Índice de contenidos
Número 173-174
Serie XVIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Semblanza de Ramiro de Maeztu
-
El sentido del hombre en los pueblos hispanos
-
La educación revolucionaria
-
Peligro de muerte
-
La idea del pacto en el Fuero Nuevo de Navarra
-
Navarra y los estatutos de la República
-
La tecnocracia, examinada por Juan Vallet de Goytisolo
-
Presentación del libro del padre Santiago M. Ramírez, O. P.: La prudencia
-
- Actas
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Información bibliográfica
- Aniversarios
Autores
1979
La tecnocracia, examinada por Juan Vallet de Goytisolo
LA TECNOCRACIA, EXAMINADA POR JUAN VALLET
DE GOYTISOW (*)
POR
CLAUDIO FINZI (**)
Hace varios años que Juan V allet de Goytisolo se interesa por el
problema
tecnocrático,
al que, además de este volumen, le
ha dedi
cado diversos artículos, conferencias e intervenciones en corigresos.
El mismo libro del que nos ocupamos, ha sufrido una notable revi
sión
y ampliación, de tal suerte que esta tercera edición (la segunda
en castellano,
pues 'ha aparecido una portoguesa en 1974) resulta ser, prácticamente, un volumen doble respecto al de la primera edición
de
1971 (***).
El mismo títolo sería suficiente para indicar el contenido del vo
lumen,
pero no
resulta inútil recorrerlo, siquiera sea brevemente.
La
primera parte la dedica V allet a una rápida indagación acerca del
concepto
de ideología
y de la definición de tecnocracia, viendo .si los
dos
vocablos y
la idea que ambos entrañan son compatibles; en otras
p,rlabras, si
la tecnocracia es o no es una ideología.
La respuesta es
afirmativa.
C.ompletando este razonamiento _introductivo, el autor se adentra
en la argumentación, presentando la tecnocracia según los tres aspec
tos ya indicados en
el títolo de la obra.
En primer lugar, los aspectos
estrictamente ideológicos, exan¡ina
dos
no solamente en
la actualidad,
sino
también en
sus orígenes
pa
sados, en el pensamiento de los antepasados de los tecnócratas contem,
poráneos.
Respecto a la
actualidad, Vallet pone de relieve los elemen
tos fundamentales del sentir tecriocrático: la cuantificación de
la rea
lidad
social, el intento de racionalización global del
q,smos, la
plani-
(*) Reseña del libro de Juan Vallet de Goytisolo Ideología, · praxis y mito de la tecn(JCf'ttcia, Madrid, Bdito.ria.J. Montecorvo, 1975 (3-36 págs.),
publicado en la revista ShJria e Politica, año XVII, fasdculo 2 (1978), páginas 382 y 385. (**) El profesor Oaudio Finzi, investigador del lsliiul~ di Stm/i Storic:i de la Facultad de Gencias Políticas de Roma, es u,no de los más profundos
conocedores actuales de los temas que suscita l_a tecnocracia ·y -de ta· bibliografía correspondiente. Conocemos de él, a este respecto, dos interesantes y agu
das .investigaciones:· su libro JI potere tecnorralico, Roma, Bulzoni, Ed. 1977, y su comunicación al Quarto Incontro romano delfa Fundazione Volpe, I piloli
deJP «astronave Terra», publicada en el número 27 de lntervento. (***) Aún _ha aparecido una cuarta edición, en 1979, publicada en Sáo Paulo (Brasil) por Mundo Cultural Lfda., con el título O pe,jgo da desumanif{Jo, a través do predominio_·_ da Jecnocracia, traducción al portugués de la edición española de 1974.-(Notas del traductor).
471
Fundaci\363n Speiro
CLAUDIO FINZI
fica.ci6n económica como instrumento único. y necesario para conseguir
el desarrollo económico, fin último y principal de la tecnocracia.
A
continuación, la
praxis. ¿Quiénes
son
los tecnócratas? ¿De dónde
proceden,
tanto intelectual
como socialmente?
