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Número 87-88

Serie IX

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Municipios, regiones y política francesa

MUNICIPIOS, REGIONES Y POLITICA FRANCESA
POR
J. TRl!;MOLET D~ VILU.:RS.
SUMARIO
Introducción.
El verdadero problema planteado por la regionalización : los
componentes del orden político francés.
I.
Recuerdo histórico.
A) La subversión de las instituciones políticas por la Re­
volución.
B) Permanencia de los municipios y consecuencias políticas,
II. La situación actual.
A) La reforma regional.
B) La reforma municipal.
Agravación del vacío político
y peligro de estallido de la
nación francesa.
Conclusión.
Una cuestión doctrinal.
Las posibilidades actuales de una acción política sana.
Fundaci\363n Speiro

La lectura, en el núm. 69 de PERMANENCES ( abril 1970), del
comentario de
J. TRÉMOLET DE VILLERS, «Communes, régions et poli­
tique fran~aise», y la proximidad de la IX Reunión de amigos de la
Ciudad Católica,

a celebrar
en Poblet
los dias
10, 11 y 12 de octubrei
que

ha de
tener como

tema base
«El municipio en la organización de la
sociedad», nos ha movido a traducir aquél y a publicarlos -con la
amable autorización de nuestros amigos del «Otfice»- en estaJ pá­
ginas de VERBO.
Aunque referente a Francia, este trabaio tiene la virtud de de1ta­
car

los
Jiguientes puntos
de carácter general:
- la diferencia entre una
falsa regionalización,

estructurada desde arri­
ba y que ayuda a centralizar, y la verdadera estructura natural
-foral, diríamos- que, como las plantas, se desarrolla desde
abaio y hacia arriba; la

primera acabaría de secar la vida propia de
los municipios, mientras que la segunda requiere, precisamente, esa
propia vitalidad de las entidades menores.
que el Estado moderno centralizador, nacido de la Revolución fran­
cesa pero extendido por todo el mundo, provoca como reacción unos
separatismos que confundiendo con ese Estado
a la

nación preten­
den el desmembramiento
de ésta,

mientras
rjue un
régimen verdade­
ramente de estructura natural ayuda a sentir la
patria grande

a tra­
vés de la patria chica.
- que, para reactivar el orden natural de las
cosas, es

necesario sus­
citar, animar, orientar
y organizar las élites naturales que están en
su sitio, en la vida real, único modo de lograr la
restauración del
te¡ido social y de organizar la sociedad biológicamente, desde sus
raíces, en lugar de empeñarse en hacerlos
mecánicamente, de1de el
Estado, que así no hace sino destrozarla más y acentuar la masi­
ficación.
Fundaci\363n Speiro

INTRODUCCION
La negativa manifestada por el país a confirmar el proyecto
de

ley sometido a referéndnm en nada atenúa el agudo problema
suscitado. Ahora
bien, si

la
e,q,lotación partidista del

tema de la descen­
tralización ha
originado innumerables

propuestas, es lo cierto que
ninguna
fo ha tratado en

lo
que tiene
de
esencial para nuestra
nación.
Los

análisis, de corto alcance, no han indagado
cuáles eran
los verdaderos

-beneficios,
las posib1es repercusiones socia·les
y
políticas. Se
han desinteresado·

de su acción a largo
término.
Los

componentes fundamentales
del orden político francés
están en juego en estos proyectos de ",r,egionaHzación" y en el
espíritu que cia. Una ojeada a la
historia y
un 'ligero estudio de to·s textos
bastan para probarlo.
I. RECUERDO HISTORICO
El empirismo de la historia.
De las estruoturas políticas del Antiguo Régimen, la Revo­
lución sol-amente ha dejado subsistir los municipios.
La tradición centralizadora heredada de 1789 nos prirva de
tener
una idea clara de la
complejidad, surgida
de
la vida,
que
era el signo de la Francia política. "Erizada de libertades" se­
gún el dicho de
Funk-Brentano, estaba

