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Número 169-170

Serie XVII

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Las teologías latinoamericanas de la liberación

LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA LIBERACION
PO!l
MIGUEL PORADOWSKI
lll pensamiento pdlítiro-religioso autodenominado "rrologías la­
tinoamericanas de la liberación" ( en adelante, n.L) formalmente apa­
rece
eo .América Latina algunos años después de la Seguoda Confe­
rencia Episcopoll Latinoamericana, que

tuvo
luga< en Medellín en
el

año 1968. No obstante, según la opinión del
sacerdote José Com­
blin (1), rompartida por el padre Roger Vekemans, S. J. (2), este
pensamiento

de
hecho ya se manifiesta varios años antes del men­
cionado evento 'y se hace presente -en varias reuniones de carácter
internacional, como por ejemplo en la Conferencia Mundial del Con­
sejo
Ecuménico de Iglesias (una institución protestante), en Ginebra
en 1966,
y en el "diálogo de cristianos y marxistas", celebrado en
varios
lugares enrre los años 1965-67.
Casi

todos los
investigadores de

la
génesis e historia de la TLL
roncnerdan

en la opinión de que
la aparición de este pensamiento
polftiro-religioso
se debe,
al meoos parcia!lmente, a una especial
situación social-económico-politica en la cual se encontró el conti­
nente
latinoamerkano
después del frncaso de la,i tentativas
del Plan
de Desarrollo,
~o por el malogrado presidente J. F. Kennedy.
Induso se vincula las TLL con la así llamada "reología del desa­
rrollo" (en adelante,
1D) (3).
Al respecto
hay dos opiniones dis-
(1) J. Comblin: Théo/ogie de la rév(!!Rtion. Théorie, París, PUF, 1970,
pág. 297 ( citado por R. Vekemans: T eologia de 111 liberación y crÍJtidtlo.r po,r
el socialismo,· CEDIAL, B0gotá, 1976, pág. V2),.
(2) op_ ,;,., pág. 12
(3) Mons. Alfonso López Trujillo: Teo/ogla liberadora en Amérk~
Lalina, Bogotá, 1974, pág 13.
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MIGUEL POJIADOWSKI
tintas: una que ve, hasta aJ.gún punto, en las TLL la continuación
de la TD, la cual es cronológicamente anterioc a las TI.L (4), mien­
tras

que la otra opinión
roasidera las

TLL como
conceptos comple­
tamente

opuestos a la
ID, pues tienen

por finalidad reemplazarla;
consideran que
ia TD demostró ,ru incapacidad en la aportación de
un
pensamiento
politiCO'religioso, apto para la solución de los ur­
gentes

problemas sociales en América Latina. Según esta opinión,
la situación social-oconómico-poHtica del . continente -latinoamericano
no puede encontrar solución por ,el de~rollo, sino exclusivamente
por la revolución marxista, y por ende la TD, elaborada en relación
con la encíclica del! Papa Paulo VI Popukw""' Progressio, la que
coincide con el "Plan

Kennedy", ya no sirve y debería ser
reempla­
zada
por las TLL, consideradas como una etapa preparatoria para
la
revolución marxista; una

etapa que también,
después de cumplli
su papdl, debería ser seguida po,c fu "reología de la revOl!ución"
(en

adelante, TR), como el
necesario aporo ideológico-religioso a

la
revolución
marxista en marclha. Esta es

la opinión de Hugo
Assman,
el más destacado representante de las TI.L (5).
Lo
curioso es

que
este pensamiento político-religioso, d.e eviden­
te carácter marxista, aparece bajo la protección y tutelaje del CELAM
(Consejo Episcopal
Latinoamericano), pues casi todos los autores
de
las princiwJes obras al respecro están vincu1ados . ron el CELAM,
sea

como
· consejeros ,permanentes de esta institución de la Iglesia
Cat8Iica,
sea corno colaboradores

de distintas
obras suyas,

sea como
participantes de

los
eventos, organizados por ella, como

son los
se­
minarios, cursos, jornadas, etc., como consta en las publicaciones
oficialles del CELAM; incluso están apoyados y protegidos por el
CELAM. El actual (1978) secretario general. de esta institución,
monseñor Alfonso
López Trujillo, en sus varios trabajos sobre es-
(4) Al respecto, anota R. V~kemans: « .. , es indudable que la teología
de la liberación ha sucedido, cronológicamente, a la t_eología· del desarrollo
y que, por ahora, lleva muchas de sus huellas». Op, dt,,-pág. 112-.
(5) En su obra Opresjón-LJberarión, desafio a lo.r cristianos, Montevi­
deo, 1971, págs. 109 y otras.
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LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA UBERACION
tos temas (6), aplaude a estos autores y los presenta como genui­
nos

representantes del
pensamiento cristiano Jatinoomericano, ha­
ciendo
raras va::es algunas observaciones criticas. De creer a monse­
ñor López Trujillo (7), lo más valioso de este pensamiento todavía
no

está
publicado; sin emb nos
s6lo a

lo
presenttdo por escrito, sea en los libros y folletos, seo
en los innumerables arrírulos (8). Lo más importante de lo publi­
cado es de la autoría de Gustavo Gu.tiérrez, peruano; de Hugo Ass­
mann, brasileño; de Alex Morelli, francés; de Juan Luis Seguno, uru­
guayo;
de Leonardo Boff, brasileño; de Rafael Avila, español ( ?) ;
de Rolando Muñoz, chileno; además de dos obispos argentinos: mon­
señor Eduardo Pironio (
actualmente cardenal de la curia romana)
1y monseñor Jerónimo Podestá.
Omviene anotar que también existen varios rrabajos · sobre ci
mismo tema de autores protestantes, los cuales básicamente no di­
fieren de las obras de los autores arriba mencionados ( que se pre­
sentrul como católicos). Tail vez, el más importante enrre ellos es
( 6) Mons. López Trujillo tiene publicados . vatios trabajos sobre las
TLI.; fuera de la obra ya mencionada arriba, los más importaotes son: Aná­
lisis marxista y liberación crirtiana, IDES, Bogotá., 1973; La }iber«ión y el
compromiso n-istiano ante la po/itira, Bilbao, 1973; Liberación marxista y
liberación cristiana, BAC, Madrid, 1974; «Panorama de_ la teología. de la
liberación en América Latina», en Teologia de la liberación. Conversaciones
de Toledo, Madrid, 1974.
(7) «Nuestra Teología de la Liberación es más oral que escrita. Qui­
zás las :reffex:iones en Encuentros, Semínarios, etc., no han dejado h~éllas
escritas. Puede darse que aportes muy va:liOSOS y profundos y tal vez los más
representativos no hayan pasado por él bautisino de-la imprenta. Frecuente­
mente se trata de estudios
objetivos, se.renos, que

