Índice de contenidos
Número 61-62
Serie VII
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Programa del V Congreso del «Office International»: El sentido cristiano de la historia
-
Como inscribirse y participar en el Congreso de Lausanne
-
Monismo y pluralismo en la vida social
-
Hacia una nueva estructura de la sociedad
-
El orden natural y los cuerpos intermedios
-
La evolución de los cuerpos intermedios
-
La doctrina pontificia y los cuerpos intermedios
-
La familia, principio de la vida social
-
- Estudios
- Noticias

Autores
1968
La familia, principio de la vida social
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
POR
J. GrL MomtNo DE MoRA,
l. La vida social es wn hechO n'aturral que aparece cuando un
grupo de seres vivos de la misma especie se reúne
para vivir
en comunidad. Contemplamos en la naturaleza especies en las
que los individuos viven temporal o permanentemente aislados
de sus semejantes, mientras en otras viven asociados. Desde
los seres asexuados hasta las colmenas, existen innumerables
grados de asociación: nidos, madrigueras, bandadas_, reibaños, etc.,
variables en la duración e intensidad de la vida en común. La
vida social de los seres vivos responde en la naturaleza a dos
necesidades básicas que establecen dos principios correspondien
tes. Más adelante comprobaremo~ que en el hombre existe una
tercera necesidad. En los seres vivos de la naturaleza los dos
principios básicos son :
A) Principio de coalición, que responde a la necesidad de
sumar las -fuerzas de varios individuos para realizar una acción
que supera las fuerzas de
un solo individuo. Por ejemplo, para
la defensa frente a un enemigo superior. Es cuantitativo.
B) Principio de complementariedad, que responde a la ne
cesidad
de que varios individuos de la misma especie se distri
buyan las
tareas de funciones diversas que cada individuo no
puede ejercer
por sí solo y que, sin embargo, necesita. Por ejem
pfo, en el hormiguero la especialización de hormigas guerreras,
obreras, reinas, machos, etc.
Este es un principio cualitativo.
Los individuos entonces no sólo suman esfuerzos, sino que efec
túan mutua prestación de servicios especializados. Estos dos
principios pueden estar presentes
juntos o separadamente. No
cabe considerar sociedades, sin embargo esas colonias multitu-
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
dinarias como las de los microbios, en las que sólo hay yuxta
posición de individuos. sin acción de estos dos principios.
2.
La mda socrn,/ no es e,:clusima del hombre, así lo demues
tra la naturaleza; pero en el hombre puede adquirir una dimen
sión sin comparación a la de los otros seres vivos de la tierra.
Hay un abismo entre la más perfecta colmena y la Ciudá.d de
los hombres.
Ningún otro ser vivo terrenal hizo aviones, bar
cos ni locomotoras. Esto es debi~o a que los demás seres vivos
de la
tierra sólo se sitúan en un plano cuya característica ·es 1a
materia 5:0IDetida a tiempo. Es el plano Temporal en el cual
todo cambia, varía y se mueve constantemente, todo está sujet0
a movimiento. Y el hombre, por contar en su constitución una
componente material que es el cuer_po, también se halla sujeto
durante esta vida terrenal al tiempo y a sus leyes.
Pero a diferencia de los demás seres vivos terrenales, el hu
mano cuenta con
otra componente que es espiritual, el alma, y por
este hecho queda su vida situada también en otro plano propio
de los espíritus, donde
no hay tiempo, cambio ni movimiento,
donde
todo es inmutable y por ende absoluto: es el plano Eter
no del Presente intemporal, donde viven los ángeles espíritus
puros.
El hombre tiene su vida situada a la vez entre los dos
planos,
y ésta es la causa de la diferencia abismal que existe en
tre las sociedades humanas y las de los demás seres vivos de
la tierra.
Esta es una realidad de hecho, independiente de nues
tra voluntad. Tan erróneo es asimilar la sociedad humana a
cualquier sociedad
meramente animal o vegetal, como indepen
dizarla totalmente de las leyes
que rigen a dichas soc_iedades ani
males
y vegetales, porque la realidad independiente de nuestra
voluntad es que el hombre tiene cuerpo y alma. Estos dos erro
res de sometimiento total o independización total a la materia
planean
en todas las ideologías políticas y sociales que equivo
can su camino.
3.
El püvno Temporal o terrenal abarca a todos los seres
vivos de la tierra.
En este plano la vida humana es una vida
animal.
El conjunto de los seres vivos animales se distribuye
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J. GIL MORENO DE MORA
desde Linneo en especies colocadas en una escala progresiva.
Hoy se emplea el término de "grado de evolución" para defi
nir un grado de perfeccionamiento de la especie en relación a
las demás. Es perceptible un hecho que podríamos llamar prin
cipio
de complejidad y que establece la existencia de una rela
ción entre ese
grado de evolución y la complejidad de cada in
dividuo de la especie.
Es relación directa. A niay,or perfección
de la esp,ecie corresponde mayor complejidad. Este principio no
se detiene aquí, sino que constata una relación directa entre esta
complejidad y la intensidad de
la vida social de cada especie.
A
mayor grado de evolución corresponde mayor complejidad y
consecuentemente mayor intensidad de vida social. Los seres vi
vos primarios, virus, microbios, protozoos, no tienen vida sociai
perceptible.
Son individuos poco complejos, que se valen por sí
mismos desde su nacimiento, no hay infancia, ni más· relación
con
otro individuo que la gemación o escisión de un individuo
en dos.
Ni siquiera hay diferenciación sexual, fecundación, ovo
posición, incubación ni embarazo.
El Hombre en el máximo "grado de evolución" es el ser
más complejo y el que por ello conoce, en el mero plano tem
poral,
mayor intensidad de vida social.
4.
La complejidad es causa de palvvalencia. Los seres poco
complejos se valen por sí mismos, pero sus posibilidades son muy
limitadas. Las funciones de una bacteria son muy contadas. Cuan
to
más compleja es la especie, mayor variedad de funciones pue
den ser desarrolladas
por cada individuo. El hombre, cumbre
máxima de· complejidad, tiene la posibilidad de un sinnúmero
de funciones
encerrada en cada individuo. Pero lo que no puede
hacer cada individuo es ejercerlas todas a la vez, y menos puede
cuantas más son las posibilidades que encierra. Por ello la poli
valencia encadenada a la complejidad trae consigo la especiali
zación de los individuos
en unas determinadas funciones, y cuan
to
más alta es la espe.cie en el grado de evolución, mayor espe
cialización tienen los individuos en la vida social,
y a la vez
mayor cantidad de funciones asume cada individuo. Por esto tam-
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
bién puede el hombre cambiar de oficio, cosa que la hormiga
no puede hacer, y mientras que la hormiga sólo ejerce su es
pecialidad,
el hombre hace normalmente un sinfín de cosas más.
Cualquier
tornero es además padre de familia, futbolista, miem
bro de una célula comunista, etc.
5. Las abjeciones a/ principio, de complejidad en su relación
con
la sociubüidad que pueden formularse provienen de dos fuen
tes,
y aunque no nos extenderemos en esta discusión, convendrá
mencionarlas.
La primera es la polivalenCla. La dificultad de
medirla hace que algunos crean menos social el nido que la col
mena, cuando es al revés. La segunda proviene del hechó de que
los principios motores de
la vida social animal no son uno, sino
dos: coalición y complementariedad, con valor cuantitativo y
cualitativo. El primero por abultamiento del número puede apa
rentar mayor importancia que el segundo que contiene la inten
sidad: Las pirámides que hoy se construirían con muchos menos
hombres,
pero dotados de máquinas, no serian por ello menos
sociales.
Estos dos fuentes de error son las que distorsionan
cuando,
por ejemplo, alguien nos diga que el hormiguero es más
social que el nido, corÍ-espondiendo, sin embargo, a una especie
animal inferior.
La realidad° es que el nido es más social que el
hormiguero.
6. Las primeras mawifestaciones de vida social se rela.cionan
con los pequeñuelos,
y en este teri-eno se revela antes que en nin
gún otro el grado de evolución de la especie. Después de los se
res
primarios asexuados aparece la diferenciación sexual que en
la fecundación muestra un primer acto social y la complementa
riedad,
la gestación es otro hecho social y de cornplcrnentariedad.
Si en las especies inferiores macho y hembra dejan de tener
relación después de la fecundación, a medida que se asciende en
la escala animal se intensifican las relaciones entre los padres
con
la preparación del nido o madriguera, la incubación de los
huevos,
la búsqueda de alimentos, cuidados del macho a la hem-·
bra durante el embarazo, defensa de los pequeñuelos, etc. En el
nacimiento, como quiera que cuanto más_ evolucionada es la es-
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pecie más indefenso es el recién nacido y durante más tiempo,
exige el cuidado de los adultos con mayor intensidad y duración.
