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El intento de liberación del hombre por la técnica

EL INTENTO DE LIBERACION DEL HOMBRE
POR LA TECNICA
POR
Jost MARÍA CARBAI,LO FERN.ÁNDEZ
Doctor en Economía por la Universidad de Roma
I. Artesanos y Chamanes.
El Esplritu que vi puede ser el Diablo, y el
Dia:blo tiene la capacidad de adoptar cualquier
forma
seductora.
(HAMI,ET.)
Por mucho que retrocedamos en el pasado, dentro del limi­
tado intervalo que nos es dado iluminar, con algo de
rigor, del
deambular

del hombre en
el espacio y el tiempo, encontramos en
él una doble caracteristica: su actividad fáctica
y su palabra. Es
decir, la labor de su mano, llamada por ·Kant cerebro externo
del hombre, y ese poco de aire estremecido, usando una expre­
sión orteguiana,

que permitió e
hizo posible 1a comunicación y
la simbiosis con los otros seres de su contorno.
La acción implicó la técnica, que
.en su
semántica primaria
alude a la habilidad mauual
sen.su stricto, y la palabra emitida
al Mitos, puente de diálogo e invocación, vehículo de relato, de
comprensión
y ... de encantamiento.
He aquí el mundo ambivalente del hombre a lo largo de
su
historia. Y

si bien es cierto que cada
día se
descubren antecedentes
más remotos de técnicas refinadas, a veces misteriosas e incom­
prensibles,
al decir de Faussurier, también lo es que nada parece
haber, en la vida de la Naturaleza
y en la Historia, que deje de
presentar "un toque de. encantamiento que no esté penetrado
¡xir
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!OSE MARIA CARBALLO FERNANDEZ
una magia sutil", aun cuando "la definición exacta de estos con­
ceptos,
la precisión de sus orígenes y_ su significación consti­
tuyan uno de los más difíciles problemas", en opinión de Casti­
glione, conocido y excelente historiador de la Magia y la Me­ dicina.
La
Técnica implica

un conocimiento empírico de la Natura­
leza, más o menos profundo, más o menos organizado en un cuer­
po estructural. La Magia supone la fe en unos principios que ilus­
tran la acción. Para
'!"oltaire, la
Magia era "el secreto de hacer
lo que la
Natt1raleza no

puede", definición que atribuye al campo
mágico todo aquello que excede a lo probable, o a los límites de lo explicable al nivel de cada época de la historia.
Castiglione, refiriéndose al hombre· primitivo, sostuvo que ''su
individualidad no estaba limitada ni definida, debido a que no
era consciente de ella, y su vida no tenía seguro principio ni bien
marcado fin, no pudiendo concebir la vida del yo desligado de
sus infinitas prolongaciones. En este Mundo mágico TODO EL
COSMOS, TODO LO QUE LE CIRCUNDA, APARECE
COMO ANIMADO Y VIVIENTE".
Genios y dioses se suponían ser los artífices del hecho mágico,
en el clima de intoxicación gregaria e hipersugestiva del llamado
"estado de encantamiento", aun cuando sea difícil llegar a enten­
der las razones que obligaban, a dioses
y genios, a responder a la
ceremonia ritual de
la invocación o del conjuro.
Maspero, refiriéndose a la Magia egipcia, la consideraba
como
fundamento de su religión, y contemplaba al creyente enfrentado
con la necesidad de recurrir, para lograr el favor de los dioses,
al uso de ritos y encantamientos por ellos mismos establecidos,
como fórmula para ser invocados con eficacia.
Esta forma de la Magia, contemplada por Maspero, consti­
tuía la forma social de lo que podríamos denominar estrategia de
lo invisible, menester de especialistas impuestos
en el

arte de do­
minar las fórmulas esotéricas del diálogo con lo desconocido. Y
no es necesario advertir que, al lado de estas formas sociales,
existieron las formas rebeldes, insociables.
y, a
veces, antisociales,
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EL INTENTO DE LIBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
encarnadas en la hechicería y en la brujería, obra de psicópatas
convencidos de su dominio del mundo.
Y de elJas surgió un camino de endiosamiento que nada pone
de relieve mejor que un viejo decir de
la India: '"fado el Uni­
verso está sometido a los Dioses; los dioses están obligados a los
conjuros; los conjuros (Mantras) son dominados por los brah­ manes, por Jo
tanto los

