Índice de contenidos

Número 115-116

Serie XII

Volver
  • Índice

El caos de incoherencias del mundo mental de la actual sociedad de masas

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
EL CAOS DE INCOHERENCIAS DEL MUNDO MENTAL DE LA
ACTIIAL SOGLBDAD DE MASAS
Repasando los recot'tes de periódicOtS que han ido engrosando nuestra
carpeta y tratando de clasificarlos, oo he.mos podido dejet" de sentir cierta
sensación de vértigo . al, contemplar cómo una fuerza centrífu.ga está. c:fes,.
fruyendo el orden mental de las ideas que: han regido nuestra vieja civi ..
lización.
Esta había venido acumulando experiencias, or-denándolas, con­
trastándolas; -pe,ro, parece como si hoy, cuando gozamos de los más abun­
dantes frutos de su herencia, se sintiera la voluptuosidad de de.sintegMt
esa relación de causalidad, para, después de negar al árbol la paternidad de
sus f;ru.tos, hacer leña de él. La ponderación y armonía de esas ideas que
fue
froto del conocimiento de la realidad acumulado por la experiencia de
tantas generaciones e iluminada por la antorcha de la tradición de ta ver­
dad revelada, su'[t'e hoy

un
verdadero ciclón

que
deshace todo

el
entra­
mado y arr~r,e, ahOl'a al este y luego al oeste, o empuja, primero al norte
y luego al sur, destrozando la coherencia mental, por lo menos al joven o
al adulto que vive al vientO de las nuevas ideas que flotan entre tanta
tinta
o en el aire de 1,os medios audiovisuales y de las cor11.1ersaciones de
tertulia.
Por eso hemos escogido, para comenzar estas ilustraciones, varios pá-­
rrafos de un artículo de nuestro amigo Rafael Gambra que ha publicado
NUEVO DIARIO del 19 de abril de 1973, con el mismo título que sigue:
f. EL DERECHO A LA COHERENCIA.
«Pienso que la juventud actual, con relación a la de otras
épocas, abunda sobre
todo de

libertad. Libertad para hacer
cuánto, cómo
y dónde quiera, dentro de ios límites de su mundo
mental
de apetencias. La abdicación
de toda autoridad ~paterna,
docente,

eclesiástica, gubernativa- otorga a los jóvenes
de hoy
una
di'Sponibilidad casi

absoluta de su
vida y su conducta en e]
logro
de sus

placeres e
inclinaciones. Libertad
casi absoluta
den~
tro

de su
marco mental~ esto es,

de lo que su ambiente espiritual
les permita desear. No la tendrían, en cambio, para mantenerse
635
Fundaci\363n Speiro

firmes en una fe o en una· convicc1on; pero, ¿ qmen piensa en tal
«alienación» en

tiempos de apertura
y pluralismo? ...
« ... Se ha dicho que el hombre de hoy poBee muchos medios
de
vida
-más que

nunca-, pero carece de
una razón
para
vivir.
Y

que
cuando pide

más medios -un
más alto

nivel de vida-­
le:, hace por no

llegar a comprender lo que realmente necesita
y cuya ausencia le inquieta: un objetivo para su existencia.
»Esta misma traspoaición mental

se produce en la
llamada re•
helión de

la juventud. Creen los jóvenes querer mayor libertad
-y tener derecho a ella-, cuando en realidad de lo que se les
ha
privado ,-y tendrían derecho a

ello-
es de una coherencia
ment.a'l, de

un orden
de medios a fines, que otorgue sentido e
impulso a
sus vidas.

La difusión
de la droga -agotados otros
placeres inmediatos--es

un síntoma
claro de ese recurso
último
cuando no
se sabe qué hacer con

una vida.
»Un
ser humano

que nace
y crece en una civilización, tiene
necesidad de
recibir de ésta un sistema coherente de creencias,
valores, sentimientos
y

emociones
--que son los mismos que ci­
mentan históricamente esa civilización- y que le habilitarán
para enfrentarse con

la vida y con la muerte. Ciertamente que
ese hombre podrá conocer

a lo
largo de sus

años
Otra& créen­
ei'as
y otras concepciones de la moral, la política y la finalidad
de

la vida, y
permanecerá íntimamente

libre de abrazarlas y
hacerlas suyas,
(tero siempre deberá partir

de la
posibilidad de
«ser
aquello

que es»
·y de permanecer fiel a algo.»
ll. Los SANTOS EN DESUSO.
Este segundo titulo corresponde a un articulo aparecido en el diario
LA V ANGUAI/DlA ESPMOLA, de Barcelona, el 18 de marzo de 1973
que lleva la firma de Baltasar Porcel, a quien no creemo\S que nadie pre ...
tenda tacharle de integrista.
Los

conceptos
abmactos, como el mismo calificativo expresa, son a:bs ...
tracción
de

la
realidad que

resulta
tanto más fácil cuanto más próximos a
ella nos encontremos al fórmu.larlos. Sentimos, por otta parle, las emo ...
ciones que algo exterior produce en nuestro interior. Ciertamente, ta:mbién
el agente de la emoción repetida. puede estar ale¡ado en el tiempo o ésta
puede ser ocasionada por la síntesis, que nosotros mismos hacemos, de un
conjunto
de hechos que abstraemos en una idea motora de nuestro sentí,.,
miento.

El sentimiento religioso va
referido a la divinklEKl qué, como fJfit'O
ser invisible, sólo algunos místicos logran viVir de modo inmediato, míen ..
636
Fundaci\363n Speiro

tras que el común de los creyentes necesitamos de algún intermediario más
mediato para aproximarnos a El. Los santos, las imágenes religiosas, fa·
cilitan esta aproximación para vivir
el

sentimiento
religioso, alimentado
por nuestra vista, de igual modo como alimentan nuestro o-ido el grego­
riano

y la
sacra polifonía, para hacemos sentir la emoción religiosa. en
general, o en concreto para ayudarnos a revivir las escenas de la vida
del Redentor.
Hoy dert~ clérigos pretenden que la emoción religiosa la sintamos
purificada de toda sensación fisica, abstu.U.da sin ayuda alguna recibida
pOt nuestros
ojos y por nuestros oídos. Tremenda pretensión y vanidosa
ilusión para el

común de
nosotros, pobres pecadores apegados a nuestra.
carne
y a nuestros sentidos, miopes, que sólo a través de ellos podemos
ver y oir algo.
Esto

es
lo que nos ha hecho volver a pensar una vez más en el artículo
de Porcel del que tomamos los recortes que siguen:
«Pascal, que tenía frente a 'la Naturaleza una desconfianza
que en modo
alguno le inspiraban los formul¡.smos convencio­
nales, aconsejaba a

una señora que deseaba
recobrar la fe per­
dida,

que comenzara
persignándose diariamente
con agua bendita.»
«Hay algo,

en los liberales aires postconciliares que soplan
en la Iglesia, que
ha . sido quizá poco considerado: lo que la tra­
dición tiene de segunda naturaleza. En algunas ruralías de
Cas­
tilla,

y en
las de Galicia, uno
de los fenómenos que
más estu­
pefacción

e irreligiosidad ha causado en el pueblo creyente
ha sido que comenzó a ver, de la noche a la mañana, que las
imágenes que bahíu-venerado desaparecían del templo para re­
aparecer en
la tienda
de
un anticuario,
en un
salón señorial o
en

la abigarrada
heterogeneidad de
cualquier mercadillo de en•
cantes.
·»Esto prueba que sus cÍ'eenciBs erlln más "superStiCiosas que
profundas.,
que
ado-raban los ·símbolos sin percatarse de su con·
tenido>, alegan los reformadores.

Y su afán de
suhstitu¡.r lo
formal por

lo espiritual supongo qne será
beneficio:So para
el
creyente. »Sin
embargo, todo

tiene su precio.»
«Si el pueblo -y perdón por
es,ta denominación patemalis­
ta-ha sido largamente baqueteado a lo largo de la Historia,
¿ por qué contribuir todavía más, despojando templos que de un
modo u otro forman parte
de su patrimonio? Sin olvidar que
en
las guerras civiles ha habido quien
ha muerto y matado por
cuestiones parecidas.
Fundaci\363n Speiro

»Por lo demá·s, ¿es que una iglesia provista de imágenes es
más propicia a la
fe que una nave desnuda? Lo dudo. Quien
probablemente
ha perdido la fe o la tiene atrofiada no es., a mi
entender, el
practicante que

movido por impulsos
tradicionales
se postra
ante

una
talla sacra, sino aquel que la vende: éste ha
substituido
s-u antigua

creencia o respeto por otra, la
del dinero.
Con
el cual, naturalmente, después adorará una nevera eléctrica
o una playa en
la que se tostará durante una semana.»
lll. EL CAOS DE LAS UBERTADES.
Este título es el que lleva un artículo del Cardenal J ean Dani-elou, de
la Academia Francesa, ~cido en ABC dominical del 15 de abril.
La desintegración de las ideas anancadas del orden mental coherente
en
el que se insertan armónicamente y, en definitiva, del orden de la reali~
dad
plená de la naturaleza, ínsito en ella por su Creador, conduce a este
ten-ible caos

mental que
necesariaménte desemboca en

el
mayor desatden
social que, a Su vez, termina en el tota.Jit-arismp más absol:u.to.
Peri::, leyendo los párrafos principales del articulo lo entenderemos
mejor.~
638
«No cabe duda de que nuestra libertad se halla en plena des­
composición. Tal

es el caso, por un
lado~ de la libertad econó­
mica
allá donde no
,s,e encuentra supeditada al bien común y no
tiene más ley
qu"e el

beneficio.
Y~ por
otro, de la
libertad in­
telectual allá

donde ésta pone en tela de juicio todas las eviden­
cias y

no
persigue más
objetivo que el de
demoler. Y
demoler
quiere
decir 1demoler ahsolutamente todo cuanto atañe a los va­
lores
familiares,
sociales y religiosos ...
»
«Antójaseme esto innoble, pues es asimilar cosas contradic•
torios. En efecto, lo único que justifica la lucha contra una opre­
sión es el hecho de referirse a razones de
})l'otesta contra
esta
opresión. Ahora

bien, donde no hay ya valores, no
hay tampoco
la menor

razón para
oponerse a

nada. Hemos de tenerlo bien
presente antes
de embarcarnos en cualquier aventura. Así como
no
se puede

aceptar una libertad del
dinero que

no esté limi·tada
por el bien común
económico, no

cabe admitir
una-libertad
del
eE9píritu que

no
~té limitada

por ciertos valores.
»Resulta evidente,

por lo demás, que muchos de cuantos in­
citan hoy a la «contestación» sólo
_se proponen

con ello reducir
a
la libertad

a un grado de corrupción tal que n.o quede enton-
Fundaci\363n Speiro

ces más remedio que recurrir a ellos. Y esto equivaldría a en•
tregarse entre
las manos
de una autoridad
opresora a
más no
poder. Como algunos de los que las fomentan lo han manifestado
sin
ambages, el

objetivo de muchas huelgas
actuales es
menos
mejorar la condición
de los asalariados -la

cual, sin
embargo,
está

pidiendo a gritos una mejora- que «resquebrajar el
siste­
ma».
El

motivo que
las origina

es, pues, propiamente político:
pretenden quienes las desencadenan
ccear desorden par-a facilitar
el acceso al

poder de un partido totalitario. Utilizan
la libertad
de

que
disfrutan para

procurar
destruir esta

misma
libertad.»
«Verdad
es

que yo experimento
en mí mismo una ... contradic­
ción entre lo arbitrario de mi libertad y el imperativo moral,
entre mis propios proyectos
y un orden objetivo, entre la natu­
raleza
contingente y el hecho

de mi existencia. Me
d'oy cuenta
d'e que hay cosas que

me quedan
vedadas, que
me
resisten, no
como
la brutalidad del hecho, sino como la exigencia de un
valor que
se impone

a mi
respeto, que. lejos

de enajenarme, se
realiza, que me
relaciona con

lo real y que yo me atrevo final­
mente a denominar el bien.
»Este bien

no es una realidad
abstMcta: es la propia expre­
sión de lo
soberanamente real.