gobernada
por un
Es­
tado absoluto, encarnado en una dinastía heredita,ria pero no
orn­
n~potente.
Ciertas

provincias tenían, según sus orígenes, su Par­
lamento,
sus cónsules

;
y los poderes del intendente representan­
te

del Rey,
variaban según la'S rnodaolidades del ligamen de _estas
provincias

a la Corona.
737
"
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J. TRBMOLET DE VILLBRS
Además, las expresiones de Hsometimiento a la Corona" eran
engañosas. ·No expresaban, ni
po:i;-lo más remoto, la creación de
una comunidad social por voluntad de un Estado. que la moldea
a su
gusto '' según la idea que él ·se ha formado", sino la libre su­
misión de una comunidad, que
vive su
propia vida, a la soberanía
de
un Estado .. Esta relación, cualquiera ,que

fuera su origen
matrimonio, guerra, compra, tratado, alianza, se reaiizaba según
ciiertas normas: conservación de franquicias, privi'legios, "dere­
chos", conjunto

de leyes
y cos,tum1bres que regulaban el cuerpo
político de
la antigua Francia.
Estas leyes
y costumbres
permitían, bajo
la unidad de un
mismo Estado, las diversidades que
son fuentes

de riqueza. A'se­
guraban el credm,ien'to de las actividades sociales y económica'&
de estas regiones mediante las liberta·des poHtica'S que las pro­
tegían.
Así

se
elaboraba un
régimen
político empfa-icamente con
la realidad social, que a la vez era emanación y autora de la
nación. De aquí nacían las instituciones pdlíticas que eran la
filar
de

las
instituciones sociales al mismo tiempo

que la condición
de su desarrollo. Un régimen tal, nutrido de
'la vida

social, le per­
mitía
orecer y equilibrarse en es:te mismo crecimi~nto. Había como
una
incesante correspondencia
de
la vida social con ila vida :polí­
tica.

Una familia se había
convertido en

un Estado y
había sus­
citaJdo
una

nación que, a su vez, se llenaba de
instituciones polí­
ticas conformes a las leyes de su vida.
Se puede
observar cómo, a

pesar
del desorden
ideológico
y
de la-s guerras de religión, gracias a ese excelente instrumento de
paz social, que era el mediador político en
fa antigua Francia,
Enrique IV llegó a hac'er revivir unida una nación que sus su­ cesores
elevaron a la grandeza.
La subversión.
Pero los errores de la Reforma, los del jansenismo, los de
las
'"luces", en
fin,
ag,pira·ban a
encarnarse en una
estruchlra po­
lítica qtie dominara

el
cuet1PO socia-1.
Por eso el cambio de régimen
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Fundaci\363n Speiro


MUNICIPIOS, REGIONES Y POLITICA FRANCESA
político de finales del siglo xvnr francés fue algo más qne nn
cambio de régimen. No se reemplazó una monarquía ¡por una
república, una forma de gobieri:io anticuada por otra más adap­
tada a las necesidades de la vida de la nación, sino que se instauró
un sistema
po-Htico capaz de ,revolucionar ,la sociedad, y si se le
cortó la cabeza al Rey fue porque no había querido ser la cabeza
de este nuevo sistema. Lo que se perseguía era cambiar la ma­
nera de vivir de los hombres para así
cambiarlos a

ellos mismos.
El punto de partida era e'l¡)iritual ; el fin era, pues, producir un
cambio en la finalidad misma de la política.
Se precisaba nn aparato manejable y eficaz, También las es­
tructuras de la Antigua Francia deberían
desaparecer. Las pro­
vincias con sus libertades desaparecieron. Se dividió a Francia en
departamentos porque hacía falta seccionarla para renovarla me­
jor. Obsérvese que éstos no fueron tan arbitrarios en s-u demar­
cación geográfica :como se ha dicho generalmente. El hecho esen­
cial de la Revolución,
en e&te ca-mp,o, fue la destrucción de insti­
tuciones políticas históricas, que tenían vida
¡propia, como fas
provincias, y su sustitución por otras instituciones administrati­
vas, los departamentos, en los cuales la vida emanaba del Poder
central.
La consolidación del trabajo revolucionario debido al genio y
a
1a energía de Napoleón I, dio a la estructura políti,ca francesa
el
cariz que todavía tiene
hoy. Na
die la ha modificado. Ha so­
brevivido
a las restauraciones, a las guerras, a las diversas repú­
blicas,

