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Los tecnócratas contra las profesiones liberales

LOS TECNOCRATAS CONTRA LAS PROFESIONES
LIBERALES
(*).
Partidarios de la concentración de las empresas, por las ra­
zones que se sabe, los tecnócratas lo son también de la desapa­
rición de las profesiones liberales, o más exactamente
de la fun­
cionarización, más o menos apresurada,
de los diversos elementos
que las componen.
Si la tecnocracia triunfase, ya no haría falta buscar, dice
Roger Priouret (1), la clase media de mañana en los tablones
del Colegio de Abogados ni entre las inscripciones de los Regis­
tros de comercio, sino en la lista de los adheridos a la Caja
N aciana! de Cuadros.
Los Abogados, los Procuradores, los Notarios -a los cuales,
por
otra parte, nuestros tecnócratas todavía no han osado ata.Car abiertamente--- están amenazados de que el oficio jurídico o los
negocios sean tratados en cadena como las charcuterías en
Chicago (2).
El plan Armand-Rueff, emanación-tipo del espíritu tecnocrá­
tico, miró ante todo principalmente a los Notarios. Se ocupa tam­
bién de los farmacéuticos, a los cuales quería que se les quitara
la venta de los productos más corrientes, no
para satisfacer a
la clientela
--que no encontraría ninguna ventaja-, sino para
debilitar estas em.presas de carácter familiar en provecho
de los
almacenes con múltiples sucursales reputados,
mejor equipados
y menos onerosos.
Para los Médicos que todavía resisten los asaltos repetidos
de la administración, se haría
el "Centro de Diagnósticos y de
Cuidados",
al que quedarían obligatoriamente vinculados como
el Ingeniero a su fábrica.
Peto no se puede llegar a algo como esto completamente de
(*) Capítulo VIII. de la obra· Les technocrates et la synarch-ie~ diri­gida por Henry Coston y publicada por Lectures Fran-r;aises (núm. espe­cial febrero 1962).
(1) R. Priouret, La RéPwblique -des déPu,tés, París, 1959: (2) El grupo Patrie et pragris, espíritu eminentemente tecnocrático,
no oculta sus intenciones.
En su número mensual de diciembre de 1961, preconiza no solamente "una planificación imperativa pendiente a acrecen­tar y a orientar las inversiones a destacar el crecimiento de la renta, a concentrwr las empresas'', sino también "la liquidaci6n de los privilegios
heredados del pasado y de fos rendimientos abU.sivos resultantes de la uti­
lización de la legislación por los grupos de presión profesionales: nota­
rios, , farmacéuticos, laboratorios farmacéuticos, Colegio de arquitectos,
médicos no convencionados,
etc ... "
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gOlpe : una preparac1on es necesaria. Hace falta, ante todo, des­
truir la organización actual y, sobre todo, romper con la tra­
dición que quiere que el enfermo tenga libertad de escoger el
médico que más le agrade; eso para hacer el cambio de la Segu­
ridad social que se espera
para el porvenir. De ahí la reciente
ofensiva, ya. conocida.
El doctor Maurice Luzuy, miembro de la Academia de· Ci­
rujía y dirigente de sindicatos médicos, ha comprendido que la
pretendida
refarma de la Seguridad social forma parte del plan
tecnocrático. Claramente lo
ha explicado a sus colegas:
"Nosotros tenemos --escribe en la Presse Médicale-la
prueba por la confesión de los técnicos que rodean al ministro de
Hacienda, que son los tecnócratas quienes prefieren el sistema
de convenio individual porque cuesta menos caro.
"Esta representa para ellos una triple ventaja: de una parte,
dará a
la opinión pública un apaciguamiento demagógico: de
otra parte, lanzará sobre los médicos la responsabilidad del fra­
caso de lo que se quiere llamar
una reforma de la Seguridad
social; en fin, evitará que haya que colocar desde
ahora el pro­
blema en su verdad, a
saber: cuando un asegurado social de
1.939 ganaba 1.000 francos
por mes, la Caja de Seguridad social
recibía
900 francos por afio. Cuando el mismo asegurado social
gana, en 1959, 55.000
por mes, la Caja de Seguridad social recibe
108.000 francos por año.
¿ Adónde va la diferencia de una coti­
zación aumentada
123 veces?
"Por es:: precio exorbitante ¿ los enfermos han sido mejor
atendidos? No.
¿ Los inválidos han evitado la miseria? No. ¿ Los
ancianos han sido socorridos? No, porque hasta
ha sido necesario
crear
para ellos la viñeta para los automovilistas.
"No se repetirá nunca suficientemente que el ahorro social de
la nación es de cuatro
mil trescientos miles de millones. De esta
cifra, los cuidados médicos cuestan de cincuenta a sesenta
y éinco
mil millones, ni más ni menos que los gastos de gestión de la
rama de Seguridad social. Haría falta doblarlos para hacer pasar
el reembolso a los enfermos del 40 al 80 por 100, pero para
evitar que se tomen esos sesenta y cinco mil millones para la
Caja del ahorro general, haría falta que la Seguridad social hi­
ciera economías.
Esto representa un esfuerzo de imaginc1:ción y
de voluntad. Resulta mucho
más fácil decir: la culpa es de los
médicos.
"La verdad, es que la tecnocracia quiere estatizar la medicina
y funcibnariz~r a los médicos para es_tatizar y ~uncionárizár todo
lo que escapa a su pader."
J. M.·
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