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Número 97-98

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Los cristianos en el mundo moderno

LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO MODERNO
Un puehlo se deshumaniza a medida que se descristianiza. No
caben humanismos

ateos.
" ... ¿es posible funda,-u" hutnOJnismo auténtico, pwrtiendo de "persp1edi:vas ateas, es decir, de wn nz,undo, desacralizmdo y seeur
"larizado,
sÍ1n referenciia a Dios, dejando to,toJmente la p,osibilidad
,, de reconocer,
P'or aquellos quie pueden o quieren, un Dvos tras­
,, cendente
y personoif
'' La resp·uesta
sobre el terreno

práctico no es
acaso muy fácil, "y es ne'cesMio, sin duda, desconfiar de una apologética demasiar
"do fácil, que il,ustra la tesis según la cual, como se ha dicho en "términos lapidarios, «un

pueblo
se deshumaniza en

la
medida en "que se d!escrisbitmisa» (Fran,oós Mauriac, en la Semana de lo, "intelectuaJles mt6licos de noviembre de 1954, citado en «El cris­"tiano Ma,ur~~», investigaciones y debates, 70, París, Desclée de
"Browwer, 1971,

p. 65),
y sin Dios, todo oo a la deriva, sobre el "pkcno hurnu:mo·, la verdaxl, el bien, el respeto· a las personas, su "felicidad, su esperanza.
Y,
sin embwgo, d!espwés de haber aristido, desde hace 'fflíis de "un siglo,
a los
esfuerzos titánicos de las div&sos h"rWm,a,nismos
nateos, ¿no nos damos cu.enta, efecth.mimente que es aho>f'a el ser,,...
"tido del hombre el que parece mal garantizado, hasta el punto
"de que alguno~ no

se atreven
a hablar de humanismo? En cual­
,, quier caso, para
nosotros,

creyentes, esta
conroicción nO' ofrece ndudas: un hwm,a,nismo cerrado, que excluye a Dios, se revelmrá n pronto o tOJYde como inhummno ( cfr. Populorum Progressio, nú­"mero 42). ¿Por qué? Porque Dios sigue siendo, la fuante y el ntérmino de
los valures supremas., sin

lo·s cuales el
homhre no "p'wede -zmm-. Porque /,as reowidades dd p,ecado y de la muerte y "los problemas que plantea, pwa cada hombre, al

igual
que para
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Fundaci\363n Speiro

"la h,istoria, no recibe solución radlical y definítiw fuera de la je»
"(cfr. Gaudium et Spes, número 21, P'árrajo 3).
PAUW VI : Alocución a los participantes en
la Congregación plenaria del Secretariado para
los no creyentes de 19 marzo de 1971 (traduc­
ción
Ecclesia núm. 1.536 del 3 y 10 de abril).
La tentación de irenismo en los catOlicos.
'' ... su Credo, s-u relación con Cristo, su culto, su tesoro sa,cr{l,­
umentai y tn,01"al, su estru(}tw-a ffiJ1titucional, su definición doctri­
"nal y práctica, en una palabra, no deben ser discutidos. No te­
"nemos derecho a ello-. Seria subest&natr nuestra irrenunciGJble
"resp•onsa!bilidoo
hacia Cristo, hacia lüs mismos hermanos separ
"rados, si p-ara encontrar un terreno de irnteligencia pusiésemos
"en duda, nuestrQJ ooténtica profesió'n católica, o renunciásemos a
"sus exigencias ob-liga;toria.s. El írenismo, es decir_, la inteligencia
"puiramente pragmática
y supei"jicial, las .mnp./ijicaciones doctri­
"mdes
y dísciplmares, la adhesión a criterios que motimaron /a,s
"sepl(Naciones que ahora. lamentamos, no producirían a,tra; cosa
n que ü~ones y confusiones; quedaria en nuestras manos una ap1m­
"riencia de nuestro catoliciismo) no su vida, no el Cristo vivo que
"lleva consigo."
PAUI,0 V1I : Alocución en la Audiencia general
del
20 de
enero de 1971
(21 de
enero de 1971;
original italiano, traducción de
Ecclesia núme­
ro
1.527. del 30 de enero).
Pretensión de ahsorver y sustituir el auténtico cristianismo por
el inmanentismo idealista.
«Mas hoy está, de moda otro modo de sust;twir a Dios, a
"Cristo, la fe y l/JJ religión. Es e! que nos tient/JJ a rechazrnr, no :l"
"los beneficios de la misma religión, especialmente de la crls­
"tiama, sino más que nada a adquirir tales bmeficios para el home
"bre nwderno, distin~éndo.ZOs y sepmrándolos de su rafa, es de­
"dr de su rela,ción con

