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Número 128-129

Serie XIII

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II. Temas concretos, no menos vivos y candentes: La medicina socializada y la socialización de la enseñanza

»5) Porque -resumiendo- contra el princ1p10 tradiciona•
lista "más sociedad y menos Estado"
(Vázquez de
Mella), hoy
tenemos un Estado inmenso sobre una sociedad ridícula, o
bien,
un

Estado
tan social que la sociedad ha pasado a ser Estado.
»Existe divorcio en el orden económico entre los Principios
de la Tradición y la
estructuración real

y de hecho de la
socie­
dad,

porque
lo que impera hoy sobre las estructuras sociales es
el
liberalismo

capitalista (adueñado del poder político), que,
mediante la exaltación
sin control

moral, social
ni político de
las fue¡rzas
económicas,. acapara

todas las
fuentés de la riqueza
en los
monopolios de

unas
pocas-sociedades anónimas p/,urino­
miruiles y plurinacionales,, reduciendo el campo de la propiedad
a
límites exhaustivos,

depauperando las
poblaciones agrícolas,
extinguiendo

la mediana y
pequeña empresa, trasvasando el sec,­
tor

agrícola al industrial,
satui-ando hasta· la asfixia
el cuerpo de
la burocracia parásita y ampliand-o
sin tasa

y
,sin medida la lla­
mada clase proletaria.
»Esa divergencia política, social y económica entre las es·
tructuras
de
hecho vigentes
y los Principios de la Tradición se
traduce en la reacción natural y espontánea de la sociedad contra
los
moldes artificiales

que la
aprisionan: -esa --reacción adoptará
diversos

nombres, se manifestará en
diversos planos, con,stitui­


agrupaciones diversas, admitirá diferencias
accidentales-, pero
poseerá

un "substratum" común: la
defensá de los valorea tradi­
cionales, basados

en el Derecho
Natural, que
en el orden po­
lítico significan
soberanía social. frente a soberanW. política y por
tanto
limitación
dél derecho del Estado por

el Derecho Natural
anterior de las sociedades y cuerpos
intermedios CJl:1-e inte;gran a
la
Nación, y
en el orden económico comportan el.equilibrio entre
las dos
funciones de la economía~· la

individual y la
socia4 equi­
librio

que implica ]a negación tanto del capitalismo liberal como
del socialismo en cualquiera de
sus matices.»
11. TEMAS CONCRETOS, NO MENOS VIVOS Y CANDENTES: LA MEDICINA sOCIA.­
LlZADA Y lA SOCIALIZAOÓN DE LA ENSE~ANZA.
¿Qué .clase de ape,:turi.smo debe proyectarse a estos dos temas?
A) La mewcina sociali.mda.
Veamos primero hasta dónde ha llegado y sigue avanzando la socia.­
lización de la medicina.
En Y A del 12 de diciembre de 1973, Juan Cantavella publicó una e-n--
1185
;s
Fundaci\363n Speiro

trevista con el catedr:ático de sociología Salustiarno del Campo, con el título
"SoaALIZACIÓN DE LA MEDICINA". El autor: de la entr:evista comienza con
esta
intr:oducción:
«La socialización de la M-edicina -dice el último Informe
F. O.
E. S. S. A.-es, sobre todo, una medida política que se
dirige a un fin político: aumentar la
dosis de justicia social y
reparto equitativo

de las
cargas sociales en

una
soci'edad ... »
El entrevistádo expone, desde su punto de vista, lo que cr:ee es ventaja
y lo que estima inconvenientes de-la medicina socializada.
«-En todos los sis.temas -y esto es lo más importante­
se respeta la

característica
fundamental de

la profesión, que es
la autonomía del profesional en
el empleo de sus conocimientos
y

en la utilización de las técnicas
propias de
su quehacer; lo
que varía es ·su organización social y económica. Mentiría si le
dr.jera que

el mundo marcha hacia un sistema de medicina
libre:
ocurre

lo contrario, El
libre ejercicio

de la medicina
es un sis­
tema llamado más bien a desaparecer. La medicina socializada
probablemente
es la más adecuada

para atender a poblaciones
enteras dentro de ciertas
condiciones de igualdad.>
«-Tiene otra ventaja: la sanidad pública es un deber del
Estado y, por consiguiente, el Estado debe velar por el bienestar
físico
de todos los ·súbditos, independientemente de s:qs medios
económicos.