brahmanes son NUESTROS DIOSES.
El psicólogo

J ung afirmó que Mefistófeles no es otra cosa
que
el aspecto diabólico de la pretensión psíquica de liberarse de
la totalidad hasta alcanzar la independencia absoluta y el absoluto
dominio.
Frente a la tesis de Levy-Bruhl de la existencia de un espí­
ritu primitivo, Frazer sostuvo la identidad de ]as formas de pen­
samiento mágico y científico al afirmar que los primitivos razo-,
naban en forma análoga a la nuestra, con la única diferencia de
los principios de partida.
La Magia, dijo Frazer, era ya ciencia,
y el PRINCIPIO DE PARTICIPACION DEL SER es algo
universal. Tanto el mago como el científico están convenci­
dos de la existencia de una Na tu raleza coordinada y creen en el
Principio de Causalidad. Los procesos asociativos son semejantes,
aun cuando la magía contemple lo improbable y los procesos sim­
patéticos
(y contaminantes) y la ciencia se aplique a la regulari­
dad implicativa y experimental.
La ciencia se ha movido en el campo de los porqués; la magia
en
el del arte de dominar. La primera pretendió entender, la se­
gunda someter. Pero es Ítlnegable que el mago parecía estar es­
pecializado en el arte de propiciar_ las fuerzas misteriosas.
A veces, los augurios contradecían la apariencia evidente~ pero
era menester dar prioridad al dict.amen de Jos oráculos y seguir
las advertencias de los dioses.
Nada
más elocuente que el relato que transcribe Julián Ma­
rías en su
BiolJ'Yafía de la Filosofía, al que pertenece el siguien­
te párrafo:
"Los griegos recurrían a la adivinación (Mantheia)
para orientarse respecto al futuro incierto y decidir, por tanto.
El examen de las entrañas de las víctimas sacrificadas o, mejor
aún,
el" decreto
del oráculo son
los que
permiten descubrir cuál
209
,4
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/OSE MARIA CARBALLO FERNANDEZ
va a ser el curso de los acontecimientosJ y así hacen posible la
elección. En el capítulo cuarto del libro sexto de la AN ABAS IS
-para buscar wi ejemplo al azar-nos cuenta minuciosamente
J enofonte la conducta de fa expedición militar griega al puerto
de Calpe, en la tierra asiática. J enofonte hace un sacrificio para
saber si
debe salir del campamento; las entrañas resultan favora­
bles y entierran los cadáveres. Al día siguiente, J enofonte reúne
sus tropas y les dice que es evidente que hay que marchar por
tierra, puesto que no tienen barcos; y que
es necesario marchar
en seguida, porque no tienert víveres; en vista de ello ordena un
sacrificio; su resultado es desfavorable y no se mueven en todo
el día ... "
Gomo se
sabe, no se decidió
la salida del campamento
hasta que los hados fueron favorables.
Era natural esperar que la consecuencia del racionalismo
cien­
tífico hubiera implicado el destierro de principios que suelen con­
siderarse aberrantes. Pero el Diccionario de las Supersticiones,
en su prólogo, nos advierte que el hombre moderno, incluso
el
ateo, continúa teniendo en su inconsciente un espíritu de lo má­
gico que parece anclado en él en forma perdurable. Nuestro lenguaje, instrumento a través del cual informamos
nuestra vida y especulamos sobre el mundo, conserva, según Cas­
sirer, los ingredientes mágicos de los Totem y Tabús y mantiene
una
estructura sexuada

y bipolar.
El prologuista del citado Diccionario afirmó que la razón es
sólo una delgada capa de hielo en
la. superficie

de un
fago pro­
fundo, desde c;uyo· recóndito interior amenaza grandes e insólitas
sorpresas. Y Michelet, en
La Sorciere, se preguntaba si estarnos
seguros de que los antiguos
d1oses hayan
muerto.
Según datos publicados en L' Express del 14 y 20 de abril
del corriente año, se mantiene vivo un "Complot contra la Razón",
y el oficio de augur y maestro en ciencias ocultas prolifera en la
. mayor

