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Número 153-154

Serie XVI

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Michele Federico Sciacca escribe «Il magnifico oggi»

EN EL SF.GUNDO ANIVERSARIO DE l,A. MUERTE,. DEL PROFESOR SCIACCA
MICllELE FEDERICO SCIACCA lilSCRIBE,
"IL MAGNIFICO OGGI" (*)
POR
ABELARD0
LOBATO,
0. P.
El lector tiene en s11s manos el último volumen de las Obras
completas del filósofo
italiano Miguel Federico Sciacca. Es el núme­
ro

41. Año
tras año Sciacca ha regalado a sus lectores

el
fruto de sus
profundas
y vivas meditacione1. La acogida ,¡11e le prestaron siem­
pre le

estimulaba
a 1eg11ir penetrando más a fondo en 111 labor de
mae_stro.
Faltan todavía algunos volúmenes últimos, hasta el ntíme­
ro
47. Pero el

resJo nos
dará s6lo reedicfones de· estudios con

la
puesta
al día. Este volumen tiene 11n vtáor singular, no sólo por ser
nuevo, .rino por
recoger las últimas páginas escritas por Scjacca. Pue­
de decir.re, su te.rtamento. Murió en la paz de lo.r

j11.rtos
el
día 24
de febrero de 1975. El
día 7 de febrero aparecía el último de los
ensayo.r escritos

como
te.rtimonio de pre.renciá del esplritu en un
mundo que
no se abre a sus exigencias, Su -pluma dercansa de.rde
entonces, pero su voz

resuena poderosa a
través de
estos mensajes.
Sciacca pervive. Es uno de

los escritores
que dial-oga con

el
lectQr
de,de
la primera línea, ,¡ne va a fondo, ,¡11e trata de penetrar hasta
ese
pan/o donde

se
dan cita el alma, el espíritu y

la
carne. Era un
escritor

nato.
Había en él un cortJZón de

niño
y un alma de profeta.
&tas páginas póstumas son un podero,o ngno de su vitalidad es­
piritual.
Se

trata de
una serie

de ensayos
periodístico,. El

primero de
ellos vio la
luz el

día 27 de
octubre de

1970. Del
último ya hemos
dado
la

fecha de 1975. El
manu,crito lle11a la

data del 15 de di­
ciembre de 1974.
Todo, ellos fueron p11blitado1 en el

diario
romano
(*) 11 magnifico oggi. A ~ura Ji Maria Manganelli. Presentazione di
Luigi Pareyson,
Cittá nuo-va Edilrice-, Roma, 1976~ pág.

293
[Obras comple­
tas, -vol. 4~].
359
Fundaci\363n Speiro

ABELARJJO WBATO, O. P.
11 Tempo. El mismo periódico, al iniciarse I" serie, h&ía la presen­
tación con estas palabras:

«Con
el presente artículo romienza la

co­
laboración con nuestro diarw Miguel Federico Sciacca; se p,opone
con

ella
1/amM la atención de nuestros lectores sobre los p,oblemas
de

fondo del
mundo contemporáneo y trata de poner en e1lidencia
l;,s profundas «ralees» de s11s tormentos y sus angustias para poder
ofrecerle remedios
«radicales». Nada menos que todo un programa
digno

de
un filósofo, que va derecho a la raíz, y no tiene. miedo de
acometer una empresa como· el examen de los ma/,es de nuestro
tiempo,

de
intentar una solución de raíz, de tratat" de. una cura a
fondo. Puntualmente desde esa fecha los trabajos fueron aparecien­
do
una vez al mes,

hasta llegar
al número
de 48.
La m11erte hizo
imposible
la continuación. El interés de los lectores fue creciendo

de
día en día. Algunos ensayos, como tendremos ocasi6n de ver, sus­
citaron no sólo interés sino una profunda co1lffJ()ción.
El recurso. a un diario para llegar a tos lectores era una necesidad
que· Sci&ca sentía en
lo

profundo. Al
mismo tiempo colaboró

en
otros
peri6dicos y ref/Ístas. El periódico del Vaticano, L'osservatore
romano, le invitó con frecuencia a decir su palabra de filósofo cris­
tiano sobre graves problemas del momento. No bastaba decir la
verdad en los libros serios de estudioso, en las revistas como su
Giomale di Metafísica., en l>tI grandes colecciones y enciclopedias, de
las cuales fue incansable

