Índice de contenidos

Número 78-79

Serie VIII

Volver
  • Índice

Jacques Maritain y el neo-modernismo

JACQUES MARITAIN Y EL NEO-MODERNISMO (*)
(Le paisan de la G-aronru,) .
POR
Loms JuGNET.
"¡ Habláis de eficacia! El resultado será
finalmente la defección de una gran multi­
tud"
(pág. 141).
Redactamos este artículo casi con repugnancia, pues nos coloca
en una situación bastante penosa: cofremos el riesgo de disgus­
tar a un cierto número de amigos, de los que unos nos reprocha­
rán ser demasiado favorables a
la obra de Jacques Maritain, y
otros tener demasiadas reservas respecto a él.
En efecto, no podernos ni queremos olvidar todo lo que debe­
mos a Jaa::¡ues Maritain, cuya obra nos fue conocida a partir de
1930, desde el comienzo de nuestra vida de estudiante, al mismo
tiempo que la del P. Garrigou-Lagrange y del P. de Tonquédec.
Posteriormente nos hemos entrevistado algunas veces con
Jacques Maritain, quien nos mostró mucha afabilidad y bondad.
Pero es sobre todo
la lectura muy atenta de su obra la que nos
ha enriquecido. Diga,µos más bien: de sus obras fundamentales
(*) Con autorización expresa que agradecemos vivamente del ·autor i
y del Director de La Pensée Catho-liqwe~ reproducimos del número 107
de dicha revista, afio 1967 (Les
E este importante trabajo de Louis Jugo.et, Profesor de Filosofía del lnstitut
d'Etudes Polnhiques de Toulouse, baen amigo nuestro, del cual en ante­
riores números de V $RBO hemos tenido el honor de publicar los siguien­
tes trabajos: núm. 30, "La advertencia del Santo Oficio sobre las obras
del padre Teilhard de Orardin", "Reflexiones sobre el teilhardismo";
núm. 54., "Teilhard y los· no creyentes,"; núm. 58, "Claudel, Santo Tomás
y Teilhard".
Las citas que este irtículo contiene ·de "Le Paysian de la Garorme" se
refieren
a la edición, en francés, de Desclée de Brouwer, 1966.
761
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNET
de filosofía pura, pu~ estamos en total desacuerdo con su obra
político-social. ¿ Cómo no recordar aquí lo que fueron, y lo que
han seguido siendo, para tantos de nosotros, uTrois réforma:tewrs",
"Antimoderne'', "Réf/e:riJons sur /'Intelligence" y "L.a Pmloso­
phie 1,ergsa,w,en//lle", (1). Pero estamos en total oposición con todas
sus opiniones sobre la Democracia, la Historia, etc ... y deploramos
profundamente la audiencia que ha encontrado por la serie de
obras que ha consagrado a este tema. Muchos tomistas actuales
están
¡por lo demás en el mismo caso, y solamente por irenismo
no i:qsistíremos en eilo en este momento.
Si se hubiera tratado de hacer el análisis crítico de una
"Summa" maritainiana, muy probablemente nos habríamos re­
cusado, para evitar remover recuedas queridos mezclados
con· recuerdos penosos, ·Afortunadamente, "Le paysam de la Ga­
rmine'' comp01'ta, en
el fondo, do,s libros en uno solo: hay en
él una reacción' extremadamente viva contra el neo-modernismo
reinante, y una repetición muy oscura y bastante zigzagueante a
veces de temaS gratos · a Maritain, llenos de interés sin duda,
pera ya tratados por -él en-la masa Qe suS obras anteriores. Sin
duda' esta ;reiteración contribuye, en el espíritu del autor, a sos­
tener su grito dé· protesta contra· las insanias actuales; pero, en
fin, su crítica de éstas se basa perfectamente, y constituirá el
único objeto de tiuestro presente análisis.
