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Literatura, religión y política en la Francia del siglo XIX: Augusto Comte

LITERATURA, RELIGIÓN Y POLÍTICA
EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
POR
EsTANISLAO CANTERO
A11gusto Comte (1798-1857), según su propio testimo,nio,
procedía de una familia eminentemente católica y monárquica{!)
-sus padres contrajeron matrimonio canónico clandestinamente
durante la Revolución (2)-, nació en el catolicismo (3) y siendo
aún adolescente sintió la necesidad de una "regeneración univer­
sal tanto filosófica como política" (4), de tal modo que "ya no cree
en Dios, cree en la libertad" (5): "desde los catorce afios, escribe a
su padre
el 26 de nero de 1857, deje naturalmente de creer en
Dios" (6).
Tras terminar sus estudios en
el liceo de Montpellier, que con­
sideró
un "funesto encierro escolástico" (7), a los dieciséis afias
ingresó en la Escuela Politécnica, lo que muestra su gran precoci­
dad. Cornee, que hasta entonces sólo había conocido las mujeres
(1) Auguste CoMTE, Cours de Philosophie Positive, tomo VI, Anchropos, París,
1969, pág. IX.
(2) Henri GOUHIER, La vie d'Auguste Comte, Librairie Gallimard, París, 3ª ed.,
1931, pág. 36.
(3) A. COMTE, Cours de Philmophie Positive, tomo V, Anthropos, París, 1968,
pág.
261, noca.
(4) A. CoMTE, Cours ... , tomo VI, ed. cit., pág. IX.
(5)
Hend GOUHIER, La vie d'Auguste Comte, Librairie Gallimard, París, 3ª ed.,
1931, pág. 42.
(6) Citad.o por Andrés ]IMÉNFZ ABA.o, El concepto de hombre en la doctrina de la
educación de Augusto Comte, Fundación Universitaria Espafiola, Madrid, 2001, pág. 26,
noca 3.
(7) A. COMTE, Systhne de PolitiqU4 Positive ou Traité de Sociologie instituant la. reli­
gion de l'Humaniti, Otto Zeller, Osnabrilck, 1967, tomo I, pág. 8.
V,,b,,, núm. 443-444 (2006), 293-315, 293
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ESTANISLAO CANTERO
de la galería Valois, en 1818 conoció a Pauline, joven de veinti­
cinco años, casada y a la que convirtió en su amante y
con la que
tuvo
una hija ese mismo año (8). En 1824 conoce a Caroline
Massin, una prostituta con la que, tras unos meses de vida en
común, contrae matrimonio ese mismo afio, separándose en
1842 (9). En octubre de 1844 conoce a Clotilde de Vaux-quin­
ce años más joven que él y hermana de su amigo Maximilien
Marie, y cuyo marido, Amedée de Vaux, la abandonó
al huir a
Bélgica a consecuencia de un proceso por deudas contraídas en
el
juego (10)-, de la que se enamoró poco después y cuya pasión,
finalmente correspondida, no pasó de la amistad, al morir ella en
abril de 1846. Esa mezcla de pasión y de adoración hacia ella fue
el desencadenante y el símbolo de su religión positiva, aunque no
fue algo novedoso en su pensamiento pues ya estaba contenido y
anunciado, en ciernes, en su obra anterior, como, entre nosotros,
Petit (11) -para el que no hay dos Comtes diferentes, sino con­
tinuidad en su obra, con etapas específicas expositivas de su pen­
samiento y preparatorias de las sucesivas-, o Jiménez Abad (12),
han mostrado con claridad.
Estudiante durante dos años en la Politécnica, la cual tuvo
que abandonar al cerrarse aquella temporalmente en 1816 por
orden gubernamental, no reingresó cuando se volvio a abrir; fue
profesor "repetidor" de matemáticas
y "examinador" para el ingre­
so en la Politénica y profesor de clases particulares; nunca consi­
guió que
se le reconocieran sus méritos y se le diera la cátedra a la
que aspiró, fracaso, probablemente injusto, pues, sin duda, gente
de menor relieve que la suya
se había abierto camino en la univer­
sidad, lo que no digerió nunca (13). Secretario y discípulo de
Saint-Simon desde 1817, en que sustituyó a Augustin Thierry,
(8) Véase la correspondencia que cita H. GOUHIER, La vie d'Auguste Comte, ed.
cit., págs. 82, 85 y 96.
(9) H. GOUHIER, La vie d'Augu,te Comte, ed. cit., págs. 136-137, 141 y 198.
(10) H. GOUHIER, La vie d'Augustt! Comte, ed.. cit., págs. 224-226.
(11) José María PETIT SuuA, Filosofla, política y religión en Augusto Comte,
Acervo, Barcelona, 1978, pág. 108 y passim.
(12) A. }IMllliEZ ABAD, El concepto de hombre ... , ed. cit., passsim.
(13) A. CoMTE, Cours .. ., ed. cit., tomo VI, págs. XIII-XXII y XXIV-XXXVI.
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LITERATURA, RELIGIÓN Y POL!TICA EN I.A FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
.hasta 1824 en que rifió con él, bien a causa de divergencias doc­
trinales (14), bien porque creyera que Saint-Simon quería apro­
piarse de su gloria (15). Aunque
se seguirá discutiendo si hubo
o no influencia de Saint-Simon ( 16) sobre Comte, es absurdo
negarla, no sólo porque
la lectura comparada de ambos así lo
demuestra, sino porque además, el mismo Comte la admitió, aun­
que, despues de la ruptura la negara.
Su vida fue de gran modestia material hasta
el punto que tuvo
que vivir del auxilio de
sus amigos ingleses -propiciado por Stuart
Mili-y de una suscripción organizada por Limé (17). Es co­
munmente conocido como fundador del positivismo (18)
y, tam­
bién, aunque en menor medida, como padre de la sociología (19).
¿Cómo perdió la
fe? Como quiera que fuera, abandonó la reli­
gión católica y desde muy joven
se consideró investido por la
humanidad
de una misión especial, a la que luego aludiré, por la
que
se propuso innovar la filosofía, la política, la moral y la reli­
gión de su tiempo,-como un nuevo pontífice de la humanidad.
Comte, que ha sido muy poco leido en su integridad, debido
a
lo pesado de su estilo, a cierta falta de claridad motivada por cir­
cunloquios y repeticiones continuas, así como a ciertas contradic­
ciones,
y a que parte de sus afirmaciones no eran admisibles para
muchos de sus contemporáneos al rechazar la vigencia de los prin­
cipios revolucionarios de 1789
-sus libros fueron objeto duran­
te mucho tiempo de un sistemático silencio en los comentarios de
(14) Emile LIITRE, Auguste Cqmte et la Philowphie Pqsitive, Librairie Hachette et
Cie., Parí,, 1863, págs. 13-31.
(15) Maxime LEROY, La vie du comte de Saint-Simon, Librairie Grasset, París,
1925, pág. 297.
(16) De Saint-Simom me ocupé en Estanislao CANTERO, "Literatura, religión y
política en la Francia del siglo XIX: Saint-Simon", Vt-rbo, núm. 441-442, enero-febre­
m 2006, págs. 101-114.
(17) A. CoMTE, Synthese subjective ou Systeme Universel des conceptions propres a
l'etat nqrmal de l'Humanité, Anthropos, París, 1971, tomo I, pág. XXXIII.
(18) Teófilo URDANOZ, O.P., Hútoria de la Filosof/a, BAC, Madrid, 1975, vol. V,
pág. 106
(19) Kenneth TuoMPSON, Auguste Comte. The Foundafiqn qf Sociology (1976),
trad. esp. Augusro Cqmte. Los fundamentos de la wciología, Fondo de Cultura EconÓ'­
mica, México, 1988, pág. 20 y sigs.