Su
prindpal defecto está en
que la
antigua relación,
en
condiciones de

mayor hum.anidad, del médico y del enfermo
parece que

todavía no
se ha
conseguido reproducir en
este sis­
tema.

Y el
caso de
la medicina
es importante
y fundamental,
porque
ésta no

consiste solamente
en la
aplicación técnica de
unos saberes, sino

que al propio tiempo tiene una dimensión
im•
portantísima
de

apoyo al individuo en
sus necesidades. Se ha
tratado de
desligar es-tas dos facetas,

pero no
ha tenido dema­
siado

éxito; porque o nosotros estamos demasiado acostumbrados
a esperar ambas
cosas-de

una misma
persona o

tal vez la fun.
ción del.
médico no

pueda entenderse preocupándose solamente
del aspecto biológico del individuo, El bienestar
psíquico forma
parte

indiscutiblemente del concepto
más general de salud o
bienestar sanitario.»
El problema de la "humanización de la medicitla" está sin 't'esolver en
nuestra medicina socializad~ según la siguiente repuesta:
1186
Fundaci\363n Speiro

«-Considero que. el ·problema de la humanización de la me•
dicina

es
importantiaimo; sin embargo, en
este momento, en
nues­
tro · país,

no pienso que sea
este el
problema
fnndamental Y
o
ordenaría los
problemas de otra manera, En primer lugar, ah,
solutamente toda la población debería estar cubierta por el Se­
guro de Enfermedad. Ocupamos uno de los últimos lugares de
Europa

en número de camas de hospital por habitantes.
Esta se­
ría

la segunda
cuestión. En
tercer lugar, los médicos del Seguro
están totalmente agobiados
por nn trabajo

que supera,
con mu•
cho,

las
disponibilidades de
tiempo que
e-llos tienen para

aten·
der a todos los
enfermos; no

quiero repetir lo
que he
oído de
médicos que deben atender decenas de
clientes en un

corto
e-9-
paeio de tiempo. Esto no debe-ser. Por muy socializada que esté
la medicina, no tiene por qué corrompe·r su ejercicio. En
estas
condicion'es

no es posible no ya la relación humana, sino ni
si­
quiera
el ej·ercieio técnico de la profe&ión.»
Y siguen pceguntas g cespuestas:
«-¿En qué estadio nos encontramos en España en el, camino
hacia
la socialización?
»--Es evidente que caminamos-hacia allí desde el momento
que
tenemos un Seguro Obligatorio
de Enfermedad
que ya abarca
a las cuatro
quintas partes

de la
población. Nosotros ten'emos

un
siatema mixto,

como
es el
inglés, pero parece que hay una
me­
nor

intervención de las asociaciones médicas
profesionales, con·
cretamente

de los Colegios
Médicos, en
la
organización del
ejer­
cicio de la _ medicina
dentro de la Seguridad Social. Y, en prin­
cipio, no me extraña,
porque en

la realidad de la vida
española
es nna
constante

la
escasa participación
que se da a los cuerpos
profesionales en los temas que les afectan vitalmente. En
re­
sumen,

podemos decir
que vamos
hacia una
socializaci~n.»
«-¿Desean esta socialízación los médicos españoles?
»-Las encuestas llevadas a cabo entre la profesión médica
-en
varias en
las que
yo
he intervenido-&parece constante­
mente
que está a favor
de la socialización de la medicina, aun­
que no
nnánimemente, por

supuesto, en menor
proporción que
lo
está la población.
En estos momentos no ·sólo se percibe que la
medicina socializada es
la única manera posible de ejercer la
medicina
en condiciones de sociedad
de. masas, sino que al mismo
tiempo los médicos
jóvenes y