el
mundo diwino. Se acostumbra a decir:
"de la fuente verticaJ, prnra designar el origen y el término, a la 1'Unea horizont[f}l, ya no a Dios, sino al hombre. En el intento de
"proporcionm-al cristianismo una

formulación
en, razón a la men-
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"talúiadi secu1wrizada, laicista, hostü a la trascendencia y a /11) re ''lidO!d
misteriosa

del Dios
mvo y de

su Cristo, V
erb'O, encarnado
"y nuestro Smvwdor en el Espíritu Swnto, se ha tratado de inter­
"pretwr
el cristiumismo según medidas

puramente
humanas. To­
"drwía se acordwrán -chas de

un
célebre Mtículo escrito inme­
,, duz,tl1),nente
después

de
la guerra por un insigne f;/ósojo idealista:
"p,arque nosotros no podemos dejar de llamarnos cristiamo-s, con
''lo que

se
reconacía con agudeza al cristianismo el mérito inneg'Oi-­
"ble de hab~r &eg,u,rado valores nuevos e inextmguibles a la dac­
ntrina del espíritu,· p1ero el Cristilllnismo auténtico es absorbido y
"a causa de ello sustituido por el inmanentismo idealista.»
PAULO VI: Alocución en la Audiencia gene­
ral del 19 de ago_sto de 1970 (texto italiano en
L'Osservatore Romat/!O del 20 de agosto, texto
castellano: Ecclesia núm. 1.506 del 29 de a,gosto).
Demasiadas ideas cristianas se han vuelto locas hoy, por no
verse sino significados parciales que pierden de vista la
verdad total.
«Nuestra época, creeww-s Nos, tiene necesidad de redescubrir
"las verdades esenciales. Desborda!do po-r el torbellino de sus pen­
"samientas, inmerso en las reaiizaciones dJe su espíritu inventor,
n prisionero a veces de sus prorpfos descubrimientos, el hombre co­
"rre
el riesgo de

ser
engullido en los nwdio,,s verti,gitnosos que él
"se ha procurado, y de olvúlar, P'or encima: de los significados
"parciales, el sentido mismo de su existencia. ¿ Acaso, por o,tra
"pa::rte,
no

es
neces{])Yio que hagwmos nuestro examen de concien­
,, cia a este respecto: y no ocurre iguo.J. en muchas disciplina,s teo­
"lógicas y filasóficas particulwres, en lar que las .sutüezas del aná,.
"lisis
y las a,rgucías del vocabulario pueden hacer olvida,, /,a ne­
ncesidaJ &e !,a síntesis? Brev,emente, ¿na tenemos deniasiados-fi­
"lósofos y teólogos de gabinete que olvkian aplica,r, can todo los
"haJ,/azgos de

su
sa:/Jer, la penetrac'ión de su juicio, la ri,queza de
"su información,

sobre los
problemas mloiles planteados

por la
"vida de /o,s hombres de hoyf
"Y a
la inversa, ¿no t'enem.os dem,a,s'Wos pensadores que, a
"fuerza de sumergi,rse en la mda de los hombres no consiguen efec­
"tuar la parte de retroceso que les seria necesaria pmra aportar a
"tantas
pregun.tas dirCllmáfic(JJS' una respuest(l) tomada de las fuen­
"tes
de

la
revelación bf,b/,íca ~·dela tradición

de
la Iglesia? ;No
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-'
Fundaci\363n Speiro

"vernos o demasiada:s ideas cristúma,s, que se han vuelto locas
"arr ny las creencias mejor aseguradas! Podéis y debéis realizar una
u obra admirable en esta hora; que exig-e, más que nunca, «el valo'I'
"de la verdad» (cfr. nuestra alocución al Sacro Cole/lÍ,O, el 18 de
"ma,yo de

1970,
en AAS.,

LXIII, 1970
pp. 449-450).
PAULO VI : Alocución 1a los filósofos partici­
pantes en el Congreso Mundial tomista del
13
de

septiembre de 1970; texto francés en
L'Os­
servaPOre Roman,o del 13; texto en castellano:
Bcclesia núm. l.'510 del 26 de septiembre).
Cómo debe ser el cristiano.
"En esta multitud amorfa de cristianos podemos observar, en
"líneas generales, dos grand.es corrientes que

caminan en dirección
"contrairia,: una, que tiende a dil.uir el .rigniifkado de

este nombre;
"lo hace lo menos vincu/am,te posi/Jle a la propia vida p·ersonlll, lo
"vacía (hoy se dice

