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Filosofía contemporánea: el siglo XIX. Socialismo y marxismo

FILOSOFIA CONTE'.MPORANIEA: EL SIGLO XIX.
SOCIALISMO Y MARXISMO
EMíLIO SERRANO VILLAFAÑÚ.
En la segunda mitad del siglo XIX las corrientes del pensamien­
to

filosófico
cambian de

signo
y dirección; abandonando los idea­
lismos románticos, y el espiritualismo se orienta hacia el positivis­
mo, materialismo y socialismo materialista.
Acaso expliqu,, -si oo justifica-este bandazo del péndulo
fiiosófico dentro del mismo siglo, los excesos qu,, venía cometirodo
el racionalismo desde el siglo XVIII. Y más allá, desde el Renaci­
miento, qu,, al dejar al hombre desligado de Dios, a la filosofía. de
la
teología
y al Deteclto de la moral, preparaba el camino con el
huroaoiSIIlll neopagano a una exaltación antropológica en la que el
hombre no sólo era
"la medida de todas las cosas", sino el creador
de lo bueno y de lo ma,Jo, de lo justo y de lo injusto, de lo ver­
dadero y de lo falso.
Endiosado así el hombre, el hombre "razón pensante'", el '"hom­
bre voluntad" soberana, "bueno por naturaiem" (según el optimis­
mo antropológico de Rousseau), o .. malo irremisiblemente" (para
el
pesimismo de Hobbes), el subjetivismo reempla>:a al objetivismo
realista .de todos los tiempos. Y si el hombre, esenciaJmente bueno,
es el creador y fundamento del Derecho (" aun cuando Dios no exis­
ti y si "la razón crea el Deteclto y la moral'" como diría Kant
y repite hoy la "moral y el Derecho de la situación", el racionalismo
y el idealismo, en un sorprendente e innovador "giro coperoicaoo'",
construyen la filosofía y la historia., como la mora! y el Derecho,
y hasta la realidad de las cosas, prescindiendo de la naturalem y de
la historia. El positivismo después, sobre las mismas bases antime­
tafísicas, pretended construir todo desde la. naturaleza y la historia
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EMJUO SERRANO VILLAFAFIE
prescindiendo de la razón. Si el racionalismo se pierde en las ab,,­
tracciones,
el positivismo (en

todas
sus variedades)

se pierde
en los
hechos. Esra

es
la reacción que se produce ea el mismo siglo XIX, aun
cuando sea muy anterior, como vemos, su trayectoria. Y aun am.ndo,
extrañamente paradójico, sean DO poco mfines el racionalismo y su
opuesto el positivis,oo en DO pocos casos (pensemos en la mf!uencia
de

los principios
kantianos y su negación de la metafísica); el pri­
mero
suministrando presupuestos firmes para las tesis del segundo,
o
éste siendo conoocuente tributario al primero, al que, no obsrante,
ranto combate.
Lo

cierto es
que las nuevas ideologías resuciran el clima anties­
piritualisra, contrario
a toda :metafísica del mundo trascendente, con­
tra el cual había reaccionado la primera filosofía de la Resrauración.
Y,
naturalmente, se apoyan

en los
nuevos métodos

del empirismo
con que
la "ciencia moderna" (que para muchos era /,, únia,. cien­
cia) sustituía a la especulación y "abstracciones" merafísiOLS.
En primer luga,r, se empieza con los primeros teóricos del so­
cialismo ~"signo de los nuevos tiempos"-junto con las formas
más
explícitas del marerialismo científico-nammlisra, que

se
con­
centran

en el
materialismo agresivo y su diruléctia,. de la violencia,,
que
se extiende con

pujanza, aspirando
a "tnl11sformar" el

mundo.
Con los primeros teóricos del

socialismo, comienza
un nuevo
giro

en
Ia historia de las ideas filosóficas del siglo XIX, muy distinra
de los movimientos ideológicos
.meriores y a,.si en radical oposicioo
a
ellos. Son principalmente el sooialirmo y el posilwimw (1). Am­
bos tendrán un desarrollo posrerior europeo y universal; ambos pro­
longarán el clima antiespkitualisra, contrario a toda metafísica, de
los
enciclopedisras y de la revolución, y ambos se a¡,oy,an en 'los mis­
mos métodos, mejor, en él método único de la única ciencia, el mé­
todo empírico de las ciencias naturales o experimenm:les. No en
vano Saint-Simon,
primer teórico de este grupo, es también el inspi-
(1) Así lo afirma el padre TEÓFil.O URDÁNOZ, O. P.: Hi.rtoria de la
Filosofía,
V. Siglo XIX: Socialismo, materialismo y positivismo. Kierkega.a.rd
y Nietzsche. B. A. C. M,drid, 1975.
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SOCIALISMO Y MARXISMO
rador del positivismo de Comte. Y pa.m él también las relaciones so­
ciales son fenómenos del mundo f fsiro , que deben ser estudiados
con

método
científico empírico, prescindiendo de roda poom.isa .me­
tafísica.
El siglo XIX instaura prevalentemente el positivismo científiro
y social, frente al niciooalismo del siglo XVIII. Por eso algunos com­
prenden bajo la rúbrica del "positivismo" todas las doctrinas socia­
listas,
evolucionistas y materia:listas, que se remiten a la sola cieoci.a
positiva.
Los primeros representantes del socialismo son Saiut- Simon,
Fourier,
Owen, Ptoudhon, Blanc, Leroux y Reynautd, Weitling,
W
agner y Lasalle, y algún otro menos importante. Todos ellos, con
mayor

o menor
•pornwión e influencia, van sentado las bases del
sodaHsmo ideológico, y a la vez pt'á4i.co, en sus primeros intentos.
Así pues, y prescind.rendo de los precedentes muy remotos de
formas comunistas en Grecia, de las tendencias igualiwias de Israel,
y, en el plano filooófico-político y social, de las Utopías del siglo
XVI {la Utof>la de Tomás Moto, la Nova AtWJ!flt>s de Baron, la Ocea­
""de Harrington, hasta la Ciudad del Sol de Campanel!a), el socia­
lismo moderno surge con la revo]µción industrial, que· romiema a
fines del siglo XVIII, y la rufusión del liberalismo económico, que
produjo
como
consecuencia la depauperación de las masas del prole­
willdo industrial. El Mamfiesto de los igual,s, de Babeuf (y la Re­
pública de los igual,s), que tendía a desttui, por medio de la revo­
lución la situación social y política. existente, para obtener una
igualdad
roncreta, bltlló vibrantes ecos en Italia y en Inglaterra,
donde

en un manifiesto de su primer
teórico Owen

(1820)
comenzó
a
~ en la Hterarum europea el término social,;smo.
Gomo premi$1S filosóficas, estas doctrinas socialistas mantienen
un

fondo común de pensamiento inspirado en
Rousseau y, sobre todo,
en
la mentalidad positivista. Las teorías económicas adquieren un va.­
lor

de
moral jJositMsta (metafísica. y mom1 positivistas), fundadas en
la justicia igua/,ittJNa, q,re evoluciona según la ley del p,-ogrtJso. Y
e.stos son los grandes supuesros o principios de la doctrina socialista,
al menos pa,a ct1. socia.Jismo •,tópko.
Senta 1123
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EMIUO SERRANO VlLLAFARE
los primeros teóricos drl socialismo, van presentándooe a:! historiador
los autores más caracterizados de los que expo®IDOS brevenrenre su
pensamJeoto e influencia siguiendo .a. P. Utdánoo: oo la obra citada,
lameotando que éste no haga una crítica det:eolda de cada uno de
ellos,
si bien comprendemos que el "alfán de dbjetividad" que de­
clam en 'la ,:ipca P11 historiador, porque, en definitiva, no va a exponer su pensamiento
propio, sino el de sos demás autores y doctrina que historia aunque
"la v,dorizaci6n crltira de las """""' corrientes brota sin más, a>n
ligeras observaciOlleS, de la visión coojuma de cada fiilosofía"".
ll1 ronde Saint.Simones ei primero y principal representante de
esre movimienro del soc:iaJiSIJll) utópico y de especial influencia en
los teórioos siguienres. Su pensamiento filosófico, si bien centrado
siempre

en el
probkema social, se extieude también a una temáti­
ca suOOiiva, pasando por varios :¡:,erfodos. En primer lugar, dirige su
atención a:1 valor y función sistemática de la ci,encia como un saber
totsl y ~io, siguiendo a los ,eru;iolopedistas, desde el que esperaba
la