los
estudiantes, por
razón
de la
forma de

organización de la profesión,
se manifies-tan

abrumado•
1187
Fundaci\363n Speiro

ramente a favor de un reg:1men de seguridad sanitaria que· abar­
que a toda la población, y en la cual desembocan, además, sus
aspiraciones profesionales.»
«-Usted no i¡pwra que se han alzado voces que preguntan
por qué únicamente se piretende social,izar la medicina •...
»-Bueno, esta es otra cuestión. No sé puede esperar a que
todo esté socializado
para hacer algo;

por alguna parte hay que
empezar. No
cabe duda que algunos aspectos son más sensibles
que.
otros. La salud y la educación son
facetas que
pudieron per­
tenecer a la
esfera de la libertad individual y todavía lo pert~
neceo

en un
aentido teórico,
pero la realidad es que el Estado
ya no puede dejar a la
lihre decisión

de los individuos y a sus
disponibilidades económicas el
·poseer educación

o no o
el estar
sanos o enfermos.
En el Estado moderno está claro que la salud
pública es un
deber pleno de

éste. Lo
que se requiere

es que
el .Estado atienda
esta cuestión. Algo bastante parecido a lo que
se refiere a la educación, que
·es una

parcela del Estado
y éste
quien
debe satisfacer

las necesidades de educación de la po­
blación.»
El 8 de enero de 1974, también en Y A, bajo el titular "HAN SIDO FALLADOS
LOS PREMIOS NACIONALES DE LITERATURA 1973", fueron entrevistados por
C. V. los ganadores, y, entre ellos el del premr.'o "Francisco Franco"; con
el libro "SOCIOLOGÍA DE LA SEGURIDAD So-OAL", Antonio Perpiñá Rodríguez.
R.eprodocimos a contfnuación sus manifestaciones:
1188
« ... La obra. que'. me ha sido premiada es frutó de un trabajo
~ de muchos años, con los datos que he manejado asiduamente en
la secció11 de estudios del Instituto Nacional de Previsión, ilu­
minados· por una
perspectiva sociológica.

De ahí ha salido un
estudio comparativo y evolutivo de la
Seguridad Social

en todo
el mundo, así como un estudio de la ·influencia de la Seguridad
Social

en la
vida familiar,

en el industrialismo, etc.
»La · conclusión e& q~e-, a través de-la Seguridad Sóeia:I, hemos
llegado a -una forma
de socialismo,

aunque se
~iga diciendo
que
estamos en

un país capitalista. Tenga en cuenta que
en los
paí­
ses más avanzados
en este terreno

se dedica a Seguridad Social
el 20 por 100 -¡la quinta parte!-de la renta naciÓnal. En Es­
paña dedicamos el IO por 100. Y si usted piensa que entre los
impuestos

centrales, provinciales y municipales, las cuotas de la
Seguridad Social
y las de Sindicatos se llega a que el Estado re­
caude aproximadamente un tercio de toda la
riqueza nacional,
Fundaci\363n Speiro

está claro que ese mismo tercio que ·el Estado, por uno u otro
cauce, administra,
es una manera de influir indirectamente en
las actividades privadas del país. Eso es socialismo. Y algo más:
de

momento, no
se ve que la Seguridad Social haya alcanzado
su techo, Su importancia y su volmnen crecerán todavía más.
Nos estamos socializando sin darnos
cuenta.»
Entre las fechas de las des entrevistas a las que corresponden estos
últimos
recortes, el Doctor Felipe Fernandez Arqueo, bajo el título ",ME,.
DICINA SOCIAIJZADA Y MORAL", recogía en QUE PASA del 22 de diciembre
de 1973; la reseña. de una conferencia del jesuita P. Gonzalo _Higuera y,
por, su parte, añadía un comentario sustancial. Recortamos:

«Hace pocas semanas un colega murciano me mandó un re­
corte del periódico de aquella capital, "La Verdad", de fecha
IO-Xl-73. Se refería a una conferencia dada la víspera por el
padre Gonzalo Higuera, S. J., catedrático de Moral Económica
de
la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, con -el tí­
tulo de "Criterios deontológicos para el ej.ercicio de la medicina
social", en el
salón de

actos de la Jefatura Provincial de Sanidad
y dentro de
un ciclo organizado por el C-Olegio Oficial de Mé­
dicos de Murcia.»
.........................
«-¿Cuáles son los problemas fundamentales que se plantean?
»El padre Higuera contesta con una enumeración detallada
y
_..completa d'e ios problemas qne la asistencia médica en la ac­
tual Seguridad Social

tiene pendientes de estudio y
calificación
morales.
Esta enumeración me parece yá de por sí un trabajo
m:eritorio.
»Mi alarma, mi-discrepancia, mi intervención, iiacen de en­
tender que ·el padre Higúera · ha caído en una trampa, en una
emboscada tendida no por ·el periodista,

sino por el ambiente
que todos respiramos.
Es-la.

de
creer interesante

adornar·
el ac­
tual

edificio
del Seguro de Enferm·edad con unos criterios que,
aplicados a sus
cimientoB; le derribarían. Con lo cual roza los
consej'Os evangélicos
de

no edificar
sobre arena y de no rem'endar
los· tejidos viejos. Su tráh&jo puede ser inútil,
»Si de moral catóHca vamos á hablar, si de doctrina social de
la
l~l'esia, hay que saludar y atender primero a unos de sus ma­
yores

monumentos:
·el principio de suhsidiariedad: ComO en tOdo,
hay aquí que establecer 1in orden de prioridad y en éste· las· cues­
tiones
g'eneráles preceden

a
las particulares Y lita ~ trascelldentes
a las que importan menos.
l!B9
Fundaci\363n Speiro

»Algunos amigos de los que. colaboran en esta revista han
transcrito varias veces el texto
de este
principio; yo también en
alguna ocasión. No sería,
pues, obligada

una repetición.
Pero hay
cosas que recuerdan el dedo

de Dios, porque cavilaba yo sobre
si copiarlo o no,
cuando me

encontré conversando en un Colegio
Mayor
de Madrid

con cuatro estudiantes avanzados
de Políticaa
y

dos de
Derecho~ y

resultó que ninguno había oído hablar nunca
del tal
principio. Y

por la tarde, en las. Cortes, cuando se lo
conté a un procurador, aludió la cosa con síntomas sospechosos
de qne tampoco se
lo sabía él. Así que, -ahí v~ con permiso del
director:
»"Como es ilícito quít,a;r a los particulares lo que con su pro­
pia iniciativa y propia industria pwul,éti realizar, para encomen­
darlo a
la comu'nidnJ., así tmnbién es injusto y al. mismo tiempo
de grave
perjuicio

y
perturbación para el recto orden social, Co-n­
firrr a una sociedad mayor y más elevada lo que pueden hacer
y procurar comunidades menores e inferiores. Toda acción de
la sociedad debe, por natur del, curso social, más nunca absorberlos
y destruirlos." Pío XI,
en "Cuadragesimo anno".
»No hace falta

ser un lince para
ver que
el actual Seguro de
Enfermedad, que se ha "cargado" progresiva pero implacable·
mente nuestras clientelas particulares
y las de nuestras sociedades
de Seguro

Libre, y se ha edificado sobre sus
escombros, es
a la
luz
del p,rincipio

de suhsidiariedad un gigante con los pies de
barro, una pirámide o piramidón edificada sobre arena.
¿A qué,
pues, empezar

por ocupar.se de
detalles del
tejado o
-del piso
alto?
¿No estará

en
la vulnerabilidad de esos cimientos la explicación
de que aún ciertamente
fl está por hacer la moral de la me·dicina
socializada"? ¿No será

porque otros moralistas habrán visto que
no merece la pena acometer
el decorado

de una casa condena-da
al derribo?
»Una reforma

del actual Seguro de Enfermedad a la
iuZ del
principio

de
subsidiariedad acabaría

por reducirles, gradualmente,
al Cuerpo de Inspectores, y por incrémentarle a éste, para ase·
gurar que por procedimientos tan
respetables como
variados, todos
los espafioles
económicamente débiles, y no los demás, tuvieran
garantizada
una asistencia médica suficiente.'>
ITJNERAIRES viene publicá:ndo unós "BILLETs" de Gustarve Thibon..
En el número 178, de diciembre de 1973, este prestigióso escritor toca,
entre ot'ros temas,
el de la seguridad social bajo el subtítulo "LA 'vIELLESSE
ENCOMBRANTE",
del que traducimos los primeros párrilfos-:
1190
Fundaci\363n Speiro

