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Número 145-146

Serie XV

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Reseña de las Primeras Jornadas de Deontología, Derecho y Medicina

RESE~A DE LAS ·PRIMERAS JORNADAS
DE DEONTOLOGIA, DERECHO
Y MEDICINA
(Madrid, 16 a 19 de febrero de 1976)
FuNDAMENTOS 'ÉTICOS: ABORTO, EUTANASIA; EL PRINCIPIO
DE SUBSIDIARIEDAD Y
LA SOCIALIZACIÓN
DE LA
MEl)JCINA.
Uno de esos acontecimientos de la vida nacional que no tras-
cienden a las páginas sensacionalistas, filoescanclalosas y para.neuró­
ticas a las que nos vamos acostumbrando como pasto habitual, pero
que son fecunda
siembra para ese tan proclamado, deseado y temido
futuro, que según la tan altisonante como pintoresca frase "ha co­
menzado", han sido estas Jornadas que, con ánimo de instauración
regular,
periódica,

ha
celebrado el Colegio Oficial de Médicos de
Madrid en colaboración con
la Academia de Deontología Médica y
la Sociedad de Medicina Legal, durante los días 16 y 19 de febrero
de 1976.
En la Primera Mesa,
presidida por el Prof. .ANrcíNIO MILLÁN
PuELLES, Cat'edrático de Filosofía: de la Universidad Complutense,
la Ponencia Primera fue desarrollada por el también Catedrático de Filosofía
y excelente amigo RAFAEL GAMBRA CIUDAD, sobre el tema
'"Etica y Metafísica".
Sobre

los
aspectos o

conceptos esenciales del
bonum y el fac,
del faciendum y el vitandum, se monta toda la inmensa plwalidad
de

las concepciones éticas, toda la
gigantomaquia tan vieja como el
pensamiento humano, proyectada sobre nuestros
días. Hace sobre
ello

un breve
y magistral recorrido por la Historia de la Filosofía,
hecha,
en síntesis, de dos grandes corrientes, el "practicismo activis­
ta" y el "normativismo objetivista". La Etica resulta un saber que,
por su propia naruraleza, se encuentra a caballo entre aquellas dos
formas del pensamiento
y como sugiriendo una difícil síntesis entre
ellas.

Aporía por la Etica planteada,
y que quizá ningún dominio de
la praxis
y la sapiencia plantea tan adecuada y dramáticamente como
la Medicina; máxime en los modernos tiempos de un humanismo
equívoco y "convergentista". Cita a continuación un pensamiento
del Prof. Leopoldo E. Palacios sobre que la ereoción en mota! de lo
804
Fundaci\363n Speiro

ABOKI'O, EUTANASIA Y SOCIAJ.JZACION DE LA MEDICINA
que sólo es de suyo física u ontología, acabe frecuentemente en un
pasar por alto la auténtica faz del bien.
T!llS
esta parte expositiva vino el cuerpo de la disertación: un
romprimido,
magistral estudio histórico-critico; romprensivo de la
panorámica actual, sobre la fundamentación de la Etica; imposible
de
"sobre "Cabe concluir
que la ética es una parte o aplicación de la me­
tafísica, . por cuanto ésta

estudia el ser,
las distintas clases de seres
y las. relaciones entre los mismos. La noción de bw,, que maneja la
ética se apoya en el roncepto de ser, objeto de la metafísica; o, más
bien, es el mismo ser en cuanto puede pe apetecible
o
deseable
para él.
De aquí
el carácter t,r,ucendenta/. que
los
escoh\stiros atribuían a:l bien, puesto que todo es a la vez per·
fectible y perfeccionador de otro; es decir, su bien". _
"Los seres dive su propio bien
_o pe
muy distinta
mane,:a",
"El

hombre, que
conoce abstractamente estas "ra20nes de

bien",
tiende a su bien "voluntaria
y libremente", puesto que nada en este
mundo
rontiene la plenitud atractiva de ser (o de bien)".
"La
ética estudiará así la cuestión de cómo fa criatura racional
y libre puede y debe utilizar el movimiento que hacia su plenitud o
perfección tiene