Primera
afirmación de J acques Maritain: Esto::mos en pleno
modernismo (¡ menos mal, esto ya empieza a saberse!) : . el n,o·­
modernismo que
florece hoy ... " (pág. 10) -"La fiebre neo-mo­
,dernista ... co~parada con la cual el modernismo del tiempo de
Pí? X (2), no.era más que un nwdest,; catarro de heno" (pág. 16)-,
'(1) Esto no implica que,-incluso·fuera de-lá filosofía, de la Política
y.de la.Historia, estemos de·acue!'do'con-'toda.s las opiniones de'Jacques
Maritain, incluso direrilo-s ·que falta-mucho. No creemos en modo alguno·
en el "toniiiSrn.o existencial" que él defiende, -conjUntamente con Etienne
Gilson. Tampoco· en su· cúifosa.-. concepción de, las relaciones · entre teología
y filosofía moral. Ni tampoco en su idea sobre las relaciones entre el arte
Y la moral. ·y esta breve enumeración no· es exhaustiva.
(2) ¿ Por qué no "~n ·Pío X" ?
762
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARJTAL'J Y EL NEO-MODERNISMO
el modernismo desbocado de hoy" (pág. 19) (3). Y Maritain pin­
ta un cuadro bastante evocador de las demoliciones doctrinales
presentes.
Es necesario degustar, si asi puede decirse ( ellci es
amargo, pero muy saludable) la
¡,ágina 17, palabra ,por palabra.
Todo desfila allí ...
los ángeles, buenos o malos, "su,pervivientes
etéreos de una imagin,ería babilónica" ; el pecado original, el Evan­
gelio de la
Infancia, la resurrección de los cuerpos, la idea misma
de creación, la distinción entre naturaleza y gracia y la fransus­
tanciación "invenciones
escolásticasn, el Infierno, la Trinidad, la
Enca:rnación, la Cruz y la Redención, "última. sublimación. de los
cmtigwos mitos y ritos emulatorios" ... que tiene por conclusión la
breve y terrible fórmula de la página 28: "Todas esas gente~ IWln<
simplemente cesado, de creer en la Verdad'' (4). Si se tuviera la ten­
tación de creer que
el autor exagera, que se lea con toda la aten­
ción precisa
el muy pintoresco análisis hecho por Maritain ,de
las lucubraciones del Padre Schoonenberg (5,) (¡,ágs. 226-232):
El pecado original y la Redención son alegremente inmolados
en nombre de e.so que un eufemismo de moda. llama "una nueva
p>resentacÍJÓn de'l dogma''. Maritain, _desolado y sarcástico a la
vez, maltrata sin compasión esas ,insanias_, a las que algunos
(3) El .autor añade:_ "El vocablo modernismo ha envejecido, si1n, em­
bargo no conozco otro mejo,.; :Y· el haber envejecido le hace inc1,uso-/J(W­
ticularmente bueno" (pág, 16, .núm. 1) que nos permitirá que nos remi­
tamos
aquí a nuestro artícu,lo Face QIU modernisme, publicado en lfiinéraires
número 86 de septiembre-octubre de 1964, en el que se encontra,rá espe­
cialmente un cuadro sinóptico de las tesis modernistas M.tiguas y modernas.
( 4) Maritain, que cree en la verdad, da una hermosa recopilaci6n de
textos· escriturarios sobre esa Reina escarnecida (págs. 132-134).
(5) Jesuita holandés bastante destacado en la Compa!Ha y -opi­
niones sobre -la· Eu.cru:=istía han contribuido bastante ·manifiestamente, con
las del Padre Smits, capuchino, a suscitar la Encídica "Mysterium ·Fidei'"
de Paulo Vl, Las grandes órdenes religiosás se entienden decididamente
mucho
·mejor que en otros tiempos en las edades de oscurantismo, puesto qtie
la crítica más insolente de la Endclica .fue entonces obra de los dominicos,
en el
demasiado famoso,De Ba.min (cf. La pensée catholique, 99-99 bis
páginas 54-57).
763
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNET
nos invitan en este momento a ver un signo magnífico de renova­
ción intelectual...
Tampoco está demasiado satisfecho con la sexolatría de moda
( d. págs. 86-87) y cita muy oportunamente la feliz fórmula del
Doctor
Eck sobre el ilustre abate Oraison: "Una especie de on­
tologfa con base sexuaf' (pág. 30).
Si el mal
es a la vez tan profundo y tan extenso, ¿ de dónde
viene? Sin querer invocar inmediatamente al Espíritu de Mentira,
en
el cual el mismo Maritain cree tan firmemente, a nivel de las
causas humanas (capricho, tontería, pasión, etc ... )
se discierne
con
facilidad algunas raíces esenciales : la cronolatría epistemo­
lógica,
la logofobia, la temporalización del cristianismo y el ac­
tivismo.
