Índice de contenidos
Número 147
Serie XV
- Textos Pontificios
- Actas
- Estudios
- Documentos
- Crónicas
- Textos
- Notas
Autores
1976
El profesor Sciacca en la escuela de Santo Tomás de Aquino
EL PROFESOR SCIACCA · EN LA. ESCUELA.
DE SANTO TOMAS
POR
VICT0RIN0 RODRÍGUEZ, 0. P.
El profesor Michele Federico Sciacca (t 1975) ha dedicado su
último libro (que hace el
número 40
de
sus Obras completas)
a
Santo Tomás de Aquino (º). Más que la ocasión del VII Cenre
nario
de la
muerte del DoctM Communis, le movió a escribir este
libro su
creciente
compenetración con
el
pensamiento del Aquinate
y la profunda petsuasión de Jo indispensable que resulta hoy paxa
centrar
el sabet y hacerlo progresar. A los cuarenta y cinco años de
quehacer filosófico (más próximo a la muerte que lo que él podía
suponet),
el profesor Sciacca
ha optado por matriculatse en la es
cuela
de Santo
Tomás ,e
invita a los
demás a seguir su
ejemplo.
Declaración tan sorprendente de un maestro tan famoso
merece se
ñalar·se.
Sin
duda
que el
"Buey mudo de Sicilia" (apodo de fray
To
más entre los estudiantes de Colonia) habrá sonreído amablemente
al recién desaparecido profesor
siciliano ..
O>mienza
declarando
en
la nota
preliminar: "El libro es tam
bién, atendidas
las intenciones de quien
Jo ha escrito con ocasión
del
VII centenario
.de la muerte del Aquinate, un pequeño pero sin
cero homenaje (de un pensador de la
línea, digámoslo también,
aunque con muchas reservas, platónica.) a la mente más excelsa,
expresiva de la cultura católica, en un momento, el nuestro, cuando
una cietta fácil contestación que se dice desenvueltamente desacrn
Jizadora
y
desmitificadora, no la respeta . o pretende adaptarla, des
naturalizándola,
para sus fines,
que son, en nuestra opinión,
antité-
{•) Michele Féderico Sciacca: Perspectiva de la Metafisica de Santo To
más, traducción de B. Monsegú, C. P., ed. Speiro, Madrid, 1976.
909
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
tiros a los que son propios del pensamiento teológico y filosófico
de
Santo Tomás" (pág. 5). "En
el Prologus, dice Santo Tomás que
la Summa 1'heo/ogi,,e va dirigida "ad eruditiooem incipientium'".
El
que esto
escribe, sobre todo en esws últimos
años y después de
cuarenta
y cinco años de milicia filosófica, se ha matriculado en esta
escuela
de principiantes. Y hace votos por
que, en
la
actual situa
ción
histórica, haya quienes deseen hacer ot!ro tanto" (pág. 14).
En
estos mismos votos ha abnndado recient:enren~e la Sagrada
Congregación para la Educación Católica, en el amplio documento
sobre "la formación teológica", dirigido a
todos loo obispos del
mundo (22-Il-1976), en que se apela a Santo Tomás, porque
en su
filosofía «se enuncian
y
armonizan nítida
y
orgánlcamenre con
la
Revelación los primeros principios de las
wrdades naturales, no
de
una
forma estática, sino con aquel dinamismo innovador propio de
Santo Tomás, que hace posible una continua y renovada síntesis de
las conclusiones válidas del pensamiento tradicional con las nuevas
conquistas del
pensamiento
moderno" (núm.
53).
El libro
"no quiere
sino ser un simple
punto de
vista, el de la
filosofía de /o integralidad sobre algunos de los temas metafísicos
del pensamiento del Aquinate, en relación con los problemas del
mundo
contemporáneo" (pág. 5). Sciacca, historiador
de
las ideas
y filósofo sutil,
puede ser un óptimo
confrontador, y
lo
es en los
~as que
trata, que son
concretamenre: La.icidad del saber. Razón
y fe (cap. 2); el primado del ser y la doctrina sobre el conocimien
to (cap. 3);
el
ser y la esencia (cap. 4); el ,principio de la creación.
Participación
y analogía (cap. 5); las cinco vías (cap. 6); el alma,
forma del cuerpo, y el problema de la inmortalidad (cap. 7); la per
feoción de la aearura intelectuatl. ,es el deseo natural de D.ioo (capí
tulo
8).
Todo ello va
precedido de
un
capítulo históriro-crítico sobre
Santo
Tomás y su tiempo, y de nn Preliruinar, que podríamos subti
tular:
actitud
de
Sciacca anre su tiempo.
Sciacca se ha
revelado
últimamenre como
un filósofo
revisionis
ta y progresivo, empeñado no en una "VU.elta atrás", sino en hacet
que "-el pasado vuelva a noso11ros" y se haga "actual" ahora. Por eso
le molestan, por inadecuadas, las etiquetas de "conservadurismo" y
de "reacción". Merece transcribirse esta página: «no es ·serio querer
910
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
renovarlo todo ab hnis para estar siempre empezando de nuevo;
que
no es propio
ni de filósofos ni de
teólogos
considerar la ver
dad
como. un juego que
esclaviza o
enajena, como
algo, por consi
guiente,
que nos
tiraniza y
de lo que
hay que liberarse.
»Posiciones
de
esta laya no tienen derecho de ciudadanía, ni aun
dentro
de eso que
llamao "plutalismo" filosófico y teológico, a no
ser que por ello se entienda un a<:etVO de opiniones todas al día y
todas cambiantes en la ausencia de toda autoridad, comprendida la
de la
verdad
misma. La
filosofía y la teología se
reservan
a
los
ver
daderos arquitectos del pensamiento, pequeños
o
¡¡randü,, no a los
jornaleros de
tutno, aun cuando pueda darse que estos últimos, res
petando
a los primeros, puedan hacer algo de utilidad.
»Tampoco
creemos que
se
ha de
contraponer a esto, una
vuelta
a las fuentes, entendiendo por ello un volv,er sin más a Santo To
más,
lo que equivaldría a reproponerlo fuera de
su tiempo. No,
no
se trata, ni en este ni en los otros ca.sos, de una 11ue/.ta atrás, sino
de hacer que el pasado vuelva a nosotros, penetre en nuestra situa
ción histórica de manera que se haga presente en nosotros, actual
y conremporáneo; y así, esté proyectado siempre hacia el fututo. Por
tanto,
ni vuelta al pasado, ni olvido del pasado, sino su presencia,
viva, estimulante
y fecnnda en el presente.
