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Número 133-134

Serie XIV

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Nuevamente sobre las libertades personales en el mundo comunista

NUEVAMENTE, SOBRE LAS LIBERTADES
PERSONALES EN EL MUNDO COMUNISTA
POR
ENRIQUE ZULBTA PUCBillO.
En los primeros días de diciembre de 1970, el escritor y diplo­
mático chileno Jorge
Echwrds, llegó a La Habana como primer en­
viado del gobierno socialista chileno, luego de la
· ;eanudación de
relaciones

diplomáticas, a
poco de haber asumiclo el poder Salvador
Allende.
Persona non Grata (1) tiene el valor y el interés de ser el
relato de su experiencia como intelectual
y diplomático, a la vez
que
una profunda
reflexión sobre

el problema de
la vigencia y va­
lor
de las libertades personales en el.· Estado comunista. Si bien este
tema se encuentra hoy nuevamente en
el primer plano de las noti­
cias
~y ello se debe, en gtan medida, a las . resonantes denuncias
llevadas a cabo por el premio Nobel Soljenitzin
y a sus alegatos
contra el terrorismo e interriacionalismo marxista-, de manera inex­
plicable, las memorias de Edwards no han recibido la atención que
metecén sus_ méritos literarios, doCl.lµlentales y testimoniales.
La obra comenzó a escri.birse en abrH de 1971, en momentos en
que en Cuba se producía una de las purgas más feroces contra ar­
tistas .e intelectuales. La represión comunista había alcanzado a rozar
al escritor chileno, ocasionando su expulsi6n del territorio cubano,
aun cuando obvias razones diplomáticas impidieron la declaración
formal
de persona no
gtata en
su contra.
La amistad de Edwards
con Pablo
Neruda, entonces

embajador chileno en Francia, deter­
minó su nombramiento como ministro consejero en
la representación
chilena,

eludiendo así segnras represalias en el seno de
la Unidad
Popular.

Un
"Epilogo Parisino"

recoge impresiones del autor acerca
(1) Edwards, Jorge: Persona non graJa, Barcelona, Barral Editores, 1973.
Fundaci\363n Speiro

ENRIQUE ZULETA PUCEIRO
de acontecimientos de la trascendencia de los procesos judiciales re­
lativos a
las nacionalizaciones en la industria cuprífera, las ruedas
de renegociación de
la deuda externa ante el Oub de París, y cir­
cunstancias que rodearon al golpe militar de 1973, que acentúan la
actualidad e interés del libro.
A diferencia de lo que
ocurre en

el caso de
Soljenitzin, la pos­
tura de Edwards no parte de un rechazo del marxismo como filoso­
fía ni como praxis. Se trata
más bien de la reacción auténti?t de un
intelectual "progresista",
frente a

la
cruda y descarnada realidad del
comunismo en acción y, particularmente, contra
la férrea afirmación
de
la Razón de Estado Revolucionario contra cualquier instancia de
libertad personal que se

le oponga. Un
interrogante resume

su in­
tención fundamental.:
«¿Fortalece de verdad a la izquierda su manía apologética,
el
tóno de

publicación
parroquial que
impera. en
.. sus
diarios
y
revistas? ¿Puede la Historia avanzar en · hombros de la· men­
tira piadosa?·

El
problema de la libertad de pensamiento se
plantea
de modo

nuevo
en" cada encrucijada .del socialismo"
(pág. 297) . . . "¿ Es concebible la Revolución sin el sistema de
seguridad, sin
el. Comité d.e. Salud

.Pública levantado a
la ·som­
bra

de la Guillotina?» (pág. 311).
la respuesta de Edwlltds a estos interrogantes adopta un tono
indirecto
y conjetural, sin dejar pÓr ello de impliéar una negativa
contundente, expresadas en páginas_ por mo~entos imp~esionarites,
donde los retratos personales de los hermanos Castro, Roa, Debray,
Guevara, etc.·~-s·e alfernaÚ_ con la desaipdón del atraso, el· espiona­
je y la persecución. Frente a las críticas que espera del marxismo,
procura d~slindar su

posición,
y afirma:
524
«Entre un intelectual. que formula críticas . al régimen y
un agep.te del enemigo, de la contrarrevolución, hay para mí
una
diferencia muy clara: · Creo

que para un Estado
. socialista
es también

importante establecer esa
diferencia» (pág.

