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Número 147

Serie XV

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Advirtamos los fraudes ideológicos y políticos del marxismo-leninismo

ADVIRTAMOS LOS FRAUDES IDEOLOGlCOS Y POLITICOS DEL
MARXISMO-LENINISMO
POR
ANGEL MAES'rRO.
Ya en otros trabajos hemos tratado, siquiera someramente1 al­
gunas de las rontradicciones del marxismo-leninismo, pero se o!,.
serva preocupadamente cómo el pensamiento antiromunista, a me­
nudo incluso de la pluma de
pensadores de
enorme talla,
reconoce
los gigantescos ... ertores

de la doctrina comunista, su
psedoc:ienrifi­
cismo, su vana y huera -jerigonza, pero o bien nos limitamos a si­
tuar sus errores en un plano intelectual, o a pesar de su refutación
absoluta, no apuntamos soluciones que supongan
para la
opinión
no contaminada una -esperanza frente al pesimismo imperante en
que, por la ceguta occidenrai su triunfo parece poco menos que
· inevitable.
Importa dar a ronocet algunos de sus sofismas, destruir impla­
cablemente sus mitos, su doctrina alienante, reduciéndola a su justo
término de gigantesco sofisma, de
fuerza, eso si demoledora, pero
que basa su éxito en su dinamismo, desprovista de toda significa­
ción intelectual. Desproveerla de ese pretendido
cientificismo, ne­
garle, con la misma pasión que pone el marxista en sus acros, ab­
solutamente todo rigor intelectual y científico, presentar al marxis­
mo-leninismo como sofisma acomodaticio a cualquier situación, tiem­
po o particularismos del tirano de turno (1).
( 1) Releyendo hace unos días una biografía de Lenin, editada en cas­
tellano por

la editorial Progreso de
Moscú, editora
en lengua
castellana de las
obras

del máximo exponente de la ortodoxia soviética, el Instituto de Mar­
xismo-Leninismo del Comité Central del
Partido Comunista de

la Unión
Soviética, biografía editada en
1962, al referirse bajo un pretexto nimio al
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ANGEL MAESTRO
Las fuerzas contrarrevolucionarias han llegado a una perfecta
autocrítica

de
cómo la sociedad occidental se está aurodestruyendo,
pero

pienso que ya es hora
de no
ahondar más en esa autocrítica,
con lo que de meritoria tiene,
para no dar impresión a esa masa
neutra -de
cuya conquista dependerá en tan g¡:an parte la caída de
la

balanza de un
lado o de otro-de que el triunfo comuuisra es
irreversible,
de

que
las condiciones objetivas para el mismo son
idóneas,

sino porfiar en la
medida de

nuestras posibilidades para
llevar al conocimiento de
esa masa del

colosal fraude, el mayor de
la historia, que
supone el

pretendido movimiento emancipador de
los sectores oprimidos del género humano, y que trara de explicar
la
última estructura del universo en términos exclusivamente mate­
riales, prescindiendo de la idea religiosa
tan indisolublemente uni­
da al elemento humano.
De cómo combatirla en este frente del pensamiento y de su
proyección hacia la
masa, expondremos

una serie de acciones con­
ducentes a una concreción del
problema, y a cómo desarrollar el
ataque a 1as mismas.
A) Hemos de tener en cuenta en todo momento su ductibili­
dad, su flexibilidad, a pesar de su aparente y rígido dogmatismo
ideológico (2), a cualquier situación o evento,
y cómo debe el con-
entonces primer secretario del Comité Central, Nikita Jruschof, le califica
encendidamente de «ferviente marxista-lehinista» y de «eminente seguidor
de la obra leninista».
( 2) De la acoplación de ese «rígido» dogmatismo ideológico, «infle­
xible e intemporal»,
pocas pruebas
habrá verdaderamente más grotescas que
la obra archifamosa en el mundo soviético Nueva historia del partido comu­
nista de la Unión Soviética, de la que existen tan diversas versiones, y tan
contradictorias que en las de los afios treinta se califica a Tujachevski y
Gamamik de espías y traidores, mientras que en la época postaliniana se les
llama patriotas y brillantes militares, a Beria de ferviente leninista y, pos­
teriormente
como espía al servicio de Inglaterra. Las ediciones Knorin, la
Yem, la YaroslaVSki, las VKP de· Stalin, las del CC de Jruschof, las de
Bre2:nev, reflejan

