son
deberes de estado.
Por consiguiente, este deber de estado se corresponde exacta­
mente con la posición misma
que ocupamos en la Ciudad.
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Fundaci\363n Speiro

LA ACCION DEL SEGLAR EN LA CIUDAD
Es fácil de comprender que, habida cuenta de lo que somos
unos y otros, cada uno en nuestro puesto, el deber de estado
político y social llega a adoptar una formulación en extremo
multiforme y variada.
Nuestras actividades, nuestras posiciones son todas diferentes
y, por ello, llegamos a esa idea fundamental que voy a desarrollar,
al definir un tipo de acción que Pío
XII ha llamado "acción ca­
pilar". Es decir, una-acción que se ejerce desde el interior, lle­
vada por personas que ocupan en el cuerpo social puestos diver­
sos.
¿Acción capilar? ¿Qué quiere decir? Una acción penetrante
que se manifiesta desde el interior en el plano social, una acción
que se ha de ejercer a través de los órganos naturales que son los
cuerpos intermedios.
Acción ortopédica.
Para que esto resulte más claro utilizaré una imagen, muy
evocadora, que en varias ocasio~es empleó el -profesor D~ Corte
eu su conferencia en el Congreso de Lausanne. El profesor De
Corte tuvo la feliz idea de comparar
la acción capilar a un tipo
de acción auténticamente medicinal y la contrapuso a la acción
ortopédica.
En efecto, la acción ortopédica no es como la acción capilar;
no es una acción manifestada desde el interior y que se extiende
a través de todo el organismo
por una multitud de conductos
capilares; es,
por el contrario, una acción que se aplica desde el
exterior, como un corsé, una muleta, una escayola para reducir
una fractura.
Se realiza por instrumentos que· pretenden, y de
hecho llegan a facilitar, la curación. Pero este método, aplicado
desde el exterior, no realiza por sí solo la curación si el orga­
nismo,
en sí, no·está en considiciones de aprovechar las condiciones
favorables
para alcanzar la verdadera curación.
Debemos admitir que el tipo de acción que se practica de la
forma más común en nuestros países, desde. luego, es mucho más
de tipo ortopédico que de tipo medicinal.
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Ustedes comprenderán sin más explicaciones esta distinción
entre estos dos tipos
de acción, que nos permiten sacar unas pri­
meras conclusiones.
Acción ortopédica, por medios externos, aplicados desde el
exterior ... , en algunos casos este tipo de acción es posible e in­
cluso necesaria. Este tipo de acción es muy útil, del mismo modo
que lo es uua escayola para facilitar la soldadura de un hueso
roto. Pero en ortopedia
política el peligro y la ineficacia empiezan
realmente cuando
se cree que todo queda arreglado sólo por esta
acción exterior, cuando se cree que es suficiente una Organización
artificial impuesta desde el exterior con medios externos.
La verdadera curación no se obtiene con la aplicación de una
escayola, sino que realmente será conseguida cuando gracias a una
cierta acción interior, dentro de los órganos, se haya logrado la
integridad del hueso roto y recuperado la fuerza necesaria para
que la escayola resulte definitivamente inútil. Entonces, y sólo
en este momento, la curación se puede considerar efectiva.
Es, pues, en el orden político insuficiente siempre al tipo de
acción ortopédica. Muchos fracasos, muchos semiéxitos, fueron
seguidos de auténticos desastres porque precisamente se creyó
posible limitar la acción a este nivel. Otro aspecto que hace muy
peligroso este tipo de acción radica en la confianza que
se tiende
a tener en estos métodos.
Acción curativa.
Por otra parte, estos remedios, esta acción ortopédica, ofrecen
el gran inconveniente que Demóstenes ya señalaba a los atenien­
ses de su época: "se concibe (con estos métodos) la acción po­
lítica sólo en función del mal que se ¡,retende combatir".
Frecuentemente se
acaba por actuar mucho más en función del
error que en función de la plenitud
de la verdad.
En ortopedia medicinal esto es lo que pasa cuando se emplean
medios
mecánicos para enderezar una columna vertebral, por
ejemplo, olvidando que posiblemente sería más eficaz y duradero
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un tratamiento que, como dicen los médicos, .tuviera más en cuenta
el estado general .del paciente.
En política, como en medicina, es de mayor eficacia adoptar
una posición, un ti¡x, de acción, después ·de haber estudiado pro­
fundamente
la situación con un sentido de previsión, ya que pue­
de ocurrir que tal fenómeno, aparentemente desastroso, pueda pro­
ducirse en una parte del campo social, pero que la causa del mal
.se halle en un campo muy distinto.