«He hablado ya-de los _abusos inherentes al funcionamiento
de la seguridad social -institución sabia y
benéfica 4}-n principio,
pero
cuya' gestión

por una inverosímil burocracia paraestatal,
in­
capaz
de

la menor
fiscalización seria,
fomenta el parasitismo en
detrimento del auténtico servicio social.- Hago memoria
del in­
cremento
desmesurado de

estos
médicos y
farmacéuticos
inútiles
si

no nocivos (cuántas veces he visto
campesinos de
mi
contorno
tomar _dosis masivas

de antibió-ticos con motivo de una gripe co­
rriente que la naturaleza hubiese curado en ocho días
y j trans~
formar

así una enfermedad benigna en una larga
intmcicación ! ) ,
del absentismo laboral .fomentado por la facilidad con que se
obtienen certificados complacientes

que benefician a los pere­
zosos a

expensas de los _verdaderos trabajadores, etc.
»Ved ahora un nuevo ejemplo de abuso
del que

acaba de in­
formarme una joven
interÍla de hospitales:
»Esta persona
que trabaja en

un servicio de cardiología ha
observado un e·xtraño e inexplicable recrudecimiento del_ número
de
hospitalizaciones durante.. el

periodo de vacaciones. Exami­
nado el hecho, le
había parecido

en muy pocos casos que la
medida
estuviese jua.tificada. Pero

no tardó en
descubrir el
bu­
silis de la cuestión comprobando que generalmente eran
viejos,
personas

sin duda
con vagas
deficiencias cardíacas
habituales a
su

avanzada edad, y cuyos hijos, ávidos
de, maroharse de vaeacio­
nes
y

no pudiendo llevárselos
consigo ante lo imprevisto de las
carreteras y los campamentos, se apresuran a
liberarse de
ellos
con
la semicomplicidad del médico qµe los tratah~ enviándolos
en
observación al hospital. Acabadas las vacaciones
esos ancia­
nos-

volvían a ocupar su sitio en el hogar, en espera de
'que la
escena

se repitiera el año siguiente.
»Resultado: un
exceso de gástos para la Seguridad

social,
pues la hospitalización
resulta muy

cara, y una
sobrecarga de
trabajo

para el personal de
los hospitales,
ya. insuficiente para
atender debidamente los casos graves
y urgentes.»
B) La enseñanza y sus múltiples problemas.
La enseñanza se halla en una compleja encrucijada de problemas:
,....-
la educación liberadorn (de la que nos -ocuparnos en el número 124~
125

en
estas Ilustraciones, IX,

págs. 557
a 561,

y del
cual volvec-emos a
ocuparno..'l en nuestrn XIII Reunión, en la que dedicaremos especiBlimente
un forum a este tema.
la socialización de la enseñanza ( de la que al.go leeremos luego).
,__ la educación sexual ...
1191
Fundaci\363n Speiro

De esta última, EL PENSAMIENTO NAVARRO de 26 de ab,ll de
1974, con el tífulo .• ALGUNOS ARGUMENTOS SOBRE. LA EDUCACIÓN SEXUAL",
reproduce del DEUTSCHE TAGEJ?POST de Wurzbu,g de 12-Xll-1973,
una. carta dirigida, por la maestra Hilde Bayer, al Ministro al.emán de
Educación,
que dice
asi:
1191
«Ilustrísimo 1Jeñor Ministro:
»Como maestra, me encuentro·
-lU igual qlle muchos cole·
gas-ante un grave proh.J.ema. He prestado juramento a nuestra
Constitución, que me
garantiza libertad
de conciencia, pero aho­
ra, el Estado me obliga a
algo qne