impreso en su ser,
_ y

que
realizará libremente. De
lo que deducimos que la ética, no sólo no puede separarse de una
auténtica metafísica, sino que viene a constituir como su culmina·
ción, ya _ que se trata en ella del modo de tender rectamente o de
perfeccionarse
("realizarse", como
ahora se dice),
la criatuta más
perfecta y consciente de este mundo, que es el hombre".
"Llegamos al

término
de nuestra mefitación. Si la ética no pue­
de

ser más que metafísica,
si la noción

de bien
(y todo valor) se
funda en el ente (
bom,m in ente fundat1tr), habrá de concluirse, .con
el viejo Heráclito, que "roda ley humana se nutre de la ley diWlll
y una, y que ésta impera doquiera y prevalece siempre". El orden
del ser (el Cosmos) nos conduce a ese supre ningón humano

deja de
romprender y reconocer en su iotimidad,
aunque sea bajo la forma refleja de su tendencia profunda -y nunca
totalmente ahogada- hacia el
bien. Sólo sobre la base de uoa ética
metafísica
(y de una iey natural) podrá sostenerse uoa deontología y
un código del honor profesionales, por más que para los no creyen­
tes eo el Fundameoto
lTitimo de tal Ley se traru;mita legendaria -y
provideocialmenre- romo el Jurarneoto Hipocrático a través de
más de dos
milenios de
tradición cultural".
"No quiero
dejár de

insistir, a modo de epílogo, en el
hecho, ya
apuntado, de que la medicina, como saber, como arte y como técni'
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Fundaci\363n Speiro

1 TORNADAS DE DEONTOLOGIA, DERECHO Y MEDICINA
ca, alcanza hoy niveles que afectan el control mismo de la vida y
de
la muerte. La deontología que la inspire -o su supervivencia­
suponen pata el hombre espen,.m;as y terrores cósmicos, máxime con
la posibilidad de que tales conttoles se pongan al servicio de Po.­
deres absoluros artífices de roentallizaciones masivas, de axiomas y
de fobias universales".
En la Cuarta Ponencia, el Prof. LEGAz LACAMBRA trató sobre
"Derecho y Deontología", Tras

una exposición sobre
la problemática
de
las relaciones Moral-Derecho, se centró en la idea de que el De­
recho no tiene por misión la r""1ización íntegra o rigurosa del orden
moral, pero sí

debe contribuir, en la
medida posible,
a
ella.
En
la Quinta Mesa, la l.• Conferencia corrió a cargo del profe­
sor
Bo'l'ELLA LLusfA.
Empezó destacando cómo .el tema del ABORTO voluntario o pro­
vocado, -tan antiguo como la 1-lumaoidad:, es de la más viva actua­
lidad polémica, tanto en la doctrina como en sus pluralistas proyec­
ciones de lege jef'enda.
Todo ello es consecuencia de la "revolución sexual", en abierta
pugna

con los
planteamienros teológicos, con

la cuestión
de la am­
mación, ya discutida por Santo Tomás de Aquino, y mucho más
abiertamente por la frondosa y discordante teología pro Pero

el
conferenciante, -insistiendo
en
manifestaciones hechas
con anterioridad-
confiesa que estas discusiones, desde su punto
de vista de biólogo,
le "dejan un poco frío".
"Yo he visto muchos embriones y no he distinguido nunca un
cambio abrupto

en ellos de
una semana a otra, de un número de
somites a otro, de un "horizonte" como ahora se
dice, al siguiente.
Y
tampoco he visto que haya un cambio brusco al pasarse de ern·
brión

a feto y enseño
cada día en mi Cátedra, que todas las fun­
ciones del recién nacido las tiene ya el fruto dentro del claustro ma­
terno.
As~ pues,

en esta
gradual y continua evolución de la onro­
génesis,
o admitimos Ja animación desde un ptincipio o toda acep­
tación
de ésta a lo largo del desarrollo resultara artificiosa y obje­
table. En fin de
cuentas, que

si
acepclsemos el punto de vista de al­
gunos teólogos protestantes, cuando naciera un niño con síndrome
de