¿Cómo operan? ¿Cuá
les son los instrumentos de su obrar,
antes y después de la conquista
del poder? ¿Cómo utilizan al
máximo los
instrumentos que ofrece
la
tecnología moderna? ¿Cuáles son sus objetivos inmediatos respecto a
las personas
y a las cosas?
Por último, el mito tecnocrático, es decir, la idea
fuerza, irreal
pero
efica2, por el que la tecnocracia resulta difícil de controlar y de
contrarrestar, pues responde a la
antiquísima aspiración
humana, que,
aunque extraviada, sin embargo, ahora se expone libremente, sin nin M
gún sentido crítico y sin ninguna pooibilidad de control en la realidad.
Típico, característico y verdadero motor de la tecnocracia es el mito
del progreso indefinido.
Concluye el
volumen con una cuarta
parte --modestamente titu
lada
«Epílogo»-, en
la que el autor trata de indicar cómo, según su
opinión, es
pooible oponerse
a la tecnocracia, mito devastador de toda
realidad humana.
* * •
El razonamiento de Juan V allet, desarrollado con tanto rigor como
pasión, provocada -según
parece-por una atenta observación de la
realidad española, a caballo entre los años sesenta y setenta, se mueve
hábilmente en
dos planos
: uno estrictamente filosófico,
y el otro
sociológico. El autor interpreta la
filosofía moderna,
en su largo des
arrollo desde
Descartes acá, a la luz de los principioo católicos y de
la filosofía tomista; destacando
loo caracteres tipicos en
la pérdida
progresiva de aquel buen s.entido que
pooeía el
«realismo moderado»
que siempre debiera guiar al
,hombre en
su
esfuerzo por
comprender
el mundo.
Por ese camino se pierde el sentido de la realidad; la mente hu
mana crea un mundo ficticio, de «ideas» que no tienen fundamento
alguno en la naturaleza. La misma naturaleza carece de significado,
sustituida también
· ella
por algo artificial, ·primeramente
como pura
creación intelectual, y, enseguida, como un mundo construido, incluso,
materialmente, por el hombre, en cuanto esto es pooible. Más tarde
comienza la
«rebelión de las
cosas», que demuestra, incluso
prácti
camente, como tal pretensión es meramente volitiva.
Por lo tanto, aunque por otro camioo, V allet llega a un diag
nóstico que recuerda mucho
y se aproxima al de Eric Voegelin. Pero,
mientras
que éate desarrolla
sus indagaciones
en un ámbito estricta-
472
Fundaci\363n Speiro
LA TECNOCRACIA
mente político, el español -<:orno hemos señalado---pasa directa
mente del análisis histórico-filosófico al sociológico, quedando casi implícitas las
consecuencias en
el plano de la teoría política.
Tenemos ----1t título de ejemplo-- sus consideraciones en torno al
fenómeno de
la «inflación». Esta no se contempla como fenómeno
meramente económico, y mucho menos como correctivo necesario, casi
medicinal, para situaciones económicas patológicas. La inflación, se
ñala
V
allet, procede necesariamente de la necesidad de conseguir uno
de los objetivos tecnocráticos:
la progresiva homogeneización de la
colectividad humana y el trastrocar la relación de «producción para
el
consumo>> en relación de «consumo para la producción». Y el razon&
míento
no
es simplemente teórico, ya que se
basa en datos de hecho
tomados
de la experiencia de los últimos decenios.
* * •
Así entendida, la tecnocracia es uno de los dos aspectos del mundo
moderno, del que el socialismo, más o menos-enmascara.d.9, construye
el otro. Los dos fenómenos, por tanto, son rápidamente analizados,
tanto en sus diferencias como en sus puntos_ de convergencia. Así
como el socialismo,
también la
tecnocracia tiene lejanas raíces en
el
pasado europeo, pero ésta, por su parte, recoge en mayor medida su
_gestiones y
sentimientos difusos en el mundo de hoy. Un largo
hilo
rojo
une la ruptura luterana y
cartesiana a
las pretensiones tecnocrá
ticas modernas;
y si a veces el razonamiento de Juan V allet, al querer
indicar fas radicales concordancias entre mundo moderno, tecnocracia,
socialismo, corre el riesgo de ahogar entrambos en un modernismo
indiferenciado, de
cualquier modo sus argumentos están, indudable
mente, llenos
de sugestiones y referencias e,cactas.
