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José María Iraburu, Acción apostólica, misterio de fe

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
No es lo que se dice: es una ligera inflexión, una determinada
terminología, un insistir en algunos aspectos, un omitir otros ...
Mosén Ricart escribió hace tres años un libro indispensable,
un libro lleno de sencillez y sabiduría. Lo que no ha C oncüio. Puso un bello prólogo al mismo monseñor Olaechea.
Comienza este libro analizando el alcance de las doctrinas de
un Concilio Pastoral, no dogmático ni disciplinario, así como el
acatamiento que en todo caso le debe un católico. A continuación
establece una inmensa serie de proposicíones falsas o destructoras
que se hacen correr hoy como amparadas por el "espíritu del
Concilio" y responde a ellas, texto en mano, demostrando su in­
compatibilidad con lo afirmado en el mismo y con toda la anterior
doctrina de la Iglesia.
Tal es
el libro que lanza ahora en su tercera edición la Edi­
torial Estudium; de Madrid. Libro indispensab'.e hoy para resistir
a "las asechanzas del enemigo" quitándole su propia arma; para demostrar la unidad y
perenrndad del

pensamiento y del dogma
católico. Libro utilísimo, siempre que no se pierda de vista que,
sin embargo, esa '1Iigera inflexión" existe, y que inflexiones tales
--y consecuentes faltas de autoridad- no son obra del Espíritu
Santo, sino del maligno que anda siempre entre los hombres.
RA>'AllL GAMBRA.
José M.• lraburu: "ACCION AP05'.J:10LICA, MISTERIO
DE FE" (*)
Este libro comienza con una observación interesante: la que
delata la trivialización del apostolado. Hoy se da la paradoja de
que mientras se registra nna
debilitación en la fe tenemos un
auge de cnctividad apostólica. Todo el instrumental del apostolado
se baraja y se pone a punto. Se ensayan métodos
de acción
y de
penetración en el mundo más alejado de
Cristo. Se hacen

encues­
tas y más encuestas,,
Se tienen en cuenta

todos
los condiciona­
mientos psico-somáticos
,e histórico-sociológicos, todo está a punto
para que el automóvil se ponga en rrum:ha. · Pero, ¡ay!, luego no
marcha.
¿ Bor qné? Por la cosa. más óencilla: falta la gasolina.
Falta la vida
de fe, la vida de oración, el cultivo de las virtudes
teologales,
,la referencia y dependencia de Dios, por exceso de
(•) Ed. Mensajero, Bilbao, 1969; 413 págs.
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INPORMACION BIBLIOGRAFICA
atención al hombre; y, naturalmente, la obra de Dios, que es la
salvación de las almas por medio del
aposto,lado, no
consigue su
finalidad. El apostolado es una obra de fe y de caridad ante todo y
sobre todo. Caridad no como quiera, ,sino teológica, con su cen­
tro de · acción y de atracción en Dios, no en el hombre. Y la evangelización no se confía tanto a fa saibiduría humana cuanto
a la sabiduría de Dios. Le plugo al Señor, como dice San Pa,blo, confundir

con
1a necedad de la Cruz la sabiduría de 1os hom­
bres. Y
el apóstol no puede olvidar esto. Como no puede olvidar
que su apostolado está en la misma linea de
la encarnación del Verbo, ::[X>r la que Dios se hace hombre y conversa con '10s hom­bres para llevarlos a Dios. Dios se hace Hijo del hombre para que las hombres

sean
hechos hijos
de Dios. Al encarnarse en el
mundo,
el apóstol, sea sacerdote o laico, debe estar atento para
que su encarnación no se trueque en adulterio. Que su estar en el
mundo no sea un ser del mundo y arrodillarse ante el mundo.
Idolatría que hoy amenaza a no pocos empeños
apostólicos.
Hay

que tener ante todo mucha fe en Dios y mucha fe en
la Iglesia. En ,la Iglesia, como medio de salvación eterna mis que
como medio de promoción temporal. Y, luego, fe también en
el hombre, pero no paira adorarle,

