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Salvar el campo, salvar la Patria

SALVAR EL CAMPO, SALV,AR LA PATRIA
POR
]OSÉ M.! GIL MO.R.ENO DB MORA
1 CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
II.

POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO:
Pulrros
FUNDAMENTALES DE LA DOCTRINA: l.º ¿Qué es el """'1J<>. 2.° Finali­
dad del Ct>mpo. 3.º Criterws fundamemd/es: Realismo y ley tkl/#fal.
4.º Criterios derivados: A) El ámbito natural B) Límites reales. C)
Dispersión. D) Variedad. E) Arraigo. F) Tradición dinámica. G)
La casa. H) Escalas -de valores. I) Lo concreto. Consecue,,cü,s de
estos crilerios. Situaci6n actual del sect01' pr.ma,-ió.
LA ACCIÓN EN EL CAMPO: 1.0 El campo entero. 2.0 Restauración.
3.º
Justicia. La acci6n hacia el -exteri01': l.º Acci6n generail. 2.º Ac·
ción sobre los poderes públicos. La acci6n hacia el in/erio,.
III. PARA UN CATECISMO DEL CAMPO: UNA ASOCIACIÓN
DEL
CAMPO ENTERO. UNA DOCTRINA DEL
CAMPO. ¿Qué es el Mmpo?
¿Cómo
es el """'1"<>? 1.0 Contacto oon la natura:le,a. 2.º Dispersi6n.
3.º Variedad. 4.0 Arraigo. 5.º Limitación: La socied,,d rur"1: 1:º La
"Casa". 2.º Nos conocemos. 3.º Escalas de va:lores: 4.º Ideas concretas,
valores concretos. 5 .• Tradici6n dinámica. 6.º Tiempo y espacio. 7. º
Las élites campesinas. 8.0 Organos naturales. 9.0 Las rostumbres. ¿Qué
quiere
el ct>mpo?: 1.0 Acceso a las Cortes. -2.º Atenci6n del Estado.
3.º Atención del resto de la naci6n. 4.º Protagonismo. 5.º· Obtener
justicia. 6.0 Ser el mismo.
Los PROBLEMAS DEL CAMPO. PROBLEMAS URGENTES: 1.0 Situación
econ6mica
de la agricultnra y -grmaderl.a: A) Pamlización oficial de
los precios. B) Monopolios de rompras·y de ventas. C) Mulriplica­
ción de intermedrarios. D) Ausencia de justo precio. 'E) Negocios
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.d GIL MORENO DE MORA
de importación. F) Aumento incontrolado de los costos. G) Encare­
cimiento injustificado de la Seguridad Social. H) Estructuras sindi­
cales en ~os de los -inrermedfarios. I) Insuficiencia de créditos.
J) Exodo humano. K) u adulteración. l.º A Medidas más urgentes
de contend6n de hemorragia. 2.º PROBLEMAS URGENTES DEL MUNI­
OP!O, 2.ºA Critet'ios ba.re para soluciones del Mumcipio. 3.º PRO­
BLEMAS URGENTES DE LA ENSEÑ'ANZA Y CULTURA TÉCNICA.
PRom.BMAS DE LARGO ALCANCE. 1.0 Agrt>l'ios: A) El problema
de la tierra.
B) El ministerio de Agrirultura. C) Investigación, es­
cuelas técnicas.
D) Ciudades-granero y centros de reserva. E) Cuer­
po de juristas
agrarios. F) Definición de zonas agrírolas. 2.º Muni­
oip,,,i,es: A) Restauración romarcal. B) Equilibrio industrial. C) Do­
tación
de

infraestructuras.
D) Acciones manromunadas. E) Atracción
de inteleotuales.
F) Constirución de concejos locales. 3.0 De todo tipo.
CONCLUSIÓN.
I
CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
LJL simple contemplación de la vida en la naturaleza induce a
unos conceptos muy lógicos pero por desgracia olvidados.
- En
primer lugar, el

hombre, como
los animales y las plan­
tas no proporcionan jamás un ejemplar exento de todo defecto. En
él, romo en todo ser vivo, hay posibilidades de progreso y ¡posibi­
lidades

de
generación. u diferencia perceptiMe de este hombre con
el resto de los seres vivos es un espíritu, un alma inmaterial, que pro­
duce actos de diferente clase sobre los actos oormahnente anima­
les
o
vegetales. También estie espíritu es imperfecto en su actuación,
pudiendo progresar en fo que

tiene por
oombre virtudes,

o dege­
nerat en
los vicios, y en cada acto el hombre puede acertar o errar.
De esta imperfección humana derivan los males.
Es cosa ittacional creer en un hombre sin defectos. Los ptesu­
puestos sociales

que no
a,cepten la posibilidad de error humano,
tanto individual
romo colectivo, están dementidas por b, historia y
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CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
son irreales. Aceptar este hedho es el único camino válido para ver
que
toda mejora,

todo
progreso, es
obra de
trabajo y esfueno, como
lo es el subir, mientras que tan fáciles como bajar .son las obras de
desidia, regresión o degeneración.
- En segundo lugar, el hom:bre es un ser de posibilidades in·
mensamente
mayores

que
cualquier otro
ser
viw de la tierra, pero
no por eso &ja de ser limitado. Y el ronocimiento de sus límites
es una
causa

de acierto,
ta[ como su desconocimiento es una caus1
de error.
- En tercer lugar, el hombre no se crea a sí mismo y, por
ello, viene marcado
y sujeto a unas leyes dictadas por otro Ser
Creador,
que definen lo
que es la ruu:uraleza humana, y que están
inscritas en
ella. Conforman sus !límites y sus postbilidades.
El estudio de estas leyes, inscritas en la naturaleza humana, es
el que permite conocer qué es la sociedad humana. Como el estudio
de las [eyes de la naturaleza de lias .abejas permite conocer qué es
la colmena.
El hombre, siendo también un animal social, obedece a fas leyes
comunes a todos
1os animales sociales. Nace fª en sociedad, tras
una
necesw:ia relación entre sus progenitores ,¡;ara ccmcebirlo, y
una
larga e íntima relación física con su madre. En condiciones nor­
males, el hombre nace en una familia, de la que necesita durante
largo tiempo
atención para desarrollar

sus capacidades a
partir de
su invalidez e
indefensión inicial. Bste primer proceso, que es la
infancia, es
más largo

que en
la mayoría de los animales, precisa·
mente porque es mayor
la cantidad de posibilidades; por eso, inclu­
so, puede afirm tor de cabras es más corta que la !lflCesaria para formar a un fi.
16sofo o un ingeniero. ·
El hombre es, pues, eminentemente social.
Las leyes-causa de toda sociedad animal son tres:
-Ley de ooa/,ici6n que es cuantitativa, requiere número pua
obtener mayor fuerza ante enemigos u obstáculos que cada individuo
no puede afrontar
por sí solo.
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Fundaci\363n Speiro

¡OSE M.< GIL MORENO DE MORA
-Ley de complememariedad, cualitativa, que al muldpliicarse
las mreas que puede desarro.lliu: el set humano, distribuye funcio­
nes entre la población para que, con intercambio de servicios, todos
disfruten de los múltiples dficios. Tampoco el individuo puede por
sí so'lo ej1ercer tantas rareas.
-Ley de solidaridad, segón el refrán "Dios los cría y ellos se
juntan"", por

la comunidad
·en los

fines de los individuos
de la es­
pecie, entre los

que sobresale
ia necesiad

de
trato social con el
se­
xo opuesto para
perpetuar la especie y para cuidar los cachorros
durante su invalidez inicia1.
A estas tres leyes animales, que le impulsan a reunirse con los
demás, todo 'hombre añade otra de tipo espiritual, de la que na­
cen la
amistad, el amor y toda una serie de aspectos espirituales
que también le
irupulsan a

ser "social". Por este factor, la
so­
ciedad tiene unas prdfundas motivaciones cordiales en las que todas
las cosas adquieren una superior dimensión, dejan de ser simples
reflejos condicionados, automáticos o mecánicos y asumen valores
que trascienden a la misma vida del 'hombre.
Lo did:to es importante para acabar de comprender que la casa
del
hombre del
campo es
uo verdadero
testimonio
y monumento al
concepto
de sociedad. Porque todos los pueblos, cuando abando­
nin los nomadismos iniciales, primitivos, cuyo símbolo es la tien­
da, 'hecha de materiales ligeros y tllansportables, y se fijan en un terri­
torio,
constrtll'en la

casa con los materiales
más duraderos que se
pueden
'hallar, así

como edifican
el templo, que 'hacen la "casa" de
Dios,

cootruyéndolo en
el lugar más alto del pueblo.
En el subconsciente de
todo campesino, la casa es aquello que
'ha echado ~u raíz 'en la cierra, es la tierra donde está y en la que se
entierran los muertos; también es ,la estirpe con su historia pasada
y la parentela con fü que tienen lazos de sangre (algo así ocorre tam­
bién en algunas empresas mercantiles en [as que es frecuente aún
que ésta se denomine "Casa N ... "), es más que timbre de orgullo,
es certeza de origen, ejecutoria; es también d microcosmos pri­
mero que se conoció y por él un primer concepto de patria; es
una
microsocieclad, donde

el concepto de familia abarca a ambos
y
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Fundaci\363n Speiro

CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
servidores, empleados y proveedores, y a tanta gente que, como el
médico y el amigo, se considera "de la casa"; microsociedad donde
ya
múltiples interacciones,
según los

principios de coalición,
com­
plementariedad y solidaridad, determinados por los lazos de la omis­
tad

y
las motivaciones del amor, educan desde el primer día en
las interacciones

sociales al
niño. En donde se aprende a vivir y
y convivir -<1iendo acaso la segunda ciencia la más difícil-en
una mezcla no

sólo de
clases y categorfas jerárquicas sino de eda­
des, que
es la única capaz de superar los conflictos generacionales
con
natnralidad. La casa es mansión y rito. Mansión o lugar donde
no sólo
se vive

sino donde el
hombre hace suyas, entregándose a
ellas, las cosas en las que pone significados y una cantidad de
·=r, porque así las cosas se hacen prolongación de su propio
cnerpo, corno la

herramienta en manos del
segador. Y rito, porque
la
!permanencia continuada,

con
el ritmo continuo de las horas
y
de los días en sus actos repetidos, en
los ritmos naturales de las
estaciones y de los años, muy !Sentidos en el caID¡pD, en los ritos
de las edades de la vida y sus grandes momentos de nacimientos,
pubertad, casamientos y muertes,
hacen del tiempo una cosa do­
méstica
y sagrada propia de hombres. Rito que también es un po­
seer el tiempo ipor el mismo camino de entregarse a él.
También para el campesino 1a casa es la empresa ele los siglos
en ia que,
además de una percepción real especie, se perpetúa
la empresa sobre la tierra. Porque, en el campo,
la casa se proyecta para que atraviese los siglos corno los viejos ar­
marios de roble, que los anticuarios, recientemenre, han saqueado
en fas viejas casas, y que se construían para durar como se suele
construir todo en
el campo.
Asimismo la casa
"" reino donde,

desde el primer día, el hom­
bre
conoce las dos monarquías del padre en el mando exterior,
y de la
madre en
el
m'ando interior del hogar, por lo cnal cnando
el hombre busca mujer, no buscará tan sólo una compañera, sino
la que pueda ser una buena madre en la casa. Bajo esas dos mo­
narquías sagradas, el hombre aprenderá a ser, a su vez, monarca con
la carga de deberes-derechos que entram y la fuerza de capacida-
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Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
des-libertades que le van stendo roncedidas a medida que crece y
madura.
La casá es también escuela en miles de aprendizajes que en
ningún
otro ámbito y lugar se pueden hacer = naturalmente y
sin traumas oomo en ella. ü,cciones de cosas, lecciones de vida, lec­
ciones de fe,
esperaoza y carid'ad, que se dan y reciben cotidianamente,
lecciones de
la pequeña

historia
y la pequelía geografía del terruño;
el lugar donde el

tío Juan
mató un
jabalí, el árbol bajo el
cual se
daba antes la sal a las vacas, . . . lecciones recibidas en la propia piel
por voz de testigos indudables, a los que el amor impide mentir, y
que el amor hace creer. Escuela principal sin la cu'aJ. todas las de­
más escuelas llenarán la mente de conocimientos sin llenar el co­
razón.
Y en la casa se vive bajo las monatquías del padre y de la
madre, las aristocracias de

los mayores o
más capaces, las repúblicas
de

los iguales,
y ¡ cómo no!, también sus perversiones, las tiranías
de monarcas mal entendidos y egoístaS, las plutqcracias que siguen
ese
mismo egoísmo y las democracias que ocultan afanes anárquicos
bajo
las
otras perversiones. Se aprende entonces que la cosa más
excelente puede

ser pervertida y origen de males,
oomo la cuna que
fue

empleada para
aplastar la

cabeza de un nifío. Se aprende en­
tonces que las est:ructUras ni son buenas ni son malas en sí mismas,
sino que pueden ser perjudiciales o benéficas según el uso que de
ellas
se haga.
Se aprende, pues, a
sabet que la sociedad es según
sean sus

componentes,
y, normalmente, ni totalmente mala ni to~
talmente buena. Se aprende así el realismo.
Por
otta parte, se aprende que cada hombre y cada cosa tienen
simultáneamente una
callficación, o

zona, pública
y otta privada;
que
hay una intimidad inviolable de cada persona, pero a la vez que
en
ella
hay a[go que es · de

todos,
y este hedho se repite en cada
grupo social. El nifío aprende que
la despensa y el ajuar de la casa
son públicos para los miembros de la familia y quienes con ella
· habitan, pero son privados para los que no son de l• casa; del
mismo modo que luego
encontrará en una

cooperativa, un
club,
un

municipio ere.,
el mismo fen6meno de ser público para unos,
privado para
otros, según· ley bien natural de las comunidades. Y
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CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
la idea de las comunidades nace así como la de unos cíoculos den­
tro de los cuales existe lo público que es privado para el enerior.
Pero,

a
la vez, el campesino sabe que perteneae a diversos gru­
pos simultáneamente, como hijo de una casa, como vecino de un
pueblo,
por oficio, por aficiones que le empujarán a formar parre
de un coro o de un grupo teatral, mediante lo cw,l cada persona
manifiesta y
ruaja socialmente las

diversas
facetas que forman la
personalidad individual dentro de
personalidades colectivas diversas.
A

la
vez, en el campo, las casas están relacionadas entre sí por
la>.Os de sangre, amistad, negocio, vecindad, y sobre todo por los
miembros comunes entre dos

comunidades.
Así los pueblos son ver­
daderas
familios de

familias en
las que ·sobre todo la sangre y

la
amistad traban entre sí las unidades sociales de las casos. No son
simples amontonamientos de arena, o
cantidades de

agua que adop­
tan la forma de la · vasija, no son canicas desligad._. entre sí y que
sólo el envoltorio de la bolsa mantienen reunidas; son elementos
ya fuertemente trabados dentro
de cada casa y qne forman ele­
mentos de muy distintos órdenes, siempre ligados
íntimamente al
modo

en
que !os

órganos del cuerpo
esran íntimamente
reunidos
entre sí.

