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Por una ciudad católica

. ¡!Siempre igual!
¡Otra vez soy yo!
POR
JBAN oussi Estoy a la vez triste ... yConsolado. Triste ... porque, sería pre­
ferible,
me pam:e, que hubiera. wi. indispensable relevo jqven que
estuviera
en mi lugar en ..te mqmento. Pero alegre... ¡,o¡-la con­
fianza. que. me mm manifestado los. act)Ja!es dirigentes ae ¡uíbtra
Obra. · · · · · · · · ·
Es verdaa que tengo que hablaros (y estoy muy contento) · de la
Ciudad Cat61ica,
aswi~ por el cuaf mi pasado expliéátá mejor sin
du.da lo que yo pueda decit. . . ..
¿De d6nde hemos tomado MassOii y yo este tiiulo de Ciwlad
Cat6lica? De una carta de San Pfo :ít, que dice así: «No hay que
inventar la
civilización ni constituir la Ciudad Nueva sobre las· n11-
bes,
ésta ha existido y exiMe, 'se · tiata · de lit· civilización :tri~áana,
es la Ciudad Católica. No se tníl:a mas que de instaurarla, d'ii restau­
rarla sobre sus· (undainentos naturales y divinos, é.:.n.tra · 1oo ata.qúes
de la utopía malsana, de la revolución y de la impiedad. Omnía iirs-
taurare in Chri.rto». ,
Convenceos ... aunque sea a primera visti que esto hate·TILT,
(como vosotros decís). Esto qniere decir algo. Algo''tin profundo
que
haría
necesaria una JJ:Íec!ÍtaciÓll' • hi.uy seba ·( n:iuy seria hasta paia
un

fin de Congreso)
para captarla bien. '
Esta meditación
que os pi.do petmisó para tellateda con vosotros.
Y digo rehacer porque los que aittafio:.fo.ndllt'On Ji Ciudad Cat61ita
hablan

hecho esta meditación
y la repitieron a menudo después con
un entusiasmo
y estímulo de estar en lo cierto que desearla comu­
nicároslo esta tarde a pesar de la austeridad de mi proposición.
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSEl'
Y puesto que la fidelidad de la Obra al espíritu de sus orígenes
está
hoy «contestada»

por los que querrían verla emprender un ca­
mino que siempre hemos rehusado tomar, bastará, yo creo,
para es­
clarecer la mentira de esta calumnia, recordar y volver a adoptar la
argumentación de dos
textos antigt,bs. · Puesto

que el primero tiene ya
treinta años ( extracto de la revista
VERBE, nuestra publicación
de entonces,
níun. doble 5 y 6, pág. 17). En segundo ( que es pare­
cido al primero), en
«Los Fundamentos de la

Ciudad», hace 17 años.
Y ... ¿qué decíamos
entonces?, ¿Qué

pensábamos?
Pensábamos,
decíamos: «NO

HAY CIUDAD
CATOLICA
IDEAL, si se entiende por ello una especie de modelo estereótipado,
fijado y propuesto una vez para siempre. Sistema social y político
paralizado, que
sería como el FIN del cristianismo aqul' abajo y que
no tendrla
más tizón de ser qui, sólo su exito formal en este mundo,
sin
más gloria que su realización temporal».
Insistíamos: «NO HAY CIUDAD CATOLICA IDEAL, aun­
que los poderes públicos
renov¡u-an todos.

los años sus
pnrlamaciones
y consagraciones religiosas. NO. HAY CIUI)AD CATOLICA
IDEAL, aunque todo se desarrollase al son de las campanas
y al
rit:Jµo de las procesiones, o al susurro de los salmos y con el perfume
de un incienso
perpetuo».
Sí, . decíamos,

todo esto no bastaría
¡,ara ha<;er una verdadera
CIUDAD
CA'.t;'OIJCA si

no es
primeramente .INSTITUCIONAL y
ORGANICAME;NTE, si no fuera encauzado a otro fin que .su éxito
formal.
Porque ...
· Como

ha dicho Pío XII:
«Un verdadero
orden humano no
puede ser

perfecto ni perfectible
.si no se orienta hacia un más allá»
( discurso del
ella de la Ascensiqn de l953).
Fórmula sorprendente a primera vista, Y en la cual se corre el
riesgo de

ver
so\1!4Uffite .a priori

un entusiasmo piadoso. Aunque sea
la fórl)lwa la más segura y del. lllás impecable realismo.
¿Por
qué?.··
Porque

prohíbe todo concepto a priori de un
ord~ sociail o po­
lítico.
36
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
Porque muestra ]a futilidad de los proyectos de la «ciudad per­
fecta» bajo el punto de vista de la pura razón.
Porque

muestra que la única
.misión de
las instituciones hu­
manas es

ser
MEDIO, las cuales, como tod.o medio, no tienen sen­
tido si no

se ordena a su FIN,
.al desarrollo verdadero· del ho!)lbre
natural y sobrenatural.
* * *
Entonces, nada de discurso<.
Sólo

hay que
plantear una
cuestión.
Este
MBDIO ¿está

o no está
ordenado a
este FIN?
.
Si sí, este iMJIDIO es bueno, si no, este MEDIO es malo, y por
eso debe ser

apartado, revisado
y corregido. ·
Se ve ... jnada más 3-leccionador) ¡nada más. realista! ¡nada más
concreto! ¡nada más PRACTICO! · ·
¡

