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Número 135-136

Serie XIV

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La participación y la apertura contra la socialización y el totalitarismo de la administración estatal

ILUSTRACIONES CON 8.ECORTÉS DE PERIODICOS
LA PARTICIPACION Y LA APERTURA CONTRA LA
SOCIALIZACION Y

EL TOTALITARISMO
DE LA
ADMINISTRACION
ESTATAL
l. LA, PARTICIPACIÓN Y LA APERTURA EN LA TENSIÓN BNTRE VERDAD Y LIBER.­
TAD QUE NOS MUESTRA LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA,
En estas ilustraciones con recortes de periódicos venimos ocupándonos
este afio (núms. 131.-1132 y 133--134), principal.mente, de la participación y
de la ~a. Se trata de dos temas inagotables y .acerca de los cuales
constarttemente nuevos recortes pueden ayudarnos
en nuestra tarea.
La apertura y la partidpación tienen una común raíz antrop0'!6fp"ca que
sitúa al hombre en tensión entre sus amias de ver.dlad y de ,libertard que. en
nuestra dimensión, que abarca d'esde nuestro origen a nuestro fin, 'nos sitúa
ante un problema teológico, en el cual ,westra fe réba,sa nuestro conod-·
miento sin limitarlo, Este límite del conoceir y la necesidad de sobrepasarlo
para dar respue.JJta a nuestras (í.ltimas preguntas nos es .mostrada por el
P. Juan A/faro S. l., ¡,rofesor de teo/ogia' dogmática de la Pontificia u,,;,.
versidad Gregoriana y miembro de lBI Comisión Teológica Intttnacional,
en su pi-ofundo estudio "LIBERTAD Y VERDAD", publicado en la edición en
castellano de L'Os.ervatore ROOllmO del 12 de enero de 1975.
Bl acto_ de fe no limita el de conocét' sino que lo trascieridé, en contra
de lo estimado por Heidegger,. El P. Alfaco expl.íca las definiciones de
ltberlad y de uerdad y el planteamiento de su binomio en 'ta existencia
humana.

«La libertad humana consiste en el poder autónomo y crea­
tivo de optar
y decidir, que hace del hombre un ser responsable;
la experiencia de la propia responsabilidad es el testimonio vi­
vido de la libertad:>.
«La verdad se presenta por el contrario como algo que por
sí mismo
se impone ·al espíritu humano, como presenda evidente
de

la realidad
que el

hombre
no ha creado. sino que le sale al
encuentro con la luz de su propia manifestación».
«¿Serán

la libertad y la verdad dos _sectores incomunicados
809
Fundaci\363n Speiro

de la existencia humana? Si lo fueran, la libertad no jugaría nin­
gún

papel en el encuentro del hombre con la verdad. Esta re­
flexión nos permite damos
cuenta de que la libertad y la verdad
constituyen dos polos
de tensión en la vida humana y de que el
problema de su mutua
relación es en el fondo el problema de
la unidad del
hombre. El

binomio
«libertad-verdad» tiene
lugar
por consiguiente en el terreno de la antropología tanto filosófica cuanto teológica; nos pone
ante una

pregunta común a todo
hombre, creyente
·Y ·no creyente: ¿qué es el hombre?».
Ello nos lleva a la primordialidact a la necesaria prioridad, de la corc-­
lemplación:
«Por eso la pregwita sobre el sentido último de la vida hu­
mana no se dirige exclusivamente al pensar y conocer propios de
la inteligenei, sino que inevitablemente toca al hombre en lo
más profundo de su libertad. Ante ella el hombre no puede des­ doblarse en
sujeto y objeto, porque se trata de sí mismo, del
sentido de su propia

vida. Se dé o no se dé cuenta de ello, lo
quiera o

no lo quiera, ante esta pregunta todo hombre está
in­
terpelado y comprometido, Lo cual quiere decir que esta pre­
gunta es indivisiblemente

problema y tarea, y que por consi­
guiente el hombre no podrá responder a ella sino en el aeto
total de comprender, decidir y obrar, a saber, en el acto to~li­
zante de su condición humana" _ "La libertad y la verdad
lejos de
excluirse mutuamente
o de estar meramente.
yuxtapueatas,
se ineluyeri al

nivel
más hondo
del espíritu: la
libertad es inma­
nente

a la verdad y
viceversa. San
Agustín se dio cuenta de ello:
" & qué ama el hombre más que la verdad " La búsqueda del
sentido
último de su vida pide del hombre la
puión por
la
verdad.
Esta actitud radical de la libertad humana constituye 11;1
verdad m'8 profunda

del hombre
1 a saber, la sinceridad sin lí­
mites consigo mismo que implica la opción más exigente de su
libertad,

Para encontrar la verdad
es necesario abrirse

a ella,
tener el coraje de dejarse iluminar por ella.»
Proyectada esta contemplación en la existencia humana es preciso ob-­
setvatla en todas sus dimensiones:
810
«La existencia humana tiene sus dimensiones constitutivas en
la relación del
·hombre al mundo, a los demás hombres, a sí
mismo y a la
historia.>
Fundaci\363n Speiro

En la relación hombre-mundo, en la que aquél desarrolla su facere,
observa el autor:
«El hombre está necesariamente vinculado al mundo para
transformarlo con

su
refiexión y su trabajo,

y
crecer así
en
au
ser
humano.

Al potencial inmenso de
la energía- del mundo co­
rresponde el dinamismo ilimitado

del espíritu humano, que lleva
en si
mismo la

tarea responsable de transformar el mundo. La
vinculación esencial del hombre con el mundo incluye la para­ doja de su -dependencia del mundo y de
su trascendencia

sobre
el mundo. En su acción
transformadora del

mundo el hombre
se encuentra ante
la realidad preexistente de un mundo que él no
ha crea'dO y que está regido por leyes que él no ha fijado. El
mundo y su
energía en proceso continuo
de cambio están
sosteni­
dos

por una acción fundamental que no
es la
del hombre,. sino
que la supera y la superará siempre. El mundo está ante el hom­
bre como el misterio
áe una

realidad permanente, anterior e
in­
dependiente del -hombl'e, que se le impone y que debe aceptar
como constatación tangible de su propia -finitud. Su
acción sobre
el

mundo está
condicionada necesariamente
por el devenir
mis­
mo del mundo, cuyo fundamento le trasciende absolutamente.
»Por otra parte, el hombrie lleva

en la
experiencia misma
de
su espíritu la conciencia de su superioridad sobre el mundo, en
cuanto por su capacidad
de-reflexionar

sobre si mismo y de
J.""
seerse en la libertad puede conocer las leyes del mundo, prever
su
cuno y
así dominarlo.
»Estos dos

aspectos de
la relación del hombre al mundo con­
vergen en la cuestión definitiva sobre el mundo y sobre
el horn·
hre:
¿ en su vinculación

eseneial son el mundo
y el hombre el
mero . resultado de un proceso evolutivo inmanente al mundo, a
saber,
de un dinanüsmo impersonal y carente de libertad? Y,
puesto
que la existencia del hombre supone la del mundo con
su energía y sus leyes, ¿será el hombre

mismo (que
se distingue
del

mundo y
está llamado
a dominarlo en virtud de la libertad
de su espíritu) el instrumento anónimo de la evolución inmanen­
te del mundo? ¿Ante quién, en último término,
es el

hombre
res­
ponsable
en

su tarea de transformar el mundo?
¿Ante el dina­
mismo impersonal del mundo o ante un ser personal y por con­
siguiente distinto

del mundo? ¿·Puede
el hombre, en la concien­
cia de

su
ser personal y de su libertad, interpretarse a sí mismo
como
el producto de una
fuerza ·fatal, como

un mero momento
privilegiado del proceso impersonal de la evolución cósmica?
En
el análisis de la relación del hombre al mundo emerge la pre-
811
Fundaci\363n Speiro

gunta radical del hombre sobre sí mismo y en ella surge como
último interrogante la cuestión sobre el fundamento personal
trascendente del mundo y del hombre:
Dios.>
Nuestra re:tación con los demás lzombtes en nuestro agere en la vida
de la relación, · en nuestra conducta social, según sigue explicando el
P. Alfmo, muestra nuevas evidencias que ·concluyen llevándonos a la
misma
raiz.
«El fundamento del valor de cada hombre debe ser común y
trascendente

a todos y cada uno de ellos. Y entonces, ¿no tendrá
que ser el
fundamento personal

trascendente, que
llamamosle
Dios?

En la pregunta
80hre el
valor del hombre como persona
nos sale al encuentro inevitablemente la pregunta sobre
Dios.»
De ahl llegamos al sentido último de la existencia hwnana: Dios no es
una alienación pata nosotros como pretende el marxismo; y la vida eterna
explica nuestra vida responsable
de seres personales y nos salva de la de~
sesperaclón
y del absurdo al que conducen los existencialismos ateos:
812
humana se inserta
un acontecimiento

tan singular como decisivo,
en el que la pregunta sobre el sentido último de
la existencia
humana
se

impone con el realismo de
lo visible y tangible: el
acontecimiento
· de
la muerte. La existencia del hombre en el
mundo está llamada a quebrarse definitivamente. La muerte hace de la
vida. un
arco roto, que
en su
frontera con el vacío desnudo
de la nada constituye el más despiadado interrogante sobre la
existencia en su totalidad.
La muerte pone inexorablemente en
cuestión no

simplemente el
más ali~ sino el aquí y ahora de
nuestra vida en el mundo. Sitúa al hombre ante el dilema vital
más
claro e

ineludible: el hundimiento personal en la nada o la
supervivencia
personal que

él
Mismo no
puede conquistar por
ningÚno de

los recursos de que
dispone en
el mundo. Pero si
la nada fuera la etapa final de la
vida, toda

la existencia humana
estaría finalizada y sustentada en lo más profundo de sí
mismrt
por la nada: el sentido último de la vida humana sería la nega­
tividad absoluta, el absurdo
~otal. Paul Sartre ha tenido la since­
ridad de confesarlo:
«es absurdo

que hayamos nacido y
es ab­
surdo
que muramos».

En esta frase hay una verdad indiscutible:
si la
muerte es la caída en la nada, es absurda la muerte y por
eso
es absurda

la vida. Pero,
l, puede el hombre resignarse a caer
en la nada? ¿No es en el fondo esta
resignación la má:s serena
Fundaci\363n Speiro

Y atormentada deeesperación? Ante la muerte (y por consiguiente
ante la vida) no caben
sino dos actitudes tan radicales como
radicalmente
diversas: desesperar

o esperar absolutamente.
De­
sesperación existencial del hombre en la soledad de si mimo,
en su

impotencia total para
pa.88l' por
sí mismo la frontera de la
muerte, o esperanza, que no puede llevar sino un nombre: Dios.
La pregunta_ radical sobre el sentido de la existencia humana
no
puede evitar la pregunta
Bobre Dios.>
Finalmente, al proyectBr en la historia nuestra contemplación del h.oov,
bre vemos cuán absuTdas resultan todas las concepciones histOt'icistas que
no., han sido propuestas, tanto po, Hegel y po, Ma,x corr¡o por Teilha de Cha cLa misma rotura, que la muerte revela en la existencia de
cada hombre, se pone al descubierto
en la
historia como obra de
la comunidad
humana. La dialéctica interna de la ·historia" lleva
consigo
la
imposibilidad absoluta_
de _
que la
humanidad dé ·
sen•
tido

definitivo a
1~ historia.-
Porque el más
aUá indefinido
de cada
etapa de
la historia constituye la condición misma de posibilidad
de
la historia. Para que la humanidad pueda realizar la tarea de
transformar el mundo y crear
la historia es absolutamente nece­
sario

que quede siempre por delante
uñ. porvenir que construir
en el mundo. Una plenitud definitiva e inmanente
de la hlstoria
no ea
simplemente

utópica,
sino contradictoria. La ~storia de la
hum.Jlllldad, como

la
existenéia de éada · hombre, ll~ por con­
siguiente, el sigilo interrogativo

de
lo inévitahlernente inacabado,
de
lo necesariamente
carente de

porvenir último, más
a~ de
lo

amenazado por el hundimiento de la desaparición total.
Tam­
bién

le
pregunta sobre

el
sentido último
de la
existencia· de
toda
la humanidad
desemboca finalmente

en la pregunta sobre
Dios
como

único
porvenir ábsoluto ·de la historie.» ·
II. LIBERTAD Y PARTICIPAOÓN EN 1A TAREA SOCIAL.
Esta pei-spectiva antropológica_ completa es fundamental. pBrs enCBt"at"
toda la acción humana y la tarea fabricadora que podemos acometer. Nos
referimos espect'abnente a nue~as relaciones con

los
demAs hombres den,,
tro de la relación hombre-mundo.
Santo Tomás
de Aquino escrutó esta relación dentro del ON!en universal
en
la c¡uaeot. 103 De gubernatiooe renun ln communi; en la I pBl'te de
la "SUMMA THBOLOGICA", donde en. st.t Tespttesta-del artículo 1, explica
813
Fundaci\363n Speiro

que algunos filósofos antiguos negarot1. el gobierno del mundo, pero que
esto es insostenible, pues
el orden del .universo manifiesta a las clMas que
el
mundo está gobernada y la perfección última de cada cosa se cifra en
la consecución de SU fiñ, lo que requiere el gobierno en este sentido. Pero
se ~ata de un orden dinámico,, en el cual hay algo permanente (s-tabile).
al menos en la materia primer~ JI algo sujeto a movimiento (aliquid ad
motum rpertilaens),
"si bajo el coitcepto de movimiento se incluye la ope-­
ración" (l, q. 103,, a. 1, ad. 2),. que opera "con suavidad", por causas se-­
gundas, entre las que se incluye la libertad humana.
Según el Aquinatense ( q. 103, a. 6. resp;):
«En el gobierno se deben considerar dos cosas, a saber: el
plan de sohernación
que es
la providencia propiamente dicha,
y la ejecución del plan _,,.
Bn esta ejeCU.ción:
quaedam mediantibus alm>: «de tal modo
Dios gobierna las cosas que hace a unas ser causas de otras en
la gobernación.>
Po, ello (a. 8, ,esp.):
«El orden de la Providencia divina puede considerarse de dos
modos: universalmente, O sea, en cuanto procede de la causa que
gobierna todo

el
universo, o

en
particular, en

relación con alguna
causa particular ejeentoria de

la
gobernación divina.>
Notando que (a. 7, ,esp.):
« ..
~ es imposible que algo suceda fuera del orden de una causa
universal>;
... pue, toda causa particular:
« .. ~ por necesidad eBtá dentro del orden de la causa primera
universal.»
Y (a. 8, ad. 3):
814
« ... el hecho de que unas eo·BU se opongan a otras indica que
el orden puede eo.ntrariane en cuanto al orden de una causa par-
Fundaci\363n Speiro

ticular, más no en cuanto al orden que depende de la causa total
del universo.»
El hombre participa, a la vez pasiva y activamente de ese orden, y,
de este segundo modo, el ser agente le
« ... exige tener el concepto de fin y de medios o de cosas que
son para fil fin> (a._ 1, ad. 1).
Notandc qw,:
< ... lo que las criaturas reciben de Dios les es natural. mas lo
que hace el hombre en las cogas naturales, no según la condición
de
éstas, tiene

carácter de
violencia» (a. ~' ad. 3).
Esta produce el desorden en una causa ,particular que provoca la reac--
ción del castigo dentro de la causa unlv..-e:r-sal. -
Ahí tenemos una some,;-8. imagen_ de nuestra necesidad de conocer la
VERDAD del orden de las cosas, materiales y sociales deÍ oden de la crea-­
dón, para desarrollar nuestra LIBERTAD el participar del quehacer social..
Ello contradice especialmente la a/ú:maci6n de Marx de que no se trata
ya de conocer el mundo sino de cambiarlo.
Pero contradice también _el liberalismo de raíz kantiana, fruto del giro
copemicano con el que Kant afirmó la mjeción de las cosas .a nuestras
ideas, en
lugar de derivar éstas del conocimiento de aquéllas.
Y contradice, también, todo operacionismo desconectado del orden na-­
turat en .su estructura a la .vez estática y dinámtca, desde el operadonis­
mo derivado de la construcción pactista de Hobbes hasta las elaboraciones
socialistas (llámense utópicas o científicas, pu.es el nombre no resuelve la
cuestión),
o tecnocráticas.
La operatividad humana viene a ser-, en la concepción expuesta, cars
adita natursn. Naturaleza que es preciso conocer para saber qué se puede
hacer para conseguir lo más posible el bien presente y futuro del hombre
en este mundo.
Nuestra libectad viene a quedar encajada dentro de este orden y su
éxito dependerá de nuestro Gonodmiento de la verdad real en la que nos
movemos.
Este conocimiento no -puede ser el fruto sólo de las averiguaciones de
un peque/fo grupo de hombres -en un momento ·dado, ni la obra de una
sola gene't"ación que pretenciosamente quiera recomenzar desde cero. El pro-­
greso exije la conservación de los conocimientos adquiridos y de solucio,,
nes conseguidas
por las generaciones anteriores y la mejora ~ aquel.los
y de éstas, a.sí como el logro de otras nuevas conquistas teóricas-y (Nác--
815
Fundaci\363n Speiro

ticas. En estos sucesivos logros, apoyados los nuevos en los anterior-es,
consiste
la TRADICIÓN.
l'1J, EL "CAMINO REAL" O "CAMINo_ NATURAL DE lAS COSAS".
Es, por 1o menos, curioso que e.se respeto del orden natural contemplado
conforme la perspeciva que Santo Tomás no., expl.ica, no lo hallamos hoy
en las posturas ceri-adas en la

idea
de un Estado tofalitatiamente inter­
vencionista, tecnocc-ático o burocrático, que extiende su administración por
doquier, considerando
que todo le e.! asequible para realizEIL" la felicidad
de

la masa
de ciudadanos, ni tampoco en ninguna de las posiciones que
hoy nos son présentadas como apertwristas, dentro o fuera de las asoci~
ciones políticas. En csmbiO, hemos visto esbózadO recientemente un intento
para reencontrar el «camino naft.tral de las cosas>, que nos lo presenta muy
próximo
a la tradi.ci.onal organización por cuerpos sociales básicos o cuer ..
('OS intermedios, ·presidida por el principio de subsidÍariedad y por· la._ sepsr~
ción que venimos preconizando, de los podf!res pC>líticos, económico e ,~
formativo g cultural. Su /omiulsción la Iremos leido en ABC dominical del
2 de
mmzo de
1975,
escrita por la pluma de Salvador de Mada,iaga, en la
segunda pllrle de _su_ GUJA ~ARA E[. VIAJERO QuB-HA PERDIDO EL CAMINO REAL,
de donck vamos a ir recortando. Coméncemos por BVC!l'iguer la detennina­
ción del camino:
« ... No tra~s de adaptar tu pueblo a tu doctrina, sino tu doe-
~a a ta pué-b-lo.> · · -,
« .•• proeura, pues. · primero,. enterarte de lo que de verdad es
tu pueblo en e8to de la foriná de gobierno. Olvida las estadística11.>
«." el caminó real ee el ca.mino natural que las cosas toman
cuando
no las embrolla una
maea ciega
nial dirigida;
el único
(por

definición)
que, por conformarse a la realidad, puede llevar
las cosas_ a la paz inte~or y la continuidad en el consenso de
todos.
>El camino real es muy fácil de perder y muy difícil de VOl­
ver a hallar-. Porque es el que responde a la realidad de las· cosas
y
personas,
realidad qae sólo cabe ir descubriendo poco a poco,
a
fuerza de _h"qena intención.
»Si~ pues,_ deseas volVel' al camino real, hahráS de conformarte
c0n y-a lo <Íue hay, d8Ddo pruebas de tesón, paciencia y buena
v_olúntacJ.~
El poder forma una plrámkle. ·en tuyo !Jpice conviene 4t1e haya una
autoridad arbitral. inasequible
a los m'TibtdOSos,·
816
Fundaci\363n Speiro

