Volver
  • Índice

Jorge Siles Salinas, Ante la Historia

/NFORMACION BIBUOGRAFICA
continuidad con el futuro- el hecho triste de que sea la propia jerarquía eclesiástica quien desaliente a la autoridad civil en esa
preservación de la fe ambiental y de la unidad religiosa. Sin em­
bargo, nada más orientador para el católico de hoy -súbdito o go­
bernante-que
estos opúsculos del P. Segarra.
RAFAEL GAMBRA
}urge Siles Salinas: ANTE LA HISTORIA (CONCIENCIA
HISTORIA Y REVOLUCION)
(*)
Los nombres de Siles y Siles Salinas son bien conocidos entre
nosotros. En primer lugar, a través de
la política boliviana, donde
dos generaciones de esta familia alcanzaron las más altas magis­
traturas
del país y tomaron parte relevante en los acontecimientos
políticos -incluso en los más recientes- de aquella República.
Pero este nombre nos resulta familiar sobre todo por la figura de
Jorge Siles, pensador, ensayista
y escritor brillantísimo, que, exi­
lado durante un
largo período

en nuestra patria a causa de los
dramáticos sucesos revolucionarios de su país, adquirió entre nos­
otros un bien merecido prestigio intelectual
y humano. Actualmente
colabora asiduamente en revistas y diarios españoles de primera
fila.
Editora Nacional acaba de publicar, en su Serie Filosófica.
varios de sus más luminosos ensayos, reunidos bajo el título
An­
te la histo-r-ia (Conciencia hútórica y Revoll cados en ocasiones, revistas y aun países diferentes, estos trabajos
poseen unidad
temática y se complementan entre sí en los diversos
aspectos de una sola
y fundamental cuestión. El gran terna abor­
dado
pü1' este libro es la conciencia histórica del hombre, particu­
larmente
del hombre actual.
Por más que la vida humana sea esencialmente histórica y la
condición del espíritu humano sea, ante todo,
ia de un heredero,
cabe preguntarse:
¿ es la conciencia de esta historicidad inherente
al espíritu humano? Parece evidente que no. Precisamente esa
conciencia de historicidad ( el sentirse inmerso en una Historia
-sagrada y humana- que tiene origen concreto, fases e hitos, y
conclusión)
-es lo

que aportó la mentalidad judeo-cristiana
a_la civi­
lización

occident.al y lo que determinó una nueva Edad en la
Historia Universal. Para la Antigüedad clásica,
la historia concreta
(*) Editora Nacional, Madrid 1969, 290 págs.
142
Fundaci\363n Speiro

1NFORJ\1ACION BIBUOGRAFICA
-el hecho singular y temporal- era sólo la realización o ejem­
plificación de unas esencias universales, atemporales, cuya consi­
deración absorbía por entero el espíritu en su nivel intelectual. Lo
mismo podría decirse de las culturas orientales panteísticas, para
las que el acontecer histórico no era sino la expresión de un eterno
retorno sin principio, referencias ni fin. ·
Pero cabe también una ausencia de conciencia histórica, no
por carencia original de ella, sino por haberla perdido después de
poseerla, en

una ceguera de su realidad que carduce a un
.. ins­
tantaneísmo"
ignorante

de su pasado
y de su inserción en una
tradición humana. Tal es el caso -ejemplifica Siles- de los
pueblos hispanoamericanos, que, partícipes biológica, cultural
y
religiosamente de una común tradición ----católica y española­
carecen por lo general de su consciencia
y, por ello mismo, de
cualquier forma de comunidad de destino. Este fenómeno de pérdida -por abandono o por
olvido­
de

la propia conciencia histórica adopta en la civilización contem­
poránea formas diversas, basadas generalmente en el culto ido­
látrico a la individualidad
y a la vida, que se suponen constreñidas
o asfixiadas por los lazos
y compromisos de cualquier clase de
tradición, normatividad o herencia cultural. Siles clasifica
y describe
con extraordinario vigor psicológico estos fenómenos disolventes
de la conciencia histórica: el "instantaneísmo" ( de tipo gidiano ),
el individualismo esteticista, la "historicidad incomprometida" ...
Pero por encima de todas ellas se opera en nuestra civilización
otra nueva
y arrolladora pérdida de la consciencia histórica -un
abandono

intencional
y dirigido de la misma- que se presenta
bajo aspectos paradójicos. Por un lado, diríase que el hombre
actual es hipersensible a la conciencia histórica. Nunca como hoy la "evolución histórica", las "exigencias de cada época", los "con­
flictos generacionales" se han erigido en dogmas inapelables. El
hombre -individual
y colectivamente- no se considera ya un
ser substancial que evoluciona históricamente en relación ( o en
re-ligación) con realidades o valores absolutos, sino que se re­
concce a
sí mismo,

en su mentalidad
y valoraciones, como un
producto de
la Historia, gran flujo hipostasiado que avanza
siempre por cauces de supuesto Desarrollo, Plenitud
y Perfección.
Frente a la imagen del hombre como protagonista de la historia
en la realización concreta
y perecedera de algo incambiable o atem­
poral (un designio trascendente, una
idea. moral),
el hombre ac­
tual se siente producto de la Historia
y concibe a ésta como un
de,·enir inexorable que la ciencia puede conocer, pero que cada
143
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
hombre ----o cada pueblo- no puede smo aceptar y asimilar.
"Estar al día", "ser avanzado en ideas o en
creencias .. es el único
imperativo que subsiste en un mundo ya sin imperativos. Sin
embargo, esta absolutivización y este culto de la Historia desem­
bocan en una forma de negación de la historia o de atempora­
lidad (ucronía): tal es la paradójica concepción de la historia que
subyace