Y mucho más
de lo
que
pensáis, seguramente!
Porque vamos
demasiado deprisa cuando a

menudo, indicamos la
relación entre
el medío y el fin. Éste problema <(Íle parece sencillo es de hecfo
más
complejo que

lo que uno
.se imagina.
Porque

es evidente que
el FIN ( como tal y en lo absoluto) es
mucho más importante qúe el Ml!DIO puesto que· es el. FÍN el
que determina el medio, dándole su RAZON DE SER ... ; bajo
otro

punto de vista este orden se invierte hasta
el punto que es el
Ml!DIO
el que obstaculiza el FIN. Porque si el MEDIO es malo,
si está mal concebido, es despreciado. No hay un buen FIN sin unos buenos MEDIOS, sin éstos
n;, se
logrará
jatl!ás el

FIN.
El FIN no será jamás

más que un
sueño vllno,
una

simple buena intención. ¿Lo
pensamos bastante? Nosotros que
tendemos
tan

amenudo a ser puros
doctrinarios, y

que en eso
preéisa­
mente traicionamos
el

ideal de la CIUDAD
CAT-OLICA . a la que
pretendernos

servir.
Porque es inadmisible
que con·

el pretexto de un doctrinalismo
que
se cree

más santo... (
«proclamemos la

verdad, Dios
hará el
resto»

es mucho más cómodo dejar
pasar la

cosa), es inadmisible
pretender soslayar el
problema de los MEDIOS; y es inadmisible
Fundaci\363n Speiro

JBAN OUSSET
no tener la preocupación constante de la búsqueda del mejoramiento
continuo, de

los
mejores MEDIOS:

de
[os MEDIOS,
de los métodos,
de las fórmulas de actuación
las mejor -adaptadas a los tiempos, a
las circunstancias, a las orientaciones siempre
diferentes de
los
espí·
ritus y de los corazones. Esto, creedme, no es más que un simple
ejercicio de lógica formal. Porque no solamente el estudio de los métodos, de los MEDIOS es, en la práctica, tan importante como el estudio del FIN, sino que muchas
veces es

mucho
más complicado ...
en la medida en que el objeto
es más

complejo.
Es sencillo
recordar que

la salvación de
la ciudad no puede venir
más que de ESTO o de lo OTRO... la dificultad no empieza (y un
sano
realismo no

comienza) mils que si se ocupa uno
seriamente de
los problemas para realizai prácticamente ESTO o lo OTRO. La
dificultad será
más grande cuando se trate de las complejidades
inherentes a la
realización ejecutiva de

ESTO o de lo OTRO.
Ejemplo: me propongo ir a Lausana. Ese es el FIN perentorio
y sencillo. Pero, ¿COMO ir?,
alhí empieza la complicación ... ¿To­
maré un aviión, el tren, el autobús, o iré a pie? ; si voy en auto, ¿por
dónde pasaré cuando emprenda el viaje? Esto dependerá de mi pun­
to de partida, del tiempo que haga,
del tiempo
que emplee, del coche
de que disponga; la autopista
es más rápida, pero me costará el pea­
je ( prisa se gasta
menos. Y

si por
casnalidad emprendo

camino equivo­
cado, un «dos
caballos» deteriorado

o un Alpha Romeo en malas
condiciones corro el riesgo de no conseguir
el FIN. Será el fin del
FIN.
Queridos
amigos :

habréis encontrado ciertamente muy largo el
desarrollo de

las relaciones del fin y los medios.
Os· suplico
que
creáis que
es un

problema muy olvidado. Os suplico que
repaséis
algunos

de los ejemplos alusivos que os
· acabo de

dar. No tardaréis
en constatar que cada uno de estos ejemplos aparentemente anodinos
ocultan
de hecho casos de uná. tal actualidad que mi informe será
incapaz de tratarlos convenientemente.
38
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
Por tanto, v~ que la manera católica de plantear el pro­
blema
que os acabamos de presentar, a pesat de la primera impresión
que

da
fa cita de Pío XII, es el METODO de espíritu más libre, de
la acogida
más abierta, de la actitud más disponible que nos éta la
lección
de la

experiencia.
Actitud mental que antepone
el conocimiento de LO QUE ES a
la consecución de
las NUBOSIDADES fabulosas.
Actitud mental que para una mas segura eficacia en la acción
(
como medio