pro'motor.
La cultura. de masas de nuestro
tiempo
requería descender a la plazuela con

el ensayo de
urgencia,
como decía nuestro

Ortega.
Y por ello era preciso acomodarse. Y a
en el
!iglo pasado

se habla
pue,to de

moda la frase
que !i>San Pablo
viviese
en nuestro tiempo habrfa recurrido al peri6dico para antm­
ciár
el evangelio. Sciacca periodista es la novedad de esta última
obra.
El titulo se !'O dio el 'miÍmo Sciacca, romo nos advierte en la
sencilla presentación que ha hecho su disclpula Moría Manganelli.
El magnífico hoy se llama. Sciacca cuidaba con esmero la publica­
ción
de
sus obras

completas. El
plan general ya

estaba
en marcha.
La numeración de los diversos 110/úmenes y el contenido de los mis­
mos
lo 'habla trazado con tiempo. Primero

los
publicó Marzorati
Editore en Milán, hasta el vol. 39.

Pero ya el 40,
que fue un esplén­
dido

regalo
para el centenario tomista,
del año 1974, fruto de es­
tudio sincero y apasionado de To más de Aquino, como un horizonte
de promesas
par" el fiMsofo de

la
plenitud que se

hacia novicio
en
una escuela
de tanto peso,

se publicaba
en Citta nuova editrire. Ah/
aparecieron el

vol. 4 y el 37,
de;a¡Jos atrás por necesidad de revisión.
Y

ahora llega el 41
con el

titulo
llamativo. ¿Qué sentido hay que
dar!~? Sciacca
no

lo
dice, Manganelli tampoco.

Se
puede adivinar
360
Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERJCO SCIACCA ESCRJBE «IL MAGNIFICO OGGI»
por los rasgos al alca,,ce. Por un lado, e} lema de la actualidad era
una constan/e de Sciacca. Era el pensador que comprometí;, su. li­
bertad con el tiempo. Gt1}taba de los análisis del pensar rontemporá­
neo. Escribía sobre

la hora de
Cristo, el kairós del momento actutd.
Fueron
célebres sus volúmenes ,obre la

fiosoffa hoy.
Buscó en
todo
momento
hacer de cada hombre

el ser
más pleno, más espiritual,
cmno
pide su esencia, en

la
cual pesa más lo
espiritual y lo interior
que lo corporal y lo munda,,o. Por ello definía al hombre cO'mo un
< Al tratar los grandes problemas de

nuestro tiempo
venia
a cuento la palabra hoy. Era el modo de entrar de lleno en el
corazón de

los lectores. Esta
.obra no trata sólo
de
ilustrar. Más bien
q11iere convencer, cambiar, provocar una cierta metanoia frente a la
situación que nos aprisiona. Tenemos _ tfn mundo de aspecto mara­
villoso, pero sin base ni consistencia. En la portada de la obra quiso
poner un cuadro célebre

de
la torre
de
Babel de J. Breughel, que
se

conserva en
la Academia

de Siena.
Su primer ensayo trata de

la
nueva Babel

en
que nos

encontramos. Todo
eslft a punto de caer
sobre

el hombre y lo grave es
que cae el hombre también. Y esto es
cosa seria.
Por

ello nos encontramoJ en
un mo'mllnto que hace falta
acometer. grandes empresas., construir 1111 mundo nuevo. Magnifico se
dice quien en verdad hace cosas magnas, .grandes. La obra de cada
uno hoy, cuando ·vea la situación, ha .de. ser ta de colaborar con todas
sus fuerzas a la edificación sobre bases nuevas de un mundo mejor.
Por
eso el
titulo
El magnífico hoy. CutJWjuiera de los lectores puede
sentirse. llamado un nuevo Lorenzo el Magnifico, que inicia un
renacer
de
la
cultura, det espirita, de

la
dvt'lizadón que se

desmo­
rona.
Con este propósito se advierte q11e el libro tiene una unidad de
fondo
en medio
de la variedad. Sciacca es un escritor y un pensador.
Vive