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ESTANISLAO CANTERO
las revistas, de lo que no dejó de quejarse (20), hasta que en 1844
apareció
en escena Littré--------, sigue siendo conceptuado de modo
nuy diverso y clasificado en las más variadas corrientes de pensa­
miento, que van de uno a otro extremo: revolucionario para unos
y contrarrevolucionario para otros.
Su sistema
es absolutamente contrario e incompatible con la
religión católica; por ello,
es erróneo todo juicio que pretenda ver
que con su doctrina "recupera
una visión integrista del catolicis­
mo" (21), que vaya más allá de una mera valoración positiva del
catolicismo hasta la Edad Media. Comte consideró al catolicismo
acabado
y se encargó de combatirlo con su "filosofía positiva"; no
recuperó nada sino que
se propuso sustituirlo. Igualmente, tam­
poco
es correcto afirmar, sin duda debido a su crítica a la
Revolución,
que su filosofía "se situa conscientemente en la línea
contrarrevolucionaria que sigue a 1789" (22). Ambas afirmacio­
nes son incompatibles con
"la ley de los tres estados", la tesis prin­
cipal y más fundamental del pensamiento de Comte, según lo
indicó reiteradamente. Para
Comte tanto el catolicismo como la
Revolución de 1789 fueron hechos, inevitables y necesarios, fruto
de "leyes naturales invariables", para que pudiera surgir el estado
positivo,
el último estado de la humanidad, la filosofía positiva.
Su crítica a los principios revolucionarios obedece, fundamental­
mente, a que su finalidad
no era otra, desde el inicio del "espíritu
metafísico", que destruir "el estado teológico" anterior, y ser etapa
provisonal y transitoria para
el estado siguiente, por lo que, ago­
tados ya, tanto "el espíritu teológico" como
el metafísico, no te­
nían razón de ser aquellos principios revolucionarios. Pero sin
compartir buena parte de tales principios, indicando sus "aberra­
ciones", su filosofía no
fue menos revolucionaria: No sólo no pre­
tendió una restauración borb6nica ni tampoco del catolicismo
(20) A. COMTE, Cours .•• , ed. cit., tomo VI, pág. XXII; Systmle ... , ed. cit., tomo
], p,6logo, pág. 22.
(21) Así lo afirma René VERDENAL, "La filosofía positiva de Augusto Comte", en
Franyois CHATELET (Dir.), HMtoire t:k /,a Philosophie. Idées, doctrines, trad. esp., HUtoria
d, la F;/osojla. [,kas, doctrinas, Espa,a Calpe, Maddd, 1984, 4• ed., (págs. 217-251),
pág. 234.
(22) R. VERDENAL, "La filosofía positiva de Augusto Comte", ed. cit., pág. 219.
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LITERATURA, RELIGIÓN Y POLlTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX.· AUGUSTO COMTE
-los dos únicos criterios que, combinados o no, podrían califi­
carle de contrarrevolucionario- sino que propugnó una organi­
zación social, política y religiosa, nueva, contraria a la monarquía
legítima, a la religión católica y a la Iglesia: una república dictato­
rial sin sufragio universal, "una república positivista, cuyo lazo sis­
temático será más completo y duradero que el de la república
católica en la Edad Media'' (23).
Comte pretendió haber hecho un gran descubrimiento que
formuló, por primera vez, en 1822, la ley de los tres estados, con­
forme a la cual "todos los campos del conocimiento han pasado
por tres estados teóricos diferentes:
el esrado teológico o ficticio; el
estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo" (24).
Dicha ley supone que "la filosofía positiva
es el verdadero estado
definitivo de la inteligencia humana'' (25). Tal "ley fundamental",
como la califica continuamente, implica
el rechazo de la religión
católica, que había cumplido su papel transitorio de suprimir
el
politeísmo y propiciar la futura aparición del estado metafísico:
"el catolicismo sirvió de órgano general para
el desarrollo de la
razón humana", "pero era insuficiente" (26); fue bueno en la Edad
Media por su organización política y, sobre todo, moral (27); era
un régimen transitorio (28), que entró en decadencia y asumió
posteriormente una postura retrógrada
al no haber asimilado el
movimiento intelectual (29); "el catolicismo se ha vuelto extrafio
a la sociedad actual, donde no puede figurar más que a título de
impresionante ruina histórica" (30); "los más grandes esfuerzos
místicos del éxtasis teológico ( ... ) no han llegado más que a la sim­
ple representación de una especie de idiotismo trascendente, eter-
(23) A. CoMTE, Discours sur !'ensemble du positivisme (1848), presentación, notas
y cronología de Annie Petit, GF
Flammarion, París, 1998, pág. 118.
(24)
A. COMTE, Coun de Philosophie Positive, Rouen Freres, Libraires-Éditeurs,
París, 1830, tomo 1, pág. 3.
(25)
A. COMTE, Cours .. . , ed. cit., tomo I, pág. 12.
(26)
A. CoMTE, Cours de Philosiphie Positive, Anthropos, París, 1969, tomo IV,
págs. 184-185 y 185.
(27) A. COMTE, Cours ... , ed.cit., tomo V, págs. 242,268,274 y passim
(28) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo V, pág. 388.
(29) A.
COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo V, pág. 368.
(30) A.
CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo VI, pág. 358.
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ESTANISLAO CANTERO
namente absorbido por una contemplaci6n vana y casi estúpida
de la majestad divina'' (31). Como síntesis de su anticatolicismo
y, también de su ateísmo, del que pretendió defenderse arguyen­
do que
el ateo no era más que otro metafísico (32) --cuando,
realmente su aversión a Dios era profunda, aintiteísta, como ha
mostrado Riezu (33)-, esta idea que subyace en toda su obra: en
la
Edad Media, "Dios usurpaba el lugar de la Humanidad" (34).
Congruentemente con su relativismo juvenil, pues ya en 1818
escribe estar "persuadido de que no hay nada absoluto" (35), en el
Cours indica que "el carácter puramente relativo de nuestros cono­
cimientos", determina que "nuestras teorías sociales estarán única­
mente destinadas a constituir, hacia una realidad que nunca será
absolutamente desvelada, aproximaciones tan satisfactorias como
las que puedan proporcionar, en cada época, el estado correspon­
diente de
la gran evolución humana" (36).
Junto a la ley de los tres estados, parte Comte de "la marcha
progresiva del espíritu humano" (37), del "desarrollo integral y
continuo de la humanidad civilizada" (38), que a juicio de algu­
nos autores, como Marvin, "es la idea madre de toda su vida y de
todo su sistema'', "la idea angular de su filosofía", "el principio
cardinal de la filosofía'' (39).
Así mismo asienta Comte su sistema
en que sólo la observación de
los hechos permite elevarse al cono­
cimiento de las leyes lógicas (40);
en que, aunque hay que tomar
los hechos observados como base de toda especulación, la ciencia
se compone de leyes y no de hechos, por lo que las relaciones
entre ellos precisan una elaboración racional más allá de la expe-
(31) A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., romo IV, págs. 439-440.
(32) A. COMfE, Discours sur l'ememble du positivisme, ed. cit., págs. 86-89.
(33) Jorge
RIEZU, La concepdón moral en el sistema de Augusto Comte, Universidad
de Granada, Granada, 1981, pág. 167.
(34) A. COMTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 292.
(35)
H. GOUHIER, La vie d'Auguste Comte, ed. cit., pág. 110.
(36) A. CoMTE, Cour, .. ,, ed. cit., tomo VI, págs. 791-792.
(37) A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo I, pág. 2.