No
ron miembros postizos cambiables

al
ruitojo, ron Jo
que

son
porque así

son. Y la sociedad no es una
org¡mización
cerebralmente

constituida
a priori desde el gobierno, sino un gran
cnerpo de múltiples órganos que
se fuernn
desarrollando a
partir
de un embrión, naturalmente, con la colaboración de la ra7.Ón prác­
tica de sus miembros integrantes;
y, por eso, la oociedad ni es ma­
sa, ni
es ortopédica, sinn

fundamental y
naturalinente orgánica,
cosa
que en ·el campo está
a Y

del mismo modo que se aprende
cómo un animal no puede
recibir el

baste ni ser llevado a
labrar hasta que no haya crecido
y luego aprendido a hacerlo, también el niño
campesino conoce
que

las limitaciones se le
van suprimiendo a medida que él ad­
quiere fortaleza y capacidad
para ejercer lo qne le estaba prohi­
bido: manejo de
herramientas, decisiones,

responsabilidades que le
van siendo confiadas a medida que
sus· capacidades se desarrollan. Las
libertades no son üna idea · abstracta sino que se vuelven muy
concretas en lo social, y cada libertad nueva adquirida ensancha
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Fundaci\363n Speiro

/OSE M.1! GIL MORENO DE MORA
los limites de la libertad, pero nunca los suprime, de modo que, aun
adulto, el campesino reconoce naturalmente la necesidad de
some­
nerse
a

ciertos límites
sociales de libertad. La libertad salvaje, ili­
mitada, no tiene aquí

sentido alguno, pues todas
las libertades
mmy bien conocidas son concretas y, por sí mismo, fo concreto es
limitado, a la vez que ordenado.
Otto aspecto de la libertad le viene de lejos con los recuerdos
vagos

de antiguas servidumbres
hoy aparentemente extinguidas. Es
el aspecto político en .el cual libertad es capacidad de paetar o
contratar. El siervo no tenía esta libertad y en ello estaba su ser­
vidumbre; sin embargo, un hombre libre podía servir a otro sin
perder su libertad
mientras él tll.Viese la ,;,apacidad de pactar su
servicio. Los antiguos señores han .sido sustituidos modernamente
por un único, pero
total señor, que se materializa en

la Adminis­
tración del Estado, contra
1a cual ni cabe recurso ni cabe pacto.
Esto sólo ha sido totalmente realizado en los países en los que el
Estado de
Hegel es
una
realidad total, pero aun
en todos los de­
más, incluida Espafia, la ten1>ación de ampliar el poder que
tiéne,-lleva a. la Administración a implantar este mrácter indiscu­
tible de su .mando, sin posibilidad de pacto en muchos puntos de
su actuación. Este
concepto de
libertad política como capacidad de
pactar es de origen
típicamente rural, desde la Edad Media, ya que
en Cataluña feudo significó
verdaderamente pacto (joedus, foederis).
Y,· por encima de estas libertades, en el terreno interno y per­
sonal que res inviolable, el campesino conoce que tiene una libertad
interior fuertemente relacionada con su capacidad de amar y de
odiar.
En ella, cada hom_bre puede optar pot el bien o por el mal,
puede orar o blasfemar como -segón dice bien Martín Descalzo­
sólo
blasfema un

labrador por estar tan
oerca de
la acción del
Creador en

la naturaleza.
En estos conceptos, pocas veces formulados, pero que todos dan
pot sentados, los derechos son siempre también deberes. Derecho
de
regar es
deber de
regar, y sin
Jo segundo Jo primero carece de
sentido.
Igualmente los derechos del hereu catalán eran una colec­
ción de deberes.
Derech
misma cosa muy rela­
cionada con los anteriores conceptos de
libertad, de

modo que, en
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Fundaci\363n Speiro

CONCEPTOS CAMPESINOS DE LA SOCIEDAD
la vida normal, los campesinos hablan poco de ellos, pero usan de
reglas muy rígidas respecto a

ellos. No quiere
decir esto
que la
influencia de

la televisión
y el cine no les hagan también hablar
de libertad y esclavitud, en· formas parecidas a las de los hombres
de

la ciudad, en
ciertos momentos
y sobre
todo en aquellos lugares
donde

ciertas circunstancias producen
trabajos temporeros
y ma­
yores diferencias sociales, pero esto es menos frecuente en las zonas
donde !hay más explotaciones de tipo familiar o autónomas, es decir,
donde
la tierra está más repartida:, auoque los celos entre las clases
sociales sean también fenómenos natnrales.
Y, en general, las comunidades campesinas suelen ser de gentes
que se conocen bien, incluso a través de generaciones. :&to pro­
porciona una mayor dosis de seguridad en la vida que la del hombre
de

la gran ciudad que vive entre desconocidos.
Llls comunidades
campesinas son

por ello coherentes.
Los conceptos de
riqueza y pobrem, al

ser en el campo concre­
tos, con beneficios cifrados en cantidades de productos, se identificao
con loo bienes concretos emanados de la natnralem. Hay años bue-­
nos· y m.Jlos, independientemente de la voluotad y el trabajo huma­
no. Todo el concepto económico es por ello diferente de la
gran
ciudad, donde sólo cl trabajo y el dinero engendran dinero. Los
conceptos, por ej'emplo, de una economía de consumo son contra­
rios a los conceptos del campo en donde economía significa roda­
vía
algo relacionado
con el
aihorro. Por

ello, los va.lores, al ser con­
cretos, se ordenan
respetando jerarquías en las que una primera
valoración

es
intrínseca al producto y a su ca:lidad.. Aquí las plus­
valías de la moda
y de las publicidades son menos importantes, pre­
valeciendo

todavía un concepto principal. de necesidad.
Además,
todo el sector

primario tiene una cierta capacidad de autonomías
fundamentales
para la supervivencia, en el huerto familiar, en el
corral de
cada casa,
en
las mil
pequeñas reparaciones y
construc­
ciones

que
'hace el
campesino
mismo, lo cual hace "durar". De
aquí que las manifestaciones
socreles de

los problemas
faborales y
de relación entre patronos y obreros sean también diferentes que
los de los suburbios industriales ciudadanos.
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Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
Y, por fin, aunque aquí no se pretende en absoluto haber ex­
·plorado
el

tema en todas
sus dimensiones, !:Jay sendos conceptos
sociales de patria y de nación que en el campo nacen en la casa
y la familia: La patria empieza en 1"' propia casa y, por extensión,
a:! lugar, a la comarca, a la provincia, a la región, y llega al nivel
de
España, que

sin los escalones antetiores
queda desprovisto
de
sentido;
igualmente la

familia, los vecinos
y amigos, 1'a comunidad
local, la

comarcal, la provincial,
la regional,

son pasos
forzados para
sentir

la comunidad nacional. Por
eso, expresiones abstractas como
"ser ciudadano del mundo" nada significan y, en cambio, para un
campesino el
ser español se identifica con ser de tal casa y lugar
con
tal familia.
Se ha reprochado, como una tara, que el campo conozca regí­
menes patriarcales,
achacando a ellos inmovilismo y autoritarismo
que
no son su esencia. La civilización ciudadana, en la que ni los
viejos

son viejos ni los
jóvenes son

jóvenes, no
puede comprendet
una civilización donde basta las edades están ordenadas y proyec­
tadas hacia funciones
diferentes y concretas. Esto es uno de· los
factores
importantes de oposición entre estas dos
civilizaciones que,
a

medida
que pasa el

tiempo, se van haciendo
cada vez más anti­
téticas. Que el dominio ejercido por
la gtan ciudad sobre el poder
que en ellas reside, pretenda eliminar definitivamente la civiliza·
ción campesina se
puede comprender

desde esta contemplación,
porque la civilización campesina, que cubti6 nuestras tierras de
ar.te y cultuta dutante muchos siglos, es un candente reproche hacia
la civilización ciudadana moderna que las cubte de técnicas utili­
tarias
y deshumanizadas. Por todo esto, es deber de los campesi­
nos defender
,esta civilización y este concepto propio de la socie­
dad., que sabemos necesario para evitar un suicidio nacional, no
sólo en lo material sino en los más altos valores humanos; es una
defensa de

una patria frente a un porvenir
mundfal obscuro y lleno
de interrogantes.
Estas
páginas de

doctrina del campo
han sido escritas con la
intención de que personas de mayotes capacidades y preparación
se inclinen sobre este candente problema.
Se necesita la cofaboración
934
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRJNA DEL CAMPO?
de juristas ampesinos, médicos campesinos, municipalistas campe·
sinos,
,empresarios, obreros, profesionales,

. . . todos los
romponentes
de una polis que se ha de· salvar. Los esperamos.
II
¿POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
Sólo cien años atrás. nadie hubiese considerado en España nece­
saria una doctrina del

campo. España
era el campo y todo el mundo
campesino, a
pesar de

sus
dificultades, era parte viva de todos los
españoles.
Es neoesario considerar que,

a
través de

los
siglos, el sentido de
la patria estaba ligado al patrimonio, principalmente en la idea de
territorio celosamente defendido, porque
ese territorio era fuente y
posibilidad

de vida.
En el territorio están los campos, los bosques,
las
minas, las

costas de
las cuales sutge la materia

prima de la vida.
Los bienes estaban ligados al territorio y esto producía un concepto
básico de economía-conservación y aumento de tales bienes mate­
riales.
La civilización de los mercaderes que se fue yuxtaponiendo a
la civilización de los territorios, trajo de lejos las mercancías que
allí no se producían. Todas las ciudades tenían dos partes: una te­
nitorial y
otra que
era un
ghm<> mercantil. Aunque los mercaderes
desarrollaron
su ms me,catorum, la base de la ordenación y de la
ley
era ese territorio

y la población que de él
extraía los

bienes.
El advenimiento de la revolución industrial
puso en

manos de
los suburbios mercantiles unas hexramientas-hasta entonces desco­
nocidas, y tuvo lugar el espectacular desarrollo de los burgos mer­
cantiles que, atrayendo concentraciones inmensas de
población, em­
pezaron a gravitar con un peso decisivo en la marcha de las naciones.
Desde entonces, en España, la ordenación y la ley poco a poco
se han desplazado del territorio y sus gentes hacia la concentración
industrial de los mercaderes, imponiendo un tipo de vida ciudadano,
al lado de! cual la anterior vida de ciudades como Madrid, Sevilla,
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JOSE M,e GIL MORENO DE MORA
Valencia o Barcelona parece casi la vida de una aldea o a lo más de
una villa de campo.
As~ la vida nacional que antes de estos trastornos era una y muy
coherente
entre sus partes, ahora se ha escindido en dos tipos de vida
fundamentalmente diferentes: el de la gran ciudad, con
su concen­
tración
masificada, y

el resto del
territorio, disperso en los

pueblos,
villas, aldeas y caseríos, conjunto que bien puede llamaJ:se todo
"el
campo" porque, aun en diversas actividades,
sus habitantes siguen
ligados

al
lugar del
territorio donde trabajan.
Las décadas de la moda de
la civilización de consumo acentuaron
esta diferencia
por la presión de las grandes ciudades que paralizó
la evolución de los precios de
fas materias primas, produciendo la
ruina material del sector primario en una primera etapa, y luego su
abandono en un éxodo masivo y desesperado de la población. Todo
el
sector primario cayó en el nivel de ciudadano de tercera, y su exis­
tencia se concibió con la única finalidad de "satisfacer las oecesi­
dades de materias primas, especialmente las básicas de alimentación,
de una sociedad eminentemente ciudadana". Y así se vació al
cam­
po de su finalidad en sí mismo.
Las consecuencias han aparecido ya con la amenaza creciente del
desabastecimiento nacional de esos productos básicos, gran parte de
los cuales ya se deben
importar para satisfacer la dieta mínima na­
cional. Las minas, la pesca,
fa agricultuia y la ganadería, sin olvidar
parte del

sector productor de energía, sometido largo tiempo a la
paralización de sus tarifas, forzosamente

no han podido desarrollar­
se paralelamente al

crecimiento de la población
y, en muchos casos,
han retrocedido abandonando las producciones.
A la
vez todo
un modo de vida
y una culnura enraizada en esa
dispersión sobre el territorio está desapareciendo
bajo la
marea
uni­
forme y monótona de una cultura de las grandes ciudades casi de­
tentadoras

del poder.
Porque es importante
para toda la nación que la civilizaci6n
campesina, en

