Índice de contenidos
Número 150
Serie XV
- Textos Pontificios
- Actas
-
Estudios
-
Ante la muerte de Mao Tse-Tung. Consideraciones sobre el comunismo chino y el soviético
-
El monismo en el pensamiento actual
-
Charles Maurras y Cataluña. (Algunos textos de «Vers l'Espagne de Franco»)
-
La libertad religiosa oprimida en la URSS
-
Hacia el paro obrero por vía de la inflación
-
Responsabilidad-Reflexiones sobre los servomecanismos
-
El progresismo religioso. (Orígenes, desarrollo y crítica) (II)
-
- Congresos
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Noticias
Autores
1976
El progresismo religioso. (Orígenes, desarrollo y crítica) (II)
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
(ÜRÍGENES, DESARROLLO Y CRÍTICA)
P. MANuBL MOIJNA,
IV
RAICES DEL PROGRESISMO
ÁGNO STICIS M o-lNM ANENTISM O•
EVOLUCIONISMO.
l. Actitud previa.
Sería un atrevimiento ridíatlo, además de una actitud antievan
gélica,
el
que
una persona privada se atreviese, por sí misma, a se
ñalar a una doctrina o a un grupo de persollllS, sin más llli más, y
proclamar que los sefia:lados por él se identifican con el mal.
Nuestra actitud es diferente, pues, al señalar las . raíces y los
frutos del progresismo, Jo hacemos . de manera ortodoxamente ca
tólica:
l. Apoyarse no en juicios privados sino en el Magisterio.
2.
Denunciar el error,
pero amar a las personas equivocadas.
3.
Guiados
por la experiencia, comparar Jo que afirma el Ma
gisterio Eclesiástico, acerca del error y descubrir la actuación del
mismo, sobre
grupos y · personas determinados.
4. Guiados por el Magisterio llclesiástiro, ronocer la naturaleza
del
error y su condenación por la Iglesia y no fiarse de juicios par
ticulates.
1433
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
5. O,nside.rar que el silencio sobre esto es pecado de omisión,
encubrimiento y cooperación al mal.
6.
Aun así, desconfiar del propio juicio, ser leales con nosotros
mismos
y después de ocudir al Magisterio, acudir al Evangelio y a los
santos que vivieron el Evangelio para normar la conducta y evitar
los
personalismos.
7. Aun después de hecho todo lo anterior, cabe en todos un
margen de pasión humana, que
puede
ofuscar momentáneamente,
y que si existe un mínimo de sinceridad y humildad, estará uno dis
puesto a reconocer en el acto.
En este clima espiritual de servicio a la verdad y de acto de
caridad suprema,
que es el
apartar del er¡-or y del mal, comenzamos
la parte más difícil de este tratado.
II. El Magisterio Ecleeiáatieo . C!)Ddena solemnemente al mo
dernismo-progresismo.
Hemos
visto con anterioridad la historia del modernismo-pro
gresismo
y la naturaleza del mismo.
Antes de· pasar adelante escuchemos algunas condenaciones al
mismo, por el Magisterio Eclesiástico, de todos los Papas desde el
comienzo del error
hasta la hora presente.
l. El Progresismo, hijo directo y legítimo del Modernismo, fue
condenado
solemnemente en
la Encíclica
Pascendi, de San Pío X, el
8 de
septiembre de
1907,
al cual llama "síntesis de todas las here
ilas"
y a los modernistas "los peo,-es enemigos de la Iglesia".
San Pío X asestó duros golpes a este error, lo que obligó a sus
secuaces a mantenerse en la clandestinidad.
2. El Papa sucesor, Beoed:icto XV, en su primera Encíclica
Ad Beatissimi del 4 de noviembre de 1914, renovó la condenación
con estas palabras:
•
1434
"Así se engendraron los monstruosos errores del moder
nismo, que nuestro predecesor
llamó justamente cslntesis de
Fundaci\363n Speiro
EL PR.OGRESISMO R.ELIGJOSO
rodas las herejías» y condenó solemnemrote, y Nos, venera
bles
hermanos, renovamos aquí esta oondenaci6n".
3.
Le sigue Pío XI, quien, también ro su primera Encíclica
Uln A,c,m,, declara condroando al Modernismo:
"E.sos mismos, luego hablan y obran como si ya no hu
biem.n de seguirse, como si ya estuviesro anticuadas las en
señanzas
y prescripciones tantas veces inculcadas por los Su
mos
Pontífices". "Todo ello constituye una especie de
«mo
dernismo» moral,
jurídioo y social que reprobamos enérgica
mente,
lo
mismo que
el
modernismo dogmático".
4.
El Papa
sucesor, Pío XII,
en su Encíclica
cumbre, la Humtr
ni Generis, del 12 de agosto de 1950, reprueba vigorosamente los
errores
del
Modernismo, que
ya
para esa fecha estaba formando la
Nuwa Teologla oon teodenciss de Evolucionismo, Existencialismo,
Relativismo,
Historicismo e Irenismo.
Dentro del grupo existlan hombres de
buroa voluntad,
tales
como Danielou,
De Lubac y otros que al darse cuenta del engaño,
han regresado al ra:ro camino de la ortodoxia.
5. Con
la proclamación de Juao XXIII y la convocaroria del Va
ticano II, tuvo
lugar un
esfuerzo sin
parangón del Modernismo, lla
mado
ahora Progresismo, para apoderarse de toda la Iglesia. Para
ello,
el Progresismo, se ha aprovechado de
las nuevas medidas
de
roletaocia y diálogo, dejando
sin efecto las medidas disciplinarias
de
Sao
Pío X
y Pío XII. Esta
actitud comprensiva,. más prudente
Jmroaooroente hablando,
ha
desembocado en la tremenda coovulsión
que sacude a
la Iglesia, y que
según Pablo
VI,
liare que el rostro
de
la misma se vea surcado por el "sufrhnient", la ansiedad y las
lágrimas".
6. Paulo VI, al igual que todos sus antecesores, sigue condroan
do al Modernismo-Progresismo. En su primera Encíclica Ecclesúim
.sumn, afirma:
"Todos saben por
igual que la
humanidad en este tiempo
está en vías de grandes
ttansformaciones, alteraciones y pro-
1435
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
greso, que cambian profundamenre, no sólo sus formas exte
riores de vidi,, sino también sus modos de pensar.
Todo ello, como las olas del mar, envuelve y sacude a
la Iglesia misma; los espíritus de los hombres que a ella se
confían, están
fuertemente influidos por el cliroa d.,J. mundo
temporal; de tal manera que un peligro de vértigo, de amr
climieoto,
de
aberración, puede sacudir su misma solidez e
indu¡:ir a muchos a ir tras los más extralíos pensamientos,
imaginando
como si 1a ·· Iglesia debiera renegar de sí mis
má y abra>,a,, novísimas e impensadas formas de vida. Así,
por ejemplo, el
fen6meno modernista, que aflora en diversas
tentativas de
expresiones heterogéneas, extrañas a la auténti
ca reulidad de
la
religi6n car61ica".
III. El origen de la confusión acmal
La aplicación
de 1.os documentos del V atican.o 11.
Si pregunramos a un progtesista, de buena fe y sincero acerca
de su actitud doctrinal, su respuesta rápida será que acepta íntegra
mente
el Credo
y que es car61ico, . apoor61ico y romano.
El progresista, sincero o no, acepta ínregramente toda la termi
nología tradicional car61ica, para transbordar sus reorías y darles un
nuevo contenido
y significado. 1ls más, en el campo socio-político,
ha adoptado la terminología .marxista, para de acuerdo a 'las necesi
dades,
darles un sentido u
otro a
las
frases, palabras o "slongas".
Por
ejemplo, el
término "&ondentización", de puro corte leninista,
siempre en
boca de los progresistas.
El origen, pues, de la confusi6n estriba:
l. En que a los mismos términos se les da distinto significado,
según se trate de un
progresista o
de otra
persona.
2.
En la
corrnpci6n qne los
progresistas
han introducido al
presentar las finalidades del Vaticano IL 1ls preciso que antes de
pasar adelante, recordemos la finalidad del Vaticano II de acuerdo
a las palabras de Juan XXIII . en el discurso de apertura, números
13-14-15.
1436
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
"Lo que principalmente toca al Concilio Ecuméniro es
esto:
que
el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea cus
todiado
y ensefiado en forma cada vez más eficaz. Tal doca,i
na mm¡,rende al hombre entero, mmpuesto de alma y cue,,po,
al cual, romo peregrino que es sobte la tiein, le ensefia que
debe
aspirar hacia el cielo.
Ha dicho el Señor: Buscad primero el Reino de Dios 1
,,, ¡u,lida. Estas palabrar exp,-esan la dwección
hllCÜ< la que
deben moverse nueslf'os pensamientos
'Y nueswas fuerzas, pero
no han
de oh,;darse las o,ras pak,bras de este precepto del
Señor • . • 'Y todo lo demás se os dará p01' añadidura.
P01' esta raz6n, la Iglesia no se considera inerme ante el
progreso adm.rable de lo, descubrimi-entos del ingenio huma
no
'J ha sabido estimarlos debidamente. Mar, auxiliando estos
des,.,,.ollos, no deja de advenir
a los hombres que, p01' en
cima de las cosas 1/hw/e,, vuelvan los o¡o, a Dios, fuente de
todo sahiduria
'Y de toda befleza, 'Y no olviden ellos, a quienes
se di¡o: poblad. la
tierra 'Y domm,,JJa, el gravtsimo precepto:
Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás. Con un obje
to:
evitat que la a.tracción fuscinadora de las .. rosas impida el
verdadero ¡,rogteso.
Después de esto es claro lo que se espera del Conoilio,
por cuanlo a doctrina se refiere. Es decir, el Concilro Ect#mé
nico XXI que se servirá del ufkaz e imp01'tante auxüio de
aquellos que sobresalen por su
ciencia en las di.rcif,tina.r ,,..
gradas, por ,,, experiencia en el epostolado 'Y en la 01'ganiz11-
ción
quiere transmitir la doca,ina pura e íntegra, sin atenua
ciones, que durante
veinte siglos, a pesar de dificultades y de
luchas,
se ha ronvertido en
patrimonio
mmún de los hombres.
Sin embargo, de la adhesión renovada, serena 'Y wanquila,
a todas
las enseñanzas de la Iglesia, en ,,, integridad 'Y preci
nón, comq eparecen en
las actas conciliares de Trento 'Y del
Vaticano sobre todo, el . espíritu cris#iimo, cat6lico 'Y epost6-
Uco de todos espera que ie dé un paro adelante hacia una pe
newación doctrinal ,, una formación
de las conciencias que
esté en co"e,pondencia más
perfecta con la fidelidad a la
auténtica doclf'ina, estudiando ésta 'Y poniéndola en confor
midad con los medios de la invesdgación 'Y con la exprenón
literaria que exigen los métodos acwales.
Una rosa es la sus
tancia del
"deposit11m fidei", es decir, de las verdades que
contiene nuestra venerable doctrina, y otra la man-em como
se
expresa: y de ello-ha de tenerse gran-cuenta, con paciencia,
1437
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
si fuese necesario, ateniéndose a la., normar y exigencias de un
magisterio de C11Tácler pre,;alem.-. pastMal".
Es necesario que, después de la lectura de la finalidod del Va
ticano II,
expresado por el Pap¡, Juan XXIII, reduz.camos su pensa
miento a unos puntos de apoyo para adherirnos a él.
l. · La doctrina <=atólica permanece íntegra, sin =bio ningu
no. Debe distinguir.se entre "el dep6sito de lt, fe" y la manera como
se· apresa.
2. La doctrina debe ser enseñada en forma cada vez más eficaz,
esperándose un paso adelante en la penetración doctrinal.
3. La salvac:ión es para el hombre íntegro, cuerpo y alma,
ltbierto al progreso humano.
4.
En la · consecución del· fin salvífico, debe haber jerarquía,
buscarse
primero el Reino de Dios y su justicia .. . recordando el
gravísimo precepto, "adorará, al Señor tu Dios y a El 16/0 ,ervi
rás",
para evi= que "/,, atiacci6n fascinadora de la., cosas 11iiibles
impida .el 11...dadero progreso".
ProgresistaS y no progresistaS estarán de acuerdo en lo ante
rior
.
.;Dónde está el punto de arranque de los dos <=aminos?
a)
En el crm,po · doctrinal: pues los progresistas, aprovechándose
de la necesidod de una mayor penetración en la doctrina, no se fun
dan en la Revelación Divina.
b)
En el crm,po práctico: pues los progresistas ponen el énfasis
en
el hombre, dando la primacía a lo humanístico en detrimento de
la primacía cristiana de lo espiritual.
e) En lt, formulaci6n de su, ideas: pues a la terminología tra
dicional católica le dan otro significado, en un transbordo de ideas
paganismo-cristianismo.
Como se ve,
la
doctrina de
la Iglesia desde
el Concilio de Jeru
salén, hasta la del Vati<=ano II, permanece incólume e invariable,
pero los modernistas progresistas, so
preteno de "aggiomamemo",
están haciendo tabla rasa del significado que ha tenido esa doctrina
1438
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
en el pasado, proponiéndonos una nueva religión, que sólo a>nser
va
del pasado algunos
nombres
y términos:
"Está claro que la Iglesia se enfrenta (l)ll una grave cri
sis.
Con el nombre de la nueva Iglesia, Iglesia posconciliar,
está tratando ahora de establecerse una Iglesia distinta de la
de Jesucrjsto: Una sociedad antropocéntrica, amenazada; por
la apostasía irunanentista, un dejarse arrastrar por un movic
miento
de abdicación ge¡iera], bajo. preteO
ecumenismo o adaptación"'.
La cita es del jesuita Henry de Lubac, del diSCW'SO pronunciado
en
la Universidad de Toronto, en agosto de 1967. ¡Y conste que
Lubac fue uno de los propugnadores de la Nueva Teología, pero
ahora está asustlldo de las consecuencias de su primera toma de po
sición.
IV. Cimiento del ProgresiOIDW.
Filosofía J1'11!1'1'W1·
lll cimiento de nuestra fe cristiana no es otro que la :revelad6n
de Dios. Si falla esto se hunde todo el sistema sobrenatural del cris
tianismo.
Esa revelación llega hasta nosotros mediante la Trnd.ición, la
Sagrada Escritura y el Magisterio vivo de la Iglesia. Sin la base an
terior el catolicismo no pasaría de ser una
filosofía o AfStema de
ideas
más o menos actual.
Si le preguntamos a un progresista acerca de Jo anterior, proba
blemente
responderá con
idénticas palabras a las nuestras (y aquí
reside el engalío), pero él dará ruferente significado que nosotros
en el terreno práctico a los a>nceptos de Revelación, de Tradición,
de
Palabra de Dios y de Magisterio Eclesiástico.
¿En qué funda, pues, ,,. fe y ,,. docmna un progresi,ta?
La funda, a juzgar por los escritos de sus eotifeos y voceros des
tacados, en: Los a>nceptos de la filosofía pagana y no de la Revela-
1439
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
ci6n. Por ejemplo Teilhard, según confiesa él mismo, tiene concep
tos diferentes de los de la teología católica, para términos tales como
Jesús, Trinidad, Pecado, Redención, etc. ... , y p,ua justificar su opo
sición,
habla él, como otros nos hablan, de desmiri7.ación, de evolu
cionismo, de
subjetivismo ...
mediante los cuales los
mismos térmi
nos son cat~os de una significación nueva y lanzados al mercado
de
las ideas.
Escuchemos a Dietricb von Hildebrand sintetizar [o anterior en
su
libro
El Caballo de Troya en la Ciudad de Dios, página 159:
1440
"En vanguatdia de las filas progresistas figuran los p,u·
tidatios
de las ideas de Teilhard de Chatdin. Incluso muchos
que no
aceptan plenamente esa cteología-ficci6m, (como Etien
ne
Gilson
ha llamado a la interpretación gnóstica,-que Teilbard
hace de la revelación cristiana), están bajo la influencia de su
inclinación a reemplazar la eternidad pot el futuro hist6rico, a
minar la
diferencia entre el
cuerpo y el alma, entre el espíritu
y la materia y a subordinar el bien y el mal moral, la santidad
y -el pecado, a diferenres estadios de evolución. --
"No debería set necesario insistir en la absoluta incompati·
bilidad
de
estas concepciones coo la Revelación Cristiana. Eo
la
cristogénesis gnóstica de
Teilhard no hay Jugar para el pe·
cado original, pata la necesidad de Redención. Y, en o:mse
cuencia, no hay Jugar para la redención del mundo por medio
de
la
muerte de
Cristo en la
cruz: --
"Eo esta gnosis moderna, Jesucristo no es Dios-hombre que
trae
a los hombres las «buenas nuevas», el evangelio.