para realizar el fin) exige
saber CUALES SON REAL­
MENTE los hombres

que nos rodean, cómo reaccionan,
cuMes Son
sus n~esidades, sus pasiones, sus tendencias, sus defectos, contra
los que hay que protegerles; en qué forma del orden social les podemos
ayudar y en qué podemos perjudicarles... etc.
Política experimental completamente.
«La única buena», decía José de Maistre. Porque (hemos lle­
gado por fin al punto más importante) sólo la política es capaz de
preservar a la sociedad contra los ataques de las UTOPIAS MAL­ SANAS denunciadas
,por su

santidad Pío X
en el texto que hemos
leído

al principio.
UTOPIAS cuyo MESIANISMO IDEOLOGICO conserva la for­
ma siempre
actual. Y sobre todo, lo que se puede llamar el ·ESPI­
RITU de
la

ideología. socialista.
Y que no se piense que decimos esto por un apriorismo religioso.
Es, al contrario, excelente el demostrar hasta qué punto lo REAL
llega a imponer el reconocimiento de estos puntos obligados a las
mentalidades más divergentes.
Por ejemplo: puede servimos la esencia del capitulo de una obta
que

desde luego no puedo recomendar.
'El libro
del francmasón Luis
Pauwels
«Ce que

je crois» (Ed. Grasset).
Su testimonio es mncho más interesante porque este autor ( tan le­
jano a nosotros) justifica
brillantemerité la fórmula de
Pío
XII que
acabamos de citar ( sobre fa irrealidad de todo orden humano que
no está ordenado hacia el más
allá). ·
ia idea central de Pauwels es· que a quien lo 'espera todo de la
ideología, el

mundo le defrauda, el
mundo le
traiciona, lo
real,
aparece a sus Ójos como un horrible borrador, que primero se borra,
Fundaci\363n Speiro

JEA!J OUSSET
después se arruga y después se ,;lestruye. La ideología se ,refiere, no
a
la experiencia que instruye, sino al SUPUESTO lDEOLOGICO
que hipnotiza. Y repetidamente
·volverá a 10< mismos , er¡:orl'S.
Si esto ¡10 maroha hoy, lo esencial es creer qµe podrá :mardi.ar
mañana.

La lección de los
más feroces
desengaños no tiene
ningún
valor

para
él, ( fin ,;le! resumen de Pauwels).
Veamos el ejemplo
.del cQmunismo.
Poco

importa a los ideólogos
marxistas que
por
toclll$ partes
donde h~ trioofado; _el comun.i~_mo -sea tiránico, totalitarío, destruc­
tor de libertades, policial, centralizador que conduzca a los «goulags».
A pesar de la experiencia manifiesta de, un tercio del planeta,
se renueva ,la prpmesa de un comunismo qu~, entre nosotros, no ten­
dría nada de lo que Je descalifieá en otros sitios. Porque a nosotros
se nos promete: «un comunismo
a.la frances"'> (lo

que constituye un
insulto poco común hacia otros pueblos invadidos por el comunismo.
Y que,
a pesar de todo, se 1les considera «hermanos». Porque en es­
tricta lógica sería por
rulpa de
éstos, porque, sin duda, son tarados,
salvajes
.o viciosos,

por
fo que ,el pretendido «tan buen comunismo»
se

vuelve tan malo para ellos).
«Un comunismo a la francesa», ¡como si Franáa nó hubiese·sido
la primera en dar al mundo un ejemplo perfectamente logrado del
juego
completo de las atrocidades revolucionarias!
Es conveniente captar esa actitud mental.
¡_Es característic_a !
Lo que se promete resultaría una EXCEPCION (un comunismo
bueno puesto que es
a la
francesa) que no corresponde a lo que
hasta ahora se ha venido realizando como norma
del comunismo,
au,nque esta

pretendida regla haya sido constantemente desmentida.
Contra esta muestra insistente de lo REAL,
el ideólogo, para
salvar la idea . __ no tiene ~ás ,que un recurso. Como Dant6n, tendrá
necesidad de alegar «grandes traiciones» ; y laozará a Ja vindicta pu­
blka como únicas responsables del fracaso ideológico a los «vendidos»,
en

los «complots», siempre dispuestos a denunciar. De
ah! esta rabia por

destruir, inherente a las
sociedades,. fundadas
sobre

la ideología, es decir, inherente a las sociedades revolucionarias.
Es· por

esto mismo
por lo que escribe
Daniele Masson, que
. el
40
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
universo, partidario de .la concentración, «parece iOS<:rito a la vez . en
la historia de la
soc;iedad roviética y

en
la. del
mundo moderno.
Por­
que

si es verdad que
los occidentales
no tienen los
<«:an:ipos» ni los
«goulags», pmfes'l,ll una