Porque
lo soberanamente real
es la

existencia del valor en
su consistencia personal. Ahora bien,
afirmar esto es afirmar Dios.»
«El bien será,
pues, finalmente, la ex;presión de

la voluntad
divina. Para un judío o un
cristiano, esta voluntad

divina se
manifiesta en

lo que llamamos la Alianza, y
· se formula en la
Ley,

en la
Tho~ en

la ley
natura4 inscrita primeramente en
todas las

conciencias, luego
en_ la

ley judía
y, en fin, en la ley
evangélica. Esta

Alianza
hállase inscrita

en
la Historia a trav~s
de
los

destinos, primero, del
pueblo judío, y

después, del pueblo
cristiano, que constituyen un testimonio
concreto de su

exis­
tencia.
»Esta dialéctica

de
la ley divina y de la libertad humana no
es
un enajenamiento.
Hay enaj-enación cuando

el hombre
se ve
sometido

al
ho~re. Trátase

d-e la explotación del hombre por
el hombre, sea cual fuere la forma en que se lleve a cabo. Y,
precisamente,

la peor amenaza para la libertad la constituiría un
mundo en el que el hombre
fuese la

última instancia y
preten­
diese

ser
el origen
de lo
Verdmlero -Y lo Bello, del Bien y del
639
Fundaci\363n Speiro

Mal. El peligro para el hombre · reside, finalmente, en que se le
entregue al
hombre y
a
su arbitrariedad.»
«... sólo el reconocimiento de una trascendencia permite
responder a

las demandas que hemos
viino manifestarse
...
»
«... Sólo la trascendencia permite una comunión verdadera
que sea el
reparto de una
misma visión
del hombre
y que dé
todo su
sentido al intercambio y al servicio. Sólo ella garantiza
a
la persona humana su dignidad, arraigándola en el universo
w,beranamen.te real
_

de las
pe111onas diyinas
y negándose a no
ver en ella sino una forma transitoria de la naturaleza.»
«... nada es más entristecedor que el ver a cierto número
de cristianos aceptar hoy, a
diversos grados, una concepción del
eqajenamiento religioso

que, vaciando al cristianismo de su di­
mensión
trascendente, lo sitúa en un horizontalismo que no co­
noce más que al hombre. Un personalismo ateo, un cristianismo
posreligioso, una teología de la muerte
de Dios son globos des­
inflados que han

dejado escapar el contenido esencial del men­
saje profético y que n.o tardarán en ser barridos.»
IV. LA "LIBERTAD" DE LAS MARIPOSAS QUE SE QUEMAN ATRAIDAS POR LA
LUZ; Y LA OPRESlÓN A LA VERDADERA IJBERTAD EN LA OBSCURIDAD DEL
"PARAÍSO COMUNISTA".
Esta es la primera incoherencia concreta en que oos hacen pensar los
recortes que tenemos a la vista. Pensamos en tanto cristiano clamando
pOl' una lihertad caótica y reaccionando violentamente contra la· sociedad
que llaman opresiva y que sueñan con un paraíso marxista, marcusista o
maoista ... , aunque para ello tenga que cerrar los ojos a todas las reali-­
dades. Claman contra
Is. familia, los que llaman "tabús sexuales", la edu~
cación coercitiva,
el servido militw obligatorio de su país y, si son cléri~
gas, contra
la existencia de dogmas obligatorios, el valor de la tradición
edesiástic~ la infaJ.ibilidad ponti.ficia. el derecho canónico, el celibato sa­
cerdotal
... ; y no ven que, en su pretendida disolución, se están acercando,
pttes
lo tienen, a la salida del caos que propugnan, al cepo asfixian.te de
toda libertad del total.itarismo más absoluto. Corwiene, por esto, echar una
mirada a la imagen que de éste nos filtran 'algunas informaciones dema­
siado poco prodigados.
La GAZETTE DE LAUSANNE del 14,15 abril último publica la
640
Fundaci\363n Speiro

crónica de un correspon:sal para los asuntos del Este, titulada "CoMMENT
LES PAYS DE L 'EsT CONFISQUENT ÚNFORMATION"' del que nos ha pareddo
interesante traducir algurws pár:rafos:
«El apal'ato informativo de los países del bloque del Este
se caracteriza,

en primer lugar, por una
ooncentl'ación casi
abso­
luta
de naturaleza más ideológica, aún más puramente económi­
ca (aun

cuando los
detentadores de
los
meldios de
producción
sean ~uméricamente muy

reducidos). que
asegura al
partido y
a
loa órganos

del poder ejecutivo una dirección y un
control
total de la publicación de las informaciones y de la opinión
pública. El sistema es
a
la vez sencillo y eficaz: combina el
control de la base material y de las fuentes de información, la
política del personal
y el control ideológico y política por el
aparato del partido.
»En el plano material inmediato los medios y los organismos
de düusión más importantes son del dominio del Estado. Esto
mismo ocurre
respecto de las agencias de prensa (Tass y No­
vosti- en la U.R.S.S., PAP en Polonia, ADN en la
R.D.A., C.T.K.
en

Checoeslovaquia, etc.) y de los
organismos de

la radio y
de
televisión,

el cine, las grandes
casas editoriales, las

organizacio­
nes encargadas de

la importación y exportación de
10'8 bienes
culturales,
conciertos y

giras teatrales (Moskonzert en U.R.S.S.,
Pragakoncert en
Checoeslovaquia, entre

otras), en fin la mayor
parte de los teatros,
salas de ,concierto, imprentas y demás.
»Las cadenas
de

prensa
más poderosas pertenecen siempre al
partido comwrist.a. Disponen igua,mente de cadenas propias de
prensa: el gobierno, los
ministerios., los sindicatos, las
organiza­
ciones centrales de la juventud y de
los deportes,

diversos
gru­
pos paramilitares, etc. Así en la Unión Soviética, por ejemplo,
el partido publica
Pradva, el soviet supremo lzvestia, el ejél'Cito
Krasnaia Zvezda y la organización de 'la juventud del partido
Komsom todos los Estados del bloque.
» ... Todo se halla trazado a cordel y no se pennitc la menor
traza
de mala hierba. Ni los particulares, ni grul") alguno más
o

menos independiente,
tienen derecho
a publicar periódicos y
revistas. Unicamente tienen
este derecho,

además de las enti­
dades antes
mencionadas, las -asociaciones reconocidas por el Es­
tado y controladas por el partido (las uniones de artistas por
ejemplo), las instituciones (academias c~entíficas) y diversas or­
ganizaciones
de rama. La ¡:Wenea local ,se halla por regla general
en
manos de

los comités de la demarcación del
partido. Ciertas
641
Fundaci\363n Speiro

¡< . _;,'
/ l ;
642
grandes empresas publican periódicos internos confiados a la
responsabilidad de la organi~ación del partido y de los sindi-ca­
tos. En los países en los cuales subsisten otros partidos además
del comunii&ta (eomo es el caso de Polonia~ Checo'e&lovaquia y
la R.D.A.) éstos igualmente se hallan autorizados para mante­
ner pequeños órganos de prensa y casas editoriales.
»Se puede, finalmente, mencionar cierto número de medios
complementarios de oontrol material, como la determinación de
tiradas máximas y el reparto del papel, del dinero, de las di­
visas extranjera~ de la capacidad de impresión y de los medios
de transporte,, todo ello sometido en última instancia· a la deci­
sión soberana del aparato d'el partido.
» ... en el dominio de los m.ass media la política respecto del
personal se incluye entre los
instrumentos decisivos para

e]
ejercicio del

poder.
Esta política reposa en el sistema de la
determinación de los cuadros, que reduce prácticamente a cero
el poder de
decisión, de

por sí muy limitado, de los
órganos de
gestión

de los diversos
media.
»-Para la determinación de '1os cuadros rectores se prescribe
qnéi instancia del partido está habilitada para decid.ir la atribu­
ción de puestos
jerárquicos y
de funcion·es. Unicamente el
pre­
sidium del partido es, por ejemplo, competente para la desig­
nación de un director de radio o de televisión, de un redactor
jefe de

un
-periódico o una revista importante, de un director
de casa
editorial y de sus adjuntos, de un corresponsal en el
extranjero, etc. (Nótese que esta ·competencia exclusiva del pre­
sidirun se extiende igualmente a la designación de los redactor~_s..
jefes
de los ói-ganos de los demás partidos, cuando éstos existen).
El secretario del partido puede
decidir el
alistamiento de un
jefe de servicio e

igualmente es el que concede las
autoriza-cio­
nes

necesarias para los
Vliajes al
extranjero de los redactores
y
reporteros. En lo concerniente a los supuestos menos importan­
tes, redacción de la prensa ilustrada o de las revistas sin carácter
político, hasta
generalmente la firma de
un secretario del par­
tido o de un jefe de departamento del
aparato del partido.»
« ... Según el director general de la radio difusión checo­
eslovaca, los

periódicos
tie:oen por
misión
«armar a
la clase
obrera y a todos los trabajadores con las ideas revolucionarias
del marxismo leninismo» .

. .
«Es preciso mostrar· a los traba­
jadores los
éxitos obtenidos

en las realizaciones dé
nuestras ideas
entre nosotros y en el mundo, de modo que los oyentes- se edu­
quen en el
esl}íritu de
los ideales
comunistas, se
movilicen para
Fundaci\363n Speiro

la realización de las resolucil'.mes del partido y estén armados
contra la lucha política e ideológica del imperialismo. »Con tal
concepción no

puede existir la información, en tanto
verdadera información,

puesto que se exige de los agentes de
información que no difundan sino las informa.clones que ofrez­
can una sustancia propagandística, una información
«de clase»~
de hecho una

información
partidista. En
el pretendido objetivo
de
formar a

las
masas, dándoles
una perspectiva marxista-leni­
nista d'el mundo y de hacerlas- participar activamente en el pro­
ceso
de edificación del

socialismo, se sirve abundantemente la
que se denomina
«infonnación comentada»,

que conlleva en sí
misma su propia condena, en la medida en que
pueda afirmarse
que

no existe una
sana información

por falta de una clara se­
paración entre la_ noticia objetiva y el comentario subjetivo.
»... El «sistema» constrituye

efectivamente uno de los pilares
esenl'iales de

los regímenes
socialistas burocratizados.