parte de los pueblos de Occidente:
En Italia, según dicha
revista, se constituyeron en sindicato 12.000 ocultistas; .en Fran­
cia actúan cerca de 50.000 pitonisas, videntes
y echadoras de
cartas. Una cifra análoga parece existir en Estados Unidos.
En
cuanto a Rusia, según Frisson, parece, cosa curiosa, que no hay
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EL INTENTO DE UBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
ocultistas ni adivinos. ¿ Cómo explicar esta :-.upervivencia de la
Magia?
Acaso la
razón haya de buscarse en el hambre de certidumbre
del hombre como individuo, a quien no
bastaU: las

respuestas del
tipo probabilista, al uso cientifico, aplicables solamente a los fenó­
menos de masa pero incapaces de aportar consuelo a la problemá­
tica vital, que exige una respuesta aplicable a cada singular acon­
tecimiento,
La experimentación sobre hechos paranorrmales, percepciones
extrasensoriales, etc., constituyen hoy tema de simposios inter­
nacionales: reunión CIBA; congreso de Moscú; reunión de .Kes­
sington ; etc.
Bertrand de Jouvenel transcribió el siguiente párrafo de
Wright: Hoy, un hombre de color,
~egro, bruno.
o amarillo, ple­
namente consciente, puede decir: "GRACIAS, SE1'"0R HOM­
BRE BLANCO, ME HAS LIBRADO DE LA PODREDUM­
BRE DE MIS TRADICIONES, DE MIS COSTUMBRES
IRRACIONALES, AUNQUE TU SEAS TODA VIA VIC
0
TIMA DE TUS PROPIAS COSTUMBRES Y TRADICIO­ NES IRRACIONALES ...
La tesis de la película de Kubrick "2001 : A Space Odyssey"
se centra en el hombre, que recibe el "Elan" civilizador de un
Cosmos ignoto, impreciso y lejano, para terminar convirtiéndose
en germen humanizante, en una
apoteosis personalizadora
del
Universo, epopeya que no es momento de tratar en relación con
otras tesis contemporáneas, pero que pone de relieve, como prin­
cipios: La participación; la unidad vital; la comunicabilidad ili­
mitada, indefinida y completa del Cosmos. Y éstos son
los prin­
cipios, precisamente, que sostuvieron ·1as primitivas concepciones
mágicas. Pero pasemos a tratar otras cosas,
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!OSI!, MARIA CARBAILO P/!.Rl'IAND/!.Z
II. Azar y antiazar.
La Naturaleza parte de la razón cósmica y
termina en la
experiencia, mientras
que
el hom­
bre
tiene que

seguir,
po:r el contrario, la vía
de la experiencia ,a la razón.
(LEONARDO DA VINCI.)
En opinión de Jaspers, algo extraño aconteció en el Mundo,
allá por los años quinientos antes de Cristo, al cristalizar una
mutación espiritual y epistemológica que fue desenvolviéndose a
lo largo de un período que en aquel entonces tenía ya trescientos
años de existencia.
En dicho
-"tiempo-eje", como

lo denominó Jaspers,
ej,ercieron
su

influencia Laotsé, Confucio, Buda,
Chuang-Tse, Zaratustra,
Elías,

Jeremías, Isaías,.. Es
también la época de

los Upanishads
védicos, de Homero, de Parménides, de Heráclito, de Platón, de Arquímedes ...
Las grandes culturas de exclusivo soporte mágico, en tOO.os
los ángulos del Mundo entonces conocido, periclitaron, salvo
aquellas áreas que permanecieron en el estado llamado primitivo.
El hombre adquirió "conciencia de sí
mismd' y pasó de la uni­
valencia participativa a la bivalencia lógica, de la vivencia inma­ nente
mágica a

la razón trascendib!e.
El Mundo greco-latino asistió a un sucederse de ru.lturas,
mientras el Mundo asiático renació de sí mismo en forma aná­
loga a la anterior, superados los cambios sólo aparentes, en una
posición ahistórica vinculada a la concepción magizante.
En las
especulaciones de
Parménides, que interpretó a la Rea­
lidad como una consistencia, se suelen encontrar las raíces de lo
que
hoy llamamos ciencia. Tales es mencionado, en general, como
el primer pensador científico. Y es curioso que Tales sea, corno
hizo observar Ortega y Gasset, contemporáneo de Periandro, el
primer Tirano.
Los griegos, al decir de J uliáu Marías, comenzaron a filoso-
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EL INTENTO DE LlBERACION DEL HOMBRE POR. LA TECNICA
far por la razón de haber perdido la certidumbre y sentir d vér­
tigo de la incertidumbre. Pero la creación cultural griega no ten­
día a la aplicación práctica, quedando en un saber especulativo
que implicaba, según frase de Marce! de Corte, la victoria del
Logos sobre

