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Número 501-502

Serie L

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El cachorro de Dragón

 

“La guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en
manos de los militares”

1. Introducción

La frase del cáustico Clemenceau condensa lo que es el sustrato de la naturaleza de la guerra. La política exterior es una planificación de Estado a largo plazo que se conecta directamente con la política de defensa. La política de defensa es definida por el Gobierno o más exactamente por el Sistema que rige una comunidad política y en la que los cambios de gobierno tienen una influencia marginal tal como ocurre no sólo en EEUU, Francia o Reino Unido, sino en potencias más modestas. Esta política es interpretada, o debe serlo, por la Jefatura del Ejército, que determina los medios necesarios para ejecutar esa política de defensa a largo plazo y pone a punto y mantiene el instrumento para ejecutarla: las Fuerzas Armadas.

Como instrumento, las Fuerzas Armadas deben ser proporcionadas a los objetivos señalados y a los intereses que se pretende defender. Esa proporcionalidad normalmente está enfocada a evitar la guerra, que se condensa en la antigua máxima latina: “si vis pacem, para bellum”. De hecho la guerra supone el fracaso de la política y en gran parte es generada por notoria insuficiencia de las fuerzas armadas que tienta a sus adversarios o por el contrario por un exceso de recursos en defensa desproporcionados con los intereses a defender que tientan al que los posee intentando hacerlos rentables.

Remitiéndonos al papel de China en el mundo, a estas alturas ya es admitido con carácter general que se ha convertido en una superpotencia en todos los ámbitos. En el aspecto militar también, pero se exagera constantemente la capacidad militar de China, lo cual puede llegar a ser tan peligroso como ignorarla pues puede dar lugar a una nueva carrera de armamentos o lo que sería peor: una guerra preventiva.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que China es actualmente una sociedad muy dinámica, de tal forma que la China de 2009 poco tiene que ver con la de 2012, de tal forma que, entre una y otra fecha, China habrá aumentado económica y militarmente en una potencia equivalente a Francia o Reino Unido. Semejante a lo que ocurría con la España de 1976, que con crecimientos entre el 7% y el 10%, era prácticamente el doble que la de 1970 como potencia, en contraste con lo que ocurría en el análisis de cualquier potencia occidental u oriental en los que lo conocido de 1970 era válido para 1976. Lo mismo ocurre actualmente para España o cualquier otra potencia occidental, salvo Brasil, India y algún otro país, en el que lo conocido de hace 20 ó 30 años es básicamente válido para la actualidad.

Como muestra del reciente interés por China, La Vanguardia ha publicado un suplemento monográfico bajo el título “China, poder y fragilidad”, dedicado a esta naciente superpotencia que es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con capacidad de veto en las decisiones, pero que hasta hace poco apenas hacía valer su posición.

Los trabajos publicados mencionados anteriormente, tienen un interés desigual, pero todos están escritos por personas influyentes desde diversos centros de estudios, y parecen empapados de una advertencia subyacente dirigida al gobierno chino. De manera especial se sugiere esto en el artículo de Edward N. Luttwak titulado, “Por qué China no será la próxima potencia mundial… pero como podría serlo”[1], en el que establece un paralelismo con la Alemania del siglo XIX y el inevitable estallido de la I GM.

Curiosamente Luttwak sugiere que la pretensión de Alemania de ocupar el puesto político y militar que le correspondería en el mundo acorde con su desarrollo económico, científico, técnico y cultural e incluso demográfico, provocó que las potencias anglosajonas dirigieran una alianza que desembocara en la inevitable destrucción de una Alemania que todavía no estaba preparada. Viene a decir, que ya en 1890 las clases dirigentes británicas eran conscientes de que Alemania había sobrepasado al Reino Unido en todos los ámbitos, excepto en el de la marina de guerra, y que incluso a medio plazo era previsible que también ocurriera eso hacia 1920. Sin embargo la diplomacia británica consiguió forjar un sistema de alianzas que determinó que el destino de Alemania estaba sellado tal como ocurrió en la I GM. Esta tesis coincide con la que se desarrolla en Los cañones de agosto[2], cuyo núcleo es que la formación de una marina de guerra alemana capaz de competir hacia 1904 con la británica determinó la I GM.

