Volver
  • Índice

Deber y condiciones de eficacia. [La acción] (XVIII)

Deber y condiciones de eficacia
Quin ta parte
Conclusiones y directiva
CAPÍTULO PRIMERO
Una élite de hombres
y
CAPÍTULO SEGUNDO
Un cierto estilo de acción
por
/EAN OussET
Fundaci\363n Speiro

DEBER y·coNDICIONES DE -EFICACIA
QUINTA PARTE
CONCLUSIONES Y DIRECTIVA
CAPÍTULO I.
UNA
ELITE DE

HOMBRES
Según los propios términos de San Pío X ... (1).
"Hay qué recordarlo enérgicamente en estos tiempos de anar­
quía social e intelectual ( ... ). No se edificará 1a ciudad de un
modo distinto a como Dios la ha edificado ... No se trata más
que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos
natufales Y·' divinos contra 100 ataques siempre nuevos de la
utopía malsana, de la revolución
y de la impiedad. Omozia iozs­
Jau.ra!Ye iin Chrristo.n
Tarea inmensa de reconstitución de los tejidos sociales, de
revitalización de
fas céltilas
sociales.'
Ahora bien,

para una semejante acción,
SON MENltSTER HOM­
BRJlS.
Es menester una élite de hombres, no solamente instruidos~
hábiles, resueltos, tenaces, sino diversos en extremo. Repartidos
por todos los lugares y medios. Laicos, valientes y conscientes
de sus responsabilidades. No se ha hecho
nada eficaz y verda­
deramente profundo en-la historia sin esa previa e intensa for-
mación de
algunos. ·
Una éilte de hombres que habiendo captado bien el espíritu
de lo que hay que hacet· sea· capaz de sugerir, de promover, de
orientar. de 'proseguir la ejeCUción. In,cansablemente.
(1) Carta Notre charge a/)ostolique.
111
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
Una élite de hombres unidos, en y por la doctrina sola, pero
no aglutinados en formación cerrada. Una élite de hombres, con_
la suficiente firmeza de carácter,
para que siendo UNOS por la doctrina, por el mismo sentido de los
métodos,
por una

real amistad al servicio de
la verdad, no estén
ni desconcertados,
ni desalentados por la impresión de un aisla­
miento inevitable; teniendo en cuenta que, según las modalidades
de acción semejante, cada uno c0rre el riesgo de encontrarse en
actividades o en regiones muy diferentes.
Una élite de hombres que estén al mismo tiempo relaciona­
dos entre sí y dispersos.
U na élite de hombres que sea a
la vez creadora de unidad y
de diversidad.
Una élite de hombres que sea un factor de armonización, de
concentración de todas las fuerzas sanas.
¡ Sin peligro, no obs­
tante, de unitarismo, de masificación ! ¡ Sin que estén eompro­
metidas la pluralidad
y la diversidad, esenciales a toda. actividad
social! Una élite de hombres que sepa respetar
la autonomía de
iniciativas laudables, que las comprenda, que sepa favorecerlas,
sin dejarse

absorber, sin dejarse cegar por lo que
hay siempre
de un poco egoísta en cada empresa.
Una élite de hombres que, cualesquiera que sean los deberes,
carismas, misiones, vocaciones
y funciones de cada uno, sepan
guardar el sentido del plan general de la acción, el sentido de
contactos más numerosos que haya que establecer
y operaciones
más amplias que organizar, sincronizaciones más fecundas que
reglar. Una élite de hombres que, cualesquiera que sean sus compro­
misos sociales, sus opciones políticas, tengan, por encima de todo,
un espíritu común que les impida limitar la mirada a su activi­
dad particular. No es que se invite a estos hombres a desempe­
ñar más_ que un papel teórico: adherentes o militantes de mera
forma y cuyo corazón esté en otra parte. Su compromiso no
puede ser fecu11:do más que si es real. Pero les es exigido guardar
y comunicar a su alrededor el sentido del combate general. El
112
Fundaci\363n Speiro

