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Deber de conocer, vivir y difundir la verdad

DEBER DE CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
por
GoN'ZALO CUESTA MORENO.
Es probable que un tema como la verdad no atraiga el inte­
rés de un amplio sector
de la sociedad actual, ya que es un
asunto del que apenas se habla, no está de moda. Ante su anuncio,
es
posible que se hagan eStas o parecidas consideraciones: con lo
fácil que hubiera sido elegir entre los problemas que están de ac­
tualidad, apasionan, tienen "garra'", acucian al hombre de nuestro
tiempo, y de cuya soluci6n puede depender el porvenir de la hu­
manidad, tales como justicia, libertad, progreso, eficacia, diá­
logo, derechos del hombre ...
Por otra parte, pensarán, estamos demasiado ocupados en in­
tentar resolver los problemas urgentes y de todo tipo que se nos
plantean cada dia. No tenemos tiempo disponible para perderlo
en
elucubraciones filosóficas sobre un tema que no nos reporta nin­
gún beneficio, no es rentable. Además, proseguirán, el espectacular
avance técnico y científico nos está descubriendo continuamente
nuevas realidades, nuevas técnicas de bienestar y convivencia,
nuevas fuentes de riqueza y de progreso. Se van arrinconando
fórmulas consideradas en otros tiempos como ciertas e invariables,
por resultar inútiles y anticuadas para la era en que vivimos. Hay
que ser realistas, concluirán, seguir el ritmo que marcan los
tiempos
nuevos-, subir en el tren del progreso y no quedarse de
a pie, anquilosados en f6rmulas inmovilistas rebasadas por los
acontecimientos.
Sin embargo, del conocimiento y práctica de la verdad puede
depender la soluci6n
de todos los problemas que el mundo tiene
planteados. Para confirmarlo, recordemos a S. S. Juan
XXIII
en la Encíclica Ad Petri CathedraJm: "Causa y raíz de todos los
males que, por decirlo así, envenenan a los individuos, a los pue­
blos
y a las naciones, perturbando frecuentemente las mentes de
no pocos, es
la ignorancia de la verdad. Desgraciadamente, a
veces se trata
de algo más que de una simple ignorancia, se
trata del desprecio mismo de la verdad y de una temeraria aver,
sión de ella.
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GONZALO CUESTA MORENO
"De ahí provienen todos los errores que pénetran en los
espíritus y se infiltran por las estructuras sociales, trastornándolo
todo, con grave peligro así para los individuos como para la so­
ciedad
entera."
Y más adelante se puede leer : "Cuanto a los que de propósito
y
temerariamente impugnan la verdad conocida, atreviéndose a
hablar, escribir y
obrar emp~eanclo armas de la mentira ... , come­
ten sin duda un abuso contra la ignorancia y la inocencia ajenas y
se entregan a una actividad. absólútamente ·reprobable.''
Nos da idea de la importancia que el Papa concede al tema el
hecho de volver sobr.e el mismo
en,varias ocasiones,· especialmente
en el Radiomensaje de Navidad de 1960, donde dice:
"La vida
a que asistirnos, ¿ no es prácticamente un intencionado ejercicio de
contradicción al quinto, sexto, séptimo y octavo mandamientos
...
todo ello· como por una diabólica conjuración contra: la verdad?"
Son claras las palabras del Papa y graves los males que de­
nuncia como característicos de nuestro tiempo. Una mirada a
nuestro· alrededor nos permite observar, por ejemplo, cómo a
veces se
tratan temas de gran trascendtncia con una ligereza in­
comprensible
en periódicos, revistas, _publicaciones o conferencias.
Aun por personas que por su formación o ministerio parece de­
bieran conocer
-la doctrina de la Iglesia al respecto. Sin embargo,
a.caso influenciados por un desmedido afán de novedades que
parece-. dominar en ainplios sectores de la sociedad, tienen la
osadía de dar como buenas soluciones que, ·en ocasiones, están
etr-contradicción-,-con -las directrices del Magisterio eclesiástico.