reflejan las
riquezas de
un estilo nuevo de hacer teología de América Latina. Su publicación serviría
notablemente para quitar la impresión dé que la. modalidad imperante en la
Teología de la Liberación puede rozar, y en casos traspasar, los limites de
un compromiso por
la justicia sin radicalizaciones». Op. cit., pág. 12:
( 8) Hay varias bibliografías de las TLL; una. de las primeras es la de
Rodolfo Valenzuela, de 200 títulos, publicada por CIDOC, Cuernavaca,
México, 1972; una de' las últimas es de R.oger ve1cemans e incluida en su
obra
T eologla de la liberación y crirtiano.r por 81 we-ittli.r'mo, CEDIAL, Bo­
gotá, 1976, págs. 221-2s1 y págs. n3-l88.
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Ru:bén A. Alves, teólogo. protestante brasiieño; al menos es el más
citado por
los auto.-es de las 11,L, pero, a nuestro juicio, él pertene­
ce más bien a la "teología de la revolución" y por esta razón no nos
vamos
a ocupar de él en esta ocasión.
Las obras principalles que vamoo a tomar aquí en cuenta son
las siguientes: de Gustavo Gutié\-rez, Teologiade la libert1Cé6n, Lima,
1971;

de Hug1>
As.smann, · Opre1ión-liheración, Montevideo, 1971;
Mex Morelli, Libera a mi pueblo, Méxiro, Buenos Aíres, 1971; de
Leonardo Boff, Jesús Cristo, Libertado,,, Vozes, Petrópolis, 1972; de
Rafael Avila, Elementos para 11,,., evangeliztJCión liberadora, Sígueme,
Salamanca,
1971;

de Rolando
Mu!íoa, N""1M ermcienc,a de la Iglesia
en América
Latina, Santiago, 1973. Además, los varios ensayos y ar­
tículos de Juan Luis Segundo.
No
vamos • aOailizarla·s por separado, porque ya lo hemos hecho
anteriormente

en nuestro ensayo
Sobre la "Teología·.de 1,. libert1,­
ción"
y en nuestros libros El m"1'xismo invade·¡,. JgleJia y El ma,.
xismc ·en la teologú,_ (9). Aquí solamente queremos destacar que, a
nuestro juicio,
todas las
actuales teologías de la liberación no son
oi teologías, oi latinoamericanas, ni nos hablan de la liberación,
en
el sentido cristiano de la palabra.
No "°º teologí ..
En primer lugar, estas 'fLl.. no son "teologías" en él S!'ttcido tra·
dicional de esta palabra y aceptado en la Iglesia. Con sin~eridad lo
confiesan
tanto Gustavo Gutiérrez como Hugo Assmann; Gustavo
Gutiérre,
.(en

adelante, GG) dedica
todo el primer capitulo de su
libro a
este tema.
. Bmpi= por _recordar_ lo~ co_nce¡,tos de ~logía más aceptados
en la Iglesia Católica y, después, por COIL9tlltar que lo pres-entado
por él como Teología de la liberación no cabe en ninguno de
_ (9) «Sobre la Tea/-ogJa de -Ja -liberación», en Verbo, núms. 128~129
y también publicado· como ·foil~ en Santiago, 1974~-El marxismo invade fa
Iglesia, Valparaiso, 1974; El marxismo en· la teologla, Madrid, 1976.
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LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA UBERACION
estos conceptos tradicionales;. en consecuencia, para justificar el tí­
tulo de su obra Teofogí" de la liberación, propone su propio con­
cepto

de "Teología", a saber: "la
refilexi6n crítica
sobre la pra·
xis" (10).
Vamos a ver más adelante que esta definición de la teología es
absolutamente inaceptable. Pero no se trata s6lo de conceptos o de,
finiciones,

sino
del contenido de la obra de GG. Pues este contenido
nadie, fuera de su autor, se atrevería a llamar "teológico". Un autén­
tico teólogo, con
la vallentía y honestidad que lo honra, en un minu­
cioso y detallado estudio, ha demostrado que la Teofogía de la Libe­
rt:ld6n de GG es la "evaporación de la trología" (11). No menos
severos juicios sobre la abra de GG tienen los teólogos españoles
Anmando
Bandera (12) y Teodoro Ignacio Jiménez Urresti (13).
El teólogo Fernamlo Moreno, al referirse a las obtas de GG,
Hugo Assmann ( en adelante, HA) y Juan Luis Segundo, dice:
"Hoy parece
casi banal callfitar de marxistas0leninistás t n<:s" (14). El doctor Palumbo, después de un largo ooálisis de la
obra de
GG, llega a la conclusión de que "... la teología de la libe­
ración expuesta por el padre Gutiétrez no es teología, no es libera­
dora, no es filosofía, no es exégesis; es una penetración rnarxistá
(10) op. ,it., p4g. 20.
(ll) Juán Gutiérrez Gon:zález, .MSPS, Teología de la Jiberad6n, evapo­
ración de la teo/ogla, México, 1975. Al : fína1 de su obra el autor dice:
«Pero lo que no podemos
aceptar es e1 _cambio de ·1a ~upuesta Teología que
el
autor
quiere ofrecernos, sencillameritC_ ,-PortJ.11e .lo q11e no.r ofre~e .no es
teologJa».
Lo subrayado es del autor,-pág. 138.
(12) La Iglesia ante el proceso de /ibera,ión, BAC, Madrid; 1975.
(13) La teolog{a de Llberación: ant=dente<,.causas y contenidos, en
la obra colectiva Teología de la Liberati6n. Conversaciones de Toledo, Ma­
drid, 1974. A la «teología de la liberación» de GG el autor, como crítica,
opone su propio estu,dio -Teologla de la Liberación del Vdlicano·ll, incluida
en el mismo volumen.
(14)
C,-i.rtiani.rmo y marxismo en la teologia· de ./a liberación, ILADES,
Santiago,
1977,
pág. 15. Hl autor, de maneta parecida como nosotros en el
opúsculo So-bre la «T eologla de la liberación», respecto a los trabajos menciona,.
dos, usa el término «las teologías de liberación marxistas», págs. 11 y otras.
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en la. Iglesia" (15). Coiociden con esros Jlllcws negatiVQs sobre las
TLI. también otros autores, como Galat-Ordóñez (16) y Glodovis
Boff (17).
Las mencionadas obras de
las TLL no son teológicas en el senti­
do tradicional de la palabra "teología.", forjado por la tradición cris­
tiana,

pues
el concepto tradicional de la teología, no importa de
qué
lllllneta se exprese

en las aceptadas definiciones de ella (18),
exige
que las

obras
"teológicas", tanto

por su objeto como
pot su
método,
sean directamente relacionadas

con
Dios.
(1') En su-obrita Teología. de la liberación o el marxismo enancado en
el progresismo teo/6gico. Buen06 Aires, 1975 (mimeógrafo). El doctor Car­
melo E. Palumbo es profesor titular de la Doctrina Social de la Iglesia eo
la Facultad de Cieñcias Sociales y Ecoiiómkas de la Universidad Cat6lica
Arge_ntioa.
(16) Estos autores colombianos tienen publicados varios libros .sobre
la-s TLL. Me refiero aquí ante todo al _excelente ~tudio Liberación _Je la. li­
beración, dedicado a la crítica de las obras de GG, HA y Rolando Muñoz,
haciendo referencias también a las otras obras. Bn el otro trabajo, liberació~
integral, José Galat Noumer y Francisco -Ordofiez Noriega oponen s11 propio
concepto