DEBER Y CONDICIONES DE EFICACIA
que milite en el siudicalismo, por ejemplo, que milite allí leal­
mente; pero sin perder las.dimerisiones de su·combate por causa
de las dimensiones del combate más amplio en el que su acción
particular encuentra
su puesto y sus límites.
Y el mismo razonamiento puede aplicarse a mil casos, ya se
trate de un miembro de un sindicato o de un afiliado a un partido
político.
Una élite de hombres que, por comprimidos que estén en ta­
les acciones diversas, no dejen de constituir, por cima de estas
últimas, un espíritu generador de unión, de acuerdo, por en­
tendimiento recíproco de las diversas opciones; favoreciendo así
la complementariedad, la solidaridad de las iniciativas. Una élite de hombres desinteresados. Sencillos
y puros de
intención, como las palomas, pero prudentes y flexibles en la
acción, como las serpientes.
Esta élite de hombres de la que habla
Le Play ... : "que no
piensa más que en el bien público, que nada pide para sí, ni
para sus parientes, que deja de ,lado gloria, . . . vanidad, ... ".
Porque siempre son, escribe Maritain (2), "los pequeños equi­
pos y los pequeños grupos los que han hecho las grandes cosas.
Parece que en nuestra época debe ser así, más que nunca, pre­
cisamente porque será (ya lo es) una época de masificación por
la técnica ( ... ). Más que nunca es cuestión de los pequeños equi­
pos y de los pequeños
grupc,s batirse
con más eficacia
( ...
). Tales
irradiaciones invisibles son de muy largo alcance, y tierien en el
orden del Espíritu la misma especie de increíble potencia que
la fisión del átomo en el orden de la materia~'.
Centrales de energía ...
. . . a las que es muy significativo se haya pensado en definir
como un mínimo de hombres dando su impulso a un máximo
de otros.
Lo que basta para sugerir que no puede consistir en una
(2) Le paysan ágs. 249, 251 y 152.
ll3
Fundaci\363n Speiro

JEAN· OUSSET
tropa arbitrariamente designada, administrativamente constituida,
honoríficamente jerarquizada ...
a priori. ·
Pues ya se ha superado el estadio de esas. concentraciones
espectaculares de "leaders" (3,) que,= de hecho, jamás ·han condu­
cido nada.
Lo que interesa comprender es que .es .indispensable la cons­
titución de una élite cívica, ESPECIALISTA de la estrategia. política
y social.
Ahora bien, la con·stitución de una élite no-se decreta. Se
ti;abaja, se co.nsagra-uno a fqrrnarla. _Nuestro.deber es hacer todo
lo posible para lograrla; En .cuanto al éxito del resultado, no
pertenece más que a Dios-.
Si para ser caballe_ro. hubi cribirse, ningún cobarde hubiera dejado de hacerlo,
Lo que consagra. a una élite son los servicios efectivamente
prestados.
Nada de una. seleccipn arbitraria o a priori.
En la calidad del trabajo es donde se· descubre el. valer del
obrero.
Pues -.siempre es grande el_ número de esos consejeros cuya
virtuosidad en el decir. sólo pue~e_ parangonarse con su incapa­
cidad absoluta en el hacer.
Esta élite ha de ~r .reconocida por su aplicación, su pruden­
cia, su habitidad
.en fa acción más. qµe por su palabra.
· Y si es cierto que una f_ormación teórica es necesaria, no
es menos
indi~pen.sable regula~ del mejor modo esas condiciones
y modalidades de acción que habrán de permitir, a quienes sean
dignos, manifestarse.
dan~o pruebas
de
ello.
Es vano esperar cualquier cosa de esa especie de hombres
que, quizás.más b~illantes,.sin embargo_ nunca h~n hecho_ nada. Y
qµe· .se !ldmiran, -,a pesa,.r de to<;lo; de qu~ ~e pueda Progresar sin
ellos. Y que no quedarán satisfechos más que si las realizaciones
de
los. otros les fuera~. entregados por las buenas pa:ra sus ex­
perimentos de veleidosos perpetuos.
(3) Del inglés::~ to lead.: conducir.
114
Fundaci\363n Speiro