« ... hay que poner en el ápice de la pirámide política, a una
persona cuyo
puesto gea inasequible

a los
demás, ·8 fin de que
ejerza
e1. poder arbitral entre los aspirantes a monarcas que luego
(como Caramanlis o
De Gaulle) se disfrazarán de presidentes de
la República, aunque
viviendo y, sobre todo, mandando como
reyes. Es menester que exista en el vértice del Estado una auto.
ridad ·arbitral inW1equible a "los. ambiciosos.>
Pero, ¿qué es el poder?, ¿cuáles .son sus caracteristic&s?, ¿cuáles los
contrapesos que evitan las tiitanias de una u of:ta clase?:
«El poder no es de índole jurídica ni militar ni política. Es
de

índole espiritual (aun cuando sea de un espíritu infernal). Es,
por tanto, natural que de
la naturaleza saque su f'uerza, aunque
la
ejerza
en la sociedad.
>El
poder tiende siempre · a sobrepasarse. Como el perro al
dueño, el abuso de poder sigué siemPre al podei-. Por eso es de
eleme~tal prudencia ~ iodo pueblo dísp~rsar el poder. Ya hemos
aeepta_do
un _rey en el vértice del poder. Como compensación a
lo elevado de 811. puesto le daremos Pocos poderes, aunque so­
lemnes y grandes, el arbitral, el moderador, el de representar y
encarnar la nación. Evitaremos como la peste acumular el poder
político con
el económico y, por tanto, no seremos socialistas de
Estado jamás.
T8mpoco permitiremos que el Estado Central prive
a los doce o catorce
países que hay en España de la autonomía
C(ue el sentido común exige; ni que, dentro de estos países, el
poder central del paí_s prive a las comarcas y m~eil)ios de su
autonomía

comarcal o
municipal
>Toda
meditación

sobre el
poder lo
verá como un
.mal necesa•
rio,

que conviene reducir
al mínimo indispensahle, dispersar y
localimr; de modo que se sienta en todo el cuerpo de la nación
que el más legítimo es el poder que más apoyado está de abajo
arriba.>
Lo que debería dete:nniruu la constitución de un pa.ís es la re8lidad y
no una asamblea constituyente.
,,
c:El id·eal seria un país constitucional sin Constitución, por·
que, aeí, tan sagl"ado documento no se podría violar. En la prác­
tica, y
sin proponérselo, así lo

han
consegni.do haeer los-ingleses.
Recojamos

de ellos
este principip: hay

que ir
viviendo la cons­
titución, retocándola
cuando sea ne~io,, _y·

cuando
baya ido
817
Fundaci\363n Speiro

arraigando consolidarla -por escrito como un conjunto de cos­
tumbres.
Asi
fue también, en

los
•regímenes forales en España:
»De lo que hay que huir como de la peste es de convocar una
asamblea
constituyente que
dará de sí una comisión, que formu­
lará un texto constitucional, el cual seria inaplicable, como debi­
do al
tejemaneje de una veintena de tiras contra una veintena
de aflojas.>
El PODER INPORMATIVO es muy dificil de in&titu.cionalizer. Pero es pre,.
ciso lograrlo:
«
...
no hay en
el mundo político problema más arduo que el
de la libertad de opinión • ..>
«Por mucho que lo lamentemos los liberales, hay que hacer
constar
que este problema no está resuelto en ninguna parte y
que· es_ dudoso que tenga una 8'0lueión satisfactoria. La causa es
obvia, Faba la buena intención. Si de lo que real y verdadera­
mente se tratase fuera de
informar, si la prensa y la radio audio­
visual

fueran en calidad de verdad meros
órganos transparentes
y

neutros de los
mcesos a la gente, no haría falta más que la
libertad para que la información fuera buena. Pero interviene la
intenei-ón política, el deseo de alcanzar el poder dominando, mo­
delan4o, "guiando'' y,
si necesario fu~re, engafiando a la opinión.
>No existe medio seguro y eficaz de resolver el problema.
Pero conviene dejar
sentado que

la libertad de opinión
no es un
principio meramente negativo1 sino que implica una institución.
»Del
mismo

modo
que nadie pien&a en improvisar un poder
judicia4 o ejecutivo o legislativo, no se debe pensar en improvisar
la libertad de opinión.
Hay que organizar el poder informalWo.>
«
.•.

no
se puede

permitir que el poder informativo
esté en laa
manos

del poder ejecutivo. Tampoco puede
permitine que
lo
acapare el poder económico. La dispersión de poderes
exige que
el poder informativo sea distinto y no dependa de ningún otro
Poder.>
El poder r,olítico debe escalonarse a psrtit del municipio, 108 consejos
de comarcas, los pllt'lament~s de regiones o países 1/ el senado nacional,
en el si{/Uiente orden escalonado:
818
Fundaci\363n Speiro

a) Los municipios g su cabildo:
«En la tradición espaiiola la hase de la libertad era el mu­
nicipio. A él hay que volver. El
municipio debe ser una

pequeña
república casi
soberana. La gobernaría un cabildo elegido por el
pueblo por sufragio directo y un alcalde (o dos, político uno,
judicial

el otro)
el.egidas por los concejal,es. Los qué ya andan
pidiendo alcaldes elegidos por
el voto popular son, lo sepan o
no,
demagogos.»
b) Los concejos de c0marca:
« ... le organización de los concejos de comarca, las cuales se
ped'ilarían con la debida atención a la historia, la geografía y la
economía. Pero ya aquí nada de sufragio directo. Los concejos de comarca los elegirían los concejos municipales, No he dicho
11los concejales", sino los concejos, como votantes colectivos. Para
dar algún ejemplo concreto añadiré que los municipios tomarían sobre si
el funcionamiento de la ensefianza primaria, y las e~
marcas

el de la segunda
enseñanza.»
e) Los pa.íses y sus parlamentos:
«... se procedería a organizar los parlamentos de las regiones,
que prefiero llamar
países. Cabe discutir sobre la configuración
de los diez o doce
«países>-de
España; pero no es el tema para
ahora, sino sólo decir que
~adrid y

Barcelona se considerarían
como
talea y se tratarían conto organizaciones

aparte.
»Ni que

decir tiene que los parlamentos de los
países serían
elegidos

por los consejos comarcales actuando como tales votan­
tes colectivos.
»Los
países

se encargarían cada uno de su universalidad, que
constituiría a modo de una
cabeza pensante

para la región. Ello
no impediría que
el Estado Federal creara y rigiese en cualquier
lugar de la nación universidades federales.»
d)
El senado nacional.
« •.• se crearía el Senado nacional, elegido por los parlamentos
de los
países, cámara
única
para legislar
sobre todas las formas
de actividad nacional.
La mera- lentitud de la .gestación del sis­
tema seria
garantía

de
su estabilidad.»
Las elecciones directas se agota:rian en el municipio, pues a mayor es•
cala el sufragio univerSal directo es «una monstruosidad y un-a mentira>:
819
Fundaci\363n Speiro

«Claro es que ~ este sistema las elecciones directas se agotan
en
el municipio, ya que todas las demás las hacen los cuerpos
constituidos del
«piso» inmediatamente debajo de aquel a que
pertenece el del que se trata de elegir.
Esta lllflllera -de proceder es
la
única lógica y razonable, la única que re3pet.a al pueblo y eli­
mina la masa. En este sistema no cabe el referendum. Cuanto más
alto el cargo, más responsable
y experimentado ha de ser el cuer­
po elector. Dirás, ahí, en
el bosque donde te has metido al perder
el camino real, dirás que estas proposiciones son contrarias a
toda democracia. Quizá lo digas. Pero que lo pruebes, lo dudo.
Todos somos
víctima& del

genio político de los anglosajones
y,
cegados por este resplandor, no vemos que 8118 instituciones po·
líticas son -disparatadas. Ante ·todo, no imitemos ni a Inglaterra
ni a los Estados Unidos. La clemoeraeia no prescribe el sufragio
universal directo,

que
es una· monstruosidad· Y una mentira. ¿ Có­
mo van millones a
elegir uilo? Rechacemos sistema tan ineficaz
y corrupto. Lo que se bnsca es saber a quién se elige. Esto se
puede hacer "a dedo" en los municipios; pero nada más, Luego,
que cada cuerpo elegido
vote por los carididatos que elija para
el cuerpo
siguiente; pero

volver
al pueblo para ello es sumirse
en el anonimato, la conftlSión o el cohecho.>
El poder económico debe estar separado del poder po_lítico. Pera esto:
« ... cabria dividir la nación en (dig&mos) medio centenar de
gremios,
eada uno regido por una asamblea de tres órdenes, el
empresarial,· el· obrero y ~l técnico-administrativo; y todos estos
gremios e1tarían representados en una Cámara de Corporaciones,
todo
·e110 bailado en un amhierite de libertad política e infor•
mativa.»
«... hemos de · buscar en un sistema político-económico que,
de por
sí, se adapte al modo _de ser de nuestro pueblo y, por
tanto,
le permita a la vez
fa paz civil y la libertad.>
IV. CAPrrALJSMO y SOCIALISMOS.
Esta organizet::ión económica es antagónica a la preconizada tanto por
el capitalismo como por: cualquiei-a :de los div"ersos socialismos hoy en boga.
Debemos insistir, una vez más, en que no debe Confundirse el régimen
de PROPIEDAD PERSONAL con . libertad de empresa y sistema salarial .r al que
los
socialistas suelen denominat' capitalismO) -coti el régimen PROPIAMENTE
820
Fundaci\363n Speiro

DICHO ~PITALISTA, en el cual el concepto de la propi.edad personal es sus-­
tituido por el de capital, puramente cuantitativo. valorable en dinero, i-e­
Fesentado por acciones que lo hacen Elrl.ónimo y escinden la propiedad
de la administración y res¡,onsabilidad persooales, y en el cual constituye
su id.eologia un liberal.ismo desenfrenado .. primero,. y un ·dominio del poder
político, por medios que favorecen la formación y el desat.Vollo de las gran-­
des estru.cturas económicas, después.
Escribiendo acerca
de esto, en uno de sus BILLETS, que titula ~PITA-­
LISMB ou SOCIALISMF., Gustave Thibon, en ltineraires 187, de noviembre
de 1974, comenta:
«Si
esta
palabra (capitalismo) expresa un liberalismo sin freno
que
entrega los más débiles a merced

de los más
fuertes (la zorra
libre

en el gallinero abierto ... ), -deslizándose hacia el monopolio
de los medios de producción por las poten-cias
del dinero,

tenien·
do por resultado la
aefixia: de

las libertades y de la competencia,
recuso sin

vacilar esa forma de
capitalismo. En ese sentido
he
afirmado siempre que
es necesario

en
economía la
actuación ar­
bitral de un poder independiente que tendría
por' misión la de­
fensa
de

los trabajadores,
adet'uando :los salarios

a la -productivi­
dad, y de los consumidores,
cuidando de

lograr
una sana eoncu­
trencia.

Tal reforma contribuiría, por otra parte, a poner el ca­
pital -que no puede ser abolido, rii tampoco-compartido por
todos igualitariamente--
ep ·manos de

los más aptos para.hacerlo
fructificar para
el bien de la colectividad.>
Y apostllla:
« ... yo denuncio como el peor de los capitalismos todo sistema
en
el cual. el poder político al asúmir el poder económico, con­
duce a la alienación
tó-tal del ser humano.»
Así ocurre en el socialismo que .. . :
«... desde el Báltico al Pacífico, aplasta la mitad del planeta
bajo
su rodillo totalitario.>
Advirtiendo que ...
« ... incluso en nuestros países llamados capitalistaS, ¿acaso no
se halla la causa principal de la crisis que sufren
las sociedades
occidentales

en la infiltración creciente del socialismo de Estado
en nuestras estructuras económicas? ¿No es en ese sector nacio--
821
Fundaci\363n Speiro

nalizado donde florecen por t>:s:celencia la incuria y el malgasto?
La

retribución obtenida por
el capital, ¿puede compararse acaso
con las .percepciones

tomadas por el
Estado en
conjunto del
producto nacional? ;
y la inflación, con

la inseguridad
que pro­
duce. castigando sobre. todo

a los pequefios
ahorradores~ ¿no es
acaso el

producto
de una política monetaria incoherente? En
resumen, el_
Estado moderno,
vampiro avaro y providencia in­
cierta,
¿no es acasO el explotador privilegiado

del capital y del
trabajo?>
Bn cuanto a los socialismos, Louis Salieron, en. ltineraires 188, de diciem-­
bre de 1974 ba.jo el título "Los T-RBS SOCIALISMOS PRANCBSES", enumera y
caracteriza cada un.o de ellos del siguiente modo:
«-el de Valéry Giseard d'Estain~ que es liberal; el de Fran­
,;ois Mitterrand, que es socialista, y el de
Georges Marchais
que
es comunista.»
Gustave Thtibon, en su citado BIUET, recoge aún la tesis de la tet' ..
cera vía ...
« ..• de la em.preea comunitaria- bajo forma de participación o
oogestión que se
situaría e:ntl"P. el

capitalismo actual y el
socia­
lismo de Estado.>
Y, acerca de esa cogestión, escribe:
« ... yo no la condeno a priori como una utopía dañina; me
limito· a repetir una
vez más

que
tal forma
de
asociación exige
de eus miembros un alto grado de

madurez social y de disciplina
espontánea, y, sobre tod-0,

que debe emanar rectamente de la
disciplina de loe interesados y no ser impuesta

por el poder po­
litico, so pena

de caer fatalmente en la órbita de este último, lo
que
nos reconduee

al totalitarismo. Todas las
relaciones que
co­
nocemos en

el régimen menos duro de
los países del Este, es
decir,
en

Yugolavia, permiten
pocas ilusiones
a este
respecto ... »
Ptto, veamos cómo Sailleron explica los tt'es socialismos que en Ft'ancia
tratan de imponer sus crikt'ios.
822
«El soeialis_mo de Giseard d'Estaing no se confiesa o eólo se
confiesa tímidamente
Bocialista. Se
declara «liberal progresista».
¿En qué es socialista? En lo referente a la uniformidad de laa
Fundaci\363n Speiro

condiciones sociales y de .sus regímenes financieros por la exten­
sión del salario y el "control" universal del. Estado. Su modelo
es, evidentemente, el de Suecia y el de Gran Bretafía ... »
Es verdad> c0mo recuerda
'rh_ibon en su citado BILLET, que:
« ... Ciertamente existe un socialismo a la sueca, que es un
socialismo de redistribución por punción fiscal y no de colecti­
vización
de las empresas, el cual, por otra parte, ofreee ya graves
síntomas de
desgaste y de asfixia.»
Siguiendo

su
enumeración, Salieron continúa:
«El socialismo de Fran~ois Mitterrand
es aproximadamente el
del programa común. En tanto marxista, nada debería diferen­
ciarle del comunismo. Se dilerencia concretamente
de éste en
aquello mismo que determina
su fuerza ·y su debilidad, Es a
los ojos de la opinión
general, bastante más respetuoso que su
aliado

para la libertad individual
y con las reglas de juego "de­
mocrático", así como muestra infinitamente más reservas acerca
de las virtudes del régimen soviético
y del bienestar en las de:
moeracias
populares.