a las perturbaciones y cambios de régimen y ha remodela­
do a su vez durante cerca de dos
siglos el aspecto

de la nación.
Un ·nuevo
panor~ma ,de desiertos

humanos .alternando con ciuda­
des enormes, es el semblante desolado de provincias muertas
en
su

idioma, en sus
antes, en -su originalidad,

en su patrimonio; es
el aspecto de un país devorado por ,]a administración pública.
En Francia, la
democracia ho es solamente un sistema de
gobierno. Además de tener ésta una inclinación acusada hacia el
totalitarismo estatal, sufre una vocación a
la disolución social. Es,
según palabras del
[IM'ofesor Hourticq, "inevitable e inexorable­
mente niveladora
y, por lo tanto, centralizadora".
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J. TREMOLET DE VILLERS
El sistema no cumple demasiado mal ese objetivo .
. Tenía, sin ,embargo, frenos, ya· que la naturaleza de las cosas
resurgía. Frenos sociales, como los sindicatos, los cuerpos de
oficios que para proseguir una reconstitución natural escapaban
a los
esfuerzos del
legislador,
y, limitándonos a las instituciones
políticas, quedaba el
municipio.
La permanencia de los-municipios.
De 'la tabla rasa revolucionaria subsistía el municipio con sus
libertades, muy disminuido, ¡pero no del todo e1iminado. "'El mu­
nicipio es una colectividad territorial que se administra Jibremen­
te." Esta definición, conservada en nuestras constituciones sucesi­
vas., representaba un gran retroceso por su carácter abstracto con
respecto a
las franquicias,

libertades
y diversos privilegios de los
municipios
y "bones villes" del Antiguo Régimen, pero, con esta
misma abstracción, hacía destacar
más lo esencial del fenómeno
municipal, lo codificaba y lo consagraba. Esta redacción también
amenazaba a Francia con dividirla en otras tantas "repúblicas
municipa:les",
pero

a
pesar de ,sus deficiencias y

de sus peligros,
la noción expresaba una
comunidad· política elemental que con
su sola existencia ~ba a retrasar la revolución.
Consecuencias políticas.
Espontáneamente, al nivel de ·los pequeños l;l}Unicirpios, la lu­
cha ideológica tendía a diluirse en prav€cho de la lucha de los
intereses iparticulares, y .la competencia a im¡ponerse sobre la ¡pa­
sión po11ítica. En fos ,munidpios, y ·sobre todo en .los pequeños,
podía reconstruirse una especie de nueva "élite" política. "Elite"
que

no llegaba
nunca hasta el gobierno de la nación, pero que
había llegado a tener tal cantidad de representantes en la Alta
Cámara que ésta se convertía en el blanco de los revolucionarios.
Por su movilidad, una sola cámara elegida por el sufragio
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MUNICIPIOS, REGIONES Y POUTICA FRANCESA
uni-versai es más dócil a los movimientos de opinión, más fácil­
mente manejaible por quienes fabrican la opinión, que una asam­
blea elegida en segundo grado por los delegados locales que se
conocen entre sí
y que conocen ila realidad del rpaís.
Por

su origen
municipal, el senado, 'tan imperfecto y tan sen­
sible a

ciertos vicios de los Parlamentos, debía ser conservador,
y
es el caso que no hay ejemplo de que nunca lo haya dejado de ser.
Este factor de equillJbrio es prueba evidente de que se trata
de una institución política acomodada a una realidad social. Se
perclbe inmediactamente a

