Índice de contenidos

Número 173-174

Serie XVIII

Volver
  • Índice

La tecnocracia, examinada por Juan Vallet de Goytisolo

LA TECNOCRACIA, EXAMINADA POR JUAN VALLET
DE GOYTISOW (*)
POR
CLAUDIO FINZI (**)
Hace varios años que Juan V allet de Goytisolo se interesa por el
problema
tecnocrático,
al que, además de este volumen, le
ha dedi­
cado diversos artículos, conferencias e intervenciones en corigresos.
El mismo libro del que nos ocupamos, ha sufrido una notable revi­
sión
y ampliación, de tal suerte que esta tercera edición (la segunda
en castellano,
pues 'ha aparecido una portoguesa en 1974) resulta ser, prácticamente, un volumen doble respecto al de la primera edición
de
1971 (***).
El mismo títolo sería suficiente para indicar el contenido del vo­
lumen,
pero no

resulta inútil recorrerlo, siquiera sea brevemente.
La
primera parte la dedica V allet a una rápida indagación acerca del
concepto

de ideología
y de la definición de tecnocracia, viendo .si los
dos
vocablos y

la idea que ambos entrañan son compatibles; en otras
p,rlabras, si

la tecnocracia es o no es una ideología.
La respuesta es
afirmativa.
C.ompletando este razonamiento _introductivo, el autor se adentra
en la argumentación, presentando la tecnocracia según los tres aspec­
tos ya indicados en
el títolo de la obra.
En primer lugar, los aspectos
estrictamente ideológicos, exan¡ina­
dos

no solamente en
la actualidad,
sino
también en
sus orígenes
pa­
sados, en el pensamiento de los antepasados de los tecnócratas contem,
poráneos.

Respecto a la
actualidad, Vallet pone de relieve los elemen­
tos fundamentales del sentir tecriocrático: la cuantificación de
la rea­
lidad

social, el intento de racionalización global del
q,smos, la
plani-
(*) Reseña del libro de Juan Vallet de Goytisolo Ideología, · praxis y mito de la tecn(JCf'ttcia, Madrid, Bdito.ria.J. Montecorvo, 1975 (3-36 págs.),
publicado en la revista ShJria e Politica, año XVII, fasdculo 2 (1978), pá­ginas 382 y 385. (**) El profesor Oaudio Finzi, investigador del lsliiul~ di Stm/i Storic:i de la Facultad de Gencias Políticas de Roma, es u,no de los más profundos
conocedores actuales de los temas que suscita l_a tecnocracia ·y -de ta· bibliogra­fía correspondiente. Conocemos de él, a este respecto, dos interesantes y agu­
das .investigaciones:· su libro JI potere tecnorralico, Roma, Bulzoni, Ed. 1977, y su comunicación al Quarto Incontro romano delfa Fundazione Volpe, I piloli
deJP «astronave Terra», publicada en el número 27 de lntervento. (***) Aún _ha aparecido una cuarta edición, en 1979, publicada en Sáo Paulo (Brasil) por Mundo Cultural Lfda., con el título O pe,jgo da des­umanif{Jo, a través do predominio_·_ da Jecnocracia, traducción al portugués de la edición española de 1974.-(Notas del traductor).
471
Fundaci\363n Speiro

CLAUDIO FINZI
fica.ci6n económica como instrumento único. y necesario para conseguir
el desarrollo económico, fin último y principal de la tecnocracia.
A

continuación, la
praxis. ¿Quiénes
son
los tecnócratas? ¿De dónde
proceden,

tanto intelectual
como socialmente?
¿Cómo operan? ¿Cuá­
les son los instrumentos de su obrar,
antes y después de la conquista
del poder? ¿Cómo utilizan al
máximo los

instrumentos que ofrece
la
tecnología moderna? ¿Cuáles son sus objetivos inmediatos respecto a
las personas
y a las cosas?
Por último, el mito tecnocrático, es decir, la idea
fuerza, irreal
pero
efica2, por el que la tecnocracia resulta difícil de controlar y de
contrarrestar, pues responde a la
antiquísima aspiración

