Volver
  • Índice

El Mediterráneo, pasado, presente y futuro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO*
POR
el Almirante PAUL AUPHAN (**)
El Mediterráneo no es un mar como los otros. Paul Valéry
decía que todo lo que es cultura intelectual, valor religioso, ciencia
económica
y actividad artística nació .a ·su alrededor.
Aquí hablaré de él como estratega, en el sentido que los grie­
gos daban a esta palabra, hombre
de guerra y pensador político
a
la vez, e iré a buscar en el pasado con qué explicar el presente
e iluminar
el porvenir.
Para permitirles seguirme más fácilmente, a continuación enu­
mero los cuatro cuadros del Mediterráneo que voy a ,esforzarme
por hacer revivir o diseñar ante ustedes:
l.º Et Mediterráneo cristiano y el inesperado golpe de al­
fange que el
Islam le dio.
2.º Tras un salto de seiscientos o setecientos años: El Me-
(*) Texto de una conferencia que, desde hace cuatro afíos, ha sido
dada en muchas ocasiones, en Francia y en otros países, bajo formas su­
cesivas y variadas. La versión que publicamos fue pronunciada el 21 de
febrero de
1969 en Besan¡;on, en el cuadro de "Grandes ·conferencias del
C. E. P. E. C." (Centro d~Etudes Politiques et Civiques), y la reproducimos
de Itineraires, núm. 133, de mayo de este año.
Relaciona-do con
este tema, recomendamos la lectura del libro del autor
Histoire de la M editef"ranee (París, ed., Le Table Ronde, 1962).
(**) VERBO ha tenido el honor de publicar antes del ,presente los siguien­
tes trabajos del almirante Paul Auphan, antiguo secretario de !Estado de
la Marina francesa :
Números 56-57, pág. 423 y sigs.: Por los niarinos de Lepanto; núm. 60,
página 739 y sigs.: La guerra y ,el Derecho natur~l; además, en el núme­
ro 75-76, pág.
541 y sigs. hemos publicado una amplia reseña de su libro
Histofre de la decolonisation.
955
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
diterrráneo en el sig,fo XVI, el siglo de la batalla de Lepanto, en
donde verán las
consecuencias de la cesión de Argel al adversario
de la Cristiandad de entonces.
3.2 Tras un nuevo salto de doscientos o trescientos años :
El Mediterránea past-revolucionMio y las razones profundas del
reflujo general de Occidente
ante el Islam.
4.2 En finJ el M ed-iterrán.eo contemporáneo y el análisis de
la situación estratégica actual, en la que, quizá, van tomando ¡x>­
siciones ele_mentos de un gran conflicto futuro.
El Mediterráneo cristiano.
El "mar en medio de las tierras", puesto que tal es su nombre,
es el mar del globo frecuentado desde más antiguo. Fue pro"i­
dencialmente preparado para su misión desde la más lejana an­
tig,üedad. No fue por azar que Cristo nació en sus orillas, en la
encrucijada de los tres
continentes que han poblado el resto del
planeta.
En la época en que surge el pensamiento griego y en la que
se moldean las primeras formaciones entre los pueblos ribereños,
muchos siglos, por tanto, antes de nuestra era, la civilización,
que entonces está constituida principalmente
por progreso técnico,
avanza de Este a Oeste
y, a falta de vías terrestres, lo hace
por mar.
En esta progresión la orilla norte del Mediterráneo es ClVl­
lizada por los griegos. Por ejemplo, Marsella, como ya saben, es
una colonia de Focea. La orilla sur es civilizada por unos semitas,
los fenicios. Sin hablar del clima y más tarde de las grandes in­
vasiones, ahí tenerrios una causa esencial de distorsión entre las
dos orillas del Mediterráneo.
Entre la batalla naval de $alamina ( 480 años ante de J. C.)
-en donde los marinos griegos salvaron al Mediterráneo de un
despotismo que ya venía del Este--y la batalla naval de Actium
(31 años antes de
J. C.) -que unió al Mediterráneo bajo una
sola soberanía, la soberanía romana-transcurrieron cuatro si-
956
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
glos y medio de luchas sangrientas, llenos de guerras civiles o in­
ternacionales.
En el transcurso de estas luchas los corsarios exigen rescate,
pillan y saquean el litoral y la alta mar.
El Mediterráneo, en donde los marinos entonces sólo podían
contar con los vientos
y las corrientes, se transforma en un sitio
muy peligroso, Para restablecer el orden, Pompeyo es nombrado
dictador del
mar y divide al Mediterráneo en sectores ( que, cosa
curiosa,
son exactamerite los mismos que se adoptarán en 1916
contra los submarinos alemanes), y cada sector es limpiado por
una escuadra dotada de un pequeño cuerpo de desembarco.
Diez mil bandidos son ex.terminados y veinte mil vuelven a
formar
parte del orden establecido, y son situados en colonias
fundadas
expresamente para ellos. El Mediterráneo, definitiva­
mente purgado de piratas, será un lago tránquilo y seguro hasta
la aparición de los corsarios del Islam.
Gracias a esta paz el Evangelio se difunde por mar. Acuérden­
se de las navegaciones de San Pablo. Pero aún son necesarios
tres siglos para que ,el cristianismo, trabajando en profundidad,
sea reconocido
por la ley, y otros tres siglos para que se inmo­
vilice
sobre el litoral europeo el torbellino humano de las grandes
invasiones.
En el siglo vn, cuando la erupción humana se detiene y cada
pueblo casi encuentra su sitio alrededor del Mar Interior, emerge
del limbo de la antig,üedad un Mediterráneo pacificado, rejuve­
necido y radiante.
