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Número 150

Serie XV

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Santo Tomás de Aquino. Prefacio a la Política, con Proemio y explicación de Hugues Kéraly

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Santo Tomás de Aquino: PREFACIO A LA POLITICA.;
Proemio y explicación por Hugues Kértdy (*).
Recientemente ha publicado la Editorial "Tradición" un nuevo
volumen de
su colección "Santo Tomás de Aquino", que nos viene
ofreciendo los
renos y comentarios de los más significativos escri­
tos breves del Doctor Angélico. Junto a Los M el Ser y la Esencia y otros, aparece ahora el Prefacio al Comenttlfio
de los libros de la Polltica de Aristóteles, cuyo texto, aun siendo
breve, posee un gran interés por la densidad. de doctrinas que en
él aparecen.
Este pequeño volumen, de cuidada presentación, rontiene, en
primer lugar, el texto bilingüe de Santo
Tomás, que sólo ocupa rrece
de sus 145 páginas. Ello
constituye ya

un acierto indudable,
pues no
sólo proporciona una
---'/ la úuica-traducción, bastante libre pero
correcta, a quien no conozca el latín, sino que pone al aloance de
todos un texto hasta hoy difícilmente asequible de Santo Tomás.
El prefacio en cuestión menciona las ideas más importantes de la
dooo:ina tomista referente a la filosofía social. Kéraly aprovecha
esta ventaja para
realizar un romentario de extenso contenido.
Apoyándose en los rres primeros
parágrafos del Prefacio, Kéraly
señala otros tantos principios generales de los que debe parta la
Política:
I. "Las actividades humanas se inspuan, pata la realización de
sus
propios fines, en
la observaci6n de los procedimientos narurales"
(pág. 34).
II. "Debido
a que
opera imitando a
la naruraleza., el conoci­
miento hum.ano de las producciones técnicas es, a fa vez, teórico y
práctico" (pág. 49).
III.
Principio de totdidad: "Donde existe relación de todo
a parte (y solo en la medida en que existe), la parte es para el todo,
pudiendo éste disponer de aquélla
pata sus intereses" (pág.
51).
(•) Traducción de J. M. Abascal; Ed. Tradición, México, 1976, 145
páginas.
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INFORMACION BIBUOGRAPICA
El punro cuarro del Prefacio versa sobre los caracteres propios
del objeto de la ciencia política, es decir, de la sociedad. En este se­
gundo capítulo se busca ruite rodo una definición de la sociedad;
luego
se expoue el orden interno de las relaciones sociales que cul.­
mina en la comunidad civil, donde se realiza la perfección máxima
de

la
especie humana; y, finalmente, son examinadas las causas de
la sociedad. A
partir de

los
cuatro últimos
punros del
texto romism desarrolla
Kéraly, en IJa (dtima parte de su comentario, un estudio deml.lado de
los caracteres propios de la Ciencia Política, del lugar que debe ocu­
par en el cuadro de las ciencias, de la dignidad que le es debida y
del método de que debe servirse.
Dentro
de
esta
estructura se incluyen numerosas exposiciones
dignas

de
meoción. S610 destacaremos algunas.
La segunda parte contiene párrafos clarividentes sobre la real
constitución interna de

la sociedad, como el que sigue:
"La observación de 1a vida social, en efecto, jamás nos
pone directamente en presencia de
una pura «yuxtaposición»
de

individuos, reunidos
en un Esmdo como ottos mnros ele­
mentos de un ronjunto matemático finito. Nos hace ver 1a
existencia de una · multitud de conjuntos y de subconjuntos,
de

comunidades
y de cuerpos, organizados con el prop6siro
de cumplir en las
mejores condiciones ciertas mreas sociales
bien definidas . . .
La idea de que el individuo podría sentirse,
de una u otra manera, directa y concretamente ligado a un
«Esmdo», es

una
idea de poeta, o, peor aún, de tecn6cram:
cada

individuo
se siente directa y concremmente unido a sus
semejanres·, y allltl solamente a ciertos de sus semejantes, en
un Esmdo" (pág. 8~).
Unas

páginas
después completa Kéraly estas observaciones con
una descripción del
principio ae subsit#ariedi,d, implicado en cierm
manera
en el texro del Aquinate. Acerca de él escribe nuestro co­
mentarista:
1464
"Se ve que este principio de subsidiariedad no tiene sola­
mente
un alcance negativo,

destinado a evitar la
intetvención
del Esmdo en las diversas comunidades activas deiJ. «todo» so­
cial, cuando tal intervención no es imprescindible. Nos ofrece
también un
almnce positivo: Tiene

valor directivo
¡,ara la
vida
socim en todos sus

grados, en
la familia,
en la escuela,
en
la empresa, en todas las formas de asociación ... " (pág. 87).
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBIJOGRAFIGA
También resuita sumamente esclarecedor el tratamiento que en
esta obra se hace de