363) (2).
(2) Párrafo de la .transcripción de su _última entrevista COn Fidel Castro.
Fundaci\363n Speiro

UBERTADBS PERSONALES EN EL MUNDO COMUNISTA
No vacila, incluso, en proponer como alternativa al dil= so­
cialismo-libertad su
creencia en una posible conjugación del socia­
lismo con el
plutalisrno de pattidos y

la
libertad de
expresión
a la
ll!allera del

Chile de Allende. Pero condiciona su afirmación,
trans­
cribiendo

un
párrafo de

su diario personal, de
fecba anterior al gol•
pe lllilirar chileno, con Jo que acentúa el matiz hipotético de su
opinión:
«Pero Debray

tiene muchos
all!igos, en
Cuba
y tall!bién
en

Chile, que observan -nuestra experiencia actual con
secreta
menosprecio,

como simple ttansición a un enfrentamiento
in­
evitable y cuya violencia, cualquiera sea su resultado, invali­
dará los posrulados pacíficos que invoca boy el gobierno de
Allende» (pág.

311).
Por
nuestra parte, no

podemos menos que recordar, ante lo dicho,
las afirmaciones de Casrro en su visita a Chile, cuando expresando
que "de ser
uruguayo votaría por el Frente Amplio", abría cré­
dito a la vía electoralista del
marxismo, de
la que Allende era en
aquel entonces exitoso representante, y su posterior reafirmación de
fe en la violencia guerrillera como única vía posible· en América
Latina, al prologar la edición
póstutna de los diseutsos y escritos po­
líticos de Allende.
Aun cuando la posición ideológica de Edwards le cierra la vía
para extraer consecuencias de fondo de los elementos aportados, la
obra pone de
manifiesto, de
manera incuestionablemente documen­
tada, las profundas grietas materiales y espirituales del aparato co­
munista y la total insuficiencia de sus
planteas respecto
a la realidad
de los pueblos de
HispanOall!érica. En

tal sentido, es una
contribu­
ción

al esclarecimiento de problemas que la
demagogia y la propa­
ganda mantienen en la
penutnbra tendenciosa

de tantos orros mitos
actuales. América, y Occidente en general, necesitan reflexionar con
utgencia sobre las
experiencias chilenas
y cubanas.
Discrepamos con
el

escritor chileno, en
su afirmaci6n de que Chile no pueda parti­
cipar ya de esa discusión y reflexión. Todo lo contrario, es precisa­
mente ese país, aun desvastado por el caos político, social y econó­
mico, el enfrentamienm civil y la crisis de valores instaurada dri-
52)
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ENRIQUE ZULET A PUCEIRO
rante los últimos años, el que tiene los mayores deberes en ese sen­tido. Si bien es cierto que Chile ha sido el
escenario de
una derro­
ta
catastrófica del marxismo internacionai

la victoria no
residirá, en
definitiva,

en el hecho dvico,militar, sino en la remoción de aquellas
causas que, por acción o
reacció:i;i, llevaron

a Chile al borde de un
colapso definitivo.
Es. cierto

que la Unidad Popular. no llegó a mon­
tar el brutal aparato de espionaje y represión que Edwards denuncia
en Cuba. Pero la causa de ello no fue la pretendida vocación plura­
lista de Allende, sino la
extrema endeblez

del· experimento
marxis­
ta,

planteado en el
seno de

una sociedad hostil, que
adhiere aún
a
la
tradición republicana

de Hispanoamérica,
y con fuerzas sociales
capaces aún de una reacción salvadora.
A diferencia de Castto, Allen­
de no recibió un país desvastado por la guerra civil. Debía, entonces,
iniciar una lenta tarea de erosión y definitiva destrucción de las or­
ganizaciones sociales naturales y, en especi~ de las Fuerzas Attna­
das

