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Ante el Congreso de Lausanne de 1970

ANTE EL CONGRESO DE LAUSANNE 1970
Quisimos poner como título de este artículo: "El Congreso
de un método".
Pero el rótulo hubiese resultado excesivám.ente riguroso;
por eso
¡ hemos preferido hablar de ello sin enunciarlo !
El Congreso de Lau·ssanne es, sin embargo, verdaderamente
. "el congreso de un método": un método de
acción de
trabajo,
método particularmente adaptado a nuestro tiempo de borrasca revolucionaria. Método que podría decirse universal si este cali­
ficativo fuese entendido en el sentido de que su aplicación excede
de nuestro campo habitual de combate cívico. Puede ser empleado para enseñar el catecismo. Se puede uti­
lizar, en uso de una libre facultad, en las obras más directamente
apostólicas, etc.
Bastantes de nuestros amigos, y de los mejores, no compren­
den eso suficientemente.
El "Office Intemational" continúa siendo para ellos, ante
todo, un vínculo de unidad acerca de la doctrina del derecho
natural y cristiano.
Y
lo es.
Pero no únicamente. no ESENCIALMENTE.
La adopción del vocablo "acción cultural", de mayor exten­
sión que el de "acción doctrinal", no es el efecto de un azar, ni
la sola busca de un abrigo contra las injerencias abusivas de
los clérigos.
La acción cultural implica la doctrina. la UNICA. la del
derecho natural y cristiano, aquella que la sucesión apostólica en
el ejercicio del magisterio ordinario de los Papas nos ha legado,
la "doctrina social de la
Iglesia'", de

la que Juan XXIII nos ha
recordado que es "válida. para todos", creyentes e incrédulos,
hombres de buena voluntad y de sana razón.
La acción cultural implica la doctrina porque no puede pres•
cindir

de ella, pero no es SOLO doctrina. Es experiencia, es
conocimiento de historia, de estética, de política, de economía,
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Fundaci\363n Speiro

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es la descripción de los fines supremos, pero también de los fines
inmediatos con su contorno de
rea.Íizaciones parciales, limitadas
pero posibles, orientadas en la perspectiva de un objeto lejano
a alcanzar.
El "Office International des oeuvres de ~ormation civique et
d'action culturelle selon. le droit naturel et chretien", para con­
seguir lo que promete no puede ser exclusivamente doctrinal.
No puede ser ESENCIALMENTE doctrinal, ya que ade­
más nos muestra los MEDIOS al describir
el fin supremo de la
sociedad y los fines secundarios inmediatos. Incluso, esa exposi­
ción de medios es lo que le dota de su originalidad, de su "propio
caracter", como diría la ley Debré. He ahí lo ESENCIAL del
"Oficce International" ... y lo ESENCIAL DEL CONGRESO
DE LAUSANNE.
Es el Congreso de un método.
Método al servicio de un fin único, enseñado, proclama.do, a
lo largo de los tres días de la reunión. Fin amado, querido; alma
de las exposiciones y comunicaciones sobre: PATRIAS, NACIO­
NES, ESTADOS. Pero fin servido PRACTICAMENTE, en las actuaciones
posi­
,Ples, en tal país, tal medio, tal red, frente a tal situación. a pesar de
tales ataques, fin servido por nn METODO de trabajo, de acción y
de formación adecuada a esta acción.
Nuestra originalidad no está en la doctrina, sino en el método
Método universal.
Y SOBRE TODO en el plano de lo temporal, que es el nuestro.
El 24 de noviembre, M. Chauclien, director de la escuela nacio-
nal de carnicería, en un coloquio del C. L. C., evocaba los penosos
comienzos
de ese órgano de formación profesional de la que es
fnndador. Esta escuela parisiense, que recibe hoy alumnos y pensio­
nistas de 54 países interesados
por uno u otro aspecto del pro­
ceso de la carne, comenzó en 1927 con algunos carniceros deseo­
sos de enseñar su profesión a los jóvenes y de darles, más allá
de su especialidad,· un Verdadero humanismo del oficio iniciado
con una cultura auténtica.
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ANTE EL CONGRESO DE LAUSANNE 1970
Como fuera que le preguntamos si le parecía posible que otras
profesi9nes realizaran escuelas elementales o supeiiores con la
misma finalidad, M. Chaudien añadió: "Decid que ciertamente
esto es realizable si encontráis los hombres adecuados. Es, ante
todo, un problema de hombres decididos y con fe. De hombres
prestos a sacrificarse. Nada se ha construido nunca de otro modo".
"Al inicio de estas realizaciones es pr-eciso un pequeño grupo
de hombres, que se conozcan, trabajen juntos, unan sus esfuerzos
y estén decididos a luchar''.
"Si
no se
quiere luchar
por algo,
es imposible hacer algo."
Por la vía de la experiencia en una materia práctica, M. Chau­
dien llegaba a iguales conclusiones que nosotros mantenemos
desde hace treinta años.
Nuestros amigos saben teóricamente
~podría decirse
...
¡ doc­
trinalmente !-, pero no CREEN PRACTICAMENTE.
La educación tiene un método de trabajo que no es enseñanza
pura, es ENTRENAMIENTO PARA UNA PRACTICA. Ea jo este punto de vista,
el Congreso de Lausanne permite fa­
cilitar los encuentros con vistas a una puesta en. acción PRACTI­
CA del método que preconizamos y que puede esquematizarse así:
-acción