solución a
las ruestiones wciales. Su idpL ,fnndaroeoml es la de la
historia como un progreso rwcesario y continuo que se desarrolla en
época, orgánicas (que descansan sobre un sisreroa de cri;eocias biro
establecido y en el que reina un perfecto equilibrio social) y época,
crl#ca,,
producidas por un cambio y crisis en el progreso de aqué­
l111S, que detrenninan una d«adencia y ana.tqu!a social.
En sus escriros palitko-económiros, COllrespondirotes a la se­
gunda fase de su pensamiento, Saint-Siroon se dedica a delinear las
caraorerlsticas de la nueva edad orgánica y de un utópico esbozo de
organi2'ación socialista, en que la ciencia y la industria constituirán
los e~. La ciencia en estado "positivo" que debe alean.zar, se
conv>en:e en una "política positiva" encaminada a resolver las cues­
tiones de organimción socl.a.. En su obra UOrgtmi,s111e,w (1819),
propugna que el sistema político cl¡ebe tender a la felicidad de los
gobernados, a fa satisfucción de sus cnroesidades flsicas y momles, lo
cual
depende del desenvol.,.imi¡enro de las ams y de los oficios. De
ahí que los oirotlficos y los productores deben ser los dirigentes de
la sociedad política fundada sobre el tni.bajo, lo cual crea un orden
que
expresa
la colabor,,ción colectiva de las clases productonis en
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SOCIAUSMO Y MARXISMO
conformidad con las exigencias de la recnica. Los científicos con­
servan la misión teórica de .estabk,der :las .leyes fisiológicas del cuerpo
social; los fodustria:les, y en primer iug,u: los 1,:µiqueros, ejercen el
poder práctiro de la sociedad, esto es, orgaoo,an y dirigen el proceso
de la _¡;rodumón y de la vida !SOlcisL
En asa a,Jah principio de justici,, que, para Saint-Simon, sería: "A cada uoo, segón
su capacidad; a cada capacidad, según sus obras".
Para
la .roorgan1imción de la nueva sociedad apela Saint-Simon
a las fuerzas de la religión en su obra Nll8f/o cri,,tir,msmo, imagi­
nando una renovación
soc.ia:l de la sociedad futura como un retX>mo
al cristian,ismo ¡,rimitivo, del cua:J se iJ.imjm a 1011Dar el principio de
la
fmtremidad humana. El cristianismo se resuelve así en un si.stlema
de moral socia:l, cuyo principio furulamrotad. es "el mejoramientO de
la comiición mom.l y fl$ica de la clllse más pobre". Se aata de wi
,ocú,l,;smo hfHIUll'litarw, fundado sobre la fraternidad del traba.jo y
sobre la reden En otro ensayo, ReorganiZIICión de lt, sociedad l/tll'ope", presentaba.
un proyecto de federación europea bajo un Gobierno y un Parla­
menro romunes. E..oe Pru,Jru:iienro gea,oral deberá ser el órgano de la
paz, que decidirá de los intereses comunes a roda Ewopa, y los de­
legados del ilDÍSlllO ,haJbrán OO paz.
Otro principal representante del socialismo utópico y de la refor­
ma de la organización obrera es Carlos Fourier. Su sistema parte
de que frente a la existmcia de un oroen prowdencial. y armonía
perfecto en di universo, "el laciooes entre los hombres en la sociedad aparooe caótiro y desorde­
nado. Es menester buscar los principios de armonía que de hecho
existen en la naturalez.a humana, idea tomada de Rousseau, de que
una
necesaria armonía rompooe naturaimente las pmione, múlti­
ples de los hombres, porque si bien éstas tiieooo sus exresos, que
son
los vicios, son las únims fuentes de actividad, que hay que desen•
volver y no reducir. La nueva organización social debe fundarse en
un
cákulo de la atraa:ión o "código pasional", que consiga hacer
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EMIU0 SERRANO VILLAFAfW
el trabe.jo atm}'ente, capaz de traer. la prosperidad económica. Ahora
bien, d trabe.jo OJllectivo. tiene motivos
que le 'ha preciso, pues, -amstituir una nueva asociación de tmoojo, formada de
rodas las aficiones posibles, que ejeroen todos ,Jos oficios, de modo
que su
espont:ánel cohiboradión, según la ley providencial de la
armonía, prod=:a d bien de rodos. Esta asociación la encontró
Fourier en la fakmge, romunidad que reúne oo,d.,. las combinaciones
posibles de
oficios y gustos, y que viven coo,juntamen klmterlo, que coostiro.y,e la nueva sociedad regida por un jere su­
¡m,mo o mofld10tJ.
La cnnvioción de Fourier de que su experiencia sería rápida­
menre
imitlda y acabaría por tmnsformar esta sociedad "civilizada"
en lltta constelación de innúmeras falanges, no pasó de ser un
utópico iUJtenro f1'>1al.Sado. Como lo fueron las pretensiones de los
fourieristas Víctor Coosldetant y la utópica Icaria de O.bet.
Parecida
fue también la idea, e idéntica la fuenre -el natura­
lismo de Roa.se.lle-< del sistema del inglés Owen con su tenden­
cia a ll1l idea:1 de vida romuniirarfa fundado sobre el pri.ocipio dd re­
romo a la mnu:alem, y las prereosiones de fundar rolonias (lj[ectivas
en Améria,, orgamzadlli,
den= de pequeñas comunidades próxi­
mas en lo posi!:,Je a la vida de la natumleza. Merece destacarse en las
reíoJ,mas de Owen su 1:,enem&ita acción rociaJ., ,mtjoms y ol:,,as asis­
tenciales con 5Ull obreros en las · HJl:,ricas de New Lanark (F.srocia),
que se anticiparon a la legislación posterior.
m más desmcado e indeperuli,,nre y original entre _ los rocíalistas
franceses fue Pwudihon, de gran IOMeUJtO y afición a la kctura, que hi­
cieron de él un autodidactá cnn un · vasro caudal de conocimientos,
alll!l de los filósofos ailemaoos nada fáciles de enrender, como H<;¡el y
Feuenbaoh, que fue exponiendo en dive1'SOS escritos sociales y eco­
nómicos y nw:oerow,, obras en las que se mostró como un agitador
y organizador tevdlucionario.
Sin eml:,argo, Proud:hon no ronstruyó un sistema coherente, ni
filosófiro, ni socia!_ La actirud ttftica, polémica y revolucionaria
van
fOllllll11ldo el mundo de su ideas. Proud:hon •udha y -rombe.te
ronttta iodo
y rontm todos. Atacó romta.nllenlente a la religión, a la
Iglesia y al cilero, a los fil.ósofoo y sus sisoomas, a las insllimciones
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SOCIALISMO Y MARXISMO
del Estado y a los gobernantes. Proudlbon suciia con la destrucción de
todo el orden socia:1 vigenre, de sus formas políticas, d..... socia­
J,es y catego,rfus 'religiosas, y quim, la instauraci6n de una soc:redad
nueva regend!llda, fundada sólo en i1a justicia, en la libertad y en el
progreso ci,,otlfico.
En
su obra principol, La justice dan.r la Révolution et dam
fEgli.re, atfitma Proudlhoo qllle justicia. y libertad son pam él lo mis­
mo. Por eso su ideal de ia sociedad futura será más bien un socia­
lismo anarqmsta, como él mismo se llamó. Pero &spués de haber
realizado una o!Jra
crítica y destructora de todo, se entregó a una
labor C011SttUctiva, a la edificación de su teOlría sooial basada en la
economía.
El contenido positivo de la filosofía de Proudihon "oo pasa de
tener
por sustrato el positivismo cientffiiro de COlnte, al cua!I se
remire y del que arepta su 'ley de los = estados,". La época· acrual
es ia de la cimcia, "" que la explicación crentlfica de las cosas sus­
tituye a la explicación 'nlligiosa o mítica y a la "soffstka" de los
meta:fískos. Ent.eniliemo por filosofía "la investigación. y, en cuanto
es ,posible, d desrubrimienm de la razón de llls rosas", basados en
la ob.,em,ción emplrica y repudiam:lo toda metalfíska, Prouclboo. cree
haber destruirlo todo "trascendentalismo",
es decir, roda metafísica,
y se sitúa en el remreno del pu:ro positivismo empfoista
Pero
después de haber. reoha.tado toda meraflsii:a, Prouclhoo oo
se
tesigila a no construir su propia id&: El progreso, que •erige en
p1facipio supremo
y sobre el que asienta una curiosa visión del
movilismo universal seioojanre al evolucion:ismo de Heráclito. Con es­
te solo ptiocipio del pro~ (que implica negación de todo abso­
luto), Prou todo
el orden '80ciall humo:oo.
Pronto sustiruiri su filosofía cM progreso por el principio su­
premo
de

justicia,
con su obra capital, La j1'Súcia en la revolución
y en la Iglesia, en la que b justicial iguali1Jllcia, revolociocaria y so­
cia:lista (términos que vemos hoy repetidos por los juristas scwiéticos)
formó una constante de su peo:samJroto, ~ sus luchas violentas
contra
el orden establecido. lo que antes había dicho Prouclhon
del pr"!lfeSO lo exa:l.ta dwlta aún más en sus alaban,,,.s a la justicia,
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EMIUO SERRANO VILLAFAÍ que es ---dice--- "el principio y razón de ser de las a:,sos", "lo más
fuod•rooo1'Ll
que hay en la oocwd,id, lo más sagrado que hay en los
pueblos, lo

que
.reclama hoy a:,n más ardor la mll!Cbedumbre". El ideal
de justicia acaba por a:,nverclrse en forma uoiversal de lll vida del
hombre.
Proudhon, que ha filosofia positiva, mlucida a simple instrumemo de 'la ciencia, está
ahom absolutizando sus
iderues -1" l,umanid,,d, el p,-og,eso, la ;us­
lÍcÑ-que han de reemplazar a,I verdadero "bsoluro. Lo que la
idea en Pllltón y Hegci, lll raz6n en Hegel y Kant, cl absou,to de
Ficl!re es, pa,a Pttrudihon, la Jussic,,,, que es "la recta razón", prin­
cipio
y medida de rodo orden justo; es "la razón universa,I", una
razón inma:nente al mundo, como ley recrora de lll naroraleza. Y
rodo el <:<>metido de lll justicia es realizar el ideal de la libertad, en
un
sistema de igualdad social.
Precisamente por esa exakación de la libertad, no aceptaba Proud­
hon lllll socialismo ni un cnmunismo que tienda a ""°'ifü:ar el derecho
individual
al ooredho social; es part:kl,u,io de Ulll fodividuafumo exa­
oerbwlo, el que más IWeDltUÓ la libernid individual, enemigo del socia­
lismo estatal Su idea es la justicia en la libertad, una justicia igua­
litlliria y revollra::ionaria que destruya la autot,idad p privilegios de clase, y asocie a rodas :los individuos en la iguaildad de
amdiciones, "principio de las sociedaxks". Por ello combatió siempre la
autoridad

política
y proclamó la aniwquia como verdadera forma
de gob1emo.
P,rodhon es, por todo esto, uno de las claros precursores del
ainarquismo
aun cuando él no entienda por """"l.uia el desordm ni
el caos socia:), sino la reunión asociada de bis fuerz:as a:>lectives en
el Deredbo, que ha de realizar cl más alro grado de orden en la ar­
monía y libertad individual
Y