(38) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IY, pág. 261; cfr., pág. 290.
(39) Francis Sidney
MARVIN, Comte. The Founder ofSociolugy (1937), trad. esp.,
Comte, Fondo de Cultura Econ6mica, México1 1978, págs. 36 y 37.
(40)
A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo 1, pág. 33.
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LITERATURA, REUGJÓN Y POLlTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
rimental (41); y en que la sociedad está sometida a un orden natu­
ral que
se rige por leyes naturales invariables pero modificables:
"en
el estado positivo, el espíritu humano reconoce la imposibili­
dad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y
el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenó­
menos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el uso
combinado del razonamiento y la observación, sus leyes efectivas,
es decir, sus relaciones invariables de sucesión y similitud" (42);
"el carácter fundamental de la filosofla positiva es mirar todos los
fenómenos como sujetos a
leyes naturales invariables ( ... ) conside­
rando absolutamente inaccesible y carente de sentido la búsqueda
de lo que
se llama las causas, tanto primeras como finales" (43).
La filosofía positiva ha de dedicarse "a la mera investigación
de las leyes, es decir, de las relaciones constantes que existen entre
los fenómenos observados" (44). La palabra positivo, como opues­
ta a negativo,
se explica por los calificativos que le son propios:
lo
real por oposición a lo quimérico, lo útil en contraste con lo
inútil, lo
cierto frente a la duda o a la indecisión, lo preciso frente
a lo vago o impreciso, lo
orgdnico como opuesto a la falta de sis­
tematización y a lo puramente crítico, lo
relativo por oposición a
lo absoluto (45), a lo que, más tarde, afiadirá lo
simpdtico (46),
que más comunmente denominará altruismo.
Para Comte, "la noción de leyes naturales entrafia la idea de
un cierto orden espontáneo ligado a la idea de armonía'' (47), que
por su complejidad
es imperfecto y modificable por la acción
humana (48); "un orden espontáneo esencialmente independien­
te de nosotros ( ... ) en
el que nuestra intervención no podrá ejer-
(41) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo VI, pág. 647.
(42) A.
COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo I, págs. 4-5.
(43) A.
CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo I, p~-14.
(44) A. COMTE, Discours sur /'esprit positif, cronología, introducci6n y notas de
Annie Petit,
Librairie PhilosophiqueJ. Vrin, París, 2003, p~. 66.
(45) A. CoMTE, Discours sur /'esprit posítif. ed. cit., págs. 120-126; Discours sur
/'ensemble du positivisme, ed. cit., págs. 96-97.
(46) A. CoMTE, Appel aux conservateurs, Imprenta de E. Thurnot, París, 1855,
pág. 17.
(47) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo !Y, pág. 274.
(48) A.
CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo !Y, págs. 275-276.
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ESTANISLAO CANTERO
cer más que modificaciones sencillamente secundarias, aunque
infinitamente preciosas" (49); "se trata de contemplar el orden
para perfeccionarlo convenientemente, nunca de crearlo, pues
sería imposible" (50), sin olvidar que hay que "concebir siempre
los fenómenos sociales como inevitablemente sujetos a verdaderas
leyes naturales" (51).
El error de base era fraglante, pues la ley de los tres estados
no era ley de ningún modo. "Considerar cada uno de los tres
estados sucesivos como resultado necesario del precedente y
motor indispensable del siguiente" (52), prescindiendo de que
su caracterización era errónea, no es más que pura cronología;
establecer que el objeto de la ciencia es "descubrir las leyes cons­
tantes
que rigen tal continuidad y cuyo conjunto determina el
nacimiento fundamental del desarrollo humano" (53), una pre­
tensión imposible; y asegurar
que el tercer estado es el definiti­
vo
de la humanidad, "completamente arbitrario" (54). No se
trataba de demostración empírica, sino de creencia, de conjetu­
ra, de imaginación. Su, más que crítica, benévola expositora,
Grange, indica que tal ley "es una convención pero, también, un
dogma, el objeto de una fe tanto como el de un conocimien­
to" (55). Y fe y conocimiento, en el sentido positivista, son
excluyentes entre sí.
La obra de Comte, especialmente en el quinto volumen de su
Cours, dedicado a la parte hist6ríca de la filosofla social, es decir, a
explicar la ley de los tres estados en la historia, esta cuajada de
las
expresiones inevitable e indispensable, junto a la de espontdnea
--que alude más a lo involuntario y automático que a lo pensado
(49) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo Y_I, pág. 792.
(50) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo rv; pág. 278.
(51)
A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IV, pág. 253.
(52)
A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IV, pág. 292; Discurs sur l'espritpositif, ed..
cit., pág. 159.
(53) A.
COMTE., Cours ... , ed. cit., tomo IY, pág. 292.
(54) Estas críticas ya las indicó Durkheim {Emite DURKHE.IN, Las regla.s del méto­
d,, sociológico, Akal, Madrid, 3• ed., 1991, pág. 127).
(55) Juliette GRANGE., La phHosophie d'Auguste Comte. Science, politique, reügüm,
PUF, París, 1996, pág. 249.
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LITERATURA, REUGIÓN Y POL!TJCA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
y voluntario (56)-. El determinismo es patente en la explicación
de los acontecimientos correspondientes a los estados teológico y
metafísico que llevarán al científico o positivo. Para éste, aún no
completamente establecido, y para justificar su reforma, es preci­
so permitir que la acción del hombre pueda influir en el curso de
los acontecimientos. De ahí que, pretendiendo salir
al paso de tal
objeción, indicara que "sólo una mala interpretación de la filoso­
fía natural podría confundir la subordinación de cualquier acon­
tecimiento a leyes invariables, con un irresistible cumplimiento
necesario" (57), arguyendo que, puesto que "los fenómenos más
complejos y particulares [como son los sociales] dependen de un
conjunto confluyente de fuerzas distintas e independientes, por
ello mismo, son más modificables, o, en otros términos, su cum­
plimiento es
menos irresistible" (58). Pero sea o no menos irresis­
tible la producción del fenómeno en cuestión, de acuerdo con la
doctrina de Comte, no dejarán de aparecer otro u otros fen6me­
nos, diferentes
en cuanto las fuerzas confluyentes hayan sido
diversas, pero
no por ello, será, ese fenómeno menos irresistible.
Comte consideró, erróneamente> que el entonces principio cien­
tífico conforme al cual "bajo la influencia de condiciones simi­
lares los fen6menos son idénticos, tanto en genero como en
grado" (59), era aplicable a la sociedad. Comte supone que todo
lo ocurrido ha sido inevitable, pero no puede probarlo y se pierde
en circunloquios sin llegar a
una respuesta cabal. Que un hecho
haya ocurrido sólo prueba que sucedió, pero no que tuviera que
ocurrir. Su determinismo, base fundamental para justificar el esta­
blecimiento del estado científico, no le permitió, en absoluto, pre­
decir el futuro más inmediato.
La ley del desarrollo progresivo de
la humanidad tiene como
derivadas otras dos
leyes naturales: la del "desarrollo continuo del
espíritu científico" (60) y la del "desarrollo continuo de la natura-
(56) A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo V, págs. 404-458 y passim; también irre­
sistible, Cours, ed. cit., tomo VI, págs. 284-286.
(57) A. CoMTE, Cours ... , Anthropos, París, 1968, tomo III, pág. 642.
(58) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo 111, pág. 643; véase Discours sur /'ensem-
ble du positivisme, ed. cit., págs. 93-96.
(59)
A. COMTE, Coun ... , ed. cit., tomo III, pág. 325.
(60)
A. COMTE, Coun ... , ed. cit., tomo IV, pág. 297.
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ESTANISLAO CANTERO
leza humana en todos sus aspectos"{61), incluida la naturaleza
moral del hombre (62).