el Mitos.
Este espíritu, pura y simplemente especulativo, que no basta
a desmentir excepciones· como las de Arquímedes, fue heredado
de los griegos por el Mundo medieval.
Zilsel destacó la contraposición entre el solitario gabinete del
humanista o del monje y los talleres y arsenales en que se traba­ jaba en equipo y en forma experimental.
El prestigio de calidad se otorgaba al saber especulativo, y to
0
davía el Diccionario francés de Richelet calificaba a la Mecánica
de "contraria a lo liberal o a lo honorable, de trabajo civil y poco
digno para uua persona honesta ... ".
Las crisis derivadas de los descubrimientos y exploraciones y
la duda en
el rigor del conocimiento especulativo (fundado en
principios con frecuencia mal entendidos) llevaron a un punto de
discontinuidad, en la trayectoria mental del hombre renacentista,
que se conjugó con una extraña concentración de genialidad, en
los siglos xvr y xvn : Bacón, Descartes, Galileo, Miguel Angel,
Erasmo,_ Maquiavelo, Leonardo ...
Claro que, al lado de la naciente concepción tecnificante. súb­
sistían la magia y el ocultismo, abundaban los astrólogos y caba­
listas. Nostradamus pretendía levantar
el velo

del
futuro. de
la
Humanidad y hasta Bacon confesaba creer en las brujas. Pero
lo mítico era suplantado, cada vez más, por lo matemático y lo
experimental.
Leonardo escribió

sobre el
pe!Isar especulativo :
"Y si me dices que las ciencias que principian y terminan en la
mente son verdaderas, esto no se concede,
sino que

se niega
por
muchas

razones,
y es la primera que en semejantes discursos
mentales no entra la experiencia, sin la cual nada da de por sí
certeza."
Galileo, en su Soggiatore (1623), refiriéndose al "Libro de
la Naturaleza", decía: "Este libro está escrito en lengua matemá­
tica
y los caracteres son triángulos, círculos-y otras figuras geo-
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/OSE MARIA CARBALLO FERNANDEZ
métricas, sin cuyos medios es imposible entender humanamente
ni una palabra."
Nació entonces la llamada por Ortega y Gasset técnica del
técnico, es decir, del limitado saber operativo de estilo principal­
mente matematizante.
La nueva forma de abordar el entendimiento del mundo se
basó en las ciencias naturales, físicas y matemáticas, en detrimen­
to de la tradición filosófica, de vuelo especulativo orientado al
orden natural humano, Sus principios fueron: pretensión de de­
mostración convincente y validez general; estructura determinista
y fácil comunicabilidad metodológica,
Laplace, en

su
Teoría ana/itica de las profobüidades, afirmó
que con un conocimiento completo de la situación y de las fuer­
zas actuantes nada seria incierto. Tanto el porvenir como el pa­
sado estarian presentes a los ojos del investigador, La incertidum­
bre,
para Laplace, procedía sólo de la ignorancia. Su GRAN
SISTEMA DEL MUNDO permitiría sustituir el azar del des­
conocimiento por el antiazar derivado del dominio de
la causali­
dad deterrninística.
Todavía en 1899, un año antes del inquietante reto cuántico
de Planck, escribía Ha.eckel eu Die Welt~iitsel: "La gran Ley
ab.stracta de la causalidad rige ahora el Universo, como hace la
mente del hombre" ... Y,
sin embargo,