(3).
A este respecto, Edwards narra las presiones ejercidas en aquellos
momentos por los sectores
más . radicales del marxismo chileno, en
el sentido de la necesidad de acelerar ese proceso mediante golpes
cad~ vez más contundentes y descubiertos contta el ejército y las
instituciones económicas y sociales fundamentales. Sobre este punto,
son especialmente ilustrativas las páginas dedicadas,
poi ejemplo~ a
la visita a La Habana del buque escuela chileno La Esmeralda, con
sus múltiples incidentes de
espionaje y "puestas en.escena" por par­
te

de
las autoridades comunistas, y las reac;ciones de los oficiales de
la marina chilena, con su profunda desconfianza ante el proceso
cubano, en el que velan prefigurado el futuro próximo de Chile. En
el campo de la política económica, el autor es. terminante, al afirmar
que el espíritu en principio conciliador de los directivos de la in­
dustria y agricultura se vio comprometido y al final desautorizado
por
las tomas ilegales de tierras y por los métodos sectarios en la
aplicación de la reforma agraria. Relata, por ejemplo, la entrevista
que

mantuvieron economistas de la Unidad Popular con Allende
y
(3) Cf. Widow, Juan A.: Significado de un despertar, en er volumen
de varios autores Estampas de Chile, Madrid, Speiro, 1974.
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LIBER:IADES PERSONALES EN EL MUNDO COMUNISTA
las más altas autoridades del área económica. Aquéllos, ya de vuelta
de la "experiencia cubana", expusieron sus temores al presidente
ante los graves síntomas de la economía chilena.
En ese momento,
alguien tomó la palabra respondiendo: "No estamos aquí para ad­
ministrar bien una economía capitalista, sino para
hace,; una re­
volución".
"La inflación está destinada a terminar con el poder eco­
nómico de la
gran burguesía" (pág. 410).
Hay en Edwards un resentimiento contra el secror triunfalista
de los ideólogos que precipitaron a Allende en el fracaso:
« Una de las debilidades de la Unión Popular, que siem­
pre me_. sorprendió por su intenso at.1:'aigo sobre todo en los
sectores que trataban de. situarse más a la izquierda, fue la ten­
dencia a confundir los deseos con las realidades» (pág. 187).
La visión de la grave crisis cubana no es menos esclarecedora. A
su juicio, el sistema de "estímulos morales" pregonado por el "Che"
Guevara, ha fracasado ante las rudas realidades económicas de la
isla.
La improvisación, la ausencia de un proyecto político-econó­
mico original, la
dictadura. ideológica
del esquema económico mar­
xista y sus recetas, de probáda ineficacia en las economías .agrícolas,
han desembocado forzosamente en la postración y el estancamiento de
un sistema qu~ para sobrevivir,_ necesita del recurso al -comisariado
político y el tenor. Casas y calles en rúinas, res~s de automóviles
inservibles, largas filas de maquinaria agrícola sin uso son datos apor­
tados por Edwards en su cuadro descriptivo.
Una sensación de aislamiento
y encierro cultural, caracterizada
por el espionaje, la delación y Li persecución, completan una situa­
ción de presión insosteuible ...
«Lo cierto es que la siruación favorece al delirio. La fría
realidad, la veracidad equilibradora, importan poco. Y la pre­
sión psicológica, favorable a las alucinaciones; tiene un resul­
tado político: toda crítica será invalidada con mil pretextos
---orígenes burgueses, oportunismo, debilidad moral, etc.-,
toda adhesión utilizada sin reparos y todo poder recortado.
Sólo permanecerá, exento de filiación, libre de pecado
origi­
nal, concebido sin mancha, el Poder único» (pág. 157).
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JINRJQUE ZULEIA PUCEIRO
Y agrega más adelante:
« .. , para .la gran burocracia universal, el mundo se divi­
dirá pronto entre burócratas por un lado, y agentes
· de
una y
otra CIA (es

decir burócratas
secretos) por el otro. La buro­
cracia no concibe ni soporta la gratuidad de ninguna conducta
humana»
(pág. 227).
Ya hemos apuntado el paralelo que, desde posiciones profunda­
mente diferentes, guarda
]a denuncia de Edwards con la de Soljenit­
sin, y la relatividad de la primera
respecto a
la segunda. Ello se debe,
sobre todo, a que el
esfuerzo de