donde conduciría su supresión. Más
aUá de

las consecuencias sociales
y económicas inmediatas, sur­
giría
un desierto político
entiregado al libre juego
de las fuerzas
revolucionarias, bien sean tecnócratas o anarquistas.
Durante mucho tiempo, fos constitucionalistas se dividieron,
según su doctrina, en partidarios de
fa cámara única y pairtidarios
de

las dos
cáimaras.
II. LA SITUACION ACTUAL
Puede ser descrita b¡:i jo dos aspectos : el de la refornna regional
provisionalmente anulada
el 27 de abril y el de los proyectos de
la reforma munidpal.
La reforma regional.
Digamos lo esencial; el prnyecto de ley preveía colectividades
territoriales dotadas de ciertos poderes y cuyo
fin era asegurar
la evolución
.económica -de

Francia.
Estas
colecti'Vidades territoriales

eran
,}Jamadas regiones. Ad­
ministradas por un consejo regional compuesto de diputados ele­
gidos por las

local.idades y categorías socio-profesionales, debían
ser dirigidas de hecho por un Prefecto de región,
dotado de

una
administración fuerte y con ipoderes amrpliamente superiOlt'es a 'los
del
mismo

departamento. El
depaJrtamento no desarparecía, sino
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J. TRBMOLET DE VILLERS
que conservaba su competencia propia. La región no tendría por
otiro lado

poder político. Provista de ciertos
poderes financieros
en

principio,
debía-proceder
a los suministros neoesarios, en for­
ma autónoma pero sin poder crear instituciones públicas. La auto­
ridad permanente de 1a tegión sería el Prclecto. El Consejo re­
gional rep~esentaría a

ésta en
cierto modo,
pero •su poder de
dirección se

hallaría limitado por la escasa
frecuencia de
sus
sesiones
y la carencia de un órgano permanente.
En
resumen, habría sur·gido

un esca
1lón administrativo suple­
mentario que hubiera tendido a absorber el antiguo y a disdlverlo. Este
escalón ofrecería con respecto ai antiguo departamento la
gran ventaja de adecuarse a los im¡perativos del Plan.
La aplicación del Plan ya había originado
fa creación de re­
giones económicas y una reforma administrativa en 1965-.
Si se busca una motivación distinta del cáilculo po'Htico, orien­
tado
a hacer desaparecer
un Senado un poco ,rebelde, es en esta
conformación a los imperativos del Plan donde hallaremos la ra­
zón profunda del
proyecto de

reforma. A este respecto,
e'l eclipse
político

de su autor, aunque resultare definitivo, no garantizaría
la desaparición de quienes, antes que
el, h"bían decidido

modelar
Francia de acuerdo
con unos imperativos exclusivamente econó­
micos.
El exclusivismo económico~
Este
exclusivismo
es grave. Y tanto más fatal en un
país
donde

el centralismo ha destruido toda forma de diversidad
que no
sea 1la inherente a la variada naturaleza del suelo. Construir
con
un solo criterio conduce a destacar todavía más este defecto.
Cuando se conoce
-la voluntad racionalista de los planificadores
y
.su deseo

de
estructurar la
región en términos de rentabilidad
económica, industrial pata unos, agrícola para -otros, turística para
los más desheredados, no se puede sino sentirse inquieto al pen­
sar cuál será el rostro de la Francia de mañana. Tales resolucio­ nes, en especial la de la ordenación de un
territorio, son de. grave
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MUNICIPIOS, REGIONES Y POLITICA FRANCESA
responsabilidad en la acentuación "necesaria" del éxodo rural en
las regiones "con vacación de reserva" como la Lorete, y de
una -espantosa in!hu.manida-d.
Tanto más puesto que de hedho se trata de desconcentrar ios
poderes

del Estado para conseguir que su imperio tenga más efi­
cacia. Había, en efecto, al nivel
de fos pequeños

municipios esca­
patorias que permitían mantener
cierta vida

local a
¡pesar del
Estado. París

estaba
'1ejos. Pern, París,

por
'la reforma del Z1 de
abril, trataba de

situarse en la•s provincias.
El intenrt:o, como se ve, es completamente opuesto al orden que
existió en la antigua Francia. La critica hecha a los departamentos,
en cuanto
al voluntarismo político que representan, pueden ser
hecha a las regiones tal como en el ,proyecto eran -considera­
das.