La moraleja que pretende aplicar a China es la de casi aconsejar que no caiga en el mismo error y que se conforme con un papel subordinado.

Lo que produce cierta confusión, a veces utilizada maliciosamente, es que la potencia económica de China es tal y ha irrumpido tan rápidamente en el panorama mundial, que los medios de difusión en general han pasado a confundir lo económico con la potencia militar Ello es acertado sólo en la medida que a medio plazo la potencia militar acabará estando en consonancia con la económica, pero eso no suele ser así en las etapas de crecimiento como es el caso de China, en la que su presupuesto de defensa es proporcionalmente de una llamativa modestia.

2. Economía

Según el Banco mundial la economía de China en 2010 (incluido Hong Kong) con 6,1 billones de $, medida en términos de dólares nominales es con diferencia la segunda del mundo y representa aproximadamente el 42% de la de EE.UU. que alcanza los 14,5 billones de $, pero medida de forma más realista en paridad de poder adquisitivo (PPA) es aproximadamente el 72% de la de EE.UU. En el año 2011 y según este mismo criterio del PPA, la economía china será o es de casi el 80% de la de EE.UU. Incluso con los conservadores criterios de estimación del FMI, en 2016 la economía China rebasará claramente a la de EE.UU. medida en esos términos de PPA.

Sin embargo ateniéndose a otros criterios, China es la primera potencia económica del mundo. En el capítulo de comercio exterior, en 2011 alcanzará un volumen estimado de comercio exterior superior a los 4,2 billones de dólares (incluyendo Hong Kong). Un comercio sostenido por la segunda flota mercante del mundo, alimentada a su vez por la primera industria naval.

Pero es precisamente en su consumo interno donde se distancia de cualquier país del mundo. China tiene 515 millones de usuarios de internet, a finales de 2011 que representa prácticamente el doble que EE.UU. o cerca de 1.000 millones de teléfonos móviles (más del 10% de la última generación 3G), que son más del triple de los 303 millones de EE.UU. Lo mismo ocurre en la producción y venta de automóviles, que alcanzó en China en 2010 (18,26 millones) y en EE.UU. (7,76), y otro tanto cabría decir que ocurre con la producción y consumo de todo tipo de electrodomésticos tanto de línea blanca como la marrón, desde frigoríficos o lavadoras a tv, e incluso la venta de ordenadores personales, ya que está previsto que en China en 2011 supere los 76 millones de unidades, rebasando ligeramente las cifras de EE.UU. No digamos en cuanto a construcción de viviendas y obra pública o el consumo de acero, cobre, aluminio o cemento en que la diferencia entre ambos países varía entre el consumo de cemento (más de 1.800 milones de Tm.) unas 25 veces el de EE.UU. (70 millones de Tm.), de acero que es unas 8 veces mayor en China que en EE.UU. y el de aluminio que es más de 5 veces. Y todo ello con un crecimiento que continúa siendo explosivo excepto en la industria básica, como el acero o cemento, que han tocado techo y que probablemente tendrán una pequeña reducción o reconversión.

Como economía de consumo, con lo expuesto anteriormente, China considerada como país, probablemente sea más del doble de la de EE.UU., lo que no está en contradicción con su debilidad de que la mayor parte de ese consumo tiene tecnología e incluso componentes de EE.UU. u otros países occidentales. Esta debilidad, las empresas chinas tratan de paliarla adquiriendo tecnología rusa y occidental, no solo mediante royalties sino empresas completas como es en los casos más destacados de la adquisición de Volvo (turismos) por la empresa china Geely en 2010 o IBM (división de ordenadores personales) por Lenovo (actualmente la segunda empresa del mundo del sector con una cuota de más del 14% del mercado mundial).

Da la sensación de que esa dependencia de la tecnología occidental es buscada deliberadamente por China con la pretensión de tener acceso rápido a tecnologías avanzadas y al mismo tiempo buscar socios occidentales que se muestren interesados en el desarrollo de China de manera pacífica y no la vean como una potencia amenazadora.