Pero ¿ a qué es debida esta facilidad con fa cual nuestros con­
temporáneos acuden a este tipo de acción ortopédica? Precisa­
mente la ortopedia política, en la medida en que es una acción
operada desde el exterior, que generalmente queda satisfecha con
una visión somera del mal, resulta algo substancialmente elemental
y simple en su concepción.
El espíritu cartesiano de los franceses se · complace de manera
muy especial en esta metodología. Al observar las cosas sólo desde
el exterior, las soluciones son fáciles. Nada más fácil de prescri­
bir que un
.corsé; mucho más difícil es conocer las leyes del or­
ganismo interno del
cuerpo humano para restablecer en él la nor­
malidad y
la salud.
Existe en ello una tendencia marcada al Idealismo, en el
sentido filosófico de
la palabra, una tendencia a los remedios
apriorísticos, puramente intelectuales; muy abstractos.
El prestigio
de la solución intelectual de los problemas
es el origen de la
proliferación de planes, de sistemas.
Pero si, por el contrario, consideramos los resultados de la
verdadera acción medicinal, que obtiene
la curación real y defini­
tiva, estamos obligados
a realizar un estudio mucho más profundo
e íntimo.
La -acción medicinal supone un conocimiento más concienzudo
de.las raíces profundas del
mál, la necesidad de conocer de forma
bastante exacta las reglas
y las condiciones de su salud.
No hay duda que para enderezar una situación grave pueden
ser· empleadas unas intervenciones de
tipo ortopédico aplicadas
desde
.el exterior de forma vigorosa ; pero éstas, en ningún caso,
pueden ser consideradas como-suficientes y siempre se deben
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completar con la acción política medicinal, es decir, con una inteli­
gencia del orden verdadero, con una
acción, hondamente reflexio­
nada que tenga en cuenta todo Jo complejo que es el cuerpo so­
cial, para, a la luz del número considerable de datos, respetar su
orden. Es indudable que por ello hace muy difícil llevar a buen
término ciertas operaciones.
Verdad y normas de acción.
Dos cosas pueden deducirse de esta similitud entre la acción
realizada sobre el cuerpo humano y la ejercitada en el cuerpo
social con esos dos tipos de intervenciones ortopédica y medi­
cinal.
Primero es preciso conocer la verdad y por el estudio cono­
cer esta medicina del cuerpo social.
Es precisa la verdad, es decir, la doctrina, pero es preciso
también conocer esa parte de la doctrina que estudia los problemas
de acción.
No es suficiente conocer los fines. Conocer la meta es indis­
pensable, pero se debe conocer también, y tan bien, los medios
adecuados
para que surta efecto el remedio, así como las pre­
cauciones que
se deben tomar para tener la seguridad de que el
remedio no precipite el enfermo en un mal mayor.
Podemos tener unas ideas muy justas acerca de los fines del
orden preciso que debemos restablecer, pero a la vez puede ocu­
rrir que preveamos el empleo de medios que no sean conformes
al espíritu del fin. Esta· forma de actuar es la causa evidente de
tantos fracasos de hombres buenos que siemPre han querido ser­
vir la Verdad con medios que sirven al Error. Vemos los desastres
a que este proceder ha conducido. Después, estos hombres buenos
se desarman, pierden su fe incluso en la verdad, ¿ y eso por qué?
Sencillamente porque han visto la Verdad en sus finalidades
lejanas y no
la han estudiado al nivel de los medios, de los.caminos
naturales que es necesario utilizar para servir mejor esta Verdad.
Además, incluso al nivel de los medios que se estudian, es
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preciso estudiar los procesos, l.as reglas de acción desde el interior
adoptando los caminos naturales de
las razones del cuerpo so­
cial;
es decir, actuando sobre dicho cuerpo bajo fonna de in­
yecciones intravenosas. Aprovechamos los canales naturales de
nuestro organismo enfermo
para_ introducir el remedio de modo
más profundo y en el punto que lo necesite.
Nos
lo decía ya León XIII: ''Es cierto que la vida es algo
esencialmente interno y estará siempre amenazada por una apli­
cación demasiado torpe que no respete las leyes profundas."
Las lecciones son, pues, fáciles
de deducir: nuestra acción tie­
ne como fin tratar de curar todos los cuerpos. sociales posibles,
ya
se trate de los que llamaremos altamente naturales, es decir, de
aquellos sin los cuales ninguna sociedad puede existir,
ya sean
los que son debidos a la invención humana, a su iniciativa, tanto
como a su misma fantasía. Desde los organismos familiares, muni".'"
cipales, que son altamente naturales, hasta las asociaciones depor­
tivas o culturales.
