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Número 121-122

Serie XIII

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Fe y ciencia

FE Y CIENCIA
La vieja cuestión de las relaciones entre Fe y Ciencia.
« Vieja y willada e, la cuestión de si la fe y la ciencia están o de­
" ben estar separadas \o .ron opuestas entre sí o, por. el contrario, si la "una concuerda con la otra y pueden _ayudarse mutuamente. éonvie­
JJne decir abierta y claramente que no existe ninguna repugnancia ob­
,, jetiva e insanable entre la verdad que se recibe por la fe ,y la verdad
nque
se conoce por la ra~ón. Las diferencias y discrepa.ncias, •si sur­
"gen entre ambas
algunas

veces, deben
ser atribuidas a la

debilidad
"a que están fácilmente sujetos los

juicios humanos.
Más aún, lo,r
''estudios
científicos

pueden, por
su misma naturaleza, confirmar "la fe y la Revelación divina. 1'La lgleJia reverencia, honra y admira los progrejos que se reali­
"zan en
las diversas ciencias, ·ji no duda en afirmar que el campo en
"que se desarrolla la más alta investigaci6n está regido por ·unas leyes '1y un orden propio, y goza de una ci_erta autonomía, con tal de
que
"ello
re.rponda a la voluntad del Creador.»
PAULO VI: Carta Pontificia al cardenal primado
de Polonia con motivo del
V Centenario del naci­
miento de Copérnico («O. R.»,19-29 febrero 1973; original latino, traducción de
Ecclnia núm. 1.633
del
10 de marzo).
Es un lugar común, que no resiste un examen detallado y ob­
jetivo, el tópico de la
oposición entre

la ciencia
y la fe.
«Pero vosotfos sois 1también hombres de ciecía, hombres de una
"cttltura que

se mantiene
dentfo ;de los

límites de
la experiencia y de "la razón,
hombres de
amplios horizontes; y creéis en la fecundidad Hde una búsqueda permanente, que encuentra en ·la

duda y en
la crí­"tica su alimento normal. ¿NQ habrá en

eso un carácter que os
dis­
"tingue
de

nosotros -hombres, de
la fe y de la certez({,------y que os "orienta hacia

el
futuro y hacia el progreso, relegándonos a nositros
"totalmente en el
pasado y en el inmovilismo dogmático? !La distin­
"ción,
ciertamente,

existe;
pero no crea,

por ello, esta oposición que
3
Fundaci\363n Speiro

"una mentalidad superficial y preconcebida establece frecuentemente
"entre la

ciencia
y la

fe. Se
trata de un lugar común

de la controver­
"sia cultu,ral de

nuestra época; pero no resiste
un examen
detallado
"y objetivo.»
PAU_LO VI: Alocución al Congreso Mundial del
Colegió Internacional
de Grujanos (1-VI-72) («O.
R.», 2-3
junio 1972;

oríginal francés; traducción de
Ecclesia núm. 1.597 del 24 de· junio de 1972).
No hay oposición entre la fe y la ciencia, sino que. ésta prepa­
ra para el encuentro con -Dios.
«Es una realidad que el saber humano, por desmollado que esté,
"no está, ni podrá estar en

oposición con
la Je: «La ciencia, que

es co­
"nocimiento verdadero de

las
cosas, jamás está en o-posición con

las
'1verdades
de la fe cristia-na».
"Más
todavía, el uno y la ot,a pueden estar integrados en }a uni­
''dad del espíritu humano, conservando totalmente su propia autono­
''11'/IÍa, como enseña el Concilio Vaticano 'I: «La fe y la raz6n •.. se
"prestan
ayuda mutua».-
"
"Según la constitución pastoral "Gaudiwri et Spes", que "resume
"por· ¡u cuent·a la enseñanza del