Comte fue especialmente crítico con el espíritu metafísico y
con la Revoluci6n (63), al estimar que su funci6n no era creativa
sino crítica, y que aunque necesario para suprimir el espíritu teo­
l6gico y preparar el científico, estaba incapacitado para una
reconstrucción (64). Entre sus rechazos se encuentran los dere­
chos del hombre, de origen metafísico, que son sustituidos por los
deberes (65).
Con todo, no faltan elogios al "gran acontecimien­
to"
y, especialmente, a la Convenci6n (66), sin duda porque "la
elaboraci6n decisiva de la doctrina regeneradora, lejos de poder
preceder a la sacudida revolucionaria, no era posible más que bajo
su impulso" (67).
El desorden social
y político y la agitación continua en que
vivía Francia lo atribuía a la pugna entre ambos principios, uno
retrogrado y otro anárquico, ambos inaptos para establecer el
orden, aunque ambos eran necesarios para impedir el triunfo del
uno sobre
el otro ( 68). Convencido de que "las ideas gobiernan y
trastornan el mundo" (69), creía que el mal procedía de "la anar­
quía intelectual" "origen
de la anarquía moral y política" (70}, por
lo que era necesario establecer una doctrina científica común -la
física o filosofía social, más tarde llamada sociología-que im­
plicaba, necesariamente, una moral universal, también científica-
(61) A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IY, pág. 304.
(62)
A. COMTE, Coun ... , ed. cit., tomo IV, pág. 308.
(63)
Véase Annie PE1Tf, "La fin positiviste de la Révolution", en Christian
CROISILLE y Jean EHRARD, La Légende de !.a Révolution. Actes du colloque international
de Cletmont-Ferrand
Qunio 1986), Faculté des Lemes et Sciences Humaines de
l'Université Blaise-Pascal (Clermont
11) -Centre de recherches révolutionnaires et
romantiques, Clermont-Ferrand, 1988, págs. 509-540.
(64)
A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., toino IY, págs. 28-29, 58-63.
(65)
A. COMTE, Cours .. . , ed. cit., tomo VI, pág. 480; Discours sur lémemble du
'positivisme, ed. cit., págs. 385-386; Systhne ... , ed. cit., tomo 11, pág. 103.
(66)
A. CoMTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., págs. 104, 126,
146, 168,253,367.
(67) A. COMTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 106.
(68)
A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IV, pág. 85.
(69) A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo!, pág. 48.
(70) A. CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IV, pág. 3.
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LITERATURA, RELIGIÓN Y POLlTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
mente demostrada. Comte defiende "la subordinaci6n de la polí­
tica a la moral" (71), por lo que en la jerarquía de las ciencias esta­
blecida
por Comte en otra de sus leyes -contrariamente a lo que
han sostenido algunos intérpretes, tanto impugnadores (72) como
partidarios (73) de su sistema, que sustentan su opini6n en la exis­
tencia de un segundo Comte, sino opuesto, al menos difente al
primero-, la moral estará por encima de la sociología, único
modo de cerrar el sistema comteano; moral que es tan sólo social:
"la moral consiste
en hacer prevalecer los instintos simpáticos
sobre los impulsos egoístas, la sociabilidad sobre la personalidad",
como corresponde a un principio biol6gico característico de un
"organismo social" (74). La coronación de ese orden la consti­
tuía la religión positiva. De ese modo se haría realidad el binomio
orden y progreso, recíprocamente condicionados (75). Para tal
empeño intentó su realización práctica a través de un periodo de
transición al positivismo,
proponiendo unas líneas de actuación a
los conservadores, fueran o no republicanos, en su Appel aux con­
servateurs.
Esa moral que Cornee tanto se esforzó en proclamar y en pro­
bar
-aunque no encerraba mas que un dogmatismo acientífi­
co-, no era en absoluto personal, sino sólo social, como puede
verse bien expuesto en la obra de Riezu (76). Comte la considera­
ba
muy superior a la moral católica a la que le reprochaba ser
insufiente, porque al ser su finalidad la salvaci6n personal, era una
moral egoísta --con lo que no expresaba más que ignorancia o
mala voluntad, puesto que
el amor al prójimo como a uno mismo
(71) A. CoMTE, Discours sur l'ememble du positivisme, ed.. cit., pág. 122.
(72) Así,
entre nosotros, Francisco EL!As DE TEJADA, Tratado de Filosofla del
DerechQ, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1974, tomo I, pág. 344.
(73)
Kenneth THOMPSON, Auguste CQmte. The FQundation of Sociology (1976),
trad.
esp. Augusto Comte. fos fandamentQs de la sociQ/ogia, Fondo de Cultura Econó~
mica, México, 1988.
(74)
A. CoMTE, Disrours sur /'ensemble du pQsitivisme, ed. cit., págs. 127 y 128.
(75) A. COMTE, Cours .•• , ed. cit., tomo IV, pág. 8.
Un desarrollo posterior en A. CoMTE, Disrours sur /'ensemble du positivisme, ed..
cit., págs. 103 y sigs. Véase sobre la cuestión J. GRAN GE, La philosophie d'Auguste
CQmte ... , ed. cit., págs. 231-243.
(76) J. RIEZU, La conc~pción moral.., ed. cit., págs.93-116, 122-123.
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ESTANJSLAO CANTERO
es condición de salvación-. La moral de Comte carece de prin­
cipios absolutos y es únicamente "un orden de circunstancias y
condiciones sociales determinantes del orden moral", en el que lo
inmoral es lo "antisocial", por lo que su relativismo solo puede
establecer "una moral artificial y forzada'' (77), que no
es más que
un remedo de la verdadera moral.
Su oposición a la religión católica fue, pues, patente, y no
se
contentó con el anuncio del ocaso y muerte del catolicismo, sino
que pretendió sustituirlo por
una nueva religión a la medida de su
positivismo, una religión científica y demostrada: "mi construc­
ción religiosa comienza por regenerar las concepciones científicas
de donde surgió" (78). Su relación con Clotilde de Vaux y la ide­
alización que hizo de ella una diosa
-instalando en su casa un
altar doméstico en su honor, constituido por el sillón en que se
había sentado (79)-, motivó que escribiera: "en 1847 la nueva
filosofía adquirió la dignidad final de una religión real y comple­
ta'' (80); "la religión demostrada
es, desde ahora, capaz de reem­
plazar, en todo, a la religión revelada, actualmente tan desprovis­
ta de poder efectivo como de eficacia política'' (81).
La nueva reli­
gión es "la religión de la Humanidad" -"compuesto de todos los
individuos o grupos humanos pasados, presentes y futuros ( ... )
con exclusión de aquellos que fueron un lastre para nuestra espe­
cie" (82)-, en la que ésta es el "Gran Ser", del que Comte es el
"Gran Sacerdote de la Humanidad" (83) y el sexo femenino, la
mujer, la "principal personificación del auténtico Gran Ser" (84).
Es obvio que no hay nada de cristiano, pero tampoco nada de
religión, en la
religión de Comte: "esta filosofía, primero surgida
de la ciencia, finalmente
se eleva a la suprema dignidad de reli-
(77) J. RrEZU, La concepción moral..~ ed. cit., págs. 108, 155 y 102.
(78) A.
COMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo I, prólogo, pág. 5.
(79)
A. COMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo I, Dedicatoria, pág. XVIII; H.
GOUHIER, La vie d'Auguste Comte, ed. cit., págs. 274~275.
(80) A. COMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo I, prólogo, pág. 10.
(81) A. COMTE, Sysfeme ... , ed. cit., tomo 1, prólogo, pág. 19.