"Jesucristo no es la epifanía de Dios, que
atrae a
los
hom
bres
por
su infinita
santidad. Sino que, en vez de eso, Jesu
cristo se convierte en una fuerza impersonal, en una «vis a ter~
go», en el iniciador y término (omega) de un proceso de evo
lución cósmica. La transformación en Cristo es reemplazada
por
una evolución
humana que
tiene
lugat pot encima de la
cabeza del
hombre,
y coo independencia de su Jlbte decisión.
"Eo vez de
la resurrección del- cuerpo en
el juicio final,
Teilhard
nos
oftece una identificación
entre la
materia
y el es
píritu,
como punto final de
la Evo!uci6n.
"Eo vez de la pasión beatifica, la eterna comunión de amot
con la persona de Dios, él nos promere la inmersión de la COO·
ciencia individual en la conciencia general de una superhnrna
nidad".
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRJl.SlSMO REUGIOSO
Nadie negará que la teología de Teilhard encama muchas de
las perversidades intelectuales que son típicas de nuestra época. En
primer lug,¡r, tenemos el evoludomsmo y el progresismo. En segun
do lugar, hallamos la inclinación hacia el relatwismo hist6rico, de
pendiente
del espíritu
de la época. Recordemos tan sólo el argu
mento teilhardiano de que no debemos esperar que las personas que
viven en la
era científica e industrial crean aquello que ha ronsti
tuido
la
fe durante dos mil años de vida cristiana. En tercer lugar,
está la sumisión al
materir,Usmo, ya que queda obscurecida la dis
tinción esencial entre el ahna y el Cfl«"flo, el espíritu y la materia.
Y, pot encima de todo, Teilhard cede al moderno naturalismo eli
minando la
diferencia entre natutaleza y sobrenatutaleza.
V. Las raíces del progresismo.
El
progresismo
ideológico (que no es
más que un refrito de los
nebulosos filósofos alemanes Kant
y Hegel, para uso católiro), se
funda en el llamado Agnosticismo, palabra que muy poco expresa
para nuestro pueblo, pero que dicho en palabras comprensibles, es
la teoría que af"""' que s6lo se puede COf/ocer lo qu• de alguna
manera se ve.
y se palpa por los sef/tidos, y como Dios, la fe y lo es
piritual no entran dentro
del orden de las cosas vmbles, luego "º las
podemos conocer.
El Agnosticismo, en sí, no niega a Dios, sólo .afirma la impo
sibilidad
de
conocerlo por
la Revelación,
sea natutal o sobrenatuml,
pero
es la puerta del ateísmo o negación de Dios.
San Pablo condena el Agnosticismo en su carta a los romanos,
1, 20: "Porque desde la creád6n del mundo, lo hwi.rible de Dios,
su eterno poder
y su diviniddd, son conocidos mediante las oreaturas.
De manir a que son inexcusables".
De acuerdo en que, como pide la Iglesia, la enseñan>:a sobre
Dios sea "en forma más eficaz, buscando una mayor penetraci6n
doctrinal".
1441
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
De acuerdo en que la nueva generapón es antimetafísia, emi
nentemente pni¡¡mática y activista.
De acuerdo en que lo camctlétístico de nuestra g=ción es un
humanismo radical en el cual el hombre excluye a Dios.
De
acuerdo en
que,
por ignorancia, se ha presentado a veces una
desfiguración de Dios, que aparta porque repele.
De
acuerdo en
que
debemos distinguir entre el depósito de la
fe, o sea la fe única y verdadera, y la manera de exponer la doctrina.
ID que se pregunta es esto: ¿en nombre de qué y de quién los
progresistas presentan
un Dios diferente
del que nos ha sido re
velado?
Y tomando la terminología católica le cambian el significado y
Dios ya no es Dios. La Trinidad ya no és la Trinidad; Jesús ya no es
Jesús; la resurrección ya no es la resurrección, el pecado ya no es
pecado, y todo para andar la mitad del camino y poder enrontrarse
oon los agnósticos, ateos y marxistas y llegar a una componenda o
compromiso en
la cual un ateo acepte a una especie de Dios. Un
anticristiano
acepte algo que se parece a Cristo. Un amoralista acepte
una conducta que se llama · la moral moderna.
¡ Es una su,p,-esi6n total de lo sobrenatural en la r.Ugi6n!
Escuchemos al Magisterio Eclesiástico· condenar el error del Ag
nosticismo,
por
San Pío X:
1442
"Agnosticismo este que no es sino el aspecto negativo de
la doctrina de los modernistas: el positivo está constituido por
la llamada inmanencia vital
"El
tránsito de uno al otro es como sigue: natural o sobre
natural,
la religión, como todo hecho, exige una explicación.
Pues
bien:
una vez repudiada la reología. natural y cerrado, en
oonsecuencia, todo acceso a la revelación al desechar los mo
tivos de credibilidad; más aún, abolida por compl~ toda re
velación aa:erna,
resulta claro que no puede buscarse fueta del
hombre
la explicación · apetecida, y debe hallatse en lo inte
riot del hombre; pero como la religión es una fotma de la
vida, la explicación ha de hallarse exclusivamente en la vida
misma del hombre. Por tal prncedimiento se llega a estable
cer el principio de la inmanencia religiosa. En efecto, todo
fenómeno
vital, y ya
queda dicho que
tal es la religión, re-
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
conoce por primer estimulante cierro impulso o indigencia y,
por primera manifestación, ese movimiento del corazón que
llamamos sentimiento. Por esta
r=Sn, siendo
Dios el objeto
de
la religión, síguese de lo expuesto que la fe, principio y
fundamento de toda religión,
~es/de en "" sentimiento tmimo
81'gendrndo p~ la indigencia de lo dwino. Por otra parte,
romo esa indigencia de lo divino no se siente sino en conjun
tos determinados y favorables, no puede pertenecer de suyo
a la esfera de la conciencia, al principio yace sepultada bajo
la conciencia, o, para etnplear un vocablo tomado de la filo
sof ía moderna, en la subconsciencia, donde también su raíz
petmanente
escondida e inaccesible. ¿Quiere ahora saberse en
qué
forma esa indigencia de lo divino, cuando el hombre llegue
a
sentirla, logra
por fin convertirse en religión?
"Responden
los
modernistas: la ciencia y la historia están
encerradas entre dos límites: uno
exterior, el
mundo visible;
otro interior, la conciencia. Llegadas a -uno de éstos, imposible
es que pasen
adelante la
ciencia
y la historia; más allá está lo
incognoscible. Frente ya a este incognoscible, tanto al que está
fuera del hombre, más allá de la naturaleza visible, como al
que
está en
el hombre mismo, en las profundidades de la
subconsciencia,
la indigencia de lo divino, sin juicio alguno
previo
(10 cual es puro fidefsmo) suscita en el alma, natuntl
mente
ioclinada
a la religión, cierto sentimiento especial, que
tiene
por distintivo el envolver en sí mismo la propia reali
dad de Dios, bajo el
doble concepto de
objeto
y de causa ínti
ma
del sentimiento,
y el unir en cierta manera al hombre ron
Dios. A este
sentimientó
llaman fe los modernistas: tal -es
para ellos el principio de la religión" (Pascent#, 5).
Si
para el pueblo es difícil de enreoder, a primera vista, el sig
nificado del término "Agnosticismo", no le es más fácil compren
der la palabra inmanentismo.
Como
los
progresistas no
admiten el
conocimiento de lo divino
por medio de la natw:aleza creada, ni mucho menos por la revela
ción venida de Dios.
externamente, al enronirarse ron la fe y la re
ligiosidad de
los creyentes lo explican de la manera siguiente: El
hombre, sin
razonar, siente
indigencia o necesidad de
lo religioso.
1443
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Esta necesidad del hombre, si se reúne ciertas rondiciones, des
pierta
en la subconsciencia
del hombre cierto sentimiento religioso.
Este sentimiento religioso se llama. fe y en el subconsciente "" re,ili
za lo que IJarnamns la revelación. Esa rerelación crea todas las con
cepciones religiosas, desde la divinidad hasta la moral religiosa.
El Inmanentismo conduce al más rabioso subjetivismo y anula
de un golpe toda la "Histork, de la Sawad6n" conrenida en la Bi
blia y la misma revelación.
El
Dios
de los progresistas no es el Dios de Abraham, Isaac y
Jaoob, es un Dios subjetivo, que lo crea la experiencia singular de
cada crearura. ¡Es la legitimación del Panteón!
La Escritura nos afirma que un l>ios personal trascendente y
eterno habló muchas veces y de muchas maneras, a nuestros padres
y a nosotros, por los profetas y por Cristo.
"Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro
tiempo a nuestros
padres por ministerio de los profetas. Ul
tirnameo"', en estos días, nos habló por su Hijo". (Hebreos,
1, 1-2).
Escuchemos al Magisterio Eclesiásciro condenar el error del In
manentismo por medio de San Pío X.
1444
"Sin embargo, en todo este proceso de donde, en sentir de
los modernistas, "" originan la fe y la revelación, a una cosa
ha de atenderse con sumo cuidado, por su importancia no pe
queña, vistas las consecuencias histórico-críticas que de allí,
según
ellos, "" derivan, Porque lo inrognoscible, de que ha
blan, no se presenta a la fe como algo aislado o singulat sino,
por
lo contrario, con íntima dependencia de algún fenómeno,
que, aunque
pertenece al campo de la ciencia y de la historia,
de algún modo sale
fuera de
sus límites: ya sea
ese fenómeno
un
hecho de
la natutaleza, que envuelve en sí algún misterio,
ya un nombre singulat cuya naturaleza, acciones y palabras
no. pueden explicarse por las leyes comunes de la historia, En
este · caso la fe, atraída por lo incognoscible, que se presenta
junto con · el fenómeno, abarca a éste todo entero . y le · co
munica, en cierto modo, su propia vida. Sfguense dos conse
cuencias: en primer lugar, se produce cierta transfiguración
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRBSISMO RELIGIOSO
del fenómeno, esto es, en cuanto es levantado por la fe sobre
sus propias
condiciones, con lo cual queda hecho materia más
apta par;< recibk la fuana de 1o divino que la fe ha de dat;
en segundo lug¡u-, una como desfigwación -llámase así
del fenómeno, pues
la fe le atribuye lo que en realidad no
tiene,
a! haberle sustraído a las condiciones de lugar y tiem
po, lo que acontece, sobre todo, cuando se trata de fenómenos
del tiempo pasado y tllnto más antiguos fueren.
De ambas woas sacan, a su Vt2, los modernistas dos leyes,
que, juntas con la tercera, sacada del a¡¡no.sricismo, fomian las
bases de la crítica histórica. Un ejemplo lo aclarará: lo to
mamos de la persona de Cristo. En la persona de Cristo, cli
cen,
la ciencia y la historia ven sólo un hombre. Por lo tanto,
en virtud de la primeta ley, sacada del agonsticismo, es pre
ciso borrar de
su
historia cuando presente cadcter divino.
Por
la segunda ley, la persona histórica de Cristo fue trans
figurada por la fe; es necesario, pues, quitarle cuanto la le
vanta sobre las condiciones •históricas. Finalmente, por .la ter
cera, la misma persona de Cristo fue desfigurada por la fe;
luego
se ha de prescindir en
ella de las palabras, actoS y todo
cuanto, en fin, no corresponda a su naturaleza, estado, ed.uca
ción, lugar
y tiempo en que vivió. Extraña maneta, sin duda,
de
raciocinar;
pero tal es la crítica modernista.
En consecuencia, el sentimiento religioso que brota por
vital inmanencia de los suefios de la subconsciencia, es el ger
men de toda reUgi6n y la rd%6n a.rimi.rmo de todo cuanto en
cada una ha,ya habido o haht-4.
Oscuro y casi informe en un principio, tal sentimiento
poco a poco y bajo el influjo oculto de aquel arcano principio
que
lo produjo, se robusteció a la par del progreso de la vida
hu.mana, de
lo que
es -ya lo dijimos- una .de sus formas.
Tenemos
así
explicado el
origen de
toda religión,
aun de
lo
sobrenatural: DJ> son sino aquel puro desarrollo del senti
miento religioso. Y
11adie piense que la católica quedará ex
ceptuada al nivel de las demás en todo. Tuvo su origen en
la conciencia de Cristo, varón de privilegiadísirna naturaleza,
cual jamás
hubo
ni
habci en virtud del desauollo de la in
manencia vital, y no de otra manera.
¡ Estupor causa oir tan gran atrevimiento en hacer tales
afirmaciones, tamafia blasfemia! Y, sin embargo, venerables
hermanos,
no son los i=édulos sólo los que atrevidamente
hablan así;
cat6Iicos hay, m6.s aún, muchos entre los sacerdo--
1445
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
tes que claramente publican tales cosas y con tales delirios
presumen restaurru'. la Iglesia! No se ttata ya del antiguo error
que ponía en la
naturaleza humana cictto derecho al orden
sobrenatural Se ha ido mucho más adelante, a saber, hasta
afümar que nuestra santísima religión, Jo misn;,o en Cristo
que en
nosotros, es un fruto propio y espontáneo de la natu
raleza. Nada, en verdad, más propio para destruir todo el
orden
sobtenaruml.
Por Jo tanto, el Concilio Vaticano, ron perfecto derecho,
decretó:
Si
alguno dijere que el hombre no puede ser elevado
por Dios a un . conocimiento y perfección que. supere a la
naturaleza, sino. que puede y debe finalmente llegar por sí
mismo, mediante un continuo progreso a la posesión de toda
verdad y de todo bl.en, sea excomulgado" (Pascemü, 7 y 8).
Evo1Ju.oi,onis,n.
El evolucionismo religioso (no se trata aquí del transformismo),
es el ptincipío que caracteriza a los progresistas y, en especial, a su
profeta.
Teilhard de Chardin, y a su grupo protestante de Tillicb,
Bulrman y Bonhoefer.
Para el pueblo sencillo le será algo difícil entender, a ptimera
vista,
este término. Sin
embargo,
Jo puede más o menos rompren
der si se Jo traducimos diciendo:
"Los progresistas afirman que las verdades religiosas pue
den
llegar
a tener un sentido dfatinro del que hasta ahora han
tenido en la Iglesia, por medio de la evolución del pensa
miento de la J-inmabidad".
4 1ucha progtesista en este frente es rabiosamente delirante.
No se .ttata yu de una presentación o ex:presión más aceptable,
o romo afirma
el
Vatiowo, enseñando la fe en forma más eficaz.
Los progtesistas aspiran a ooa transformación rotal de los roncep
tos, y han comenzado por suprimir lo que más molestaba a la so
berbia del hombre. A gtitos proclaroan que no hay pecado original,
que
se deben desmitizar · roncepros de la Iglesia primitiva, romo la
encamación y la resurrección, el alma, etc.
1446
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
Resumiendo, su teoría es ésta: la fe primitiva fue rudimentaria.
La evolución social la hizo progresar merced al perfeccionamiento
intelectual
y elevación del sentimiento religioro. Ciertos hombres
(profetas y Cristo) lograron nuevas experiencias. Para refutar a los
conttadictores, surgieron
los dogmas.
Así sucedió, según ellos, ron
Cristo,
al que
finalmente se
le tuvo
por Dios.
Lo mismo ocurrió con el culto y cou la Igl
cia
de
evolución, tienen necesidad de adaptarse a las circunstancias
história,s y a las formas de régimen social. Según ellos, la evolu
ción proviene del
choque de
dos
fuer>:as: la que estimula el pro
greso y la que pugna por la conservación.
La primera representada por individuos profetas, la segunda por
la jerarquía.
En el choque, ellos son las víctimas y la jerarquía es la que re
trasa el progreso. Aun después de reprendidos,· ellos insisten, o
porque
creen estimular la autoridad, o porque quieren cambiat la
conciencia mlectiva. Hasta aquí los progresistas, pintados de
manera inmortal por
San Pío X en los nwneros 25 y 26 de la Encíclica PtJScem/J.
El principio del evolucionismo progresista es Li destrucción toral
del cristianismo, ta;J cual lo hemos heredado.
El furor destructivo del evolucionismo progresista lo abru-ca todo:
La FILOSOFÍA, que quieren y llaman moderna, pero que no es
orra que
la de Kant y Hegel, de sigilos pasados, por tanto anticuada.
La TEOLOGÍA, que quieren basada en la anterior filosofía.
la CATEQUESIS, a la que despojan de los dogmas difíciles.
La LITURGIA y el Cm. TO, al que desean desacralizar, con el pre
texto de hacerlo asequible a las masas.
La ASCÉTICA, totalmente horizontalista, en la cuaíl se desprecian
las virtudes llamadas pasivas y verticales, como oración y mortifi
cación, y solamente se insiste en lo humanitario, beneficencia laica.