Resulta del proceso un sistema caracterizado por querer «realizar
mediante
el
gobierno del
Estado
la rtJCi(J11a/iz«ión c11antitdliva de
todas las actividades, desde la enseñanza y la información, hasta la economía, el
traillljo y
el ocio, partiendo de
una concepción ideoló
gicá de~ mundo «,¡ue admite su me
tJJg11nos
cerebros cap«es de impulsdr'/it, del modo más qicienle?>.
En estas breves líneas se ha dicho todo: fo que quieren los tec
nócratas y cómo quieren
conseguirle>. Y, más aún, también se analiza
el peligro del totalitarismo tecnocrátiro, en el
cual no eocistirla ya
ninguna
posibilidad de
sa!V11ción para el
hombre.
* •. *
Aunque sea sucintamente, hemos expnesto en esta reseña la ma
teria
del líbro
y su desarrollo, tendente a encuadrar en el curso his-
473
Fundaci\363n Speiro
CLAUDIO l'INZI
tórico del pensamiento europeo el moderno predominio de la técnica
y del
hacer del
hombre sobre sus
otras actividades
y modos de ser;
predominio que, paradójicamente, pot querer permanecer anclado en
la materialidad de la naturaleza~ llega. a crear un mundo irreal de
relaciones carentes de contenido, aunque capaces de influir en el
hombre.
Parece oportuno, sin embargo, añadir algunas coosidernciones
sobre
las
prinqpales diferencias existentes entre la primera edición
del libro y esta de 1975.
Todo
el volumen ha sido radicalmente renovado con frecuentes
añadidos y
numerosas referencias nuevas, pero la parte que ha su
frido la mayor
modificación es
la dedicada a la
praxis tecnocrática,
en
buena
parte totalmente nueva, como si el autor hubiera intentado
confirmar, con
una consideración más atenta de los elementos de
hecho, de
la conducta «práctica>> de los tecnócratas, todo cuanto ya
habla
examinado en
el plano de
las ideas.
Agudas y precisas son
,las consideraciones sobre el significado de las matemáticas y de las
calculadoras en el mundo
contemporáneo, no
en cuanto instrumentos
«científicos» (tal polémica,
fundamentalmente ineficaz, no
entra en
la intención de Juan Vallet
dé Goytisolo), sino
en cuanto a su utili
zación y
lugar en
el contexto contemporáneo. Nuevo, también, el
ra
zonamiento sobre el
significado de la pretensión de manipular
. ge
néticamente
al hombre y sobre la progresiva
manipulación tecnocrá-
tica
de la ensefianza.
· ·
Para
nosotros
resulta interesante el mayor espacio dedicado al
pensamiento
italiano. de
los
últimos decenios .. En la primera edición
ya
eran frecuentes
las referencias
a la obra de
Michele Federico
&iacca;
ahora
encontramos, además, la
obra de Ugo Spirito,
a quien también
critica
extcnsrunente su
opinión de que solamente en la
ciencia es
posible,
hoy, volver
a. encontrar.
el
camino de la unidad del saber
humano, además de otros opiniones siempre discutibles. Citada más
veces, también hallamos la obra de Roberto V acca.
Nuevas también son
las consideraciones hechas en tomo a!l tra
bajo y
a.las publicaciones del Oub de
Roma, en
particular de
su ani
mador, Aurelio
Peccei. Sin . embargo, no compartimos la opinión que
V
allet utilfaa para demostrar que resulta engañosa, en los _ hechos,
la
fe tecnoaát:ica en un progreso económico y técnico indefinido.