Esto determina su fuerza ante su clientela
electoral,
pero también

su debilidad, pues su marxismo resulta
falto
de lógica,>
«El socialismo de Georges Marchais tiene su propia lógica. Es
marxista y está en plena comunión con el marxismo realizado en
la U.R.S.S. y en las democracias populares, ·consciente del daño
que es lógico le reporta en la opinión pública, no es menos re­
sueltamente
optimista, pues sabe que la propaganda lo puede
todo
y que las palabras infinitamente repetidas acaban por crear
en
las mentes imágenes que ningún acontecimiento puede "ob­
nubilar" :>
Salieron advierte que> además:
«Más
allá
de las sabias
estrategias y de las sutiles táctiC88 de
los
partidos,, los hechos muestran

otras líneas de fricción
y otras
llneas divisorias,
>Si
por "socialismo" entendemos

la tendencia a la igualdad
económica y

a'l estatismo, sobre las ruinas de la propiedad,
hoy
todo

favorece al socialismo.
823
Fundaci\363n Speiro

»La causa más importante de la socialización general es el caos
monetario
y la inflación. Es cierto que en tanto es moder~da, en
su tasa y en su crecimiento, la inflación sostiene al liberalismo,
pero

en cuanto alcanza un determinado nivel
y es preciso com­
batirla, engendra
las quiebras, -el paro, la concentración, la regla­
mentación. Todo
el mundo vuelve entonces los ojos hacia el
Estado ·que incrementa
sus detracciones fiscales, sus transferen­
cias

sociales
y sus ayudas de toda clase a los sectores más afec­
tados. Y quien dice "stagnación", recesión, crisis, dice desarrollo
del
socialismo.
»Esta es la situación actual.>
Pero el hecho más importante:
<--es la desvalorización general dei capital.>
Y. en síntesis:
«La significación global de este estado de cosas, viene deter­
minada por
la preponderancia excesiva del reparto · sobre ·1a ca­
pitalización.
En otras palabras, la masa de salarios y cargas so­
ciales supera netamente
lo que el capital real puede suministrar.
Este desequilibrio es afectado por
la· sobreabundancia de un cré­
dito cada vez más alejado
de toda realidad niaterial apta para
garantizarlo.>
Este desbarajuste, ¿a dónde conducirá?
824
«... fuera del Estad-o-Providencia, que va hundiéndose lenta­
mente en decadencia,
ningún proyecto válido de sociedad es pro­
puesto

a los franceses. La noción de autoridad
es destrnida;
las
costumbres se disuelven tanto como van siendo
disolutas; todos
los vínculos familiares,. así

como los de
lÍls demás
comunidades
naturales,
.se rompen,

la Iglesia camina hacia su propia autode­
m.olieión. La única posibilidad
d,e salvación

radica en el hecho
de que son ya muchos los que .toman conciencia de
este hundi­
miento

general. Si
se hallara-o algunos

hombres suficientemente
enérgicos- y
lo bastante inteligentes para agrupar las buenas vo­
luntades dispersa~ su

acción lograría tal
audiencia que
podría
alcanzar el éxito. A pesar de todo y sea cual
sea la

inminencia
de las catástrofes que

penden sobre el mundo, no debemos
re­
signarnos

a
evacuar la idea, cargada de esperanza, de que las
salvadoras acabarán por
triunfar.>
Fundaci\363n Speiro

¿Tomaremos nosoti-as conciencia de la realidad ·que nos amenaza, pero
en la que tantos sueñan aún?
V, LAs CONSECUENCIAS DE LA SOCIALIZACIÓN CRECIENTE POR EL lN~EMBNTO
CONSTANTE

DE LA
INJERENCIA ESTATAL.
Ese canino, que parece sin salida. a no set que se ,mxl.uzca un amplio
viraje hacia la verdadera partidpación social a través de l011 árganos n~
turales ......
desde. lá fBmilia a las religiones,-, liberados· de la opresión que
la
injerencia estatal produce en ellos. Esta injerencia viene causando un
profundo daño cualitativo en el tejido social, qu.e constataremos con la
lectura de los recortes que seguidamente oJrecemos, genédcB111f!nte clasi,,
ficodos:
A) LA SOCIALIZAQÓN DB LA M&>ICINA,
A propósito de este problema y de la dimisión ante el mi.smo de los
notables naturales y los cuerpos nafurales aun existentes, tenemos a la
vista un reciente artículo firmado pOr Manuel de Santa Cruz, aparecido en
EL PENSAMIENTO NAVARRO del 23 abn1 1975, con el título LA
VENTA DEL SANATORIO DE LOS TOREROS, eit el que leemos:
«Acaba

de ser vendido el Sanatorio de los
Toreros, junto
a

la Plaza
Monuinental, de

Madrid. Lo
ha comprado la Seguridad
Social por
sesenta milloitet!! de pesetas más un compromiso de
prestaciones».
«Distintos grupos

han defendido los pros y
contras de
venta.
No pretendo analizar
ni' dirimir

sus discrepancias,
sinO resaltar
dos

hechos: la
escasas dedicación

de algunos
notables naturales
a los cuerpos intermedios y la apelación al dinero como único
factor
de decisión».
El modo como fue aceptada la propuesta, es expuesto en el arliculo
tomándolo de otros recorles de prensa sobre el particular:
«"A la hora de empezar la reunión de alto nivel taurino, Jpás­
mense, amigos, en la sala no había un solo matador de toros en
activo. Solo ante el peligro, dando la cara como
tantas veces
por
sus compaiieros de

profesión, ahora que está retirado, cuando
menos necesita de

los
.servicios del
Sanatorio, Andrés Hernando
( .•. ). Unieamente
él luchó por lo que hasta entonces había sido
Fundaci\363n Speiro

de todos los toreros,. propiedad privada de todos los profesio­
nales del toreo ( ... )
¿Dónde estaban
Santiago
Martín_ (El
Viti),
presidente del

Montepío de Toreros, y Paco Camino, presidente
de la Agrupación de Matadores. Novilleros y Rejoneadores? Ni
ellos, ni

toreros, ni-
al)oderados de rep.omhre, se
encontraban allí.
Por tanto el camino fue de rosas_ para quienes querían la ven­ ta ( ... ). De nada han servido los gritos de los modestos, pues
los 'ricos' le volvieron la espalda siempre, o
casi siempre,

al
Sanatorio
11 con alguna exeepción ..• ".
»Lo que

no encuentro en ningún recorte _
es la
conjetura, para
mi muy probable, de que los desertores estarán
di,ciendo a

todas
horas, como
se ha puesto

de moda, que
hay que
_ abrir cauces
de participación y
representación para

establecer una democracia
a nivel europeo._ CI1:1,ro que
es más

fácil y cómodo echar
'una
papeleta

anónima en una urna cada dos años que ir varias
veces por

semana a un centro social a estudiar y decidir res­
ponsable y nominalmente los asuntos •.
.»-.
Dos puntos medita Manu.el de Santa Crw:, al comentBl' el suceso. El
primero es el de los CUERPOS INTERMEDIOS y NOTABLES NATURALF.S:
826
«Se llaman, en Sociología, notables nahlrales aquellas perso­
nas que por sus características propias y por la situación que ocu­
pan en la comunidad, resultan espontánea e informalmente se· ñaladas por las demás como
fuentes de consejo y

decisiones. De­
berían ser, a la vez,
las que

ocuparan los puestos de mando ofi­
ciales,· pero con frecuencia la realidad está lejos de esta coin­
cidencia ideal.
»Las asociaciones

naturales espontáneas o cuerpos intermedios
entre el individuo y el
Estado son

el cañamazo adecuado para ins­
talar una sociedad políticamente
cristiana. Hasta

ahora no se ha
inventado ni descubierto nada mejor
p~a ello.

En gran
· parte,
nacen,

viven y
mueren, y
hasta se reproducen, en función de
los
donativos

de
inteligencia,, volnntad y

dédicación que les entregan
los notables naturales, sacándolos de su tiempo libre. Cuando
los notables naturales cambian su mentalidad adistoerática de servicio desinteresado al bien común por una mentalidad pesete­
ra, mezquina y
capitalista, los

cuerpos intermedios
se marchitan
y

mueren aplastados por el rodillo del Estado socialista. Sin
notables naturales no hay cuerpos intermedios; sólo queda, como
única posibilidad, la
dictadura, de

uno u otro color.
»El dinero abundante, con incremento llamativo sobre el ne­
cesario y habitual en un estamento
social. encuentra

una
de sus
Fundaci\363n Speiro

mejores justificaciones en facilitar a su dueño un· tiempo libre
que sea ofrecido a la comunidad, previa utilización de una parte
del
mismo en

cultivarse, prepararse y mantenerse en forma,
»El servicio

a
la comunidad es fuente limpia de honores le­
gítimos y dignos de honesta ambición. El dinero, por sí sólo, puede
proporcionar popularidad, que es brillo de bisutería, pero no
hon·or, que es oro de ley.
Se puede, y aun se debería, tener men­
talidad

aristocrática
. sin necesidad de
ser noble, lo mismo
Que
muchos nobles, en

un proceso de sentido contrario,
lo han perdido».
El otro es el hecho de que opere EL DINERO COMO ÚNICO FACTOR DE
DECISIÓN:
«~:I otro punto que destaca en este asunto es la impregnación
de mentalidad capitalista que muchos que_ no son capitalistas
sin embargo, padecen. Consiste esta mentalidad en hacer del
lucro dinerario

puro y escueto el Criterio único que presida
todas las decisiones, postergando

la consideración de
_ todos
los
factores no dinerarios.
»Las asociaciones

naturales, o cuerpos intermedios, como la
Agrupación y el Montepío
de los Toreros, se .caracterizan pre­
cisamente

porque integran
muchos vd.ores humanos

distintos de
los dinerarios, como son las relaciones
humanas, internas

y
pú­
blicas,

la regulación de
lo actividad
profesional, la solidaridod en
la previsión y en las negociaciones colectivas, y el establecimiento de servicios para sus miembros. Tratan de enriquecer su gestión
con la atención al mayor número posible de aspectos
extra-dine·
rarios

de la
vida del hombre. Por eso. se pu~de decir que son,
"a radice", la antítesis militante
de.l capitafü1mo. De lo

cual re­
sulta que la infiltración en su
seno de

la mentalidad c:apitalista
es para ellos mortal de necesidad por lo que tiene de excluyente de las consideraciones
extraordinaria¡, que

son precisamente nada
menos que la savia
de esas

cooperativas, montepíos y colegios
y agrupaciones profesionales. »En
varios recortes

de prensa y en fuentes directas, hemos
encontrado noticias de
lo mucho que la mentalidad capitalista,
-pensar sólo en dinero-, ha influido en la liquidación del
Sanatorio de Toreros.
» "Ni el honesto segoviano Remando -que pre_sentaría su di­
misión
después--, ni
las voces
de media docena, que manifes·
taron su total desacuerdo, pudieron con los 'millones' que allí
se barajaban

por la desaparición del
hotelit-o de
la calle de
Bocángel" ( ... )
" ... d Sanatorio de Toreros, esa. pequefia parcela
821
Fundaci\363n Speiro

de dolor íntimo, sin lujos pero acogedor, fatniliar, entrañable,
capítulo importante
de la historia taurina, ha· sufrido una herida
mortal. Los toreros
ha:n dejlldo escapar

el único baluarte que
poseían en propiedad ( ... ) Puede que algún día les pase y re­ cuerden con
triSte nostalgia

aquel hotelito de
la calle de Bo­
cángel ...
(_.) ¿Qué

son muchos sesenta
millones? Sí, pero ...
hay

muchos peros también" (Crónica de Eme-Conde en la Hoja
del Lunes de Madrid del 7 .4. 75).
Por su parte, en otro de sus sabrosisimos BILLETS, Gusta.ve Thibon,
en ltlneradres 188, de diciembre de 1974, meditaba acerca de un artículo
redentemente publicado
en La Libre Belgriique, referente a la medicina
nacionalizada.
828
«Tres puntos esenciales se desprenden de este estudio:
»vi La medicina gratuita cuesta ·-cada vez más cara: absor­
vió en 1973 el 5 % del producto nacional bruto frente al 1 %
en 1951;
»2.2 Ese fabuloso precio de producto debería, en principio,
correspohder a una mejora correlativa de los servicios-
prestados.
Sin

embargo,
de. hecho ocurre

lo contrario: los médicos
y el per­
sonal de los hospitales están mal pagados y los enfermos mal
cuidados ...
»3.2 Los médicos británicos se toman de · tal ·modo en serio
la posibilidad de una quiebra total del sistema que se esfuerzan
-como
testifica

la reciente
deeláración del

doctor Levin, presi­
dente
de la B.M.A.-en poner al alcance un-sisteri:la viable de
medicina
privadamente
retribuida.
>Pe~ ¿por qué

se
ha impuesto el principio de que los cui­
dados médicos
-a diferencia de otras necesidades del hombre,
como
el alimento, el vestido, etc.- deben ser asegurados por la
colectividad y no por -el individuo?
»Se responde

que
es en virtud del derecho a la salud. Las
otras
necesidades pueden

ser
satisfechas por

el
trabajo, pero
como
el en.fermo, por definición, está imposibilitado para trabajar (o
no
le basta para poder pagar ciertos cuidados particularmente
largos
y costosos), conforme a la justicia social debe ser asistido
por la comunidad; es decir, los sanos deben
pagar por
los en·
ferm.os. »Pero,
¿hájo qué fotmas y
por qué intermediarios?
»Notemos, ante

todo,
que e] retorno a la medicina privada y
de pago implicaría, por el aligeramiento
de la aplastante carga
de la Seguridad Social, -un aumento de los salarios y de las ren-
Fundaci\363n Speiro

tas que permitirían a la mayo-ría de los hombres normalmente
constituidos asumir con menores gastos los pequeños y medianos
riesgos de enfermedad.
,Quedarían
lo grandes ries·gos y los casos de invalidez larga
o permanente para los cuales sería
necesaria la
ayuda colectiva.
Esta seguridad podría

ser confiada a
organismos menoS pesados
y--meno

costosos (empresas, colectividades locales, mutualidades,
etc.), lo que permitiría una ayuda
más rápida y eficaz y una
mejor vigilancia de los
abusos
»En
lugar

de esto,
¿ qué vemos? El malgasto desvergonzado
de los caudales públicos con el mantenimiento de una burocracia
sin rostro y
por el aprovechamiento intensivo de las enfermeda.
des leves; la degradación de las relaciones entre médico y
en­
fermo. Este usando de sus males como un instrumento_ de rei•
vindicación, y aquél convirtiéndose en un distribuidor automá­
tico

de cuidados
y remedios inoperantes cuando no son nocivos.
Nada exagero al
afirmar que, para buen número de nuestros con­
temporáneos,

el derecho a la salud gira, de
un lado, hacia el
derecho a la incuria, al parasitismo
y, de otro lado, hacia las en•
fermedades terapéutieas próducidas por-el abuso de fármac08.
»Bueno
es

que el
hombre st:ia-en

parte
responsable de
su
salud,
es decir que su derecho comporte también un deber> ...
"L_a seguridad

absoluta desde el
41Útero a la tumba", conforme
una fórmula
inglesa otorga una prima a la imprevisión y a la
incuria ..

«Por eso, no podemos sino aprobar la ·iniciativa del doctor
Levin en favor
de una medicina libre para hombres libres. El
arte de la medicina ganaría en dignidad y ·en cualidad tanto del
-lado de quienes · la practican como por parte de los enfermos "'>
¿Qué ocurre aquí,_ en nuestro país y qué directn"ces se selfabm para
el /aturo?
Vayamos -por parte:
Son conocidas las dlfü:ultades economices del seguro de enfermedad
y oímos hablar, como posibles remedios, de la nacionalización de la in,,
dustria químico,,,farmacéutica, de la creación de un ministerio de Sanidad
y de la asistencia sanitara integral de la 1]0blación. Trataremos de -penetrar
en estas cuestiones
de la mano de dos artículos, que iremos recortando, de
Aw-elio de Gregorio y del Dror. Fel;pe Femández An¡u,o publicados en
El Pensamiento Navarro del 13 de noviembre de 1974 y del 14 de enero
de 197S respectivamente.
Aurelio de · Gregorio, en su Bl'tículo, titulado "¿ NACIONALIZAOÓN DE 1A
829
Fundaci\363n Speiro

FARMACIA?", al:ude a las dificultades económicas del seguro obligatorio de
enfermedad:
«El
déficit

del
seguro de enfermedad es mal conocido porque
no
se han publicado sus «cuentas> detalladas desde el principio.
No obstante,
se ha
sabido por fuentes
dignas de
crédito que ha
tenido
aíios con

unos déficits de
centenares de
millones de pese­
tas debidos

en
su mayor parte a
gastos de farmacia.
»P~ro esos gas-tos astronómicos se deben más a

las cantidades
consumidas que a los costes de cada unidad de cada producto.
Más a la cantidad que a la calidad. Más a la
demagogia que

amon­
tona
recetas inútiles

que a
lucios injustificables
de la industria
químico-farmacéutica.
T-odo el

mundo sabe con cuánta
genero­
sida~ con·
cuánta

benevolencia. se dejan pasar
abusos en
la exi­
gencia de medicamentos innecesarios, solamente por complacer
capric:~os de

algunos -no
todos-asegurados.
»Otro
tanto s~ puede decir de

radiografías, hospitalizaciones
y situaciones de "baja" bastante
más allá

de la convalecencia.
>La demagogia

no
i;~lo es antieconómica,

sino
que, además,
es contraria a la educación del pueblo porque fomenta en
él
conductas

inciviles e insolidarias.»
El Dtor. Felipe Pemández · Árqueo titula su articulo "LA REFORMA SA ..
NITARIA",
y plantea en él la situación sctu.al de la asisterrcia médica:
830
«LB. puesta en marcha por Estado del seguro obligatorio de
enfermeda~ mediada

la década de los
añ.os cuarenta,
inicia una
violación
grave, permanente y creciente del

principio de
suhsi­
diariedad. Este principio, que es una

de las columnas
maestras
de

la doctrina social de la
Iglesia, dice
así:
»"Como no se puede quitar a los individuos y darlo a la co­
munidad lo que ellos
pueden realizar

con
su propio
esfuerzo e
industria, así tampoco es justo, constituyendo
·un grave perjuicio
y

perturbación del recto orden social, quitar a las
com~nidades me­
nores
e inferiores

lo que ellas pueden hacer y proporcionarlo y
dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción
de la sociedad, por
su propia fuerza y

naturaleza, debe prestar
ayuda a los miembros del cuerpo
social, pero

no.
destruirlos y
absorberlos."
(Pío XI, "Quadragesimo anno").
»Los médicos, individualmente

o asociados, ven que el Estado
con
su seguro

obligatorio
lea quita
la clientela, con la contra­
Partida exigua de la posibilidad, no siempre realizada, de
con-
Fundaci\363n Speiro

vertiree en funcionarios. Los enfermos pierden la posibilidad de
elegir a
sus médicos

y
sus relaciones

con los que se les
asignan
oficialmente

no pueden tener calor humano ; además, los nuevos
médicos
func.ionarios carecen

de estímulos materiales y espirituales.
»Se ha confundido gobernar con administrar, y una
adminis­
tración enfer'ma por

el
socialismo y

la
demagogia no
tiene
más
respiro

que huir de eí misma mediante el crecimiento. Este al­
canza su
cénit en el verano de 1973 con la reforma de la segu­
ridad
social, que

lleva
obligatoriamente al seguro médico

estatal
a
miles de personas

acomodadas que ya tenían resuelta su
asis­
tencia

sanitaria más a su gusto. Los médicos, al
:ver sus

ya mer­
madas clientelas aún más
amenaza~as, consideran

poco seguro in­
vertir en su servicio más esfuerzo y dinero. En 1974
1 . sólo en
Madrid, cerca de mil médicos han
renun~iado al ejercicio libre
de

la profesión.
>Algunas diputaciones provinciales han

incurrido en el mismo
error que el Estado y en lugar
d,e limitarse a

la asistencia médica
de sus pobres se han
involucrado en

gigantescas
Obras e
instala­
ciones sanitarias, que
luego han

arrendado _al seguro estatal y a
algunos pocos médicos,_ lo
cuai_ sale evide~temente. de su· misión.»
La situación, antes expuesta por _Aurelio de Gre-gorio, pretenden algunos
que se resolverla. con la nacionalizsdón de la industria químicc,..fllt'tnacéutica,
según
él mismo comienza explicando:
«Se ha celebrado en Madrid un eiclo de conferencias de alto
nivel
en el
cual personas
muy
calificadas ltan -dirigido .invectivas
a la industria fal'ID4céutica por la cares.tía de su& productos. Esta
carestía sería
_-según ella~ causa· de

las dificultades económi­
cas que

detienen o
retrasan el
perfeccionamiento del
segnro ofi­
cial

de enfermedad.·
Es-tas expJicaciones terminaron

con -alusiones
. a

posibles.nacionalizaciones de la industria-químico-farmacéutica.»
Pero, a-él, le parece que se trata ele, según rotula· uno de Sus· epigi-afe.,
UN REMÉOIO PEOR QUE LA ENPERMFDAD ·
«Que' haya que asignar· a fo demagogia bastaDtes millones de
pérdidas descarga pero

no
suprime el peso de la acusación con­
tra
la carestía·
de· los medicamentos. Algunos --Íl evidentemente, precios· abusivos, y hay que remediar eaa··situa~ión.
»Pero

el
socialis1Do' C:s un reinedio peor C(Ue ·1a enfermedad.
831
Fundaci\363n Speiro