su concepto más amplio territorial disperso
y de va­
riada actividad, no desaparezca,
no sólo por su contenido material,
sino
por su hálito espirimal, es por fo que ahora es necesario desa­
rrollar una doctrina del campo que nuestros abuelos evidentemente
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Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE .UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
hubiesen considerado como una perogrullada, pero que millones de
actuales ciudadanos desconocen en su
m~ simple
fundamento.
Estas páginas son el pensamiento
campesinn, recogido

gota a
gota a

lo largo de casi treinta años.
Voz del
campo, para el campo.
Palabras dichas en

la era
y en el lagar, en el monte o en la plaza, en
el
silencio de España.
PUNTOS FUNDAMENTALES DE LA DOCTRINA
1.0 ¿Qué es el campo?
En un sentido restringido, muy propio de los simplismos ciuda­
danos, el campo es
tan s6lo la actividad forestal, ganadera y agrícola.
En un sentido delimitador sería esa inmensa mayoría del terri­
torio que está
fuera de las grandes ciudades.
En un sentido material es sin -duda ese territorio, con sus bie­
nes y sus posibilidades de producirlos, sus viviendas y sus dotaciones.
En un sentido humano es toda esa población, aun la de pequeñas
ciudades, que

no responde al género de vida de la gran
ciudad y vive
dispersa por el territorio 1haciendo que no sea un desierto.
En un sentido social, es toda una "polis" muy va.riada, fragmen­
tada y dispersa en la que existen toda clase de actividades, desde las
profesionales hasta las culturales, desde las jurídicas hasta las ad­
ministrativas y en la rual m·últiples clases sociales de todo tipo se
complementan.
En un sentido espiritual, es la base, .es el seno materno de la na­
ción y su parte natural, con todo el patrimonio tanto espiritual y ma­
terial,
acumulado durante

los siglos de historia,
y, por ello no es un
simple tópico afirmar que es la mayor reserva espiritual de
toda la
nación, aun en su
actual estado de

depresión.
Por
fin, el campo es aquello que resulta m~ característico en
cada nación, el principio de su originalidad, frente al llllÍÍOtmismo
creciente hacia el

que tienden todas
las grandes ciudades mundiales,
lo cual viene a confirmar que en todos los sentidos, el campo es la
parte más esencial del concepto de patria.
937
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.1 GIL MORENO DE MORA
2. ° Firuilldad del campo
Por todo ello, contrariamente a esa limitación de finalidad que
supone
la definición como "abastecedor del
resto de
la
nación"", el
campo en este sentido el más amplio de campo entero, tiene una
gran parte de
la finalidad en sí mismo: en primer lugar por ser pa·
trimonio

fundamental, en segundo
Jugar por
ser
importantísima par­
te

de
la población nacforucl, en tercer Jugar porque su calidad de ma­
yor parte
del territorio
lo impone,
y en el más alto lugar porque es
realmente la única posibilidad de reservas, tanto espiritwdes como
materiales,
para toda la nación en las circunstancias más adversas
que nunca dejan de
presentarse en la historia.
Consecuencias de este planteamiento son:
l.º, la necesidad de
restautar la

importancia del concepto del campo en
la mente dé to·
dos

los españoles; 2.º
la urgencia de

que Estado, Gobierno
y Adminis­
tración
acepten la doctrina del campo con todas sus consecuencias
y obren apropiadamente, dándole un tratamiento especifico, no su­
jeto a los moldes
de la gran ciudad; 3.º, una urgente restauración de
los niveles de
.retribución en
todas las actividades campesinas como
condición
shze q11<> non para que permanezca en el territorio la
población necesaria; 4.º, una visión total, del campo entero, donde
no se disocien los aspectos municipales,
represent~tivos, profesiona­
les) cu1turales, etc.; S'.º, una. acción armoniza.dora entre el campo, con
toda su especifica estructura, y la ciudad que tiene estructura básica­
mente diferente.
En realidad, el trabajo de restauración del campo es ya difícil,
dado el estado avanzado de
· degradación en. que
se encuentra,
pero
no imposible, porque siendo todavía reciente el éxodo brutal, que
Jo ha desangrado, junto con
la .inadecuación de las actuales estruc­
tutas

ciudadanas, crecidas
demasiado rápidamente,
cabe todavía re­
cuperar parte de
1a pol,Jación emigrada son sólo ofrecerle en el
campo niveles

de vida suficientes.
938
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
3. 0 Criterios fundamentales: realismo y ley natural
El criterio más importante en todo pensamiento del campo es
el
realismo más
descarnado. Todo en el campo está
demasiado liga­
do

a la naturaleza para que las construcciones del
pensamiento pue­
dan apartarse de una realidad objetiva que es demasiado evidente
para ser despreciada.
La postura realista arranca de una humildad
inrelectuaJ que

se sujeta
a priori a reconocer lo que es tal como es,
sin posibilidad de posturas apriorfsticas,
En el campo hay un dogma inamovible formado por la realidad.
El trabajo del
hombre estriba
en conocer a fondo
las leyes que rigen
esta realidad, independientemente de nuestro parecer., y de este co­
nocimiento deducir los procedimientos lícitos para alcanzar las metas
deseadas. Las teorías poco tienen que hacer 'fuera de servir, acaso, de
hipótesis de trabajo pero nunca de base de razonamiento.
Con

ello, todos los dogmas de aquellas
teerías, nacidas
en las
grandes ciudades, donde toda la
estruetura es obra de

artificio, resul­
tan inútiles,
y la acción sensata debe prescindir de ellas tacto en lo
político, lo social, lo
económico, así

como en
lo culrural; la ley natural
en
todas sus facetas es el objeto del estudio principal, ya que sólo
conociendo sus mecanismos pueden realizarse empresas que no lleven
consigo . su propia condena a muerre o al fracaso.
El método que
el pensamiento debe seguir, inevitablemente, para
ser
consecuente con
el realismo, es el canal del simple sentido co­
mún en un lenguaje sencillo e inteligible para todos.
Este realismo integral es el que obliga a no disociar los aspec­
tos espirituales superiores del campo,
y sus aspectos materiales· infe­
riores, pero necesarios, ,para posibilitar la existencia de 1os prime.ros,
al modo en que el alma necesita del cuerpo para cualquier 11.cci6n
humana en 1a tierra.
4.° Criterios derivados
A) BI realismo obliga a reconocer unos criterios taracrerísticos
de
la verdad campesina, y el ptimero de ellos es El ámb#o ""1ura/,,
939
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.4 GIL MORENO DE.MORA
contexto natural que "es lo que es" en cada lugar, con consecuencias
como la realidad de las comarcas en que a las delimitacion,es naru­
ral~ geográficas se unen realidades históricas determinantes de su
pobla¡:ión y culrura. Toda evolución furura, y mejora proyectada,
necesita, aporyarse en estos conocimientos reales del ámbito natural.
B) LIMITES REALES. El campo no es elástico: dispone de una
superficie

que
ni puede aumentar ni multiplicarse en pisos, pen¡ a
diferencia de
las iodusrrias maoufacrureras, que en principio sólo
tienen por
límite las posibilidades de materia prima y mercado, el
campo
conoce límites en todo: en el
tiempo, para lograr las produc­
ciones; en las explotaciones excesivas que agotan, y en :las -mismas
posibilidades de produccióa No disponiendo de otros territorios en
España, esto obliga a pensar
en el
más
intenso aprovechamiento.
C) DISPERSIÓN. Porque el campo no se puede concentrar en un
punto como la industria, la ciudad a los servicios, ya que es inamo­
vible y las gentes han de dispersarse por su superficie para su apro­
veohamienro. Este concepto - tiene su antítesis en la concentración;
por ello, los conoentracionism.os en el _campo son opuestos a su misma
esencia y fo destruyen o abandonan.
D) v ARIEDAD, ya que el campo varía en todo su contexto con
la
latit>ud, la alrura, la proximidad o lejanía del mar, la composición
de la. tierra, dando multirud de microclimas y ambientes que serán
condicionadores no sólo de
las posibilidades de producción, sino
de
la manera de vivir, const:ruir, cultivar etc., dando lugar a comu­
nidades muy
diferenciadas entre

sí en
todos los
sentidos. Una de
las
consecuencias de este 'hecho es la inadecuación de los criterios uni­
formistas tanto en las leyes y msrumbres como en la dimensión y ·for­
ma

de
1as empresas y organizaciones.
E)· ARRAIGO, puesto que la vida material gira alrededor de lo
vegetail que es 1a base de roda vida animal y humaoa. En cierto
modo esto obliga
también a

que los
anima.les y los hombres

echen
raíces" en todos los sentidos de la frase. En lo humano, este arraigo
940
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTR.JNA DEL CAMPO?
es necesario a través de generaciones para un buen conocimiento de
los
lugares y sus ca:taeter.í:sticas que es condición de su mejor apro­
vechamiento;
por ello surgirá el criterio siguiente:
F) TRADICIÓN DINÁMICA que es un continuo entregar lo adqúi·
rido

en el
pasado para

la construcción de un futuro.
Experiencias,
mejoras, transformaciones trabajosamente adqniridas a lo largo de
años
han de ser entregadas intactas a las nuevas generaciones. Sólo
con ello será
posible acometer

las empresas siempre exigentes en
el
empleo de

tanto tiempo que, como el
orecimienro de mudos
árboles,

puede
sobrepasar la

vida de varias generaciones.
La his·
toria de las transformaciones de secano en regadío, como la de la
formación de los fueros
y costumbres
así
lo demuestra. En el cam­
po poco se puede forza< el tiempo.
G) LA CASA. Finalmente, como resultado del arraigo en la dis­
persión
y de construcción tradicional a través de generaciones, surge
en lo humano un

concepto sumamente importante y característico
que es la
casa. Ente

social en el que se
funda una familia con un
patrimonio, característicamente
vegetal, hundiendo sus fundamentos
estables en la tierra, como riíces, unica justificación de un concepto
sagrado de la propiedad; y capaz de tal influencia en el espíritu de
sus
gentes que las hace capaces de aguantar situaciones insostenibles
de irrentabilidad e incluso miseria,
porque el
hombre de una
casa
no lucha por

su
negocio, o
simplemente
por una empresa econ6mica,
sino

por un concepto de patria claramente materializado,
encarnado
en la casa, dentro de la cua1 se acumulan los valores máximos y,
concretos de todo tipo, culturales, históricos, religiosos,
laborales y
económicos también; e identificada con la casa, la familia, célula
primera de toda sana organización social.
H) ESCALAS DE VALORES. Todo lo anterior hace que en el cam­
po haya unas escalas u ordenamientos de valores que son mucho
más
permanentes,
menos sujetos
a moda
que en
1a ciudad, y, por
ello, muoho más claros y consecuentes, porque se apoyan en una
visión
muchísimo más

objetiva de las
cosas.
941
Fundaci\363n Speiro

¡ose Mft GIL MORIJNO DI', MORA
I) io CONCRETO. La misma objetividad buscada y eswdiada
por el obligado realismo llew a definir las cosas mucho más concre­
tamente que
en las ciudades, Los usos y los antiguos fueros son ejem­
plos notables de cómo las libertades
y los derechos-deberes tienen
en
el campo definiciones
y objetos muy concreros. Lis meras abstrae­
dones resultan

desprovistas de sentido práctico
y, por tanto, de uti­
lidad; por ello, al hombre de campo le preocupan concretamente
unas
libertades determinadas
que le atañen o que atañen a su
co­
munidad, también concreta, y no le mueven los abstractos, aunque
sean

tan atractivos como el de "Libertad".
CONSECUENCIA DE ESTOS. CRITERIOS es la de que, por cada uno
de ellos, se define
el campo como algo radicalmente diferente de la
gran ciudad, y basta repasar los puntos citados para ver que en ésn
lo contrario es su característica;
- En la ciudad hasta los parques y jardines son artificiales, y,
en. especial las grandes, no conocen contexto natural próximo que
pueda sostenerlas,
debiendo abastecerse, 'hasta, de agua traída desde
grandes distancias.
-La ciudad no tiene límites naturales, pues su concentración le
permite ser un punto en el mapa, pudiendo además aumentar de
superficie mediante un crecimiento
vertical.
-La ciudad es la concentración y aun ei centralismo por ex­
celencia en todos los órdenes, al modo que en
ella el arte se concentra
en los museos.
- Unifonnismo, ya

lo hemos dicho, no es sólo una tendencia
de cada ciudad dentro de sí, sino una tendencia mnndial
por la que
París
y El Cairo construyen edificios idénticos a los de Barcelona o
Nueva York.
-Nomadismo, la. opción opuesta al arraigo, tanto en la vivien­
da, que se
01mbia con ei crecimiento de la fomilia o el =bio de
942
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
posición social, como en el trabajo, que se cambia por un simple
salario mejor, como en lo ..intelectual) dominado constantemente por
una mcxla insustancial y versátil.
-Revolución continua en cambios incesantes, ya por la moda,
tanto material como in en a;>ntinua ruptura consigo misma; y ésa, a su vez, impone una
vida al día sin acometer empresas que sobrepasen la vida del que las
emprende. Cambio frecuente de actividad a cada generación.
--:- Predominio de la empresa como negocio sobre la casa. Es
tesis oficiaJmente sostenida _en ciertos ambientes ciudadanos que la
empresa ha de substituir a la familia como célula básica de la so­
ciedad.
-Flotación

continua
de los valores que no están relacionados
entre
sí y que la publicidad ayuda -a
desligar junto a la moda que
los hace

subir
y bajar sin razón.
- rendencia cada vez mayor a lo abstracto, a formular tanto
las ideas políticas como las. econówicas sobre conceptos abstractos
generales,
más
posibles por
la masificación reinante en las . grandes
ciudades donde, a diferencia del ca¡npo, todo hombre es un sd!itario
desconocido entre desconocidos.
Sin duda caben
muchos otros