de
la «liberación» al presentado por los m.endonado.s autores mar­
xístas,
(17) En su excepcional libro «Teología e práctica, Teología do Político
e suas mediai;Oes». No hay que confundirlo con el mencionado arriba Leo~
nardo
Boff.
(18) La definición más corriente de los diccionarios y de las enciclo­
pedias para todas las teología;S ~ «estudio de Dios y de las cosas divinas»,
y para la teoJogia cristiana, .«estudio de lo divino a la luz de la Revelación».
Desde
el siglo -XIII, en el ,mundo _Católico se_ sigue el concépto de teología de
Santo TO:más, como «dencia sagrada,- qué onletla. el

conjunto .de verdades de
fe en una _síntesis racion~, pe!9 a partir de un reconoc~ie:nto más neto de
las verdades
propiamente sobrenaturales, y como tales, recibidas de la Re­
velaci6n 'Sola, por opos-icl6n a l~s Verdades -sobre Dios que pueden ser alcan­
zádas
por-las ~olas f~eriás "de la ·razon._ ESto, evidentemente, no ·era pos~ble
sf: ~o s~· Uegaba


una
naturaleza -~eta.física· de -las· cosas y de los seres que
permitiese distinguir · radicalmente en ellos las realidades Sobrenaturales como
tales.
Es-to es precisamente lo que constituye
quizá el
punto más
brillan.te del
peñsam.iento teológim tomista. Santo Tomás sostiene

que la
teologíá como
ciencia sigue sierido-cieÓcia· de· ·ta. fe, Y como ~. no puede pioseguir más
que a la luz de la fe». L. Bouyer, Diccionario Je teología, Herder, Barcelo­
na, 1973. págs. 622-3.
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LAS TEOWGIAS LATINOAMERJCANAS DE LA LJBERACION
El objeto propio .de la teología es Dios, como !o indica el mismo
nombre "teología", que viene de las raíces
griegas Thoos (Dios)
y logos (pensamiento, ciencia). Sólo Dios y nada más que Dios es
el objeto propio de la teología, lo que oo impide. que dentro de ella
se estudie todo (19) con llll de que lo esrudiado sea directamente
vincullado
con

Dios,
sea como Creador (Dios-Padre), sea como Re­
dentor (Dios-Hijo),
sea como Santificador (Dios-Espíritu Santo).
También el método propio y exclusivo de la teología cristiana
reflexiona a

la
luz de la Revelación y la Revelación divina es Dios
mismo,

quien se comunica, sea
por la luz que otorga al hombre
para

iluminar su entendimiento humano, su inteligencia ( que
por sí
sola es incapaz de penetrar en los misterios divinos) (20), sea por
la inspiración que infunde en el autor bfülico, sea por las mismas
palabras-conocimientos con
Ias cuales comunica al hombre las ver­
dades sobrenaturales, por
intemiedio de

las Escrituras
Santas, sea
por LA PALABRA suya que es El mismo, su pensamiento personi­
ficado, 1a Segunda· Persona de la Santísima Trinidad, encamada en
Jesucristo, la "pllenitud de la
Revelación" (2

Cor. I, 20
y 3, 16-4, 6),
lo que exige de la
teología cristiana

una
reflexión en

los misterios
de
la vida de Cristo y especialmente en su obra redentora, es decir
el Misterio Pascual: la Pasión, la Muerte, la Resurrección y la As­
censión de Cristo.
(19) Con razón dice al respecto_ Qodovis Boff: «Nao existe, en prin­
cipio,
objeto ou acontecimiento algun que nao_ possa ser teologizado. Twlo
é teologizável», op, cit., pág. 85, y cita la opinión de Santo Tomás: «Quia
igitur sacra Scdptura considera.t aliqua secundum quod sunt divinitus re­
velata ...
, omnia quecumque

sunt
divinitus revelabilia, com.municant in una
ratione formali objeti huius scientiae» (S. T. I. q. 1, a. 3, c.), agregando el co­
Jilentario de este texto por M. J. Congar, publicado en Bu/letin T homiste,
1938, pág. 496: «O temo revelahile ... é um termo formado, como scibile,
credibile, sensibile, amabile, para designar urna terminada ordem de objetos;
neste
caso tudo

o que
é susceptivel de ser conhecido a luz da Revela~o.
O equivalente é dado pelo própio Santo Tomás, a.4 (in c.) prout sunl divi­
no Jumine cognoscibilia»,
( 20) Esta es la diferencia entre la Teología y la Teodicea, pues esta úl­
tima se limita a estudiar a Dios valiéndose solamente de la experiencia y la
razón, si se trata de la teodicea contemporánea, la que empieza con la obra
de Leibniz E.m:lis Je Théodic.ée, de 1710.
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De esta manera también la segunda raíz de la palabra "reología",
"logos", que
en el griego significa "pensamiento", "concepto", "pa­
labra" y que San Juan Evangelista, en el prólogo a su Evangelio,
usa en el sentido. del pensamient.o divino personificado, es decir, el
nombre de la Segundo Persona de la Santísima T,inidad, el Verbo
de
.la Vulgata, encamado en Jesucristo, se refiere al ·método, y hace
diferir
esencialmente la teologla de otras ciencias, pues este método,
siendo la 1w: de la Revellación, dirige y vi:nGUla cada obra teológica
con

Dios.
En estre sentido ambas raíces de la palabra "toología" in­
dican a

Dios:
11a raíz "diéos" indica a Dios (y en la teología cristia­
na al Dios que es la
Santísima Trinidad)

como a su objeto,
y la raíz
'ilogos' indica a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad,
di Verbo encarnado, la plenitud de la Revelación, como a su método,
a Cristo, la Verdad, a la lw: de la cual la sabiduría cristiana refle­
xiona
sobre Diw.
Pues

bien,
ninguna de las obras mencionadas de las TIJ. pre­
tende
ser "teológica" en el· sentido tradicional de esta palabra. Al
contrario, varios de fos mencionados autores, especia!lm.ente GG y
HA, insisten en que hablan ,de la "toología" en otro sentido y no
en
el sentido tradicional. GG define su pseudoteología como "refle­
xión sobre
la praxis" (21)