La VIDA SACERDOTAL, en la cual se suprime todo lo sacra! del
sacerdote.
la POLÍTICA, empujarulo al filwrui,xismo y a la revuelta contra
1447
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
los gobiernos consti
alabando toda insuJCrección como signo de autet1ticidad.
Escudiemos
al Magisterio F.desiástico condenar el Evolucionismo:
· Así, pues, V enetables Hennanos, según la doctrina y ,na.
quinaciones de los modernistas, nada hay estable, nada inmu
table en
la Iglesia.
Jln la cual senrencia les procedieron aquellos de quienes
Nuestro predecesor Pío IX ya escribía: «Esos enemigos de la
Revelación Divina prodigando estupendas alabanzas al pro
greso
humano,
quieren, con temeraria y sacrílega osadía, in
troducirlo
en
la religión católica, como si la rel:igión fuese
obra de los hombres y oo de Dios, o algún invento filosófico
que
con
trazas humanas pueda perfeccionarse»."
Cuanto a la Revelación, y a los dogmas, nada se halla de nuevo
en
la doctrina de los modernistas, pues es la misma reprobada ya en
el Sylltibu.r, de Pío IX, y énunciada así:
"La revelación divina es impeclecta y por lo mismo su
jeta a progreso continuo e indefinido, correspondiente a los
adelantos de la razón humana".
Y con más solemnidad en el Concilio Vaticano, por estas pa
labras:
"Ni, pues, la doctrina de la fe que Dios ha revelado se
· propuso
como un
invento filosófko para que la perfeccionasen
los genios humanos, sino como un depósito divino se entre
gó a la Esposa de Cristo, a fin de que la custodiara fielmente
e in,/aliblemente la declarase. De aquí que se han de retener
también los dogmas sagrados en el sentido perpetuo, que una
ve,: declaro
la Santa Madre Iglesia, ni jamás hay que apartarse
de él con color y nombre de más alta inteligencia; con esto,
sin duda, el desarrollo
de nuestrOS conocimientos, ann acerca
de
la fe, lejos de impedirse, antes se fudli Por ello,
el mismo Concilio Vaticano prosigue diciendo:
"crezca, pues, y progrese mucho e incesantemente la int
gencia, ciencia, sabiduría, tanto de los particulares, como de
1448
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
todos, tanto de un solo hombre como de toda la Iglesia, al
compás de las alades y de los siglos; pero sólo en su género,
esto os, en el mismo dogma, en el mismo sentido y en la mi&
ma sentencia" (Pascendi).
Y todo ello, con un frenesí delirante, y como ya advertía San
Pío X, usando el chantaje y las amenazas, de que si no se evolu
ciona de
acuerdo a sus indicaciones, la
Iglesia está en peligro de
muerte o
de disolución.
V
FRUTOS DEL PROGRES,JSMO.
Antropocentrismo.
Entre los ismos, fruto6 del progresismo, el más mortífero espi
ritualmente
es el llamado antropocentrismo.
La lógica es i=ibre: si el Agnosticismo niega la posibilidad
de conocer a Dios por la reve!lación, y para explicar loo hechos re
ligiooos recurre a la subconsciencia del hombre, por la troría del in
manentismo, y por medio del evolucionismo, faatlta al hombre hasta
para cambiar el sentido de loo dogmas religiosos, es natural y ló
gico que el centro de toda actividad, vida y conocimiento ya no sea
Dios sino el! hombre.
El antropocentrismo· es, pues, la tendenc,a orientada hacia el
hombre, como su p,inidpal objelivo de mterés, en sústitución de
Dios
como objeto
del
máximo interés de la hu~.
La Biblia es la historia del desarrollo de esta tendencia antto
pocéntrica.
La primera. tentación fue: "Seréis como dioses", así como las
sUGesivas tentativas del hombre de erigirse en divinidad, en Babel,
luego con Nabucodonosor, con Anríooo IV Epifanes ... La última
será desembocar en el An,i-Cristo, sea una persona o una idea,
que se enfrentará
al Hijo de Dios, Cristo Jesús,
acontecimiento con
¡,¡49
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
que se cerrará el ciclo «irreno de la Historia de la Salvación, en
cuyo estadio, es posible que estemos vivi,,ndo.
El mayor crimen de los progresistas ha sido introducir en los
medios religiosos
la
falsa alternativa entie: o Dios o el hombre.
Lo ha resuelto en favor del homb
ficar al
hombre con
Dios, para descender como en una resbaladilla
por el hori,¡ontalismo re!ligioso, para el cual, Cristo es cualquiera de
nosotros, y los menesteres relacionados con la promoción social y
temporal, como preferibles a los relacionados directamente con Dios,
como las virtudes de fe, esperanza, oración, mortificación, etc.
Y todo ello adornado con unos cuantos textos de la Biblia dis
torsionados y arrancados de su conteXtO.
Proclaman los progresistas: ¿No dice la E,;critura: "C6mo pue
des amar a Dios a quien no ve1, si no t111UM a tu hermano a quien
ves"? No se trata de amar o no amar, de interesarse o no interesarse
por la creamra, se trata de que la religión y la humanidad deben
orientatse ditectamente
hacia
Dios,
y no defotmar una religión di
rigiéndola • la filantropía social y al hombre como meta.
Dicen otros: "¿No seremos ¡uzgadas de acuerdo al amor efecti
vo hacia
los hermdOOs?" (Mateo ·25, 3). Así es, pero recordando
siempre que el principio del amor al prójimo es el amor a Dios.
Oigamos a éste respecto a Diettich von Hildebrand en El t»
bailo de Troya en la ciudad. de Dias, páginas 36-37:
1450
"Peto, desgrn:iadamenfie también aquí los católicos pro
gresistas quieren
reemplazar una actitud imperfecta del pa
sado por otra actitud mucho más peligrosa. Para acentuar el
genuino
interés con
que
deberíamos aceptar a nuestro próji
mo como persona individual, inrepretan lo de: «Cuanro hi
cisteis
a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí lo
hicisteis», lo interpretan -digo-cotno si estas palabras qui
sieran decit
que
el único camino para encontrar a Cristo, pasa
a través de nuestro prójimo.
El amor, que es una respuesta a Cristo mismo, al! infinita
mente ·santo, a la "i'ifanía de Ctisro, . queda reemplazado por
el amor al prójimo. El resultado de todo ello es que el atnor
de Dios queda relegado al trasfondo: no desaparece por oom
plero.
Fundaci\363n Speiro
EL PROGR]'.SISMO 11]'.UGIOSO
"Esta intetpretación, evidentemente, introduce· un error
extremo, ya que ignora el primer mandamiento, que es amar
a Dios. Y este deber d<, amar a Dios ocupa, después de todo,
el
primer
lug,,r. Por
muy equivocado que
sea restringit ex
clusivamente el amor po,ra Dios y neg,,r el vei:dadero amor
hacia nuestro prójimo, es mucho peor excluir el amor ditecro
de Dios.
"Más aún, la declatación de Cristo de que a El lo en
rontramos en cada uno de nuestros prójimos, pierde todo su
significado, si no entendemos que -con esas palabt-a.s--Cris
to quiere
hacer posible que amemos al prójimo, aunque -por
el cu:ácter de él (del pr6ji,mo)- no tengamos ra,ones para
amarlo.
La idea de que todo hombre es valioso, de que todo
hombre está
oreado a
semejanza de Dins, es una idea que que
da puesta
de
relieve por ,el hecho de que encontremos a Cristo
en
cada uno de nuestros prójimos. Pero esto presupone elata
mente el amor hada Cristo mismo, que en su sagrada huma
nidad es infinitamente
amable. · Y este P,est,fr!lélto es· 1" b,ise
del armw al pr6pmo.
"La caridad es imposible sin el amor ditecto de Dios en
Crist0. y
por medio de Crist0, sin la comunicación personal
(es decir, la comunión entre tú y un yo) ron Cristo. Est0 ja
más lo encareceremos demasiado.
"Tan
sólo en
esta rEll,;ción personal
con JesuctistO podrá
surgir la caridad de nuestra alma. Esto aparece muy manifiesto
en los Santos. "Desde
el primer momento en que oreemos que el amor
del prójitno
es
el único camino para amar
a Dios, esta
mos
reemplazando la caridad (en toda su gloria y sublitne
saotidad) por un amor simplemente humanitario del prójimo,
amor que
escasamente podrá recibit ,el nombre de tal, sino
únicamente el de
pálida benevolencia.
"Asimismo,
sería
una perversión afitmar que el versícu
lo de San Juan "Si alguno dice: runo a Dios, y aborrece a su
hermano, es un
mentitoso" (I
Juao, 4, 20),
significa que
ama
mos a Dios sitnplemente amando al prójimo.
"La verdad es que el atnor del prójimo
es, aquí, una prue
ba de nuestro verdadero amor de Dios en Ctisto y por medio
de
Crist0. Esta
prueba
itnplli:a dos
verdades: en
pritner lugar,
que
el amor
de Dios; en segundo lugar, que el amor del prójimo está en
raizado en
el
amor de
Cristo, y que -por
tanto-presupo
ne necesariamente dicho amor'".
1451
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Y a.lguno preguntará: ¿Qué dice la Palabra de Dios a este res
pecto del antropocentrismo?
Es bien clara y conmndente a este respecto: "Ama a Di-0'.f", este
es el más grande y primer mandamiento. El segundo es semejante a
éste: "amará, a tu pró¡imo como a ti mismo" (Exodo, 20, 1, y sigs.,
y Mateo, 22, 37-39).
Y, ¿cómo
denuncia el Magistetio Eclesiástico al
antropocentris
mo religioso, o la sustitución de lo divino por lo humano?
Escuchemos con
veneración a Paulo
VI:
1452
"Diremos más bien una palabra, una sola y rápida, sobre
el otro
fenómeno, que tiene lugar también en los ambientes
que
se
consideran religiosos y cristianos: el fenómeno de la
religión antropocéntrica, es decir, orientada hacia el hombre
como su principal
objeto de interés, mientras que
la religión
debe
ser, -poi: su naturaleza, teocéntrica, es decir, orientada ha
cia Dios, como a su primer y a su último fin (y después hacia
el hombre)
considerado, buscado,
amado en función de su ori
gen. divino
y
de sus relaciones y deberes que de aquél derivan.
Se ha
hablado de religión vertical y de religión horizontal;
esta seg,md,,, fNantrópica r ;ocútl, es lt, que prevalece hoy, en
el que
no tenga visMn_ soberana del orden ontol6gico, es d.d,r,
,ea/ y objetip_o, de lt, reUgMn. ¿Queremos acaso Ol'gar la im
portancia y
la
fueru que la fe católica atribuye al interés que
se
debe
al hqmbre? En · absoluto, no. -Ni tampoco queremos
atenuar este_ interés, que para nosotros, cristianos, debe ser en
sumo grado y continuamente obligatorio: bien recotdamos que
seremos juzgados según
cl amor efectivo que habremos teni
do a· nuestro prójimo, especiallmente al necesitado, al que su
fre,
-al que está caído (Mateo, 25, -31 y sigs.).
"No tenemos ninguna reserva que ha= sobre este punto.
Pero debernos
recordar siempre
que
el principio del amor al
prójimo
es el
amor a
Dios.
Quien olvidase la razón por la
cual debemos llamarnos hermanos de los hombres, a saber:
la común paternidad de· Dios, podría, en un momento dado,
olvidarse de
los deberes gravfsimos de
tal fraternidad, y po
dría descubrir -en el propio semejante no ya a un hetman0,
sino a. un extraño,-a un -_rival, un_ enemigo. Dar en la reUgión
lt, primacía a la tendencia humanitaria lleva el peligro de t1'ans
formar
lt, teo/o gla en socio/o gla y de olvidar lt, fundt,mental
¡erarquía
de los seres y de los valores: «Yo soy el Sefior tu
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RBUGIOSO
Dios ... , no tendrás otro Dios fuera de MÍ» (Exmlo, 20, 1 y
siguientes). Así, en el Antiguo Testamento y en el Nuevo,
Cristo nos
enseña: Ama
a Dios ... , éste ,es el
más grande y el
primer roaodaroi,.nto. El segundo es semejante a éste: «Ama
rás a tu prójimo corno a ti mist00> (Mateo, 22).
"Y no se debe olvidar que tal primada concedida al in
rerés sociológico
sobre el teológico propiamente
dkho, poede
dar lugat
a
otro inconveniente peligtOSO, que cnsiste en adap
tar la doctrina de la Iglesia a crirerios humanos, postergados
los criterios intangibles
de la Revelación y dd Magisterio
oficial
eclesiástico.
'"Que el celo pastoral conceda preferencia práctica a la con
sideración de
las necesidades humanas, frecuentemente tan gra
ves y tan urgentes, se puede admitir y aconsejar, siempre que
tal
consideración no
comparta una
devaluación
y una degra
dación
de la preeminencia
y de la autenticidad de la ottodoxia
teológica.
"La fe, aceptada y practicada, no es una evasión de los
deberes de la eatidad y de las gtandes y urgentes o=idades
de
orden social:
pot el contrario, es su .inspiración y su fuer
za. Es también el remedio contra la tentación de caer en el
temporalismo, esto es, en el predominio de los intereses tem
porales, del
cual la religión debería verse libre hoy más que
nunca, y contra "' otra tentación 1'IUÍf grave de ·querer instrJN
rar un nuevo o,-den Jocial .tin caridad, sino con k, violencia,
sustituyendo uo dominio prepotente y egoísta por otro con
siderado como inservible o
injusto.
' 1Una moral sin Dios,
un cristianismo sin Cristo y sin su
Iglesia, un humanismo sin el auténtico conrepto del hombre,
no nos conduce a buen fin" (Pablo
VI, Audiencia General, 1
de julio de 1968).
"Pero la búsqueda del hotnbre ideal, del hombre perfecto
difiere bastante entte las dos cono,pciones, la cristiana y la
profana . . .
La concepción cristiana patte de premisas cons
cientes siempre de la dignidad del hombre y de su perfecti
bilidad,
pero fundada también sobre una doble observación
negativa, derivada la una de
la herencia del pecado original
que ha mancillado la misma
naturaleza del
hombre, dando
origen a desequilibrios, deficiencias, debilidades
en el com
plejo de
sus facultades; denunciando la otra la incapacidad de
las
solas fuerzas huroaoas para alcanzar la verdadera perfec
ción, aquella que es también necesaria al hombre para la sal
vación, o sea el insertatse de su propia vida en la de Dios,
1453
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
.mediante la gracia. F.s, desde estas premisas, precisamente me
diante la gn,cia y mediante un paciente aprendiuje de virru
des natw:ales
y sobrenaturales, como la concepción de la per
fección cristiana se desarrolla después vicroriosamente; la per
fección
se hace posibk; progresiva y llena de confianu en su
objetivo
final. La otra coooepción, en cambio, la que llama
mos total, parte de premisas optimistas: el hombre nace sin
impetfecciones
morales
congénitas, es
naturalmente bueno
y
santo y, ayudado por una educación que le pennita un libre
desarrollo, posee bastantes medios para alcanzar con plenitud
su
fotma ideal, con tal que
el ambiente circunstante no atente
contta
la espontánea expresión de sus facultades; pero la e,:
periencia desmiente demasiado a menudo este optimismo, que
cede pronto a
una visión pesimista, realista la llaman, de la
que la !itetatura y la psicología ofrecen hoy bien ttistes docu
mentos"
(Gaudium et spes, núm. 10).
Si es cierto lo de. los "ciclos históricos", hoy, en la fe, se está
repitiendo el ciclo histótico de los tiempos macabeos: Si entonces
se intentó
helenizar la fe de
Israel, y cambiar su contenido, hoy otto
poder ptepotente está intentando cambiar el contenido de nuestta
fe, por otto contenido
más de
acuerdo a
la "evolución de la histo
ria": lo mismo que buscaba Antíoco N.
La respuesta macabea.·fue: "Aunque todas las naciones que for
man el
· imperio abandonen el culto de sus padres y se sometan ante
vuestros mandatos,
yo, y
mis hijos y mis hermanos, viviremos en la
a1ianu de nuesttos padres. Líbrenos. Dios de abandonar la ley y sus
preceptos. No escucharemos las órdenes
del rey
para salirnos de
nuestto
culto,
ni a la derecha ni a la izquierda.
"Alz6 luego el grito Matatías en la ciudad y dijo: «jTodo tl que
sienta ctlo por
la Ley y sostenga la alianza, sígame!». Y huyeron él
y
sus hijos a
los montes, ~bandonando todo cuanto tenían en la ciu
dad. Entonces muchos que suspiraban por la justicia y el juicio ba
jaron al desierto para habitar
allí'' (I Macabeos, 2,
19-30).
