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Número 128-129

Serie XIII

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Retórica, erudición, documentación e informática

RETORICA, ERUDICION, DOCUMENTACION E
INFORMATICA
POR
JULIO GARRIDO.
La adquisición y la trallsmisión del conocimiento son los dos
aspectos fundamentales de la historia cultural de· ¡a humanidad; pero
los conocimientos que adquirimos por nosotros mismos son muy re­
ducidos frente a los que nos transmiten los autores que nos han pre­
cedido y lo que puede haber de original en nuestras estudios o en
nuestro pensamiento, sólo tiene valor para los demás si lo transmi­
timos utilizando algún medio de comunicación, sea hablado o escrito.
Por esto los medios de comunicación tienen una influencia decisiva
tanto para el que recibe como para el que emite ideás, datos o razo­
namientos.
Los métodos de transmisión del conocimiento han variado a lo
largo de la historia no sólo en su aspecto técnico o material sino
también en los principios en que se basan. La retórica, que fue la
preocupación principal de los autores desde la antigüedad hasta los
comienzos de
la edad contemporánea, dejó paso a la erudici6n y ésta
fue suplantada por
la documentaci6n. Finalmente, surge ahora otro
método que ha recibido
el nombre de informática.
De

la galanura de estilo que preconizaba la
retórica se
pasó al
intelectualismo de la erudición, de ésta a la primacía de lo cuantita­
tivo, o sea, a
la documentación y más adelante a una despersOnaliza­
ción de los conocimientos que confía más en los cerebros electrónicos
que en
la inteligencia individual, y considera más importante la ra­
pidez y la exhaustividad ae los datos que la valoración y la jerarquiza­
ción de los conocimientos. Cada uno de estos medios tiene sus ventajas,
ha producido re­
sultados beneficiosos y ha . sido de gran utilidad para la adquisición
y transmisión del conocimiento; querer prescindir de ellos puede ser
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la causa de que se malogren excelentes empresas intelectuales, pues
no se puede desconocet ninguno de ellos y
sietnpre es
peligroso man­
tenetse alejado de las tendencias del
tietnpo en . que

vivimos. Ocurre
aquí algo análogo a la relación que existe entre la religión y la filo­
sofía, pues a
pesat de

ser ésta un
meto auxiliar para

la religión, es
peligroso prescindir de ella porque, como dice Etienne Gilson:
"Cuan­
do la religión intenta establecer,e sobre las ruinas de la

filosofía, lo
normal es que surja .un filósofo decidido a fundar la filosofía sobre
las ruinas de la religión"
(1). Cuando se desprecian los medios auxi­
liares, éstos acaban, por reacción, en erigirse en rectores, pierden su
papel beneficioso y dan origen a desviaciones, aberraciones y errores.
Es importante valorar lo más exactamente posible los aspectos
positivos
y negativos de los medios auxiliares pues, el encauzarlos
correctamente, buscar los
límites de
su validez y señalar sus
peligros
siempre será ~na empresa que redundará en su favor.
La retórica
y el retorno del paganismo.
A pesar de que la retórica ha sido destetrada hace años de los
planes de estudio y hasta ha adquirido cierto significado peyorativo,
llámese como se llame. es y será utilizada, consciente o inconsciente­
mente, en . todo discurso oral o escrito. Este será tanto más atractivo,
convincente
y emocionante cuanto mejor se ajuste a las normas estu­
diadas y establecidas por los antiguos.
La ret6rica no es sino la forma externa, la. arquitectura precisa y
fluida de una exposición, el lógico encadenamiento de la argumen­
tación. Pero el discurso, por muy hetmoso que sea, puede también hacer
aparecer como vetdadero lo que es falso, como justo Jo que es injusto
y como bello
lo que es feo. Puede llegar a desarrollar, cuando se utiliza
de

modo indiscreto,.Ia idea que en todo existen
razones opuestas
más
o menos simétricas y, como decía Protágoras, puede convertirse en el
arte de hacer buena la razón mala.
Este auxiliar puede convettirse en perjudicial: en primer Jugar
(1) E. Gilson: La-Unidad de la experiencia filosófica, Madrid, 1973
(Rialp),
pág. 48.
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pru:a el mismo que lo utiliza, pues fomenta la vanidad y le incita a bus­
car el lucimiento en su exposición a la cual va unida, las más de las ve­
ces, la adulación de las pasiones y prejuicios del auditorio al que se
dirige. Más pernicioso resulta el abuso de la retórica cuando al
soqire
de