; es decir,
que en la definición de GG no
hay ninguna referencia a Dios, ni como objeto, ni como método.
Analizando
esta

definición de GG, HA
lleg¡,. a la conc!lusión de
que
" ... en realidad se está .definiendo (a la Teología de la Libera­
ción) como praxeología. La ptaxeología -define T. Kotad,inski,--­
es da teoría general de la acción eficaz" (22). ¿Qué tiene que ver
eso

con la teología?
Ahora bien, se podría plantear la pregunta: si estas TIJ. no
son teologías en el
sentido tradiciorui de este término, ¿podrían co­
rresponder, al menos hasta algón punto, al ooncepto actual de la
teo1ogía que

tiene la
Iglesia postconciliar?
(21) La más completa definición de GG es la siguiente: «La. teología
como reflexión crítica de la praxis histórica a la 1u·2: · de la Fe», op, cit.,
página 31.
(22) Op. cit., pág. 90.
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LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA UBERACION
La posición ofici~l de la Iglesia postconciliar al respecto está
expresada
en un
dorumenro reciente,
emitido por
la Sagrada Con­
gregación para

la Educación Católica, titulado
La formación teo­
lógfr¿¡ de
los futuros sacerdotes, finnado por el prefecto de esta
Congregación, el
cardenal Gabriel Garrone,

con
fecha 22
de
febre­
ro

de 1976. Pues bien,
en este documento se insiste que " ... pese a
que se
renueve y se adapte a las exigencias de los tiempos, la teO­
logía permanece, en la línea de la continuidad de la tradición, fiel
a sí misma
romo "ciencia

de
la Revelación cristiana". La fides
q,,_-em inlellectt1nt, es decir, la fe que impulsa a buscar y ampiliar
la propia
inti
su
meta, mediante la teología,
de

una
fomna más elt."V1!da y sistemática. El objero de que se ocupa
1 a teología no son las verdades adquiridas con la ayuda de la razón,
sino

las verdades
re-·eladas

por Dios
y conocidas a través de la fe.
El ámbito de
la fe

es, en
rodo caso, invadeable por la te0logía. El
progreso
de
1a misma

no puede
consistir en confundirse con
las
de­
más ciencias, a!! margen de la perspectiva de la fe" (23 ). Y más
adelante
el

mismo
documenro agrega: "Como

ciencia que nace de
la fe y que se desarrolla en el ámbiro de la fe y al servicio de la fe,
la teología asume el discurrir de la rnzón y los datos de las culturas
para romprendet mejor el propio objeto. Por eso, goza de 1il1 estatuto
particular en la articulación _ de las distintas ciencias, incluso las re~
ligiosas, con las cua,les no puede set confundida, como ni tampoco
puede ser restringida en sus métodos. En pamcu1ar, no puede ser
confundida y reducida a la historia de las religiones o de los dog­
mas, a la sirología religiosa, a
la sociología
de la
lg,lesia, sino que
conserva
su naturaleza y su función también en el cuadro epistemo­
lógiro de

las
materias que

se
oéupan de la religión" (24).
Estas citas
ya bastan parn darse cuenta que la posición de la
Iglesia
no ha variado en esta materia después del G>ncilio Vaticano
Segundo
y que, a la luz de este documento, las Tll. no son teolo­
gías.
Especia!lmente conviene destacar que, según este documento de
la Santa Sede, cada teología., como ciencia, "nace de la ·fe", "se desa-
(23) Párrafo 18.
(24)
Párrafo :ro.
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trolla en eil ámbito de la fe" y "está a1 servicio de Ia fe". Las TLL
no nacen de
la fe cristiana, sino de la fe marxista; no se desatrol!an
en el ámbito

de la
fe, sioo en el ámbito de la lucha de clases; no
sirven a la fe 'Cristiana, sino a la revolución marxista o, en el mejor
de los casos, suponiendo la buena voluntad de sus autores, sirve al
tempora,lismo, . es decir a la solución de los problemas sacudes y
polítltos.
De

todo
este Jarguísimo
( de 52) páginas) documento reciente de
la Santa Sede es evidente que la Iglesia de hoy tiene el mismo con­
cepto
de la
teología que la Iglesia de ·ayer, con la única diferencia de
que lo profundiza y lo actualiza ( es decir, adapta a las exigencias de
la
ciencia), haciéndolo todavía

más
exigente y más elevado, de ma­
nera que
·si las

TLL no
pueden set aceptadas como teológicas desde
el punto

de
vista del

concepto
de Ia teología tradicional, menos
pueden

ser aceptadas
desde el

punto de
vista de la Iglesia postcon­
clliar. Lo que ocurre es que los autores de las supuestas TLL, en la
definición
tradicional de la teología, mantrenida por la Iglesia post­
conciliar, reempla7.an la palabra "Revelación" por Ia palabra "revo­
lución"
y
la pallabra "cristiana" por [a paia!,ra "marxista", de ma­
nera que
para ellos la teología, en vez de set, como pa,ra la Iglesia,
"la

ciencia de la Revelación
cristiana", es "fa ciencia de la Revolu­
ción
man:ista". Hugo Assinann Jo dice sincera y abiertamente,
mientras que GG lo hace
solapadamente. En efecto, HA insiste
sobre
la necesidad de "centralizar toda la teología en la Revoluci6n,
haciendo de
ésta la clave única de la teología entera" (25), es decir,
que, según HA, no
solamente las
TLL
deberían servir a

la revolución
marxista, sino "toda la

teología". Y lo curioso es que invoca al res­
pecto la autoridad de
Kad lWmer {26).

Para poder adaptar la teolo­
gía a

esta tarea subversiva
y ponerla completamente al servicio de la
revolución marxista, HA
postula la necesidad de hacer una revolu­
ción
en la
teología.
Dice al respecto: · "Por eso, lo que queda claro es que necesita­
mos
una
"Revoluoi6n de la teologta" (lo subrayado es de HA) para
(25) HA, op. cit., pág. 109.
(26) HA, op. cit., pág. 109.
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LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA UBERACION
que ésta... pueda... ocuparse válidamente de la. problemática de la
Revolución" (27).
En las TLL no hay ni Dios, ni Revelación, ni ciencia, pues esta
última
estii reemplazada por

la muy cómoda
"reflexión"., la
cual, a
su vez
estii reducida

sólo a la "función crítica de
la acción" (28).
Y,
por
mudhas citas

que estas .obras tengan de las
Escrituras Santas
y

de los grandes
pensadores cristianos,

no son teológicas, pues todo
este material tiene
e.e. ellas sólo un carácter decorativo y sirve de
disfraz,
bajo
el cual se encuentra un pensamiento antiteológico (29).
Afgunos querían ver

en
las obras
de las TLL la reducción de la
teología a la sociología. Hay que protestat contra esta opinión, pues
llamat los

escritos de las TLL
"socidlógiros" es

una ofensa
pata la
sociología. Desde hace den años, y especialmente desde la magistral
obra

de
Durkheim sobre el

método sociológico
Les rigles de la mé­
thode socwlogique (1895), ya no puede cualquier ensayo social­
político pasat por un estudio sociológico. La sociología es una cien­
cia seria
y responsable, tiene innumerables y eminentes represen~
tantes

y
miJes de obras estrictamente

científicas
y ningún auténtico
sociólogo
puede aceptar la calificación de "sociológicos", para

los
ensayos socio-políticos de los
amores de las TIL, pues pata califi­
car algunos ensayos como taies no basta que ellos ttaten de lo social,
sino que Jo social-religioso sea
estudiado con el rigor

del
método
sociológico, el cual

es esencialmente inductivo,
aposterior1sra y em­
pírico, basado sobre el estudio de los hedhos concretos, mientras
que
ios mencionados