Desacralismo: Un ejemplo de. la Biblia.
Un poder que . tiene muchas semejanus y puntos de compara
ción con el de Antíoto N Epifanes, una. vez más, a lo largo de la
1454
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RJJUGIOSO
historia, repite el intento de
las leyes. Esre nuevo poder es el progresismo.
En aquel intento de desacralización en tiempos ma:cabeos, el
clero de
su
tiempo, como nos refiere la Biblia, fue el primero que
apostató
'Y el mayor culpable de la desacralización, con grandes pa
recidos a la hora actual. Oigamos la Palabra de Dios.
"Así cundió en alto grado el helenismo y progresó la in
troducción de
costumbres
extranjeras por
la
desalmada. actitud
del 4npío, más que sumo sacerdote, Jasón. L1>s sacenlotes ya
no
,e p,eocupában del seNJicio del altar, antes moswando poca
estima del
templo
'Y descuidando los sáerificios, se ap,-esuraban
a tomar parte en los ejercicios prohibidos, del gimnásio, en
cuanto
eran invitados a lanzar el disco. Desdefiando los propios
honores, estimaban en mucho las distinciones de los gentiles.
Por 1o cual vino sobre ellos la gran calamidad ... No es cosa
de poco, ni que se haoe impúnernenre, violar las leyes divi
nas" (II Macabeos, 4, 13).
Aquellos
sacerdotes "modernos" del tiempo macabeo represen
taban el progresismo de su hora. Estaban convencidos, como los de
ahora, que el fururo les pertenecía a ellos y DO a un pufiado de lo
cos conservadores, integristas o tradicionalistas de su tiempo, parti
darios
de
los macabeos, gente "out". Querían adaptar a la hora
suya el mensaje
salvífico, .actuar de acuerdo a la historia, llegar al
"hombre de su época" y eso. es lo que les impidió llegar al hombre
de todas las épocas, y por ello sentimos lástima de su intento fru&
ttado.
He querido com~ recordando este pasaje inmortal de la Bi
blia,
porque estoy
convencido
de que entre los desacralizadores ca
tólicos,
hay un grupo que con la
desacralización busca
la sobreviven
da de
la
religión en esta hora confusa. Y su fatalismo DO tieue en
cuenta
la libertad humana, capa,; de hacer cambiar los arontecimien
tos, ni la voluntad y ayuda divina, cuando nuestra actitud se ajusta
a la verdad.
Cierto clero, algún obispo y muchos seglares, obsesionados por
el temor a Jo sagrado y sin pensarlo, se han colocado a la van
guardia
de la
desacralizaci6n. Por huir del pontificalismo han caído
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
en el chabacaoisrno Oigamos a Dietrich voo Hildebraod en una pá
gina maravillosa a este respecto:
1456
"Esta antipatía hacia el pontificalismo tiende a hacetles
ciegos ante el grave peligro de la indulgencia consigo mis
mos, y ciegos -robre todo-ante el proceso de desactaliza
ci6n que carácterim a nuestro mundo moderno. Parece que no
se dan cuenta de la elemental importancia de lo sagrado en la
religión. Y, as~ embotan el sentido de Jo sagrado y con ello
minan y socavan la verdadera religión. Su enfoque democrá
tico les
hace menospreciar el hecho de que en todos los
hombres que tienen
anhelo de Dios hay también anhelo de
lo
sagtado y un sentido de diferencia entre lo sagrado y lo
profano.
El obrero o el campesino tienen este sentido, exactamen
te igual que el intelectual. Si el individuo es católico, desean
hallat en la Iglesia una atmósfera sagrada. Y
do verdad, trátese o
no de un mundo
urbano e
industrial.
El
individuo será capaz de distinguir entre el «arriba» esotérico
y el «arriba» divino. No se sentirá oprimido ni mucho me
nos, por el hecho' de que Dios esté infinitamente sobre él, de
que Cristo sea el Dios hombre. Mira gozosamente a la Iglesia
con
su autoridad divina. Espera que todo sacerdote, como re
presentante de la Iglesia, irradie una atmósfera distinta que
la del laico de la calle.
Muchos sacerdotes cre,,n que el reemplazar la atmósfera
sagrada
que reina, por ejemplo, en los maravillosos remplos
de la Edad Media o del barroco, en los que se celebraba la
misa en latín, po, una atmósfer" ,profana, funcionalim,, neu
tra y monótona, ha de capacitar a la Iglesia para encontrarse
en
amor con
el hombre sencillo, Pero esto es un error funda.
mental. Será algo que no llene los más profundos anhelos de
ese
hombre.
Le ofrecerá piedras, en vez de pan. Esos sacerdo
tes en lugar de combatir la irreverencia ( que se halla hoy tan
difundida), conttibuyén de hecho a difundirla más. No entien
den que el
pontificalismo esotérico es realmente una forma de
secularización
y de que su verdadera antítesis es la unción
santa que todos los · santos poseían: el espíritu de respeto, la
fusión de
la humildad con un
comportamiento apropiado al
sagrado oficio.
La experiencia dirá a todo el que tenga ojos para ver y
oídos
para oír, que un solo sacerdote santo atrae más almas
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRJJSISMO RELIGIOSO
para Cristo, especialmente entte las personas sen.cillas, que los
que tratan de acercarse má., al pueblo, adoptando una actitud
que carezca del sello de su oficio sagrndo" (El Caballo de
Troya
en la ciudad de Dios, págs. 153-154).
l. Si por sacrali,:ar se inren1'1Be decir, dar categoría o ttatru:
corno divinidades a cosas creadas o humanas, que es el pecado por
excelencia en la Biblia,
y en contra del primer mandamiento, llá
mese esto idolatría, fetichismo o cualquiera de sus derivados, sería
entonces
aplaudido el
movimiento de desacrali:mción.
2.
Pero como
las reorías poco valen si no van avaladas por la
práctica, que es lo que descubre las verdaderas intenciones, la des
acrafuación, tal
como la han emprendido los
progresistas, es: lA
s,q,resi6n, d,sminuci6n o desprecio de todo lo que tiene categorla
religiosa en beneficio de lo no religioso, como puede ser lo ético o
lo puramente social,.
l'ero nuestro pueblo no va a eotender lo dicho. Reco«lemos que
la gente
sencilla, cuando responde a una pregunta que no sabe de
finir· con palabras, hace un gesto que lo ex,plica todo. Si tú le pre
guntas qué es una escalera de caracol, el pueblo no responde con
definiciones, sino que exclamará: es una cosa que hace así (y, eo
tretanto, mueve
en
cfrculos en
espiral,
su dedo índice).
Ejemplos
vivos de desacrali:mci6n:
-
En vez del diálogo con Dios, por la oración, lectura de la
Biblia
y adoración, sustituirlo o propugnar por el diálogo con el
hombre,
y reducir el cristianismo a la beneficencia. ¡ El que no es
cucha a Dios no tiene nada que decir al mundo!
-En vez de
la
liturgia, en
su
atmósfera sagrada y ecksial, sus
tituirla
o propugnar
por "sBNJicios religiosos", en cualquier patio
de vecindad,
acompañados de
melodías de
café cantante.
-En
vez de los
textos sagrados
litúrgicos, propugnar por la
ramplonería de
las improvisaciones personales, tipo pentecostal, so
pretexto de adaptarlas a los tiempos, con "jazz" o "rock and roll".
1457
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Algunos llegan a protestar de que la formulación del "Gloria"
está llena de expct'eSiones fastidiosas, que alaban y glorifican a Dios,
siendo así que deberían hacer mención (dicen los progresistas) de
las
circunsmncias de nuestra vida cotidiana, como huelgas, desempleo,
partidos poUtiros, etc.
- En vez del amor al Papa, a María y a los Santos, supresión
o
burla de
sus imágenes
y actos de
piedad en Sil honor, como pere
grinaciones, novenas, rosarios, escapularios, festividades, so pretex
to de que Dios no necesita intercesión o barreras entre El y nos
otros.
- En vez del ideal de santidad del cristianismo, propugnar o
sustituirlo
por actividades puramente humanirarias y sociales.
- En_ vez de la c!ef~ de la Iglesia, con el pretexto de "anti
trit,nfaUsmo" ,_ el mostrar, con un derrotismo repelente, los lados
débiles del pueblo de Dios; condenando el pasado de su Iglesia, no
corno humillación propia, sino como
acusación al pasado de los de
más, para imponer SllS teorías progresistas.
- En vez de
proclamor el honor de ser cristianos, sentir ,orno
una especie de culpabilidad por el hecho de serlo, para borrar fron
reras entre lo ""grado y lo profano. No se atreven a hablar de la
vida eterna, como si_ elle, fuera equiwlente a apartar de las tareas
temporales. No se atreven a hablar de la oración, para que no los
tilden de
evasión.
"No
se atreven a hablar de Dios, como si Dios ronstituyera
una _ alienación. Quieren pasar inadvertidos, confundirse con
los
demás, borrar las fronteras entre Iglesia y mundo, sacer
dote y laicado, entre la fe y el humanismo" (Desacr«lizaci6n
o Evangelizaci6n, Cardenal Danielou, 11).
Los ejemplos anteriores solamenre son algunas muestras que al
aflorar al exterior, denuncian el cáncer que corroe el -alma de los
progresistas. Su
planteamiento entre
lo sagrado
y lo profano es un engaño,
quieren que lo sagrado -sea algo meramenre interior, en medio de
una sociedad profana. Pretenden que desechemos de la vida religio-
14~8
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RBUGIOSO
sa toda manifestación o actividad aterior romo: liturgia, asambleas,
fiesras, templo, catequesis, estudio.
"Para ellos el primer paoo es menospreciar templo, fiestas,
liturgia . .. Hay quienes desearían suprimir las fiestas y ro
merías porque ven vestigios de paganismo. Ni lugares ni tiem
pos para -Dios. Un cristianismo sin otra manifestación que la
de set hombres y ayudar a los
demás a ser hombres, pues, afir
man,
lo
demás es mitología. La desacrafü:ación del culto está
en buen camino,
vendtá luego la desmiti7.ación del dogma y
culminará en la desmitfaación de la moral. Entonces la reli
gión habtá desaparecido en sus apariencias y. se refugiatá en
las profundidades"' (De,acralizaci6n o Evangelización, Car
denal Danielou).
Esl"e es el terrorismo inl"eleaµal que nos quieren imponer los
progresistas
en cuanto
a !la.desacralización.
Pero
la doblez progresista se ,lesenroascaro. sola, lo que buscan
no es la desaparición de los
"mito," sino la imposición de sus mitos.
Cuando habló Jesús a sus discípulos acerca de la Eucaristía, mu
chos de sus discípulos se alejaron exclamando: "Son duras e,ta, P~
láb,a,. ¿Qmén
puede escucharla,?".
Los filósofos griegos, en el Areópago de Atenas, se bw,laban de
San
Pablo,
cuando ésl"e les anunció la resutrección.
Con ello quiero
afirmar que la fe
y la religión que viven en un
plano
sobtenatural, nunca serán aceptadas de buena voluntad por
el hombre, sin el toque de la gracia, pues, como afirma San Pablo
a los Corintios en I Cor. 2, 14: "El hombre ammal no puede wm
prender la, cosa, de Dios ... , son pare, él locura".
Digamos, pues: la desacralización promovida por los progresis
ras, una de doo:
a) O tiene por objeto destruir la religión, lo que en algunos
parece confirmatse por su alianza intelecrual y política con los más
feroces propugnadores del ateísmo o anticatolicismo.
b) O tiene por objeto "h,mumizr,r" la religión, desprendién,
dola de los dogmas y prácticas religiosas más difíciles, para adap
tarlas al hombre, en un plano que excluye lo sobrenatural.
En el primet caso ,;u actitud es satánica. En el segundo es ridícu-
1-iS9
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOllNA
la, pues las afirmaciones de la fe han sido siempre un e,cámhio P"'ª
el
hombre
carn,,/. La locura y el escándalo de la cruz, lo que muchos
quisieran borrar para interpretar la religión en función del hombre
moderno, hfx!onista y carnal en lenguaje bíblico.
¡ Y qué nos dice el Magisterio acerca de esta pérdida del sentido
de lo sagrado! Escuchemos a Paulo VI:
"Porque, vosotros lo .abéis, la hora lúst6rica y espiritual
que la Iglesia está atravesándo, especialmente en algunos paí
ses, no es serena; y esto es tanto para los pastores de la Iglesia
como
para Nos motivo de viva preocupación y, a veces, de
grandes amarguras.
Y ello no
s6lo porque
todo
el mumlo mo
derno va desprendiéndose del sentido de Dios, pagado como
está de la riqueza de sus conquistas en el campo científico y
técnico, no ya. porque éstas exijan -«la muerte de Dios», como
alguien
ha dicho con expresión desgraciada, porque ,exijan una
men1>!lidad atea y alejada de toda religión; tales progresos ca
racrerlsticos del mundo moderno exigirán, en cambio, un más
alto, más penetrado, más adorador sentido de Dios, una reli
gión más pura y más viva sobre los vestigios del saber huma
no,
no
sólo, decimos, por esta práctica apostasía religiosa tan
difusa, sino también, y con relación a la sensibilidad de quien
tiene
responsabilidad en la Iglesia, por la inquifetud, especial
mente, que turba algunos sectores del propio mundo católi
co"
(Paulo VI, 25 de abril de 1968).
Debemos distinguir entre .lo mundano, lo secular, lo humano y lo
natural de aquello que es lo
sobrenatural
- Los bienes naturales_ contienen un mensa.je de Dios, son res
plandor de su gloria. Bienes materiales, éxito, etc., puestos al servicio
de
orros bienes, más altos, nos pueden llevar a Dios, y como cris
tianos debernos intentarlo.
- Los bienes sobrenaturales son los
recibidos por
Dios, gra
tuitamente.
Gada uno tiene .los suyos, que
debe poner al servicio de
los demás y
ha,:erlos fructificar ..
1460
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
Anre algunos abusoo ascéticos anteriores, los progresistas se han
lanzado por la re.sbaladWa de lo facilón.
Bien está que contemplemos en los bienes secu!art,s el mensaje
del
siglo
y los eternos, hay un abismo que nadie puede franquear.
La Iglesia, como lo hace la Constitución "Gat«Uum et spes" no
tiene miedo de
reconocer los valores del mundo
profairo. Es más,
distingue entre laicidad, esfera propia de las realidades temporales,
y laicismo o secularismo (exclusión de referencias religiosas y mo
rales
en la vida humana).
Secularismo ser/,, la tendencia a rechazar el val
brenatural como el primer valor de la vúk,, y de la vid,, rel;giosa en
espedal.
Ello lleva a una vid,, que se /aidza y, finalmente, ,e ateíza.
Esta secularización ha hecho sucumbir a menres débiles, incluso
católicas,
que hablan de
desacralización, de
purificación, de
madu
rez,
de nuevos
compromisos, finalmente de la muerte de Dros; en el
sentido de la desaparición de Dios en la vida pública, y lo que es
más triste, lo aprueban.
El /aiciJmo, o sea el propósito de prescindir de Dios, es la fór
mula que hoy está de moda.
El ateísmo se introduce deopués como la forma religiosa, es de
cir, absoluta. del laicismo.
Nuestra actitud.
Frente al secularismo, nuestra actitud cristiana debe ser:
l. Respeto
y aprecio de los bienes naturales en sí, romo ver
dad,
belleza, arte, etc. y utilizarlos como auxiliares para alcanzar Ia
vida eterna.
2. Preferencia, según la línea evangélica, de los bienes sobre
naturales, como lo vernos en las palabras de Jesús al joven rico:
"V ende cuanto lienes .•. y tendrás un tesoro en el cklo" (Mateo,
19, 21). Y la oración litúrgica: "Que aprendamos a despr0CÚW las
cosar de esta #erra y amar las del cielo··. O las paiabras de San Pa-
1461
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
blo a los primeros fieles: "Buscad lar coselJ de dl'1'Íba" (Colosen
ses, 3, 1).
El Magisrerio Eclesiástico ha rechazado continuamente el seru
larismo.
1462
"Nos parece oporn,no llamar la atención a este respecto
sobre puntos
!loctrinales: el primero es la dependencia de la
caridad pata con el prójimo, de la caridad pata con Pios.
Conocéis los asaltos que sufre en nuestros días esta doc
trina de clarísima .e impugnable derivación evangélica: se quie
re seclllariz,,,. el cristiani.rmo,
p,.,tmdo por alto sa esencial re
ferencia a
la verdad religiosa, a la comunión sobrenatural con
la inefable e inundante caridad de Dios para con los hombres;
su referncia al deber de la respuesta humana; obligada a osar
amarlo y llamarlo Padre, y, en consecuencia, llamar con toda
verdad hermanos a los · hombres, · para librar el cristianismo
mismo de aquella forma de neurosis, dicen, que es la religión.