Comprende
tres Estados nacionales -la España visigoda, la
más ,evolucionada socialmente, la Galia franca, la Italia lombar­
da-y un poderoso conjunto, el Imperio bizantino, que por fuera
de su núcleo griego (Grecia europea y Asia Menor) se extiende
por Siria, Egipto y toda Africa del Norte hasta Gibraltar. La
marina bizantina asegura la policía de los mares. El ejército de­
fiende
la Cristiandad contra los bárbaros del Este.
Todos estos Estados son cristianos, e incluso podríamos decir
que católicos romanos, puesto que
ningún cisma los divide. La
religión se expresa en lenguas diferentes. Las culturas nacionales,
957
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
aunque todas ellas deriven, más o menos, del pensamiento griego
y del jurismo romano, están diversificadas. Pero sólo hay un
bautismo, una moral y una .civilización: la civilización cristiana.
A este admirable
conjunto, rico en posibilidades universales,
es al que el
Islam va a dar un golpe del que aún no se ha· re­
puesto el Mediterráneo, puesto que
de lago pacífico se transformó
y perduró como frente de guerra prácticamente hasta nuestros
días.
¿ Cómo se produjo esto?
Antes de responder a esta pregunta, he de decir que he pa­
sado muchos años de mi carrera en Oriente en país musulmán;
que he tenido amigos en la Universidad de El Azhar, de El Cairo;
que guardo fielmente el recuerdo de los musulmanes con los que,
como tantos oficiales franceses, he tenido que combatir bajo los
pliegues de la misma bandera ; que deseo y espero que nuestras
dos creencias, nacidas ambas de Abraham y con igual fidelidad
al
Dios trascendente y único, se reunirán un día en la lucha con­
tra la subversión ... Pero al hablar aquí como historiador y como
militar debo decir con
claridad cómo sucedieron realmente las
cosas, pues
el Islam ha quedado marcado por la violencia de sus
orígenes.
Muerto Mahoma en Medina en 632 sin haber designado su­
cesor,
uno de sus numerosos suegros toma su sucesión al frente
de la oración común del viernes, reprime a sablazos algunas cli­
sidencias, y para lograr la unión de los nuevos creyentes, en su
mayor parte árabes nómadas del desierto, se lanza con ellos al
asalto del
mundo civilizado.
Siria y Mesopotamia son rápidamente conquistadas. Pero más
allá, hacia el Norte, Bizancio constituye una barrera y la ola fa­
mélica se torna hacia el Oeste, hacia Africa. Un golpe de suerte
les abre Egipto, que acaba casi de salir de una ocupación · de
quince años
por el ejército persa; como en toda ocupación, hubo
"colaboradores"
que fueron castigados por los bizantinos a su re­
torno, y que ahora se vengan ayudando a los nuevos invasores.
1a· Berbería, nuestra Africa del Norte, tarda más en ser
digerida: medio siglo. Pero, como nosotros hoy, también allí los
958
Fundaci\363n Speiro

EL l\lEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE. Y FUTURO
cristianos .están desunidos, lo cual afecta su resistencia moral,
y muchos de ellos apostatan.
Un bereber de nombre Tarik, que se ha convertido como todo
el inundo, franquea el
mar, reúne sus tropas al pie de una mon­
taña que se transforma en Djebel Tarik (Gibraltar) y es el pri­
mero que invade España. Los árabes le siguen.
En 732, un siglo exactamente después del comienzo de esta
aventura, viene Poitiers: Occidente seguirá siendo cristiano. Pero
Narbona y algunas ciudades del Mediodía de Francia permane­
cen ocupadas
por los sarracenos durante veinte años. Incluso
subsistirá con
ayuda de los piratas un enclave musulmán en el
golfo de Saint-Tropez durante cerca de un siglo; pues todos los
puertos colonizados
antaño por los fenicios, los cartagineses o los
vándalos proporcionan a los
árabes ( que son de tierra adentro)
su técnica náutica,
y durante mil años se transfonnan en nidos
de corsarios: En cuanto a la Península Ibérica necesitará más
de siete siglos para liberarse.
Todo esto equivale a decir que la guerra, mezclada en una
y otra parte con inconfesables pro·vechos, llega a ser permanente
entre el Islam y la Cristiandad.
Por tanto, vuelvo a hacer mi pregunta, que, créanme, es de
actualidad: ¿ cómo explicar ese éxito tan rápido y tan fácil de
la. nueva ola ideológica y guerrera?
Esquemáticamente voy a dar tres clases de razones :
l.ª Una razón técnica. Bizancio era, como nosotros, una ci­
vilización ciudadana y regalona que estaba a disgusto en el de­
sierto. Por el contrario, los árabes eran nómadas de vida ruda.
Con sus caravanas de camellos utilizarofl' el desierto como
un mar terrestre que les permitía el~r sus puntos de impacto,
exactamente igual a como
más tarde, en 1941, lo hará el general
alemán
Rommel con sus carros de combate.
Los bizantinos, apoyados en la mar líquida, el Mediterráneo,
habrían podido mantenerse indefinidamente
en bolsas conveni,en­
temente organizad.as, como los alemanes en nuestras costas del
Atlántico
.en 1944. Pero para esto hubiera sido necesario una fe,
una cohesión y una solidez moral que no tenían.
959
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
Y esto me eonduce al segundo género de razones :
2.ª Las r{J)Zones murales.
Siempre iguales a nosotro-s ahora, los bizantinos, instalados
en el confort, se interesaban más por la política que por la gue­
rra. No estaban prestos a sacrificarse en defensa de su civiliza­
ción. Rapidísimamente abandonaron a los pueblos que protegían.