autores escriben lo que se les
antoja y como
se les antoja
y parece que tienen por principios el de no respetar
ningún método.
Las mencionadas obras de !las TU. no son ni teo­
lógicas ni sociológicas; sencillamente son ensayos político-religio­
so-sociales y deberían· ser tratados como ta.les, es decir, sin coffipro-
(27) HA, op. cil., pág,. 112-3.
(28) HA, op. cil., pág. 60.
(29) Sobre el abuso de los .textos bíblicos por los ·autores de la~ 'I'LL,
véase la critica del padre Vekemans: «Debilidad de la fundamentación b{,
blica». en su· libro Teologla Je la liberación y cristianos por el socialismo,
págs. 174~183. El autor completa. sus criticas con las opiniones de muchísi0
mos te6logos, como Ives Congar, Armando Bandera, Robert Spaemann y otros.
1281
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
meter ni a la teología ni a la sociología. Hay que tratarlas como
expresiones de las opiniones a:rbitrarias de sus autores. El uso que
hacen estos autores del nombre de "teología" es un simple abuso.
El juicio
del 'teólogo Juan Gutiérrez sobre la obra de GG Teo/ogia
de
la liberación, que es la "81/tlpO,....¡Ó,. de la teología"', debería ex­
tenderse a casi todas las mencionadas obras de las 11.L.
Las TLL no son latinoamericanas
Las pretendidas "teologías latinoamericanas de la liberación"
tampoco son "latinoamericanas". Este callificativo lo recibieron pri­
mero

de
parte de los críticne europeos, los cuales, hablando de
ellas, les dieron este adjetivo en el sentido puramente geográfico,
pues aparecieron primero

publicadas en
América Latina y por auto­
res
latinoomericanos. Bn el sentido de una calificación del pensa­
miento como genuinamente latinoamericano, original, propio de la
Iglesia en América Latina, parece que por primera vez así los lla­
mó el padre Vekemans (30), en su libro Too/ogia de la liberación 'Y
cristk;nos pur el socialismo, pero el bocho de que la mayoría de loo
autores

de
las 11.L son fatinoamericanoo todavía no justifica esta cali-
(30) .En la historia de la t.ologla, escasos son los fonónemos propia­
mente latinoamericanos,. La «teología. de la libera.ci.ón sí ~ lª-tinoamericana». Y
más adelante agre~: «La T eologia de la liberttción es latinoamericana, no
sólo de hecho, sino primordialmente por voluntad delibera.da, casi· se podría
decir por · nacionalismo continental» (pág. 84). Dice en seguida: «Hugo
Assmann titula la pt1im.era parte de su libro "hacia una teología política
latinoamericana"» (pág. 84). Pero el padre Vekemans no se·fij6 que se trata
sólo del

título y nada más;
pues el contenido de este capítulo está basado
sobre el pensamiento
alemán, lo que el mismo HA reconoce y lo que se
confirma por

las citas de los autores
alemanes. Menos se

puede
compartir la.
opinión

del padre
Vekemans respecto al origen latinoamericano de la preten­
dida «teología de la revolución» (Op. cit., pág. 85), pues esta úl~ con
su enfoque anticristiano, empieza con los escritos y las actividades" de Tomb
Münzer, en
los tiempos de Lutero, e inspira el -pensamiento márxista -al ·res­
pecto, como lo reconoced los mismos escritores tna.rxisias dei siglo XX, enca­
bezados

por
Emst -Bloch y su libro Th()mas Miinzer· als Theologe der Re­
volutfon.
1282
Fundaci\363n Speiro

LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS· DE LA UBERACION
ficación, porque todos ellos, sin excepción alguna, tienen formación
europea, sea por los estudios en las Universidades europeas, sea por el
pensamiento europeo sobre
el cual se basan. Ni Karl Marx, ni Friedrich
Engels, ni Herbert Mlrcuse ni Louis Alcliusser son latinoamericanos;
tampoco lo son Karl
Barth, Karl Rahooc, J. B. Metz, O. Cullmann
o Bultmann, para sólo mencionar a los autores más citados en las
mencionadas obras. Las raíces de las TLL están en la "Teología Po­
lítica" europea de postguerra
y en las anteriores corrientes del pen­
samiento de
algunos católicos

franceses
promarxistas. A pesar de
que
el padre Vekemans las

considera
"inneg•blemente latinoome­
ricanas",

el material
bibliográfico, que
él mismo proporciona (31),
comprueba
más bien lo contrario.
Prácticamente, las TLL son solamente unas nuevas formulaciones
de la antigua trampa marxista, que consiste en llevar a los cristia­
nos a la revolución marxista. De eso los marxistas ya se preocupa­
ban -al fina¡ del siglo XIX (para que los cristianos se caven su pro­
pia rumba) y las
obras de muchos de
ellos, incluso las de Engels,
tení.a esta finalidad. Cuando

Engels insiste
en que
el "verdadero
(¡sic!) cristianismo, el de los primeros siglos, hasta la época cons­
tantiniana, en lo mismo que el comunismo marxista del siglo XIX,
tiene en la mente la conquista de los obreros cristianos para la judía
revolnción
marxista. Es sabido que estos esfuer:ws de los ruarxistas
de

final
del siglo XIX han dado resultados muy satisfactorios, pues
les trajeron a
las filas de la Segunda Internacional (en esta época
completamente dominada por los marxistas) a muchísimos cristia­
nos,
especialmente a los

protestantes, hasta el punto de que varios
pastares protestantes

entraron en su plana
mayor (32). Cuando Karl
Barth

se
vincula con el marxismo
e incluso
traba un estrecha amis­
tad
personal con Lenin, en Suiza (33), sólo sigue "1 ejemplo de los
(31) Op. cit., págs. 221, 181.
(32) Friedrich-Wilhelm Marquardt: TheoJogie und Sozialinn.111 Das Beis­
piel Karl BMth, München, 1972. &luan! Thurneysen: Christoph B/r,mha,dt,
Zürich Stuttgart. 1962. H. Kutter: Sie müs1en, Jena. 1910. H. Kutter: Die
Revolution des Clwistentums, Leipzig, 1908.
(33) F. W. Marquardt: op. cit.,· Georges Casalis: «Théologie et socia­
lisme l'exemple de
Kad Barth»,

en
Eludes thiologú¡_11es, 1974, n6m. 2.
1283
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
muchos pastores protestl!ntes que lo preceden. Este acercamiento
de
loo cristianoo a

los marxistas
se extiende
al clero católico, es­
pecialmente en

Francia
y Bélgica, casi inmediatamente después de
la
primera
guerra mundial. La Cruz de Cristo, vinculada con el em­
blema comunista de la hoz y del martillo, lo que nos escandaliza
tanto
hoy día

en América Latina,
ya aparece en la portada de una
publicación "católica"

en Francia
varios años antes de la segunda gue­
rra mundial.
Es el caso de la revista abiertamente marxista-comunista
TBf1'e No"11elle (34). Las dristicas e inmediatas medidas de la San­
ta
Sede, en

!os tiempos de
los Papas

Pío XI y Pío XII, ponen freno
al entusiasmo de algunos
clérigos por la revolución marxista, pero
después de la segunda guerra mundiicl hay un .nuevo brote del fi.
locomunismo "católico" en