La
g&ran­
tía de las libertades democráticas causaría su caída. El Kremlin
invoca,

para justificar
su política
interior
represiva, el
derecho
de cada Estado de defender el orden social en el que reposa.»
Esto es, el mismo derecho que~ a los Estados de los países calificados
como "capitalistas' les niegan can ·apasionada vehemencia los· contesta-­
farios del propio país.
Pero conviene recoger más doc.wnentación, y, alwt'é4 la tomamos de
la HOJA DOMINICAL, suplemento popular de la revista. ECCLESIA,
núm.
1.576, del domingo 4 de febrero de 1973, en la que concluye la pu-­
bUcación de la DECLARACIÓN DE LA CoNFERENCIA DE LA IGLESIA ORTODOXA
RUSA
EN EL EXILIO,
acerca de la libertad relig;osa en el "paraíso soviético",
de la cu:a:l nos circunscribimos a reproducir _los dos párrafos que siguen:
«Nosotros, obispos libres de la Iglesia Rusa Ortodoxa en
Europa Occidental, afirmamos por nuestra parte que el Gobierno de la Unión Soviética viola la libertad de convicción religiosa
de la mayoría de_ los
ciudadanos y ofrece la libertad de propa­
ganda y de actividad educativa exclusivamente a la minoría atea
de la población. El Gobierno de la Unión Soviética viola
las libertades

reli­
giosas de
la mayoría de los ciudadanos, forzando a todos los
alumnos de los
establecimientos de
enseñanza a todos
los ni­
veles,

a
adoptar una concepción del
mundo en contradicción con
las convicciones
de sus

padres.»
«Teniendo
en cuenta

que la administración oficial de la
643
Fundaci\363n Speiro

Iglesia en Rusia depende de las autoridades ateas y no hace
nada para defender
estas exigencias.
Nosotros,
obispos libres
de
la
Iglesia Ortodoxa Rusa en

Europa
Occidental, consideramos
nuestro
deber imperativo dirigimos a la ONU y a sus comisio­
nes
competentea, así como

a los Gobiernos de
los estados occiden·
tales y a la opinión pública mundial.»
Y, en la edición en castellano de L'OBSSERV ATORE ROMANO,
núm. 223 del 8 de abril de 1973; podemos leer la información titulada
"TRAS LA CORTINA DE SILENCIO QUE RODEA A LA IGLESIA CATÓLICA EN ALBANIA.,,
a la que corresponden los si.gaientes recortes:
644
«Es conocido el trágico hecho. Un sac'erdote albanés ha sido
condenado

a muerte
y fusilado pot:_ haber bautizado a un niño.
La noticia, difundida días pasados, fue dada por la agencia ca­
tólica
austríaca «Kath-Press», citando fuentes de

la región fron­
teriza entre
Yugo'eslavia y Albania. Según estas fuentes, el sacer­
dote

Stephan Kurti
había administrado
el sacramento del bau­
tismo en
Lusihnje, A!lhania meridional.
»Esta noticia. que la «Kath-Press» difundió como atendible,
es tan grav'e y desconcertante que aparece casi increíble Se trata
de .
un hecho que propone una vez más la candente actualidad del
tema de la
libertad religiosa negada por
el ateísmo militante.»
«Por
desgrada, los hechos· permanecen y gritan por sí solos.
»Pablo
VI, en el discurso que dirigió el 22 de diciembre al
Colegio cardenalicio, tenía bien presente
esta dolqrosa realidad.
Dijo

textualmente:
«Pero tampoco podemos olvidar alguna porción de la Igle­
sia de Cristo, a la cual parece aún hoy día r.eserva'da la paz, no
solamente
del snfrimient-o silencioso~ eino -diríamos- de la
tumba. »Dejamos abrir
nuestro ánimo

·a la desolación que nos pro­
cura el pensar en una nación,

pequeña en territorio, pero rica
de
glÓriosas tradiciones civiles y religiosas; cercana

a Nos por
la
geografía y

todavía más por el respetuoso
afecto que
le te­
nemos, pero

mantenida lejos· de
Nos por barreras que la hacen
aparecer
como si

estuviera separada por la inmensidad del Océa­
no: Albania ...
»
«Perseguildos
los

Pastores y
disperso el rebaño, no

se ve
qué
humanas esperanzas quedan allí a la Iglesia. Pero queremos se­
guir esperando

todavía incluso «contra
spem». Mientras
al pue-
Fundaci\363n Speiro

hlo albanés, circunscrito en los confines de su tierra o que vive
fuera de ella,
l'e queremos expresar el respeto, la admiración, la
amiata'd que

nos inspiran su his-toria
y sus vici.&itndes· presentes;
y asegurarles que estamos siempre dispuesto y deseoso de poder
restablecer
también con

su país
unas relaciones buenas y amis­
tosas.>
«Están

muriendo
en Albania en este periodo los últimos
sacedotes
que, impedidos de
ejercer cualquier fornia de minis­
terio y carentes de salud por las muchas persecuciones padeci­
das en la cárcel (l ,:,n los campos de concentración, viven hoy
con sus parientes y amigos.
Esta es
la triste
conclusión de un
plan que, actuando con frío cálculo y con m~ticulosa tenacidad,
ha
llevado a Albania a proclamarse oficialmente
en 1967, «el
primer Estado ateo

-del
mundo».
»La

total eliminación de la
jerarquía~ la

supresión radical de
las instituciones-
religiosas y culturales, la extinción de toda for­
ma de vi'da cristiana han sido las fases sucesivas en las que se
ha artieullado el programa realizado para destniir totalmente la
Iglesia católica

del
país. Los
primeros en ca'er fueron
los sacer­
dotes seculares, siguieron los jesuitas, e inmediatamente después
llegó
el turno a los franciscanos. De unos 120 sacerdotes autóc­
tonos,

unos
setenta quedaron

suprimidos.
»Los
nombres de

estos
mártires fueron

ya recordados en­
tonces.» «
...

En
1951 se constituía la «Iglesia católica nacional» bajo
la
directa
dependencia del
gobierno
y el exiguo resto del clero
católico acabó encontrándose en una trágica, oprimente alter­
nativa.
»Después
de la entonces recordada proclamación de 1967 y
del decreto
ley del mismo año,

con el
que quedaban abolidas
las religiones y era
considerado delito

todo tipo de práctica re­
ligiosa. de .la Iglesia católica

no quedaban sino vagas y raras
huellas.
»-De los

sacerdotes, un tiempo en cura de almas en los pue­
blos y en las zonas
montañosas de-la

diócesis de Scutari y de
Alessio, no

se tiene ninguna noticia. La mayor parte de las re­
ligiosas albanesas
restantes se ofrecieron al servicio de los en­
fermos en los
ho~pitales.
»Los
lugares

de culto o ya no existen o han sido transfor­
mados en salas de baile, en
palestras u

oficinas de diverso tipo.
La catedral de
Scutari se ha

convertido en «palacio
de de­
portes»; en

el lugar del preshiterio y
de la

sacristía se ha cons-
645
Fundaci\363n Speiro

tru.ido una piscina con duchas anejas; el artístico campanario
que la
dominaba ha sido-arrasado. La antigua capilla de la «Ca­
nónica» de Scutari, utilizuda entre otras cosas como hatisterio, ha
sido conv'ertida

en un
almacén de neumáticos. La iglesia de
San Nicolás en
el barrio católico de «Rusi» ha sido transfor.
mada en

apartamentos para los obreros de
'1as fábricas. La igle­
sia

de las religiosas estigmatinas ha sido convertida en sala de
conferencias; la
del instituto de las isabelinas se utiliza como
sede de la policía política. El santuario nacional de la Virgen
de Scutari, «Protectora de Albania:», ha s..ido demolido. Surge
ahora sobre sus ruinas una columna coronada por la estrella
roja. Análoga
suerte han tenÍ'do las

iglesias e institutos religio­
sos
y eclesiásticos. El mismo destino fue reservado a las iglesias
ortodoxas
y a las mezquitas musulmanas, cuyos alminares han
sido arrasados sin

piedad. Está prohibida la administración de
cualquier aacramento, extinguida

toda forma de
vida ·cristiana y
religiosa, Los

fieles que
queda~ para poder participar
a algún
acto de culto, tienen
que seguir

y escuchar clandestinamente la
santa Misa
y los programas , religiosos difundidos por emisoras
de
radio y televisiones europeas.
»La espesa cortina- de silencio con la que se ha circundado
el
país ha permitido que todo se desarrollase sin tener noticia
de ello incluso los países más cercanos.»
«Nadie ha

levantado la voz para denunciar la violación de
estos
derechos de

la
conciencia~ los más sagrados derechos

de
la persona humana,
1Ú siquiera aquellas organizaciones y aque­
llos movimientos que
son tan generosos cuando

protestan contra
las opresiones y las limitaciones de la libertad que
se verifican
en

otros países.»
La utopía es lo que priva en ciertos etistianos que se olvidan de nues-,
tro pecado original y d.e. que nuestro fin último está más allá· de este
mundo. Así, estropeada la brújula, nada de lo que ven lo ubican en su lugai-,
ni con sus medidas reales. Proponen un angelismo que no puede conducir
sino
a

un
bestialifJITlO, pues,

tiene
la pretensión, en aras de consegul'r que im•
pere aquél en este mundo, de destruir la naturaleza humana y la de sus so-­
ciedades para cott.struh-, gracias al cambio de estructuras, un hombre nuevo
-pero que no es el hombre nuevo de San Pablo, que req_niere la conver•
sión
personal

de
uno mismo-y un nuevo paraíso tetttenal construido por
la humanidad redimida por el marxismo.
El libro del P. José María Diez...A!legría es una muestra de esta enfe.r•
medad
de. tantas mentes de hoy, consistente en la pérdida de la coherencia
646
Fundaci\363n Speiro

y del sentido de la real.idad en nuestras relaciones con Dios, con nuestros
semejantes y con el mundo que nos rodea ,.......,qµe quisiéramos:qse...fuese tal.
como lo soñamos y no tal. y como es~.
Luis María Ansón, con su brlllanAe pluma, ha comerrtadi, p, #;>tal falta
del sentido de ponderación en la, perspectiva del libro del ~~Z..·~AJegria.
De su articulo, publicado en la tercera página de ABC d~T'zl'Hif abrü de
1973, t!itulado "LA COARTADA", transodbimos la parle central:
«A mí, Hegel -escribe Diez-Alegría--m:e ha ayudado a com­
prender a Marx. Marx me ha llevado a redescubrir a Jesucristo
y el
sentido de
su mensaje.
Jesús y
su mensaje me han hecho
caer en
la cuenta de que los cristianos rio somos critianos, de
que
la Iglesia Católica existente en la Historia tiene poco de
cristiana.» Y se pregunta: «¿.Cómo debe el creyente en Cristo
encajar el hecho brntal del fracaso del cristianismo en la His­
toria ?» Todavía va-má·s lejos el jesuita ·que considera conver­
tida
«a la
religión de
los cristianos, vi.vida y actuada en la
Historia, más en opio del pueblo e instrumento
de opresión e
injusticia que en lo contrario
de eso». -Menos mal que frente a
ese instrumento de opresión que

ha· sido, según
Oíez-Alegria, ia
religión cristiana, 1os hombres encontraron, por fin, una vía de
redención; y
escribe nuestro
buen padre jesuita:
«A Marx,
que
pretende la liberación de.
todos los

oprimidos, de todas las
opresiones, no se le puede despachar sin más, por inevitable­
mente totalitario.» Pocas veces he leído
consi-deraciones sobre

la' religión cris­
tiana más apasionadamente injustas que las del P. Díez-Alegria. (Nos estamos
refiriendo al cristianismo

en su
aSl)ecto social
e
histórfoo, al margen del sobrenatural.) El autoi-de «;Yo creo en
la esperanza ...
!», aunque en algunos pasajes del libro se re·
pliegue

para
matizar un
·poco más, ha· caído ahora en la cuenta
de que en cerca de dos
mil años de Historia la religión cristiana
ha
Mdo instrumento

de opresión e injusticia. Para demostrar
su afirmación
podría aducir

Diez-Alegría la vida en las cata­
cumba~ ias feroces persecuci0nes Snticristianas,

la redención de
los
esclavos,, la propagación de la cultura y la ciencia en la
Edad
Media, la

protección al arte, las órdenes mendicantes, las
infinitas obras de
asistencia social y benéfica, los hospitales
sinnúmero, la
-caridad derramada a

manos llenas, las
grandes
encíclicas
de

la justicia
social, las

incontables resistencias a
ti~
ranos de la más varia esp.ecie~ la página incomparable de las
mis-iones, los innumerables martirios en
Asia y en Africa y en·
América.