Falsean así la verdad, engafiando a muchos que confíart en su
dominio de las materias tratadas,_ así como
en su honradez y rec­
titud para dar soluciones acordes con la verdad revelada. Se va
fomentando así un gran c_onfusionismb ·ideológico, un relativismo
de la verdad y de la moralidad-de los actos humanos, como si no
hubiera
una verdad inmutable y una ley superior a la que debe­
mos sumisión y acatamiento en todo tiempo. En tal ambiente de
confusión resulta a veces difícil distinguir la verdad y el error,
el bien y
el mal, lo lícito y 16 ilícito. Dando lugar a una moral
de situación, de grupo o ambiente que a veces está en contra­
posición con
las normas···-objetivas de· la moral cristiana.
S. S. Pío XII; en el Radiomet:isaje de-Navidad de 1947, ad­
vertía ya a los fieles de los peligros que por el predominio de la
falsedad corren la Iglesia, la civilización cristiana y todo el patri­
monio: religioso
y aun meramente humano. Seguía con estas pala­
bras : "La Iglesia, siempre 1lena de caridad y de boridad hacia
las personas de aquellos descarriados, pero fiel a las palabras de
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
su divino Fundador, que ha declarado: «El que no está conmigo
está contra mí» (Mat.
12, 30), no puede faltar a su deber de de­
nunciar
el error, de arrancarles la máscara a. los ·«fabricadores de
mentiras» (Iob, 13, 4), que se presentan como lobos vestidos de
corderos ( cf. Mat. 7, 15), · como precursores y adalides de una
nueva era, y
de advertir a los fieles que no se dejen extraviar del
r~cto camino; ni engañar con promesas falaces ... Para salir de
estas angustias, adonde el culto de la insinceridad ha conducido
al mundo, sólo hay posible un salto : la vuelta al espíritu y a la
pfáctica de una rectilínea veracidad ... A todos vosotros, pues,
amados hijos e hijas, os decimos Nos: Ha llegado vuestra hora ...
En los días de lucha, vuestro puesto está en primera línea, en
el frente de combate. Los tímidos y los emboscados se hallan muy
cerca-de convertirse en desertores y traidores."
"Desertor y· traidor sería quien quisiera prestar su colabora­
cióri material, sus servicios, sus· talentos y su voto, a partidos
y a poderes que niegan a Dios, que sustituyen el derecho por la
fuerza, la libertad
por ]a.amenaza y por el terror, que hacen de
la mentira, de las luchas, de la rebelión de las masas otras tantas
armas tle su política, que hacen imposible la paz exterior e inte­
rior.'~
~s, pues, un deber urgente e imperioso conocer la verdad, ser­
virla, difundirla a nuestro alrededor, para que su luz disipe las
tinieblas de la ignorancia y del error. "Vino la luz al mundo,
y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz" (Io, 3, 19).
Como fieles soldados de Cristo, debernos combatir el. error para
qu·e la verdad ilumine a los individuos e instituciones, recupere
su puesto de primacía en
la justa jerarquía de .. valores, y sobre
ella se edifique un verdadero orden social cristiano, estable
y
duradero ..
FUNDAMENTO DE LA VERDAD
Vernos, rues, la ne~esidad y urgencia _de cqnocer, servir y di­
fundir la verdad. Existe, por otra parte, en el hombre un deseo
natural" dE ·verdad, pero se requiere una adecuada disposición jn­
terior para buscar y aceptar la verdad revelada. Sobre todo en
estos tiempos' donde,_ para ciertos sectores de la sociedad, parece
como si a
trav"és del avance técnico pudieran descubrirse todos los
S6l!'retos de la naturaleza, y c9mo si la sola razón bastara para
conocer toda la verdad e interpretrala. De aquí que el deseo de
verdad del hombre puede verse frustrado si, ofuscado por las ·
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GONZALO cCUESTA MORENO
pasiones o el confusionismo existente, se deja arrastrar, acaso
insensiblemente, al error. Hasta llegar a creer en mentiras, fala­
cias, mitos, ideologías erróneas, odiando, vituperando, despre­
ciando la verdad misma.
La fe abre la puerta de la verdad divina. Ya di jo el Apóstol:
'1El justo
vive de la fe." El Concilio Vaticano· I, en la Constitución
dogmática sobre la fe católica, declara que la fe "es una virtud
sobreuatural por la que, con inspiración y ayuda de la gracia de
Dios, creemos ser verdadero lo que
por El ha sido revelado, no
por la intrínseca verdad de las cosas percibidas por la luz natural
de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios que revela, el
cual no puede engañarse ni engañarnos".