una bella exposición se
introducen deliberadru:nente ideas

malas o
falsas o se desvía la atención de los auditores o lectores a probemas se­
cundarios que actúan como cortina de humo para introducir idea.s de
contrabando. Algo de esto es
lo que pasó a mediados del siglo xv cuando se
resucitó
el interés por los autores de la antigüedad y se puso en
boga
de nuevo la mitología y la filosofía pagana con el pretexto de cul­
tura literaria, de arte oratoria o de galanura de estilo. Resultó así una
paganización-de la educación y, como cónsecuencia, un abandono
paulatino del interés por las verdades de la Religión en ru:as de un
humanismo que empezó llamándose cristiano pero que llevaba ya el
gérmen del -virus de la descristianización qÚ.e · había de desarrollarse
desde el siglo
XVIII hasta alcanzar su máxima virulencia en nuestros
días (2).
La erudición y el desarrollo del cientifismo.
Quizás la época en que alcanzó tnayor preponderancia la retórica
fue durante el siglo
XVIII en el que el ru:te de bien decir y escribir
era considerado com9 factor ese,ncial, los medios cultos más se de­
jaban influenciru: por la fortna elegante y mordaz de un Voltaire que
por
la validez y el rigor de sus razonamientos. Esta frivolidad, pre­
cursora de la Revolución francesa, no tardó en originar una reacción,
y
la retórica dejó paso a la erudición que adquirió cada vez más im­
portancia durante el siglo XIX. Ya no se trataba de deleitar, conven­
cer y conmover utilizando el arte de la retórica, sino de perslladir por
(2) Un estudio sobre la paganización de la enseñanza por la influencia
de la cultura clásica se encuentra en la obra del abate . J. Gaume Le Ver Ron~
geur de.s Sor:iétés modernes ou Je Pagani1me dan.r l'éducation, París, 1831.
Reeditado en Canadá ( ediciones Magnificat) 1973.
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medio de argw;nentos científicos e históricos manejados con criterio
racionalista
y objetivo.
Este predominio de la erudición fue el origen del desarrollo cien­
tífico
y en el dominio de las ideas la base de numerosas obras apo­
logéticas que procuraban demostrar con argumentos científicos la
credibilidad y la credentidad de la tesis o doctrina que se defendía.
Pero también sirvió la erudición como medio destructor cuando se
utilizaba no como auxiliar para buscar o defender
la verdad, sino
como ariete para destruirla.
El ataque más grave que se desencadenó en esta ·época contra la
verdad católica fue el que en nombre de
la erudición logró introducir
la idea de que ésta no era un mero auxiliar de la retórica, sino el ori.
gen más seguro (el único para algunos) para buscar y obtener la
verdad.
Uno de los autores más representativos de esta tendencia fue
Er­
nesto Renan que a partir de datos históricos y desde el pináculo de
su erudición doctoral, quiso presentar una versión original de los
orígenes del cristianismo que destruía insidiosamente todos los dog­
mas y principios del catolicismo. El análisis objetivo y detallado de
la obra de Renan (3) nos permite estudiar y poner de manifiesto las
debilidades de este método. La erudición desarrollada por Renan sólo
fue un instrumento para fundamentar
y demostrar ideas preconce­
bidas, pues
por muy completos y objetivos que sean los estudios de
los
eruditas siempre