No se deben matar ·mosquitos a caflonazos. No hay que confundir
gobernar con administrar. Gobernar es

"hacer-hacer", y
adminis­
trar

es "hacer" (a
secas). El
Estado
debe de
"hacer-hacer", y
Cllanto menos "haga"

por sí. mismo, mejor. Ya
se entiende que
ello, según la doctrina social - católica. Quien piense_ en comu­
nista o
en socialista, si es consecuente, discrepará.
>Si hay

medicinas
a precios abusivos, el Estado debe de go­
bernar, es decir,
fj'hacer-hacer" medicinas a precios justos, me·
diante controles de precios, estímulos a la competencia, etc. Pero
nunca

meterse a "hacer", a fabricar
él mismo
las medicinas, que
eso
sería la

nacionalización. Tremendo
lío, tremendo avispero.
"Remedio"
comparable

a que el Ministerio de la Vivienda levan­
tara
ejér~itos de albañiles, carpinteros, fontaneros y eneofradores
para

h$cer por sí
mismo las viviendas

que el país
necesita.
»Que

con la asistencia
sanitaria se haya -cometido el tremendo
error de __
c_onfondir gobernar C'OD administrar, no puede justificar
que
se sigan cometiendo errores análogos. La obstinación no co­
rrige
errores., sino
que los
agrava.>
-Bl Dt;or. Felipe Femández Arqueo, a' comienzo de su arl(culo, observa
el panorama de la socialización de la salud en toda su perspe.cti.va, que
abarca las pretensiones de una total asistencia médico--farmacéutlca y de
la creación de un ministerio de Sanidad,
832
«Las fiestas
de Navidad y
el· Decreto-Ley
de Asociaciones Po­
líticas han

distraído la
ate~ción de
la
presencia y
amenaza del
socialismo en

el
ámbito de la medicina y de la farmacia. El día
28
de diciembre pasado se ha creado un~ "Cómisión lnterminis­
terial para la
· Reforma
Sanitaria", la cual aleja de momento el
fantuma de

un
Ministerio de
Sanidad,
pero a
la
vez tiene como
misión estudiar y ptoponer la,; medidas necesarias para

alcanzar
los
siguientes objetivos: " ... b) Considerar una posible asistencia
integral a la población bajo el criterio de finalidad social prio­
ritaria, etc.;
e) Ordenar el sector farmacéutico desde el ámbito
de la producción y distribucióu hasta la dispensación y commmo;
dJ Señalar las bases de una futura Ley General de Sanidad."
>Antes de comentar estos dos episodios de las relaciones entre
el
socialismo· y
el Estado actual, advertiré que· interesan a todos
los
españoles y

no
lÍnicamente a los médicos y sus colaboradores,
farmacéuticos
y

enfermos,·
-como· pudiera suponerse, porque
todos
somos futuros enfermos, pero principalmente porque

el· socialismo,
la revolución, es un fenómeno global,
que funciona como un

todo,
Fundaci\363n Speiro

aunqu.e superficialmente parezca compartimentado, de manera que
sus avances o retrocesos en

un
sector repercuten

inmediatamente
en otros.
»Se llama socialismo a la poeesíón por· el Estado de los me­
dios de
producción y de los servicios (como es la asistencia mé­
dico-farmacéutica) respetando la propiedad privada de los bienes
de consumo.
El comunismo &e difererieia del socialismo en que,
ademá~ atribuye al Estado la propiedad de los bienes de con·
sumo;

reconoce que para llegar
a esa destrucción total de la
propiedad privada hay que pasar antes por una fase. intermedia
socialista.
»Ambas situaciones se tratBn de alcanzar hoy en España de
dos
maneras: una,

por la
tremenda. con
organizaciones activistas
clandestinas que son gérmenes para
al conquista revolucionaria
del
Estado, las cuales son Objeto · de persecuciones policíacas cuyas
reseñas periodísticas
se leen con

amenidad.
-~ otra tácti~ rama
gemela

de la misma tenaza,
más sincronizada
y· acorde con la
violencia de lo que
par~e, pretende transformar· el

Estado por
evolución, sin
estridencias ni episodios novelescos, en

silencio y
con buenos
modales, -

desde la letra pequeña y árida del Boletín
Oficial del Estado, que sólo escrutan los verdaderos expertos ·y
auténticos seguidores

de la política.
»Es uno de los más peligrosos errores actuales del pueblo cris,.
tiano

identificar como enemigos nada
más que
a los socialistas
bárbaros del OSO y del FR.AP y menospreciar o ignorar total­
mente la

peligrosidad
de quienes destilan socialismo silenciosa­
mente

desde
cargos políticos
o de la
administración, elegante­
mente

vestidos
y con un trato social encantador.»
LA CUESTIÓN DEL MINISTERIO DE SANIDAD es tratada en otro epigra1e del
estudio del Dr. Fernández A:rqweo, que alude a la campana sostenida a
favor de su creación. A ella, pera o(J01letse a los abusos y deficien.clas de
la Seguridad social en esta materia, S"? han sumado muchos ,de buena fe:
"
«Es justo advertir que no todos los que se han sumado a ella
son
socialistas, por

lo -.n.enos
conscientemente.
»Para
los cerebros socialistas

y subversivos de la operación,
este ministerio tendría las
siguientes ventajas: elevaría el nú­
mero ya excesivamente alto
de miembros del e Consejo de Minis­
tros, dificultando su funcionamiento,

la
disciplina de
los procedi­
mientos y la guarda -de
loe secretos políticos. Erosionaría la eco­
nomía nacional en -centenares y aun miles- de· millones de pesetas
833
Fundaci\363n Speiro

que costarían las instalaciones central y de las delegaciones pro­
vinciale~
y su mantenimiento. Aumentaría la burocracia e8tatal
qu~ cuando alcanza ciertos niveles, es calificada unánimemente
por los tratadistas de la
guerra revolucionaria

como
un excelente
caldo de cultivo para
las operaciones subversivas. Aunque teó­
ricamente
sería
un instrumento -capaz de servir a políticas diver­
sas, en la práctica favorecería una política de injerencias del
Estado más allá de lo que le corresponde; los aspirantes a des•
pachos oficiales, que son legión, no descansarian
en la tarea de
sugerirlas
y jUBtificarlas. La única razón de ser de ese nuevo mi­
nisterio

que declaran los socialistas, es la coordinación de
servi­
cios sanitarios, de la cual sólo ~iré, dejando por falta de espacio,
sus debilidades y sofismas, que puede realizarse desde niveles
inferiores.
»Esta campaña ha fracasado. La creación de la coinisión in­
termini&terial
citada, cuya vida se fija
en seis meseS, descarta

la
creación de
un Ministerio de Sanidad en ese tiempo. El Director
Gen&al de

Sanidad ha
heeho con

este motivo unas declaraciones
explícitas en este sentido. Hac? unos
meses se hicieron otras aná­
logas por boca de un ministro, contrárias a
la creación de tal
ministerio, que seguramente
reilejaban la

postura del Gobierno.
»No obstante, los socialistas
y otros· partidarios no socialistas
· de

tal ministerio, repuestos de
la sorpresa del palmetazo del Go­
bierno,
vuelven

a
sus propagandas y a sus presiones, y es necesa­
rio
seguir ·exhibiendo los

argumentos que se oponen a
sus pre­
tensiories.>
Pero, tras ese rechazo, se enarbola el estandarte de LA ASISTENCIA SANI­
TARIA INTEGRAL A LA POBLACIÓN, último epígrafe tratado en el artículo del
O.. F~ Arqueo:
834
«En contrapartida del recbazo del Ministerio de Sanidad, el
Socialismo se vivifica con el encargo a
la comisión interministe­
rial de estúdiar una asistencia sanitaria integral a la población.
La redacción es
cautelosa~ par.t que la letra no alarme ni tropiece
con otras disposiciones. Pero el espíritu parece ser de ultimar
y remachar la estatización casi total ya realizada. Asegura las po­
siciones ventajosísimas alcanzadas por el socialismo
y le muestra
poi"
un lado, más de· lo que le acaba de quitar por otro. De aqui
mi alárma.
»L~
única
reforma
1c1anitaria posible
de acúerdo con el prin­
cipio de subsidiariedad y con la consigna de
Mella, «menos Es-
Fundaci\363n Speiro

tado y más sociedad», es la detención del procesO, tan adelantado,
de
coriveraión de
la asistencia sanitaria en un
servicio -público; y
después,

la lenta pero progresiva restitución por
parte del Estado
a

la
sociedad, de

la
admirfüi,tración de

ese servicio que le ha
usurpado. Cualquier

otra cosa
ee socialismo y a combatirle con­
vocamos a todos, aunque no sean médicos.
La organización de
la
asistencia médico-farmacéutica

en
Aleniania Occidental y en
otros países prueba que se pueden alcanzar condiciones muy
l!ll­
tisfactorias sin necesidad de convertirla en servicio público como
se ha hecho del lado

rojo del
telón de acerO.>
La idea de la total asistenci_a médico-farmacéutica a toda la población
del
pais por la Segwiclad. Soditl parece que llega a la pretensión de af ..
canzar a las amas de casa. Nada habria que decir en contra si sólo se
tratase -como dice
el anteproyecto referido por Y

A de los
días 7 y 25
febrero y 11 marzo 1975__, de organizar u·na mutualidad volun:taJria. Pero.
¿este
es e1 objetivo? La duda inquieta a J. Uliiharri, que comenta en El
Pensamiento Navan-o del 19 alml 1975. ba¡o el titulo AMAs DE CASA.
SOCIALISMO Y DIVORCIO:
«Todos los anteproyectos tienen algo de negoCiación y de
tanteo. Las personas interesadas en
que prosperen
Calculan y
dosifican la revelación de
sus últimas

pretensiones y tienen es­
tudiado
el momento oportuno y la manera de introducir cam•
bios sustanciosos en los textos inmediatamente antes de que cris­
talicen definitivamente. Otras
veces se

conforman con disposi­
ciones que por evolución de
su propia· naturaleza llevan

impa­
rablemente a la situación
que realmente buscan. Esto coloca a
quien estudia un anteproyecto desde una atalaya neutral, en la
difícil situación de que si adelanta lo
que presiente

o conjetura
puede ser
acusado de

suspicacia -y
de falto
de fundamento, y
si espera a tener ese fundamento
y una certeza total, lo más
probable
e8' que

llegue tarde ...
".
Por eso teme J. Ulrham, no sin fundamento, algo más que el aumento
de la duplicidad de prestaciones a la seguridad social ..
«También podríamos titular este epígrafe como "La psicolo·
gfa al servicio del socialismo o ''Una jugada maestra de agit­
prop".

Para desenganchar la Seguridad Social del ama de
casa
de

la del marido o de la de los hijos; para darle un carácter
independiente que
resnelva y

anule la objeción insalvable de la
duplicidad de tributaciones y préstamos,
·y · permita dirigirla ha-
835
Fundaci\363n Speiro

cia -el regunen especial proyectado, se lanza a toda -orquesta una
campaña de exaltación del ama de casa; a esa exaltación van
SU·
hrepticiamente unidas la individualización, la separación y el
aislamiento; sin éstos, la figura no destaca. Hay una correlación:
,a mayor exaltación, mayor- individualidad, que quedará afirmada
en cuanto se produzca la delimitación entre la Seguridad Social
de los
cónyuges».
Pero, -especialmente, teme que nos hallemos ante un impulso más en LA
VÍA ECONÓMICA. HACIA EL SOCIALISMO introducida entre los fines del Estado ...
« ... para llevarle al socialismo puede consistir en embarcarle
aún
más en nuevas injerencias,
nuevas actividades, y consecuen•
temente, en gastos y
~resupuestos gigantescos

.. El fracaso de la
economía de un
Estado que

se deja deslizar hacia el
socialismo
se
disimula

un momento, para respirar, con el crecimiento;_pero
pronto se agota el remedio,
y as·í se forma la espiral inflacionista.
Cualquier
socialista medianamente listillo ve un objetivo en
atizar la inflación, y cualquier político cristiano ve en
dete-,
nerla

su
más urgente

deber.
Análogamente a como. el particular que necesita más dinero
recurre
al pluriempleo, -el Estado socialista en quiebra recurre,
en eontradicción con su talante monista- y unificador, a la
plu­
rirrecaudación

de cuotas para unas pluriprestaciones de las que
sólo
se le puede exigir una: un enfermo de apendicitis no puede
exigir más de

una operación, unos
J.iuerfanitos no
pueden ir a
más de

un colegio,. etc.
Para tratar de abrirle al Estado un nuevo y enorme capítulo
de
gastos cor;no si

no tuviera bastantes, se habla
de, recabar
de
él una cuota complementaria de la que deaemholsaria el ama de
casa y similar a la que aportan las empresas a la Seguridad So­
cial de su personal. A
este resultado

también
se puede
llegar sin disposición explí·
cita
inicial, pero estableciendo

premisas que en su desarrollo
lleguen a un punto en que
esa subvención

resulte imprescindible
y
sea un

verdadero compromiso para el Estado.
La divisa de Mella. "Más sociedad y menos Estado", extrapo·
lada a este tema sería más sociedades de seguros libres y me·
nos dedicación de los
tecnó"cratas · a

empresarios irresponsables
de
seguros estatales».
Aurello de Gregórió, por su parte, profundiza en el tema obsesionante
de las ·nacionalizaciones.
836
Fundaci\363n Speiro

«Entre los juegos de palabras políticos de moda en la guerra
psicológica, hay uno
que consiflte en que.

los
comunistas se llaman
socialistas,

y muchos de éstos rehúyen aún esta
etiqueta, diciendo
que
ellos no

son políticos y que únicamente propugnan_ ciertas
nacionalizaciones, Claro está que no todos los
que poatulan · al­
guna nacionalización son socialistas ni comunistas, pero todos los
socialistas y comunistas
1-solicitan. Cada nacionalización indebida
llama a otras,
y al final de la serie está, revestido con piel de
oveja,
el estado socialista.>
Contra ellas se opOne el PRINCIPIO tB SUBSIDIARIE.DAD:
difícil de
salvar que el tristemente célebre de Berlín. E& el prin~
cipio de suhsidiariedad, que la doctrina social católica no tiene
por
cosa baladí,
sino al contrario, en juicio unánime de sus
co,
mentaristas,

por uno de sus
más gruesos pilares

... ».
Es el principios de lá-subsidiariedad, acerca del cual antes hemos releído
s,t fonnulación por Pío XI en ''Quadragesimo anno".
:.La violación de este prin<"ipio inicia el camino hacia el so­
cialismo, Para llegar a éste, no hay mejor fórmula que insistir
en

las nacionalizaciones que, casi
eiempr~ hieren
a la
subsidia.
riedad.
>Advirtamos, sin embargo, que puede habei:'_ excepciones; pue­
de

haber iniciativas necesarias que ni los
particulares ni
los cuer,
pos intermedios emprendan;
Y. entonces~ cuando

no
hay más- sa­
lida que la estatificación, ésta no viola el principio de subsidia,
riedad

como se comprende
tra!J la lectura atenta de su enunciado.>
Y concluye su articulo Aurelio de Gn,gorio repitiendo, como epigTafe
final,_ MÁS SOCIEDAD Y MENOS EsTADO:
>La participación políti~ en el buen sentido de la palabra,
que

no es el de caballo de Troya de la europeización democrática,
no
es en

el fondo
más que una restitución a la sociedad por
parte del Estado de
unas actividades
que le
pertenecen y que
circunstacias excepcionales dislocaron.»
837
Fundaci\363n Speiro

B) LA SOCALlZACIÓN DEL SUELO.
Lo dicho de la socialización · de la medicina podría t-easladar.se a tantas
otras socializaciones.
De tod.as, la: soc:r.atlizac.ión de lai cultura es la más gra ..
vemente amenazadora, tanto para las libertades persoriaks y sociales como
pma la propia cultura. Piro de ella ya nos ocupamos en estas ilustraciones
en·el

núm.
131--132 (VI,

VII,
VIII),. Otra socialización en la que se in-­
si3te periódicamente es
la SOCIALIZAOÓN DEL SUELO.
Recientemente -aunque la propuesta no fue compartida -por todo el
auditorio---el entonces Pre1Jidente provincial de Madrid de los Alféreces Pro­
visionales,
que per.'son,aJmente también se ha dedicado a empresas de cons-­
f:rucción,
propuso, en un discurso pronunciado en dicha entidad, la mun~
cipaliz~ión del suelo urbano. Rafael Gambra lo ha comentado en El Pen-­
s"amiento Návarto del 24 abril 1975, bajé, e[ título UNA-POLVAR,EDA DE MU-­
CHO POLVO. :MARXISMO AMBIENTAL, que comienza con este tremendo párrafo:
«Recuerdo

las palabras de un
v1eJo cura rural, ya fallecido:
"Desengáñate. El comunismo va a venir a
España y
pronto. No
por ese fatalismo económico del que ellos hablan en sus himnos:
El comunURnO ha de venir, sino porque se ha metido en la ca­
beza de todos,
incluso de

los que se creen
sus enemigos
... "».
Y, comentando el referido discurso, lo enjuicia así:
« ..• puede considerarse como una pieza maestra de la Torre
de Babel -confusión de las mil
lenguas-- en que se debate
hoy

la mentalidad ambiental del mundo, y muy particular­
mente de nuestro país. Por eso, quizá me han recordado aquel
sombrío _pronóstico del viejo cura rural».
Para el orador.
838
« ... es importantísimo el problema de la carestía de vivien·das,
debido,
según él, a la "especulación del suelo urbano". Esta espe­
culación no reconoce
su origen

-por lo
visto--en
los infinitos
gatuperios de áreas
metropolitanas, cambios

de planes en la
edifi­
cahilidad

de los
terrenos, revalorizaciones "programadas y avi­
sadas", etc., sino en que el suelo sea de propiedad privada
y
pueda

comprarse y venderse como
lo demás».
Fundaci\363n Speiro

Gambra termina asi su comentario:
« Y si el suelo ha de socializarse, y se ha socializado ya la
medicina,
y está s·ocializándose la ensefianza, me pregunto yo
¿por qué no socializar ya de una maldita vez el pan, y la
carne, y la leche, y los tejidos y todo _ lo demás, que todo es
necesario
y todo se encarece?
»Cuando
esta trayectoria esté terminada estaremos riguro­
samente en la Unión Soviética. ¿No? ¿Por qué? Herrera nos
lo explica: "El
socialismo marxista es insoportable por su es­
tado policial, por la falta de estímulo al trabajo
y por la pri•
vación de libertad
al ser humano".
¿En qué se apoya el Sr. Herrera para supo~er que una total
socialización en un
Sodalismo Ibérico
sería diferente?».
De la especulación del suelo se ha ocupado específicamente Fram;ois
Sámt--PietTe, en su articulo aparecido en kde aiu Logement 132, con el
título "¿MAITRISE DES SOL$ ou MAITRISE DES HOMMEs?". reproducido en
L'Ordre Fr~rus de noviembre de 197"1, t_itulado "A PROPos DE LA SPEcu ...
LATION FONcIBRE", que ha sido reproducido en castellano en la Re.vista de
Derecho Urbanístico,
de énero,,febrero de 1975.
Es un tema respecto del cual dice el autor:
« •.• personas de diversas tendencias ·están interesadas en crear
la confusión.
Es preciso desenmascarar a los tramposos, tanto si
se trata de los que van en hueca de grandes beneficios, como de
los que quieren
"aprovecharse" de
la especulación para dominar
a los hombres. Intentaremos presentar aquí los
problemas que
es

necesario
resolver para librar un combate al servicio exclusivo
de los
hombres.»
LA TIBRRA ES PARA TODOS, es el primer epígrafe analizado:
«La tierra es "para todos". "De todos' dicen algunos, pero
esto
no significa nada positivo
en realidad, ya que una tierra
que sea
de todos y de nadie en particular será manejada por unos
pocos.
Y esto-es peligroso. De hecho, es lo contrario de la difu­
sión máxima de la propiedad entre los miembros componentes
de
una sociedad.
»La tierra para todos
quiere decir que debe difundirse su
propiedad entre

el mayor número, en cuanto sea posible. Di­
fundir la propiedad entre los menos favorecidos constituye jus-
839
Fundaci\363n Speiro

lamente una muralla contra la propiedad ah118iva, Distribuir la
propiedad es limitarla.
De hecho, los liberales se oponen a esta
distribución para poder mantener sus beneficios, y los totalitarios,
para
asegurar 611 dominio sobre los hombres. Si la tierra debe
ser para todos
en el espacio, también debe serlo en

el tiempo,
es decir,

no sólo para los
que viven en la actualidad; Debemos
conservar las

obras
(monumento&, boeq_ues, etc.)

de
quienes nos
han precedido, y debemos cuidar también las qu8 dejaremos a
nuestros descendientes.

