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Número 115-116

Serie XII

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La festividad de San Fernando en Madrid. [Crónica de la Festividad de San Fernando 1973]

LA FESTIVIDAD DE SAN FERNA~"l)O EN MADRID
Un año más de perseverancia en el estudio y difusión de nues­
tros ideales nos ha deparado a los grupos de Madrid la alegría de
reunirnos todos por décimotercera vez el día de nuestro santo
Pai.rón. Primero,

en la Santa Misa, para comulgar juntos, a la an­
tigua usanza. Después, en una cena que también se ha hecho tra­
dicional.
De la
Misa debemos

destacar en esta crónica Ja homilía del cele­
brante, Padre Aragoneses: extensa, amena
ror su agudeza y bien
decir, y llena de sabia doctrina.
Gloró el mandato de Cristo, «Dad
al César lo que es del César y a Dios
lo que es de Dios», observando
que, si no damos al César lo que es del César, no
~aremos a
Dios
lo que es de Dios.
L~. parte

profana de
la conmemoración empezó ya antes de 1a
cena, antes y después de la Misa, -con encuentros, saludos y tertulias
de los que animados por una misma manera de pensar no podemos
a '. o largo del año vemos
y cambiar impresiones con la frecuencia
que bien quisiéramos. La cena discurrió con
la mayor animación
y también expectación ante los discursos
finales. Inició
este remate
intelectual de la reunión,
Rocío Montes, hija de nuestro infatigable
Rafael, ya muy adentrada en la carrera de Derecho. Con gran sim­ patía
y soltura señaló las coordenadas de la situacióri achlal de la
Iglesia y ante ellas, los medios que ponemos en juego los amigos
de «La Ciudad Católica» para conservarnos dentro de
la verdadera
Iglesia, por medio de la fe, de Ja
oración y de]

estudio. No hay
que explicar que fue muy aplaudida, muy especialmente desde las mesas de
los jóvenes.
Don José Antonio Camón señaló cómo nuestra ansia de plasmar
en
la realidad de nuestras vidas la doctrina social de la Iglesia, nos lleva
al encuentro

de un mundo,
el actual, que no se sabe exactamente d
es

mejor o peor que el pasado y
el futuro1 pero que sí es, ciertamente,
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bastante mediocre. Si San Fernando levantara cabeza vería una so­
ciedad
en crisis moral y
religiosa, donde

la Caridad se halla
desvir­
tuada.

Si nuestro cimiento no es Dios y su doctrina, no podemos
construir una sociedad fuerte y duradera. Nuestra misión es luchar
por la presencia de Dios en
la sociedad y por la subordinación de
la sociedad a su divina doctrina. Propuso como ejemplo de esta lucha
a San Fernando, que fue
rey y fue santo; fue guerrero y amplió la
Reconquista; fue hombre y respetó a los hombres. Su valor, su acier­
to, su habilidad, los recibió de la observancia durante toda su vida
del santo

temor de Díos, y esa fue la causa de su grandeza.
Finalmente, Don José Antonio García de Cortázar, que había
venido expresamente de Alcoy para estar con nosotros ese día, rasgo
que agradecemos vivamente, pronunció un discurso de gran elocuen­
cia. Recordó el sentido de nuestra lucha frente a un mundo domi­
nado por ídolos anticristianos. Los amigos de «la Ciudad Católica»
estamos unidos en
lo fundamental para la defensa de los módulos
del cristianismo,
y sin embargo, quedamos libres en lo accidental.
San Fernando es
el príncipe cristiano ejemplar, que supo imprimir
su santidad
y sus virtudes a todos sus quehaceres: Reconquista, obra
legislativa y cultural. Muchos dicen que nuestra tarea de estudiar no
es
una tarea

romántica, pero no deja de serlo por la belleza del rasgo
de quienes
s.in descanso

ni _desmayo trabajan en la soledad. Tam­
poco se puede decir que no sea católica una tarea que se asienta fir­
memente en
la realidad y tiene la fuerza del cuerpo doctrinal ver­
dadero.
Terminados los actos, tan felices, ahora a seguir trabajando,
y hasta
el año que viene, si Dios quiere.
Eugenio Cervero.
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