las aparentes seguridades
fueron padeciendo asaltos graves:
Darwin, Freud,

Gódel, Eins­
tein, Planck, Heisenberg ...
El saber causal-determinista empezó a resquebrajarse. En
1932, von Neuman escribía: "Hoy no hay razón que permita afir­
mar la existencia de la causalidad en la Naturaleza; ninguna ex­
periencia puede dar prueba de
dla, ya que los fenómenos ma­
croscópicos son, por su propia esencia, incapaces de suministrarla,
y la única teoría compatible con nuestros c011ocim:ientos elemen­
tales inclina a rechazarla."
El principio de indeterminación de Heisenberg, la idea de
simultaneidad en las teorías einsteinianas-, la doble faz ( corpuscu­
lar y ondulatoria) de lo material ... , todo ello llevó al reinado su-
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EL INTENTO DE LIBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
¡,remo de lo probable y lo conjetural, más allá de lo estrictamen­te
causal.
Eddington dudaba de

que
el_ determinismo pueda ser traído
de nuevo al campo de la física, aun cuando otros científicos, como
Poincaré y Einstein, hayan rechazado la idea de que Dios pueda
dedicarse

a juegos de azar con el Mundo.
Pero no puede negarse que según la conocida expresión de
Heisenberg, en
la actualidad, cuando se habla de una imagen de
la Naturaleza, no
se habla
ya de otra cosa que de la imagen de
nuestras relaciones con ella.
Y los más grave es que, como hizo observar Eddington, al
abandonar la estricta ley de causalidad se corre el riesgo de con­
fundir lo natural y lo sobrenatural, ya que, según Ducrocq, hoy
todas las leyes de la Física sólo pueden afirmar lo
probable, de
modo
que cuando soltamos, pm ejemplo,

una piedra sólo
sabe­
mos

que es muy probable que
caiga al

suelo, aun
cuando la
proba­
bilidad de que
:¡.sciencja, si

bien muy pequeña, no es rigurosa­
mente nula.
En el Zaratustra de Nietzsche, se dice que sólo la Ley del
Azar
puede regir cuando
los dioses
juegan a los dados en el ta­
blero del Mundo. Sería paradójico que esta ley fuese la única
respuesta al largo período de interrogación causal-determinista
del Cosmos. Y es interesante recordar aquellas palabras de Bossuet, que
Ortega reproduce en su
Origen y epílogo de la FüowfíaJ: "Cuan­
do considero este mar turbulento, si así me es lícito llamar a la
opinión y a los razonamientos humanos, imposible me es, en es­
pacio
tan dilatado,

hallar
asilo tan segttro ni

retiro tan sosegado
que no se haya hecho memorable por el naufragio de algún na­
vegante famoso." Nada podría mejorar la imagen del pasado,
como sucesión ininterrumpida de errores que se autodevoran, que
la serie de interpretaciones dadas a los hechos del Mundo feno­
ménico, experimentable y cognoscible.
Es cierto que, en rigor, la técnica no consiste en la aplicación
de la ciencia
y que ésta ha contradicho con frecuencia las realiza­
ciones de aquélla antes de que la eficacia de los resultados la
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fOSE MARIA CARBAILO FERNANDEZ
haya impulsado a· buscar las razones teóricas capaces de expli­
carlos.
Puies bien,
la técnica, en plena apoteosis, cada vez más
segura y triunfante, está contribuyendo a crear un mundo extra­
ño, en el que el hombre ya no se encontrará más que consigo
mismo, quedando la naturaleza velada y oculta por las "creacio­
nes humanas". La técnica parece hacer real la posibilidad de mo­
ver las

montañas, aun cuando sea lo cierto que la vida se
im­
pregna cada vez más de angustia, de soledad y de servidumbre.
V
ea.mas, un poco más de cerca, algunas de las características
tecnoestructurales de la Sociedad actual.
fil. La serva padrona.
Quien no quiere razonar es un fanático; qlllien
no SBJbe razonar es un loco; quien no osa razo­
nar es
un esclavo.
(Y/. DRUMMOND.)
Es evidente, no obstante la parcial concepción de Ranke, que
la
Historia
de Europa no es la Historia del Mundo y que los
procesos
y las estructuras occidentales no alcanzan, con absoluto
sentido, a toda la Humanidad, aun cu.ando no puede negarse que,
por el predominio europeo en los siglos próximos del pasado, las
tensiones del mundo de Occidente ban sido importadas incluso en los países que parecían permanecer
al margen del ciclo de des­
arrollo
cultural técnico-lógico.
Acaso algunos de los acontecimientos recientes del mundo asiá­
tico, con sus perfiles antitecnocráticos, no significan otra cosa que
la protesta de pueblos de cultura universista contra las formas
modernas de la Sociedad, que articulan en la técnica la existencia
del hombre en el Mundo.
Jünger afirmó que las fuerzas elementales, que la técnica pre­
tende dominar, se desencadenan, precisamente, y con renovado
vigor, a consecuencia del mismo progreso tecnológico, compro­ metido en un proceso de desarrollo exponencial que produce es­
tupefacción y· vértigo.
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EL INTENTO DE UBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
Heiddeger habló del enfrentamiento del hombre con la Natu­
raleza, provocada
y forzada por la ciencia y la técnica a poner de
manifiesto sus poderosas fuerzas ocultas, Y Russell advirtió que,
dada la INSENSATEZ DEL HOMBRE EN
CUANTO A
LOS

