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Número 171-172

Serie XVIII

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Presentación del libro del Padre Santiago M. Ramírez, O.P.: La esencia de la caridad

Presentación del libro del Padre. &in.tiogo M •. Ramírez, O. P.:
LA ESENCIA DE LA CARIDAD (*)
Sabiendo que "Dios es a,ridad" (1 Jn. 4, 8) nada más natuml
que a Jl1l mlogo de :la envergadura de Saaciago J.lóm,írez le baya
preocu¡,ado sobte manera el tema de la a,ridad, máxime habida
cuenta
de
su mayor dedicación a

la parte
motal, donde
se
eru:uen­
ua cootlnllllmente ron que "la plenitud .de la ley es la caridad"
(Rom. 13, 6), 0vínCUl!o dx, la perfección" (OJil. 3, 14). · Dentro de
sus Oper" Qmnia, en curso de publicación en el C. S. l. C. de Ma­
drid, el tra18do de la ,catidad, comentario a las cuestiones cotrespon­
dieQtes
de la Suma Teológica de Sruito Tomás; oCÚipa tteS volúmé­
menes
en

latín. Uno
de ellos,. cefiido a. la e,mcia met,,ffsic" de la
caridad, corresponde al curso impartido en la Factl'ltad dre Teolo­
gía de :la Uni~.ersidad Pontificia de Salamanca (1946-1947), y es
el que edito en español ahora, ueinta años ,degpués. Ciertamente,
el r.ema no envejece, romo no en-..,jece el amor en la humanidad y,
menos, en Dios. No envejecía la caridad en la menté •y en ·,,r co­
razón del Papa Juan Pablo I, quien se expresaba as! en la audien­
cia general del 27 de septiembre de 1978, v!spera de su muerte
sorprendente: "Dios mío,
os amo con todo el corazón y por encima
de cualquier rosa, in.(inito bien y . eten)a felici vuésnro amor, atn0 a mi prójimo, .a>n>q a mí mismo. y N90no, las
ofensas recibidas. ¡Oh, Seño,:, que yo os ~e.cad~,véz i,¡á$.!Es, u,n_a
oración éonocidlsima y tejida con frases fübliéas. Me fu; -ñ6. ,mí
madre. La ~eciro varias veces .al. día, también. ah<>ra; y, voy a tiatar
de explicársela, palabra por palabra, como _haría un catequista parroquia". QuAN PA,BLO I, audienfia general, 27 de septiembre
de 1978', uad._ de Eccles;.,, núqi. 1904, pág. 1 (227). : .,-. ·,·. -. ,. ,,. ' ' •;
(") Acaba de apareéer,"Má\lrid Íit/aO'este libro que hi!ce el vol~me¡¡ 31
de· la BmLIO'Í'BCA. ~E . TióLOGOS ESPAÑOLES, ·f1m.dadá: 'en ' 1930' 'PM et padre
Vi.~te Bel_trán,_de Her.ed_ili.,:Ha sido.tmduddo pot el padre" Victorino··Ro­
dñgue,,, O.],>., que es auw,-también de su p,esentaci6n .(¡,ágs.,7 a 10 del wlu­
mén): Por su dbble:_yalór, ·com'?_ tal '.~~t:#"ci6n;y _co~~_ilu,strac,ió~ c;fel_ __ con­cepto· 'ctistfa.nb 'di,. ciiidád:'~. 1#,.etn~S qlle ex)?résar' 1,1uestl'a grátitucÍ _lll padre
Victorino· Rodágue'l: ·.por: ·su; · autoriza.ti.ón· para publicárló-en este· · hutñero
de VERBO, • · ·
23)
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VICTORJNO RODRJGUEZ, O. p.
Eso tan seocil.lo y tan perenne y tan de catecismo, que merecía
la atención del

llorado
Pontífice en su úlltima catequesis, había lle­
vado

a
Ramírez a esta amplísima ~ición para los estudiantes de
Teología de
Salamanca, que abarrotaban el aula. para escuchar­
le. Muchos oo ellos aún C01)Servan ,la únpr<$ióQ de aquellas ieccio;­nes magisttlll!es; rebósantes de erudición, eclesiástica y profana; abru­madoras en sus análisis ex!haustivos, desde la Jilología hasta ia me­tafísica; irresistibles eo la lógica interna; dlegantes m su dicción
lati'la inigualable. Los oyentes de mtonces, a quienes resultaba di­fícil disaé:!nir de viva. voz )os pá.m,,E,,s. de Cicerón, de San Agustín o die R.an:iíre>, , ;,gradecerin, .sin duda, esta edición tardía en espa.ilol.
,Af delim:itat su ex.posición a. la .esencia de la c,,,,;d,,d, que, de hecho, quedó reducida a la esencia meiafmca (com1*ese el plan del mímero 4, pág. 20, y la. re-alización según el Indice, págs, 11-
1,2),
Rrunírez fue fiel a su talante, método y estilo. Hombte de
t~ :eminentemente metafísico y sistemático, a la vez que profundamente creymte y nob!!e, srent:ia predi,l.ección por los remas
d.e
fu esencias de las (0008, en el sentido más realístico (totalmente
ajeno a las . caricaturas idealis.MI), para adenwrse laboriosamente
en
ellas .y lQgnu-.una. visión iilllegRLI y otderuida ele llas mismas; Ahí está su obta similar, ya ediq¡¡!a, .La .wmia Je. /a e,per.at1Za cristia,ra
(Ma.:lrid, Punra Euiopa, 1960>.; ahí.está ,,! romo m "De hominis beatitudin~": De_ e#'11tia metaphy,ica . bealilttdinis forma/is (Ma,.
drid, C. S. l. C., 1947 y 1972).
· . En esra breve :¡,resemación no quiero adelántar lo que ei)i,cttir podrá encontrar ri,,ás satisfactoriamente . éxpuestn m el rexto, Sófo
L~~= ~oslos~re.v::S si!=~za~~ ;1 = hice con la: obta de tl.os Dt>ltes dél Esplrí111 S"'110, editada hace poco e11 esta miima colección. ·
Creo, pues, que meroce subra.yarse, en primer [ugar, . la ~ifica­ción semántica del término· caridad, no sólo m su propia etimolo­
gía y uso, sino también en su confrontación ron términos afines (sin,patfa, benevolencia,. benignidad, ~neficencia, lL!l)Qr, -amistad, di­lección, oonqi¡:liscencia, gracia;. !piedad, concon:lia, ¡,a,,). De este pri­mer acercalilierito y confrontación ya resulta UI1a rosa dara: que
el término más ria, y ex¡,re,;ivo de_ fa realida4 estlldiada es el el
~no MnOr, mudb.o más general, M>biguo y mora:Imente equí­voco. No es éste el mommto de explicar por qué m el aorual len-
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EL P. RAMIREZ Y LA. ESENCIA DE. LA CARIDAD
guaje teológico y litú:rgico se prefiere el wrmino a:t¡10t al ténl>ino
más auténtico, de caridad: · . · . · · •
Ya denq;o de la exposición de la esencia de la caridad, buscada
a t¡;avés
de sus objetps propios,. COIDQ postula su, mndición de há­
bito operátivo, ca.be ,subp,_yar, ante todo, el. método. tan rigu.msamen,
te

