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Número 115-116

Serie XII

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Economía de guerra en Chile. La administración del hambre y el control político

ECONOMIA DE GUERRA EN CHILE
La administración del hambre y el control político •
POR
CARLOS FRANCISCO CÁCERES C.
El miércoles 10 de enero pasado, la ciudadanía tuvo la oportuni­
dad de escuchar la tantas veces anunciada exposición del Ministro
de Hacienda, señor Femando Flores, en relación
a la

«economía de
guerra» que vagamente anunciara el Presidente Allende en septiem­
bre del año 1972 durante una concentración política efectuada en
Valdivia. La catástrofe económica que ha producido
la Unidad Popular en­
cuentra por lo visto
el tan buscado denominador común a toda eco­
nomía
sociadista, es

decir, lograr el control político por medio del
control de los alimentos
y de los bienes requeridos· por una familia
para su sustento básico. En síntesis, el control de la satisfacción de
nuestras necesidades básicas, como
ol alimento,

es un camino eficien­
te para terminar con la libertad política.
El
camino al socialismo.
Cuando el enfoque real de los acontecimientos econom1cos obli­
gan al Gobierno a tomar medidas deseperadas, conviene recordar bre­
vemente cómo las últimas decisiones anunciadas por el Ministro Flo-
* La clara expresión de cómo el desastre económíco es utilizado polític -
mente
para una
mayor extensión del poder político y económico del Estad
socialista, nos mueve a reproducir de la valiente revista chilena
«TIZONA> ,
núm.

40, marzo 1973, este artículo, con cuya ocasión rendimos homenaje
nuestros amigos chilenos· redactores y colaboradores de dicha publicación.
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CARLOS FRANCISCO CACERES C.
res corresponden a nn · plan previamente concebido y que por etapas
se ha ido cumpliendo en los veintiséis meses de Gobierno de la Uni­
dad Popular.
Como objetivo de Gobierno, la Unidad Popular ha señalado en
repetidas ocasiones que sus metas eran establecer en nuestro país un
Estado Socialista. Para ello era necesario provocar directa o indirecta­
mente el traspaso de los medios de producción, desde el área privada
al área estatal que en la última etapa del camino al socialismo se iden­
tifica con el partido único de Gobierno, dominado· por el Partido
Comunista. En la estrategia de la Unidad
Popular, es
posible encon­
trar tres momentos claramente definidos, todos los. cuales conducen a
la implantación de un
fuei:te control

sobre la economía
y cuyos efec­
tos de control poÍítico son ya posibles de observar.
El momento de las intervenciones.
A poco de asumir el Gobierno de la Nación, el Presidente Allende
anunció el pronto envío de un proyecto de estatización de la banca
privada. Sin embargo, dicho proyecto nunca llegó al Congreso Na­
cional y en el intertanto,
apro"echando «los
resquicios legales», la
CORFO se dedicó a la
compra de

las acciones de los Bancos hasta
controlarlos prácticamente en su totalidad. Cuando la compra de ac­
ciones no tuvo los resultados esperados, otros «resquicios legales» per­
mitieron la requisición o la intervención. De esta forma, las autori­
dades de Gobierno pasaron a controlar totalmente el crédito que
constituye una de las herramientas fundamentales en el manejo eco­
nómico del pals. Junto a la banca privada, los «resquicios legales»
sirvieron también para asumir la administración de importantes indus­
trias productoras de bienes y servicios. Así la profesi6n de interven­
tor pasó a ser una de las más solicitadas en
la distribución de puestos
que hacían los partidos de la UP. Poco importaba en dicha designa­
ción la capacidad técnica y administrativa de los candidatos ; sobre
ella, prevalecía la orientación ideológica.
Consecuencia natural de este proceso de selección fue el resquebra­
jainiento de los conceptos de autoridad, responsabilidad
y jerarquía1
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ECONOMIA DE GUERRA EN CHILE
vitales en la administración de las actividades productoras, como tam­
bién la baja importante en la producción de cada una de las empresas
intervenidas. A nadie pudo entonces sorprender que
las pérdidas de
dichas empresas superaran a fines
del año

1972 los
EQ 50.000 millo,
nes,

cifra que equivale a todo el presupuesto fiscal aprobado
para
ese mismo año. Ante esa evidencia, qué absurdo parece el propósito
señalado por el Gobierno al anunciar la formación de la llamada
«área
de
propiedad social de
la economía» al indicar que desde el punto
de vista económico la ventaja más importante de dicha área «sería
la mayor captación de excedentes de parte del Estado y el pueblo:
es· la reinversión del excedente económico lo que permite· que el país
pueda instalar nuevas fábricas, carreteras, hospitales. El traspaso de los monopolios claves al Estado permitirá que éste capte un mayor
excedente que

podría ser
utilizado para
desarrollar las fuerzas pro­
ductivas del pais, aumentando el bienestar de los trabajadores y
eli­
minando el desempleo». La distancia significativa entre los propósitos
enunciados
y los resultados que hoy percibimos hace innecesario un
comentario adicional. En
la etapa .de Jas intervenciones y requisiciones aspecto impar~
tante fo constituyó

la absorción de la casi
totalidad de las empresas·
distribuidoras.