ideología que les
sitve de base .. ·
Como

ha dicho
Soljénitsyn: «la imaginación y la fueri:a inte­
rior

de los malvados
-de Shakespeare .se paraban ante una _decena de
cadáveres, porque
no. tenían ideología. Porque

la
ideología ha
sido la
que ha per,mitido
_ al

siglo xx
experimentar la

maldad
- a_ escala

de
millones.
«A la vez mentira e ilusión -escribe. Daniele Masson-la ideolo-­
gía

destroza al
hombre con

una visión
imaginaria: El

hombre
hi­
potético de la ciencia marxista, setvÁrá, por lo tanto, de piedra·de,mo-­
Iino,

para mutilar, para
romper y _para destruir al .hombre real. El
mundo coocentracionario

se justifica así por
el discurro ideológico.
Gracias

a
él. fa burocr¡icia puede, sin escrúpulos, aplastar a SUS obre­
m,, con SUS tanques. Es otra fase del marxismn».
Y

este
.mal, y esa maldad, no destrozan.solamente. los terrenos
llamados sociales y políticos.
«Todo está corrompido por
iJa ideología, escribe. Jean Baechler;
la
religión, influenciada por la ideología, se. convierte

en
sácrilegio.
¡

El sacrilegio!
Acordémonos de lo que decía. S. Pio X, que hemos
citado anteciormente:
¡UT0PIA,

REV0LUO0N,
IMPIEDAD! ...
Por

lo tanto ...
<(La religión, influenciada por fa ideología, se con­
vierte

en
sacrilegio». El

arte, tocado por la ideología, se convierte, o
en el realismo socialista, o en
.eJ anti-arte. La economía, invadida por
la ideología, produce la
ineficacia y el despilfarro. La misma cociilá,
influenciada
por

la ideología, produce platos
macrobióticos (1).
Se contempla -dice René Huygues (2)- que estos especialistas
que
constituyen la casta de

los intelectuales,
hacen un despliegue tur­
bulento de e,,tos en¡rriinajes de ideas, de fórmulas, de palabras, sin
que se preocupen de tocar tierra. Su pensámidlto modela,' en recinto
cerrado,
y fermenta por medio de sus
autotoxinas. De
sus alambiques
extraen sus

dictados
dogmáticos que
quieren
imponer a. la realidad»
(1) Jean Baechler: Qtlest-ce que fidéologie? Col. «Idées», ·Ed. GalH.inard,
(2) Lé Pig.,.a, 13 sept. 1971.
41
Fundaci\363n Speiro

/B:AN OUSSBT
( ... ) «Tal vez ---<:oncluye diciendo René Huygues--una de las
tareas más. urgentes serfa la de enseñar de nuevo a la inteligencia a
ser menos
.intelectnal» .
. Tal

es la NATURALEZA
y tales son los EFECTOS del mesia­
nismo ideológico.
Pero, tomad conciencia de que, muchas veces, a nuestro alrededor,
no .se comprende lo que hace irreductibles el espíritu de todo socia­
lismo (
marxista o
no)
y el verdadero espititu del método católico,
apticado a las

cosas de la CIUDAD.
Muchos
piensan que

la Iglesia ha condenado el socialismo por un
imperativo religioso, por un presupuesto ideológico
y de devoción.
Pero es

lo
contrario (y

esto
merecería que

se recordase, en estos
tiempos de
«pastoral»,. en

estos
ti"'1!pos de

búsqueda, en
estos tiempos
de fórmulas apostólicas, que
se estiman más «prácticas»). Si fa Igle­
sia ha condenado el
socialismo es ESENCIALMENTE POR

REA­
LISMO, POR
SUMISION A

LAS LECCIONES DE LA EXPE­
RIENCIA, POR FIDELIDAD Y POR AMOR A UNA REALI­
DAD
QUE SABE

ES DIVINA, POR ODIO A ESTA
lITOPIA
MALSANA,

ESTIGMATIZADA POR S. PIO X.
Concretando, la
Iglesia ha condenado el socialismo en nombre de este ESPIRITO
que,

en tiempos del Vaticano I, le hizo condenar como «ESCANDA­
LOSA Y
TEMERARIA», la

opinión de los que «sostuvieran que po·
dría haber un pecado puramente filosófico que sería una falta contra
la
recta razón, sin llegar a

ser una ofensa a Dios». (Denzinger 1290).
¡Qué magnífica y estupenda proposición! ¡Qué santo rigor! Sen­
tido de la indisoluble alianza de la naturaleza y de la gracia, de la
razón y de fa fe.
Con esa perspectiva comprendemos mejor que S. Pío X nos alen­
tara a

defender
nuestras ciudades
«contra los ataques de la UTOPIA
MALSANA», que, como acabamos ,de ver, engendra siempre la RE­
VOLUOON y la IMPIEDAD.
Comprendemos mejor a S.
Pío X que nos
recOlll!ienda INSTAU­
RAR
y RESTAURAR incesantemente la CIUDAD CATOLICA, no
según el presupuesto de
alguna ideología
mesiánica, ni las lucu­
braciones más o. menos audaces de un filántropo bien intencionado, ni
con las
fórmulas piadosas
de un
sobrenaturalismo intemporal,
con
rea.c-
42
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
ciones de ghetto, sino con la. única base ( experimental, puesto que se ha
experimentado durante miles de años) de lo únicamente REAL, de los
únicos