Para evitat toda preocupación teológica y pata ofrecer al ·cris
tianismo una nueva eficacia, toda ella pragmática, la sola que
pudiese
dar la medida de su verdad, y que lo hiciese aceptable
y operante en la moderna civilización profana y recoológica"
(Pablo
VI
en la inauguración de la II Omferencia General del
Episcopado
Latinoamericano).
( Continuará}.
Fundaci\363n Speiro
(ÜRÍGENES, DESARROLLO Y CRÍTICA)
P. MANuBL MOIJNA,
IV
RAICES DEL PROGRESISMO
ÁGNO STICIS M o-lNM ANENTISM O•
EVOLUCIONISMO.
l. Actitud previa.
Sería un atrevimiento ridíatlo, además de una actitud antievan
gélica,
el
que
una persona privada se atreviese, por sí misma, a se
ñalar a una doctrina o a un grupo de persollllS, sin más llli más, y
proclamar que los sefia:lados por él se identifican con el mal.
Nuestra actitud es diferente, pues, al señalar las . raíces y los
frutos del progresismo, Jo hacemos . de manera ortodoxamente ca
tólica:
l. Apoyarse no en juicios privados sino en el Magisterio.
2.
Denunciar el error,
pero amar a las personas equivocadas.
3.
Guiados
por la experiencia, comparar Jo que afirma el Ma
gisterio Eclesiástico, acerca del error y descubrir la actuación del
mismo, sobre
grupos y · personas determinados.
4. Guiados por el Magisterio llclesiástiro, ronocer la naturaleza
del
error y su condenación por la Iglesia y no fiarse de juicios par
ticulates.
1433
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
5. O,nside.rar que el silencio sobre esto es pecado de omisión,
encubrimiento y cooperación al mal.
6.
Aun así, desconfiar del propio juicio, ser leales con nosotros
mismos
y después de ocudir al Magisterio, acudir al Evangelio y a los
santos que vivieron el Evangelio para normar la conducta y evitar
los
personalismos.
7. Aun después de hecho todo lo anterior, cabe en todos un
margen de pasión humana, que
puede
ofuscar momentáneamente,
y que si existe un mínimo de sinceridad y humildad, estará uno dis
puesto a reconocer en el acto.
En este clima espiritual de servicio a la verdad y de acto de
caridad suprema,
que es el
apartar del er¡-or y del mal, comenzamos
la parte más difícil de este tratado.
II. El Magisterio Ecleeiáatieo . C!)Ddena solemnemente al mo
dernismo-progresismo.
Hemos
visto con anterioridad la historia del modernismo-pro
gresismo
y la naturaleza del mismo.
Antes de· pasar adelante escuchemos algunas condenaciones al
mismo, por el Magisterio Eclesiástico, de todos los Papas desde el
comienzo del error
hasta la hora presente.
l. El Progresismo, hijo directo y legítimo del Modernismo, fue
condenado
solemnemente en
la Encíclica
Pascendi, de San Pío X, el
8 de
septiembre de
1907,
al cual llama "síntesis de todas las here
ilas"
y a los modernistas "los peo,-es enemigos de la Iglesia".
San Pío X asestó duros golpes a este error, lo que obligó a sus
secuaces a mantenerse en la clandestinidad.
2. El Papa sucesor, Beoed:icto XV, en su primera Encíclica
Ad Beatissimi del 4 de noviembre de 1914, renovó la condenación
con estas palabras:
•
1434
"Así se engendraron los monstruosos errores del moder
nismo, que nuestro predecesor
llamó justamente cslntesis de
Fundaci\363n Speiro
EL PR.OGRESISMO R.ELIGJOSO
rodas las herejías» y condenó solemnemrote, y Nos, venera
bles
hermanos, renovamos aquí esta oondenaci6n".
3.
Le sigue Pío XI, quien, también ro su primera Encíclica
Uln A,c,m,, declara condroando al Modernismo:
"E.sos mismos, luego hablan y obran como si ya no hu
biem.n de seguirse, como si ya estuviesro anticuadas las en
señanzas
y prescripciones tantas veces inculcadas por los Su
mos
Pontífices". "Todo ello constituye una especie de
«mo
dernismo» moral,
jurídioo y social que reprobamos enérgica
mente,
lo
mismo que
el
modernismo dogmático".
4.
El Papa
sucesor, Pío XII,
en su Encíclica
cumbre, la Humtr
ni Generis, del 12 de agosto de 1950, reprueba vigorosamente los
errores
del
Modernismo, que
ya
para esa fecha estaba formando la
Nuwa Teologla oon teodenciss de Evolucionismo, Existencialismo,
Relativismo,
Historicismo e Irenismo.
Dentro del grupo existlan hombres de
buroa voluntad,
tales
como Danielou,
De Lubac y otros que al darse cuenta del engaño,
han regresado al ra:ro camino de la ortodoxia.
5. Con
la proclamación de Juao XXIII y la convocaroria del Va
ticano II, tuvo
lugar un
esfuerzo sin
parangón del Modernismo, lla
mado
ahora Progresismo, para apoderarse de toda la Iglesia. Para
ello,
el Progresismo, se ha aprovechado de
las nuevas medidas
de
roletaocia y diálogo, dejando
sin efecto las medidas disciplinarias
de
Sao
Pío X
y Pío XII. Esta
actitud comprensiva,. más prudente
Jmroaooroente hablando,
ha
desembocado en la tremenda coovulsión
que sacude a
la Iglesia, y que
según Pablo
VI,
liare que el rostro
de
la misma se vea surcado por el "sufrhnient", la ansiedad y las
lágrimas".
6. Paulo VI, al igual que todos sus antecesores, sigue condroan
do al Modernismo-Progresismo. En su primera Encíclica Ecclesúim
.sumn, afirma:
"Todos saben por
igual que la
humanidad en este tiempo
está en vías de grandes
ttansformaciones, alteraciones y pro-
1435
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
greso, que cambian profundamenre, no sólo sus formas exte
riores de vidi,, sino también sus modos de pensar.
Todo ello, como las olas del mar, envuelve y sacude a
la Iglesia misma; los espíritus de los hombres que a ella se
confían, están
fuertemente influidos por el cliroa d.,J. mundo
temporal; de tal manera que un peligro de vértigo, de amr
climieoto,
de
aberración, puede sacudir su misma solidez e
indu¡:ir a muchos a ir tras los más extralíos pensamientos,
imaginando
como si 1a ·· Iglesia debiera renegar de sí mis
má y abra>,a,, novísimas e impensadas formas de vida. Así,
por ejemplo, el
fen6meno modernista, que aflora en diversas
tentativas de
expresiones heterogéneas, extrañas a la auténti
ca reulidad de
la
religi6n car61ica".
III. El origen de la confusión acmal
La aplicación
de 1.os documentos del V atican.o 11.
Si pregunramos a un progtesista, de buena fe y sincero acerca
de su actitud doctrinal, su respuesta rápida será que acepta íntegra
mente
el Credo
y que es car61ico, . apoor61ico y romano.
El progresista, sincero o no, acepta ínregramente toda la termi
nología tradicional car61ica, para transbordar sus reorías y darles un
nuevo contenido
y significado. 1ls más, en el campo socio-político,
ha adoptado la terminología .marxista, para de acuerdo a 'las necesi
dades,
darles un sentido u
otro a
las
frases, palabras o "slongas".
Por
ejemplo, el
término "&ondentización", de puro corte leninista,
siempre en
boca de los progresistas.
El origen, pues, de la confusi6n estriba:
l. En que a los mismos términos se les da distinto significado,
según se trate de un
progresista o
de otra
persona.
2.
En la
corrnpci6n qne los
progresistas
han introducido al
presentar las finalidades del Vaticano IL 1ls preciso que antes de
pasar adelante, recordemos la finalidad del Vaticano II de acuerdo
a las palabras de Juan XXIII . en el discurso de apertura, números
13-14-15.
1436
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
"Lo que principalmente toca al Concilio Ecuméniro es
esto:
que
el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea cus
todiado
y ensefiado en forma cada vez más eficaz. Tal doca,i
na mm¡,rende al hombre entero, mmpuesto de alma y cue,,po,
al cual, romo peregrino que es sobte la tiein, le ensefia que
debe
aspirar hacia el cielo.
Ha dicho el Señor: Buscad primero el Reino de Dios 1
,,, ¡u,lida. Estas palabrar exp,-esan la dwección
hllCÜ< la que
deben moverse nueslf'os pensamientos
'Y nueswas fuerzas, pero
no han
de oh,;darse las o,ras pak,bras de este precepto del
Señor • . • 'Y todo lo demás se os dará p01' añadidura.
P01' esta raz6n, la Iglesia no se considera inerme ante el
progreso adm.rable de lo, descubrimi-entos del ingenio huma
no
'J ha sabido estimarlos debidamente. Mar, auxiliando estos
des,.,,.ollos, no deja de advenir
a los hombres que, p01' en
cima de las cosas 1/hw/e,, vuelvan los o¡o, a Dios, fuente de
todo sahiduria
'Y de toda befleza, 'Y no olviden ellos, a quienes
se di¡o: poblad. la
tierra 'Y domm,,JJa, el gravtsimo precepto:
Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás. Con un obje
to:
evitat que la a.tracción fuscinadora de las .. rosas impida el
verdadero ¡,rogteso.
Después de esto es claro lo que se espera del Conoilio,
por cuanlo a doctrina se refiere. Es decir, el Concilro Ect#mé
nico XXI que se servirá del ufkaz e imp01'tante auxüio de
aquellos que sobresalen por su
ciencia en las di.rcif,tina.r ,,..
gradas, por ,,, experiencia en el epostolado 'Y en la 01'ganiz11-
ción
quiere transmitir la doca,ina pura e íntegra, sin atenua
ciones, que durante
veinte siglos, a pesar de dificultades y de
luchas,
se ha ronvertido en
patrimonio
mmún de los hombres.
Sin embargo, de la adhesión renovada, serena 'Y wanquila,
a todas
las enseñanzas de la Iglesia, en ,,, integridad 'Y preci
nón, comq eparecen en
las actas conciliares de Trento 'Y del
Vaticano sobre todo, el . espíritu cris#iimo, cat6lico 'Y epost6-
Uco de todos espera que ie dé un paro adelante hacia una pe
newación doctrinal ,, una formación
de las conciencias que
esté en co"e,pondencia más
perfecta con la fidelidad a la
auténtica doclf'ina, estudiando ésta 'Y poniéndola en confor
midad con los medios de la invesdgación 'Y con la exprenón
literaria que exigen los métodos acwales.
Una rosa es la sus
tancia del
"deposit11m fidei", es decir, de las verdades que
contiene nuestra venerable doctrina, y otra la man-em como
se
expresa: y de ello-ha de tenerse gran-cuenta, con paciencia,
1437
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
si fuese necesario, ateniéndose a la., normar y exigencias de un
magisterio de C11Tácler pre,;alem.-. pastMal".
Es necesario que, después de la lectura de la finalidod del Va
ticano II,
expresado por el Pap¡, Juan XXIII, reduz.camos su pensa
miento a unos puntos de apoyo para adherirnos a él.
l. · La doctrina <=atólica permanece íntegra, sin =bio ningu
no. Debe distinguir.se entre "el dep6sito de lt, fe" y la manera como
se· apresa.
2. La doctrina debe ser enseñada en forma cada vez más eficaz,
esperándose un paso adelante en la penetración doctrinal.
3. La salvac:ión es para el hombre íntegro, cuerpo y alma,
ltbierto al progreso humano.
4.
En la · consecución del· fin salvífico, debe haber jerarquía,
buscarse
primero el Reino de Dios y su justicia .. . recordando el
gravísimo precepto, "adorará, al Señor tu Dios y a El 16/0 ,ervi
rás",
para evi= que "/,, atiacci6n fascinadora de la., cosas 11iiibles
impida .el 11...dadero progreso".
ProgresistaS y no progresistaS estarán de acuerdo en lo ante
rior
.
.;Dónde está el punto de arranque de los dos <=aminos?
a)
En el crm,po · doctrinal: pues los progresistas, aprovechándose
de la necesidod de una mayor penetración en la doctrina, no se fun
dan en la Revelación Divina.
b)
En el crm,po práctico: pues los progresistas ponen el énfasis
en
el hombre, dando la primacía a lo humanístico en detrimento de
la primacía cristiana de lo espiritual.
e) En lt, formulaci6n de su, ideas: pues a la terminología tra
dicional católica le dan otro significado, en un transbordo de ideas
paganismo-cristianismo.
Como se ve,
la
doctrina de
la Iglesia desde
el Concilio de Jeru
salén, hasta la del Vati<=ano II, permanece incólume e invariable,
pero los modernistas progresistas, so
preteno de "aggiomamemo",
están haciendo tabla rasa del significado que ha tenido esa doctrina
1438
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
en el pasado, proponiéndonos una nueva religión, que sólo a>nser
va
del pasado algunos
nombres
y términos:
"Está claro que la Iglesia se enfrenta (l)ll una grave cri
sis.
Con el nombre de la nueva Iglesia, Iglesia posconciliar,
está tratando ahora de establecerse una Iglesia distinta de la
de Jesucrjsto: Una sociedad antropocéntrica, amenazada; por
la apostasía irunanentista, un dejarse arrastrar por un movic
miento
de abdicación ge¡iera], bajo. preteO
La cita es del jesuita Henry de Lubac, del diSCW'SO pronunciado
en
la Universidad de Toronto, en agosto de 1967. ¡Y conste que
Lubac fue uno de los propugnadores de la Nueva Teología, pero
ahora está asustlldo de las consecuencias de su primera toma de po
sición.
IV. Cimiento del ProgresiOIDW.
Filosofía J1'11!1'1'W1·
lll cimiento de nuestra fe cristiana no es otro que la :revelad6n
de Dios. Si falla esto se hunde todo el sistema sobrenatural del cris
tianismo.
Esa revelación llega hasta nosotros mediante la Trnd.ición, la
Sagrada Escritura y el Magisterio vivo de la Iglesia. Sin la base an
terior el catolicismo no pasaría de ser una
filosofía o AfStema de
ideas
más o menos actual.
Si le preguntamos a un progresista acerca de Jo anterior, proba
blemente
responderá con
idénticas palabras a las nuestras (y aquí
reside el engalío), pero él dará ruferente significado que nosotros
en el terreno práctico a los a>nceptos de Revelación, de Tradición,
de
Palabra de Dios y de Magisterio Eclesiástico.
¿En qué funda, pues, ,,. fe y ,,. docmna un progresi,ta?
La funda, a juzgar por los escritos de sus eotifeos y voceros des
tacados, en: Los a>nceptos de la filosofía pagana y no de la Revela-
1439
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
ci6n. Por ejemplo Teilhard, según confiesa él mismo, tiene concep
tos diferentes de los de la teología católica, para términos tales como
Jesús, Trinidad, Pecado, Redención, etc. ... , y p,ua justificar su opo
sición,
habla él, como otros nos hablan, de desmiri7.ación, de evolu
cionismo, de
subjetivismo ...
mediante los cuales los
mismos térmi
nos son cat~os de una significación nueva y lanzados al mercado
de
las ideas.
Escuchemos a Dietricb von Hildebrand sintetizar [o anterior en
su
libro
El Caballo de Troya en la Ciudad de Dios, página 159:
1440
"En vanguatdia de las filas progresistas figuran los p,u·
tidatios
de las ideas de Teilhard de Chatdin. Incluso muchos
que no
aceptan plenamente esa cteología-ficci6m, (como Etien
ne
Gilson
ha llamado a la interpretación gnóstica,-que Teilbard
hace de la revelación cristiana), están bajo la influencia de su
inclinación a reemplazar la eternidad pot el futuro hist6rico, a
minar la
diferencia entre el
cuerpo y el alma, entre el espíritu
y la materia y a subordinar el bien y el mal moral, la santidad
y -el pecado, a diferenres estadios de evolución. --
"No debería set necesario insistir en la absoluta incompati·
bilidad
de
estas concepciones coo la Revelación Cristiana. Eo
la
cristogénesis gnóstica de
Teilhard no hay Jugar para el pe·
cado original, pata la necesidad de Redención. Y, en o:mse
cuencia, no hay Jugar para la redención del mundo por medio
de
la
muerte de
Cristo en la
cruz: --
"Eo esta gnosis moderna, Jesucristo no es Dios-hombre que
trae
a los hombres las «buenas nuevas», el evangelio.