Son las infancias más largas e intensas cuanto más perfecta es
la especie en
razón al mayor número de capacidades que ha de
adquirir el pequeñuelo. Infancias de días en los peces, de meses en
las aves, de años
en mamíferos, de muchos años en el hombre.
1. La complejidad mult/Jplica las necesidades y por ende las
relaciones que el individuo se ve obligado a
mantener con sus se
mejantes .como aumenta la duración de la infancia. Basta para de
mostrarlo un vistazo a las Ciencias
Naturales de bachillerato.
La aterición de las múltiples necesidades derivadas de la com
plejidad hace imposible que
un individuo ejerza simultáneame~,te
todas las funciones ; de ahí deriva la distribución de funciones
que tiene lugar en toda sociedad. Y o
puedo ser herrero, carpin
tero o labrador o tejedor, pero sólo soy labrador mientras qu~
mi vecino es herrero, y así nos complementamos, porque ]o que
no puedo es ejercer todas las profesiones a la vez. La infancia
se pTolonga en función de la complejidad, esto se comprueba
dentro de la mis1,11a sociedad humana, el carpintero se vale a
los quince años, el
perito a los veinte, el ingeniero a los veinti
cinco
... E 1 p r in c i pi o d ·e c o m p 1 eme n ta r i edad en -
laza con la complejidad y con la duraci6n de
la infancia.
8. Por otra parte, la compkjidad aumenl/a la desproporción
de las fuerzas de cada indimdu.o y el tamaño, de /,a~ empresas
que puede acometer. La construcción de un avión supersónico es
empresa que
ningún hombre solo puede acometer. Por ello la
complejidad enlaza además del principio
de complementariedad el
de coalición, cualitativamente y cuantitativamente exige mayor
actividad social.
9.
El p!,anc intemporal de /,a Eternidad que ya hemos dicho,
diferencia esencialmente
la vida del hombre de la de los demás
seres terrenales,
obra desde el ~omento de la encarnación dei
alma en el cuerpo.
El alma siendo espíritu pertenece, aunque
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I,A FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
finita, a la Eternidad, su esencia es inmutable, su vida es inmor
tal, pues la muerte es propia del plano temporal. En el plano
de la Eternidad exis.te la mayor vida social del hombre.
Ya an
tes de ser consciente, es concebido por Dios Creador, y como
todo el acto de
Dios es amor, recibe este amor desde su con
cepción. En el plano eterno todo acto se vincula al amor y aque
llos seres que Dios crea dotados de espíritu son los únicos a los
que el Creador concede libertad ( que es condición
sine quá non
del amor) para que puedan amar.
El acto que aquí llamamos social en este plano es esencial
mente el acto libre de amor, acto que contiene la máxima com
plementariedad perfecta cuando proviene de Dios. Pues ese acto
es preciso para que lleguemos a existir. El principio del Evan
gelio de San Juan expone ese juego de amor, libertad y com
plementariedad, que es el motor y razón de la creación, con pa
labras que ya nadie puede superar. A ellas me remito. Conviene
recordar cómo el mismo San Juan define en su Evangelio y en
sus epístolas que el amor es un dar y darse grntuitamente. (Sub
rayemos la gratuitidad para escapar de las modernas p:rostitu
ciones de que se ha hecho objeto esta palabra sagrada con sacri
legios sentidos de comercio de egoísmos e intereses.)
Siendo espíritu, el hombre es libre, y es libre por ser capaz de
amar.
El hombre es capaz de actos gratuitos, esto es lo que le
coloca por cima de todos los demás seres terrenales. El hom
bre es el ¡,unto donde se encuentran la bestia y el ángel.
10. El hombre no puede disociar el plano eterno y el plano
terrenal
o temporal en lo social, como tampoco puede disociar el
ahna del cuerpo, porque su disociación, aun como experimento
intelectual, entraña la desaparición del ente hombre. Tanto di
socian los "Angelismos" que prescinden del cuerpo como los
"Materialismos
11 que prescinden del alma, y ambos se apartan
de la realidad y la verdad. D;os, que dicta la Ley natural del
mundo material, dicta también
la Ley Natural correspondiente
a la naturaleza de los espíritus puros, y dicta una Ley para la
naturaleza humana que no es ni una ni otra1 aunque participa
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J. ·GIL MORENO DE MORA
de ambas. Es curioso comprobar en la Historia cómo los an
gelismos
y los materialismos sólo abocan, finalmente, a la
elu.cubración de Utopías donde se reúnen aun partiendo de
puntos opuestos. Es el fruto de la falta de realismo en el pensa
miento.
11. El realismo es la única actitud intelectual que, dando a
Dios lo que es de Dios
y al César lo suyo, aporta verdad en d
pensamiento de las cosas humanas. El realismo es simple sensa-.
tez.
Si en algo es verdaderamente imprescindible es en lo polí
tico
y social. Negar la existencia de los dos planos y de sus con
secuencias es negar la evidencia palmaria, es negar la realidad
y condenarse al error.
12.
El realismo nos obl~ga, pues, a inlduir en1 ['a vida social
del h,omb,e, además
de los prmcip-io~ Je coalic;ón y complemen
tariedad~ la presenda del amor. Y este amor, por su gratuitidad,
escapa a las leyes mecánicas, físicas, instintos, reflejos condicio
nados
y procesos cibernéticos con que pueden explicarse las vi
das de los demás seres vivos de la tierra. Aquí a ·mi pequeñez
le faltan palabras
para expresar la magnitud de este hecho y
la sublimidad de sus consecuencias.
13. El amor. ya m1tervien1e e" la, vida social del hombre an,
te~ de que obre su voluntad. El amor infinito del Creador, en
primer lugar, es causa de que podamos amarle a El y, conse
cuentemente, que podamos
amar a sus criaturas. Es lo que la
Iglesia plasma en la doctrina del Cuerpo Místico
de Cristo y
en la Comunión de los Santos.
En Jo terrenal la relación de amor del padre y la madre y
su complementarie
tima de amor de
la madre con el hijo en el embarazo y su com
plementariedad subsiguiente
_para el hijo precede al nacimiento.
Y cuando
el niño nace, estalla a su alrededor un tejido de amo
res
y complementariedades, de hermanos, abuelos, tíos, parien
tes, niñeras, etc., que preceden gratuitamente a su vida cons
ciente
y, por tanto, al primer acto de amor que él podrá ha
cer. Parientes, médicos, comadronas, servicio, etc., son movili-
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
zados para proporcionar al crío cuanto necesita para seguir vi
viendo.
La familia amplia, en la plenitud de su volumen, des
pliega para el recién nacido una intensa actividad velando su
indefensión. Dfos ha hecho al niño atrayente y amable. Hasta el
desconocido tiene una cuerda sensible ante la indefensión del
pequeñuelo.
14. Al volverse C
dre, a su nodriza, a su niñera, a su padre, a sus hermanos y gra
dualmente a todos los que
Je rodean. El amor, la complementa
riedad y la coalición que recibe le forman en su necesidad, y de
ellas surge el estímulo para el desarrollo de su vida.
Aquí quiero hacer
un inciso para hacer notar que la ciencia
ha establecido con evidencia terrorífica
la relación existente en
tre la desintegración de la familia y la formación de niños atra
sados mentales que son niños que se niegan a vivir, con las ulte
riores consecuencias de delincuencia e inadaptación social.
Entre
muchos citaré unos datos: el Dr. Tosquelle, psiquiatra de origen
español que dirige
en Lozere (Francia) dos establecimientos de
subnormales,
ha establecido claramente que la relación de a tres
formada por padre-madre-hijo es indispensable para la intro
ducción del niño en la vida y fuente de todo el estímulo pre
ciso para su desarrollo mental, siendo tan grave la carencia de
padre como la. de la madre. Por otra parte, el Dr. Litz, del ins
tituto
de salud mental de Betsheda, en investigación realizada so
bre
80 niños esquizofrénicos encuentra: 23 casos en los que uno
de los padres ya tenía anormalidad, 18 casos en los que el pa
dre o la madre están ausentes del hogar, 17 casos de padres
separados o divorciados, 14 casos
en los que los padres viven
juntos -pero con riñas profundas, y sólo ocho casos en los que las
circunstancias anteriores
no tienen lugar, o sea que de los 80 niños
49 correspondían a mala vida familiar de los padres, 23, a anorma
lidades psíquicas de los
padres ( de los que otra proporción tam
bién se deberá a mala vida familiar de los abuelos) y sólo ocho
no responden directamente del estado de cosas fa:t11iliar. Existen
indudablemente causas de anormalidad como la fenilcetonuria que
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.l. GIL MORENO DE MORA
producen atrasos mentales independientes de la coherencia fa
miliar. La fenilcetonuria afecta un 1/10. de los uacimientos,
mientras en Francia en 1963, sobre 9.000.000 de niños existían
800.COO subnormales. Sin extenderme quiero recordar que los
estudios psiquiátricos de los niños-lobos y niños-gacelas que han
sido hallados en los últimos decenios muestran un estado men
tal irrecuperable muy lejano del utópico Tarzán y del Mowgli
de Kipling. Volviendo, pues, a nuestro tema, el nuevo niño
hombre empieza su actividad propiamente humana estableciendo
lazos de amor con aquellas persouas que
le rodean, que le han
dado gratuitamente amor y que encuentra
en ese amplio ámbito
familiar.