»Los que
opinan
-postuta muy
cómoda, que dispensa de
todo
estudio serio- que el pasado no sitve para esclarecer, comprender
y resolver nuestros problemas presentes proyectados hacia el fututo,
carecen
de
auténtico sentido histórico
.del hoy
y del
mañana; y tra
tan de ocultar tal carencia repartiendo etiquetas de conservadutismo
o. de
reacción; un menester fácil, que
dispensa del
trabajo de pensar
y de la seriedad de un método crítico'" (págs. 8-9).
Sciacca
miró penetrantemente las corrientes del pensamiento ac
tual
y estimó utgente
ordenarlo y clarificarlo desde las
perspectivas
metafísiOIS de
Santo Tomás. El, que militaba más bien -nos
dice-
en
la línea
platónico-agustiniana, no
puede menos de criticar
dura
mente
la
ofensiva
· del
laicismo y del deteriorado. progresismo
lla
mado
"católico" por
desvalorizar il · Santo Tomás: «no pudiendo
sufrir una autoridad que los obliga a pensar, se dejan llevar,
por
los más futiles pretextos, de los vientos de un aggiornamento que
• 911
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
les hace juguetes del cambio de los tiempos y del di{rlogo abierta,
y ya sólo lniran a disminuir su prestigio, a fin de verse libres de un
monumento que
los apabulla
y, sobre todo, resulta molesto, releg{rn
dolo al desván o cuarto crnsero», como si hubiese quedado "fecha
do"
· en
el siglo
XIII y para el siglo XIII (pág. 6).
Este último Sciacca,
Sanctum Thomam ve,,ur, no ha optado poc
matticularse en · 1a cátedra de Santo Tomás sin renuncias y sin el
esfuetzo de
querer ttaerse
consigo al Rosmini de sus predilecciones,
a quien pretende tomistizar tal vez en un exceso de buena volun
tad (1).
Por
/,aicidad del ,abe, (cap. 2) entiende Sciacca la autonomía y
( 1) Sin duda, parece excesivo decir que «el único gran neo tomista, y
por tanto pensador original, no simple comentador de Santo Tomás en sen
tido peyorativo, ha-sido Rosnüni» (pág. 26).
Oigamos ta.nibién desde ahora que, a nuestro juicio, este habitus men
talí.r rosminiano, y cierto prejuicio sobre los comentaristas-tomistas ha in
fluido, a veces, en la
lectura que
Sciacca
hizo de Santo .Tomás.
Así
el haber
leído
a Santo Tomás con mentalidad
l'osminfana le
pudo hacer pensar en el
«conocimiento a priori de la verdad de los primeros principios indemostra
bles que, por ser a priori y por si mismos evidentes, no se ve cómo pueden.
derivar
de
la experiencia sensible»_ (págs.
69-70). Pues bien, lectores y co
ment3:dores tan
atentos como Cayetano o
Ramírez explican
cómo,
según
el mismo Santo Tomás; estos prinQpios también derivan de la experiencia
a
su modo. Sin duda
el amigo Sciacca no conoda suficientemente a su com
patriota el cardenal De
Gaeta, por lo que dice en la página 24: «Mero co
mentador de Santo Tomás es, por ejemplo, Cayetano, que se limita a in
terpretarlo a la luz de Aristóteles, dejándose escapar
la originalidad de su,
pensamiento.
Si
la hubiera visto, no habría. sido el iniciador de ese rígido·
tomismo
aristotélico que
ha empobrecido la riqueza de Santo Tomás y le ha.
causado tanto dafio». En eso sigue a F. van Steenberghen (a quien cita dos
veces a este
propósito) que
usó el recurso fácil,
también ensayado por otros.
muchos
tomistas remisos de
cargar en la cuenta de los «paleotomistas» o
tomistas «rígidos»
o
de
«rigurosa observancia» aquellas tesis de Santo To
más
que no encajaran
en sus presupuestos menta.les heterogéneos. Es verdad
que Santo Tomás no se identifica ni con ninguno ni con todos los tomistas,,
pero también es verdad que quienes mejor conocen y hacen presente a Santo
Tomás son l~s tomistas, entre los cuales, por supuesto, hay grados y Ca.yeta
nO está en · los primeros puestos, como comentarista y como pensador ori
ginal).
912,
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
consistencia del saber humano, fundada en la aprensión del ser
y abierta a la revelación transcendente, es decir, sin cerrarse en "el
laicismo", que hace de la razón un dogma y de la religión una fá
bula
(pág. 41). La autonnmía de la razón abierta a la fe, y la ra
cionalidad de la
fe traducida en oonoepros humanos transcendenta
les (ser, verdad, bien) son
logro¡ netamente tomistas que &iaa:a
tiene a bien :reseñar y _ contrastar con actitudes modernas menos
consistentes:
ni el
conato de Marec:hal por reducir la meta.física a
teoría del conocimiento,
ni el laicismo de
Feuerbach, que
reprodu
ce la actitud de
los averroístas parisinos impugnados por Santo To
más:
«Con audacia de gran renovador e innovador, el Aquinate
elabota
efectivamente, sobre el fundamento de la meta.física
del ser,
los tratados sobre
Dios. Por tanto, reducir ( como hoy
tantos, por
diversos caminos, pretenden hacer, sobre las huellas de Marecha1 o
de
a1gún existencialista patrocinador del más radical nihilismo) la
metafísica tomista del set a simple metafísica del conocer, equiva:le
a
conmover
y hacer vacilar todo el edificio fiJosófiro y teológiro
ronstruido por el
Aquinate, abriendo
las puertas a aventuras teoló
gicas muy alejadas de
la ortodoxia. Tales tentativas, muy lejos de
resolver la crisis de la teología, no hacen sino traer y provocar con
fusión y desorden» (pág. 3'.>).
«Los averroístas latinos dirán que la religión es un conjunto de
miros o de fábulas, un producto de la imaginación, en rontraposi
ción
a la verdad racional
propia de
la
filosofía; tesis que, por limi
tarnos
a algunos nombres,
harán suya, con modalidades diversas,
Bruno
y Espinosa,
los iluministas, y Hegel, Feuerbach, Brunsrchvicg
y Croce, hasta llegar a la negación total de la religión romo tal'>
(pág. 40).