Aunque en conjunto bastante
correctamente pergeñadas,
estaban aduliteradas po-r su mismo origen. La "regionalización"
anunciada
-U!) era el reconocimiento de las realidades provin­
cia-les a desarrollar en ·busca de una mayor armonía de la na­
ción, sino
que estaba inspirada en 1los impera:tivos del Plan -eco­
nómico para la aplicación del cual se requería una nueva es­
truatura regional.
El principio
de la existencia Esta,rían ha jo la d~pendencia de París.
Después
de reohazado
este proyecto de ley, fa amenaza per­
dura, y seguramente aún :rpayor, ya ·que tos equipos se mantienen
en su
sitio, y posiblemente será

por la vía de decretos y ordenan­
zas, sin intervención electoral, como se
trata'fá de poner en

prác­
tica esta regionalización. Resumiendo, los peligros son :
- una
aiplicación más

radical del Plan;
-una

confiscación de las libertades .prácticas de
las co'lec-
tividades ·locales;
-

una mayor sumisión
die los

órganos legisJativo·s a los dic­
tados de la opinión
y, por tanto, de los grupos de presión que
la fabrican; es decir, que el poder político de Francia pasaría,
cada vez más, a manos de aquellos que:
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J. TR.EMOLET DE VILLERS
de una parte, representan la corri,ente de la Revolución
tecnocrática y planificadora;
de otra parte, representan la corriente de la Revdlución
agitadora y propagandista.
Las estructuras políticas reales, que son los
munidpios y los
cantones, están iéxcluidos de todo poder que no sea el de eleval'
consultas.
La reforma municipal. El método.
Este gran inconveniente aparece agra;vado si se examinan ,}os
proyectos de reforma municipal. Se encontrará un aná1isis de­
tallado de ellos en el folleto
ele! S. I. C. L. E. R. "'!'Avenir des
Comunes
Fran~aises" (1). ·El método

con el
cual estas
reformas
debían ser impuestas es muestra de lo
que Louis Paujarques ba
llamado el ''neo-dirigismo tecnocrá:tico''. Un grupo anónimo, pero
"competente", prepara los proyectos. El Estado no está compro­
metido en ·estos preliminares. Las personas interesadas están for­
zadas a quedar a fa e:i Por otra parte, es una comisión fa que habla; no es e'l minis­
terio. El ministerio así lo hace comprender claramente y prodiga
apaciguamientos. Con esas seguridades, fas personas interesa-das
se duermen.
Cuando sale el proyecto, una circular ministerial invita a los
interesados con propósitos de diálogo y de participación a que
en un plazo que no sobrepasará tres meses le hagan llegar sus
observaciones o contraproposiciones.
Estas llegan, dispersas, contradictorias, voces de una masa
que se entrecruzan y se dispersan. ¡Vamos!, dice el ·guardia, un
poco de orden.
Tal fue el m@todo puesto en práctica en los proyectos de re-
(1} En venta en el C. L. C. 49, rtte Des Renaud.es, 75. París, X:VII.
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MUNICIPIOS, REGIONES Y POLITICA FRANCESA
forma municipal. Su fracaso no se ha debido sino a los aconte­
cimientos de mayo y
junio de
1968.
Un crecimiento de la vida política.
A -este método tecnocrático se añaden los errores de fondo
que se hallan en giermen en la reforma m!Unicipal.
Son dob1es y llevan a las mismas consecuencias.
- la supresión de Los pequeños municipios;
-la reducción de los ¡,oderes de fos elegidos en provecho
de un cuerpo administrativo es_pecia1izado.
El resultado será el trecimiento del vacío, si esto cupiera, en
la vida polí,tica francesa. Suprimir los pequeños munic~pios con­
duce de
seguro, en
el .plano social
y económico, a su¡p-rimir las
actividades autónomas de estos municipios, a ,proceder a 'los des­
plazamientos de ,poblationes, a los éxodos; y estas consecuencias
desastrosas se producen porque en el plano político es anu1ada la
más mínima Hélite" que

