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Número 473-474

Serie XLVII

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Francisco Canals Vidal: recuerdos de una amistad

 

En la madrugada del 7 de febrero de este año de 2009 entregaba su alma a Dios mi admirado y querido amigo y maestro el Dr. Francisco Canals Vidal. San José por el que tenía tanta devoción y dedicación, le acompañaría en sus últimos pasos.

El Doctor Canals nació cinco años después que yo. En nuestros respectivos ámbitos ambos fuimos convencidos tomistas, yo, más a ras de tierra, en derecho, filosofía del derecho y metodología jurídica, y él, a mayor altura y profundidad, en filosofía y en teología: incluso me considero discípulo suyo en metafísica y teoría del conocimiento. Además nos unía una comunidad de ideales.

Francisco Canals Vidal nació en 1922 en Barcelona, donde estudió entre 1929 y 1936 en el Colegio de los Escolapios. Después de la Guerra Civil conoció a algunos jesuitas, por los que llegaría finalmente, años después, a tomar contacto con el que sería su maestro el Padre Ramón Orlandis. En la Universidad de la Ciudad Condal cursó derecho y filosofía, doctorándose en filosofía en la Universidad Central de Madrid en 1952, en derecho en la Universidad de Ba rcelona en 1956 y en teología en la Facultad de Teología de los jesuitas de Sant Cugat del Vallès en 1981. Fue profesor ayudante en la Sección de Filosofía de la Universidad de Barcelona desde 1949, y profesor encargado de Curso de Teoría del Conocimiento desde 1956 hasta 1967. Después, desde 1956 a 1967, catedrático numerario de filosofía en el Instituto Jaime Balmes de Barcelona; y desde 1967 hasta 1988, catedrático de metafísica (ontología y teodicea) de la Universidad de Barcelona. El Doctor Canals había pensado en ser notario, pero su maestro y guía, el jesuita Padre Ramón Orlandis Despuig, le orientó por el camino al que él ha consagrado toda su vida y la mayor parte de sus investigaciones, llevándole al estudio de la filosofía y, después, a su enseñanza siguiendo siempre a Santo Tomás de Aquino, en cuyo conocimiento creo que alcanzó el máximo grado de magisterio.

Fue miembro de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, desde 1989; magíster de la Maioricencis Schola Llullistica de Palma de Mallorca desde el 23 de marzo de 1982; ha sido miembro del extinto Internacional Institute of the Heart of Jesús, miembro impulsor y fundador de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA), de la que fue vicepresidente internacional entre 1981 y 1986, fecha en que renunció a dicho cargo. Fue presidente de la Sección de Barcelona desde 1989 a 1991, y también había sido presidente de la SITA en España, de la que pasó a ser Presidente honorario.

Participó en numerosos congresos internacionales filosóficos y teológicos. En t re ellos, enumero los siguientes: sobre el VII Centenario de Santo Tomás (Roma-Nápoles 1974), el VII Centenario de San Buenaventura (Roma 1974), “Teoría-Praxis” (Génova-Barcelona, 1976), II Congreso Internacional del Lullismo (Miramar, Mallorca, 1976), Convegno en el Centenario de la Aeterni Patris (Roma 1978), VIII Congreso Tomístico Internacional (Roma 1986), IV Congreso Internacional Josefológico (Kalisz, Polonia 1985), II Congreso Internacional de la SITA (Roma 1986), IX Congreso de la Academia Romana (Roma 1990), III Congreso Internacional de la SITA (Roma 1991), Jornadas de la SITA (Barcelona 1993), Congresos internacionales sobre la Sagrada Familia (Begues, Barcelona 1990, 1992 y 1994), varias Reuniones de amigos de la Ciudad Católica y habitualmente en las Semanas de estudios josefológicos.

Además de estas actividades, son de destacar las que ha desarrollado como escritor y como orientador y forjador de una pléyade de discípulos que, a su vez, ejercen el profesorado de filosofía en España y fuera de ella; debiéndole su eclosión y definitivo impulso la conocida por Escuela Tomista de Barcelona.