humana, que,
aunque extraviada, sin embargo, ahora se expone libremente, sin nin M
gún sentido crítico y sin ninguna pooibilidad de control en la realidad.
Típico, característico y verdadero motor de la tecnocracia es el mito
del progreso indefinido.
Concluye el

volumen con una cuarta
parte --modestamente titu­
lada
«Epílogo»-, en

la que el autor trata de indicar cómo, según su
opinión, es
pooible oponerse

a la tecnocracia, mito devastador de toda
realidad humana.
* * •
El razonamiento de Juan V allet, desarrollado con tanto rigor como
pasión, provocada -según
parece-por una atenta observación de la
realidad española, a caballo entre los años sesenta y setenta, se mueve
hábilmente en
dos planos

: uno estrictamente filosófico,
y el otro
sociológico. El autor interpreta la
filosofía moderna,

en su largo des­
arrollo desde
Descartes acá, a la luz de los principioo católicos y de
la filosofía tomista; destacando
loo caracteres tipicos en

la pérdida
progresiva de aquel buen s.entido que
pooeía el

«realismo moderado»
que siempre debiera guiar al
,hombre en

su
esfuerzo por

comprender
el mundo.
Por ese camino se pierde el sentido de la realidad; la mente hu­
mana crea un mundo ficticio, de «ideas» que no tienen fundamento
alguno en la naturaleza. La misma naturaleza carece de significado,
sustituida también
· ella
por algo artificial, ·primeramente
como pura
creación intelectual, y, enseguida, como un mundo construido, incluso,
materialmente, por el hombre, en cuanto esto es pooible. Más tarde
comienza la

«rebelión de las
cosas», que demuestra, incluso
prácti­
camente, como tal pretensión es meramente volitiva.
Por lo tanto, aunque por otro camioo, V allet llega a un diag­
nóstico que recuerda mucho
y se aproxima al de Eric Voegelin. Pero,
mientras
que éate desarrolla
sus indagaciones
en un ámbito estricta-
472
Fundaci\363n Speiro

LA TECNOCRACIA
mente político, el español -<:orno hemos señalado---pasa directa­
mente del análisis histórico-filosófico al sociológico, quedando casi implícitas las
consecuencias en

el plano de la teoría política.
Tenemos ----1t título de ejemplo-- sus consideraciones en torno al
fenómeno de
la «inflación». Esta no se contempla como fenómeno
meramente económico, y mucho menos como correctivo necesario, casi
medicinal, para situaciones económicas patológicas. La inflación, se­
ñala
V

allet, procede necesariamente de la necesidad de conseguir uno
de los objetivos tecnocráticos:
la progresiva homogeneización de la
colectividad humana y el trastrocar la relación de «producción para
el
consumo>> en relación de «consumo para la producción». Y el razon&­
míento
no

es simplemente teórico, ya que se
basa en datos de hecho
tomados

de la experiencia de los últimos decenios.
* * •
Así entendida, la tecnocracia es uno de los dos aspectos del mundo
moderno, del que el socialismo, más o menos-enmascara.d.9, construye
el otro. Los dos fenómenos, por tanto, son rápidamente analizados,
tanto en sus diferencias como en sus puntos_ de convergencia. Así
como el socialismo,
también la

tecnocracia tiene lejanas raíces en
el
pasado europeo, pero ésta, por su parte, recoge en mayor medida su­
_gestiones y

sentimientos difusos en el mundo de hoy. Un largo
hilo
rojo

une la ruptura luterana y
cartesiana a
las pretensiones tecnocrá­
ticas modernas;

y si a veces el razonamiento de Juan V allet, al querer
indicar fas radicales concordancias entre mundo moderno, tecnocracia,
socialismo, corre el riesgo de ahogar entrambos en un modernismo
indiferenciado, de

cualquier modo sus argumentos están, indudable­
mente, llenos
de sugestiones y referencias e,cactas.
Resulta del proceso un sistema caracterizado por querer «realizar
mediante

