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Empresa y familia

EMPRESA Y FAMILIA
POR
LUIS GoNZÁLEZ..lGLESIAS.
De la misma forma que en los últimos tiempos se ha venido ata­
cando mediante la subversión
a la familia, tratando
de minarla en todos
los órdenes, aparece,
más solapado, un ataque frontal y de costado
a
la empresa, cuerpo intermedio fundamental que forma un valla­
dar a
la destrucción que

se pretende realizar de
la civilización cris­tiana.
Si por un lado vemos aparecer los temas del aborta,, divorcio,
enseñanza
mal llamada laica y
otros que

atacan
por la base a la familia, no menos graves son los temas opuestos a la empresa, huel­gas, desórdenes, salx,.tajes, y su deterioro económico consiguiente,
que atacan a la misma hasta su total destrucción y su sustitución por
un
enre dominado por unos pocos, so capa dcl Parcido, y aplas­
tando sin escapatoria posible al ciudadano de a
pie, que ve cómo desaparecen sus libertades con el engaño ele la Lil,errad, que hasta para que no haya confusión tiene el mismo color de la muleta que
engaña al

toro.
La empresa y la familia, en las que el Hombre se deja casi t.odo su tiempo a partes equivalentes soo los dos principales incentivos
para el desarrollo de su persooa, y, si queremos, utilizando el len­
guaje de
hor, para

su realización. Otros incentivos que podamos
buscar serán derivados de éstos: asociaciones deportivas, culturales,
sindicales, religiosas, saldrán de ,la Empresa y la Familia y estarán siempre
vinculadas a ellas
si queremos que tengan un desarrollo
armónico.
El hombre es socia:! por naturaleza y, por ello, la Empresa cuan­to más se asemeje a una Famfüa, más social será. Así, la ,empresa se aleja de lo social cuanto más sufra intervenciones ajenas. a ella,
y podemos citar infinitos casos de empresas que han perdido sus características más favorables y justas para sus miembros cuando al
crecer han ido
perdieodo el

contacto entre los mismos
o han sido
objeto

de intervenciones estatales o
sindicales que han ido,
contra
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WIS GONZALEZ-IGLESIAS
sus intereses y, generalmente, sin. ni siquiera provedho más que para
algún determinado personaje o personajillo que ha visto satisfechas
así sus ansias
de mando o poder.
Las doctrinas matXistas han luchado contra este fortalecimiento
de
la empresa en sns miembros con todos los medios imaginables
tildando a los empresarios
do patemalistas, opresores y demás !in,.
dezas acostumbradas para tratar de sustituirlos por loo «colectivos»
de poder
(y ocupar sus carga<, naturalmente, tras la eliminación de
loo empresarios),

que inmediatamente pasan a despreocuparse del
obrero para ocuparse de
su propia supervivencia y evitar ser suplan­
tados por otros «camaradas» tan espabilados como ellos.
El hombre, como ser humano, tiene sus virtudes y sus defectos, y
mientras no se <(fabrique» uno de otrá naturaleza, el principal mo~
tor

que le
mueve es el

interés, del orden que
sea, y si ese «camara­
da»,
que hemos visto

encaramarse a los escalones del mando, no
tiene más interés que su propia supervivencia, sin preocuparle la
empresa ni sus miembros ( aunque sus palabras digan siempre lo
contrarió), lo inmediato
es que la empresa entre en barrena y des­
aparezca en un plazo más o menos largo (más bien menos), arras­
trando en su desaparición a todos sus. componentes, sin que entonces
haya un empresario a quien echarle la culpa y pasarle la factura de
lo que antes se Je ha expoliado.
Por el contrario, la empresa que con criterio sano y justo man­
tenga un equipo capital-trabajo en condiciones, se desarrollará con
n=lidad y funcionará lo mismo que una Familia con sanos prin­
cipios podrá desarrollarse en todos sus aspectos
y con armonía.
Estamos hoy asistiendo en nuestra patria a un combate sin tregua
en que los hijos de Satanás atacan conjuntamente en los dos frentes:
el de
la familia, tratando d, disolverla, y el de la empresa, tratando
de arruinarla. No podemos, pnes,
abandonar ninguno
de estos fren­
tes, pues nos va ·en ello la supervivencia de rtuestra civilización.
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