Europa, esta
vez manifestado por un
pseudopersonalismo
del comunistoide Emanuel Mounier
y su revista
Esprit, casi abiertamente fomentado por P AX, ·una organización fun.
dada con este propósito por la polida secreta pol!tica del Gobierno
comunista de

Polonia, con
el apoyo de la NKVD de la Unión Sovié­
tica
(35). La oportuna denuncia al respecto hecha por el carde­
nal primado de Polonia, el arzobispo de Varsovia, Stefim Wyszynski
---ffl. un memorindum secreto, transmitido a la Santa Sede y por
ella comunicado al
Episcopado de Francia y divulgado por este úl­
timo--, dificultó,

por algún tiempo,
la colaboración de los católicos
franceses con la revolución marxista. Las abundantes publicaciones
de
P AX en Polonia (36) se
encuentran con el casi unánime repudio
por
parte del clero y los laicos en Polonia, pero estos mismos escri­
tos, divulgadoo en

Francia, tenfan
bastante influencia, especialmente
(34) Es muy sintomático que actualmente en América Latina haya tam­
bién varias revistas, publicadas por distintas conientes «católicas» de extre­
ma izquierda, bajo el mismo título. Hay también en Montevideo una edito­
rial que lleva este nombre y que publica con preferencia las obras de los
«cristianos» marxistas: El libro de HA está publi~o po,i: esta editorial.
(3,) Véase: «Espionaje soviético en la Iglesia Católica». Textos y do­
cumentos publicados-por la revista ltinertllt'es, Madrid, 196,.
(36) Una larga serie de los artículos y ensayos sobre estos temas se
empieza, en
las publicaciones de PAX en Polonia, ya en el afio 1949, en su
mayoría escritos por Janusz Zablocki y una parte de ellos se publica después
en forma de
un libro, Napo/sk;m sle,rzjzowanb, d,-óg, Warszawa, 1972.
1284
Fundaci\363n Speiro

LAS TEOLOGIAS LATINOAMERJCANAS DE LA UBERACION
desde que sus ideas están acogidas por la muy leída revista ilustrada
La Vw CtJtholique y después por la pro.marxista Les foformatiom
CtJtholiques Intemationaks,
ambas dirigidas por el simpatizante del
marxismo
Georges Hourdin
(37). Hay que recordarlo, porque pre·
cisamente de este
ambiente sallen los

futuros autores de las
TLL.
Al leer los escritos de los autores de las TLL se nota también la
importante influencia de un grupo de pastores protestantes mar­
xistas ohecoslovacos, especialmente

las
obras de Hromadka, Ma·
chovec

y Gardavski (38).
Los GG, HA, Morelli,
J. L. Segundo y otros en realidad presen·
tan
este mismo
pensamiento de algunos pseudoteólogos europeos
marxistas

sólo en una nueva forma y bajo. un nuevo enfoque y de
esta
manera elaboran su propia pseudotedlogía marxistoide y la po­
nen al servicio de la revolución marxista en América Latina, y lo
haoen de

manera muy parecida a la labor de sus compañeros y
con­
sejeros europeos, los

cuales, en el
mismo tiempo,
la presentan bajo
el nombre de la "teología de la revolución", o de la "reología de
violenci~", o

de la
"teología política", o de la "teología de la polí·
tica",
como los comunistas-marxistas-leninistas confesos y declarados
Paul

Blanquart,
fraile dominico y profesor de la Universidad Cató·
1ica de París, quien no cree ni en Dios ni en el alma inmortal (39),
y J. Girardi, fraile salesiano, en su tiempo profesor de la Universi­
dad

Gregoriana en Roma
y, después, de la Universidad Católica en
Parfs.
Además,

durante
k elaboración de suS TU., estos autores no
han estado asesorados por el clero latinoamericano, sino por el euro-
(3 7) Los vínculos existentes, tanto ideológicos como financieros, entre
esta prensa «católica de Francia y el Partido Comunista de Francia, la Em­
bajada soviética en París y ... el diario Le Monde, lo demuestra, con lujo de
detalles, el gran escritor francés Jean Madiran en sus libros Il1 ne S(Weitt pai
e-e qtlils disent (1953) e lis ne savenl par e-e q11Ws font. París, 1955.
(38) V. GaJ:davsky: Dios no ha muerto del todo, Salamanca, 1972; J.
Hromadka: El evangelio para los ateos., Montevideo, 1970; M. Machovec:
Votn Sinn des mensc-hilehen le.bens, 1'911.
(39) «Je ne crois pas en un 1Hre métaphysique en dehors de l'histoire,
ni a une survic persorinelle a.pres la mort», citad.O por la revista fráncesa
Introibo, núm. 20, pág. 2
1285
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
peo, canadiense y norteamericano. Es sabido que la elaboración de
estas TLL se ha efectuado, durante un período de más de diez años,
en
moohísimos encuentros, jornadas y seminarios, organizados ron ·
este propó
distintos lugares de América
,Latina y de Europa.
Pero ante todo las TLL no son latinoamericanas por el hecho
de
estar
basadas en el pensamiento m:atxista, es decir, no latinoame­
ricano,

sino judío-europeo, el
cual ---<1iendo formulado en relación
con algunos problemas
judíos y sociales de la primera mitad del
siglo
XIX-nuoca llegó a tener dimensiones universales y es com­
pletamente ajeno

a
fa idiosincrasia de los pueblos latinoamericanos.
Esta
es también
la principal razón por la que estas TLL no llegan a
insertarse en la realidad latinoamericana.
Tampoco

son originales, pues como lo demostró
el interesante
estudio

del
padre Jesuita H. Bojorge (40), ya hay una "teología de
la
liberación" en el
blasfemo y anticristiano libro de Strauss Das
Leben ¡.,.,, del año 183S (que tanto impactó a Marx y sus compa­
ñeros), donde

se
habk. de

la
liberación política por la liberación
teológica,

es
decir, por "liberar" a

la religión de
la Revelación. Esta
idea pasa después a Marx y se manifiesta en uno de sus primero&
escritos, Zur fudenfrage (1843-44), donde también plantea su "reo­
logía de !& liberación" (sin usar esta expresión), es decir, la libera­
ción política de los judíos por la liberación de la religión.
Las TU no tratan de la libel'ación
Las TLL, en realidad, no tratan de la li'beración, en el sentido
que esta
palabra tiene pam los cristianos.
Las TIJ. no tratan de la liberación en el sentido cristiano-teo­
lógiro, romo liberación del hombre de la esclavitud del pecado, una
vez y para siempre efectuada por la pasión y muerte de Jesucristo.
:Pues según la te(ilogía cristiana, Dios ha creado al hombre romo un
( 40) «Revelación, interpretación bíblica y teología de la liberación»,
en· la revista brasilefia Persj,eGtiva Teológica,-n6m. 20, abril 1978, publicada
por la.-Facultad de Teología Cristo Rei. Universidade do Vale do Rio dos
Sinos.
1286
Fundaci\363n Speiro