penetración en los errores esen­
ciales del marxismo que
efectúa el escritor soviético es mucho ma­
yor. Para él, el aparato
policíaco, la
coacción totalitaria de la vida
personal, el desquicio político
y económico de los países comunis­
tas, son una comecnencia rigtwosa de las p,-emisas del marxismo le­
mniimo
«Ilsta ideología que se nos ha transmitido por herencia,
no
sólo es inconsistente, no sólo es irremediablemente
caduca,
sino que en su mejor década se equivocó en todas sus predic­
ciones
y jamás ha tenido rigor científico» . .. «Esta mentira
forzada,
obligatQria, impuesta

por
el uso, se ha convertido en
el
aspecto más torturante de ]a vida de nuestro pueblo, peor
que todas
las adversidades materiales, peor que cualquier falta
de libertad en el orden
civil» (4).
Es

que la
utopía marxista
es radical
y absolutamente totalitaria.
Aspira a una síntesis definitiva, que arrase cualquieI instancia que
se le oponga, o que intente,
al menos, afirmarse con matices propios
frente a los imperativos revolucionarios. Cuba y Chile son ejemplos
definitivos de que el
encuadramiento de

los "compañeros de ruta'"
es transitorio, hasta tanto las
circunstancias permitan

un tajo defi­
nitivo a la realidad
y a la Historia. Como bien ha sefialado Thomas
Molnar,
los sistemas utópicos, en coanto modelos ilusorios de pen-
(4) Soljenitsin, Alexandr: Carta a los dirigentes de la Unión Soviética,
Madrid, Plaza y Janés, 1974, págs, 57 y 64.
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LIBERIADES PERSONALES EN EL MUNDO COMUNISTA
samiento que responden a una tendencia del espíritu humano, po­seen una lógica y un sistema de interpretación de los acontecimien­
tos que les es propio. Es por ello que los datos
reales -el orden na­
tural dado, la persona, sus formas naturales de sociabilidad, la His­
toria-, no influyen demasiado
sobre sus
creadores y sostenedores:
«Estos se
encuentran siempre

en condiciones de ajustar los
datos al lecho de Procustó de
sus deseos, y de extraer alicientes
hasta
de los acontecimientos más desfavorables» ...
« ..• hay
un desprecio hacia el presente, así como por aquellos sucesos
de la Historia que separan a la humanidad de la meta deseada,
pues
se escoge concentrarse alrededor
de. la· llegada misma · y
desdeñar todo lo referente al modo de
llegar» (5

).
La consecuencia paradójica y siniestra de la Utopía en. el terre­
no de
las realidades políticas es. el intentO de operar una mutación
violenta de la
naturaleza y

la
concien¡;ia del

hombre, en la búsqueda
del Estado Ideal y de una
. felicidad geométricamente perfecta, que
desemboca. en

las más inhumanas formas de opresión que
ha cono­
cido la
Historia.
Frente

a la evidencia de la
naturaleza terrorista

y totalitaria
del marxismo leninismo
en el

poder, Edwards
ha reaccionado como
en otras circunstancias y con
· diferentes propósitos lo
hicieran los
Sartre, (',nJdroaoo, Garaudy, Marcuse0(6), o el reciente Vargas Llosa
frente

a los ataques a la libertad de prensa en Perú.
Se trata. de una
postura literaria, vagamente apoyada en la
hipótesis inverificable de
un marxismo "humanista". Pero el testimonio de Edwards se ve no­
tablemente
realzado por

la presencia entrañable y
directa de
una ex­
periencia personal que le
ha permitido vislumbrar, en el duro terre­
no de los hechos, que
las exigencias del compromiso marxista con­
llevan, necesariamente, el cercenamiento de la
libertad personal y
de su dimensión creadora.
(5) · Molnar, Thomas: El 11topi.rmo, /a.:herejia perenne, BueÍlOS Aires,
EUDEBA, 1970, pág. 211.
(6) Cfr. sobre esta actitud, García de Cortázar y Sarminaga, J. A: Neo­
marxismo y' libertad, en Poder y libertad, Madrid, Speiro, - 1970.
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