va contra ella: poner en
práe,.
tica

en mi curso la denominada: educación sexual
escolar:
»Trataré
de

resumir
a'lgunas razones importantes

que están
en contra de esa educación
sexual:
:ii-1)1 Con ella se desarrolla en los niños una idea un tanto
extraña de la sexualidad humana, porque el ambiente de una
clase no
es el

más apropiado para introducirles en un
miMerio
que pertenece' e la intimidad de Ja persona. Mediante la educa­
ción sexual
de

los
chicos y
chicas a la
vez sé destru.,-e, en bue­
na
parl:~ el pudor de los nifíos. -Además, la imaginación de los
niños se fija demasiado pronto en
un caxnpo para el que falta
todavía madurez huriaantt, ; esto, lejos de ahorrarles _dificultades,
favorece,

más
bien, la r~pida aparición
de problemas sexuales.
»2) Resulta

improeede-nte
-también por ser muy poco pe­
dagógico-establecer una educación sexual en un curso de 410
niños, pues esto su.pone no tomar en consideración la madurez
corporal

y
espiritmd de
cada uno de ellos.
»3) En un tema tan delicado como éste habría que empezar
por dar criterios sólidos a los mismos maestros: entre éstos
-como es sabido-ex,isten muy diversas concepciones en este
campo
»Saco

de to,do esto la conclusión de que
ia educación
sexual
es, más

bien, una tarea de
los padres,
también para que
se con­
serve

el carácter de intimidad que han de tener
estos temas
( ... ).
»A modo de muestra, añadiré
algún ejemplo

de lo que se
está haciendo actualmente en la citada educación
sexual. escolar,
pues

muchos padres no
sospechan Jo que se está enseñando a
sus _hijos bajo este título: explicación de la operación cesárea
a niños
de 6 y 7 años.; explicación a· niños de 9 a 10 afíos del ac­
to
conyugal, qne· viei:te considerado

el tema central de esta ini­
ciación.
»Finalmente, pienso que sería
más correcto

que
.nues~o país
Fundaci\363n Speiro

usase su soberanía en lo -cultural para proteger a la juventud
-también a
los adultos--de

la ola de pornografía
qne se ex­
tiende,

en
vez de imponer .la educación .sexual escolar.»
La selectividad universitaria he sido un tema polémi.co no sólo en las
Universidades,
.la calle y

la
prensa, s~no incluso en las Cortes. Acerca del
mismo,
ABC realizó una encuesta y entre los interrogados figuró el Pro­
fesor Luis Olariaiga. De su_ respuesta aparecida con el. epígrafe "SEL E C..,
TMDAD UNIVERSITARIA", el 21 de mayo de 1974, recortamos:
«La selectividad ·para entrar en la Universidad no sólo me
parece adecuada, sino que la
creo indispensah!Je, no sólo áctuai­
mente, sino siempre que las enseñanzas previas a las universi­
tarias dejen

tanto _que desear
como han dejado en España tra­
dicionalmente.»
« •.. la afición ·a los títulos de relumbrón ha originado un in­
cremento profesora! que

no
ha permitido exigir un mayor rigor
a quienes
se hacían cargo de los nuevos alumnos univenitarios
y ha lanzado, por otra parte, un.a tromba de alumnos que buscan
el
título que
pueda cabrillear más honorarios, haciendo más
li­
vianos los conocimientos, o sea, degradando el esfuerzo educativo.
»La ensefianza

universitaria
es un grado de la enseñanza al
que
sólo pueden llegar minorías que hayan probado sus con•
diciones para
estudios superiores en anteriores
grados; si no

es
así, dicha enseñanza sobra y
se defrauda al país ... »
«No se trata, pues, de favorecer ni de perjudicar a ricos ni
a pobres, sino de evitar que una masificación de un alumnado
que-

ya era
-a veces imprOpio para el e6tndio especial que la en­
eefíanza superior reclama se tienda a convertir en una almoneda
de títulos
para inventar nuevas carreras con vistas a un des­
arrollo d'e objetivos buscados
más con

propósitos comerciales que
de hacer o transferir
· des.interesadamente, ciencia

sobre la cual
descansa todo
el saber de la restante cultura.»
DESTINO, núm. 1.916, del 22 de junio de 1974, con el tífulo "EL MES
DE JUNIO"' publicó en su sección "Ciu.ENDARIO SIN FECHA"' un articulo de
José Plá del que hacemos los dos breves recortes:
«-¡Claro! -me dice la señora-, a las criaturas hay que en·
señarlas, educarlas, ponerlas

en los colegios, estudiar las notas
qut;!l tienen cada se.mana.
1193
Fundaci\363n Speiro