Esto se ve reforzado por los extraordinarios crecimientos de su economía del orden del 9% ó 10% anual. Dado su actual bajo nivel “per cápita” de consumo es previsible que se mantengan crecimientos muy altos durante no menos de 20 años y precisamente alimentados en gran parte por un consumo interno muy fuerte, si bien esos crecimientos serán progresivamente decrecientes hasta alcanzar tasas del orden del 6%, que seguirán siendo altísimas en comparación con los crecimientos occidentales que difícilmente alcanzarán el 2% ó 3%.

Simultáneamente la moneda china, Yuan, seguirá revalorizándose con respecto al dólar, presionen o no los occidentales en ello, pero no más de un 5% - 10% anual. Paradójicamente el efecto más destacable será que la medición de su PIB en términos nominales superará a corto plazo el de EE.UU., pero lo lógico es que su repercusión en el comercio exterior no sea muy importante y siga creciendo a tasas decrecientes elevadas, que actualmente alcanzan el 23% anual (y que se espera que en 2012 sea del 10%), salvo que se produzca una guerra comercial con repercusiones negativas para todo el mundo.

3. Fuerzas armadas

Si tomamos en términos literales el término de fragilidad aplicado a China, es precisamente en sus fuerzas armadas, junto con su posición estratégica, donde esto es más patente, con su corolario de vías de comunicación marítimas sumamente vulnerables por su incapacidad para protegerlas.

El presupuesto militar de EE.UU. para 2011 es de 721.000 millones de $ y el país que le sigue en gasto es China con 91.500 millones de $, mientras que los países que siguen a continuación, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón o Rusia están bastante alejados. De hecho el presupuesto chino resulta casi ridículo, si tenemos en cuenta su potencia económica, su población y su territorio, en comparación con el de Rusia, Francia o Japón etc. e incluso comparándolo con el de Taiwán con sus 23 millones de habitantes (9.270 millones de $ de presupuesto de defensa).

La cifra del presupuesto de China en comparación con el de EE.UU. es la octava parte. Incluso tomando en consideración las estimaciones de analistas del Pentágono que afirman que la cifra real del presupuesto chino sería el doble o más, los recursos empleados en defensa por China serían del orden de la cuarta parte o como máximo la tercera del de EE.UU. El desnivel entre ambas potencias se agranda si tenemos en cuenta que la mayoría de las potencias medias del mundo están subordinadas a Estados Unidos, o por decirlo eufemísticamente son sus aliados, con la excepción de algún peso de Rusia e Irán y en cierta medida India por su neutralidad, pero que en conjunto ni tan siquiera son comparables con los aliados directos de la NATO.

Los gastos en defensa se materializan en un ejército, cuya composición comparativa entre EE.UU. y China queda mostrada en el siguiente cuadro I, si bien de manera un tanto tosca por no reflejar su calidad y potencia. La inclusión en el cuadro de Taiwan se justifica por su especial situación de ser reconocida internacionalmente como parte de China y al mismo tiempo gozar de una independencia de hecho, compatible con tener una creciente vinculación económica con China lo que probablemente desembocará en una integración a corto plazo.

Aunque es lógicamente previsible que el crecimiento de los presupuestos de defensa chinos continúen siendo muy superiores a los de su economía, del orden del 15% anual, tardará no menos de 6 años en alcanzar el 50% de la proporción del PIB empleado por EE.UU. en defensa y que a su vez difícilmente llegará al 40% del presupuesto de defensa de EE.UU. medido en unidades monetarias (dólares).

(1) En China el PIB efectivo nominal calculado 17-1-2012 + estimación de Hong Kong (0,24).

(2) Las previsiones del FMI realizadas en 2010, han quedado ampliamente rebasadas por la realidad de 2011, en más de un 10%, para el caso de China.

Aclaraciones complementarias al Cuadro I:

– El presupuesto de defensa está medido en términos nominales, aunque los analistas del Pentágono afirman que en términos reales el presupuesto de China es más del doble. Aún en este caso no llegaría al 30% del de EE.UU. Incluso manteniendo los altos niveles de crecimiento actuales, tardará no menos de 6 años en alcanzar el 70% del presupuesto americano medido en términos reales según las estimaciones más alarmistas del Pentágono.