FUNDAMENTOS
NATIJRALBS Y DIVINOS.
Si

fuera necesario tomar conciencia
masiva de ese REALISMO,
de
ese EMPIRISMO, de ese GUSTO EXPERIMENTAL,
os aconsejaría
leer

y comparar
dos obras maestras de la enseñanza política cristiana :
«De
Regimine PrincipWll}>, de

Sto. Tomás de Aquino; y
la «Po­
litique
tirée de

!'Escriture
Sainte», de

Bossuet.
¿Qué es
lo que observamos?
Lo primero que no se trata de una CIUDAD CATOLICA IDEAL,
en el sentido
,que lo hemos expuesto. Estos dos tratados son, ante todo,
manuales de política
práctica, no
tienen como finalidad proponer un
tipo de sociedad en sí más armoniosa;
se proponen dar , un cierto
número de consejos
para gobernar mejor. Por tanto, ¿cuál será prefe­
rible, el libro de Bossuet o el de Sto. Tomás?
¡ Es el de Bossuet !
¿Por qué? ¿Será por una mayor agudeza de espíritu? ¿Será por
una mayor concesión a la Sagrada Escritura,
cúyo título
lleva?
Ciertamente no. El tratado de Bossuet tiene,
sobre el de Sto.
Tomás,
la ventaja de beneficiarse de las lecciones de una experiencia
política

que Sto. Tomás no vivió
más que en sus principios; experien­
cia

muy instructiva, en cnanto extremadamente variada, de las dinas­
tías cristianas que reinaron a partir de
la alta Edad Media.
La obra de Bossuet debería tener
más bien como título, teniendo
esto

en cuenta, «Política sacada de la Sagrada Escritura y, sobre todo,
de la
historia de los pueblos cristianos».
• * •
En todo caso, nada de una CIUDAD CATOLICA IDEAL. Nada
de una CIUDAD CATOLICA ghetto. Y si no,
¿en qué

se convertiría
el término CATOLICO? ¿No
significa universal? ¿ Y no es a
la humanidad entera a quien se dirige
el
mensaje de
fa Iglesia proponiéndole las normas .de salvación? ·
Tengamos

cuidado.
La CIUDAD CA TOLICA no sería
wrdilderamente ciudad

cató-
43
Fundaci\363n Speiro

JF,AN OUSSEI'
lica, si no fuera una CIUDAD DE CATOLICOS. No sería más que
una
.ouicatür_a _indigna

de su
,misión.
No será CIUDAD CATOLICA si no es la CIUDAD HUMA­
NA,·
por excélencia, abierta a . todos.
¿Me rebatiría Vd.

la
f6mula?
Os respondería, también con Bossuet, en, su magnifica carta «Le­
ttre a une demoiselle de Metz», trasladando aquí lo que le decía de
la Iglesia en el plano de la ciudad que nos ocupa ahora ( no os trans­
cribiré

más que
lo mejor de los párrafos, para ser breve).
«En
la unidad de la Iglesia todas las criaturas se reúnen ( ... ) LAS
CRIATURAS INANIMADAS
hablan a la Iglesia de las maravillas
de

Dios
y, no 'púdiendo alabarle por sí mismas, le alaban en la Iglesia,
que es el
t~plo universal».
«Los HOMBRES son

todos algo
muy íntimo
en
la Iglesia, todos o
están incorporados, o
llamados al banquete en el que todo

se
hace
UNO( ... ).
«Los INFIELES representan algo en la Iglesia ( ... ) ejercen su
esperanza en

las promesas
que deben . llamar a la unidad de la ben­
dición: en Jesucristo.
¡ Y son sujetos de la dilatación de su. corazón!»
(¡Qué admirable fórmula!)
«LOS HF.REJES son algo en la unidad de la Iglesia ( ... ) Y los
ELEGIDOS
y los CONDENADOS son (también) algo en el cuerpo
de
la Iglesia( ... ).
«Tal es
-concluye Bossuet-
la composición de
la Iglesia, mezcla
de fuertes
y débiles; de buenos y malos; de pecadores hipócritas y de
pecadores escandalosos :
la unidad de la Iglesia recoge todo y lo apro­
vecha