15. La familia no es tan s6lo el núcleo padres-hijos, aun
que no hay propiamente familia sin este núcleo. El reducir el
concepto
de Familia a este núcleo elemental responde a un sim
plismo o pereza mental ajeno a la realidad. Antiguamente un
concepto más amplio de
la familia era general. Abraham, que emi
gra con toda su familia, se lleva consigo unas 500 personas, se
gún los modernos exégetas. La Biblia dice que pudo poner en
pie de
guerra 318 hombres. Se llamaba familia al volumen que
incluía, además de los parientes y adoptados, a los socios, a los
servidores.
El concepto clásico de Familia abarca a todos los
que,
más o menos intensamente, intervienen en la actividad fa
miliar.
Hoy son incluibles en mayor o menor grado de intensi
dad los parientes, primos, arnigos, socios, el médico de cabecera,
el abogado, los patronos, los maestros, los colegios, los proveedo
res, los servidores, etc., lo cual integra
un círculo entretejido de
complementariedades e intereses,
de coalición y de amores que
pueden ir desde el intenso amor_ de esposa a esposa hasta fa
simple simpatía, pasando por la amistad. Esa es la verdadera
dimensión familiar.
16.
La familia amplia de /,a reaü,k,d e'stablece zonas convu
n,es con oitras fami"ws) porque- el padre tiene también padres y
hermanos, lo cual engendra lazos
de abuelos a nietos y de tíos a
sobrinos, así como los de primos entre sí.
Hay entonces perso-
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
nas que pertenecen a varias familias distintas y son 'zonas co
munes a la vez que enlazan las diferentes familias con porciones
vivas, no tangentes a modo de canicas que se tocan por un punto
exterior, sino secantes a modo
de casas con un muro medianero
común, lo cual traba las distintas esferas familiares entre sí y
dan como resultado la sociedad de familias que es un todo com
pacto y sólido, la "J erusalem quae aedificata est ut civitas, in
se compacta tata del salmo 121". Roca con partes entre sí bien
trabadas, con formas propias de cristalización, con caracteres
propios de dureza, solidez, color
y forma, donde la trabazón de
parientes comunes encadenando las diferentes partes, relaciona
los
puntos extremos y los vincula a una acción y movimiento
común.
17. La sociedad de familias es la forma natwral de la sociedad
humana. Esto es perceptible en cuanto se estudia la génesis de
todos los pueblos y naciones, es
tan evidente que no nos extende
remos. Respondiendo a los principios naturales de coalición
y
complernentariedad, vehiculando por los canales naturales de los
lazos
de sangre y convivencia el ejercicio del amor, esta socie
dad de familias
reúne los dos planos de la vida humana con sim
plicidad característica de todo lo
natural. La única justificación
de las
verdaderas sociedades nacionales es la existencia entre los
pueblos
que la componen de esta trabazón a modo de familia de
jam.ilias. Y sólo los pueblos conquistadores que se preocuparon,
como
Roma, de establecer e.Stos lazos con los conquistados han
podido permanecer un tiempo, pues aquellos imperios donde no
existió
la familia de familias, nos los muestra la historia efímeros
y sin consecuencias. Se objeta quizás que los modernos medios
de comunicación, facilitando
Íos desplazamientos. facilitan la des
integración
de las familias, pero no es rigurosamente cierto. Fa
cilitafán la desintegración de las familias que quieran desintegrar
se,
y quieren desintegrarse aquellas donde no hay amor. La his
ria nos demuestra tantos ejemplos de movimientos que no sólo
no desintegraron las familias, sino que ensancharo_n y enrique
cieron su ámbito.
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J. GIL MORENO DE MORA
18. E/ reducir la familia al solo núcleo "padres-hijos" ,nic,a
1'· descomP·osiéi,ón socia.f. En efecto, una familia aislada se en
cuentra pronto falta de la complementariedad imprescindible en
la vida de hoy.
Tiene que recurrir a reclamarla de un ente su
perior.
Por desgracia, el único ente capaz de proporcionarle hoy
un mínimo de complementariedad es el E.stado. Y así la familia
aislada no tiene más remedio que entregarse en manos qel Es
tado, desde el momento que deja de estar conectada en la fa
milia de las familias.
19. El impacto de las ideo/o,gías modernas altera el equili
bri~ natural e introduce ciertas perspectivas ajenas a la realidaá,
En efecto, las modernas ideologías proceden todas en mayor o
menor
grado de aquellas que empezaron negando el plano eter -
no en la vida del hombre. Al negarlo negaron el amor y redu
jeron el estndio de la sociedad humana a los límites del de una
mera sociedad animal. Se concibió así una sociedad con razones
de coalición y complementariedad materiales, pero sin razones
de amor. Desarraigadas ya de esta realidad, las ideologías se
lanzaron a la consideración de las solas realidades físicamente
experimentles: el materialismo. Puestos ya en · el terreno de las
utopías se concibió
un ente capaz de suministrar toda comple
mentariedad a todos los
miembros de la sociedad, y así nació la
idea del moderno Estado Totalitario. Pero reducidas a la sola
experiencia sensible, las ideologías fatalmente tenían que trope
zar con el hecho más experimentalmente sensible de la vida te
rrestre que es el movimiento, la mutación, el tiempo. El concep
to de vida quedó entonces reducido a los límites del movimiento,
se definió una Perpetuidad para subsistir a la Eternidad, y d
movimiento perpetuo quedó instalado como meta máxima de la
actividad
humana. El Estado necesitaba entonces disponer de
máxima movilidad y necesitaba manejar sociedades fluidas con
elementos móviles.
20. La; familia nt1tu•al y la sociedad de familias presentó al
mwyor obstáculo a /a movilidad deseada por ese concepto de Es
tado totalitario, porque los múltiples lazos de afecto y amor que
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LA FAMILIA, PRINCIPIÓ DE LA //lDA SOCIAL
engendra cansan la solidificación de la masa social. La idea de
progreso, vinculada a la sola mutación, exigía
la movilidad, y, por
tanto, se pensó primero en reducir la familia al núcleo elemen
tal padres-hijos (lo cual
aún se aplica en muchos campos), pero
después se llegó más lejos
y se redujo la unidad social al indi
viduo.
Fue pensada una sociedad de individuos-canicas retenidos
en conjunto
tan sólo por un Estado-bolsa. Las canicas sólo pue
den tener contactos tangentes exteriores. Entonces resultan mó
viles
y pueden ser manejadas en cualquier dirección echándolas
a rodar por cualquier pendiente. Y esta sociedad de individuos
canicas es la "disociedad", que con sumo acierto nos descri
bió Marcel de Corte este año en Lausanne. Voy a remitir a esa
magistral exposición a aquel que quiera contemplar en detalle la
magnitud
del esfuerzo disociador y sus características; encontra
rá toda la disertación en las actas del Congreso, con ]a profun
didad y erudición_ de que
yo no soy capaz. Baste aquí decir que
las ideologías cristalizaron en
una tendencia que pasa a la his
toria bajo
el nombre de Marxismo, y de la que en mayor o me
nor proporción no se libra ahora ningún Estado moderno.
La destrucción de los lazos es la HDesalienación", el indi
viduo aislado
es el perfecto proletario (hombre-canica), que es
echado a rodar, "Toma de conciencia", par una pendiente, "El
sentido de la historia", con la ceguera fatalista no de moverse
sino de ser movido. Todo esto proporcionado en
stogans que e::i
tablecen sin discusión dogmas-píldoras fácilmente tragables.
21. La reali!dad siqu.e siendo la de los dos pkmlüS temporal
y eterno, por lo cual el hombre sigue siendo capaz de amar. Este
es, sin duda, un grave inconveniente para el Estado~bolsa, ya
que las canicas muestran una molestísima tendencia a "alienar
se" estableciendo en seguida afectos, amistades
y amores con los
vecinos por poco que les dejen quietos.
