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Federico Müggenburg, La cruz, ¿un ariete subversivo?

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Feilerko Müggenburg-: LA CRUZ, ¿UN ARIETE
SUBVERSIVO?
(*)
Esta reseña bibliográfica está desprovista de intenciones pu­
blicitarias, no

porque no nos parezcan lícitas, sino porque los
3.000 ejemplares de la primera edición, de julio de este año,
han sido rápidamente absorbidos en América. Mientras llega una
segunda edición, estudiemos los breves extractos que vamos
a ofrecer

de la obra de nuestro amigo D. Federico Müggenburg.
Estamos ante una historia, clara
y bien ordenada, de la de­
mocracia cristiana y de la actuación de los católicos en Méjico
en
la década de los años sesenta ; secundariamente, se ofrece un
boceto del mismo tema eo
Hispanoamérica. El
interés del libro
aumenta con el entendimiento de que la Democracia Cristiana
es una Internacional que puede tener el mismo interés en infil,trar­
se en la Iglesia y eo la política españolas con los mismos métodos
y resultados que en la mejicana.
Esta historia tieoe
un punto
de partida claro. En 1961, la Iglesia
en Méjico, encabezada por sus Obispos, en tomo a los cuales
cerraros filas
ec1esiásticos y seglares, había definido una clara
postura condenatoria frente a las doctrinas izquierdistas, prin­ cipalmente contra el movimiento comunista, que intentaba crear
un Frente Popular. Siete años
más tarde, los católicos se mues­
tran profundamente divididos frente a hechos tan claros
y alar­
mantes como la agitación comunista que coincidió con la Olim­
píada
y llamó la atención del mundo entero. Algunos Obispos
protestaron
y renovaron sus condenas al comunismo, pero otros
se callaron significativamente,
y sacerdotes y seglares católicos,
personalmente
e integrados en asociaciones católicas, se pronun­
ciaron a favor de
1a agitación roja. En general1 las posiciones
adoptadas por
los llamados "católicos progresistas" tuvieron una
notable coincidencia con las asumidas por los comunistas en
esta ocasión.
(*) Editorial Ser, S. A, apartado postal núm. 4051. México, 1970.
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Surgió entonces esta pregunta: ¿ está yendo la Iglesia al cam­
po de

la política militante? Páginas adelante, el autor diseca
esta situación
y demuestra que no es "la Iglesia" la que ha ido
a la política, a esa pésima política, oficialmente y como tal, ni si­
quiera es que haya jugado con dos barajas, una de las cuales
habría sido el progresismo y su versión política, la Democracia
Cristiana. No. Lo que ha pasado es que la Iglesia ha sufrido una
una invasión, una infiltración, de uria Internacional, la Democra­
ria Cristina, que le es ajena y extraña, pero que, una vez infil­
trada en los medios católicos, emplea, sacrílegamente, el nombre
y las apariencias de "la Iglesia" para enmascarar y apoyar su
avance sigiloso hacia dentro de
la sociedad civil. Se desprende
una cuestión gravísima, claramente advertida y expuesta por
Federico Miüggenburg, y es que esta situación lleva un rumbo
de colisión con el Estado; éste ya ha comprendido
la sutileza
del planteamiento de
la acción del comunismo y se apresta a
defenderse de él también en este sector. Ante los regimenes fuer­
tes, el comunismo ha inventado otra vía revolucionaria, que con­
siste en involucrar a la Iglesia, en forma de Democracia Cristia­
na, en su táctica.
De no rectificarse será la Iglesia quien pague
los vidrios rotos

en
estos encuentros. La exposición de Müggen­
burg

hace el inmenso servicio a la Iglesia de exponer claramente
toda esta cuestión de manera que la puedan entender personas
que, de otro modo, la atacarían sin detenerse mucho a considerar
los detalles y matices de la cuestión.
El
libro refleja
un fenómeno universal contemporáneo peli­
groSÓ. Ciertos católicos elementales,

al ver la intervención de
eclesiásticos, que aparentan ser "la Iglesia", en cuestiones !X)Ií­
ticas de manera disparatada, van a buscar remedio en la con­
clusión de que la Iglesia, la auténtica, no debe interesarse en
la política, con lo cual incurren, aunque de buenísima fe, en la
herejía liberal. No todas las injerencias de la Iglesia en política
son malas; las hay buenísimas y,
sobre todo,
obligatorias.
La Democracia Cristiana no ha sido en Méjico autóctona,
sino importada desde centrales extranjeras de orientación y finan­
ciamiento que forman una red o Internacional. Desde Venezuela,
y Chile principalmente, y en menor grado desde Nueva York y
Roma, -y con dinero mayoritariamente alemán, se fue montando
la organización demócrata cristiana mejicana. Primero hubo con­
tactos personales con extranjeros; después, minúsculas oficinas
con siglas en número llamativamente creciente, pero que eran ra­
mas de un mismo tronco; desde e11as se programaron contactos
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colectivos y permanentes de dirigentes católicos y estudiantes,
con centrales, congresos y dirigentes de las bases demócratas cris­
tianas extranjeras; estos equipos, así preparados y en perma­
nente enlace,
fueron lanzados,
o más bien devueltos, sobre
las or­
ganizaciones católicas

de origen de donde habían sido extraídas or­
ganizaciones autóctonas, en cuyo seno
y con cuyos propios me­
dios difundieren las consignas de renovación de las estructuras
políticas y otras similares a las que en cada preciso momento
táctico empleaban los comunistas
y los revolucionarios. Tras­
vasaron al catolicismo genuino la ideología, el estilo y la práctica
marxistas y reclutaron militantes para la Democracia Cristiana
en las organizaciones católicas.
El libro, con rica docnmentaóón inédita, expone el desplie­
gue de siglas del aparato de la Internacional Demócrata Cristia­
na, sus bases de financiación exterior y de orientación ideo­
lógica extranjera, sus enlaces, interconexiones, organización y ac­
tividades. Presenta unos esquemas de claridad envidiable, que
bien
debiéramos tener ya hechos aquí, análogamente, por lo que
a España respecta.
El esquema mejicano se repite, con gran similitud, eri toda
Hispanoamérica. El libro se imp,rimió dos meses antes de las
elecciones chilenas, y, sin embargo, el papel desempeñado en
aquel país por la Democracia Cristiana es descrito con tal exac­
titud que
parece escrito

posteriormente. No es Ja parte menos
interesante del libro el conjunto de noticias
y comentarios refe­
rentes al desarrollo del mismo problema en el resto del Conti­
nente. Hay observaciones que tienen rango de leyes universales
de gran valor si sabemos utilizarlas a tiempo.
A. R. G.
Un cura de edad media: LOS CURAS VIEJOS (*)
Los Curas viejos, o La novela del sacerdote español, como
originalmente fue su nombre, está escrita para probar la gran­
deza de las virtudes sacerdotales españolas de los curas de antes.
Nos dice el
autor: "Aquilatemos
del modo debido los tiempos
pretéritos, a fin de· que las generaciones presentes formen un es­
labón
jndestructible entre
la sana tradición de ayer y el futuro
(*) Ed. Vicente Ferrer. Barcelona, afio 1965, págs. 223.
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