en
et éxtasis que quiere Heidegger del

hombre.
Más allá de si
mismo, lejo, de

todo
narcisismo, ocufntdo a

fondo con la verdad,
sobre todo con la
verdad que salva. Esta

obra como las
demás se
abre con una página de colorido, con una nave de vela, que im­
plica la fuerza de un viento superior que la mueve y el arte del
hombre
que la

gobierna,
pasando a velas desplegada.r por

el estrecho
de Hércules, entre
España y Africa, más allá de todo limite, porque
«no hay obstáculos para el pensar humano, ni barreras insuperables,
si es capaz
de avanzar con

el
auxilio de
la fe
y la fuerza de la verdad
de

Cristo». El pintor
e florentino Primo Conti habla hecho esta imrt'
gen para
stt obra, y la ha reproducido en todo, los voMmenes, como
santo y seña. Hay 11n fondo e unificador. Sciacca se siente aqul como
en· el re.rto de su obra de madurez, un escritor que-#ene ·un mensa;e
que comunicar. Hay en .su obra una constante de profeti-.rmo·. La,
361
Fundaci\363n Speiro

ABBLARDO WBATO, O. P.
verdad contemplada se destina a ser verdad vivida con todas las
consecuencias. Por ello entiende-s11 tarea de euritor camo .Ja de un
servidor de la verdad. Por ello tiene dos grandes funriones. La de
denunciar
y la de an,mciar. Denuncia

todo
aquello que está infun­
dado, Anuncia la nur,va verdad que #ene que liberar al hombre
de

hoy,
esdavo de tantas aparienrias, trabajando en vano en

la
rons­
trllcción de -,11n. mundo que se l-e viene encima sin que se dé cuenta.
Bste hilo ronductor e!lá de aruerdo con todo el resto de la obra. Es
teftimonio vivo de 11n hombre que. cree en la verdad y en s11 fuerza
poderosa y la busra alli donde se encuentra, en el ser, y en Dios .
. Estos

dos
temas son la constante de

estos
traba¡os. Vuelta a

la
metafísira, vuelta a

la religión. El amigo
Pareyson, hombre que ha
luchado las mismas batallas que Sciarca en

nuestro
tiempo, que ha
lo
grado una envidiable madurez de . pensamiento,

le ha
dedicado un
prefario, que es una maravilla, tanto
por

la
penetrarión sintética de
toda
la

obra de
Sriarca, que reduce a síntesis, por la defensa de
esta línea de pensar que hunde sus raíces en lo cristiano, cuanto por
la
coincidencia en profundidad con

el amigo a
quien llama
maestro.
En
e/fondo hay una constante. V

a
al fondo.

Se trata de resolver los
problemas definitivos
y con ellos de sakvar al hombre, animal lla­
mado a vivir de realidades sustantivas y no de fenómenos más o
menos episódicos.
N11estro m11ndo está enferma. Pero su gravedad
procede tanto de

lo
q11e le falta cuanto de lo que le

sobra. Le
sobran
cosa!, abunda en el tener y coñ ello-se rarga inútilmente la existen­
cia, le faltan realidades y por ello et todo una deficienciJ, «manca­
mento»

como gusta de
decir Scittcca con

Leopardi.
Pues la vuelta
a
esas profundidades supone el

encuentro con algo
que hoy causa a
muchos cierto ho"or, y es el signo más evidente de la superficiali­
dad
en q11e viven. No hay profundo sin

metafísica,
ni hay metaflsica
si

no
aparece Dios

como
fundamento de

la realidad.
La lucha de
Sciacca va en esta dirección. Un nuevo prOfeta que clama. contra todos
los que han denunciado el fin de la ·metafísica y quedan tan felices
con la
superficialidad del
fenómeno
y con el mero análisis de la
experiencia,
sin
llegar nunca a fundarla.