– El planteamiento de la composición de las fuerzas armadas chinas es puramente defensivo pues pone el acento en las fuerzas del ejército de tierra y carece de capacidad estratégica para proyectarlas ni tan siquiera al nivel francés. El planteamiento defensivo se prolongará al menos durante 15 – 20 años, incluso aunque el panorama internacional se modifique de forma muy favorable a China.

– Los efectivos del ejército de tierra chino son más del doble que los del de EE.UU. (incluido el Cuerpo de marines) y su equipamiento y armamento presumiblemente ha alcanzado una eficacia pareja. Sin embargo hay que subrayar que su planteamiento es también defensivo y solamente con capacidad de actuar dentro de las fronteras chinas o las de sus aliados más próximos.

– La aviación china únicamente en su faceta táctica tiene un nivel aceptable, es decir con capacidad defensiva para actuar dentro de la proximidad de sus fronteras. Solo la alianza con Rusia puede paliar su inferioridad estratégica con respecto a EE.UU. Si mantiene los acuerdos con Rusia de cesión de tecnología probablemente alcance el nivel americano en poco más de 10 años.

– La armada china ha puesto en servicio un portaaviones de origen soviético a finales de 2011, que será operativo a lo largo de 2012. Su finalidad declarada, es la de investigación y entrenamiento pero lo cierto es que no necesitan más, pues estarán en condiciones de crear a corto plazo un grupo de batalla y a medio otros capaces de competir con los americanos y de hecho fuentes chinas han declarado que hay en proyecto 3 portaaviones más del mismo tipo. Estos planes confirmarían que el planteamiento global de las fuerzas armadas chinas continuará siendo defensivo en aguas próximas a medio plazo, protegiendo sus líneas de comunicación próximas, si bien considerablemente reforzado. China se ve en la necesidad de competir con Japón, que tiene ya una marina poderosa con 2 portaaeronaves de la clase DDH-16 (18.000 Tm.) y a las que ha proyectado añadir dos más mucho mayores DD-H22 (de 30.000 ó 40.000 Tm.). Los medios navales chinos están tan alejados de los de EE.UU., que es muy improbable que alcancen un nivel que pueda representar una amenaza estratégica antes de 20 años, que se prolongaría a más de 30 años si la elección es de portaaviones de tipo soviético. Desde luego, en este campo, los rusos no tienen mucho que aportar por su carencia de experiencia en portaaviones de tipo clásico que aparentemente serían más lógicos y con un desplazamiento parecido al francés o algo superior.

– Las fuerzas estratégicas nucleares chinas son insignificantes (solamente 5 submarinos nucleares) en comparación con las americanas. Sin embargo su poder de destrucción es tal que en caso de conflicto es probable que los contendientes renuncien tácitamente a emplearlas, como ocurrió en la II GM con los gases y la guerra bacteriológica. Como compensación, China parece concentrar sus esfuerzos en el campo espacial en el que está obteniendo notables resultados, aunque también le queda un largo recorrido para alcanzar a EE.UU.

– La superioridad de las fuerzas armadas de EE.UU. sustentada y reforzada en una red de bases militares que cubren todo el planeta, está respaldada además por un entramado de alianzas, de las que son pieza clave los sólidos lazos que mantiene EE.UU. con los países anglosajones, incluyendo Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que globalmente cuentan con buenos ejércitos y un nivel de eficiencia comparable al de EE.UU. A ello se une un sistema de comunicaciones e información incomparable.

4. Política y estrategia

La situación estratégica de China es la de una potencia cercada por la potencia hegemónica actual de EE.UU. En este sentido el artículo de Edward N. Luttwak podría ser considerado como una velada amenaza si su autor ocupara un cargo destacado en la política exterior de EE.UU. A su vez eso está en línea con lo que apuntaban otros observadores en política internacional como Darío Valcárcel, que ya recogió en ABC el 9-12-04 que “…hay algo extremadamente raro en todo esto. Irak es un asunto del todo secundario, un frente de tercer orden si se compara a la cuestión central de este comienzo de siglo, China,…”.

No hay más que ver un mapa para comprobar que China está en una situación marítima próxima a la asfixia, bloqueada por Japón, Taiwán, Filipinas y en la segunda línea la gigantesca base de Guam y Australia que está siendo reforzada. Por tierra, Arabia, Irak, Afganistán y Turquía. India con su neutralidad no puede considerarse hostil, a pesar de los esfuerzos de EE.UU. por atraerla.