Hay que felicitar y agradecer a Jacques Maritain el que haya
designado en primer lugar al enemigo número uno que es el
subjetivismo, y, más particularmente su forma evolutiva o mo­
vilista (6).
Toda su vida, Maritain ha denunciado la idea imbécil
(pero casi universalmente extendida en nuestros días), según la
cual
la verdad es función del tiempo, y lo nuevo, por fuerza su­
perior a
lo antiguo (7). Así entronca con el pensamiento magis­
tral de
Platón y de Aristóteles frente a Heráclito, Protágoras y
(6) Cf. págs. 25-28 -utilimmos babitmlmente la palabra movilisra,
que está" aceptada en el Vocabulaire t.echnique et critique de la philosophie
de Lalande, oon preferencia a la palabra evolucionista, que para mucba
gente hace pensar ante todo en las ciencias naturales.
(7) Cf. "Es confundir el arte del filósofa y el del sastre, La clámide
ya; no se lleva, la túnica tampoco; J,or tanto, ta,mpo,ca, se delJ.e esf(lf" con
Aristóteles y Santo Tomás ('4Une heure avec", de Fréderic Lefievre, l.l3-
serie). ''Juzgar del tomismo com.o de un vestido que se llevaba en el siglo
XIII y ya no se Ue'Ua, como si el valor &e tma metafisiea eslwokro m /un-J
ción dél üempo, es un modo de pensar verdaderamente bCWbaron (Le Do·c ...
teur Angélique, prefacio, pág. xrv.· Cf. igualmente págs. xvrr-:xvrrr. Ver
igualmente, contra una objeción de R. Fernández, Des degres du SMJoir,
págs. 6--8. Maritain no se-detiene en separar el mito de una ·"razón dia­
léctica:", es decir, evolutiva, y se comprende muy bien. Sin embargo, pt:11esto
que la inteligencia de muchos está enferma (sobre todo en. .. la inte11igent­
sia ... ) consagraremos un estudio posterior a esta pseudonoción.
764
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARJTAIN Y EL NEO-MODERNISMO
Cratilo. Por otra parte empleará, con respecto al pensamiento
dominante, la excelente expresión de
"Gran Sofística" y dirá ex­
presamente:
"Protágoras había ya formJUlado el gran exioma"
(pág. 159).
La logofobia, u odio de la inteligencia bajo su forma vital y
espontánea, es la amable hermana de la cronolatría; la una puede
ir sin la otra: si todo cambia sin cesar, si no existe nada inmuta­
blemente verdadero, ¿ cómo puede concederse el más pequeño
valor a esta
"metafísica natuml de la i,nteligencia. humama"
(Bergson) heredada de los griegos, y que insiste sobre nociones
como las de naturaleza, esencia, sustancia? Ahora bien, en ello
se pone en juego la salud misma del espíritu: Si la naturaleza
humana, para nosotros no podría devenir otra cosa más que ella
misma bajo pena de absurdo, esta naturaleza puede ser cualitati­
vamente alterada.
El hombre no puede dejar de ser un animal
dotado
de razón, pero puede desvariar cada vez más gravemente.
Este
es el caso de muchos de nuestros contemporáneos, para los
cuales las nociones más elementales, verdad, error, bien, mal, no
quieren ya decir nada de nada. El esfuerzo de la mayor parte de
los filósofos modernos consiste precisamente en tratar como acu­
sado al pensamiento espontáneo, pre-filosófico (todavía no ma­
nipulado,
se podría decir), en tanto que como ya lo decía tan bien
Maritain en "Le Docteur Angélique,,: Si la razón natural vale
algo, "y si no mejor será ser vegetal, que filósofd', la doctrina
que se desarrolla mejor en su línea auténtica "¿no tiene todas las
probabilidades de ser cierta también"? (8).
La temporalización del Cristianismo es, además, el abandono
del sentido de trascendencia., el desconocimiento del carácter ra­
dicalmente sobrenatural de la Fe, que tiene por corolario las
consecuencias extraviadas que se sabe. El canónigo Vancourt ya
(8) No se trata en modo alguno por otra parte de un recurso ciego
al buen sentido. Sobre esto, los autores tomistas se han explicado sobra­
damente: es preciso
recordar aquí una vez más la admirable obra del
llorado
Padre Garrigou-Lagrange: Le Jiens commun, la philosofhie de
l'etre, et les formules dogmatiques, que se obstinan desgraciadamente en
no reeditar.