la
exposición de estas ideas sociaílisras igu«litarias y de asocia­
ción lihre se a:,ntiene en su primera obra ¿Qué es· la propiedad?, a
lo

que
contestJa a:>n el famooo slogan (que no es suyo origiml):
"La propiedad es un robo", y nada menos que diez argumentaciones
emplea para dernost:rar que "la propiedad. es imposible" y es in­
justa porque
anulla el ttabajo, base de roda produa:ión y riqueza.
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SOCIALISMO Y MARXISMO
Y si la propiedad privoda es injusta y un robo, habrá de mana
reoorse necesariamente cdlectiva. Pero como
Prouclhon es anarquista
y enemigo del socialismo y comunismo estatales, que ponen en
.manos del Estado los bienes de producci6n, y es también enemigo
·
de
la autoridad estatal, la solución será un colectivismo compartido
por grupos de "asociaciones llbres", que es "la única forma posible
y justa de sociedad". La revolución deberá dar paso a la nueva
sociedad pacifica. Proudihon es pacifista, y su ideal. utópico es . el
de una sociedad basada en !la armonía de voluntades libres que se
unen en el trabajo.
CaJ:rJos )Jlanc, más en la línea de Fourier y Owen que en la de
Prou&ion, expone en numerosas obras históricas SllS idatles sociales,
que representan un socialismo romántico con la pretensión de d,s.
arrollar el movimiento obrero OW'gido de la revolución. Su es¡,=tla.­
ción principal es !a doctlrioa d,,l. der8Cfo al, tra/"1¡0, como consecuencia
y medio del dereaho a la vida. E.s el E.stado con su intervencionismo
el que tiene el deber de proporcionar los medios de vida a todos, me­
doo11e .radicales reforlllllS sociales, instrucción e Íllls1lrumentos de tra­
bajo; expropiair a los capic,listas pam reunir los bienes de plrodux:­
ción, Empresas, etc., y distribuirlas equitativamen11e a los ciudadanos.
Y esa,. dist1ribución deberá hacerse por medio de la tl!OCÚldÓn (que
BlJlnc contrapone a,l principio de · concui-rencia), que se reafuará a
a través de los ate/i,rs Jocútux, que, a su vez, constituirán las células
y · punto de partida para la cr-=ión de una nueva socredad. Todos
los obreros podrin formar pa:rne de los tltlleres males y se les re­
tribuirá con justicia según sus necesidades, principio distributivo
común
a estos socialistas.
Los ensayos prácticos de estas ideas de Blanc fueron un fm­
caso,
pero el reformador oontribuyó, junto ron· Owen y Fourier, a
dttu:ndir el principio de asociación. entre los obreros, y sus teorías
están en lA base de !las cooperativas de producció!L Fue tamhién uno
de los primeros sociailistas en buscar apoyo del E.srado moderno
para
acruair la reforma social ..
En Alemania el teórico más conocido, íntimamente ligado al
primer movimiento socia1ÍSIIL alemán y a la formación del pru,tido
obrero, fue Fernando Lasalle (apellido afrancesado de su origirud
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EMIUO SERRANO VILLAFAFIE
Lassel) quien ron una foomación hegeliana formó en loo círcu:los inte­
lectuales, conociendo a Proudhon, a Marx y .Enge[s, de quiem:s tomó
la tesis de la inr.erpremción eron6mica de '1a lústoria
Primero en su Care,, abiert~ al Congreso de los obreros de Leip­
zig y luego con la fundación de la Asociaci6n General, de Obreros
Alenumes
fijó el programa y la táctica reformista de un movimienro
obrero:

la
fundación de un partid<> obrero propio, para obtem,r me­
diante la agitación política y el sufragio universal la amquista del
poder.
Lasa.lle soñaba con un Esrado popular alemán fund.do en el su­
fragio universal, pues sólo mediante la intervención esratal podrían
introducirse las reformas sociales. Por eso el sistema social de Lasa.lle
contiene

un socialismo
de Esrado, su esfu.eao principal se dirigió a la
ronquista de la libertad y • representatividad políticas de la clase
obrera mediante el sufragio universeil, a fin de obtener sus reivin­
dicaciones econ6mico-oociales.
Su análisis eronómiro del capital y. rrabajo le llevó a formular
la
prétendida ley de bronce de los salarios (dt,, eherme Lohngesetz),
que roodensa. la teoría de 1" explotr,d6n capitalista, común en el so­
cialismo, cuyo remedio y reforma .socia,l lo veía Lasa.lle en la sustitu­
ción del rrabajo
asalariado por el trabajo mociado: poderosas coope­
rativas de produa:ión, constituidas por los obreros ron la iprotea:ión
y el drédiro del Estado, ron extensión a todo el campo de la industria
y de la agrict>ltura, para que de ellas saliera la organización socialis­
ta de todo el rrabajo y se elevara el oivel de vida de la clase obrera.
• • •
Tras las exposición de la doctrina de estos ,primel'os te6rlcos del
sooialismo,
capítulo apart,e mellOlle la presentación de las formas
mis
explíciras del materialismo cienrífiro ru,.tu:mlism, ya que la con­
junción de· ambas doo ideologías se concentran en el materialismo
diailéotico del mamsmo.
Sabido es que el matmtlÜSmo es la concepción del mundo, del
hombre y de ila vida (y esto es filooofía materialista) que pone la
materia como primer principio de roda !la retlúlad y ronsidera roda
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SOCIAUSMO Y MARXISMO
foirma y toda energía, Jo mismo que la vida y la coocrencia, como de­
rivadoo de la materia misma. Lo que paira el realismo es el ,.,. y los
seres, y para el mcioru¡lismo es la rtJZón, o para el ide,dismo de He­
gel es la idea, es para el materialismo científiro oaturalisra y será pe,­
ra el materialismo diruéairo marxista la materid. Esto es, el princi­
pio primero en torno aJ. CUllil se roostruye y gira rodo, las cosa,s y loo
hombres.
Por eso el materialismo se opone a:l ideaUsroo y a:l espiritualismo
porque
el primero deduce la materia de la forma ideal,. y el segundo
considera la materia como reallidad distinta esencialmente del espíritu.
La materia, como principio primero, como SUStancia. originaria, es el
único fundamento existente del mundo; rodas sus formas y manifesta­
ciones

son
fenómenos que

de
ella surgen y a ella retor= La misma
vida
orgánica y espiritual no puede tener otra fuentie que la materia.
La, materia no ha sido creada, es eterna e infinita. Su causa hay · que
buscarla en ella misn1¡1, lo cua1 excluye un 'principio sriperior espi­
ritual, es decir, es la negación de Dios, que pasacl romo uno de los
principios
más radicales del materialismo marxista al cual no ha
renunciado, ni reounciará por más que busque, con fines . propagan­
dísticos, alianzas oon quienes se profesan cristianos y cat6liros.
m materialismo es una de las ronsrantes de la !J.iswria de la filo­
sofía. Desde el materialismo atomfstico de Leucipo y Demócrito, lle­
vado
a
una perfección estética ·por Epicuro, hasta la irrupción de las
cimcms y el positivismo matariaJ.ista del siglo XIX, o el neopositi­
vismo

empirista del siglo
actual, el materialismo e, sostenido desde
distintas premisas y loo más variados matices: materialismo físiro,
materialismo cieotífkx> o psicofísico, si bien Man: y Engels recaba­
ron para su sistema el nombre de "materialismo científico" y ta­
dharon a los otros materialistas con el término despectivo de ma­
terialismo vulgar.
Lo cierto es que la eximsión del materialismo invadió todos
!os campos del saber científioo y de la confluencia de éste con el
,rnrfalismo ,ftaacés, 91timados por el espíritu de l:a. dialéctica de
Hegel,
nare en el siglo XIX el mar: socialista que irrumpe de un modo avasallador en el mundo mo­
deimn
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EMIUO SER.RANO VILLAFAflE
Estas son las fuenres y así Jo afimleba Lenin, el contin=lor de
la ideología manista y fundador ele! partido JlllltXÍStlL: "La teoría
de Marx es el resultado verdadero de Jo mejor que ha producido la
Humanidad en el siglo XIX, en la forma de filosofía alemana, de la
ooonomla política inglesa y del socialismo francés." La ciencia econó­
mica representa más bien el sustrato de los análisis marxistas en
el 1'el'reoo oocial, el medio del que se valió paza aplicar su filoso­
fía treórica y =ertirla en uoa. doctrina política y social. La filoso­
fía
,clemana es el sistema ele Hegel vaciado de sú contenido idea1ista,
siempre reprobado por el marxismo, y ttansfocmado en matelrialisroo
por virtud ele la im> Engels, así como Lenin y St,,1.in, hablan de la "inversión materjalista"
de 1". dial.éctica de Hegel.
A estas ron-ientes ha de a.fmdilrse, como fscror denetmmante, el
espíriru critico y revolt,oÍ-o1ltlrÍ cuk> de los jóvenes begeliwos y sostnvo ron fuerza creciente a Jo lar­
go de toda su vida de luchador. La doctrina de Marx se presenta
comlÍlmlente como
d comunismo. Y ciertamente que Man: y Engels
son los fundadores del aaúall romunismo marxista,. y los organiza­
dores del son sucesores y roni:ill!uadores, ron un:a inquebtantabl" unani,ni,lad,
de la doo:rina. de Man: y Engels a l.os que se remiten como· fuentes
clásicas.
La doctrina social romunista se asienta sobre las bases teóricas
de la filooofla C0051iruida por Marx, a la que se la desi!!°" de ordi­
nario como el 11Utlerialismt> diaMcticr,, como ronce¡,ci6n más general
que incluye imprescimiblemente, y romo aplicación necesaria, el
matetialismo histórico.
Las doctrinas y activi de rolaJ:,o,rnci6n ejemplar en la consnrucción del SOCÍlliliSmo mamsta­
comunistá, siendo frecuentes lws citas, más las de Engels, que hacen
las