permita llevar su
propia vida
a
Ja más
pequeña comunidad

social
organiza~da. Es'ta
aniquilación
de la·
"élite" pdlítica puede estair asegurada de manera tan eficaz en
los medianos como en
1os grandes municipios ~i, como prevé el
proyecto,
se le quitan
a:l consejo municipal los poderies y le son
atribuidos al alcalde para reforzar su autoridad, sin
perjuicio de
que

se haga
comprender seguidamente

a este último que, dada
la
complejidad de

sus tareas, necesita someterse a un
cuerpo de
funcionarios,

de
los que

le abastecerá una
&cuela Regional
de
Administración, dependiente

del E. N. A.
y alimentada de sus
mismas
doctrinas. A menos que, según la opinión de
ios más
radica:les. M. Hourtidq, por ejemplo,

simplemente
s·e venga
a
parair en

el
alcalde de

nombramiento, funcionario
comunal
Un fascismo tecnocrático.
Con 1a aplicación de estas refom1as, se reunirían en Francia
las condiciones de un fascismo tecnocráti'co a medio camino entre
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J. TREMOUT DE VILLERS
el de Musolini y el de Tito, donde un pequeño gru¡po dirigiría,
a su
pura voluntad,
todo un país, desde el Estado a las rregiones,
desde las regiones a los departamentos, desde
fos departamentos
a los municipios, asociando las categorías socio-profesional•es como
garantías aparentemente "democráticas" de esta dictadura. La
simplificación de la vida :política, slogwn1 de estos equipos, sería así
conseguida, lo que permi'firía a1. Estado modelar al gusto de fas
ideologías

toda la faz del país.
Las reacciones anarquistas.
Pero al violentar la naturaleza de las cosas se provocan las
catástrofes. La enseñanza, que ha conocido tales innovaciones, ha
inostrado ya ver sus frutos. La anarquía revolu'cionaria nace de
la presión estatal. En tanto que la enseñanza centralizada ha
es­
tado

rodeada por los institutos
y escuelas privadas, ha sobrevi­
vido. La
ley Debré

de 1959 y Ja asfixia de los establecimientos
libres han producido en su terreno lo
que Ja asfixia

de -los muni­
ci-pios podría

provocar
1respecto de fa administración francesa. Si
se suprime
el último resquicio

por donde un pueblo
respira, hay
que

temer que, para no ser
afuciado, éste
haga saltar todo. Mayo
y junio
de 1968 son pesadas

lecciones a este respecto.
En la reforma regional
y 1a reforma municipal está en germen
el estadillo de
la nación francesa, en la misma medida en que 1a
Revolución de mayo
estaba en
germen en
=las reformas
universi­
tarias y las leyes
de enseñanza

que
1a precedieron, porque, tanto
en
un
caso como en

otro, su inspiración profunda dimana del cen­
tralismo democrático.
Hoy
fas ,premisas

son ya
visibles. El
regionalismo, exacer­
bado,
se hace

petardista y
separatista. Identificando
un Estado
desencaminado y la
verd,rdera función

deil Estado, identificando
todavía más
esite Estado

y
ia nación francesa, se persigue la des­
integración

de ésta para
asegurar la
autonomía de la
propia pro­
vincia,

mientras que los
pra'Cticantes de fa dialéctica hallan en
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MUNICIPIOS, REGIONES Y POLITICA FRANCESA
ello un medio inesperado para hacer estallar una comunidad social
que tieue más
de mil años (2).
Este regionalismo sostendrá los municipios, las -liibertadres 1o­
cales, pero para mejor subvertirlas. Son un arma contra la nación
en lugar de ser "el lugar donde se arraiga 1la idea de la pa­
tria"
(3,). La tentación es antigua en las provincias nuevas, y
Mistral debió combatirla ya en 1850 cuando decidió asociar siem­
pre "la Franc;o et .la Prouven~o" para evitar que fuera rechazado
.injustamente el sentimiento francés, por odio justificado al cen­
traiismo jacobino.
Cuando e'l espíritu permariece, ·las reformas materiales y fas
reacciones diversas no cambian nada que sea profundo.
CONCLUSION
Un problema de filosofía política.
A Paul-Boncour, cuando éste preguntó sii no se podía encon­
trar un punto de acuerdo entrre monárquicos y republicanos
des­
centrali,zando