765
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNET
había hablado de ello, con valor y moderación (9). Recomendamos
muy particularmente la lectura de las páginas
85-98 ("De rodillas
ante el mundo"), de las que son las siguientes· sugestivas líneas:
"En otros térm,inos, ya no hay ,nás que la tierra -completa
temporalización del cristianismo ( subrayado en el texto)-(pági­
na 88). Y este ,bonito trozo:
Por ello se comprende por qué h(gj)
tres cosas de las que un predicador ;,.teligente no debe hablar ja­
más, y en las que hay que p,ensOf/" lo menos posi/J1le, wwnque se ten­
ga que re~itar el Credo todos los domingos (pero hay tantos mitos
en
él ... ): -La primera cosa que hay que dejar en la sombra es
evide,itemente el otro mru,nido ( puesto que "° existe). La segunda
cosa
que hay que dejar e,i la sombra es la Cruz ( subrayado) ( ella
no es más qu1e un símbolo de los sacrificios momentáneos exigidos
por el progreso). La tercera cosa que hay que dejar en la sombra,
y
que olvidar, es la santidad (subrayado), si es cierto que en, el
principio de la santidad hay en el fondo del alma ... una ruptura
radical con el ,wundo ( en el sentido en, que el Evoogelio entiende
esta palabra)" (pág. 90).
El activismo es el correlativo de este error: Existe ahora "en
muchos Cr'DStia.nos'', así como "en sacerdotes y religivsos cuyo
número es alarmante"~ "una señalada tendencia a dar a la. efi­
caci,a, la pri,m,acfa sobre la verdad" (pág. 140). Sigue el apóstrofe
desilusionante que nos
ha servido de epígrafe : "/Habláis de
eficacia! El resu/,tado será finalme,ite la defecci61' de una gran
multitud" (pág. 141) ...
Lo esencial nos parece que está contenido en lo que precede:
la situación es, si se puede decir, terriblemente clara en tanto
que nada eficaz venga a ·poner .diques al mal, y que verosímilmen--,
te vamos a verle desarrollarse cada vez más en los días venide­
ros. La apreciación de conjunto es severa y sin apelación: "El
juicio mereci,do p'Or los trabajos de lm renovadores que acomodan
k, teologfa sea a k, salsa teilhmrdiana, sea a la salsa fenomenoló-
(9} La crise du-christianisme contemparo,i,n (Aubier-Mon.taigne, 1965)
cf. nuestro artículo Que devient notre christianirme? en Itinéraires
( 766
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARJTAIN Y EL NEO-MODERNISMO
gica, no es difícU de emitir: son obras de wna fatuidad apaswnada
por servir
a los ídolos del tiem¡pa .. J>or efímeras que sean, esos her­
·mosos trabajos
aJPl>en ciencia
crisliana y la 'Vida de la fe; y, en lugar del verdadero fuego
wuevo, exigido por westra ép'Oca, "º aporta más que el humo de
un bosque p·odrido que no acaba de arder en Uamas. Lo'S p,reten­
didos renovadores de que se trata son infortunmos retrógrados
que
quieren volver al punto cero ... retrógrados balbucientes que
se creen vanguardistas" (págs. 233-234).
Estamos muy satisfechos de ver por fin a Maritain tomar
abiert.amente posición, y en cierto modo oficialmente, contra
Teilhard de Charclin (10). Pero hemos de decirnos con toda sen­
cillez que encontramos su crítica a Teilhard de Chardin, así como
la de Etienne Gilson, demasiado indulgente (11). Sin embargo,
señala perfectamente
el veneno teilhardiano del movilismo que
se asemeja indiscutiblemente con el del marxismo:
"... Una
concepnón puramente evolutiva ( swbrayado en el
texto') en la que el ser está reemp,f,azado por el devenir y .en la
que toda esincia o naturaleza establemente constituida en sí
misma se desvanece" (¡pág. 181).-·-Igualmente se lee (pág. 251}:
"... Su evolucionismo·, mwy diferente del de Marx, pero ta:n, ra,­
rical o m,ó,:s radical tod Si hemos dicho algunas palabras sobre Teilhard se debe a
qne es el inspirador fnndamental del Nea-modernismo.