ya
innumerables obras sobre el marxismo-comunismo. Por su pre­
tensión

de
universa!lidad y de ser la sola "filosofla v<:itdadelra.mente
cimtlfica", difícil.mente puede ser estudiada como un simplle epí­
gono de la escuela · hegeliana. · Una buena historia de la filosofía
marxista-comunista ha de atenerse además al pensamiento propio de
1132
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO Y MARXISMO
ambos, pw,s las exposiciones de la doctrina comunista suelen englobar
todo al desarrollo ideológim del comunismo posterior, que ya perte­
nece al siglo xx.
No inrurre en esta .mezcla indiferenciada el P. Urdáooz a:l "es­
boza,r", como él mode.stamrote dia; clentro dd cuadro geneml de
las corrientes filosóficas dd siglo XIX, un resumen de la filosofía de
Marx y Engels, por 0 merables W>roo.
Ni aoo en este "esbm:o" po&,mos seguir a:! autor, ya que alarg;1da
desmesurodamente ,este tiral,o.jo. Pero es tan s;sremática la exposición
que nada d mente, llama "rnaooriaiismo dialéctiro", que sólo el enunciado de los
epíg¡rafes -y poco más baremos nosotros aquí-de los capítulos
--el m y ,al IV-del libro que doo.ica al "sistane." son suficientes
parn ver cuáles son los puoros fumlamenmles d,, ran. conocida doc­
trim.
Trn unas páginas dedicadas , la "vida y obras" oo Ma:tx y de
Engdls, lo cuail ya les sitúa en la "clrcunstancia bistótica" e influen­
cias que recil,en, empieza subrayando que el carácter genood del pen­
samiento oo Marx es esenciaJmenoo cri#co, porque la crítica es la for­
ma consustancial. de we pensamiento y el método de su filosofar.
En efecto, desde su primiera forrna.ción iatelectua[, Mane se vio
·amistlfado a un movimiento de crítica dentro del liiherailismo poo.ítiro
en

que
se .alimentó su juvet>tud; "críticos" se llamaron los fll6sotfos de
la ,izquienla he¡,,cliam que ejercían su crítica rontra la interpretación
teológica del idmlismo
oo Hegrcl, es decir, contra la teligión y la
crencia en Dios, a la cuail unirán si tado prusi,mo en nombte de la libertad y de la autoconciencia
absoluta.
Marx va a 1lt'aSladar la crítica filosófica kantiana .,¡ moodo retl
e histórico; su moova filosofía crítix:a se b. I!amado nna "ségunda re­
volución
copernicana" después de la de Kant. Si Kant babia inver­
tido el otdm tradiciomill del ronooe!r, pretendiendo imporrer formas o
oondicionamiientos dd sujeto a:l conocimiento ,de la cea!idad, Marx
lo que pretende es descubrir las condiciones materiales y sopo tóriros de todo peosami"1to, el rondicioruimiento total de la ru6n.
1133
Fundaci\363n Speiro

EMIUO SERRANO VILLAFAf En todo caso, el filósofo Marx será crítico, y a través de un radi­
calimno .Clrítico sin po-ecedentes ha llegado a su materialismo diaiécrico
y filosofía del comunismo, que implican la demoilición del orden
filosófico
y social existent!es. La orítica la ejerció constantlOIOODte en
todo y rontra todos. Sus esoriros llevrui genmcl.meore el título de
"orítka" y basta El CIJfJ#a/, tienen por subtítulo: Critica de la econo­
mú, paUtktA Y la critica de Marx a doctrinas, personas e insti­
tucion"" pdlíticas suele sea, viokm.ta, y el, junto ron Eogels, es el
creador de esa rerorica combativa con ,fraseologla enérgica y un tanto
bruta!, que también
irnita.n sus discipulos y seguidores .marxisw
ron sus "puños cerrados" amenazante,.
Pero la crítica de Marx es no s6k, _r,eórim, sino practica y revolu­
cionaria. Su vida es una continua lucha revolucionaria a través de los
escritos
y de la agimci6n política. Para Engels, Marx "era, ante todo,
un
revolucionario ...

,
tal era la verdadera misión de su vida". Esta era
la consecuencia de la "crítica despiadada de todo el o,d,,n existente",
que también preconizaba como tarea del ·pd"""ellte. Tales son las raíces
de una .fiilosofla protagonizadora dJe la lucha de clases y la revolu­
ción petllllllllente.
La idea central de la crítiai. de Marx, en el terren0 doctrinaJI, se
ejerce sobre di tema de los a/,~s, conoopro que tiene impor­
tancia. ai.pitatl en el sistema de Mane. La categoría de la alienación
en Marx es semejante en Jo ,esencial a !o que es en la filosofía hege­
liana,
de Ja que está dia.-ecramtenre tomada.
Pero
en Marx la a/,ient,ción o 6""jenaci6n rieoe un sentido meoos
general que
el tbmioo Entawserung de Hegel, y, sobre todo, tiene un
catrácter peyorativo, histórico o rmil, concerniente no a la "idea",
sino al hombre concreto que Feuerbadh habla descubierto. Se trata
de situaciones en las que el hombre se 1ha perdido o enajenado a sí
mismo. Mientras que, según Hegel, el paso por las e,q,eriencias de ex­
teriotimci6n es el progreso indi.spensable, para Marx la alienación
es nna pérdida por las determinaciorre o las objetiVllciones; es el
tipo genern:l de las sitnaciones del sujeto ab do un ,IDWJdo propio y formal, del qne !hay que sa9.val'!e. As~ la
captación de las alienaciones equivalle a íla denuncia moderna del ma-
1134
Fundaci\363n Speiro

SOCIAIJSMO Y MARXISMO
lestair del hombre, y la solución pora Ma:rx e;tá en la ~educción de
las afumacione; o recuperación del hombre en su ser verdadero.
Y es a t!l'avés de la crítica de las ali"'1ll gado al método más amplio, que es la dJa,Jéctica, Y' a la ronstru<:ción
de una füosofía que aun permaneciendo crítica y diarléctica, ob­
tendrá
una for.ma de sistema.
En primer Jugar, la primera de todas las alienaciones es la alie­
nación reUgw,,.; en la religión, dioe Marx, el hombre proyecta fue.
ra
de sí ,un modo vano de su ser esenciall y se pierde en la ilusión de
un modo trascendenre. La crítica de Man: a la religión fue una con.<-
1>1nte de todo su peosami<""to. Desde su tesis doctora[, Diferencias
ent-re filosofía de 1" fk#tl1"a/,eza de E¡,icmo y 1" de Dom6crito, en la
la
cual exaJ,ta d atomismo materialista que implicaba la negación de
la religión y el atomismo prometeico, pasando por sus trabajos en los
Pnales fronc,;.alemanes y

en
la G,aceta del Rhin, en los que rom­
ba,:e el Estrulo cristiano, o Estmlo tmlógico, reinvindica.odo la au­
tonomía de Jo
pdlítiro respecto de

toda
religión, hasta su escrito En
-#()ffl() a ú, crltic,¡ de ú, F;/osofúz del, Derecb-0 de Hegel, en el que hace
Man: la crítica más dura de la religión, porque "la orítica de la re­
ligión -dice- es la premisa de toda crítica", y porque la religión,
"que es
la proyocción del ser huttmmo en un Dios trascendente, se
ha demostrado romo algo sin sentido; es la exi¡,resión del hombre que
no
ha llegado a ser ixléntiro ,a sí mismo o que ha vu!dlto a perderse".
Roe es el concepto de alienación religiosa descrito por Feuerbadt
y que Marx aaepta. La religión no es más que la proyocción del ser
del hombre -en un -mu:odo ·ilusorio; con ello se aJ.ima a sí mismo,
hace aJ! sujeto :i-J irndo, slza.ndo a Dios sobre los cielos, en lug¡ir de
darse
cuenta de que el ciclo está :sobre la tierra y su existeocia hu­
mana queda desgarrnda, perdida.
Pero Mane
avanza

más allá
de Faw:baci,, admitiendo que la ,re­
ligión es una ilusión, pero no una ilusión puramente intelectual,
sino

que
es un modo de existencia htJ11'UmtJ int1rínseca falseada, y el
hombre
reall, "el mundo de los hombres, el Fs1>1do, la, saciedad", y
la conciencia falseada e invertida producida en la religión, es el signo
de "una conciencia del mundo invertida". Es1>1 situación de inversión
y da.garro es presentad,,. por Marx romo una miseria retl; y la
1135
Fundaci\363n Speiro