Y éstos, al igual que los descolonizados de
hoy ante el mesianismo
marxista, se dejaron seducir tanto más por la nueva dominación,
cuanto que ofrecía una religión más fácil y que convertirse a ella
era la única posibilidad
que se tenía de conservar su puesto.
3.ª en fin, una razón estratégica.
Hasta la agresión del Islam, la Cristiandad sólo tenía que de­
fenderse frente al Este, contra los bárbaros.
La conquista de
Africa permitió a los agresores envolver esta defensa y, como
hemos visto, envolver a Europa por su retaguardia.
Además el Islam encontró en Africa dos fuentes capitales
de poder: los esclavos
y el oro.
Gracias a la trata de negros africanos y a las toneladas de
Oro extraídas de los placeres africanos, el Islam pudo dominar
el Mediterránoo hasta que los cristianos descubrieron América.
En una palabra, gracias a la explotación económica y estra­
tégica de Africa, el Islam pudo hacer frente a Europa. i Lección
que no debemos olvidar!, o más exactamente, ¡ lección cuyo olvido
nos puede costar caro !
Ahora les llevo con el pensamiento a dar un gran salto de
seiscientos o setecientos añosJ por encima de la época de las
Cruzadas
-contraataque de legítima defensa que, por sí solo,
exigiría una conferencia-y henos ya en el segundo cuadro que
les he anunciado:
El Mediterráneo en el &ig.lo XVI, el siglo del Renacimiento, de
Francisco I, de Carlos V y de Felipe II · de España.
Constantinopla ha caído y, para una garganta musulmana,
se pronuncia Estambul.
Los cristianos ya no tienen más que tres ventanas sobre el
960
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Mediterráneo que se interfieren mutuamente. Son: 1.0 I taJ,ixz., fa­
tigada por las guerras que Francia le ha hecho y en donde el
principal Estado, la República de Venecia, sólo piensa en co­
merciar con el adversario musulmán. 2.'º Francia, batida por los
españoles en Pavía, quebrantada ya por fisuras religiosas, y que
para salir de ellas, no encuentra nada mejor que romper la co-­
munidad cristiana aliándose con el Gran Turco, algo así como hoy
sostenemos la política soviética o coqueteamos con
la China de
Mao. 3.0 En fin, España, que con el impulso de la Reconquista
persigue a su
agresor musuhnán en A frica del Norte, pero que
comienza a mirar a su espalda hacia las riquezas de América.
Frente a esta Cristiandad desunida se levanta la gran potencia
del Este,
el Imperio Otomano. Ha llegado a reunir poco a poco
bajo la autoridad a
la vez temporal y espiritual de un califa, los
diversos Estados árabes que disputaban entre sí tanto como hoy.
Ha cubierto toda la Península Balcánica hasta las orillas del Adriá­
tico, e incluso, en 1526, ha ido a batir los muros de Viena.
Pero
todavía no ha puesto el pie en el Mediterráneo occidental, en
donde, por carecer de bases para sus escuadras, sólo puede lanzar
corsarios aislados.
El "frente", si se puede llamar así, entre el Islam y la Cris­
tiandad pasa por los parajes de Malta, a donde han tenido que
replegarse los caballeros de Rodas, y se puede situar globalmente
en
el centro del Mediterráneo.
Entonces se produce
un fenómeno sobre el que llamo la aten­
ción, pues va a
pemútir al adversario del Este (ayer el Islam,
hoy
el otro que pueden imaginarse) envolver este frente.
Un aventurero musulmán de genio, .Khair Edclin, que vive
de rapiñas en el mar como todo el mundo, y que ha acabado po,r
implantarse en Argel, pone su feudo bajo la soberanfa del lejano
sultán de ,COnstantinopla. De repente las escuadras otomanas
tienen una base, que también pudiera llamarse Mers el Kebir, y
se atreven a ir hasta Gibraltar. Las costas cristianas,. con el temor
a los golpes de mano, se cubren de fortines y de torres de vigía,
de las que aún subsisten muchas ruinas.
El emperador Carlos V ve el peligro, y a la cabeza de una
961
,,
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
enorme expedición (600 velas, 25.000 hombres), intenta en 1541
recuperar Argel.
En vano. Para colmo, los franceses, colaborando
con
el Este, abren en 1543 el puerto de Tolón a la gran flota
otomana, que se aprovecha de ello para ir a saquear las costas
italianas.
Este pusilánime complejo de los cristianos dura toda una
generación, hasta que, en 1571, el santo Papa Pío V consigue
unir a todas las potencias católicas del Mediterráneo, salvo_ Fran­
cia, que siempre hace rancho aparte.
La ootalla naval de Lepanto, resultado de todo ello, que se
desarrolla en el mismo sitio que la batalla de Actium, es una de
la~ más importantes de la historia, puesto que sin ella quizá no
seríamos
ya cristianos. En ella se enfrentaron 80.000 marinos
y más · de 200 unidades navales por -cada campo. El estandarte
verde del Profeta, traído de la Meca, ondea en
el navío almirante
musulmán. Del lado cristiano, una nube de capellanes predica a
las tripulaciones el
tema: "¡ No hay Paraíso para los cobardes !"
Como saben, el resultado fue una victoria cristiana, que la Igle­
sia, que había puesto a
todos sus monasterios en oración celebra
todos los años
en el día del aniversario, el 7 de octubre) fiesta
del Santísimo Rosario.