teológico, habitual en
Rani/J;ez, d., alimentar la Teología de sus
fuentes

propias, que son la
R y la interpretación auténtica del Magisterio de · la Iglesia. Nuestro
autor.

no necesitó
esta orientación metodológica del Concilio Vatica­
no

II ;
la. había practicado siempre. Sus excepcionales fadtltades na­
turales

de inteligencia
y memoria y su disciplina .mental más l<>gl)lda
estuvieron

al
servicio,.de la

verdad revelada
y fielmente transmitida y
de su ulteriot inteligencia teológica: fidet qttrW•retz:t df!.cumenlNm y
fkles qllMren, ,mtellectum.
Primer .resultado de su indagación es la dclimitación del objeto
terminativo de
la caridad, que es, directa y primariamente, Dioii en
sí mismo; directa, pero secundariamente, las personas creadas con
las que entramos o debemos entrar en relación de amistad sobrena­
tural en Dios, desde Dios y para Dios; e, indirectmnente, todos los
bienes
que queremos y deseamos para las personas. La ca muy
tota!litaria
("amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todo tu poder" -Deur. 6, 5; Mt. 22, 37-; la
caridad
"todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera·
-1
Cor.

13, 7-), pero
mlll)' ordenada y jerárquica en sus objetos.
Va primariamente a
Dios (término formal especificativo) y, desde
Dios, en Dios
y hacia Dios, abarca a todos los prójimos, que son
todos los hombres
y ángeles,
que están o
puclen estar en

comunión
amistosa con Dios.
Ningón amor

más profundo
y extenso que el
de caridad: ningún modo más rápido y eficaz de llegar a los demás
que

a través de Dios.
La caridad es esencial y específicamente
teocénlt'ka, no antropocéntrica. San Pablo vivía y expresaba esto
así:
"no vivo

yo,
.es Cristo

quien vive en mí" (Gal. 2, 20); "todo es
vuestro,
y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios" (1 Cor. 3, 22-23).
Otro
gran capítulo de esta obra, admirable en información y
en profundización reológica, es el referente al ""'t/ivo formal de la
caridad.

Ni
'la teoría del amor puro (quietismo inactivo) ni la teo­
ría del arnot intetesado y concupiscente son fieles a la esencia de
la
caridad. La caridad humana (creada), por más sobrenatnral y di­
vina que sea en su término especificativo y en su motivo formal,
no deja de ser humana y estar condicionada por el sujeto amante:
ama
ciertamente a

Dios por sí
mismo ante
todo, pero
no a
un Dios
abstraCIO o desligado de nosotros, sino a un . Dios al que estamos
vínrulados
como

hijos, como
amigos, internamente dispuestos por
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VICTORINO RODRIGUBZ, O. P.
la gracia y !la caridad -para la convivettcia amisrooa oon El Esta dis­
posición

subjetiva no
obsta a la _pureza del· moti'l'O divino de la ca­
ridad, sino que hace posible su oauación vital en nosotrOOc La me­
tafísica de Ja , interferencia intrínseca de la causa formal y material
es

el
hllo conductOr de esta magnífica ~ción, a la vista siem­
pre
del dato positivo
y de , las orientaciones más o menos e,cpllcicas
de· Santo
Tomás.
Tras habet analizado detenidamente, en· la

primera sección,
· lo
referente al objeto y motivo de la caridad, las secciones segunda y
tercera, sobre sus actos y sobre el mismo hábito de !la caridad, re­
sultan fáciles y breves. Una segunda parte proyectada sobre la eati­
&d en reladón crm owm 11wtudes y dones dwinos (cl. n. 4) resulta­
ría
igualmente fácil La cuestión más difícil a este respecto, cual es
la relación entre la catidad y la esperanza teologal, queda suficien­
temente dih¡cidada en

el
attículo sobre
el motivo
fotmal de la
caridad
Victorino Roblguez O. P.
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