Down
estaríamos autorizados a

apretarle el cuello hasta que se
asfixiara".
"Pero la verdad es, que biológicamente, prescindiendo totalmen·
te

de la teología, hay argumentos
mucho. más sólidos, pata establecer,
que el principio de un nuevo ser es la
fecundación. Como estoy ha­
blando a
médicos, no

necesito ser
demasiado explícito, Todos sabe-
806
Fundaci\363n Speiro

ABORTO, EUTANASIA Y SOCIALIZACION DE LA MEDICINA
mos que el Código genétiro del cigote, es decir, del huevo fecunda­
do, es distinto del ele su padre y del de su madre. Todos sabemos
también,

cómo el
desarrollo i¡lterior de

un nuevo ser
humano, con
todas sus peculiaridades hereditarias, está escrito ya en ese código,
por el dedo invisible de
la herencia".
• • •
"Quiero decit con esto que nuestra individualidad humana de­
pende

de nuestro código
genérico y que ese código genérico que es,
por
lo tanto, igual al individuo e insepatable de él, está ya consti­
tuido

en el
momento mismo
en que
la fetti!ización se termina. Esto
es
una pura verdad biológica, que no creo que nadie, al menos en
el estado actual de la ciencia, se atreva a contestar. Si esto es así,
habría que
afirmar que
los derechos de
una vida nueva existen ya
en el momento mismo de la fecundación. Por fo tanto, podrá ser lí­
cito impedir que

los
gametos se reónan, porque

lo único que se
ha
hecho

es
despetdiciar células geminales, pero en modo alguno se
puede ya,
una vez originado el nuevo ser, aunque sea simplemenre
bicelular, intemunpir
su

evolución, porque
es· un individuo. nuevo
e
independienre. Y, por lo tanto, está amparado ·por eso que Jlaroarno<
hoy día los Derechos Humanos y, que aeemoe, que son la base de
que
podamos vivir

en el mundo
coo justicia y coo paz".
Este sería el fundamento ontológico del Derecho a nacer, dere­
cho

que
traseiende de la individualidad ·a la especie; la vida humana
es algo que se transmite en cadena desde la primera pareja y de la
que
cada individuo es transmisor y. portador, depositario de esa vida,
no ya
singular, sino genérica; matar un

nuevo ser supone nada me­
nos que
cortar la cadena, rehusar el relevo· de la antorcha, a lo que
el individuo no tiene derecho.
Pero más
tarde vuelve
a
eoau:ar a
Teología, a propósito
del pro­
blema
que implicatía la luz verde, en casos de anorma:lidad o sub­
anormalidad de
alguno de aquellos eslabones de la cadena. En este
sentido

se limitó a un planteamiento de
la cuestión, aludiendo a im­
precisas
ideas, a "medias palabras" de un "teólogo joven", así como
a
una justificación de la supervivencia de t:a:les seres basada en el
valor
y significado escatológico del sufrimiento.
• • •
También en Mesa Redonda tuvimos ocasión de oír intervencio­
nes
de la mayor altura, por parte de destacadas personalidades PX·
tranjerás, a propósito del atetrador tema de la EUTANASIA. Apotta-
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Fundaci\363n Speiro

I JORNADAS DE DEONTOLOGIA, DERECHO Y MEDICINA
dones tan categóricas como vali<,ntes en estOs tiempos que no se
caracterizan precisamente· por esas virtudes.
El representante
danés, Dr. FLEMING KIBLBR abordó, en

primer
lugar, con toda
profundidad, el. tema de la 11a/oraci6n mérüca de la
eutanasia. Qué ha de entenderse por muerle; en qué consiste un
diagnóstico
.de muerte y el comportamiento subsiguiente del facul­
tativo a la luz de la moral.
"Nuestros conocimientos son demasiado insuficientes
pata aqui­
latar
de manera exacta tanto la necesidad como las limitaciones de
la asistencia médica a nuestros pacientes moribundos".
"Sin
embargo, la investigación de este problema debe asentarse
sobre
preirusas filosóficas niuy claras".
Hizo profundas reflexiones