Concilio Vaticano
1",-la Iglesia "afi,r­
"ma
la

autonomía
legítima de

la
cultura .Y particula,rmente la

de las
"ciencias", can "sus
,principios y sÚ método _propio en sus campos res­
"pectivos". _Pero

esta disciplina, que tan
perfectamente puede "con­
"tribui,r a abrir a

la
familia humana a

los más nobles valores de
la
"verdad, del bien y de la belleza, ;1 a una visión de las cosas que tenga
"valor universal",

puede también
prepMar al
hombre a
reconocer y a
"aceptar la

verdad en
JU plenitud, con tal de que no considere "in­
"justamente los métodos de investigación que le son p,ropios como
"regla suprema para

el
descubrimiento de toda verdad'~. Es el mismo
"Dios el que ha creado el mundo con sus
leyes que
vosotros escrutáis
"-"todas las cosas en los cielos y sobre la
tierra, lai visibles y las
"invisibles" -y

que se
revela a los

hombres y les
trae la salvación en
"Jesucristo. Es

el
espíritu humano

mismo el que es apto
para escu­
J'driñar
los

secretos de la
creación y para "dominar la tierra", y para
"reconocer y pMa aceptar al mismo' tiempo, "bajo el impulso de la
"gracia", el don que Dios le ha hecho de Sí mismo: "El Verbo de
"Dios que, antes de hacerse carne pMa salvar y recapitular a todo en
nEl, era ya

en el mundo como la
"verdadera luz
que ilumina a
todo_
"hombre". ¿"Cómo no

va a estimular la
Iglesia la investigación, el des~
4
Fundaci\363n Speiro

"cubrimiento y ta conqui.rta de este universo que, en su maravillo.ra y
"admirable riqueza nos conduce, desde lo infinitamente pequeño a lo
"infinitamente grande,

hacia lo. invisible que es la fuente de lo
visi-
11ble?
"
}'Pero ¿que es lo que impide reconocer al espíritu, sobre el terre­
"no filosófico, la posibilidad de remontarse al principio trascendente,
"al Creador,

"causa de
subsistir y razón de entender y orden de vi-
11vir?".
Con demasiada frecuencia

hoy
día se

duda de este poder.
11 "Cuanto más la cien"cia, al perfecciomw sus métodos., somete el mun­
"do
al hombre, tanto más, en revancha, el ser, que no se deja someter,
"se escapa
... , surge

entonces la tentación del agnosticismo".
Pem no
!!sabríamos mantenernos en semejante· actitud. "La inteligencia no pue­
JJ de en modo alguno abdicar,· ella no puede renunciar a -Su ley formal,
n que

es
juzgar, es decir 1 afirmar
siempre". Constituye

para el
espíri­
"tu humano
como una "necesidad irreprensible de

poseer en
cada 1'momento

de su aventura temporal
y en cada estado de sus conoci­
nmientos una_
idea explicativa del conjunto de las cosas".
""Se habla

frecuentemente de la muerte de Dios"; ¿pero no
será
"más
bien

la muerte del
hombre y de su pensamiento en su forma
"superior? Sin este recurso a Dios, fuente del ser,
en. efecto,
ella
pa­
"rece

disiparse
en la

opacidad
y la incomprensibilidad de las cosas,
"la ignorancia de una unidad que alli preside, y de una finalidad de
"un orden 'f!tisterioso que

son inseparables de ella, llevándola a
en­
,,
contrar una absurdidad

que no existe sino en su propia marcha.
'_' ¿Acaso

estáis vosotros mejor preservados que otros contra lo que es
"necesario llamar una verdadera. enfermedad del espíritu, vosotros
"que escrutáis

objetivamente las ciencias de la
natU1'aleza, de
la
as­
"trofísica,
de

la física? Porque la
inteligencia,. por
su mismo
movi­
"miento,
si

no se. queda
en la superficie de la realidad, se eleva al
"nivel de su causa
trascendente, el

absoluto
verdadero, que
da consis­
"tencia a

toda la
c-reaci6n y en primer lugar al espíritu humano, sin
"confundirse jamás con

él. Como se ha dicho con tanta fortuna, la
/}inteligencia es.

"necesariamente, al mismo tiempo que un poder de
n asimilación,

un
poder de

elevación... Ella capta en todas
las -realida­
"
des para qué sirven, es decir, están

abiertas hacia la iluminaci6n del
nactd. Y

de este modo 1 con
justicia, se

puede
decir que
ella es
eZ-sen­
"tido

de
lo divino, la facultad ávida y hábil para reconocer las huellas
"de Dios,"
"
"Existe aquí, es necesario. -repetirlo, un desa,-,-ollo natural del pen­
"samiento1
en
su lógica
fundamenta/. 1 .Y no salto indebido,

como
lo
"pretende un mentalidad antimetafi.rica abusivamente calificada de
Fundaci\363n Speiro