El mismo Cristo declaró : "Sin Mí nada podéis hacer. Y o
soy
el camino, la verdad y la vida" {lo, 14, 6). Jean Ousset, en
Para que El Rei:ne} hace un comentario preciso a este res­
pecto: ''Jesucristo es a la vez FIN Y M~Io .... No es posible ir
a Cristo más que por El; y, sobre todo, es imposible promover Su
Reino Social, si
El no reina ya sobre los medios que para ello se
pongan en acción ... ; todos nuestros actos deben ser
por Jesucristo,
con Jesucristo,
en Jesucristo. Todo es Suyo. Su Imperio es uni­
versal, y el deber del hombre es de ordenarlo todo, medios y fin,
bajo
su bendición".
Por otra parte, eu la Constitución dogmática Lumen gentium
del Concilio Vaticano II, se afirma: "Esta es la única Iglesia de
Cristo, que en el Símbolo confesamos una,. santa, católica y apos­
tólica, la que nuestro Salvador entregó a Pedro para que la apa­
centara, confiándole a
él y a los demás apóstoles su difusión y su
gobierno, y la erigió para siempre como "columna y fundamento
de la verdad". (1, Tim. 3, 15).
Consideramos de gran interés conocer estas enseñanzas, por
su indudable importancia y porque desvirtúan la opinión, bas­
tante extendida, de que
el Concilio Vaticano II supone una sepa­
ración del Magisterio tradicional de la Iglesia. S. S. Paulo VI
ha mostrado recientemente su preocupación por la difusión de
estos errores, y en su Alocución en la Audiencia General del 7
de septiembre último recuerda que el Concilio se ha celebrado
para despertar, renovar, purificar, modernizar, intensificar, am­
pliar la vida de la Iglesia. Que el objeto de la fe no puede cam­
biar
can el tiempo, debe conservarse en toda su objetiva integri­
dad, aunque se explore y profundice y se adapte
--quedando
intacto su contenido-al lenguaje y contacto con la cultura pro­
fana.
Se lamenta de que en muchos espíritus no se mira ya con
la confianza de antes a la Iglesia del Dios viviente, "columna y
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
sostén de la verdad". Sigue con las siguientes palabras: "Y al­
gunos se atreven a plantear dudas sobre verdades intangibles de
nuestra
fe, con una ligereza impensable e inadmisible, tan audaz
como ofensiva contra
el depósito de la verdadera fe. Y lo que a
este respecto aumenta nuestra aflicción y nuestra aprensión es
escuchar tales disonancias dentro de la misma comunidad de
creyentes, sugeridas quizá por el deseo de apertura hacia el
mundo acatólico, respaldadas frecuentemente con la referencia al
Concilio recientemente celebrado, como si el Concilio autorizase a
poner en duda las verdades, de la fe ... "
"Hijos carísimos, recordad siempre las célebres palabras del
Apóstol: «El justo vive de la fe.» Y este principio fundamental
para la elevación de c:ada alma al orden sobrenatural vale. tam­
bién para la Iglesia entera, que vive de la fe, de la cual deriva su
vitalidad, y si queremos-que su mensaje, su catequesis, su testi­
monio, sean válidos, debemos desear que la fe sea firme y ardiente
en la Iglesia y en el corazón de cada uno de sus hijos."
El Papa vuelve sobre este tema en la Carta al Congreso Inter­
nacional de Teología del Concilio Vaticano.Ir
(Ecclesia, 8--10-66),
donde afirma: "... todo cuanto ha enseñado el Concilio Vatica­
no
II está unido con plena armonía al magisterio eclesiástico pre­
cedente, del que no es más que una eontinuación, explicación e
incremento... Por tanto, nadie
podrá introducir criterios propios
en la interpretación de la doctrina del Concilio, rehusando la
dirección del magisterio eclesiástico; quienes actúan de esta suerte,
empleamos una expresión de San León Magno:
«Se convierten en
maestros del error por rehusar hacerse discípulos de
la verdad:»."
Tengamos, pues, una fe firme, sólida, en la Iglesia, columna
y fundamento de la verdad. La Iglesia, Madre y Maestra, es
quien con su enseñanza puede ayudarnos a resolver con espfritu
cristiano todos los problemas trascendentes que el hombre y la
sociedad tienen planteados.