De ahí que para que
no
se peguen las. canicas hay que removerlas sin parar como el
chocolate: he aquí la revolución _perpetua, motivo profundo de
la vida infernal de nuestras urbes. Y el hombre-individuo-canica
queda condenado a vivir solo
en U!3-a masa de hombres solos
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J. GIL MORENO DE MORA
amontonados dentro de un Estado-bolsa en perpetua convulsión.
Algo muy parecido
al infierno.
22. Pero la ra,tura de lasos produce heridas, pues lo mismo
que las familias para separarse tienen que desgarrar sangrien
tamente esas zonas de parientes comunes con
harta cantidad de
sufrimiento y herida, amén de la disminución de volumen que tal
desgarro produce en
el ámbito familiar, el individuo "desaliena
do", el individuo-canica es un hombre al que se le han arran
cado todos los afectos de padres, hermanos, parientes y amigos,
es un hombre al que sólo le son permitidos contactos exteriores
con otras canicas, tal y como sucede en las relaciones sexuales
de cierta juventUd antes existencialista,
ahora ye-ye. Canicas
que tropiezan al
azar con otras sin más cosa común que el ro
dar en la. misma pendiente, cargándose con la electricidad del
odio anónimo propio de la soledad. Porque el individuo aislado,
el hombre sin amores, no es
un hombre libreJ sino un hombre
solo. Y
el hombre solo es un ser disminuido por la carencia de
la complementariedad más
vital, la del plano Eterno, y el único
refugio que
le queda a su personalidad anulada es el odio. Para
reducirle 'el estado de cani.ca hay que causarle tantas heridas
que
su vida ya sólo es dolor y angustia.
23.
La sociedad-de indituPduos conduce a la hec(J,tombe, pues
la acumulación de sufrimiento sin esperanza producida
por ia
"revolución perpetua", la soledad y la insatisfacción del ~er hu
mano ante tanta acción contra naturaleza, eleva gradualmente
el potencial de la carga eléctrica del odio y fatalmente tendrá
lugar un día con ingenios nucleares o sin ellos, el estallido que
rompiendo en pedazos la piel artificial del
Estado-bolsa, despa·
rrama sobre la faz de la tierra los cadáveres de las canicas ro
tas en
tan tremenda conflagración. Sirva de voltímetro la an
gustia más perceptible en esas juventudes exasperadas y rebel
des, sin saber
ya por qué ni para qué, preludio de las grandes
catástrofes.
24. La fuerza de /a Ley Natural supera a toda ideología que,
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
como todas las cosas humanas, hoy son y mañana fueron y por
eso vive la esperanza. En efecto, la realidad de la capacidad y
el hambre de amor contenida en cada hombre produce una verti
g0inosa tendencia a la sociedad de familias, c;n fuerzas que se
guirán actuando aun en la catástrofe y la opresión. Péro no nos
podemos contentar con la contemplación admirativa de tales fuer
zas y con la espera pasiva de la solución esperada. Si hay ra
zones para saber por simple sentido común que las ·ideologías
del hombre-canica y las sociedades de individuo~ fracasan desde
ahora, también las hay
para convencernos de que la gravedad y
el dolor del proceso dependen de nuestra actual actitud.
25. La pasivútad hará más grave la catástrofe. Siendo pa
sivos nos dejamos convertir en canicas.
Lo único que puede
reducir los
efectos de la conflagración
y, si el tiempo escaso de
que disponemos diere
lugar, evitarla, es excitar y animar por
torlos los medios las fuerzas aglutinantes con el fin de formar
masas de sociedades de familias compactas y coherentes
en el
seno de la masa de canicas.
En e1 estallido las canicas no po
drán defenderse y volarán dispersas; sólo las masas de socieda
des
de familias tienen probabilidad de supervivencia. Si el tiem
po lo permitiese y
nuestra acción fuese acertada se podría lle
gar un día .a cuajar toda la sociedad o su mayoría en una cris
talización que entonces
desgarraría al Estado-bolsa o le obliga
ría a reducir_se a la
tarea de funda suave que nunca debió de
jar. Véase que los núcleos de familias, escondidos en el mon
tón,
pueden ser difíciles de localizar y más aún_ de desintegrar,
tal como la católica Polonia
Jo está demostrando, pues el-amor
es de una sutilidad que escapa al grosero control de las más
astutas policías.
26.
La restaurc.ción: de la sociedad de familias, que es tarea
urgente para no ser pasivos, encuentra la desfavorable circuns
tancia de que el
Po:Ier, generalmente asumido por personas
comprometidas en el tejido del Estado-bolsa, le es hostil,
pero
tiene a su favor todas las fuerzas de la Ley Natura] operante
en
cada individuo, tiene a su favor la realidad y sus evidencias
117
Fundaci\363n Speiro
J. GIL MORENO DE MORA
y tiene la verdad. La tarea consiste en dar conciencia de estas
fuerzas, aclarar las ideas con razonamientos sencillos que opon
gan evidencias a la sistemática propaganda filosófica de las ideo
logías, todo
lo cual pide una formación sencilla pero sólidamen
te fundamentada
en la realidad. Por otra parte. la tarea consis
te
en predicar con el ejemplo mediante la práctica propia de 1a
sociedad de familias, poniendo empeño en intensificar el amor
familiar en todos sus grados. Y como
quiera que la realidad
de
un Dios Todopoderoso, fuente de toda fuerza. exige al hom
bre la necesidad de procurarse la fuerza allí donde está, el ter
cer aspecto de la tarea de restauración exi~e una intensificación
de la piedad y oraciór.i en el ámbito personal y familiar.
Para la comunicación de la doctrina tenemos el inadvertido
canal del sentido común,
por el que fluye la Ley Natura! como
cosa propia y que nos exime de arduas demostraciones filosóficas.
Para la práctica de la sociedad de familias en nuestro ámbito
tenemos la Caridad o Amor, cuyo poder y eficacia son incalcu
lables.
Para la fortificación de nuestra acción tenemos la ora
ci5n
y la piedad, que ningún policía puede impedir. Por eso,
nuestra tarea es más difícil de combatir que de realizar.
27. La rea/;dad, la verdad, el sentido· común, el amor y la
(JY'aciJón tien1en su últwno refugio en la Iglesia Católica, aunque
encuentren persecución en
su mismo seno. No nos tiene que ex
trañar, era forzoso que fuesen atacados allí donde estuvieran
y no estaban en otro lugar. Todo lo antes expuesto está maravi
llosamente
detallad~ en lo que se llama la "Doctrina Social de
la Iglesia", dimanada del magisterio de las encíclicas.
Todo lo
que se construye o elucubra fuera de esa doctrina de la T glesia
en materia social y política acaba cayendo en las más locas
utopias e irrealidades mediante la disociación de los dos
planos
eterno y temporal o de los dos componentes, alma y cuerpo, que
constituyen al ·hombre. Y
en estas utopias naufraga el amor, por
lo cual acaban concibiendo puras bestialidades en el sentido es
tricto de la palabra, porque
la independización del hombre fren
te a la voluntad divina que se manifiesta prácticamente en el
118
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
abandono de la oración deja al hombre. librado a la ceguera de
sus más bajos instintos. No es de extrañar que la Iglesia Cató
lica sea la única· hoy que realmente defienda la familia en todos
sus aspectos, desde el de la indisolubilidad del matrimonio,
1a
indelimitación de nacimientos, la moral, la educación, la ense
ñanza, etc., hasta el de su papel fundamental como principio y ,
fundamento de la vida social. ·
28. Las conse-cu:encias finales de este' razonamiento son que
urgiendo la restauración de la sociedad de familias
y cabiéndo
nos responsabilidad si adoptamos- actitudes pasivas nuestro de
ber nos exige :
1 ·0 La adquisición y extensión de los conceptos e ideas con
formes a la realidad que se encierran en la Doctrinal Social de
la Iglesia. Para lo cual "La Ciudad Católica" pone a disposi
ción de todos textos, ~studios y métodos sencillos y prácticos,
de acuerdo con el más elemental sentido común.
2.º
La inmediata puesta en práctica e intensificación de la
Sociedad de Familias en la vida
de cada uno de nosotros, que la
misma Doctrina Social de la Iglesia nos explica y que sólo re
quiere
por nuestra parte que nos demos más gratuitamente en
un mayor amor en todas .las relaciones que forman nuestra vida
social.
3.0 La intensificación de todos aquellos medios que la Igle
sia nos enseña para obtener la fuerza o, mejor dicho, la Gracia,
cuale_s son Oración, Sacramentos, piedad y cuanto se relaciona
con la vida espiritual,
para que podamos ser testigos de ese pla
no eterno del que tenemos
certez_a y que es esencial a la sociedad
humana. Y hablando de certezas, frente
al fatalismo de los pretendidos
"sentidos
de la Historia" clamemos nuestra certeza de la victoria
final de la Sociedad de Famiíias sobre todas las sociedades de
canicas, a Dios rogando
y con el mazo dando.