Teniendo el control de ellas, la etapa del racionamien­
to anunciada en enero tendría una más fácil implementación.
El momento de la inflación.
Una de las máximas señaladas por Lenin indica que una de las
formas
más eficaces
para generar
la dictadura del proletariado y ter­
minar por lo tanto con el esquema «capitalista» de la economía, es
a través de la destrucción de la moneda en su doble papel de servir
como medio de pago y como portadora de valor. Dicha destrucción
ha sido lograda por medio de la inflación sin precedentes que ha
conocido el
pais durante
el año 1972 y que ha alcanzado la cifra oficial
del 164 por ciento. Contrariamente a lo explicado por el Ministro
Flores, que culpa del proceso inflacionario a las estructuras de la
economía y a la ofensiva de la oposición, debe quedar en claro en la
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opinión pública que los niveles alcanzados por ellos encuentran su
única explicación en el manejo que de las variables monetarias han
hecho los economistas del gobierno. En efecto, cuando la cantidad de
dinero ha aumentado en un 45 por ciento con una emisión diaria de
EQ 60 millones, cuando el déficit fisc•l supera el 3 5 por ciento del
presupuesto y la producción acusa awnentos no superiores al 8 por
ciento, no es posible pensar en una estabilidad de precios, pero sí
es posible concluir que la inflación ha sido deliberadamente provo­
cada. La distorsión en el s.istema de precios es un buen complemento
a la baja de la producción a objeto de generar el caos económico que
a su vez facilita la transferencia de la producción -desde el sector pri­
vado al sector del Estado, ya que las empresas, ante una insolvencia fi­
nanciera, no tienen otro camino que la liquidación o el traspaso a
la CORFO, que siempre las recibirá con complacencia.
Cuando se completa la etapa de destrucción de la moneda, el sis­
tema de precios, absolutamente distorsionado, no cumple su función
orientadora en
la asignación de los recursos productivos y es entonces
el Estado el que entra a decidir qué se va a producir y quiénes han
de recibir lo producido. En dichas circunstancias, se puede seguir
aumentando la cantidad de dinero
y la inflación puede seguir su curso
ascendente, pero ello no tendrá mayor importancia, ya que el equi­
librio entre la oferta y la demanda no se logrará por la libre voluntad
expresada por compradores y vendedores, sino por medio de las tar­
jetas de racionamiento, etapa que constituye la posibilidad del control
político total.
La destrucción de la economía.
Antes de analizar en detalle el tercer momento, que lo hemos de­
nominado como el momento _del racionamiento, conviene hacer una
breve descripción del estado a que ha sido conducida la economía del
país, como una consecuencia de los momentos de la expropiación y
de la inflación.
El Taller de coyuntura del Departamento de Economía de la Uni­
versidad de Chile publicó a comienzos de febrero el Informe
N.Q 4
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ECONOMIA DE GUERRA EN CHILE
correspondiente al análisis económico del 2.2 semestre de 1972. El
detalle de dicho informe lo comentaremos en un próximo artículo,
señalando pot ahora sus
aspectos centrales.
Según dicha publicación, «la economía se encuentra estancad.a, el
país está sufriendo la inflación más alta de su historia, la redistribu­
ción de ingresos alcanzada en 1971 se ha diluido· en la espiral infla­
cionaria, la ineficiencia con que
se utilizan los recursos de la econo­
mía ha aumentado
notoriamente y los altos niveles de ocupación al­
canzados durante 1971
y principios de 1972 comienzan a ceder paso
a un aumento en
la desocupación abierta y disfrazada. Por otra parte,
la
gra've situación

de
la balanza de pagos no permite satisfacer las
necesidades internas a través de importaciones, de donde es
imposible
equilibrar ofertas y demanda global a los precios existentes. Esta de­
manda insatisfecha originada por la nuevamente inusitada expansión
en
1972 en la cantidad de dinero que, acompañado de un control
generalizado de ·precios, tiene como consecuencia la
escasez y
el des·­
abastecimiento y da origen
al mercado negro».
En lo que respecta al crecimiento de la economía durante
el año .
1972,