En
realidad,
como hemos
escrito
en otra ocasión, aunque pesi
mista, también la de
Peccei es
una mentalidad
tecnocrática que
intenta
regular un
mundo
cerrado y
no en
desarrollo, peto siempre
mediante
la
técnica, cuya
primacía no discute.
Sin
embargo, débemos
recordar que más tarde el mismo Juan
V allet de
Goytisofo ha
mostrado dudas, de tal manera que ha vuelto
a
considerar los
mismos
textos en
un
artículo, publicado
en
la revista
474
Fundaci\363n Speiro
LA TECNOCRACIA
Verbo en 1977, en el cual ha escrito q1,1e en el'caso de que se llegase
a la «general convicción de que las advertencias de los ocólogos fuesen
ciertas, los planes de desarrollo serían sustituidos por planes de dis
tribución de la
penuria, y que su «racionalización» sería impuesta
totalitariamente a escala estatal,
si
no pudieran hacerse a
medida mun
dial, resolviéndose según el criterio de unas ¡,ocas mentes esta grave
operación»,
obviamente
las rectoras, criterio que, como ya señalamos,
pertenece
integralmente
a
la ideología tocnocrática (1) (•).
(1) Juan Vallet de Goytisolo: «La tecnocracia», en Verbo, n'\Ílll. 1S8,
septiembre-octubre 1977, págs. 1153-1172. El artículo reproduce una confe
rencia del autor desarrollada en Sá.o Paulo (Brasil).
En el número siguiente de la misma revista aparece otro ensayo de Vallet,
El hombre ·en la sociedad de fllafaI, en el que el autor emplea también argu
mentos bastantes próximos a los utilizados en el ensayo sobre Ja tecnocracia
(Verbo, Madrid, núm. 159-160, noviembre-diciembre 1977, págs. 1383-1409).
(*) Vallet, en la.conferenáa que pronunció el 18 de man:o de 1977 en
la Plurifacultad de Guantlhos, de Sáo Paulo (véase Verbo 158), rectificó
totalmente~ y sin lugar a dudas, su primer aiterio de _ considerar el desarrollo
como característica esenciaJ. dé la tecnocracia. Así, leemos:
«En cambio, tal vez no sea una tara.cterística común otra que durai:ite
mucho
tiempo le ha sido atribuida:
la realización del ·t1estJrrollo1 impulsán
dolo
hacia el progreso
indefinido, cónstita.ido en
mito. A
partir de ha.ce
unos
cinco
años, parece
que
ese carácter es mem'.mente· adjetivo, que sólo
se
asume durante
períodos de eufórico bienestar, optimismo y mística fe en
el progreso, contemplado como inevitablemente unido a una evolución-ine
luctable» (pág. 1157).
_ « ..• Y !;'.S seguro que. si un día se llega. a la general convicción de que
las advertencias de los .ec6logos son ciertas, los planes de d_esa.rrollo serán
sustituidos
por planes de distribución de •la penuria, y. su "racionalización" será
impuesta
totalitariamente a escala esta.tal, si no pudieran hacerfo a medida
mundial,
resolviendo, según el criierio de unas pocas mente,~ esta grave ope
ración»
(pág. 1159).
Por lo cuail, llega. a esta coodusión;
«Creemos que una vez separado. aquello que ha sido, que es, o qú.e puede
ser ocasional en los diferentes tipos de tecnocracia observa.dos, aún hallamos
rea.firmados en
todos unas características
comunes
y que pueden servimos
para tra.2:ar las
úniCIU líneas que resultan esenciales a su concepto, a saber:
»-Una concepción ideológica cientifi!ta del mundo, que considera la
ciencia con la función práctica de
construir el
mundo,
y así ha:ce de ella · un
abso/11101 al menos prácticamente.
»--Una concepción lotalitari~ en el sentido de que sean asumidas todas
las actividades de la sociedad, ya. sea por t~ Estado, ya por alguna. organfaa
ci6n multinaciorutl, sinárqu:ica, o
bien por _ un
supergobiemo mundial.