puntos de diferenciación funda­
mental, pero éstos bastaá. para ver que se necesita un pensamiento
y unos procedimientos muy diferentes en el campo y en la ciudad.
I.a mayor parte de los
males que

ha
sufrido y continúa sufriendo
el campo provienen de haber aplicado sin distinción pensamientos
y procedimientos fundamentalmente ciudadanos, tanto a la organi­
zación como a
la administración y a la economía del aunpo.
A partir de aquí veremos la parte de doctrina que apunta a
problemas y soluciones, pero--antes conviene comprobar la situación
actual.
943
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MOR,{
SITUACIÓN ACTUAL DEL SECTOR PJIIMAIIIO
No hace falm extenderse mucho para despe.rtat en las con­
ciencias la visión real de ese campo entero al que nos referimos.
La pesca, largamente abandonada por los poderes públicos, ha
conocido los mismos problemas que
la agricultura y la ganadería,
·
pudiéndose añadir en la misma fila la minería en muchos de sus
aspectos, sobre todo en cuanto
a los precios de sus productos se re­
fiere
y en cuanto a la situación de inferioridad sociaJ en la qne han
sido colocados los profesionales de esms actividades. Pero también
se podrían poner junto a esms actividades muc!has otras actividades
campesinas
como la
de los maestros en
clara inferioridad con sus
colegas ciudadanos. Una ínfima inversión pública en
todo este sector, una entrega
del control de los precios a organismos donde predominan los in­
tereses contrapuestos tal y como -sucede en la comisión o junta de
precios agrarios, con la economía entregada a un Ministerio de Co­
mercio, dominando en él los intereses del sector servicios.
Una disociación del hombre de el sector primario en los diversos
aspectos de su personalidad, como profesional, como miembro de
un municipio, coro.o enfermo, etc.
Una aplicación especialmente en lo municipal y en lo jurídico,
de moldes rígidamente ciudadanos.
Un deterioro, tolerado y a veces provocado, de sus condiciones
de vida no mn sólo económicas sino también culturales y sociales.
La
emigración a la ciudad de los mejores, más jóvenes y mils
aptos, dejando el sector escaso de líderes capaces de encabezarlo.
Un
estado de

ánimo
general de

hundimiento
y un endeudamien­
to profundo sin perspectivas de
futuro.
Una presión poderosa de la Administración en todas las redes
y canales, que se hacen incomprensibles y complicadísimos, exclu­
yendo al
hombre del sector

de toda
intervención en las decisiooes.
Un silenciamiento sistemático
y una política de oídos sordos
a todas las voces del
sector qne carece de la posibilidad de emplear
la
!huelga como coacción.
944
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTR.JNA DEL CAMPO?
La entrega del poder sobre el sector primario en manos de una
tecnocracia las
más v,,ces despreciativa e insensible porque no vive
sometida
a los avatares del sector.
Enormes zonas que, dada, la destrucción de su rentabilidad, han
quedado desiertas casi
por completo.
Aparición

de
una especulación del suelo campesino como mo-
neda de
.inversión ante
la devaluación
consran11e de
la moneda oficial.
El envejecimiento de las explotaciones y de los hombres.
Ausencia total de confianza en la acción del Estado.
Fortísima
descapitalización por
absorción de los capitales cam­
pesinos en otros seotores.
llducación con mentalidad ciudadana con métodos y maescros
ciudadaoQS,
con

la
concentración escolar

de
toda la población in­
fantil.. Podríamos
oontinuar, pero si

a lo
dicho aiiadimos la contempla­
ción

del deterioro de
la balanza de pagos en el sector primario, resul­
ta
fácil un diagnóstico en el cual el campo apareoe como un enorme
cuerpo que, aun siendo el de
la madre, •ha sido profundamente mu­
tNado
y herido por su hija la ciudad, encontcindose eo tal extremo
de gravedad que
se acerca un point . of no return o punto . en el
que el mal puede ser irreversible. lo cual induce a comprender que
es de suma urgencia la aplicación de todos los medios pata sanar
primero
y luego hacer crecer y fortificar ese cuerpo imprescindible
para el futuro de la nación.
LA ACCIÓN EN EL CAMPO
1.0 El campo entero
· Se ha b,blado de un Ministerio de Agrii:ultura y Alimentación
por
considerar que

es
insuficien11e el actual planteamiento del Mi­
nisterio
de Agricultura, peto, en realidad; esta visión también es in­
suficiente. Por una
parte, los

hombres del
sector primario no pueden
cubrir por sí
· solos

todas las actividades
que· el sector necesita. Pre-­
tenderlo

serla
llevar a

un
extremo insensato ·su capacidad,

como cuan-
945
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO 'DE MORA
do se pretende que · las cooperativas cubran t:Oda la acción desde el
productor •hasta

el consumidor, con lo
cual los industriales y comer­
ciantes quedatían simplemente

eliminados.
· Un pensamiento sen-·
sato

acepta que
debé 'haber

actividades del sector secundario
dedi­
cados

a las
industrias necesarias

y
hombres del sector terciario pata
efectuar

los
servicios y cómercialización de los productos. Lo que
sucede es

que
debé haber comerciantes e industriales campesinos
como debe haber médicos, maestros, intelectuales, artistas, artesanos
y t:Oda clase de oficios encuadrados en -el concepto de campo. El pro­
blema de

los municipios campesinos como el de
la seguridad
social
campesina exigen tratamientos espedficos muy diferentes de
lo· que
es' adecuado

para
la gran ciudád. La variedad constante de las cir­
cunstancias y gentes del campo reclama · también unas. legislaciones
apropiadas
a cada zona o
lugar y hasta la misma Administración
debiera

adoptar formas muy diferentes en el
a,mpo, amoldándose
a
las exigencias de la naturaleza. ·
Esto exige que se realice un profundo cambio de orientación
en
la visión del OIJI)po, abandonando gradualmente la actual visión
fraccionada
en
la que cada aspecto queda inconexo con los demás y
las más de las veces canalizado por departamentos rígidamente inde­
pendientes;
y adoptar una visión de conjunto en la que sean posibles
las interacciones

e interconexiones de
t:Odos los problemas de esta vas­
ta polis que es realmente el campo. La gran ciudad, cuya ~ncia es
un
hecho
y que puede formar en el campo una complementariedad
positiva, siempre que no suceda como
ahora que
aplaste al campo,
necesita un -tratamiento específico, y el campo necesita otro. Con esto
se definen realmente los dos géneros básicos de vida que existen en
la nación y que deben sobrevivir sin ser, como hasta ahora, antagó­
nicos.
Lo difícil es introducir. en la mente modernamente tecoocrática
esta

visión total
después de haberse acostnmbrado por

un simplismo
perezoso a

eliminar
los factores múltiples

de
esta visión ·adoptando
una

visión
uniforme pata t:Odo.
Pero 'es una tarea básica de esta doctrina resucitar esta visión
que antes i:le la revolución industrial fue general.
946
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
2. 0 Restauración
Es insensato hablar de un futuro y de una evolución positiva de
este
gran cuerpo nacional si antes no se le sana de sus heridas pros
fundas. Para un buen resurgimiento del campo es condición im­
prescindible
wbrirse a

un proceso previo de
restauración en el que
todos

los órganos dsñados o amputados vuelvan a surgir en la for­
ma más adecuada
pruca nuestros

tiempos.
El reconocimiento del daño existente es el primer paso necesa­
rio.
A partir de él se pueden !hallar las causas profundas del mal y
comenzar a poner remedios concretos, sie.tilpre que haya nd voluntad
auténtica.
Por esto, "restauración'" es la primera palabra que hay que pro­
nundar en muohos aspectos del campo. Vaya por ejemplo el
aspecto
municipal

en
el que es urgente devolver al muoicipio nna capacidad
de autogestión, de autofinanciamiento, con importantes cambios ·en
los esquemas organizativos, corno en el
problema del
secretario, con
mayores poderes de decisión, como 1a: elección de médico y maestro,
etcétera. Otro tanto se podría decir de las organizacion~s profesio­
nales campesina.
De no disponerse 'los ánimos para un auténtico proreso de res­
taumción inicial,

es inútil pensar que cualquier plan o
prog¡,arna de
desarrollo
pueda tener

verdadera vigencia ni conseguir resultados
positivos de un largo porvenir.
El saneamiento (restauración) del campo e indispensal,le, puesto
que
el
mismo campo !ha de ser protagonista de su evolución futura,
y mal podrá llevar a cabo este protagonismo si no ha recuperado su
salud.
3.0 Justicia
Es necesario proclamar y dar conciencia a toda la, nación de que
las medidas qne se adopten pata ,an_ al campo son un acto de res­
titución en simple justicia, porque durante larguísimos alíos
la acción
947
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.S GIL MORENO DE MORA
contra el campo lo ha esquilmado en el trasvase de hombJ:es y capi­
tales
:hacia otros sectores y sobre todo en la falta de retribución al
trabajo, que
ha hecho posible el desarrollo de 1as grandes ciudades,
dejando
el campo con una mínima proporción del gaaro público y
una fuerte carga económica, tanto por impuestos, más o menos direc­
tos,
romo por la enorme parte de impuestas indirectos y de la se­
guridad socld
de

otros
sectores, que

ha tenido que
sufragar. La co­
rrección de la
misma seguridad social agraria es un

simple
acto de
apremiante justicia.
Por ello, los hombres del campo no deben asumir un romplejo de
mendiga,, ayudas, sino

la
ronciencia de
que
reclrunan justicia y de
que deben
trata< por todos los medios de que el testo de la nación
también
sea ronsciente de

ello.
La acción
del campo

se debe
considerar en

dos
as¡,ecros: hacia
afuera del seotor, es decir acción sobre el resto de la nación, y hacia
denrto del sector, o sobre el mismo campo.
LA ACCIÓN HACIA EL ~ERIOR
Varios de los puntos han sido ya esbozados pero los repetiremos
ordenadamente
para mayor claridad.
1.0 Acción general ,obre el ciudadano medio, al que hay que
preocupar en
los problemas ·del campo.
A) El des ciencia

que la
enfermedad actua1 del cmpo es causa de desabasteci­
miento grave
para toda la nación, que no ,hay posibilidad de preve­
nir, condenando
al país a importar la mayoría de !as materias pri­
mas,
y que en casos
graves de guerra o interrupción de
las relaciones
romerciales, el país entero

sufrirá fuerte
escasez y
·hambre.
B) Que la atención
ptiocitaria al a.ropo es un acto de justicia
como
ya

hemos
dicho.
94&
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
C) Que con la crisis del petroleo se ba abiert0 una nueva. era
económica

en
la que la disposición de las materias primas será de­
cisiva, con repercusiones políticas de sometimiento futuro de aquellas
naciones. que no las prod= a las que las tengan. A la crisis de pro­
teínas de la pesca se añade ahora las del "2Úcar, grasas, piensos,
carne, Jeche que ya han producido fuertes salidas de divisas en nues­
tra balant.a de pagos.
D) Que un campo econ6miaunente fuerte es, además, un merca­
do interior
por desarrollat con futura repercusión favorable sobre la
industria nacional
E) Que el hecho de estat, basta ahora, ausente o acallada la
voz del campo, ha permitido que la proliferación de intermediatios
innecesatios
sobre la materia prima con beneficios especulativos in­
controlados,

haya sido una causa
importante de
inflación, siendo
in­
compatable
la

curva
de aumento de precios al consumidor con la
de [os precios pagados al productor; lo cual abarca también a la mi­
nería y a la pesca.
F) Que es necesatÍO el protagonismo del campo y que, por Jo
tanto, se debe moderar el
de la Administración, que hasta ahora ha
sido
el único posible,
y convertirlo en complementario y suJ,.,idiatio.
G) Que el campo es una polis en. sí mismo, que la polis de las
grandes ciudades no es exclusiva. Que el campo necesita intelectua­
les,
jutistas y profesionales de todo tipo.
H) Que el campo es una civilización madre, indispensable pata
oonserV'a!I: el equilibrio en la cultuta nacional.
1) Por fin, que el. campo es patria en el más intenso sentido de
la palabra y en todas sus a<:eptaciones; es incluso el sop<».'.te sine qua
non de toda 1a patria y su mayor reserva, tanto material como es~
piritual
949
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA·
J) Que la mayo.cía de los moldes y sistemas válidos en la ciudad
no
lo son en el campo y. que hay que darle 1os que son ptqpios.
2.0 . Acción sobre los poderes públicos
Además de repetir la mayoría de los puntos generales hay que
emprender una seria revisión de los conceptos políticos, sociales,
económicos y administrativos empleados, hasta aho.ca, por los pode­
res públicos respecto al campo.
A) Hay que concebir
políticamente al
campo corno un sector
en el
cual, actualmente, es. más

fuerce
la oposición con el resto de la
nación, que las oposiciones .políticas de
.derechas e izquierdas; y aun
los
partidos políticos

en el campo se aproximarán
más a fo.cmaciones
sociales y étnicas, homogéneas, con interes~ comunes en grupos co­
heremes y naturales.
B) Hay que
dar conciencia
de
la Administración de que el campo,
aun siendo
la parte menos revolucionaria de la nación, siente actual­
mente un fuerte resentim'ien~ con~a ella, cosa que se materializa
contra el Estado y que, de no poner remedio, aparecerán en el campo
las
mis virulentas

oposiciones subversivas.
D) Que siendo el papel del Estado de
alto valor

ejemplar, en
su
ai:tirud frente

al campo radican
gran parte de las· posibilidades de
solución
por concienciación del
resto de

la nación. Y
tanto más, que
conrrola los medios de comunicación social
E)