"Jesucristo no es la epifanía de Dios, que
atrae a
los
hom
bres
por
su infinita
santidad. Sino que, en vez de eso, Jesu
cristo se convierte en una fuerza impersonal, en una «vis a ter~
go», en el iniciador y término (omega) de un proceso de evo
lución cósmica. La transformación en Cristo es reemplazada
por
una evolución
humana que
tiene
lugat pot encima de la
cabeza del
hombre,
y coo independencia de su Jlbte decisión.
"Eo vez de
la resurrección del- cuerpo en
el juicio final,
Teilhard
nos
oftece una identificación
entre la
materia
y el es
píritu,
como punto final de
la Evo!uci6n.
"Eo vez de la pasión beatifica, la eterna comunión de amot
con la persona de Dios, él nos promere la inmersión de la COO·
ciencia individual en la conciencia general de una superhnrna
nidad".
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRJl.SlSMO REUGIOSO
Nadie negará que la teología de Teilhard encama muchas de
las perversidades intelectuales que son típicas de nuestra época. En
primer lug,¡r, tenemos el evoludomsmo y el progresismo. En segun
do lugar, hallamos la inclinación hacia el relatwismo hist6rico, de
pendiente
del espíritu
de la época. Recordemos tan sólo el argu
mento teilhardiano de que no debemos esperar que las personas que
viven en la
era científica e industrial crean aquello que ha ronsti
tuido
la
fe durante dos mil años de vida cristiana. En tercer lugar,
está la sumisión al
materir,Usmo, ya que queda obscurecida la dis
tinción esencial entre el ahna y el Cfl«"flo, el espíritu y la materia.
Y, pot encima de todo, Teilhard cede al moderno naturalismo eli
minando la
diferencia entre natutaleza y sobrenatutaleza.
V. Las raíces del progresismo.
El
progresismo
ideológico (que no es
más que un refrito de los
nebulosos filósofos alemanes Kant
y Hegel, para uso católiro), se
funda en el llamado Agnosticismo, palabra que muy poco expresa
para nuestro pueblo, pero que dicho en palabras comprensibles, es
la teoría que af"""' que s6lo se puede COf/ocer lo qu• de alguna
manera se ve.
y se palpa por los sef/tidos, y como Dios, la fe y lo es
piritual no entran dentro
del orden de las cosas vmbles, luego "º las
podemos conocer.
El Agnosticismo, en sí, no niega a Dios, sólo .afirma la impo
sibilidad
de
conocerlo por
la Revelación,
sea natutal o sobrenatuml,
pero
es la puerta del ateísmo o negación de Dios.
San Pablo condena el Agnosticismo en su carta a los romanos,
1, 20: "Porque desde la creád6n del mundo, lo hwi.rible de Dios,
su eterno poder
y su diviniddd, son conocidos mediante las oreaturas.
De manir a que son inexcusables".
De acuerdo en que, como pide la Iglesia, la enseñan>:a sobre
Dios sea "en forma más eficaz, buscando una mayor penetraci6n
doctrinal".
1441
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
De acuerdo en que la nueva generapón es antimetafísia, emi
nentemente pni¡¡mática y activista.
De acuerdo en que lo camctlétístico de nuestra g=ción es un
humanismo radical en el cual el hombre excluye a Dios.
De
acuerdo en
que,
por ignorancia, se ha presentado a veces una
desfiguración de Dios, que aparta porque repele.
De
acuerdo en
que
debemos distinguir entre el depósito de la
fe, o sea la fe única y verdadera, y la manera de exponer la doctrina.
ID que se pregunta es esto: ¿en nombre de qué y de quién los
progresistas presentan
un Dios diferente
del que nos ha sido re
velado?
Y tomando la terminología católica le cambian el significado y
Dios ya no es Dios. La Trinidad ya no és la Trinidad; Jesús ya no es
Jesús; la resurrección ya no es la resurrección, el pecado ya no es
pecado, y todo para andar la mitad del camino y poder enrontrarse
oon los agnósticos, ateos y marxistas y llegar a una componenda o
compromiso en
la cual un ateo acepte a una especie de Dios. Un
anticristiano
acepte algo que se parece a Cristo. Un amoralista acepte
una conducta que se llama · la moral moderna.
¡ Es una su,p,-esi6n total de lo sobrenatural en la r.Ugi6n!
Escuchemos al Magisterio Eclesiástico· condenar el error del Ag
nosticismo,
por
San Pío X:
1442
"Agnosticismo este que no es sino el aspecto negativo de
la doctrina de los modernistas: el positivo está constituido por
la llamada inmanencia vital
"El
tránsito de uno al otro es como sigue: natural o sobre
natural,
la religión, como todo hecho, exige una explicación.
Pues
bien:
una vez repudiada la reología. natural y cerrado, en
oonsecuencia, todo acceso a la revelación al desechar los mo
tivos de credibilidad; más aún, abolida por compl~ toda re
velación aa:erna,
resulta claro que no puede buscarse fueta del
hombre
la explicación · apetecida, y debe hallatse en lo inte
riot del hombre; pero como la religión es una fotma de la
vida, la explicación ha de hallarse exclusivamente en la vida
misma del hombre. Por tal prncedimiento se llega a estable
cer el principio de la inmanencia religiosa. En efecto, todo
fenómeno
vital, y ya
queda dicho que
tal es la religión, re-
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
conoce por primer estimulante cierro impulso o indigencia y,
por primera manifestación, ese movimiento del corazón que
llamamos sentimiento. Por esta
r=Sn, siendo
Dios el objeto
de
la religión, síguese de lo expuesto que la fe, principio y
fundamento de toda religión,
~es/de en "" sentimiento tmimo
81'gendrndo p~ la indigencia de lo dwino. Por otra parte,
romo esa indigencia de lo divino no se siente sino en conjun
tos determinados y favorables, no puede pertenecer de suyo
a la esfera de la conciencia, al principio yace sepultada bajo
la conciencia, o, para etnplear un vocablo tomado de la filo
sof ía moderna, en la subconsciencia, donde también su raíz
petmanente
escondida e inaccesible. ¿Quiere ahora saberse en
qué
forma esa indigencia de lo divino, cuando el hombre llegue
a
sentirla, logra
por fin convertirse en religión?
"Responden
los
modernistas: la ciencia y la historia están
encerradas entre dos límites: uno
exterior, el
mundo visible;
otro interior, la conciencia. Llegadas a -uno de éstos, imposible
es que pasen
adelante la
ciencia
y la historia; más allá está lo
incognoscible. Frente ya a este incognoscible, tanto al que está
fuera del hombre, más allá de la naturaleza visible, como al
que
está en
el hombre mismo, en las profundidades de la
subconsciencia,
la indigencia de lo divino, sin juicio alguno
previo
(10 cual es puro fidefsmo) suscita en el alma, natuntl
mente
ioclinada
a la religión, cierto sentimiento especial, que
tiene
por distintivo el envolver en sí mismo la propia reali
dad de Dios, bajo el
doble concepto de
objeto
y de causa ínti
ma
del sentimiento,
y el unir en cierta manera al hombre ron
Dios. A este
sentimientó
llaman fe los modernistas: tal -es
para ellos el principio de la religión" (Pascent#, 5).
Si
para el pueblo es difícil de enreoder, a primera vista, el sig
nificado del término "Agnosticismo", no le es más fácil compren
der la palabra inmanentismo.
Como
los
progresistas no
admiten el
conocimiento de lo divino
por medio de la natw:aleza creada, ni mucho menos por la revela
ción venida de Dios.
externamente, al enronirarse ron la fe y la re
ligiosidad de
los creyentes lo explican de la manera siguiente: El
hombre, sin
razonar, siente
indigencia o necesidad de
lo religioso.
1443
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Esta necesidad del hombre, si se reúne ciertas rondiciones, des
pierta
en la subconsciencia
del hombre cierto sentimiento religioso.
Este sentimiento religioso se llama. fe y en el subconsciente "" re,ili
za lo que IJarnamns la revelación. Esa rerelación crea todas las con
cepciones religiosas, desde la divinidad hasta la moral religiosa.
El Inmanentismo conduce al más rabioso subjetivismo y anula
de un golpe toda la "Histork, de la Sawad6n" conrenida en la Bi
blia y la misma revelación.
El
Dios
de los progresistas no es el Dios de Abraham, Isaac y
Jaoob, es un Dios subjetivo, que lo crea la experiencia singular de
cada crearura. ¡Es la legitimación del Panteón!
La Escritura nos afirma que un l>ios personal trascendente y
eterno habló muchas veces y de muchas maneras, a nuestros padres
y a nosotros, por los profetas y por Cristo.
"Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro
tiempo a nuestros
padres por ministerio de los profetas. Ul
tirnameo"', en estos días, nos habló por su Hijo". (Hebreos,
1, 1-2).
Escuchemos al Magisterio Eclesiásciro condenar el error del In
manentismo por medio de San Pío X.
1444
"Sin embargo, en todo este proceso de donde, en sentir de
los modernistas, "" originan la fe y la revelación, a una cosa
ha de atenderse con sumo cuidado, por su importancia no pe
queña, vistas las consecuencias histórico-críticas que de allí,
según
ellos, "" derivan, Porque lo inrognoscible, de que ha
blan, no se presenta a la fe como algo aislado o singulat sino,
por
lo contrario, con íntima dependencia de algún fenómeno,
que, aunque
pertenece al campo de la ciencia y de la historia,
de algún modo sale
fuera de
sus límites: ya sea
ese fenómeno
un
hecho de
la natutaleza, que envuelve en sí algún misterio,
ya un nombre singulat cuya naturaleza, acciones y palabras
no. pueden explicarse por las leyes comunes de la historia, En
este · caso la fe, atraída por lo incognoscible, que se presenta
junto con · el fenómeno, abarca a éste todo entero . y le · co
munica, en cierto modo, su propia vida. Sfguense dos conse
cuencias: en primer lugar, se produce cierta transfiguración
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRBSISMO RELIGIOSO
del fenómeno, esto es, en cuanto es levantado por la fe sobre
sus propias
condiciones, con lo cual queda hecho materia más
apta par;< recibk la fuana de 1o divino que la fe ha de dat;
en segundo lug¡u-, una como desfigwación -llámase así
del fenómeno, pues
la fe le atribuye lo que en realidad no
tiene,
a! haberle sustraído a las condiciones de lugar y tiem
po, lo que acontece, sobre todo, cuando se trata de fenómenos
del tiempo pasado y tllnto más antiguos fueren.
De ambas woas sacan, a su Vt2, los modernistas dos leyes,
que, juntas con la tercera, sacada del a¡¡no.sricismo, fomian las
bases de la crítica histórica. Un ejemplo lo aclarará: lo to
mamos de la persona de Cristo. En la persona de Cristo, cli
cen,
la ciencia y la historia ven sólo un hombre. Por lo tanto,
en virtud de la primeta ley, sacada del agonsticismo, es pre
ciso borrar de
su
historia cuando presente cadcter divino.
Por
la segunda ley, la persona histórica de Cristo fue trans
figurada por la fe; es necesario, pues, quitarle cuanto la le
vanta sobre las condiciones •históricas. Finalmente, por .la ter
cera, la misma persona de Cristo fue desfigurada por la fe;
luego
se ha de prescindir en
ella de las palabras, actoS y todo
cuanto, en fin, no corresponda a su naturaleza, estado, ed.uca
ción, lugar
y tiempo en que vivió. Extraña maneta, sin duda,
de
raciocinar;
pero tal es la crítica modernista.
En consecuencia, el sentimiento religioso que brota por
vital inmanencia de los suefios de la subconsciencia, es el ger
men de toda reUgi6n y la rd%6n a.rimi.rmo de todo cuanto en
cada una ha,ya habido o haht-4.
Oscuro y casi informe en un principio, tal sentimiento
poco a poco y bajo el influjo oculto de aquel arcano principio
que
lo produjo, se robusteció a la par del progreso de la vida
hu.mana, de
lo que
es -ya lo dijimos- una .de sus formas.
Tenemos
así
explicado el
origen de
toda religión,
aun de
lo
sobrenatural: DJ> son sino aquel puro desarrollo del senti
miento religioso. Y
11adie piense que la católica quedará ex
ceptuada al nivel de las demás en todo. Tuvo su origen en
la conciencia de Cristo, varón de privilegiadísirna naturaleza,
cual jamás
hubo
ni
habci en virtud del desauollo de la in
manencia vital, y no de otra manera.
¡ Estupor causa oir tan gran atrevimiento en hacer tales
afirmaciones, tamafia blasfemia! Y, sin embargo, venerables
hermanos,
no son los i=édulos sólo los que atrevidamente
hablan así;
cat6Iicos hay, m6.s aún, muchos entre los sacerdo--
1445
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
tes que claramente publican tales cosas y con tales delirios
presumen restaurru'. la Iglesia! No se ttata ya del antiguo error
que ponía en la
naturaleza humana cictto derecho al orden
sobrenatural Se ha ido mucho más adelante, a saber, hasta
afümar que nuestra santísima religión, Jo misn;,o en Cristo
que en
nosotros, es un fruto propio y espontáneo de la natu
raleza. Nada, en verdad, más propio para destruir todo el
orden
sobtenaruml.
Por Jo tanto, el Concilio Vaticano, ron perfecto derecho,
decretó:
Si
alguno dijere que el hombre no puede ser elevado
por Dios a un . conocimiento y perfección que. supere a la
naturaleza, sino. que puede y debe finalmente llegar por sí
mismo, mediante un continuo progreso a la posesión de toda
verdad y de todo bl.en, sea excomulgado" (Pascemü, 7 y 8).
Evo1Ju.oi,onis,n.
El evolucionismo religioso (no se trata aquí del transformismo),
es el ptincipío que caracteriza a los progresistas y, en especial, a su
profeta.
Teilhard de Chardin, y a su grupo protestante de Tillicb,
Bulrman y Bonhoefer.
Para el pueblo sencillo le será algo difícil entender, a ptimera
vista,
este término. Sin
embargo,
Jo puede más o menos rompren
der si se Jo traducimos diciendo:
"Los progresistas afirman que las verdades religiosas pue
den
llegar
a tener un sentido dfatinro del que hasta ahora han
tenido en la Iglesia, por medio de la evolución del pensa
miento de la J-inmabidad".
4 1ucha progtesista en este frente es rabiosamente delirante.
No se .ttata yu de una presentación o ex:presión más aceptable,
o romo afirma
el
Vatiowo, enseñando la fe en forma más eficaz.
Los progtesistas aspiran a ooa transformación rotal de los roncep
tos, y han comenzado por suprimir lo que más molestaba a la so
berbia del hombre. A gtitos proclaroan que no hay pecado original,
que
se deben desmitizar · roncepros de la Iglesia primitiva, romo la
encamación y la resurrección, el alma, etc.
1446
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
Resumiendo, su teoría es ésta: la fe primitiva fue rudimentaria.
La evolución social la hizo progresar merced al perfeccionamiento
intelectual
y elevación del sentimiento religioro. Ciertos hombres
(profetas y Cristo) lograron nuevas experiencias. Para refutar a los
conttadictores, surgieron
los dogmas.
Así sucedió, según ellos, ron
Cristo,
al que
finalmente se
le tuvo
por Dios.
Lo mismo ocurrió con el culto y cou la Igl
de
evolución, tienen necesidad de adaptarse a las circunstancias
história,s y a las formas de régimen social. Según ellos, la evolu
ción proviene del
choque de
dos
fuer>:as: la que estimula el pro
greso y la que pugna por la conservación.
La primera representada por individuos profetas, la segunda por
la jerarquía.
En el choque, ellos son las víctimas y la jerarquía es la que re
trasa el progreso. Aun después de reprendidos,· ellos insisten, o
porque
creen estimular la autoridad, o porque quieren cambiat la
conciencia mlectiva. Hasta aquí los progresistas, pintados de
manera inmortal por
San Pío X en los nwneros 25 y 26 de la Encíclica PtJScem/J.
El principio del evolucionismo progresista es Li destrucción toral
del cristianismo, ta;J cual lo hemos heredado.
El furor destructivo del evolucionismo progresista lo abru-ca todo:
La FILOSOFÍA, que quieren y llaman moderna, pero que no es
orra que
la de Kant y Hegel, de sigilos pasados, por tanto anticuada.
La TEOLOGÍA, que quieren basada en la anterior filosofía.
la CATEQUESIS, a la que despojan de los dogmas difíciles.
La LITURGIA y el Cm. TO, al que desean desacralizar, con el pre
texto de hacerlo asequible a las masas.
La ASCÉTICA, totalmente horizontalista, en la cuaíl se desprecian
las virtudes llamadas pasivas y verticales, como oración y mortifi
cación, y solamente se insiste en lo humanitario, beneficencia laica.