CAPÍTULO II.
UN CIERTO ESTILO DE ACCION
¡ No la acción sola !
¡ No la acción toda l
Sino una cierta forma de acción que en la hora actual pa­
rece tanto más preciosa, CmÍnt·ó; es mUY importante como til, y
a la vez particularmente descuidada.
¡ Un cierto' estilo de acción !
Porque por e! momento lo· que hay que promover es menos
una organización que un método a Preconizar, una estrategia
que hacer adoptar. Cualesquiera que puedan ser ·el organismo o
el sector a que· se pertenezca. Estilo de acción que debería subsis­
tir· cualesquiera

que
puedan ser fas vicisitudes,
los éxitos o los
fracasos de los diversos partidüs, asociaciones, iniciativas, etc'.
Acción de vigilancia~ de reeducacióri, de· Cóhcordia penna­
nentes.
Obra auxiliar por exceleri.cia que tiene por finalicfad recon·­
fortar, consolidar,· dar dinamismo a· tódo lo que lo merezca y
ya exista, y más aún, Suscitar, ayudar ·a nacer, asistir en sus
primeros
momentos a los
organismos o
iniciativas deseables.
Empresa:,
cuyas operaciones podrán -ser· de

tres gtados.
Primer gradü. El de la aytida que hay que· suministrar, del
refuerzo 'doctrinal que hay que prestaf, de los consejos estraté­
gicos o· tácticos que
há.y que dar en-cada escafa -individual. Que
es
como decir:

al
amigo aislado, ·at elemento
de
paso que, atmado
con

la referencia o con argumento deseables, corra el peligro de
no reaparecer._
Por humilde que sea el trabajo en este grado es importantí-,
115
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
simo, porque asegura el reclutamiento fundamental, la renova­
ción de las bases, el descubrimiento de nuevos elementos.
Por individuales que sean los contactos, por frágiles y decep­
cionantes que parezcan, es inadmisible desdeflar su atención,
porque del hallazgo de un solo hombre pueden derivarse posi­
bilidades de acción considerables.
Es claro que este primer grado no es más que el de un tra­
bajo individual. Precario por eso mismo. Por fecundos que sean
sus logros.
De a,/ú el segundo griulo. El de la ayuda que hay que aportar,
el

del esfuerw doctrinal que hay que
suminfatrar, el
de los con­
sejos estratégicos o tácticos que hay que dar, pero ria ya a es­
cala individual e inorgánica, sino a asociaciones, partidos o gru­
pos normalmente constitu~ios.
Ya. sea que estos grupos, asociaciones o partidos existan
mucho antes de la ayuda o de los consejos aportados ...
Y a sea; que hayan encontrado en la oferta de estos consejos
y de esta ayuda el principio de su fundación.
Ocioso es decir que 1~ supremacía de la acción en ~~te se­
gundo grado se debe a que se efectúa a una ··escala más va~ta!
más

institucional,
q-µe es
más
· met§_dic~mente constante.

Menos
sujeta a
eso~ desmayos

bruscos, a esos sattos de_ orientación
o
de humor que son la marca de tantos esfuerzo~ individuales. Más
específicamente social, sobre todo. Mucho más fecunda por lo
núsmo.
Es en este grado donde se efectúa esa. unión (esa fecundación)
de la que hemos hablado (1) entre la doctrina y la experiencia.
Es· en

este grado donde pueden y deben estar ayudados los ver­
daderos res¡xmsables de esas comunidades naturales_ que son le­
gión, que tienen las verdaderas. responsabilidades sociales. Pero
que, no obstante, retroceden. Porque les falta ese refuerzo de
(1) Cf. supra, II parte; capítulo segundo. Los hombres en sus en­
laces.
116
Fundaci\363n Speiro