EMILIO SERRANO VILLAFAl religión que la roarufresta es la miserü, re/igio vez protesta de aquella miseria y melesmr reares. Pero el hombre cre­
yente suspira por d.;sbacerse de su propia miseria y por una illusoria
felicirlad celeste que ammtligüe y adormezca sus d,sgracias presentes.
En este contexto es ruando Marx proclama o ,repite q,re "la religión
es el opio del pu,,blo'", frase o "slogan'" que no es original de Marx,
pero en la que condensa muy bien su actitud antii manismo ateo.
Pero la novedad de la postura radical de Marx son las conoo­
ruencias
que derivan de la teoría antirreligiosa_ En efeao, si la reli­
gión

es
el reflejo espiritual y consecueru:ia de la miseria ,red del
hombre en una soci,,dad opresiva, la superación de la religión no
podrá reali=se por la solla crltia 'intectua[, sino que exige el aban­
dono de un estado de rosas que neoesim ilusiones. "La lucha contra
la religión es, por do que tiene

en
la religión su aroma espitirual'". La "crítica del cielo'",
del
mundo ,illusorio de la fulicidad celeste, se m.ooforma así en la
"crítica de la trerra'", de las demás formas profanas de aliernción
humana, y se prolonga por l6gica :intrlnseca en la crítica polítiro­
sochl.
La crítia de la religión condure --6egún Marx-a la doctrina
de que el
hambre es prura el hombre el ser su,premo ---el homo h Deus- y este es el imperativo ategórko de la revolución, que de­
rribe todas las condiciones socia1es en ,Jas cuaks el hombre es un ser
rebajado, supeditla "crítielt de cielo'" a la "orltio, de la toorra" se explia por el hecho
de que existe

en la
sociedad apitalista acrua1 un estrecho para.lellismo
entre la opresión material de los hombres por las estrueturas ecoo.6-
mia,s y su opresión espiritual por la ilusión religiosa.. Olvidat que la
opresión religiosa de la humanidad no es más que el prodUCtD y el
reflejo de ,la opresión ..:onómica en el seno de la sociedad serla dat
pruebas de rniediooridad burguesa.
Por ello Marx da gran importancia a la alient,d6n econ6mica, que
es una coasecuencia direcm de ,1as estruturas ca,pit:olistas de la pro­
ducción y del lug,ur que el trabajador se ve obligado a ocupar en ese
proceso ca¡,ira[ista de prodooción. En la situación aeada por el ca-
1136
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO Y MARXISMO
pi"'1iomo, "el hombre se ve oblig¡,do a poner su fuerza de trabajo
a
la disposición discrecional del capitailista, propretario de una em­
presa. El hooho de no vender su 1itabajo aJ. capiral:ista representa para
el trabajador verse privado de rodo medio de subsistencia; es, pues,
esta sitllilción econ6mica, camcterística del capitalismo, la que obliga
ail obrero a enajenar su trabajo, es decir, a despo,;eem, de él y ba=Jo
en provecho del capitalista ... La actividad del obrero no es su propia
actividad, sino que pertenece a

otro, es
la pérdida de su indivi­
dualliad". Pero
el hombre ailiena en sus Miln1'Scritos de 1884-lo está iguailmente en el producto del
mismo, porque el objeto que produoo es un objeto sobre el que su
trabajo no le amfiere ningún ~o de posesión, un objeto, por
lo tanto, que [e es c.ompletamente ajeno. Este objeto en. el que "'1 tra­
bajador ha iocorporado su fuerza ,productiva será, en manos d,!l capi­
talista, una riqueza sobre la cual el trabajador no tendrá ningún
poder.
La alilmdCión soeiail sigue inmediatamente a la ailienación ,ro.
nómica. La estructura capitalista de la. produoción supone, en efecto,
la división de la sociedad en dos dlases: la de !os capltailistas y la de
los

obreros-proletarios, la de los
propietarios y la de los no propie­
tarios

(de instrumentos de producción).
Esta división
es
una verda­
dera

oposición: cada
una de estas dos

clases está constituida por
una
parte solamente de su esencia humana: los proletarios trabajan sin ser
dueños

de
su trabajo, los capita[isras «>n dueños dell trabajo, pero no
trabajan. De este modo en cada una de estas clases, los hombres que
se
identifican ron la suya, se encuentra expoliados de una parte de su
Jmroanidad. Y romo ninguna ele estas clases representa a la huma­
nidad universal, ninguno de !os hombres que se identifican ron una
u Otra de ellas poseen la huroaoidad en su tot>l.idad. El hombre
está alienado por la división de dares.
La existencia de las clases sociailes antagónicas tel'reja esta alie­
nación social y es la causa rptofunda de la alienación política, !la cmtl,
como veremos seg,tldamente, se explica por la apropiación del poder
público por una clase p,rticuilM de la oockdad a expensa¡; de las
demás.
1137
Fundaci\363n Speiro

EMIUO SERRANO VILLAFAi La alienación política e,,, ,¡,u,es, una consecuencia de la alienación
social. En una sockdad radica!l y profundamente dividida en clases an­
tag6nicao y hostiles (objetlvamenre M lucha enrne sí), el Estado a,pa­
re<:erá necesariamente como un 6rgann conci[iador entre ambas clases.
Un Estado tal no puede ser m4s que un inst:mmmtn de dominio y de
roerción
que en vez de onlenair la vida de la sociedad civiil como un
poder regulador emanado de la misma sociedad, se ronvierte en una
fuerza de represión exterior a iJa sociedad. El Estado se considera a

mismo como un poder aporte de la sociedad, ali cual la sociedad
está
sujeta, sometida.
La crítica sabre el Estado y la poHtica fue, junto con la crítica
de la religión, uno de los puntos de pru,tida de !a reflexión de MMx,
que éste comenzó desde su primera juventud en que se manifiesta
compenetrado con los ,liberales y jóvenes bllgelianos en su crítica
contra el Estado. 0m ocasión de su análisis del Estado cristiauo,
Marx ha descubierto la conn,adicción o escisión allienadora del hom­
bre ro la estructurn misma del estado político. La alienación o esci­
sión reiligiosa en aquél no era sino un caso pattku!l.ai1:. De ahí ia
exigencia
que se le planteaiha de una critica directa de la vida política
del Estlldo.
T\l'.aS un a,,áilisis dia!lécciro de la doctrina de Hegel sobre el
Estado, que Marx hace expresamen1ie ro su escrito Crítica de la fi­
losofú, del Esttlda en Hegel (1843) y de la novedad hegeliana de la
distinción entlre "sociedad civil" (o ''el sistema de necesidades") y
el Estado al que sirve de fundamento, Marx -.e el Estado l:iegdliooo,
o el Estado burgués, como aquel ·en que la sobera,ú,, md del pueblo
no
coincide ron la sobera,ú,, arbritf'aÑa del monarca constitucional.
La relación humana y social se deja de lado, en provecho de una so­
beranía
real! y abstraeta, situada rulernás en la persona empíriounenre
determinada del príncipe, de quien nada garantiza que ¡meda ser
verdadera ex,presión de la idea.
Marx ve una contradicción real, manifestada enl!re la univer­
sa1idad real! a la que tiende el Estado y la palt'ticularidad empírica que
enmrbia la represeritadón política o el Gobierno estatal, la ruall i,n.
plica la escisión del mundo social en dos mundos: civil y polltiro, así
1138
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO Y MARXISMO
como la del hombre en dos hombres, el ciudadl!no y el hombre
privado.
Lo cierto es que el hombre-ciudadano> en. sus relaciones polí­
ticas, se convierte en el servidor pasivo de ese poder anónimo que
oonsti11UI)'e el Estado; esr,I dominado por el Estado, obligado por
el Estado; en luga,r ele ser dueño de la sociedad, ha cedido su poder
a la potencia abstlra.Cta del futadl>; está polítk:a.mente "alienado".
Esta alienación politi.ca crece de un modo aún más radical por el
hecho de que el Estado moderno no es un 6rgano de mocilfaci6n de
las clases más qne en apaciencia; de hecho, di Estado está al servicio
de la clase <:COtlÓmi!almlere dominaore y su papel de á.rbitt0 oo es
más que uoa. pantalla que oculta su función' represiva.
La alienación pollítica no puede, por ello, J:leSOlverse sino mediante
la sdl.ución de la alienación soicial, qne le es subyacente. Todas
las
luchas políticas, declara Mane en La ideol,agl,, ~. sou re­
flejos ilusorios bajo los qne se vootibo las ludias reales entre las clases.
Y rondluye que el ,proletariado, CUllilldo llegue a interoacionafu.arse
o al pi.no histórico-universal, ha de ir a la "conquista del poder
político" para obtener la abolición de toda forma de sociedad y
dominación exteriór. Es el proceso típico de Marx, de regresión o
reducción
de rodas las alienacion,s de su¡,ere.structura a la alienación
específica del capitalismo o alienación eronómka, qne serla el fun­
damento de
rodas y cuya "reducción" traerla la supresión de las
demás.
Si Mairx y el manrismo posterior no hubieren adjetivado, hasta la
lógica de "marxista" o "romun.ista."., un rigor -lógico les hubiese
olJlig,do a reconocer
que lo que hacían no eta n,solver el problema
de la alienación (económica, socia1 y política), sino cambiat'1a de
signo: salir de la alienación rapitailista pera caer en la "alienación
prol,,ta,ria", porqne
el proletariado es !a· "clase dominante" que,
según el marxismo, ·ha· de sus,,ituir a la anterior clase dominante ca­
pitalista o burguesa.
Pero no terminan aquí las alieoacioo"" descubiertas y deooociadas
por Marx, sino que la disociación de que es víctima el hombre con­
creto en el régimen capimlista ,se traduce, en fin, hasta en el terreno
del pensamiento en una verdadera alineación fuos6fica.
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Fundaci\363n Speiro