Gracias a este "Poitiers" naval, se establece en el Medite­
rráneo un régimen de coexistencia -bastante poco pacífica, por
cierto, pues todos los años truena el cañón aquí o allá con motivo
de actos de
piratería-, coexistencia que, sin embargo, permite
enriquecerse a los mercaderes de toda ralea.-
Saltemos por encima de estos dos siglos de · negocio y lle­
guemos al tercer cuadro de mi exposición :
El Mediterráneo post-revolucionario, es decir, posterior a la
Revolución francesa.
La laicización de la política comienza a hacerse sentir en el
Mediterráneo con la expedición a Egipto.
El l.'0 de julio de 1798 desembarca en Alejandría el cuerpo
expedicionario francés. Es el primer contacto, desde las Cru-
962
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
zadas, entre el ejército de los francos y el Islam oriental. Pero
el lenguaje ya no es el mismo: "Cadíes, jeques, imanes, procla­
ma Bonaparte, nosotros somos am_igos de los verdaderos musul­
manes (incluso, por astucia, la.traducción árabe dice: nosotros so­
mos también verdaderos musulmanes
... ). ¿ No somos nosotros
quienes hemos destruido al Papa que decía que era preciso hacer
la guerra al Islam? ¿ No somos nosotros quienes hemos destruido
a los caballeros de Malta que
hacían la guerra a los musulma­
nes? ... , etc ... , etc ... "
Desde este día, a partir de este texto, comienza una nueva
política,
que reniega de ser cristiana ( oficialmente al menos) y
de colaboración con el Islam, que va a envenenar la política fran­
cesa. hasta nuestros días, pues es hacer injuria a los mismos mu­
sulmanes -algunos me lo han dicho--- creerles más sensibles al
desdén por su religión que a una manifestación de su
fe.
Durante todo el siglo xrx los ingleses emprenden una ca­
rrera con nosotros por esa ruta de la hipocresía.
La expedición a Egipto despertó al Islam de su sopor. Ban­
queros y hombres de negocios europeos se aprovechan de ello.
Inglaterra, que ha conquistado la Indi~ mientras se batía en Euro­
pa, quiere controlar su ruta. Para ella, colonización significa "bu­
siness". Combate, pues. la influencia francesa en el Mediterrá­
neo, a la vez más desinteresada y, pese a todo, más cristiana,
puesto que el anticlericalismo, en principio, cesará pronto de ser
exportado, y nuestros gobiernos, incluso los más laicos, conti­
nuarán reivindicando nuestro viejo título de potencia protectora
de los cristianos de Oriente.
En 1882 Inglaterra, que acaba ya de heredar Chipre, termi­
na por instalarse provisionalmente en Egipto, provisionalidad que
durará hasta nuestros-días, a pesar de 75 promesas de indepen­
dencia hechas a este país, si creemos a John Kimche, una his­
toriador británico poco conformista
por cierto. Desde esta rnag­
nífica platruorrna egipcia la política británica irradia por todo el
Levante, y conduce el constante combate subterráneo contra el
rival francés, cuya influencia se
mina haciendo panarabismos es
decir, panislamismo.
963
*
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
Todo esto conducirá, a través de las historias del -petróleo,
a las maniobras de un La:wrence, a la creación de la Liga árabe
en El Cairo durante la segunda guerra mundial, y a nuestra
expulsión de Oriente en una nueva ruptura de la solidaridad
occidental (ya no se atreven a llamarla cristiana), de la que pronto
será víctima la misma Gran Bretaña.
El gabinete de Londres, para no perder el equilibrio en su
política de funámbulo,
y según la pintoresca imagen de un autor
británico, en un momento dado "prometió el mismo pan a dos
pueblos
diferentes", es decir, que prometió Palestina a la vez a
los árabes
para que se sublevasen en 1915 contra los turcos, y
a los judíos para obtener un empréstito en Nueva York en
1917. El resultado es el que hoy vemos y sobre el cual volveré
oportunamente.
En el Mediterráneo occidental, durante este tiempo, los fran­
ceses ocuparon Africa del Norte.
¿Por qué? Van ustedes a com­
prenderlo.
En 1815 el congreso de las grandes potencias europeas reuni­
do en Viena decidió, en un sentimiento de humanidad, prohibir
la trata de negros y blancos.
Ya he hablado de la trata de negros. Antaño Europa no hizo
más que imitar al Islam. Pero fue ella al comienzo del siglo xrx
la primera en detener todo tráfico negrero. En cambio el Islam
continuará por tierra su propio tráfico casi hasta nuestros días.
Queda la trata de blancos, es decir, la captura en el mar de
cristianos o cristianas por corsarios
musulmanes., corno vienen
haciendo desde hace mil años, y su confinamiento en baños. En
1816 una escuadra británica bombardea Argel sin hacer cesar es­
tas costumbres. Además, ¿ cómo vivir de otra manera en un país
ingrato jamás puesto en valor? Las potencias, sin defensa para
que sus navíos puedan circular libremente, aceptan pagar un tri­
buto al Bey de Argel. Pero las capturas continúan: de 1817 a
1827, son interceptadas aún 26 unidades navales, entre ellas un
velero navegando
ha jo pabellón francés.
Esta captura_ y una áspera discusión a propósito de antiguas
deudas, traen consigo una rigidez en nuestra postura. Durante dos
964
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y PUTURO
años bloqueamos las costas argelinas. Como por éstas no pasa
ningún comercio la marina frru:icesa se agota en vano. U no de
nuestros navíos enviado como parlamentario a Argel para nego­
ciar, recibe una
descarg-:t de artillería bajo la mirada socarrona
de los ingleses. Responder con. un nuevo bombardeo no condu­
ciría a nada: Argel ha sufrido quizá una veintena de ellos en
su historia sin suprimir por eso los baños. No hay más solución
que un desembarco sin preocuparse demasiado por lo que se _hará
a continuación. Esta decisión, aprobada por todos los Estados
mediterráneos, incluido el Estado pontificio, .en su origen, corno
ven, sólo fue dictada por el cuidado de proteger a los cristianos
en general y a nuestrns nacionales en particular. ¿ Quién puede
asegurar que, de una manera sin duda diferente,
por una u otra
razón, no será necesario volver a comenzar algún día? (1).