la República, le contestó en sustancia Maurras
que
los

repuiblicanos debían
saber que

de hacerlo ellos mismos
_ma~
tarían fa Repúbliica. M. Hourticq, menos sos,pechoso que Mauriras,
lo

confirma, y Pisani lo confiesa y declara: "el Estado está hoy
temeroso de la nación.
Es este miedo el que hace impasible toda
reforma :regional" ... u Para que haya reforma regional haría falta
que
el Estado aceptara ciar vida a "partenaires", a los cua,les hasta
el presente les ha sonbido la sustancia: haría fa:lta que cesara de
hacer, para hacer hacer" ... "pero no
,puede ya en lo sucesivo rom­
per el encadenamiento de la centralización"... "Francia está en­
ferma en su Estado ...
"' (
4).
(2) "Hacia una Federación progresiva del estadio europeo", del libro
R,egions-Etats "en nombre de los cuales la Bretaña debe figurar con sus
derechos nacionales

reencontrados". Editoria
1l de L'Avenir d-e la-Bretagne,
8 mai 69, núm. 42.
(3) . Pío XII, discurso, op. cit.
C4) Cfr. 'loe. cit., carta SICLER -Reforma regional.
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J. TREMOJ.,ET DE VILLERS
Todo régimen cuyo fundamento filosólfico es negativo o que
ignora el orden natural se ve obligado, para asegurar su super­
vivencia, a .colocar en su lugar un sistema de organización mate­
rial concentrada y a combatir fas autoridades· natura{es que, por
definición,
se oponen
a
61. En
tanto esta
filosofía de
la estructura
política
de· Francia

no sea vuelta a poner en armonía con la -con­
templación del orden natural,
'los esfuerzos hecihos so1bre la

des­
centralización no serán sino un "aggiornamento" de los métodos
de la revolución jarobina.
Desde
el momento en que se llegue a esta armonía quedarán
límpidas en sus exigencias fundamenta.Les las condiciones para una
sana acción política.
Si
es una
manera de pensar,
la carencia de "él~ties" y las pé­
simas instituciones lo que paraliza y hace desviar los esfuerzos de
la verdadera vida regional, será preciso lograr un
espíritu contra­
rio
que prevalezca y consiga ''élites" nuevas, que habrá que sus­
citar, e instituciones nuevas, que habrá que promover. La
acción qne

a este objeto es precisa
debe responder
a tres
imperativos: 1.
0 Difusión de una verdadera doctrina de la descentraliza­
ción

que tenga en cuenta los principios de vida de los grupos
sociales y el verdadero
p'lpel del

Estado. Difusión de una doctrina
fundada en la naturaleza de las cosas,
en el derecllo natural con­
firn:iado

por
la histor_ia.
2.
0 No es necesario crear 1a "élirte" en todas sus piezas; hoy,
como ayer, existe en ocasiones en los puestos que están
hechos
para

ella,
die los que a· veces ha sido sepairada por una de esas
liquidaciones

que la Revolución desde hace tiempo sabe cómo
realizarlas y que en Francia viene practicando
de manera

casi
regular cada veinte años. Pero, al no estar organizada, carece,
al
tiem.¡,o que

de sostén intelectual, de
formación general
y a me­
nudo
sim¡p!ernente de

que amistosamente se la reconforte. Se
siente
aisllad-a, ma'l informada

y encuadrada en innumerables or­
ganismos, todos consultivos, donde es esterilizada, enervada y,
finalmente, desalentada. Un método, un medio para
reunitr a