FINES, todo aumento de la potencia técnica que
facilite
su logro es un mal.
La ética futura ha de enfrentarse con las nuevas circunstancias
de un mundo tecnificado y, acaso en primerísimo lugar, con ,el
fenómeno de una técnica que tiende a un poderío total indepen­
dizado.
Marcel de Corte, en el libro L'Homme contre lui-meme,
afirmó que no constituye un azar el que el desarrollo de la tec­
nocracia, en el mundo moderno, haya coincidido con el crecimien­
to de la idolatría de lo colectivo, en la que el hombre pierde el
sentido de lo individual
y conc,eto y naufraga bajo la presión
abstracta del número ...
Pues bien, la ironía consiste en que la Tecnología moderna
parece estar conduciendo al hombre a su desvalorización, que al­
canza a las actividades cerebrales, e incluso a la angustia del pro­
pio poder, según aguda observación del Cardenal Danielou. La
rrincipal característica de nuestro tiempo es, en opinión de 'Weis­
chedel, el miedo universal.
El mundo tecnológico parece estar provocando
el naufragio
de lo
SANTO y lo Genial, sustituidos por la acumulación de lo
mediocre. Como si el horizonte del águila pudiera ser sustituido
por la suma del de múltiples gorriones. La gran desgracia de
nuestro tiempo, afirmó Friedrich Seifert, consiste en_ el hecho del
destronamiento de Dios, de la degradación del sentido de lo sa­
grado, en una Sociedad secularizada.
Son los imperativos de
la técnica, no los de las ideologías,
según Galbraith, los que determinan la forma de la Sociedad ac­
tual, en la que vamos convirtiéndonos en esclavos de las máqui­
nas, que, de siervas, están
¡xi.san.do al
papel -de
~mas y señoras.
La coacción que padece el hombre en nuestra Sociedad tec­
nológica es sin duda más sutil
y peor que la que lo cohibió en
las peores tiranías del pasado.
La propaganda, montada sobre mé-
217
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/OSE MARIA CARJ3ALLO FERNANDEZ
todos subliminares de influencia, llega incluso a provocar domi­
nios inconscientes de origen exógeno, por vías endógenas inad­
vertibles. Las dos ideologías que hoy
parecen dividirse el mundo (li­
beralismo y colectivismo) constituyen dos grandes MITOS que
vive el hombre en forma de creencias irracionales, _que no resul­
tan justificadas por las experiencias de los últimos años. Galbraith puso de relieve que, desde el momento en que las
tecnoestructuras aparecen y ponen en marcha la Sociedad de
consumo, hay que relegar
al museo de las ideas irrelevantes la
noción de equilibrio de gastos de
consumo que
reflejen la máxi­
ma satisfacción, apareciendo las NECESIDADES FORZADAS. El sacerdote sociólogo español don Jacinto Rodríguez Osuna
advertía, en un reciente informe, que la Sociedad de consumo
genera pobreza. Las viejas certidumbres y esperanzas en la eman­
cipación a través de la técnica empiezan a poner de manifiesto
sus hondos peligros.
La tecnología esta pretendiendo convertirse
en
juez de

lo que es moral, trastrocando nuestro modo de ver el
mundo. En un artículo de fines del año 1968,
el hoy Cardenal Danie­
lou advirtió: "La civilización técnica reclama templos y fiestas,
tiene técnicos y demanda sacerdotes. Es un espectaculo, a la vez
lametitable e irrisorio, que esto suceda en el -mismo momento en
que los sacerdotes pretenden convertirse en técnicos y en el que
se quiere transformar las iglesias en lugares de reunión política.
La juventud, sin embargo, tiene SED DE ABSOLUTO. El
drama
de hoy sería la dimisión de aquellos que tienen la misión
de responder a e$ta sed."
Mientras las técnicas de la Naturaleza son técnicas bien lo­
gradas, decia en su
Introducción a la Filosof¡a Julían Marías,
son deficientísimas las TECNICAS HUMANAS, las de la so­
ciedad, la política y la
historia. .