Si queremos vivir una vida cristiana y colaborar positivamente
a la recristianización
de .personas, costumbres e instituciones, de­
bemos conocer y seguir fielmente las directrices del Magisterio
eclesiástico sobre los distintos aspectos de
la vida individual, fa­
miliar, profesional y social. Estudiando la doctrina, no desde un
punto de vista puramente especulativo, sino buscando sus posibi­
lidades de aplicación a
la vida real, en función de las circunstan­
cias
de personas, tiempo y lugar que en cada momento concu­
rran. S. S. Juan XXIII, en el Radiomensaje de Navidad de 1960,
nos hizo una invitación solemne con estas palabras: "Ante todo,
pues, pensar la verdad. Tener ideas claras sobre las grandes rea-
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GONZALO CUESTA MORENO
lidades divinas y humanas, de la Redención y de la Iglesia, de
la· moral y del derecho, de la filosofía y del arte. Tener ideas
ju.Stas o procucir formárselas con plena conciencia y con recta
intención.,.,
TESTIMONIO DE LA VERDAD
Ante el gran confusionismo ideológico existente y_ las opinio­
nes contradictorias que aparecen con frecuencia sobre aspectos
fuhdamentales de la vida individual y social, cabe preguntarse:
¿ Cómo discernir la verdad y el error? ¿ Cómo mantenerse en el
verdadero camino? ¿ Qué misión le corresponde al seglar en la
hora· actual?
La Constitución Dogmática Lum:e11 Gen,tiun,, nos da respuesta
a estos interrogantes: "A los laicos pertenece por prbpia voca­
ción
buscitr el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios,
los asuntos temporales... Allí están llamados por Dios a cumplir
su cometido, guiándose por el espíritu evangélico, de ip.odo que,
igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santifi•
cación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás,
brillando, ante todo, con el testimoniü" de su vida, fe, esperanza
y caridad . .'. ·
"El apostoladó de los laicos es .fa partidpación en la misión
salvífica
de la Iglesia, a cuyo apostolado todos están llamados por
el mismo Señor en razón del bautismo y de la confirmación. Por.
los sacramentos, especialmente por la Sagrada Eucaristía, se co­
munica y se nutre aquel amor hacia . Dios y ha-cia. los hombres,
que es el alma de todo apostolado ...
"Procuren los seglares, como los demás fieles, siguiendo: el
ejemplo de Cristo, que con su obediencia· hasta la muerte. abrió a
todos los hombres
el gozoso camino de la libertad de los ·hijos
de ·Díos;-·aceptar con prontitud y 'cristiana obediencia todo lo
qtie los -sagrados -pastotes, como representantes de Cristo, esta~_
bleceti eti · la: Iglesia actuando de maestros y de --gobernantes."·
· Todos, pues, ·estamos llamados al apostolado. A trabajar para
dilatar
el reino de Cristo, 'reino de verdad y de vida, reino de
santidad y de· gracia, réin.o de justicia; verdad y .de paz. Pero
ya advertía San Pablo : "Quienes muestran
el éamino·a otros han
de procurar no ·equivocarse ellos mismos." El Concilio tiós re-­
cuerda el camino a seguir: testimonio de vidá cristi_ana~·-ptáctica
de los sacramentos, obediencia a las directrices de la jerarquía ...
S. S. Paulo VI afirma err Ecclesit>m1 Suám. a este respecto:
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDfR LA VERDAD
"La vida interior _sigue siendo como el gran manantial de-la es­
piritualidad de la Iglesia, su modo propio de recibir las ir-ra­
diaciones del espíritu de Cristo, expresión radical insustituible de
su
actividad religiosa y social e inviolable .defensa y renaciente
energía de su difícil contacto con
el mundo profano ...