Sin duda, ·tal o
cual clérigo, tal

o cual jerarquía, tal
647
Fundaci\363n Speiro

648
o cual Iglesia en determinado período ha podido ser instrumen­
to

de
injusticia y
opresión. Pero extender casos particulares, por
relieve que tengan, a
la obra

entera de la religión cristiana a
lo larg0; de la Historia es un procedimiento intelectualmente
inválido y
moralmente injusto.
»El P~ Diez.Alegría (al menos así se desprende del contexto
general del

libro, impregnado a ráfagas
de una cierta frivolidad
intelectual) ha

tenido la fortuna de encontrar
para· remedio
de

los
sór,didos males causaido~ según

él, por la Iglesia
cristiana,
al hombre angelical que pretendía la liberación de todos los
oprimido~ de

todas las
opresiones: Carlos
Marx. Y
ahí están
los
ejemplos·

históricos
qne robustecen el hallazgo del jesuita:
la
Rusia de

Pasternak y Solzhenitsin y los mil intelectuales amor·
daza dos;
la Bulgaria

o la Rumania de los .sojuzgados pueblos;
la
Cheeoe&IJ.ovaquia avasalla'da y

encadenada por los carros de
combate; 1a Yngoeslavia de

la aristocracia roja, la que como
to'dos loa países comunistas ha

germinado una nueva clase
bu­
rocrática
y estatal qne despotiza a

los demás sectores sociales
con intensidad hasta ahora
desconocida. Al

P. Díez..Alegría
fa
leetara de Marx le ha llevado a redescubrir a Jesús. A los hún­
garos les pasó casi lo
mismo, sólo
que en defensa de la libertad
y de la religión
se sublevaron

heroicamente para
ser dominados
a

sangre y fuego por los partidarios de
ese mismo
Marx que,
según el autor de « 1 Yo creo en la es,peranza ... ! » significa la
liberación de todos los oprimidos. Sin duda, los húngaros ca­
tólicos,
genuflexos ante
el · rebenque
soviétioo, y
a su cabeza
el
cardenal Mindszenty, coiucidirán plenamente con Diez-Alegria
y considerarán, oomo él, que la Iglesia cristiana es· instrumento
de _opresión e
injusticia, y
el
marxismo, de
liberación.
»Hay tesis que
colisionan con la evidencia misma. Cualquier
persona objetiva y liber84 sea creyente o no, que analice hoy
a los
países cristianos y

a los comunistas, llegará a conclusiones
un tanto
,diferen~ a

las que
arrib6, en
su entusiasmo
marxista,
el P. Díez-Alegría. Pal'a los que estamos a favor de la libertad
y, en contra de
la dictadura, sea ésta la del católico Trujillo,
la del musulmán Nasser o la del comunista -Breznef, el balance
resulta
abrumadora.mente favorable
para el cristianismo. Bien
está la condena de
ciertas atrocirdades

de vario género en Sud­
áfrica o Brasil, denunciadas, precisamente,

por la jerarquía o
los
sacerdotes cristianos, pero

sin dejar de rechazar, por miedo
a
perder la bendición de ciertos grupos intelectuales, las salva­
jadas tras
el telón de acero. Del amor a la libertad en todos los
climas y
to-das las naciones. se

deriva una parte considerable del
Fundaci\363n Speiro

preijtl.gio de Salvador de Madariaga, cuya reciente letanía por
los derechos del hombre ha alcanzado éxito universal, precisa­
mente

porque
iba dirigida a todos los presos políticos del mun­
do, sin excepción.
»En su euforia marxista, el P. Díez-Alegria llega a pregun­
tarse:
«¿Quién se atreve a asegurar que la China actual no es
una fermentación
de la
levadura del Reino y
que· el
Estado
Ciudad

del Vaticano no es una costra dura,
rebelde a
aquellos
fermentos?»
Modestísimament~ yo me atrevo

a asegurar que
la China actual constituye la mayor tiranía de la historia mo­
derna, nazismo incluido. Siete

largos
viajes a
Extremo Oriente,
y
un año entero pl"esenciando el desarrollo de la Revolución
Cultural desde el único observatorio libre
de China,
han ro­
bustecido mi opinión de que en el incomparable país de los
poetas de jade y el vino
espeso se ha

horrado hasta el más
mí­
nimo vestigio de libertaid. Aquel pobre muchacho católico, cru­
cificado en Shanghai por
los guardias rojos y tortur-ado luego
a
fuego lento, podría aclarar algunas cosas
al P. Díaz-Alegría
sobre

la libre
vida espiritual

en la China de Mao
y la fermen•
tación alli de la levadura del Reino de Dios. Tras el telón de
acero o
la cortina de
bambú no
hay
más que
Iglesia del
Si­
lencio, según las palabras que acaba de utilizar el posconciliar
Pablo VI, recreando la
~resión del preconciliar Pío X.»
V. LA LIQlDDACIÓN DE LOS DEBERES DE RICOS Y POBRES, SUPRil\.IlENOO EL
PROBLEMA., ES DEOR., IGUALÁNDONOS A TODOS ECONÓMICAMENTE.
La obsesión por la i/fl:uddad, que no existe ni siquiera ante Dios --María
Ssntísima, Maria Magdalena,
Juan Bautista, Juan,

el
discípulo amado, y
Pedro, ele/falo como primera piedra-¿fueron iguales, anle Dios, que Juda,,,
Herodes, Anás y Cai,fás?; ¿fueron iguales los castigos de Adán. "trabajarás
con el sudor de su rostro", de Eva, "parirás hijos en el dolor", y de
Luzbel, condenado al fuego eterno?,_, es una de las múUples consecu.en>­
cias de la intoxicación de ideas rousseaunian&i en las creencias religiosEts.
Producida en una época materialista, Como la actual, se concreta en una
pasión en pro
de

la
igualdad económica; pues incluso c:u.amkJ se habla de
igualdad cultural,
no

se
trata sino de la igual.dad de posibilidades econó­
micas pera lograrla. Los pobres en cualidades físicas, en aptitudes, en inte~
ligenda, en suerte, en a&-activos, en vohtntad, en virtudes morales, en
nmor
de los otros y a los otros, no preocupan a ciertos amplios sectores de
nuestro clero, a los que obsesionan solamente loo pobres en dinero. La
mitigación _de

los
problemas de
estos
-pobres, tiin duda imporlanie y nunra
649
Fundaci\363n Speiro

descuidada por la Iglesia, no les safuface, pues quieren hasta tal. punto
la
extinción del problema ,......,acerca del que Cristo, terci8fflLÍo etWre Mag,.
dalena g Judas, di.jo que siempre tet11dréis pobres entre vosotros-, que
pretenden no sólo la desBp&ición de ricos y pobres y, con ello, de las
posibles virtudes morales de unos y otros, derivadas de su respectiva po­
sición --
g así rechazan las pruebas puestas p0t: Dios, en este mundo,
a unos
y otros---, sino que olvidan que la mayor pobreza, la que más
necesita
de su ministerio para remediarla, es la pobreza en méritos para
el más allá, la pobreza de ¡Kesentarse ante Dios con las manos vacías y
con la soberbia de creerse dioses.
Fruto de

aquella
obsesión fue sin duda la

famosa
afirmación de Mon,.
señor Osés, publicada por e/ DIARIO DE NAVARRA
« ... no podemos admitir unos ricos y otros pobres, sino que
tenemos
que pensar que en el mundo se da de hecho esta situa·
ción, pero si hay pobres es porque hay
ricos. -
No podemos nunca
oponer como dos bandos poderosos y ricos y los pobres, sino
que
necesariamente hay Wla causalidad:

hay pobres porque hay
ricos y
los ricos a cnsta desgraciadamente

de que
ha'y .
pobres.»
La causalidad proclamada en el último inciso de este texto, digámoslo
haciendo · un·a ¡,equ.eña disgresión, o se refiere a una causalidad formal
,......,si no hubiese diferencias cuantitativas, diferencias de riqueza, no ha­
bría ricos ni habría pobres-; o bien se refiere a una causalidad eficiente,
partiendo de que los -r:icos al enriquecerse lo hacen a costa de. los ¡,obres,
y negando que los ricos al. orear riqueza con su actividad económica den
lugar a que ,muchos pobres dejen de serlo o lo sean menos y que, a la
inversa, en el caso de arruinarse un rico es fácil que muchos pobres se
empobrezcan todavía más o que se conviertan en pobres otros que no
lo eran.
Ambas causalidades han sido analizadas por Sa~vador de Madariaga,
en

ABC dominical del 6
de mayo último, con el título .. Ricos Y POBRES".
650
La causalidad formal le hace reflexionar:
«Hay ricos porque hay pobres.» Así lo 'leí. Lo firmaba per­
sona
que, por ·SU: mera

función
social, tenía

que ser de gran
respeto, inteligencia y honradez. Pero
me sonaba a

falso.»
«... en la
frase redonda qqe se me

ha atragantado,
lo que
me
esto-rba no puede ser.

ni los ricos ni los pobres. Será otra
cosa. Claro. Lo que me estorba es
ese «porque».
»Hay
ricos

«porque» hay pobres. Y el caso
es gue es verdad.
Si

no hubiera pobres . . .
Pera, tate,

si eso ya lo he· pensado,
si
Fundaci\363n Speiro

no de los ricos-y-pobres, lo pensé de las guapas-y-feas, y hallé
que los
más se quedan en el medio:· ni lo uno ni lo otro. De
modo que en
este sentido la &ase no va. Hay ricos porque el
montón de los hombres, sin ser
pobres, no
son ricos; -o sea, siri
vivir
mal no viven en el lujo. Es como los árboles. Los hay
muy altos y
los hay muy chicos, pero unos y otros son mino­
rías.
Las mayorías (hablo ahora de l.os árboles) no son ni lo
uno ni o otro. No.
La frase no va. Lo normal es e'l río de lo
común. Riqueza
y pobreza son márgenes.»
La causalidad eficiente /e lleva a recordar:
« ... lo dicho sobre aquel «don Juan ~e Robles, el que hizo
un hospital
y primero hizo los pobres». Excelente recordación.
De eso

precisamente
se trata. De si es d rico el que hace a los
pobres.
Y en el caso de aquel señor don Juan no cabe dudarlo,
porque el dicho
popular registra siempre áigo acaecido. Bien
que «Robles» es buen consonante de pobres», pero, en fin, algo
habría . . . Cuando el
río suena

. . .
Quedamos-, pues,, en

que don
Juan de Rohles hizo
un hospital para los pobres, pero primero
hizo los pobres para el hospital. Lo que qqeda por demostrar
es que suceda siempre y necesariamente así.»
« ... Habría que ver primero si
hay ricos que

no hacen po­
bres y
si no

había pobres
antes de qlle hubiera ricos que los
hicieran.
»George Bernard

Shaw
nadó en
una familia pobre de Ir­
landa.
Es muy posible que su· pobreza original se debiera a a1l­
gún Juan de Robles de su Dublíit natal. Pero es también posible
que no. De todos modos, murió millonario. Si mal no recuerdo
dejó cuarenta y dos mHlones de libras esterlinas, cuyo
traslado
a

pesetas no
escribo aquí
para no
ahusar del
espacio que se
me
concede. Era,

pues, rico.
¿Hizo algún pobre?

No, que se
sepa; pero

sí hizo no pocos ricos o contribuyó a
hacerlos, en
el
mundo del

teatro, y pasada la
segunda guerra mundial solía
dar

como su profesión: «recaudador de
contribuciones», porque
sus

derechos de actor eran
tan enormes, que pasaba al Estado
el 97,50 por 100 de sus ingresos, de modo que, lejos de· hacer
pobres,
repartía
casi toda

su renta entre sus compatriotas.
¿ Ex­
plotó a alguien? No, que
se sepa.»
«...