(82) A. CoMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo I, pág. 411.
(83)
A. COMTE, Systhne ... , ed. cit., tomo 1, pág. 19; Appe/ aux conservateurs, ed.
cit., pág. 118; Synthese subjective ... , ed. cit., tomo I, pág. 19.
(84) A. COMTE, Systbne ... , ed. cit., tomo I, prólogo, págs. 19 y 21.
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LITERATURA, RELIGIÓN Y POLiTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
gión'' (85). El desenlace final del positivismo comteano, al mismo
tiempo filosofía natural o positiva, física social, filosofía política o
sociología y moral universal} "se convierte, finalmente,
en una
verdadera religión'' (86).
Con ella, "al reino provisional de Dios,
hay que sustituirlo,
finalmente, por el reino irrevocable de la
Humanidad" (87); "la gran concepción de la
Humanidad elimina
irrevocablemente la de Dios" (88) y
"el amor a la Humanidad sus­
tituirá
al amor a Dios" (89). Sin embargo, Comte establecerá un
remedo de las formas del catolicismo, pues "la religión demostra­
da que sustituye a la religión revelada tiene
el dogma, el régimen
y
el culto" (90).
El ídolo establecido por Comte no puede ser ajeno al sistema
positivo
y, por tanto, tiene sus mismos caracteres: "El auténtico
Gran Ser
es, por su naturaleza, relativo y compuesto", y "exige un
esfuerzo permanente para conservar la
unión de los elementos
separables que lo constituyen" (91).
"La Humanidad está sujeta
( ... ) a las leyes naturales que le
son propias y sobre las que se basa
dogmáticamente la religión
final,,, o lo que es lo mismo, "el Gran
Ser está sometido a las leyes comunes" (92).·Dios
es sustituido por
la acción del ídolo, pues "es el Gran Ser el que produce, pero
siempre
por medio de órganos individuales" y "el más eminente
de todos los seres, la Humanidad,
es el más dependiente del
mundo, pero, también, el que más lo modifica" (93).
Es, pues comprensible que en su sistema,
Comte no solo
rechace los derechos del hombre, sino también
el derecho puro y
simple. Porque para
Comte solo cabe la ciencia de la sociología y
(85) A. COMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo 1, pág. 405.
(86) A. COMTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 354;
Systeme ... , ed. cit., tomo I, pág. 330.
(87) A.
COMTE, Systeme ... , ed, cit., tomo I, ~. 401-402.
(88) A.
COMTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 353;
Systeme ... , ed. cit., tomo I, pág. 329.
(89)
A. CoMTE, Disrours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 380.
(90)
A. CoMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo I, pág. 402.
(91) A.
COMTE, Systlm, ... , ed. cit., tomo !, pág,. 408 y 417.
(92) A.
CoMTE, Systeme .. ,, ed. cit., tomo I, pág. 412.
(93)
A. CoMTE, Systeme .•• , ed. cit., tomo I, págs. 421 y 440; ver Discours sur /'en­
semble du positivisme, ed. cit., págs. 358-359.
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ESTANISLAO CANTERO
no la jurídica, como comentaba Elías de Tejada (94), y porque, en
su concepci6n, el derecho se opone a la idea de sociedad, a la que
concibe
como organismo, el cual no puede funcionar más que si
todas
sus partes constitutivas realizan sus-deberes propios, cuyo
resultado es una armonía general. Así, "la regeneraci6n decisiva"
propia del positivismo, "consiste, sobre todo --escribe Comte--­
en sustituir siempre los deberes a los derechos, para subordinar
mejor la personalidad a la sociabilidad.
La palabra derecho debe ser
tan eliminada del verdadero lenguaje político como la palabra
causa del verdadero lenguaje filosófico. De estas dos nociones teo­
lógico-metafísicas, una es, en adelante, inmoral y anárquica como
la otra irracional y sofística'' (95).
El derecho
y, especialmente los derechos, han cumplido su
función destructiva durante la etapa transitoria del segundo esta­
do. Pero en
el estado final no tienen razón de ser por disolventes:
"Igualmente incompatibles con
el estado final ellas [las palabras
derecho y causa] eran convenientes, con los modernos, tan sólo
durante la transición revolucionaria, por su acción disolvente
sobre el sistema anterior. No pudieron existir derechos verdade­
ros mas que cuando los poderes regulares emanaban de volunta­
des sobrenaturales.
Para luchar contra esas autoridades teocráticas,
la metafísica d~ los últimos cinco siglos introdujo los pretendidos
derechos humanos, que no tenían más que un papel negativo.
Cuando se ha intentado darles un destino verdaderamente orgá­
nico, manifestaron su naturaleza antisocial, tendiendo siempre a
consagrar su individualidad. En el estado positivo, que ya no
admite títulos celestiales, la idea de derecho desaparece irrevoca­
blemente. Cada uno tiene deberes hacia todos; pero nadie tiene
ningún derecho propiamente dicho.
Las justas garantías indivi­
duales resultan únicamente de esta universal recíproca obligación,
que reproduce el equival~e moral de los derechos anteriores, sin
ofrecer sus graves peligros políticos. En otras palabras, nadie posee
otro derecho que
el de hacer siempre su deber" (96). En el siste-
(94) E ELfAs DE TEJADA, Tratado de Filosofla del Derecho, Universidad de Sevilla,
Sevilla, 1977, tomo 11, págs. 580-581.
306
(95) A. COMTE, Systlme .. ., ed. cit., tomo I, pág. 361.
(96) A. COMTE, Syst'eme ... , ed. cit., tomo 1, pág. 361.
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UTERATURA, RELIGIÓN Y POL/TICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
ma de Comte el hombre concreto queda absorbido o diluido en
la humanidad, pues como observa Jiménez Abad,
"el individuo
humano como tal, la persona, no tiene valor de suyo porque su
existencia independiente no es posible" (97).
Esa armonía resultaría imposible
si la política no estuviera
sometida a la moral, tal como Comte las concibe: "lo que permi­
te comprender cuan falsa a la par que inmoral es la noci6n de
derecho propiamente dicha, es que supone siempre la individuali­
dad absoluta.
La subordinación real de la política a la moral surge
directamente de que todos los hombres deben ser considerados,
no como otros tantos seres separados, sino como los diversos 6rga­
nos de un único Gran-Ser" (98).
En su afán reformador, revolucioriario a su pesar, Comte esta­
bleci6
un nuevo calendario con trece meses de cuatro semanas
cada
uno, más un día adicional anual y otro los afios bisiestos.
Cada mes, cada semana y cada día estaba dedicado a una celebra­
ción especial. Este "panteón positivista" (99), cuenta con sus "dio­
ses", sus "héroes" y sus "santos", correspondientes a las conmemo­
raciones mensuales, semanales y diarias (100). El objeto era el
recuerdo de los antepasados que sirvieron a la humanidad y el
olvido de los que la perjudicaron: "nada puede desarrollar mejor
el amor universal, principio único de la regeneración final, que
éstos hábitos, a la
vez privados y públicos, de un continuo y res­
petuoso reconocimiento hacia los diversos servicios de todos
nuestros predecesores", con excepción de aquellos "que sólo des­
truyeron, sin construir nada", por lo que "no están Lutero,
Calvino o Rousseau" (101), exclusión que sentó muy mal a pro­
testantes, deístas y escépticos (102); además, durante la primera
media generaci6n será necesario establecer en el día adicional
bisiesto, el día de los malditos o excluidos, para "reprobación de
los tres principales retrógrados: Juliano, Felipe II y Bonapar-
(97) A. JIM~NEZ ABAD, El concepto de hombre ... , ed. cit., pág. 515.