Objetivos del "Office Intemational" de las obras de formación
cívica.
Uno de los primeros objetivos a que debe tender una acción
como la nuestra es .el de facilitar a esos organismos aquel su­
plemento de doctrina, de enseñanza estratégica, indispensable para
su mayor eficacia.
Nuestra acción no consiste en
montar una organización inde­
pendiente
y distinta, ni siquiera con la intención de que funcionara
en perfecta armonía de vecindad con otras organizaciones. El
"Office lntermtional" es una organización que puede, en cierto
modo, tener comunicaciones extraordinariamente profundas ~on
un número considerable de organismos variados a los cuales
podemos aportar todo Jo que frecuentemente les falta,
En muchos países existe una marca de gasolina que ha tomado
como slogan publicitario en 1966 "Meta un tigre en su motor".
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Nuestro papel ·es precisamente de aportar un "supercarburante"
que permita lograr un mejor rendimiento de los motores pertene­
cientes a automóviles que no son nuestros.
Con este método puede conseguirse una colaboración infini­
tamente :flexible que, para espíritus extremadamente cartesianos
como los hay en Francia, será considerada corno
una organización
inconsistente, difusa, demasiado diluida. Pues bien, es por eso
mismo que nuestra acción resulta la más específica y original.
Nuestra acción es difundir la Verdad por organismos muy
diversos. Llamo vuestra atención de manera muy especial sobre
el punto siguiente: si, en el plano político y social,
una verdad
cierta, sin discusión posible, es afirmada únicamente por un solo
organismo, esta verdad aparece como una posición "de partido"
particular. de dicho organismo y, por consiguiente, se considerará,
en contraposición a la de los demás, como un error. Al contrario,
si un error, reconocido siempre
como tal, llega a ser difundido y
afirmado por varios organismos y por una gran parte de-lo que se
lJama la opinión, psicológicamente
llega a ser considerado como
una verdad de sentido común.
Esta constatación es importantísima y puede tener consecuen­
das muy graves para · nosotros.
Recuerdo que últimamente discutía con un grupo de amigos
franceses bastante lanzados en política y les proponía defender
nuestras posiciones en
el campo de la enseñanza. Muy acertada­
mente
rrte oontestarü'n: si somos nosotros los únicos en defender
esta posición, lejos de defenderla
y hacerla progresar, lo único
que
conseguiremos será hundirla. La tesis que sea de un solo
partido siempre será rechazada por los demás.
Siendo así, el trabajo importante -consistirá en tener mucha
agilidad, en concebirlo un
poto como nn deporte y conseguir que
incluso personas que tienen· posiciones políticas muy contradicto­
rias
11eguen a profesar 'las mismas verdades.
Consideren que Jo grave en nuestra épdca no es que el comu­
nismo sea ptofesado por los comunistas, sino que lo sea incluso
por los católicos, y que Jo más terrible en el crecimiento de la.
di,fnsión
del error marxista no radica en el número de los mani-
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fiestamente adheridos a e,;te error,. sino en que alcanza a muchos
hombres qne
se ronsideran como,anticomµqistas. ·
Ahí es d.onde se .. mide el progreso de la Revalutjó!I.
Formación y acción.
Por eso es indispensable para llegar a esta re;,lización que.
consigamos esta omnipresencia mediante la formación de grupos.
pequeños y diversificados, que, sin embargo, pueden concertar
previamente su acción para enfrentars,e simultáneamente contra el_
error. Estos grupos deben estar presenti,s y actuar en _los _diver­
sos cuerpos intermedios que forman la estructura nafural del cuer­
po social.
Es necesario, desde luego, que cada uno. tenga ya una for-.
mación doctrinal; pero insisto mucho ~n _ _que. no'_es necesario que
ésta sea completa. Tomando las debid,¡s precauciones, un amigo
semiformado puede ir a un sector donde basten
_coµocimientos sim­
ples ; y a los sectores más
difkile,;. donde la cot¡tradicdón es más
peligrosa se enviarán amigos de
forinación más profunda.
Creer que es
nece_sario empezar por el estudio de la doctrina
pura y lan~arse_después en la ~ión. es un-gr~i;t.-.sofisn;ia, puf:S' ~i.
bien _en el plan puramente especulati~o la doo_ttina,. ,;in .duda ~;: ':·
guna, puede ser aprendida aisladamente, no. debe,olvidarse qué"
la verdadera forma de hacer penetrar dicha doctrina es siguierÍdi(
en el aspecto qt.Je nos .interesa, la frase de Le~,:_ "La 'ac.ci'?~.-~~-
se aprende bien si no es_ en la -aC:ción/'
La experiencia nos ha probado muchísimas .v.~es que un ami­
go que se forma sin contacto simult~eo_ con las .,di~~ultades .muy
concretas del mom_ento, lejos de poderse esperar q-ye., .se. lance C«?n
provecho a la acción será finalmente un homl/re. ¡le,;epcionante en
sus resultados.