119
Fundaci\363n Speiro
POR
J. GrL MomtNo DE MoRA,
l. La vida social es wn hechO n'aturral que aparece cuando un
grupo de seres vivos de la misma especie se reúne
para vivir
en comunidad. Contemplamos en la naturaleza especies en las
que los individuos viven temporal o permanentemente aislados
de sus semejantes, mientras en otras viven asociados. Desde
los seres asexuados hasta las colmenas, existen innumerables
grados de asociación: nidos, madrigueras, bandadas_, reibaños, etc.,
variables en la duración e intensidad de la vida en común. La
vida social de los seres vivos responde en la naturaleza a dos
necesidades básicas que establecen dos principios correspondien
tes. Más adelante comprobaremo~ que en el hombre existe una
tercera necesidad. En los seres vivos de la naturaleza los dos
principios básicos son :
A) Principio de coalición, que responde a la necesidad de
sumar las -fuerzas de varios individuos para realizar una acción
que supera las fuerzas de
un solo individuo. Por ejemplo, para
la defensa frente a un enemigo superior. Es cuantitativo.
B) Principio de complementariedad, que responde a la ne
cesidad
de que varios individuos de la misma especie se distri
buyan las
tareas de funciones diversas que cada individuo no
puede ejercer
por sí solo y que, sin embargo, necesita. Por ejem
pfo, en el hormiguero la especialización de hormigas guerreras,
obreras, reinas, machos, etc.
Este es un principio cualitativo.
Los individuos entonces no sólo suman esfuerzos, sino que efec
túan mutua prestación de servicios especializados. Estos dos
principios pueden estar presentes
juntos o separadamente. No
cabe considerar sociedades, sin embargo esas colonias multitu-
104
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
dinarias como las de los microbios, en las que sólo hay yuxta
posición de individuos. sin acción de estos dos principios.
2.
La mda socrn,/ no es e,:clusima del hombre, así lo demues
tra la naturaleza; pero en el hombre puede adquirir una dimen
sión sin comparación a la de los otros seres vivos de la tierra.
Hay un abismo entre la más perfecta colmena y la Ciudá.d de
los hombres.
Ningún otro ser vivo terrenal hizo aviones, bar
cos ni locomotoras. Esto es debi~o a que los demás seres vivos
de la
tierra sólo se sitúan en un plano cuya característica ·es 1a
materia 5:0IDetida a tiempo. Es el plano Temporal en el cual
todo cambia, varía y se mueve constantemente, todo está sujet0
a movimiento. Y el hombre, por contar en su constitución una
componente material que es el cuer_po, también se halla sujeto
durante esta vida terrenal al tiempo y a sus leyes.
Pero a diferencia de los demás seres vivos terrenales, el hu
mano cuenta con
otra componente que es espiritual, el alma, y por
este hecho queda su vida situada también en otro plano propio
de los espíritus, donde
no hay tiempo, cambio ni movimiento,
donde
todo es inmutable y por ende absoluto: es el plano Eter
no del Presente intemporal, donde viven los ángeles espíritus
puros.
El hombre tiene su vida situada a la vez entre los dos
planos,
y ésta es la causa de la diferencia abismal que existe en
tre las sociedades humanas y las de los demás seres vivos de
la tierra.
Esta es una realidad de hecho, independiente de nues
tra voluntad. Tan erróneo es asimilar la sociedad humana a
cualquier sociedad
meramente animal o vegetal, como indepen
dizarla totalmente de las leyes
que rigen a dichas soc_iedades ani
males
y vegetales, porque la realidad independiente de nuestra
voluntad es que el hombre tiene cuerpo y alma. Estos dos erro
res de sometimiento total o independización total a la materia
planean
en todas las ideologías políticas y sociales que equivo
can su camino.
3.
El püvno Temporal o terrenal abarca a todos los seres
vivos de la tierra.
En este plano la vida humana es una vida
animal.
El conjunto de los seres vivos animales se distribuye
105
Fundaci\363n Speiro
J. GIL MORENO DE MORA
desde Linneo en especies colocadas en una escala progresiva.
Hoy se emplea el término de "grado de evolución" para defi
nir un grado de perfeccionamiento de la especie en relación a
las demás. Es perceptible un hecho que podríamos llamar prin
cipio
de complejidad y que establece la existencia de una rela
ción entre ese
grado de evolución y la complejidad de cada in
dividuo de la especie.
Es relación directa. A niay,or perfección
de la esp,ecie corresponde mayor complejidad. Este principio no
se detiene aquí, sino que constata una relación directa entre esta
complejidad y la intensidad de
la vida social de cada especie.
A
mayor grado de evolución corresponde mayor complejidad y
consecuentemente mayor intensidad de vida social. Los seres vi
vos primarios, virus, microbios, protozoos, no tienen vida sociai
perceptible.
Son individuos poco complejos, que se valen por sí
mismos desde su nacimiento, no hay infancia, ni más· relación
con
otro individuo que la gemación o escisión de un individuo
en dos.
Ni siquiera hay diferenciación sexual, fecundación, ovo
posición, incubación ni embarazo.
El Hombre en el máximo "grado de evolución" es el ser
más complejo y el que por ello conoce, en el mero plano tem
poral,
mayor intensidad de vida social.
4.
La complejidad es causa de palvvalencia. Los seres poco
complejos se valen por sí mismos, pero sus posibilidades son muy
limitadas. Las funciones de una bacteria son muy contadas. Cuan
to
más compleja es la especie, mayor variedad de funciones pue
den ser desarrolladas
por cada individuo. El hombre, cumbre
máxima de· complejidad, tiene la posibilidad de un sinnúmero
de funciones
encerrada en cada individuo. Pero lo que no puede
hacer cada individuo es ejercerlas todas a la vez, y menos puede
cuantas más son las posibilidades que encierra. Por ello la poli
valencia encadenada a la complejidad trae consigo la especiali
zación de los individuos
en unas determinadas funciones, y cuan
to
más alta es la espe.cie en el grado de evolución, mayor espe
cialización tienen los individuos en la vida social,
y a la vez
mayor cantidad de funciones asume cada individuo. Por esto tam-
106
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
bién puede el hombre cambiar de oficio, cosa que la hormiga
no puede hacer, y mientras que la hormiga sólo ejerce su es
pecialidad,
el hombre hace normalmente un sinfín de cosas más.
Cualquier
tornero es además padre de familia, futbolista, miem
bro de una célula comunista, etc.
5. Las abjeciones a/ principio, de complejidad en su relación
con
la sociubüidad que pueden formularse provienen de dos fuen
tes,
y aunque no nos extenderemos en esta discusión, convendrá
mencionarlas.
La primera es la polivalenCla. La dificultad de
medirla hace que algunos crean menos social el nido que la col
mena, cuando es al revés. La segunda proviene del hechó de que
los principios motores de
la vida social animal no son uno, sino
dos: coalición y complementariedad, con valor cuantitativo y
cualitativo. El primero por abultamiento del número puede apa
rentar mayor importancia que el segundo que contiene la inten
sidad: Las pirámides que hoy se construirían con muchos menos
hombres,
pero dotados de máquinas, no serian por ello menos
sociales.
Estos dos fuentes de error son las que distorsionan
cuando,
por ejemplo, alguien nos diga que el hormiguero es más
social que el nido, corÍ-espondiendo, sin embargo, a una especie
animal inferior.
La realidad° es que el nido es más social que el
hormiguero.
6. Las primeras mawifestaciones de vida social se rela.cionan
con los pequeñuelos,
y en este teri-eno se revela antes que en nin
gún otro el grado de evolución de la especie. Después de los se
res
primarios asexuados aparece la diferenciación sexual que en
la fecundación muestra un primer acto social y la complementa
riedad,
la gestación es otro hecho social y de cornplcrnentariedad.
Si en las especies inferiores macho y hembra dejan de tener
relación después de la fecundación, a medida que se asciende en
la escala animal se intensifican las relaciones entre los padres
con
la preparación del nido o madriguera, la incubación de los
huevos,
la búsqueda de alimentos, cuidados del macho a la hem-·
bra durante el embarazo, defensa de los pequeñuelos, etc. En el
nacimiento, como quiera que cuanto más_ evolucionada es la es-
107
Fundaci\363n Speiro
J. GIL MORENO DE MORA
pecie más indefenso es el recién nacido y durante más tiempo,
exige el cuidado de los adultos con mayor intensidad y duración.
Son las infancias más largas e intensas cuanto más perfecta es
la especie en
razón al mayor número de capacidades que ha de
adquirir el pequeñuelo. Infancias de días en los peces, de meses en
las aves, de años
en mamíferos, de muchos años en el hombre.