Recordando esto, ¿ por qué no estamos aún allí, bajo una
forma que, ciertamente, habría tenido que evolucionar, pero que
habría mantenido la clase de seguridad que la Cristiandad se ha­
bía visto obligada a tomar?
En el fondo de todo está, sin duda, desde 1958, la voluntad
deliberada del régimen de evacuar Argelia sin preocupación
alguna
por el pasa.do, y engai'íando tanto a los franceses como a
los musulmanes que· habían confiado en nosotros, en condiciones
que están
tan dolorosamente presentes en sus memorias que no
necesitan que yo las recuerde,_y que,
por lo que a mí atañe,.me
hacen enrojecer de
vergüenza. Pero, ¿ por qué antes, por ejemplo
al cabo de un siglo, _ la cuestión no estaba resuelta o en vías de
serlo de manera irreversible?
En mi opinión, si situamos el acontecimiento en su perspec­
tiva histórica, vemos que la causa
profunda de la retirada de
Occidente, no sólo de Argelia sino delante de todo el Islam
árabe, es la carencia espiritual de su obra, sobre todo de la de
(1) Recordemos que en los meses que siguieron a la independencia
argelina mil o dos mil franceses, hombres y mujeres, fueron detenidos
en Argelia,
y que quizá, muchos de entre ellos fueron encerrados vivos
como antiguamente _en los baños.
965
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
los ingleses, es el hecho de que, al contacto con estructuras aún
feudales, hayamos mostrado las ventajas técnicas y materiales
de la civilización
sin preocuparnos por su fundamentación moral
y religiosa.
Al llegar a Argelia en 1830 y no pensar más que en lo in­
mediato, la
Francia oficial encontró cómodo no tocar al Islam
e incluso consolidar sus estructuras, que son a
la vez temporales
y espirituales y, en consecuencia, prohibir todo apostolado.
Por ejemplo, pasan diez años antes de que se tolere a un
obispo en
Argel... Y como sus obras caritativas desbordan un
poco la prohibición que se le ha hecho de ocuparse de los mu­
sulmanes, le hacen condenar a un correccional. Philippeville, ciu­
dad europea, tiene una mezquita antes de tener una iglesia. A
Monseñor
Lavigerie, arzobispo de Argel en 1867, se le ruega,
con un estilo administrativo atroz, que se aC;a,ntone en los barrios
europeos "dejaudo al cuidado del Gobierno general ---eito tex­
tualinente-el habituar a los árabes a nuestra dominación".
Esta política conducía a un callejón sin salida.
El problema argelino, suponiendo que se hubiesen querido
conservar las seguridades que se habían tomado frente
al Islam,
solamente tenía dos salidas razonables, con la condición de pre­
parar las con bastante antelación : o
la integración en el pleno
sentido del término, pues hubiese exigido
una comunidad de cul­
tura y de religión, ¡x.>rque no hay integración sin matrimonio,
tanto en sentido propio como figurado, y el matrimonio entre dos
sociedades postula la unidad espiritual como en tiempos de la
colo­
nización romana; o una asociación de tipo federal bajo soberanía
francesa ----quedando
el Mogreb musulmán y administrándose en­
tonces
por sí mismo--. Pero para esto hubiese sido necesario que
el régimen centralizador y unitario nacido de la Revolución, hi­
ciese sitio a un sistema federal que permitiese a cada parte im­
portante del todo tener su autonomía interna.
Hoy se presenta como un simple asunto de descolonización
la solución argelina, que ha sido adoptada
por falta de coraje y
que
ha arrastrado al cierre de 450 iglesias o capillas.
Es un mampuesto, una falaz confusión de ideas.
966
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Las orillas del más antiguo mar del globo, moldeadas por
laboriosos milenios y antaño enteramente cristianas, no pueden
ser comparadas a un simple palmo de selva africana que se deja
volar con sus propias alas si la élite que la dirige se estima
capaz de ello. Porque nosotros no fuimos a Argel para colonizar
-aunque a continuación, por el bien común, la colonización haya
alcanzado un desarrollo no igualado en otra parte-, nosotros
fuimos, repito, pa,ra protegernos.
Si
el peligro ha cambiado de naturaleza, sólo se puede argüir
para justificar ai frosteriori la evacuación total de nuestras bases
militares y tranquilizarse la conciencia, que nuestros nacionales
no tienen ya nada que temer en país del Islam, o que la civili­
zación cristiana, en adelante,
no tiene ya nada que temer en el
Mediterráneo.
Y esto me conduce como conclusión .a mi cuarto cuadro :
El Mediterráneo contemporáneo.
Para situar al Mediterráneo actual en el tablero político y
estratégico mundial es preciso remontarse a los orígenes. Casi
hasta el Diluvio. Pero tranquilízense, ésto no va a ser largo.
La Encarnación señaló una ruptura en el curso de la his­
toria. Cristo, en lugar de realizar conquistas sangrientas, sólo
fue
un conquistador de almas. La única consigna que dejó a sus
discípulos fue la de difundir el Evangelio hasta los confines de
la tierra.
La agresión del Islam en el Mediterráneo, al reducir a la
Cristiandad a su parte europea, como les he mostrado, hace que,
a continuación,
la misión le toque en suerte a Occi9ente sólo.