En la doctrina del conocimiento y captación prim;ria del ser
(cap. 3) reconoce justamente Sciacca no sólo el realismo y autono
mía de todo el
saber tomista, superior tanto
a
la opacidad matetia
lista-sensista,
como
a todo
i:luminismo platóniro-agustiano (pág. 67),
sino también la
base gnoseológica de una auténtica metafísica del
ser, que alcanza, en
visualización forma1, a
todo el
.ente creado y
deja abierta la posibilidad de con=ión con lo transcendente y divi
no,
es decir,
la
base para abotdar los problemas del hombre veroa-
58 913
Fundaci\363n Speiro
VICTORlNO RODRIGUEZ, O. P.
deramente radicales. Porque, como había dicho :ti principio, «por
más vivos
y apremiames que puedan ser (y lo son puestos a la in
remperie moderna),
los problemas sociales, económicos, jurídicos
y políticos, ellos no son ni fundantes ni· fundamentales, no tocan a
la raíz.
»Son,
en cambio, "radicales" los problemas metafísicos
y on
tológicos, morales
y religiosos, los que plantea el ser del hombre,
. pues
del hombre
mismo son la verdad ·y el bien; los cuales no pue
den obtener respuesra
adecuada
y satisfactoria a base de sala eco
nomía · o de política, sino de ontología y de merafísica; es decir,
de
una investigación profunda
sobre el ser y desde el ser; de una
antropología filosófica, que por
ser tal no puede quedar encerra
da en
sí
misma de manera que se reduzca a ella hasra el problema
teológico; sino que está
· por
sí misma, en cuanto búsqueda del
ser
a partir del ser, ábietra al
ser» (pág. 11).
La composici6n substancial· de alma y cuerpo en el hombre, y
la in.tegradón entitativa de esencia y exi1tencia .en ·todo ente ·crea~
do (cap. 4) son, al decir del autor (y nadie se lo discutirá) «dos
tesis capitales
del
pensamiento tomisra; pata nosotros ambas a dos
originales
y de una profunda significación» (pág. 87). Sciacca re
sa:lra a
este propósito lo
menguado de las concepciones
materialisras
y angelisras del. hombre al no alcanzar la inregración esencial alma
cuerpo de la antropología tomisra. Resalra igualmenre la originali
dad del
actus essendi en el pensamiento de Santo Tomás, clave pata
la inteligencia de
la creación: «El punto más original de la mera
física tomisra
del
set es, en verdad, el concepto del esse ut actus,
del set como actualitas omnis formae, es decir, como acto de la esen
cia. Pero esto perdería toda su fuerza ontológica
y metafísica si el
áctus por el que Dios da la existencia a la esencia no fuese un acto
creadot» (pág.
86) (2).
( 2) Reconociendo justo el énfasis que SciaCCa pone en este tema y lo
ac_ertadas de sus observacfo.nes. ceñidas a los textos de Santo Tomás, que
remos
observar también
que
alguna vez no logra identificarse con el pensa
miento
del Aquinate. Por ej~plo, aunque en la exposición y en las· citas
Par~ce claro_
que trata de fa. esencia. com9 cotnponente rea_l del ente creado,
a
ve'ces cambia
de plano
y se va a la esencia lógka o obsttacta. «El ente
914
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
•
Desde la doctrina del actus esse11M participado ie es fácil a
nuestro
filósofo seguir a
Santo
Tomás en la doctrina de
la
partici
pllción ctlUS<Ñ y de la analogía entis (cap. 5) remontándose al prin
cipio de creación, en feliz encuentro con la Revelación cristiana.
También dedica, lógicamrote, un capítulo (cap. 6) a las "cinro vías"
de Santo Tomás para demootrar la existencia de Dioo.
Sciacca piensa que las cinco vías "conservan toda su fuerza. de
mostrativa" (pág. 132), y que .:la respuesta tomista goza hoy de par·
ticular actualidad si se tiene presente que la refutación o rechazo
de
las pruebas
clásicas de la existencia de Dioo romenzó, según· in-
es lo concreto --comienza deciendo, pág. 75-, la esencia es lo abstracto»
(la esencia lógica., sí; la esencia ontológica, no; en este sentido es tan con
creta como
la existencia). El caso es que
con esta base enjuicia a .algunos
tomistas
modernos en
cuanto a
su estimación de la prioridad del
aclu.r
es.rendi
sobre la esenci~ creyendo que esta estimación es opuesta a la de los
tomistas anteriores. Dice así: «No hablo de primado del acto de ser
(eue)
sobre el de la esencia, según un tomismo a la moderna, que se contrapone a
un
tomismo anterior
-que, sin embargo, sigue
teniendo vigencia-y quiere
que prevaln:ca la esencia sobre la existencia; no hablo tampoco de primacía
de la una sobre
la otra, en relación con el ente finito o crea.do, dado i:¡ue
este es (existe) y es lo que es por la unión de los dos términos que le cons
titu.yen en su ser.
»Hay primado,
sí, del acto de ser o existir referido a Dios, esto es, a
quien
da el ser; pero no primado con relación a la esencia, puesto que en
la mente
de Dios esa existe desde siempre; primado, si se quiere, en _el
sentído de que la existencia fecha mi acta de nacimienta, mi registro onto.,.
lógiro, dentro del gran registro de la creación» (pág. 86).
La verdad es
que la doctrina de la primacía ontológica del acto de· exis
tir sobre la esencia, que subrayan tomistas -modernos, está ampliamente sub
rayada en tomistas anteriores (Cayeta.no, Bañez, Ledesma, por ejemplo); y
la
verdad es también que tan fechada como la existencia creada está fechada
la esencia creada
en su realidad óntica ( distinta de la idea abstracta. y de su
mera posibilidad en la mente divina). Esta también es doctrina expresa de
Santo Tomás, que han subrayado también los grandes tomistas que _Sciacca
llamaría de «estricta observancia» (Cayetano, por ejemplo). Pienso· que nues
tro Sciacca tan ejemplarmente matriculado, según él humildemente- dice, en la
escuela
de los «principiantes» de Santo Tomás, hubiera termina.do por com
prender a los «comentadores», maestros en el conocimiento del Doctor Com
munis.