Los casos de
F ord y de Morris son gemelos. Ambos co­ de bicicletas: Ford, en
mienzan
Detroit;
plean a
como duefios

de una tienda
Morris, en Oxford;
pequeños capitalistas

que
sí mismos

como obreros. Ambos fundan casas se em­
produc•
65t
Fundaci\363n Speiro

toras de automoviles conocidas en todo el mundo. F ord concibe
su negocio sobre una id-ea
sen-cilliaima: dar
al obrero un sala­
rio suficiente
para que.

los obreros
sean sus
clientes; es
decir,
puedan

ir en- coche
yropio y
simplificar el coche para que,
en vez de
ser símbolo

de señorío, sea instrumento de trabajo.
Adem~ apli-ca el progreso técnico

sobre la convicción de que
la técnica está para vencer los obstáculos; así, por ejemplo, con
una
terquedad admirable, en

contra de la opinión
de sus t~­
nicos, logra
montar sus instalaciones

de fabricación de vidrio
en forma de
tela continua

que no toca mano humana.»
»Ford
desata una revolución en

los
salario~ y

sobre su éxito
asombroso se funda

aquella
anécdota de

su visita a una fábrica
d~ automóviles

rusa
dhrante la cual pregunta al ingeniero roso
que

le
guia: «¿De quién

es la
fábrica?» «De los

obreros.»
«¿Y
aquei"
coche en el patio?»- «Del directo_r.» Ford

invita a su guía
a Detroit y en el curso
de la visita están ambos mirando
un
parque de automóviles en columnas de a mil.
«¿ De
quién
es
esta fábrica?» «Mía.» «¿Y esos coches?» «De los obreros.»
Así, pues, ¿,cabe decir
que Ford se hizo millonario explotando
a sus obreros? ¿Qué Ford
es rico «porque» sus
obreros son
pobres? ¡Pero si

no lo son!
»A
medida que sus obreros iban pasarido de pobres a ricos,
F~rd fue

evolucionando y haciendo
su coche barato

cada vez
menos feo, más bonito, menos barato y más caro. ¿Para explotar a
SWf obreros? ¡Pero si ganaban cada vez más! ¿Quién les iba
a obligar a comprar un coohe?
Lo compraban porque ya se ha­
bían
acostumbrado a

tenerlo.»
Despues .de poner otros ejemplos y de hacer varias reflexiones, razona:
652
«Entonces tendremos que concluir que en general a los po­
bres

no los hacen siempre los
rico~ y
que cuando los hacen es
cada vez menos; y que los p·obres que van quedando cada vez
los hacen

más los
mismos pobres,
cada
uno a
su manera. Entre
estas maneras no olvidemos
la del

pobre que se ha hecho rico
a sí mismo desde
rico como

su abuelo
se había hecho a
sí mis­
mo
desde pobre:

Padre zapatero; hijo banquero; nieto pordio­
sero. Pero hay
una que

recomienda el Evangelio: hacerse pobre
de
espirito. No

es
tan buena la expresión
como el concepto;
porque se presta a confusión. Más
valdría decir

pobre en
espí~
ritu.
Lo

es aquel
que posee
lo que tiene -mucho o poco­
como
si sólo fuera depósito confiado a su administración para
gastar en algo que le fascina allende o
más alto
que él.
Fundaci\363n Speiro

»Pobres en espíritu fueron casi todos nuestros conquistado­
res; muehos de

los cuales murieron pobres en un
hospital. Lo
ganaban en una aventura, lo invertían en la siguiente. Típico de
todos ellos fue Hernán
Cortés, que
podo
haberse contentado
con•
ser Je hecho

el monarca de
Méjico y
se fue a California
y
a las Hibueras arriesgando su conquista hecha, su conquista por
hacer y su
vida. La tan maltratalda burguesía está repleta de
pobres
en espíritu, especie de conquistadores a lo económico
que hundían los millones de un éxito en las incertidumbres de
otro negocio.
La historia económica de todos los países abunda
en tipos humanos así. Tantos hay al menos como d:e esos tibu­
rones
de la finanza que tanto parecen fascinar a la ideología.»
Y, finalmente, plantea:
«Bueno, ¿y qué? La pl'egunta es válida. ¿Qué importa que
circule esa moneda falsa si, al fin y al cabo, no lo es del todo
y algún
valor le

queda? Este
es ahora nuestro problema final.»
el riesgo consiste en que:
« ... Echar a rodar una medalla verbal como «hay ricos porque
hay
pobres» es
asumir -una enorme
responsabilidad. Es
azuzar a
los pobres contra los ricos -lo que, como queda comentado,
constituye una tremenda
injustieia para

con
qtúzá, la mitad de
los
ricos-y

adoptar una postura que se acerca más
a la de­
magogia
que a la democracia.»
Pero, además, recordemos que Monseñor Osés contestó a la carta en·
que Juan Huarte /e había escrito que aquella f:ranscrita proposición era
marxista, y que, en su contestación, publicada. en EL PENSAMIENTO
NAVARRO del 9 de febrero de 1973, afirmó Monseñor Osés, que,
«... en todo lo que resonaba en mi mente y creo que tam­
bién
en mis palabras, no _hubo en absoluto reminiscencia alguna
marxista,
sino
ideas fundamentales
de la Biblia, t.anto
de los
Profetas del Antiguo Testamento como de los Evangelios
y Car­
tas de los
Apóstoles, siguiendo la línea clara de los Santos Pa­
dres de la Iglesia y de la Doctrina de los Pontífices,· especial~
mente de León XIll, Pío XI, Pío XII, Juan XXID, Pablo VI
y del Concilio Vaticano
11.»
6H
Fundaci\363n Speiro

Pocos días después, e1 15 de febrero, recogió el PENSAMIENTO
NAVARRO una carla de nuestro amigo Estanislao Cantero, en la que
éste trató de recordar algunas cosas que pacecia tener olvidadas dicho
Monseñor. Creemos que vale la pena que rreproduzcamos la parte de dicha
carta
que las expresan:
654
«... La Sagrada Escritura, los escritos de los Santos Padres,
no pueden interpretarse como una mera yuxtaposición de textos sacados
al arbitrio d·e cada cual, ni co:mo textos aislados vacián­
dolos en
su contenido y expresándolos de un modo unilateral
en contradicción con el
Magisterio Pontificio y con la doctrina
tradicional de la Iglesia. Así monseñor
Osés podría

haber re­
cordado -que el

Ev-angelio de San Lucas
(16, 19-31), en la pará­
bola del
rico Epulón

y el
pobre Lázaro,

nos dice que aquél se
condenó
y éste fue al seno de Ahrahán. ·Pero como nos dice el
Génesis
(12, 2), «Era Abrahán muy rico en ganados y plata
y oro».
»¿Sería Abrahán rico a costa de los pobres? Podría también
haber
recordarlo la

historia de Ananías
y Safira que está en los
Hechos de los
Apóstoles (5,

1-6):
«Un hombre
llamado Ananías,
con su mujer Safira, vendió también un campo.
Y de acuerdo
con ella retuvo parte
del precio, y trayendo el resto, púsole a
los pies de
los Apóstoles. Mas Pedro le dijo: Ananías, ¿cómo
ha tentado Satanás
tu corazcón para que mintieses al Espíritu
Santo reteniendo parte
del precio de ese campo? ¿ QUIEN TE
QUITABA EL CONSERVARLO? Y aunque lo hubieses ven­
dido, ¿NO ESTABA SU PRECIO A TU DISPOSICION?
Pue,,
¿a qué fin has urdido en tu corazón esta trampa? No mentiste
a los hombres, sino
a Dio's. Af oir Ananías estas palabras cayó
en tierra
y expiró». Murió por mentir a Dios y no por no darlo
todo.
Si los ricos lo fueran a costa de los pobres, no se entiende
cómo
San Pedro le diee a Ananía-s las dos frases que hemos
puesto en

mayúsculas.
»Monseñor Osés cita

de la «Populorum Progressio» una frase
del evangelista San Juan
y otra de San Ambrosio. La primera
dice:
«Si alguno

tiene bienes de
este mundo y viendo a su .
hermano

en necesidad le
cierra 8118 entrañas, ¿cómo es posible
que
resida en él el amor de
Dios?» Nada
nos dice San Juan
de que los
ri'cos lo sean a

costa de los pobres. Nos
di'Ce en cam­
bio,

el deber de caridad de
ayudar a
nuestro prójimo con nues­
tros bienes, de lo que se
responderé, quiérase

o no, ·ante Dios.
Significa que los bienes que
se· tienen

hay
que usarlos bien;
pero
no que no le
corresponda tenerlos,

que no sean ·suyos; lo
Fundaci\363n Speiro

que en cambio significa el afirmar que los ricos lo .son a costa
de los pobres.
»El segundo

texto de la «Populorum Progressio» dice así:
«No
es parte

de
tus bienes ----dice San
Ambrosio-
lo que tú
das a los pobres. Lo que le das le pertenece, porque lo que ha
sido dado para el USO de
todos tú te lo apropias. La tierra ha
sido

dada para todo el mundo y no solamente a los ricos; es
decir,
que la propiedad privada no constituye para nadie un
derecho incondicional
y ABSOLUTO. No hay ninguna razón
para reservarse en USO EXCLUSIVO lo que supera a la propia
necesidad cuando

a los demás les falta lo necesario». (Lo es·
crito en mayúsculas es nuestro).
Nada dice

de que
les ricos
lo
sean a costa de los
pobres, o

de
que la
propiedád privada sea
injusta.
Dice, eso sí, que

el uso es común a
todos, que los bie~
nes

deben
aprovechar a todos, que
el
derecho de
pro,piedad no
es absoluto. Y ello está muy lejos de significar
·que los

ricos lo
sean a
costa de

los pobres.
»Nos figuramos

que monseñor Osés conocerá a Santo Tomás.
Y es éste quien en la
«Summ.a Théológica», 2.1-2,1 q. 66, a. 1, a.
2, a.

3,
e~one los

fundamentos de la propiedad privada y deja
perfectamente aclarado lo que dice
San Ambrosio, A.sí, como se­
ñala Santo
Tomá~ «cuando

San Ambrosio dice: «Nadie llame
propio a
lo que es común», habla de la propiedad en cuanto al
uso»
(«Summa», 2.'-2.1 q_ 66, a. 3, sol. 3). De la lectura de la
2.~-2.i', q. 66 y de la J.l'-2.ª, q. 94, a•, se desprende que la propie­
dad
privada no

es contraria
al derecho natural; que el derecho
natural no determina la pertenencia de las propiedades origi­ nalmente a nadie, es decir, que no las atribuye en su origen a
tal o
cual persona;

pero es de derecho natural el que el hombre
pueda poseer

privadamente. Como ha señalado V allet de
Goy­
tisolo, «lo
que es común

es el uso, el aprovechamiento de los
bienes de la tierra. Sus
beneficios han de abarcar a todo el
género humano. Pero no
se trata

de que
este uso
sea igualitario,
ni solidario, ni
si.qui-era directo,

con tal de que alcance a todos».
«Precisamente para que alcance a todos
ese uso

ha de estar
institucionalizado.
Y esta

institucionalización persigue que
tal
uso

no sea
an'árqWw, de

una parte,
y que esos bienes produ­
cidos por la Naturaleza y el concurso del hombre no se
des­
truyan,
sino

que se incrementen a fin de que sean suficientes
para todo el
género humano»

(Sociedad de Masas
y Derecho,
pág. 309).
»RESPECTO A LA DOCTRINA PONTIFICIA EN TORNO
AL DERECHO DE PROPIEDAD PRIVADA, RESULTA OCI0-
655
Fundaci\363n Speiro