"ciencia. La verdadera ciencia, le¡o.r de frenar el impulso del pensa­
"miento,
constituye
una
plataforma que
le
permite elevarse en

este
"mismo impulso, hacia Aquel

.que le
facilita generosamente su ali­
"mento.»
PAULO V!: Alocución a la Pontificia Academia
_de Ciencias del 18 de
abril de
1970; texto francés
de
L'Osservatore Romana del 19, texto en castella­
no: Ecclesia núin. 1.488 del 2.'5 de abril).
La VIeJa objeción de la pretendida contraposición entre fe y
ciencia, la deshace esta misma que cuanto más· se dilata y
afirma tanto más tiene que reconocer el misterio en que
está inmersa.
«Algunos dogmas gratuitos de la mentalidad vigente deben des­
" arrollarse no Con mengua

del pensamiento
evolucionado y científico,
"en
el cual. hay quien estudia, quien

piensa
y quien se somete a la
"moda cultural, bus,ca un refugio de

certeza
y un título de ,prestigio,
"sino
con afirmación, corona y plenitud de un tal pensamiento. La
"vieja y siempre p1esente objeción de la oposición irreductible en­
"tte ciencia
y

fe,
objéoión que todavía sostiene la mentalidad mate­
"rialista y atea de tantos ambientes de la opinión pública, deberá so­
"meterse a las exigencias de

la ciencia misma, que, cuanto
más se
di­
"lata y afirma, tanto más debe reconocer el aumento del misterio en "que está inmerso el

campo de sus explotaciones.
Ninguna cosa,
nos
"enseña el buen sentido (

cfr.
"La obra siempre válida", de Garrigou­
"Lagrange,
Le sens commum), tiene en sí misma su razón de ser; y,
"si nosotros ampliamos nuestro conocimiento de las cosas, éstas nos
"remiten a/, problema existencial, que sólo un acto pensante y crea­
"tivo de

un Ser
por sí mismo

viviente, o sea
Diosi resuelve

con paz
"del pensamiento investigador

(cfr. Rom.,
Guardini, Il Dio vivente y
"Vie de la Foi: Christian Cbabanis, Dieu existe-t-il? Fayard, 173).»
PAULO VI: Alocución en la audiencia general del
miércoles
14 de
noviembre de 1973 ( «O. R.»,
15-XI-73;

original italiano;
traducción de Ecclesia nú­
mero I.668 del 24
de noviembre).
La ciencia y las dudas, la problemática, la insatisfacción, la
confrontación y el mundo moderno.
«Se dirá que a través de alguna grieta ha entrado el humo de Sa­
"tanás en

el templo de Dios. Hay
dudas, incertidumbre, ,problemática,
"inquietud,

insatisfacción, confrontación. Ya no se confía en
la Igle-
6
Fundaci\363n Speiro

"sia, se confía más en el primer profeta profano _;que 'nos viene á
"hablar desde algún periódico o desde algún movimiento social­
"para seguwle
y preguntarle si tiene la fórmula de la verdadera vida; 11y, por el contrario, no nos damos cuenta de que nosotros ya sOmos
"dueños
y maestros de ella. Ha entrado la duda en nuestras concien­
,, cías y ha entrado a través de ventanas que debian estar abiertas a la
"luz: la ciencia. Pero la ciencia está hecha para darnos verdades que
"no alejan
de

Dios, sino que nos lo hacen
buscar aún más y cele~
"brarle

con
m-ayor intensidad. Por

el
contrario, de

la ciencia ha
ve­
"nido
la crítica} ha venido la duda respecto

a todo lo
que existi y a
"todo lo que conocemos. Los
cientificos son

aquellos que
más Plm!a­
"tiva y
dolorosamente bajan la

frente y acaban por
enseñar: "no sé,
nno sabemos,

no podemos
saber". 11El cierto que la ciencia nos dice los límites de nuestro saber,
"pero

todo lo que nos proporciona
de positivo ·debería ser certeza; de­
"bería ser ímpul.10-,· debería ser riqueza,
debería aumentar nuestra ca­
"pacidad
de oración y

de himno·
al Señor; y,·po-r·el contrario, he aquí
"que
la enseñanza se convierte en palestra de confusi6n, en plurali­
"dad
que

ya no va de
acuerdo, en contradicciones a veces absurdas,
"Se ensalza el'progreso para luego poder demolerlo con las revo­
"luciones más extrañas y radicales, para negar todo lo que se ha con­
"quistado1 para volper
a ser primitivos después de-haber

exaltado tanto
"los progresos del mundo moderno.»
PAULO VI: Discutso del -día de los Santos Pe­
dro y Pab!o. del 29 de julio de 1972 (traducción de
agencia C. I. O.) .
El encuentro con Dios, fuera de los cálculos científicos.
«La religión puede nacer de procesos-espirituales extraños a los
"cálculos puramente científicos.