Suprimir la noción de herencia
sería algo
grave.
Si de verdad· pensamos en todos, no debemos olvidar a
nuestros predecesores y a nuestros descendientes. No tenemos
derecho
a explotar

la
tierra hasta provocar una
erosión del
auelo
que

impoaihilite la producción futura. Como todo lo humano,
la propiedad
debe: limitarse.

No tenemos derecho a ahusar de
ella, digan lo que digan los adeptos del Derecho nacido de 1789,
sino a ·utilizarla al servicio de los hombres, de todos los hombres.
Poseer una tierra y no hacerla producir aquello de
que es capaz
es también una

forma de
abuso, pues

supone
privar a

los demás.
Es
preciso, pues, establecer

un marco limitativo de la propiedad
y un control sobre ella, y
este es el motivo por el que no es
conveniente que
el F.etado sea propietario ---1.vo en casos espe­
ciales y para evitar un mal mayor-, puesto que de este modo
ya no hay
límite al derecho d~ propiedad, se suprime la difusión
de ésta y
es imposible controlarla. Uno no se puede controlar a

misino.>
Otra soluct6n, es la examinada en el siguiente epígrafe titulsdo EL DI&­
FRU'I'B SIN PROPIBDAD.
840
«Se trata de una solución "asexuada". ¿Puede haber propiedad
sin
disfmte (siendo la

propiedad la capacidad para disponer Ji.
bremente
de . un bien), y disfrute, de duración prolongada, sin
propiedad? Además de las presiones que permite la separación de propiedad
y dis.frute que vamos a citar, hay que señalar que
se plantearían

problemas graves
con ocasión -

de las transacciones
y las
Sllcesiones, y que, por otra parte. el hecho de tener el simple
disfrute crea una mentalidad de usufructuario que

no favorece
la conservación de los bienes que
se disfrutan

sin
poseerlos.
>Sabemos
que

los mujiks y los
siervos tenían
el
disfrute y
no
la. propiedad -de. la tierra, y esto les privaba de muchas legi­
timas
libertades; y eso que los propietarios de aquella época
vivían en una
,sociedad que

creía
en unas leyes

de orden
superioJ.',
Fundaci\363n Speiro

lo que contribuía a limitar su poder, cosa que no ocurre hoy
día.
¡Los mujiks siguen teniendo el simple disfrute! EooARD FAU·
RE hizo una interesante observación a este respecto: la revolución
rusa, destinada

a suprimir toda propiedad privada, triunfó porque
fue apoyada por los campesinos
rusos en su esfuerzo

por con­
seguir, al fin, la propiedad de unas tierras de cuyo usufructo go­
zaban en ocasiones;
se les había

prometido que la tierra
sería
del

pueblo, cosa que ellos
hahian interpretado en

el sentido de
que seria de ellos. Este sutil
medio de

dominar a los hombres
era muy sencillo;
bastaba con

descubrirlo. No lo olvidemos.
»La distinción entre disfrute
y propiedad existiría también en
los casos de nacionalización del
suelo, de
municipalización o de
creación de un organismo -para no despertar demasiados rece­
los-- dependiente del
Estado y que se convertiría más o menos
rápidamente en propietario del -
suelo por
derecho preferente de
compra.
»¿ Cuáles serían las consecuencias inmediatas de es-tas medidas
en
nuestro régimen actual? Tomemos el caso de las municipa­
lizaciones.
»Se

crearían hienen en manos muertas, pues los municipios no
podrían enajenar los terrenos que no necesitaran. Sólo podrían construir
los "recomendados";

los demás no dispondrían del te­
rreno
necesario. Y,

caso de que los
encargados" de
la
distrib.ución
tuvieran que justificarse,

les resultaría muy fácil decir: bien
quisiéramos daros un
solar. pero

no hay terreno para todos.
Jun­
to

con el acto de atribución de un solar se haría
saber al
inte­
resado la
necesidad de utilizar los

servicios de una determinada
empresa o
arquit~to, como

ya se hace con las solicitudes de
permiso de
construcción. Es

decir, que las empresas que no
gus•
tasen

se hundirían, y los arquitectos independientes se morirían
de hambre. Además de no haber viviendas para todos, sólo los
que
se doblegaran

a la voluntad de la autoridad podrían disponer
de un techo para sus hijos. La esclavitud se restablecería paula­
tinamente, comenzando por los más
pobres.»
¿Se pedrá haJ.lar, tal vez, la ~olución por medíos fiscales? Fr~ois Sain~
Pierre no lo cree ni lo estima justo:
«En primer lugar, conviene subrayar que jamás un impuesto
suplementario ha servido para reducir
el precio del producto.
Así,

pues, dicho impuesto no tiene interés social, ya que no re-
841
Fundaci\363n Speiro

duce los precios para el consumidor, sino que, al contrario, nor­
malmente los
aumenta,
»Se dirá que permite obtener del Estado una parte de las plus,
valías

abusivas. El reparto de una plusvalía no la suprime, y
¿ por qué no participar en el botín del ladrón? El producto
de un robo no cambia de naturaleza por razón de quien
10 per­
cibe

o por el
uso que se hace de él. Es difícil hacer comprender
esto a algunos bienintencionados.
»Tratándose de

un bien real, sólo puede imponerse un gra­
vamen en
el momento de venta, y no cabe el mismo bien,
sino sobre el precio
de venta,
No cabe establecer un impuesto
sobre un bien real. Unicamente cabe un aumento del impuesto sobre la renta o sobre los valores mobiliarios de quien posee un
bien reai o una expropiación. No hay que confundir a los capi,
talistas con los propietarios ...
».
Notemos que la socialización del suelo en los regimenes neo,.,cepita-listas
o neo,.socialist&, según se los mire ( el Partido comunista incluye estos
sistemas en

los que denomina Capitalismo
monopolista de
Estado), es
decir, en los que son siempre intervencionistas, burocráticos o tecnocráticos,
se produce otr,a; forma de socialización del suelo que podríamos calificar
de sooiahzadón feudail, en el !Sentido de que el Estado delega en grandes
empresas capitalistas el

monopolio de la urbanización
·de las zonas elegidas,
que

dota de toda clase de
ventajas crediticias, fiscales y de procedimiento
administrativo.
Hasta ahora este feudaUsmo ha resultado más bien de
hecho, pero en lo sucesivo parece que podrá deslltt'ollarse legalmente
configurando
(nos resistimos a decir «juridicamente», distinguiendo el
derecho y la ley, que no siempre es regla de'derecho ..• ).
Aquella situación de
hecho, por la cual la socialización del suelo se
ha resuelto en beneficio de l~ grandes constructoras, ha sidQ denunciada
por la Asociación de Titulares del Suelo de la A-ovincia de Barcelona,
en

una nota
suplicada, -firmada por su presidetite L. A. Viñam.ata, Conde
de Alba de L1s.te publicada en «El Correo Catalán>, de Barcelona, el 26
de
mayo de 1974. Se refiere o.l Plan General. de Ordetl'ación U territorial de Barcelona, elaborado por la Comisión de Urbanismo y Ser•
vicios Comunes de Barcelona y otros Municipios.
842
«La Memoria y Síntesis de presentación del Plan consigna que
en Barcelona actualmente el "centro" duplica los habitantes del
centro de
Moscú, tri.plica

casi
los de
París y cuadruplica los de
Tokio, Milán,

Nueva York y otras ciudades consideradas ya como
Fundaci\363n Speiro

excesivamente congestionadas por los sociólogos y urbanistas. de
buen criterio en todo el mundo.
>No se justifica de

ninguna manera, pues, que el Plan Comar­
cal
esté inspirado

en
wia política de "proceso de crecimiento",
en una pretendida
dinámica urbana "en una preparación de su
proceso de
desarrollo", sobre

todo cuando
tod8. la
ciudad es ya
un rompecabezas
en el que un continuo -barajar y rectilicar pro­
yectos
y obras la mantiene
despanzurrada por

·innumerables zan­
jas abiertas en calles y
plQas lo

que
obstaculiza no sólo la
normal
circulación, sino cualquier
Posible y ordenado desarrollo.
>El error de este Plan es el de incidir en el mismo del an­
terior
· al conaiderar que

el
Podei-Público debe limitarse a acep­
tar, a servir, cualquier
dinámiC'..8. de crecimiento por conflictiva
que
ella resulte, cerrando los

ojos. y
la conciencia al empeora­
miento
de la situación en el orden sanitario, 66Colar, delictivo
(o
sea,
crecimiento de
delincuencia), circulatorio,
Cultural, etc.
»La estadístico de este empeoramiento de-la ciudad, en todos
estos
aspectos, cuya consecuencia la sufre y sufraga de día en
día el ciudadano (directamente -e1 hareelonés e indirectamente
todo espafiol), por puro sentido común y humanitario, exige que
se emprenda una política de descongestión cuyos resultados serían
altamente beneficiosos a España entera.
>Omitir esta estadística

del crecimiento de
deficiencias, estos
últimos

años, es absolutamente
improcedente, antisocial, antipa­
triótico y,

por ende,
antiurbanístico, como
lo es asimismo esta-
- hlecer
posibilidades inexistente& (en el ord~n económico, jurídico
y· material) dé acometer tmsvase de .pobla.ción (con arrasamiento
de edificios) y obras de ensanchamiento dentro de plasos ~
tiempo y en sitios donde resultará todo dilatorio, improcedente y
complicadísimo.>
Y refiriéndose al anterior plan comarcal, .añ.ade:
«El Plan Comarcal ha fracasado porque ni proyectos ni plazos
de
ejecución de

obras se han· efectuado cual
se había

previsto
por parte de las
grandes y

pocas empresas que
aCaparan y mane,.
jan

los
resortes ejecutiVos de

la Administración de Barcelona.
Son estos mismos los
qu~ ofuscados por el afán de crecimiento
de los negocios que en
·ello hacen, propugnan

y llevan adelante
la campaña del crecimiento de.
una ciudad

que de
tan apretujada,
es ya
explosiva, y

sobre todo faltada
de ámbito,

de aire, de
agµa
y

de todo lo que en buena
l6gica justifica

un crecimiento.»
843
Fundaci\363n Speiro

Ciertamente, como enuncia F~ $aint-,Pilerre, en uno de los epf....
grafes, CoMPBTBNCIA ENTRE LA BSPECULAOÓN DEL SUELO y LA BSPECULA-­
CIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN, esta competencia existe.
«La especulación del -suelo y la especulación de la construc-,
ción

pueden
ser practicadas por las mismas personas, pero tienen
intereses
contrários cuando

-
se trata de una misma operación.
:>En un sistema económico de mercado en el que . domina la
ley de la oferta y la demanda, el
especulador de
la construcción
está intel"esado en

combatir al
especulador del suelo. Cuanto
me­
nos caro
sea el

suelo,
mayor rerá su

beneficio.
Así ee
comprende
por
qué los primeros apoyan ciertas campañas contra la especu­
lación
de los segundos.
»Combatir la especulación del suelo sin intentar reducir los
precios
exigidos a
los
'particulares ya
sea para acceder a la pro­
piedad, ya

para el
alquiler, no tiene ·ningún interés social; en
este caso, reducir la especula<'ión del suelo equivale a aumentar
la
eepeeulación en la

construcción; es igual que se
aproveche el
señor
X, el Estado o ciertos organismos "sociales".»
¿Quiénes son los que realmente especulan con el Suelo y quién es el
primer causente de esa especulaciónil También Sai,nt.-Pierre responde a esta
pregunta.
844
«En general, loe bienes se venden después de haber sido "ex­
traídos", transformados
y transportados. Del conjunto de esta&
operaciones resulta un precio de coste, pudiéndo·se decir que hay
espeeulación cuando

el precio de venta no tiene
ninguna relación
con el de
coste. En el caso de

la
tierra, las cosas son

más com­
plicadas. Lo que determina su
precio son

las
posibles rentas, ya
se trate de productos agríoolas o de viviendas. Supongamos el caso
de

dos
superficies iguales de tierra, que producen trigo de la
misma
calidad; si una produce mil quintales
y la otra dos mil,
ést-a última valdrá legítimamente el doble que la primera. Lo
Dlismo ocurre eón los solares para construir. El que produce
200 viviendas vale más que el que produce 100. En las regiones
donde todo
se puede vender, el Estado es quien determina
el valor
del
suelo-urbanizable, · al fijar la demidad. Los especuladores son
loe
que, por estar bien informados, compran,, por ejemplo, fincas
rústicas
que se urbanizan
'poco después, como por

casualidad.
Aquí no hay
pl"oblemas, se conoce a

los
especuladores, J y no se
hace nada por
impedirlo!>
Fundaci\363n Speiro

Un primer remedio consistiría,, pues, en no cambiar constantemente,
como está ocurriendo eti nuestras grandes capitales, las ordenanzas urba,,
nísticas
de los diversos sectores. Estos cambios son la mayor fuente de
especulaciones y de las menos claras,_ a ·lá. vez que atenta al derecho de
propiedad más personal, es decir, el que se tiene a la. propia vivienda. Asi
lo advierte la Nota firmada po, el Conde de Albe de Liste,
«Sea como propietario, sea como arrendatario (que, aunque no
por un igual, ambos
son titulares del

suelo
que les sustenta

el
domicilio) nadie puede estar
seguro, .si continúa

este juego de
quita y pon de
zonificaciones en· cada nuevo Proyecto Urhanis­
tico,

nadie podrá
vivir tranquilo ni dedicarse a realizar la su­
prema ilusión: de
afianzarse en
un determinado sitio para
orde­
nar desde allí su vida, la _vida· en el hogar, raíz y centro de toda
ordenación de la familia y
bsse de toda ordenación social. Ante
tal proceder, nos vemos todos
desasistidos y
a
merced de
las
elucubraciones del grupo de

presión de turno, por
lo que el" des·
ánimo y desazón eunden más y más cada día. La gente lo expresa
en

una frase
patéti~- vnlgar, desgraciadamente muy

generalizada
en nuestra ciudad:
"Ya nadie

puede-
estar seguro en casa".
:t-La política que preeonim nneBtra A11oeiación es la del Habeas
Corpus, base dé nuéstra civilización qne no solamente respeta
la
propied8d privada, sino que la estimula 'Y la facilita.»
Casi nada garantiza el anuncio y la exposición Pm-8 información pú.­
blica de los· extensos y complejos planes elaboradós por los técnicos de
la Admlnistt'aci6n,
aparecidos en Boleti.tres, que casi nadie lee, · y que es
abierta por plazos

cortos, como
adviett(· la

nota
firmada por el Conde de
Alba
de Liste con referencia al Plan comarcal de Barcelona.
<... es totalmente absurdo pretender que a dos millones de
habitantes les

puedan bastar treinta días para
opinar sobre un
Plat4 cuya sola

Memoria y presentación
y Síntesis, tiene ochenta
y
seis páginas y veinte
mil los

volúmenes de explicación y re­
glamento,
con lo

que su
adquisición deviene
imposible por
su
~oste
e

incomprensible e
ilegi"ble en

todÓ
eáso por
la gran ma•
yoría de

los
afectado,.>
En cambio, sería precisa:
« .•. una limpia, franca y dire"eta información de lile Alcaldías,
sobre todo si éstas son representativas
de· -los Municipios,

como
845
Fundaci\363n Speiro

la nueva Ley de reforma de la Administración Local presentada
a

las Cortes
prevé, y de las Asociaciones de Vecinos, Agrupaciones
Locales,-
Entidades Culturales~ Deportivas, Cámaras

y Colegios
profesionales a través del Municipio y el Sindicato.»
Pero hay causas más profundas, que pueden referirse al área metr~
politana de Madrid,. tanto como las que la misma nota suplicada refiere
a la comarca de Barcelona:
«La macrocefalia de Barcelona convierte en deforme, enfer­
miza y nociva toda urbanística que no sirva la necesidad urgente
e irreversible de repartir
ordenadamente el

sobrante actual de
población,· que es lo

menos un
30'%, no
a su entorno
comarcal,
sino

por todo el ámbito regional y particularmente donde resulte
más lógico
Y económico

el
acomodarlos.>
Ciertamente
c ... a Barcelona le interesa un Plan de descongestión inmedia­
ta, que no puede ser de ámbito comarcal. ni tan sólo área me­
tropo~
porque casi todos los

municipios en
ella compren­
didos están harto superpoblad.os, sino dé ámbito

regional, para
poder trasladar

a las
comarcas con sobrada disponibilidad de te­
rrenos, aguas y acondicionamientos orográficos, las industrias que,
según han denunciado reiteradamente

los servicios meteorológicos
y sanitarios son cansa de polución, humedades y focos de infee­
ción