Que hay
esfuer?.OS en los que
es
indispensable el sacrificio
de la Adminisrración, como en el caso concretó de los impuestos so­
bre transmisiones parrirnoniales, derechos reales; que, en su actual
forma, son
causa, grave
de que no
se puedan conservar las dimen­
siones
vfables de las empresas.
F) Que una perspectiva no sólo
desconcenrradora sino
deseen-
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTR.INA DEL CAMPO?
tralizadom de los orga.o:ismos, así como la adopción de un papel me­
nos empresarial y más subsid¡a una posibilidad inmensa de abaratamiento en su funi:ión respecto
al campo y, a la vez, paradójicamente, de simplificación, porque las
ptoporcionales autonomías de las org.uiizadones campesinas pueden
asumir por su cuenta buena parte de las funciones ahora acumuladas
en
la Administración,
y Con mayor eficacia, por estar cerca del pro­
blen,a.
G)

Que
la formación de una rama de la Administración espe­
cífica para el campo, con moldes propios en
todos los aspectos de
la "polis" campesina, es
indispensable para la cladfücación de los
problemas del campo entero.
H) Que la
subsidatiedad en la actuación

de los
poderes públi­
cos

es en el campo
de mruyor trascendencia

que en la ciudad,
permi­
tiendo luego unos esquemas u organigramas en los que el Estado ad­
quiera un papel
superior de
coordinador, de
iospector, de insrancia
superior,

de complementar
Jo que el campo no pueda alcamar por sí
solo, con
evidente solidificación

de
todos los sistemas y su abarata­
miento.
Eo esto la China comunista da ciertos ejemplos de sensatez.
I) Que es
necew:io permitir
y
fomentar un cierto foralismo,
moderno
y actualizado, para simplificar toda la [egislación general,
dejando
a
las legislaciones locales los. problemas locales y diversifi­
cados
.. Que

los criterios
uniformistas demasi,¡do han demostrado

su
impotencia.
J) Que una cultura propiamente campesina es un factor de
equilibrio
dentro de

la nación, en
la que el peso actual de 1as grandes
ciudades
amenaza con

graves consecuencias
futuras.
K)

Que
el Estado, responsable a lo largo de siglos de la mayoría
de
las amputaciones
de órganos naturales,
todavía con la legislación
vigente

los imposibilita en gran
manera, y que es ptecisamente el
Estado qui.en, en interés propio, necesita fomentar que reaparezcan
951
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.11 GIL MORENO DE MORA
verdaderos órganos natur.lJ.es, variados y fuertemente representativos,
suprimiendo gradualmente las prótesis ortopédicas, de origen ad­
ministrativo,
que

se colocaron
en el Jugar de dichos órganos natur.lJ.es.
L) Que el proteccionismo a las materfas primas nacionales es,
en sí mismo, un ahorro de di\l"isas, aunque en ciertos casos pudieran
resultar más caras interiormente que las materias primas ofrecidas
frecuentemente

en
dumping por el nttanjero. Qne este proteccio­
nismo es origen de la seguridad de la !Producción y que debe princi­
palmente jugar sobre los

aranceles de
aduanas.
M)

Qne se
puede y debe fomentar una dispersión de parte de
las
concentraciones industtiales y
comerciales sobte el territorio, para
producir un mayor . equilibtio, favoreciendo también la proliferación
de pequeños núcleos

de población de mucho
menor gasto social que
el de
las gtandes

ciudades.
N) Qne el
intervencionismo, como tendencia, carga al Estado
de

funciones prácticamente empresariales en
las que será siempre
mal empresario, por tener que dejarlas en manos de funciona.ríos
no af.ectados por las vicisitudes de la empresa. Que la intervención
estatal
debe
set la mínima posfüle, con gtan prudencia hacia las
leyes
natur.lJ.es, sociales y económicas.
O) Que la actual
desetti:zación y envejecimiento de la población
es

un
peligto gravísimo

que
púede dejar al =po sin elemento hu­
mano, imprescioclible. Qne sólo una política oficial, que dé seguri­
dad
y garantías de futuro al CBmpo, puede evitalr la consumación del
proceso
fata,!_ Qne

debe dar al
crunpo garantía de su protagonismo
en ras decisiones que le atañen.
P)

Qne en el campo es fundamental
revalori:tar la familfa y
la casa por todos los medios.
Q) Que
la formación del campesino, frecuentemente se ha re­
trasado, no por que él no quiera, sino porque no puede acceder a
los niveles técnicos necesarios · con una garantía de

futuro.
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
LA ACCIÓN HACIA EL INTEWOR
La acción haciru adentro del sector es imprescindible para qne las
acciones hacia el exterior del sector sean apoyadas por gentes válidas
y sabedoras de lo que quieren. El ,misíno sector campesino ha per­
dido parte de sus orientaciones y conocimientos tradicionales debido
al fuerte deslumbramiento que ,por todos los medios de comunica­
ción

audio-visuales se
ha efectuado en generad.
A) La primera acción necesru,ia es la de dar al campesino el
conocimiento de
la doctrina que le es propia, con sus ra,.onamíentos.
Acción de
confecencias, impresos, intervenciones televisivas, etc.,
divulgando la doctrina.
B) Mediante estos
medios, concienciar a las gentes del campo
de

su propia
importancia y de su propia fuerza, "restaurando" su
espíritu desde

dentro; dar
claramente el
sentido de su originalidad
de
la que no deben avergonzarse, demostrar cómo la civilización
campesina
es madre de las grandes civilizaciones.
C) Vol= a alzar el concepto de casa"'P"ttia, vi"'1 pam que no
oaiga toda la empresa campesina en una visión pununenre materia­
lista,
económica, que
es su
ruina por antiesencial.
D) Suscitar
líderes, mostrarles la gca:nde7Jl> de la empresa y la
importancia para el porvenir de la nación, darles herramientas para
su

combate, suscitar apoyos políticos
par,a llevarlos a las
Corees.
E) Desarrollar una
fuerce doctrina de cuerpos intermedios ha­
ciendo ver al campesino que, incorporándose a estos órganos natu­
rales,
que se

deben suscitar en cada
luga:r, asociaciones profesiona­
les, municipales, de

padres de escolares, de
afectados por problemas
sanitarios de deportes, aficiones,
culturales, intelectuales, jurídicas,
etc.,
mediante uu
espíritu foralista

que en cada
iug:ar encuentre la
forma idónea y ·propia asumiendo sus deberes-derechos que no se
Fundaci\363n Speiro

]OSE M-" GIL MORENO DE MOI{A,,
han de abdicar ,en manos de la Administración, es como podrá rener
no

sólo los colegios
y rnédioos que necesite, y el ayuntamiento que
le
convenga, sino

un verdadero peso específico frente al resto de la
Nación y el Estado.
F)

Dar conciencia de
protagonismo, decir bien claro que

no
puede
esperar a

que
otros sectores le resuelvan los probl!,mas a

su
gusto y que su abstención pone en peligro todo su futuro; lograr que
tienda
a constituirse en
verdadero grupo homogéneo de presión,
tanto política, como social y económica o cultural. O sea: grito de
movilización. Los campesinos han de deddüc, según sus usos y cos­
tumbres, la forma que han de t~ sus gremios y cooperativas, sus
municipios
y
co~po
de ser
origen de sus propias leyes
locales.
G)
Despertar un

sentido, ético del justo
precio, que
hoy está
deteriorado por
el ejemplo inmoral que

han dado los
inrermediarios
especrrlando sobre
los producros. No se trata de "!'lastar y someter
al resto de
la nación, sino de obtener una justa remuneración al ca­
pital y al trata de eliminar los intiermediarios, sino de cortar sus abusos y for­
zarles a

contentarse con el justo
precio de

sus
servicios, pa,a que

los
productos no lleguen
al consumidor con alzas desproporcionadas.
Idea clara de

que, teniendo
cada cual su función, sólo emprenderán
las cooperativas, las industrializaciones y comercializaciones de sus
productos H) Dar una

conciencia
clara del papel del cooperativismo, que
no debe
invadüc la casa, sino

complementarla. Un cooperativismo
que
ha de nacer de pequeños grupos y huir del gigantismo, porque
en las
organi.2iaciones cooperativas

demasiado grandes
forzosamente
el

control
es:capa,á de las manos de los campesinos pa,a caer en ma­
nos de unos funcionarios más o menos bien intencionados.
s;n embargo el cooperativismo y sus derivaciones es el medio
de constituir un frente económico,

que, en
consecuencia, se integrará
en el grupo económico de presión de las actividades del secror pri-
954
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRJNA DEL CAMPO?
mario .. Si el cooperativismo está bien llevado y no sufre injerencias
políticas o administrativas, es también un hedio ele derecho natural,
como
cuerpo
intermedio perfectamente licito y necesario. Pero en
ciertos

casos
hllhrá de

despojarse de
cierws sentimentafumos que
le
hacen perder

el
bu:ácter de

medio al
servicio del
suyo propio
(la
casa de cada socio) y lo pueden convertir en fin, con lo que deja de
tener verdadero sentido, en perjuicio de SU$ auténticos fines.
El cooperativismo merece un cuerpo de doctrina específico que
no se acomete
aquí, pero que se desarrollará aparte. En

esto, como
en toda

la
doctrina del campo, es
sumamente
necesario que se· pres­
cinda de las ideologlas políticas en cutso ya que éstas, hijas todas
de la grrui ciudad, sólo se ocupi!!án de las O'.l<>pe!ativas, como del
resto del
campo, con la única meta de obtener sus votos. Es absurdo
pensar
que

se pueda
concebir una cooperativa ele derechas o de iz­
quierdas y, si esto sucede, la división del campo en facciones será
un. de las mayores causas de su destrucción.
I) Hay que
dar clara conciencia

de
que la forma de corporación
profesional campesina más
apropiada siempre seguirá en afgo esencial
!os

principios que
fueron clásicos

en las cofradías, hermandades y gre­
mios
clásicos, la homogeneidad de sus componentes, la libertad de su
asociación, la amplitud de facultades frente

a los problemas de con­
trol de calidad, organización de aprendizaje y de la profesión, segu­
rid.d social y participación en la vida social y púMka. También, en
lugar aparte, se

habrá de
cla,r una doetrina de !las corporacione; pro­
fesionales del campo, y la misma observación, frente a las ideollogías,
que hemos
hecho tratando de las cooperativas, es aquí vál,ida. Pién­
sese
que, precisamente, para mucltas de dichas ideologías políticas
la gremialidad es un obstáculo, y si intentan :formar asociaciones
campesinas
será también

con
la idea de debilitar a la representación
del

campo
ante 1os intereses de masas ciudadanas,

que estas ideolo­
gías tienen en
~ m gremialismo se basa en el sufragio de los com­
perentes sobre

materia
de su competencia y esto excluye
a
1os demás,
por lo que resulta iru:onveniente para los grupos políticos, que pre­
tenden
nud~ todas las organi2laciones.
955
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
J) Principio de subsidiarú,dad Hay que concienciar a los oom­
bres del campo de que no deben esperar del Estado más que una
acción
subsidiru;ia; y que reclamar de él rodas las soluciones, es ab­
dicair en sus ma,nos de todos los debe,;es y doremos propios, La
correción de 1a :intervención del Estado y la .Administración en los
asuntos del campo depende del grado de responsabilidad que asu­
man sus oombres, que nada pueden reclamru: si no la asumen.
K) La cécnka. Es de desear que los campes:inos adquieran el
mayor ni,.el técnioo necesario y en esto se ha de hacer un gran es­
fuerro; pero, además, los equipos técnicos de que pueda disponer el
Ministerio o que vengan. al campo desde fuera, deben limitarse a
su
pa,pel, no :interviniendo ditectamente en las d sorando; no accediendo al papel de tecnócratas ron mando político y
social, sino concretándose a su materia técnica. Se lies debe exigir que
empleen

un
lenguaje intelegible para todos y recba1.air las termino­
logías especiales. Esto es válido tanto pata :ingenieros corno juristas
o mnnicipalistas y políticos. Se debe poner la ,técnica al servicio de
los hombres
del secror y no al revés. No se les dlebe oonfiar el mando
de nuestras redes y organizaciones. Todo su .. esoramiento, que por
su
fonnación profesional es general, debe qued:ar matizado luego
por la e"Pefiencia de

los
hombres de cada· lugar.
L)

lll campo
ha de ser origen de un nuero foralismo, consis­
tente
en que
para nuestras necesidades locales, comarcales, provin­
cia1es
y regionales, se han de abrit paso a unas ley,,,; loOJiles, proce­
dentes de las costumbres que la necesidad impoo,; y en cada nivel,
capaces de hacer adecuado al caso ronoreto un espíritu general de
ley muy sencillo. Con ello, la libertad y 1a justicia no se cubre al
nivel de lo abstracto, sino que· se precisa en fo ooncreto, en liber­
tades, derechos,

deberes
concretos· y en actos concretos de justicia.
Él campo necesita un fora1ismo que

no
sea sitnple copia

de los an­
tiguos fueros,
apropiados en su riempo, de los

que
algunas ideas
romo-las referentes a ciertas leyes sucesorias, encaminadas a la con·
serwci&i de las unidades viables de cultivo, deben ser estudiadas y
pueden ser de nuevo adoptadas, pero siempre con una visión acrual
956
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO!
de los problemas y sus soluciones, influyendo los usos y costumbres
de
hoy.
M) El campo ha de tomar en su mano la iniciativa de recupe­
rar

juzgados,
clínicas, escuelas y muchos otros servicios perdidos,
resolviendo

adecuadamente los
problemas de los núcleos de pobla­
ción
por pequeños que fueren, de modo que la solución no ayude a
destruir esos núcloos, sino que los revitalice. Debe aspirar a que
las aldeas y casar(os sean dotados de los modemos servicios de elec­
tricidad,
teléfono, y otros necesarios para un nivel de· vida correcto
en el tiempo aaua1, en 1a Ol;'tt!eZa de que cuanto más cerca viva el
campesino del punto en que trabaja, mejor resultado dará para el
campo, contrariamente a !ns 1Jenderwias roloctivfaadotas y concetra­
cionistas que ya· han demostrado

sus
fracasos.
N) El campesino es quien ha de de que siente y conooe profundamente por razones históricas y natuJta­
les. La revitalización de fas comarcas como reslidades económicas,
políticas y sociales es necesaria para qll!e se formen lll5 pirámides
sociales y políticas con los suficientes niveles. Esto permite que en
cada nivel las asaml>kas deliberantes sean ~educidas y que los· que
las compongan se conozcan bien entre sí. Pot ejemplo: una asamblea
local que
elige sus representantes, ent!rará por medio de ellos en una
asamblea
coman:al que no será excesiva, ya que noítmallmente de diez

veinte

localidades la
integtarán, y, consecuentemente, en el nivel
provincial, los representantes de las comarcas tampoco formarán
una asam!Jlea rumulruaria, por lo que será posible el dill.ogQ y el
mutuo conocimiento profundo de sus miembros. Algo similar debe
sucedet con los municipios,
tanto para elección de

diputados pro­
vinciales
,¡ para la definición de los distritos electorales, en su día,
de
cara al Congreso y al Senado, como para un sinfín de escalas or­
gánicas en

las que,
desde hace mucho tiempo, la falta del calor
oomarcaJ innennedio produce a nivel provincial asambleas multitu­
dinarias.
O) Los centralismos son perjudkiales al 'Catnpo, tanto cuando
957
Fundaci\363n Speiro