el Taller de Coyuntura lo estima en no
más de un 0,8 por
ciento,
el porcentaje de·crecimiento más bajo que ha experimentado
la economía chilena en los últimos catorce años. Este estancamiento
de la economía se debe a nivel global a las caídas del 4,6 por ciento
en el sector agropecuario
y pesca, 3,6 por ciento en minería, 6,2 por
ciento en construcción y al insignificante aumento del
1,5 por

ciento
en
la producción industrial. Más importante aún es la caída del 5,4
por ciento en
la inversión, variable fundamental en un proceso de
crecimiento económico y
qué ya

había caído en 12 por ciento en 1971.
En materia de productividad, el mismo informe señala que du­
rante 1972, la economía operó a un bajísimo nivel de eficiencia. En efecto, al operar la economía a un nivel posible
de calificar como de
«pleno empleo» y simultáneamente experimentar· un decrecimiento en
la actividad productora, evidencian un deterioro en
la productividad
de la mano de obra cuya
caída media para 1972,

el Taller de Co­
yuntura lo estima en un 3 por ciento con
bajas importaciones

en
la
-agricultura del 4, 7 por ciento, del 7, 7 por ciento en la minería y del
8,9 por ciento en la construcción.
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CARLOS FRANCISCO ·cACERES C.
Respecto al comercio exterior, la situación -es de seria gravedad.
En efecto, se
estima que
para 1972 las importaciones habrán ascen­
dido a 1,237 millones de dólares, en tanto que las exportaciones serán
sólo de 853 millones de
dólares. Agregando

a estas cifras los mo­
vimientos de capital, se puede estimar que la balanza de pagos en
1972 mostrará un déficit aproximado a los 600 millones de dólares.
Dado que las reservas internacionales están prácticamente agotadas,
y
según el documento confidencial del MAPU habrían llegado a cero
en enero recién pasado, al Gobierno le quedan entonces las altenati­
vas de recurrir a mayores endeudamientos o bien reducir en forma
considerable las importaciones.
La primera alternativa es de dudosa
factibilidad, ya que en el año recién pasado el país se vio enfrentado
a serias dificultades en la renegociación de su deuda externa. Hubo
incluso un punto, de las no muy esclarecidas conversaciones, que se­
ñalaba para fines de
este año una revisión de los acuerdos a la luz
del estado económico en que se encontraba el pais a esa fecha. Con
los
antecedentes que

hemos expuesto no creemos que la respuesta a
nuevos planteamientos de renegociación vayan a ser muy
favor3.bles.
Por

otra parte, la posibilidad de lograr nuevos créditos, por las mismas
circunstancias ya mencionadas, aparece bastante disminuida. La se­
gunda alternativa
tampoco aparece

como recomendable
y factible
desde
el punto de vista puramente económico. En efecto, práctica­
mente
el 40 por ciento de las importaciones corresponden a produc­
tos agrícolas
"indispensables para
paliar la seria escasez que afecta
a nuestra economía. El resto de las importaciones corresponden a
materias primas y maquinarias cuya disminución afectaría conside­ dablemente los
niveles de

producción. Podemos concluir entonces que
cualquier alternativa

que al final se decida, tendrá repercusiones des­
favorables para la economía nacional. Finalmente, respecto a
la situación monetaria, el Taller de Co­
yuntura señala que durante 1972 el dinero experimentó un aumento de 140 por 100 que se agrega
al crecimiento de 120 por ciento habido
en 1971. Con una actividad
protectom estancada y con la emisión de
dinero que indicamos no es de extrañar entonces que la inflación ofi­
cial de 164 por ciento experimentada en 1972 supere con creces cual­
quier proceso
inflacionario anterior.

Las cifras generales que hemos
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ECONOMIA DE GUERRA EN CHILE
mencionado son la evidencia más clara· que los momentos de las ex­
propiaciones y de la inflación han conseguido su propósito final :
destruir la actividad productiva a fin de facilitar su traspaso a manos
del Estado.
El momento del racionamiento. Con
la exposición del Ministro Flores se m1cia la tercera etapa
de la estrategia marxista. Dado que los considerandos de su interven­
ción son de una repetición más de los lugares comunes tantas veces
citados y explicados por los personeros de la Unidad Popular, nos
detendremos a analizar brevemente las medidas enunciadas
f'Or el
Ministro.
Aunque la palabra racionamiento a lo largo de la intervención no
fue explícitamente señalada, no se puede entender otra cosa cuando
se lee lo siguiente: < rios por familia que se establecerá, que estará compuesta por azúcar,
arroz, café, carne, para
alcanzar alrededor
de 30 productos, las orga­
nizaciones del pueblo a nivel
lornl (JAP,