Es
un milagro
1 cieftamente; pero es,
1 'en cierto
sentido, normal
1 porque entra en la economía del reino de
"Dios. El encuentro con

Dios
,Puede realizarse fuera de. toda previ­
"sión nuestra; la
hagiografía

nos ofrece ejemplos
admff'ables de ellos 11y las crónicas de nuestra época registran algunos ejemplos clamoro­
"sos
de
este hecho ( cfr._, p. ej., A.
Frossand 1 Dieu

existe, je l'ai ren­
"contré, Fallard, 1969) ji otros innumerables que no han trascendido.
"Estamos

en la espera
carismática de
la
que hoy
tanto se habla; el
11espíritu sopla

donde
quie-re. No
seremos
nosot.ros los
que lo
extin­
"gamos, recordando las palabras de

San Pablo: "Non
vogliate epeg­
"nere lo Spiritu" (1 Tes. 5,19). Solame'nte dehMemos recordar jun­
"tos
las

siguientes palabras del mismo ap6stol: "Examinad todo, con-
7
Fundaci\363n Speiro

"servad lo que es bueno" (Ibid., 21); la célebre ''.discreción de los es­
"píritus" ·se im1_Jone en_ un campo donde la ilusión.pueie ser-faciU­
"úma.>>
Í' AuLO VJ: Alocución. en 1a ~~dien~ia general del miércó1es, 21 de febrero de 1973 («O. R.», 22 de febrero de 1973; original italiano; traducción de
Ecdesia núm. 1.632 del 3 de marzo).
La ciencia no }>asta. El .utilitar_ismo que la domina la ha h~Cho
· opa.Ca
e insu:ficie~te para

llegar a
la profunda razón· de ser.
«¿Basta la ciencia?, con toda su incalculable abundancia. de -apli­
"caci,ones. técnicas. La ciencitl, en su momento puro-,· de ·_análisis, de
"investigación,
de-
experimento, de descubrimiento, no -htice ·sino am­"pliar· el campo ·del cantJciJitiento;· de un conáci'miento _que no expli­
"ca su ·profunda ráz6n
de ser,-:f que" .suscita; cada vez mas ·grave y "ameizazador, el--ro:rtra 'del .misterio, el intet'f'ogante:.implacable del
''porqué P,imero y absoluto. de lo que Conocenios,_ y que se .. vUelVe
Jjtormento deslumbradOr p':ara quien
niega .. al pensamiento -su l6gico
"p,roces'o,
el

vuelo
h'acia el Princi,,pio Creador, hacia la Sabiduría re-ve­
"lada
1/ esé.ondida, Casi cómo en un ·sacramento, en-las cosaJ "esttidia­
Jjdas. En
este

punto es
necesario ob1ervdr un h"echo.cápital con respei:­
"to
al

pensamiento científico
. moderno; éste

no
sffve, prácticamente,
"a-11 crmtemplació'n:,
es deci,r,- al descubrimiento, posterior al de su es­
"tudio eSpecífico, ·Je· l'as
notaS_!,f{ue .:proceden de las cosas conocidaJ,
"es decir, et
orden,

la
complejidad, la ley, la' grandeza, el poder, la be­
''lleza
... , reflejos

todos puestos
en evidencia por

la observación
·cientí­
"fica, refl-ejós-
-de. :'l!n _pentam-iento generador, ilimitado

e
inm:anente;·
"pero pronto ha prevalecido una preocupación, la de utilizar para
"fines prácticos, eS decir, ·para aplicaciOnes técnicas, las verdades arran­
"cad.as
a

las cosas. De
este_.1JU}do, el utilitarismo ha
dominado a la
cien­
"cia, y
la ha hecho

-opaca,
y, bajo
algunos aspectos, peligrosa; sin voz
"para "el espíritu humano,

si no es la legítima, pero
ins11,ficiente1 del 11cálculo sobre su empleo en beneficio de la vida temporal del hom­
" bre, el cual ha usufructuado y gozado de todos. los hallazgos cienti­
"ficos, que se han hecho disponibles por instrumentos técnicos muy
"geniales,
pero
sin que aumentase
su verdadera felicidad y se apla-
"case la

sed misteriosa de
vida de su corazón.» ·
8
PAULO VI: Alocución en la audiencia genera_l del
miércoles 10 de octubre de 1973 («O.
R.», 11. de
octubre de 1973; original italiano; traducción de
Eccle.ria núm. 1.663 del 20 de octubre).
Fundaci\363n Speiro