"... la Iglesia volverá a hallar su renaciente juventlld, no
tanto cambiando sus leyes exteriores cuanto poniendo interior­
mente su espíritu en actitud de obedecer a Cristo y, por con­
siguiente, de observar aquellas leyes que ella, en el intento de
seguir el camino de Cristo, se prescribe a sí misma: aquí está
el secreto de su. renovación, aquí su "metanoia'.' aquí s_u ejercicio
de perfección. . . la vida cristiana, que la Iglesia· va· interpretando
y ~odificando en sabias disposiciones, exigirá :siempre fidelidad,
empeño, mortificación
y sacrificio; estárá · siempre marcada por
el ".camino estrecho" de que nuestro Señor n_os habla; exigirá de
nosotros, cristianos moderno_s, no menores, sino quizá mayores
energías morales que a los cristianos de ayer, una prontitud en
la: obediencia, hoy no menos debida que en el pasado y ~caSo más
difícil, ciertamente m_ás meritoria, porque es guiada más de ,mo.:.
tivos sobrenaturales· que naturales ...
"El ·arte del apostolado es arriesgado. La solicitud por acer­
carse-_a los. hermanos no debe traducirse en una atenuación o
disminución
de la; -verdad. Nuestro diálogo no puede ser una
debilidad respecto al tompromiso con nuestra fe... Sólo el que
es .totalmente
fiel a la doctrina de Cristo puede ser eficazmente
apóstol. Y sólo
el que vive con plenitud la vocación cris.tiana
puede estar imnunizado del contagio de los errores .con los que
se· pone en contacto." -
]:s_tas ·palabras posiblemente resulten extrañas para la socie­
dad en que vivimos, obsesionada por el bienestar, las riquezas,
el placer, la vanidad, los honores, la libertad, el progreso, los
derechos del hombre ... Sin embargo,
el Papa nos recuerda que la
vida cristiana -exigirá _siempre vida ··interior, fidelidad, empeño;
mortificaciórt, sacrificio, pr()ntitud en la -obediencia... Condicio­
nes necesarias si de verdad queremos ser fieles a la doctrina de
Cristo, si deseamos_
contribuir eficazmente a la recristianización
de la sociedad.
Veíamos a.lites ,cómo la ignorancia de la verdad es Ja causa
y raíz de todos loS males que enve_nénab a los individuos,. -a :los
pueblos y á las naeiones. Veíamos la necesidad · de tener ideas
claras sobre 1(1.s grandes -realidades divinas y, humanas, · de-l_a-Re­
dención y de la Ig)esiá,. de la.moral y del derecho, de la· filosofía
y del arte.
Necesitsl(no_s.P«ra, ello estudia_r .la doctrina de·Ja Igle-
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GONZALO CUESTA MORENO
sia, conocer los principios del orden natural y del derecho pú­
blico cristiano que deben regular los múltiples aspectos de
la
vida en una sociedad verdaderamente cristiana. Mediante publi­
caciones especialmente preparadas para formarnos criterios rectos
sobre los aspectos fundamentales de la vida individual, familiar,
profesional, social, económica y política. Ello nos permitirá dis­
tinguir lo esencial y lo accidental, lo universal y lo particular, lo
necesario y lo contingente, el precepto y el mandato. De esta ma­
nera, mediante la razón iluminada por la fe, podremos buscar a
los problemas soluciones que respeten los valores realmente im­
portantes y duraderos, con lo que contribuiremos a la instaura­
ción de un orden social cristiano.
Actualmente, las personas e instituciones están intoxicados por
las corrientes del materialismo
y otras formas de naturalismo en
boga. Muchos piensan que sólo a través del avance técnico y cientí­
fico llegará un día en que podrán explicarse todos los secretos de
la naturaleza y resolverse todos los problemas. S. S. Pío XII
advertía ya de este peligro en el Radiomensaje de Navidad de
1953,: " ... la técnica misma, Ilegada en nuestro siglo al apogeo
de su· esplendor y su rendimiento, se cambia, por circunstan­
cias de hecho, en un grave peligro espiritual. Ella parece co­
municar al hombre, postrado ante su altar, un conocimiento de
autosuficiencia y de satisfacción de sus aspiraciones ilimitadas a
conocer
y poder. . . Al técnico, maestro o discípulo ... , es necesaria
no sólo una educación profunda de la mente, sino, sobre todo,
una fonnación religiosa que, contra lo que a veces se afirma, es
la más apta para defender su pensamiento contra los influjos
unilaterales ... En caso contrario, la era técnica llevará a cabo
su monstruosa obra de transformar al hombre en un gigante del
mundo físico, con detrimento de su -espíritu, reducido a pigmeo
del mundo sobrenatural
y eterno ... "
"El concepto técnico" de la vida no es, por lo tanto, sino una
forma particular del materialismo, en cuanto que ofrece, como
última respuesta
al problema de la existencia, una fórmula ma­
temática y de cálculo utilitario ...