En el Mediterráneo musulmán había varias grietas o en peligro de producirse, y de ahí las intervenciones en Egipto, Túnez y Libia y la que está a punto de producirse en Siria. En Marruecos se está tratando de lavar la cara del régimen monárquico feudal apuntalándolo antes de que se desplome. Argelia, frenada por un Marruecos dócil, es una incógnita.

Para completar el cerco, la política exterior de EE.UU. no deja de tentar a la India y formando parte de esta estrategia está el reciente viaje, en julio de 2011, de Hilary Clinton, que declara: “El liderazgo de India tiene el potencial para determinar positivamente el futuro de Asia – Pacífico y les alentamos no sólo a mirar al Este, sino a continuar comprometiéndose y actuando como Este”. Coincido con algunos analistas en que es un intento de EE.UU. por utilizar a India para frenar a China, utilizando una estrategia sobradamente probada de hacerle pagar “los platos rotos” como en el pasado se hizo con Francia, Reino Unido y la URSS en la II GM o más recientemente con el Irak de Sadam Husein contra un Irán que se separó de Occidente.

5. El cerco

Pasemos a analizar someramente los eslabones del cerco, su solidez y su eficacia a medio plazo.

Rusia

Es el único hueco en el cerco, puesto que es un aliado de China. Sin embargo es un aliado vacilante y todavía existen posibilidades de acuerdo con EE.UU. o Europa. Pero EE.UU. tiene poco que ofrecer al contrario de lo que ocurrió en la II GM.

China por el contrario mantiene ya lazos que ambas partes tratan de consolidar:

– Rusia es una economía complementaria de China suministrando materias primas, tecnología y armas a cambio de productos de consumo y medios financieros.

– Rusia puede recibir garantías de China de respeto de sus fronteras y apoyo en la recuperación y consolidación de influencia en el antiguo espacio soviético e incluso lograr una ampliación a Europa Occidental.

– China puede ofrecerle a Rusia un alto grado de independencia y una relación de alianza entre iguales en comparación con lo que podría ser la oferta de EE.UU.

Japón

Ha sido hasta ahora un fiel aliado de EE.UU. con el que ha funcionado bien el sistema del palo y la zahoria en distintas dosis. Por un lado es un país parcialmente ocupado y por otra parte se ha recuperado razonablemente dentro del sistema económico occidental o mejor dicho americano. Además la potencia militar americana ha sido hasta ahora de tal superioridad a nivel mundial que la situación de Japón como protectorado ha sido hasta cierto punto cómoda, pues bajo el paraguas americano era prácticamente invulnerable a pesar de ocupar una posición de probable primera línea de frente.

Esa situación está cambiando rápidamente, pues EE.UU. se ha convertido en un mercado exterior inferior a China y con un futuro poco prometedor y en el Pacífico e Índico, EE.UU. y Japón son cada vez en mayor medida más competidores que complementarios.

En cuanto al caso extremo de estallar un conflicto, Japón como probable zona de fricción o frente sufriría mucho más como aliado de EE.UU. que como posible aliado de China.

En resumen, Japón comienza a estar en peligro de cambiar de posición haciéndose más independiente o al menos reduciendo su situación de subordinación, lo que representará un coste elevado para EE.UU. tanto si emplea el palo como si lo hace con la zanahoria.

Corea del Sur

Ha adquirido una posición sólida aunque esté subordinada a los Estados Unidos en todos los aspectos desde el económico y militar al político, pero es una situación inestable en la que el interés de su sociedad es una Corea unida que mantenga una relación fluida con China que sirva de contrapeso a una nueva dependencia de Japón. Actualmente, al igual que con Japón, las ventajas que puede ofrecer EE.UU. son decrecientes al contrario de lo que ocurre con China. Al mismo tiempo en caso de conflicto armado, Corea del Sur tiene mucho más que perder como aliada de EE.UU. que como neutral con respecto China, por lo que para EE.UU. representará también un coste creciente el mantenerla como aliada.

