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Número 128-129

Serie XIII

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Dialéctica. Lucha de clases. Situaciones en conflicto. Revolución. Terrorismo

DIALECTICA • LUCHA DE CLASES • SITUACIONES EN
CONFLICTO -
RIEVULUCION • TERRORISMO
El plan de Dios en el mundo es un designio de amor y no un
dualismo
irreductible o

una
lucha dialéctica que lleve a

una
armonía total.
"c"Por qué se ven Jurgir divergencias tan numerosas, tan diversas,
"tan ·tenaces, que provocan semejantes conflictos entre los hombres?
"¿De dónde

viene,
pUe.r, esta tendéncia -incluso entre los

hombres
"de buena voluntad, p,eocupados por el bien común--a endurecer 11estas oposiciones· constantemente renacientes, a radicalizar estos en­
"frentamientos, hasta
co"er ·et riesgo ·de poner en peligro su querer
"vivir personal y comun#ario? ¿Cómo explicar a/, mismo tiempo la
"permanencia de un dereo de unidad por encima de los conflictos,
"y el crecimiento de un sentimiento de solidaridad ampliado a las
"dimensiones del mundo? -
JIPara
un cris"Uano, la
respuesta no procede, vosotros lo sabéis,
"de un dualismo irreductible, o de una dialécti,a en la que la lucha
"entre las fuerzas hostiles sería el camino ohliga4o hacia una t11mo­
"nía total,.
El plan de Dios sobre el mundo es un designio de am,or
"y de paz entre el hombre y la mujer, al igual que entre las diversas
''comunidades humanas deshechas

por el
pecado (cfr. Gen., 3,
4
y 11),
"Y Cristo

ha
venido a derribar el muro de odio que separa a los
"hombres

(cfr. Efes., 11, 52). Tal es nuestra fe
y nuestra esperanza, 11tal es la fuente inalterable de nuestro e1mor/'
Carta del Cardenal_ Juan Villot, como Secretario
de
Estado,' en
nombre del
Papa a
la LVIII semana
social de Francia
(3 de

julio de 1971;
texto fran­
cés,

traducción de
Scclesia ·núm. 1.550

del 17 de
julio).
¡No! a la lucha _de clases y alerta ante las ideas sin garantía
de
verdad
y felicidad que llevan a la rebelión.
"DeJeamos _hacer sentir a todos, con humilde pero sincero afécto, 11que la Íglesia piensa.en ellos, y mira sus aspiraciones de justicia ,¡'de 11 pro gres o con simpatía sOlidttria.
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Fundaci\363n Speiro

"Solamente teme que la agitación de su lucha introduzca el· es­
"píritu de odio,

de venganza, de
violencia en los co1azone,r de aqué­
"llos
y cierre sobre sus o¡os la visión verdadera y total de los bienes 11espirituales, que en no menor medida que los económicos· son ne­
" ces arios para su vida y son dignos de su condición soda/. Cristo fue
"pobre, Cristo
fue también traba¡ador; Cristo encontró la oposición
"y la incompren.ri6n de sus contemporáneos, Cristo sufrió y murió
"por liberarnos a todos nosotros de nuestros pecados, y para hacernos
"a todos hermanos y herederos de una vida inmortal, que supera los
'1Umites de esta nuestra
vida m01'tal y presente/'
"
"Vemos frecuentemente a todos vosotros fascinados por ideas
''que en muchas ocasiones vienen de

lejos, con el
atractivo de
la
"rebelión, pero sin
garantla de verdad y de felicidad ... "
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 1 de mayo (originá1 italiano, «O.
R.», 2-3 de mayo de 1974; traducción de Ecc/esia
núm. 1.691 del 18 de ma}:o).
¿Son acaso "comunitarios" la superlativa valoración de las pre­
rrogativas carismáticas, el pluralismo
doctrinal arbitrario
y centrífugo, la crítica agresiva y demoledora de la familia
eclesial, y la búsqueda de la eficacia en el
choque de in­
tereses de clases?
"¿Pero podemos decir (jue un verdadero espíritu comunitario re­
" corre hoy por doquier el cuerpo de la Iglesia? ¿No se observa una
"tendencia acusada a formar grupos cerrados y refractarios a la amis­
"tad comunitaria y eclesial? ¿A qué tiende, frecuentemente, la gra­
"tuita supervaloraci-ón dé las prerrogativas carismáticas, olvidando
"que éstas,
si bien verdaderas, deben estar orientadas a la utilidad
"de la comunidad ( cfr. 1 Cor., 12, 7), y enfrentándolas frecuente­
"mente a las formas auténticas, institucioncdes de la l'glesia? ¿Dónde
"quiere llegar cierto indiscriminado plu-raUsmo doctrinal, arbitrario
"y centrifugo? ¿Y a dónde el acento de la fraternidad en una critica
"habitual
y agresiva, demoledora de la estima y de la adhesión debida
"a
la
familia eclesial y a quien le