1. La complejidad mult/Jplica las necesidades y por ende las
relaciones que el individuo se ve obligado a
mantener con sus se
mejantes .como aumenta la duración de la infancia. Basta para de
mostrarlo un vistazo a las Ciencias
Naturales de bachillerato.
La aterición de las múltiples necesidades derivadas de la com
plejidad hace imposible que
un individuo ejerza simultáneame~,te
todas las funciones ; de ahí deriva la distribución de funciones
que tiene lugar en toda sociedad. Y o
puedo ser herrero, carpin
tero o labrador o tejedor, pero sólo soy labrador mientras qu~
mi vecino es herrero, y así nos complementamos, porque ]o que
no puedo es ejercer todas las profesiones a la vez. La infancia
se pTolonga en función de la complejidad, esto se comprueba
dentro de la mis1,11a sociedad humana, el carpintero se vale a
los quince años, el
perito a los veinte, el ingeniero a los veinti
cinco
... E 1 p r in c i pi o d ·e c o m p 1 eme n ta r i edad en -
laza con la complejidad y con la duraci6n de
la infancia.
8. Por otra parte, la compkjidad aumenl/a la desproporción
de las fuerzas de cada indimdu.o y el tamaño, de /,a~ empresas
que puede acometer. La construcción de un avión supersónico es
empresa que
ningún hombre solo puede acometer. Por ello la
complejidad enlaza además del principio
de complementariedad el
de coalición, cualitativamente y cuantitativamente exige mayor
actividad social.
9.
El p!,anc intemporal de /,a Eternidad que ya hemos dicho,
diferencia esencialmente
la vida del hombre de la de los demás
seres terrenales,
obra desde el ~omento de la encarnación dei
alma en el cuerpo.
El alma siendo espíritu pertenece, aunque
108
Fundaci\363n Speiro
I,A FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
finita, a la Eternidad, su esencia es inmutable, su vida es inmor
tal, pues la muerte es propia del plano temporal. En el plano
de la Eternidad exis.te la mayor vida social del hombre.
Ya an
tes de ser consciente, es concebido por Dios Creador, y como
todo el acto de
Dios es amor, recibe este amor desde su con
cepción. En el plano eterno todo acto se vincula al amor y aque
llos seres que Dios crea dotados de espíritu son los únicos a los
que el Creador concede libertad ( que es condición
sine quá non
del amor) para que puedan amar.
El acto que aquí llamamos social en este plano es esencial
mente el acto libre de amor, acto que contiene la máxima com
plementariedad perfecta cuando proviene de Dios. Pues ese acto
es preciso para que lleguemos a existir. El principio del Evan
gelio de San Juan expone ese juego de amor, libertad y com
plementariedad, que es el motor y razón de la creación, con pa
labras que ya nadie puede superar. A ellas me remito. Conviene
recordar cómo el mismo San Juan define en su Evangelio y en
sus epístolas que el amor es un dar y darse grntuitamente. (Sub
rayemos la gratuitidad para escapar de las modernas p:rostitu
ciones de que se ha hecho objeto esta palabra sagrada con sacri
legios sentidos de comercio de egoísmos e intereses.)
Siendo espíritu, el hombre es libre, y es libre por ser capaz de
amar.
El hombre es capaz de actos gratuitos, esto es lo que le
coloca por cima de todos los demás seres terrenales. El hom
bre es el ¡,unto donde se encuentran la bestia y el ángel.
10. El hombre no puede disociar el plano eterno y el plano
terrenal
o temporal en lo social, como tampoco puede disociar el
ahna del cuerpo, porque su disociación, aun como experimento
intelectual, entraña la desaparición del ente hombre. Tanto di
socian los "Angelismos" que prescinden del cuerpo como los
"Materialismos
11 que prescinden del alma, y ambos se apartan
de la realidad y la verdad. D;os, que dicta la Ley natural del
mundo material, dicta también
la Ley Natural correspondiente
a la naturaleza de los espíritus puros, y dicta una Ley para la
naturaleza humana que no es ni una ni otra1 aunque participa
109
Fundaci\363n Speiro
J. ·GIL MORENO DE MORA
de ambas. Es curioso comprobar en la Historia cómo los an
gelismos
y los materialismos sólo abocan, finalmente, a la
elu.cubración de Utopías donde se reúnen aun partiendo de
puntos opuestos. Es el fruto de la falta de realismo en el pensa
miento.
11. El realismo es la única actitud intelectual que, dando a
Dios lo que es de Dios
y al César lo suyo, aporta verdad en d
pensamiento de las cosas humanas. El realismo es simple sensa-.
tez.
Si en algo es verdaderamente imprescindible es en lo polí
tico
y social. Negar la existencia de los dos planos y de sus con
secuencias es negar la evidencia palmaria, es negar la realidad
y condenarse al error.
12.
El realismo nos obl~ga, pues, a inlduir en1 ['a vida social
del h,omb,e, además
de los prmcip-io~ Je coalic;ón y complemen
tariedad~ la presenda del amor. Y este amor, por su gratuitidad,
escapa a las leyes mecánicas, físicas, instintos, reflejos condicio
nados
y procesos cibernéticos con que pueden explicarse las vi
das de los demás seres vivos de la tierra. Aquí a ·mi pequeñez
le faltan palabras
para expresar la magnitud de este hecho y
la sublimidad de sus consecuencias.
13. El amor. ya m1tervien1e e" la, vida social del hombre an,
te~ de que obre su voluntad. El amor infinito del Creador, en
primer lugar, es causa de que podamos amarle a El y, conse
cuentemente, que podamos
amar a sus criaturas. Es lo que la
Iglesia plasma en la doctrina del Cuerpo Místico
de Cristo y
en la Comunión de los Santos.
En Jo terrenal la relación de amor del padre y la madre y
su complementarie
la madre con el hijo en el embarazo y su com
plementariedad subsiguiente
_para el hijo precede al nacimiento.
Y cuando
el niño nace, estalla a su alrededor un tejido de amo
res
y complementariedades, de hermanos, abuelos, tíos, parien
tes, niñeras, etc., que preceden gratuitamente a su vida cons
ciente
y, por tanto, al primer acto de amor que él podrá ha
cer. Parientes, médicos, comadronas, servicio, etc., son movili-
110
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
zados para proporcionar al crío cuanto necesita para seguir vi
viendo.
La familia amplia, en la plenitud de su volumen, des
pliega para el recién nacido una intensa actividad velando su
indefensión. Dfos ha hecho al niño atrayente y amable. Hasta el
desconocido tiene una cuerda sensible ante la indefensión del
pequeñuelo.
14. Al volverse C
dualmente a todos los que
Je rodean. El amor, la complementa
riedad y la coalición que recibe le forman en su necesidad, y de
ellas surge el estímulo para el desarrollo de su vida.
Aquí quiero hacer
un inciso para hacer notar que la ciencia
ha establecido con evidencia terrorífica
la relación existente en
tre la desintegración de la familia y la formación de niños atra
sados mentales que son niños que se niegan a vivir, con las ulte
riores consecuencias de delincuencia e inadaptación social.
Entre
muchos citaré unos datos: el Dr. Tosquelle, psiquiatra de origen
español que dirige
en Lozere (Francia) dos establecimientos de
subnormales,
ha establecido claramente que la relación de a tres
formada por padre-madre-hijo es indispensable para la intro
ducción del niño en la vida y fuente de todo el estímulo pre
ciso para su desarrollo mental, siendo tan grave la carencia de
padre como la. de la madre. Por otra parte, el Dr. Litz, del ins
tituto
de salud mental de Betsheda, en investigación realizada so
bre
80 niños esquizofrénicos encuentra: 23 casos en los que uno
de los padres ya tenía anormalidad, 18 casos en los que el pa
dre o la madre están ausentes del hogar, 17 casos de padres
separados o divorciados, 14 casos
en los que los padres viven
juntos -pero con riñas profundas, y sólo ocho casos en los que las
circunstancias anteriores
no tienen lugar, o sea que de los 80 niños
49 correspondían a mala vida familiar de los padres, 23, a anorma
lidades psíquicas de los
padres ( de los que otra proporción tam
bién se deberá a mala vida familiar de los abuelos) y sólo ocho
no responden directamente del estado de cosas fa:t11iliar. Existen
indudablemente causas de anormalidad como la fenilcetonuria que
111
Fundaci\363n Speiro
.l. GIL MORENO DE MORA
producen atrasos mentales independientes de la coherencia fa
miliar. La fenilcetonuria afecta un 1/10.
mientras en Francia en 1963, sobre 9.000.000 de niños existían
800.COO subnormales. Sin extenderme quiero recordar que los
estudios psiquiátricos de los niños-lobos y niños-gacelas que han
sido hallados en los últimos decenios muestran un estado men
tal irrecuperable muy lejano del utópico Tarzán y del Mowgli
de Kipling. Volviendo, pues, a nuestro tema, el nuevo niño
hombre empieza su actividad propiamente humana estableciendo
lazos de amor con aquellas persouas que
le rodean, que le han
dado gratuitamente amor y que encuentra
en ese amplio ámbito
familiar.