sobre
todo ello, imposibles de resu­
mir aquí,

para
encarar después el aspecto cultural de la cuestió1L El
concepto
de
cu/t,ua -de la que la cwilizaci6n es sólo una parte-­
incluye

el
dominio por

el
hombre de su propia naturaleza; y no se
puede negar que el hombre
ha llegado a subyugar la naturaleza hasta
grados jamás

imaginados.
En la civilización
actual, lo comunitario prima sobre la perso­
nalidad individual. Una consiguiente disminución de las libertades
sociales y económicas individuales se quiere compensar mediante el
precio de una mayor
libertad ética frente a las relaciones sexuales,
el matrimonio, la gestación, el aborto y la eutanasia; el individuo es
considerado duelío
de su propia vida, reduciéndose sus aspiruc:iones
al

placer y la felicidad;
y el fin comunitario, a proporcionárselss.
"Esto

es
una. gran desgracia". Y, dentro de estas coordenadas de
civilización, "no es de
exttañar que la eutanaSia se convierta en una
práctica cada día más frecuente en la década que se avecina". El
individuo, así situado, reclama asistencia
médica, no ··en la muerte",
sino "pata morir". En Escandinavia se detecta una progresiva acep­
tación de la eutanasia, pese a que las leyes, como principio general
-que

no deja de admitir excepciones-, no
la admitan todavía.
El planteamiento polftico compatado
fluct6a entre
los dos polos
de los
prmcipios liberales y socialistas.

Estamos
abocados a
un des­
arrollo social de
tal tipo que comportará "la instauración de una
administración social
de gran fuerza coactiva sobre la vida privada
de los ciudadanos", cuyas consecuencias "pueden ser
terribles". La
eutanasia puede devenir no ya un acta dependiente de la voluntad
del paciente, o de
la comunidad, sino de la del ,poder ,poUtico, un
acta médico imperado por esta última.
La parte cuarta de· la Ponencia llevó el altamente significativo
subtítulo de "Valoración cristiana": es
la consideración teológica y
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Fundaci\363n Speiro

ABORTO, EUTANASIA Y SOCIALIZACION DE LA MEDICINA
escatológica puesta en el primer plano que le corresponde, la de­
cisiva en
la cuestión.
Terminó
con una
panorámica de la legalidad danesa al res­
pecto.
• ••
Sobre el mismo tema, el representante de Gran Bretaña, doctor
THOMAS PATRJCI{ LINEHAM, Jr., habló también

sin los eufemismos
y ambigüedades a que, por desgracia., estamos acostumbrados.
Existen - pocas

dudas sobre
la creciente atención que el
tema de la eutanasia, "sinónimo de homicidio legalizado", va a re­
clamar en los medios políticos y profesionales médicos. Hizo a con­
tinuación una
pormenotizada histotia

de
la escalada del movimiento
pro-eutanasia en el mundo
anglosajón, a

partir de un
. nivel
de
aso­
ciaciones o entidades privadas hasta el legislativo estatal. y organiza­
ciones

internacionales, que comenzó en 1873 y se sitúa hoy en pro­
yecto de
Ley sobre eutanasia voluntaria para debate ante la Cámara
de los Lores.
Se refirió a continuación a "Etica de la eutanasia". Las actitudes
sociales sobre la cuestión evolucionan al compás de un gradual des­
plazamiento de la filosofía cristiana por "una apatía neo-agnóstica",
cuando
no un franco
rechazo de

los valores
motales tradicionales.
Pasa
a señelar un

progresivo decantamiento de
estas últimas en cuan­
to a permisión de alivio del dolor físico. Y centra
la cuestión sobre
la necesaria distinción entre la eutanasia detwa y peuwa, y la no obli­
gación de prolongar
la vida por medios extraordinarios o artificio­
sos,
profundizando en

el
tema a la luz del principio teológico-moral
del

"doble efecto".
Trató luego de los
problemas prácticos

que
al médico se plan­
tean, manifestando poderse considerar como seguro que
la legali­
zación
de la eutanasia vendría a enturbiarlos. Presiones sobre parues
de hijos minusválidos. Actitud de las familias de los desahuciados.
Dificultades hospitalarias.
Terminó proclamando