['Msta el
servido pastoral de

la
"orientación J' de

la
potestad responsable?
¿A
dónde la caridad cris-
11tiana1 en fórmulas sociales, que buscan su eficacia en corrientes
904
Fundaci\363n Speiro

"cualificada, del egoísmo de clases 'Y del choque de los intereses
"econ6micos?"
PAúLo VI: Alocud6n en la audiencia general
del 21 de julio- de 1971 (traducción de Ecclesia
núm. 1.552, del 31 de julio).
Las situaciones de conflicto jamás podrán mperars.e sin una
veMadera conversión del corazón.
"Es que el pecado marca profunáamente el corazón del hombre,
"desde Adán y Eva 'Y Caín, el homicida. La herida introducida en el
"seno de la pareja y de la familia y entre los pueblos envenena las
"relaciones, las cubre de agresividad y opone a unos contra otros y
u a los partidarios que tiene en primer lugar levantados contra Dios.
"«En efecto, nos dice ]eJucristo1 del corazón eJ de donde surgen los
"pensamientos malvados, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos}
"falsos
testimonios, difamaciones» (Mt.,
15, 19). El conflicto,
de sim­
"ple oposición entre intereses exteriores, se convierte en oposición
"interior 'Y confirma a los hombres 'Y a los grupos en su orgullo 'Y en
"su .ruficiencia egoísta, haciéndolo1 incapaces de reconocer en el
}}prójimo este hermano creado como ellos a imagen de Dios, redimido
"con
su sangre, y llamado a convertirse en su hijo en la gran familia
"de los hijos de Dios. El cristiano no debería olvidarlo: las situaciones
"de
conflicto jamás podrán ser consideradas en su profundidad 'Y su,­
"peradas de verdad sin una verdadera conversión del corazón, ,in
el
,, hambre de una justicia mayor, sin espú-itu de paz, en una palabra,
"sin

este amor
purificador y unificador que es un don del Espmtu
Carta del Cardenal Juan Villot, como Secretario
de
Estado, en nombre del Papa, a la LVIII semana
social de Francia (3 de julio de 1971_; texto fran­
cés, traducción de
Ecclesia núm.
1.SS0 del 17 de
julio).
Responsabilidad por las situaciones de conflicto que al límite
podrían provocar una regresión
social.
" ... el limite que las situaciones de conflicto no sabrían normal­
"
mente superar sin provoca, una verdadera regresi6n social, genera­
" dora de graves daños para la justicia, la paz 'Y el mismo progreso.
"¿No
hay ah/ para todos las cristianos una respomabüidad particular:
Fundaci\363n Speiro

"despertar sin pérdida de tiempo. a unos. y a otros a un sentido de
JJ ahora en adelante ampliado, de esta solidaridad que los une?"
Carta del Cardenal Juan Villot, como Secretario
de Estado", en nombre del Papa, a la LVIII semana
social de Francia (3 de julio de 1971; texto fran­
cés, traducción de Eccle1ia núm. 1.550 del 17 de
julio).
Revolución: ¿ hacemos de esta palabra un mito desastroso y
angustioso?
"c"No estamos educados con espíritu revolucionario? c"Qué exPraor­
"dinaria apología se f?a hecho hoy de la revolución como ideal-, como
"sistema, como fuente de derecho, mejor dicho, de justicia, para que
"la
masa, digamos mejor el
pueblo, los maestros
y los dirigentes de la .
"sociedad no se dejen cotwen"t:er, auto convencer, que la revoluci6n
"por sí misma es deber y después origen de obligación moral? Y esta
"obligación ¿'Será bist6ricamente momentánea o será progresiva?,
"¿dónde estará la so.ciedad,-la convivencia, la dvilización? ¿No estamos
"abusando de

esta explosiva palabra
«revolución» para
hacer de ella
JJun mito desastroso, o al menos angusioso? Y, además, toda revolu­
JJción
¿no reivindica para sí el
arbitrio
absoluto, el
derecho
indiscu­
"tible
de convertM'se.· en dominio