]OSI¡ JIU GIL MORENO DE MORA
son estatales, CO!llO si son regionales, peligru que se avecina por el
peso de
ciudades como Baroelona, Sevilla, Za:ragom, Bilbao y contra
el cual sólo existe la posibilidad de deslindar las organizaciones
=pesinas
de las ciudadanas. Los campesinos han de luchar para
evitar esa absorción
del gasto pú:blico y

de los presupuestos, que los
diversos centralismos

llevan siempre a
cabo .
. P)

El
campo Ita de

adquirir un
espÍ!ritu de solid,u,idad en. busca
de la unión que le proporcionará fufrza. Pero esa unión no debe
ser

en manera
alguna la integración en
una
masa o:lll
número
se
debe alcamar a través de sucesivas uniooes o asociaciones de gru·
pos, peqúeños en su base, ruyo portavoz se unirá con los otros más
próximos a diiferentes niveles hasta alcanzar una unión naciorutl del
campo. Lo idóneo serla que ya antes del nivel local se formasen gru·
pos de vecinos, de cultivadores, de oficias, de familias, entre cuyos
miembros
haya afinidad,
para
que ya al nivci local las asambleas no
incluyesen
necesariamente a todos los habitantes presentes sino a los
representantes de los
pequeños grupos, que se reuniesen en el nivel
loca!, y del mismo modo luego en el romarotl, después en el provdn·
cia!, [uego en el regional, y, acaso, en cierros a,:sos en un nivel de
cuenca natura!, como

lo puede
ser el Valle del Ebro, o Levante,
antes
de llegar al nivel nacional Las asambleas reducidas, donde los
miembros se conocen bien, suekn dar lugar a un mejor entendimien­
to,
en virtud del cual, como fruto de un diálogo verdaderamente po·
sible, suele concluirse adoptando las declsiooes por unanimidad des­
pués
de la discusión.
Q) Todo

el
sector primario 'ha de lograr que
la
decisión de
sus

precios no
quede integralmente en manos de sectores ajenos CO·
mó a,m,re en -la actualidad, pues no es lógico que los pescadores de­
pendan del Minisnerio de O>metdo, siendo como son una rama del
sector primario, ni

que
su calificación · dentró de

la
~ina sea
en
la
Marina Mercante. De'! mismo tnodo es totalmente ilógico que en
la Junta Nacional de Precios Agrarios intervengan los Ministerios
de Industria,
0,mercio, Trabajo,
Turismo,
el de Hacienda, con peso
droisorio el de Agricultura, e.ti · ínfima minoría, · y los representantes
958
Fundaci\363n Speiro

¿POR QUE UNA DOCTRINA DEL CAMPO?
del sector afectado, prácticamente sin voz ni voto. Algo similar sucede
en el FORP
A. Este es uno de los frentes donde el combate será
más dw:o ya que es donde se integran más intereses creados, comen­
zando por los del Mimsterio de Hacienda, que lógicamente tiene
más
interés en
la
mullllplicación de los intermedwios que

le
resul­
tan

buenos
recaudadores, que en la buena marcha de la ¡,rodua:ión
de materia prima, donde su recaudación es más limitada. Quizás este
frente
sea decisivo en

el
m,pecto de posibiliw: ia sector primario o su ruina, romo hasta ahora.
R) Con lo enunciado anteriormente resulta evidente que hay
todo un t!rllbajo municipaliota muy importante que se debe desa­
rrollar.

Por
desgracia, los moldes del mllllicipio rural han sido los
mismos en su esencia que los del municipio ciudadano, que no son
adecuados. Munioipios de 50.000 'habitantes ;pata ahajo se diversi­
fican
ampliamente, hasta aquellos que no son más que unos caseríos
disperoos en un valle del Ndtte y ouyo l!yuntami.ento es un edificio
en un cruce de carreteras. Necesitan un tratamiento especial. que
siempre
ha sido negado por la escuela de .Adminism-ación local, cuya
más brillantie idea hace pocos años giró akededor de una desapari­
ción pura
y simple de los pequeiios municipios, concentrándolos por
la fuerza a las órdenes de un alcalde-gerente de escaWón, idea que
por
suerte no llegó a cuaja< totalmente. El principio· de que el al­
calde debía ser persona de confianza del Estado,. opuesto pues al
principio de que el alcalde iba de ser el representante genuino del
municipio, o sea de sus representados,
ha producido largos años de
nombramientos a dedo por los Gobernadores civiles
provincWes (º),
conel fruto d~ la descarnación del pueblo en sus más inmediatos
representantes. Toda una verdadera doettina municipalista del cam·
po es necesaria, y aquí tampoco cabe, necesitando las aportaciones
(*) Cuando el autó.t de:estas líneas escribía esto, aún no bahía s_ido pro­
clamada. la Constitución de ,1978, .En ·1~ .a.<;tualidad, como tocb¡. sa~emos, el
noml;,ra.miento del cuerpo mµnic;ipal. no se hace «a da!o» por e~ gobem~or o
el
Jefe
del Estado, sino por el «dedo» de los partidos políticos; a no ser que
1~ verdadenuÍiente independientes logren ·triunfar. Lo cuaÍ · ·cotÍlleva · igual
cOnsecuenda, ·en
aquel caso; del abandonó 1le lós iriteresés Oe 'lós representados,
959
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.• GIL MORliNO DE MORA
de verdaderos experros que maticen bien 'los problemas, como el
del secretario, hoy a menudo carga insostenible, el de la redacción de
presupuestos
verdaderamente ininteligible hasta para especialistas, el
de los sistemas de los créditos d,e Administración local hoy vÍllC1l·
lados a una sola entidad, etc.
S) · Es de tener en cuenta que la actua1 Lciy del Suelo -emanada
de esferas donde pattelistas y especuladores, que mueven grandes
masas de dinero, han tenido poderosa intervención-----, em::ierm mu­
chos peligros para el campo que ya, a causa de ella, ha visto las
zonas ,místicas asoladas. La ingente necesidad de divisas, que tiene
la
nación, mueve frecuentemente a olvidar otros conceptos ante
la
posibilidad de obtener tales divisas
mediante el

recurso fácil, aun­
que inseguro, del rurismo. Además, una nueva especuJación, des­
pués de la del suelo en las grandes ciudades en el momento· de la
emigración
campesina, viene ahora a

presentarse con el ansia de
lugares de

veraneo
para los ciudadanos hartos de su ciudad inhós­
pita,
y ya ap<1tecen en el horizonte las especula.ciones para construir
las
ciud..des-donnitorios donde muchos de
los que trabajan en la
cindad vivirán fuera de las horas de trabajo según los moldes co­
rrientes en EEUU. Los campesinos deben
levantar su atención hacia
estas
leyes

que un
dfa, y sin intervención de ellos, que son los más
af.ectados, podrían desposeerles bruscamente en

favor de cualquier
especulación. También esta es una materia clooae el campesino ne­
cesita el asesoramiento de especialistas.
T)

En el
plano universitario la

historia nos muestra
Univer­
sidstles
de gmn traseendencia en lugares tan ¡,oro ciudadanos como
Afcal~ o Cervera. La actual su,perconcentración de tod,is las faculta­
des en mayores núcleos urbanos
con la

secuela de problemas que
esm
produciendo, aleja la Universidad del campo, de tal manera que se
puede
decir que éste carece de

Universidades
propias. Un
campo
coherente debe ,pensar en

fundar
Universidades su~, como

los
gre­
mios

de Barcelona fueron
capa= de fundar

una
segunda Univer­
sidad

en la Edad Media. Toda una
secuela de
mutua
influencia del
oampo sobre la Universidad, y viceversa, con WI resultado clásiro de
960
Fundaci\363n Speiro

¿POR. QUE UNA DOCTR.JNA DP.L CAMPO?
cultura y equilibrio está en juego en ello, y el Estado, que tiene ahora
en los
brazos un gigantesco problema

por esta
causa, debiera
ser par­
te interesada en posibilitarlo.
U) Un facror hoy despreciado, por
el exceso de economismo
actual, es el de la belleza y dignidad de los núcleos de viviendas y de
las casas. Un utilitarismo puramente materialista ha ocultado o eclip­ sado otro utilitarismo, que todos los
pudblos grandes han tenido en
mucho, el

utilitarismo que para la vida humana representa un en­
tomo
ry una vivienda donde no se excluya la belleza y el arte que
hace de
ella una vivencia humana. Bl Valle de Bohf ron su absoluta
carencia
de un núcleo importante de población y sus obras de arte
románicas es

un
ejemplo de lo que todavía se percibe en
miles de
puntos
de nuestro

viejo
campo. Los campesinos deben hacer un es­
fuerz.o importante para lograr que nuestra época no marque su en­
torno
con Ja f.ealdad emanada de !.os suburbios urbanos. Esto se
une

al
problema de la especulación del welo.
V)

Punto
vital para el porvenir del campo es la legislación
sobre las
transformaciones patrimoniales y mury especialmente la re­
ferenne
a

los derechos reales
y formas de herencia a la muerr,e del
titular de una casa campesina. También las capitulaciones matrimo­
niales
y la preparación del hijo o hijos, que Iban de continuar en la
casa, son decisivos. Esta IIDllteria, que ocupó enorme parte de los de­
rechos forales y consuetudinarios, es de wma urg,encia sea de nuevo
acometida con ideas claras que, por encima del interés recaudatorio
del Ministerio de Hacienda, atiendan los intereses del patrimonio
de
la nación. Por desgracia, la _actual legislación es una primerísima
causa de

parcelación de
las haciendas, dado el sentido igualitarista
de las particiones de herencias,
lo cual produce, al cabo de escasas
generaciones, minifundios inviables,
que luego
exigen
costosos gastos
por

parte del Estado para concenttaciones
parcelarias, siempre
difíci­
les.
Aquellas divisiones

equivalen a partir en
pedaws una
bombilla
entre varios hijos, ninguno de
loo cuales

puede entonces alumbrarse.
En este terreno la sabidurla de nuestros pueblos ya se .manifestó en
sus
leyes foraies en Jas cuales se enruentran más de una solución,
961
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.• GIL MORJ'.NO DE MOM
rodas ellas muy lejanas del disparate o de la injusticia. Una rev_isión
de estas legislaciones, ron una

puesta
al día mroiante, por ejemplo,
los posibilidad.es que ofrecen los sist=s de seguros de estudios,
la especialización ronvenida, etc., debe ha=se urgentemente. Los
conceptos de la tributación por derechos ~eales deben ser reajus­
tados
a

una realidad
actual, previendo los

dlfetentes casos posi­
bles, según la
libertad de testar, que no puede ser: totamente coar­
tada, pero sí enfocada a la conse,:vación y. formación de unidad.es
viables

en todos
los casos, ya qu.e la casa necesita un soporte material
que sea suficiente.