todo».
Y por eso la Iglesia puede llamarse CATOLICA.
Y, por
tanto, aunque

estos temas de Bossuet no se puedan aplicar
tal
cnal, a la sociedad política, no por ello dejan de aclararnos su es­
píritu
y su climensión.
44
¡Nada de una ciudad de partidistas!
¡Nada de ghetto!
¡ Nada
de secta!
¡Nada de replegarse
sobre si
mismo!
¡ Y
también nada

más noble!
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOLICA
Porque, con ese .,.píritu ( que Bossuet, elevándose nos recúérda),
co~ ese entusfasmo, con-_esa luz que se ofrece a nuestras ·inteligettcias,
con ese fervor de nuestros corazones que tiene, ( o debe de tener), se
darán loo FUNDAMENTOS
de

esa CIUDAD CATOLICA, de
la
que me han pedido que os hable.
No es una fórmula o
receta para .aprender

de memoria,
para
solamente

:satisfacer a los
anailfabetos de lo humano. ·
¿Queréis conocer' fa primera comunicación de· la victoria?
ta lanzó Tertuliano, én el siglo·n1 y, ¡con qué entusiasmo!
«Soffi06 de ayer, dec:fa, y LLENAMOS TODO: vuestras ciudades,
vu~ras casas, Vllestrás plazas fuertes, VU.estros muriicipios_, vuestiós
consejos, vuestros-campos,

vuestras
tribunas, vuestra · infantería, él
Palácio, el Senado ... No dejainoo ~ que vuestros teniploo». ·
Y,

nosotros, los cristianos de
hoy, también estaffi06 en todas par­
tes,
¿Cuál

es nuestra diferencia con
lo· que

dice
Tertuliano? Está en
que, estando más

en
todas partes que ·en tiempos de Tertuliano, ellos
LO

LLENABAN TODO porque estaban
.LLENOS de
lo que
sabfan era
la

salvación
del. mundo.

Mientras
que nosotros, estando en todas par­
tes, no LLENAMOS nada por que estaffi06 «YACIOS» como dice el
pueblo. · · · ·
«YACIOS»
y YACIOS

de certeza, de
generosidad, de, celo: de
valor,_ cÍt:! energía, de enttisias~, en un~-_paIS.b~a. ' ' . '
Porque es eso lo que fundamenta. INSTAURA y RESTAURA la
CIUDAD CATOLICA
hoy, como en los dlas de Tertuliano ..
. Como
recomendaba

Pío XII :
«Del;,éis ser
capaces de dar cuenta
de vuestras conviCCiones (-... ). _Debéis tener_ d~_ vuestr3: fe.un conoci~
miento razonado y profundo_( ... ) : .Debéis sal:>er qu;, la doctrina. cató­
lica tiene
la razón» ..
¿Somos capaces de

esto?
Porque, queridos amigos, la RAZON de que aquí se trata
no. es la
de
los ideólogos, ni esa «razóp. razonadora» que, .satisfecha ·de sí
misma, se ctee justificada por. el solo. encadenamiento d,e sus teorías.
¡No!
La razón

de
fa que trata Pía: XII es, si me permitís,la ex-
presión,

la razón anti-ideológica, porque es esencialmente la
faatltad
de conocer y comprender lo REAL; de conocer y comprender lo CON-
45
Fundaci\363n Speiro

/EAN OUSSEI' ·
CRETO. Y esto antes de rocibir. una lección superior. Y es esta sola
RAZON la que
es. «capaz. de dar razón de

sus convicciones», porque
e$ ~pu, ella. solamente, de -mostrar un enraizamiento concreto.
¿Cómo puede ser, pues, que tantos católicos tiendan a creer ( o
razonan como

si
lo creyeran), qne la enseñanza de la Iglesia ( en el
terreno de la Ciudad Política,
. no hablo de1 Dogma),

no tiene como
justificación
más que el hecho de ser difundido por la Iglesia, por
el solo hecho de estar respaldado por su autoridad? De ahí una ac­
titud. característica. debida,

según pretenden, a la disponibilidad de
una. fe

tanto
más notable por cuanto están siempre dispuestos a acep­
tar
. que

la
Iglesia pueda cambi,r sus enseñanzas de

la noche· a
la
mañana, .
Y

lo peor es que esta
gente no
ve
lo que esta pretendida
virtud
de fe tiene de abominablemente insultante
para una .Iglesia
tan
mauifiestll1llente considerada

como una veleta.
Amigos, no seamos
de. esc,s cristianos...

de los que
Bo¡¡rdaloue
dijo

muy bien
lo que hay que pensarde eUos en su: «Sermón sobre
el
acuerdo entre

la Razón
y la Fe>~. Escuchémosle: . .
«Un hombre·. quien se
le pide cuenta

de su fe
y que respond,:
no razono, quiero c.reer; fSte lenguaje ~o puede ser bueno. Pero en
un sentido bastante· vulgar,· demuestra poca fe, e incluso una secreta
disposición a
la incredulidad. Porque,

¿qué significa decir: no
razono?
(

... ) llsto significa, a,
menudo (

... )
no ra,zono porque, si razonase,
mi razón no

.encontraría nada que la
determinase a
creer.
No' razono
porque

si
razonase mi razón me opondría

dificultades qué me
apa.i:-
tarían de créer.>> ·
«Pensando ásl -nos dice Bourdaloue--se falta a la fe, porque la
fe, fa fe ctistian_a, no es __ uná :pura_ aquiescencia, una simple sumisi6n _del
.;.piritu, sino uná aquiescencia y una sumisión razonables. El Prlncipe
de
los
Apóstoles, S.