915
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
•
sinuamos, con el pensamiento moderno, a partir de Hum.e, mal in
terpremdo por Kant; y con la caída del problema mismo, a partir
del iluminismo y del tradicionalismo, y continuando por la izquier
da hegeliana
y por el modernismo; primero, a nivel puramente mo
r~! y psicológico-exigem::iail; luego, a nivel meramente. pragmátiro,
político y social, con m0tivaciones pedidas en préstamos al !'evo
lucionismo y al progreso cientifico y técnico.
Pero precisamente por
eso, porque se perdió
la inteligencia
me
taf lsica del
problerua,
considerándolo un esrorbo arqueológico y dog
mático; más aún: un a;>ntrasen.ido, es por 110 que la respuesta to
mista o de la metafísica del ser en general -también la de Rosmi
ni viene dada sobre
la hase metafísica del ser-es acrual dentro de
ese ,humanismo
característico del pensamiento
moderno
y contem
poráneo» (pág.
133).
Sci.a;cca ha ,visto también en esto la consecuencia sistemática de
la metafísica del set· frente a la metafísica del conocer y del hacer:
«El
concepto
· de ser en
devenir
une indisolublemente el momento
estático
(materia
y forma) y el momento dinámico (agente y fin)
del
enre finito, y hace que, sin resolver el ser en el hacer, sea po
sible nna metafísica de la acción; justamente porque no es la ac
ción el principio,
sino
que lo
·es el ser. Así se eliminan de raíz las
dos tentaciones del mundo moderno, la de queter resolver el Set en
el conocer
y el mismo ser en el hacer, es decir, Ias dos pseudo-me
tafísicas:
la del conocer o del pensamiento, y la de la acción: !a de
Hegel
y la de. Marx» (pág. 108).
Hemos de
observar otra vez
que al tratar de la relación Dios
hombre, nuestro autor, por el
sincero y noble afán de acercar a Ros
mini a
Santo Tomás, o a la inversa, desdibuja un tanto la auténtica
perspectiva tomista (3).
(3) Aparte una versión apriorista de la tercera .vía (pág. 120) al no
reparar en
el sentido bivalente del término «posible» -posibilidad lógica
y posibilidad real--, ei pensamiento tomista de las pruebas de la existencia
de Dios, que es netamente
metafísco. aparece marcadamente
antropologizado
por influjo· rosminiano. No obstante el propósito
reflejo de
«no caer en la
tentación de querer reducir la antropología· teológica. a una
teología antropo~
lógica»
(pág. 111),
íncide de
hecho con Rosmini, al menos verbalmente, en
916
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA eN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
No negamos que el hombre puede hacer metafísica sobre el
hombre, contemplado como ser, ni que el ser del hombre (móvil,
dinámico,
limitado, y ordenado) pueda servir de punto de partida
para una demostración de la existencia
de Dios; pero
uegrunos que
ese sea el punto de partida asnmido por Santo Tomás en las cinco
vías; y, sobre todo, . que ese sea el punto de partida más válido o
más espontáneo.
Los dos últimos capítulos (7 y 8) los dedica al ser del hombre
y a su quehacer humano. Es la parte ttatada con más maestría y en
rusismo. Sciacca vuelve una y oo:a vez sobre el .quicio de la antro
pología tomista: el hombre esencialmente compuesto de alma y
cuerpo; persona inteligente y libre, deseosa de Dios. A la v:ez que
echa
de menos
esta concepción
grandiosa
y realista del hombre en
muchas
actitudes ideológicas
modernas, apunta magistrales
sugeren
cias de iluminación de esta crisis de humanidad:
"Estamos an.te un
mundo
enfermo. de corporeísmo
y materialismo, el cual, a falta de
verdaderos contactos humanos que pasen de ser meras relaciones
,ipidérmicas, cuyo
principio
y fin oo son más que el vientre y el
sexo, ttata de evadirse, desesperado, ante bufido y bufido, por la
tangente de un espiritualismo vacuo, igualmente egoísta"' (pág. 150) .
.. Toda comunicación
entre los hombres resulta imposible
-
eso se habla hoy tanto, ad abundanliam, de comunicación; de ahí
tanta charlatanería sobre el diálogo--; el prójimo queda reducido a
un concepto prácticamente
ininteligible. Y no puede ser de
otta
manera. Se ha dado muerte al ser y sus transcendentales -verdad,
bondad y belleza- que eran el camino a través del cual podía descu
brirse al otro hombre, hombre como persona y como prójimo, re
conocerlo y amarlo como tal"" (págs. 152-153). Y sobre la realiza-
,esta reducción (pág. 109, nota 3). Dice, en efecto, que «el problema surge en
-el interior de la conciencia refleja de nuestros límites: la existencia de Dios
-es, pues, el problema del hombre» (pág. 112). «Desde tal perspectiva, pers·
pectiva
antropológica,
creemos deben verse las cinco vías probativas de la
e:ístencia de
Dios, siquiera sirvan todas las
cria~ para
ello» (págs, 113-
114). De ahí que termine hablándonos de una «ontología antropológica» (pá
ginas 133·134),
expresión que no creo que sea más congruente que la de
-«teología antropológica» que
había rechazado
antes (pág. 111).
917
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO R.ODRJGUEZ, O. P,
ción perfectiva ,l., la libertad: "La ley es el itnperativo de la liber
rad que . el hombre no puede oo ejercer: rehusar hacerlo, es ya una
eleooión. La libertad está ob).igada a autolimitarse, determinándose
y obedeciendo a la ley, respecto de la cual es relativa, puesto que
la
ley es objetiva, °""""""ia y necesitante ab mterno. Sólo si la Ü·
berrad se atiene a la ley, la elección es libre y oo arbitraria, porque
lo
arbittiario, lo irracional y Jo casual son la negación de una vo
lunrad libre" (pág. 161, nota).
Hemos tenido sumo gusto en presentar ampliamente este mag
nífico libro
del profesor
Sciacca, que fue .su últirua entrega de in
td.ectual católico (quizás el más fecundo en nuestro tiempo), mo
délica en t'alltos aspecros. Hemos querido subrayar sus princi,pa:les
valores,
sin silenciar lo que estimamos algo defectuoso en la
lectuta
de Santo Tomás. En un sincero rosminiano hemos visto una confesión
CO!lS
de t'alltos escepticismos y claudicaciones oportunism. Si Sciaa:a debe
mucho a
Santo Tomás; la obra del
Aquinatense deberá mucho
a su
compatriota siciliano
Miguel Federico Sciacca, que no
por ser to
mista será menos original.