SO RECORDAR NADA, PUESTO QUE DE LEON XIII A
PABLO VI, ES UNA DE LAS CUESTIONES MAS CLARAS
QUE
NO DE.JAN LUGAR A DUDAS.
»El que exista quien
se enriquezca
de modo ilícito no
da
pie para decir que los ricos lo son a costa de los pobres. Por
otra parte,

si el contenido
del Evangelio estriba en lo que dice
monsefior Osés, ni

la fraternidad, ni la
solidaridad., ni
la
jllS­
tiei~ ni la pobreza tienen significado alguno. Son meras pala­
bras, todo lo

rimbombantes que
se quiera,
pero meras palabras.
Para que tengan
significación, deben

referirse a
estar en de­
pendencia
con

las leyes de Dios y
sus preceptOB, en

primer lu­
gar, amando a Dios sobre todas las cosas, lo que hará posible
amar al prójimo
co,mo a
nosotros mismos,
y en lo que toca
a nuestros
hiene~ usarlos adecuadamente,

con lo que de ellos
se beneficiarán

aquellos que no tienen o tienen poco. Sin ol­
vidar, antes
al Contrario, la caridad, que es superior a la jUBticia
y

sólo
exigible al

hombre por Dios, y sin la cual no es
posible
ser

buen
cristiano.»
El problema que el mundo moderno se ha planteado acerca de las
desigualdades puede llevar a su desintegración, primero, y, final.mente, a
un
totalitarismo en el que, conforme a una conocida frase, t igua;Ies pero habrá unos más iguales que otros, porque la igualdail de los
más será tiránicamente impuesta poc los. menos, que no serán iguales a
los demás puesto que tendrán todos los poderes en sus manos.
Recientemente el /ilóro/o de la historia Arnold J. Toynbee, en ABC
domfoical del 18

de
febrero de

1973,
ha tratado el problema de la des­
igual.dad en un artículo titulado "LA PLAGA DE LAS DESIGUALDAOAiDES".
En su planteamiento distingue: las sociedades económicamente estables
y l& sociedades en continua agitación económica, como son las de hoy.
dada la velocidad de véftigo que la inflación imprime a las situaciones, que
resultan todas inestables. Le.amos:
656
«Las desigualdades sociales son instituciones profundamente
enraizadas

y tan antiguas como la civilización. Para encontrar
una so·eiedad que no esté plaga·da de diferencias, tendríamos que
volver hasta los agricultores y pastores del Neolítico, o incluso quizás hasta los
pueblos cazadores

y simplemente recolectores
del Paleolíti'co.
»Estas desigua1'dades, ¿son

justificables? Y,
si se las eonsi·
dera legítima!, ¿ sobre qué hase debería establecerse su baremo?
»La mayor desiguaida-d se da

entre libertad y esclavitud; no
hay, sin embargo, un
espacio bien delimitado

que separe estas
Fundaci\363n Speiro

dos condiciones de vida. Un esclavo nominal puede ser en po­
tencia el señor de un reino
·o de
una fortuna.
A la inversa, todo
sÚ'bdito de un Estado cualquiera es
de hecho un esclavo pú­
blico. a la merced de los
recandadores de

impuestos.
» También

un
legislador es

un esclavo,
y su carencia de li­
bertad es proporcional al grado de soberanía titular que· ostenta.
Un
soberano
teóricamente absoluto,
un faraón, un emperador
bizantino, es esclavo de un ritual
y un protocolo que no admi­
nistra él mismo, sino sus semejantes., esclavos que oficialmente
son siervos suyos. El rey griego que declaró que «la corona es
una honorable forma de esclavitud»
-decía la

verdad.
»En determinadas
épocas y Jugare~ las desigualdadeB han
llegado a conatituir un algo tan firmemente establecido que las
clases perjudicadas

ni siquiera soñaron con desafiar
fa estruc­
tura
social.»
«Mientras que en una sociedad económicalllente-estable las
diferencias tradicionales han sido a veces aceptadas con docili­
dad,

su presencia en
una comunidad
que padece de inflación
monetaria se convierte en una cuestión explosiva.
El consumo
agregado

de
una comunidad

no puede ser mayor que su pro­
ducto nacional bruto, pero la
inflación es un mecanismo que
permite a los miembros más poderosos de la misma alterar la distribución de esta última macromagnitud en su propio pro·
veclio.
»Los débiles son llevados contra la pared, y se plantea el
problema de si las consiguientes penalidades que sufren los
grupos de

renta
más baja deberían ser, y llegarán a ser, pre•
paradas.»
La dificultad de ,este problemá, insoluble económicamente, queda p~
tizada en estos otros párrafos:
«Cuando las desigualdades tradicionales comienzan a ceder,
como

está ocurriendo en Inglaterra, se plantea la cuestión de
principio.
¿ Son. justas tales diferencias -o -al menos inevita­
bles-,-en

sociedades complejas como las nuestras?
En una so­
ciedad

de
las denomrinadas «civilizada&», distintos

individuos y
distintas
profesiones contribuyen diversamente

al bienestar
Y
mantenimiento

colectivo, y
el vulor de sus

aportaciones difiere
de forma manifiesta. Pero,
¿ cómo calibrar estos valores relativos,
y

de qué modo darles el debido reconocimiento?
¿En términos
657
Fundaci\363n Speiro

de renta monetaria?. l, En términos de renta real? l, En términos
no económicos, como honores públicos?
»l, Cuále.a-son, por ejemplo9 los valores sociales relªtivos de
los
trabajos de

un matemático y de un· obrero que desarrolla su
aetividad en

una planta generadora de energía eléctrica? Si el
obrero
se declara

en huelga, la comunidad queda inmediata­
mente sin luz ni calor, bienes que satisfacen dos de las más
básicas
necesidades vitales-. Si ei matemático

hiciese huelga, la
vi
1da cotidiana de la comunidad no resultaría apreciablemente
afectada.
»Por tanto, considerando el problema en términos materiales
Y a corto plazo, la
solución sería que

el valor del trabajo
del
obrero

se encuentra en la cima de la
escala, mientras
que el
correspondiente al del matemático sería
cerp,
»Sin embargo, si pensamos en

períodos de siglos, nuestra
valoración cambia. El invento por Leibniz de la
mate:ry.ática bi­
naria

no tuvo valor práctico alguno para sus contemporáneos,
pero, tres siglos más tarde, ha servido para resolver
la necesida,d
surgida

entre tanto de operar con magnitudes
y cantidades que
exceden la
capacidad de

cálculo de la mente humana. La
arit­
mética

binaria es el
ins.tnmnento indispeinsable para

la
constrnc-­
ción

y el trabajo de los ordenadores.
»A!demás, ¿por

qué valorar tan sólo las actividades que con­
ducen a nn resultado

práctico?
«No sólo

de pan vive
e,J hom­
bre».

Sin duda cualquier realización creativa
de'l espíritu
hu­
mano
-un concepto

matemático, una obra de arte visual, un
poema- tiene un valor intrínseco. Si - admitimos esto, nuestro
!:taremo de

valores relativos cambiará una
vez más.»
VI. LA DESINTEGRACIÓN DEL CONCEPTO DE PATRIA POR LA LLAMA.DA LUCHA
DE CLASES,
QUE CONLLEVA LA CONFUSIÓN DE LOS CONCEPTOS DE ORDEN,
DE FORTALEZA Y DE VIOLENCIA. NOTAS SOBRE EL VIETNAM.
Siguiendo con nuestro tema del reflejo que las incoherencias del mundo
mental de la actual sociedad de masas producen, introduciendo el desorden
social
más desintegrador, conviene repasar de qué forma el concepto pu~
ramente mental de clase (Cfr. el estudio de VJadimiro Lamsdorff--Galagan-e,
"¿ Y PARA QUÉ QUEREMOS EL SOCIALISMO?" 3, 4, 5, en VERBO 104, pá.g~
nas 373 y sigs., y el de Vallet de Goytisolo ¿CRISTIANISMO MARXISTA?, IV,
A,
Oases, en VERBO 107~108, págs. 738 y sigs.) ha servido para crear
una dialéctica social que tiende a destruir la idea de la patria, sustituyé~
dola por la de clase, y que, como consecuencia; tiende a desintegrar todo
658
Fundaci\363n Speiro

el orden social hasta trastroc&- la teología en lo referente a la fortaleza y a. la violencia., que llegan a considerarse malas si son aplicadas a la defensa del
orden político

y de la
patria, y buenas si se emplean en la lucha de clases a favor de la instauración del socialismo, aunque la realidad. muestra que éste no lleva ni a la ansiada ígualdad, ni a la felicidad, sino a la tot.al opresión de la libertad en el más absoluto totalitarismo.
"LAs CAUSAS DEL MAL", es el título de un artículo de Sehastián Juan Arbo; que el 6 de abril ~e 1973 apareció en el ABC que treta de la amrr~ quia y el desorden que amenazan al mundo:
«... Lo grave no son los hechos en sí, con serlo tanto; lo grave, lo que realmente asusta, es la significación que adquie­
ren sobre este fondo sombrío y convulsionado de la
historia de
nuestros

días.
»A dónde

han llegado el desprecio por la Ley, . la violación
de todos los principios, podemos verlo a diario en
mil peque­
fios -y a veces grandes- sucesos.»
. . «E'ste atraco, es verdad, no .tuvo has,ta aquí nada de -e_special;
podría
considerarse como uno de tantos que se cometen todos
los días en los Estados Unidos y
en todas partes; ocurrió,
no
obstant.e, que

se produjo en él un hecho
insólito, un
hecho que
demuestra
a dónde

van llegando la confusión y
el mal, y es que el público que se había congregado allí increpó e insultó a 'los policías,
y aplaudió, en
Wl cierto mOmento a los atracadores.
»Los hechos~ ya

sin esto, son de
wta gravedad que no puede
ocultarse; se trata, sí, de la quiebra de
un sistema social

-Gre­
cia. y cristianismo--, de unas normas de convivencia en que se
ha apoyado la sociedad de los homhre-s, y se trata de una civi­
lización, de un sistema, que

se hunden estrepitosamente, entre
raptos, atracos,
atentados~ violencias,

atropellos y
asesinatos, ante
la

·impotencia de los
poderes constituidos, incapaces de defender
a los ciudadanos.
»Las causas

son
comp)ejas y

vienen de lejos; el trastorno,
la convulsión, dieron principios en los comienzos de siglo,
épo­ca de inestabilidad; en ella empezaron las manifestaciones de
protesta, los
conflictos sociales., co11 los principios del anarquis­mo militante, surgi·do

principalmente
·de las
viejas
ciudades ita­
lianas. »Surgió,
sí, en

Italia, pero se difundió rápidamente, con ra­
mificaciones importantes en Francia y en nuestro país, con a-ten­
tados a los reyes,
jofes de Estado; con bcmhas arCo~rdas-""í reuniones de la alta sociedad, como las de el Liceo en Barcelo,
659
Fundaci\363n Speiro

na, o en plena calle, al paso de las procesiones, y hasta en los
templos, como en Madrid.
»No
obstante,

donde la convulsión cobró quizá
nn auge
ma­
yor fue

en la Rusia de
ios Zares;
allí se
manifestó a
hase de
asociaciones secretas, con
elementos reclutados

entre
la grey es­
tudiantil,

entre los
intelectuales y

de donde
habrían de
surgit
los jefes

de la Revolución; a este movimiento se
añadió -o se
unió-el nihilista, movimiento

típicamente
ruso, de

doctrina
más disolvente

aún, y que unida
al anarquismo, ayudó asimismo
a
la gran convulsión social que se preparaba.»
Dostoievski,
«... fue el que tuvo una visión más clara del trastorno, de
lo que había de demoniaco y de terrible en el movimiento, de
cara
al futuro.
»Esta
visión -este mundo---está

recogida en un libro «Los
endemoniados».»
«Todo
el libro de Dostoievski está dedicado especialmente
al tema de estas luchas sociales, con un desfile· de tipos de re­
beldes
-«endemoniados», los
llama el
escritor-, de nihilistas,
de verdaderos
locoe, que

pasan a través de
él en una visión
alucinante.
»Las teorías

más
exaltadas es~ expuestas

a través de esos
visionarios, y, no
obstan~ no

hay invención
del escritor;
es sólo
un reflejo de la
realidad, es una

reproducción exacta de los
medios revolucionarios de la
Rusia de

aquel
tiempo, de los clubs
donde

se reunían, de
los ideales --las locuras--que

se defen­
dían,
.de los

planes que
se exponían, -y

los atentados,
y en los
cuales había
participado el autor.
»El libro es

un
espejo fiel
del momento,
y es a la vez una
voz de
ala~ un

grito de angustia y
de admonición.
»Todas las

teorías, todos
los credos

expuestos allí, pueden
resumirse en unas pocas -y
terribles-- ~labras del

libro,
pa~
labras que hallamos repetidas en la obra cumbre del escritor:
«Los
Karamazov», en
boca de lván en la noche terrible, en la
discusión con su ·hermano menor, Alioscha:
«Dios n,.o existe,

y
si no existe
Dios, toido está permitido».>
Esta desintegración que favorece la subversión univ,ersal, que sustituiría
el on:len de la Creación por un totalitarismo implacable, inevitablemente
afecta también.
el concepto de. patria y, por ende, al patriotismo.
660
Fundaci\363n Speiro