Taiwán

Es una sociedad dependiente culturalmente de China y comienza a serlo también económicamente. La impresión es que EEUU la da por perdida a corto plazo y sólo trata de prolongar un poco la situación actual. A inicios de 2012 ha ganado las elecciones el partido favorable a un acercamiento a China.

De hecho la comunidad internacional, incluido EE.UU., reconoce que todo lo relacionado con Taiwán es un asunto interno de China.

China ha optado claramente por una integración pacífica incluso manteniendo unas fuerzas anfibias relativamente modestas para garantizar de modo fehaciente que no se producirá una agresión.

Probablemente la integración de Taiwan en China sea beneficiosa para EE.UU. y el mundo occidental, pues contribuirá a una más rápida evolución de China hacia una sociedad capitalista y democrática.

India

En un excelente artículo del teniente coronel Ángel Gómez de de Agreda y del capitán de corbeta Francisco Martínez Vázquez[3], se expone la rivalidad de China e India en el Océano Índico, pero empieza con una cita de un artículo de Roberte Kaplan, en la que se centra en la rivalidad entre EE.UU. y China con la vista puesta en Irán.

El problema que se presenta es que Occidente, y particularmente EE.UU., no tiene nada que ofrecer a India ni en el aspecto económico ni el estratégico y encima el antagonista de India, el Islam, es un socio preferente de EE.UU.

China tampoco tiene gran cosa que ofrecer a India, pero sí algo más que EE.UU.: en primer lugar China no tiene interés en India como aliado, pues sería más bien una carga y por otra parte le puede ofrecer colaborar en mantener un cierto equilibrio en el conflicto interno existente entre hindúes y musulmanes. En el aspecto comercial y económico tiene una perspectiva mucho mayor la colaboración con China que con EE.UU., salvo en el suministro de alimentos, y China puede ofrecer colaboración en compartir la influencia en África subsahariana. Ya en 2011 es probable que China desplace a EE.UU. como primer socio comercial en India. Para India la continuidad de su posición de neutralidad no tiene más que ventajas.

ASEAN

El conjunto de los diez países que forman la ASEAN, es decir todo el sudeste asiático, es vital para China tanto desde el punto de vista económico, como socio comercial privilegiado, como desde el punto de vista estratégico puesto que es su canal natural de salida al exterior.

Actualmente los EE.UU. tienen una influencia decreciente, simultánea con el crecimiento de influencia china con la particularidad de que progresivamente en la relación con EE.UU. se reducen las ventajas y aumentan los inconvenientes.

De momento China sólo tiene relaciones especiales con Myanmar (Birmania) y con los países de la antigua Indochina, mientras que EE.UU. conserva relaciones especiales o de dependencia con Filipinas y Tailandia.

A corto plazo, EE.UU., además de reducir su influencia económica, será incapaz de garantizar la seguridad de este conjunto de países próximos a China, al contrario de lo que ocurrirá con este último país. El problema de la estrategia del “palo y la zanahoria”, es que funciona en ambas direcciones.

Irán

Próximo a China se encuentra en una situación parecida al conjunto de países analizados; la relación con EE.UU. tiene escasas ventajas para Irán y muchos inconvenientes, con el agravante en este caso de que la experiencia de los últimos 70 años es tremendamente negativa para Irán. En contraposición, los intereses con China son complementarios y su consolidación como alianza formal sólo está frenada por el impresionante ejército de EE.UU. Tanto para EE.UU. como para China es una pieza clave, tanto por sus recursos petrolíferos como por su control del estrecho de Ormuz y su proximidad a Rusia y a China, de tal forma que cualquiera que sean los esfuerzos de apaciguamiento de Irán, hay grandes probabilidades de que sea atacado al menor pretexto.

La probabilidad de un ataque a Irán que era evidente hace unos meses, cuando se escribió este artículo, se ha convertido en algo inminente en la actualidad (enero de 2012) con repercusiones de magnitud imprevisible.

Pakistán

Es un aliado de EE.UU., pero su posición como potencia islámica, que es su razón de ser, lo convierten en poco fiable. Al mismo tiempo su permanente rivalidad con India lo convierten en firme candidato a la neutralidad. En menor medida es lo mismo que ocurre con el antiguo Pakistán Oriental (Bangladés).