918
Fundaci\363n Speiro
DE SANTO TOMAS
POR
VICT0RIN0 RODRÍGUEZ, 0. P.
El profesor Michele Federico Sciacca (t 1975) ha dedicado su
último libro (que hace el
número 40
de
sus Obras completas)
a
Santo Tomás de Aquino (º). Más que la ocasión del VII Cenre
nario
de la
muerte del DoctM Communis, le movió a escribir este
libro su
creciente
compenetración con
el
pensamiento del Aquinate
y la profunda petsuasión de Jo indispensable que resulta hoy paxa
centrar
el sabet y hacerlo progresar. A los cuarenta y cinco años de
quehacer filosófico (más próximo a la muerte que lo que él podía
suponet),
el profesor Sciacca
ha optado por matriculatse en la es
cuela
de Santo
Tomás ,e
invita a los
demás a seguir su
ejemplo.
Declaración tan sorprendente de un maestro tan famoso
merece se
ñalar·se.
Sin
duda
que el
"Buey mudo de Sicilia" (apodo de fray
To
más entre los estudiantes de Colonia) habrá sonreído amablemente
al recién desaparecido profesor
siciliano ..
O>mienza
declarando
en
la nota
preliminar: "El libro es tam
bién, atendidas
las intenciones de quien
Jo ha escrito con ocasión
del
VII centenario
.de la muerte del Aquinate, un pequeño pero sin
cero homenaje (de un pensador de la
línea, digámoslo también,
aunque con muchas reservas, platónica.) a la mente más excelsa,
expresiva de la cultura católica, en un momento, el nuestro, cuando
una cietta fácil contestación que se dice desenvueltamente desacrn
Jizadora
y
desmitificadora, no la respeta . o pretende adaptarla, des
naturalizándola,
para sus fines,
que son, en nuestra opinión,
antité-
{•) Michele Féderico Sciacca: Perspectiva de la Metafisica de Santo To
más, traducción de B. Monsegú, C. P., ed. Speiro, Madrid, 1976.
909
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
tiros a los que son propios del pensamiento teológico y filosófico
de
Santo Tomás" (pág. 5). "En
el Prologus, dice Santo Tomás que
la Summa 1'heo/ogi,,e va dirigida "ad eruditiooem incipientium'".
El
que esto
escribe, sobre todo en esws últimos
años y después de
cuarenta
y cinco años de milicia filosófica, se ha matriculado en esta
escuela
de principiantes. Y hace votos por
que, en
la
actual situa
ción
histórica, haya quienes deseen hacer ot!ro tanto" (pág. 14).
En
estos mismos votos ha abnndado recient:enren~e la Sagrada
Congregación para la Educación Católica, en el amplio documento
sobre "la formación teológica", dirigido a
todos loo obispos del
mundo (22-Il-1976), en que se apela a Santo Tomás, porque
en su
filosofía «se enuncian
y
armonizan nítida
y
orgánlcamenre con
la
Revelación los primeros principios de las
wrdades naturales, no
de
una
forma estática, sino con aquel dinamismo innovador propio de
Santo Tomás, que hace posible una continua y renovada síntesis de
las conclusiones válidas del pensamiento tradicional con las nuevas
conquistas del
pensamiento
moderno" (núm.
53).
El libro
"no quiere
sino ser un simple
punto de
vista, el de la
filosofía de /o integralidad sobre algunos de los temas metafísicos
del pensamiento del Aquinate, en relación con los problemas del
mundo
contemporáneo" (pág. 5). Sciacca, historiador
de
las ideas
y filósofo sutil,
puede ser un óptimo
confrontador, y
lo
es en los
~as que
trata, que son
concretamenre: La.icidad del saber. Razón
y fe (cap. 2); el primado del ser y la doctrina sobre el conocimien
to (cap. 3);
el
ser y la esencia (cap. 4); el ,principio de la creación.
Participación
y analogía (cap. 5); las cinco vías (cap. 6); el alma,
forma del cuerpo, y el problema de la inmortalidad (cap. 7); la per
feoción de la aearura intelectuatl. ,es el deseo natural de D.ioo (capí
tulo
8).
Todo ello va
precedido de
un
capítulo históriro-crítico sobre
Santo
Tomás y su tiempo, y de nn Preliruinar, que podríamos subti
tular:
actitud
de
Sciacca anre su tiempo.
Sciacca se ha
revelado
últimamenre como
un filósofo
revisionis
ta y progresivo, empeñado no en una "VU.elta atrás", sino en hacet
que "-el pasado vuelva a noso11ros" y se haga "actual" ahora. Por eso
le molestan, por inadecuadas, las etiquetas de "conservadurismo" y
de "reacción". Merece transcribirse esta página: «no es ·serio querer
910
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
renovarlo todo ab hnis para estar siempre empezando de nuevo;
que
no es propio
ni de filósofos ni de
teólogos
considerar la ver
dad
como. un juego que
esclaviza o
enajena, como
algo, por consi
guiente,
que nos
tiraniza y
de lo que
hay que liberarse.
»Posiciones
de
esta laya no tienen derecho de ciudadanía, ni aun
dentro
de eso que
llamao "plutalismo" filosófico y teológico, a no
ser que por ello se entienda un a<:etVO de opiniones todas al día y
todas cambiantes en la ausencia de toda autoridad, comprendida la
de la
verdad
misma. La
filosofía y la teología se
reservan
a
los
ver
daderos arquitectos del pensamiento, pequeños
o
¡¡randü,, no a los
jornaleros de
tutno, aun cuando pueda darse que estos últimos, res
petando
a los primeros, puedan hacer algo de utilidad.
»Tampoco
creemos que
se
ha de
contraponer a esto, una
vuelta
a las fuentes, entendiendo por ello un volv,er sin más a Santo To
más,
lo que equivaldría a reproponerlo fuera de
su tiempo. No,
no
se trata, ni en este ni en los otros ca.sos, de una 11ue/.ta atrás, sino
de hacer que el pasado vuelva a nosotros, penetre en nuestra situa
ción histórica de manera que se haga presente en nosotros, actual
y conremporáneo; y así, esté proyectado siempre hacia el fututo. Por
tanto,
ni vuelta al pasado, ni olvido del pasado, sino su presencia,
viva, estimulante
y fecnnda en el presente.