EMIUO SERRANO VILLAFARE
La crítica de la alienación tle!igiosa ha llevado a descubrir otras
a1ienaciones
más .radicales que se sitúan all nivel de lo político. Tanto
la alienación filosófica como la religiosa, que son parecidas y de
tipo ideol6giro, van envuel vez, tendrá sus raíces en la social y económica.
La filosofía pata Marx aipareoe como un sucedáneo de ¡,. reUgión,
aunque en cie!itO modo pretenda liberar de ella y romo una justifi·
eoción de fo poil.ítiro (así, se ha considerado la filosofía hegcliana al
setvicio del Estado prusiano). Pa.-a evitar la filosofía habla que re­
ducir .la reoría de modo que no sea "más que h expresión de la
práctica", y criticrur la filosofía en cuanto alienación, o suprimirla
en

cuanto está
separada de la realidad setá realiza.ria efectivamente.
Por esto
Marx critica duramente la filosofía idealista, empe,a.ndo
por

el
idealismo de Hegel aun cuando siempre reconoció los mé­
ritos
del pensamiento y de la "ronstruceión" &il "sistema" hegeliano.
Ya Feuerbacb. realizó la inve.-sión de Hegel. No es la idea -&ce­
el fundamento de la realidad, sino la naturaleza; idea y espírim son
la autodivisión del individuo sensible, material; no la esencia, sino
el simple reflejo consciente detl tnovimiento dialéctico del mundo
real. Sobre esta inversión marerialista se apoya Marx para realizar
su crítica de la alineación idealista de Hegel, porque Feuerbach "es el
único
que tiene una actimd sería, crítica, respecto a :la dialéctica he­
geliana". Y sus apottaciones principales están en haber establlocido el
ve.-dadero materifMsmo y en haber visto que la filosofía no es sino
la religión ex,presada en pensamientos racionalles y por tanto, que
es un modo
de existencia hombre.
En definitiva, para Marx, hay alienadónn en la filosofía y en el
modo de existencia del hombre filósofo (se refiere principallmente al
filósofo allemán de su tiempo), porque el filósofo, aun vislumbrando
ciertas
alienaciones reales, las traspone inmediatamente al mundo de
pensamiento
y porque propone una conciliación ilusoria que no tiene
influencia en los hedios. Hay

que
explicar esta
huida
ante lo
real,
que es la
expresión misma de la allienación filosófica.
Con
la misma acrimd e idénticos argumentos critica Marx a los
filósofos radicales posthegelianos Straus, Baue'r (blanco principal de
1140
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO Y MARXISMO
las virulentas diatribas de Marx), Max Stirner, y todos sus adeptos,
porque a todas les reprocha el defecto capital de que, en vez de inves­
tigar a los hombres actuando eo la reaiiidad, se ocupaban dell hombre
abstracto, mientras

que
para él, "el hombre es un ser natural", es
decir, "un
ser corporal, viviente, sensorial, objetivo, coocreto". Y
el hombre ooncrero, para Marx, es el hombre que piensa su existencia
en el mundo. pero que la piensa para actuar sobre el mundo. En
cambio, la filosofía ha llega,do a disociar este lazo congénito entre
el pensamiento y la acción. En el idealismo filosófico, el hombre,
mediante el pensamiento solamente, oo puooé akan7Jlr la realidad ni,
sobre todo, transformarla. El filósofo idealista se encuentra así am­
putado de una dimensión de acción que quisiera poseer, pero que no
puede por culpa de su propio ideaJisroo; es un hombre mutilado de
una función activa, eficaz; está a!lienado en su filosofía.
&ta escisión
del peosaroiento y de io reai entraña ooroo otra OOO·
secuencia que el filósofo separado ere la acción, y e,pecialroeore de
la acción social revolucionaria, está condenado prácticamente a la
defensa de una situación política y social establecida; su filosofía no
puede ser otra que la filosofía del! orden establecido.
Pero si
hasta aquí basándose sobre todo en el roau,rlailisroo realista de Feuerbach, aho­
ra critica también a éste, condensando Marx esta crítica en su breve
escrito Tesis sobre Feuerbach (1845), que Engels publicó después de
su
muerte (1888). En las Tesis que resumen el resultado de todas las
reflexiones contenidas en los M.tmasorito, y eo La ideo lo gú, alemana,
Marx torna posición frente al materialisroo de Feuerbach, ooroo mo­
delo de materialismo antiguo, que es para Marx y los manistas la
fifosofía más avam.ada a que había llegado el mundo. Frentle a este
racionalisroo, perfi1a Marx los aspectos básicos de su nuevo materia­
lisroo, que auego llamLrá dialéctico, y estab'Lece ia doctrina de ia pra·
xis, de la filosofía como actividad práctica. Por eso las Tesis son algo
más que una nueva crítica de Feoerbadh, ya que en ellas ataca Marx
a toda la filosofía anterior, es decir, al modo de exisrencia · filosófica,
se!íalando su alienación fundamental y su reducción mediante la
transfotmaci6n de la sociedad socialista.
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Fundaci\363n Speiro

EMIUO SERRANO VILLAFAFIE
V""""6 el ronrenido de las ooce tesis: la tesis primera (2) esta­
blece ya la doetrina fuodaroro"ll. El mareria[imno anterior reconocía
bien, contra el idealismo, que el mundo de las cosas era una realidad
conaeta
y sensible, pero sólo com::ebía esta realidad como estática,
romo
obieto de &r>merwp/ád6n, no en cuanto actividad sensible del
hombre, romo práctkd hrmuma, como ,l;n,,m,iJmO de lo 1'<>11. En
cambio, pa¡ra Malrx, lo real. no es el simple objeto, el "otro" del
su,jeto, sino que es también actividad: ell objeto es algo del' hom­
bre y no se le poode oponer corno si fu.ese totalmente distinto. El
sujeto y el objeto son indisociahles, y la tesis de ambos lleva a una
teoría
de lo 1'<>11 inseparable de la ptaxis. La ~ rea!lidad es
aítka y práctica a la vez (praktisi.ch-Kritisch) es teoría dentro de la
acción y acción amfomre a la teoría de lo 1'<>11; ,s actividad "revo­
ludonairia",
y

no
purn mnremplaci6n pasiva; la revolución es la acti­
vidad

verdadera,
pero una actividad inspirada por el conocimiooto
aítico.
La tesis segumla (3) dedooe las mosecuencias ~especto del pro­
blema orítim del conocimiento, o

de
la vetd.d objetiva del pensa­
miento. No es un prol,lema especwativo, sino cuestión práctica. La
verdad no
puede comproba,,se más que en las praxis. Para ser ver­
dadero, el _reosamientn debe dar la prueba de · su dficocia en este
(2) Tesü J.!l: «El defecto fundamental de todo el materialismo ante­
rior -inatido el de Feuerbach--es que sólo concibe la realidad concreta y sen­
sible bajo la forma de obieto o de contempla sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que
e! lado "activo fu.ese desarrollado por el ·idea.lismo, por oposición al mare:.
. rialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo conoce 1a ac­
tividad real, sensorial, como tal. Feuerbach propone objetos sensibles,
realmente distintos,

de
los objetos conceptuales pero tampoco él concibe la
actividad humana como actividad objetiva... Sólo considera la actividad téc­
nica como la auténticament:e humana. Por tanto, no comprende la importancia
de
la actuación «revolucionaria» práctlico-crítica.»
( 3) T esi.r 26: «El problema de si al pensamiento humano se le puede
¡i.tribuir una
verdad

objetiva, no es un problema te6rico, sino un problema
práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es
decir,
la

realidad
y el poderío, la terrenalidacl de_ su pensamiento. El litigio
sobre la
realidad o

irrealidad de un
pensamiento aislado de la práctica, es un
problema
puramente
escalá.rtico.»
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Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO Y MARXISMO
mundo. 0m este "pragmatismo" rndicail, Marx rechaza rodo el pro­
blema previo de la venlad o realidad de nuestro conocer. No hay
una verdad previa y objetiiva, sino una V de
la mmproboción de nue,tro pensamiento con su eficacia real.
Marx se anticipa así al "pragmatismo" 31Dlericano.
En la tesis tercera ( 4) Marx no acepta el pu.ro detero1inismo de
las
fuerzas del medio ambiente, oomprendidas las educativas, sino
que
conjuga la "coincidencia del medio y de la actividad humana".
La libertad ha de conjugarse con el deterolinismo del movimiento
histórico miedianne la praxis revolucionaria, modificadora y com­
prensiva de las ciocunstancias.
En la te!is cuarta (5) Marx considera ins!Jficimte la crítica
he criticar teóricamrote la alienación religiosa, sino que hay que "revolu­
cionar prácticamente" o eliimioar las miserias de la vid.a alienada del
mundo pata que desa_¡,are,Jca la necesidad de la ilusión religiosa.
La te!is quint,, ( 6) reitera la crítica de la primera, insistiendo
contra Feuerbadt
que el objeto de la intuición no es sólo teórico
o pasivo, sino que ha de es= ¡:,erretrado por .Ja subjetividad dmá-
(4) Tesis 3.fi: «La teoría materialista de que los hombres son producto
de las circunstancias y de la educación... olvida que las circunstancias se
hacen cambiar precisamente por los hombres y que el propio educador necesita
ser
educad.o ... La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de
la actlividad sólo puede
concebirse y en.tenderse racionalmente como práctfra
,evolucionairia.»
( 5) Te sis 4.4: «Feuemach arranca del hecho de la autoalienación re­
ligiosa, del desdobla.miento del mundo en un mundo religioso, imaginario,
y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo religioso, reduciéndolo
a
su base
terrenal. No ve que, después de realizada esta. labor, falta por hacer
lo

principal. En
efecto, el hecho de que la base ter.renal se separe de si
misma y se plasme

en las nubes como reino
independiente, sólo puede ex·
plicarse por el propio desgarramiento y la contradici6n de esta base terrenal
consigo misma. Por tanto, hay
que comprender ésta en
sus contradicciones
y,
a la vez, revolucionarla eliniinandO la contradicción.»
( 6) Te sis ,.e: «Feu.erbach, no contento con el pensamiento abst1'acto1
apela a la intuición, pero· no coincide la realidad sensorial en cuanto acti.
vldad práctica, como actividad de los sentidos humanos.»
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EMIUO SERRANO VILLAFAFIE
mica, porque primero ro el hombre frente al mundo es la actividad
sensil,le transformadora
de la fflllidad, la práotica.
Vuelve Marx en la tesis sexta (7), sobre ,i1 tratamiento de la
religión hecho por Feuerood>, que consideraba ali hombre romo
esencia abstraaa, como abstración de los individuos, oponiéodole
que el hombre no es "el género o universal abstracto, sino el indivi­
duo vivioot.e ,en lo social, un amjunto de relaciones. Por ello es
por lo que Feuerbacn ao ha pasado --según Marx-de la crítim
teórica
de la religión a la orítka de las amdiciooes socia1es que dan
origen ail fenómeno religioso.
Como rompli de la anterior, la tesis séptima (8), reafirma
qu!e el sentimiento religioso es un producto de la vida social. La
religión, pata Marx, no nare d.ell !hombre "género" o aislado, sino
del hombre en una fo.nna deremtlnada de sociedad, que es la so­
ciedad alienada, la socidad burgnesa.
Pero la vida sochl --dice Mane ro la ,em octt1V;, (9)-es esen­
cialmente práctica, ya que
el hombre se ronstituye en la vida social
por
la praxis. Es la lnrima oelaci6o del hombre ron las cosas así
como
de los hombres entre si EA rechazao: la mediación social prác­
tica es lo que rondoce a las ilusiones místiais de la religión y la
filosofía.
(7) Tesi.r M1: «Feuerbach diluye el ser religioso en el ser humano. Pero
la. esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es en
realidad. el conjunto de las relaciones sociales. Al no preocuparse de la critic:4
de este ser real~ se ve, pues,