LAS TEOLOGIAS LATINOAMERICANAS DE LA UBEI{A.CION
ser plenamente libre, dotado de _razón y de libre voluntad. Es por
la tentación de Satanás por Jo que el hombre cae en el pecado de
orgullo
y desobediencia, perdiendo su libertad y convirtiéndose en
el esclavo de Satanás.
Este estado de pecado hace del hombre un
esclavo de Satanás
y, en consecuencia, un esclavo de sus propias debilidades (las cuales
también son consecuentias del pecado) y genera roda clase de co­
rrupciones, de dependencias y esclavitudes intelectuales, morales, so­
ciales, económicas y políticas.
Jesucristo, el

Hombre-Dios, un nuevo
Adán, plenamente libre,
pues es sin pecado, es decir, sin dependencia de Satanás, por su pa­
sión y muerte en la Cruz libera al hombre del pecado y, en conse­
cuencia,

de la esclavitud, como dependencia de
Satanás, y de sus
propias
debilidades humanas, consecuencias del pecado. Pero

se
tra­
ra

de una
liberación que

no
se realiza "mecánicameute", pues no
a:fecta la dignidad humana, sino que la respeta y afirma, permitiendo
a
cada hombre persorudmente hacer efectiva la liberación efectuada
por Jesucristo, aplicándola conscientemente a su propia vida, por
la cooperación con la gracia divina. m ser humano integrado por el
bautismo en el Cuerpo Místico de Ctisto tiene la posibilidad de
conquistar su

propia libertad interior, por
el trabajo y la lucha,
independizándose

del
poder de Satanás y entregándose en las ma­
nos de Dios. Esta conquista de su propia
libertad tiene que desa­
rrollarse anre
todo en el plano intelectual, pues según la expresa
enseñanza de

Ctisto, es la Verdad la que nos
hace libres;
la Verdad,
que es el mismo Cristo.
Pues bien, en las TLL no hay ni la más remota alusión a esta
liberación del pecado, como
base y principio de cualquier liberación
humana.
Tampoco las TLL tratan de la 'liberación en el sentido derivado
de lo anterior, es decir, de la
libera,ción del pecado. A pesar de que
pata cada

cristiano todas las ilegítimas
y ábusivas dependencias en­
tre
los hombres, es
decir, las

que
le quitan su libertad o la limitan,
tienen sus raíces en esta única dependencia del pecado, depedencia
de
Satanás. El
hombre, siendo
creado por Dios como un
ser sociable,
a raíz de su naturaleza esencialmente sociable, entra necesariamente
1287
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
en relaciones ron los demás, lo que lleva . a algunas dependencias
que por sí
solas son legítimas y no rontrarias a la libertad, pero
que
pueden degenerar en
esclavitudes, pues esta naturaleza
sociable,
humana, está corrompida por el pecado. De a:bí la necesidad de
dis­
tinguir

entre las
dependencias legítimas
e ilegítimas, las que no
menoscaban la dignidad
humana y la lihettad del hombre, y las que
degeneran en esclavitudes. Eso se ve ya
claramente en

la sociedad
familiar.
La mutua ioterdependencia de los esposos, como también
de los padres e hijos
y más todavía de los domésticos, hasta donde
se. desarrolla en el ambiente de mutuo respeto y de amor, excluyen­
do el pecado ( ante todo el abuso del poder paternal o la desobediencia
de los hijos), no solamente no es contraria a
la libertad, sino que la
afirma y perfecciona. Analógicamente se pueden analizar otras formas
de la vida social, todavía
más complicada, pues la sociabilidad hu­
mana, siendo sociabilidad de
ser raronable y .libre, lleva a una socia­
lización de la vida cada vez más extendida, profunda y multipli­
cada,

facilitando la
fotrnación de depeodencias, en las cuales se ha­
ce

cada vez más difícil
respetar adecuadamente
la dignidad de
la
persona humana y .su plena libertad (41). Sin embargo, para los
cristianos es
posible salvar la libertad en estas difíciles situaciones
sociales,

siempre que tomen en cuenta
las consecuencias sociales del
pecado (como dependencia de Satanás) y de la Redención (romo Ji.
beración del hombre de la esclavitud, como dependencia de Satanás),
cooperando con

la gracia divina.
En las principales
obras de

las
TIJ. no hay ni siquiera la más
remota referencia a estos aspectos sociales derivados de'! pecado.
En realidad,
tampoco las TIJ. tratan el problema .de la liberación
ni siquiera en el plano
desacralizado, laico, seculJarizado, temporá·
lista y terrenaiista en el cual ellas mismas conscientemente se sitúan,
pues, colocándose· en el plano puramente materialista, se vinatlan,
conscientemente y por principio, con fa corriente ideológica más
esclavizante que jamás ·hulx> en la ·historia, con la ideología mar~
xista, la cual aboga por una esclavización totál, pues suprimiendo
(41) Este problema está ampliamente tratado en la enádica Mate, et
M.agistra, del Papa Juan XXIII, en el capítulo «Socialis vitae processus».
1288
Fundaci\363n Speiro

LAS TEOWGIAS LATINOAMERJCANAS DE LA LIBERACION
la propiedad privada y estatizando toda la vida social, económica,
cultural
y polltica, impone un régimen en el rual el hombre está
reducido

a la condición de
animal o de insecto, siendo sacrificado
completamente a

la sociedad,
al Estado.
Por

el mismo
hecho de

que todas las
TLl., unas parcialmente y
otras
totalmente, se

vinculan con
el mancismo materialista, ateo y
totailitario, y se acoplan al carro de la satánica revolución marxista,
ya se ponen dd lado de la esclavitud toral. Es difícil creer que los
autores de
las TLI. sean hasta este punto ingenuos y desinforma­
dos,

que no
sepan a dónde quiere llevar a todos la revolución mar­
xista. Hablar de la liberación
y verla en la revolución marxista es
una contradicción.
¿ Qué son, entonces, las TLL?
Son ensayos político-religiosos profundamente impregnados pot
el tempora.lismo. Es un nuevo brote de este antiquísimo mal, que ya
cegaba la

vista
·espiritual de los judíos a lo largo de la historia bí­
blica: el mismo
tempotalismo que
tanto
caracterizaba a
los
inme­
diatos discípulos de Jesucristo y que les impedía comprender su
espiritual misión

de Redentor de la
,humanidad; es el

mismo tem­
porallsmo que en los ojos de los judíos de los tiempos de Jesucristo
colocaba
el Reino de Dios -anunciado ya por los profetas, recor­
dado
por San Juan Bautista y predicado por Cristo-sólo aqu~ en
la
tierra
y sólo en forma: de una sociedad puramente humana; es
el
mismo remporalismo-miopía que . no petruite ver nada más allá
de la tumba;

es
e1 ternpornlismo de los saduceos, para los cuales
todo

se
termina con

el
sepulcro.
Es un temporalismo tan ciego, tan miope, que ni siquiera. per­
mite a los autores de las TLI. dacse cuenta que, planteando el pro­
blema de
la liberación del hombre de la esclavitud del régimen eco­
nómiCO"SOCial,
llarnadc por
ellos mismos "capitalista", lo que le
oponen
es también