situaciones
y actuaciones tan distintas de la óptica ana­
lítica

de los
personajes, que hacen de esta obra clásica del sovietismo una
las obras niás flexibles e interpretativas de cualquier tipo de la historia
universal.
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FRAUDES IDEOLOGICOS Y POLITICOS DEL MARXISMO
trarrevolucionario acoplatse l~tamente a esa situación espe­
cífica, ptescindierulo de

enfoques
globalistas del sistema, a aplicar
soluciones
concretas a ese caso específico. Como bien dice Aurele
Kolnai, sería ,ridículo al ofr los gritos de socorro de un vecino a
punto de sucumbir bajo el
cuchlllo de
su asesino,
responderle con
consideraciones

filosóficas sobre
la brevedad de la vida, las lagunas
de su instrucción o la probabilidad de que otros asesinos pueden
atacarle

pronto de nuevo.
B) Hay que darse cuenta total y absoluta de que el conflicto
es, hasta las últimas consecuencias, entre dos concepciones
antag6-
nicas de la existencia, de cómo entre el marxismo y la concepción
cristiana de la vida no caben componendas de ningún cipo (3). De
cómo la batalla ha de llevarse hasta sus últimas consecuencias; de
cómo el comunismo
s61o admite la solución de las situaciones en la
medida en que sea favorable a sus
intereses. Hace
sólo
unas sema­
nas las Naciones Unidas, concretamente su Consejo de Segw:iidad,
ha

condenado
la presencia de reducidos grupos de tropas sudafri­
canas

en
Angola, y sin embargo legitima con su silencio, o más
bien aquiescencia, la int>ervención sov"iético-cubaoa que ha llevado a
la comunisrización del país. La revolución, como dijo el histrión
Jruschof -probablemente
sólo

lo diría, más bien lo escribiría algún
Afasaniev de circunstancias- es
la marcha del futuro y cualquier
oposición

que se le
haga constituye una interferencia intolerable.
C) Se presentan los logros soviéticos como realizaciones ge­
niales, y hay que
reducirlos a
su
verdadera dimensión de

que dichos
logros y realizaciones ma11eriales, que cualquiera de esas realizacio­
nes en los territorios soviéticos presentados como elevación del rui­
vel de vida de dic!ho pueblo constituye, comparado con la forma
material de vida de la sociedad occidental, una realización elemental.
(3-) Por más que pretendan ciertos pseudote6logos, en sus dos vertien­
tes de marxistas infiltrados o simplemente
de ignorantes, resultan contra­
puestas
y absolutamente antinómicas las concepciones de la existencia ca­
tólica y marxista. Juan Vallet demuestra clarísimamente en su «¿Catolicis­
mo
marxista?» cómo hay «incompatibilidad radical de nuestra fe. de nues­
trá esperanza y de la caridad que debemos tener, con todo cuanto es bási­
camente preconizado por el marxismo».
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ANGEL MAESTRO
Cualquier consecución material realizada en el Kasakstán o eu Uz­
bekistán eu la
elevación del

nivel
de vida de esos pueblos, sería eu
Europa
más que una nivelación, un reuoceso y esclavización de tal
magnitud que conduciría a una retracción de deceuas de años, di­
fícilmeute imaginable para quien no haya estado en la Unión So­
viética.
D) Hemos de acabar con esa sensación de autoculpabilidad fo­
mentada en tan gran patte por la pseudo religión, teñida de filan­
tropis.mo, en: la que tari enorme culpa tienen los movimientos pro­
gresistas fi!ocomunistas de la Iglesia Católica, que en verdaderas
orgías masoquísticomentales denuncian

en
extremos increíbles
cuan­
to de
error u

omisión haya cometido cualquier clase
gobernante ci­
vil

o eclesiástica en el cumplimiento de su misión. Si, es lamentable,
pero no

hay que
onubilarse con las acusacio­
nes

denostadoras de la
civilización occideutal,

por
el hambre en la
India, la desnutrición en algunas zonas
sudamericanas o la miseria
en·. los nuevos países africanos, .con esa exacerbada autocrftica que
conduce. a ese colosal sofisma, que comenta Gerhart Niemeyer, de
que
,hay comunistas

porque hemos
permitido pobreza
y desigualdad
en nuestro
sistema social.
Ciertamente que

existen
esos defectos, pero el
comunismo no
ha. surgido

como reactivo de justicia
social, ninguna de las revolu­
ciones ha sido impulsada por
esa clase

pretendidamente dotada de
mística revolucionaria

llamada el proletariado, y en la que sus
mis­
mos dirigentes no depositan en el desarrollo de la praxis excesivas
confianzas. La revolución bolchevique fue impulsada por la "inte­
lligentzia",
y el proletariado sólo desempeñó, desempeña, el papel
de
comparsa manipulable,
y a la que como menor de
edad (4) hay
que dirigir. Incluso después del aburguesamiento de
cierto prole­
: tariado
en