·en Barcelona
y aledafíos.»
Bn definitiva el problema radica en el 'tremendo desequilibrio, pr~
vido por el propio Estado con sus intervenciones, agravadas o provocadas
por la inflacdón, al dar lugar al desequilibrio siempre creciente g más
grave entre las ciudades y el ·campo. En una comunicsción, aún inédita,
presentada al Pleno de numerarios de la Real Acamedia de Jurisprudencia
y Legislación; con. e/ titulo REPERCUSIONES DE LA INPLACCIÓN ~ LOS ÁM­
BlTOS DB LO RÚSTICO Y DB LO ~BANO, EN LO INDUSTRIAL Y EN LO AGRARIO,
Juan V allet de Goytisolo, ahondando en las causas de la especulación del
suelo,
explica que:
846
« ... los remedios de ]a infieción que quieren paliar los efectos
de
ésta en cuanto perjudican a las masas ciudadanas, frenan . la
subida de
los productos alimenticios,

dan ·lugar a que se
dea­
pueblen·
los campo~ y

- hacen huir a sus ·emigrantes hacia las
Fundaci\363n Speiro

ciudades, mientras que por efectos oxpansivos, propios de la
misma inflación, que no· son frenados, hacen que estas ciudades
crezcan y se extiendan. Esto, ye de por -si, hace subir la demanda
de -solares,, taríto y tan rápidamente como se prevé lo veloz que
será la expansión. Por ello; como

no
es posible eliminar los efec­
tos sin erradicar BUS cawas, si verdaderamente quiere resolverse
el problema,· hay que atajar el fenómeno actual que concentra la
población
del país en los
grandes núcleos
urbanos, y hay que
atacarlo en
8118 mismas raíces,
>En primer lugar, es preciso, nada máa pero-nada menos, MAN·
TENER BSTABLB SL VALOR DE Ll MONBDA. Como ha observado Sauvy:
mente sostenido,
los particulares buscan, muy

naturalmente, otra
sustancia y

la
hallan en la piedra>. Si la mala moneda desplaza
del mercado
a la. buena, el papel inflacionario haee fitiir los aho­
rros hacia los terrenos.
>No !e trata sino de un.a -aplicación de la ley de Gresham: la
moneda ma/,a quita siempre el. pues4o _a-la buena. Cuando toda la
moneda es mala,
la moneda buena es sustituida por otros bienes que
asumen su función de ahorro. La tierra, que .sustituye al metal
precioso y más aún si está

urbanizada (que
equivale a
moneda
de metal
acuñada), tiende

a
sei:vir de
ahorro, en general más par_a
evitar que lo ahorrado sufra los efectos de la_ depreciación de la
moneda oficial que propiamente para
especular.
>Se dirá que también cabe equilibrar con -la moneda desva­
lorizada los terrenos no
edificado~ desvalotjz~dolos a su vez
con

impuestos que agoten
su valor
o que lo
reduzcan paralela­
mente.

De
conseguirse, _nos tememos que

el fracaso aún sería
mayor.
Si no S6! hallaran otros sustitutivos de la moneda buena, el
hombre dejaría de ahorrar, de prever, de ser
responsable de
so
futuro
y del de sus hijos. El Estado tendría que ahorrar por
todo~ fina~eiarlo todo, ser responsable por todos; y todos se­
ríamos esclavos do quienes asumieran las palancas de mando de
ese Estado que se ocuparía de todo. Dependeríamos de ellos como
el ganado de sus pastores_ y estaríamos .guardados por sus guar­
dianes como el rebaño por sus perros. En el mejor de los casos
podríamos aspirar a ser ganado bien alimentado, bien cuidado y
bien educado. Tenemos ya
muestras en diversBB partes

del mun­
do...>
" El panorama del duet¡ullibrio entre !& ciudades y el campo lo vemos
crudlimente expuesto en la

misma comunicación.
847
Fundaci\363n Speiro

848
cuán favorable.
resulta para el cambio politi~ propugnado por
el
P. C. el empobrecimiento _relálivo_ sufridq -por los campesinos,
que durante la Repúbliea se _hallaban bajo la infl.uencia de la
reacción: "Hoy han llegado a ser ID.uy pM>rest -viven en condi·
ciones peores

que los
0:hrero~ _ Con diez vacas, hoy,

se
gana me­
nos que 1in obrero industrial. Hay deacapi~ción en el campo
en
beneficio de la indU&tria •.. ". "Esta masa campesina que,, en
tiempo pasado, representaba la hase de sostén de las fuerzas de
derecha en

el
campo, está en trance de convertirse en fuerza de
apoyo
de la democracia'-' (en el sentido, naturalmente, que a eata
palabra .. asignado en la. tenuinología del P. C.).
>Al lado de este hecho, las grandes ciudades crecen acelera­
damente,
multiplicándose los ·problemas de

todo orden -polu­
ción, congestión de la circulación, delincueDcia, drogas, etc-que
inevitablemente provocan
estas aglomeraciones,
mientras el cam­
po se despuebla· abandonándose· los lugares, comenZando por los
más agrestes. La multiplicación de incel'.ldios, la proliferación de
los lobos· y la irrupción de perros asilvestrados no son temas aje­
nós · a este abandono _ Se prodÚee o aumentan la cai'eBtía de al,
gunos productos qne · antes eran excedentarios ... hace poco se ha
firmado con Fidel Castro un éeuerdÓ comercial y crediticio, ven­
tajoso para Cuba. · a fin de· jtodér tÍdquirir azúcar a precio máa
de cuatro· vece& más caro --si:n contar el ·coJte-de su transporte
traia~~eo- d-e1. que hundió· nuestra producción remolachera
antes sobrante.
>Sin embargo, pese ti' todos 8118 graves inconvenientes y peli-
· 'gto~
hay una razón ·política qlle, hoy pór hoy, haée ·casi impo­
sible el cese del crecimiento de las grandes ·cittdldes~ ·El bienestar
de
éstas preocupa más que el

de los
· campos, aldeas y pueblos,
aunque éstos rePré~nten la salud del país,. mientras las grandes
ciudades sean m enfermedad.
La ciudad es el escaparate en el
que
se exhibe toda

la
Ob~a de gohiemo, contiene
una
masa capaz
de alterar el orden público mucho más que todas las dispersas
familias'"' campesinas, reúne
unos intereses creados

que forman
núcleos de presión importanteS.>
campo se descapitaliza, la agricultora rinde al cultivador
menos que

cualquier otra actividad.
Y, para declararlo

viable o
marginal, su productividad
se calcula

en dinero al precio de ven­
ta de sus productos; no, como seria lo más correcto, en calorías
Fundaci\363n Speiro

suficientes para alimentar una familia. Los tecnócratas han cal­
culado
el mínimo óptimo .de · habitantes· que el campo debe con­
tener:_ para que_ sus j)roduetos sean Cóngniamente rentables a
los
campesinos, a

la par que sn precio resulte el mínimo para
la población urbana,
siri pararsa a pensar que, con igual razón,
aquéllos podrían pretender
que el
sector terciario se redujera
también al mínimo y su productividad fuese la máxima para que
los.impuestos
y los costos de los servicios les r.epercutieran a los
labradores lo menos posible. Pero la mentalidad
urbana predo­
minante

piensa en
el campo
como un lugar de recreo propio, para
. veranear,

·cazar, hacer urbanizaciones, montar paradores •.•
¡Hasta
que vuelvan los tiempos de vacas flacasl
»La inflación se halla íntimamente ligada a e&te fenómeno de
transferencia
de riquezas y hombres del campo a la ciudad,. junto
al
que
actúa como

causa y como
conseeueilcia, en un

endiablado
círculo vicioao. Los

problemas de la ciudad -vivienda,
transpor­
tes, paro, en especial- pid'en como solllción -fácU, aunque mo­
menbinea, ·el recurso a

la
inffación; los rem"edios empleados,
para
que ésta

no
produzca el
alza de los
artícitlos -alimenticios,
em­
pobrecen y deapueblan el campo, y, mientras éste se despuebla,
crece Iá ciudad y se· reproducen ampliados sus problemas.
>Estos no se renelV'en curando

el·
p:as de· los suburbios si con
ello·ee aumenta la hinchazón enfermiza ·de la ciudad. La curación
sólo podría lograrse si se evitara el desequilibrio ciudad-campo;
y
se
lograse el

mantenimiento
de su establlida'9 lo cual, como
condiCión imprescindibl~ re(ftdere moneda estable que excluya
las
consecuencias que
inevitablemente dimanan de

los pseudo
remedios de
la inflación.>
C) LA SOCIALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS. PÚBLICOS Y - LA P:ftRDIDA DE LA
LIBERTAD.
Este es el titulo de un articulo de Estanmlao Cantero, publicado en El
Pensamiento Navan-o del 1 de febrero de 1975, que resume y -ahonda en
el problema de

la
socialización del cua! son muestras 1&. · expuestas de la
cultura, la medicina g el suelo. Para ( llo, es preciso anal,iziJr, como el_ ar-­
ticulo hace, qué es
SERVICIO PÚBLICO:
"
«El término servicio público también necesita algunas pre­
cisiones.
,En primer lugar, por servicio púb1ico, en su sentido más am-
849
Fundaci\363n Speiro

850
plio y vulgar, se entiende toda actividad que va dirigida al con·
junt~-
de

la sociedad; toda actividad cuyo
beneficiario et, o puede
ser, todo el pueblo; todos los individuos indistintamente.
· >Así, la defema nacional, la policía, la economía, la emeñao­
za, la prensa, la medicina, la agricultura, la aliinentación, el ejer•
cieio

de la
abogacía·-y, en general, toda actividad comiderada
"in geilere", en abstracto., que se desarrolla en la SOciedad tiene,
en
tal sentido, el carácter de servicio público, en cuanto de ella
se
beneficia el público en general ·a
quien va dirigida.
·>En tal

sentido, dentro del
servicio público caben actividades
exclusivamente estatales como estrictamente privadas, pnea lo
que

sirve para
caracterizarlas no

es el ejercicio de
la actividad
(ea decir, euál es el sujeto que la ejerce) sino el destinatario
do ella.
:>En segundo lugar, más concretamente, lo que caracteriza al
servicio público, gupuesto el ir· destinado al público, es el ejer­
cicio _

de la actividad. Así,
se ha dicho que será servicio público
aquel que · iÍiéndolo en sentido vulgar, está en manos del Estado
o de
entes públicos, es

decir,
procede de

ellos.
>Dentro de este &ignificado se le ha identificado con la· tota:
lidad

de la acción
administrativa; o, en un sentido más restrin·
gido, se h•· contrapuesto' el servicio· público

a la.
fwteión pública.
Mientras que 6ata se caracteriza por· corresponder necesariamente
al

Estado, (por ejemplo,
la defensa
nacional),·
aquel, en cambio,
puede realizarse por los particulares, y si lo asume el Estado es
por
razones de

conveniencia, o más
preci1amente, de· utilidad

pú­
blica o
social (por -ejemplo, 1011 ferrocarriles).
>En definitiva, lo que caracterizará al servicio público será el
hecho
de realizar un servicio y la
necesidad de
la utilidad pú­
blica que con
él se satisface, realizado

por el Estado,
sea direc­
tamente, sea por concesión o delegación.
>Hay, pues, dos .significados sustancialmente diversos de ser­
vicio

público: el
primero, que

abarca prácticamente toda acti­
vidad social y el segundo, más técnico y propio qó.e lo eircuna-­
cribe a aquella actividad propia del Estado que sirve al público
satiafaciendQ necesidades públicas.
>Volviendo
al

tema de
la sociallzacióil de los Servicios públi­
cos, lo

que se entiende
con ella, es precisamente la absorción' por
parte
del
Estado de aqnellas funciones y actividades. que corres­
ponden

a la
soc:i.edad~ la cuB.l es

distinta del Estado.
Ea decir,
empleando ambos términos

en. el primer
sentido que 'para cada
unO se
ha sei1alado.>
Fundaci\363n Speiro

Pero~ lo., dos significados de .servicio público son entremezclados, creán-­
dose
una confusión nociva, como sigue explicando B. Cantero:
«Por una parte, se usa el término servicio público en sentido
estricto
y restringido, y, por consiguiente, se dice con razón, que
eorreaponde su ejercicio al Estado: por otra parte, se emplea la
palabra socialización

en el tercero de los
sentidos señalados, co­
mo

competencia del
Estado y,

en
OOll8eCUencia, se dice

que
hay
que socializar los servicios público& (se sigue empleando este tér.
mino

en sentido estricto).
>Con ello,

aparte
la incongruencia terminológica, pues si co­
rresponde al Estado no se socializa (en sentido estricto) nada, se
quiere indicar que las funciones propias del Estado le corres­
ponde ejercerlas y desempeñarlas a él.
>Partiendo de la base 4e ese significado de la socialización
de
los servicios públicos, se pasa

a
hablar de la socialización de
los
servicios públicos en sentido

totalmente diverso.
Así, se habla
de

la socialización
de la medicina, de la enseiíanza, o últimamen­
te de la
industria eléctrica, aunqne se
la disfrace
con el eufe­
mismo de
nacionalización.
>Tras
señalar la verdad de que el servicio público, en sentido
restringido, corresponde
ejercerlo al Estado, se pasa

a hablar
de
qué
todos

los servicios públicos (en sentido vulgar) han de ser
desempeñados por

el
Estado y, por consiguiente, deben ser socia-.
u .. dos (ab&orbi¡los por él).
»El tan denigrado silogismo es aquí utilizado pero de modo
absolutamente erróneo y tendencioso, convirtiéndose
uí en un
sofisma. Así,

como premisa
mayor se dice: El-servicio _público co­
rresponde ejercerlo al Estado: como premisa menor:
La medi­
cina, la enseñanza, la industria eléctrica ·-• la actividad (social)
de que se trata ea un servicio público; y la conclusión: Tal ac­
tividad

corresponde ejercerla
al Estado.
>Silogismo que
no

lo
es, sino
puro sofisma, pues en
lugar de
tres términos, hay cuatro, ya que el significado de servicio pú­
blico en Is. menor es di!Jtinto y mucho más_ amplio que en la
mayor.
En ésta está tomado er,. sentido restringido, en aquélla
en sentido vulgar.
» Y, sin embargo, éste es el sistema con el que, con frecuencia
se argumenta

en pro
d(;-la
socialización de
actividadei sociales
privadas
y de los cuerpos intermedios.»
851
Fundaci\363n Speiro

El resultado de la socialización de los servicios públicos, en su 5e;ntido
amplio,
nos lo explica después:
«Con la socialización de lo_s servicios públicos, a cada actividad
social que_

el
Estádo absorbe, restringe

el
Campo de
la
libertad,
acabando

con la correspondiente libertad concreta.
»Por otra

parte, la socialización no produce riqueza sino mi­
seria. Aniquila
él iqcentivo y

el interés de los hombres;
incen­
tiv~
e

interés benéfico, bueno, pese a qu:e se
calüique peyorati­
vamente,

de egoísmo. Aunque como observa Gustave
Thihon, hay
egoísmos

encomiables como
el del agricultor que trabaja de sol
a
sol su tierra:, mie!ltras que otros egoísmos son

dafi.inos, como
el
del especulador

y el del burócrata.
»Pero la

socialización
suprillle los
egoísmos
sanos, mientras
fomenta

los
perjudieialeS. Aumenta la

burocracia, y quizá por
eso, quienes aspiran a tener un despacho· y
un sueldo

sin respon­
sabilidad personal, defienden la socialización de los servicios públicos.
Crea feudalidades

a medida que se
desari.-olla; por
eso,
los que
se ven

a modo de nuevos sefiores feudales, pero sin más
ley que
su voluntad

o
la del Estado y sin ninguna de las virtu­
des de los señores
feudales, defienden

la socialización._
»El D.

Fernández Arqueo
desde estas
mismas· páginas de
El Pensamiento. Navarro, se.- ha referido hace poco con cla­
ridad
a la medicina. No hace mucho
se reclamaba
la
socialización
(nacionalización)

de la industria eléctrica. La enseñanza privada
está herida

de
mú.erte. La industria_ depende
cada vez más del
Estado ••. todo porque so-n servicios públicos.»
Ello nos· lleva AL BORDE DE LA EXCLAVITIID, como enuncia el epígrafe
siguiente del artículo:
8~2
«Pero pensemos que mañ~na, por igual motivo, Porque tam­
bién es un servicio público, la alimentación puede ser socializada,
y todas las tiendas de
comestibles pasar

a manos del Estado. Y
la agricultura, porque también es un servicio púJ?lico. Y come­ remos, entonces, lo que el Estado nos dé, por medio del racio­
namiento. Y
la prensa, porque también la prensa cumple un ser­
vicio
público. En fin, toda la vida social.
» Y núentras quede

alguna actividad no socializada; malamen·
te,
se irá

tirando, pero cuando no quede ninguna será el caos
absoluto y la completa esclavitud. No olvidemos, por ejemplo,
los
racfonamientos de

Cuba,
Oel Chile
de Allende o incluso de
Fundaci\363n Speiro

la Unión Soviética, país este último en el cual el 5 por 100 de
la agricultura que no
está socializada,
da de comer al 20 por
100 de la población total.
»Pese a todo, no ee oye más que reclamar libertades, claro
que para ejercerlas donde no corresponde: todos en la
cabeza.
Y

se reclama
una participación
que es la
antít-esis de
la verdadera
participación, pues ésta supone diversidad de funciones, de ac­
tividade~ con responsabilidades propias

y distintas unas de otras
y con libertades concretas que no pueden ser aniquiladas.
» Y mientras tanto, se asiente a la socialización, -a la pérdida
de las libertades genuinas de los hombres y de la sociedad. Sin
libertad civil no puede
haber libertad

política, tal como lo
ad­
virtió
el

León de Graus en su tiempo, y
sin embargo,

el camino
hacia la esclavitud al
que, nos

lleva la
socializaci6n continua, llll88
veces más lento, otras más rápido, pero de modo persistente y
creciente.>
Hemos de oponernos a la socializ~ión si" queremos defender nuestras
libertades.
«La única salida posible de este afán socializador sólo se
encuentra en el cuerpo social.
Sólo él está. en condiciones de opo­
ner

una resistencia eficaz. Oposición que constituye
wta defensa
del

hombre y de la sociedad.
Defensa que ha de venir _no sólo
de
aquellas actividades

sobre las que se cierne la sombra de la
socialización, sino

de todas
las actividades

sociales.
Es el ú'nico
modo.