los
hombres, hacer
que se encuentren,

se unan,
iintercambien s~s ser-
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MUNICIPIOS, REGIONES Y POUTICA FR.ANCESA
vicios, organicen sus actuaciones precisas, permítirán, si no crear
esta
,célite", por
lo menos ayudarla a encontrarse, a volver a tomar
consciencia de su fuerza.
Eme medio

puede hallarse en los en­
cuentros organizados de modo suficientemente
:r;egular en'br.e los
elegidos y

los notables, entre personas competentes, encuentros
donde los problemas del lugar y las
cuestiones de o sean evocadas a la luz de los principios de ese derecho natural
que tiene --es
preciso decirlo-
su mejor
expresión ·en
el
derecho
social católico.
3.0 De las inistitucioifl)es queda una_ todavía viva, intacta. De­
bemos defenderla, promoverla, uti1izarla, completarla: es el mu­
nicipio. Una aoción de reconquista política debe partir de los pun­
tos que

quedan sanos. En torno a la reanimación de
los muni­
cipios puede ser proyectada una acción política ant_i-irevoluc:iona­
ria fecunda, ya que los hombres que la dirigirán tendrán todavía
en sus manos un instrumento sano.
No es que
el municipio deba ser considerado como el único
objetivo, ,pero es la primera reserva de 1a que se ,puede partir
para
completarlo
y ,para emprender una verdadera regionaliza­
ción,
desa,rrollando la
autonomía de las
provincias al
ritmo que
verdaderamente corresponde a sus capacidades políticas.
Las consecuencias beneficiosas de una acción de tal clase serán
incakulables.
Para
el que piense en 1a necesaria reconstrucción
del edifilcio político francés, en la necesidad de que se encarne la
idea de patria en unas estructuras políticas elementales capaces
de
aJbrir -las naciones

europeas
:hacia una unidad más amplia, para
quien busque verdaderamente el logro
de un renacimiento fran·
cés, estas pocas líneas del Papa Pío XH pueden servirle de
guía (5):
"Pero si fas per~ectivas de conjunto son modificadas, el mu­
nicipio
continúa siendo, por lo m,enos después de la fainilia, el
vínculo
1de los intercambios humanos más frecuentes y más in-
(5) Alocución a los alcaides y r~esel1tantes de ciudades con la
ocasión del "lze Congi,e's International des Villes. et Pouvoirs Fran~ais
locaux", Jb set. 1955.
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J. TREMOLET DE VILLERS
dispensaliles. Establece de ordinario entre sns habitantes una ma­
nera análoga de hablar, de pensar y de sentir; les plantea los
mismos problemas -a resdlver
y solioita directamente su espíritu
de mutua ayuda y de colaboración. "Aun cuando ,sus
habitantes actuales
utilizan ampliamente
los medios de transporrte, que han llegado a ser numerosos y có­
modos, y se ausentan más fáci.Jrnente de su domicilio, no por eso
quedan menos ligados a este medio donde mantienen Jos con­
tactos .más famil:iares ry más constantes. Es aquí donde la .idea de
patria encuentra, para el mayor número, su raíz más profunda,
ya que se experimentan más vi;vamente los beneficios de una buena
organización de la sociedad, sus condiciones indispensable.s y, a
veces,
los errores

perjudiciales y las
faltas evitaliles.

También el
municipio ha cumplido en fa educación cívica de los ciudadanos
una función
•de primer

plano ...
"Un movimiento irresistible empuja hoy las naciones a unir­
se ... podría creerse que los municipios no tienen ninguna razón de
intervenir en estos problemas que desbordan aparentemente su
competencia. Esto

sería un
er.ro,r; el cuerpo social
se parece
en
esto a 'los organismos vivos: la salud depende del funcionamiento
normal de las célnlas que lo componen; cuando algunas de ellas
des-fallecen todo el cu:erpo sufre, o al menos resulta una amena­
za constante para el futuro. Tenéis razón en subrayar de qué
modo la

integridad de
esta unión
en la base condiciona la solidez
del edificio europeo."
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