Como escritor había publicado libros acerca de temas de filosofía, teología, historia y política: Cristianismo y revolución. Los orígenes románticos del cristianismo de izquierdas (1.ª ed. 1957, 2.ª ed. 1986); En torno al diálogo católico-protestante (1966); Para una fundamentación de la metafísica (1967); Textos filosóficos de la Edad contemporánea (1.ª ed. 1974, 4.ª ed. 1990); Textos filosóficos de la Edad media (1.ª ed.1975, 4.ª ed. 1991); Historia de la filosofía medieval (1.ª ed. 1976, 4.ª ed. 1985); Política española. Pasado y futuro (1977); Cuestiones de fundamentación (1981); San José, Patriarca del pueblo dé Dios (1.ª ed 1982, 2.ª ed.1994), Sobre la esencia del conocimiento (1987); Sant Tomàs d’Aquino: Antología metafísica (1991); La tradición catalana en el siglo XVIII entre el absolutismo y la Ilustración (publicada en 1995 por la Fundación Elías de Tejada), Miscelánea (1997, con ocasión de cumplir sus 75 años), Los siete primeros concilios. La formulación de la ortodoxia católica (2003), Santo Tomás de Aquino, un pensamiento siempre actual y renovador (2004).

Además participó en grandes obras colectivas y publicó numerosos artículos en revistas, especialmente en Cristiandad, pero también en Verbo, Convivium y Espíritu, así como en otras revistas y periódicos de Barcelona, Madrid y Pamplona, y colaboró habitualmente con artículos cortos en La Montaña de San José (Santuario de San José de la Montaña, Barcelona).

Acerca de la personalidad del Doctor Canals Vidal, y en un contexto polémico, Josep Pla, habla de él con respetuoso elogio, reconociendo que “no es un hombre ligero, ni superficial, ni versátil. Lo que de él he leído responde a una gran lectura y mucha meditación. No creo que haya escrito ninguna frase abandonada a la frivolidad tan corriente en esta época. Por otra parte, este profesor es un señor del ambiente tradicional del país, de un tradicionalismo muy elevado; reflexivo, fundamentado y valiente.

Posición que me inspira un gran respeto, sobre todo si no va unido a forma alguna de ambición política, ni a las formas de envidia corrientes, siempre, en este país. Se trata de un profesor de metafísica de una gran apertura de compás y de muchos conocimientos, que, en gran parte, se han perdido en esta época, pero que son permanentes”.

De la obra escrita del Doctor Canals Vidal quiero destacar, por orden cronológico, cuatro obras:

Su estudio El 11 de septiembre de 1714, publicado en Cristiandad, núms. 557-558-559 de julio-agosto-septiembre 1974, por el que tuve noticia de las Narraciones históricas de Francisco de Castellví, que me interesó tantísimo que con este motivo la Fundación Elías de Tejada le encargó al profesor Canals que publicara su libro La tradición catalana en el siglo XVII entre el absolutismo y la Ilustración, así mismo, dio lugar a que la misma Fundación publicase, por vez primera, una edición crítica de dichas Memorias, prologada por el propio Canals Vidal y realizada cuidadamente por dos miembros de Schola, José María Mundet y José María Alsina.

Su libro Sobre la esencia del conocimiento, del cual, el autor de El pensamiento alemán de Kant a Heidegger Eusebi Colomer, S. J, ha escrito, que le parece que “estamos ante un libro que hará historia” y que “cabe decir, sin ninguna exageración”, que “es una de las obras filosóficas más importantes que han visto la luz en estos últimos decenios en el campo del pensamiento tomista”. Yo lo cito en varias de mis Metodologías, pues me ha ayudado a clarificar el conocimiento de nuestro mecanismo intelectivo de las cosas singulares, conforme lo expusieron Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, que sólo pasa de sensible a intelectivo a través de su correspondiente universal. Puedo conocer sensiblemente a Boby y a Pedro, pero no los conozco intelectivamente si no me percato de que éste es un hombre de tal raza y caracteres generales, y que aquél es un perro, y no un gato o un lobo, con tales caracteres universales, para saber qué actitud puedo tener con ellos. Y, para captar cualquier universal, debo hacerlo por abstracción integrativa y elevarme, si es preciso, a nuevos grados de abstracción para alcanzar los universales trascendentales. Y no llego a poseer unos ni otros universales si no alcanzo su verbo mental, por el carácter locutivo del entender, en el cual en su respectivo universal encuadramos los singulares correspondientes para conocerlos intelectivamente.