De lo contrario, al ir
aumentando el poder del Estado, co­
rrelativamente
va disminuyendo el de
la sócieda~ y cuando nos
demos
cuenta,
estaremos solos,

completamente
solos, a
la hora de
defender
aqri.ella actividad

que de
modo más
directo nos con­
cierne.» «No ~on
solamente

los
médicos quienes han de defenderse de
la
socialización de

la .medicina oponiéndose a ella. No solamente
los agricultores de la socialización de la agricultura ...
No, es
toda

la sociedad, puesto que todos los hombres necesitan comer,
necesitan, antes o
después, al médico que les atienda. Frente a
cualquier
actividad que

pretenda ser socializada, es toda la so,
ciedad la que debe defender
aqqélla y

oponerse a
ésta.
»Portugal.
Chile, ¿no nos

servirán de ejemplo? Chile
se salvó
por

la oposición tenaz de sus cuerpos intermedios que desperta­
ron del letargo en
que el juego democrático

los- había sumido.
853
Fundaci\363n Speiro

Portugal muere, en gran parte debido a que sus cuerpos inter­
medios no tenían vida
propi~ sino
que dependían del Estado.
>En nuestra Patria la socialización va en aumento, paulatina­
:Qtente,
y con ello, poco a poco, va apagándose su vida,
,Si a muchos lo

único
que. parece
afectarles
es su bolsillo,
incluso
sólo

este motivo
es ca1188· para

oponerse a la socialización
que
traeri!Í la

penuria y la miseria, porque, ¿cuántos mejorarán?
Solamente ·1a «nueva
clase>, sumamente

restringida (recordemos
que la_ élite soviótica surge del seno del partido, y éste sólo lo
forman
el 8 por 100 -de la población) ; nueva clase que como ad­
virtió Djilas,
esquilmad a
todos los demás.
Nueva clase,
como
él mismo seó.ala, más voraz que las anteriores y sin ninguna de
sus virtudes.
>La única solución es una oposición radical por parte de todo
el cuerpo social,
orgánieamenlt' constituído, a

toda socialización,
único modo de defender nuestras libertades concretas y de
restan·
rar
y

restablecer las libertades perdidas.
Desde el hombre y
la
familia hasta el municipio y la región. pasando por todos los
cuerpos intermedios:

culturales, profesionales ... Porque la so­
cialización de los servicios públicos implica
la pérdida de la
libertad.>
D) EL IMPUESTO NEGATIVO.
El aft,n socializan.te de la administración estatal né, se detiene en los
servidos> sino que> como consecuencia, se extiende a lo fi,scal. Pero no
p.Ma su afán distrlbuidot en pagar con los impuestos los servicios socia,.,
liZados; sino que, sustituyendo la. idea de la igualdad im-positiva .(es decir,
la proporcionalidad. o bien la progresión proporcional, entre fortuna y
contribución)1 por la de imposicl6n igualatotia, se intenta una redistribución
niveladora
de las rentas que ¡,uede privar a los más capaces de la rein­
versión de éstas. La última palabra es el impuesto negaitirvO, propugnado
en Inglaterra y recientemente en Francia, pero frente al cual debemos
alertamos, dado d afán mimético que, respecto a los proyectos· de estos
países,
se observa en nuestros proyectos legislativos.
Louis Salieron se ocupa rk el en ltineralres 188, de diciembre 1974, ba¡o
el título "L'IMPOT NBGATIF", donde del _'l'esumen de las respuesttt.S de Chris-­
tian Stoff-en La Jaime et la Rouge, boletín de los p0lltécnicos, recoge
unos datos acerca del o,lgen rk este proyecto.
«La idea es nueva, pero no es del todo novedad. Nacida en
854
Fundaci\363n Speiro

Estados Unidos de la pluma del economista Milton Friedmann,
fue adoptada por una serie de políticos americanos (Lyndon
John­
son, George Mac Govern y, más recien·temente, por Nixon) antes
de entrar en Francia al iniciarse la década de los 70, concreta­
mente con
ocasión de

los encuentros internacionales
del Ministerio
de

Economía y Finanzas organizado por Stolem en 1972. Puesta
en estudio hace alrededor de año y medio -por el
mismo Stolern,
fue

objeto del
trabajo de

una comisión del Plan, de la cual Cris­
tian Stoffaes ( ... ) es
.el ponente y quien en su relación explica
las ventajas y las dificultades de
la reforma, que ha sido evocada
por Giscard
d'Estaing y

por Chaban
Delmas, en el curso de 1-.t
campaña electoral •.• ».
¿En qué consiste el impuesto negativo? Salleron nos lo explica con
un ejemplo:
«Supongamos una familia compuesta de pa~e, madre y dos
hijos.. Si se estima en 10.000 francos por adulto y 5.000 por
niñO.
la suma anual correspondiente al mínimo vital, esta familia ne­
cesitará
30.000 francos al año para vivir. Si gana más pagará un
impuesto proporcional o progresivo sobre sus recursos exceden­ tarios. Si gana menos, el Estado le satisfará la diferencia (im­
puesto negativo).»
Se 'trata de una propuesta de técnica fiscal de quienes se estiman lt­
berales en cuanto defienden la libre empresa en producción de bienes.
Sin embargo, Salieron lo califica de naturaleza socialista:
«Porque todo sistema que tiende a confundir la justicia y la
igualdad y resolver
el problema
social por reducción de la com•
plejidad social al simple diálogo del
EsTADO con el INDIVIDUO es
socialista

por
naturaleza,»
Este sistema ofrece una grave dificultad paca su .aplicación, que Christian
Stoffaes no ignora: "LA PART ENCORE IMPORTANTE DE NON-SALARJ:É.s". Sa­
lieron lo observa y comente.:
«Estamos adve.rtidos, Dentro de unos años ya no habrá in•
dependientes. Todo el mundo
estará asalariadO.
La lógica del
li,
heralismo

integral
es la
del socialismo.
La lógica del liberalismo
integral
es la

del ('.omunismo. Para que no haya sino asalariados
el Estado debe triunfar en la abolición de la propiedad privada
855
Fundaci\363n Speiro

de los medios de producción. Sólo dos entidades son contempla­
das por el liberalismo
y por
el socialismo: el
EsTADO y el INDI·
VIDUO. Desde esta perspectiva el liberalismo instituye la libertad
y el socialismo la justicia. La igualdad,
en la sumisión de todos
a Leviatan, impone la
síntesis de estas apreciaciones».
Salleron sigue planteando:
« Ultima dificultad: el impuesto negativo ¿ acaso no será una
prima a la
pereze? Esta es la única cuestión que parece agitar a
sus partidarios
y que suscita vastos debates en los Estados Unidos
y en Gran Bretaña ... »
Y concluye:
«... meditemos la :tfirmación de Georges Pompidou en su
NoEUD GORDIEN: Un orden social está por rehacer. Pero será pre­
ciso cortar el nudo gordiano.>
Es el nudo gOt"diano del Estado socializante y tecnOcrático que ahoga
las libertades naturales y hace girar la economía al revés,, según ha ex-­
pllcado De Corte.
F) ¿HACIA 1.A SOCIALIZACIÓN DE LA NATALIDAD?
¿Tiene límites la tendencia a la socialización?
La pregunta nos es sugerida al leer,, en "Pueblo" del 23 abril 1975, la
entrevista que un
sacerdote, Antoruo Aradillas, hace a otro, el jesuita
Sanbiaigo Lo.rente, titulada DEBERÍA SER SOCIALIZADO, y que se oeupa de la
actual explosión
demográfica y

de sus limitaciones
impuestas por

las
guerras,
el aborto y el control de la natalidad. Transcribiremos algunas respuestas:
856
«-La importantísima decisión del nacimiento de los seres
humanos se ha dejado hasta ahora al arbitrio
de la pareja hu­
mana
en la intimidad de una alcoba ... ».
«-En un sociedad tan compleja como la nuestra, no pueden
darse derechos absolutos
y soberanos, sino que cada derecho es
concomitante
y correspondiente a unas obligaciones. El derecho
a la procreación de al,guna. manera, debería ser s0cializado. Es
decir, que la decisión de procrear debiera ya estar en manos de
la sociedad y los
padres debieran

ajustarse a lo que la sociedad
legítimamente decidiera, institucionalizando además un sistema
Fundaci\363n Speiro

que vigile el cumplimiento de las normas establecidas en fun­
ción del bien integral de la colectividad».
« ... No hay más remedio que planificar la natalidad, teniendo
exigentemente en cuenta no sóio las circunstancias económicas y
las familiares, sino otras circunstancias variables macrosociales,
tales como las
posibilidades,-generales
de
educación. el
nivel de
la estructura sanitaria el desarrolló cultural, las fuentes de ener­
gía,

la utilización de los
recursos, la
capacidad psicológica de
los padres
para educar ... ».
« ... si hasta para ser administrativos en cualquier oficina, hace
falta
una oposición y examen, para lo más sagrado que es hacer
nacer
un nuevo ·ser humano, para eso no se exige ni conoci­
mientos, ni aptitudes, ni

coordinaciones ni nada de nada, más que
la intimidad propia de
un hombre y una mujer en una· alcoba .. .».
Las respuestas dadas no nos parecen ajustadas en modo al.guno a lo
ensefiado reiteradamente .por magisterio ordinario de la Iglesia acerca de
esta
cuestión, u~ por otra parte; nos surge la pregunta de cómo-la admi­
nisttaci6n estatal o la tecnocracia internacional ejercerán esa pretendida
acción wcializadara:
¿Imponiendo el método O¡¡ino o el uso de la pildo,al
y. en caso de contravención. /;Se aplicará el abado forzoSo?, ¿no se tendrá.
por persona al. nacido?,_ ¿se im-pondrán graves penas a los padres?, ¿cuá-­
les? O bien, ¿la solución será fliempre la previa esterilización de aquellos
a quienes no se juzgue aptos paca procrear y a los· que hay Bit agotado su
cupo?
Todo esto nos hace recordar el apactsdo lll del artículo de Juan Vallet
de Goytiso1o EL ABORTO; IA MORAL Y EL DERECHO; publicado en ABC do­
minical del

9
marzo 1973, spertado que vamos a transcribii a c:Ontinuación:

« ... los der;echos que son proclamados fuera del orden de las
cosas,, del orden de -lo creado, fácilmente terminan siendo sustitui­
dos por una nuevá
esclavitud. .. Del mismo modo como se votan
y proclaman, también se cancelan, socializan o nacionalizan, con
parecidos votos y semejante
. promulgación .•.
>Cuando con

la colaboración del Estado se
han roto
las ba­
rreras
de un orden existente y es proclamado un orden nuevo, y
con él son desbordadas las reglas morales; declarándolas caducadas,
y son abiertas las puertas. a
una ir moral nueva", es ya posible
imponer cualquier orden
y cualquiera moral, por - absurdos e in­
morales que
sean. Las vallas se han roto y , el campo no tiene
puertas.
»Georges Pompidou~ en "Le noeud
gordien",
babia comentado:
'1En los últimos veinte aiios todas
las construcciones tradicionttles
857
Fundaci\363n Speiro

858
-religioaa, familiar, social, sexual-no sólo se han atenuado,
sino hundido" ... "Sin embargo, al mismo tiempo que de ese modo
en las costumbres y en las mentes se ha instaurado una especie
de anarquía, el hombre, por razón de
los descubrimientos cientí·
ficos, se

encuentra
dot.,do de
unas posibilidades de
acción, no
sólo

sobre los elementos
sino incluso
también
sobre el
hombre,
totalmente nuevas y desmesmadas. El sabio, el ingeniero, el tee­
nóerata disponen

de medios
colosales. Estos
medios, en lo esen­
cial
se coiteentran E!n manos del Estado

y de una administración
que encuadra a los individuos, colocándolos en fichas perforadas
( ... ), tomando a su cargo su educación, su instrucción, su for­
mación personal, y pronto el deber y el derecho de procrear ...
».
>Así, en el mismo momento en que el individuo se siente y
se hace libre, se
edüiea una
máquina técnico-científica monstruo·
sa que puede reducir a ese individuo a esclavitud o destruirlo
de la noche a la
mafbna ... >.
Parece
qne la disociación sexualidad-procreación, hase funda­
mental de la
nueva ·moral,
conlleva la amenaza, cada
vez ·
mayor,
de _la intervención autoritaria del
Estado en

la procreación. El
premio Nobel,
Cri~ ha

llegado _a plantear si el hombre tiene
derecho a la procreación. Y
Georges Naughton,

en sn
recién
aparecido

e
impresionante libro
''Le choc du
pasé: avortement,
n~onazisme, nonvelle morale", afirma

con horror que "de ahora
en adelante
el derecho a procrear será el precio exorbitante que
el Estado y
su Nueva
Moral harán pagar a cambio de
un' poco
de

licencia y permisividad en las costumbres".
>Las razones

que se invocan para ello son:
el mito del exceso
de
población y la psicosis de la degeneración genética.
>El mito

del
exceso de

población ha sido
rechazado reciente­
mente

en
BudapeBt por

los países del Tercer Mundo y por los
de
detrás del telón de

acero.
, Se observa contra esa alarma:
>-qne los cálculos de la FAO cifrando como mal nutridos
más de
dos tercios de
la población mundial, han partido de con­
eiderar insuficientemente
nutrido

el nivel inmediatamente infe­
rior de
la media de Francia e Inglaterra ... ;
- que en muchos países
el aumento de población traerá un
mayor incremento de
la producción;
>-que, como ha notado el experto japonés doctor Okita, se
obeena una

baja de natalidad así que
se alcanza un producto
pér eapita de 150

a 200 dólares;
>-que las posibilidades de aumento de la producción ali­
menticia
· son muehO mayores

que el
r.alculado crecimiento
de
la población;
Fundaci\363n Speiro

>-que la disminución de la natalidad envejece al país que
la sufre y produce su decadencia.
»Desde USA las
"mass media"

han lanzado la voz de alerta
ante el llamado riesgo de
la bomba P. Pero no faltan quienes
acusan su empleo como un nuevo medio de dominación colo­
nial. Naughton cita
un libro

de Michel
Sehooyans, de
próxima
aparición, "Avortement et Imperialismo", que denuncia la
gene­
ralización

de la contraconcepción y la libertad del · aborto en
Europa, como una colonización ideológica y un genocidio intrau­
terino, conscientemente perpetrados por influjo del Gobierno
americano y de ciertas fundaciones privadas .de los Estados Uni­
dos,
cOn el objetivo de extender mia dominación imperial.
»La
ps-icosia de
la degeneración genética,
hase de
la "nueva
moral" y con precedentes nazis, pretende la instauración de un
totalitarismo científico, mediante el
cual el Estado

regularía, con­
trolaría y planificaría
rigurosamente el derecho a

procrear, en
una biopolítiea fundamentalmente racista
y-elitista,

a
fin de evi­
tar, de una parte, la degeneración de la ·raza,, compensandO así
el hecho de que la selección natural va siendo eliminada por los
adelantos médicos
y9 de otra, que la libertad individual, una vez
alcanzada la posibilidad de modificar los
gene& humanos,
se uti­
lizase desordenadamente, produciendo
consecuencias catastróficas,
por

ejemplo, reduciendo
el número de niñas casi a nada.
»Naughton advierte

que es inútil
disimular que
una vez se
hayan generalizado la contraconeepción
libi-e y el planning fami­
liar realmente voluntarios, no tardarán en ser sustituidos por la
eontraeonc·epción
ohli~toria y

el planning familiar autoritario ;
y
que es inútil dismular que la liberación de la mujer y la ma­
yor libertad sexual
serlÍn pagadas

muy caras. Ese pretendido de­
recho a
la maternidad libre y voluntaria pronto sería confiscado
por el Estado, que cada vez seria más autoritario en
e&e terreno,
"pues no

tolerará mucho tiempo
que la libertad de procrear se
deje al

libre arbitrio y
al querer buenamente "irresponsable" de
los particulares

...
,-.
»Jean Ro.stand, en

"Le Courier du
Biolo.giste", ha
comentado
este temido desenlace:
"Esta sociedad expurgada, saneada,

esta so­
ciedad
más dinámica, más tónica,

más viril,
más robusta, más

sa­
ludable y
más agradable de contemplar, esta sociedad en la cual
la piedad no tendrá lugar, esta sociedad sin desechos, sin reba­
bas, donde

los normales y los fuertes se beneficiarían de todos
los recursos que hasta

ahora
se han
prodigado
para, los
anorma­
les
y los débiles, esta 9ociedad que revivía Esparta y haría felice,
s,9
Fundaci\363n Speiro

a los discípulos de Nietzaehe, no estoy seguro de que aún pu­
diera merecer el nombre de sociedad humana».
>El hombre

no es
sólo biología.
Las sociedades no
decaen
sólo

por razones
biológiCas, sino aún más por causas morales,
por
el egoísmo, por la corrupción moral, por el excesivo ocio ... ,
por la bestialidad que
las destroza lanzando a sus miembros unos
contra
otros>.
V;I. EL DESCONTENTO DE LA "SUFRIDA" CLASE MEDIA.
Cuanto hemos venido exponiendo acer:ca de la socialización que de!Y
arrolla. el Estado moderno incide necesariamente en la llamada clase media:
Se dice, alternativamente y, a veces, cumuletivamente:
,..... que la clase media ha crecido mucho estos últimos años; y,
,..... que .está descontenta y que ha perdido sus virtudes tradicionales,
Conviene analizado y, pata ello, nada mejor que comenzM por precisllt'
qué se entiende por clase media.
Manuel de Santa Cruz,, en su articulo "LA SUPRIDA CLASE MEDIA". apa-­
rec:ido el 5 de'febrero de 1975 en El Pensamdento Navarro, comienza -por ahí:
«Entre

las fabulosas
jugadas financieras

de las multinaciona­
les, y
el p!oletañado. vociferante, diseur:r~ silenciosa y olvidada la
vida de la clase media.
>Awique éste

no es un trabajo riguroso, no estarán de más
algunas definiciones; ayudarán a quienes quieran
ocuparse de
este extenso

sector
de la sociedad, que ojalá sean muchos. Doña
Maria Moliner en
sti l'xtraordinaria obra

«Diccionario del Uso
del
Espaiiol> da

las siguientes:
>Clase social:

Capa o nivel que se considera en la sociedad
al
eatahlecer relaciones de igualdad, superioridad o inferioridad, por
la riqueza o la categoría entre unas personas y otras."
>"Clase media:

Clase socia! formada por las personas que vi­
ven de nn trabajo no manual o de pequeñas
rentas."
~'1Jurguesía: Clase
social

formada por los que ejercían el co­
mercio o.
una profesión

no manual o eran patronos en un oficio,
o sea que no eran ni nobles, ni campesinos ni obreros. Actual·
mente, clase
media, o
sea, de las personas acomodadas que no
viven de un trabajo manual."»
Según aflade el mismo articulista existen otras diferencias:
860
«Sería caer en una metodología marxista olvidar que además
del factor económico hay
otros, religiosos,
éticos y estéticos, que
Fundaci\363n Speiro

se entrelazan con los rasgos psicológicos de la clase media. En
Espafia, hoy, es sin dnda la clase más piadosa; su religiosidad
alimenta una
gama de

sentimientos éticos y
estéticos más rica
y

variada que la que tienen los
ob'os dos

extremos, ricos y
po·
bres, que_ se han hecho: elementales y simples.»
Pero, ¿no deben acaso desaparecer las clases?: ¿no Caminamos hacia
una socidead sin clases? También se pregunta y set contesta en el propio ar~
tícula que a~a recortamos:
«La existencia de clases sociales es una realidad insoslayable.
Lo ha demostrado cumpli~am.ente el comunismo que al cabo de
muchos
años de

dominio en vastos territorios ha
fracasado en
su
intento de crear una
sociedad sin clases

mediante
la dictadura del
proletariado que había de suprimir
a las demiís clases. Actual­
mente
hay en Rusia distintos estamentos perfectamente separados
entre sí y del proletariado:
los funcionad.os, los

miembros del
partido, los
militar6' los

intelectuales y
artistas, y
otros; tienen
economías,
consideraciones y estilos de vida suficientemente di­
ferenciados de los de los obreros para. considerarles clases aparte.
No
es fácil que se pueda repetir un ensayo tan importante y con
tantas posibilidades.
>Esta realidad, ¿ es buena o es mala? ¿ Debemo~ a pesar de
todo, seguir luchando por
una sociedad sin clases? O por el
contrario, ¿ es lícita una política de ayuda y vigorización a la
clase media?