se desarrollarán en base a ciertas ideas
funda­
mentales que establecen una jerarquía y una selección entre los nu­
merosos
y variados datos que m.anejaIL La erudición, por sí sola, no
puede llevarnos a
la obtención de la verdad, no es sino un auxiliar de
la . .retórica, es decir, un auxiliar de segundo orden en la confección
y estructuración del discurso.
Siempre es la erudición cualidad personal privativa de cada autor;
resulta, por lo tanto, limitada, pues cada uno establece en su memoria
y en sus archivos un criterio de selección y una jerarquización de los
( 3) Quizás el análisis más penetrante de la obra de Renan se encuentre
en un libro poco c_onocido del abate R. F. Guéttée, E. Renan devant la Science.
París, 1864.
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datos, referencias e ideas. Pero el erudito que quiere tratar un tema
determinado no puede limitarse a los datos que posee en su memoria,
en sus archivos o en su biblioteca; tiene que utilizar el mayor número
posible de referencias y así surge un auxiliar de la erudición que es
la documentación.
La documentación y el predominio de la cantidad sobre la
calidad.
Todos los eruditos han basado siempre sus estudios sobre la docu­
mentación, pero los documentos utilizados eran seleccionados y ana­
lizados por el mismo · erudito que establecía entre ellos criterios de
valoración cualitativa y adoptaba una actitud crítica y no aceptaba
de modo indiscriminado los datos en ellos contenidos. Algunos eru­
ditos llegaban a considerar que el exceso de documentación podía
perjudicar o impedir los planteas originales, pues acababa por ejer­
cer una influencia excesiva sobre aquellos que antes de estudiar un
tema determinado querían récojer todo lo que anteriormente se había
dicho sobre él.
Dos han sido los factores fundamentales que han contribuido a
entregar a los eruditos en los brazos de la documentación: el cre­
cimiento explosivo de la producción intelectual y la preponderancia
de las ciencias físico-naturales.
El número de investigadores más o menos eruditos ha crecido de
un modo exponencial en el mundo contemporáneo,
Ta

producción
de

libros, artículos
y memorias ha aumentado y se ha ido acumulando
de

modo que ahora cuando se quiere tratar de un tema y, sobre todo,
cuando se

quiere hacer un estudiO original, resulta necesario o por
lo menos muy útil el conocer
·Io que

ya
ha sido publicado anteiior­
ffiente.
De

aquí
la idea que antes de empezar a trabajar sobre un tema
determinado es necesario hácer una bibliografía lo más completa
posible. Esta idea tiene plena justificación en el dominio de las cien­
cias físico-naturales, pues en ellas todo trabajo original debe basarse
en lo conocido anteriormente y toda exposición de conjunto debe
tener en
cuenta el estado acrual de los conocimientos. Comó Ia,s
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JUUO GARRIDO
ciencias físico-namrales han sido las que han ten_ido más éxito y han
adquirido más popularidad en
las últimas décadas, os eruditos y es­
critores

que se
ücupan de

cuestiones alejadas de
la metodología de
las ciencias físicas no han podido sustraerse a un cierto mimetismo
con los investigadores científicos y han enfocado sus estudios de un
modo parecido
y la documentación ha adquirido un carácter cuan­
titativo, impersonal
y acumulativo, lo cual, unido con el aumento de
publicaciones, ha hecho muy difícil y a veces imposible a los eruditos
continuar con los métodos antiguos. Surgió así
la idea de publicar revistas bibliográficas que diesen
cuenta de las novedades
y crear centros de documentación científica
y -técnica en los que se podía encontrar una documentación completa
wbre el

tema deseado.
La documentación
científica y técnica ha adquirido caracteres
muy particulares que
han tenido hondas repercusiones sobre la do­
cumentación en general y han sido un factor no despreciable en la
evolución de
las ideas, tendencias y actitudes del mundo intelectual
contemporáneo. Vale la pena que nos detengamos un momento a
enunciarlas. En primer lugar
la documentación científica está constituida fun­
damentalmente por documentos monográficos (artículos de revista,
memorias, informes, etc.) cuya finalidad es estudiar con detalle y
profundidad casos particulares, resultados de observaciones o expe­ riencias, en resumen, ideas aisladas o hechos concretos; son los
tra­
bajos
de in,vestigati6n, meta, justificaci6n y gloria de los hombres de
ciencia que en general contienen potas ideas generales, pero sí datos
muy precisos_
y _análisis-perspicaces.
Estos documentos
de investigación
proliferan actualmente en
todos los países
y su número aumenta de un modo exponencial lle­
gando actualmente a rebasar la cifra fabulosa de un mi116n de docu­ mentos al año; cada diez años
se duplica esta cifra de modo que muy
probablemente

en 1984 teudremos al año más de dos millones de
nuevos trabajos de investigación.
Los inVestigadores, ante este número creciente de publicaciones,
consultan
preferentemente los