DEBER. Y CONDICIONES EJE EFICACIA
formación doctrinal, cultura, estratégica y táctica; indispensable
a la plena eficacia
polítira y

social :
En cuanto al. tercer grado de la acción contemplada es fácil
comprender su naturaleza e iinportartcia.
Es el grado más particular de la formación, de la concentra­
ción ... , del mantenimiento, de la renovación de esta ·élite de
que acabamos de hablar.
Elite de hombres, sin
la cual el trabajo en los dos primeros
grados sería inconcebible, porque, para ayudar; para dar dina­
mismo, según
acabarnos de

exponer, bien a los grtipos (segundo
grado), bien a los individuos (primer grado) ( ... ) -'-para ayndar­
los, sobre todo, con
la posibilidad de algún rendimiento- supo­
ne la organización de un trabajo previo o simultáneo.
A este tercer grado, pues, deben ser reservados la formación
metódica e intensa, la educación, la puesta de actierdo, el_ mánte­
nimiento psicológico, moral, espiritual de los que; habiendo com­
prendido la importancia rapi>al..de este estilo de acción cívica
multiforme, desean entregarse más conscienteinente, más volun­
tariamente a la inscronización, al establecimiento de la organiza­
ción polivalente exigidas por la misina naturaleza del estilo de
acción propuesto.
No es que las tareas de este tercer grado hayan de ser el
objeto de una opción exclusiva. Salvo raras excepciones, nada
impide y todo inclina a creer que estos voluntarios no deben
abandonar las funciones, no deben perder los contactos u oca­
siones de influencia que puedan
tener en
los dos primeros
gta­
dos. Sin lo cual sería grande el riesgo de que un fariseísm& de-·la
acción, so pretexto de reservarse para ser todavía, ináS · todo a
todos, les lleve a atribuirse los éxitos de trabajos en que apenas
han tenido parte y a no ser seriamente útiles en parte alguna.
Hechas estas reservas ( y recomendaciones) sólo queda indicar
que el carácter
más marcado
de los militantes de este tercer
grado debe consistir en un gusto particularmente vivo por la
polivalencia de los servicios, en un sentido agudo de la comple-
117
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
mentariedad de las jniciativas, en la inteligencia de las sincro­
nizaciones más amplias· de la ·acción. Incluso si pareciera que es­
tas últimas no interesan directamente al sector particular de
cada uno.
O dicho de otra forma: la .. gran-obligación en .este grado,
después dél cuidado de una formación personal más. rigurosa, es
de sentirse solidario de todo lo que pueda ayudar a la Causa, a
cuyo servicio se ha consagrado uno.
Deber para cada cual de mantener en el fundo de su cora­
zón el -equivalente--i en el plan cív:ico !-· de .esta preocupación
cotidiana Y." universd: "instantia mea .quotidiana, sollicitudo om­
nium", que. hiw escribir a San Pablo en· su segunda Epístola
a los

Corintios (2)
''¿ Quién desfallece .que no desfallezca yo?
¿ Quién Se escandaliza que yo no .me abrase?"
· Na_da serl~-más contrariot en consecueneia,.al esp_íritu _de este
tercer. grado como la ':constitución de una tropa .soberana, ¡ y
perentoria·! ~-~Estrategas de café,'! dedicados a la acción sqcial y
política .
. Este tercer

grado.
debe ser el de los. servicios públicos por
excelencia, el de los·agentes de·enlace del combate cívico, el de
los animadores irreductibles ,de la

concertación más amplia po­
sible contra el totalitarismo moderno.
* * *
Faltan sólo por pre:isar cuáles 'son las normas de acción que
mejor· convi~nen. a cada, unQ .de .eStos grados.
(Zl xr; 28.
',
118
Fundaci\363n Speiro