Por ello
se comprenderá que fieles a la distinción metodológica que hemos
formulado al comienzo de nuestro artículo, no analicemos el muy
largo pasaje consagrado
poi-Maritain a la "ideosofia" (es decir
l¡i filosofía moderna en tanto que inspirada por el idealismo). Sin
duda nos alegramos de ciertas fórmulas efectistas (12). Pero nos
(10) Págs. 173-187 y además los anexos I-11
(11) Cfr. aquí-lás jtistas observaciones de H. Rambaud, en ltin.érawes
de abril 1967 ("La Garonne et le Danube").
(12)' CL "un. filósofo ... no puede ser un idealista. Aparento decitr una
éftormidaá~ pe-ro es' una verdad .axiomiiticó.1a que enuncio (,pág. 149). (V .er
lo que ha· escrito ·Gil.son:· "Querer ·pensar ·en el idea'li.rmo es querer PenstW
767
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNET
parece que Maritain es un poco demasiado severo, si no para el
mismo Husserl ( el cual, efectivamente, ¡,;. permanecido radical-·
mente idealista), al menos para el método fenomenológico como
tal. Por nuestra parte, nuestra posición con gusto se situaría entre
la de Maritain, un poco demasiado radical quizá, y la de Vancourt
que,
en nuestra opinión, espera a veces demasiado del método
fenomenológico (13).
Hasta aquí hemos tenido el placer de proclamar nuestro pro­
fundo acuerdo con J acques Maritain. Sin embargo, es pr~iso ex­
presar nuestro profundo desacuerdo con él sobre .varios puntos
importantes. Entremos en primer lugar en
un detalle que no es de los de
mayor interés: Maritain, en la obra citada, no pierde ocasión de
hablar mal de los profesores como tales. Visiblemente éstos Je
irritan. Evidentemente, en nuestros días, no tenemos buena pren­
sa, y siempre se puede tener al público a favor hablando mal de
nosotros, como de los gehdarmes o ... de los curas. Es una tra­
dición muy antigua -en Francia; pese a ello, se c:orre el riesgo de
.que no sea siempre justa ... ; y por añadidura, ¿ qué hace entonces
Maritain de uno de los aspectos esenciales de su carrera?
Pero
esto, después de todo, apenas tiene importancia (14).
Más grave es la actitud de Maritain con respecto a la tradi­
ción tomista: a los
discípulos más fieles de Santo Tomás se les
atribuyen grandes extravagancias intelectuales y se les hace res­
ponsables del fracaso del tomismo en
la época moderna. No se­
remos nosotros ciertamente quienes neguemos
el certero fun-
lo-impensable". Y Dalbiez: "El idalismo no vive más que de fragmentos
de realismo que
él reincorpora fraudulentamente").
(13) La philosophie et sa structure, t. I, Phi!osophie et la ph&cmé­
nologie
(Bloud, 1953). La phénoménologie et la foi (Desclée et cie., 1955).
M. Vancourt es uno de los mejores especialistas católicos de la fenome­
nología
(v:er su traducción de la obra de Nicolai Hartmann: Les príncipes
d'une méthaphisyque de
la, connaissanice, Aubier).
(14)
Por otra parte, son los teólQKOS (en bloque) quienes reciben las
mayores censuras
,(cf. !Pág. 357, núm. 1). La tecnicidad de su lenguaje
les
es inopinadamente reprochado como jerga. Son orgutlosos, etc ....
768
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARITAIN Y EL NEO-MODERNISMO
damento de un determinado número de agravios clásicos (ligazón
ilegítima entre una excelente
. filosofía

y
una ciencia caducada;
estrechez de ciertas sempiternas disputas de escuela; rutinas pe­
dagógicas, etc ...
}; pero en fin, como se ha dicho, el fondo era só­
lido y no deja de experimentarse un pequeño estremecimiento
del corazón cuando se ven liquidar de un golpe t~.ntos espíritus
ilustres (15).
Si los antiguos tomistas ( de los siglos XVI al XVIII) han des­
merecido tanto, juzgad un poco de
lo que pueden valer los van­
guardistas del renacimiento tomista en
la época contemporánea.