obligado:
1.Q, a hacer abstracción del proceso
histórico, enfocando en sí el sentimiento religioso y presuponiendo un indi­
viduo abstracto aiJlaáo; 2.2, a concebir la. esencia humana sólo como «género»,
como
una generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los
diversos individuos.»
(8)
Tesis 7/l: «Feu.erbach no ve, por tanto, que el "sentimiento reli­
gioso" es también Wl producto social y que el individuo abstracto que él a.oa­
li:za petenece a una deteminada forma de sociedad.»
(9) Tesis B.fl: «La vida social es esencialmente práctica. Todos los
misterios que
descarrían la te6ria hacia el misticismo encuentran su solu­
ción
racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.»
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SOCIAUSMO Y MARXISMO
La tesis "°"'""" (10) establece un ~ de unión entre el mat.e·
tialismo teórico
y la sociedad burguesa (la sociedad de individuos
que

no
mantienen entre sí

sino
relaciona abstrnaas); las mismas
relaciones
ha estabklcido antes entre lo religioso y esta misma so­
ciedad burguesa.
La &esls décim,, (11) es la inversa de la ffiterior, porque el noovo
materialismo preconizado por Marx concibe la reLición al mundo
sensible en cuanto actividad. práctica y dioamJsroo inmaoente; será
la expresión de la nueva sociedad . verdad socialismo mMXista..
Por último, en la tesis undécim,, (12) condensa Man el resultado
de
esta crltica de la filosofía pura, que no se ha prrorupado más que
de
imerprew el mundo, cuando de lo que se trata es de """'for­
marlo mediante la actividad, la acción, la praxis ttanSfilllll4Ulte.
En esta doble orítica de Mace, primero contra el idealismo, y
después rontta Feuerbadb. y el "111Dtiguo matNia!lismo" en lo que tiene
de abstracción, Marx pretende, mediante la pr4ctiet1, liberar ali hom­
bre

de
todas las siruaciones alienantes en las cwrlfs se halla perdido.
No basta, pues, una crítica fiil.osófica sobre la ilusi6n re'ligio ¡,a,-a liberar ali hombre de la alienación religiosa; no basta una crítica
abstracta del Estado o de la sociedad de cLi..es opuestas ?!'ª conseguir
inroedia1:amente
una humooidad uniificada; no basta una exalración
teórica

de
.la funci6n humani2000ra del trabajo para conferirle su
profundidad
humana. En resumen, no basta _,,gún Marx-conocer;
es preciso act11dr. Hacer al hambre significa liberarlo de las estruc·
turas alienantes que le impiden el acceso a su :P'lena !Purnanidad y,
consiguientemente, instau= ese !hombre auténtico que la historia no
ha
conocido todavía.
(10) Tesis 9ft: «A lo que más llega el mate:rialiismo contempla1ivo,
es decir, el materialismo que no concibe la sensorialida.d como actividad.
práctica, es a conrempar los individuos aislados dentro de la sociedad bur­
guesa.»
(11) Tesi.r 10ft: «El punto de vista., del antiguo materialismo es la so­
ciedad burguesa; el del nuevo materialismo es la sociedad hflmana, o la huma•
nidad sociali%ada.»
(12) Tesis 11: «Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo
de diversas maneras, pero de lo que se trata. es de trtJnsformar/o.»
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EMIUO SERRANO V/LLAPAS/E
El marxismo es indiscutiblemente un bnmanisron. Su objetivo
mpramo es "la libernción del hombre por el hombre". El sentido de
la lucha que ha emprerulido rontra las fuerzas de la opresión eco­
nómica y religiooa es, ante todo, "el de hacer al hombre dueño de
todas las fuerzas larentes en él, y mediante ello, hacetle más hombre,
humanizar más y más la natun!.l= hUJllllllla". El hombte no es una
entidad totailment histotia mediante un esfuer.ro siempre renovador de creación de
de sí
mismo. Y si el hombce es este """ a,,paz de promover su propia
reafuación
lo

es
porque sólo c!J. está dotado de ese poder demiúrgiro
que es Así es romo Marx "akanza" las propias bases del materialismo,
porque
las estrucruras eronómicas que eioplican toda la historia del
hombre están condicionadas por ,el nivel alcanzado, en a,,da momen­
to

de
la historia, por los malios de que dispone para producir las
riquezas necesarias pata su subsistencia. Y estos nred.ios, a su vez,
no son
otros que los .medios de producción, o sea, los nred.ios de
trabajo. Así es romo en el paneronomismo marxista, las perspectivas
humanistas
de Marx si;:úoo di tt,jbajo en en el origen de todas las actividades hutmw,as. Para di hombre so­
cialista -dioe Marx en M,mmcri&os-, "toda la pretendida histotia
mundial no es otra cosa que la creación dcl hombte mediante el
tmbajo hu.mano".
No es, pues, exagerado decir que el humanismo marxista es
eseocia1mente un h"""'1#Smo del tr~ajo, porque Marx atribuye al
trabajo ,un lugar preeminente, en la perspectiva cultuml ddl hombte
del
siglo XX, un lugar original entre todas las actividades humanas.
Un tal humanismo del trabajo está ligado indisolublemente al
ateísmo militante de Marx y del miaocismo, porque si di hombre
adquiere
una conciencia de

la
nat:undeza y de la realización del propio
hombte, mientras permane,x:a frenado por la ilusión religiosa que
pone a Dios como ser todopoderoso, limita la protección del hombte,
ya _que toda referencia a un ser trascendente creador y providencial
pr~e filolsóficam"'1te una limitación del poder del hombte so­
bte la naturaleza y sobre sí mismo. El hombre religioso -re-Jigado­
a algo más poderoso que sí mismo, no podrá gozar de su prerro-
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SOCIALISMO Y MAJD(ISMO
gativa de hombre tota1 Si Dios existe, el hombre DO existe ( esto
es, no puede reali2:a1t todas las facultades humanas que, en potencia,
están
latentes en él). "El hombre nace cuando Dios muere". "El
hombre es para el hombre su propio Dios", dioe Ma= Por eso, el
humanismo auténtico, positivo, SUlpOOO la superación de la alieruici6n
religiosa, así que no será y DO podrá ser sino un blPflUH#smo ateo. lo
afirma Marx expresamente cuaruio dice: ".El ateísmo es el hnmaolsroo
mediatizado por la supresión .de la religi6n", romo el oomunismo es
el humanismo mediatizado por la supra.ión de la propiedad privada.
Este asp,cro del humanismo atoo marxista es finalmente captado
y
analizado _por Jesús Fueyo en su trabajo HfPTIUWlismo etWopeo y
humm,ismo marxista (13 ), en al que resalta como predominante y
"causa" de las demás tesis man:istas e!.rndical ateísmo del humanismo
marxista, que .endiosa ail hombre paca sustituir a Dios, negado rei­
teradamente por al marxismo-romun.isroo. No nos e,oplicamoo, pues
(y ya hemos dicho ""° en ottas ocasiones) cómo puede hablarse
ingenuamente de una :iin:001:igencia, encuentro o acercamiento entre
cristianismo y catolicismo ron el marxismo ateo y materialista. La
incompatibilidad es radical, absoluta; la dilerencia que los sepan
-y .los sepam esencialmente--, es insalvable.
Pero además, el !lmmanisroo marxista es, asimismo, un humanismo
cientlfiro porque el marxismo, que aroge todas las ideas científicas
que
tienen viros de raciooafuroo, piema que todo lo que es propio
del hombre responde a un cierto nwooro de leyes naturales que la
raron humana puede descubrir, y que 'basta rooocer estas leyes para
tener en lo sucesivo el medio de asegurar al hombre su dominio
sobre
la tim:a.
Y el humanismo marxista-~ sobre todo, un humanismo revolu­
cionario, ,porque para liberar ail hombre de las estructuras alienantes
que
[e impiden el acceso a