Al no ser el hombre un puro espíritu, esta misión era inse­
parable de
una cierta expansión física en ultramar. Ahora bien,
en esta expansión el cristianismo no se presentó solamente como
una religión.
Trajo en su estela, como la prometida añadidura,
. un modo de vida en sociedad fundado sobre .nuevos principios:
necesidad del trabajo, familia monógama indisoluble, respeto a
967
Fundaci\363n Speiro


PAUL AUPHAN
la mujer igual al hombre en dignidad y no aislada de la socie­
dad, noción de patria, espíritu de sacrificio y del ahorro... etc.
El conjunto de todos estos valores de orden universal ca­
racterizan a la civilización cristiana de la que les hablé al co­
mienzo de esta conferencia, la cual es de tal modo envidiada e imi­
tada hc,y hasta en sus menores detalles, incluso por aquellos que
no son cristianosJ que es necesario llamarla simplemente la Civi­
lización, sin más.
Aunque no complazca a sus detractores, fue únicamente gra­
cias a la colonización que esta Civilización se extendió por el
planeta.
Pero a medida que poco a poco reniega de sus valores espi­
rituales
y mezcla la cizaña con el buen grano, la Civilización
pierde su bondad original.
Así dio nacimiento a la primera ·ge­
neración de la revolución, la que tuvo forma política, la Revo­
lución francesa, cuyas ideas exportó con
el resultado que hemos
visto frente
a un Islam que había conservado su fe. Tampoco fue
capaz de oponerse en
ultramar a la segunda generación revolu­
cionaria, la de forma social,
la de las diversas ramas del co­
mumsmo.
Bajo el soplo revolucionario, las descolonizaciones en lugar
de cumplirse de modo tan natural como se emancipan los
hijos llegados a la edad adulta, han querido marcar frecuente­
mente una ruptura con la Civiliz.ación.
El género humano se ha dividido en tres facciones: el mundo
considerado libre,
el mundo comunista y~ entre los dos, la masa
famélica, envidiosa y sublevada del tercer mundo. Se ajustaría
más a la realidad el decir : de un lado la Civilización, refugio
de una libertad qne sólo subsiste gracias a lo que queda en ella
de espiritualidad; del otro la Revolución, dominio de un totali­
tarismo económico, social
y cultural que busca explota~ la miseria
del tercer mundo para llegar a
'dominar.
Revolución contra Civilización, tal eS: la clavé de la guerra,
ya fría,
ya caliente, que se desarrolla en el planeta, y en la que
el Mediterráneo constituye, a nuestras puertas, tino de los focos .
más explosivos.
968
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Tradicionahnente, durante los mil años de historia de los que
les he recordado algunos episodios, la Civilización, nacida del
cristianismo, aparte de sus luchas intestinas, no había tenido en
el mundo más que un solo adversario fundamental en el plano
de las ideas y de la
fe, el Islam.
La encarnación del comunismo en la Rusia soviética hace me­
dio siglo hizo surgir otro adversario. Así Europa, este pequeño
cabo del continente euroasiático que sigue siendo, a pesar de sus
desfallecimientos,
el santuario de la Civilización, está hoy cogida
en tenaza entre
el comunismo por el Este y el islamismo por
el Sur. Sin entrar a discutir aquí lo que puede aproximar, no
las dos metafísicas, que son inconciliables, sino sus formas bas­
tante semejantes de concebir la vida en sociedad, es
un hecho que
las dos "religiones", si se las· puede llamar así, la de Mahoma y
la de Marx-Lenin, tienen como enemigo común número uno:
el Occidente cristiano.
El comunismo, fortalecido por esta comunidad de intereses,
aunque sin verdadera simpatía, utiliza al Islam
árabe para en­
volver por el Sur el frente de resistencia erigido por Occidente
y para distraerle de lo que pasa en otras partes. Así
el Medi­
terráneo se transforma
en teatro de una maniobra de envolvi­
miento
hostil que lo parte_ en dos, como en los heroicos tiempos
de Lepanto.
Igual que entonces, existe una especie de alianza del mundo
civilizado,
la OTAN, pero, como entonces, Francia no se lleva
bien con ella. Además, y sin hablar, por ejemplo, de la acción
comunista
en Italia, la alianza tiene sus puntos débiles.
Desde hace veinticinco
años, Grecia brega contra el comu­
nismo.
Muy a tiempo sus militares la han impedido deslizarse
y caer en él. Pero su régimen es precario o, más bien, lo han
hecho precario las críticas de la "intelligentzia" occidental, que
no llega a comprender la imposibilidad que tiene un país de ple­
garse a las reglas sacrosantas
de la democracia parlamentaria
cuando está al borde de
la guerra civil.
Turquía, enemiga hereditaria de Grecia desde Bizancio y los
sultanes otomanos, constituye otro eslabón enigmático. Mediane-
969
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
ro de Rusia, el regnnen muy laico fundado por Mustafá Kemal
tuvo, durante mucho tiempo, excelente maridaje con los sovié­
ticos. Fue necesario que Stalin, con la excitación de la victoria,
pusiese de manifiesto
en 1945 su intención de poner la mano so­
bre los estrechos, para que Turquía se arrojase en los brazos de
América.
Mientras tenga la impresión de ser eficazmente soste­
nida,
Turquía, que posee uno de los mejores ejércitos clásicos
del mundo, permanecerá fiel.
Pero-como está en contacto inme­
diato con los
carros y la flota soviética, si un día llega a dudar
del apoyo inmediato, o si el asunto de la isla indudablemente
griega de
Chipre la enemista con Atenas, podría replegarse, como
durante la última guerra, a una actitud de neutralidad que faci­
litaría el acceso de Moscú al Mediterráneo.