»Los que
opinan
-postuta muy
cómoda, que dispensa de
todo
estudio serio- que el pasado no sitve para esclarecer, comprender
y resolver nuestros problemas presentes proyectados hacia el fututo,
carecen
de
auténtico sentido histórico
.del hoy
y del
mañana; y tra
tan de ocultar tal carencia repartiendo etiquetas de conservadutismo
o. de
reacción; un menester fácil, que
dispensa del
trabajo de pensar
y de la seriedad de un método crítico'" (págs. 8-9).
Sciacca
miró penetrantemente las corrientes del pensamiento ac
tual
y estimó utgente
ordenarlo y clarificarlo desde las
perspectivas
metafísiOIS de
Santo Tomás. El, que militaba más bien -nos
dice-
en
la línea
platónico-agustiniana, no
puede menos de criticar
dura
mente
la
ofensiva
· del
laicismo y del deteriorado. progresismo
lla
mado
"católico" por
desvalorizar il · Santo Tomás: «no pudiendo
sufrir una autoridad que los obliga a pensar, se dejan llevar,
por
los más futiles pretextos, de los vientos de un aggiornamento que
• 911
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
les hace juguetes del cambio de los tiempos y del di{rlogo abierta,
y ya sólo lniran a disminuir su prestigio, a fin de verse libres de un
monumento que
los apabulla
y, sobre todo, resulta molesto, releg{rn
dolo al desván o cuarto crnsero», como si hubiese quedado "fecha
do"
· en
el siglo
XIII y para el siglo XIII (pág. 6).
Este último Sciacca,
Sanctum Thomam ve,,ur, no ha optado poc
matticularse en · 1a cátedra de Santo Tomás sin renuncias y sin el
esfuetzo de
querer ttaerse
consigo al Rosmini de sus predilecciones,
a quien pretende tomistizar tal vez en un exceso de buena volun
tad (1).
Por
/,aicidad del ,abe, (cap. 2) entiende Sciacca la autonomía y
( 1) Sin duda, parece excesivo decir que «el único gran neo tomista, y
por tanto pensador original, no simple comentador de Santo Tomás en sen
tido peyorativo, ha-sido Rosnüni» (pág. 26).
Oigamos ta.nibién desde ahora que, a nuestro juicio, este habitus men
talí.r rosminiano, y cierto prejuicio sobre los comentaristas-tomistas ha in
fluido, a veces, en la
lectura que
Sciacca
hizo de Santo .Tomás.
Así
el haber
leído
a Santo Tomás con mentalidad
l'osminfana le
pudo hacer pensar en el
«conocimiento a priori de la verdad de los primeros principios indemostra
bles que, por ser a priori y por si mismos evidentes, no se ve cómo pueden.
derivar
de
la experiencia sensible»_ (págs.
69-70). Pues bien, lectores y co
ment3:dores tan
atentos como Cayetano o
Ramírez explican
cómo,
según
el mismo Santo Tomás; estos prinQpios también derivan de la experiencia
a
su modo. Sin duda
el amigo Sciacca no conoda suficientemente a su com
patriota el cardenal De
Gaeta, por lo que dice en la página 24: «Mero co
mentador de Santo Tomás es, por ejemplo, Cayetano, que se limita a in
terpretarlo a la luz de Aristóteles, dejándose escapar
la originalidad de su,
pensamiento.
Si
la hubiera visto, no habría. sido el iniciador de ese rígido·
tomismo
aristotélico que
ha empobrecido la riqueza de Santo Tomás y le ha.
causado tanto dafio». En eso sigue a F. van Steenberghen (a quien cita dos
veces a este
propósito) que
usó el recurso fácil,
también ensayado por otros.
muchos
tomistas remisos de
cargar en la cuenta de los «paleotomistas» o
tomistas «rígidos»
o
de
«rigurosa observancia» aquellas tesis de Santo To
más
que no encajaran
en sus presupuestos menta.les heterogéneos. Es verdad
que Santo Tomás no se identifica ni con ninguno ni con todos los tomistas,,
pero también es verdad que quienes mejor conocen y hacen presente a Santo
Tomás son l~s tomistas, entre los cuales, por supuesto, hay grados y Ca.yeta
nO está en · los primeros puestos, como comentarista y como pensador ori
ginal).
912,
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
consistencia del saber humano, fundada en la aprensión del ser
y abierta a la revelación transcendente, es decir, sin cerrarse en "el
laicismo", que hace de la razón un dogma y de la religión una fá
bula
(pág. 41). La autonnmía de la razón abierta a la fe, y la ra
cionalidad de la
fe traducida en oonoepros humanos transcendenta
les (ser, verdad, bien) son
logro¡ netamente tomistas que &iaa:a
tiene a bien :reseñar y _ contrastar con actitudes modernas menos
consistentes:
ni el
conato de Marec:hal por reducir la meta.física a
teoría del conocimiento,
ni el laicismo de
Feuerbach, que
reprodu
ce la actitud de
los averroístas parisinos impugnados por Santo To
más:
«Con audacia de gran renovador e innovador, el Aquinate
elabota
efectivamente, sobre el fundamento de la meta.física
del ser,
los tratados sobre
Dios. Por tanto, reducir ( como hoy
tantos, por
diversos caminos, pretenden hacer, sobre las huellas de Marecha1 o
de
a1gún existencialista patrocinador del más radical nihilismo) la
metafísica tomista del set a simple metafísica del conocer, equiva:le
a
conmover
y hacer vacilar todo el edificio fiJosófiro y teológiro
ronstruido por el
Aquinate, abriendo
las puertas a aventuras teoló
gicas muy alejadas de
la ortodoxia. Tales tentativas, muy lejos de
resolver la crisis de la teología, no hacen sino traer y provocar con
fusión y desorden» (pág. 3'.>).
«Los averroístas latinos dirán que la religión es un conjunto de
miros o de fábulas, un producto de la imaginación, en rontraposi
ción
a la verdad racional
propia de
la
filosofía; tesis que, por limi
tarnos
a algunos nombres,
harán suya, con modalidades diversas,
Bruno
y Espinosa,
los iluministas, y Hegel, Feuerbach, Brunsrchvicg
y Croce, hasta llegar a la negación total de la religión romo tal'>
(pág. 40).