»-Una concepci_ón operativa, que. usa ~ los mejores adelantos técnicos
para ordenar -plattifiá1.r- centraJm·en1e, desde arriba, el mayor bienestar
posible,
ya sea impulsando el desarrollo y el consumo, o bien frenán~olos y
planificando los-·nacimientos, distribuyendo-la riqueza y las rentas, el bienestar
o la escase•, la cultura y las inf0
(Nota Je tratl11~tor).
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POR
CLAUDIO FINZI (**)
Hace varios años que Juan V allet de Goytisolo se interesa por el
problema
tecnocrático,
al que, además de este volumen, le
ha dedi
cado diversos artículos, conferencias e intervenciones en corigresos.
El mismo libro del que nos ocupamos, ha sufrido una notable revi
sión
y ampliación, de tal suerte que esta tercera edición (la segunda
en castellano,
pues 'ha aparecido una portoguesa en 1974) resulta ser, prácticamente, un volumen doble respecto al de la primera edición
de
1971 (***).
El mismo títolo sería suficiente para indicar el contenido del vo
lumen,
pero no
resulta inútil recorrerlo, siquiera sea brevemente.
La
primera parte la dedica V allet a una rápida indagación acerca del
concepto
de ideología
y de la definición de tecnocracia, viendo .si los
dos
vocablos y
la idea que ambos entrañan son compatibles; en otras
p,rlabras, si
la tecnocracia es o no es una ideología.
La respuesta es
afirmativa.
C.ompletando este razonamiento _introductivo, el autor se adentra
en la argumentación, presentando la tecnocracia según los tres aspec
tos ya indicados en
el títolo de la obra.
En primer lugar, los aspectos
estrictamente ideológicos, exan¡ina
dos
no solamente en
la actualidad,
sino
también en
sus orígenes
pa
sados, en el pensamiento de los antepasados de los tecnócratas contem,
poráneos.
Respecto a la
actualidad, Vallet pone de relieve los elemen
tos fundamentales del sentir tecriocrático: la cuantificación de
la rea
lidad
social, el intento de racionalización global del
q,smos, la
plani-
(*) Reseña del libro de Juan Vallet de Goytisolo Ideología, · praxis y mito de la tecn(JCf'ttcia, Madrid, Bdito.ria.J. Montecorvo, 1975 (3-36 págs.),
publicado en la revista ShJria e Politica, año XVII, fasdculo 2 (1978), páginas 382 y 385. (**) El profesor Oaudio Finzi, investigador del lsliiul~ di Stm/i Storic:i de la Facultad de Gencias Políticas de Roma, es u,no de los más profundos
conocedores actuales de los temas que suscita l_a tecnocracia ·y -de ta· bibliografía correspondiente. Conocemos de él, a este respecto, dos interesantes y agu
das .investigaciones:· su libro JI potere tecnorralico, Roma, Bulzoni, Ed. 1977, y su comunicación al Quarto Incontro romano delfa Fundazione Volpe, I piloli
deJP «astronave Terra», publicada en el número 27 de lntervento. (***) Aún _ha aparecido una cuarta edición, en 1979, publicada en Sáo Paulo (Brasil) por Mundo Cultural Lfda., con el título O pe,jgo da desumanif{Jo, a través do predominio_·_ da Jecnocracia, traducción al portugués de la edición española de 1974.-(Notas del traductor).
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CLAUDIO FINZI
fica.ci6n económica como instrumento único. y necesario para conseguir
el desarrollo económico, fin último y principal de la tecnocracia.
A
continuación, la
praxis. ¿Quiénes
son
los tecnócratas? ¿De dónde
proceden,
tanto intelectual
como socialmente?
¿Cómo operan? ¿Cuá
les son los instrumentos de su obrar,
antes y después de la conquista
del poder? ¿Cómo utilizan al
máximo los
instrumentos que ofrece
la
tecnología moderna? ¿Cuáles son sus objetivos inmediatos respecto a
las personas
y a las cosas?