1194
»---La-s criaturas sin duda son inteligentes ...
»-1 Homhre !
»-Sin duda aspiran a darles una cultnrn. Se lo digo porque
en relación con
la cultura usted debe saber muchas cosas y yo
no
sé nada.
»---La cultura
es muy importante.
La cuhura es una cosa uni­
versal.
»~¡ Si

es
nniversal, tenga

cuidado! No hay dos
espacios, dos
países

iguales.
Desconífo siempre

_de
estos adjetivos
tan rimhom•
bantes, meros

productos del hiperbolismo hum.ano. La cultura
la podrá usted encontrar en los
países viejos,

arcaicos (quizás),
si encuentra usted personas
amables, tolerantes, bien

educadas,
comprensibles, En los otros
países, si

no habla usted
la lengua
que ellos
hablan encontrará nna indiferencia,

una antipatía
tol'lll.
¡Limítese,

señora, limítese! No
podremos pasar

jamás de
est.as
montañas qué nos

rodean •..
y todavía, en este espacio, -no sabemos
nada
de nada.

Usted
sabe el

francés, sin duda •.•
»--Poco, nada

...
»----Entonces, vaya

un día a Montpellier
y a Cahors, pida us­
ted
una tortilla y haga
lo posib~e para que no le sirvan una taza
de caldo. Sin duda aspiran a que sus criaturas tengan un título
universitario, nn diploma

de
esta clase.
»----Evidente.
Es la corriente general
»-Entonces ·aspiran a
qU.e sus Criaturas sean
una
forma u
otra

de funcionarios. La corri_ente
general •••
¿Pero cómo es
po·
sib1e que usted siga la corriente general? Creo que iría mejor
siguiendo
su corriente
particular. Sus hijos podrían
ser en d.
mejor de fos casos unos excelentes carpintero-s, o cerrajeros, o
electricistas.
Ganmian mucho
dinero y
110 serían funcionarios, es
decir, serían
libr~ y

personales. Conoz_co en
este país
muchas
personas que los intelectuales llaman analfabetos, que son mucho
más
cultivadas, infinítamente

más culturizadas que
la inmensa
mayoría,

pedantesca, de títulos universitarios.
»---Pero usted

es de un realismo feroz ...
»----Señora, ia época en que he vivido y vivo me ha convertido
en un desconfiado
totail. No creo en casi nada. Creo

en la geo­
metría de Euclides, que por
el momento funciona perfectamente,
y en
los argumentos

antirracionales sobre la existencia de
Dios-.»
«-Su-s
criaturas,

señora, deben tener unos pocos años.
»----Alrededor de los diez

...
»-A esta

edad,
lo impo-rtante es la salud y ·1a vitalidad. La edu­
cación es más cosa de las familias que
de.'las escuelas.»
Fundaci\363n Speiro

La observación de Plá tiene mucha más enjundia de lo que a simple
vista parece.
Por asociación de ideas nos hizo recordar un· artículo de
Jean Maidiran, aparecido en abrü en ITINERAIRES 182, bajo el título
"LA PHIWSOPHIE DE L'AFPAIRE", del que traducimos:
«"No bromeamos" ... "Somos partidarios de la desescolariza­
ción

masiva de las edades
y las profesiones que nada tienen que
hacer en los bancos de una escuela.
Nues-tra doctrina en

esta
materia es la
de la ohra de Henri Chadier: Culture, Erole, Mé­
tier. Es una doctrina que abarca en conjunto la vida familiar,
profesiona1,
inte1ectnal. No
se trata, pues, para nosotros,
de un
punto