sino
para creerle Iibre y lleno de dignülad; pero también cargado de responsabilidad. No como hoy se piensa, que se -le considera libre pero no pecador, porque víc­
tima, el pobre, de condicionamientos psico-somáticos, hereditarios o ambientales que le eximen de responsabilidad. Pero ,si no hay
pecadores ¿ para qué el misterio de salvación realizado en Cristo,
que la Iglesia perpetúa y que
el apostolado pone en ejercicio?
Con razón
el autor de este libro estudia largamente la signi­
ficación de :la Iglesia como medio de salvación para los hombres
y de glorificación para Dios, desentrañando este misterio sacra­mental de fe, y haciendo 'éer cómo y por qué se ha de vivir en
la Iglesia con espiritu apcstólico, dando gloria a Dios y traba­
jando por
la salvación de :las amas, trayéndolas hacia la Iglesia
con un ejemplo de vida verdaderamente eclesial.
, El

fallo más importante que clescubre el autor en la Iglesia
de hoy es, quizás,
el de Ia falta de espírocu de fe en la obra de
apostolado: fe en
Dios y

fe en
Ia Iglesia misma y en los medios
sobr,en,;turales de salvación que la
!g,Iesia tiene. De ahí
la claudi­
cación en
la ortodoxia y la claudicación en la moral. Tanto a:bun­da hoy -este fallo. en los que menos .se podría esperar, que da la sensación de hallarnos ante una Iglesia claudicante.
Claudicación que se acentúa en los
llrunados movimientos
es-
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lNFORMACION BIBIJOGRAFICA
pecíficos de apostolado, sobre todo laical, en los que el sociologis­
mo, .el horizontalismo y el naturalismo triunfan sobre el misticis­
mo, la unión con Dios y la vida sobrenatural sacramental. Estos
movimientos laicales, demasiado limitados a la a:-evisión de vida,
a la problemática temporal
y otros medios activos de formacíón,
derivan con frecuencia a un cristianismo horizontalista, oon grave
atrofia de los valores verticales y, por tanto, con una horizonta­
lidad muy insuficientemente ,religiosa y cristiana. La formación
específica suele ir acompañada de deficiencia de formación común,
y las verdades más elementafos de la fe, la vivencia del Evangelio
como pregón y gracia, quedan en la penumbra, retrasadas cuan­
do no problematizadas. Y, sin embargo, las realidades básicas
cristianas, aceptadas con fe y vividas en espíritu de fe, son las
que más importan y más peso específico salvador ponen en la
obra de apostolado.
A
Ia trivialización del apostolado

se
puede llegar
no sólo por
exceso de
formalismo pietista

y por una predicación o vida
ru­
tinaria, sino también y más aún por un exceso ·de especialización
en la técnica de los medios de apostolado y cuando la adaptación
al mundo se
,raduce en
traición
al Evangelio.
No
podemos seguir al

autor a lo largo de su denso, y complejo
trabajo,
verdadero arsenal

para conocer
fa problemática que al
apóstol le plantea el momento presente eclesial. Pero sí queremos
dejar constancia del buen criterio que, en .general, lo preside,
pues aunque señala los peligros que amenazan a
1a acción apos­
tólica de una y otra parte, del lado del verticalismo exagerado y
del horizontalismo prevalente, escoge
el justo medio, equiHbran­
do

dentro de la jerarquía cristiana de
valores. El libro es,

pues,
muy bueno, aunque algo difuso.
B. MoNSEGÚ.
Frfl)' Arturo Alonso Lobo: EL P. ARINTERO (*)
El dominico Fray Arturo Alonso Lobo ha publicado una bio-·
grafía

del P. González Arintero. Tenía yo dieciséis años cuando
vi, por vez primera, escrito el nombre de este famoso leonés. Fue
al leer el Preludio de la Defensa de la Hispanidad que Maeztu
(*) P. Arintero Alonso Lobo, O. P.: El P. Arintero. Precursor clari­
vidente
del Vaticano JI. "La vida sobrenatural" Salamanca, 1970. Pre­
sentado por el P.
Fr. Aniceto
Fernández, O. P. Maestro Gemral de la
Orden.
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