Pero el libro tiene más enjundia. Lo explica Eusebi Colomer quien piensa que en ese libro, Canals viene a entender que el intento de Joseph Marechal de superar el formalismo kantiano por el camino del dinamismo intelectual es radicalmente insuficiente, así como al orientar su diálogo con Kant en una línea exclusivamente “logicista”, “desatendiendo la tarea ineludible de elaborar una ontología del sujeto humano, en la cual la objetividad del conocimiento puede hallar su raíz”. Añadiendo en nota que Canals, en esa tarea, “lleva a término, en un marco metafísico ontológico, un cometido análogo al que Heidegger llevó a término en un marco ontológico-existencial en su conocido y genial estudio Kant y el problema de la metafísica”. Y sigue el texto: “Canals, como antes Marechal, intenta un diálogo crítico exigente y apasionado, entre Santo Tomás y los grandes pensadores de la Modernidad, Kant, sobre todo, pero también Descartes, He gel y Heidegger. A lo largo de este diálogo se interroga a Tomás desde la modernidad y responde a la modernidad desde Tomás. El resultado de este diálogo, por lo que se refiere a Kant, no es tanto una contracrítica de la Crítica de la razón pura, sino el proyecto alternativo de una filosofía, capaz de asumir el reto del kantismo y de reafirmar el carácter activo del conocimiento humano, sin necesidad de vaciar de ser el pensamiento y de pensamiento el ser”.

Armando Rigobello, profundizando en el pensamiento de Canals, advierte que “el conocimiento humano no se centra en el sujeto individual. Quien conoce es la persona humana, por toda su intencionalidad dirigida al universal y al infinito, y, por eso, capaz de trascender la propia individualidad psicológica y sus propios límites empíricos. Sólo la persona, realidad sustancial, metafísica, se puede transportar al ser sin encerrarse en operaciones psicológicas connotadas de relatividad. La conciencia trascendental no es la conciencia psicológica subjetiva con las apropiadas conexiones sociológicas, pero que aún no es suficiente para un conocimiento adecuado. El auténtico conocimiento trascendental consiste en “la relación que media entre la conciencia trascendental, o sujeto gnoseológico, y el hombre, la persona humana viva y concreta”.

“El sujeto trascendental kantiano es ideado por tanto, es sólo uno de los términos, del mismo modo como otro de los términos es el sujeto como lugar de la asociación de actos y momentos de la conciencia subjetiva. El verdadero conocimiento conlleva la mediación de trascendentalidad y concreción personal. De la persona que no es significada por la indicada conciencia psicológica, sino por una singularidad mediata de la trascendentalidad. Para realizar esta mediación, la persona no puede reducirse a la simple subjetividad, es una realidad metafísica y, en consecuencia, se abre al ser, lo alcanza y no se cierra dentro del horizonte delimitado por la fruición estética, emotiva o de cualquier modo psicológica de la propia subjetividad. La contemplación es el cumplimiento de todo un universo de actos personales dirigidos a la verdad y al bien, actos de la vida ordinaria y, a la vez, de sus expresiones más elevadas”.

Los siete primeros concilios. La formulación de la ortodoxia católica, donde de una manera sugestiva y gran luminosidad expone cómo, en ellos, se van rebatiendo las herejías que iban apareciendo acerca de la persona de Jesucristo, hasta quedar claro que, en una sola persona, “es verdadero Dios ‘in aeternum’ de la misma naturaleza del Padre y del Espíritu Santo, y verdadero hombre, desde que fue engendrado por la gracia del Espíritu Santo en el seno virginal de María Santísima”.