el principio de que "Debemos mantener­
nos de tal modo que todas nuestras acciones estén inspiradas en
el
respeto hacia la vida y que no podemos convertirnos nunca en sim-
ples verdugos".
·
•••
En la Séptima Mesa, los dos cimdos representantes danés y bri­
tánico expusieron, co:O. interesantes · consideraciones, el panorama le·
gal de sus países en cuanto a "Deontología médica", haciéndolo asi­
mismo los de Bélgica, Prof. A. DEREYMAEKER, · y P.rancill, profesor
809
Fundaci\363n Speiro

l JORNADAS DE DEONTOLOGIA, DERECHO Y MEDICINA
Dr. RAYMOND VILLEY. Destacó este último el acuetdo, tomado por
unanimidad de los 1.500 representantes de Consejos departamenta­
les reunidos en Asamblea de la Orden de los Médioos en diciembre
de 1975, sobre "mantener la concepción tradicional de la Moral
del médico frsncés respetuosa para con la vida y para con la persona
huma.na".
• • •
Entre las ahundantísimas "romunicaciones libres", nos interesa
destacar la magnífica contundencia de "Eutanasia y conttanatura:leza",
de

los médicos
españoles AQUILINO POLAINO LoRENTB y BEGOÑA
SANTOS; y "Limitaciones éticas a las investigaciones humanas", del
primet0 de

ellos.
También las de
nuestro amigo

el Dr.
ALBERTO RUIZ DE GALA­
RRETA sobre los temas que se mencionan en los títulos de los textos
que damos a continuación:
Ell principio

de
subsidiariedad y la socialización de la medi­
cina.
Cuando en uno de [os términos de un enunciado se encuentra
un

sistema estatal de asistencia
médica, como sucede en la ponencia
de

esta
mañana, toda la cuestión, curuquiera que sea el otto término,
puede
beneficiatse de ,Ja presencia, siquiera marginal, de fas cuatro
consideraciones

siguientes:
l.º Conviene tener siempre presente el principio de Subsidia­
riedad, conforme lo enunció Pío XI en
Quadragmima anno y reiteró
Juan XXIII en
Mater et Magislra: "Queda

en
la filosofía social fijo
y petmanente aquel importantlsimo principio que ni puede ser su­
primido
ni alterado;

como
es ilícito quitar a los particulares lo que
con su propia iniciativa
y propia industria pueden realizar para en­
comendarlo a

la comunidad, así
1lllnbién es

injusto,
y al mismo tiem­
po de grave petjhlcio y perturbación para el recto orden social, con­
fiar a una

sociedad
mayot y más elevada lo que pueden hacer y pro­
cutat comunidades menores e inferiores. Toda acción de la Sociedad
debe,
por su naturaleza, prestar auxilio a los miembros del cuerpo
social, más nunca absorberlos y destruirlos".
2.0 Si no hay ejen:icio libre de la medicina suficiente para cu­
brir las
necesidades, la estatificación de

la asistencia
sanitaria en
los
puntos
y magnitudes desamparados no viola el principio de Subsi­
diariedad. Peta esto · es vetdad solamente cuando esa misma estati­
ficación no es directamente la causa del retraimiento, iDSUficiencia y
810
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ABORTO, EUTANASIA Y SOCIALIZACION DE LA MEDICINA
languidez del ejercicio médico libre. Genera:lmente se forma un cír­
culo vicioso cuya solución se menciona en las coosidetaciones terce­
ra y cuarta.
3.º En el caso d,, que se acepte la estatificación, bien romo fun­
ción auténticamente subsidiaria del Estlldo, bien como mal menor,
procede dar a esta aoeptación un carocter provisional y no d,,jar de
esforzarse simultáneamente

en
crear y

fomentar un ejercicio libre
capaz de
permitir el

regreso a un orden
naturnl. Este
regreso debe
iniciarse con la
restitución del Estado a la Sociedad d,, las funciones
propias

de
ésta, que asumi6 en citcunstancias excepcionales.
4.0 Desmontar un monopolio estatal de asistencia sanitaria ha
sido