". . . En la realización de la misteriosa empresa encargada por
el Creador a la Humanidad, debe ser colocado en el principio
el mismo Verbo, su verdad, su caridad, y su gracia; y solamente
después,
la ciencia y la técnica."
Para no dejarnos arrastrar por este
"concepto técnico", ne­
cesitamos una formación religiosa que nos
permita conocer y res­
petar la justa jerarquía de valores, distinguir lo que importa más,
lo que importa menos y lo que no tiene importancia. Recor-
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
demos a este propósito el Principio y Fundamento de los Ejer­
cicios Espirituales de San Ignacio : "El hombre es criado para
alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y me­
diante esto salvar su ánima; y todas las cosas sobre la haz de la
tierra son criadas
para el hombre y para que le ayuden en la
prosecución del
fin para que es criado. De donde se sigue que el
hombre tanto ha de usar dellas cuanto le ayudan para su fin,
y tanto debe quitarse dellas cuanto para ello le impiden.''
Usar de las cosas criadas en tanto que ... no más que ... He
ahí la Regla de Oro cuya observancia nos ayudará a avanzar en
la instauración de un orden social cristiano. Regla acaso olvidada
por el hombre de nuestro tiempo, que demasiado obsesionado por
él "concepto técnico", pretende fundar la sociedad sobre la vo­
luntad del hombre, en lugar de fundarla sobre la voluntad de
Dios. Pretende establecer un sistema social, político y económico
brotado de los cerebros de los filósofos, sin la inquietud de la tra­
dición y caracterizado por la negación de Dios sobre la sociedad
pública. Recordemos
la advertencia de San Pío X en la Carta
''Nuestro Cargo Apostólico'': ''Hay que recordarlo enérgicamente
en estos tiempos de anarquía social e intelectual, en que cada in­
dividuo se convierte en doctor y legislador... No se edificará la
ciudad de un modo distinto a como Dios
la ha edificado ; no se
levantará la sociedad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige
los trabajos; no, la civilización ya no está por inventar, ni la
nueva ciudad por construir en las nubes. Ha existido, existe: es
la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más
que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos
naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la uto­
pía malsana, de la· revolución y de la impiedad: Omnia instau­
rare in Christo."
¿ Cuáles son las causas de esta anarquía social e intelectual
denunciada por el Papa, en que cada individuo se convierte en
doctor y legislador? ... ¿No se deberá en gran parte a la desme­
dida importancia que se
da al estudiD de la ciencia y de la téc­
nica, con detrimento evidente de la formación cívica, moral y
religiosa del individuo?
¿ No se contribuye así a que la era téc­
nica lleve a cabo su monstruosa obra de transformar al hombre en
un gigante del mundo físico, con detrimento de su espíritu, re­
ducido a pigmeo del mundo sobrenatural y eterno?
Esta nos
parece una grave materia de reflexión para estudiantes, padres
de familia, educadores y cuantos organismos rectores y miembros
de la sociedad puedan contribuir a subsanar este desequilibrio.
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GONZALO CUESTA MORENO
Consideramos un serio deber de todos trabajar para corregir
esta situación anómala. ya que ·su solución adecuada dará lugar
a una mejor preparación espiritual y cívica del individuo, con
la consiguiente repercusión beneficiosa sobre las leyes, costum­
bres e instituciones. S. S. Juan XXIII hace un llamamiento en
este sentido en la Encíclica
a:d Petri Catkedram: "Actualmente
se pone todo empeño
y toda diligencia en el estudio y en el pro­
greso de la .ciencia humana.
¿ Por qué, pues, no poner un em­
peño
_igual, y aun mayor, entusiasta y diligente~ para conquistar
aquella ciencia que se refiere no ya a esta vida terrenal y caduca,
sino más bien a la celestial que nunca tendrá fin? ... "
Al comentar los problemas que la sociedad tiene planteados,
nos lamentamos a menudo en estos o parecidos términos: "esto
va mal, aquí no hay nada que hacer, es imposible encontrarlo
solución". Precisamente cuando algo marcha mal es cuando éStá
por hacer todo o casi todo pero ¿_ tendremos una preparación
espiritual e intelectual adecuada para buscar a esos problemas
soluciones acordes con el orden natural y
la verdad revelada?