de detalle o de una consideración secundaria. Esta doctrina
es absolutamente extraña para las
mentalidades dominantes-en
la

mayor parte de la prensa ... »Somos absoluta e incondicionalmente contrarios a toda
es­
pecie de información sexual hecha en púhlico por los poderes
públicos, universidades, ministerios, prefecturas, administraciones ...
»Rechazamos el dogma socialista, aunque la prensa de opo­
sición de izquieidas reclama a gritos la marcha hacia
el soefa­
lismo,

y la mayoría gubernamental, electoralmente de derechas,
pretende alcanzarla de modo suave, de modo
más eficaz y con­
fortable ...
» ... la escoilarización general, la información sexual, la libe­
ralización del aborto, son abominaciones o
absurdos totalmente
nuevos,

desconocidos basta ahora- en la historia
de la humanidad
civilizada,
y que no admite una fracción de la población fran­
cesa mayoritaria a pesar de que
se halla sin representación en
las esfer,as dirigentes de

la
prensa y de1 gobierno. Existe un fe­
nómeno de domina.dón en el orden intelectual y moral; un do­
minio -en cierto modo dogmático ejercido
sobre el país

real po·r
el país
legal.»
El 15 de junio de 197-4 el .. SUPPLEMENT--VOLTIGEUR", número 19, de
la misma
revista ITINERAIRES, bajo el titulo "Dsux FEODALITÉS SPIRI-­
TUELLES

ASSERVISSENT
L'ESPRIT PUBLIC". insiste en el mismo tema, relacio-­
nándolo

con
el de la televisión nacional francesa:
«Amhas feudalidades espirituales son dos monopolios guber­
namentales: la

ORTF y la Educación
nacional, que
constituyen
una y otra
un Estado en el Estado.
»Después de dieciséis años de gobierno gaullista, ambos mo·
nopolios gubernamentales no han dejado de ser
colonizados por
el

marxismo, que los domina en un 80 por 100, desarrollando en
1195
Fundaci\363n Speiro

la poh'lación, y especialmente-en la juventud, una mentalidad
de izquierda; los
reflejos, la sensibilidad, la
mentalidad del
~
tismo materialista y de la sociedad moralmente permisiva.
»El poder de hecho de estas dos feudalidades espirituales
se basa, entre otros, en dos errores fundamentales:
»l. ·La desmesurada _prolongación de la escolaridad. Esta
escolarización desmesuradamente
prolongada, fabrica en serie un
proletariado semi-intelectual · de -utopistas y de envidiosos,, ma­
duros para el programa común de la izquierda unida al partido
comunista. »2. El
espectáculo

gratuito, dado a domicilio y todas las tar·
des, del

circo permanente de la televisión, para toda
la población
de todas las ·edades: esto fabrica un pueblo abúlico y perezoso,
que aspira a la ociosidad y no al -esfuerzo laborioso. Pronto o
tarde la ·mayoría de un pueblo así condicionado votará por el
espejismo
social.i_sta-comwrlsta.>
«Estas
dos

feudalidades
se acrecientan s-in cesar. Absorben una
part~ incesantemente mtb creciente de la. tesorería del. Estado y
de 'la · renta nacional,. Incrementan si,n. cesar el, número de sus
funcionarios,
de sus asalariados, de sus ·dúmus. Su importancia
financiera, numérica, sociológica, no cesa de acrecentarse.»
«... contra estas dos monstruosas feudalidades espirituales,
que son los dos-instrumentos de la desmoralización pública, es
preciso· reclama,r:
»V' La desescolarización masiva· de las _edades y de las pro­
fesiones que

nada
tienen que hace:r en los bancos de una es­
cuela~ »2.
0 La redúcción vertical de los horarios de _la televisión,
en

espera de reformarles
desde el

fondo hasta
fo que rebosan cl
espíritu, las estructuras, el personal y los programas.
»Estas medidas

de
·urgencia no bastarían, para enderezar la
situación
cata~rófica en que ·se halla el espíritu público, Son algo
preliminar; son sólo un mínimo ...
»
Fundaci\363n Speiro