Antes de recorrer con el pensamiento las posiciones del campo
adverso árabe-soviético, detengámonos, entre ambos,
en el Estado
de Israel: alrededor de dos millones de judíos, cuyo número casi
no aumenta, enclavados entte treinta o cuarenta millones de
árabes.
No quitamos nada de mérito a sus pioneros al advertir que
sólo tiene de Occidente su habilidad técnica y un cierto socia­
lismo, pero
no la herencia cristiana.. Por una especie de racismo
religioso, el gobierno de
Tel-Aviv fuerza incluso a los raros cris­
tianos del país a emigrar, requisando sus
tierras y constriñén­
doles de todas las formas posibles.
Esto excita a los países ára­
bes contra lo que Burguiba ha llamado "la última colonia anti­
árabe del Mediterráneo", no por op:>sición religiosa, pues los ju­
díos siempre han sido tolerados por el Islam, sino por el hecho
de que, como intrusos, los israelitas, con la complicidad de Occi­
dente, han expulsado a
la población musulmana y ocupado su
lugar.
Israel,
por tanto, no está cubierto por las fuerzas de la OTAN.
Pero su valor le ha valido la simpatía de muchos países de Occi"
dente, particularmente de los Estados Unidos, en donde el "lob­
by" (2) israelita es muy poderoso. Las tres cuartas partes del
(2) Palabra inglesa que significa camarilla política.
970
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
presupuesto de Israel están cubiertas por los cheques de la diás­
pora judía en
el mundo.
No
le faltan ni dinero, ni inteligencia, le faltan hombres. Sus
fuerzas militares, en
el papel, en comparación con la Coalición
árabe, están en la proporción de uno contra cinco o seis. Pero
sabe servirse de ellas con una maestría incomparable. Tiene uno
de los mejores servicios secretos del mundo. Es difícil saber en
donde está desde el punto de vista atómico.
Es cierto que los
israelitas, luchando heroicamente
por una patria, con el mar a
la espalda, no serán fácilmente eliminados
y que su presencia
servirá, durante largo tiempo aún,
para unir en el odio al mundo
árabe, que de
otra forma se desmembraría.
En fin, para terminar, consideremos de qué manera la Rusia
soviética con un fin de propaganda y expansión (y bien seguro
también
para poner un día la mano sobre el petróleo de Oriente
Medio), canaliza contra
no,sotros, occidentales, la hostilidad he­
reditaria
y los rencores del Islam mediterráneo.
Inmediatamente después de
la evacuación por Occidente de
las orillas musulmanas del Mediterráneo, la Rusia soviética, hasta
entonces ausente de este mar, se introdujo en
él ofreciendo su
ayuda económica y militar a los Estados árabes que
por su forma
republicana estaban en la pendiente del progresismo y del socia­
lismo: Egipto, Siria, Argelia
y, accesoriamente, Irak y el Yemen.
El esfuerzo ha sido eficaz. El material suministrado liga al bene­
ficiario con
el suministrador. El ejército egipcio está encuadrado
por varios millares-de consejeros militares Süiviéticos. Argelia se
ha transformado en la guarida
de todos los movimientos sub-­
versivos que operan en Africa negra, especialmente en las pro­
vincias portuguesas, lo que hace que resulte escandalosa la ayuda
masiva que nosotros mismos concedemos a fi..rgelia.
Ll Rusia soviética, al ayudar sobre todo a las repúblicas
progresistas, espera que, convenientemente trabajadas, las pobla­
ciones de los países vecinos (Marruecos, Libia, Jordania, Arabia),
barrerán un día a sus respectivas monarquías. Quizá sueña como
final con
una R. A. U. generalizada, es decir, con una Unión de
971
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
Repúblicas Socialistas Arabes que parecería una hermana de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Esta política está sostenida, desde hace dos o tres afíos, por
la presencia permanente en el Mediterráneo de una escuadra de
compos~ción variable, alimentada desde el Mar Negro a través
del Bósforo y de los Dardanelos cuya travesía es libre, en tiem­
po de paz, bajo ciertas condiciones.
Los grandes buques sellados con la hoz
y el martillo, entre
ellos un porta-helicópteros, que se encontraban en el Mediterrá­
neo durante el verano último, han. regresado al Mar Negro. La
escuadra cuenta actualmente ( enumerados por simple orden de ta­
maño) con: dos o tres cruceros, una docena de grandes destruc­
tores (entre ellos los lanza-misiles), siete u ocho submarinos oceá­
nicos (algunos con propulsión nuclear), numerosos barcos
de
información y de servicio. Estos buques se contentan con las
facilidades de avituallamiento
que encuentran en cualquier puerto
amigo.
Hasta ahora no parecen haber utilizado la base de Mers­
el-Kebir, pero no tenemos
ninguna garantía para el porvenir. In­
cluso, aunque esta base no nos sirviese ya
para gran cosa -lo
cual es discutible-el único medio de impedir que los otros
llegasen a ella hubiese sido quedarnos
allí.
La presencia naval rusa en el Mediterráneo, en su nivel ac­
tual, no constituye
una amenaza militar inquietante. El fin per­
seguido me parece a mí que puede ser,
por una parte, informarse,
particularmente gracias a los buques espía, sobre
un teatro de
operaciones nuevo
para los ruSos y sobre los movimientos de
rutina de los navíos de la
OTAN, y, por otra parte, hacer un
acto de prestigio y ejercer una presión psicológica y diplomática
constante sobre los países árabes para mantenerlos en el combate
contra Occidente.
Desde
su plataforma mediterránea, que el tiempo consolida,
los rusos acechan también a
Suez y a los chinos.