¿ Hemos pensado y profundiza.do bastante en las causas de esta
situación anómala que lamentamos y nos hemos esforzado cort
entusiasmo, tesón y diligencia por mfjorarla según nuestras po­
sibilidades?
¿ No será- esta lamentación a veces una confesión de
nuestra impotencia, de nuestra falta de preparación y dedicación
pára·-resolverla, una pobre justificación de nuestra conciencia para
desentendemos y despreocuparnos, en lugar de esforzarnos én
buscar tina
solución adecuada ? -
En el Radiomensaje de Navidad de 1948, S. S. Pío XII se­
ñala una de las principales
causas del mal que aqueja a nuestra
sociedad: "¡ Cuántos, envenenados por una ráfaga de laicismo ó
de hostilidad hacia la Iglesia, han perdido la lozanía y la sere­
nidad de una
fe que hasta ahora había sido el apoyo y la luz de
su vida!" Perdida ·fa luz de la fe, caminamos guiados sólo por la
razón
que, ofuscada quizá por las pasiones o ·la :confusión, busca
en la penumbra solución a los problemas del .individuo y de la
comuriidad, t'etlovando continuaniente las estructura~ y los sis­
temas, sin llegar a encontrar las bases de un orden social esta­
ble. Necesitamos
,caminar. iluminados 9or la luz d~ la fe, una
fe .firme y sólida en la Iglesia y efi su doctrina, única que puede
ayudarnos a solucio!)ar todos los problemas del hombre y de la
comunidad.
Se observa una gran preocupación por intentar solucionar los
prúblemas sociales ·que nos aquejan, pero ¿ se tjene un conoci-
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
miento suficiente de la doctrina social de la Iglesia, que nos debe
ayudar a resolverlos? S. S. Pío
XII afirmó que "la doctrina so­
cial ·de la Iglesia es clara en todos sus aspectos, es obligatoria;
nadie puede separarse (de ella) sin peligro para la fe y el orden
moral".
Por otra parte, el fundador de la J. O. C. -actual­
mente Cardenal Cardjin-señalaba: " ... el mayor peligro está en
que las masas obreras no conocen nada
-¡ absolutamente nada!­
de la doctrina social de la Iglesia". He aquí un grave deber de
todos : profundizar en el estudio de la doctrina social de la Igle­
sia y aplicarla a los casos concretos según las circúnstanciás
permitan o reclamen.
Los cuerpos sociales son víctimas d'e, las condiciones" antinahf­
rales a que los errores modernos los han. sometido. La doctrina
social de la Iglesia señala las directrices que deben regular la
estructuración de la sociedad, de acuerdo cori las leyes del orden
natural y divino. Entre estas directrices está el · "principio de
subsidiaridad", · contenido en
Qiuuiragesmna Awno y reptodu­
cido en
M ater et M agistra: "Sigue, llo obstante, en pie · y
firme en la filosofía social aquel gravísimo principio iuamovible
e .inmutable: así
romo no se pttede quitar a los individuos, y
dar a la comunidad lo que ellos pueden realizár con ·su propio
esfuerzo e industria, tampo_co es justo, Constituyendo un grave
perjuicio y turbación del ·recto orden, quitar
a las comunidades
menores
e inferiores lo - que ellas· puedan hacer y proporcionar
y
dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda
acción· de la sociedad,
po• su propia fuerza y naturaleza, debe
prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero
no des­
truirlos o absorberlos". Debemos
trabajar, a la luz de la doc­
trina de
la Iglesia, _en ·dar -fuerza y-vigor al cuerpo' ·social, para
que el hombre pueda desarrollar sus múltiples iniciativas y per­
feccionarse a través de las instituciones naturales. Se contribuirá
así a que
el individuo consiga el fin para el que ha sido criado,
y su actuación tendrá "consecuencias beneficiosas para la comuni­
dad. S. S. Pío XII afirmaba el 1 de abril de 1941: "De la for­
ma dada a
fa sociedad, conforme o no a las leyes divinas, de­
pende y
se deriva el bien o el mal de las almas."