Maritain no nombra casi a ninguno, salvo (gracias a Dios) al muy
querido
Padre Garrigou-Lagrange, y también a algunos de sus
amigos personales, a los que un carisma verdaderamente ines­
perado ha hecho, junto con él, únicos clarividentes sobre el ver­
dadero sentido del tomismo ... los otros no son nada; se les trata
caritativamente IXJr el si!lencio o bien se les barre de un escobaw.
No exageramos: en vano se buscará, por ejemplo, el nombre del
Padre Billot para la teología, y del Padre de Tonquedec para la
filosofía, Y "señores metafísicos" como
el llorado Padre Gredt,
O. S. B., son alegremente relativizados. Sin duda, sus "Elementa
philosophiae
aristotelico-thomisticae" (Herder, Friburgo, reedi­
tado en Barcelona) son
"una olh"a de gran mérito redacfadOJ d~
la manera má,s exacta y má,s concknzuda ... un perfecto modelo
del género-", pero "se tiene eni las monos un aerolito caído del
cielo, con todo lo que es preciso haber escrito sobre ello 0páginas
202-203). Protestamos firmemente contra semejante apreciación
no sólo porque tenemos personalmente una gran deuda contraída
con
el Padre Gredt, sino porque sabemos lo que muchos religiosos
( de su Orden, en primer lugar) le deben en cuestión de rigor en
su formación metafísica y de seguridad doctrinal.
Por lo demás, nos parece que el agravio formulado en dos
palabras por Maritain es inoperante: además del estudio histó­
rico del tomismo, en el cual se ha distinguido particularmente
Etienne Gilson, ¿ no es éste un estudio formal, riguroso, casi in-
(15) Cf, págs. 215-220.
769
49
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNET
cluso axiomatizado, de las· tesis esenciales de la filosofía tomista
contempladas esta vez en su significado propio y en su encadena­
miento? (16).
Todo lo que precede no es nada comparado con
lo que dice
de las gentes de derecha y del integrismo: Gentes de derecha
( en
lo religioso y en lo político) : Nuestro lote se sitúa desde la
página
43 a la página 47. Estas páginas han exasperado a algunos
de
nueBtros amigos y han irritado grandemente a otros. -¿ Nos
sentimos anonadados por ellas? Las tribulaciones e incompresiones
soportadas durante una vida ya relativamente larga ¿ nos han he­
cho insensibles? Reconozcamos que no hemos llegado a enfadarnos
ni incluso a quedar contristados por esas páginas. Veamos más
bien: Si las gentes de enfrente son los "Carderos
de Panur­
go" (**), nosotros: somos los "Rwm.iamttes de la Santa Alianza".
Cierto es que los corderos ieciben una buena ración: ellos hacen,
en efecto, "tlJJfb mezqwina figura e-nJ materia filosófica y. teoló:qica
( son fideístas, modernistas, todo lo que se qwiera, con tal de estar
aJ día" {pág. 45) ... Evidentemente, tienen el sentido social, que
les empuja hacia ... la "buena doctrina", pero "la estropeaJrán más
o menos" (pág. 46) incluso en ese terreno ... Su originalidad es
nula:
"Lo g,,,e po,i1e movimi,mto ( a los corderos de Poourrgo), es
ante todo el respeto humano: hacer como todo el mu,zdo, aJ menos
(16) El objeto estrictamente delimitado del presente· artículo nos
prohíbe
reanudar aquí el irritante debate respecto-a la filosofía de la
naturaleza: Jacques Maritain sostiene categóricamente que, en nuestros
_dÍ31s, ya no existe filosofía tomista de la .naturaleza. a causa del trastorno
aportado por las ciencias {¡págs. 206-208). Remitamos, pues, al lector a Ja
indispensable PhilO'~ophie de la Nature del querido Padre de Tonquédec
(Lethielleux), fascículo !, págs. 79-85, principalmente las págs. 83-84, diri­
gidas muy expresamente contra la .posición del mismo Jacques Maritain.
(**) Panurgo es uno de los principales personajes del "Pantagruel de
Rabelais.
Enemistado Panurgo, durante un víaj e marítimo, con un com.er­
dante, le compró uno de sus corderos, que arrojó al ma.r. El ejemplo y los
balidos del cordero arrastraron a todos sus comp,afieros, que saltaron uno
tras otro
J" en fila. El mismo comerciante fue arrastado por el último
a quien trataba de retener y se ahogó con su rebafio. Esta escena crítica
la extravagancia imitativa de las masas (nota de Speirq).