P. Eohaniz, en ¿QUE PASA? del 14 de abdl de 1973 trata en el ar­
tículo "SOCIALISMO Y PATRIOTISMO" de cómo los partidos sOCialistas "niegan
el concepto
de patria en beneficio de ún internacionalismo clasista", y explica
en la parle principal que recortamos:
«... estamos viendo circular sigilosamente, serpenteando poi'
un clima de muy sana y robusta conciencia nacional, inte¡,_pre­
taciones
socialistas
que en vez de ser despreciadas por su ele­
mentalidad y simplicismo, son precisamente por ello atendidas
por gentes
simp'les y
elementales, despreciables
. en
verdad si
no fu.eran tan
numerosas. Cuando se moviliza la opinión

pública,
Y un

Gobierno se yergue,
revesti'do de
autoridad moral, para
defender a la Patria, los socialistas, que no ven más que el
aspecto económico de

la cuestión, y,_ además, mal, insinúan
que
ese

esfuerzo
se hace · solamente pllra beneficiar a cuatro empre­
sarios cuyas riquezas
están amenazadas
por esas dificultades con
los
vecinm; que

hay que afrontar.
»Luego resulta

que no es
verdad; que
no· se trata sólo de
defender· una industria, sino
la soberanía

nacional; que
esa in­
dustria

no es solamente de cuatro armadores, sino de
centenares
de

ellos,
la mayoría de la clase media; que no se les defiende
a
ellos
a-isladamente, sino

a las empresas de las cuales son parte,
las
cuales comprenden, ademáS, otras

muchas partes que se
benefician por igual de esa defensa,

como son
miles y miles de
asalariados, que
perderían sus

puestos de trabajo
y tendrían que
emigrar
si esas empresas se hunden; que esas empresas abaste­
cen de un artícu;fo
de primera necesidad a cientos de miles 'de
espafíoles

que
se quedarían de momento sin él, y más adelante
lo tendrían que adquirir en peores condiciones y más caro, es
decir, que el
esfuerzo nacional

sirve a otro
gran sector del país;
que
el Estado extrae de la buen-a marcha de esas empresas gran
cantidad

de dinero en concepto de impuestos varios, dinero que
se distribuye en. el servicio
y gerencia del bien común de toda
la nación;
y que el mismo Estado ahorra~ gracias al buen fun,
cionamiento de esas empresas, las divisas que ten-dría que in­
vertir en

importar el pescado que ellas
ahOl'.a suministran.
»Resulta, pues, qu,e en

cuanto se detiene uno a mirar las
cosas serenamente cinco minutos, comprende que es mentira, que
es calumnia la tesis socialista de que los esfuerzos nacio­
nales
se hacen

solamente en favor de cuatro ricos; se comprende
en seguida que estamos ante algo
mucho más

extenso y mucho
más complejo.»
S61
Fundaci\363n Speiro

Pasemos al tema ele la violencia, insoluble si no aceptamos la existencia
del orden natural

que es
independiente de las utopías del hombre que pre~
tende fabricarse un mundo artificial conforme a sus sueños.
El PENSAMIENTO NAVARRO con el título "CoNTRA LA VIOLENCIA
NO CABE SINO LA FUERZA DEL DERECHO''' publicó una amplia reseña de (a
conferencia que el Decan'O de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Navarra, Prof. Carreras_. desarrolló en el Oub Arg.a. A esta reseña
corresponden los recortes que siguen:
662
«Para e.l disertante, el terrorismo es un fenómeno antiguo y
moderno a la vez. «EStamos -añadió el conferenciante--ante
el delito organizado».
»En este

ámbito del delito
político, social, y del terrorismo
existen grupos
organiZSdos en

el ámbito nacional, grupos orga­
nizados en
e.l ámbito Internacional que entran de lleno en el
Derecho de
Gentes (trata ,de blancas·, esclavos, drogas)

y grupos
organizados
internaéioruiies que

operan en
el interior
de deter­
minados países.
»El delito

político proviene de organizaciones -a veces están
encuadradas dentro de la
Ley--que atentan contra la forma
del Estado o
Gobi-erno. El

delito político es una creación de la
épOC!I, liberal en el siglo pasado.
»¿ Qué

trato
ha merecido esto que hoy llamamos delito po­
lítico en la historia
y que se puede definir como aquei que
atenta

contra los
derechos políticos de

la sociedad
organimda
o

de los individuos? »Antes de la Revolución Francesa,
cuando está

el Rey
-al
que

no se le puede discutir-, el delito que atente contra la
forma de Estado será un delito de lesa
Majestad, más

grave que
cualquier otro. En la época liberal -por el contrario--, en un
Estado ya
impersonal,- ·se admite

el juego de unos partidos po­
líticos que luchan
pot el disfrute del poder. Es entonces cuando
el delito que atenta con
lia forma de Estado o Gobierno recibe
nn trato de
favor. El

delito
políticct que
antes fue
obJeto de
represión

y que luego
recibe trato
de favor, tiene hoy gran vi­
gencia.»
«Sobre esta realidad surgen diversas corrientes.
En el caso
del delito político, por ejemplo,
se preconiza

la no aplicación
de la pena de muerte, un trato penitenciario de favor
y el «no
ha lugar:» a
la. extradicción. Y

hay autores como Jiménez Asúa
que proponen
la impunidad porque en el juego de sus premisas
razona
diciendo, por ejemplo,
q:oe quien se levanta contra el
Fundaci\363n Speiro

poder con el asenllm.J.ento de la masa no comete ningún delito.
Cometería delito
----según Jiménez Asúa-el Estado que lo per­
siguiera. Ante estos razonamientos de_ Jiménez
Asúa, e'l profesor
Carreras

se pregunta: «¿Quién define
cuándo la

Revolución está
al lado del Poder?»
«Por otra parte, el
delito político

ha
revestido varias

formas.
Nos
encontramos con

el ciudadano qne se juega la vida
por el
poder; que arriesga su vida en lucha abierta. De otro lado apa­
recen otras
foNilas de

subversión social cuyo fin es minar todo
principi_o de autorida-d y para
ello implaritan el· sistema del
terror, como secueStros, amenazas, violencias. Se

crea el sistema
de terror para evitar la represión, pero sin
dar la cara y

con
medios cobardes.
Es decir, jugando con . la vida de los demás.
»Ante este estado de cosas, es
evidente que

el terrorismo
debe ser objeto
de una represión eficaz

a pesar de que levante
cua'lquier tipo de
banderas de tiipo político

o social y
8C8 cual
sea el orden político en juego. Estas organizaciones terroristas
no pueden merecer el apoyo de nadie.»
«Son los
Estados ios que

han enseñado estos sistemas a las
organizaciones. Ya antes existieron los piratas-piratas
y los pi­
ratas con patente de
co.rso dada por lc,s Estados. Y

así con tales
decisiones, los
-Estados carecen d·e autoridad.
»Ante

estos
hechos se perfila una

ola de sentimentf:llismo en
favor de «los pobres terroristas» que trata
de inducir a pensar
que más vale
el valor

de
los terroristas que los
derechos de las
personas
honradas.»
«Urge

una represión eficaz a través de los instrumentos ju.
rídicos que castiguen al delincuente con objetividad y garantias
procesa'les, pero

sin
sensiblerías. Las

garantías fundamentales han
de ser_ para
el ciudadano._
» Y

si los Tribunales Ordinarios necesitaran un grado de
he­
roicidad

· para la represión, que
se establezcan
jurisdicciones es­
peciales para lograr la
edlicacia. Y

que nadie
se rasgue
las ·ves­
tiduras. Porque la
represión jurídica no

es violencia. Contra la
violencia no
cabe la contraviolencia, que es

tanto
como tomarse
la

justicia de
· 1a mano, sino únfoamente la fuerza del Derecho.
»Pero uno de
los ·mayores problemas ·que rodean

al fenómeno
de la violencia, es la falta de -sensibilidad en los ciudadanos ante
un flagrante acto de violencia.
663
Fundaci\363n Speiro

»Si la comunidad no reacciona ante estos actos estamos abo­
cados a una crisis que nadie sabe dónde puede desembocar y el
mundo occidental ya no podrá volver
atrás.»
La distorsión sufrida por la v.ísión teleológica de la violencia pasa:
desde
el

concepto
tradicional que considera mala la violencia que con­
traríe al orden natural a ti-avtés del intermedio. de considerar que toda
violencia es .mala, hasta el final de estimar buena la violencia revolucionaria
y mala la que se opone a ella. Esa distorsión tiene su reflejo en la per­
cepción de la guerra del Vietnam que recibim~ de los mass media.
El P. Werenfried von Strauten. que estuvo en el Vietnam del Sur
en diciembre
de 1972, ha escrito sus impresiones, que resultan bastante di­
versas de las noticias que solemos leer en l?S periódicos y oír en los medios
audiovisuales. Las ¡xxlemo.s leer en el número de marzo de 1973 de AYUDA
A LA IGLESIA NBCBSIT ADA, CQn el titulo "NOTAS SOBRE EL VIET•
NAM", del que tomamos estos recortes:
664
«Por sexta vez en doce años, visité Vietnam del Sur, país
mártir si los hay. Al lado .de la
cormpoión innegable
y de todos
los abusos inherentes al régimen feudal y al estado de
guerra,
encontré

allí una Iglesia floreciente, obispos valientes, sacerdo­
tes celosos, una vida monástica surcada de oración, laicos efi­
cientes, numerosas
vocacdones, nna fe

viva, respetó a los már­
tires, una pobreza
según el evangelio,

un espíritu de sacrificio
sobrenatural
y la volunta·d inquebrantable de defender los de­
rechos de Dios
y de los ho-mhres contra la agresión comunista
de la cual este país es víctima desde hace veinte año_s. Com­
probé que la admirable fidelidad de los católieos
á la fe de
sus antepasados, s-u
disciplina y

patriotismo, su
va'lor intacto
en
los reveses y pruebas y la
solidaridad entre

los obispos, sacer­
dotes
y fieles, han dado una gran autoridad moral a la Iglesia.
De ahí arranca un movimiento creciente de conversiones entre
los
intelectuales y jefes políticos.»
«A pesar

de
mis tentativas
repetidas, no conseguí encontrar
un solo
diplomático, hombre

de negocios, periodista o misionero
extranjero que suscriba las informaciones referentes
al Vietnam
del