Esta es matetia
ciettamente dífícll en la que
también han d,e inren,elliÍ! especialistas de derecho sucesorio, pero
que han de estar en relación con campesinos CO!lllcientes, capaces
de
manifestar los aspectos reales del problema. En cambio, no
deben
operar en

esta
matetia, como ahora parece que

quieren
ha­
cerlo, los "economistas" y puros técnicos que, deshumanizando la
cuestión,
porque no pueden vivirla, amenazan con promover leyes
rodavía peores que las

que
existen. Y, mudio menos
es
solución
uoa sociali:raci6n, porque en . ésta, idefectiblemente, el mando .que­
dará en manos de funcionarios más deshumanizados todavía, y,
por el camino de una rolectivJ:ración forzosa, llegarán a [os resul­
tados de los kol¡oze o ,011j,,z•s, sin posibilidad de escapatoria, de
cuya
eficacia
hay . o,bundantes datos para que nadie los desee en
España. 0m · ello el campesino saldría de lo malo para aloamar lo
peor,
la
. esclavitud

sin apelación
b>jo el :Estado-Duelío.
111
PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
Una asociación del campo entert;t
Los primeros en hablar de· esto fuimos los agricultores, porque
sabemos
que el campo no· es sólo agricultura, y que los · problemas
se

influyen mutuamente.
Muchos agricúltores han desertado porque
no tenían escuelas para sus hijos, por problémás sanitarios o porque
la

vida en los pueblos
y caseríos es deficiente, casi vergonwsa.
962
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DBL CAMPO
Por esto, proclomamos que soluciones sólo agrarias no resuelven
el problema y
quei,emOiS que
todos nuestros vecinos
rurales de otras
a«ividades
sean

considerados
en una
asociación del
aunpo entero,
donde

además de todas las
pro'fesiones rurales y de todos los pro­
blemas municipales,

jurídicos, sanitarios,
culturales, ere., se

contem­
p1en
y lleven a las Cortes las necesidades rotales '/ la importancia de es­
te
soomt que engloba, por lo menos, a casi rodas las poblaciones de
hasta cicuenta mil habitantes.
Queremos

una
asociación o partido político

que
pam respetar las
características de dispersión, variedad y arraigo que son propias de
nuestro género

de vida, se monte desde
ah,¡jo y confede1-ativ"11Zente,
respetando la personalidad y la autonomía de las partes y grupos,
como de las
"casas" y personas. Queremos que en cada lugar los
grupos sociales

se
organicen ellos

mismos a
la maneta que sea más
adecuada " sus

necesidades
· y rosturnbres, sin
uniformismo,
pan
todas las facetas de acción (como las coopetativas) y de represen­
tación
(gremios o hermandades o
corporaciones).
QueremOiS con
ello obtene,: un protagonismo que hasta ahora no nos ha sido posi­
ble
y que nuestros mandatarios, elegidos por nosotros, se atengan
a los

intereses y mandato del
sector que

los
elige.
No interfe,:iremos en que. los miembros de esta confedetación
pertenezcan

a los
partidos políticos que

sean de su mayor
agrado,
pero, en la actividad de esta oonfed.exación, solamente se seguirá la
dootrina propia,

desligada de todas
las idedlogías y partidos.
Cuando algún partido tienda a
la misma
dirección
que es la
nuestra, oooperaremos sin ataduras porque que,:emOiS una indepen­
dencia oompleta dentro de la oonvivencia.
Sostenemos que, siendo parte
'importantísima de la nación, el
sector
rural tiene parte de

su finalidad en sí
mismo y debe ser valo­
rado y apreciado más allá de la función de "satisfacer la demanda
de productos agrarios de
la sociedad española". Reivindicamos el
ser parte
de

dicha
sociedad.
Que,:emos, pues, constituirnos como parte dialogante frente a h
Administración y al resto de la sociedad.
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
Una docuina del campo
Tenemos una doctrina propia del mundo rural. Todas las ideo­
logías
y partidos actuales provienen de ambientes ciudadanos, capi­
.t:aJistas u obreristas de los suburbios industriales y no no, sirven.
Por eso es necesaria qna doctrina propia, ya que nuestro estilo, nues­
tro modo natural y nuestros con<:eptos de vida son .rodicalmente di­
ferentes, y aquellos conceptos que nuestro mundo rural no los tiene
en cuenta es porque son inapropiados
para él.
Hemos reflexionado buscando las

causas profundas
por las que
nuestra sociedad rural
ha de ser diferente, y hemos deducido cuáles
han de set los moldes propios del campo. Hemos déseebado las lu­
cubraciones y
nos atenemos al· simple sentido común, a las leyes
naturales,
y al derecho natur~l que de éstos sale.
¿Qué es el campo?
Es, no sólo esa inmensa parte del territorio y las actividades
que en él se desarrollan
fuera de las grandes ciudades, es, también,
todo el mundo rural en un concepto de "polis".
Es una inmensa
parte de

la
poblaciÓIJ, española diversíficada en mudbas actividades
y es también, por ley natural, el ámbito de la mayor parte del "sector
primario" o sea, et sector productot de materias primas.
Por esto nó sólo es un sector de trabajo, sino una civilización y
una cultura específica, base de toda otra civilización y cultura.
Por
todo ello, con palabras de Félix Pastor Ridruejo, "es donde
residen las mayores
esperanzas de
un nuevo humanismo".
¿ Cómo es el c1tmpo?
1.° Contacto con la natur4eza. Todo t!l mundo rural está for­
zado a un continuo e intenso contactd. con fa na.rumleza, aun -cl
m.estro, el médico o el obrero de industria rural que rara vez deja
964
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
de tener .su huerto o su casa propia. De esto deriva una tendencia al
sentido
común
y a la evidencia de la realidad.
2.
0 D/Jpersi6n. Los hombtes del campo hemos de cubrir su te·
rtitotio y no podemos concenttarnos en ciudades. Formarnos por ello
núcleos de

población de todos los tamaños, desde el
"mas" o caserío,
hasta
ciertas ciudades

como Huesca
y tantas más que son esencial­
mente
rurales, pasando por los pueblos, wllas, cabeceras de comar­
cas,
etc. Necesitamos y queremos vivir así.
3.º V arledad. No podelllOS tender a un modelo único como su·
cede con las grandes
ciudades; tenemos variedad

de tierras, micro­
climas, materiales, circunstancias, causas históricas y étnicas que dan
a nuestras comunidades caracteres que las diferencian mudio entr~
sí. No valen cri pecto del campo.
4.º Amdgo. Los ciclos son latgos, la evolución exige tiempo, y,
por ello, hemos de permanecer durahte generaciones. Tenernos raíces.
Los sistemas de ttasiego permanente son opuesros a la esencia del
campo.
5.º Limitad6n. El .territotio no es elástico, las producciones no
son ilimitadas. Hemos de ttabajar con lo que tenernos,
sacándole el
máximo pattido y no podemos crecer por pisos sino extendiéndonos.
La sociedad rural
l.º La "casa". Es la base y primer ente social de la sociedad
rural y su sentimiento está vivo, significando estirpe, patrimonio y
a
la vez es familia y empresa, y primera pattia chica. Esto es lo que
permite soportar
duras situaciones económicas porque
se
lucha por
una casa y no sólo por una empresa. Es lo que cortesponde en cata·
lrui al "foc", hogat de los censos clásicos.
2.º Nos eanocemos. Porque nuestras comunidades son redu­
cidas, sabemos quién es quién y hasta sus abuelos. Nuesttas relacio-
965
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
nes son, por ello, más profundas y asentadas en Ja permanencia. Nues­
tras comunidades son naturales.
3.º Bscak,s· de 11tdo,e1, Tendemos a ordenar los valores entre sí,
tanto los espirituales, culturáles, patri6ticos, como los materiales,
económicos y de nivel de vida. Tendemos al equilibrio entre el es­
píritu
y el cuerpo. Ni somos angelistas ni materia1isras puros;
4.
0 Ideas concreta,, v"1ore, conorelrn, No nos atrae una !iberrsd
absmcra

sino "liberrsdes" concretas, derechos
concreros, deberes con­
creros,
y, por ello, valores concreros. El Vllior no son simples cifras
en cuentas contables bancarias sino que -tiene imagen de litros o
kilos de producro. Esto noo lleva a · buscar soluciones concretas en
cada
lugar
y circunstancias.
5.º
T,adidón dinámica. Nuestras cosas tienen causas y orígenes
anteriores. El progreso lo concebimos como evolución continuada
y
no como revolución con rupturas. Demasiado coot6 conseguir lo
logrado para echarlo por la borda en cualquier aventura. No somos
inmovilistas pero crecemos corno las plantas. Hemos de entregar
entero a las nuevas generaciones un patrimonio trabajosamente con­
seguido de experiencias, mejoras, y transformaciones.
6.0 Tiempo 'J e,paci-0. Disponemos de tiempo y espacio, pode­
mos pensar con serenidad. Dominamos el tiempo con ritos
y el es­
pacio
haciéndolo mansión. Nuestt.1 vida

tiene ritmos naturales
y H­
mit!eS
naturales.

Aprendemos a vivir, con
la naturaleza por maestra.
Nuestro contexto

es amplio y natural.
7.
0 La, élile, campesinar. Son naturales: el médico, el maestto,
el juez, el
alcalde, el

mejor agricultor o
att!eSano. Medirnos
a los
hombres por su capacidad
y pot sus hechos. Nos ordenamos· fácil­
mente a
nuestros Hderes. Quercinos af mejor

en el mando. Relacio­
namoo libertades y autoridades , concreras con capacidades concretas.
s.• O,ganos natural,e,, Desde la "casa", todas las agrupaciones
de

nuestra sociedad rural han
de ser órganoo auténticos, grupos
966
Fundaci\363n Speiro

PAM UN CATECISMO DEL CAMPO
coherentes de intereses y de objetivos. No pueden ser estructuras
impuestas

desde
arriba, sino que se han de formar naturalmente desde
abajo.
Nuestra sociedad, por
ello, no se puede otgani>ar arbittatia­
mente, .ya
nace otgaoizad• Diversidad de órganos y de organizacio­
nes a 9.º úu (;,r)Jtumb,es. Nuesttas costombres no son simples con­
vencionalismos, sino el fruto de las condiciones de vida. Son el me­
jor origen

de
n,uesttas leyes. Son la verdadera defensa de nuestra
personalidad y circonstancia. Con ellas materializamos nuesttas con­
vicciones.
¿ Qué quiere el campo?
Hay una voluntad de
base que es la de vivir dignamente en el
campo con
la actividad

que se profesa
y en un orden apropiado para
las necesidades campesinas. Comoquiera que en. el mundo rural la
actividad

agraria es una
realidad, sin la cual no hay . ruralidad,
la

buena o
mala marciia de esta actividad condiciona el porvenir del
mundo
rural. Su actual situación de catásttofe ha vaciado muchoo
pueblos, desterrando,
no

sólo a los agricultores, sino a
la juventud,
y a

todas
las demás

actividades.
La .sitoación actoal es de discrimi­
nación a un régimen colonial; supeditado al. resro de la nación. El
mundo
rural quiere:
l.º Acce,o a ¡,,,· Corte,. Es en la palestra nacional donde quiere
hacer
oír

su voz y
presentar su

voluntad. Queremos
dipÚtados, pro­
curadores DU.esttos para la d-efe~ de nuestros int,ereses, nuestra
sociedad rural y nuestta cultura.
2.º
Atenoi6n del fütado. Necesitamos que el Estado y el Go­
bierno se sensibilicen hacia· el problema y sean· conscientes de que
han de oír lo que hemos de decir para que. 'las soluciones sean acer­
tadas y duraderas. Ha de ser presionado para que cese la discrimi­
nación,

pues ésta tovo su origen en las medidas de la
Administración,
especialmente

en
las Comisarías del

Plan de Desarrollo.
967
Fundaci\363n Speiro

fO$E M.< GIL MORENO DE MOllA
3.0 Atención del rest residen los intereses creados más antagónicos al campo y los mono­
polios de
compras y de ventas que nos oprimen, h•y que dar con­
ciencia de que no sólo está en ¡uego la supervivencia nacional en
materias primas, sino de que -un Ollllpo económicamente fuerte es
un mercado por desarrollar, así como un sector social donde pueden
hallar abundante trabajo toda clase de Actividades, incluidas las in­
telectuales.
4~ Prot,.gonismo. No s61o en las decisiones que nos afectao y
que hoy están fuera de nuestro alcance, sino en la organización
de nuestras soluciones en tOdos los aspectos, desde · el sanitario, el de
la enseñanza, el municipal, hasta el jurídico, el profesional, el se­
dal, etc. Queremos que no se hagan reformas ru:rales sin nosotros,
ya sean las agrarias o las de la Administración local.
5.º Obtener justicia .. Todo lo anterior es para obtener just1oa.
Que se devuelva al
mund<> rural su dignidad, sus

medios de vida
y
su nivel de vida. Que se restaure lo destruido, restituya !o quitado,
que se asegure
un futuro sin bandazos. Tener la misma categoría de
stl.bdito nacional

que el resto.
6.
0 Ser él mismo. El mundo rural quiere ser él mismo, con sus
peculiaridades

vitales, porque está
. harto de ser lo

que los demás
quieren que sea. Consciente de que el campo es
España, quiere

dejar
de
ser "colonia" y simple entorno de la gran ciudad. Quiere aportar
a la
totalid.d de España su ser propio con t<>do el caudal de espe­
ranza que contiene, en

la
certeza de

que esta
aportación es
vital
para
España.
Los PROBLEMAS DEL CA!\11'O
Los problemas del mundo tura! se han de separar en dos clases:
problemas urgentes,
y problemas de largo alcance.
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
Problemas urgentes
1.
0 S#ooción. económica de la agricu/Jt,ua y gam,dería
Contra lo que se pueda pensar, la crisis agraria no responde a las
mismas causas que las crisis industriales. Son muchos los factores de
esta crisis, entre ellos destacan:
A) p,,,.,,lizd&ión oficial de los precias pagados al productor, de­
pendiendo directamente de

la voluntad administrativa.
B) Mo11bpolios de compras y de ventas al agricultor, con el
establecimiento de empresas estatales
y particulares sobre la exclu­
sivamente confiada en pocas manos y apoyada por la Administración.
Merece especial mención la integración
ganadera impuesta

por las
empresas piensos-mataderos.
C)
Multiplicación de mtermedútrios en la comercialización de
los productos
agrarios, también apoyada por la Administración que
ha hedho de ellos recaudadores de impuestos indirectos.
D) Ausen&i,, de justo precio sobre los servicios de los inter­
mediarios que pueden
efectuar especulrJDión, ptoduciendo un valor
añadido que no corresponde a servicios ptestados.
E)
Negocios de imptwtaúón también favorecidos por el Estado
y
presentados como

necesidad
para paliar la falta de producción
que
su propia

competencia
causa.
F) Aumento incontt"olado de los cos#>s que ha de pagar el agri­
cultor sin poder
defenderse y

sin
paralelismo en los ptecios de venta
del agriculror.
G) Encarecimiento in¡ustificado de la Seguridad Social con más
del 10% de gastos de administración y cuentas secretas, derivando
un servicio deficiente e inadaptado al campo.
969
Fundaci\363n Speiro