Las
infiltracione$ en las filas cristiimas han intere•
sado a

algunos católicos en
nroyectos ignalatorios. Sin embargo,
la supresión de las clases sociales
-viable o imposible--no es
ninguna exigencia del cristianismo. ,Juan XXIII en uno de los
primeros
discursos de su pontificado afirmó que una sociedad
con clases

no
ea'anticri11tiana siempre
que
la instalación de cada
uno en su clase
sea de

acuerdo
·· con

sus
méritos.»
;,Por ci,ué viene calificándose de «sufrida» la clase media? Veamos la
e.,,plicación de Manuel de S.-Cruz.
«Como su nombre indica, la clase media está en medio de
dos fuegos ...
>
«Los proletarios confunden a la clase media con los grandes
ricos
porque no conocen ex9:ctamente
el valor del dinero; no
entienden, ni le
agradecen~ que es un

colchón
que_ les
amortigua
los grandes golpes del eapitalie,mo.»
861
Fundaci\363n Speiro

«Por su parte, los grandes ricos en sús grandes combinaciones
dinerarias sacrüican los patrimonios, los ahorros y la paz de la
clase media a todo lo que consiente -la conservación de su carácter
de consumidores, que es el único que les interesa
y necesitan.
A la esencia del capitalismo,- que es "pensar sólo en dinero" se
llega por desconsideración de otros factores de la vida humana,
no sólo de los
prolétarios, sino
también e igualmente de la clase
media.»
« Unos

con sus
sobresaltos, otros
con
sus alevosas y frías ma­
niobras y todos erosionando cuanto pueden el valor de la mone­
~ _hacen que habitualmente se pueda calificar con toda exactitud
a la clase media de "sufrida'"'.
»Sufre
también
la
clase media
a manos de gobernantes zafios
e incapaces de &0lueiones complicadas, que echan mano en sus
apuros del fácil recurso de hacerles- pagar los vidrios que rompen
las otras
clues. Esos vidrios rotos son dilíciles de cobrar a los
proletarios por
su propensión a la violencia más que por la exi­
güed~d
de sus posibilidades.
Por
su part~ los grandes ricos, como
los
peces gordos, rompen
las redes y se escapan, y aun convierten
los escombros en abono para nuevas especulaclories.
»La clase media soporta_ en grado tal alto_ como las demás, si
no
superior, el precio de la
inflación, que
es el procedimiento
más cómodo para los
go_bernant~s de

que se p_aguen esos vidrios
rotos.
Más concretamente, lo soporta por el retraso con que se
le deja actualizarse en la
espiral inflacionista, congelando

sus
pequeñas rentas (rentabilidad. de las acciones,
alquileres antiguos
de

pisos
y locales de negocio).
>La palabra
"sufrida" quiere decir,
además de
que
sufre, que
sufre en
silencio, resignadamente. No

es este silencio
la menor de
sus aportaciones al bien com(m: como las demás, queda sin re­
compensa.
y sin mención. ¿Hasta cuándo?»
Luis
Maria Aooón, en ABC del 1 de febrero de 1975, titula "EL DBS-­
CONI'ENTO
DE

LA
CLASE MEDIA"' su artículo de tercera plarnt y explica así
su proceso:
862
cHuele a descomposición la sociedad espafiola. El edificio en
el que estaba plácidamente_
instal$do el
ciudadano medio, se
agrie­
ta

por días. Multiplícanse en él las goteras, se cuartean
algunas
paredes maestras, fallan pilastras

principales, se escachan los
aris­
tones,

ezquerdean
los muros
exteriores,
quiéhranse las maderas
Fundaci\363n Speiro

crujidas por el viento, La erosión de lo que hace sólo tres o
cuatro
afios parecía segura

fortaleza
política no
es quizá tan alar­
mante como
desean algunos,

pero con mente fría y ánimo sereno
puede considerarse
grave y

no
se explica
mediante un diagnóstico
simplista.
Se debe a múltiples y muy complejas causas. Pero hay
una

que estimo
sustancial y
que
ha sido poco meditada, si no
desconocida:
el
descontento creciente

de la
clase media.
»Frente a

la amenaza de una dictadura del proletariado y des­
pués de
tres años

de guerra espeluznante, se estableció en
Espafía
un Régimen instalado en buena parte sobre las ideas· e intereses
de las clases medias: familia, orden,
trabajo, religiosidad, propie­
dad

e iniciativa privadas, rigidez
moral~ honestidad, ahorro,

ca­
pacidad de sacrificio. No fue el Régimen (ni siquiera en
sus co­
mienzos,

llenos de mimetismo) realmente fascista, porque la clase
media era entonces muy corta. Faltaba, por consiguiente, la base
social necesaria para implantar
una dictadura

de la burguesía, es
decir, el fascismo. Pero
todu las

virtudes tradicionales de la
clase
media y 8118 llamadas buenas costumbres quedaron robustecidas
por

la política de· un
Estado nuevo
que babia nacido, en gran
parte., para

defenderlas.
»En los últimos

años, sin embargo,
se ha
producido
wia ace­
lerada

relajación.»
« ... bien: la clase media, que ha contemplado _estupefacta en
los últimos años la indefensión
muc~s veces
de
8118 ideas y cre­
encias por un Estado
sobre dlas robustecido,

se
h~ encontrado
paralelamente
con

que tampoco
se salvaguardaban sus intereses
materiales.

Al concluir
la _ guerra el país teD:ía, entre otros mu­
chos,

dos problemas vitales: la superación del hambre
y la erra­
dicación del analfabetismo.
La clase media, la burguesía triun­
fadora,

aceptó con resignación
la atención prioritaria a esos dos
problemas que estaban en el mismo
vértice de
la
jmticia 1ocial.
El

racionamiento, la escasez, lae privaciones, las
angustias y
te­
mores soportados por el pueblo llano, y también por la clase
média española, durante largoa 4ños, merecen

el respeto general.
Se tardaron casi veinte años, pero finalmente el hambre y el anal­
fabetismo quedaron

erradicados del
paÍ.89 abriéndose para los es­
pafioles
la

etapa riente del
desarrollo, Como
el Régimen
tenia
mala

conciencia frente a la
·clase ohrer, decápitada desde la
guerra,
se aplicó, a
vecea -incluso con

un punto de
demagogi~ a
mejorar

la suerte del
trahaja
nivel de vida
ha
863
Fundaci\363n Speiro

crecido de forma evidente. También se beneficiaron del desarro­
llo las
clases medias,
pero (salvo comerciantes, constructores y
otros grupos) en proporción
coneiderahlemente menor.
>El deacontento

de
anchos sectores
de la
burguesía, desaten­
didos
en tantas

ocasiones ideológica y inaterialmente,
era inevi­
table. El catedrático, que ve superados sus ingresos por los del
fontanero. que
le asiste
en una avería, empieza a perder la fe en
un sistema al que apoyó sin
reservas. Y

lo roismó le ocurre al
profesor de instituto, cuyos ingresos le sitúan muy lejos del pi­ cador de la
mina de carbón. Y al ingeniero de tal o cual sector,
que empieza ganando menos que el obrero especializado en la fábrica de automóviles. Y al empleado de Banco, y al maestro de
escuela, y

a las
mecanógrafas~ y

a los médicos
rurales, y
a las
enfermeras, y a los jueces,
y a los militares, y a los periodistas,
y

a los funcionarios.
Y, sobre
todo, a los agricultores, zurrados
en no pocos aspectos durante largos años, porque con el campo se han cometido inmensos errores. La fisealidad, por otra parte,
ha presionado eepecialmente a la clase media, Y sobre ella ha
incidido la inflación con más acritud que lo hizo en otros sec­
tores sociales».
«El
necesario

aumento del nivel de
vida de la clase obrera se
ha hecho en

España a costa, en considerable medida, de la
clase
me~
cuando

lo
jmto hubiera

sido que las
clases altas

fueran las
afectadas por
este proceso social.

Ha ocurrido, sin
embargo~ todo
lo contrario: el alto capitalismo se dispar6 en nuestro país. Y la
clase media se ha visto emparedada entre unos trabajadores ma­
nuales
aesafian:tes y
en _progreso y unas clases altas disfmtando
a manos llenas de la
abnndaneia.>
Aún itllade, refiriéndose a los hijos de la cl8"e media:
«Por !os -nutridos mentideros madrileños, loe de la lengua vo­
raz y las siembras de
Caín, se
dice que en
España estamos
en
vísperas de un
ªmayo francés".

Diagnóstico
exagerado para
mu­
chos, aunque no del todo imposible. Porque conviene no olvidar
la verdadera
signiffoaci6n del

"mayo
francés"~ detectada
y ana­
lizada por varios penetrantes soci6logos: una revuelta revolucio­
riaria, sí, pero que iniciaroñ los lñjos de la· clase media.>
Y no deja de oovertirnos que:
« ... la cláse· media española nó es la de los años cuarenta.
En
primer lugar,

porque
se ha ensanchado con el acceso a ella
864
Fundaci\363n Speiro

de pxtensos sectores de trabajadores manuales. (Si el fasciBmo
puro

era inviable en
España en los años cuarenta

por
falta de
una amplia base burguesa, ésta ~ste ya,

lo que abre al
sistema
fascista
amenazantes posibilidade.s.)»
Pero, ¿hay aún otra diferencia cualitativa más impodante que la evo-­
lución de la clase medial
Creem0s fundada:mente que es asi y advertim0s que ésta nO es eco..
nómica en el aspecto cualitativo de la palabra.
Esencialmente radica en el aumento en la clase media de los asalaria.­
dos, po, bien pagados que estén, y la disminución en ella de los empre•
satios -libres.
de los medianos labradores, de los propietarios u"Cbanos o
rústicos, de los profesi,ona1es libres ( citemos los médicos. en su gran ma,-,
yorta, g un gran número de los licenciados en derecho, especialmente).
Ello, funda,nentalmente, incide en el sentido de la libertad civil, de la
responsabilidad, de la propiedad personal e, incluso, de la función del Estado,
La inflación ha roto muchas de sus virtudes de probidad, ahorro, pre,
visión y h-abajo, y ha llevado a muc®s de los miembros ele ésa clase a
colaborar en negocios especulativos o a acometerlos en la escala de sus
posibilidades.
La gran movilidad social y el crecimiento ciudadano han afectado a
sus principios politícos, sociales y tnDTales, y el desarraigo. que esta mo.­
vilidad favorece, ha contribuido también a la relajación de las costumbres
y a la pi,&da de z,.. tradiciones.
En suma,
la clase media, mucho máE que el pueblo humilde, sufre una
tremer,da masificación que fácr'lnrente la hace . .juguete de la publicidad de
todo tipo y, por lo tanto, de las nwdas ideológicas que se adue/fsn de su
sentido critlco,
que· pierde así su tradicional realimio. Y esa masificación
se desborda al debilitarse la familia y los cuerpos sociales básicos en los
cuales
se hallaba integrada.
Sólo rehaciendo
ese tejido social podremos corregir esa terrible enfer­
mec.lad del desarraigo -ta más grave enfermedad social, según Simone
W eil-y la consiguiente masificación.
VII. ¿GANA BN FUERZA BL EsTADO SOCIALIZANI'B O TECNOCRÁTIGO?
Teóricamente parece que la reapuesta debe ser afirmativa, puesto que
al
pcx:1.er político, que le corresponde, adiciona el poder ·económico, que
asume-en casi todos sus ámbitos, e .incluso el ·cultural, el --informativo, etc .•
que arrebata a la sociedad para ponerlos en manos de su administración.
Sin embargo, vemos, en

la
práctica, mucho menos clara la respuesta.
"
Fundaci\363n Speiro

Bn ello pem,amo, al ,elee, el impodante arliculo de Manuel de S.-Cruz,
"CE.UTA, MEIJLLA
Y

..•
MADRID", aparecido el 14 de feb,e,o de 1975, en
El PeDOallliffllo Navam>.
El autor va narrando ...
866
c ... en las Américas de antes de su. in1lependencia, se produce
el
terrible episodio del desmantelamiento de
las_ reducciones. je­
suíticas de Bolivia y Paraguay, Una intriga en la corte francesa
degenera en maniobra . contra Espafia y contra la Compañía de
Jesús y acaba con una· orden a aquellos jesuít.as, "en virtud de
santa obediencia

y bajo
pena de pecado mortal'', de abandonar
en plazo brevísimo a sus indios. Unos y otros regaron con sus
lágrimas mezcladas muchas leguas de camino antes de separarse.
>En nuestros días ae han descrito escenas parecidas a pro­
pósito de la retirada francesa de Indochina: racimos de indígenas
agolpados en los muelles, enfaramados después a los barcos y
finalmente ahogados al caer al agua empujados desde las cu•
hiertas •.• Cierto es que oira parte de la población lio francesa
hizo una guerra

importante por independizarse, pero
ni aun 8118
mayores victorias (Dien- Bien Phu) pesaron nada en comparación
con
las decisiones
tomadas
-,n la metrópoli.
>¿ Cómo

se perdió Argelia? Apenas puesto
el asunto sobre el
tapete, el mariscal Juin profetizó sin rodeos: la batalla
~e Ar­
gelia

(como
ayer la

de
Indochina) nó se décide sobre

el
terfeno
sino

en los despachos de París. Una pequeña minoría indepen­
dentista, el

FLN,
lllfrió una

derrota militar aplastante. El resto
de la población se ·
sublev~ pero

no contra Francia, sino para
se­
guir

siendo
francesa. Fue De Gaulle, en París, quien traicionó a
su
patria, imponiendo

la independencia a Argelia. Cientos de
«harkis» (musulmanes franceses)

fueron asesinados por
_su de­
voción

a Francia.
>Yo estuve en

la provincia española de Fernando Poo poco
antes de
su independencia. Allí

nadie hablaba de ella, ni la
de­
seaba. Los "morenos" nos querían. y nosotros a ellos. Su inde­
pendencia no fue por culpa
&,11ya. Fueron condenados a ella por
una
decisión 11en'' Madrid, no "de" Madrid.
»La "retrocesión" (¿ ?) de lfni, territorio defendido poco an­
tes

de
ella victoriosamente
con la
sangre de
dos
mil soldados
españoles, entre

ellos el capitán de· Infantería Ortiz de Zárate
(¡qué al)8llido1)~ obedeció igualmente a

un proceso muy distinto
al que nos ofrecen los relatos fantásticos de las guerras coloniales.
>En estos dos

últimos casos la adhesión
á España de las po-
Fundaci\363n Speiro

hlaciones autóctonas y de sus procuradores en las Cortea Españo­
las, fue viva, clara y ejemplar;
digna de
mejor
suerte.>
Pero veamos cuál es el cabo de la cuestión-:
«Discurramos, finalmente, un instante, acerca de la concentra­
ción del poder p(tlítico como _factor de la seguridad nacional. Cuando
estuvieron de ·moda el

fascismo y
sus mimetismos,
se
hacía creer que la concentración del poder político en muy
pocas
manos y en un solo sitio ofrecía, entre otras excelencias, la de
servir mejor que cualquier otra fórmula organizativa de la so-.
ciedad, a la seguridad nacional. S~ daba a entender que la gran­
deza y la libertad de la patria dependían de una uniformización
previa, al

estilo totalitario;
que · 1a concentración

era más segura
que la dispersión.
En cambio, el tradicionalismo por su lado y la
democracia por
el suyo -decían los mismos fascistoides-, serian
el

paraíso
de los espías, de los traidores y de los · saboteadores
porque dejaban

a la intemperie
y al capricho de la sociedad, o
de las masas,
respectivamente, los

secretos
y las decisiones de la
defensa nacional.
>Sin embargo, había pruebas históricas de que las cosas no
son tan sencillas. Por parte_ del tradicionalismo, ya escribió el fa­
moso diputado carlista
gallego Brañas: "Gozando

de todas las
ventajas
del régimen local ha vivido Galicia hasta el siglo xix,
En los tiempos más gloriosos para Espa:fia (siglos xv1 y XVII) vi­
vían las principales nacionalidades españolas bajo el gobierno
propio de cada una. Aun teniendo ellas ejército
y escuadra re­
gionales;

teniendo tesoro privativo, autonomía completa para to­
dos los servicios
público~ no hubo en ninguna peligro de la vida
del Estado espafíol. Y verdaderamente no sabemos que haya de­
jado de ganarse la batalla de Lepanto porque en -la capital de
Galicia estuviese erguida, como lo
estaba, la bandera gallega en
vez de la de
Castilla.~'
>Por
parte

de
lll peor

democracia,
ahí está
la ocupación de
Ifni por el coronel Capaz, por orden de la Segunda
República
y

a pesar de la oposición del partido
socialista.»
¿Será verdad, pues, que cuando demasiado se aba't'Ca se aprieta poco?
Lo peor es que se prieta donde no se debe abarcar y se escapa lo que
debe
sujetarse.
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