el capitalismo, pero en su forma
más odiosa y
más in!humana, pues es nada más que el capitalismo del Estado, y
que la relativaroente pequeña dependencia del trabajador del empre­
sario

que se da en el régimen capitalista de
la propiedad priv•da la
1289
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL POMDOWSKI
quieren trocar por la tota1 y absoluta dependencia que hay entre el
hombre
y el Estado dentro ,!el regl¡nen comunista-marxista.
Algunas

corrientes
de las TLL .· abogan abiertament~ por poner
a
la Iglesia a1 servicio de la revolución marxista y en la práctica
solamente a eso reducen la función de la teología de la liberación,
fingiendo que se olvidan de
la principal finalidad de la revolución
marxista, planteada

ya por
Marx y afumada por Lenin, que es la
destrucción de todo lo cristiano.
Parece que
los es¡n¡tegas de la revolución marxista se esfuerzan
por aprovechar la dinámica de la Iglesia para ,lar más vigor al pro­
ceso revolucionario en América Latina {42).
Cuando
hoy día, en Europa, el marxismo está abandonado casi
por todos y especialmente por la juventud ( 43 ), algunos trasno­
chados católiro-ternporalistas
de

América Latina recién ahora des­
cubren en el marxismo algo atractivo. ¡Qué' ridículo y vergomoso
es todo esto!
Que el marxismo, odilldo por todos los que · lo conocieron en
carne propia, fracasado, desmitificado por sus propios exdfrigen­
tes

(44),
desesperadamente busque el apoyo

de
la Iglesia,
a la que
mnto odia y pretende destruir,, es fácilmente comprensible, pues se
da cuenta que,
comprometiendo a los cristianos en su

proceso revo­
lucionario,
. más

rápida.mente
destrU¡re a la Iglesia; Pero que, para
esta
tarea destructom, encuentre entre el dero colaboradores, dis­
puestos, como Judas lscariote, a vender sus servicios, es algo tan
horroroso y tan dolorooo romo el crimen del traidor de Cristo. ;_Aca­
so

estos
autores de las TLL no se dan cuenta que con sus "teologlas"
dan un excelenre . "apoyo loglstiro"

a
1a anticristiana revolución
marxista?
( 42) Ya casi todos los partidos políticos de izquierda europea abando­
naron

el
marxismo como base id0016gica y doctrinaria; en Inglatérra y en
Francia lo rechauba,n siempre; en Alemania lo hicieron :muy solemnemente
durante el Congreso eo Badgodesber.s, en noviembre de 19)9.
(43)

Véase al
respecto el estudio de
C. Northcote Parkinson:
Left Lug­
gage-From _Marx tp W Hson, Lcmdon, 1967.
(44) -~ _obras :U respecto 11egan a varioS· centenal'es: p9.ra los latino­
·americanos
la más interesante es-, tal vez,· ta de Budocio Ravines, La gran esttefa.
1290
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LAS TEOLOGIAS LATINOAMERJCANAS DE LA UBERACION
Hacia una auténtica teología de la liberación
No hay mal que por bien uo venga. Quiera Dios que estas
marxistoides TIL, tan destructoras y deformadoras en sí mismas de
todo io cristiano-teológico, contribuyan a despertar, en.tre los au­
ténticos teólogos, el deseo de elaborar una verdadera teología
de· la
liberación.·
Y
parece que
ya
empezarnos a
caminar en esta
dirección, pues
en

realidad en las críticas publicadas
de las TLl. ya se perfilan, cada
vez
más, las

ideas concretas al
respecto, de

manera que quien real­
mente se interesa por este tema puede en es~ críticas encontrar un
material riquísimo. Me refiero a las críticas de T eodoro Ignacio
Jiménez

Urresti (45), de Juan Gutiérrez (46), de Maximiliano
Gar­
cía O>rdero (47), de Nicolás López Martlnez (48), de Wilhelm
Weber (49), de Cándido Pozo (50), de José Antonio A!dama (51),
de
Armando Bandera (52), de Fernando Moreno (53), de R. Veke­
mans (54),
del doctor
Carmelo E.
PaJumbo (55), de José Galat Nou­
mer y Francisco Ordóñez Noriega (56), de Clodovis Boff (57), de la
(45) «La teología de la liberación: antecedentes, ca.usas y contenidos»,
como también «La teología de la liberaci6n. del Vaticano II», ambos estudios
en Teología de la Liberación. Conservaciones de Toledo (junio 1973), Bur­
gos, 1974.
(46) Teología de ta liberación, euaporación de la teologia, op, r:it.
( 47) «Teología bíblica. de la liberación», en Teología de la Liberación,
Conservaciones de Toledo, op. cit.
( 48) «Encarnacionismo y escatologismo: dos tendencias a la rafa del
problema»,
Ibíd.
( 49) «La
actual controversia sobre la Teología Política», Ibíd.
(50) «La Teolog!a de

la
fiesta, ¿ocaso de la Teologia de la libera-
ción?», Ibíd.
(51) La teolo-gia de la liberación y secularización, Ibíd.
(52) La Iglesia ante el proceso de libn-adón, op. cit.
(53) Cristianismo y marxismo en la teología de la libe,ttción, op. cit.
(54) Una serie de artkulos en la revista. Tie"a Nueva y en el libro
Teología de la liberación y los :cristianos por el st1tialismo, op. cit.
(55) Teologla de la Uberaci61t. ·
(56) liberación de la liberación, op. cit., y libertteión integt'al, op. cit.
(57) Teología e /H'áctica, op, cit.
129l
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MIGUEL PORADOWSKI
Conferencia Episcopal ColombianJL (58), de monseñor Franz Hengs­
bach (59), de !ves Congar (60), de Gaslon Fessard (61), para men­
cionar solamente algunos

ejemp'los.
Pero
el material más precioso se encuentra, fuera de la Biblia,
en los textos litúrgicos, en la patrística y en los dooumentos del Ma­
gisterio (62).
La Iglesia necesitll una sólida teología de la liberación, no sola­
mente como un complemento lógico de toda la teología cristiana,
sino
también para poder motivar teológicamente su perenne lucha,
a

lo
largo de

la historia, por la plena
y verdadera libertad humana;
una
teología de

la
liberación como reflexión cientlfica,
a la luz
de la Revelación, sobre las misteriosas palabras de Cristo, V eritas
liberabit
110, y Ego sum V eritas, que tan claramente nos indican
que sólo por
la Verdad, que es Crist0, podemos alcanzar la autén­
tica
libertlld.
(58) Identidad cristiana en la acción por la ¡usticia, de 12 de noviem­
bre de 1976.
(59) «Befreiung durch· Christus, · wovon und wozu?», en L'Osservator-e
Romano, núm. ,-1-'2, 1972.
· (60)

«Liberación
y salvaci6n». en TeoloQa de la liberación, Conversa­
ciones de·Toledo, op; cit.
(61) La Thlologie de la Libéralion, Ed.. Kyrios, 1973'.
f62) Sólo ·del Papa León XIII hay. tres en:cíclicas que directamente se re­
fieren a este tema:
Libertas, In pl11rim11s·y Eulesíae Catholicae.
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