en el marxismo
y que sirve de esquema mental ----cons­
ciente o inconcientemente- al hombre actual. Todo en los in­
dividuos o en los pueblos es creación de la dialéctica materialista
de la Historia. Leyes económicas cognoscibles determinan los
períodos o fases de la Historia, así como la "superestructura''
cultural, religiosa, institucional de la sociedad humana. Pero en la
síntesis final de esa dialéctica -cuando trabajo y capital ~e re­
unan
de nuevo bajo la forma socialista- cesará
deiinitiYamente la
tensión dialéctica y sobrevendrá la era organizatiYa de la Huma­
nidad, paraíso sin clases
ni tensiones, en que se habrán superado
para siempre la historia y sus productos irracionales. Tal estado futuro ----consecuencia prevista de la absolutiYización de la His­
toria y de su culto
idolátrico--sitúa

al hombre en una nueva
pérdida de la conciencia histórica en la que una atemporalidad
esencial elimina para siempre toda existencialidad histórica.
El libro de Jorge Siles que comentamos constituye una pro­
funda meditación de esta gran revolución mental por
cuya virtud
puede

el hombre caer
---está cayendo
ya- en un "instantaneísmo"
o en una "atemporalidad" de la técnica
y de las satisfacciones
inmediatas, controlables, dirigidas. El tema de esta meditación es
el hombre actual
ante la Historia: si la Historia es ---como la
vida humana- proceso temporal, habrá de comportar los tres
momentos del desarrollo temporal : pasado, presente y futuro. Y a
estos tres momentos responden, en efecto, los tres grandes
capí­
tulos

del libro : un estudio del pasado en su dimensión creadora
(Tradición y· Etica), un análisis de la conciencia histórica presente
y de la Revolución moderna, un ensayo, en fin, sobre
"la con­
ciencia

actual del porvenir".
Particular interés reviste el primero de estos artículos, rei­
vindicación del concepto dinámico de la tradición. La tradición
contra una visión superficial y hoy muy común, no es un pasado
ya inexistente que
ata. y

que lastra el presente, sino la gran fuerza
creadora del espíritu humano que es, más que herencia, tradición
acumulativa
y proyectiva. E1 "instantaneísmo" revolucionario de
nuestra época
y la creciente organización técnica de la vida hu­
mana van proporcionando al hombre todos los hienes de abun-
144
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
dancia, prev1s10n y confort que pudiera haber soñado. Pero si­
muitáneamente le priva de los dos bienes radicales que otorgan
sentido y valor humano a una vida: la continuidad
y la fidelidad.
El hombre que no se identifica ya con una continuidad (familiar,
patria, institucional) ni siente ya el vacío de su ausencia, tampoco
puede ser ya fiel a nada, y su vida se desarrolla en una soberana
e inexplicable ausencia, como un infinito vacío sin límites ni sen­
tido. El análisis de Jorge Siles sobre el concepto de fidelidad -en
prolongación del realizado por Gabriel Marce]- contiene acentos de gran sutileza
y de profunda emoción humana.
Termina el libro, como dijimos, con un ensayo sobre
la con­
ciencia actual del porvenir. Desde el optimismo confiado con que
i:ttstrados y progresistas del XVIII y xrx lo esperaban todo de
un pon·enir radiante hasta las visiones siniestras de Orwell o de
Huxley sobre un mundo tecnificado en que no haya cabida para
el espíritu humano, Siles ofrece una serie de testimonios sobre
este
camb:o de
actitud del hombre moderno ante un futuro que
parece
caia yez más

en sus manos. Sus últimas palabras son un
llamamiento a la esperanza, término en que se cifra la visión cris­
t:ana de

la historia.
X o una esperanza basada en el artificial op­
timismo de quienes desean· ignorar el signo real de su época.
sino
ba5ado tal yez en
un
''pesimismo activo'',
constructivo y lleno
de generosidad. Aquella esperanza que se apoya en la
fe viva en
una Prm·idencia que nos otorga la vida como un don gratuito del
C:-eador.
Libro

bellamente escrito
y profundamente madurado que cons­
tituye el testimonio coherente y sincero de un presente que todos
::,emimos cada yez más

denso
y acuciante.
Rafael GAMBRA .
. .:fnastasio Granados, obispo vicario general de Tol.edo: EL
CARDE:\"AL GOMA, PRIMADO DE ESPAÑA(*).
Es curioso observar cómo en España se olvidan fácilmente figu­
ras con ta.Ila de inmortalidad. A veces, ¡ triste es reconocerlo!,
t'.enen los extranjeros

que descubrirnos los valores patrios para
que nosotros comencemos a fijarnos
en ellos. Es una pena; pero
es as1.
Si Gomá, santo y sabio Cardenal español, Arzobispo de To-
1 '', •• El Cardenal Gomá, Primado de España", por Anastasio Grana-
dos, Ubispo Vicario General

de Toledo, Es.pasa-Calpe, S. A. Madrid, 1969.
145
,.,
Fundaci\363n Speiro