su
plena huroarudad, es precisa la accióo
revolucionaria sobre las estructuras, puesto que se trata de suprimir
las iofraestructura económicas responsabks de toda desh11roanill0dñfl
del hombre. El humanismo marxista sólo es plenamente hwruwismo
( 13) En La mentalidad moderna. Instituto de Estudios Políticos. M~rid,
1976, páginas 325-366.
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EMIUO SERRANO VILLAFA! por lo que tiene de combate ,a favor del hombre, porque es un
humanismo .revolucionario. Así la unión de la reoría. y de la "praxis"
se reaillia de eslle modo sobre el terreno M hnroanismo. Sólo me­
diante la revoiución. será posihk, establooer las bases de una huma­
nidad más humana. "Una revoilución social, .•. poseie ,un carácter de
,miversalidad, porque roosrituye una protesta do! hombre contta su
vida inhumaDa, ¡,orque la ciudad social de la cuai el individuo se
niega a ser separado representa la verdadera naturaleza social del
hombre, la oaturalem humana".
Unicamente la acción revolucionaria contra ias fuerzas que opri­
men a. la humanidad ,poclrá, en definitiva, hacer posible el progreso
efectivo de la humanidad h..:ia su totail realización. Y el proceso en el
cuaa estamis \hoy romprometidos. se desarrolla segón un ritmo triá­
dico a la tesis; la antúes>s se realimrá en la dictad,,..a del proletariadr,; y,
por fin, la smtesis, que será ali mismo tiempo la síntesis finaa de toda 1
la iprdbistoria humwa, se ,:eaJlizirá en la s-O toda ooción de clase será definitivamente su¡¡,erada, y en -la que
desaparecerán, por ionecesarios, el Derecho y el Estado.
• • •
Son mnros y tao garra,fales los errores .'na.rxisras que Marx, que
criticó a rodos los pensadores anteriores,· aun a aquellos de ios que
roroó doctrims fu.ruhimetales (romo Hegel y Feuerbadh), que tuvo
la
pretensión de presenrar un "sistema" superador y soluciones defi­
nitivas
pa,a todos los aspectos de la realidad, ha susci micas y conseguido que su docrrioa fuese consmntemente criticada
y combatida corno insostenible desde todoo _los campos de la filosofía
y por la inroeosa. =yoría. de los peru,adores que no siguen ciega­
mente la "orrodoxia ma,:xista" coroo un _dogma.
Gm ,una •breve crítia y algunas observaciones terminamos este
trabajo sobre el 100Vimiento cientffiw.filosófico más interesan.te,
por su ei<_pansi6n y repercusiones políticas, de la filosofía del si­
glo XIX, dejando _p sin duda más importantes corno tales, coroo es el positivismo que,
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SOCIALISMO Y MARXISMO
al igual que el mamsmo ha tmspasado las fronteras crónicas del
siglo posado para .adenttarse en el actuail y ¡,a-viviendo el primero
aún más vintlentamente por la "praxis", y el positivismo por el
renacim,ieotQ de un ra.dialll "neoipositivi9mo".
Las
primeras críticas a Marx vinieron de los economistas cuan­
do la publicación de El Capilal despertó el interés de los hoinbres
de ciencia. El célebre economista austríaco Von Bohm-Bawerk so­
metió a un análisis !liquidador la oooda mancista del V8ilor en varias
' obras, pero sobre rodo en Zum Absch/,ns des Menschen (Berlín
1896),
cuyo subtítulo es bien significativo ("Para la liquidación del
sistema mmcisra.") ,en la que d=rraba que el valor de cambio
no es proporcional al trabajo n«leSad:io para la producción, sino una
parre de los bienes y que, muso en ésros, esa proporcionalidad es
solamente ocasional
Pronto

siguieron
las críticas de los rwisioni.rtas dentro del mar­
xismo mismo,
quienes dudaron de la teoría del V8ilor y de la plus­
valía ante las doctrinas occidenm.les, que recba:robao cada vez .más
la re.sis ricardiana del valor medio por el trabajo, para sustituirla
por la teoría de la oferta y la demanda, o las doctrinas de la uti­
lidad.
Desde el marxista y luego socialista Berns~ que abatió la "ley
de la concentración" capitalista, pasando por los eronomistas de la
época de la "descomposición del nwxismo", que han añadido críticas
más
profundas, subrayando que .la "d«adencia de la propiedad bur­
guesa"
ya no
,parece ni inevitable oi catastrófooa, ni que el progreso
de la ciencia entrañe neoesa,riamente la desaparición del capitalismo,
sino su adaptación, hasta los oconomistas actuales (descartados los
de
estricta obediencia marxist1t) rechazan los análisis económiros de
Marx y sus leyes cid progreso económico corno irreales y cacentes
de V8ilor ciendfico. Con ello se derrumba las tesis del "deteominismo
económioo" y cae también por su base roda la =epción del mar­
xismo materialista histórico. Bien decía Sorel,

siguiendo a Bernstein,
que
"las n=sidades de la evolución t:éroioo-econ6mica deoerminan
cada vez menos la evolución de las demás insti1lllciones sociales".
La critica del nwxismo se hizo trumbién desde el aimpo social y
polítioo. El filósofo Span (Der wahre Staat, 1923) ya rechazó la teoría
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EMlUO SERRANO VILLAPARB
marxista de la sociedad, desde una línea que preludia el nacional­
socialismo,
y sus argumentos son repetidos por numerosos pensadores.
Para Span, el .manci= es una prdlongaci6n de la ideología indi­
vidualista
del liberalismo, que

intenta
una sínr.esis, nada ai individualismo y univei:salismo
social; es una f=na ht'brida de in­
dividualismo y sociatlismo totalitario. La concepción ll1IUCrista del
Esl!ado como

"una
dominación de

clase", como
instrumento all ser­
vicio de una fuerza eronómica.-sacial, no hace sino inttoducir la es­
cisión polítiro-social que tanto denuncia Marx. Marx, además, con­
funde la subordinación °'"""""ia de los miembros de la sociedad con
una explotación, una suerte de esclavitud opresora. Y, por último,
el
ideal de una sociedad comunista, en que desaparece todo poder del
Estado,
es
pum utopía

aun en
la hipótesis mamsta de la desaparición
de las diferencias de dases.
En nuestro siglo la crítica marxista se generalizó pasando al
tierreno filosófico, sobre todo desde que en 1931 se publicaron sus
escritos más filosóficos.

Son muchos los
errores y contradicciones
filosóficas de Man. Y desde entonces se enfoca más bien la refutación
del
marxismo como

un
sisllema globa,1 y desde la filosofía, ya que
no
es posible separar la sociología marxista de su concepción filosó­
fica,

y
·las mismas teorías económicas están orientadas por las ca­
tegorías de la dialéctica 1,egelHaoa La dificuitad fundamental del
materialismo
dialéctico estriba en

la
inconciabilidad entre

materialismo
y dialéctica, porque "dialecrica y marxismo se oponen como idealismo
y
realismo materialista".
Marx y Engels se vanagloriaban de haber hecho la "inversión de
la dialéctica
hege'liana (haber "puesto

de pie" a Hegel), con lo que
la realidad no es ya, en su
íntima esencia, idea, sino materia, inde­
pendiente y "creadora" de la
conciencia romo lo es "determinante"
del

hombre. En
,consocuencia, el" salto cualitativo" de la materia
inorgánica
a la vida y de ésta a la concleru:ia humana está impli­
cando contradicciones, porque la

materia no tiene virtualidad causal
para producir

un
ser de nivdl superior. Así aparecen dialéctica y
materialismo tan irtecoociliables como idealismo y materialismo.
Y

la
concepción del materialismo como la base de la concepción
del mundo,
ddl hombre 0,uma.nismo mirxista) y de la vida, no puede
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SOCIALISMO Y MARXISMO
satisfacer a ningún filósofo auténtico, ya que implica la negación de
lo esenci.,J de la filosofía, de su verdadera ontolo¡;fa, psicología,
lógica

y
gnoseologfa, ética

y
jurídica.
Pero la crítica más fuert.e, radical y contundente es la visión y
v4o,iz~ción ori,ti.m,, del marxismo. Del magisterio de la Iglesia
cat6lica
han emanado constantemente documentos condenatorios del
man:xismo ya desde la apaimón del mismo, y estas condenaciones des­
cansan no sólo en la verdad ~ev de la
filosofía perenne, de la razón humana y de la ley natural, de
las
que es
intlérprete autorizada.
La

Iglesia,
en efecto, no puede menos d,e rondenar al ateismo, base
de la doctrina marxista, que destruye no sólo el cristianismo sino
toda la religión. No puede menos de defender '----las
verdades ,eternas y los dogmas ~eligiosos tan radicalmente atacados
por el marxismo; la conoopción materialista del hombre -el huma­
nismo ateo-y di endiosamiento de éste por el que sustituye a
Dios con
el soberbio y l,iasfemo homo homini Deu.r.
Si a esto, que sepata - al m=ismo del catolicismo, añadimos la concepción materialista de
la
sociedad, la lucha de clases, la revolución y la violencia como
fines o medios de llegar a una utópica sociedad comunista univetsal,
no nos explicamos cómo puede pretenderse un acerca.miento y una
inteligencia entre marxismo y catolicismo. Si llegasen a ·alguna coin­
cidencia
fundamental en la doctrina es ,porque alguno de ellos, mar­
ximno
o cardlicismo, han dejado de se,,Jo, y no creemos (al menos
hasta ahora no 'ha ocurrido) que el mrurxisrno baga dejación de su
ateísmo, revolución y violencia, reconociendo la existencia de un
Dios creadot del mundo, y del hombre compuesto de ouer,po y
alma
con un destino traseendente y, como consecuencia, con una
dignidad y 1ibet11ad fundameoro de otros derechos naturaJes. Si lo
hiciese, dejaría de ser marxismo. Y menos ,podernos creer que el
catolicismo, aun haciendo suyas las aspitaoiones de iusticia y de. pro­
moción hacia un bienestar material y pleno desarrollo del hombre,
que proclama
que
por

ello ha
condenado a la par los abusos del capitJalismo liberal),
pueda
hacer dejación de

sus principios
fundamentales y reru,gar
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EMIUO SERRANO VIILAFARE
-sin caer en la herejía-de las verdades reveladas, en aras ,re
una novedad y transigencia doctrinales. Si Jo hiciera dejada de ser
catolicismo. No puede confundirse la "tolerancia" con las personas
con la "transigencia" en ila. doctrina. La primera es cristiana por
ser expresión
de

caridad;
la segunda es herejía por ser comunión
oon
ide;s negarorias del dogma. de la ife, y de fa dignidad y deroohos
de

la
persona humana.
En otros lugares fo hemos dicho: Que pruebe el marxismo al
reconocimiento y afimmción de verdades que hoy niega. Que ¡,,,u,,be
a abandonar los medios de convertí,: el mundo. en una sociedad comunista. Que se atreva a
pnx:Jannar todo esto. Y es que

al
marxismo comunista hay que
oponeJ'le algo que, si

Jo
imita, deje de ser marxismo. Y esto no Jo
hare, no lo hará.
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