el
gobierno del

Estado
la rtJCi(J11a/iz«ión c11antitdliva de
todas las actividades, desde la enseñanza y la información, hasta la economía, el
traillljo y

el ocio, partiendo de
una concepción ideoló­
gicá de~ mundo «,¡ue admite su me tJJg11nos
cerebros cap«es de impulsdr'/it, del modo más qicienle?>.
En estas breves líneas se ha dicho todo: fo que quieren los tec­
nócratas y cómo quieren
conseguirle>. Y, más aún, también se analiza
el peligro del totalitarismo tecnocrátiro, en el
cual no eocistirla ya
ninguna
posibilidad de
sa!V11ción para el

hombre.
* •. *
Aunque sea sucintamente, hemos expnesto en esta reseña la ma­
teria
del líbro
y su desarrollo, tendente a encuadrar en el curso his-
473
Fundaci\363n Speiro

CLAUDIO l'INZI
tórico del pensamiento europeo el moderno predominio de la técnica
y del
hacer del
hombre sobre sus
otras actividades
y modos de ser;
predominio que, paradójicamente, pot querer permanecer anclado en
la materialidad de la naturaleza~ llega. a crear un mundo irreal de
relaciones carentes de contenido, aunque capaces de influir en el
hombre.
Parece oportuno, sin embargo, añadir algunas coosidernciones
sobre

las
prinqpales diferencias existentes entre la primera edición
del libro y esta de 1975.
Todo
el volumen ha sido radicalmente renovado con frecuentes
añadidos y
numerosas referencias nuevas, pero la parte que ha su­
frido la mayor
modificación es

la dedicada a la
praxis tecnocrática,
en

buena
parte totalmente nueva, como si el autor hubiera intentado
confirmar, con

una consideración más atenta de los elementos de
hecho, de
la conducta «práctica>> de los tecnócratas, todo cuanto ya
habla
examinado en
el plano de
las ideas.
Agudas y precisas son
,las consideraciones sobre el significado de las matemáticas y de las
calculadoras en el mundo
contemporáneo, no

en cuanto instrumentos
«científicos» (tal polémica,
fundamentalmente ineficaz, no

entra en
la intención de Juan Vallet
dé Goytisolo), sino

en cuanto a su utili­
zación y
lugar en

el contexto contemporáneo. Nuevo, también, el
ra­
zonamiento sobre el

significado de la pretensión de manipular
. ge­
néticamente

al hombre y sobre la progresiva
manipulación tecnocrá-
tica

de la ensefianza.
· ·
Para
nosotros

resulta interesante el mayor espacio dedicado al
pensamiento
italiano. de

los
últimos decenios .. En la primera edición
ya
eran frecuentes

las referencias
a la obra de

Michele Federico
&iacca;
ahora

encontramos, además, la
obra de Ugo Spirito,

a quien también
critica
extcnsrunente su

opinión de que solamente en la
ciencia es
posible,

hoy, volver
a. encontrar.

el
camino de la unidad del saber
humano, además de otros opiniones siempre discutibles. Citada más
veces, también hallamos la obra de Roberto V acca.
Nuevas también son
las consideraciones hechas en tomo a!l tra­
bajo y
a.las publicaciones del Oub de

Roma, en
particular de

su ani­
mador, Aurelio
Peccei. Sin . embargo, no compartimos la opinión que
V
allet utilfaa para demostrar que resulta engañosa, en los _ hechos,
la
fe tecnoaát:ica en un progreso económico y técnico indefinido.
En

realidad,
como hemos

escrito
en otra ocasión, aunque pesi­
mista, también la de
Peccei es

una mentalidad
tecnocrática que
intenta
regular un

mundo
cerrado y

no en
desarrollo, peto siempre

mediante
la
técnica, cuya

primacía no discute.
Sin
embargo, débemos
recordar que más tarde el mismo Juan
V allet de
Goytisofo ha