Voy a explicarlo.
Paradójicamente, los
rusos son, con los mismos egipcios, los
que más sufren con
el embotellamiento del canal de Suez desde
hace casi dos años. Occidente, contra
el cual estaba dirigida la
972
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
maniobra, se ba equipado para dar la vuelta a Africa. Pero los
soviéticos encaminaban
por allí su tráfico con la India y el Viet­
nam. Además
-ya lo dije de pasada-ellos codician los petró­
leos árabes de Oriente Medio. Tienen, pues, prisa
por deslizarse
a lo largo de las costas de
Arabia hasta el Yemen, en el Mar
Rojo y en el Océano Indico, para reemplazar allí a los ingleses
que anunciaron con
tres años de anticipación que iban a aban­
donar todo
lo que está más allá de Suez. Ya se está creando un
"Frente de Liberación del Golfo Pérsico". Si se desatasca el Ca­
nal de Suez, allá abajo se
corre el peligro de un recrudecimiento
de propaganda naval soviética.
Por otra parte, hay en el Mediterráneo enclaves comunistas di­
sidentes, Yugoslavia y Albania. Basta mirar at· mapa para com­
prender que se podría un día "meterlas en vereda", igual que a
Checoeslovaquia, gracias a una acción conjugada por tierra y por
mar con el fin de sostener a un equipo más ortodoxo que sería
izado al poder. Está claro que el sistema de "guerra general po­
pular", adoptado en estos días por Yugoslavia para la defensa
de
su territorio, está inspirado por un temor de esta clase.
Albania prácticamente
es una colonia china de la que no sa­
bemos casi nada
de lo que allí pasa. Un vaivén de barcos mercan­
tes chinos desembarcan armas,
y tal vez, también misiles, que
tendrán a Italia
bajo su fuego. No debemos olvidar que Albania
es un país musulmán en donde se forman muchos oficiales o
agitadores de los otros países musulmanes del Mediterráneo que,
a continuación, esparcen ¡:x:>r su contorno las consignas de Pekín.
La política china en el Mediterráneo es muy sutil. Por media­
ción de las múltiples organizaciones de solidaridad afro-asiática.
creadas después de
la conferencia de Bandung, los chinos em­
pujan a los pueblos árabes a
la reivindicación y la revuelta, in­
cluso
y sobre todo contra los gobiernos socializantes, cerno el de
Nasser, y tanto más cuanto más ligados están con Moscú. Tam:..
bién sostiene a los elementos terroristas de las más agresivas redes
(como en Palestina el F. P. L. P. (3) o El Fath) con el designio
(3) F. P. L. P.: Frente Popular de Liberación de Palestina. Uni­
camente subsiste la parte marxista.
973
Fundaci\363n Speiro

PAUL AUPHAN
de, o bien provocar una guerra en la cual los rusos estarí_an im­
plicados, lo que les alejaría para siempre de la frontera china, o
bien de forzar a la diplomacia soviética, para evitar la trampa,
a moderar las pretensiones árabes o, incluso, a desolidarizarse
de ellas, lo que daría lugar a que en el Mediterráneo ya no pu­
dieran dar la cara.
Para responder a la pregunta que sin duda todos ustedes
tienen en el pensamiento, les digo que estoy persuadido que ni
Moscú, ni, bien seguro, Washington, ni incluso Pekín, quieren la
guerra, al menos una guerra en la que los Estados estarían me­
tidos directamente con sus
ejércitos y sus cohetes; pero aparre
de que siempre es peligroso jugar con fuego, hago constar que
hay en el Mediterráneo, es decir, a nuestra puerta, un cierto nú­
mero de "Vietnam" en potencia que los revolucionarios de todas
las obediencias se sentirían fe)ices de poderlos transferir a Occi­
dente, sin que se pueda prever nada-acerca de su futuro des­
arrollo.
De este cuadro histórico y estratégico quisiera, para concluir,
sacar dos proposiciones o líneas
de conducta capaces de orientar
sus reflexiones, una relativa al comunismo, la otra al Islam.
La primera es muy simple. Constituye para mí la guía moral
que, en la bruma en que nos encontramos, es preciso no aban­
donar jamás so pena de correr el riesgo de descarrilar. En la
lucha de la Revolución contra la Civilización, toda concesión a
la Revolución, todo sostén aportado a su política, bien sea sovié­
tica, china,
cubana o anarquista, es una traición.
Para el Islam matizaré más. A largo plazo, el objetivo de la
Cristiandad, de la que somos los más auténticos herederos en las
orillas del Mediterráneo,
no puede ser más que la conversión de
los musulmanes, único medio
de integrarlos en una comunidad
fraternal desembarazada del comunismo. Es seguramente un ob­
jetivo a alcanzar a muy l_argo plazo. Pero para tener una posibi­
lidad
de lograrlo, es .preciso, sobre todo, no comenzar por conso­
lidar al islamismo halagándolo, como nosotros no hemos dejado
de hacer.
Se puede y se debe ser caritativo sin renegar. El ejemplo
974
Fundaci\363n Speiro

EL MEDITERRANEO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO
siempre es remunerador. San Luis vale más que Maquiavelo.
El Islam es mucho más sensible a la fuerza ejercida con justicia
que a
la hipocresía y a la debilidad.
"Si tú eres león -dice un proverbio árabe--------yo soy cor­
dero. Pero si
tú eres cordero, yo soy león y te como."' Pues bien,
yo quisiera que nuestra política en el Mediterráneo tuviese más
de león que de cordero, y que nosotros, aunque remunerando,
dejásemos de ser comidos.
975
Fundaci\363n Speiro