15. La familia no es tan s6lo el núcleo padres-hijos, aun
que no hay propiamente familia sin este núcleo. El reducir el
concepto
de Familia a este núcleo elemental responde a un sim
plismo o pereza mental ajeno a la realidad. Antiguamente un
concepto más amplio de
la familia era general. Abraham, que emi
gra con toda su familia, se lleva consigo unas 500 personas, se
gún los modernos exégetas. La Biblia dice que pudo poner en
pie de
guerra 318 hombres. Se llamaba familia al volumen que
incluía, además de los parientes y adoptados, a los socios, a los
servidores.
El concepto clásico de Familia abarca a todos los
que,
más o menos intensamente, intervienen en la actividad fa
miliar.
Hoy son incluibles en mayor o menor grado de intensi
dad los parientes, primos, arnigos, socios, el médico de cabecera,
el abogado, los patronos, los maestros, los colegios, los proveedo
res, los servidores, etc., lo cual integra
un círculo entretejido de
complementariedades e intereses,
de coalición y de amores que
pueden ir desde el intenso amor_ de esposa a esposa hasta fa
simple simpatía, pasando por la amistad. Esa es la verdadera
dimensión familiar.
16.
La familia amplia de /,a reaü,k,d e'stablece zonas convu
n,es con oitras fami"ws) porque- el padre tiene también padres y
hermanos, lo cual engendra lazos
de abuelos a nietos y de tíos a
sobrinos, así como los de primos entre sí.
Hay entonces perso-
112
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
nas que pertenecen a varias familias distintas y son 'zonas co
munes a la vez que enlazan las diferentes familias con porciones
vivas, no tangentes a modo de canicas que se tocan por un punto
exterior, sino secantes a modo
de casas con un muro medianero
común, lo cual traba las distintas esferas familiares entre sí y
dan como resultado la sociedad de familias que es un todo com
pacto y sólido, la "J erusalem quae aedificata est ut civitas, in
se compacta tata del salmo 121". Roca con partes entre sí bien
trabadas, con formas propias de cristalización, con caracteres
propios de dureza, solidez, color
y forma, donde la trabazón de
parientes comunes encadenando las diferentes partes, relaciona
los
puntos extremos y los vincula a una acción y movimiento
común.
17. La sociedad de familias es la forma natwral de la sociedad
humana. Esto es perceptible en cuanto se estudia la génesis de
todos los pueblos y naciones, es
tan evidente que no nos extende
remos. Respondiendo a los principios naturales de coalición
y
complernentariedad, vehiculando por los canales naturales de los
lazos
de sangre y convivencia el ejercicio del amor, esta socie
dad de familias
reúne los dos planos de la vida humana con sim
plicidad característica de todo lo
natural. La única justificación
de las
verdaderas sociedades nacionales es la existencia entre los
pueblos
que la componen de esta trabazón a modo de familia de
jam.ilias. Y sólo los pueblos conquistadores que se preocuparon,
como
Roma, de establecer e.Stos lazos con los conquistados han
podido permanecer un tiempo, pues aquellos imperios donde no
existió
la familia de familias, nos los muestra la historia efímeros
y sin consecuencias. Se objeta quizás que los modernos medios
de comunicación, facilitando
Íos desplazamientos. facilitan la des
integración
de las familias, pero no es rigurosamente cierto. Fa
cilitafán la desintegración de las familias que quieran desintegrar
se,
y quieren desintegrarse aquellas donde no hay amor. La his
ria nos demuestra tantos ejemplos de movimientos que no sólo
no desintegraron las familias, sino que ensancharo_n y enrique
cieron su ámbito.
113 •
Fundaci\363n Speiro
J. GIL MORENO DE MORA
18. E/ reducir la familia al solo núcleo "padres-hijos" ,nic,a
1'· descomP·osiéi,ón socia.f. En efecto, una familia aislada se en
cuentra pronto falta de la complementariedad imprescindible en
la vida de hoy.
Tiene que recurrir a reclamarla de un ente su
perior.
Por desgracia, el único ente capaz de proporcionarle hoy
un mínimo de complementariedad es el E.stado. Y así la familia
aislada no tiene más remedio que entregarse en manos qel Es
tado, desde el momento que deja de estar conectada en la fa
milia de las familias.
19. El impacto de las ideo/o,gías modernas altera el equili
bri~ natural e introduce ciertas perspectivas ajenas a la realidaá,
En efecto, las modernas ideologías proceden todas en mayor o
menor
grado de aquellas que empezaron negando el plano eter -
no en la vida del hombre. Al negarlo negaron el amor y redu
jeron el estndio de la sociedad humana a los límites del de una
mera sociedad animal. Se concibió así una sociedad con razones
de coalición y complementariedad materiales, pero sin razones
de amor. Desarraigadas ya de esta realidad, las ideologías se
lanzaron a la consideración de las solas realidades físicamente
experimentles: el materialismo. Puestos ya en · el terreno de las
utopías se concibió
un ente capaz de suministrar toda comple
mentariedad a todos los
miembros de la sociedad, y así nació la
idea del moderno Estado Totalitario. Pero reducidas a la sola
experiencia sensible, las ideologías fatalmente tenían que trope
zar con el hecho más experimentalmente sensible de la vida te
rrestre que es el movimiento, la mutación, el tiempo. El concep
to de vida quedó entonces reducido a los límites del movimiento,
se definió una Perpetuidad para subsistir a la Eternidad, y d
movimiento perpetuo quedó instalado como meta máxima de la
actividad
humana. El Estado necesitaba entonces disponer de
máxima movilidad y necesitaba manejar sociedades fluidas con
elementos móviles.
20. La; familia nt1tu•al y la sociedad de familias presentó al
mwyor obstáculo a /a movilidad deseada por ese concepto de Es
tado totalitario, porque los múltiples lazos de afecto y amor que
Fundaci\363n Speiro
LA FAMILIA, PRINCIPIÓ DE LA //lDA SOCIAL
engendra cansan la solidificación de la masa social. La idea de
progreso, vinculada a la sola mutación, exigía
la movilidad, y, por
tanto, se pensó primero en reducir la familia al núcleo elemen
tal padres-hijos (lo cual
aún se aplica en muchos campos), pero
después se llegó más lejos
y se redujo la unidad social al indi
viduo.
Fue pensada una sociedad de individuos-canicas retenidos
en conjunto
tan sólo por un Estado-bolsa. Las canicas sólo pue
den tener contactos tangentes exteriores. Entonces resultan mó
viles
y pueden ser manejadas en cualquier dirección echándolas
a rodar por cualquier pendiente. Y esta sociedad de individuos
canicas es la "disociedad", que con sumo acierto nos descri
bió Marcel de Corte este año en Lausanne. Voy a remitir a esa
magistral exposición a aquel que quiera contemplar en detalle la
magnitud
del esfuerzo disociador y sus características; encontra
rá toda la disertación en las actas del Congreso, con ]a profun
didad y erudición_ de que
yo no soy capaz. Baste aquí decir que
las ideologías cristalizaron en
una tendencia que pasa a la his
toria bajo
el nombre de Marxismo, y de la que en mayor o me
nor proporción no se libra ahora ningún Estado moderno.
La destrucción de los lazos es la HDesalienación", el indi
viduo aislado
es el perfecto proletario (hombre-canica), que es
echado a rodar, "Toma de conciencia", par una pendiente, "El
sentido de la historia", con la ceguera fatalista no de moverse
sino de ser movido. Todo esto proporcionado en
stogans que e::i
tablecen sin discusión dogmas-píldoras fácilmente tragables.
21. La reali!dad siqu.e siendo la de los dos pkmlüS temporal
y eterno, por lo cual el hombre sigue siendo capaz de amar. Este
es, sin duda, un grave inconveniente para el Estado~bolsa, ya
que las canicas muestran una molestísima tendencia a "alienar
se" estableciendo en seguida afectos, amistades
y amores con los
vecinos por poco que les dejen quietos.
De ahí que para que
no
se peguen las. canicas hay que removerlas sin parar como el
chocolate: he aquí la revolución _perpetua, motivo profundo de
la vida infernal de nuestras urbes. Y el hombre-individuo-canica
queda condenado a vivir solo
en U!3-a masa de hombres solos
115
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J. GIL MORENO DE MORA
amontonados dentro de un Estado-bolsa en perpetua convulsión.