(98) A. CoMTE, Syst(me ... , ed. cit., tomo I, pág. 363.
(99) A. COMTE, Calendrier Positiviste ou Systeme Glnlml de Conmmhnoration
Publique, presentación de PatrickTacussel, Fata Morgana, Font&oide, 1993, pág. 18.
(100) A. CoMTE, Calendrier Positiviste ... , ed. cir., pág. 14.
(1 O 1) A. COMTE, Calendrier Positiviste ... , ed. cit., págs. 12 y 17.
(102) A. COMTE, Appel aux conservateurs, ed. cit., pág. 116.
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ESTANISLAO CANTERO
te" (103). Recuerdo de los antepasados que es a lo que se reduce
la inmortalidad, a la existencia subjetiva en el recuerdo de los
vivos (104). Recuerdo que se convierte en objeto de culto total­
mente laico
(1 OS). En este aspecto, como indica Negro, "lo deci­
sivo de la religión comteana
es el culto, principal fuente de edu­
cación del pueblo" (106).
Para
Comte, "la religión consiste en reglar cada naturaleza
individual y en
reunirtodas las individualidades" (107) y "toda la
moral
se condensa en la ley vivir para los demd!' (108). La fe con­
siste en creer en las leyes naturales y en "un orden inmutable al
que están sometidos todo género de acontecimientos" (109); "la
fórmula sagrada del positivismo: el amor por principio, el orden
por base y el progreso como fin" (110); progreso que no es más
que "el desarrollo del orden'' (111). Comte estableció
un régimen
"sacerdotal" y nueve "sacramentos" sociales: presentación, inicia­
ción, admisión, destinación, matrimonio, madurez, retiro, trans­
formación y, para siete años después de la muerte, incorpora­
ción (112). La necesidad de una "regeneración intelectual y mo­
ral", otra de sus ideas recurrentes (113), para terminar con la
"anarquía intelectual", dará paso a "un poder espiritual" que abar-
(103) A. COMTE, Calmdrier Positiviste ... , ed. cit., pág. 35; Con anterioridad iba
a sCr un día al afio, correspondiente al 5 de mayo, Discours sur /'ensembk du positivis­
me, ed. cit., pág. 138.
(104)
A. COMTE, Catéchisme Positiviste ou sommaire exposition de la re/igion uni­
vm,/1,, París, INALF, 1961, pág. 71.
(105) Véase sobre la cuestión, Jean-Fram;:ois BRAUNSTEIN, "La religion des morts­
vivants.
Le culte des morts chez Auguste Comte", Revue des Sciences Phi/osophiques et
Théologiques, Vrin, París, 2003, tomo 87, págs. 59-72.
(106) Dalmacio
NEGRO PAVÓN, Comte: positivismo y revolución, prólogo de
Enrique Martín López, Cincel, Madrid, 1985, pág. 201.
(107) A.
COMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., pág. 42.
(108) A. CoMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., pág. 50.
(109) A. COMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., págs. 52 y 53.
(110)
A. COMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., pág. 58.
(111) A.
CoMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., pág. 138.
(112)
A. CoMTE, Catéchisme Positiviste, ed. cit., págs. 213 y 219.
(113) A. COMTE, Discours sur /'msembú du positivisme, ed. cit., p.i.gs. 117, 120,
163,
passim.
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LITERATURA,' RELIGIÓN Y POLlTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
que a todas las instituciones políticas nacionales (114). Para Comte,
"toda reorganización política es necesariamente imposible sin una
reconstrucci6n previa
de las opiniones y de las costumbres,,, en la
que el proyecto educativo comteano (115) desempeña un papel
determinante: "una misma educaci6n suministrará, por doquier,
tantoº a la vida pública como a la privada, principios fijos de jui­
cio y de conducta'', que "conducirá a la élite de la humanidad
al
advenimiento decisivo de un verdadero poder espiritual" (116).
Poder espiritual (117) que ejercerán los "nuevos filósofos",
es
decir, "los sacerdotes de la Humanidad" (118), en alianza con los
proletarios, que serán sus auxiliares (119), y con las mujeres,
ya
que la mujer "es la mejor personificación de la Humanidad" (120).
Raymond Aron, para
el que en el pensamiento de Comte no hay
fractura alguna ni oposición entre una primera
fase objetiva y
otra, posterior, subjetiva, sino continuidad, su filosofía "tendía,
sobre todo, a una reforma de la organización temporal por el
poder espiritual, que debía ser elaborado por los sabios y los filó­
sofos, sustitutos de los sacerdotes" (121).
Nada hay de sobrenatural, ni incluso de verdaderamente espi­
ritual, en esta fantasía comteana que alcanzaría su apogeo unos
años más tarde. En efecto, en su última obra, la Synthese subjecti­
ve, estableció "la trinidad positivista" (122), en la que junto a
la Humanidad, son objeto de culto y adoración la Tierra y
el
Espacio, llamados Gran Fetiche y Gran Medio (123): "el culto
consiste, sobre todo, en la adoración de la Tierra y del Cielo, que
(114) A. C0MTE, Discours mr !'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 121.
(115) Sobre la identificación entre moral y educación, A. }IMÉNEZ ABAD, El con-
cepto de hombre ... , ed. cit., págs. 129,247, 376 y sigs. y passim.
(1 16) A. C0MTE, Discours mr /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 44.
(117) Véase J. M. PETIT SUL!Á, Fiwsofta, polltica y ... , ed. cit., págs. 99-112.
(118) A. C0MTE, Discours mr /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 355.
(119) A. C0MTE, Discours mr /'ensemble du positivisme, ed. cit., págs. 164 y 180.
(120)
A. C0MTE, Discours sur /'ensemble du positivisme, ed. cit., pág. 288.
(121)
Raymons ARON, Les ltapes de la pensle sodologique. Montesquieu. Comte.
Marx. Tocqueville. Durkheim. Pareto. Weber, Gallimard, París, 1967, pág. 94.
(122) A. C0MTE, Synthese subjective ou Systeme Universel des conceptions propres a
l'etat normal
de l'Humanitl, Anthropos, París, 1971, tomo I, pág. 34.
(123) A.
C0MTE, Synthesesubjective ... , ed. cit., tomo 1, págs. 14, 18, 23, 24, 37,
51-54.
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ESTANJSLAO CANTERO
representan el Gran Fetiche y el Gran Medio que el positivismo
asocia al Gran Ser" (124); "una justa adoración de la Tierra, erigi­
da en Gran Fetiche, sede y sostén del Gran Ser" (125), y "el culto
del Espacio completa
el de la Tierra", donde merecen especial
atención
el Sol y la Luna (126). Su "anti teísmo radical" (127) hizo
de él
un filósofo absolutamente subversivo por llamar religión a lo
que era una invenci6n humana y porque no se content6 con pres­
cindir de Dios, sino que se propuso sustituirlo por la humanidad.
Del conjunto de los errores filosóficos comteanos, el mayor,
pues subyace en los demás,
es como se ha indicado con frecuen­
cia, haber querido convertir
la ciencia en filosofía, cayendo en un
"dogmatismo positivista''
al postular que sólo c:abe el conocimien­
to de los fenómenos sensibles y que es imposible conocer la natu­
raleza de los seres y sus causas (128), que tuvo su origen en
el rela­
tivismo (129) que profesó desde su juventud, puesto que "la única
cosa absoluta
es que todo es relativo" (130). Así, se produce una
de las paradojas de la doctrina comteana, recordada por Gilson:
que siendo una filosofía del cambio culmina en una estabilidad
eterna y que intentando describir
el desarrollo progresivo del espí­
ritu, pone brusco fin a la Historia, consecuencia de que de su fór­
mula expresiva de un relativismo absoluto, excluyó al positivis­
mo (131).