. y se empieza ahora a clamar
por una técnica del manejo de las técnicas, que no es fácil de im­
prcvisar.
Y Kaufmann, en un artículo de Le Monde en octubre de
1966, trauscribió el siguiente párrafo de Bergson: "Me he pre-
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EL INTENTO DE UBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
guntado, muchas veces, ¿ qué habría pasado si la ciencia moderna,
en
vez de partir de las
matemátic.a.s para
orientarse en
la direc­
ción de la mecánica, de
la astronomía, de la física, de la quí_mica,
en vez de hacer converger todos estos esfuerzos hacia el estudio de
la materia, hubiera empezado por la consideración del espíri­
tu? Tendríamos ciertamente una psicología de la que no podemos
hacernos una idea hoy, lo mismo que era imposible, en tiempos de Galileo, imaginar nuestra física. Esta psicología hubiera sido
probablemente, respecto de la nuestra, lo que nuestra física es en
relación con la física de Aristóteles."
Pero, desgraciadamente, el hombre eligió un camino opuesto
al aludido
por Bergson y corre el riesgo de caer prisionero y cau­
tivo, en una Sociedad· opulenta, pero sin alma, entregada de nuevo
al limitado dominio de lo fáctico, en la magia de una técnica so­
metida a la demonolatría de las máquinas.
Es precisamente contra este tipo de Sociedad contra lo que
se alza la más rotunda "contestación", en una -sugestión que 'busca
la verdad en el nihilismo y se opone al mediocre mundo de los
tecnócratas, a los que la elegante pluma orteguiana calificó de
sabios ignorantes, capaces de comportarse en las cuestiones que
desconocen la petulancia de quien es un sabio en su cuestión es­
pecial. A ellos atribuía Ortega la desmoralización de Europa en su
RebeUo"n de las ma~l1!S, en la que advertía el peligro de que
este tipo de hombres se apodere de la dirección social
por el
hecho de estar desinteresados de los principios de la civilización.
Las mismas sociedades de nuestro tiempo son puras máquinas,
y el problema fundamental consiste en el proceso de reducción
que está produciéndose en la acción humana, cada vez más ru­
tinaria y en completa ignorancia
e incertidumbre respecto

de los
objetivos, en un tipo de vida unidimensional. Pablo VI, en la encíclica
Popul&um progressio, advirtió que
la economía y la técnica no tienen sentido si no es por ,el hombre,
a quien deben servir, Por su parte, el Episcopado francés, refirién­
dose a los problemas de la juventud actual, que ésta no rec1ama
medios
de vida,
sino rawnes para
vivir, afirmó
que su rebeldía
se dirige contra una Sociedad en la que los hombres son poseídos
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/OSE MARIA CARBALLO PERNANDEZ
y no poseen y que desean que las estructuras se pongan al servi­
cio del hombre y no se encuentre
el hombre al servicio de las es­
tructuras.
Se ha advertido, con frecuencia, que el desarrollo económico
es, a la larga, más perjudicial que beneficioso para el hombre y
que la cantidad como objetivo está deteriorando la calidad, dando
origen a "deseconomías" y despilfarros, a través de lo que ha
dado en denominarse bienes negativos: emponzoñamiento de
aguas, polución del aire, acumulación desorganizada de
~esiduos,
consumo desordenado de bienes agotables y no renovables y el
ruido, que está produciendo neurosis colectivas y gran número de
sorderas.
En un reciente libro, Bertrand de J ouv'enel incitaba, a pesar
del
aparente carácter irreversible de la dinámica social, a recivi­
lizar

la civilización.
La tecnología, -en su opinión, debería actuar
como servidora de la AMENIDAD.
Es aleccionador recordar el caso de la nación sueca, que pa­
ree.e encarnar-lo que Camus denominó "aproximación a la Socie­
dad justa". Pues b;en, lo inquietante es que en Suecia abundan
los divorcios, los stiicidios, la delincuencia juvenil y el uso de los
alucinógenos. Además, los