Pedro, nos ordena
estar siempre
dispuestos a sa­
tisfacer a los que nos pidan una
razón de lo que creemos y por lo que
esp~ramos».
«Estar siempre dispuestos á sátisfacer a los que nos· pregunten
la
razón de lo que creemos». ¿No· es una norma de hace dos mil aiios,
pero·

de la que
¡,odrlamos toinat nota para la· acción en una ardiente
actualidad?
• * •
46
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
. Queda decir que .no sería-únicamente por el desarrollo de una doc­
trina pura que SATISF ÁlUÁMOS ( como dice S. Pedro, traducido
por Bourdaloue)
lo que importaría conseguir.
¿Por

qué?
Porque a las inteligencias se las ha
cansado y a las voluntades se
las
ha vaciado con demasiadas ideologías. Porque la generación actual
rechaza < dejarse

adoctrinar».
Porque n.o siente

ninguna
satisfacción
por

las sintesis
intelectual~ que
tal
vez gustal,an d~asiado antes ..
Porque

se
tiene qu~ <:onceder que

una cierta
.pasióu por
las
id~
puras

tiene sus
peligros. Tanto más cuanto que: «no fue po~ la IDEA
puramente .abstracta ·-
que creó la
mej'or civiliza,
cióu

de la que
están justamente orgullosas las naéiones cri1t.ia11as,
sino
por

las
rea!Í.zaciones concretas».
(Discurso de Navidad 1957.)
Realizaciones
con'cretas, que en

estos tiempos
.de pragmatismo
privilegiado

son
los argw¡:ientos .que ·tienen· más eficacia ..
De ahi la obligadión moral

de no
·contentarse con
quedarse en un
plano de una
doctrina lógicamente desarrollada. Hay que, de manera
imperativa, completar esta

formacióndogmática con
todas.las referen­
cias
que lá justificanpara que se comprenda ri:tejor que la razón,
iluminada por
la fe, por una parte,. es esfrict•te confinrtada. por
las
lecciones de histi;,ria de áyer y de hoy que, por otra parte, nos
enseñan.
* * ..
El inconveniente está en q,ue, en esta empresa, se aumeñ.ta ef tra-
bajo ya difícil de por sí. · ·
Se ha hecho tradicional · eFinvitaros a comprometeros, en estos
fines

de
Congresos. ¿Qué
os diré de mi desaliento?
Porque importa
más alentar a los ausentes que a vosotros. ¿ Y qué
podré decir además de lo que me habéis oido repetir a ménudo?
¡Vosotros

los
antiguós! ¡Vosotros, lós fietes! ¿Y qué

importan, en
el
foru!Ó, las vehemencias de mís peroraciones?
Aqui,
de
nuevo, es
menOS una vo2-·hú.inana 10 ·que -hat"4Ue es­
cuchar, que aquella de la que habla Blanc de Saint Bonnet: «la gran
voz de los hechos». El que
clamen cada vez con más fuerza, ¿no os
47
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSEr
parece claro? Lo que anuncian como para mañana, ¿os parece sin
importancia?.
* * *
Escuchad la descripción entusiasta de la pluma de André Jeanson
(anri~ Presidente

de la C.
F.D. T., miembro del 1>. S.), en un
artíq,!o reciente, publicádo, no · en «opiniones libres», sino,

muy
«notmailmente» · en «Le

Monde» del 2 de abril.
' ·
. < tendrán
la opi>rtnnÍdad (

... ) de
poner en marcha la aplicación del
programa común

y de
prosegwr la realizadi6n has.ta sns últimas conse­
cuencias ( ... )
Ciertamente los

partidos de izquierda trabajan febril­
mente en sns expedientes para afilar

las armas que,
cuandollegue el
momento,
pondrán en manos de sÜs jefes. ¿Es esto suficiente para pre-
pararse a

toda
eventualidaíl?, . Oeo .que no,

( ... ).
.
«Es
evidente

( ... )
qU:. l¡ts masl!S populares, en la euforia de su
éxito, manifestarán una legítima impaciencia por ver,

enseguida, algo
profundamente cambiado. en

sns
condiciones de

vida:
impaciencia que
tendrán

la
tentación de mostrar por medio

de acciones que
podrán ad­
quirir gran envergadura y por experiencias de toda naturaleza que tien­
dan a
crear en
la empresa, en el
barrio, en
los
servicios públicos, etc