La explicación de Zubiri conforme a la cual no hay
(124) A. COMTE, Synth(se subjective ... , ed. cit., tomo I, pág. 23.
(125)
A. CoMTE, Synthese subjective ... , ed. cit., tomo I, pág. 14.
(126) A. CoMTE, Synthese subjective ... , ed. cit., tomo I, págs. 37 y 24.
(127) A. )IMENEZ ABAD, El concepto de homb,,, ... , ed. cit., págs. 291-296.
(128)
Teóftlo URDANOZ, O.P:, Hútoriade/aF;losoj/a, BAC, Madrid, 1975,pág. 215.
(129) La exposici6n de Zubiri sobre el relativismo de Cornee, según la cual se trata
más bien de un relacwnismo y que opone a la percepci6n subjetiva (Xavier ZUBIRI, Cinco
lecciunes de fi/o;o.fla, Alianza, Madrid, 2002, págs. 132-133), supera lo meramente exposi­
tivo y es una explicaci6n interpretativa que va más allá de lo que Cornee expuso, en modo
alguno contenido
en su pensamiento, pues con el relativismo Cornee se refería a la nega­
ci6n de lo absoluto, al objeto y no al sujeto y su modo de percepci6n. Conde, que se owp6
de Comte siguiendo a Zubiri, también lo hlzo en esto (Francisco Javier CoNDE, Escrito; y
fmgmento; pollticos, Instituto de Estudios Polítioos, Madrid, 1974, vol. 11, pág. 237).
(130) H. GoUHIER, La vie d'Auguste Comte, ed. cit., pág. 91; La jeunesse d'Auguste
Comte et la. forma.tion du po;itiviJme, tomo III, Augwte Comte et Saint-Simon, Librairie
Philosophique J. Vrin, París, 2' ed. 1970, págs. 183-189.
(131) Etienne GILSON, The unity ofphi/o;ophical experience, trad. esp .• La unidad
de la exp,rimro, filo,óji,a, Rialp, 5' ed., Madrid, 2004, págs. 238 y 239.
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UTERATURA, RELIGIÓN Y POLlTICA EN lA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
contradicción en Comte entre el progreso de la ley de los tres esta­
dos y el estado positivo como definitivo, porque "este estado
se
halla sometido a la misma condición de «progreso» de todos los
estados, sólo que se trata ahora de un progreso interno a este
«orden» [el positivo]" (132), no salva, verdaderamente, la contra­
dicción, pues
se soslaya el problema introduciendo un hecho
nuevo y diferente como es el progreso interno del orden positivo.
Se comprende, pues, que su método, como ha indicado Va!let
de Goytisolo entre nosotros, no sea válido para determinar leyes
que afecten al comportamiento humano, dada la ausencia de axio­
logía y teleología (133); o, como advirtió Elias de Tejada, la impo­
sibilidad de establecer leyes universales sacadas de
las relaciones de
los hechos entre sí, pues éstos, por su propia naturaleza son muda­
dizos (134).
Tras su muerte, la
religión positivista continuó en el grupo de
los positivistas ortodoxos a cuya cabeza figurará Pierre Laffitte,
distinguiéndose del positivismo más conocido y difundido de
Littré (135).
La mayor influencia del positivismo, tanto de la
rama ortodoxa como de la heterodoxa,
se produjo en la ideología
de la III República (136), a través, sobre todo, pero en absoluto
únicamente, con
el mismo Littré, con Gambetta y con Ferry (137).
Prescindiendo de la
secta, que pervivió infimamente, sobre todo
en algunas familias, como la de Robinet, hasta su crepúsculo final
entre las dos guerras (138), Comte, como después de él, Renan o
Taine, ejerció influencia a derecha
y a izquierda, al tiempo que fue
(132) X. ZUBIRI, Cinco lecciones de filosofla. ed. cit., pág. 120.
(133)
Juan VALLET DE GomsoLO, Metodología ele la ciencia expositiva y explica­
tiva del derecho. I La ciencia del derecho a lo largo de la historia, Fundación Cultural del
Notariado, Madrid, 2000, pág. 586.
(134) E ELfAs DE TEJADA, Tmtado de Fi!OJofta del Derecho, ed. cit., tomo I, pág. 347.
(135) Armie PETIT, "Les disciples de la religion positiviste", Revue des Sciences
Philosophiques et Thiologiques, Vrin, París, 2003, tomo 87, págs. 75-99.
(136) Laurent FEDI, "Líen social et religion positiviste chez les penseurs de la
Troisif:me République", Revue des Sciences Philosophiques et Théologiques, Vrin, París,
2003, tomo 87, págs. 127-150.
(137) Véase Claude NICOLET, L'idée républicahu en France (1789-1924), (1982),
Gallimard, París, 2001, págs. 187-244.
(138)
Véase Jean Claude WARTELLE, L'herita.ge d'Auguste Comte. Histoire de «l'e­
glise positiviste» (1843-1946), LHarmattan, París, 2001, págs. 123-345.
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ESTAN/SLAO CANTERO
también, combatido o defendido por unos u otros, e, incluso, fue
utilizado, por un converso Brunetiere (139), con la pretensión de
defender al catolicismo. Sin que hayan faltado los que, como
Arnaud, estiman tan erróneo considerarle maestro de la contrarre­
volución como del radicalismo, pues tanto los partidistas de la
derecha como de la izquierda, han despedazado y mutilado
el
pensamiento del que no fue otra cosa que un conservador pecu­
liar (140), lo que se podría considerar como un conservador pro­
gresista. Para otros, como Riezu, lo que le caracteriza es haber sido
"un reaccionario antitradicionalista'' (141).
Maurras se defendió del reproche de haber seguido el magis­
terio de Comte indicando que
tomó de él lo que tenía de bueno
y válido, sin que ello supusiera peligro o demérito para los
católi­
cos: su crítica a las modernas formas de anarquía, al protestantis­
mo, al individualismo, a la Revoluci6n o a la democracia moder­
na; la defensa de la patria,
de la jerarquía, la autoridad y el orden;
el rechazo del subjetivismo moral y del idealismo (142). Si es
indudable que una lectura corregida de Comte puede proporcio­
nar alguna buena idea, especialmente por lo que se refiere a tener
siempre presente la realidad (aunque no al modo comteano), no es
menos cierto que su rechazo de la metafísica no se limitó a la filo­
sofía
moderna, como erróneamente argulló Maurras, sino a toda
metafísica, hasta el punto que, Faguet, pudo escribir que "la gue­
rra a la metafísica era, a la vez,
el objetivo de Comte y de su méto­
do" (143); y su empirismo llevaba
el fruto envenenado de creer
que las ciencias sociales se regían por los mismos cánones que las
(139) Thomas LOUE, "Capologétique de Ferdinand Bru.netiCre et le positivisme:
un bricolage idéologique
«généreux et accueillant»", Revue des Sciences Philosophiques et
Théologiques, Vrin, París, 2003, tomo 87, págs. 101-126.
(140)
P. .ARNAUD, "Presencation", ed. cit., págs. 39-43.
(141)
J. RIEZU, La concepción moral. .. , ed. cit., pág. 37.
(142) Charles
MAURRAS, La democratie religi,euse, introducci6n de Jean Madiran
e índice biográfico de Jacques Vier, Nouvelles Éditions Latines, París, 1978, págs. 505-
507;
Dictionnaire Politique et Critique, A la Cité Des Livres, París, 1932, tomo 1, págs.
289-293; con menor claridad en "Auguste
Comte" en Romantisme et Revolution,
Nouvelle Librairie Nationale, París, 1922, págs. 91-127.