Insuficiencia del plantramiento_; __ científico_ para __ responder a
ciertos interrogantes psicológicos
y metafísicos.
« ••. el ánimo del científico de hoy se abre má.r fácilmente a los
11 valores religiosos y morales: advierte cada
vez más que sus conquis­
"tas no bastan-al hombre, no -bastan aJ. pensamiento científico, -ni po-
11drán dtn jamás una respuesta satisfactoria a los más graves inte-rro-
11ga?'Jtes
psicológicos-,y metafísicoi .que en todo tiempo se .-han plan­
"teado y a su conciencia sobre su origen, su destino, el significado de
"su existencia.»
PAULO VI: A los médicos participantes en el XI
Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de Pa­
tología
(te:ii.to italiano
en
L'Osservatore Romano del
1 de noviembre de 1969; texto en castellano:
Eccie­
.Iia núm. 1.466, del 15 de noviembre).
A pesar de su autonomía cada ciencia necesita sintonizar con
las demás
y todas del fundamento de los conocimientos
metafísicos
y religioEos que sólo la filosofía y la teología
pueden ofrecerles.
«Nunca como hoy cada ciencia --i-ncluso en el respeto de la pro­
" pia autonomía-

necesita
sintoniz.ar con _las otras ciencias, y todas
"necesitan de una acla,-_ación filosófico-religiosa.

Si esto debe decirse de
"toda Universidad que quiera mantenerse fiel

a su título de
"U-ni­
"versitas scientiarum",
con mayor raz6n debe afif'marse de una Un-;,­
"versidad
católica. Una verdadera cultura, carente

de perspectiva es­
"piritual, difícilmente

puede
ser concebida;

como es igualmente
ini­
"maginable una
cultura

auténtica carente de amor
y de culto a la
"verdad, De

este modo,
una ciencia no integrada

en un
Contexto hu­
"mano, es decir, que

se desarrollase fuera de un
r8cto concepto
del
"hombre_ y del mundo, sería mutilada y estéril. Las ciencias humanas
"y natu-rales tienen necesidad del fundamento de conocimientos me­
"tafísicos y religiosos, que solamente la filosofía y la teología están
"en
disposici6n de ofrecer; por otra pirte, las ciencias teológicas no
"pueden p,rescindir de las valiosas conquistas que las ciencias natu­
"rales
y humanas consiguen sobre el mundo, sobre la vida, sobre el
"hombre.»
PA:JLO VI: Alocución al profesor José Lazzati,
Rector de la Universidad Católica del ·Sagrado
Co­
razón de Milán del 12 de diciembre de 1971; ori­
ginal
it.ilíano; traducción
de
Ecclesia núm. 1.582
del
4 de marzo de 1972.
9
Fundaci\363n Speiro

E,! olvido esencial que sufre la sociología.
«En ta actualidad hay una parte de los estudios de la Humanidad
"-la llamada sociología--que prescinde de este contacto con Dios.
"Por el contrario, la sociologia de San Pedro, ta sociología de la lgle­
"sia, al estudia, a -los -hombres, pone en· evidencia precisamente este
"aspecto sacral,
de conversación con

el
Inefable, con
Dios, con el
mun­
"do divino, y ello hay que afirmarlo en el e,tudio de todas las dife­
"renciaciones humanas.»
PAULO VI: Discurso del día de-los Santos Pedro
y Pablo del 29 de julio de 1972 (traducción de
agencia C. l. O.).
BREVE SINTESI.S DE MORAL SOCIAL, NATURAL
Y CRISTIANA
POR
MIGUEL IBAi:tEZ PEREZ
l. DOCTRINA SOCIA!. CRISTIANA
II. PRINCIPIO DE NO CONTRADICCION
III. LIBERTAD, DIGNIDAD, RESPONSABILIDAD
IV. PROPIEDAD PRIVADA
Y BIEN COMUN
V. CUERPOS
IN"l'ERMEDIOS Y PRECEPTO MORA!. DE SUB­
SIDIARIEDAD
VI. EL ERROR MODERNO
10
Fundaci\363n Speiro