capilar o de contactos personales.
- redes sociales o por situaciones de
la vida
-conciertos con vistas a una acción común en un espíritu
común.
-complementariedad de esfuerzos.
-difusión

de un material de trabajo adecuado.
-formación

de animadores
y de cuadros de la vida social.
Los forums y los stands no tienen otro objeto que ofrecer
esas ocasiones de contactos y de conciertos.
Es
allí donde, en el encuentro de éstos con aquéllos, será posible
y previsible una acción concreta sobre puntos determinados en un
medio dado. Es allí donde se toman las resoluciones, alli donde se anudau
o expanden las redes de amistad
y de trabajo ...
. ..
Es el

Congreso de un método.
* * *
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"El mayor Congreso del mundo, en su género" ha escrito
Jean Ousset (1).
El
principio de la frase haría sonreír.. . si su terminación
no le diese una evidente realidad.
''En su

género'',
pues no
conocemos un congreso de trabajo
tan hirviente de actividad, sin ensambladuras de expansiones turís­
ticas; sin folklore, ni gastronomía, ni excursiones, ni nada del "congreso que se divierte". Nada de esos congresos en los que el número impresiona
porque de impresionante no tienen nada más que esto. Manifes­
taciones globales
y gregarias en las que el sentimiento de una­
rúmidad no
sobrepasa el rúvel del
entusiasmo colectivo o del
slogan publicitario.
Nada

de congreso reivindicativo.
Nada de congreso de presión moral, cuyo peso iría dirigido a
modific.ar, por ejemplo, el gobierno :pontificio. No tenemos tales
ambiciones. Ni queremos subestimar los recursos de un
enem¡go poderoso,
a fin de poder mecernos en ilusiones consoladoras.
No iremt>s a_ Lausanne como a un rn-eeti.ng o a un fumadero
de·opio. Iremos a Lausanne para trabajar. Para encuadrar a los veni­
dos por primera vez (2). Iremos
para ¡xm.er a punto nuestras acciones particulares. Ire­
mos a reconfortarnos, ciertamente, en contacto con nuestros ami­
gos de otros ámbitos y países, pero con la voluntad de combatir
y triunfar. No para el solaz pasajero de haber gritado lo que senti­
mos en el corazón.
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El Congreso de Lausanne es el congreso de un método.
M. CREUZE'r.
(1) "Résponses et objetions «Pesimismo u optimismo»" Permaniences 65,
(2) Cfr.
Permanences, núm. 65.
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