En realidad así_ lo. paipam9S nosotros mism9s
cuando nos preocupamos de-los,probl_emas: vemos que es necesaria _una especializaciótl _ SOP,re probl.~mas _de
administración local, pr{)blelllq.s profes~~nal~! etc.,. porque nos en­
contramos
·ton personas competentes en .s.u ~ctor, su _municipio,
su industria, etc.
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JEANOUSSET
Si a estos sefiorés que son competentes en lo suyo les envia­
mos un doctrinario que sólo sea capaz de hablar de verdades pri­
marias, de
nociones abstracta:s¡ifaJtará la continuidad precisa de
plenos psicológicos, y
el resultado será que ese hombre conocedor
de su técnica y de su plano concreto tendrá
la. impresión de estar
hablando con un catedrático que verá las cosas desde muy lejos,
pero que no Conoce· de una manera concreta· la rtaturaleza de sus
dificultades.
No es suficiente, ··pues, para ninguno ·-de nosotros, tener una
formación doctrinal, por muy
·Completa que sea; sino que nos es
también necesaria una. formación intensa en los problemas prác­
ticos.
Nos damos cuenta, por ejemplo, cuando ciertos amigos tratan
con jefes de empresas, que les falta un no se qué para lograr
adaptarse, porque esos amigos no tienen · ese conocimiento prác­
tico, concretü"; ese-algo que se nota incluso en el vocabulario em­
pleado. Por el cual el hombre de negocios podrá pensar : "Este
señor es un catedrático, está muy bien todo lo que dice, pero en
esta forma eso no me sirve~"
Al contrario, cuando otros amigos que han ocupado puestos de
gran responsabilidad en empresas o que han estado en contacto
estrecho con estos ambientes, con sus combates económicos, estos
amigos1 con su sentido práctico, su experiencia, se encuentran en
el mismo plano que sus interlocutores, y éstos se dan cuenta en
seguida de que hablan con personas que son de la misma escuela
y no con profesores que les llevarán a las altas cimas.
Esto es muy importante, y con
el desarrollo actual del trabajo
del "Office International'', en ciertos países esta forma de presen­
tación resulta cada día de una importancia mayor.
Ello
comporta para nosotros el deber de conseguir que la
formación doctrinal
· de nuestros amigos esté estrechamente unida
a una competencia profesional, cultural o incluso deportiva, para
que lleguen a tener no solamente un conjunto de admirable for­
mación doctrinal, sino que sean hombres formados de manera muy
concreta en todas las técnicas posibles de la vida social.
Es muy importante, también, para la eficacia de nuestra ac-
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ción: que si solamente tenerúos amigos .que parecen desen<:arnados,
alejados de la realidad, no seremos tomados en serio por amplia
y fuerte que sea su doctrina.
Esta es asimismo la forma 'de actuar del· Partido· Comunista
en orden a la Ciencia atómica: cuando utiliza al profesor J olio!'
Curie es indudable que el efecto que obtiene es considerable, a
pesar de que no exista en realidad
ninguna correspondénda ló­
gica entre el investigador ·atómico y sti ideología comunista. PerO
el hecho que este señor sea conocido a la vez como sabio y como
comunista da un gran relieve a sus actuaciones~
Si akanzamOs actualmente a tener mucha más fuerza en al­
gunos sectores es precisamente porque se manifiesta en ellos· cla­
ramente que algunos amigos de buena formación doctrinal que
en la actividad de su ramo tienen una gran ·competencia ejercen
en ella una influencia considerable.
A título de ejemplo, citaré el caso de una organización
francesa con la cual t~vimos hace algunos años unas dicusiones.
Recient~ente acudieron a nosotros diciéndonos que, prescin­
diendo de las dificultades pasadas, reconocían que disponen1os de
personas formadas doctrinalmente
para dirigir determinada lucha
que ellos también tenían que sostener. Para estructurar mejor su
acción nos pidieron
una persona formada también· en el plano
profesional suyo para que ostentara el cargo de Secretario ge­
neral de su organización.