Aparecen a menudo
en··lós medios de comunicación' social_
informaciones. -sensacionalistás que deforma~' o 1llu'tilan la' ver~
dad, -.contribuyendo- a la formación de ·criterio& erróneo$ Y ··a
aumentar
la--confúsión exiStehte. En ef Decreto "del Concilio Va­tic;:-ano -II sobre los· -medios' de '"_comunícación ·,social se dOClarS.
a este respecto : "Existe, pues, en· el seno de la sociedad .hurriani
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GONZALO 'CUESTA MORENO
el derecho a la información sobre aquellas cosas que convienen a
los hombres,
según las circunstancias de cada cual, tanto particu­
larmente como constituidos
en sociedad. Sin embargo, el recto
uso
de este derecho exige que la información sea siempre obje­
tivamente
verdadera y, salvadas la justicia y la caridad, íntegra;
en cuanto al modo, ha de ser, además, -honesta y conveniente, es
decir, que respete las leyes
mora_les del hombre, sus legítimos
derecho y dignidad, tanto en la obtención de la noticia eomo en
su divulgación ... " Consideramos que en estas palabras se en­
cierra todo un compendio de ética periodística, cuya fiel obser­
vancia ayudará decisivamente a la formación de una opinión sana
y
.a la difusión de la verdad.
Hemos indicado algunos problemas que la sociedad tiene plan­
teados y donde los seglares tenemos el deber de trabajar, cada
uno según sus posibilida_des, para encontrarles soluciones acor­
des con el orden natural y divino. Se requiere para ello una só­
lida formación espiritual e intelectual. Se necesitan verdaderos
apóstoles, conscientes de la armonía y coherencia de la doctrina
de la Iglesia. Que amen la verdad y estén dispuestos a servirla,
difundirla y defenderla, combatiendo el error, eon caridad pero
con energía
y decisión. Con una conciencia clara de la justa
jerarquía de valores, así como
de la gran variedad y complejidad
de los seres y de las cosas, característicos de la vida humana y
social. Con un agudo sentido de la acción, capaces de encontrar
y mantener los contactos que permitan una mayor profundidad
de irradiación. Conscientes de las posibilidades de aplicación de
la doctrina a las circunstancias más variadas y decididos a uti­
lizar todos los medios lícitos para su difusión y puesta en prác­
tica. Animados de un gran entusiasmo y de un infatigable celo y
tenacidad a prueba de desánimo. Conscientes de que por sí solos
nada pueden hacer, pero que nada les será imposible con la ayuda
de Aquel que dijo: "Pedid y recibiréis: Llamad y se os abrirá."
Todos tenemos el deber de colaborar activamente en esta
gran obra de difusión
y puesta en práctica de la verdad. Con
igual o mayor empeño, entusiasmo, dedicación y diligencia que
empleamos
para llevar a feliz término nuestros negocios tempo­
rales.
Dando testimonio de la verdad en nuestra vida individual,
familiar, profesional y social. Trabajando para que la luz de la
verdad llegue a todos los sectores del cuerpo social: jurídicos,
militares, culturales, artísticos, económicos rurales, profesionales,
sindicales, políticos, etc. Aprovechando los talentos que
Dios nos
ha dado, y de cuya administración nos pedirá cuentas : inteligen-
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CONOCER, VIVIR Y DIFUNDIR LA VERDAD
cia, riquezas, relaciones amistosas, acontecimientos, oportunidades
de irradiación... Nos haremos así eco del mandato de Cristo :
"Buscad, pues, primero el reino
de Dios y Su justicia, y todo lo
demás se os dará por añadidura".
Pidamos ayuda en nuestros trabajos a la Virgen Santísima,
mod,elo de perfección cristiana, espejo de virtudes, con la ora­
ción de S. S. Paulo VI al proclamarla Madre de la Iglesia (Dis­
curso de Clausura de la tercera
etapa Conciliar el 21 de noviem­
bre de 1964):
" ... protege y asiste a los obispos en su misión apostólica y
a todos aquellos, sacerdotes, religiosos y seglares que con ellos
colaboran en su arduo trabajo ...
"Acuérdate de todos tus hijos; avala sus preces ante Dios;
conserva sólida su
fe; fortifica su esperanza; aumenta su cari-
dad .. .
" ... aleja de todo el género· humano el flagelo del pecado,
concede a todo
el mundo la paz en la verdad, en la justicia, en
la libertad y en el amor". Así sea.
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