considerado por
algunos como un mal mayor que su acepta­
ción. Esta aceptaci6n estaría,

pues,
deontol6gicamente justificada ante
unos
hechos ineludibles

o
consumados, como figura del mal menor.
Ante esta
proposición opina el

comunicante que su
veracidad
depende

de la forma en que se
desmontara ese

monopolio estatal.
Dentro
d,, la forma, la velocidad seria decisiva; si se hiciera de la
noche a la mafulna, es ciertísimo que serla un mal mayor. Pero no
lo
serla si

se hiciera muy lentamente y con suavidad.
Deontología y política.
Todos los amantes de la deontología d,,beo d,, tener presente en
esta
hora d,, España que:
l.º Para completar la deontología del fuero interoo con una
deontología

pública recogida
en el derecho positivo
es necesaria la
confesionalidad del Estado, que en el
caso de Eapaña está garanti­
zada ampliamente por vuias Leyes Fundamentales.
2.0 La separación de la Iglesia y del Estado d,,jaría el contenido
deontol6gico de la
legislación sin más sostén que el capticho del le­
gislador
o

el capricho del sufragio universal.
3.º La aceptación de la interpretación hoy mayoritaria respec­
to ciertos textOS del Concilio Pastoral Vaticano II, especialmente
las

contenidas en la
Declaración Dignitaüs Humanas, punto 6, sobre
libertad religiosa, Declaración Nostra Aetate oobre religiones no
cristiaoas, punto 5, y la Constitución
Gaudimn et Spes contra cual­
quier discriminación por motivos religiosos o políticos, exigiría la
formulación de
importantes excepciones en

los
textos de inspi católica
y

dejaría su incumplimiento a merced de la
presentación
de una credencial de fe no cat6lica y contraria a ellos.
Se resume, finalmente, la que, bajo el título "Derecho a la vida
811
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I JORNADAS DE DEONTOLOGIA, DERECHO Y MEDICINA
en España y países Americanos", presentó ese veterano e infatigable
luchador en

pro
del derecho a !la vida, Dr. Antonio de SOROA PI­
NEDA:
No estamos ante ll'1 problema confesional, o racial, o médiro,
sino de un movimiento a esca:la internacional que, basado en un tan
refinado como
misetable materialismo, ha alcanzado auténticas di­
mensiones
de
"massacre", pretendidamente justificado con la idea
de
una vida más holg,,da para los supervivientes. Según eso, habría
que considerar beneficiosas guerras, catástrofes y epidemias. En tal
corriente, no promovida precisamente por Jos países comunistas, se
está involucrando a
la ciencia médica, cuyo fin sustancial es pteser­
var
las vidas humanas.
En América, poderosos líderes en negocios macabros, con el ins­
trumento de las subvenciones, fomentan desde el más primario nivel
esco!a;r la disociación entre el placer y la fecundidad, por medio del
anticonceptivo,
la esterilización, el aborto y hasta el infanticidio, co­
laborando en algunos casos los servicios de la Seguridad Social y
altas organi>aciones internacionales: la ONU y dependientes de ella,
como la UNICEF, cuyo fin es .•• proteger a la infancia. El disertante
hace constar cómo todo esto no son fantasías ni afirmaciones gra­
tuitas, sino, por el contrario, sólidamente apoyadas en un archivo de
datos constante
y sistemáticamente actualizado.
Campaña

de un "triunfalismo hiperbolizado" con
el objetivo de
atajar esa llamada "~losión demográfica", en la que la farsa hu­
mana alcanza la categoría de cinismo, y en la que están colaborando
.médicos, que
asl llegan a invertir el fin humano de su misión.
En cuanto sus manifestaciones legales, destaca que se trata de
leyes
contrarias
a los
planes
divi-nos, que
la moral y el
Derecho na­
tural impiden acatar. Por ejemplo, aquellos que prescriben el tatuaje
o
la. esterilización para aquellos que tienen más de dos hijos.
Termina ofreciendo
ampliar
proximamente con
nuevos datos su
breve resumen.
JESÚS VALDÉS Y MENÉNDEZ VALDÉS.
Barón de Covadonga.
812 .
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