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Un cura de edad media, Los curas viejos

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eolectivos y permanentes de dirigentes católicos y estudiantes,
con centrales, congresos
y dirigentes de las bases demócratas cris­
tianas extranjeras_; estos equipos, así preparados
y en perma­
nente enlace, fueron lanzados, o más bien devueltos, sobre las or­
ganizaciones católicas de origen de donde habían sido extraídas or­
ganizaciones autóctonas, en cuyo seno
y con cuyos propios me­
dios difundieron las consignas de renovación de las estructuras
políticas
y otras similares a las que en cada preciso momento
táctico empleaban los comunistas
y los revolucionarios. Tras­
vasaron a1 catolicismo genuino la ideología, el estilo
y la práctica
marxistas
y reclutaron militantes para la Democracia Cristiana
en las organizaciones católicas.
El libro, con rica documentación inédita, expone el desplie­
gue de siglas del aparato de
la Internacional Demócrata Cristia­
na, sus bases de financiación exterior
y de orientación ideo-­
lógica extranjera, sus enlaces, interconexiones, organización
y ac­
tividades. Presenta unos esquemas de claridad envidiable, que
bien debiéramos tener ya hechos aquí, análogamente, por lo que
a España respecta.
El esquema mejicano se repite, con gran similitud, en toda
Hispanoamérica. El libro se imprimió dos meses antes de las.
elecciones chilenas,
y, sin embargo, el papel desempefiado en
aquel país por
la Democracia Cristiana es descrito con tal exac­
titud que parece escrito posteriormente. No es la parte menos
interesante del libro el con junto de noticias
y comentarios refe­
rentes al desarrollo del mismo problema en el resto del Conti­
nente. Hay observaciones
. que

tienen rango de leyes universales
de gran
valor si

sabemos utilizarlas a tiempo.
A. R. G.
Un curn de eclad media: LOS CURAS VIEJOS (*)
Los Curas m'iejos, o La novela del sacerdote espatñ.ol,, como,
originalmente fue su nombre, está escrita para probar la gran­
deza de las virtudes sacerdotales
espafiolas de

los curas de antes.
Nos dice el autor: "Aquilatemos del modo debido los tiempos.
pretéritos, a fin de que las generaciones presentes formen un es­
labón indestructible entre la sana tradición de ayer
y el futuro
(*) Ed. Vicente Ferrer. Barcelona. año 1965, págs. 223.
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de mañana, imitando de aquélla lo que pueda y deba imitarse,
escrutando a
fondo las causas y
.efectos de
sus
virtudes, d.efectos
y

fracasos, con el objeto de dar a nuestros actos un gran sentido
de responsabilidad." En esta frase, a mi modo de ver, está la clave del libro. Por
un lado, destaca las virtudes de los curas viejos. Por otro, esti­
mula a los nuevos curas a no desechar, irresponsablemente, los
valores del sacerdocio de entonces.
Empieza el libro con una breve historia de un párroco de pue­
blo,
D. Manrique. Nos habla el autor de su fogosidad en la época
joven, de su celo en todo momento, de su soledad, de sus angus­
tias, de su e tema fidelidad a su vocación sacerdotal. D. Manrique
fue un sacerdote de Cristo.
Tras esta pequeña historia, encontramos una lista de contem­
poráneos de D. Manrique, "aquellos que en 1936 probaron, con
la sangre de sus nombres, la grandeza de las virtudes sacerdotales
españolas".
En la segunda mitad del libro hay una buena cantidad de ci­
fras,

que van indicando el número de fieles por sacerdote que ha
habido a través de los
últimos años,

el número de sacerdotes por
parroquias, el número de seminaristas que entran y salen del
se­
minario cada año, y otra serie de datos que van indicándonos la
disminución de vocaciones respecto al ascenso de población civil.
Nos señala varias causas de este descenso.
La vida más fácil
que ahora disfruta el sacerdote le perjudica cuando no sabe apro­
vechar
las facilidades obtenidas
[)Or la
misericordia de Dios y
abusa de ellas. Se ha revalori.zado teológicamente el puesto del
laica puede

hacer apostolado fuera del sacerdocio. Se profundiza en los
aspectos espirituales de la familia, y el matrimonio se ofrece como
meta a los más generosos. La juventud siente un hastío nacido
del naturalismo pagano, está falta de ideales. El contacto de los
jóvenes con
el mundo del progreso material y técnico ha ido en
detrimento de otros valores espirituales. La ·cantera que ha nu­
trido nuestros seminarios ha sido normalmente el campo, pero la
población rural decrece rápidamente para engrosar nuestras
ciu­
dades.
· Estas causas son mencionadas -por el autor como amenazas
sobre las vocaciones sacerdotales. La gracia de Dios puede sobre
todas ellas. Pero es preciso intensificar el esfuerzo para infundir
una fuerte corriente de auténtica reiigiosidad en nuestras juven­
tudes.
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En los seminarios se forjan hombres, cristianos, sacerdotes ...
Tres niveles que hay que tener siempre ante los ojos para que no
formemos sacerdotes sobre arena, no sea que vayamos a tener ex­
seminaristas, no sacerdotes modelos de anticlericalismo, malos cris·
tianos
o
algo más ...
Tras una exhortación final, acaba
el libro con una importante
nota bibliográfica "para los que deseen estar al día en datos es­
tadísticos o ilustrarse más sobre el tema tratado".
MAITE V Al,LET REGÍ.
Martirúin Brunsó: ESPA:t',A EN EL DIALOGO (*)
Martirián Brunsó es un sacerdote catalán seriamente preocu­
pado por

la confusión intelectual que reina en la actual
sociedad
española.
Entiende,

acertadamente, Brunsó que no basta preocuparse,
sino que es caridad gritar "¡ al lobo ! " cuando éste penetra en el
redil. Hay que conocer, profesar y difundir la verdad. Como ha es­
crito Juan XXIII en
la encíclica "Ad Petri Cathedram": "La cau­
sa y raíz de todos los males, que por así decirlo amenazan a los
pueblos
y a las naciones y perturban las mentes de muchos, es la
ignorancia de la verdad. Y no sólo
la ignorancia, sino a veces
hasta el desprecio
y la temeraria aversión a ella."
Cada uno, en su puesto
y según las facultades que recibió de
Dios, está en conciencia obligado a difundir y aplicar el mensaje
de Cristo. Como dijo Pío XII, quien posea medios de fortuna, sea
especialmente generoso; quien tenga cualidades de escritor u ora­
dor, hable, escriba, etc.
Brunsó, que se desenvuelve en ambientes intelectuales, está
en condiciones de ejercer el apostolado de la pluma. Fruto de su
preocupación por el desorden mental reinp.llte son una serie de
publicaciones, que van desde estudios filosóficos y teológicos has­
ta
la novela, pasando por el ensayo. Ejemplo de lo primero es un
análisis del catolicismo actual, bajo el título de
V erbalisma o esen­
cia

del
cristianismo, y de lo segundo, las novelas Los cipreses que
maldijo el diablo, que nos trae a la memoria la conocida obra de
(*) Ed Vicente Ferrer. Barcelona. 1966, 3,50 -págs., l'9 cm., rúst,
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