mostrado dudas, de tal manera que ha vuelto
a
considerar los

mismos
textos en

un
artículo, publicado

en
la revista
474
Fundaci\363n Speiro

LA TECNOCRACIA
Verbo en 1977, en el cual ha escrito q1,1e en el'caso de que se llegase
a la «general convicción de que las advertencias de los ocólogos fuesen
ciertas, los planes de desarrollo serían sustituidos por planes de dis­
tribución de la
penuria, y que su «racionalización» sería impuesta
totalitariamente a escala estatal,

si
no pudieran hacerse a
medida mun­
dial, resolviéndose según el criterio de unas ¡,ocas mentes esta grave
operación»,

obviamente
las rectoras, criterio que, como ya señalamos,
pertenece
integralmente

a
la ideología tocnocrática (1) (•).
(1) Juan Vallet de Goytisolo: «La tecnocracia», en Verbo, n'\Ílll. 1S8,
septiembre-octubre 1977, págs. 1153-1172. El artículo reproduce una confe­
rencia del autor desarrollada en Sá.o Paulo (Brasil).
En el número siguiente de la misma revista aparece otro ensayo de Vallet,
El hombre ·en la sociedad de fllafaI, en el que el autor emplea también argu­
mentos bastantes próximos a los utilizados en el ensayo sobre Ja tecnocracia
(Verbo, Madrid, núm. 159-160, noviembre-diciembre 1977, págs. 1383-1409).
(*) Vallet, en la.conferenáa que pronunció el 18 de man:o de 1977 en
la Plurifacultad de Guantlhos, de Sáo Paulo (véase Verbo 158), rectificó
totalmente~ y sin lugar a dudas, su primer aiterio de _ considerar el desarrollo
como característica esenciaJ. dé la tecnocracia. Así, leemos:
«En cambio, tal vez no sea una tara.cterística común otra que durai:ite
mucho

tiempo le ha sido atribuida:
la realización del ·t1estJrrollo1 impulsán­
dolo

hacia el progreso
indefinido, cónstita.ido en

mito. A
partir de ha.ce
unos

cinco
años, parece

que
ese carácter es mem'.mente· adjetivo, que sólo
se

asume durante
períodos de eufórico bienestar, optimismo y mística fe en
el progreso, contemplado como inevitablemente unido a una evolución-ine­
luctable» (pág. 1157).
_ « ..• Y !;'.S seguro que. si un día se llega. a la general convicción de que
las advertencias de los .ec6logos son ciertas, los planes de d_esa.rrollo serán
sustituidos
por planes de distribución de •la penuria, y. su "racionalización" será
impuesta
totalitariamente a escala esta.tal, si no pudieran hacerfo a medida
mundial,
resolviendo, según el criierio de unas pocas mente,~ esta grave ope­
ración»
(pág. 1159).
Por lo cuail, llega. a esta coodusión;
«Creemos que una vez separado. aquello que ha sido, que es, o qú.e puede
ser ocasional en los diferentes tipos de tecnocracia observa.dos, aún hallamos
rea.firmados en
todos unas características

comunes
y que pueden servimos
para tra.2:ar las
úniCIU líneas que resultan esenciales a su concepto, a saber:
»-Una concepción ideológica cientifi!ta del mundo, que considera la
ciencia con la función práctica de
construir el
mundo,
y así ha:ce de ella · un
abso/11101 al menos prácticamente.
»--Una concepción lotalitari~ en el sentido de que sean asumidas todas
las actividades de la sociedad, ya. sea por t~ Estado, ya por alguna. organfaa­
ci6n multinaciorutl, sinárqu:ica, o

bien por _ un
supergobiemo mundial.
»-Una concepci_ón operativa, que. usa ~ los mejores adelantos técnicos
para ordenar -plattifiá1.r- centraJm·en1e, desde arriba, el mayor bienestar
posible,
ya sea impulsando el desarrollo y el consumo, o bien frenán~olos y
planificando los-·nacimientos, distribuyendo-la riqueza y las rentas, el bienestar
o la escase•, la cultura y las inf0 (Nota Je tratl11~tor).
475
Fundaci\363n Speiro