Por último, el mito tecnocrático, es decir, la idea
fuerza, irreal
pero
efica2, por el que la tecnocracia resulta difícil de controlar y de
contrarrestar, pues responde a la
antiquísima aspiración
humana, que,
aunque extraviada, sin embargo, ahora se expone libremente, sin nin M
gún sentido crítico y sin ninguna pooibilidad de control en la realidad.
Típico, característico y verdadero motor de la tecnocracia es el mito
del progreso indefinido.
Concluye el
volumen con una cuarta
parte --modestamente titu
lada
«Epílogo»-, en
la que el autor trata de indicar cómo, según su
opinión, es
pooible oponerse
a la tecnocracia, mito devastador de toda
realidad humana.
* * •
El razonamiento de Juan V allet, desarrollado con tanto rigor como
pasión, provocada -según
parece-por una atenta observación de la
realidad española, a caballo entre los años sesenta y setenta, se mueve
hábilmente en
dos planos
: uno estrictamente filosófico,
y el otro
sociológico. El autor interpreta la
filosofía moderna,
en su largo des
arrollo desde
Descartes acá, a la luz de los principioo católicos y de
la filosofía tomista; destacando
loo caracteres tipicos en
la pérdida
progresiva de aquel buen s.entido que
pooeía el
«realismo moderado»
que siempre debiera guiar al
,hombre en
su
esfuerzo por
comprender
el mundo.
Por ese camino se pierde el sentido de la realidad; la mente hu
mana crea un mundo ficticio, de «ideas» que no tienen fundamento
alguno en la naturaleza. La misma naturaleza carece de significado,
sustituida también
· ella
por algo artificial, ·primeramente
como pura
creación intelectual, y, enseguida, como un mundo construido, incluso,
materialmente, por el hombre, en cuanto esto es pooible. Más tarde
comienza la
«rebelión de las
cosas», que demuestra, incluso
prácti
camente, como tal pretensión es meramente volitiva.
Por lo tanto, aunque por otro camioo, V allet llega a un diag
nóstico que recuerda mucho
y se aproxima al de Eric Voegelin. Pero,
mientras
que éate desarrolla
sus indagaciones
en un ámbito estricta-
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mente político, el español -<:orno hemos señalado---pasa directa
mente del análisis histórico-filosófico al sociológico, quedando casi implícitas las
consecuencias en
el plano de la teoría política.
Tenemos ----1t título de ejemplo-- sus consideraciones en torno al
fenómeno de
la «inflación». Esta no se contempla como fenómeno
meramente económico, y mucho menos como correctivo necesario, casi
medicinal, para situaciones económicas patológicas. La inflación, se
ñala
V
allet, procede necesariamente de la necesidad de conseguir uno
de los objetivos tecnocráticos:
la progresiva homogeneización de la
colectividad humana y el trastrocar la relación de «producción para
el
consumo>> en relación de «consumo para la producción». Y el razon&
míento
no
es simplemente teórico, ya que se
basa en datos de hecho
tomados
de la experiencia de los últimos decenios.
* * •
Así entendida, la tecnocracia es uno de los dos aspectos del mundo
moderno, del que el socialismo, más o menos-enmascara.d.9, construye
el otro. Los dos fenómenos, por tanto, son rápidamente analizados,
tanto en sus diferencias como en sus puntos_ de convergencia. Así
como el socialismo,
también la
tecnocracia tiene lejanas raíces en
el
pasado europeo, pero ésta, por su parte, recoge en mayor medida su
_gestiones y
sentimientos difusos en el mundo de hoy. Un largo
hilo
rojo
une la ruptura luterana y
cartesiana a
las pretensiones tecnocrá
ticas modernas;
y si a veces el razonamiento de Juan V allet, al querer
indicar fas radicales concordancias entre mundo moderno, tecnocracia,
socialismo, corre el riesgo de ahogar entrambos en un modernismo
indiferenciado, de
cualquier modo sus argumentos están, indudable
mente, llenos
de sugestiones y referencias e,cactas.