En la doctrina del conocimiento y captación prim;ria del ser
(cap. 3) reconoce justamente Sciacca no sólo el realismo y autono
mía de todo el
saber tomista, superior tanto
a
la opacidad matetia
lista-sensista,
como
a todo
i:luminismo platóniro-agustiano (pág. 67),
sino también la
base gnoseológica de una auténtica metafísica del
ser, que alcanza, en
visualización forma1, a
todo el
.ente creado y
deja abierta la posibilidad de con=ión con lo transcendente y divi
no,
es decir,
la
base para abotdar los problemas del hombre veroa-
58 913
Fundaci\363n Speiro
VICTORlNO RODRIGUEZ, O. P.
deramente radicales. Porque, como había dicho :ti principio, «por
más vivos
y apremiames que puedan ser (y lo son puestos a la in
remperie moderna),
los problemas sociales, económicos, jurídicos
y políticos, ellos no son ni fundantes ni· fundamentales, no tocan a
la raíz.
»Son,
en cambio, "radicales" los problemas metafísicos
y on
tológicos, morales
y religiosos, los que plantea el ser del hombre,
. pues
del hombre
mismo son la verdad ·y el bien; los cuales no pue
den obtener respuesra
adecuada
y satisfactoria a base de sala eco
nomía · o de política, sino de ontología y de merafísica; es decir,
de
una investigación profunda
sobre el ser y desde el ser; de una
antropología filosófica, que por
ser tal no puede quedar encerra
da en
sí
misma de manera que se reduzca a ella hasra el problema
teológico; sino que está
· por
sí misma, en cuanto búsqueda del
ser
a partir del ser, ábietra al
ser» (pág. 11).
La composici6n substancial· de alma y cuerpo en el hombre, y
la in.tegradón entitativa de esencia y exi1tencia .en ·todo ente ·crea~
do (cap. 4) son, al decir del autor (y nadie se lo discutirá) «dos
tesis capitales
del
pensamiento tomisra; pata nosotros ambas a dos
originales
y de una profunda significación» (pág. 87). Sciacca re
sa:lra a
este propósito lo
menguado de las concepciones
materialisras
y angelisras del. hombre al no alcanzar la inregración esencial alma
cuerpo de la antropología tomisra. Resalra igualmenre la originali
dad del
actus essendi en el pensamiento de Santo Tomás, clave pata
la inteligencia de
la creación: «El punto más original de la mera
física tomisra
del
set es, en verdad, el concepto del esse ut actus,
del set como actualitas omnis formae, es decir, como acto de la esen
cia. Pero esto perdería toda su fuerza ontológica
y metafísica si el
áctus por el que Dios da la existencia a la esencia no fuese un acto
creadot» (pág.
86) (2).
( 2) Reconociendo justo el énfasis que SciaCCa pone en este tema y lo
ac_ertadas de sus observacfo.nes. ceñidas a los textos de Santo Tomás, que
remos
observar también
que
alguna vez no logra identificarse con el pensa
miento
del Aquinate. Por ej~plo, aunque en la exposición y en las· citas
Par~ce claro_
que trata de fa. esencia. com9 cotnponente rea_l del ente creado,
a
ve'ces cambia
de plano
y se va a la esencia lógka o obsttacta. «El ente
914
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA EN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
•
Desde la doctrina del actus esse11M participado ie es fácil a
nuestro
filósofo seguir a
Santo
Tomás en la doctrina de
la
partici
pllción ctlUS<Ñ y de la analogía entis (cap. 5) remontándose al prin
cipio de creación, en feliz encuentro con la Revelación cristiana.
También dedica, lógicamrote, un capítulo (cap. 6) a las "cinro vías"
de Santo Tomás para demootrar la existencia de Dioo.
Sciacca piensa que las cinco vías "conservan toda su fuerza. de
mostrativa" (pág. 132), y que .:la respuesta tomista goza hoy de par·
ticular actualidad si se tiene presente que la refutación o rechazo
de
las pruebas
clásicas de la existencia de Dioo romenzó, según· in-
es lo concreto --comienza deciendo, pág. 75-, la esencia es lo abstracto»
(la esencia lógica., sí; la esencia ontológica, no; en este sentido es tan con
creta como
la existencia). El caso es que
con esta base enjuicia a .algunos
tomistas
modernos en
cuanto a
su estimación de la prioridad del
aclu.r
es.rendi
sobre la esenci~ creyendo que esta estimación es opuesta a la de los
tomistas anteriores. Dice así: «No hablo de primado del acto de ser
(eue)
sobre el de la esencia, según un tomismo a la moderna, que se contrapone a
un
tomismo anterior
-que, sin embargo, sigue
teniendo vigencia-y quiere
que prevaln:ca la esencia sobre la existencia; no hablo tampoco de primacía
de la una sobre
la otra, en relación con el ente finito o crea.do, dado i:¡ue
este es (existe) y es lo que es por la unión de los dos términos que le cons
titu.yen en su ser.
»Hay primado,
sí, del acto de ser o existir referido a Dios, esto es, a
quien
da el ser; pero no primado con relación a la esencia, puesto que en
la mente
de Dios esa existe desde siempre; primado, si se quiere, en _el
sentído de que la existencia fecha mi acta de nacimienta, mi registro onto.,.
lógiro, dentro del gran registro de la creación» (pág. 86).
La verdad es
que la doctrina de la primacía ontológica del acto de· exis
tir sobre la esencia, que subrayan tomistas -modernos, está ampliamente sub
rayada en tomistas anteriores (Cayeta.no, Bañez, Ledesma, por ejemplo); y
la
verdad es también que tan fechada como la existencia creada está fechada
la esencia creada
en su realidad óntica ( distinta de la idea abstracta. y de su
mera posibilidad en la mente divina). Esta también es doctrina expresa de
Santo Tomás, que han subrayado también los grandes tomistas que _Sciacca
llamaría de «estricta observancia» (Cayetano, por ejemplo). Pienso· que nues
tro Sciacca tan ejemplarmente matriculado, según él humildemente- dice, en la
escuela
de los «principiantes» de Santo Tomás, hubiera termina.do por com
prender a los «comentadores», maestros en el conocimiento del Doctor Com
munis.
915
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO RODRJGUEZ, O. P.