últimos trabajos sobre el tema que
estudian; de
·modo -que-

los documentos ,tienen una vida corta, pues
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nuevos descubrimientos, · nuevos métodos o nuevas tendencias hacen
que la mayoría de ellos resulten caducos al cabo de pocos años.
Estas

tres características: ,atomización del
conocimiento, creci­
miento excesivo y caducidad, van invadiendo también, por el fenó­
meno de mimetismo de que hablábamos, otras actividades intelec­
tuales, incluso el campo de la filosofía y de la religión. Abundan cada
vez más estudios estadísticos, resultados de
enéuestas, monografías
analíticas

en sociología
y psicología, crece el número de publicacio­
nes que contienen estudios de "teólogos de rénombre internacional"
y las publicaciones de todos estoS investigadores sólo son leídos (como
les ocurre a los científicos) durante algunos meses después de· su
aparición.
En las ciencias físico-naturales y en la técnica, la clasificación de
los documentos sólo plantea problemas de detalle de importancia
práctica; en cambio en el resto de
la producción
intelectual y espe­
cialmente en la sociología, filosofía, política
y religión la manera de
ordenar, clasificar
y presentar los documentos y las bibliografías pue­
de

adquirir gran trascendencia. Toda-clasificación requiere unas ideas
fundamentales, un criterio
de- j'erarquización y ordenación y estas
ideas
y criterios pueden variar considerablemente según las ·tenden­
cias de aquellos que manipulan, presentan.
y suministran la documen­
tación. Las mismas denominaciones de
las ramas del saber pueden
ejercer una influencia sobre la actitud mental de los investigadores
y
los autores: así, por ejemplo, la sustitución del nombre de Facultades
de Filosofía
y Letras por Facultades de Humanidades que se va im­
poniendo en muchas universidades, marca ya una tendencia general
que se refleja no sólo. en la distribución
y carácter de las enseñanzas
sino también influye en
la. mentalidad

de profesores
y alumnos y,
como c_onsecuencia, en el enfoque de las publicaciones.
Toda clasificación de tipo jerárquico
y lineal de los documentos
como la conocida
clasificación decimal,

supone un
criterio de Valo­
ración

de las categor-ías taxonómicas
y es la expresión de un sistema
rígido. Resulta .incompatible
con la

fluidez
y la variabilidad de la
producción intelectual contemporánea
que abomina
las más de las
veces de categorías
y jet"arquías, busca mezclar conceptos, borrar lí­
mites Y, con frecuencia, siembra deliberadamente la confusión. Así
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JUUO GARRIDO
han surgido otros sistemas de clasificación que han querido liberarse
de

sistemas rígidos
y se pretenden objetivos pero que en la práctica
han dado entrada a todos los subjetivismos de los "elementos rec­
tores;, o

dictadores intelectuales que proliferan por doquier. Son las
clasificaciones por

facetas
(Raganatan) y el uso de palabras-clave
o descriptores.
Y a no se trata de encuadrar la producción intelectual en un sis­
tema, ni se pretende establecer categorías; sino únicamente carac­
terizar cada
tino de
los documentos, átomos de cultura, por medio
de nociones · de referencia establecidas únicamente con la finalidad
de que su búsqueda sea más práctica y la localización de todos los
documentos referentes a un asunto más completa y rápida. Pero el
manipular un conjunto fabuloso de documentos no organizados en sistema, resulta poco
menos que
imposible y para salir al paso de esta
dificultad surgió un aúxiliar de cuarto orden: la informática.
La informática y el condicionamiento de los espíritus.
Lá informática documentaria se basa en la constitución de in­
mensos ficheros regtstrados en una cinta magnética que puede ser
explorada muy rápidamente y en la que se puede seleccionar las re­
ferencias por medio de criterios fijados por los usuarios.
La explo­
tación de estos ficheros
tiene la

particolaridad de que los criterios
de selección pueden combina!se de los modos más diversos, pueden
unirse, excluirse o intersacarse de infinidad de maneras y la selec­
ción se hace a velocidades
incieíbles. Pero