Un profeta
de la verdad
integral,

de la interioridad y de la
f11erza deL espirita que reclama
la
verdad personal

y
la llegada a Dios

como
fundamento a
través
de la
vivencia religiosa de

la fe.
Por eso s11 pensamiento cobra fuerza
en una tradición secular,
en un mundo q11e ha vivido del espíritu.
Por eso clan;a ·despiadado contra quienes rehuyen la voz de

la inte­
rioridad y son culpables de que nuestro mundo siga ilusionado con
una libertad que no

le compete, y con
una superficialidad que lo
destmye. El núcleo de eÍtos ensayos es

todo
un· tratado de religión
y

de
metaflsica. Scittccá proyectaba háber clasificado los

diversos
ar-
362
Fundaci\363n Speiro

MICHEUJ FEDERJCO SCIACCA ESCRJBE «IL MAGNIFICO OGGI»
tículos por temas, pero no lo hizo. Los editores han preferido de­
jarlos
ordenados conforme
a la fecha de
su aparición,
habiendo cam­
biado sólo

el
último para que el
libro concluyese con
un mensaje del
año jubilar, que
es

todo
un símbolo de su contenido. La nueva Babel
que era moJivo de consideración al principio, tenía un remedio en ta
conversión y reconciliación del final. Asi la unidad de tema se man­
ten/a en todo

el arco
de los
diversos modos de formularlo.
Porque en verdad los temas tratados son múltiples. Los

problemas
de fondo
admiten muchas perspectivas,

Dar
muestras de
esta
varie­
dad temática
es bien sencillo. Basta reco"er el

indice con los
titulas
de cada uno de los

trabajos. El
titulo es
toda
una lección
de
síntesis
de
Jo que el lector va a recibir leyendo. Es

como
1111 impacto que Jo
invite
a la
lectura. < «La razón enloquecida», «Ultima salida de Don Quijote», «Quiénes
son los jóvenes», «La sociedad de

los
canguros», «Religiones», «Sa­
tán entre nosotros»,

y
así hasta los

48
títulos sugetivos. Si aquí no
podemos

entretenernos en dar
una idea
de
tanta riqueza, porque se
trata

sólo de dar
cuenta de
la obra
y de
invitar al lector
a, hacerla
suya con

la
calma meditativa,
no podemos
pasar por alto uno de
los ensayos, que es como indice y · momento culminante de tódos
ellos. Es el número 43, y lleva el titulo «La iglesia y occidente».
Ueva

la fecha del 20 de
octubre de 1974. Es una pieza maestra en
el arte de
escribir, de persuadir, de inquietar a
fondo. Se trata de
recordar la
calda de

Occidente en el siglo V,
y hacer una compara­
ción con la Jituación que noso-tros atravesamos.
El año 476, Odoacro vence en Pav/a al últi-mo emper de Occidente, a Rómulo Augústulo. Este hech<> implica un principio:
que
las culturas, por

más
que sean 1li gorosas y hayan dominado por
largo tiempo, llega un momento. en que terminan como todo Jo vivo
y lo humano. Toda la grandeza del mundo romano fue vencida de
modo
misterioso por un puñada de hombres que ventan desde fuera,
con menos cultura, menos tradición, menos derechos. El imperio
romano moría más por las heridas que llevaba dentro ,jue por las
derrotas que le infliglan desde fuera. Era vlcti11UI de

si mismo. Y en
cambio, en las orillas de aquel imp"erio, como fuera áe .ru alcance y
con espíritu distinto del que lo animaba, pueblos nuevos con otro
e1pírit11 se hadan merecedores de tomar en sil! manos el destino de
occidente: filósofos como Plotino, pensadores como Justino, Tertu­
liano,
Clemente, Agustfn, los Capadocios, son
testimonio de
algo
nuevo,
de

un
espíritu que todo

lo
transforma. Son
ellos los
que se
van
a

hacer
dueños de las culturas de la tradición pujante: griega,
romana,
hebrea, germánica, !trabe. Asf se formó la cristiandad que
vivificó el viejo fnnndo romano. Naci6 el auténtico occidente. Pero
363
Fundaci\363n Speiro

4.JJELARDO LOBATO, O. P.
este O,cidente está ya viejo de muerte. Y a se ha convertido en occi·
dentalismo. Desde el siglo XVI presenta para Sciacca síntomas de
decadencia y

de descomposici6n. Hoy está en
situación trágica,
por­
ffNC .está a p11nto de morir, -,amo murió el imperio romanO. Muere
el ocidentalismo, no el occidente, Por ello se debe acentuar hasta la
rotura el «divorcio» entre

la
Iglesia y
este
occidente pervertido. De
esas ruinas tiene qae nacer también ahora el nuevo árbol.