suecos son, en general,
~ristes. Un so­
ciólogo sueco llegó a hablar de la NEUROSIS DE BIENES­
TAR,
provocada por
el disfrute de una existencia asegurada, su­
perados los límites del sufrimiento y
el temor, eliminadas las pre­
ocupaciones materiales. Esta existencia,. como contrapartida, está
socavada por una sorda inquietud, por el morbo del placer y por
el peso de la violencia.
Y es que sucede que: siempre placer ... no es placer.
Ya Schopenhauer, en Parerga y Paralipomena, escribió que:
"Si se pretende que el
mundo no

tenga más
que una
significación
física, desprovista de todo sentido moral, nos enfrentaremos con
el más grande, el más pernicioso
y fundamental error; en sínte­
sis, cara a cara con aquello que el creyente calificaba de ANTI­
CRISTO."
La notable prosperidad económica no es suficiente para que la
vida se haga digna de ser vivida, si
el precio de la prosperidad
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EL INTENTO DE UBERACION DEL HOMBRE POR LA TECNICA
consiste en vaciar la existencia de_ las aspiraciones más profundas
y elevadas del hombre.
Es inneg- críticas marcusianas, aunque sea difícil admitir sus plllltos de
vista en cuanto a las perspectivas resolutivas.
En la Sociedad actual son fáciles de advertir los síntomas de
la absorción del individuo en la masa y el renacimiento de la
creencia en la
participación y

comnnicación animista, incluso a
la escala cósmica, en el espacio y el bempo. Y, como en los tiem­
pos mágicos, la vida es acción dominada por el esoterismo de los
nuevos chamanes: los técnicos.
~l clima--social~--sorn.etido a la sugestión colectiva y a la hipei ------~~
~-----------------sensibilidad tóxica, en forma de mitos, de p~das... y de
/ drogas, es la causa ~--1.ós-cxtraiios----fenomerios, como el de los
hip,pies, estudiado-po~ Toynbee .en su grave dimensión de intento
de abordar un nuevo sentido de la vida y de la sociedad, qne
hoy puede calificarse con las palabras que
Borma.n:-aedloo-.a--!a_ __
Luna, de vasta, desértica y sobrecogedora. ------------
J ulián Marías, refiriéndose a los hippies americanos, dijo de
ellos que : "Son la respuesta al mortecino aburrimiento de los
hogares, que desconfían de la imaginación, que no admiten la in­
ventiva, la sorpresa, la improvisación, que no ponen en sus vidas
la pimienta de un grano de locura."
La existencia de los
hippies, en opinión de Becher, es la na­
tural consecuencia de una sociedad indiferente _al empeoramiento
del habitáculo humano, propicia a la producción de bienes de
innegable nocividad y propensa a dudosas aventuras de discuti­
ble prestigio, mientras abandona sus más elementales responsabi­
lidades en orden a la convivencía y
los problemas

del hombre.
Los hippies sustentan una sorprendente moral, cuyos puntos
fundamentales
han sido resumidos en la siguiente forma: Haz lo
que te plazca y cuando te
plazca; abandona
a la sociedad
por
completo y entrégate; trata de convertir a cuantos burgueses en­
cuentres a la alegría, al amor, a la belleza, sino a la droga ... Los
hippies sostienen la cr·eencia de que nuestra civilización
está asistiendo a sus propios funerales.
Y, no obstante, sería posible, como advirtió
el p~ofesor ita-
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/OSE MARIA CARBALLO FERNANDEZ
liano Federico Caffé, en un reciente trabajo, encontrar salidas
multidireccionales, ya que todo nuestro futuro ha de depender,
en último término, de nuestra voluntad, de nuestra capacidad de
comprensión
y de nuestra inserción en el orden natural de lo hu­
mano. En resumen, de nuestro genio creador
y de nuestra moral.
A pesar de los sombríos presagios del presente, resulta difícil
admitir que el dedo de Dios nos oprima contra un muro, como
Sartre afirmó que acostumbra a hacer con sus elegidos.
El cristiano, dijo San Pablo, es el que tiene esperanza.
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