Occidente,
por la mejora de las condiciones de vida del
mismo, se cita por algunos marxistas la necesidad de sustirución en
( 4) Leyendo hace muy pocos días unas instrucciones del partido co­
munista español, podía comprobar cómo se
recogía fidelísimamente la ex­
posición del
papel de

minoría de- edad· del proletariado español, reconocien­
do su insuficiencia en la
prep~ación doctrinal; su

alienación por el medio,
su falta de concienciación en la consecución de
los objetivos

revoluciona-
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FRAUDES IDEOLOGICOS Y POLITICOS DEL MARXISMO
su papel de vanguru:dia de la sociedad, por otra clase más revolu­
cionaria y
desalieoada, romo puede ser el estudiantado.
E) Ld, principios teóricos del marxismo-leninismo son de un
anacronismo absoluto. Sus dogmas resultan absurdos, ya que al no
reconocer la exisrencia de un valor superior romo es el de Dios,
y atribuirles, a dichos dogmas, valores exclusivamente
humanos, se
contradicen en

sí mismos, ya que
es lógico no suponer a dichos
dogmas valores definitivos e inamovibles, pues
al ser de natura­
leza humana,

y no
divina, en

el fotuto es
perfectamente previsible
la
aparición de

hombres que
superen las tesis expuestas y le quiten,
perfeccionándolas o

rebatiéndolas, sus teorías de
verdades perma­
nentes e i~utables.
El estado comunista no puede ser el óltimo término de la civili­
zación, ya que en
pw:a aplicación dialéctica, estará destinado

a
ser
superado
y

trascendido
por una nueva síntesis, que a su vez supere
Otras anteriores tesis y antitesis. Negar esto sería adoptar fo=­
mente una posición aotidialéctica y contrarrevo'lucionarfa. Lenin re­
sultó
- gran práctico, pero un lamentable y flojo teorizante y, desde luego,
resulta ridícula la
aplicación del

leninismo
como pensamiento
a
problemas tan específicos como la agticultura o

la electrificación.
Pocas frases más sublimernente ridículas de su definición de que era
el comunismo, con su respuesta: "Son 105: soviets más la electri­
ficación".
Reduzcámoslos a

sus justos términos de
jerigonza destinados
a
justificar situaciones de fuerza, y cómo su triunfo significaría la des­
trnccióo de la cultura y el fin de los pueblos como unidades libres
e independientes.
Combatir al comunismo es
la tarea principal y primordial a la
que
debemos entregarnos con toda nuestra consciencia, y de la que
debemos ser propagandistas
y apóstoles incansables a fin de con-
rios, su desconocimiento y desaprovechamiento de las condiciones objetivas
de

la realidad
española. una más que

autocrítica
al papel del proletariado
como conductor de
la revolución, más bien confesión paladina del papel de
la «intelligentzia» en la direcci6n del proceso revolucionario.
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ANGEL MAESTRO
vencer a esa masa neutra de los peligros y amenazas que le acechan;
de

c6mo constituye una
concepción total de la vida y de la exisren­
cia

frente a la que no caben abstencionismos o
banalidades, corno
los vulgarismos mil

veces ofdos: "yo no me he metido nunca en
política" o simplezas semejantes. Concienciar a esa masa, no caer
en autocríticas desesperanzadoras y negativas y hacerles ver cómo
algunos de esos vicios
y defectos de nuestro mundo pueden ser, y
son,
llevados
a1 paroxismo en la sociedad soviética; cómo el romu­
nista empequeñece fos conflicros internos o más bien interiores, de­
claránddlos romo contradicciones secundarias, no antagónicas y cómo
ese sofisma de las contradicciones ronstituye, probablemente, uno
de los más eficaces métodos del pseudocientificismo marxista-leni­
nista.

Reducir
la. autocrítica demoled0ta y potenciar la orítica al co­
munismo, tan vulnerable desde tantos aspectos: filosófico, político,
humano, etc. Por eso, en aplicación práctica y en
expresión simila,:
a

sus llamadas:
¡ ¡ Explotemos ideológicamente los fracasos del mar­
xismo-leninismo!!
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