No hay
que temer por

la
suerte de
la Iglesia,
que está fundada en Dios y
en Cristo. Sciacca no salva en esta ruina ni al capitalismo ni al mundo
marxista de occidente. Ambos están heridos de muerte porque tienen
fundamentos falsos. Por e/ir, qutzá es cunveniente que se acelere el
proceso de
descompusición, para que se

haga
posible el mundo del
mañana, fundado sobre valures más firmes y más divmus. Heidegger
seria
el

testigo de este mundo
que se

desmorona, como «el filósofo
de la
decadencia» que todo lo resuelve en la temporalidad y

en la
historia. «El título del destino ya está corlado, no lo corto yo» (265 ).
La historia se demuestra el cementerio de la civilización y de las
ca/turas.
Esta profecía, que parecía retomar la tesis de Spengler, sobre la
Decadencia de Occidente, n.o podía pasar inadvertida. El

eco
que
tuvo su artículo fue muy grande.

Se vio
obligado a volver sobre
el
tema
en el

mes de diciembre
para advertir que por encima de la
calda de

la
cultura de un pueblo

o de otro hay
una tradición que no
muere, hay

algo
que .se salva porque es

un
verdadero valor,
y
es
preciso saber separarse de.
todo

lo
que ya es moribundo para afe­
rrarse a lo vital.-Por cierto, Sciacca ddvierte q11e este mod() de ser le
ha quitado muchas energías. Pero es hora de sacudirse /()do lo que
significa adherencia extraña
para .volver a su valór. de ser testigo de
un mundo m,ev(), «La Iglesia &1Sis#rá a la sepultura del o,cidenta­
lismo
y continuará su curso, s11 misión evangelizadora y doctrinal-des­
de
el
interno de utras civilizaciones y culturas; en medio de otros
pueblos» {278}. En cierto modo puede decirse que < en medio de nos(Jtros». Pero e.rte es el designio de Dio.r sobre la
historia; ser. signo de contradicción y llevar adelante la lucha por el
reino.
Para ello. no .hacen falta muchos hombres. Sciacca habla es­
crito en

otra
ocasión, y
Pareyson lo pone
aquí de relieve como algo
de lo mejor
que ha salido de su pluma: <
de
,;uantidad, sino de intensidad: no importa que los cristianos sean
tres mi/lardos
(

tres
mil mittones) · o

tres
mil: tres mi/lardos de ti­
bios hacen mucho menos que tres mil que tienen la fe que mueve
las montañas. Al principio eran,doce; uno fue

el traidor y acabó col­
gado de

la higuera;
quedaron once,

y ellos son los
que han hecho
364
Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERICO SCIACCA ESCRIBE «IL MAGNIFICO OGGI»
caer el imperio romano. ¡Que vuelvan los once, pero como aquellos!»
(XLIV).
Tal es la situación de nuestro Occidente. Algo verdaderamente
«trágico». El remedio está en lo.r hombres capaces de sentir, con el
sentimiento trágico de
Unamuno, esta situación y ponerse en marcha
en una nueva cruzada para salvar al hombre, aunque su mundo tenga
que perecer. La sal-vación de la Europa que muere está en su reno­
vación.
Sciacca vuelve

los
o¡os a

los grandes. Piensa en
un nuevo
Don Quijote que salga por los caminQS a desfacer estos entuertos.
«Sólo en España, _según Unamuno, puede nacer [este nuevo Don
Quijote] antes que el europeismo invasor la ponga bajo sus pies y
ponga así fin a su existencia» ( 46 J.
Esta mue.rtra es suficiente para ver que se trata de un libro «que­
mante», lleno de vigor y de fuego, de profetismo y de santa ira.
Bien merece
la pena entrar por sus pági""' adentro y luchar con el
escritor y el profeta hasta. lograr má.r luz en esta contien_da Salpadora.
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