La VIDA SACERDOTAL, en la cual se suprime todo lo sacra! del
sacerdote.
la POLÍTICA, empujarulo al filwrui,xismo y a la revuelta contra
1447
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
los gobiernos consti
Escudiemos
al Magisterio F.desiástico condenar el Evolucionismo:
· Así, pues, V enetables Hennanos, según la doctrina y ,na.
quinaciones de los modernistas, nada hay estable, nada inmu
table en
la Iglesia.
Jln la cual senrencia les procedieron aquellos de quienes
Nuestro predecesor Pío IX ya escribía: «Esos enemigos de la
Revelación Divina prodigando estupendas alabanzas al pro
greso
humano,
quieren, con temeraria y sacrílega osadía, in
troducirlo
en
la religión católica, como si la rel:igión fuese
obra de los hombres y oo de Dios, o algún invento filosófico
que
con
trazas humanas pueda perfeccionarse»."
Cuanto a la Revelación, y a los dogmas, nada se halla de nuevo
en
la doctrina de los modernistas, pues es la misma reprobada ya en
el Sylltibu.r, de Pío IX, y énunciada así:
"La revelación divina es impeclecta y por lo mismo su
jeta a progreso continuo e indefinido, correspondiente a los
adelantos de la razón humana".
Y con más solemnidad en el Concilio Vaticano, por estas pa
labras:
"Ni, pues, la doctrina de la fe que Dios ha revelado se
· propuso
como un
invento filosófko para que la perfeccionasen
los genios humanos, sino como un depósito divino se entre
gó a la Esposa de Cristo, a fin de que la custodiara fielmente
e in,/aliblemente la declarase. De aquí que se han de retener
también los dogmas sagrados en el sentido perpetuo, que una
ve,: declaro
la Santa Madre Iglesia, ni jamás hay que apartarse
de él con color y nombre de más alta inteligencia; con esto,
sin duda, el desarrollo
de nuestrOS conocimientos, ann acerca
de
la fe, lejos de impedirse, antes se fudli Por ello,
el mismo Concilio Vaticano prosigue diciendo:
"crezca, pues, y progrese mucho e incesantemente la int
1448
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
todos, tanto de un solo hombre como de toda la Iglesia, al
compás de las alades y de los siglos; pero sólo en su género,
esto os, en el mismo dogma, en el mismo sentido y en la mi&
ma sentencia" (Pascendi).
Y todo ello, con un frenesí delirante, y como ya advertía San
Pío X, usando el chantaje y las amenazas, de que si no se evolu
ciona de
acuerdo a sus indicaciones, la
Iglesia está en peligro de
muerte o
de disolución.
V
FRUTOS DEL PROGRES,JSMO.
Antropocentrismo.
Entre los ismos, fruto6 del progresismo, el más mortífero espi
ritualmente
es el llamado antropocentrismo.
La lógica es i=ibre: si el Agnosticismo niega la posibilidad
de conocer a Dios por la reve!lación, y para explicar loo hechos re
ligiooos recurre a la subconsciencia del hombre, por la troría del in
manentismo, y por medio del evolucionismo, faatlta al hombre hasta
para cambiar el sentido de loo dogmas religiosos, es natural y ló
gico que el centro de toda actividad, vida y conocimiento ya no sea
Dios sino el! hombre.
El antropocentrismo· es, pues, la tendenc,a orientada hacia el
hombre, como su p,inidpal objelivo de mterés, en sústitución de
Dios
como objeto
del
máximo interés de la hu~.
La Biblia es la historia del desarrollo de esta tendencia antto
pocéntrica.
La primera. tentación fue: "Seréis como dioses", así como las
sUGesivas tentativas del hombre de erigirse en divinidad, en Babel,
luego con Nabucodonosor, con Anríooo IV Epifanes ... La última
será desembocar en el An,i-Cristo, sea una persona o una idea,
que se enfrentará
al Hijo de Dios, Cristo Jesús,
acontecimiento con
¡,¡49
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
que se cerrará el ciclo «irreno de la Historia de la Salvación, en
cuyo estadio, es posible que estemos vivi,,ndo.
El mayor crimen de los progresistas ha sido introducir en los
medios religiosos
la
falsa alternativa entie: o Dios o el hombre.
Lo ha resuelto en favor del homb
hombre con
Dios, para descender como en una resbaladilla
por el hori,¡ontalismo re!ligioso, para el cual, Cristo es cualquiera de
nosotros, y los menesteres relacionados con la promoción social y
temporal, como preferibles a los relacionados directamente con Dios,
como las virtudes de fe, esperanza, oración, mortificación, etc.
Y todo ello adornado con unos cuantos textos de la Biblia dis
torsionados y arrancados de su conteXtO.
Proclaman los progresistas: ¿No dice la E,;critura: "C6mo pue
des amar a Dios a quien no ve1, si no t111UM a tu hermano a quien
ves"? No se trata de amar o no amar, de interesarse o no interesarse
por la creamra, se trata de que la religión y la humanidad deben
orientatse ditectamente
hacia
Dios,
y no defotmar una religión di
rigiéndola • la filantropía social y al hombre como meta.
Dicen otros: "¿No seremos ¡uzgadas de acuerdo al amor efecti
vo hacia
los hermdOOs?" (Mateo ·25, 3). Así es, pero recordando
siempre que el principio del amor al prójimo es el amor a Dios.
Oigamos a éste respecto a Diettich von Hildebrand en El t»
bailo de Troya en la ciudad. de Dias, páginas 36-37:
1450
"Peto, desgrn:iadamenfie también aquí los católicos pro
gresistas quieren
reemplazar una actitud imperfecta del pa
sado por otra actitud mucho más peligrosa. Para acentuar el
genuino
interés con
que
deberíamos aceptar a nuestro próji
mo como persona individual, inrepretan lo de: «Cuanro hi
cisteis
a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí lo
hicisteis», lo interpretan -digo-cotno si estas palabras qui
sieran decit
que
el único camino para encontrar a Cristo, pasa
a través de nuestro prójimo.
El amor, que es una respuesta a Cristo mismo, al! infinita
mente ·santo, a la "i'ifanía de Ctisro, . queda reemplazado por
el amor al prójimo. El resultado de todo ello es que el atnor
de Dios queda relegado al trasfondo: no desaparece por oom
plero.
Fundaci\363n Speiro
EL PROGR]'.SISMO 11]'.UGIOSO
"Esta intetpretación, evidentemente, introduce· un error
extremo, ya que ignora el primer mandamiento, que es amar
a Dios. Y este deber d<, amar a Dios ocupa, después de todo,
el
primer
lug,,r. Por
muy equivocado que
sea restringit ex
clusivamente el amor po,ra Dios y neg,,r el vei:dadero amor
hacia nuestro prójimo, es mucho peor excluir el amor ditecro
de Dios.
"Más aún, la declatación de Cristo de que a El lo en
rontramos en cada uno de nuestros prójimos, pierde todo su
significado, si no entendemos que -con esas palabt-a.s--Cris
to quiere
hacer posible que amemos al prójimo, aunque -por
el cu:ácter de él (del pr6ji,mo)- no tengamos ra,ones para
amarlo.
La idea de que todo hombre es valioso, de que todo
hombre está
oreado a
semejanza de Dins, es una idea que que
da puesta
de
relieve por ,el hecho de que encontremos a Cristo
en
cada uno de nuestros prójimos. Pero esto presupone elata
mente el amor hada Cristo mismo, que en su sagrada huma
nidad es infinitamente
amable. · Y este P,est,fr!lélto es· 1" b,ise
del armw al pr6pmo.
"La caridad es imposible sin el amor ditecto de Dios en
Crist0. y
por medio de Crist0, sin la comunicación personal
(es decir, la comunión entre tú y un yo) ron Cristo. Est0 ja
más lo encareceremos demasiado.
"Tan
sólo en
esta rEll,;ción personal
con JesuctistO podrá
surgir la caridad de nuestra alma. Esto aparece muy manifiesto
en los Santos. "Desde
el primer momento en que oreemos que el amor
del prójitno
es
el único camino para amar
a Dios, esta
mos
reemplazando la caridad (en toda su gloria y sublitne
saotidad) por un amor simplemente humanitario del prójimo,
amor que
escasamente podrá recibit ,el nombre de tal, sino
únicamente el de
pálida benevolencia.
"Asimismo,
sería
una perversión afitmar que el versícu
lo de San Juan "Si alguno dice: runo a Dios, y aborrece a su
hermano, es un
mentitoso" (I
Juao, 4, 20),
significa que
ama
mos a Dios sitnplemente amando al prójimo.
"La verdad es que el atnor del prójimo
es, aquí, una prue
ba de nuestro verdadero amor de Dios en Ctisto y por medio
de
Crist0. Esta
prueba
itnplli:a dos
verdades: en
pritner lugar,
que
el amor
raizado en
el
amor de
Cristo, y que -por
tanto-presupo
ne necesariamente dicho amor'".
1451
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Y a.lguno preguntará: ¿Qué dice la Palabra de Dios a este res
pecto del antropocentrismo?
Es bien clara y conmndente a este respecto: "Ama a Di-0'.f", este
es el más grande y primer mandamiento. El segundo es semejante a
éste: "amará, a tu pró¡imo como a ti mismo" (Exodo, 20, 1, y sigs.,
y Mateo, 22, 37-39).
Y, ¿cómo
denuncia el Magistetio Eclesiástico al
antropocentris
mo religioso, o la sustitución de lo divino por lo humano?
Escuchemos con
veneración a Paulo
VI:
1452
"Diremos más bien una palabra, una sola y rápida, sobre
el otro
fenómeno, que tiene lugar también en los ambientes
que
se
consideran religiosos y cristianos: el fenómeno de la
religión antropocéntrica, es decir, orientada hacia el hombre
como su principal
objeto de interés, mientras que
la religión
debe
ser, -poi: su naturaleza, teocéntrica, es decir, orientada ha
cia Dios, como a su primer y a su último fin (y después hacia
el hombre)
considerado, buscado,
amado en función de su ori
gen. divino
y
de sus relaciones y deberes que de aquél derivan.
Se ha
hablado de religión vertical y de religión horizontal;
esta seg,md,,, fNantrópica r ;ocútl, es lt, que prevalece hoy, en
el que
no tenga visMn_ soberana del orden ontol6gico, es d.d,r,
,ea/ y objetip_o, de lt, reUgMn. ¿Queremos acaso Ol'gar la im
portancia y
la
fueru que la fe católica atribuye al interés que
se
debe
al hqmbre? En · absoluto, no. -Ni tampoco queremos
atenuar este_ interés, que para nosotros, cristianos, debe ser en
sumo grado y continuamente obligatorio: bien recotdamos que
seremos juzgados según
cl amor efectivo que habremos teni
do a· nuestro prójimo, especiallmente al necesitado, al que su
fre,
-al que está caído (Mateo, 25, -31 y sigs.).
"No tenemos ninguna reserva que ha= sobre este punto.
Pero debernos
recordar siempre
que
el principio del amor al
prójimo
es el
amor a
Dios.
Quien olvidase la razón por la
cual debemos llamarnos hermanos de los hombres, a saber:
la común paternidad de· Dios, podría, en un momento dado,
olvidarse de
los deberes gravfsimos de
tal fraternidad, y po
dría descubrir -en el propio semejante no ya a un hetman0,
sino a. un extraño,-a un -_rival, un_ enemigo. Dar en la reUgión
lt, primacía a la tendencia humanitaria lleva el peligro de t1'ans
formar
lt, teo/o gla en socio/o gla y de olvidar lt, fundt,mental
¡erarquía
de los seres y de los valores: «Yo soy el Sefior tu
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RBUGIOSO
Dios ... , no tendrás otro Dios fuera de MÍ» (Exmlo, 20, 1 y
siguientes). Así, en el Antiguo Testamento y en el Nuevo,
Cristo nos
enseña: Ama
a Dios ... , éste ,es el
más grande y el
primer roaodaroi,.nto. El segundo es semejante a éste: «Ama
rás a tu prójimo corno a ti mist00> (Mateo, 22).
"Y no se debe olvidar que tal primada concedida al in
rerés sociológico
sobre el teológico propiamente
dkho, poede
dar lugat
a
otro inconveniente peligtOSO, que cnsiste en adap
tar la doctrina de la Iglesia a crirerios humanos, postergados
los criterios intangibles
de la Revelación y dd Magisterio
oficial
eclesiástico.
'"Que el celo pastoral conceda preferencia práctica a la con
sideración de
las necesidades humanas, frecuentemente tan gra
ves y tan urgentes, se puede admitir y aconsejar, siempre que
tal
consideración no
comparta una
devaluación
y una degra
dación
de la preeminencia
y de la autenticidad de la ottodoxia
teológica.
"La fe, aceptada y practicada, no es una evasión de los
deberes de la eatidad y de las gtandes y urgentes o=idades
de
orden social:
pot el contrario, es su .inspiración y su fuer
za. Es también el remedio contra la tentación de caer en el
temporalismo, esto es, en el predominio de los intereses tem
porales, del
cual la religión debería verse libre hoy más que
nunca, y contra "' otra tentación 1'IUÍf grave de ·querer instrJN
rar un nuevo o,-den Jocial .tin caridad, sino con k, violencia,
sustituyendo uo dominio prepotente y egoísta por otro con
siderado como inservible o
injusto.
' 1Una moral sin Dios,
un cristianismo sin Cristo y sin su
Iglesia, un humanismo sin el auténtico conrepto del hombre,
no nos conduce a buen fin" (Pablo
VI, Audiencia General, 1
de julio de 1968).
"Pero la búsqueda del hotnbre ideal, del hombre perfecto
difiere bastante entte las dos cono,pciones, la cristiana y la
profana . . .
La concepción cristiana patte de premisas cons
cientes siempre de la dignidad del hombre y de su perfecti
bilidad,
pero fundada también sobre una doble observación
negativa, derivada la una de
la herencia del pecado original
que ha mancillado la misma
naturaleza del
hombre, dando
origen a desequilibrios, deficiencias, debilidades
en el com
plejo de
sus facultades; denunciando la otra la incapacidad de
las
solas fuerzas huroaoas para alcanzar la verdadera perfec
ción, aquella que es también necesaria al hombre para la sal
vación, o sea el insertatse de su propia vida en la de Dios,
1453
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
.mediante la gracia. F.s, desde estas premisas, precisamente me
diante la gn,cia y mediante un paciente aprendiuje de virru
des natw:ales
y sobrenaturales, como la concepción de la per
fección cristiana se desarrolla después vicroriosamente; la per
fección
se hace posibk; progresiva y llena de confianu en su
objetivo
final. La otra coooepción, en cambio, la que llama
mos total, parte de premisas optimistas: el hombre nace sin
impetfecciones
morales
congénitas, es
naturalmente bueno
y
santo y, ayudado por una educación que le pennita un libre
desarrollo, posee bastantes medios para alcanzar con plenitud
su
fotma ideal, con tal que
el ambiente circunstante no atente
contta
la espontánea expresión de sus facultades; pero la e,:
periencia desmiente demasiado a menudo este optimismo, que
cede pronto a
una visión pesimista, realista la llaman, de la
que la !itetatura y la psicología ofrecen hoy bien ttistes docu
mentos"
(Gaudium et spes, núm. 10).
Si es cierto lo de. los "ciclos históricos", hoy, en la fe, se está
repitiendo el ciclo histótico de los tiempos macabeos: Si entonces
se intentó
helenizar la fe de
Israel, y cambiar su contenido, hoy otto
poder ptepotente está intentando cambiar el contenido de nuestta
fe, por otto contenido
más de
acuerdo a
la "evolución de la histo
ria": lo mismo que buscaba Antíoco N.
La respuesta macabea.·fue: "Aunque todas las naciones que for
man el
· imperio abandonen el culto de sus padres y se sometan ante
vuestros mandatos,
yo, y
mis hijos y mis hermanos, viviremos en la
a1ianu de nuesttos padres. Líbrenos. Dios de abandonar la ley y sus
preceptos. No escucharemos las órdenes
del rey
para salirnos de
nuestto
culto,
ni a la derecha ni a la izquierda.
"Alz6 luego el grito Matatías en la ciudad y dijo: «jTodo tl que
sienta ctlo por
la Ley y sostenga la alianza, sígame!». Y huyeron él
y
sus hijos a
los montes, ~bandonando todo cuanto tenían en la ciu
dad. Entonces muchos que suspiraban por la justicia y el juicio ba
jaron al desierto para habitar
allí'' (I Macabeos, 2,
19-30).
Desacralismo: Un ejemplo de. la Biblia.
Un poder que . tiene muchas semejanus y puntos de compara
ción con el de Antíoto N Epifanes, una. vez más, a lo largo de la
1454
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RJJUGIOSO
historia, repite el intento de
En aquel intento de desacralización en tiempos ma:cabeos, el
clero de
su
tiempo, como nos refiere la Biblia, fue el primero que
apostató
'Y el mayor culpable de la desacralización, con grandes pa
recidos a la hora actual. Oigamos la Palabra de Dios.