Sus últimos años, el Doctor Canals Vidal los dedicó a una labor de profundización en el conocimiento de la síntesis de Santo Tomás de Aquino, para el diálogo interdisciplinar, cuyos resultados ha publicado en internet en la Red informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL), por encargo del arzobispo John Patrick Foley, p residente del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales, expresado en su carta de 28 de noviembre de 2002 y transmitido también personalmente por Monseñor Enrique Planas, coordinador general de la RIIAL, quien ha prologado el libro que recoge estos estudios.

Fruto de este encargo del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, fue su recientísimo libro Tomás de Aquino. Un pensamiento siempre actual y renovador, que tiene por objeto, bien logrado, la síntesis filosófica de Santo Tomás de Aquino, su “coherencia y unidad sintética con que armoniza, al servicio del misterio re velado, las verdades racionales que pertenecen a lo perennemente válido del patrimonio filosófico humano”; y logra la síntesis “en la tradición del pensamiento cristiano del sistema aristotélico con la herencia de San Agustín, con la admirable metafísica del espíritu humano como imagen de la Trinidad o con la herencia del neoplatonismo cristiano de los Padres griegos recibida por el magisterio de San Alberto Magno a través de la obra del Pseudo Dionisio Areopagita”.

Mostró que Santo Tomás nunca corrió el riesgo de confundir, como Spinoza, el Creador con su obra, ni Dios con el mundo en un determinismo universal; ni el peligro de escindir, como Kant, el hombre nouménico y el hombre fenoménico, ni en el hombre un dualismo de contrarios, como la gnosis maniquea, situando la carne y el espíritu en una contradicción irreductible, porque comprendió que el mal sólo es “negatividad” o “privación”. En la doctrina del Aquinatense se afirma que “todo lo entitativo procede de la suprema causa buena divina, sin que se pueda atribuir a ésta la deficiencia de las elecciones de la criatura”, debidas sólo a su ignorancia, erro res o pasiones. Santo Tomás en su síntesis, con el instrumento de la analogía, tampoco incurre, como Hegel, en una dialéctica de opuestos ni sumerge el ser en devenir que lo absorbe, sino que, para él, el ser “es la actualidad de todas las forma”. Tiene la “comprensión del ser como acto y perfección de todas las cosas, Uno como ‘composición’ armónica en el pensamiento de lo que está sintetizado en la realidad”.

Muestra también Canals, que la afirmación del Aquinatense de que “el Espíritu Santo procede liberalmente del Padre”, “nos lleva a una lectura de textos de Santo Tomás por la que descubrimos que en la misma libertad de las criaturas, la intención del bien y fin por sí amable es la raíz del libre albedrío respecto de todos los bienes contingentemente apetecibles”.

Así, el conocimiento aristotélico de las cosas es combinado y e l evado, por Santo Tomás, en su síntesis, con y por la concepción agustiniana del amor, en un saber amoroso como imagen del Dios.

Mons. Planas, al final de su prólogo este libro, escribe acerca del mismo y del propio Profesor Canals, este párrafo que transcribo:

«Este volumen ofrece al lector una síntesis nueva, expresada en unas tesis que van mucho mas allá de las veinticuatro tesis de la tradición reciente del pensamiento tomista. Las que creemos necesarias para el avance y maduración homogéneos del hombre actual. De poco hubieran servido las posibilidades y circunstancias favorables que ofrecen nuestros tiempos y que indiqué al principio, si no hubiéramos podido contar con un talento y esfuerzo de excepción, con la sabiduría y generosidad del profesor Dr. Francisco Canals Vidal, uno de los grandes maestros del tomismo contemporáneo y fiel discípulo de aquel gran maestro y forjador de hombres que fue el Padre jesuita Ramón Orlandis”.

Y en el siguiente añade:

“Que el profesor Canals es sobre todo, al igual que su maestro el padre Orlandis, formador de decenas de intelectuales que dictan su saber en múltiples ámbitos universitarios. En este volumen el autor nos muestra cómo ha sabido hacer propio y vital lo más decantado del pensamiento del Maestro de Aquino”.

Coronación del currículo de Canals Vidal fue su investidura con doctor honoris causa de la Universidad Abat Oliba de Barcelona el 21 de abril de 2.005 donde pronunció su lección magistral.