...
nuevas formas. de poder».
He aquí
los hechos

que ya
se preparan. ¿Su voz nos parece sin
elocuencia?
«Los expertos

de los
partidos de
izquierda trabajanfebrilmente
en sus
expedientes. para afilar las armas· que, cuando llegue el mo­
mento, etc ... »
¿Dónde están _< sáis que
podelllOS tener espetl!J:lZas, en
un
plazo de
tiempo medio,
de
ver .a las «masas... manifestar una legítima impadencia>¡ para activar
el acontecimiento de una CHJD,AJ) RESTAURADA sobre los FUN­
DAMENTOS .NATlJMLES. Y DIVINOS?
* -*,: .•. '
48
Fundaci\363n Speiro

POR UNA CIUDAD CATOUCA
Ahí está tO!k, el problema.
¿Qué más queréis que os diga?
¿Es la hora

de la
desesperación, me diréis?
Si lo creyera, no estaría aquí, y, sobre todo, no en estdugar. No
me
afanaría
tampoco eo

otra
parte.
La única respuesta

que
hay que recordar en estos. momentos
( más que nunca), tendrá 30 años de edad , el 7 de septiembre pró­
ximo. Fs de· Pío XII. Hela aquí.
«No bar tiempo que perder. La hora de la reflenón y de los pro­
yect05 ha pasado. ES LA HORA DE LA ACQON. ¿ESTAIS PRE­
p ARADOS? Los freo tes opuestos en este terreno religiooo y moral
se
delimitan claramente. Fs hora de fa prueba, Es la hora del intenso
esfuerzo».
¿,Lo admitimos así?
¿Nos
despertamoo, despertamos a loo demás, antes del «Goulag»?
Porque,
por

desoladora
que sea, cada elección ¿nouevela que csi el
adversario gana es mucho meo os por, tina superioridad· de sus fuerzas
y ejecutivos, que por la apatía, abulJia, cobardía, áboeotismo, absten­
ción, de loo que

bastaría (que
05 bastaría) alertar, sacudir; galvanizar
uo
poco?
No es que me
haga ilusiones de la facilidad del éxito.
Se puede conseguir este éxito, y si no se consigue es ¡ior<¡ue, como
ha
dicho muy bien Alfred Sauvy, eo
La fin des rkhes: «Todos
loo que

se eocueotrao eo uoa posición
bastante elevada,

no ponen
una parte de su fortuna, de su renta, de su poder,, de su autoridad,
de su prestigio, al servicio del bien público; todoo éstos que, eo suma,
traicionan, en cierto modo, su propio directo interés, son traidores
a la colectividad».
Ciertamente ¡

todo está por hacer!
Esto me lleva a la obligación tradicional de insistir eo que no
nos
separemoo sio

haber tomado resoluciones. ¡Creedme, los tiempos
no están para lamentaciones,
por [egítimas que sean!
Por nuestra despreocupación, por nuestra pereza, por nuestro egois·
mo,

por nuestro absentismo, ¿no hemos contribuido a
agravar aquello
de lo que hoy echamos pestes?
• 49
Fundaci\363n Speiro

JBANOUSSBT
Y, por tanto, al término de estos tres días, ¿no estáis decididos a
ACTUAR bien? No dando palos de ciego, como dice S. Pablo. No
de manera sólo impulsiva, no con el desorden de unas acciones mal
concertadas, sino fríamente, bien tOJDada la resolución. Según las ver­
daderas exigencias prácticas de lo inmediato CONCRETO.
Hoy más que nunca pueden tener una oportunidad de éxito accio­
nes multifonnes y complen:ientarias, como una red viva, armoniosa­
mente planteada. No os digo que sea fácil. Estoy lo suficientemente
bien
informado· desde

hace tiempo para decíroslo.
Que sea dlificil o no, es ahí donde
está nuestro

deber, donde
está la s_alvación... Salvación de la ciudad de la que sois miembros y
salvación de vosotros mismos. Por tanto, si nuestras posibilidades son
reducidas, aunque os sintáis solos y -poco numerosos, en vuestro rincón,
desde el lugar que os ha fijado la Providencia, estad persuadidos que es
una
acción bien pensada, bien

ordenada, en la que únicamente se en­
cuentra la esperanza de un mundo que no
sea una

jungla, sino una
CIUDAD verdaderamente

católica.
¡Una CIUDAD
que será vuestro honor!
¡

Una ciudad que será
el honor de esta salvación del orden hu­
mano en CONCRETO!
so
¡ Una ciudad para el honor de Dios, hecho hombre!
¡ Semper idem !
Fundaci\363n Speiro