(143)
E. FAGUET, Politiques et moralistes du dix-neuvi?me si(cle, Segunda serie,
Société
Fram;:aise d'Imprimerie et de Librairie, 5ª ed., París, 1903, pág. 316.
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LITERATURA, RELIGIÓN Y POL1TICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
ciencias de la naturaleza, aunque Comte no fuera siempre fiel a
este "principio".
Es cierto,
como vimos, que Comte tuvo cierto aprecio histó­
rico por el catolicismo, al que, además de lo ya indicado, alabó,
entre otras cosas,
por la distinción entre el poder espiritual y el
poder temporal (144), por su eficacia civilizadora (145), por la
supresión de las revelaciones privadas (146), por haber transfor­
mado la esclavitud en servidumbre, por haber establecido la
estructura feudal y una moral universal, así como por su contri­
bución al desarrollo intelectual (147); también manifestó su esti­
ma por el Papa y
el celibato sacerdotal, por el sacramento de la
confesión y por la dirección de la moral y de las costumbres (148).
Pero no paso de ser un juicio retrospectivo y en cuanto todo
ello expresaba la idea y la realidad de un orden y de una organi­
zaci6n, otra idea recurrente en su pensamiento: lo que admira en
el catolicismo es, únicamente, la organizaci6n. Quizá por su
orgullo intelectual fue incapaz de ver otra cosa en el catolicismo
y no dio el paso que le hubiera permitido volver a la fe de su
infancia. Dalmacio Negro
ha subrayado que "se trata, in the long run,
de la más hondamente revolucionaria de las doctrinas polarizadas
en torno a 1848; in the short run y en intención es eminentemen­
te contrarrevolucionariá'; y afi.ade: "El positivismo a largo plazo es
revolucionario; a medio plazo, reformista; a corto plazo, anti­
rrevolucionario" (149). Quizá, por tal motivo, su influencia a
izquierda y derecha. Pero
si aisladamente algunas de sus ideas
-sobre todo de sus rechazos-pueden considerarse contrarias a
la revolución, en cuanto conjunto, doctrina gener_al, "filosofía" o
sistema,
es únicamente revolucionario, no contentándose con
prescindir de Dios, sino que intentó su sustitución por la Hu­
manidad.
(144) A COMTE, Courr ... , ed. cit., tomo V, pág. 258.
(145)
A. CoMrE, Cours ... , ed. cit., tomo V, pág. 321.
(146) A. CoMTE,
Cours ... , ed. cit., tomo V, pág. 282.
(147) A. COMTE, Coun ... , ed. cit., tomo V. págs. 323-326, 331-359, 365-376.
(148) A CoMTE, Cours ... , ed. cit., tomo V, págs. 282,283, 297-299, 303.
(149)
D. NEGRO PAVóN, Comte •.. , ed. cit., págs. 209 y 210.
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ESTANISLAO CANTERO
También Comte manifestó sentirse llamado, mejor dicho,
impulsado, a una tarea de regeneraci6n universal que, primera­
mente, llevó a cabo con su colaboración con Saint Simon. La
declaración de obrar conforme
"a mi misión social", "a mi misión"
o "a mi gran misión", reiterada en pocas páginas (150) y en varias
obras (151),
y a "mi misión religiosa" o a "mi misión excepcio­
nal" (152), ilustra sobre la singularidad del encargo: "Cumplida la
preparación enciclopédica necesaria", ello "permitió a mi ardor
renovador empujarme hacia la construcción directa de la doctrina
destinada a terminar
la inmensa revolución occidental". Desde
1826 había dedicado
"el conjunto de mi vida a fundar una auto­
ridad teórica verdaderamente digna de dirigir la completa regene­
ración de las opiniones
y las costumbres, reemplazando, defini­
tivamente,
el monoteísmo agotado" (153); y con anterioridad,
escribió: "La operación filosófica a la que me he atrevido ( ... ) trata
de crear un orden completo de concepciones científicas
que nin­
gún filósofo anterior, no sólo no esbozó, sino que, incluso su posi­
bilidad, jamás ha sido netamente entrevista'' (154).
No sólo eso:
"sobre la base inconmovible de la positividad racional había que
construir la nueva
fe occidental e instituir el sacerdocio definitivo
( ... ) y la verdadera religión" (155). Al asumir tal empresa, ere o así
lo dice, que
no hace otra cosa que responder a "la incomparable
misión que me asignó
el conjunto de la evolución humana'' (156),
o, como dirá
en otro lugar, "el conjunto del pasado, sobre todo el
francés, me asignó una misión social" (157). ¡Orgullo? "Funda­
dor de la religión universal, he tomado, definitivamente, hacia
el
conjunto de mis predecesores, una actitud de juez, ya caracteriza-
(150) A. COMTE, Systeme ... , ed. cit., tomo 1, pr6logo, pág. 2; Dedicatoria, págs.
VIII y XX.
(151) A. COMTE, Appel aux conservateurs, ed. cit., págs. IX, 4, 9; Discours sur !'en-
semble du positivisme, ed, cit., pág. 39.
(152)
A. COMTE, Synthese subjective . .. , ed. cit., tomo I, págs. XV y XXVII.
(153)
A. CoMTE, SystCme ... , ed. cit., tomo I, pr6logo, pág. 2.
(154)
A. COMTE, Cours ... , ed. cit., tomo IV, pág. 2.
(155)
A. COMTE, Systetne ... , ed. cit., tomo 1, prólogo, pág. 3.
(156) A. COMTE, Systetne ... , ed. cit., tomo I, pág. 3.
(157l A. COMTE, Synthese subjective ... , ed. cit., tomo I, pág. XXIX.
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LITERATURA. REUGIÓN Y POLlTICA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX: AUGUSTO COMTE
da por mi construcci6n del calendario hist6rico" (158). Aron, al
explicar que Comte creía poseer la solución del problema social,
indica, ir6nicamente, que "la modestia, no era, ciertamente, su
cualidad dominante" (159). De extremadamente orgulloso le cali­
ficó Faguet (160) y Tacussel comenta que,
al establecer el calen­
dario positivista, "ambicionaba actuar sobre la continuidad hist6-
rica de la temporalidad, poner su sello personal sobre la herencia
de la alta pirámide de
los progresos de la humanidad" (161).
Wartelle ha destacado que
se trat6 de un personaje "dotado de un
enorme ego cada vez más avasallador", que, "consciente de su gran
valor intelectual, seguro de ser homenajeado en el futuro, el fil6-
sofo convertido en jefe religioso, examinaba complacidamente las
peripecias del destino que se había forjado y disfrutaba con los
cumplidos y adulaciones de sus discípulos" (162). Y Jiménez Abad
entiende que se sinti6 "maestro y pastor de sus semejantes y por
lo tanto protagonista de una empresa decisiva que ya
no es la suya,
sino la epopeya de la humanidad que avanza, entre las coordena­
das del tiempo y del espacio, más allá
de los confines que separan
la vida de la muerte" (163).
(158) A. CoMTE, Syntheserubjective ... , ed. cit., tomo I, pág. XVII.
(159)
A. ARON, Les étapes de la pemée socioWgique .. . , ed. cit., pág. 116.
(160)
E. FAGUET, Politiques et moralistes ... , Segunda serie, ed. cit., págs. 282,
283, 284, 285, 288.
(161) P. TACCUSEL, ''.Auguste Comte, l'oeuvre vécue", en A. COMTE, Calendrier
Positiviste ... , ed. cit., pág. SO.
(162) J. C. WARTELLE, L'hmtage .. ., ed. cit., pág. 373.
(163) A.
}IMtNEZABAD, El amc,pto de hombre ... , ed. cit., pág. 102,
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