así como en la investiga­
ción científica
y en la obtención de datos cuantitativos y técnicos,
la informática está dando resultados sorprendentes
y utilísimos, cuan­
do se quiere transponer estos métodos a otras actividades surgen gravísimos problemas.
En primer lugar la máquina no puede dar más de lo que se le
ha suministrado. Todo dato o documentó será entregado por el or­
denador de un modo automático cuando se le solicite de acuerdo con
las normas previstas y
ninguna relad.óri y ningún matiz podrá obtener­
se si no se ha previsto con anterioridad. Como las categorías,
fe-
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DOCUJHENTACION E INFORMATICA
rarquías y matices expresados por los docuinentos son susceptibles de
apreciaciones infinitas, la búqueda, para que
Sea fructífera,
tendrá que
ajustarse a las normas
y categorías establecidas por el que ha intro­
ducido los documentos en el ordenador, en particular a los llamados "Thesaurii" que contienen los términos
y sus relaciones que la má­
quina ha registrado. Queda el usuario a la merced de las ideas
y principios que han
inspirado a los equipos encargados de introducir los dorumentos en
el ordenador.
Lo que se gana en rapidez y en número de datos, se
pierde en apreciación personal
y en valoración propia, puede perju­
dicar la originalidad de la producción intelectnal
y hasta insidiosa­
mente influir sobre
la orientación profunda de las creaciones.
El caudal de los conocimientos humanos no se puedé reducir a
un
inventario o registro, a una suma informe e invertebrada de una
superenciclopedia, por muy automática, rápida y completa que sea.
Todavía queda
una quinta

etapa en esta sucesión de medios
au­
xiliares

de
la producción intelectual que estamos reseñando desde la
retórica a la informática, pasando por la erudición y la documenta­
ción,
y es lo que se llama ahora la, teleinformática, o sea, la c6nCen­
tración

en
cen1:.1:0s informativos

mundiales de toda la producción
escrita de la humanidad. Estos centros mundiales ya existen para cier­
tos tipos de documentos
y ellos informan inmediatamente por medio
de un sistema de terII?,inales de televisión -suministrando los datos y
bibliografías que se piden por medio de un sistema telex. Fácil es
imaginar las repercusiones que puede tener la aplicación de estos sis­
temas cuando sean ampliados
y cuando se llegue, como quieren al­
gunos, a ser necesarios para obtener información
y documentación
sobre un tema cualquiera.
Ios autores

quedarían entonces en dependencia directa de estos
sistemas mundiales, pues todo el que no los utilizase estaría desfasado
frente a los
deinás, y

esta dependencia crearía un condicionamiento
de las inteligencias, una influencia muy sutil pero efectiva de las tendencias ideológicas, políticas o .religiosas de aquellos que han
organizado
y administran el sistema de información mundial. La tele­
informática podría pasar de ser un auxiliar de la informática, es decir,
un auxiliar de quinto orden, a un facror determinante en la orienta-
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ción general de las ideas de la humanidad, un verdadero supercerebro
mundial. No existe peor inmovilismo
qué ehlejarse

llevar por la corriente
y es hora de que, antes que estos sistemas nos ahoguen con sus cantos
de sirena y sus himnos al desarrollo y el progreso, se difunda y se
arraigue en la mente de todos 4ue se trata únicamente de métodos
auxiliares que no deben nunca influénciar y menos suplantar los fines
fundamentales de la producción intelecrual. Nadie discute la utilidad de que un computador central informe
a todas las agencias con exactitnd y rapidez sobre el número de pla­
zas disponibles en un avión cuando vamos a emprender un viaje, pero
estos medios poderosos son discutibles cuando pueden servir de
instrrunentos para condicionar, manipular y dirigir la opinión mun·
dial y ejercer una influencia sobre los autores. Es bueno que se pueda
obtener datos abundantes rápidamente por medio de computadoras
pero estas facilidades no nos deben hacer olvidar que el manejo di­
recto de

los documentos
y la búsqueda personal en archivos y bi­
bliotecas no podrá ser nunca sustituida por 10s datos escuetos que
salen en una pantalla de televisión.
No se puede, ni se debe, despreciar la doé:umentación, pues es
indispensable para todo trabajo intelecrual serio, pero hay que tener
en cuenta que un exceso de documentación mal seleccionada puede
hacer perder la espontaneidad y la independencia de criterio.
Es imposible dejar de un lado la erudición, pues es gracias a ella
que nos ponemos en contacto con las producciones de los autores
anteriores a nosotros y podemos valorar y comparar nuestras produc­
ciones, pero no es
la erudición el factor exclusivo, sino un mero
auxiliar
y un apoyo para nuestras .creaciones. Tampoco podemos des­
preciar la retórica, pues el arre de bien decir y de bien escribir es
necesario para hacernos entender correctamente por nuestros audi­
tor~s
y lectores.
Pero por encima de todos estos auxiliares están las ideas que ins­
piran el discurso o
la obra literaria .o ciendfica; los métodos por po­
derosos y atractivos que sean no deben itµIuenciar la preocupación
y cuidado por ajustar la acrividad intelectual a la verdad y la bondad
de los fines perseguidos.
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