"Así cundió en alto grado el helenismo y progresó la in
troducción de
costumbres
extranjeras por
la
desalmada. actitud
del 4npío, más que sumo sacerdote, Jasón. L1>s sacenlotes ya
no
,e p,eocupában del seNJicio del altar, antes moswando poca
estima del
templo
'Y descuidando los sáerificios, se ap,-esuraban
a tomar parte en los ejercicios prohibidos, del gimnásio, en
cuanto
eran invitados a lanzar el disco. Desdefiando los propios
honores, estimaban en mucho las distinciones de los gentiles.
Por 1o cual vino sobre ellos la gran calamidad ... No es cosa
de poco, ni que se haoe impúnernenre, violar las leyes divi
nas" (II Macabeos, 4, 13).
Aquellos
sacerdotes "modernos" del tiempo macabeo represen
taban el progresismo de su hora. Estaban convencidos, como los de
ahora, que el fururo les pertenecía a ellos y DO a un pufiado de lo
cos conservadores, integristas o tradicionalistas de su tiempo, parti
darios
de
los macabeos, gente "out". Querían adaptar a la hora
suya el mensaje
salvífico, .actuar de acuerdo a la historia, llegar al
"hombre de su época" y eso. es lo que les impidió llegar al hombre
de todas las épocas, y por ello sentimos lástima de su intento fru&
ttado.
He querido com~ recordando este pasaje inmortal de la Bi
blia,
porque estoy
convencido
de que entre los desacralizadores ca
tólicos,
hay un grupo que con la
desacralización busca
la sobreviven
da de
la
religión en esta hora confusa. Y su fatalismo DO tieue en
cuenta
la libertad humana, capa,; de hacer cambiar los arontecimien
tos, ni la voluntad y ayuda divina, cuando nuestra actitud se ajusta
a la verdad.
Cierto clero, algún obispo y muchos seglares, obsesionados por
el temor a Jo sagrado y sin pensarlo, se han colocado a la van
guardia
de la
desacralizaci6n. Por huir del pontificalismo han caído
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
en el chabacaoisrno Oigamos a Dietrich voo Hildebraod en una pá
gina maravillosa a este respecto:
1456
"Esta antipatía hacia el pontificalismo tiende a hacetles
ciegos ante el grave peligro de la indulgencia consigo mis
mos, y ciegos -robre todo-ante el proceso de desactaliza
ci6n que carácterim a nuestro mundo moderno. Parece que no
se dan cuenta de la elemental importancia de lo sagrado en la
religión. Y, as~ embotan el sentido de Jo sagrado y con ello
minan y socavan la verdadera religión. Su enfoque democrá
tico les
hace menospreciar el hecho de que en todos los
hombres que tienen
anhelo de Dios hay también anhelo de
lo
sagtado y un sentido de diferencia entre lo sagrado y lo
profano.
El obrero o el campesino tienen este sentido, exactamen
te igual que el intelectual. Si el individuo es católico, desean
hallat en la Iglesia una atmósfera sagrada. Y
no de un mundo
urbano e
industrial.
El
individuo será capaz de distinguir entre el «arriba» esotérico
y el «arriba» divino. No se sentirá oprimido ni mucho me
nos, por el hecho' de que Dios esté infinitamente sobre él, de
que Cristo sea el Dios hombre. Mira gozosamente a la Iglesia
con
su autoridad divina. Espera que todo sacerdote, como re
presentante de la Iglesia, irradie una atmósfera distinta que
la del laico de la calle.
Muchos sacerdotes cre,,n que el reemplazar la atmósfera
sagrada
que reina, por ejemplo, en los maravillosos remplos
de la Edad Media o del barroco, en los que se celebraba la
misa en latín, po, una atmósfer" ,profana, funcionalim,, neu
tra y monótona, ha de capacitar a la Iglesia para encontrarse
en
amor con
el hombre sencillo, Pero esto es un error funda.
mental. Será algo que no llene los más profundos anhelos de
ese
hombre.
Le ofrecerá piedras, en vez de pan. Esos sacerdo
tes en lugar de combatir la irreverencia ( que se halla hoy tan
difundida), conttibuyén de hecho a difundirla más. No entien
den que el
pontificalismo esotérico es realmente una forma de
secularización
y de que su verdadera antítesis es la unción
santa que todos los · santos poseían: el espíritu de respeto, la
fusión de
la humildad con un
comportamiento apropiado al
sagrado oficio.
La experiencia dirá a todo el que tenga ojos para ver y
oídos
para oír, que un solo sacerdote santo atrae más almas
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRJJSISMO RELIGIOSO
para Cristo, especialmente entte las personas sen.cillas, que los
que tratan de acercarse má., al pueblo, adoptando una actitud
que carezca del sello de su oficio sagrndo" (El Caballo de
Troya
en la ciudad de Dios, págs. 153-154).
l. Si por sacrali,:ar se inren1'1Be decir, dar categoría o ttatru:
corno divinidades a cosas creadas o humanas, que es el pecado por
excelencia en la Biblia,
y en contra del primer mandamiento, llá
mese esto idolatría, fetichismo o cualquiera de sus derivados, sería
entonces
aplaudido el
movimiento de desacrali:mción.
2.
Pero como
las reorías poco valen si no van avaladas por la
práctica, que es lo que descubre las verdaderas intenciones, la des
acrafuación, tal
como la han emprendido los
progresistas, es: lA
s,q,resi6n, d,sminuci6n o desprecio de todo lo que tiene categorla
religiosa en beneficio de lo no religioso, como puede ser lo ético o
lo puramente social,.
l'ero nuestro pueblo no va a eotender lo dicho. Reco«lemos que
la gente
sencilla, cuando responde a una pregunta que no sabe de
finir· con palabras, hace un gesto que lo ex,plica todo. Si tú le pre
guntas qué es una escalera de caracol, el pueblo no responde con
definiciones, sino que exclamará: es una cosa que hace así (y, eo
tretanto, mueve
en
cfrculos en
espiral,
su dedo índice).
Ejemplos
vivos de desacrali:mci6n:
-
En vez del diálogo con Dios, por la oración, lectura de la
Biblia
y adoración, sustituirlo o propugnar por el diálogo con el
hombre,
y reducir el cristianismo a la beneficencia. ¡ El que no es
cucha a Dios no tiene nada que decir al mundo!
-En vez de
la
liturgia, en
su
atmósfera sagrada y ecksial, sus
tituirla
o propugnar
por "sBNJicios religiosos", en cualquier patio
de vecindad,
acompañados de
melodías de
café cantante.
-En
vez de los
textos sagrados
litúrgicos, propugnar por la
ramplonería de
las improvisaciones personales, tipo pentecostal, so
pretexto de adaptarlas a los tiempos, con "jazz" o "rock and roll".
1457
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Algunos llegan a protestar de que la formulación del "Gloria"
está llena de expct'eSiones fastidiosas, que alaban y glorifican a Dios,
siendo así que deberían hacer mención (dicen los progresistas) de
las
circunsmncias de nuestra vida cotidiana, como huelgas, desempleo,
partidos poUtiros, etc.
- En vez del amor al Papa, a María y a los Santos, supresión
o
burla de
sus imágenes
y actos de
piedad en Sil honor, como pere
grinaciones, novenas, rosarios, escapularios, festividades, so pretex
to de que Dios no necesita intercesión o barreras entre El y nos
otros.
- En vez del ideal de santidad del cristianismo, propugnar o
sustituirlo
por actividades puramente humanirarias y sociales.
- En_ vez de la c!ef~ de la Iglesia, con el pretexto de "anti
trit,nfaUsmo" ,_ el mostrar, con un derrotismo repelente, los lados
débiles del pueblo de Dios; condenando el pasado de su Iglesia, no
corno humillación propia, sino como
acusación al pasado de los de
más, para imponer SllS teorías progresistas.
- En vez de
proclamor el honor de ser cristianos, sentir ,orno
una especie de culpabilidad por el hecho de serlo, para borrar fron
reras entre lo ""grado y lo profano. No se atreven a hablar de la
vida eterna, como si_ elle, fuera equiwlente a apartar de las tareas
temporales. No se atreven a hablar de la oración, para que no los
tilden de
evasión.
"No
se atreven a hablar de Dios, como si Dios ronstituyera
una _ alienación. Quieren pasar inadvertidos, confundirse con
los
demás, borrar las fronteras entre Iglesia y mundo, sacer
dote y laicado, entre la fe y el humanismo" (Desacr«lizaci6n
o Evangelizaci6n, Cardenal Danielou, 11).
Los ejemplos anteriores solamenre son algunas muestras que al
aflorar al exterior, denuncian el cáncer que corroe el -alma de los
progresistas. Su
planteamiento entre
lo sagrado
y lo profano es un engaño,
quieren que lo sagrado -sea algo meramenre interior, en medio de
una sociedad profana. Pretenden que desechemos de la vida religio-
14~8
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO RBUGIOSO
sa toda manifestación o actividad aterior romo: liturgia, asambleas,
fiesras, templo, catequesis, estudio.
"Para ellos el primer paoo es menospreciar templo, fiestas,
liturgia . .. Hay quienes desearían suprimir las fiestas y ro
merías porque ven vestigios de paganismo. Ni lugares ni tiem
pos para -Dios. Un cristianismo sin otra manifestación que la
de set hombres y ayudar a los
demás a ser hombres, pues, afir
man,
lo
demás es mitología. La desacrafü:ación del culto está
en buen camino,
vendtá luego la desmiti7.ación del dogma y
culminará en la desmitfaación de la moral. Entonces la reli
gión habtá desaparecido en sus apariencias y. se refugiatá en
las profundidades"' (De,acralizaci6n o Evangelización, Car
denal Danielou).
Esl"e es el terrorismo inl"eleaµal que nos quieren imponer los
progresistas
en cuanto
a !la.desacralización.
Pero
la doblez progresista se ,lesenroascaro. sola, lo que buscan
no es la desaparición de los
"mito," sino la imposición de sus mitos.
Cuando habló Jesús a sus discípulos acerca de la Eucaristía, mu
chos de sus discípulos se alejaron exclamando: "Son duras e,ta, P~
láb,a,. ¿Qmén
puede escucharla,?".
Los filósofos griegos, en el Areópago de Atenas, se bw,laban de
San
Pablo,
cuando ésl"e les anunció la resutrección.
Con ello quiero
afirmar que la fe
y la religión que viven en un
plano
sobtenatural, nunca serán aceptadas de buena voluntad por
el hombre, sin el toque de la gracia, pues, como afirma San Pablo
a los Corintios en I Cor. 2, 14: "El hombre ammal no puede wm
prender la, cosa, de Dios ... , son pare, él locura".
Digamos, pues: la desacralización promovida por los progresis
ras, una de doo:
a) O tiene por objeto destruir la religión, lo que en algunos
parece confirmatse por su alianza intelecrual y política con los más
feroces propugnadores del ateísmo o anticatolicismo.
b) O tiene por objeto "h,mumizr,r" la religión, desprendién,
dola de los dogmas y prácticas religiosas más difíciles, para adap
tarlas al hombre, en un plano que excluye lo sobrenatural.
En el primet caso ,;u actitud es satánica. En el segundo es ridícu-
1-iS9
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOllNA
la, pues las afirmaciones de la fe han sido siempre un e,cámhio P"'ª
el
hombre
carn,,/. La locura y el escándalo de la cruz, lo que muchos
quisieran borrar para interpretar la religión en función del hombre
moderno, hfx!onista y carnal en lenguaje bíblico.
¡ Y qué nos dice el Magisterio acerca de esta pérdida del sentido
de lo sagrado! Escuchemos a Paulo VI:
"Porque, vosotros lo .abéis, la hora lúst6rica y espiritual
que la Iglesia está atravesándo, especialmente en algunos paí
ses, no es serena; y esto es tanto para los pastores de la Iglesia
como
para Nos motivo de viva preocupación y, a veces, de
grandes amarguras.
Y ello no
s6lo porque
todo
el mumlo mo
derno va desprendiéndose del sentido de Dios, pagado como
está de la riqueza de sus conquistas en el campo científico y
técnico, no ya. porque éstas exijan -«la muerte de Dios», como
alguien
ha dicho con expresión desgraciada, porque ,exijan una
men1>!lidad atea y alejada de toda religión; tales progresos ca
racrerlsticos del mundo moderno exigirán, en cambio, un más
alto, más penetrado, más adorador sentido de Dios, una reli
gión más pura y más viva sobre los vestigios del saber huma
no,
no
sólo, decimos, por esta práctica apostasía religiosa tan
difusa, sino también, y con relación a la sensibilidad de quien
tiene
responsabilidad en la Iglesia, por la inquifetud, especial
mente, que turba algunos sectores del propio mundo católi
co"
(Paulo VI, 25 de abril de 1968).
Debemos distinguir entre .lo mundano, lo secular, lo humano y lo
natural de aquello que es lo
sobrenatural
- Los bienes naturales_ contienen un mensa.je de Dios, son res
plandor de su gloria. Bienes materiales, éxito, etc., puestos al servicio
de
orros bienes, más altos, nos pueden llevar a Dios, y como cris
tianos debernos intentarlo.
- Los bienes sobrenaturales son los
recibidos por
Dios, gra
tuitamente.
Gada uno tiene .los suyos, que
debe poner al servicio de
los demás y
ha,:erlos fructificar ..
1460
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
Anre algunos abusoo ascéticos anteriores, los progresistas se han
lanzado por la re.sbaladWa de lo facilón.
Bien está que contemplemos en los bienes secu!art,s el mensaje
siglo
y los eternos, hay un abismo que nadie puede franquear.
La Iglesia, como lo hace la Constitución "Gat«Uum et spes" no
tiene miedo de
reconocer los valores del mundo
profairo. Es más,
distingue entre laicidad, esfera propia de las realidades temporales,
y laicismo o secularismo (exclusión de referencias religiosas y mo
rales
en la vida humana).
Secularismo ser/,, la tendencia a rechazar el val
espedal.
Ello lleva a una vid,, que se /aidza y, finalmente, ,e ateíza.
Esta secularización ha hecho sucumbir a menres débiles, incluso
católicas,
que hablan de
desacralización, de
purificación, de
madu
rez,
de nuevos
compromisos, finalmente de la muerte de Dros; en el
sentido de la desaparición de Dios en la vida pública, y lo que es
más triste, lo aprueban.
El /aiciJmo, o sea el propósito de prescindir de Dios, es la fór
mula que hoy está de moda.
El ateísmo se introduce deopués como la forma religiosa, es de
cir, absoluta. del laicismo.
Nuestra actitud.
Frente al secularismo, nuestra actitud cristiana debe ser:
l. Respeto
y aprecio de los bienes naturales en sí, romo ver
dad,
belleza, arte, etc. y utilizarlos como auxiliares para alcanzar Ia
vida eterna.
2. Preferencia, según la línea evangélica, de los bienes sobre
naturales, como lo vernos en las palabras de Jesús al joven rico:
"V ende cuanto lienes .•. y tendrás un tesoro en el cklo" (Mateo,
19, 21). Y la oración litúrgica: "Que aprendamos a despr0CÚW las
cosar de esta #erra y amar las del cielo··. O las paiabras de San Pa-
1461
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
blo a los primeros fieles: "Buscad lar coselJ de dl'1'Íba" (Colosen
ses, 3, 1).
El Magisrerio Eclesiástico ha rechazado continuamente el seru
larismo.
1462
"Nos parece oporn,no llamar la atención a este respecto
sobre puntos
!loctrinales: el primero es la dependencia de la
caridad pata con el prójimo, de la caridad pata con Pios.
Conocéis los asaltos que sufre en nuestros días esta doc
trina de clarísima .e impugnable derivación evangélica: se quie
re seclllariz,,,. el cristiani.rmo,
p,.,tmdo por alto sa esencial re
ferencia a
la verdad religiosa, a la comunión sobrenatural con
la inefable e inundante caridad de Dios para con los hombres;
su referncia al deber de la respuesta humana; obligada a osar
amarlo y llamarlo Padre, y, en consecuencia, llamar con toda
verdad hermanos a los · hombres, · para librar el cristianismo
mismo de aquella forma de neurosis, dicen, que es la religión.
Para evitat toda preocupación teológica y pata ofrecer al ·cris
tianismo una nueva eficacia, toda ella pragmática, la sola que
pudiese
dar la medida de su verdad, y que lo hiciese aceptable
y operante en la moderna civilización profana y recoológica"
(Pablo
VI
en la inauguración de la II Omferencia General del
Episcopado
Latinoamericano).
( Continuará}.
Fundaci\363n Speiro