Resulta del proceso un sistema caracterizado por querer «realizar
mediante
el
gobierno del
Estado
la rtJCi(J11a/iz«ión c11antitdliva de
todas las actividades, desde la enseñanza y la información, hasta la economía, el
traillljo y
el ocio, partiendo de
una concepción ideoló
gicá de~ mundo «,¡ue admite su me
cerebros cap«es de impulsdr'/it, del modo más qicienle?>.
En estas breves líneas se ha dicho todo: fo que quieren los tec
nócratas y cómo quieren
conseguirle>. Y, más aún, también se analiza
el peligro del totalitarismo tecnocrátiro, en el
cual no eocistirla ya
ninguna
posibilidad de
sa!V11ción para el
hombre.
* •. *
Aunque sea sucintamente, hemos expnesto en esta reseña la ma
teria
del líbro
y su desarrollo, tendente a encuadrar en el curso his-
473
Fundaci\363n Speiro
CLAUDIO l'INZI
tórico del pensamiento europeo el moderno predominio de la técnica
y del
hacer del
hombre sobre sus
otras actividades
y modos de ser;
predominio que, paradójicamente, pot querer permanecer anclado en
la materialidad de la naturaleza~ llega. a crear un mundo irreal de
relaciones carentes de contenido, aunque capaces de influir en el
hombre.
Parece oportuno, sin embargo, añadir algunas coosidernciones
sobre
las
prinqpales diferencias existentes entre la primera edición
del libro y esta de 1975.
Todo
el volumen ha sido radicalmente renovado con frecuentes
añadidos y
numerosas referencias nuevas, pero la parte que ha su
frido la mayor
modificación es
la dedicada a la
praxis tecnocrática,
en
buena
parte totalmente nueva, como si el autor hubiera intentado
confirmar, con
una consideración más atenta de los elementos de
hecho, de
la conducta «práctica>> de los tecnócratas, todo cuanto ya
habla
examinado en
el plano de
las ideas.
Agudas y precisas son
,las consideraciones sobre el significado de las matemáticas y de las
calculadoras en el mundo
contemporáneo, no
en cuanto instrumentos
«científicos» (tal polémica,
fundamentalmente ineficaz, no
entra en
la intención de Juan Vallet
dé Goytisolo), sino
en cuanto a su utili
zación y
lugar en
el contexto contemporáneo. Nuevo, también, el
ra
zonamiento sobre el
significado de la pretensión de manipular
. ge
néticamente
al hombre y sobre la progresiva
manipulación tecnocrá-
tica
de la ensefianza.
· ·
Para
nosotros
resulta interesante el mayor espacio dedicado al
pensamiento
italiano. de
los
últimos decenios .. En la primera edición
ya
eran frecuentes
las referencias
a la obra de
Michele Federico
&iacca;
ahora
encontramos, además, la
obra de Ugo Spirito,
a quien también
critica
extcnsrunente su
opinión de que solamente en la
ciencia es
posible,
hoy, volver
a. encontrar.
el
camino de la unidad del saber
humano, además de otros opiniones siempre discutibles. Citada más
veces, también hallamos la obra de Roberto V acca.
Nuevas también son
las consideraciones hechas en tomo a!l tra
bajo y
a.las publicaciones del Oub de
Roma, en
particular de
su ani
mador, Aurelio
Peccei. Sin . embargo, no compartimos la opinión que
V
allet utilfaa para demostrar que resulta engañosa, en los _ hechos,
la
fe tecnoaát:ica en un progreso económico y técnico indefinido.
En
realidad,
como hemos
escrito
en otra ocasión, aunque pesi
mista, también la de
Peccei es
una mentalidad
tecnocrática que
intenta
regular un
mundo
cerrado y
no en
desarrollo, peto siempre
mediante
la
técnica, cuya
primacía no discute.