770
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARJTAIN Y EL NEO-MODERNISMO
como tO "Fiebre de. puja demagógica" ... _conformismo agresvw: .. lo mucho
de il!usión y lo poco de baje;:a del que el úlealismo gregar;o et
inevitablemente pr;rtador... el . sentimiento malsano de formar
parte de los vencedores y de hacerlo potente". En cuanto a nos,
otros, nuestro caso es muy hermoso: "Cruiles frustraciones",
"re.senrimiento-s amargvs_'~, "un. recue_rdo nostáJgico", "decepcio­
nes", "sentimiento malsano", "que empuja a los venci.tfo·s _a l,us:..
car su revancha", etc." ; el lector de nuestro q.rtículo que. no
haya leído Le p·aysan de la Garonne nos dirá que todo esto es
muy imparcial, muy "objetivo" (palabra de moda como no hay
otra) -tanto más cuanto que el mismo Maritain declara formal­
mente. "No sé lo que detesto más" -y que debtmos aprecia~ e1
"satisfecit" que sin embargo n~s concede: la verdadera acción
personal y el espíritu de resistencia a la facilidad están actualmenc
te de nuestro lado, incluso si se nos considera equiv~ados y ri­
ñendo una batalla perdida de antemano.
Solamente
-;.solamente!-hay las famosas páginas 2·35-237
sobre el monstrqo integrista... Hemos de reconocer que al leer
esto se ha a¡x>derado de nosotros la tristeza y también ur¡.a in::.
dignación ante esas páginas tan injustamente malévolas: " ... _Lo,
que se llama (¿quién lo lla"";?J I nter¡rismo es una miseria, del
espí,-itu nefasto a doble titulo·" (pág. 235), .primeramente en sí
mismo,
después en sus consecuencias.
En sí, el integrismo es "un ab,.1,So de confianza. conie'biidp en
nombre de la verdad: es decir, la peor oferiiro (sic) .a la verdad_
divina y a la inteligencia hu!mana". Efectivamente, el. integ_rism?
repite machaconamente fórmulas "que congela en los refrig_eradq-_
res de wna irnqwieta policía de los espíritus'', pera "no es la veT-.
dad ( mbrayado en el texto) lo que en reealidad le llega al alma
y a la que tiene presente ante to te "medios humanos de seguridad" (subrayado
en el texto): "es
para la comodidad del intelecto que busca la fijeza (fizilé) tranc
quiliza1111te, dándole a poca costa wna buena posición de. fi de coherencia interior y de firmeza" (ibid,), sea por razone; _de
771
*
Fundaci\363n Speiro

LOUIS JUGNEI'
comodidad, personal o colectiva, de las autoridades religiosas. Ma­
ritain, más honrado
y más inteligente que la plebe de los neo­
modernistas
y de los pequeños periodistas teledirigidos que juegan
a Padres de la Nueva Iglesia, reconoce, de paso, la buena
fe {¡ mu­
chísimas gracias!) de muchos "integristas", y concede sin dificul­
tad: "que incluso hay algunos que son de gran valía" (pág. 236).
Lo que todavía suena mejor cuando para decirlo se emplea una
frase célebre
...
Pero las consecuencias socio-políticas de la mentalidad inte­
grista son catastróficas,
pues ella "ama tiernamente la fuer­
za y el autoritarismo brutal, sobre todo ciumdo vienen de um
poder usurpado (¿ ?), desprecia aJ pueblo, etc .... " ¡ Eureka ! Ma­
ritain ·está _entregado a .uno de sus arranques fóbicos contra una
escuela y un maestro, que por otra parte' se lo supieron devol­
ver .debidamente ...
¿ Qué decir de este desconsolador pasaje? El tiempo -y el,
deseo-nos faltan para discurrir detalladamente sobre él. Re­
cordemos, sin embargo, pacientemente, algunos puntos esencia­
l~ y siempre desconocidos: 1) La palabra "integrismo" no fi­
gura
en nin,gún documento del Magisterio romano, en tanto que
la de. "modernismo" se encuentra en ellos muy repetidamente.