Comandos Comunales) en
las que participarán los comerciantes, programarán las necesidades
periódicas de productos esenciales y determinarán las responsabilida­
des que en su comercialización cabe a cada local comercial». Posterior­
mente otros personeros de la Unidad Popular han denominado esta
forma de distribución como «identificación de necesidades» y
el Pre­
sidente Allende la
ha calificado como «una distribución verdadera­
m~te
equitativa y humana de los artíatlos esenciales para -el mante­
nimiento del grupo familiar». Lo de «equitativo» corresponde eviden­
temente a un juicio de valor que impone la autoridad del Estado, ma­
nifestada en este caso específico por las JAP. Sin embargo, ha sido
el propio Ministro Flores quien, en declaraciones a una revista na­
cional, fue bastante más preciso que en
la exposición que hiciera a
todo el país
al expresar que «el problema del racionamiento, de en­
carar la necesidad de producir las cuotas de consumo y no dejar al
mercado actuar libremente, era una necesidad que hace tres o cuatro
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meses podía desentonar políticamente: parecía una medida ultra. Hoy
día, no».
Queda daro entonces que nos encontramos realmente en el mo­
mento del racionamiento. Además nos parece interesante séñalar dos aspectos en relación a
la etapa del racionamiento, que de implaotarse de acuerdo a las pautas
indicadas por el Gobierno, conduciría irrevocablemente al país a la
implantación de un régimen del más puro corte marxista.
En primer lugar la medida del racionamiento actúa sobre los sín­
tomas de una economía enferma o en caos y no sobre las causas ver­
daderas que han provocado la catástrofe que hoy encararnos. En efec­
to, el
ra,;ionamiento trata

de solucionar un problema de distribución
cuando la verdadera enfermedad radica en la producción de bienes.
Tal como lo hemos señalado, todos los indicadores económicos refle­
jan bajas importantes en la producción en cada uno de los sectores de
la economía. Por otra parte, los aumentos masivos de la cantidad de
dinero han generado presiones de demanda incapaces de satisfacer
con una producción decreciente. Ante esta situación de desequilibrio
el Gobierno optó primero por la aceleración de un proceso inflado-·
nario que estaba latente desde 1971. Así se actuaba sobre los efectos de un problema
y no sobre las cansas del mismo.
Como la política de emisión
y desorden en la actividad produc­
tora se continuara, los problemas se agravaron y la existencia de un
mercado negro y de un desabastecimiento casi total se hizo cada día más desesperado. Sin embargo, nuevamente las autoridades econó­
micas han preferido soslayar el análisis de las verdaderas causas que
motiva
la. escasez,

proporcionando en esta oportunidad medidas ad­
ministrativas que tienen relación con la distribución de una producción
que seguirá debilitándose ante la falta total de estímulos y seguridad
necesaria para su expansión o, a lo menos su mantenimiento. Si el
Gobierno pondera con realismo y objetividad el origen de los pro­
blemas que enfrenta la economía, debería rectificar totalmente su po~
lítica

económica.
En . segundo lugar, nos parece interesante destacar que en la im­
plantación de un estado socialista no se busca el control económico
poi sí mismo. La meta es mucho más amplia. Se busca simultánea-
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ECONOMIA DE GUERRA EN CHILE
mente y conjuntamente el control político de la ciudadanía. Y esta, es
una característica inherente a un régimen de corte soc:ialista. Con este
antecedente, el anuncio oficial del racionamiento viene a confirmar
entonces u.na cqnstante histórica. La administración de un proceso
de racionamiento O'Pligará a un estrecho control de los vecindarios a
fin de repartir la cuota de alimentos preestablecidos por las autori­
dades económicas. Dicho control no será solamente económico sino
que muy prontamente se desprenderá de él una presión política im­
portante y difícil de evitar cuando el sustento básico de la familia es
el que está en juego. Así, la economía de guerra que la podemos de­
finir como
la administración del hambre, se manifiesta como un me­
dio eficaz para lograr la meta de la Unidad Popular: establecer un
Estado Socialista en el que las libertades económicas y políticas de­
jan de tener vigencia.
Señalemos finalmente que la petición ciudadana de una rectifi­
cación en las políticas del Gobierno pueda aparecer fue!'a de lugar.
El Estado ha desvirtuado su finalidad básica de buscar el bien común.
Las organizaciones intermedias han sido vulneradas aun en la conM
secución

de sus finalidades específicas. Ante estas circunstancias
paM
redera entonces que la Unidad Popular ha hecho suyas las palabras
que el Ministro Matus pronunciara en octubre pasado: «la crisis es
la solución para nosotros».
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