la sociabilidad
natural del

hombre, frente a
la
triviali:zw:ión que ha sufrido esca doctrina. Kéraly no se contenta
con dilucidar el género de necesidad que implica esta noca esencial
del
hombre, sino que expone las
amplias consecuencias contenidas
en
ella.
Sin embargo, la parte más claramente desarrollada del comentario
de
Kéraly es, sin dnda, la última, donde se solventa la difícil cues­
tión de
la ciencia política. Resulta sumamente interesaote el segundo
punto
que concluye como sigue:
"Resumamos: La ·política es ciertamente una ciencia; autén~
rica e íntegramente «científica». Es una ciencia práctica, cuyo
fin no es exclusivamente elaborar teorías
sobte loo fenómenoo
del

orden
social ( «ciencias políticas» en sentido actual), sino
participar ella misma en la realización de Jo que todas sus in­
vestigaciones
(los actos humanos de la vida social) como por
el carácter eminentemente room! de la vocación propia: «or­
dinare in bonum commune», conducir a fa comunidad entera
al único bien que cada uno de sus miembros tiene verdadera­
mente en «común» con loo otros, e'I de una vida plena y bue­
na, y plena por
buena"' (pág.

124).
No se piense que
el comentario de Kéraly se realiza en el aca­
demicismo
caracteristiico de

este
género de

obras. Este libro no
va
dirigido

a
eruditoo, sino

que resulta
fácilmente asequible

para
todoo,
tanto

por el estilo como
por la actualidad de los temas tratados. En
efecto, nuestro autor se
adentra a

menudo en polémica con
muchas
de las corrientes po!líticas y filosóficas recientes. La raíz última de
los errotes contenidos en las doctrinas rotalitarias e individualistas
surge al
hilo del comentado (págs. 64 y sigs.); las ideas de Maurras
se

comparan con
las del Aquinate y se seña!la la profunda divergen­
cia entre el hegelianismo y el aristotelismo
al tratar acerca de la
reoría y de la praxis (págs. 44 y sigs.). Estoo y otros muchoo ejem­
plos
hacen que el comentario de
Kéraly constituya una presentación
sumamente actual del
pensamiento político tomista.
Pocas

objeciones
creo que pueden hacerse a esta obra, al me­
nos en su
conjunro. Señalaré tan

sólo
algunas cuestiones

de detalle.
Pienso que al exponer el principio de totalidad y las ensefiaru:as
que

de
él se desprenden, hubiera sido altamente esclarecedor para el
lector exponer los
diversos géneros
de
"todos"' y señalar cuál de ellos
conviene a
la sociedad.

Este
tema, que parece darse por supuesto
(pág. 103), hubiera arrojado mucha luz sobre el
método del cono-
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INFORMAGION BIBUOGRAFICA
cimiento y de la ciencia política en particular. Hay proposiciones
que quedan uu
tanto en el aire por esta omisión: " ... la raz.ón pro-
cede, como la naturaleza, de lo simple a Jo complejo ... " (pág. 114);
"la política
comenzru:á por estudiar su objeto de la manera como
cualquier
ciencia
especulativa ( ••. ), está obligada a hacerlo, mediante
uu

procedimiento
analítico que reduce cada «todo» complejo en
sus elementos
más simples ·· (pág. 132).
Tal vez los estrechos límites de este ensayo obscurezcan, en al­
gún
puuto,
el discurso de Kéraly,
como m describir la causa material
de la sociedad
(págs. 99-100).
Finalmente, considero que la bibliografía utilizada adolece de uu
exclusivismo muy
&.ru:és, pues
casi
todas las obras que menciona
son de compatriotas suyos, olvidando contribuciones muy importantes
de
otros muchos autores.
Puede
decirse, sin embargo, que este libro merece especial aten­
ción, como

ya hemos hecho resaltar, no sólo
por la versión

de Santo
Tomás,
sino por el

fino
aná[isis de H. Kéraly, muy útil para ini­
ciarse en la
obta política del Doctor Angélico.
JOSÉ MIGUEL GAMBRA GUTIÉRREZ.
Suffert, Georges: LOS INTELECTUALES EN "CIIAISE
LONGUE" (1).
Las palabras iniciales de Georges Suffert en la "Introducción"
al
ubican,
apenas comenzada la lectura, en cuál será

la perspectiva desde
la que, a lo largo de sus siete capítulos, realizará una radiografía
profunda

en
la que no escasean las nOtas de aguda ironía de aque­
llos

individuos que nuestra sociedad
ha bautizado

con el nombre
de
intelectuale,, como

si la operación de
intelectualizar la realidad
fuese exclusiva de algunos pocos: "Lo cierto es que acabé por drume
cuenta
de que existía un formidable malentendido. Estos intelectua·
les, pese a fo que suponían, andaban a la busca de una religión de
recambio. No soportaban, sin embargo, la idea de la muerte de Dios
ni las exigencias de

una moral de la
libertad, de
la cual se sentían
paladines. Siendo yo, en cambio, católico de la especie
más vulgar,
no tenía necesidad de ningún sucedáneo de la religión. Por el lado
(1) Traducción y prólogo de Salvador Vallina, Madrid, Sociedad His_­
panoamericana de Ediciones y Distribución - Magisterio Español, 1976, 158
páginas.
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