Sin
embargo, débemos
recordar que más tarde el mismo Juan
V allet de
Goytisofo ha
mostrado dudas, de tal manera que ha vuelto
a
considerar los
mismos
textos en
un
artículo, publicado
en
la revista
474
Fundaci\363n Speiro
LA TECNOCRACIA
Verbo en 1977, en el cual ha escrito q1,1e en el'caso de que se llegase
a la «general convicción de que las advertencias de los ocólogos fuesen
ciertas, los planes de desarrollo serían sustituidos por planes de dis
tribución de la
penuria, y que su «racionalización» sería impuesta
totalitariamente a escala estatal,
si
no pudieran hacerse a
medida mun
dial, resolviéndose según el criterio de unas ¡,ocas mentes esta grave
operación»,
obviamente
las rectoras, criterio que, como ya señalamos,
pertenece
integralmente
a
la ideología tocnocrática (1) (•).
(1) Juan Vallet de Goytisolo: «La tecnocracia», en Verbo, n'\Ílll. 1S8,
septiembre-octubre 1977, págs. 1153-1172. El artículo reproduce una confe
rencia del autor desarrollada en Sá.o Paulo (Brasil).
En el número siguiente de la misma revista aparece otro ensayo de Vallet,
El hombre ·en la sociedad de fllafaI, en el que el autor emplea también argu
mentos bastantes próximos a los utilizados en el ensayo sobre Ja tecnocracia
(Verbo, Madrid, núm. 159-160, noviembre-diciembre 1977, págs. 1383-1409).
(*) Vallet, en la.conferenáa que pronunció el 18 de man:o de 1977 en
la Plurifacultad de Guantlhos, de Sáo Paulo (véase Verbo 158), rectificó
totalmente~ y sin lugar a dudas, su primer aiterio de _ considerar el desarrollo
como característica esenciaJ. dé la tecnocracia. Así, leemos:
«En cambio, tal vez no sea una tara.cterística común otra que durai:ite
mucho
tiempo le ha sido atribuida:
la realización del ·t1estJrrollo1 impulsán
dolo
hacia el progreso
indefinido, cónstita.ido en
mito. A
partir de ha.ce
unos
cinco
años, parece
que
ese carácter es mem'.mente· adjetivo, que sólo
se
asume durante
períodos de eufórico bienestar, optimismo y mística fe en
el progreso, contemplado como inevitablemente unido a una evolución-ine
luctable» (pág. 1157).
_ « ..• Y !;'.S seguro que. si un día se llega. a la general convicción de que
las advertencias de los .ec6logos son ciertas, los planes de d_esa.rrollo serán
sustituidos
por planes de distribución de •la penuria, y. su "racionalización" será
impuesta
totalitariamente a escala esta.tal, si no pudieran hacerfo a medida
mundial,
resolviendo, según el criierio de unas pocas mente,~ esta grave ope
ración»
(pág. 1159).
Por lo cuail, llega. a esta coodusión;
«Creemos que una vez separado. aquello que ha sido, que es, o qú.e puede
ser ocasional en los diferentes tipos de tecnocracia observa.dos, aún hallamos
rea.firmados en
todos unas características
comunes
y que pueden servimos
para tra.2:ar las
úniCIU líneas que resultan esenciales a su concepto, a saber:
»-Una concepción ideológica cientifi!ta del mundo, que considera la
ciencia con la función práctica de
construir el
mundo,
y así ha:ce de ella · un
abso/11101 al menos prácticamente.
»--Una concepción lotalitari~ en el sentido de que sean asumidas todas
las actividades de la sociedad, ya. sea por t~ Estado, ya por alguna. organfaa
ci6n multinaciorutl, sinárqu:ica, o
bien por _ un
supergobiemo mundial.
»-Una concepci_ón operativa, que. usa ~ los mejores adelantos técnicos
para ordenar -plattifiá1.r- centraJm·en1e, desde arriba, el mayor bienestar
posible,
ya sea impulsando el desarrollo y el consumo, o bien frenán~olos y
planificando los-·nacimientos, distribuyendo-la riqueza y las rentas, el bienestar
o la escase•, la cultura y las inf0
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