No existe, pues, simetría alguna entre ellas. 2). Si el integris­
mo existe (''dato-, non concesso", como dicen los escolásticos)
constituye
a lo más una singularidad a veces provocativa, pero,
en fin de cuentas, no recubre, a diferencia del modernismo, nin­
riún contenido doctrinal prop-iamente dicho y defiende la p,wra
doctrina católica tradicional. Incluso si lo hace de un modo un
poco desagradable ( especie
de purismo intelectual) no la arruina
por la base como lo hace su adversario modernista, antiguo o
actual. Es; pues, soberbiamente extraviado llamarle "la peor ofen<
sa a la verdad· di'l/mai". Y es enteramente contrario a la caridad
y. a la equidad ir a sondear las interioridades, juzgar a los "inte­
gristas" (en el sentido en que
el Evangelio nos prohíbe "juz­
gar) pretendiendo (¿ qué sabe de esto Maritain ?) que "no es
la verdad lo que en realidad les llega al alma".
772
Fundaci\363n Speiro

JACQUES MARITAJN Y EL NEO-MODERNISMO
Desearíamos, por el honor de todos, qne ese .pasaje. desapa­
reciese de una eventual reedición del
Paysan de la Garonne. Pe­
ro apenas lo esperamos, pues desgraciadamente Maritain ha to­
mado partido sobre ello desde hace unos ·cuarenta· años aproxi­
madamente ...
Ahora debemos concluir:
En el estado actual
de descomposición en que se encuentra
el mundo intelectual católico, arrastrado "en el viento de la His­
toria", sin hablar de la tropa indisciplinada que le sigue (17),
la publicación y la difusión de
Le paysan de la Garonne, bien
pesadas todas las cosas, nos parecen saludables,
no obstante los
temores y las reservas de algunos de nuestros amigos. Sin· en­
trar en más detalles, en todo caso, es a la gente de enfrente a
quien corre$ponde gritar "¡Tocado!", incluso teniendo derecho
a reprochar a Maritain su severidad para tales o tales de entre
ellos
que le prestaron oídos e'n tiempos anteriores. Evidente­
mente, se estará tentado de pensar que esta defensa de la
verdad religiosa y filosófica no servirá en definitiva para
gran cosa, puesto que no es escuchada, ni de los principa­
les destinatarioS, ni, parece ser, de personas situadas más
alto y que tienen cura de almas. Lo que hacía decir re­
cientemente a Gonzgue True; "En otros tiemp'Os ( este hermoso
libro-) hub;e,-a, sido-una de esas a,pofogías o "defensas" qwe de­
fendían la.s causas d;fícües, y hubiera ocupado-un p,-/,,ner lu!Jtlr.
Hoy, y en el estada de descomposici6n nwml y mental en que ha
caMo
el m,u,ndo, es dlfícil creer que pueda tener tod/1/ltÍa, alguna
utilidad." ,(Les
Ecrits de Pwriis, marzo de 1%7). No llegare­
mos hasta eso, pues una obra semejante puede ilustrar a los ti­
tubeantes, tranquilizar a los que están conturbados, inquietar a
ciertos errantes honrados, suministrar
referencias o citas alta­
mente provechosas, etc
...
Terminaremos, por tanto, este artículo, que algunos, ¡ay!, en­
contrarán, como Jaoques Bainville encontró al tratado de Ver-
(17) "Su poca inteligencia y su falta de cultura ... Intelectualmente
retrasadas
y afectivamente impúberes" ('Ma.rcel de Corte).
773
Fundaci\363n Speiro

WUIS JUGNET
salles, "demasiado dur9 para lo que tiene de suave, demasiado
suave para lo que tiene de duro", con una cita, del mismo Ma­
:ritain:
. ''.Son . siempre los pequeños eqwipos y los peq,.eños grupos
quienes
han hecho /,a;s grandes obras. Parece que en nuestro tiempo
debe suceder lo mismo más que nunca, precisamente porque será
( ya lq es) wna edad de masificación por la !écnica .... Más que nun­
ca es cuestión de pequeños equipos y de pequeños grupos el lu­
char c irradiaciones
invisibles llegan lejos, tienen en el orden del Es­
píritu la mis-m" clase de increíble poder qi,e la fuoi6" de( átomo
en el orden de la materia" (págs. 249, 251 y 252).
774
Fundaci\363n Speiro