Algo muy parecido
al infierno.
22. Pero la ra,tura de lasos produce heridas, pues lo mismo
que las familias para separarse tienen que desgarrar sangrien
tamente esas zonas de parientes comunes con
harta cantidad de
sufrimiento y herida, amén de la disminución de volumen que tal
desgarro produce en
el ámbito familiar, el individuo "desaliena
do", el individuo-canica es un hombre al que se le han arran
cado todos los afectos de padres, hermanos, parientes y amigos,
es un hombre al que sólo le son permitidos contactos exteriores
con otras canicas, tal y como sucede en las relaciones sexuales
de cierta juventUd antes existencialista,
ahora ye-ye. Canicas
que tropiezan al
azar con otras sin más cosa común que el ro
dar en la. misma pendiente, cargándose con la electricidad del
odio anónimo propio de la soledad. Porque el individuo aislado,
el hombre sin amores, no es
un hombre libreJ sino un hombre
solo. Y
el hombre solo es un ser disminuido por la carencia de
la complementariedad más
vital, la del plano Eterno, y el único
refugio que
le queda a su personalidad anulada es el odio. Para
reducirle 'el estado de cani.ca hay que causarle tantas heridas
que
su vida ya sólo es dolor y angustia.
23.
La sociedad-de indituPduos conduce a la hec(J,tombe, pues
la acumulación de sufrimiento sin esperanza producida
por ia
"revolución perpetua", la soledad y la insatisfacción del ~er hu
mano ante tanta acción contra naturaleza, eleva gradualmente
el potencial de la carga eléctrica del odio y fatalmente tendrá
lugar un día con ingenios nucleares o sin ellos, el estallido que
rompiendo en pedazos la piel artificial del
Estado-bolsa, despa·
rrama sobre la faz de la tierra los cadáveres de las canicas ro
tas en
tan tremenda conflagración. Sirva de voltímetro la an
gustia más perceptible en esas juventudes exasperadas y rebel
des, sin saber
ya por qué ni para qué, preludio de las grandes
catástrofes.
24. La fuerza de /a Ley Natural supera a toda ideología que,
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
como todas las cosas humanas, hoy son y mañana fueron y por
eso vive la esperanza. En efecto, la realidad de la capacidad y
el hambre de amor contenida en cada hombre produce una verti
g0inosa tendencia a la sociedad de familias, c;n fuerzas que se
guirán actuando aun en la catástrofe y la opresión. Péro no nos
podemos contentar con la contemplación admirativa de tales fuer
zas y con la espera pasiva de la solución esperada. Si hay ra
zones para saber por simple sentido común que las ·ideologías
del hombre-canica y las sociedades de individuo~ fracasan desde
ahora, también las hay
para convencernos de que la gravedad y
el dolor del proceso dependen de nuestra actual actitud.
25. La pasivútad hará más grave la catástrofe. Siendo pa
sivos nos dejamos convertir en canicas.
Lo único que puede
reducir los
efectos de la conflagración
y, si el tiempo escaso de
que disponemos diere
lugar, evitarla, es excitar y animar por
torlos los medios las fuerzas aglutinantes con el fin de formar
masas de sociedades de familias compactas y coherentes
en el
seno de la masa de canicas.
En e1 estallido las canicas no po
drán defenderse y volarán dispersas; sólo las masas de socieda
des
de familias tienen probabilidad de supervivencia. Si el tiem
po lo permitiese y
nuestra acción fuese acertada se podría lle
gar un día .a cuajar toda la sociedad o su mayoría en una cris
talización que entonces
desgarraría al Estado-bolsa o le obliga
ría a reducir_se a la
tarea de funda suave que nunca debió de
jar. Véase que los núcleos de familias, escondidos en el mon
tón,
pueden ser difíciles de localizar y más aún_ de desintegrar,
tal como la católica Polonia
Jo está demostrando, pues el-amor
es de una sutilidad que escapa al grosero control de las más
astutas policías.
26.
La restaurc.ción: de la sociedad de familias, que es tarea
urgente para no ser pasivos, encuentra la desfavorable circuns
tancia de que el
Po:Ier, generalmente asumido por personas
comprometidas en el tejido del Estado-bolsa, le es hostil,
pero
tiene a su favor todas las fuerzas de la Ley Natura] operante
en
cada individuo, tiene a su favor la realidad y sus evidencias
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J. GIL MORENO DE MORA
y tiene la verdad. La tarea consiste en dar conciencia de estas
fuerzas, aclarar las ideas con razonamientos sencillos que opon
gan evidencias a la sistemática propaganda filosófica de las ideo
logías, todo
lo cual pide una formación sencilla pero sólidamen
te fundamentada
en la realidad. Por otra parte. la tarea consis
te
en predicar con el ejemplo mediante la práctica propia de 1a
sociedad de familias, poniendo empeño en intensificar el amor
familiar en todos sus grados. Y como
quiera que la realidad
de
un Dios Todopoderoso, fuente de toda fuerza. exige al hom
bre la necesidad de procurarse la fuerza allí donde está, el ter
cer aspecto de la tarea de restauración exi~e una intensificación
de la piedad y oraciór.i en el ámbito personal y familiar.
Para la comunicación de la doctrina tenemos el inadvertido
canal del sentido común,
por el que fluye la Ley Natura! como
cosa propia y que nos exime de arduas demostraciones filosóficas.
Para la práctica de la sociedad de familias en nuestro ámbito
tenemos la Caridad o Amor, cuyo poder y eficacia son incalcu
lables.
Para la fortificación de nuestra acción tenemos la ora
ci5n
y la piedad, que ningún policía puede impedir. Por eso,
nuestra tarea es más difícil de combatir que de realizar.
27. La rea/;dad, la verdad, el sentido· común, el amor y la
(JY'aciJón tien1en su últwno refugio en la Iglesia Católica, aunque
encuentren persecución en
su mismo seno. No nos tiene que ex
trañar, era forzoso que fuesen atacados allí donde estuvieran
y no estaban en otro lugar. Todo lo antes expuesto está maravi
llosamente
detallad~ en lo que se llama la "Doctrina Social de
la Iglesia", dimanada del magisterio de las encíclicas.
Todo lo
que se construye o elucubra fuera de esa doctrina de la T glesia
en materia social y política acaba cayendo en las más locas
utopias e irrealidades mediante la disociación de los dos
planos
eterno y temporal o de los dos componentes, alma y cuerpo, que
constituyen al ·hombre. Y
en estas utopias naufraga el amor, por
lo cual acaban concibiendo puras bestialidades en el sentido es
tricto de la palabra, porque
la independización del hombre fren
te a la voluntad divina que se manifiesta prácticamente en el
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LA FAMILIA, PRINCIPIO DE LA VIDA SOCIAL
abandono de la oración deja al hombre. librado a la ceguera de
sus más bajos instintos. No es de extrañar que la Iglesia Cató
lica sea la única· hoy que realmente defienda la familia en todos
sus aspectos, desde el de la indisolubilidad del matrimonio,
1a
indelimitación de nacimientos, la moral, la educación, la ense
ñanza, etc., hasta el de su papel fundamental como principio y ,
fundamento de la vida social. ·
28. Las conse-cu:encias finales de este' razonamiento son que
urgiendo la restauración de la sociedad de familias
y cabiéndo
nos responsabilidad si adoptamos- actitudes pasivas nuestro de
ber nos exige :
1 ·0 La adquisición y extensión de los conceptos e ideas con
formes a la realidad que se encierran en la Doctrinal Social de
la Iglesia. Para lo cual "La Ciudad Católica" pone a disposi
ción de todos textos, ~studios y métodos sencillos y prácticos,
de acuerdo con el más elemental sentido común.
2.º
La inmediata puesta en práctica e intensificación de la
Sociedad de Familias en la vida
de cada uno de nosotros, que la
misma Doctrina Social de la Iglesia nos explica y que sólo re
quiere
por nuestra parte que nos demos más gratuitamente en
un mayor amor en todas .las relaciones que forman nuestra vida
social.
3.0 La intensificación de todos aquellos medios que la Igle
sia nos enseña para obtener la fuerza o, mejor dicho, la Gracia,
cuale_s son Oración, Sacramentos, piedad y cuanto se relaciona
con la vida espiritual,
para que podamos ser testigos de ese pla
no eterno del que tenemos
certez_a y que es esencial a la sociedad
humana. Y hablando de certezas, frente
al fatalismo de los pretendidos
"sentidos
de la Historia" clamemos nuestra certeza de la victoria
final de la Sociedad de Famiíias sobre todas las sociedades de
canicas, a Dios rogando
y con el mazo dando.
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