despótico
y opresor tan pronto se
"ha impuesto y derrotado ~-su.r propios oponentes? ¿Qué régimen es
"más rigurosamente conservador que

el
revolucionario?"
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 9 de agosto de 1972 (
«O. R.», 10
de agosto de 1972; original italiano; traducción
de
Ecclesia núm. 1.606 del 26 de agosto).
Las confusiones y revoluciones fruto de la falta de principios
o
de
su carácter

equivocado, infundado,
mudable y utópico.
"Las confusiones y las revoluciones, por las que sufre nueÍtra
"vida moderna,
se

deben
principalmente a
esto: que ella no tiene
"principios verdaderos, sólidos, fecundos,

O los
tiene equivocados y
"mudables, o míticos, gratuitos y utópicos. Artificiales y arbitrarios.
"Admitidos

por la ocasión, por comodidad
y necesidad de acción;
"pero sin verdadera. raíz en

la realidad, Y,
desgraciadamente, nuestra
"época se ha resignado a este esée"pticismo de pensamiento y de moral.
"No sabemos

afirmar la verdad objetiva
y estable; se juega con las
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Fundaci\363n Speiro

"teorias y la.r opiniones, No teniendo ya un patrimonio seguro y válido
"de ideas, necesario para dar a la vida su . .expteJión idealJ coherénte
"y orgánica, lo sustituimos con sisteina.r provisionales de voluntaris­
"mos, teóricos· o personales, en un esfuerzo por salv(llfflos del caos
"de" la ancirquía especulativa y prácti'ca. Necesitamos una filosofía
"verdadera y humana. RecOf'demos una vez más a Pascal: «Esforcé­
"monos\en pfflfar
bien; estC es

el
principio de
la moral»
(Pensamien-
11tos, 347).1'
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del 16 de junio de 1971; traducción de EccJeJia
núm. 1.148 del 3 de julio.
El odio, la venganza y la ~epresalia a que ha llevado el ,pen.sa­
miento agnóstico contemporáneo a una juventud entre~ada
a

la veleidad
subversiva al
no hallar ideales
firmes y ele­
vados.
"Notamos que en ciertos sectores explota la indignación con pro­
"pósitos y con manifestaciones de odio, de venganza y represal.ia/ Y·
"Nos parece
que

este
procedimi.ento no conduce a la'Justa reparación
"y a la concordia que es necesario restablecer. Después Nos parece
"ver una inmensa muchedumbre

de gente
humillada, desconfiada, in­
"diferente y casi resignada al-pesitnismo moral y socia/. de un mundo
n
sin

principios
superiores y tonificantes.
"Y todo

esto explica el que
la juventud, cierta juventud, se en­
"tregue a empresas locas y audaces, antisocial-es y antihistóricas; esta
"juventud
busca ideales firmes y elevados y no los ha encontrado en
"la pedagogia agnóstica
del pensamiento contemporáneo r por ello
"se ha

entregado a los sucedáneos de la
veleidad subversiva. El riesgo
nha
sustituido al heroísmo; el éxito ha sido considerado como vic­
"toria; el interés económico

ha ocupado el puesto de
lá grandeza
"moral; el
hedonismo de la pasi6n y del placer ha falsificado el amor;
"una
fórmula teórica cualquiera de

moda se ha
atribuido la

función
"de la
verdad y la dignidad de la fe. De este modo el amor social se
J1ha adormecido y degenerado."
PAULO VI: Alocución en el Angelus del do­
mingo 11 de agosto de 1974 ( original italiano,
«O.
R.» 12-13 de agosto de 1974; traducción de
Ecclesia núm. 1. 706 del sábado 7 de septiembre).
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Fundaci\363n Speiro

La venganza y el terrorismo que castiga al inocente y desvanece
la confianza en la convivencia pacífica.
"-... la venganza no es un remedio,. sino un mal, que tiende a 1'repetH'se y a extenderse sin medida;
" -El terrorismo tampoco es digno de homlnes civilizados y va­
"lientes,· castiga a inocentes y desvanece la confianza en la conviven­
"cia pacífica."
90S
PAULO VI: Mensaje en el Angelus, 17 de sep­
tiembre de 1972 ( «O.
R.», original italiano; tra­ducción de Ecclesía núm. 1.616 del 4 de no­viembre).
Fundaci\363n Speiro