lo
desmitiza) cuanto puede

de su contenido
'' ordinairio, relig'Düsv y teológiico, conserva solamente alguno·s as­
" pe.ct"s del mimzo, que se han convertido Y" en elementos de la
"castwmbre civil, ac'epta alguna,s de sus valores generales y útiles
"para la definición, el desarrollo, el beneficio del hombre como
"tal, tales como

la
dignidad, la inter;oridad, /a; sodabüidad, la es­
"jJera:nza, etc.; es decir, se contenta con un crMtianisnw p,obre y
"humano, si queréis, P""º difuminado y dispu,esto a toda interpre­
"tU;Ción persona/. y ocasional,. Se ha dicho: todos somos cristianos,
"p•ero podrímm,os a>ñadir: cada uno a su manera. La o'tra, corriente,
"en cct;rnbio, aspirccr a reconocer al nombre cristiamo una referen;.
"cía comprometida con realidades muy importantes: una düctrina,
''una forma de vida, una religión,
una

pertenencia a la Iglesia,
"un misterio de comunión con Dios, y, finalmente, una rela-ción
"personal de fe, de esfre'l'anza, de amor con Cristo, con el Cristo
"histórico de

los
EWJngelios, con Cristü Salvador, cuya palabra y
"cuya gracia la Iglesia custodia y admmistra, con el Cristo Pas­
" cual que asocia a

todo
fiel auiténtico a

la
renovación de

su
reden­
"ci6n, con el Cristo celesf1ía/,, vi"vo, presente e invisible, c¡u.e presi.­
,, de los destino, de todo hombre y de la Humanidad, y que un
"dia, el de la conflagradón final de la. Historia, vendrá, Es

decir,
"hoy, como por otra p-arte siempre, los cristianos caminan solJYe
nun. plano inclinada: hacia un cristilJlnismo en decadencUl,, nominal
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Fundaci\363n Speiro

ny difuminado, die una pMte; y ha.cía un cristianisnw que se eleva,
"por otra fOirte, hacia el Cristo vivo personai, real.
"Naturalmente, nosotros querdmos inscribirnos en esta segun,­
"da corriente, más dificil ciertamente, p-ero máJs verdadera; hacia
"Jesucristo. Nuestro
Señor viiuiente y verdadero. Aquel que es
"necesario y suifkiiente potra imprimir a nuestra existencia un sig""'
"nificaJo p,teno y genuino, y Aquel que se demuestra indíspen­
,, sable y necesario-pa,ira nuestro mundo moderno, tmnto más cuwn­
"to má,s éste trata de olvidarlo, de excluirlo, de inutiJizarlo.»
PAULO VI: Alocución en Audiencia general del
13 de enero
de 1971 (14 de enero de 1'971; ori­
ginal italiano
; traducción

de
Ecclesia núm. 1.526
del 23 de enero).
Tendencia a desconocer la primacía de Dios, en la vida del
sacerdote, en
nombre de
una adaptación a los tiempos que
es conformidad al espíritu del mundo.
"Desgraciadomtente, en el momento que la Iglesia está atrmve­
''sando,
se advierten voces insidiosasi que tienden a desconocer la
"primada de Dios en la vida y en la acción del sacerdote. Y esto
,, se hace en nombre de una adap,ta,dón a los tiempos, que es, en
"cambio, conformidad al espíritu del mundo, susc.twndo dudas e 11-incertidumbres sobre la verdadera naturaleza del sacerdote, sobre
"SUlS' fu11CWnes piri1narias, sobre su justa colocación en medio de
"la
sociedad.
"Hijos queridísim.os, os rep·etümos con Nuestro Señor: «No
"se inqwi,ete vuestro corazón" (Jn., 14, 1,_ 27). No os dejéis su­
"gestionar
por Morías y por ejemplos que ponen en duda 'lJUestra
nfe, vuestra elección, vuestra irrevocable en.trega
a

Dios.
Las pro­
"fundas exigencias
de la espiritualidad y del ministerio sacerdotal
"permanl!cen,
en su esencia, inmutables en los siglos, y mmñ:ano.,
"corno hoy, se llaima:rán: unión con Dios, anwr a la, Cruz, desprenr
"dimiento

de
los bknes de

la tierra,
esp,lritu de oración, castidad
"generosa
y mgi,/ante, obediencia plena a los representootes de
"Dios y entrega total al servicio del frrójimo."
PAULO VI: Alocución a un grupo de nuevos
sacerdotes salesianos del 4 de abril de
1971
(traducción Ecclesia núm. 1.539 del 1 de mayo).
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