Asia Central

Este espacio geográfico próximo a China está formado por un conjunto de estados que formaban parte de la antigua URSS y permanecen bajo la influencia rusa. Configuran un enorme espacio de unos 4 millones Km2 y 60 millones de habitantes casi todos étnicamente de origen mongol y de religión musulmana. Forman el nexo de unión de China y Rusia con Irán y Afganistán y la puerta a todo el Oriente medio.

China y Rusia están tejiendo y reforzando constantemente un entramado de intereses comunes.

En resumen

Desde el punto vista de China, los mayores esfuerzos se dirigen a la ruptura del cerco americano-occidental, con éxitos modestos pero con buenas perspectivas. Por un lado, persigue reforzar la neutralidad de India y, por otro, atraer a Rusia, con intereses a menudo divergentes de los primarios de China, pero básicamente enfrentados con los de EE.UU. y Occidente. China trata de consolidar sus posiciones en Vietnam y Birmania (Myanmar), como únicas salidas a un mar relativamente libre, y simultáneamente ha reforzado su comercio con Formosa (Taiwán), Japón y Corea del Sur y el sudeste asiático con los que mantiene una política contemporizadora y práctica, de éxitos modestos pero claros. De facto, China es el primer o segundo socio comercial de esos países.

6. Conclusión

En un coloquio sobre política internacional, se planteó una cuestión clave: partiendo de la premisa de que EE.UU. detenta actualmente un poder hegemónico mundial en todos los campos, y de manera patente en el político, militar y la mayor parte de los aspectos científicos, técnicos y económicos, se le presentan las alternativas que se le han presentado a todo imperio desde que el mundo es mundo. ¿Cuáles son las alternativas de EE.UU. como potencia hegemónica ante la posibilidad de ser desplazada por una alianza China – Rusia en un plazo menor de 20 años?

Los posibles futuros, son bastante reducidos:

1.- Dejar que la historia siga su curso como algo inevitable, con lo que la probable alianza China-Rusia ocupará el lugar de EEUU en un plazo menor de 20 años y EEUU pasaría a ser progresivamente una potencia de segundo orden en la segunda mitad del siglo XXI, poco más que la Francia actual.

2.- Continuar con la política actual activa de aislamiento económico y geoestratégico de China-Rusia, segando todas las posiciones en el exterior de regímenes más o menos afines como ocurrió con Irak, Afganistán o Libia y está a punto de ocurrir en Siria e Irán. Con ello seguramente retrasaría el triunfo de la alianza China - Rusia hasta mediados del siglo XXI.

3.- Buscar una política de entendimiento y reparto de poder cediendo una parcela a China – Rusia. Con ello probablemente retrasaría el triunfo de la alianza China – Rusia hasta finales del siglo XXI y puede que diese tiempo a una evolución de China y de la humanidad como conjunto unitario y relativamente igualitario.

4.- Ceder a la tentación de los “halcones” –por cierto cada vez más activos– y provocar un conflicto armado preventivo reduciendo China – Rusia a escombros. EE.UU. tiene poder suficiente para realizar esto pero a un coste propio que crece exponencialmente por meses, de tal forma que un plazo de 5 años el potencial del ejército chino será más del doble del actual aunque continúe muy alejado del de EE.UU.

China

El caso de China es claro. En su situación no sólo no tiene ninguna posibilidad de beneficiarse de un conflicto armado sino que quedaría al borde de la aniquilación, por lo que continuará evitándolo a toda costa sacrificando a sus aliados potenciales –como Libia e Irak– cuando lo vea inevitable, al menos durante los próximos 20 ó 30 años. Quizás las únicas excepciones serían las de un ataque directo a Irán, Corea del Norte y Rusia y por supuesto a su propio territorio. Esta situación obliga a China a continuar con una política defensiva, que tiene la ventaja –además de ser relativamente económica– que representa al mismo tiempo un coste creciente para el único adversario actual capaz de tomar la iniciativa en un conflicto armado.

 

 

[1] Asociado Senior, Center for strategic and international studies (CSIS).

[2] Bárbara W. TUCHMAN, Atalaya, Barcelona 2004.

[3] ieee.es; Documento de opinión 58/2011.