Sur que corren en Europa occidental. Los 43 extranjeros en
Vietnam del Sur con los cuales hablé personalmente califican
unánimemente de tendenciosa,
mentirosa, injusta,

criminal o de­
mente la campaña de propaganda .llevada a cabo
desde hace

años
en contra de este pueblo tan duramente probado y de sus aliados.
»He recibido la impresión de que
el Vietcong comunista
Fundaci\363n Speiro

perdió su importancia militar y casi todos sus adeptos. A me­
dida que la prosperidad awnenta, la dura vida fuera de la ley
en bosques y. pantanos
se hace cada vez más insoportable para
los elementos izquierdistas. Decenas de millares de guerrilleros del Vietcong, afiliados con astucia o a la fuerza, desertarori. La
vil faena de los asesinatos, saqueos y actos de terrorismo fue
realizada. por soldados norvietnamitas. Convencidos de ser aco­ gidos con los brazos
abiertos para expulsar a los americanos y
liberar
a sus hermanos survietnamitas, están netamente desmo­
ralizados por el
hecho de
que no tienen· que
l~c,har contra
los
americanos sino contra
sus propios hermano& y· porque la po­
blación de todo
territorio «liberado» huye de ellos.»
«A pesar del apoyo masivo de las grandes potencias coma.
nistas, el Vietcong no ha podido ocupar una sola ciudad impor­
tante.
Los pueblos y aldeas que atacan se vacían. Son dueños
sólo de las regiones despohlfflias.
»Este fracaso ·obligó a

los
comunistas a
invadir el Vietnam
del
Sur con tro,pas regulares. La ofensiva empezó el 29 de marzo
de
1972. Tras los éxitos del pr,incipio, el ataque fue rechazado
por el ejército del
Sur, arpoyado por las fuerzas aéreas ameri­
canas. Los
'462 hlin,dados . rusos, abandonados en los campos de
batalla survietn.amitas,

desmienten la mentira pertinaz
según la
cual

no hubo jamás tropas norvietnamitas en
el Sur, Las fosas
comunes de ejecutados encontradas en
·Quang Tri, Hue y otras
partes
después de la derr~ta de los comunistas, las fotos es­
pantosas de mujeres
y niños asesinados ,durante el éxodo, los
relatos alucinantes
de testigos
oculares y el pánico que se lee
todavía en

los ojos de
un millón de refugia1dos después de más
de seis
meses dan

fe de las
proporciones apocalípticas
de
las
matanzas

realizadas por los norvietnamitas al hilo de
.la ofensiva
militar.
»No
puedo juzgar

sobre la
necesidad de
los
hon:iliardeos de
Vietnam

del Norte por los americanos. Deploro la pérdida de
vidas humanas, el
sufrimiento y las destrucciones materiales que
debe
padecer el pueblo
inocente de
Hanoi. Uno mi voz a la
del
Papa y de todos los hombres honestos que instan a los be­
ligerantes a encontrar una solución pacífica del conflicto. Quie­
ro hacerlo todo
pará aliviar el sufrimiento
de las víctimas
y
curar sus llagas. Pero no creo que el Presidente Nixon merezca
los epítetos injuriosos que
le son aplicados.
»Tnve que sulrir demasiados bombá:rdeos en mi vida y vi
morir a demasiados inocentes para
ser capaz

de sentir· simpatía
por este modo. de hacer la guerra. Estoy en contra de la guerra.
665
Fundaci\363n Speiro

666
Pero la protesta en contra de la guerra no puede ser unilateral,.
debe
ser
objetiva. Hay demasiados pacifistas de dirección
úni:ea.
Demasiados pacifistas
poco

objetivos. Condenan a las víctimas
y absuelven a los asesinos.
La culpa se atribuye injusta y ex­
clusivamente

a los
americanos. No
los considero corderos ino­
centes o idealistas desinteresados, pero los hechos y las cifras
reales no

prueban en
modo alguno
que
· 1os bombardeos de Viet­
nam

del Norte por los americanos tuvieran el
mismo efecto que
un

ataque atómico.
»Los comunistas tienen una doble moral. A petición del
gobierno soviético, la aviación americana arrasó la ciudad ale­
mana de
Dr-esde los

días 13 y 14 de febrero de 1945 matando a
135.000 personas. En la noche del 9 al .10 de marzo de 1945 la
aviación americana destruyó 32
km'2 de

la ciudad de Tokio.
Hubo 150.000 muertos.
Estos dos

ataques totalizaron 285.000
muertos
y merecieron el aplauso de todos los comunistas del
mundo. ¿Hizo reflexionar a
loS americanos
este resultado es­
panto_S() de

tres días de guerra?
Es de suponer. Los bombardeos
de diciembre último sobre- Hanoi y Haiphong duraron once días
y el tonelaje de bombas fue muy superior al que tuvieron que
padecer
Dresde y Tokio. Por lo que sucedió en 1945, el nú­
mero de víctima·s en
diciembre de
1972 hubiera tenido que ser
superior a 800.000. Según los comunicados comunistas hubo
1.300. Son 1.300 víctimas que no debiera haber habido. Pero,
no
obstante el

horror que inspira esta obra de destrucción, de­
bemos reconocer

que tal "cifra no muestra
que los
americanos
quieran acabar con la
población civil.

Incluso los antiamerica­
nos deben mantenerse en la verdad.
»Toda guerra

es horrible. Debemos orar y trabajar por la
paz. Una paz verdadera no es posible sin la justicia. Por eso
todos los que permiten que derechos inalienables sean pisotea­
dos rinden un mal servicio a la paz. No nos hagamos ilusiones
luchando por la paz.
La tierra no está poblada únicamente de
hombres de buena voluntad.
La mala voluntad de los comunistas
fue probada ya numerosas veces

a lo largo de los cincuenta
úl­
timos años. Muchos pueblos sufren todavía las consecuencias
de la superchería comunista. Ceder cobarde o ingenuamente a
las exigencias de Hanoi haría partícipe de
estos sufrimientos al
Vietnam del Sur. Ningún homhre responsable que tenga expe­
riencia de qué son
l_os comunistas
duda de ello. El que se fía de
ellos firma su pro,pio arresto de muerte. Oremos a Dios para
que ayude a todos los
responsables de

la paz a respetar Su ley
y hacer su deber. No hay otra solución.
Fundaci\363n Speiro

VII. DEL PAaFISMO A ULTRANZA A LA VIOLENCIA CONTRA LOS INDEFENSOS:
EL

ABORTO Y LOS INTENI'OS DE LEGALIZARLO.
La incongruencia del mundo mental que nos rodea permite que coinci-­
dan
las campañ.as pacifistas a toda cqsta y las campafl.as a favor de la
legalización
del aborto y del derecho de las madres a desprenderse de su
froto en los primeros meses del em!'araizo.
Este último tema ha sido tratado po, Gabriel Marce!, del Jnstit,,to de
Francia, en ABC dominical del 25 de marzo de 1973 con el titulo "EL
RESPETO A IA VIDA", del que tomamos los dos recortes que siguen;
«Las apasionantes controversias que provocó en Francia el
doloroso asunto de Bobigny han servido para ilustrar perfecta­
mente un problema· que desde hace tiempo preocupa a la opi­
nión pública: el
problema del

aborto.
»Me propongo buscar en primer lugar qué solución cabe
darle en el
cuadro de

una ética
cristiana que,
si
establece que
no

nos pertenecemos, no
da a entender con ello que pertene­
cemos a la sociedad. ¿ De qué sociedad podría _tratarse? Con
decir que no somos nosotros los autores de nuestra
vida, ni

tam­
poco quienes nos
la transmitier~n, y que hállase ésta dirigida
por

un ser o, al
menos, por
un orden que rebasa infinitamente
nuestras
posibiHdadeM de

conocimiento . o las técnicas de que
nos sentimos
tan orgnllosos,

con decir
esto, repito,
bastaría para
reducir al siencio a
esa mujer

que clamaba el otro
día en la
televisión

francesa: «¡Mi vientre me pertenece!».»
«... afiad.iré que. según ciertos testimonios recibidos, el uso
frecuente de
ciertas píldoras
puede acarrear consecuencias ge­
néticas que no han
sido aún

catalogadas.
»¿ Cómo, pues, no

juzgar severamente a cuantos, por proce­
dimientos
estrictamente publicitarios

o no, contribuyen a
im­
buir

en una juventud espiritualmente desorientada la idea, pue­
ril
y nefasta a· la

vez, de que
la• Humanidad, llegada a la edad
adulta,
ha encontrado el medio de dominar la vida, de distri­
buirla, de producirla a su antojo,
"como si se

tratase de uno de
los modos
de la energía sometidos hoy al cálculo y que, por
consiguiente, son tributarios del
ordenador?»
667
Fundaci\363n Speiro

VIH. ENTRE EL CONI'ROL DE LA NATAI.JDAD Y lA SEXOLOGÍA.
Siguen las incongruencias, como muestra por si solo el subtítulo que
antecede.
Pierre Gaxotte de la Academia Francesa, también en ABC do­
minical, publicó el 4 de marzo de 1973, con el título "Los MANÍA.Cos DE LA
SEXOLOGÍA", el trabajo al. que ,recortamos estos párrafos:
« ... ¿1de qué se trata? De estos maníacos que llev:an toga,
vestido o
pantalón y
que acaban de descubrir el sexo. Yo creo
que hasta ahora no habían oído hablar de él y son presa de
una borrachera orgullosa y de una locura de predicación que
atormenta sus pequefíos cerebros, ohligáudoles a confiar a todos
y cada uno el descubrimiento
qué acaban de hacer. Escuchán­
doles se

podría pensar que
desde la Creación del Mundo nin­
gún hombre ha si.do capaz de dejar embarazada a su mujer, que
ninguna pareja ha encontrado placer en
el amor y, al insinuarles
con
mil precauciones que en el Paraíso Terrenal, después de
un cuarto de hora de
conversación~ Adán
y Eva supieron mu·
chas cosas,
te traspasan con su mirada de desprecio.»
«... ¿ qué es, señoras y sefioces, lo que los sexólogos podrán
contar a
sus discípulos?
Cuando
dur:wte dos
o tres años hayan
perorado sobre los
gambetos y

los cromosomas, estarán
al final
de su ciencia. También puede uno preguntarse si el verdadero
objeto de tal movilización no es la liberación de algunos
pe­
dagogos

femeninos y masculinos a quienes la vida no ha pro­
porcionado las satisfacciones amorosas
que esperaban

de ella.
Si la hipótesis
es exacta,

-estos desgraciados van a poder decir
en alto lo
que piensan en secreto, emplear ante testigos · las pa­
labras
que no osaban pronunciar
y describir con glotonería las
voluptuosidades
que a

ellos les faltaron. ¡Ay!
¡Ay!»
Pero para esto los hombres:
« . . no tienen necesidad de teorías, ni de cursos ni de pro­
fesores.»
., . .
«... Desde httce miles de años los hombres conocen y hacen
lo que el señor Fontanet quiere ahora
enseñarles.»
Esta subversión mental, que, como todas las de .este género, conduce
a

la
subversión social, es utilizada también por quienes maniobran a favor
de tcx1as las subversiones que prcxlucen la disolución, el "solve", para
668
Fundaci\363n Speiro

permith-les imponer luego el totalitarismo con el que qtÍieren introducir el
orden artificial de su "coagula", que forzosamente será imperativo y coer-­
citivo. También Pierre Gaxotte muestra este hecho que observa en la
propaganda del erotismo:
«El asunto debería tomarse desde otro punto de vista. Los
campeones de
la «liberación sexuab pertene.cen todos, o casi
todos, a
los pártidos
de extrema izquierda, comunistas o izquier­
distas. No

resulta
difícil apreciar que su intención es utilizar la
Universidad para demoler la familia. Las teorías que profesan,
los
pasquines que

reparten, los
textos que co~entan., están
orien­
tados en el
mismo sentido: arruinar la

autoridad de los
padres,
hacerles

perder a los hijos
, el
respeto y la confianza que de
forma natural tienen en ellos. Guerra de generaciones en lugar de lucha de clases es una estrategia
conocida. En

esta maniobra
no
hay más

que una razón para
sorprenrderse: que
el Estado
actual se convierta, de
forma permanente,

en instrumento y en
cómplice. Pero,
¿a dónde

llevará la destrucción de la
fami:lia?»
669
Fundaci\363n Speiro