Este acercamiento de una organización cuya
actividad se des­
arrolla exclusivamente en
el plano temporal, demuestra que no nos
considera como una organización rival, sino como
una fuente de
doctrina aplicada,
y ha venido a confirmarnos una vez más la
necesidad de la forma de acción desarrollada por el "Office In­
ternotionat'.
E] equilibrio en nuestro trabajo.
Como conclusión, creo que existen tres puntos a considerar
que debemos tener siempre presente:
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l.º F,'ormación de nuestros amigos: pero formaci_ón, doctrinal
estrecha~te asociadá a l,a f_ormación estratégica.
2.° Formación profesional, competencia de .especialización de
cada uno en su función dentro de la sociedad.
3.° Voluntad y tenacidad.
Si sólo se .reúnen
Jqs punto~ 1 y 3 tendremos doctrinarios
puros cuya eficacia , en un sect~r determinado no será decisiva y
podrá ser anulada por causa de esa falta de contacto con la rea­
lidad. Los que cumplen
los. puntos 2 y 3 corren el riesgo, por su ,
falta de formación doctrinal, de aventurarse a actuaciones con re-/
sultados previstos,-a_ corto plazo, _muy decepcionantes, pero ·en
definitiva con el. fracaso asegurado, precisaménte porque les ha
faltado la visión más elevada del orden a establecer.
También existen quienes reúnen los puntos 1 y 2: pienso en
U.U amigo mío de la primera hora, con una formación doctrinal
ex;.tensísirna, con un prestigio y una influencia en el plano profe­
sional de altísimo nivel. y que, por grandes decepciones provoca­
das por
la evolución de la vida política, ha perdido toda fuerza,
toda voluntad para llevar nuestra lucha. Desde Juego, el resul­
tado es
la nulidad de su acción.
Estos tres elementos son los que, por
lo tanto, deben ineludi­
bleménte ser observados. Somos soldados de una causa que está
coll la Verdad y que, sin embargo, desde dos siglos casi siempre
va de
fracas.o en fracaso. E~to merece que nos detengamos a pensar
en el.lo y que con total lucidez, con toda nuestra energía, y a
pesar de todo, tratemos de
hallar honradamente los medios para
conseguir una realización de este orden, que no es sino el orden
cdstiano.
Desde luego, que nuestro trabajo no se presenta como una
operación fácil;
como diría J oseph de Maistre, "para realizar un
trabajo difícil no existen medios fáciles". Pero no sería serio que,.
viendo el estado en el cual se encuentra el i;nundo d~ hoy, cre­
yéramos que con
la improvisación, con acciones dispersas, podía­
mos
.ll~gar -a restab~ecer el orden c~istiano que la Revolución nos
arrancó.
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También debemos observar que todo cuanto acabamos de ver
es natural y, por consiguiente, es mucho más complicado expli­
carlo que vivirlo. Si para aprender a andar tuviéramos verdadera­
mente que pensar en todos los gestos a realizar esto nos resultaría
mucho más complicados que, el· hemo de ¡¡¡,dar. 11,xiste, pues, todo
un trabajo a realizar que creo resultará mucho más fácil ejecu­
tándolo ;
son cosas que, se hace11 esp,:mtáneamet).te.y es. mucho más
en orde.n a su presentación. que en el orden del detalle en Ío que
debemos
ntsistir.
Lo más difícil es poner la voluntad. necesaria: se puede expli­
car, resolver, aclarar
en ,el pla,,;io doctrinal; Se. pueden oponer. los
mejores razonamientos
a fos escéptioos; ,pero en el plano de la
acción.
se trata de . una cuesti.ón de energía. Las. más bellas pa­
labras que entusiasman a unos pueden resultar totalmente inefica­
ces para muchos.
Existe en estos casos wi problemai :c!lei vida!. interior. Por ello
insistimos sobre las cuestiones sobrenaturales y, especialmente, en
que nuestros amigos vivan su Fe total y profundamente, q¡¡e prac­
tiquen Retiros Espirituáles, la oración. Este es el motivo prímero
de nuestras grandes
ceremoniás litúrgicas durante los Congresos
del "Office International" en
.I,ausanne. Especialmente en el mo­
mento en que précisen que· una, masa· considerable de católicos
parece·tener ciertos "imperativos del niundo como· únicos: elementos
de dinamismo en él plano •social.
Al contrario, nos hallamos entre los que nos arriesgamos to­
talmente, cuerpo y alma. Bien sé que esta palabra uarriesgar" no
resulta aquí exacta, pero la adoptamos -precisamente por su con­
tenido ciertamente brutal.
Nos arriesgamos
para la Cruz, nuestra Esperanza está vincu­
lada a ella.
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