]OSE M.• GIL MORENO DE MORA
H) Estr#Cttwa.r smáicales en mafl(}S d• los ~, como
Jo
demuestran las

decisiones
emanadas de mUÓ106 sindicaros de

fru­
tos
y de ganadería.
1) lmuficiencia de créd#os y financiación con fórmulas poco
viwbles de crédito oficial.
J)
Exodo ht,m,,,w, fruto de la falta de rentabilidm y de la im­
posibilidm de pagar salarios equivalentes a los de la industria y el
comercio.
K) La Adulteración de los productos.
· Esros problemas más urgentes pueden atajarse con rápidas me­
didas de urgencia que,
sin ser
solución
definitiva, pueden contener
la hemorragia. Incluimos seguidamente las más ostensibles.
l.º Medidas más urgentes de contención de la hemorragi,a:
A) Revisión de la Junta o Comisión de Precios Agrarios, se­
parando·
de ella a los Ministerios de
Industria, Comercio y Turismo,
constituyéndola con solo
el de Agricultura y la representación agra­
ria en diálogo
con el Ministerio de Hacienda.
B) Entrega del
FORPPA y organiomos análogos a la represen­
tación agraria
con la única intervenci6n del Ministerio de Agricul­
tura en

nombre de la Administraci6n.
C) Rápida supresi6n de todas las exclusivas, de mercados cen­
trales, de derechos de descargas,
etc. Máxima facilitaci6n de la venta
directa por lo menos
del productor

al detallista.
· D)

Urgente ampliació11 del
estatuto de cooperación a

todas
las
posibilidooes que Je son precisas para la supresi6n de intermediarios.
970
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
E) Establecimiento de un serio control sobre las importacio­
nes

por comisiones campesinas.
F) Rendimiento público de las cuentaS de la Seguridad Social
y
simplificación de sus estructuras con soluciones cooperativas y mu,.
tualistas.
G) Montaje . de estructuras sindicales exclusivamente campesi­
nas y sectoriales.
H)

Nuevas líneas de
crédito oncial a través de las entidades
bancarias y cajas de ahorro, con dedicación de· los fondos públicos
disponibles sólo a subvencionar los intereses del crediro. Agilización
y procedimientos nuevos.
1) Entrega del control de la adulteración a la rep.resentación
agraria

con
el apoyo del Ministerio de Agricultura. Código alimen­
tario con máxima severidad para la adulteración de alimentos.
J) Plena aplicación de la seguridad social a los empresarios.
K) Legislación penal para las especulaciones sobre materias
alimenticias, cuando el valor
añadido supere
el justo
precio del ser­
vicio.
A) Estructuración rígidamente reglamentada, inadaptada a las
realidades municipales.
B) Falta de
aurofinanciación y auronomía municipal.
C) Complicación coptable del presupuesto. Unica posibilidad
de
crédiro en
el
Bana> de Administración Local
D)

Recorte de la autoridad, imposibilidad de elegir al
médico
o al maestro, normas restrictivas -en muchos aspectos.
971
Fundaci\363n Speiro

JOSB M.• GIL MORBNO DB MORA
E) Proble¡nas de secretario .en pueblos pequeños.
Aunque urgentes junto a
muchos más y que requieren la colabora­
ción de
especialistas en adminiscración local, podemos

anticipar al­
gu_nps criter_ios.
2.° Criterios-base para soluciones del Municipio
A) Una nueva Ley de Administración Local para el municipio
ruml en la que se ampHe grandemente su autonomía. y ésta sea un
objetivo por

conseguir con la doble ventaja de
descargar la finan­
ciación estatal y lograr que la contribución de los vecinos esté más
próxima a su aplicación. Papel inspector de cuentas del Estado.
B) Libertad para que el municipio se organice a su· modo, adap­
tando a
sus necesidades las escruoruras municipales oon amplio mar­
gen
_de auronoinía. Número

de
conc-ejales, número de

empleados,
atribuciones de
los consejales, recurso a empresas eSJ20Cializadas, etc.
C) .. Agilización del proceso de adjudicación de obras y posi­
bilidad de
acudir al crédito de entidades bancarias particulares, abre­
viación de

los
trámites. Elminación

de muchos centralismos para
re­
solver dentro de la comarca y la provincia segón fa dimensión de los
problemas.
D) Consejos
comarcales de 'municipios en régimen de

confedera­
ción comarcal que no permita la opresión de los
municipios pe­
quefios por los grandes.
E) Favorecer empresas y bienes comunales.
F)
Reformar la figura del secretario, hoy desproporcionada
para la dimensión de los pequeños municipos, posibilidad de que el
seccetario sirva a

varios municipios, posibilidad de objeción cor­
porativa.
G) Acción subsidiaria del Estado, de la Diputación regional,
972
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL 'CAMPO
de la Diputaeión provincial, de los Cóllsejos comarcales, siempre com­
plementando, nunca
invadiendo.
H)

Posibilidad de
una cierta
legislación interna en el municipio
1) Ampliación
de la autoridad de la corporación municipal en
problemas d-e enseñanza, maestros, sanitarios, médicos, etc.
3. 0 Problemas urgentes de la enseñanza_ y cultura técnica
El campo ha sido despojado de sus escuelas al concentrarlas en
núcleos
que favorecen la implantación de
mentalidad de éxodo en
los
niños 'Y los alejan de sus padres. Carece también de universida­
des
repartidas por las comarcas, escuelas profesionoles, etc. Lo más
urgente es q11e se haga revisión de la Ley de Educación en cuanto
al
mundo rur"1 se

refiere, restaurando las
escuelas rurales y

multi­
plicando facultades y escuelas profesionales adecuadas en cada co­
marca o
contexto. Intervención

de los campesinos
para unos p.la.nes
de

enseñanza
más apropiados a las realidades campesinas. Posibi­
lidad de
enseñanza media y superior. Centros de investigación p¡u:a
el

campo
y en el campo.
Dentro de
los problemas
urgentes no
introducimos los
proble­
mas de
otras profesiones no

agrarias
porque de JIIDJDelltO' no cono­
cen
tan agudos problemas.
Problemas de largo alcance
Queremos subrayar que en esre catecismo de la doctrina del
campo
no nos podemos extender,
ni podemos abarcar la rotalidad
de

los problemas
y de las soluciones. Tenemos una doctrina abierta
que irá admitiendo nuevos

enfoques
y escollos a medida que se pro­
duzcan. Los problemas de latgo alcance son en realidad los de mayor
importancia por
set las posibles verdaderas soluciones de rodo el
mundo
rurol, pero aquí sólo haremos un esboi.o aunque nos entre­
tengamos
algo más
en los
probletnas verdadenunente agrarios,

que
son los más agudos.
973
Fundaci\363n Speiro

/OSE M.• GIL MORENO DE MORA
l. 0 Agrarios:
A)· El problema de la tierra. Aunque existan Jocalizadamente
problemas

de
latifundios mal explotados (cada vez menos abun­
dantes) éstos son de fácil solución,
mientras que
el
problema de
los

minifundios es cada vez
más grave, produciendo empresas no
viables. El origen principal
,es la fiscalidad sobre transmisiones pa­
trimoniales y las leyes que regulan las herencias desde que se aban­
donaron los
sisremas varios trndicionalei (hereu, mayorazgos, eoc.),
que sin duda merecen perfeccionarse pero que encierran una sensatez
básica. Es preciso

que
juristas campesinos, en conjunción con

los
pro­
pietarios, estudien y enfoquen una legislación apropiada. Corno en
todo lo del campo, ésta deberá ser variada, adaptándose a las comar­
a,s y lugares. Hay que posibilitar que nuevos usos y costumbres pue­
dan
aparecer para originar un derecho de abajo hacia árriba. La
cooperación entre el capital y d trabajo también necesita urgenre
atención,
atrendamientos, censos, aparcerías y otras modalidades que
puedan
surgir como
consecuencia de

la
mecanizaoión.
B) El Ministerio de Agricaltura. Hoy recortado y disminuido
sin
apenas intetvención sobre la industrialización y comercialización
de los productos,
debe recuperar su acción sobre todo el ciclo eco­
nómieo de la agricultura y la gaimdería, excluyendo de ellos a los
Ministerios de
Comercio e Industria, so
pena de ser un organismo
inútil Acaso debiera
oer Ministerio del sector primario.
C) lnvestigaci6n, escuelt,, técnicas. Deben ser descentralizadas,
llevadas

a la
tierra, tanto a nivel de ingeniero como de doetor. En
los
centrOs de invesllÍgación debe existí,: control
de
la representación
agraria
pata influir en su orientación !Y pedir lo que se necesita.
D) Ciudddes-grdnero y cent,o de ~eser11a. Han de ser constitui­
das
como único medio

de
paliar la desigualdad de las cosechas, por
lo meno_s en 1os productos no perecederos y congelables. Deben estar
en manos de ,los productdres, aunque el Estado .tenga función inspec­
tora y coordinadora de las acciones. También cabe al •Estado una
974
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
inicial función subsidiaria para resolver la financiación y construc­
ción
de dichos centros.
E)
Cue,-,po de juristas agriJlrios que pueden ser también dedi­
cados. a los demás problemas jurídicos del mundo
rurai.
F) DefinicMn · de zonas agrícolas referidas a las zonas de mayor
productividad
para defenderlas de la implantación de centros indus­
triales, que

se
pueden situar sin dañar las zonas agrícolas prefereores,
evitando dalíos como los ocurridos en va:rias huertas españolas, des­
truidas por

polígonos industriales
y turísticos.
2.º Munro,pales:
A) Rest_,,ción comarcal. Juzgados, hospitales, centros univer­
sitarios etc., que se · necesitan en "cl mundo agrario, devueltos e ins~
taurados en las comarcas.
B) Equilibrio mduslf'ia/,. Medidas oportunas para que las Íll'
dustrias vayan hacia los pueblos, complementándolos y absorviendn
en cada
generación, la población excedente de la agriroltura sin de­
sarraigarla y en proximidad a su origen.
C)
DotacMn de infraestnlctu,ar. Vías de comunicación, telé­
fono,
electrificación, televisión, etc., lfacilitadas y modernizadas para
el mundo rural. Es inexplicable que todavía existan pueblos sin elec­
tricidad o alcantarillado.
Las infraestructuras son precisas para la
elevación del nivel de

vida
y el desarrollo sociai.
D) Acdones mancomunadas. Por· confederación de municipios
para acometer

empresas comunes (recogida de basuras,
funerarias,
etc,)
que

no
puedan acometer

por
sí los

pueblos
pequefios.
E)
Atracción de intelectudes, artistas, escritores, investigado­
res etc, que el mundo rural necesita y que pueden recibir sana in,
flueocia
de él, siendo además

ambiente propicio
para el
recogí-
975
Fundaci\363n Speiro

JOSB M_. GIL MORENO DE MORA
miento del trabajo intelectw>l. Formación de centros de intensa ac­
tividad
cultural irradiante.
F) Const#flCión de consejos locales. Los hombres de mayor sen­
satez
y preparación llamados a formar en cada lugar una especie de
senado asesor y colaborador del ayuntamiento. En ellos el médico, el
maestro, el párroco, los intelectuales y técnkos del iugar, los "me­
jores" ele cada profesión y activ.klad.
3.0 De todo tipo:
los barberos, herreros, carpinteros, mecánicos, albañiles, artesa'.
nos, profesiones liberales, etc, del mundo rural, y también los in­
dustriales, los
comerciantes, los tranSportistaS, etc., deben adquirir es­
ta conciencia de pertenecer a un mundo especifico al que les unen
los conceptos de la vida
y el contacto con la. naruraleza. Formación
de
ramas representativas y cooperativas o de todo otrO géneto para
estas actividades, de modo que sean específicarnenre rurales. y no
queden sumidas en la prepotencia de sus ,colegas ciudadanos, ha,
ciendo cuerpo con toda la comunidad campesina.
Hay un campo amplísimo que no abordamos ,mora, pues nuestro
pensamiento de origen agrario deja la puerta
abierta a
ello.
CoNCLUSIÓN
En estas breves páginas se ha ttatado de plantear una perspectiva
nueva por una realidad vital para el
futuro de España.
La nueva era económica ·de predominio de las materias primas y
crisis de la energía; las incógnitas del futuro del Mercado Común,
la
crisis económica
y
política interior
de
España, el déficit de la ba­
lanza de
pagos, nos ·hacen pensar, con motivo, que es de suma im­
portancia que el sector primario, recobte su importancia y su papel
en toda
plenitud.
Todo produeto de

materia
prima nacional, por caro que salga en
976
Fundaci\363n Speiro

PARA UN CATECISMO DEL CAMPO
las difíciles comparaciones oon ios precios muchas veces en d,nnp;ng
del exmmjero, son, por de pronto, ahorro de divisas y freno de infla­
ción. &ta inflación que tiene múltiples causas !ha de oontenerse por
diversos
canales, y su detención es imprescindible para asentar una
seguridad económica, el
valor de la moneda y el incentivo de la in­
versión
y el ahorro.
Queremos que el pensamiento del mundo campesino intervenga
ahora ·y sea un factor importante -en los momentos que attaviesa
&paña.
&te
catecismo

del campo no está cerrado, incluso
sólo está
cotoen>ado
y posiblemente muchos de sus detalles se ,habrán de
ampliar, corregir, perfeccionar.
Hemos abierto un

amplio
dossier del campo donde estudiamos
en detalle cada punto
y cada problema, Uamandn ~ colabarar a los es­
pecialistas.
Preferimos salir a la caUe, para lo que tenemos en esta forma
abierta,
que esperar indefinidamente a
tener mejor redacción
y me­
jores

estadios.
&ta es

una llamada
al campo para que se alce y viva.
&ta es

un grito de movilización.
&ta es

nuestra
esperanm de

futoro.
j QUE LOS CAMPESINOS SEAMOS RECTORES DB NUESTRO DESTINO!
977
Fundaci\363n Speiro