•
sinuamos, con el pensamiento moderno, a partir de Hum.e, mal in
terpremdo por Kant; y con la caída del problema mismo, a partir
del iluminismo y del tradicionalismo, y continuando por la izquier
da hegeliana
y por el modernismo; primero, a nivel puramente mo
r~! y psicológico-exigem::iail; luego, a nivel meramente. pragmátiro,
político y social, con m0tivaciones pedidas en préstamos al !'evo
lucionismo y al progreso cientifico y técnico.
Pero precisamente por
eso, porque se perdió
la inteligencia
me
taf lsica del
problerua,
considerándolo un esrorbo arqueológico y dog
mático; más aún: un a;>ntrasen.ido, es por 110 que la respuesta to
mista o de la metafísica del ser en general -también la de Rosmi
ni viene dada sobre
la hase metafísica del ser-es acrual dentro de
ese ,humanismo
característico del pensamiento
moderno
y contem
poráneo» (pág.
133).
Sci.a;cca ha ,visto también en esto la consecuencia sistemática de
la metafísica del set· frente a la metafísica del conocer y del hacer:
«El
concepto
· de ser en
devenir
une indisolublemente el momento
estático
(materia
y forma) y el momento dinámico (agente y fin)
del
enre finito, y hace que, sin resolver el ser en el hacer, sea po
sible nna metafísica de la acción; justamente porque no es la ac
ción el principio,
sino
que lo
·es el ser. Así se eliminan de raíz las
dos tentaciones del mundo moderno, la de queter resolver el Set en
el conocer
y el mismo ser en el hacer, es decir, Ias dos pseudo-me
tafísicas:
la del conocer o del pensamiento, y la de la acción: !a de
Hegel
y la de. Marx» (pág. 108).
Hemos de
observar otra vez
que al tratar de la relación Dios
hombre, nuestro autor, por el
sincero y noble afán de acercar a Ros
mini a
Santo Tomás, o a la inversa, desdibuja un tanto la auténtica
perspectiva tomista (3).
(3) Aparte una versión apriorista de la tercera .vía (pág. 120) al no
reparar en
el sentido bivalente del término «posible» -posibilidad lógica
y posibilidad real--, ei pensamiento tomista de las pruebas de la existencia
de Dios, que es netamente
metafísco. aparece marcadamente
antropologizado
por influjo· rosminiano. No obstante el propósito
reflejo de
«no caer en la
tentación de querer reducir la antropología· teológica. a una
teología antropo~
lógica»
(pág. 111),
íncide de
hecho con Rosmini, al menos verbalmente, en
916
Fundaci\363n Speiro
SCIACCA eN LA ESCUELA DE SANTO TOMAS
No negamos que el hombre puede hacer metafísica sobre el
hombre, contemplado como ser, ni que el ser del hombre (móvil,
dinámico,
limitado, y ordenado) pueda servir de punto de partida
para una demostración de la existencia
de Dios; pero
uegrunos que
ese sea el punto de partida asnmido por Santo Tomás en las cinco
vías; y, sobre todo, . que ese sea el punto de partida más válido o
más espontáneo.
Los dos últimos capítulos (7 y 8) los dedica al ser del hombre
y a su quehacer humano. Es la parte ttatada con más maestría y en
rusismo. Sciacca vuelve una y oo:a vez sobre el .quicio de la antro
pología tomista: el hombre esencialmente compuesto de alma y
cuerpo; persona inteligente y libre, deseosa de Dios. A la v:ez que
echa
de menos
esta concepción
grandiosa
y realista del hombre en
muchas
actitudes ideológicas
modernas, apunta magistrales
sugeren
cias de iluminación de esta crisis de humanidad:
"Estamos an.te un
mundo
enfermo. de corporeísmo
y materialismo, el cual, a falta de
verdaderos contactos humanos que pasen de ser meras relaciones
,ipidérmicas, cuyo
principio
y fin oo son más que el vientre y el
sexo, ttata de evadirse, desesperado, ante bufido y bufido, por la
tangente de un espiritualismo vacuo, igualmente egoísta"' (pág. 150) .
.. Toda comunicación
entre los hombres resulta imposible
-
tanta charlatanería sobre el diálogo--; el prójimo queda reducido a
un concepto prácticamente
ininteligible. Y no puede ser de
otta
manera. Se ha dado muerte al ser y sus transcendentales -verdad,
bondad y belleza- que eran el camino a través del cual podía descu
brirse al otro hombre, hombre como persona y como prójimo, re
conocerlo y amarlo como tal"" (págs. 152-153). Y sobre la realiza-
,esta reducción (pág. 109, nota 3). Dice, en efecto, que «el problema surge en
-el interior de la conciencia refleja de nuestros límites: la existencia de Dios
-es, pues, el problema del hombre» (pág. 112). «Desde tal perspectiva, pers·
pectiva
antropológica,
creemos deben verse las cinco vías probativas de la
e:ístencia de
Dios, siquiera sirvan todas las
cria~ para
ello» (págs, 113-
114). De ahí que termine hablándonos de una «ontología antropológica» (pá
ginas 133·134),
expresión que no creo que sea más congruente que la de
-«teología antropológica» que
había rechazado
antes (pág. 111).
917
Fundaci\363n Speiro
VICTORJNO R.ODRJGUEZ, O. P,
ción perfectiva ,l., la libertad: "La ley es el itnperativo de la liber
rad que . el hombre no puede oo ejercer: rehusar hacerlo, es ya una
eleooión. La libertad está ob).igada a autolimitarse, determinándose
y obedeciendo a la ley, respecto de la cual es relativa, puesto que
la
ley es objetiva, °""""""ia y necesitante ab mterno. Sólo si la Ü·
berrad se atiene a la ley, la elección es libre y oo arbitraria, porque
lo
arbittiario, lo irracional y Jo casual son la negación de una vo
lunrad libre" (pág. 161, nota).
Hemos tenido sumo gusto en presentar ampliamente este mag
nífico libro
del profesor
Sciacca, que fue .su últirua entrega de in
td.ectual católico (quizás el más fecundo en nuestro tiempo), mo
délica en t'alltos aspecros. Hemos querido subrayar sus princi,pa:les
valores,
sin silenciar lo que estimamos algo defectuoso en la
lectuta
de Santo Tomás. En un sincero rosminiano hemos visto una confesión
CO!lS
mucho a
Santo Tomás; la obra del
Aquinatense deberá mucho
a su
compatriota siciliano
Miguel Federico Sciacca, que no
por ser to
mista será menos original.
918
Fundaci\363n Speiro